Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ya casi empezaba a estar preocupada. ¿Qué pasaba con ella? ¿Por qué no
pujaban lo suficiente? Desde luego era consciente de la competencia a que
estaba sometida. Todas sus compañeras eran jóvenes y atractivas, pero ella a
sus 26 años también era bastante sugerente. De hecho, se consideraba una
mujer muy atractiva. Tenia una cara muy llamativa, con grandes labios y ojos
expresivos. Sus grandes y proporcionados pechos y atractivas piernas siempre
habían sido un poderoso reclamo para las diferentes casas de subasta por
donde había pasado. No. Definitivamente pensaba que no era el físico el
problema. Sé savia atractiva y guapa.
Realmente pensaba que aquella noche seria vendida. Le toco salir en tercer
lugar. Las dos compañeras que salieron antes que ella fueron adjudicadas
rápidamente. Una solo llevaba 2 meses en la casa, pero con 20 años y su
físico solo duro en la tarima 2 minutos.
Salió al estrado convencida que aquella seria su noche. Saco los pechos todo
lo que pudo. Sus andares fueron los mas insinuantes. Y fue ella misma la que
dio vueltas a un lado y otro para que la observaran bien. Sabia que estaba
imponente. La habían maquillado de forma llamativa, pero no escandalosa. Su
pelo largo castaño havia sido recogido en un coqueto y apretado moño. Todo
su cuerpo se había untado con aceite perfumado, y por supuesto- normas de
la casa- havia tomado una bebida que le puso la libido por las nubes. Su
absoluta desnudez- su vestuario en las subastas consistía en unos zapatos de
tacón transparentes - y él tener que llevar las manos sujetas con unas
cadenas a la espalda, y unos grilletes en los pies unidas a estas por una
cadena, no hacia mas que aumentar su excitación con cada paso y a cada
tintineo de las cadenas.
Una vez en el estrado saco pecho, miro al suelo y empezó a dar lentamente
vueltas en espera de instrucciones.
Las dos compañeras anteriores se habían rematado por 2 y 3 millones. Por ella
se empezaba casi al limite, pero seguro que pujarían. Lo hizo todo de forma
impecable. Se arrodillo, se levanto, salto, movió las tetas en todas direcciones,
pero no se llego al precio mínimo.
En los próximos dos días nadie aparecería por aquella sala. Estaba de pie,
completamente desnuda, subida sobre unos altos zapatos de finísimo tacón.
Sus manos y pies prácticamente inmovilizados, y la tensa cadena que unía su
cuello al techo de la jaula no le permitía apenas algún movimiento.
La sed la abrasaría, pero también savia que lo peor no seria esto, como
tampoco intentar controlar su intestino. Lo terrible seria cuando fueran a
sacarla y comprobasen que no havia sido capaz de controlar su vejiga.
- Tienes cinco minutos justos. El tiempo suficiente para que nos sirvamos otra
copa.
Los dos hombres quedaron agotados, doblados sobre sus cinturas. Parecía que
les habían absorbido la vida. Por unos instantes no eran capaces de
reaccionar.
Los dos se miraron con complicidad, sabiendo que aquello no había hecho mas
que empezar.
Uno de ellos se acerco a la pared y descolgó unos gruesos grilletes con los que
ato las manos a la espalda de la esclava. Mientras el otro descolgaba de la
pared la cadena y volvían a tirar de ella. Cuando se disponía a levantarse un
contundente latigazo en la espalda le indico que fuese a cuatro patas. Así lo
hizo hasta la jaula, y conforme se acercaban, intuyo lo que esperaban que
hiciese.
-Venga, levántate.
Le dijo tras coger la cadena que le colgaba del cuello. Los tres se encaminaron
por el corredor- los dos hombres delante, y la esclava dando traspiés y a
duras penas detrás- hacia una puerta que daba a una amplia y bien iluminada
cocina.
Ella se quedo parada y con la boca abierta. Hacia casi tres días que no comía
ni bebía nada. Uno de los mayordomos la miro y desganadamente se levanto,
cogió un cuenco que havia en el suelo, seguramente del perro, y tras llenarlo
con agua del grifo lo puso en la esquina opuesta a donde estaba parada como
una estatua la esclava.
Ella se lanzo todo lo rápido que le dejaron las cadenas hacia la otra esquina, y
se agacho y bebió tan rápidamente, que tuvo que parar en mas de una
ocasión por ataques de tos.
Ella le contesto desde el suelo, pues todavía seguía de rodillas al lado del ya
vacío cuenco.
- No amo. Soy una sucia y guarra puta que no merece la comida de hoy. Pido
perdón por pedirla.
-Gracias amos.
Aunque lo que comió fue lo que quedaba en la bolsa de la comida del perro, y
aunque lo hizo en el comedero del perro, le supo tan sabroso como un manjar.
Cuando a continuación llegaron a la gran sala donde estaban las esclavas, fue
introducida en su jaula, solo que esta vez no le quitaron los grilletes, sino que
sus manos fueron atadas fuera de la jaula. Ella savia muy bien lo que eso
significaba. Tenia totalmente prohibido masturbarse, y aquella noche le
resultaría imposible resistir. Comprendió entonces claramente cual era su
problema en las subastas. Era demasiado fogosa. Daba casi miedo a los
compradores, que prefieren alguien menos impetuoso en el sexo.
-Deja lo que estas haciendo- le tocaba limpiar los baños- y vete rápidamente
al despacho de Don Carlos
Así lo hizo y cuando entro algo le dijo que aquello no era para nada bueno
para ella.
Don Carlos no estaba solo. Un hombre de mediana edad, barba negra y cara
muy morena, con atuendo árabe, estaba sentado en unos de los sillones que
adornaban el soleado y amplio despacho del dueño. Don Carlos estaba frente
a el en otro sillón, y ambos fumaban unos puros enormes.
-Esta hembra esta muy mal entrenada. Manifiesta sus deseos y deja asomar
sus flujos sin la menor excusa. No me extraña nada que no pueda venderla.
Cualquier comprador sabe que una hembra así solo trae problemas. Siempre
se dejara llevar por el deseo, y no por el corazón y la sumisión.
-No tiene usted que halagarme Dan Carlos. Cuando vi desnudarse a la pieza
me di cuanta rápidamente que lo hace con cierto placer. No lo hace por
obedecer a su amo, lo hace porque en el fondo le gusta. Y no crea usted que
es nada fácil corregir estos defectos.
-Estupendo Don Carlos.-El Árabe sonrió por fin-Tengo en mi finca una pequeña
parcela dedicada a los caballos. Y tengo también un maestro en la doma de
ejemplares rebeldes como esta. Le sorprenderá cuando venga a finales de
verano a celebrar mi cumpleaños, y vea lo cambiada que está. Me voy
mañana al medio día. A primera hora vendrá mi secretario y se encargara de
embalar la pieza convenientemente para el transporte.
Cuando salió la esclava, Don Carlos sabia que ya no la vería mas. Aquel era un
príncipe, y lo que se presta a un príncipe, es como si se regalara. Aquella
pieza había sido en realidad entregada para siempre. Ya no volvería mas. Ni a
aquella casa ni a ningún otro sitio. Don Carlos se apeno, no era eso lo que el
esperaba. Seguramente si hubiera puesto la puja un poco menos selectiva,
algún beneficio habría sacado. Pero en fin aquel cliente era quien era, y no
podía perderlo. Legalmente tampoco tenia que preocuparse, sencillamente su
trabajadora había sido trasladada a otra sucursal en el extranjero, y seguiría
cotizándose por ella y extendiendo cheques para que cobrase su nomina. Si
por una extraña casualidad del destino alguien preguntase por ella, se le daría
una dirección en algún país lejano, y un numero de teléfono que alguien muy
experimentado en el tema sabría contestar adecuadamente.
No era la forma en la que ella havia pensado salir de las casa, pero aún así
estaba contenta. Por fin alguna expectativa de futuro. Pasaría el varano en el
campo, rodada de aire puro y en plena naturaleza. Realmente necesitaba salir
de aquellas cuatro paredes en las que ya empezaba a encontrarse bastante
asfixiada. Además aquella noche, cuando la llevaron a su jaula, el mayordomo
de guardia tuvo un pequeño detalle con ella.
-Si le apetece cualquier otra cosa, no tiene más que pedírmelo. Estoy aquí
para servirla señora.
-¿Tu amo? No te preocupes. Yo no soy una sirvienta de la casa. Soy una de las
esclavas propiedad de Don Carlos.
-Sí. Es verdad. ¿Ves aquel árbol de la esquina? Detrás no dan los focos y
podremos charlar un rato ¿Te apetece contarme que te pasa?
-No estoy segura. Por supuesto no me ha dicho nada, pero sospecho que mi
amo quiere librase de mi. Y si me ha traído aquí es por algo.
Las manos tapando su cara no pudieron evitar que las lagrimas salieran con
abundancia.
Sintió tanta envidia, que inmediatamente quiso saber más cosas. Eso era lo
que ella estaba buscando.
Pero cuando iba ha hacerle la siguiente pregunta vio que uno de los
mayordomos de la casa se le acercaba, y comprendió que la conversación
terminaba allí.
-No. Tampoco te calces. El anillo tampoco te hará falta. Ven. Acércate, que
voy a quitarte el collar.
-Vas a entrar a este cajón, y te portaras bien. ¿Esta claro? No quiero ni ruidos,
ni pataletas, ni gemidos, ni nada de nada. El viaje dura unas 5 horas y este es
el transporte que utilizamos para las reses. Creo que este es tu primer viaje,
así que relájate y no te pongas nerviosa.
Mientras terminaba de hablarle saco del cajón un bozal con una gruesa bola
que le introdujo en la boca y amarro fuertemente a su cabeza.
Solo se dio cuenta del traqueteo, y de que el viaje no duro cinco horas, sino
casi un día entero, o al menos eso le pareció a ella.
Estaba tan ansiosa de que por fin abrieran, que no reacciono cuando de un
golpe seco salto la tapa y unas manos vigorosas soltaron rápidamente las
argollas del cajón. Todavía tenia los ojos cerrados por la fortísima luz que la
cegaba, cuando una mano enorme tiró de su cuello hacia el exterior. Casi le
rompe la nuca.
Era mediodía por lo menos, pues daba un sol fortísimo, y pudo ver al
entreabrir un poco los ojos, que se encontraba en una especie de granero o
forja, con muchos instrumentos de metal.
Un empujón la tiro al suelo y fue arrastrada por los pies hasta un yunque
donde le fueron colocados unos grilletes en los pies, unidos por una gruesa y
corta cadena. Era del mismo material pesado y áspero del collar, y al igual que
este, fueron cerrados con remache mediante un seco golpe del martillo.
Una patada en los riñones le dejo sin respiración. Nadie le había quitado
todavía el bozal que llevaba, y este le dificultaba mucho la respiración. Sabia
perfectamente lo que hacia cuando la patada hizo efecto y el dolor hizo que se
sentara en el suelo. El gigante aprovecha y con mucha habilidad coloco en
cada una de sus muñecas sendos grilletes. Nuevo empujón que la hizo caer
boca abajo. Y en apenas unos segundos un nuevo remache de los grilletes de
las muñecas, que ahora permaneces unidas, probablemente para siempre, a la
espalda. Aquí no se ha molestado en poner cadena. Las manos están
prácticamente juntas.
Permanece tirada boca abajo en el suelo. Este esperando otra patada o algún
empujón, pero una desgastada y engrasada correa de cuero viejo es unida a
uno de los enganches de su collar y se ve obligada a levantarse casi haciendo
equilibrio, para no ahogarse por el brusco tirón del hombre.
Cuando piensa que lo peor ha pasado dos enormes dedos se introducen en sus
fosas nasales tirando hacia fuera. ¿Querrá este hombre arrancarle la nariz?
Comprende cuando ya la aguja le esta atravesando el tabique nasal. Nota el
sabor de la sangre y de una grasa pegajosa que le ha puesto cuando ha
sacado la aguja.
Por fin se ha terminado. ¿Por qué se arrodilla delante de ella, y porque separa
sus labios vaginales’? Dios mío, no ha soltado la aguja. Cogiendo con fuerza
los dos labios y sin dudarlo un segundo, da un certero golpe con la aguja y los
atraviesa de golpe.
Los más pequeños para los pezones. Apenas unos dedos de diámetro.
Los dos medianos, que son el doble de grandes, y que entran con alguna
dificultad, uno para cada labio vaginal. Y por ultimo un aro de casi cuatro
centímetros de diámetro es insertado en el hueco de la nariz. Todos ellos han
sido cerrados con una maquina de remachar. Nunca se quitara esos anillos. No
tienen apertura.
Comprueba con alivio como el hombre, que ya estaba sudando por todo el
torso, deja el cobertizo. Casi siente alivio, por fin se ha ido. ¿Pero donde,
estará buscando algún instrumento mas para insertárselo, que nueva tortura
le espera? Ha perdido completamente la noción del tiempo. Desde que la
sacaron del cajón seguramente no han pasado más de 10 minutos y ha ella le
parece que hace años que la están torturando.
