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LOS SIETE CONTRA TEBAS MITOLOGIA GREDOS (Sep Rodger ore eo dela novels 1 jun Caton Maren po el vou de a pervienci dl to, (©2015 RBA Contenido ire y Aor, SAO. (82016, RBA Cseeonls SA Relaine EDITEC Diebler ores Mart to baron temo neon ier Rtn Ges ‘Regain RBA ‘Ascaris en mica ic Alba Colon ‘Ascrt uen y onc: Maco én Scher Sdn Ofte ‘Reser todo on dco Ningun pare de ‘a plain pore er prods mend ‘mands porningin me sin pera dl edo ISBN (C976 81-75:3612.0 ISBN. 94-473-0653-6 plo ol 8418-2017 Ingen en Rode Imps Eigen Sa {0h el mds amado de os hones tds, hijo de Edipo! En su furor no iites «4 racundo hermano. Que combatan ‘entre los ages y cadens. Su sangre es expiable. Mas no hay silos que basen lava la nega marcha dew debe ftricitia Los-uere covmns Teas, Fs@vi.o DnaMtaris PERSONAE Los de Tebas ‘Emoctss ~ rey colérico de Tebas, no est dispuesto a ceder el trono a su hermano Polinices. (Caron ~ consejero del monarea, tio de Eteocles ¥ Polinices, vive ala sombra del poder del rey. ‘Taesias ~ oréculo ciego cuyas predicciones son tan certeras ‘como temidss. Maxcro ~ devoto hijo de Creonte. Isuane v Axricoxa ~ hermanas de Eteocles y Polinices. Los de Argos Pounicss hermano de Eteotlesycaullo de Argos tna desposar a Arga, quiere volver asu ciudad na, ‘Tes, pra ocupar el ono que le usurpé su hermano. ‘Apusto ~ rey de un tecio de Argos qu loge concentar cl poder de ozo tercio haciendo un pacto con Anfira0. “To caudilo de Argos, expulsdo de Calon tras matarasu hermano, yerno de Adrasto al casrse con Defi “Axrusnao ~ euado de Adrasto, vidente rey de una tecera parte de Argos Ins ~tercer rey de Argos que gobiera ha regin cent _Eniriue ~ esposa de Anfiarao,obsesionada con su decrepitud. ‘Caranzo ~ caudillo de Argos, grande como ‘una montaa Homepows ~ caudillo de Argos, fiero como PaxreNoPeo ~ caudillo de Argos, bello y corso, Errocio ~ el mis joven de lot caudillon, de gran valentia, ‘Ancia ¥ eset ~ las hijas casamenteras de Adrasto. ‘Anrtraa ~ esposa de Adrasto y reins de Argos. (GENEALOGIA DE LA FAMILIA REAL DETeaAs we ae ea || [ane Aha all a = eee i EL LEON Y EL JABALL L zrrimeer hacia seman que hala poo su man- ro benevolente sobre la atméfera de la bilante Argos y sobre el inimo de sus habitantes, que habian esperado con ansia la legada de la estacién tas un crudo invierno. Un fio ‘cortante, un viento géido y unas Iuviaspertinaces los aban ‘castgado sin clemencia durante demasiados das ¢intermi- nables noches, pero ahora todas eas penaldades comenzaban a parecer un Jejano recuerdo, El sol se habia aposentado cielo, caldeando sus piles y acariclando los murs de pie- cdra y mrmol de sus belas casas y sus majestosos templos. ‘Atraides por la bonanza, los argvos habian recuperado con. allborozo el vasto espacio de su igor, y all se detenian a char~ lar, a debati, a comercia, a celebrar sus fists y 2oficiar sus ritos, ajenos a los males de este mundo. Una brisa suave los arrullaba, la fragancia de los campos y los bosques que en- ‘volvian la ciudad los mecia. Las joradas transcutrian serenas armonia, a vida fia sin mis contratiempos. Solo aoe ar aor apace dpicentes que erbaraban as Siete ums vemolens que levnaban grandes polvaredas interruptan ssego Tego michcs eran como primer ciudad que fandaron tos hombres, Argos habia crecid ys habiaerado de calles se pentane lures magnifico vida por doquie Pero cuan- {Dini engrndaa mis ndiciado re vol sa woo. Habian pasado por un buen nimero de reyes, yno fueron pocos los Fpinntrsetodspuctos a mori a mat por haere con dl poder del orients poblacin. Damante generciones, 3 ‘nea que se enanchaban sos onters, Argos suis cruenton ‘confictos cuyas consecuencias sangrientas salpicaban mucho ‘nisl de hs puedes del plac rel rut de ex disput, lesan tuba vio cto el eno se dvd en wes artes, gue quedatan en mance de es aie eles sin. ’ pear de sere legim heredero al reinado, Adrao, hijo Se Tao —uno dels argonauta—,no cuvo tn cai- ofc pas accederltrono dew ecio de Argo. Ls rva- lidades dinisticas le obligaron a exiliarse en su juventud, No ante perdi el empo: heed el trono de Sicién de anos det acl y expos log unifcar ds partes del reine entegando en matrimonio a bella hermana Erle al rey de ott tec, advo Anfiarao, Fue procamado ‘ey de los dos terion unidos, mientras que lft gobernaba ‘el restante, la parte central. A pesar del pacto con Anfiarao, sin embargo, nun le habia perdonado que fuera él quien rtara as padre. Desde que Aniro osentba el tron, la ciudad haba se- hui los conictos pero tambien habia deteido su emp. Bad SS nan acia mucho tiempo que Is calles de Argos no bulian com Ia algarabia que la agitaba durante aquellajornada,con el pal pitar enérgico de toda la Helade. Agolpados delante de la e&- ciliata de entrada al palacio real y bajo los rayos benewolentes del so, los argivos se admiraban ante el expecticulo opulento e inusual que veian: fente a ellos, dirigiéndose en comitiva hacia Ia residencia del venerado soberano, se daban cita prin- cipes Hegados de todas las regiones, desde las mis cercanas a Jas mis remote. Ali estaban,desflando con todo el boato, a lomos de esplendorosos equinos y luciendo sus més relu- cients ropajes —no faltaban armaduras doradat, escudos o¢- tentosos, peplos deslumbrantes—, el espartano Tindireo, el ‘micénico Ameo, el cetense Glauco,el troyano Titono, el élido ‘Burito y muchos otros. Habian atrvessdo montafas, cruzado ros y surcado mares para tatar de convertne en lo