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En este caso estaríamos hablando de un ensayo literario en su más amplia acepción y podría
contener ensayos de otro tipo al que se les de forma literaria. Entendemos con esto que un
ensayo argumentativo podría ser también un ensayo literario si se cuida la forma en la que
se redacta. Incluso un ensayo científico podría ser literario, aunque no es lo más habitual, si
se cuida la forma en que es redactado.
Si definimos un ensayo literario haciendo referencia al tema que trata el ensayo, entonces
estaríamos ante el análisis de una obra de la literatura o de un periodo o estilo concreto de
la historia de la escritura.
En base a esto podríamos hacer un ensayo literario sobre “Don Quijote de la Mancha” o
cualquiera de los temas o personajes que componen la obra. También se puede hacer un
ensayo sobre Cervantes o incluso sobre la época o el estilo de la obra. El tema lo
escogeríamos y delimitaríamos antes de comenzar en función del objetivo del ensayo.
En resumen, este tipo de ensayo tanto puede hablar de literatura, como ser literatura de
calidad en si mismo. No son pocos los escritores que han publicado ensayos como parte de
su obra.
El ensayo termina con las conclusiones que hemos extraído haciendo un resumen con las
ideas fundamentales, las que queremos que se queden en la cabeza del lector.
– Figuras retóricas: Destinadas a darle una mayor belleza o intensidad al texto. Las figuras
retóricas son recursos literarios y gramaticales. Aquí podemos ver cuáles son las principales
figuras retóricas y ejemplos de su uso.
– Un buen ritmo: Un texto bien escrito debe de tener un buen ritmo, por momentos más
pausado para detenerse a explicar algo con detenimiento, y más ágil en otros, evitando las
reiteraciones y las explicaciones innecesarias que causan aburrimiento en el lector.