Esta inmovizada en el poste, pero siente tanto dolor cada vez que mueve una
pestaña, que si la dejasen suelta tampoco podría moverse. Las tetas son dos
carbones ardiéndole en el pecho. Procura mantener las piernas lo mas abiertas
posible, pero es como si un soplete estuviese quemándola. Seguramente el
dolor abajo es tan intenso que el agujero de la nariz no lo siente.
Han pasado mas o menos dos horas cuando regresa el gigante. Se acerca,
contemplando su obra, moviendo y pasando todos los aros. Unta de nuevo con
la grasa el contorno de los orificios. Parece que ha quedado satisfecho. Antes
de marcharse quita el bozal de la esclava y da un ligerísimo tirón al aro de la
nariz. Le ha dolido menos, pero además intuye que si grita será peor, así que
decide cerrar los ojos y dejar que dos lagriman sustituyan al grito.
Debe de ser medio día, porque el sol da de plano, y abrasa lo que toca.
Empieza a sentir sed. Y pasa una hora, y otra, y otra. Y el sol que ya le esta
martirizando tanto que ha olvidado los otros suplicios. Ahora le duele la
espalda, y los hombros, y siente que su garganta es un estropajo. A pesar de
la inmovilidad en el poste, ya ha empezado a mover un poco los hombros y las
piernas.
Cuando empieza a ponerse el sol y ya piensa que morirá de sed atada a aquel
poste, un hombre rudo y corpulento, aunque menos que el gigante, se acerca.
Mira, comprueba también los aros, haciendo la misma operación que el otro, y
la desata del poste.
Se deja guiar por la correa. Salen del cobertizo y se dirigen a una gran nave
de barro de techo bajo, situada justo enfrente. Al entrar no distingue nada, al
contraste de la luz, pero al poco comprueba que son cuadras para animales.
Están perfectamente compartimentadas, y en algunas de ellas hay unas jaulas
de diferentes tamaños. En otras simplemente arneses, cuerdas y garfios por
las paredes.
Sabe que en algún sitio tiene que haber algo para beber. Efectivamente en
una de las paredes de su cuadra una pequeña elevación en el suelo hace las
veces de comedero.
¿Qué es aquello? ¿Qué lugar es este donde la han traído? Es todo horrible, de
autentica pasadilla. Esta ahora mismo en un país que no sabe cuál es, no sabe
tampoco a quien pertenece. Desconoce porque la han traído allí. Pero desde
luego no puede ser nada bueno. Si nada mas llegar le agujerean el cuerpo, la
encadenan de por vida, y casi la matan de sed, no es para ser muy optimistas.
¿Cómo a podido llegar una mujer guapa, inteligente y muy atractiva, acabar
de aquella manera?. Desnuda, encadenada, y tirada como un vulgar animal en
una cuadra de valla usted a saber donde
Empezaron a entrar campesinos, y tras ellos mas esclavas cuyo atuendo era el
mismo que el de ella. Completamente desnudas. Las manos encadenadas a la
espalda y los pies con grilletes que sonaban al andar. Todas lucían un gran
collar de hierro, y todas tenían los aros que le acababan de colocar.
Cuando han salido los campesinos las esclavas se dirigen con avidez hacia los
comederos y bebederos, saciándose con avidez. Pasa la noche y solo se
escucha el sonido de las cadenas cuando alguna se mueve. Tiene enfrente de
su corral a la esclava que a sido enganchada de la nariz, y a la tenue luz de
las lámparas de las esquina del corral, la observa con angustia. Ella no podrá
comer, ni beber, ni dormir. Simplemente tendrá que concentrarse para
mantenerse de pie con la cara pegada a la pared.
-Hay muy pocos amos a los que no les guste tener marcado su animal. Tu
amo no va a ser diferente.
-Dos años
-No lo sé.
-No.
-No.
-No sé, por ejemplo esa chica de enfrente. ¿Por qué la dejan así?
Sentía una angustia que le iba subiendo cada vez más, y que no podía
controlar. Tenia tantas preguntas, tantas cosas que no entendía, que no sabia
como continuar la conversación.
-A ver. Para para para. No entiendo nada. Cuando dices que el aro es parte de
su nariz, ¿quieres decir que todas llevamos..........
-Ahora soy yo la que no entiende. ¿Que quieres decir con eso de cómo nos
vestimos y nos lavamos?
Decidió que lo mejor era dejar de hablar. Cerro los ojos, y apoyada en la
pared se quedo dormida a pesar del pánico y la angustia que la invadía.
Un gran charco de agua le hace suponer que este es el lugar del baño. Y
efectivamente, después de amarar la correa a un gran poste con muchos
enganches, que hay en el centro, el hombre coge una manguera. Le da al grifo
y espera a que el agua coja presión.
Al principio la nota fría, pero luego es un autentico placer sentir el chorro por
todo el cuerpo. El hombre corta el grifo, y se acerca con una esponja que ha
empapado de jabón. Le restriega por toda la cabeza y el cabello, la cara, los
hombros, las axilas, la espalda, y se detiene especialmente en frotar el culo y
el coño, primero enérgicamente, pero después muy, muy suavemente, hasta
el punto que consigue ponerla cachonda. En ese momento piensa como harán
estas mujeres, bueno estas bestias. No. Son mujeres. En fin que como harán
para.........esta noche se lo preguntara a la de al lado.
No parece tener prisa este domador. Cada operación que realiza la hace
meticulosamente, tomándose su tiempo y comprobando al milímetro cada
paso.
Cuando siente una ligera presión en los dos pezones y comprueba horrorizada
que el domador tiene en su mano una vara finísima, comprende que aquello
debe ser algo parecido a un entrenamiento. Y aprende rápido, porque los
golpes con la vara en la espalda, el culo y las piernas, a lo largo de la
siguiente hora, son bastante numerosos.
Cada vez que el domador deja caer el castigo es como si una finísima llama de
fuego la atravesara por donde pasa la vara. Es horrible el dolor que causa. Por
eso no tarda en entender que si el amo esta detrás, las dos cuerdas que van
unidas a sus pezones son los medios con los que se van a comunicar con ella.
Un tirón seco, empezamos a andar. Este mismo tirón, pero más prolongado,
nos paramos. Unos golpecitos en las nalgas, trotamos- Aquí es donde mas
golpes ha recibido con la vara, no termina de poder trotar con los grilletes de
los pies, hasta que comprueba que la forma de hacerlo es dando saltitos-. Si
se tira de uno u otro lado nos indica la dirección. Varios tironcitos suaves, el
amo esta contento, lo hacemos bien, pero si estos tirones son mas bruscos,
pedemos esforzarnos mas, porque un latigazo esta a punto de caer. Siempre
nos quedaremos parados donde el amo nos a detenido. Si se acerca y nos
coge el aro de la nariz, tenemos que inclinarnos hacia delante, arqueando la
espalda lo mas posible, para que el no tenga que estar con la mano levantada.
Un taconazo en el suelo y nos arrodillamos, dos toques y nos levantamos.
--Yo creo que no hará falta. Empezaremos por algo fácil. A ver bonita, vamos
primero a cortarte la uñas, siéntate en el suelo, y si no das problemas no
tendremos que trabarte.
-No se si pintárselas. ¿tu sabes el uso que va a tener este animal? Seria una
tontería hacerlo para que luego se fuera a pisotear por esos caminos llenos de
polvo.
-Estira los dedos, que esto de cortar las uñas con las manos unidas en la
espalda no es nada fácil. ¿Y sabes que te digo?, que todavía hay gente que
piensa, te hablo incluso de compañeros, que mi trabajo es el mas sencillo, el
que haría cualquiera. Y es que no me dicen nada. Yo necesito conocer la
utilidad de cada bestia, si es de campo, si es de interior, porque no es lo
mismo. Mira yo se las pinto y si luego no, pues bueno.
-Dios, que ago yo ahora con este pelo. En fin lo mas fácil, te lo recortare y un
moño pegado.
Mientras dice esto, le levanta las axilas, y le indica que se tumbe. La esclava
lo hace, y ella examina cuidadosamente el pubis y el ano.
-Hola. Me escuchas?
-¿Qué quieres?
-Ayer me dijiste que llevabas aquí dos años. ¿Alguna de vosotras se ha pasado
aquí toda la vida?
-¿Marchar a donde?
-Marcharse de aquí, fuera de aquí, a su casa, a la playa a pasear.
Igual tampoco lo has notado, pero si te fijas veras que todas vamos
completamente desnudas. Somos animales, por eso no nos dan ropa. Pero no
te preocupes, terminas por acostumbrarte. Bueno, o casi, yo hace dos años
que voy desnuda y cada vez que salimos de la granja no puedo evitar la
vergüenza de mostrarme de esta manera delante de la gente. Además algunos
empleados disfrutan especialmente humillándote. Ayer me cogió el cocinero
para que trasportara las compras de la plaza de abastos. Lo primero que hizo
fue ponerme campanillas en todas las anillas menos en el coño, aquí me colgó
una especie de cencerro enorme. Cada vez que me movía parecía una banda
con todas las campanas y el cencerro tocando. También podíamos haber ido
con algún cesto, pero no, para el es mas agradable engancharme al carro más
ampuloso que tenemos para así no tener que dar un paso. No creas que
fuimos directamente a la plaza, lo que hizo fue sencillamente darse un paseo
por todas las calles mas concurridas del barrio de la plaza. Desde luego no es
la primera vez que voy enganchada a un carro, ni será la ultima, pero no
puedo superar esa sensación tan humillante, de sentirte menos que nada, que
te hace sentir el amo cuando pasas al lado de un grupo de gente y deja caer el
látigo sobre tus nalgas, para que aceleres el paso, y la gente se queda
mirando sonriente. Quiero decir que aunque te apeteciera irte no podrías.
Cualquier animal tiene tendencia a marcharse, o a escaparse en un momento
dado, por eso su amo lo amarra bien para que no lo haga. De todas formas
aunque pudieras no te aconsejo que lo hagas. A la semana de estar yo aquí
una de las bestias que se alquilan se soltó, no se como, y se escapo. Al día
siguiente la colgaron de las tetas a la entrada de la cuadra. Tuvieron la
delicadeza de no colocarle bozal. Estuvo casi tres días gritando antes de morir.
-Que horror.
No, como iba ha acepta aquello. ¿Ese era su destino? Ella pensaba que solo
estaría temporalmente en aquel lugar, que regresaría antes o después. Era
evidente que la habían engañado. Amargas lagrimas corrieron por sus
mejillas.
-Ya veras como tienes suerte y un día llega un buen amo y te lleva.
-No, ya veras como tienes suerte. ¿Qué has hecho hoy, has empezado ya a
trabajar?
-¿Y porque?
-¿Qué por qué los llevamos? No lo se. Por lo que he escuchado alguna vez a
los amos, es una cuestión estética. Así lucimos mas. Te darás cuenta que en
esta granja se mira mucho eso. Por cierto ¿Qué numero eres, el seis verdad?
-Si, y tu.
-¿ como te llamas?
- Esto es horrible.
-Casi se podría decir que estaba predestinada. Yo a veces digo que fue cosa
del destino. El día que cumplía los 18 años el encargado de mi empresa
organizo una fiesta a la que curiosamente invito solo a mis compañeras más
jóvenes y atractivas. La fiesta no era en mi ciudad, así que nos subió a todas
en un avión para trasladarnos a esta isla. Cuando llegamos mis 5 amigas y yo
tuvimos el mismo recibimiento que te dieron a ti. Por si teníamos alguna duda,
nos dejaron ver los periódicos de 2 meses después. En ellos se decía que se
suspendía la búsqueda del avión desaparecido. Se deba por hecho que se
había estrellado en algún punto del mar indeterminado, dándonos a todas por
desaparecidas. Por tanto no existamos. Nadie nos buscara ni preguntaran por
nosotras, porque estamos muertas. Yo pase una época pensando en lo peor,
cuando veía en lo que me había convertido, en lo que me esperaba, en mi
sufrimiento. De verdad que mas de una vez quise quitarme la vida. Pero al
final.....................
-¿Estas dormida?
- No puedo dormir.
-Algo he oído. Y no tiene que darte lastima, savia perfectamente lo que hacia,
y lo que podía ocurrirle.¿Te acuerdas que te dije ayer que era la mula de D.
Lorenzo, el amo dueño de una tienda de comestibles? Bueno pues por lo visto
cuando iban a llevar una carga de chucherias a un puesto de la plaza, D.
Lorenzo se encontró con un amigo y entraron un momento al bar a tomar
unas cervezas. Como podrás imaginarte las bestias tenemos prohibida la
entrada a ciertos sitios, entre ellos los bares, así que D. Lorenzo la trabo en la
puerta. Seguramente la carga estaba mal colocada o no se lo que paso. La
cuestión es que esa estúpida se comió algunas golosinas a las que pudo llegar.
Y lo peor no es eso, lo peor es que para comerse las golosinas se tuvo que
quitar el bozal, yo no se como demonios lo hizo. Cuando salió D. Lorenzo y la
encontró con el bozal quitado, inmediatamente comprendió que se había
comido las golosinas que faltaban. Consecuencia: 2 días sin comer, sin dormir
y sin descansar. Lo tiene merecido, por estúpida.