elegidor de Adrast,y ¢s que el rey se habia cruzado con un nubarrén ‘oscuro en su ansiado horizonte limpido: su matrimonio con Angiteano habia dado como fruto ningén varén,y ahora se ‘ela en la obligacién de encontrar dos esposos para su hij en edad de casurse,Argia y Deipile -Elgran silén del palcio, anqueado por columnas y pOr= ticos, estaba abarrotado de grandes principes acompata~ dos de escoltas y amigos, que admiraban los ricos frescos y los frisos de las paredes. Las cara de los pretendientes mot- ‘raban una confianza en si mismos y una excinciéa que contrastaban con el rstro de Adrasto,sentado, casi hundido, en su fistuoso trono, desde el que presiia la ceremonia de bienvenida a sus huéspedes. El semblante del rey, que solia, exhibir una placidez que no era sino un refiejo de su ha- bitual estado de snimo, esaba ahora turbado por un gesto, ome en eee yore pce peat son ret re aoe ible a ee com de pean i pa ce tno coe ian D és, hasta el oriculo de Capea pire year entree Bas semi el a a aoa ee i aoe Tee ars pe a eee ena amon ae aa oericiais eee ores [Nita sii acolo muralla que prot a ciudad de in trasoae indeeadss,consruda con enormesbloques de pic- dm y sllads por pueras de la madera més recia en us siete magnifica aberars,podia ocular I desolacién que reiaba cen Tebas Haca yan abo que la desgracia se habia cebado onl fia rel los Lbdicidas,y por extension, con to- os os tebans. Baipo, el buen rey amadbo y respetado por su pueblo, el mooarea qu acceié al rono tras resolver, con dl solo uso desu intctigenca, el certo mortal de la pévfida ‘fing, habia sido expubado tas descubriese sus abyectos szimenes: parricdio e inceto. De nada le sivi6 asegurar que desconoda que el hombre al que habia matado en su Jenna en una refrega absurd fuera su padre, Layo,el n= owe eure yan an terior monarca dela ciudad quien lo habia epudiado al na- cer temeroso de una profeca del orfculo que habla desido. ‘Mis desgarradora ain fue su confesion respecto » Yocata, su exposs la madre de sus belloshijos —Eteoces, Poliicer Inmene y Antigona-—, la viuds de su propio pairs muses spo, hasta que fe demasado tarde, que la mujer cuyo a. crosanto campo habia labrado con la semilla deo ames ce, en realidad, la misma que lo habia shumbrado +l La tar _gedia deer el nimo del soberano y desu familia Yocasta $e quit la vida l conocer el aberrant engato en que habia vivido Edipo xe arrancé los ojos en un apo de loca alsa- ber de sus propios pecados. Fl rey strié ademas a repulea de su pueblo. mucho mis hirinte, lade sus propos jor va zones, que aceptaron sin oponer sestenca la condena del consejo que lo exiliaba sn disci, como a un pero sat- noso, de la ciudad que tanto lo baba idolatado. Al verse repudiado por sus hijos, los maldijo deseindoes que e ma taran por el trono de Tebas. Solo la menor de sus vstagos, ldots Assigns, lo acompat en ei vergonzant, ciéndole de Inz en su oscuridad y de alivio en su rrador dolor. i ne El vaio de poder en Tebas fue resucto por el consejo de ‘manera equtativa: queriendo evita at lucas raticidas que dirante generaciones habia tefido de sangre et y ottos suchos palacios, y puesto que los dos princes herederos Posefan cuaidades que los haan aptos para converse en soberanos, cordaron que se alternaran cada ao el read. Los dos Labdicidas, temeroso de que la fara de lor dioses cayese sobre ellos por los dats de ss progenitor, ceptaron 1s propuesta y acordaon que empezariareinando el mayor, sae ‘Ereocles.Polinices se exikié voluntariamente para evitar que ‘= cumpliera la mnaldicién de su padre; volvera, dijo, cuan— {0 el periodo hubiese vencido, Pero el veneno de la ambi- ‘Gib corra por as venas del mayor de 1s hijos de Eipo y ‘Yocasa, yadquirié mis virulencia con la fuerza que le daba retener cl ono. Los meses fueron discurriendo y su alma cenvileciéndose. Pass un aio. Pntado frente 2 Ia puerta de Electra, majes~ tuowamente fanqueada por dos grandiosas cores, Polinices es re ting hn es Se ca dara js dean doses. Se we “coined nt iSorclyipe eet ee na mes tee moan een -E dio producido por la flecha era terrible: haba atravesado cl cucllo del joven por debajo de la oejainquierda —destro- ando cuanta carne, misculos y arreias encontrd ass paso— ‘ysupuntaaflda sobresaliateida deescaraaatravésdesunuee, ahora abierta como una flor macabra Yaciendo de costado en ‘unrecodo somo del bosque,donde habia cafdofulminado tas ser aleanzado porl suet el muchacho se ahogaba en su propia sangre, que empupaba a irra oscura bajo su rosto y comenza- ‘bas anegarss pulmones Por puro instinto de supervivencia se ‘esforzaba hasta extenuaci6n intentando conseguiralgo dere, ‘yal uatar de respira, el flujo que rezumaba a borbotones por ‘aque! boqueteformabs un hervidero de burbujsrjiza que se hhinchaban brevementeyestallaban con un sonido menudo, casi ‘6mico. Con la inca mano que le quedaba libre —Ha otra es- taba aplastada bajo el peso de su propio cuerpo— trataba de ‘taponath brecha porla que se le escapaba la Vida, ntentando meaty at nc axrse al poco aliento que ya le quedaba. Tea ls oj may biertos, congelados en una exptesion de sorpresay pénic® «que ya no habia de abandonado hasta su timo alieno, tan cercano, Boqueabs angustioszmente como un per fiers del agua, sus piernas lazaban patadsciegas conta el suelo, los msculos de su espala se contaln con espamnos vio. Tentos. Igual que eljabali monstruono envio por la farina ‘Arceris habia sido abatido en ete mismo bosque, igual ue 1a bestia habfa expirado