Está en la página 1de 1

LOCUCIÓN

060

Conseguir que los animales se acostumbren a la presencia de seres


humanos es el verdadero meollo del arte y la ciencia de dirigir un
zoológico. El objetivo clave consiste en reducir la distancia de huida de un
animal, es decir, la distancia mínima que un animal pondrá entre sí mismo
y el enemigo percibido. A un flamenco en libertad no le importunarás
siempre que te mantengas a más de doscientos setenta y cinco metros. En
cuanto cruces esa línea, el ave se pondrá tensa. Distintos animales tienen
diferentes distancias de huida y las calculan de maneras distintas. Los
felinos observan, los ciervos escuchan, los osos huelen. Las jirafas
permitirán que te mantengas en un radio de hasta veintiocho metros si vas
en automóvil, pero echarán a correr si estás a menos de ciento treinta y
siete metros a pie. Los cangrejos violinista salen disparados cuando te
acercas a más de nueve metros, los monos aulladores se agitan en sus
ramas cuando estás a dieciocho y los búfalos africanos reaccionan a los
setenta.

Nuestras herramientas para disminuir la distancia de huida se basan en los


conocimientos que tenemos del animal, la comida y el amparo que les
proporcionamos y la protección que les brindamos. Cuando funciona, el
resultado es un animal salvaje emocionalmente estable y libre de estrés
que, aparte de no huir, goza de buena salud, vive muchos años, come bien,
se comporta y lleva una vida social natural y, en el mejor de los casos, se
reproduce.

Vida de Pi
Yann Martel

También podría gustarte