-Pero eso es una tortura horrible.
- Te pueden hacer lo que quieran. Te repito que tu eres una bestia, y eres de
su propiedad. Te pueden cortar, trocear, y si les apetece te pueden matar.
Nuevo silencio, que sigue siendo tan espeso y mas negro que el anterior.
-Estas despierta?
-Tu eres una bestia y no tienes necesidades. Esto es muy sencillo de aprender.
Cualquiera que se acerque a ti, ya sea amo o no, cualquiera, puede hacerte lo
que le apetezca. Solo tienes que saber cuatro cosas. Primera: Si se acerca por
detrás, te arrodillaras y clavaras la cabeza en el suelo, levantando el culo todo
lo que puedas, hasta que termine. Segunda: Si el amo prefiere por delante, te
acostaras, abrirás las piernas y levantaras el culo hacia arriba todo lo que
puedas, hasta que el amo termine.
-Si. No tiene nada raro que quieran emparejarte con otra bestia.
Tienes que darte cuenta de una cosa: Aquí comes, bebes, respiras, meas,
cagas y te corres cuando lo dice el amo. Ni antes ni después.
La rutina de las mañanas volvió a repetirse. Entraron los amos, cada uno
desengancho la cadena y puso la correa a su respectiva esclava, y salieron a
la puerta. Cuando pensó que pasaría otra mañana metida en el establo, se
presento la mujer del dia anterior y la saco también a ella. Se unió con el
resto cuando estaban en las letrinas. Solo había 6, así que estaban haciendo
cola. Volvió a encogérsele el estomago. Aquello era superior a ella. Allí estaba
todo el mundo, Como querían que hiciera así sus necesidades? Su cuerpo no
reaccionaria. Cuando le toco y encogió las piernas para agacharse, sabia que
aquella era la oportunidad del dia, y que no se presentaría mas. Cerro los ojos
y se concentro. Por fin salía algo de sus entrañas. Que vergüenza, que
humillación. Evidentemente aquello no podía ser una persona, sino un animal.
Sintió tanta vergüenza que tuvo que permanecer con los ojos cerrados un
buen rato, incluso después de haber terminado. Lloro amargamente, como
solo se llora después de ser humillada de aquella manera.
Amarraron después con las cuerdas a las 6 que había en ese momento en el
establo, al poste del centro del patio, y con la manguera les rociaron por todo
el cuerpo. Cada amo se acerco después, y con la esponja empapada en
espuma, lavo la cara, restregó todo el cuerpo, y se detuvo especialmente en el
ano, el coño y las axilas de las esclavas. Nuevo y mas detenido manguerazo, y
a esperar al sol.
Seguramente ese era el momento mas agradable del dia. Con el estomago
desocupado por fin, recién duchada con agua fresquita, y dándole aquel
agradable sol, se sintió hasta a gusto y casi contenta. Solo sentía en ese
momento un poco de hambre. No supo cuanto tiempo, pero ya empezaba a
quemar el sol, cuando el ama que se encargaba de ella se acerco con un cesto
de cuero en la manos. Fue sacando y pelando unas barritas pequeñas de algo
parecido a chocolate. Las fue poniendo en las bocas de cada una de las
esclavas, que con maestría iban mordiendo, procurando que no se cayeran.
Cuando llega a la esclava castigada se detiene y ella misma va metiendo trozo
a trozo en la boca, sabiendo que si la deja sola, es capaz de ahogarse. El
hambre desapareció. La veterinaria fue repasando a continuación una a una a
todas las esclavas. Les fue mirando las uñas, el cuello, repasando los orificios
de la nariz, la boca, el ano, el coño, inspeccionando detenidamente los aros,
repasando el pelo y retocando algún peinado que se había descompuesto en la
noche.
Pasan las oras, y ella sigue preparada, con su bozal, sus codos pegados, sus
tetas sobresaliendo, y sus zapatos. Pero amarrada al poste por la cuerda y su
collar, y el sol dándole de plano. Empieza a transpirar, las gotas de sudor
mojan ya su cuerpo.
No se da cuenta que a la larga le va saliendo mas caro. Mire esta por ejemplo
todavía no se la puedo vender, pero tengo un par de ejemplares magníficos, y
a un precio tentador.
-Hombre.¿ Cuanto?
Veamos en primer lugar las condiciones de uso. ¿Quiere usted un uso total o
parcial del cuerpo de la bestia?
-Hombre: Total, por supuesto- una sonrisa sádica y callada recorre sus labios-
Cuando los dos hombres se dirigen fuera del patio, donde seguramente están
las oficinas y los despachos, la veterinaria se le acerca y mientras revisa una
vez mas todos los aros, empieza ha hablar.
Todavía tiene que pasar una hora desde que la veterinaria se marcho, y
aparece D. Andrés. Este, cuando llega junto al poste al que permanece
amarrada, la desata y cogiendo la cuerda de cuero tira de ella hacia la puerta
de madera de la entrada. Esta completamente sudada, tiene sed, y casi
mareada por el fortísimo sol.
Se acercan por detrás al remolque y D. Andrés saca las llaves del coche y lo
abre. Tira de la cuerda para que entre la esclava, pero esta, por mucho que lo
intenta, no puede, ya que la cadena que traba sus pies es mas corta que la
altura del remolque. Entra entonces al amo al remolque y cuando ella piensa
que la va a ayudar, de una de las paredes descuelga un finísimo látigo de
cuero, terminado en una punta de metal minúscula.
Cuando la sacan del remolque es ya bien entrada la noche. Solo la luna, una
inmensidad de estrellas, y las luces de una especie de almacén, que hace las
veces de corral, iluminan este momento.
Noto entonces que aquí terminaba la largura de la cadena. Este era su limite.
Se incorporo, y teniendo en cuenta que aquí olía menos desagradable que al
lado de las letrinas, y el suelo además estaba mas limpio, decidió quedarse en
este lugar. Esperaba que no tardaría en venir alguien. No dejaba de dar pasos
a un lado y otro, pero allí no se presentaba nadie. Y el cansancio era ya
insoportable. Primero se quito los zapatos. Que alivio sintió. Después pensó
que se sentaría. Si venia alguien de la casa, desde donde estaba lo vería llegar
y se levantaría. Apoyo la espalda contra la pared y empezó a mirar las
estrellas. Se sentía bien. Era una noche espléndida. No hacia demasiado calor,
y casi le pareció percibir el olor penetrante de los jazmines de entrada a la
casa.
Cuando abrió los ojos ya no estaba apoyada contra la pared, sino tumbada en
el suelo. Y alguien había iluminado el corral, porque vio perfectamente el suelo
y las dos botas que había frente a su cara. Y cuando miro un poco mas lejos,
también vio las parcelas y los árboles, y.............era de dia. Se había quedado
dormida y ya era de dia.
El hombre con cara de pocos amigos, expresión seria, y vestido con botas de
montar y ropa de campo era D. Andrés, su nuevo amo. Tenia en la mano una
fusta con la que daba pequeños golpes a sus botas y en su mirada fija se
adivinaba una expresión taimada y socarrona. Dejaba pasar deliberadamente
el tiempo. No hacia nada, esperando que fuese ella la que reaccionase. Y ella
esperaba con pavor cual debía de ser su siguiente movimiento para evitar el
chaparon que se le venia encima. Sus años de entrenamiento en la casa de
venta, y su instinto, le dicen que lo mas prudente en estos casos es
entregarse a la sumisión absoluta. Se arrodilla, y bajando la cara empieza a
lamer las botas del amo. Este no hace nada durante unos minutos, la deja que
siga hasta que sus botas, primero una y luego otra, estén relucientes. Cuando
se agacha y empieza a acariciar por detrás el sexo de la esclava, comprueba
que esta mojado, y que esta excitación va en aumento según sigue lamiéndole
las botas y el va introduciendo sus dedos poco a poco. Y ella comprueba que
su excitación es imparable al lamer las botas de su nuevo amo. Ella es así, no
puede evitar sentirse mojada cuando se humilla delante de alguien. Y si
además ese alguien le acaricia con maestría su sexo, la calentura llaga a
extremos inimaginables. Sigue lamiendo, ya con fruición y gusto, porque esta
a punto de llegar al clímax. Nunca hubiese imaginado un despertar tan
agradable. De pronto un fuego abrasador le atraviesa la espalda. Y al segundo
otro que recorre sus muslos. Ella ya conoce esta sensación. Es el mismo látigo
que la empujo para entrar en el remolque.
No podrá aguantar mucho mas. No tiene bozal y sabe que empezara a gritar
en pocos segundos. Porque las lagrimas hace ya algunos latigazos que
aparecieron. Cuando para, seguramente porque se ha cansado, el amo actúa
con rapidez. La coge con una mano del aro de la nariz y obliga a ponerse de
pie, mientras con la otra desengancha la cadena del cuello. Queda así un
segundo. El tiempo justo que ella tarda en recordar lo que la han enseñado.
Agacha la cabeza a la altura de la mano de su amo, para que el no la tenga
levantada. La conduce entonces dentro del corral. No se ve nada por efecto de
la oscuridad. Y cuando empieza a esclarecerse ya tiene puesto el bozal y una
cadena enganchada al aro de la nariz. No distingue nada del interior del corral,
porque rápidamente es enganchada a escasos centímetros con esta cadena, a
una columna que tiene dispuestos varios garfios. El amo empieza a hablar y su
acento es de enfado mas que manifiesto.
-He pagado por una bestia que ahora resulta es desobediente, comilona,
dormilona, y calentorra. Bien. Tendremos que enseñarte algunas cosas. Es
una pena que seas un animal y no puedas entenderme, todo seria mucho mas
fácil. Pero no importa, tenemos otros métodos de entendimiento que
aplicaremos contigo.
Mientras habla ha cogido otra fina cadena, a unido los aros de los pezones, y
también los ha enganchado a otro garfio de la pared. Y por ultimo hace esto
mismo, pero con los aros del clítoris. En estos momentos su cuerpo esta
pegado a la columna por tres puntos estratégicos, que le impiden
prácticamente el movimiento. Así como cualquier visión. Sus sentidos de
orientación son ahora mismo el instinto, que le indica lo terrible que se
aproxima, y su oído, que escucha con pavor el restallido de un látigo en el
aire. Y este sonido es nuevo, no es el mismo látigo. Suena mas fuerte, mas
contundente.
Cuando toca su espalda y sus brazos la sensación es de que le han abierto las
carnes en canal. El grito, aunque ahogado por el bozal, suena nítido. Las
lagrimas son instantáneas y abundantes, y el respingo de todo su cuerpo hace
que además le duelan intensamente por el tirón la nariz, las tetas y el caño. El
siguiente cae sobre los hombros y le roza con la punta una teta. Nuevo
respingo, nuevo tirón, y nuevo dolor penetrante en el tabique de la nariz, los
pezones y los labios del clítoris.
El tercero lame los muslos y el dolor es tan intenso que casi la hace
desmayarse. Ya no se mueve. Sabe que esto provocaría mas dolor. Sabe
también que si se desmaya los aros que la tiene pegada a la columna, harían
de sujetadores de todo su cuerpo, y esto no seria nada bueno, ni para la nariz,
ni para los pezones, ni para......... nuevo latigazo, este justo en los glúteos. Es
insoportable, las lagrimas le nublan la visión. No podrá aguantar mucho mas.
Su amo empieza ha hablar de nuevo.
Este nuevo latigazo, que da sobre la parte baja de los muslos, ha tenido ya
menos fuerza, y el hablar del amo denota ya fatiga.
-Tienes que entender, que no puedes quitarte nada tu sola. Incluidos los
cascos.
-Es extraordinario este látigo que me regalo el alcalde. Esta hecho de fibra de
cristal triturado. Esta recubierto de unas micro partículas que apenas dejan
señales. Y tiene que ser muy efectivo, por los aspavientos que haces. La pena
es que resulta un poco pesado de manejar. Para mi gusto debiera ser un poco
mas ligero.
No es que pique, sencillamente abrasa. Nada mas notar el contacto del liquido
pringoso una sensación de quemazón, como si un carbón ardiendo le estuviera
rozando en sus partes, hace que olvide totalmente el dolor intensísimo de los
latigazos. Mueve los pies, junta los glúteos desesperadamente, y los pocos
movimientos que puede hacer los realiza de forma convulsiva. Aquello es
insoportable. Le han metido fuego dentro del coño.
Trae puestos unos aguantes limpios y un cubo con agua y jabón. La lava
escrupulosamente, a conciencia. Y cuando termina saca del armario una
pomada que aplica generosamente.
-Esta bien. Espero que mañana te portes mejor y no tendremos que pasar de
nuevo por esto. Descansa que te espera un trabajo intenso. Te dejare suelta
por hoy.
Ella aprovecha. No tiene ninguna hambre, pero sabe que las fuerzas le serán
necesarias para los días que se avecinan. Con bastante dolor todavía, se
arrodilla frente a los recipientes y come con agrado. Esta bastante bueno.
Seguramente son las sobras de la cena de la casa, y si bien esta fría y tiene
restos de huesos y de piel de fruta pelada, sigue pareciéndole buena
comparada con lo que ha comido últimamente.