bajo esl de Etolia derotado por las fechas y las lanza de quienes le deron caza, ahora tamn- bin lo iba a hacer el hijo mayor del rey Eneo, Melanipo, So ‘otro hij, Tideo,con el arco todavia en la mano y en cuclilas junto a él miraba con tna mezcla de horror yfascinacion ‘cémo su hermano agonizaba hast mort "No hubo manera de que Tideo, con las manos todavia ‘manchadas por la sangre de sa hermano, convenciese a sa padre de que l muerte de Melanipo habia sido un acidente de cacerfa, Arrodilado ante 4, agurado asa tinica Banca donde dejé estampada la huela moja desu crimen— im ploré ax perdén: —iPadre! {Tienes que creerme! —Ie grabs roto por el Ianto y la angustia—. Qué clase de monstruo sn enraas seria yo si deseara la muerte de mi hermano? Pero Eneo no daba crédito ass palabras. EI ry no conse- guia comprender cémo Tideo habia podido confundir a Melanipo con un animal, como no habia sido capaz de darse cuenta antes de dsparar su cetera cha, de que aquel cuer- po que ahora yaia ier en el suelo de palcio er el de 2 propio hermano. Destrozado de dolor por la muerte del ma- yor de sus hijos el venerable rey de Cad habia dicho unas one af pronuncusts le doieron tanto come tee Peete rsacando be eta» dete Sr cl en voe dl me. Bites ae os a ora no pee do creer que seas macente! Por qué, como me Pronoweicd eee ee Sa ee aaa ern es Roar leyeppeliy opapereenryee eS tes eared pie eee eae sear Se aerate ee een pista ea Taian teeny es eee re Se Se Sapa eee ee a rae fa soe cararenG Se a ere eal Sela Saeed See eer Sapceien Gas ube ee ee ee Seneca Soe ae ee Sarees ceo pe ey diepais d Gale Ua cme aes ey matey pant De nada srvieron la proteas de Tico, las siplicas ante su padre y el conseo dela ciudad, £1 monares ao lo cy, Two werte de que el corazin del rey ain cobra ago de amor por 4 fie €30,9 410 80, lo que entd que Tideo fae se condenado a tna muerte segura De lo que no tls fe de la sentencia que le comic el mama Envoy gee habria de quedar para siempre grabada a forgo en su alae —Vete de Calidén, mal iyo. ;No woes munes mis! Desolado por el trato desu padre y nnéndose reps: deo por todos los habitants dela poblaciba —aque aeron silencioss alas calles para vero parar con la eprobacign dibujada en sus rostror—, Tideo abandoné para empresa patria. Cargado de un resenamicnto que crecia a cada paso que lo alejaba de su hogar, mt tan sqiiera vedio la welen para contemplar su ciudad una dla vez Se hizo un silencio respetuoso cuando Adrato se puso en pie y alz6 su voz para chrigise alos principes que se congre- faban en el san para dar buena cuenta del banquets reg - laciegay la alejarfa de los privilegios reales, sin los cuales m0 os se com BAS revive al tedio de sv existencia. stabs ahogin. pe nice ats on fovtndo e ls manos wn objeto envueko en un pafuelo rhe enka abvort, perdida en el refiejo que de st mis sms le deyolvia el espejo de mano que sostenga Polinices. Al feizcpio inchs le habia costado reconocesse en la imagen {ue via era lla aquella mujer resplandeciente que la mi- taba desde el oto lado del cristal? Bra saya quella piel que Ge repente habia recuperado la tersura de lajuventud,suyos aquellos labios que habian recobrado la carnal sensualidad, suyes agueles ojos que volvian a desprender el intenso fue- go verde con el que habfan derreido el corazén de tantos hombres y sometido a voluntad de su marido? La emocién aque la embargaba la deé sin habla, ¢ incluso unas ligrimas se derramaron por sus mils. taba sobrecogida:no podia dejar de tocar, con un respeto reverencial, el hermosisimo collar dorado que lucia en su cuello y que habia obrado aque! milagro. Con tan solo colgarse la alhaja, habfa reeupe- ado toda la belleza que habfa ido perdiendo, dia a dia, en su Icha etérl conta el tiempo. ahora se veia tan radiante, tan espléndida, tan... joven, —Polinices —dijo sin aparcar la mirada de sus propios ojos en el relejo—, zque puedo offecerte a cambio de esta Joya? Dime, .qué deseas por ella? hijo de Edipo bajé el apo, que le tapaba el rosto. Exile sinié una punzada de dolor al ver c6mo desaparecia cara y apareca ance ella lade Polinices.La mirada de este ena dura, —Que pactamos hacia Tebas primero y més tarde hacia ‘Calid6n depende de ti Tideo y yo mismo no deseamos otra coum De manent Pais entre Efile el clr ded ue htt fit, ome os sea cov TS . as y recuperar aquello que coger se otf cig que embellece tu semblante ha perte- Fa esipe desde la noche de los tiempos, pero es- esi oto acnegires 3 cmb de que te Jeanie or ‘Ades yallanesavesto justo camino. Tr voure de a mojr ¢tansmut Fane puedo bacedo... —djo estas palabras con la voz qucbrata con la siplca rita en 58 00s vidriosos. Pero no rere Aafia po quien sua su matrimonio a habia he~ tho dexichala dede el mismo instante en que s consumé, Yala hombre goa cad on pad haa lo apaado hasa convertine en una sombra de la mujer radante que una vez fue. Nolo que de verdad la atormen- tabs era saber que sila expedicign para sa esposo moriria, tl como habia visumbrado en ma sueio tenebroso, porgue t20 cara como una Joa demasiado pesada sobre sus hijos, ‘Aemcéa y Aafloce, que Io dolaraben y que Ia acusarian a cla de serla responsable. Por macho que detestase a Anfiara, 10 pods caesigar an cremente alos hijos que habia engen- dea con ln arise a ser odiada por elo. Si uae decision —dijo Polinices con la vor géti- da quite el collar ydevutlvemelo, Erle se afer ala joya como si su vida dependiese de cla. Y alo seni: s remuncaba al coll, ambi lo hala 