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Ejercicios Espirituales

Vida oculta
La obediencia en la vida de la Compañía de Jesús
1 Juan 1, 1-4
1. Método: Reglas de Discernimiento II [329, 330, 335 y 336]

La primera regla: “Propio es de Dios (…) dar verdadera alegría” [329]
Lucas 10, 21: “En aquel momento, Jesús, lleno de alegría por el Espíritu...”
La segunda regla: “Sólo es de Dios nuestro Señor dar consolación...” [330]
Romanos 5, 5: “Dios ha llenado con su amor nuestro corazón...”
La séptima regla: “En los que proceden de bien en mejor...” [335]
1 Reyes 19,12: “... después del fuego se oyó un sonido suave y delicado”
La octava regla: “Cuando la consolación es sin causa...” [336]
Marcos 13, 33: “(...) manténganse ustedes despiertos y vigilantes...”

2. Tema: Vida oculta


Vida oculta: La vida oculta de Jesús es un pozo insondable de riquezas del cual
podemos beber durante mucho tiempo. Allí podemos encontrar luces para nuestra vida
religiosa, particularmente para nuestra vida de obediencia, de pobreza, de castidad, y
también para nuestra vida comunitaria.

Jesús de Nazaret: Escándalo real para la religión de su pueblo, para el poder, para la
cultura, para la sabiduría de este mundo: «¿de Nazaret puede haber cosa buena?» (Jn 1,
46; cfr Jn 7, 40-52); «¿es que el Mesías va a venir de Galilea?»; «¿es que también tú eres
de Galilea [le replicaban a Nicodemo que lo defendía]?; estudia y verás que de Galilea no
surge ningún profeta». Galilea, Nazaret, lugares despreciables. Hijo de artesano, de un
hombre cualquiera que vive de su trabajo.
Jesús, sometido a todas las leyes de una vida de familia: La mayor parte de su vida
transcurre en Nazaret. Existencia normal, ordinaria, sujeto a la ley del trabajo. «Crecía»,
anota dos veces Lucas, es decir, aprendía a ser un hijo de hombre, “se humanizaba”.
Vivió plenamente su vida humana en la cotidianidad, inserto en medio de su pueblo;
conviviendo con sus aldeanos y conociendo experimentalmente sus necesidades, su
marginalidad, su anonimato, sus alegrías y esperanzas, sus tristezas y angustias. Aunque
existía con el mismo ser de Dios, «no se aferró a su igualdad con él, sino que renunció a
lo que era suyo y tomó naturaleza de siervo. Haciéndose como todos los hombres y
presentándose como un hombre cualquiera, se humilló a sí mismo…» (Flp 2, 8-9).
3. Puntos
Textos bíblicos:
1 Juan 1, 1-4: “(...) lo que hemos visto con nuestros propios ojos”
Mateo 2, 1-12: “Cuando los sabios vieron la estrella, se alegraron mucho”
Mateo 2, 13-14: “(...) y salió con ellos de noche camino de Egipto...”
Lucas 2, 39-40.51-52: “Y Jesús seguía creciendo en sabiduría y estatura...”
Preguntas y sugerencias:
A la luz de la lectura del decreto 4 de la CG 35ª., ¿qué relación hay entre la vida
oculta de Jesús y nuestra vida oculta?
¿La cotidianidad y la rutina son lugares donde encontramos a Dios?
¿Seguimos creciendo constantemente, como Jesús, hasta la altura de Dios?
Escribamos un texto recreando un día ordinario de la vida oculta de Jesús.
María, el Carpintero y el Niño
“Querida Virgen María:

Esta carta es para que me perdones todo lo que he escrito de Ti y del Niño y de San José, en este
libro. Toda la culpa la tienen los Evangelistas (y que ellos también me perdonen), por haber escrito
tan pocas cosas de tu vida. Nosotros hubiéramos querido saber muchas más cosas de Ti. Nos
hubiera gustado saber cómo vivían en Belén, en Egipto, en Nazaret, en Jerusalén; dónde tenían
puesto el arcón, la mesa y los tiestos con flores; qué distancia tenías que recorrer para ir al
lavadero, cuánto te costaba el litro de aceite y qué cena les diste a los Reyes Magos.

Hubiéremos querido saber mil y mil detalles de tu vida, cuantos más, mejor. A fuerza de verte
metida en las hornacinas de los altares, es fácil que nos olvidemos de que, en este mundo, viviste
veinticuatro horas al día como una mujer sencilla y encantadora, entre pucheros, escobas, vecinas,
barro, sol, cansancio, canciones, preocupaciones domésticas, tertulias y el abundante aserrín del
taller de José. Es estupendo que, siendo Madre de Dios, hayas vivido en este mundo una vida
como la nuestra. Es magnífico saber que eres una de nosotros. Por esto hemos meditado
imaginado miles de veces lo que harías o lo que dirías en ésta y en la otra ocasión de tu
maravillosa vida oculta.

Este libro es una de esas fantasías en la que te hemos imaginado a nuestra manera en aquellos
días de tu vida mortal que, por otra parte, fueron tan reales y, por eso mismo, tan maravillosos. Por
eso hemos redactado este apócrifo de tu vida. Un apócrifo al revés. Porque, los primitivos
apócrifos, llenaron los huecos evangélicos con milagrería y maravillosismo. Nosotros hemos
querido llenarlos con lo contrario: con humanismo. Con ese humanismo que es lo más amable y, a
la vez, lo más realmente maravilloso que procede del misterio de la Encarnación: Que el Verbo de
Dios se haya hecho carne y haya vivido entre nosotros. Y que Tú, la Madre de Dios, hayas vivido
también «como nosotros».

Gracias, Virgen María. Perdóname si he escrito alguna tontería; que sí las habré escrito, y
bastantes. A José, que me perdone (que sí me perdonará), si alguna vez le trato con demasiada
confianza. Tú, ya sé que me perdonas, y el Niño también. Mis respetuosos saludos a José y un
beso al Niño.
Pedro María Iraolagoitia

PEDRO MARÍA IRAOLAGOITIA, S.J.,


María, El Carpintero y el Niño, Mensajero, Bilbao, 1996, 7-8.

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De Epi-Fanía a Dia-fanía
"Nuestro hermano Pedro Teilhard de Chardin manifestó repetidas veces su deseo de que la
solemnidad hoy celebrada cambiara de nombre, o al menos de prefijo. Para resaltar que festejamos el
día en que Nuestro Señor deviene transparente desde el fondo de todos y de todo como fuente y
como meta, como alfa y como omega, esta solemnidad debería denominarse 'dia-fanía' en lugar de
'epi-fanía'. Porque no se trata propiamente de una repentina irrupción en la historia de Quien es su
Creador y Salvador, sino más bien de una misteriosa y silenciosa 'dia-fanía' mediante la que Cristo
alumbra el verdadero fondo de todo ser, obrando en todo y por todo para conducir todo hacia la
plenitud, hasta que Dios sea todo en todos, en la realidad total (1 Cor. 15,28). Teilhard declara que no
lee la historia de los magos como una 'verdad fotográfica', sino como una verdad luminosamente
indicativa de Quien llena el universo con su presencia dinámica, del Único que da sentido a nuestra
historia, del Dios siempre mayor en todo y para todos".

PETER-HANS KOLVENBACH, S.J.,


Alocución a la Congregación General 34ª – 6 de enero de 1995

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