A la mañana siguiente, y debe ser ya tarde porque el sol esta bastante alto, el
campesino de la noche anterior entra en la jaula, la mira un momento, y al
comprobar que ella no hace nada, se agacha y la coge del aro de la nariz. Tira
de forma contundente pero sin brusquedad. Y cuando salen a la puerta le
engancha la cadena a la que había estado sujeta la noche anterior al collar, y
se marcha. Se acerca con agrado, sin que nadie la este mirando, hasta las
letrinas.
La mira de nuevo y de nuevo entra al corral. Ahora saca un bolso que contiene
todo tipo de bozales. De todos los colores, tamaños y formas imaginables.
-Ayer creo que tuvimos un mal comienzo, y estoy seguro que hoy te portaras
mucho mejor. Si fueses una persona podrías entenderme. A veces las bestias
sois muy tozudas, y yo solo quiero que se haga lo que digo, nada mas.
Se acerca el agricultor donde ellos están y comienza una charla entre ambos.
-No tengo ni idea, ni tampoco se el trabajo que le ira mejor, ni como andará
de modales.
Abre el armario del calzado y saca unos zapatos con un tacón no demasiado
alto y bastante brillantes, pero de tonalidad apagada.
Cuando se los coloca la esclava comprueba que son bastante cómodos, así
como el bozal, que no le oprime nada la lengua o la garganta.
Por fin el camino desemboca en una gran explanada rodeada por una verja de
madera y adornada por algunos árboles, y diseminados al azar postes,
abrevaderos, y algunos artilugios mas sobre el suelo y los postes de la
empalizada.
Se encamina muy despacio hacia una orilla del recinto. Y ella que al principio
no sabe que hacer, comprende por fin- A funcionado su instinto- que tiene que
seguir a su amo.
Así lo hace, situándose justo detrás de el. Cambia de sitio, pero ella lo sigue a
corta distancia.
-Bien, Bien, perfecto. Empezamos bien. Justo eso es lo que tienes que hacer
cuando tu amo te deje suelta, seguirlo a cualquier parte que el valla.
-Al final vas a sorprenderme. Estupendo. Dos de dos. Vamos ahora con algo
mas difícil.
Ella queda en esta postura sin entender muy bien porque la ha puesto así,
pero cuando suena de nuevo el chasquido de los dedos, se levanta con
rapidez. Nuevo chasquido, y le falta tiempo para arrodillase, pegar la cara al
suelo, levantar el culo todo lo que puede y abriendo sus pierna dejar su sexo
lo mas expuesto posible.
El amo levanta el dedo y ella queda expectante. ¿Qué quiere que haga ahora?
Una vez mas el instinto la guía, empieza a girarse y a dar vueltas sobre si
misma y luego en circulo. Ha vuelto a acertar. Nuevo terrón de azúcar. Pero
este no sabe dulce, porque cuando tiene que agachar el cuerpo el culo le arde
y piensa que le va a estallar. ¿Cuánto tiempo tendrá que tener aquel
instrumento dentro de su dolorido culo?
Tanto que no paran en toda la mañana. Así le enseña varias contraseñas mas
para que con solo un movimiento de sus manos o sus dedos ella obedezca al
momento.
Cuando han pasado mas o menos dos horas se presenta de nuevo su amo.
Trae en un cuenco de metal viejo las sobras de la comida de la casa y en otro
agua fresca. Ella se arrodilla en cuanto el se acerca y fija la vista en el suelo.
Permanecía de pie sabiendo que era lo correcto y temiendo que el descubriese
lo que estaba ocurriendo en su culo. Sencillamente había empezado a dejar de
molestarle, y con el movimiento la sensación havia empezado a cambiar y a
tornarse tan placentera que le estaba excitando sobremanera cada vez que se
movía.
Ella se lanza materialmente sobre la comida que devora ferozmente sin mirar
lo que come. Sabe que son los restos de la casa, que habrá desperdicios,
trozos mordidos, y hasta algún bocado escupido. Pero esto es lo que comen
los animales, las sobras de sus amos. También sabe que nunca mas utilizara
las manos, y tendrá que comer siempre con la boca, porque los animales no
tienen manos y así lo hacen. Apura el agua del cuenco de al lado y después se
dirige hacia las letrinas donde desocupa por completo su cuerpo
tranquilamente. Busca la sombra en una esquina, casi ya al final de la largura
de la cadena y espera de pie a que aparezca su amo. Dos horas después,
cuando ya el sol no es demasiado fuerte, quien aparece es Salomón. La suelta
de la cadena, le ata de la cuerda de cuero y tirando de ella se dirigen
tranquilamente, rodeando la casa, a una noria situada junto a unas pequeñas
plantaciones de hortalizas.
Se trata de una noria giratoria y nada mas llegar el animal comprende que
aquel trabajo será sencillo pero muy pesado. Salomón le suelta la cuerda del
cuello y le coloca un pesado arnés de madera en la cintura, y una especie de
artefacto en la cabeza que le impide ver por los laterales. Solo puede ver el
frente. La acerca entonces a la noria y le engancha al arnés de la cintura el
palo giratorio de la misma. Esta esperando que Salomón termine, cuando un
restallido en el aire y la espalda que le arde por donde ha caído el latigazo, le
hacen comprender que ya puede empezar. Y cuesta mover aquella noria. No
es imposible, pero teniendo en cuenta que apenas si puede ver al frente, que
sus pies están impedidos por los tacones y los grilletes, y que un enorme bolo
haciendo de rabo lo tiene insertado en el culo, si le resulta lento y agotador. El
siguiente latigazo le cae en el culo, y comprende que hay que moverse mas
rápido. Lo esta haciendo todo lo que puede, pero el tercer latigazo en los
muslos le indica que no es bastante.
Quedan ya pocos rayos de sol cuando llegan junto a los corrales. D. Andres les
esta esperando. Mientras Salomón le suelta la cuerda del cuello y la engancha
a la cadena de siempre, los dos hombres van charlando.
--Cuéntame Salomón.
--Vaya vaya. Pues no me gusta nada esto que me cuentas. Tendremos que
tener especial cuidado con este tema. Bueno por lo pronto aséala, dale la cena
y enciérrala temprano. Quiero que mañana este radiante. A, y toma las
mediadas oportunas esta noche para que esta zorra no haga nada que no
queremos.
Durante la media hora que se ausenta Salomón para prepararle la cena los
últimos rayos de sol que caen sobre la pared de los corrales, secan
completamente su cuerpo y cabello.
La comida de aquella tarde no son restos, sino una especie de papilla, o algo
pasado por la batidora, bastante fácil de tragar y con un sabor muy agradable.
Salomón a permanecido pacientemente a su lado cuando ha depositado el
cuenco en el suelo y ella se ha arrodillado para comer.
Cuando baja las vista y se fija en su culo piensa por un momento que quizás
sea demasiado grande en comparación con la estrecha cintura, pero cuando
ve las largas y bien torneadas piernas comprende que un culo mas pequeño
resultaría ridículo. Este es grande, respingón, firme, y definitivamente
perfecto. Cuando mira su vientre liso, perfecto, y los labios de su coño
resaltando por las anillas que los perforan se siente bastante excitado.
Pero sabe que los planes del dueño de la finca son otros y se reprime. Ya
llegara su momento, y no ha de tardar mucho. Su trabajo es lo que muchos
envidiarían en sus sueños. Es un hombre feliz trabajando para D. Andres. Su
patrón no es exigente, y si generoso en todo lo que puede. Su labor consiste
sencillamente en hacer que la finca salga adelante. El es el jardinero, el
pintor , el albañil, el fontanero, y por supuesto quien planta los terrenos,
cultiva las plantas, y se ocupa de venderlo todo para darle cuentas al amo.
También sabe que a D. Andres las cuentas de la finca le tren sin cuidado. El
vive de sus negocios en la ciudad y solo mantiene esto para poder vivir en el
campo y dar rienda suelta a su afición por los animales. Pero Salomón si es un
hombre de campo. Le gusta la tierra y sus cultivos. Y por supuesto le
encantan los animales.
-Tienes tu mucho peligro esta noche. Así que para evitar ese peligro,
evitaremos la tentación.
Desde fuera de la jaula coge entonces la cadena que cuelga de uno de sus
barrotes y la engancha para que este tirante, al collar del animal.
Mientras Salomón sale, apaga la luz, y deja todo el recinto a oscuras, ella
queda pensativa y preocupada.
¿ Y como pretende que duerma y descanse en ese estado, y encima con aquel
aparato puesto, y la postura incomodísima en que se encuentra?
Pero si, efectivamente, se duerme por efecto del cansancio, y además lo hace
durante toda la noche y bastante bien.
Casi a salido fuera cuando mira los zapatos de la persona que la aguarda.
Evidentemente no es Salomón. Se trata de una mujer porque lleva unas
bonitas botas de pequeño tacón y cuero marrón reluciente. No sabe si usa
falda o pantalón corto, porque no se atreve a levantar la vista mas arriba de
las rodillas, pero desde luego hasta donde se atreve a mirar las piernas son
preciosas. También observa unas manos finísimas y muy bien cuidadas
cuando estas le quitan con habilidad y seguridad el cinturón que le inserto
Salomón la noche anterior, y enganchan al cuello la cuerda de cuero con la
que tira de ella para salir del corral. Antes de que el sol la deslumbre por
completo levanta una fracción de tiempo suficiente la mirada, y puede ver a
una mujer de pelo castaño oscuro, recortado casi hasta la nuca y peinado de
forma desenvuelta. Debe tratarse de una mujer guapa, y desde luego muy
atractiva, por las formas que se dibujan desde atrás, con unas caderas y
trasero muy bien proporcionados.
Se dirigen al lateral, justo donde están los agujeros en el suelo que hacen de
letrinas, donde es nuevamente sujeta a la cadena que sobresale del suelo.
Trae con ella una especie de carrito con ruedas. De aquí saca un cubo con
agua enjabonada y perfumada. Se aplica a fondo y con mucha suavidad y
pulcritud, y sin dejar ni un solo recodo, recorre todo el cuerpo de la esclava,
que se deja hacer con placer. Casi con demasiado placer. No puede evitar
sentir un escalofrió que la hace estremecer, cuando la esponja mojada pasa
suave, y deliberadamente lenta, por su clítoris, y presiona de forma ostensible
cuando es el culo el que repasa. La mujer se da cuenta, esboza una ligerísima
sonrisa, y continua, aunque deteniéndose en los lugares estratégicos. Cuando
le lava el pelo inserta sus dedos en medio de los cabellos y masajea firme pero
suavemente toda la cabeza. La esclava tiene que cerrar los ojos, porque las
pupilas se le han puesto en blanco de placer.
La esclava no esta preocupada, pero desde luego intuye que algo grande se
esta preparando. No es normal que se tomen tantas molestias en ella, y
menos aquella mujer, cuando se acerca Salomón y descubre que se trata de la
esposa de D. Andres, su amo. Se podría decir que por consiguiente ella es a
todos los efectos legales su ama.
No sabe lo que se avecina, pero desde luego a sido estupendo. Aquella mujer
tiene manos mágicas. Cuando la ha bañado y pasado la esponja rozando con
sus dedos los anillos del clítoris se ha sentido muy, muy excitada. Y la
suavidad con que ha limpiado sus cabellos, y la paciencia para maquillarla. No
sabría decir lo que es, pero siente algo especial por aquella mujer. Que
tontería. Aquella mujer es su ama, y ella es simplemente su animal, y como
tal lo cuida y lo mima, para que este vistoso.
-Ya, es cierto. Pero tengo una opción de compra si quedo satisfecho durante el
tiempo de alquiler.
-¿Para la casa? ¿No tienes bastante en la casa con todo lo que tienes?
-Si, pero ya te he dicho que necesito algo especial. Qué te parece si hacemos
una cosa, la mitad de la semana para ti y la otra para mi..........
-No va a ser posible- En ese momento ella se pone delante de el y lanza una
mirada gélida y despreciativa a su marido- porque..........eres imposible Rita.
Vale, de lunes a jueves para ti.
Con una de ellas, la mas pequeña, engancha los grilletes de los codos. El resto
se las entrega a su marido, que las engancha de su cinturón, junto a los dos
látigos que siempre lleva colgados.
Nuevo viaje a carro, esta vez para sacar un artefacto consistente en unas
pequeñas orejeras, que impiden la visión lateral, unidas a un bozal de metal,
consistente en un aro que se inserta en la boca, lo que obliga al animal a
abrirla completamente, y que esta hueco por el centro. En realidad es un aro
metálico incrustado dentro de los dientes.
La solicita esposa se vuelve hacia el carro y saca una cola de pelo natural de
caballo.
Tira suavemente del aro de la nariz hacia abajo, el animal intuye lo que le le
viene encima, y abre las piernas toda la largura que le permite la cadena de
los grilletes. Después de untar vaselina, inserta en el culo del animal, muy,
muy despacio, el enorme bolo que sujeta la cola.
Es mas grande que el que llevo el dia anterior, pero la maestría con que ha
sido introducido, hace que casi pierda el equilibrio por el placer que le produce
cada centímetro que entra en su ya dilatado y ansioso culo.