2 Inbellera que enc le confers, y ya nada podria evita que se mace ino unr ever hasta move de a= colli es lo nico que se interponia entre ela a impale decadencia de aca. Att Poinics compres <6 to qu cruzi por la mente de la mujer y volvi6 a alzat coun De manconta Al volverse a ver tan el espejo. tan explendon suspio audible y su boca dibuj6 una gran sone BS oO {anos dientes que nunca le habianperecido mn ae 370% Bl reflejo bored de su mente asus hijo i Bafle no hubiese sido la herman Iba degollado ali mismo. Habra guess 7 su sngse se derramaba por el sido el pac qed en su cara agonizante, le habia gotade ee feo la mujer en la que se hb tasormadrasepe ee te pattica, No habrla vero ni una grime pos ry nada de eso ocurri6, Cuando Erle comunih decay alsoberano, Anfiaao se qued petrificad ev unseen de paamo: su eapona lo enviaba a una muerte segs cas tio de un collar que hci gotecoen su cuelo aruda Tras excuchar la dein de ou hermana, dat eu a consejo de guerra € hizo un anucioolemne "Mis eles fees compar, «ead uno de wots on encargo que reunis a uesras tops ys dspongi pr Ta larga marc. Al alba del ece ls desde hoy patiemes hacia Toba. el rey, Anta Ie owe EL PLAN DE Tigo Yusese que vislumbré a lo lejos el contorno de la ma alla, Polinices sintié un udo en ef estémago: hacia tanto tiempo que habfa tenido que abandonarTebus conus su voluntad... Al hijo de Edipo le embargé una emocibn gue a duras penas pudo contener cuando se ape de i cx ballo y volvié a pisar la tierra en la que habia crecido,a oler las fagancias del bosque beocio, a contempar ls sues bien conocidas de las montaiias que enmarcaban el Paisaje. Pero su alma se debatia entre la excitacién por retomar a su hogar y la melancolia por haber dejado parte de sa co- azn en Argos, donde quedaron su esposa, Arg, y su hijo, ‘Tersandro. -Al irse, tuvo el presentimiento de que nunca vol- veria a verlos:Y cuando, durante la hg tari dei fon en Nemea, Polinices vivié un episodio que le tasegs alma: una serpiente maté al hijo del rey Licurgo, Ofeles, He no era mas que un chiquillo, como su propio vistago. ome os sre coma TS sepidy enterrron a Ta criatura. Anfiarag ge Acsaron con spi y ott sefal inequlvoca del face, toms aq ‘pero Polinices no pens6 para nada en Jo nee er endo cor la tera iba cubrienda e| a a cep sin vida, solamente podia pensar en su hijo ee ce ria Ue blo cei ames esavieron en Nemca, donde instauraron. unos pono al inate eg@ incluso a pensar que aquell icin no tenia sentido, que ninguna aspiracién era lo fesante importante para separarlo de aquello que mas est. ‘aba, nitansquier Js posibilidad de convertirse en rey, Pero ‘Guar de nev tan cerca de Tebas le hizo olvidar al instante ‘d pear que lo habia acompafiado por la afioranza de su fa~ ‘lia argiva. Estaba alli ante las puertas de su patria, junto al ‘Gércit iderad por su suegr0,al lado de su valeroso cuitado, dspuesto a recuperarlo que le pertenecia costase lo que cos- tase, 0 a mort en el empeiio. No podria volver a mirar a lox os de s hijo si no lo intentaba, Polinicesalz6 la vista y mi allel cols! maro casi pudo percibir el lati de los tebanos, ‘el bullicio de sos calles, el aroma de sus mercados, el silencio de sus templos. También estavo seguro de notar el odio que anidaba en el corazin de su hermano Eteocles. ‘Como una centellael emisario de Eteocles atravesé las ca- les serpenteantes de Tebas desde la entrada principal hasta las puertas del palacio real. Habia partido unos dias atris, eaviado por el monarea para espiar a aquel ejército enemigo ‘ue habia establecido un campamento a los pies del monte ome BLP on ong Ciera alarm la habia dado un cet tana de la torres de vigia que comnaper SPOS en vis en la Jejania una iamenss nue de poy habia terior emerpian miles de dstllos de unt prin soo 1 seep det eer Seo fimeno se deny et 8 tinela bajé a toda prisa por las escleras de la forties, notificarlo a sus superiores Fue entonceneeaoo™ Gecidi mandar al informador cl etme slide raegreaba al crea para comunicare lo que ibe ny ‘on sus propios ojos No tra buenas nous Entré con urgencia en el palacio; conocedores de su mi. én, los guards de a residenciaocclaron asa po ts del salon donde Ereocles eaba clebrando on ony {gppe con algunos de los ciudadanos mis hues de esr Ti militar habia curtido su caricter fuerte en ls bebe ‘ampafas y os turbolentos epsodios que vivs Tear sine ates, y pese a que habia trtado con scherano de tempers menios tan distincos como Layo y Eaipo, bao los que haz bia servido largo tiempo, siempre e descubra lg inquies cuando se encontraba frente a Bteoces. Le parela que no tenfa nie carter ni el sentido de a equidad neces pa gobernar‘Tebas, y también receaba de ss cambios de hu ‘or, fan repentinos como una gélida tiga de viento. Con 41 munca sabia a qué ateners,y eso le generaba una ncomo- didad que ignoraba cémo gestiona, No obsantsahora no tenia tiempo de perderse en sus caviaciones Sabedor de que su misign era ungente,abri ls puerta del ln con impesu ¢ interrumpié abruptamente el banguete, Todos ls comen- ‘ales abandonaron por un instante sos viandss y © giton os see cass 38 Breoles,cuyo semblante mos. hacia Ta repentina presencia del soldado, arabe deoncins Pr nos to Creonte, con quien el ry do on suns gue aaa & la ciudad, dspace 0% fd militar tena a sensacin de que era Aen |r quen manele als qe nova a voluntad del ‘monarca. Impelide por la importancia de la de rn que arsorab, bb si espera a recibir per. sar wor por encima de lt algae