-Perfecto verdad?
-Bien. Seguro que sacas algun premio. Para esto tu eres un numero uno
querido.
-Te pediría que no fueses tan grosero. Pero como eso va a ser imposible, solo
te recuerdo nuestro acuerdo. Esta noche a las doce el animal es mío hasta el
lunes.
Ella sabe que ya no lo vera mas hasta la semana que viene, seguramente el
miércoles o el jueves. Y se alegra profundamente de que sea así. Tendrá todo
el fin de semana para ella sola, y para cuidar a sus queridos animales. Aunque
también sabe que tendrá que entregar la bestia nueva a Salomón según lo
acordado, el Domingo a las 12.00 de la noche. No importa, es tiempo
suficiente.
D. Andres no era del tipo de hombre al que le preocuparan mucho las ideas o
sentimientos de su mujer. Sabia que ella disfrutaba, le daba todo, se le
permitía todo, y solo quería que ella fuera feliz, y le dejara a el serlo. Así que
le encantaba que fuese ella la que se ocupara del apero y arreglo final de sus
animales. De hecho, consideraba que tenia muy buena mano para ello. La
prueba estaba a la vista, pensaba, mientras abría el remolque para que
entrara el animal y lo trababa dentro. La ha dejado hecha un pincel.
Realmente esta hermosa.
Pero cuando pisa el suelo y mira hacia delante, mientras su amo le ata una
brillante cadena al collar, un escalofrió de terror, miedo, y angustia, recorren
su cuerpo.
Ella esperaba una finca de campo, pero aquello es una ciudad. Y esperaba
prados y empalizadas, pero están en un enorme aparcamiento lleno de
caravanas, remolques, y todo terrenos con enganche como el que lo ha
transportado a ella. Pensaba que acudirían un puñado de rudos granjeros, y
sin embargo escucha el murmullo de la gente dentro de un recinto cercano.
Cuando descubre que se trata de un pabellón cubierto, y que seguramente
dentro puede haber cientos de personas, sus piernas se paralizan por el terror,
y su mente esta tan angustiada que se niega a reaccionar. Solo piensa en una
cosa: Ella es una mujer, una mujer sensible y delicada. Educada y amante de
las buenas maneras y la buena educación. Nunca ha dejado de sentir pudor
cuando se ha mostrado desnuda delante de la gente, pero siempre lo ha hecho
delante de un numero muy reducido y cerrado. Sin embargo en este momento
se encuentra a punto de entrar en un lugar donde cientos de personas la
verán desnuda, completamente desnuda y expuesta no sabe a que situaciones
humillantes. Y la miraran como se mira a un animal. Adornado y amarrado
para que no escape.
Un brusco tirón de la cadena la hace reaccionar. Han sido solo unos segundos,
pero los suficientes para comprender que aquello es irreversible. Tiene dos
opciones, o martirizarse y sufrir con pensamientos racionales que no la
conducirán a nada, o decidirse, como de hecho creía que lo estaba, y aceptar
como algo irreversible que se ha convertido en lo que en estos momentos
aparenta. Parece un animal y es un animal.
Le gusta. Siempre le ha gustado . Desde el dia que lo vio por primera vez,
sintió envidia de D. Anselmo. Y No esta seguro, pero desde luego hace ya por
lo menos 8 años que la compro, y parece que va ganando con la edad.
-Si si, desde luego, que gane el mejor. Oye ¿no te parece que es un poco
pronto? ¿Te apetece un par de cervezas?
Se trata de una amplia avenida peatonal, con un lado ocupado por el pabellón,
y el otro por un complejo comercial lleno de tiendas y escaparates.
¿Como puede ser posible sentirse tan humillada y rebajada como lo esta
ahora- casi esta a punto de llorar- y al mismo tiempo tener el clítoris húmedo
de excitación?
Los dos miran la fachada del local y decididos se dirigen hacia lo que estaban
buscando.
Cuando llega D. Andres donde están estos artilugios suelta decidido la cadena
con la que tiraba de su esclava, y empujándole la espalda le pega la cara a la
pared, justo al lado de uno de estos aros. Saca un candado de su bolsillo y
une el aro embutido en la pared con el que cuelga de la nariz de la infeliz
esclava, que de esta manera tiene la cara tan pegada a la pared, que le es
imposible siquiera mover la cabeza ni dos centímetros.
Cada vez que un grupo de gente se acerca para opinar sobre ellas una
punzada de humillación y bajeza la atraviesa.
-Tiene buenas nalgas, pero fíjate en las piernas. Son demasiado largas para
tanto culo.
Van pasando los minutos, la calle esta cada vez más concurrida, y el animal de
D. Andres comprende que su compañera ya no resistirá mucho rato. Se le
están convulsionando las piernas y la espalda, y su cara es reflejo del
sufrimiento que padece a cada segundo que pasa. Por eso ella no es
consciente de la humillación que supone estar expuesta en medio de la calle a
miradas y comentarios de la gente. Bastante tiene con no desplomarse y
romperse la lengua o el clítoris en la caída.
Por fin aparecen los dos amos. Pero la casualidad quiere que saluden a dos
conocidos.
-D. Andres y D. Anselmo. Son estos sus animales de este año? Supongo que
este es el suyo D. Anselmo ¿No se cansa usted verdad?
-Ya ven ustedes. A ver si este año nos miran con buenos ojos.
Los dos hombres se alejan sonrientes y los amigos se disponen a soltar a sus
animales.
-Hombre hoy es su gran dia. Ser presidentes del jurado les hace creerse mas
importantes que nadie.
De eso esta seguro D. Andres. El también siente envidia, al ver a aquel bello
ejemplar convulsionarse en aquella postura en medio de la calle, mientras
espera que su amo la suelte. Mira ensimismado mientras su amigo le
desengancha el garfio de la lengua, y asombrado contempla como, no sabe si
por agotamiento o por sumisión, la esclava se deja caer a los pies de su amo,
y empieza a lamerle las botas en el mismo momento que la libera de la
cadena que sujeta su clítoris al enganche del suelo. Seguramente son ambas
cosas.
-Estaba pensando una cosa. ¿Cuánto tiempo hace que compraste este animal?
-No creas.
-Sin tapujos Anselmo. Somos amigos y nos conocemos demasiado bien para
andar con tonterías.
-En absoluto. Hace tiempo que vengo dándolo vueltas al tema, y que mejor
ocasión para comentártelo.
-Pero no entiendo.¿Para que quieres a mi capataz, tu eres mas rico que yo,
seguramente tendrás varios capataces?
-Bueno.............
-Mira Andres, sin muchos rodeos, he tenido en los últimos 3 años 5 capataces.
Todos ellos recomendados y carísimos. Bueno pues a todos he tenido que
despedirlos porque se beneficiaban a mis animales. Siempre. Antes o después,
todos caen en lo mismo.
Y resulta que me he comprado una finca nueva. Bueno pues lo voy a renovar
todo. De hecho solo me queda este ejemplar. Y si tu no te lo quedas lo
venderé hoy. Así que como todo será nuevo, quiero empezar por un buen
capataz. ¿Qué me dices?
-Bueno...........
-Ya. No es tan difícil, pero tampoco es tan fácil. Te olvidas de una cosa. Mi
capataz es un hombre libre y esta conmigo porque quiere. Bueno porque
quiere y porque le pago bien y permito todos sus caprichos.
-Yo no veo ningún problema en eso. ¿Qué te parece si hacemos una cosa? Lo
citas aquí para después del concurso, y almorzamos con el. Yo de todas
formas para los 5 de la tarde que empieza el mercado tengo que tener una
respuesta. Si tu te la quedas no hay problema. Si no, ya te he dicho que
tendré que venderla. Voy a comprar 4 animales jóvenes y esta ya me esta
sobrando.
-Anselmo hay una cosa que no entiendo. ¿Qué pinto yo en todo esto, porque
no has habado directamente con mi capataz? Yo no puedo hacer nada si el
decide irse.
-Para que nos vamos a engañar Andres. Si. Hace mas de 2 meses que intento
convencerlo, pero no quiere venirse conmigo.
-Si si, son mías. Pero eso es imposible. Se trata de dos ejemplares que no se
podrían ni siquiera poner en venta. De hecho me los regalaron en la casa de
alquiler por mi fidelidad. Ni siquiera me costaron dinero. ¿Estas seguro de lo
que me dices?
-No. Seguro del todo no estoy, pero es que no veo otro motivo para que
desaproveche mi oferta.
Cuando llegan al final del pasillo entran en una amplísima sala. Este gran
espacio ha sido acondicionado para convertirse en un gran establo. Así
encontramos compartimentos individuales a lo largo de los corredores
centrales, y muchos hombres con látigos y cadenas en los cinturones, que son
los encargados de los establos.
-Buenos dias caballeros. A ver. Bien. D. Andres a usted le toda a las 12.50. y
a usted D. Anselmo...a las ......13.40. Como siempre tendrán que esperar su
animal a la entrada de la pista y nosotros se lo llevaremos. ¿Alguna indicación
especial que quieran comentarme?¿Algun adornos especial? No. Buenos dias
entonces.
-Buenos dias.
Los dos hombres dan la vuelta y se cruzan en el pasillo con mas participantes
que llevan sus animales a la sala de preparación.
-Son las 10.30 y asta las 13.30 no tendrás que estar aquí. ¿Qué ta parece si
arreglamos el tema de una vez?
Están terminando cuando dos nuevos encargados entran con un cuenco lleno
de comida- Una especie de papilla blanca- que colocan en el asiento de
madera. Llevan también con ellos un cubo vació que seguramente hace las
veces de letrina.
-No se. Pero no creo, por ahí veo a algunas que lo hacen.
-¿Cómo te llamas?
-Hasta ahora Puta. Pero ya has oído. Igual me venden y cambio de amo y de
nombre.¿qué tal es tu amo, te deja follar mucho?
-Bueno..........no se.........es que soy nueva. Hace unos dias que me alquilo y
no se si..........
-No has participado nunca entonces.
Mientras, los dos hombres han llegado a la finca de D. Andres y han llamado a
Salomón.
-Como estamos hablando entre hombres, creo que lo mejor es que nos
dejemos de tonterías y vallamos directamente a lo que nos ha traído aquí, y
es la razón de porque te hemos llamado Salomón. D. Anselmo estaría
encantado de contar con tus servicios como capataz en su aun por estrenar
finca. Todo en ella será nueva. Desde la propia finca, hasta los animales que
quiere instalar en ella. También me ha comentado que ha estado haciéndote
proposiciones, pero que tu no has aceptado. Bien, dinos, si eres tan amable,
Salomón, cual es tu postura en este tema y que piensas hacer al respecto.
Efectivamente en unos segundos suben por las escaleras dos esclavas con la
indumentaria habitual del resto de esclavas de la granja, aunque con una
particularidad. Ambas están unidas por el collar de su cuello con una gruesa
cadena de unos 90 centímetros de longitud. Además, de las anillas de sus
clítoris, otra cadena, esta mas fina, aunque también considerable, y de la
misma longitud que la otra, las mantiene también unidas.
-Vera usted señor capataz. Hemos estado charlando su patrón y yo, y hemos
llegado a un acuerdo. Usted se viene conmigo a trabajar y se trae con usted
las dos potrillas. Yo me comprometo por mi parte a pagarle el doble que D.
Andres y a mantener sus mismas condiciones de trabajo ¿Qué le parece?
-No. No ha sido nada difícil. Te todas formas hay una cosa que queda
pendiente.
-No comprendo
-A, bueno, tu te refieres a las dos potrillas. Pero si tu mismo has dicho que no
valen ni para la venta. Venga hombre si no valen nada.
-Bueno mira Anselmo, sea como sea la cuestión es que me has de pagar algo
que no entraba en el trato inicial.
En el pabellón faltan apenas 10 minutos para que sean las 12.30 y todo esta
ya preparado para comenzar. Los asientos de las gradas casi por la mitad, los
de la pista, alrededor de las numerosas pruebas, totalmente llenos. Las luces y
focos encendidos, y el ambiente, con globos y serpentinas, totalmente festivo.
Se pueden ver a algunas mujeres, pero la gran mayoría son hombres. Van, o
bien en solitario, o bien en grupo. También se puede observa a algunas
parejas.
D. Andres sale decidido sin mirar atrás y avanza por uno de los pasillos, de ½
metro de ancho, y dirige sus pasos hacia la primera plataforma. La gente le
anima a su paso, incluso algun conocido pronuncia su nombre dándole
pasmaditas en la espalda. Los aplausos cesan cuando sube al entarimado,
seguido muy de cerca por su animal. Se dirige al centro de la plataforma y
cuando esta aquí empieza el recital de señas que ya tenían ensayado. Se
arrodilla, se levanta, se gira, vuelta a agacharse, se levanta de nuevo. Primero
con una rodilla, luego con las dos.
Lo primero que hizo D. Andres fue restallar el látigo al aire. Una ovación sonó
entre el publico, y el rictus de terror de la esclava fue también visible.
No tuvo que esperar mucho tiempo para sentir el sabor de aquel flexible látigo
en sus nalgas. Intentando no caerse al principio- No era fácil tirar de un carro
en el que va subido un hombre de cierto peso, con la penalidad que supone
hacerlo en determinadas condiciones: Las manos encadenadas a la espalda.
Los codos también atados para hacer sobresalir las tetas. Un bozal metido en
la boca que te impide respirar normalmente, y un bolo metido en el culo. Los
pies encadenados también, y subidos sobre unos altísimos tacones-Y así
tímidamente al principio y con muchas precauciones, los sucesivos latigazos
en el culo y la espalda le hacen aprender rápido. Primero caminando, luego
trote ligero, después carrera. Y así varias veces. Al final comprende que solo
debe dejarse llevar. Si tiran de su teta izquierda, desviarse a este lado, y
viceversa. Si tiran de las dos a la vez, detenerse. Un chasquido del látigo,
correr mas rápido, e inevitablemente un latigazo, lo esta haciendo mal y tiene
que rectificar.
Por fin se detienen. D. Andres baja, se dirige a ella, y con suavidad le acaricia
la espalda y el culo. Eso es que lo he hecho bien, piensa el animal satisfecho.
Algo grave tiene que ser, porque la expresión de D. Andres cuando están
subiendo los 5 escalones de la tarima es seria, más bien preocupada. Ella
comprende que aquella seguramente es la prueba definitiva. El amo se dirige
al centro, cierra los ojos, y espera mientras su animal se sitúa detrás de el, y
un nuevo cuidados sube al entarimado con un pequeño cubo en las manos. La
esclava lo mira y adivina lo que va a suceder. El empleado se llena las manos
con aquel liquido brillante y viscoso y empieza a untar todo el cuerpo del
animal. Vuelven a embadurnarla con aquel maldito ungüento que la hace
perder la razón y la pasión. Aún antes de que termine el empleado, ya
empieza a sentir sus efectos. De nuevo un escalofrió profundo y prolongado la
hace temblar cada parte de su cuerpo. Y de nuevo oleadas de placer casi
incontenibles la hacen estremecerse.
Sonríe abiertamente mientras sube los escalones y levanta en alto una caja
dorada llena de consoladores, bolas chinas, y un instrumental completo de
artefactos similares. El publico vuelve a rugir.
La esclava mira primero con angustia, después con resignación, y al final con
deseo.
Esta amenaza hace su efecto cuando se sitúa encima del consolador clavado
en el suelo de la tarima, y abre las piernas todo lo que los grilletes se lo
permiten. Incluso cuando empieza a agacharse e intenta mantener el
equilibrio para no caerse al situarse en cuclillas justo encima del artefacto. Sin
embargo cuando el flexible pene de silicona pugna una y otra vez por querer
entrar en uno de sus agujeros abiertos, y el refriegue continuo que esto
supone, todas sus fuerzas e intenciones se desvanecen, y una oleada de
placer empieza a cegarle la vista y el entendimiento. Cuando por fin el pene
consigue abrirse camino por el húmedo y hambriento sexo, no duda en
agacharse todo lo que puede para llevarlo hasta el fondo. Instintivamente
cierra y aprieta los párpados y un continuo subir y bajar se apodera de ella.
Las pantorrillas, glúteos y muslos son los que están haciendo todo aquel
esfuerzo de subir y bajar desenfrenadamente un cuerpo desbocado. Y el
esfuerzo se ve incrementado por la tensión y la postura, forzada hasta el
limite, por los altos tacones y las cadenas que traban manos y piernas.
Cuando la punta del látigo impacta con su tremenda fuerza y eficacia en medio
de los pezones del animal, este se queda por un momento quieto. Parece no
esperar este sobresalto. A quedado a media altura sin poder llegar a
levantarse.
Abre los ojos, mira a su amo, y dos lagrimas enormes salen de sus ojos.
-Trátamela bien. Se ha portado como una autentica zorra. Por cierto luego
vendrá otro concursante. D. Anselmo ¿ Sabes quien es verdad? Bueno traerá
su animal aquí. Se lo he comprado. Lo metes en el mismo corral que ha este y
me los tienes limpios y preparados para la marcha. Tengo que acercarme a la
subasta y seguramente tarde un poco más de lo habitual. No hay ningún
problema verdad?
Los dos amigos se encontraron al lado del estrado principal donde los jueces
daban a conocer los nombres de los ganadores.
-Un fin de semana que me fui de viaje a la capital de la isla tuve que comer
fuera y después de buscar en bastantes locales, termine en un frío, aburrido y
obsoleto restaurante que se auto llamaba modernista. Comprendí que aquello
estaba por explotar y decidí abrir un pequeño, más bien pequeñísimo-solo
teníamos 10 mesas- local en el que contrate a lo mejor que pude encontrar.
Los mejores camareros, el mejor metre, y por supuesto el mejor restaurador,
que traje de Europa a precio de oro por cierto. Bueno, pues te diré que a las 3
semanas de abrir, ya teníamos reservas hechas para 3 meses.
Después abrí otro bastante mas grande, y luego otro, también mucho más
grande, pero con la misma calidad. Hoy te puedo decir que si quieres comer
bien y con garantías en esta isla tendrás que ir a uno de mis restaurantes.
-De todas formas cuando entre definitivamente en el negocio fue cuando abrí
mi hotel.
-¿Tienes un hotel?
-No entiendo.
-No. La semana que viene estaré demasiado ocupado con mi nuevo proyecto,
pero si dentro de un mes.
-Ya lo veras.
-La verdad es que si, pero solo con los buenos amigos.
Tanto D. Andres como D. Anselmo eran las dos cosas, y como al resto de
hombres y mujeres que componían el club, ni les gustaba el polo, ni la
mayoría sabían en que consistía. De hecho no tenían siquiera un campo donde
jugar. Sus instalaciones se limitaban a aquel bonito, lujoso y emblemático
edificio, que con el paso del tiempo había sido trasformado para convertirlo en
cafetería, restaurante, club social , y por supuesto lugar de encuentro para la
clase pudiente y conocida de la ciudad.
Todos sabían que en aquel lugar solo se comerciaba con material de primera
clase.
Y los encargados de que todo saliese perfecto era la prestigiosa casa de doma
y venta numero uno de la isla. Por supuesto la que partencia a su Excelencia.
Ellos se encargaban de conseguir material nuevo de primera clase, así como
de acondicionar y preparar a los ejemplares que los dueños ya no querían y
ponían a la venta.
Parecía que nada pasase, porque nadie tampoco prestaba demasiado atención
al animal que no dejaba de pasear a un lado y a otro. Primero tranquilamente,
como le habían enseñado, con la cabeza alta y los ojos fijos en el suelo, dando
pequeños pasos e intentando mover descaradamente pero sin ostentación o
descaro las partes mas volubles de su cuerpo. Sin embargo el tiempo pasaba,
los clientes seguían tomando café, o charlando, o sencillamente observando,
pero nadie hacia sonar su copa, y ella sabia perfectamente lo que eso
significaba. Si no era vendida tendría que volver con su actual dueño, que
seguramente se desharía de ella porque si la había puesto en venta era
evidente que ya no le servia para nada, y lógicamente no iba a mantener un
gasto inútil.
Intento sacar a relucir su lado más sensual, se movió con toda la sensualidad
de que fue capaz , y al final solo se le ocurrió andar agachada un rato y de
rodillas otro rato.
-Es una pena, pero estos animales antes o después tienes que desprenderte
de ellos.
Así que puestos a elegir toco la copa cuando salió una hembra de unos 28
años, bastante bien formada, sin demasiadas señas de castigos y una cara
bastante llamativa.
D. Andres huele los líquidos vaginales de la esclava, se limpia los dedos con
una servilleta, y habla con su amigo.
-Buenas tardes señores. ¿ Todo bien? Veo que tienen ustedes un gusto
exquisito. Este es un ejemplar que pone en venta un distinguido caballero de
la isla. Circunstancias familiares le obligan a ello.
-Se acaba de casar de nuevo- era divorciado- y por lo visto a su nueva mujer
no le gustan demasiado los animales.
-Bien pues como les decía se trata de una ganga. Este ejemplar tiene un
precio de salida de 18.000 €
Los dos se miran, miran a la esclava- que sigue inclinada hacia delante con las
piernas abiertas y la cucharilla del café metida en el culo, nadie le ha dicho
que se levante- e interpelan al encargado.
-No entiendo.
-Usted quiere tomarnos el pelo. Pretende decirnos que por este animal, por el
que solo e pujado yo, que ya es bastante sospechoso, solo pide 18.000€ ?
Aquellos labios, los pómulos, las cejas arqueadas hacia delante, y sobre todo
esa mirada.
Es vicio, aquella cara es pura pasión, desenfreno, y solo con mirarla se adivina
la lujuria.
D. Andres inclina su cuerpo hacia donde esta su amigo, y le habla bajo al oído.
- No sabes lo que haces si te quedas con este animal. Puede echarte a perder
todos tus ejemplares. Pero en fin tu sabrás lo que haces ¿ Y de cuanto dinero
estamos hablando?
-Justamente el que te vas a ahorrar ahora mismo. Es decir 9.000 €
D. Andres sonríe , y decidido extiende su mano hacia la mesa para apagar con
la punta de los dedos una de las dos velas que la adorna. La saca entonces del
pabilo, y dándole la vuelta comprueba las dimensiones y grosor de esta.
- ¿ Y si le doy 9.000€?
-Es una inversión Andres. Todo esto no es mas que una inversión que pienso
recuperar si todo sale como yo espero
Una vez fuera une a sus tres ejemplares con cadenas a través de los collares y
las guía satisfecho a la entrada de la cuadra. Aquí coge la larga cadena que
hay en el suelo y la engancha al animal que permanece en medio de las tres.
No esta claro que será aquello, pero desde luego el hambre es tan grande que
las tres se dirigen y se arrodillan a una delante de los platos.
Cuando se sitúa delante las tres esclavas al unísono levantan la cabeza del
suelo y permanecen atentas y de rodillas a la reacción de su amo. Se acerca a
la que no le ha dado tiempo a probar por detrás, precisamente la de alquiler.
Esta no espera, y cuando tiene el miembro de su amo cerca se abalanza sobre
el y lo lame con tanta lujuria que es el propio amo quien tiene que dar un paso
atrás. Se hubiera corrido al momento si se hubiera estado quieto. Realmente
era peligrosa aquella hembra. La mira como se relame y pide más con los
labios y la lengua. Da dos pasos atrás y comprueba el buen ganado que tiene
cuando las tres se dirigen de rodillas hacia donde el se encuentra. Casi
empujándose por coger el caramelo es su animal de alquiler el que llega
primero y empieza a chupar de nuevo con glotonería. Tanta y con tan buen
hacer que asta aquí llega D. Andres. Ya no puede aguantar mas y se corre en
la boca de su esclava. No ha caído ni una gota, y las otras dos miran
resignadas y dejan caer los hombros en señal de impotencia.
Por supuesto no sorprende a nadie que un amo haga catas de sus animales y
los pruebe de vez en cuando. Y menos cuando este amo es D. Andres, gran
aficionado.
Cuando mete a los animales al corral se da cuanta que también aquí anda
corto de instalaciones, ya que solo dispone de una jaula, grande desde luego,
pero tendrá que poner alguna más. No importa, nos apañaremos mientras me
las instalan, piensa mientras va descalzando a las tres esclavas y decide que
así están bien, simplemente atara la cadena suelta a la jaula y las dejara
unidas por el cuello. Mejor que se vallan conociendo.
-Bueno............os habéis portado bien esta noche. Esperemos que todo sigua
igual. Vamos a ver. Tu te llamas Puta. Tu eres Salida. Y tu, bueno a ti todavía
no te he puesto nombre. Vamos a ver, mañana encargare al herrero que me
haga una nueva divisa para marcaros a vosotras dos, pero contigo no puedo
hacer nada. De todas formas estoy decidido a comprarte, así que te
llamare............Puta, Salida y Guarra. Tu serás Guarra. Me gusta.
Cuando el amo se marcha las tres se sientan agotadas con la espalda apoyada
en los barrotes de la jaula ocupando el único jergón viejo que hay en el suelo.
Al principio se miran y parece que no se atreven a hablar, por fin es la de en
medio la que se decide, apenas susurrando.
Las otras dos la observan con cara rara, no contestan, y miran hacia la puerta
de entrada, que sigue cerrada con un gran cerrojo por fuera. La total
oscuridad esta mitigada por la luz que entra a trabes de una ventana, alta y
enrejada, procedente de la farola del camino.
-Tampoco tenemos mucho que decir. Por lo que he visto ninguna conoce
mucho al nuevo amo.
Después de un buen rato por fin consiguen dormirse. Mas calientes que
cuando se acostaron sobre el viejo y duro ropón del suelo, y seguramente
menos que en los duros dias que les esperan.
Cuando el ama de la casa llega a la jaula mira con la boca abierta a las tres
esclavas que permanecen sentadas en el jergón que les ha servido de cama
durante la noche. Están despiertas y si bien al principio no reaccionan, las tres
se dan cuenta a la vez que algo esta saliendo mal. Como un resorte que las
impulsa al unísono se incorporan y se arrodillan con la cabeza baja. No saben
quienes son aquellas personas, pero es mejor mostrarse dócil por si acaso.