provocada or abundant bebida que regal mes: oe tera la cid esti en peligro. Agee cede? —preurnd teoces conn indsimula doaichin de fisidio; estaba entregado a la comilona le- to eanago con es deliciosas viandasy saturando su ‘Rhee con el dulce vino En ese momento, embriagado por ‘Tesco uo que hace un esfuerzo para recordar quign era Squel hombre y por qué s presentaba con tanta desfachatez ie su preenca. Creonte, més prudente en la ingest del ‘lio no a urgencia en a vor del militar, lo que lo puso ener. Altera, engo con fees noticias del campo enemiga He volo que ai ocure. isles el bre uc hace efecto on an0, que entorn los ojos y cambié su expresion antes eee —Sigue —He vis a siete cauilos sacriticando a un toro y ofe- indo alos domes para que les concedan su proveccién FA marin coxjatn pra ders moc. cde oe ALMA on noe0 = Cémo ests tan seguro? —pre ae y smote apres ig sever el espa. Tw Adrasto, uno de los monareas del rei ce em one ie El semblante de Creonte se tornd sombrioy su ‘a trabajar a toda velocidad, tratando de valor meses Ud dela stuacion, Adrasto, el rey de Argos? :Qué lo pois leva hasta Tebas desde el Peloponeso? :Pretenda anceioe Por qué? No lograba comprenderto, las preguntas daben, ‘Yuelas en su cabeza como una peonza. En un insane fue capaz de sopesar el peligro que supondria una agresiba argv, faesen cuales fuesen sus motivos. No comeguia diucdar qué conducia a aquellos hombres hasta ali, pero tia que su cu- dad no contase con suficientes efectvos pars defenders le- gado el momento. La vor de Eteoces,cayos pensamintrs habian discurrido por setideros muy diferentes os de st, interrumpi6 sus conjeturas. Envalentonado por el vino que cortia por sus venas, su tono era desafiante,y no habia el més rinimo amago de temor en la manera en como dijo con arrogancia, con una gran sonrisa burksca en su ros: Nosotros tenemas la proteccién de los dios! (El mis mo Zeus los destruir’ en cuanto osen acercare a nests ‘uralla! jComprenderin, en el mismo momento de mors, ue nunca debieron abandonar su patria! —Alteza, hay algo mis que debo communica... —aadis vacilante el soldado—. Uno de los sete cauilos que hizo € Juramento es bien conocido por todos nosotros, He tendo incluso que mirarlo dos veces para asegurarme de que ms 6j0s no me engafaban. Bunt Creonts, rpren- ales por lo que acababa de rad chi dd, Ades db omit de ssi als. =e quiém habla? —inguirié Eteocler— . 5 - ;Dilo! Ea hombre se aclaré la gargana, Les : resecado. wnervies e by habian “Polinices West hermano sha unio ur Argos rcocles no hubictequedado mis onmacnads biesen atizado en la cabeza con una pies Se ae mesa derribando su sila apuré de un togo el co quo teen as manos Su jo cemtesan con une ay ayaa lo enfermizo. PE JP qué et ee taidor con elo? Por qu ;No comprenderl! — gris, impotent, aropando b cope ey furia contra el suelo de mirmol. El reo de le comes, que babian abandonado la ingest, se mantnian en uns Jencio sepulcral ‘Antes de que el militar pudise epcar ams de que CCreonte intervinise para watar de hacer ver as sobrino aque el peligro para Tebas era rel y que debian acta con éautels otro soldado ium, cs sacar en —Alteza, un heraldo del rey Adrto soca ves. Et feate a la puerta de Elects. Dice lmase Tea. Eteocles no permitié que ¢l extranjero cruzase et portal, El mismo, acompariado de Creonte y de un grupo cuantio- 40 de soldados, se encaminé hacia Ia entrada de Teas Sin tan siquiera dignarse a descabalgar,el monarca se dirgié com altaneria al hombre que alli aguardaba, un joven de mirada fxcura protegido por una armadura reluciente yun esudo en el que figuraba la imagen en rebeve de un clo ese sme os era com TKS de Ereocles era evidente, pero también = 3 pial maana por sber quien era aque que nein cono me sen gece forineo cuyas ‘comprender. ete i desde lo alto de su montura ideo sabia que tenia que aprovechar su oportunidad, an pert dels sldados de Argos de los cal, de ta oy dal ey Aras estaban pests sobre. Queria year 2a vais no solo con ls armas —si era necesaio, cereirsenhaceio—, ino también con la palabras Sabia Ib gue signfcaba para Polinices estar tan cerea de su ho~ tee uo, que durante el cempo que habia vivido en ETc real de Argos vio mitigadas las ansias por regresar ‘ou para, abia notado como estas le retornaban con una facrearedobada a cada paso que se alejaba de su ciudad de adopcién. Tras Tebs, le habia prometido su suegro que la ex- pedicién seguir rimbo a Calidén. ;Cuinto la afioraba, se aba descubierto pensando, cuinto deseaba ser perdonado por su padre! La simple evocaci6n de su hogar lo aia. Tras 4 destero se habla vst obligado a vagar por los camanos de Etolia pasando hambre, fo y miedo. Pero cuando el desespe- ro comenzaba a dominaro, la fortuna se present ante él para Terr hasta Argos. Fue fente a una bifurcacin de la travesia: cuando ya habla resuelto tomar el sendero mis soleado en Ss sombrio y se disponfa a transitarlo, un jabali ¢! pao, amenazante. Aquella bestia, cuyos cotiillos Raa Sie Re eee que dispars su flecha,a pers eee tun mal augurio, decidié ir por la otra senda; Mra o4 nono esa fue ba que Finalmente lo lew a, ‘ os con ina aad ulin cee SM Se de docenas de principes que pretendian despour sta ose hnjas del rey ¥,con naturlidad se mezels ent ean pt probar suerte Y de nuevo la fortuna le tends a mane eS em Polinices le abrié las pucrs del pace y de oP? Ga fabulosa que munca hubies imagina rvupere Pan ‘an dane cuenta del infortunio mis kcerate ala fatuon ha Gon Deiple. ;Ah, ly hermos Deipie! Caundo enone or Devi © Sem eg Od i “junto a ella su voraz apetito camal y Uenar de descends el abo, Pero ahora debia alejar dex mente 2s vlupana Ihujer y centrarse en su cometido Sbia qu, lego el me, mento frente a ls puertas de su ciuded, Plnices har por Jo masne que @l estaba a punto de hacer ahora por ss cuiada, Se achro b garyanta. —Noble Exeocles, soy Tideo hijo del rey Eneo de Calid6n yy yerno del rey Adrasto de Argos. También soy cutido de tw hermano Pohinices. —La marada de Eteoces er iracun- dh—. Me presento ante 8 como herldo del soberino a= ‘go. Debo comunicarte un mens de sumaimporancia. ATudco le parecié percibir la inguictad de Eteocles —Dilo que tengas que decit. Los argivos Jo habian elegido a él para negociar con et Labdicda. Aunque la decision no era extata —Polinices no hubiese sido un interlocutor vido ante ss hermano y ‘Adrasto no podia, como rey inmiscuinse tan fontalmente eu Jos asuntos de oxro monarea—; Tideo eta henchido de or- salle, Su objetivo era hacerle ver al soberano de Tebs com buenas palabras, que debia ceder el trono a Ponices en vi~ os ra ona HBAS tubian legado cuando desterraron a sud del acvendo al qe Bon, 83 SuegT le habia in Figo Al encomenda oncepto queria iniciar una guerra, Sitio en qe bao a su cometido como sila Vida le ido sos doe oe vodos los medios de convencer a fie cn ce vo que fuse para cvitar la batalla, qu offe- Ene nectar ale ojos como hubiee mirdo aun hijo de sa seth le srt También lo eee cess Pee plncos ye mos ura gratin infinita sin ecesidad Ic pas Ahora ene a Bieoks, Tidoo se daba cuenta de lo —, y fixe incapaz de razonar mis all. Dominado por una ira que crecia dentro de é como tna tormenta destructora, el monarca ni tan siquiera atendié a Creonte, que trataba de aplacar su furia, Pero no consiguié penetrar en la coraza de célera de Eteocles, que ya estaba bramando alenviado de Argos: —2De verdad crees que puedes amenazarme as? De ver- dad lo crees? Vuestro ejército nada puede hacer contra las fuerza que guardan esta ciudad, conta mi poderoo gc to, Nanca conseguirés hollar esta mural, os ise a po- tegen! —vociferaba el soberano con una furia desmedida. La reaccién furibunda de Eteocles desconcerto aTideo. a calidonio no habia previsto el caricte vleinico de su inter eae os see con TMS dad de raciocinio.Tampoco se le ha locaton a Peal que Eteoces dio a continuscign: bia pasado PO" rey vea como su heraldo es destripado ante — iC rt como una rata lamentando el mo~ las peri de ei esta desventurada empresa! {Desearg sent a destino con el del miserable Polinices! 2 Breck hizo un gest enérgico 2a guarni- aoc eacoltaba. De entre el grupo emergi6 un soldado airgun bere ae a mascara de ferocidad, en sus ojos no habia sino una 2 dad tenebrow. Clv6 su mirada negra en la de Tideo, Tomptendié al instante las palabras de Eteocles y fue sefociente de que el tiempo de ls palabras habfa terminado; shor habla sa espa. mY Aeaba con lj Mandalo al Hades! —conminé Eteocles as goer. "metal que exgriia el gigante parecia menudo en sus braze hiperbohcos Tideo maldjo el momento en que su misém se habia orcido hasta legar donde se encontraba thon, spurts mismas de la muerte,a menos que comsi- icra doblegar a su temible rival. ;C6mo habia podido errar tanto ens cilculo? Por qué no habia tenido en cuenta dl temperamento del monarca? El destello cegador del filo plteadoesrimido por sa adverario lo golped en los ojos y lo arrancé de su ensimismamiento; el fulgor lo hizo reac ionat.Sin tiempo para razonar, su cuerpo actué guiado por cl instinto de supervivencia: se situé en icién defensiva, posi evant =e y blandié su arma ante su contrincante, {que avanzaba, pesado, hacia €l, El tebano, que no habia des- lavado sus pupils abisales de las de Tideo, cortaba el aire ome row re mono fe manera salvaje con 83 acer, prods ent Pero cada vez que el isco dea espa st? PE Ios oidos de Tideo, este conseguia focaizane mae vette debia hacer para sobrevvi: aru gran apes a8 fines, ex svi nica baat gulf se tere a cerca. Tanto que podia oit ya su respiracign ina) ea ane ae sador agrio que cuba su pel. Coando ya cai poss Be ida etal de la espada con la que lo amet ray mag com salar hacia I aquerda yen un gach ae Io hizo al lado contrario. El sempo as abededre pon cen exe momento se sintié extraRament lcidimburis 2 tuna serenidad casi sobrenataral. Con un movimiento pec so,sabiendo exactamente lo que hacia seccioné limpimsen. te una caudalosa arteria que discuria por debsjo del ala jaquierda de su adversario, Cuando este e do cuenta de lo que ocurria,Tideo ya se habia stuado detrs de €l. Con de- terminacién, hundi6 todo el filo de sa arma onl carne del heretileo guerrero. Sintié cémo los misculos dl eampesa ue habia de destriparlo se aflojban,c6mo su fir vit lo abandonaba. Desclavé la espada notando que en sa eid cercenaba cuanto encontraba a su paso. El gigante se desplo- 'm6.Al ofr el impacto tremendo del cuerpo sn vida conta suelo el calidonio se irgui6 orglloso. Ante él tenia una mole inerte, de cuyas heridas mamabe 1un liquido oscuro y espeso que comenzaba 2 empapar sis rpajes, Se mir6 las manos: su espada rezumaba singre Ald la cabeza y vio a lo lejos al ejército de Argos con Adrato a frente. Saludé al monarca,levantando el acero ensangrenta~ eae to ser cena Te mismo con el suyo. En un gesto os opas lo emularon, lanzando oe pals rio Bae, aaah i ea abi mpuesto tas el duclo, Se di deo Scan la puerta de Electra. AIS sean los teba- rae