El ama sonríe y su enorme dentadura hace que su boca parezca aún mas
grande de lo que es. Sus ojos achinados pierden casi el dibujo de visión. Es
realmente fea aquella mujer.
Entra en la jaula, desengancha la cadena y tirando suavemente las tres
esclavas salen y se dirigen hacia la casa. Entran directamente a la cocina, y de
aquí, por una puerta enorme de cristales, pasan a un gran patio interior.
Una vez aquí, y ayudada por la mujer de negro y el hombre afeminado, coloca
a las tres esclavas en el centro del patio, y sin soltarles las cadenas que las
unen por el cuello, el ama se dedica con deleite y sin reparar en tiempo, a
preparar a las que considera sus nuevas propiedades.
Primero las baña con una manguera de agua tibia y jabón perfumado,
recreándose especialmente con la esponja a la hora de restregar esta contra
los cuerpos. También toma su tiempo, cuando con sus propias manos, se
dedica a repasar cada parte de aquellos cuerpos desnudos y recién duchados y
perfumados, con crema suavizante. Da instrucciones al hombre afeminado y
este entra en la cocina para preparar unos sabrosos platos con jamón cocido,
huevos fritos, tostadas y leche fresca. La propia ama se dedica, por supuesto
con bastante parsimonia, a dar con sus manos el suculento desayuno a cada
una de las esclavas. La mujer de negro trae entonces un taburete y empieza
la sesión de peluquería y maquillaje. Estudia cada una de las caras y no repara
en tiempo ni en gasto para crear un peinado y unos tonos de maquillaje que
ella, ayudada por el hombre afeminado, considera mejor para cada una. Esta
encantada, se la ve en la cara, y en el entusiasmo con el que observa y
estudia cada uno de los objetos que hay dentro del cajón que acaba de traer
la mujer de negro. Empieza por elegir los zapatos. Tiene una variada selección
de mas de 15 pares, y no duda en ir sacando cada uno para ver como queda
con el color de la piel, el estilo del peinado, o la forma de los glúteos.
A estas alturas las tres esclavas no saben que esta pasando, y por
experiencias pasadas temen algo muy gordo. No es normal que les duchen
con agua tibia, menos que les den crema suavizante y las peinen de aquella
forma tan especial, y no digamos de la comida. Hace mucho tiempo que
comen de rodillas en el suelo, en recipientes asquerosos y sucios, y por
supuesto piensos y papillas, y como algo extraordinario, sobras de sus amos.
- Bien. Esto creo que esta bastante bien. Quiero que me digáis vuestra opinión
sincera sobre mi criterio. Ya sabéis lo que pienso. Seis ojos ven mas que dos.
Vamos a ver: Que os parece si por fin nos damos el lujo de tener una perrita
en la casa. Tenemos la caseta, tenemos la jaula, lo tenemos todo. De hecho
siempre he tenido el capricho de tener una perra, pero desgraciadamente el
gandul de mi marido nunca me ha complacido. ¿Cuál de las tres pensáis
vosotros que tiene mas cualidades?
Miran con ojos escrutadores a las tres esclavas que permanecen de pie frente
a ellos. Por fin es Daniel, el hombre afeminado, quien dirigiéndose a las
esclavas, y concretamente a la que había comprado D. Andres en la subasta,
habla decidido.
- Si presumo de algo es de conocer bien a las damas. Y si hay una dama sobre
todas a la que conozco mas que al resto es a usted señora. Me he fijado que
habéis hecho un peinado sencillo y con tirabuzones, simulando las crines de
cualquier can. El maquillaje es contundente, resaltando esta cara de perra
viciosa que tiene este animal. Y por ultimo.........me ha convencido el detalle
de los zapatos. Por supuesto de tacón imposible y de colorido suave y charol.
No los utilizara y no se estropearan puesto que una perra va a cuatro patas y
ella nunca tendrá que andar con ellos.
-Eres único Daniel. Siempre lo he dicho. Parece como si adivinaras mis gustos
y pensamientos antes que estos lleguen. Bien, perfecto, esta será a partir de
hoy nuestra nueva perra.
Saca del cofre una bonita correa con incrustaciones de metal brillante. Se
acerca a la esclava y suelta con una llave que tiene en el bolsillo la cadena que
la una por el cuello a sus compañeras, tras haber enganchado la correa a su
collar metálico.
-Estaba pensando que no nos vendría nada mal una esclava para la casa.
¿ Cuanto nos esta costando la asistenta que nos limpia ahora Mariana?
- Bueno pues elige a uno de estos animales, que será a partir de ahora la
esclava de la casa.
Mientras habla se dirigen a las dos esclavas y suelta la cadena que las une por
el cuello.
-Estoy pensando Elvira que tu pupila no podrá hacer su trabajo con las manos
trabadas a la espalda. Y lo peor es que esas cadenas están remachadas, ósea
que no tenemos llaves para abrirlas. Acércate a los talleres o la serraría y dile
al herrero que venga con los instrumento necesarios para poder abrir esas
cadenas.
-Señora yo aprovecharía la visita del herrero para hacer alguna instalación que
tengo pensada para la realización del trabajo domestico de la nueva esclava.
¿Puedo.......’
-Puedes hacer lo que quieras, siempre que no sea muy costoso. Luego
veremos si me gusta.
-Me da igual lo que te halla dicho D. Andres- sus palabras son secas y
malhumoradas- tu harás lo que yo te diga, y punto.
En primer lugar ha tenido que cortar con una sierra, y con muchísima
delicadeza para no herir a nadie, las cadenas que no tenían llave y que
mantenían pagadas por las muñecas las manos de las tres esclavas a la
espalda. A continuación les ha puesto nuevas cadenas, pero estas con mas
holgura y con las manos por delante. Cuando le ha preguntado a la Señora si
remachaba el cierre de estas cadenas, la señora ha decidido que no, mejor
con llave. Así que ha tenido que acercarse al almacén para coger grilletes
convencionales. Después, y a requerimiento de Mariana, a entrado en la casa
y ha instalado una seria de cadenas sujetas a la pared a media altura y con
una largura determinada y en determinadas habitaciones.
Estos paseos por el exterior de la casa no duran nunca mas de una hora, y
cuando terminan Daniel vuelve con su perra a la casa, le quita los adornos y el
collar, y la amarra al cuello con la cadena de la perrera dejando siempre un
poco de largura para que pueda salir o permanecer fuera si le apetece. Aquí
pasa el resto del dia, excepto un rato al medio dia cuando come el ama de la
casa- D. Andres esta en la ciudad, y solo aparece los fines de semana- en que
le sueltan de la cadena y la dejan suelta por la cocina para que pueda comer
los restos que el ama le tira al suelo, y que constituye su almuerzo.
La monotonía se rompe los dias que la señora decide salir de paseo, que suele
ser los martes y miércoles. Ella misma es quien se ocupa de preparar a su
perra cuando decide sacarla. La ducha es a conciencia, el peinado y el
maquillaje, que todos lo dias hace su cuidador a primera hora, en estas
ocasiones es retocado y mimado con esmero, por no hablar de la depilación,
que realiza la misma ama, dejando adornos de su inventiva por ejemplo en el
vello pubico donde le gusta algun dibujo o figura. Por supuesto los
complementos suelen ser especiales. El collar de siempre que no tiene
apertura, es cubierto por uno reluciente unido a una correa de cuero
engastado con incrustaciones metálicas, los grilletes de las manos son
sustituidos por unos nuevos, relucientes y mucho más cortos. Los de los pies,
al no tener apertura son los de siempre, pero limpiados con esmero para que
brillen lo mas posible, o por lo menos estén limpios. Tampoco es inusual que
le ponga unas medias negras con fantasías y liguero, y por supuesto unos
zapatos a juego con el collar o las medias.
Lo habitual es visitar la casa de alguna amiga donde se reúnen las damas más
o menos influyentes de la isla. Aquí, y mientras ellas charlan o juegan al bingo
en el interior de la casa, suelen dejar sus animales sueltos en el jardín. Si
tienen suerte y no le han colocado bozal es el momento en que puede
relacionarse con otros animales y enterarse de cosas interesantes.
También puede usted venir acompañada por algún animal domestico que
posea, ya que el tema ha tratar mañana estará relacionado con esto.
Cuando entro al amplio y luminoso salón, fue la propia Doña Gracia la que se
dirigió a ella en tono amable y condescendiente. Era una habitación decorada
con muy buen gusto, con los ventanales abiertos, lo que hacia que los rayos
recién estrenados del día iluminasen las brillantes armaduras y le diesen
colorido a los cuadros de época, dándole vida a su vez a los jarrones con flores
recién colocadas. En una amplia mesa ovalada situada en el centro de la
habitación 8 mujeres se levantaron y fueron saludadas una a una por Doña
Elvira. Sabia perfectamente quienes eran y esto le provoco un poco de vértigo,
de desconcierto. Allí estaban las mujeres más importantes del país, y ella
estaba entre ellas. Sus pies casi no tocaban el suelo.
-Bien señoras, vamos sin preámbulos al tema que nos ocupa hoy. Como todas
sabemos existe una gran preocupación social por el tema de los animales.
En cuanto al tercer punto, y más polémico por el impacto social que tiene, no
sabría como enfocarlo. Se trata de la casa de desecho. Según dicen ellos, en
esta institución están pasando cosas muy raras. En fin señoras, vamos a ir
punto por punto para no liarnos con los temas. 1ºSolo el amo podrá castigar al
animal, y nadie mas sin su permiso. ¿Qué piensan ustedes de eso?
-Es una estupidez como una catedral. Y digo esto porque en la practica eso es
justamente lo que se hace. Yo no voy por hay castigando o corrigiendo los
errores de los animales de otro. Que cada uno arregle sus problemas. Otra
cosa es que se viese un comportamiento tan fuera de lo normal que fuese
necesario intervenir. En cualquier caso en este supuesto el responsable ultimo
seria el amo del animal que comete la infracción.
Todas asienten sin hacer ningún comentario más, y Dª Gracia entiende que es
necesario continuar.
-Tu consideras por tanto que no seria mejor tener un sitio adecuado donde
poder hacer esto tranquilamente- La que ha hablado es una mujer
cincuentona de muy buen ver, atractiva seguramente en su juventud, esposa
de D. Conrado Valindez, el mayor terrateniente del país, y uno de los
habitantes mas ricos-
-No es que me oponga, es que me parece algo sin sentido. Vamos a ver tu vas
con tu perra por la calle mayor y de pronto se orina en una esquina. No es
lógico que le des unos azotes- o lo que tu quieras- en ese momento?, entre
otras cosas para que tu perra entienda que eso no se puede hacer, en vez de
tener que desplazarte a valla usted a saber donde se instalaría este sitio,
donde tendrías que ir expresamente a darle unos azotes a tu animal. Bueno,
esto sin contar por supuesto el tema económico, os recuerdo que esto no seria
gratis. ¿ Que ministerio, y con cargo a que presupuestos se haría cargo?
-Si el problema no es hacerlo en casa, o fuera, el tema esta en que cada amo
debe castigar a su animal donde y cuando crea conveniente. No tenemos
porque hacer ninguna ley que restrinja su libertad.
-Si, de acuerdo, el tema del bozal esta bien, me parece correcto. Como dije
antes existe una normativa de hace mucho tiempo que obliga a llevar a los
animales con bozal en la vía publica, lo que pasa es que todo el mundo hace la
vista gorda . Consiste sencillamente en hacer que se cumpla esta norma. En
cuanto se multen a un par de personas, veréis lo pronto que se cumple la ley.
-Le ruego por favor Dª Espi que se tranquilice, estamos aquí para conversar y
entendernos, pero no para enfrentarnos, y mucho menos enfadarnos.
-Le ruego me disculpe Dª Gracia, pero hay temas. ¿Les importe que tome la
palabra?
-Por favor, no solo no nos importa, sino que es usted la más apropiada para
hacerlo
-Muchas gracias. Les ruego una vez más que me disculpen, pero hay temas
que me sacan de quicio. Todas ustedes conocen la fama de esta empresa, y
no todo el mundo conoce la verdad, la verdad y el funcionamiento, que no
crean ustedes que es sencillo. El proceso en teoría es muy simple, nosotros
recibimos una subvención anual del ministerio de sanidad por hacernos cargo
de los animales de desecho, y eliminarlos. Y eso es lo que hacemos, pero
además tenemos que servir peticiones de muchas empresas, particulares,
instituciones, solicitándonos un material que si bien es de desecho, puede ser
todavía reutilizado.
En una finca que hay al lado del parque, y que esta completamente cerrada
por una gran muralla, están los huertos donde se cultivan todos los productos.