Spaces de dir crédito a 10 que acababa de suceder: Aono fere de sus hombres habia sido derrotado por un Shale menyjero Si uno solo dels argivos podiaobrarta- aha poem qué no podrian hacer todos us compatriot? ‘Tadeo mird con soberbia al monarca tebano. ‘Sobre mt montura, Eteocles estaba petrificado, También Ale daba voekas a as mismas preguntas que sus soldados. Laarrogania con que habia proclamado la victoria segura de sn ciudad contra los que oxsen atacarla se habia esfumado en dlinstante en que vio cémo su utin se desmoronaba y cémo el gfe exranjero bland sus armas en sefial de hostilidad. La snuere de a mejor guerrero aquel que habia abierto las pan- 12s rcbanado los cuelosy atravesado los cuerpos de cientos de adversarosen el campo de batalla, ra un pésimo augurio, £2 sls ioeshabian dado la espalda aTebas? ZY si ya no po- ‘ia contar con a procecién de Zeus para rechazar el ataque? De repent, el ey temi6 que sus soldidos no bastaen para niga ls tropas de Adrasto, que la batalla fese cruenta y defn incerta Porque una cosa tenia clara: habrfa guerra, ya que no pensba,bijo ningin concepto, ceder a ls exigencias de Polinices Si queria usurparle el trono, su hermano tendria que mata. jAs fuera, pues! Se dsponia alanzar a su ejército contra las hordas enemi- #8. cegado por el odio, cuando un grito salido de las entra~ fat de Creonte lo dete: “do hoc ,y lr hizo lo oc Ser De tong _—sBreoces!;Detente!;Debemos tuna estrategia! ‘eplegarnes y plaigcge Su to tenfa £2260, una ver mis: ras ea open sea a aque allaara el camino a Ponce, Tena 8 facu0 um concienzuda defen. Si, Crome ante PEPE Fry por un momento habia per cares OH seid cao. Ignorando la preenca ets m2 Eente a él com la espada goteando singe ya da de soberbia,Etcoces se volvisy ruse cn oe puerta dela moral, sequido de Crone ye me ne Pee peotglenaisel chit’ pom dace bende, y lo entraron en la ciudad Las oj demesne 15 Gorton m crjdomca Da ene ae In infinteria de Argos quedS ahogade = Desde la distancia, Adrasto habia contemplado con preocu- pacién lo que sucedia. Primero, le haba sorpreniido que a.su yerno no le permitiesen cruzar la puerta de entrada ah ciudad. Cuando vio que esta se abria,deando po a tuna notable guarnicién de soldados que «plantaon fente 41su emisario, su intranquilidad aument6, Pudo ditinguir fente a ellos a dos hombres a cabllo. Uno, por su por- {8 su atuendo y su posicién predominante, tenia que set Eteocles; ignoraba quién podia ser el ot, justo dees de . 2Qué hacia el rey alli? Observé con creciente ansedad 6mo Tideo hablaba con él, y como este reccionaba con Srandes ademanes, sin descabalgar de su montura. El mie- o le sobrevino cuando vio que el monarca se wolvia hacia owe 0 ure Eom TAS de entre los soldados emergia un guerrero que fa coloial. El coraz6n se le pans in cl nod ae ne Gndose amenazante 2 Tideo y blandiendo con 2a pada ante Gh, caldonio era diminuto, Pero perio ya csaba lamentindose por la inminente muerte de se quedé asombrado al contemplar que el tebang ars Ae ‘Tidco eguia en pie, indemne, con el arma en las manos, Mind hacia ellos, exhibiendo orgulloso a espada con la que Tabi sega la vida de exe gigante, Sus soldados interpre- taron el geto como una invitacién a la batalla ¢, imitén- dole, bandicron sus metales y sus lanzas por encima de sus cabens. Como un solo hombre, comenzaron a gritar. Los cauiillos que acompafaban a Adrasto —sobrecogido este por el bramido de sis tropas, que anunciaba lo inevitable de Ia conffontacién—, también se sumaron al aullido enérgico, aunque ninguno lo hizo con la virulencia de Polinices. Al hijo de Ealipo le buf Iz sangre. No solo no podia esperar mis para cruzar el terreno que Io separaba de la murall, enfcntarse a su hermano y hacerse con el trono que le per~ tenecla;2demis, sentia que debia demostrar que 61 era tan 0 mis vaiente que su cuvlado, quien acababa de protagonizar tuna gests frente a las puertas de su ciudad con todo el ejé au de Argos como testigo. Entre todo el bullicio belicoso, ‘inico que permanecié inmévil fue Anfiarao,ajeno a todo elena. Ademis de aborecer ls conrontaciones io- Dison Je habian parecido el fracaso mas grande bade do cere ot 20 Pods apartar sus ojos de una ue sobrevolaba el ciclo tebano. 4 ae La TIERRA ENSANGRENTAp, A fia encolerizado tras su encuentro conTi Eteocles reclmé a gritos que Tires el adv cepa oo, ‘aticinios, se presentara ante @l con suma urgenca. Se enoo- ‘mendaria a su sabiduria sobrenataral para conjurar als divi nidades y derrotar a los enemigos de la para, Aunque al 0- berano le desagradaba el anciano agorero de mirada echo, confiaba en sus poderes proféticos. Fue €l quien previno 2 0 abuelo, el rey Layo, de encintar a su mujer; le auneé que el hijo que naciera de su vientre —que no fue ox que Eipo— levaria la desgracia a su gente. «Cuénto dolor proves Layo al seguir el dictado de sus bajosinstints y dso profs de Apolo», pens6 Eteocles apretando los dientes, De pie ante ventana de tna de las estancias del palacio ral donde ereicé 4 organizar Ja defensa de Tebas, con la vista fija en un punto indeterminado mis alla de las murallas ahora amenazads, el ‘monarca pensé en su progenitor. Por un instante sito pedad soe os sme CONTRA TES destichado, al que habia amado en su infancia, ra sadlecenciay epoca en alter. Peg Me pad detenene en ss recuerdos, a que el sonido de unos pase en al fo devolvs al presente, Un anciano encorvado ¥y de tez grisicea, con penachos de pelo blanco eayendo sobre ‘sus hombros huesudos y agartado 2 un bastén de cornejo, habla Iegada. ra Tires, Etzodes no se and6 con rodeos: ime adivino, qué debo hacer para aplastar al ejrcito de ‘Argosy al taidor de Poinices? "El proveco orialo ignord I urgencia de su interlocutor y apoyindose en el béculo con sus manos ganchudas, se dirigid on pasmonia hacia los prticos que comunicaban el patio con tl salon —del que acababan de sair— y el resto de las estan- cits del paacio, Era extafo, azoné Eteocles, quien seguia al anciano irtado por la lentitud de su marcha, que, a pesar de su coguera, aanzara con pasos Seguros. aftado por la luz del sol Sines ve pad en medio del patio y all rest, inmév con ‘su arrogada tex excrutando el aire, Psuron unos minutos, que & eocls el hicieron eteros. No obstamt, a pesar de st agita- cin, incluso él sabia que debi esperar. Si bien as circunstancias eran acciantes, bajo ning concepto debi estorbar al oriculo cuando esaba en pleno trance escuchando alos pjaros.Era as asendiendo al graznido al zreo,a trinar 0 al gorjeo de las aves que sobrevolaban el cielo como conseguia sumergirse en ls aguas proceloss del tiempo para emerger de ells con $8 pro- feria Aunque a Eteocls le pereia que todos los animales con Plumas cantaban igual, que era imposible distinguir entre uno ¥ ot, y mucho menos predecir lfaturo a pari de su sonido, ‘lanciano estaba absorto en la escucha, con los pirpados entoe- nados y la burl slada. De repente, sin mediar aviso Tires 4 Tuam stNCemaog, se dio la vuelta y se sits delante de gest; el aliento del oriculo era, Biel. rey ns ~Solamente wn scrifico mere vicars spetuoso Eteocles —eljo al tempo taro thang, copa pect oi ebb ‘esto bined —Unsicrificio de quién?—pregunts evita ls salivazos. sods pdadas Impertérrito ante la premura¢l ancano a ne acciones de Cadmo. badd —gLas acciones de Cadmo? —La irritacién yendo de nuevo a Etcoles, gual que laperleind he incontablesafios que Cadimo habia fundado'Rbe torn aun temible dragén que vivia en la fuente sagrada del dios, yal rey le costaba creer que el eco de agus sacs ‘motos legara hasta all, —El enojo de Ares no cesari hasta que un miembro de b ‘casa real se ofrezca en sacrificio.Y debe hacerlo voluntaria- ‘Mente, sin sentrse impelido a ello por ningin hombre. De no ser asi,Tebas caer. Eteocles quedé sin habla tras las palabras del aivino, No comprendia por qué él tenfa que acarrear con las consecuea- las de la ofensa de su antepasado, y temia que su pueblo lo responsable de la muerte de un miembro de fais eal. Pero no habia tiempo para dudas, Debia aceptar aquela ‘fevelacin come la certeza que era,y tomat cuanto antes wn decisi6n. Una cosa tenia clara: no estaba dspuese 2 os arse, abandonar el tromo,a mori ahora que podia desir sae tos arr corms TERS 4 en quién de los suyos quertia aot Fen en at dad No cela qu tra vida 3 a a caves el arTojo suficien- as herman Lor necesnio a 50 pari. Tampoco le {6 Pee capaz de hacerlo 0 to Creonte, pero fue pareia que fs ie ete, que como siempre se encontrabe rch gu pra usrpresa al: ce ee que mop a espnda Tes eyo aon ttc nga co Tiocles no repaé. No Sospechaba que el hermano de su pen tenia inguna intencion de sacrifcase, Su bravuco- wea solo precedin mpresionato, hacese creer que el mis va~ ion neat a Spon go 9) ds en ‘pos acs agen pero que esuplcaria que no to levaraa ‘ahora fin de cuentas sus consejos eran imprescindibles para el thuen gobiemo de a ciudad, Peo, contra lo esperado,el monar- ax alee inmedistamente a su ofrecimiento; para Eteocles, ada en mis imporante que preservar su ciudad, su tron, 38 poder; ada era mis exencial que derrotara su hermano, por lo ‘qesinperdene en aabanzas ni agradecimientos que recono~ issn el supuesto valor de Creonte, sentencié: —No nas demoremos, el futuro de Tebas depende de ello. Dicho esto Eeocles cruz6 el patio a grandes zancadas y se lig hacia la salida dl palaci, Aturdido, su tio lo sigui6 ‘Creonte no dba crédito al dramitico giro que habia tomado 5 vida, Hacia pocos minutos era, 0 eso creia, el hombre de confianza de Eteocles, Qué estipido era su sobrino! Aunque me 14 TOA weCEinang habia sentido una estima, monte admita que, como To aba aE, primogénito, sirviendo con lead y epeno M2" Que de Tebas. Bajo su reinado, la ciudad habia 2 al pueblo lo queria y en la corte todos reser Prosperado, ridad. Pero Eteocles... Ya desde nif albes a tan poso de ambicién, que estallé en cuanto os oe sa padre fueron descubiertos y este fue destersa wt gets con astucia y se arrimé entonces a Se qu as cons le ifn mejoc hj mn ee nuevo soberano, sunque esaba convencid de get rey para Tebas —después de €l mismo, por space st gu hermano Polinices. A pesar del deseo mur sad Etcocles, Creonte habia hecho lo imposible por camplrcie sycon el paso del tiempo, se habia coment en wt vobe, egé a pensar que tl ver cl rey lo ves como al pate que habia repudiado, como al espejo en el gue mirane Aboetie daba cuenta de que los esfuerzos por sasfacer as capricoss sobrino habian sido indtles. Todo habia sido en vato. Con ‘sta certidumbre en su conciencia, Creont se halliba ahora de pie ante la cerrada puerta de Electra Al ozo lado en na vista planicie que pronto se lenaria de sangre y muerte, los soldidos de Argos se preparsban para entar en combate A este costado, el tio del ey sostenia en la mano una da do- ‘ada que le habfa entregado el propio Eteocle, quien, junto on el consejo de ancianos de la ciudad y un gran nner de

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