Principalmente trigo, además de pimientos, tomates, olivos, remolacha,
lechuga ,etc. Los encargados de esta finca son dos capataces, ayudados a su
vez por una treintena de empleados, repartidos en turnos de 8 horas. Las tres
bestias que el encargado ha seleccionado este semana para la siembra son
hembras de aceptable buen porte, con 39 años una y 42 las otras. Están
recién llegadas a la casa de desecho, y calcula que aguantaran mas o menos 5
meses antes de ser sustituidas, aunque según le han informado antes de ser
elegidas, dos de ellas han estado los últimos 8 años de su vida como animales
de arrastre en una granja, y eso les puede dar bastante resistencia. Cuando
entren en la plantación de trigo serán rápidamente unidas por el cuello a un
ubio con tres aperturas, que a su vez esta enganchado a un arado. A partir de
ese momento su misión es empujar con todas las fuerzas de su alma el arado.
El cambio de bestias es gratis, ya que se contrata en número, y por tanto lo
único que importa es el resultado. El látigo se usa con contundencia y sin
importan marcas o lesiones. Los periodos de descanso son de 30 minutos cada
2 horas, y la jornada es continua. No existe la noche o el día. 2 horas tirando
del arado, y media hora descansando, en la que hay que comer, dormir, y
todo lo demás. Por supupesto no se desengancha el arado, que llevaran
puesto mientras aguanten. Cuando una de ellas deja de tirar, son
desenganchadas las tres juntas y llevadas de nuevo a la casa de desecho para
su eliminación, siendo sustituidas por otro trió. El empleado encargado del
arado es en este caso un hombre experimentado en el manejo tanto del arado
como de las bestias. Cuando ve el trió que le acaban de entregar observa y
examina detenidamente, encogiendo un poco el labio superior. Esto quiere
decir que no esta mal, pero algo le desagrada. Ha visto, porque es evidente,
que dos de las piezas están en una excelente forma física, comprobando la
dureza de sus glúteos, nalgas y brazos. Sin embargo la mas joven no le gusta
nada. Seguramente ha estado toda su vida como animal decorativo, o valla
usted a saber que. Todavía conserva en sus posturas la elegancia. Pero
cuando toca sus piernas, ve las tetas bastante grandes, pero ya casi
desprendidas- al contrario que las otras- y observa los restos de peinados
elegantes y maquillaje, comprende que ese animal le dará problemas. Decide
que lo mejor y más sabio es colocar a las bestias fuertes a los lados y a la
débil en el centro.
-El control exhaustivo se hace cada año con la declaración de hacienda, y cada
mes con las visitas de los inspectores de industria. En cuanto a la regulación
en la forma de proceder, les aseguro que es totalmente escrupulosa.
Seguramente alguna de ustedes no sabe como hacemos nuestro trabajo. Bien,
yo las invito personalmente para que en la próxima reunión visitemos las
instalaciones de nuestra empresa.
Sin embargo este animal nada mas salir al jardín se ha puesto a cuatro patas,
y ha sabido muy bien cual era su actitud cuando llegada a la altura de su ama;
se ha restregado dócilmente en sus piernas y ha lamido a conciencia sus
zapatos. Esta se ha dejado hacer, cambiando de posición sus pies varias
veces, obligando así a su perra a buscar golosamente con su lengua las puntas
de esos zapatos muy caros, pero nada ostentosos por lo demás, que esta
mañana ha elegido podría decirse que al azar, pero no seria entonces verdad.
Sabia perfectamente lo que hacia, igual que ha sabido mirar a sus compañeras
de tertulia matutina, y ver en sus ojos el asombro y la envidia, cuando con un
gesto casi distraído a acariciado las nalgas de su perra y también
distraídamente a dejado que uno de sus dedos recorra por detrás el húmedo
clítoris de su ya excitado animal. Era inevitable. A dejado escapar un profundo
aullido de placer, al tiempo que ha levantado todo lo posible su culo y abierto
todo lo que le era posible sus piernas, mientras mira desde su cara pegada al
suelo suplicante a su ama, implorando alguna caricia, algún roce, algún gesto,
que calme la calentura que la abrasa en ese momento.
-Venga perra, adelante. Tendrán ustedes que disculparme, pero este animal
me trae por la calle de la amargura. Ya no se que hacer con ella. Es buena,
con buen corazón y con espíritu de entrega, pero su eterna calentura la pierde
en todo momento. De verdad Dº Gracia mil perdones si esta situación ha
podido a llegar a incomodarla por algo, estoy tan arrepentida de haber traído
este animal que no se como...............
-Por Dios amiga mía en absoluto debe sentirse usted violenta por nada. Todo
lo contrario, aprovecho esta situación para hacerle participe de la resolución
que adoptamos la ultima semana, en la que desgraciadamente usted todavía
no nos acompañaba. Someramente le informare que tratamos el tema de los
animales domésticos, y más concretamente la insubordinación o la disciplina
de estos animales. La conclusión que sacamos fue muy clara. Al tratarse de un
tema estrictamente privado no podemos inmiscuirnos lo más mínimo, pero si
que dictamos una serie de consejos que desde luego esperamos sean de gran
ayuda a todas las amas de casa. Si me disculpa un momento tengo aquí el
libro de actas.............a pero si no hace falta, precisamente acaban de llegar
los folletos que se distribuirán desde hoy mismo por todos los hogares con
estos consejos. Eustaquio acércate a mi escritorio y me traes un paquete
cerrado tamaño folio y color verde. Date prisa.
Y así fueron tratando varios temas, y se charlo de todo lo que se les podía
ocurrir, sabiendo siempre que sus palabras o actos, sin serlo, eran
prácticamente decisiones de ley.
.........................................................iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiddddddddddllllllllllllllllllllllllll
lllllll
- Sencillo. Las cosas hace 1 año que no van nada, pero nada bien. Esto
significa que no estamos en la ruina, pero podemos llegar a estarlo si no
pagamos ya, y ya quiere decir en un par de días, todas las deudas que
tenemos.
-Si
-Hace justo un año que no lo veo, y me pidió varias veces que fuera a visitar
su nuevo negocio. Incluso me mando unas tarjetas invitándome a la
inauguración, hace unos meses. Pero de vedad, Anselmo es muy escrupuloso
para el dinero.
Cuando baja puede ver al final de unas escaleras de mármol un lujoso y bonito
edificio de época colonial, perfectamente restaurado y con pleno esplendor.
Amplios ventanales con cristaleras de colorido alegre. Puertas amplias, de
maderas nobles. Y parecía más reducido, a medida que va subiendo las
escalera se da cuenta que en realidad se trata de un palacio reconstruido, y
mas que un palacio, se puede decir que es un enorme palacio. No se podía
apreciar desde el aparcamiento su longitud, ni los hermosos e inmensos
jardines que lo rodean. Le faltan cuatro escalones cuando una amplia sonrisa
le saluda cordialmente.
-Buenas tardes Andrés. Cuanto has tardado en venir, esperaba antes tu visita.
-¿Cómo demonios has conseguido hacerte con este palacio? Te ha tenido que
costar una fortuna.
-Bueno, algún dinerillo que teníamos ahorrado. Andrés ¿Estas bien? Tienes
mala cara.
-Si, bueno es que estoy un poco sorprendido. Anselmo necesito hablar contigo
urgentemente. Tengo un problema bastante gordo.
Los dos hombres dejan la entrada principal y acceden por una pequeña puerta
secundaria que hay en uno de los laterales del palacio. Dan directamente a
unas pequeñas escaleras por las que suben un par de pisos y entran en la
habitación más lujosa que nunca ha visto D. Andrés. Es luminosa, espaciosa,
bien orientada al valle, y el mobiliario es sencillamente espectacular. Lujo,
diseño, calidad, y comprueba cuando se sienta a una indicación de su amigo,
que también comodidad.
-No te preocupes por eso. Después nos daremos una vuelta por mi palacio y lo
comprenderás. Ahora dime que te pasa.
-Y seguramente me querrás contar que las cosas no van del todo bien.
-Anselmo estoy en la ruina. Necesito mucho dinero para dentro de muy poco
tiempo. Si no encuentro una solución rápida estoy expuesto a perder todo lo
que tengo.
Los dos amigos se miran. Sus ojos se atraviesan intentando adivinar cual es el
pensamiento del otro. El silencio se hace cada vez mas denso, y llega a ser
casi incomodo. D. Andrés esperaba una respuesta inmediata y reconfortante
de su amigo. Y D. Anselmo no espera otra cosa que más explicaciones.
Nueva incomoda pausa. D. Anselmo esta dispuesto a callar y dejar que sea el
otro quien se desgrane y cuente toda su verdad.
-Si me permites Anselmo, quiero sobre todo agradecerte tus palabras. Veo
que aunque difícil, puede ser que halla una solución a mi problema. He
pensado cuando venia a tu casa que te limitarías a despacharme cortésmente
sin siquiera considerar mi problema y......
-Por favor Andrés. Tu lo has dicho antes. Somos muy buenos amigos. Por eso
lo mejor es ponerse manos a la obra. Lo primero que vamos ha hacer es
darnos una vuelta por mi negocio y así te relajas un ratito. Después, ya mas
tranquilos, me invitas ha cenar, y sobre la marcha nos damos una vuelta por
tu finca y veremos que me puede interesar en ella para que me cueste ese
dinero que tu necesitas tan imperiosamente.
-Me vas a explicar por fin o no en que consiste tu negocio? Me dices que
regalas ilusiones, sin comprar o vender nada, pero yo sigo sin comprender.
-Te abras dado cuenta que la mayoría de las mesas están ocupadas, y que en
todas ellas hay…………………
Vida animal (2)
Aventuras de las esclavas de una isla particular. Venta, humillación, ponigirl. La aventura
continua. Guarra es vendida a un repartidor de piensos
Estamos en una isla situada en una prospera zona cerca del caribe. En ella sus
habitantes pagan gustosos sus impuestos para financiar sanidad, obras
publicas, fuerzas de seguridad, etc, etc. Cada cuatro años eligen
democráticamente a su presidente, que lleva en el cargo casi 32. Solo unos
pequeños detalles, distinguen a este país del resto. Los visitantes de la isla
tienen restringida su estancia y solo pueden transitar, vivir y visitar una zona
muy acotada de la capital. Solo se les permite acceder al resto si antes no han
sido analizados por expertos miembros del gobierno, que decidirán si son o no
aptos para la libre circulación por todo el país, y antes no han firmado ciertos
documentos, aportado otros, y se ha pagado una bonita cifra de Euros- Esta es
la moneda del país, curiosamente. En estas tareas de control sus fuerzas de
seguridad son inclusos apoyadas y asesoradas por miembros internacionales de
otros países. La lucha contra el terrorismo no tiene fronteras. Pero no es el
terrorismo precisamente el motivo de estas restricciones, sino su particular
forma de vida. Nadie, insisto, nadie, quiere renunciar a un nivel de vida
altísimo, y a una forma muy peculiar de entender la vida. En esta isla existe la
esclavitud, y todos son conscientes que este hecho ha de preservarse como una
idiosincrasia propia de su tradición.
Ambos sabían que aquello era imposible; primero porque no tenían dinero- la
finca era su única propiedad y ya estaba hipotecada- y segundo, y tal vez más
importante, cuando alguien se acostumbra al estilo de vida y costumbres de
aquel lugar tan especial, ya no es capaz de dejarlo nunca.
Fue muy dolorosa la mañana que se levanto casi nada mas rozar el alba para
hacer algo que el sabia le resultaría además de desagradable, humillante. La
tarde anterior había estado hablando con el director de la casa de doma y
alquiler. Le habían asegurado que estaban dispuestos a recomprar la esclava
que todavía no hacia un año había sido vendida. En cuanto al precio, todo
dependía del estado en que se encontrara la pieza. También la tarde anterior, y
casi por casualidad- se había confundido al marcar el numero- había estado
charlando con su antiguo capataz. De la charla había sacado en conclusión que
a este hombre le iba bastante bien en su nuevo negocio, y que pasaría al día
siguiente por la finca para una charla más profunda con su antiguo jefe. Estaba
en condiciones de quedarse con alguno de los animales que todavía le
quedaban.
-¿Se puede saber que mierdas buscas a estas oras, entupido? Estaba dormido.
-No te hagas la tonta conmigo. Ya sabes lo que tengo que hacer hoy
perfectamente. Y no encuentro las llaves para sacar a Guarra de la jaula.
Con el tiempo, llevaba casi un año de esclava particular, había aprendido que
cosas le gustaban, y cuales no, a su ama. Sabia por ejemplo que utilizar la
lengua en su clítoris la volvía loca, sin embargo estaba totalmente prohibido en
su boca. Que le lamiera los pies y los zapatos también le encantaba. Cuando
decidía que sus sexos se rozaran, era el ama la que tenía que dirigir los
movimientos, y por supuesto prohibido correrse sin su permiso. Ella decidía
como y cuando. Sabia que no podía hablar ni mirar a los ojos a su ama, de
manera que el bozal que tenia encima de la mesita solo lo utilizo alguna vez por
puro placer, no como castigo. Realmente se había terminado acostumbrado a
aquella vida. Sabia que vivía por y para dar placer a su ama, y en ello dedicaba
todo su esfuerzo. Toda su vida dependía de dos cosas, la primera la decisión
que tomara su ama por la mañana, y la otra la que tomara por las noches. De
las decisiones de la mañana dependía de cómo pasaría el resto de día. Podían
ocurrir dos cosas, que estuviese contenta, en cuyo caso se limitaba a dejarla
enganchada con el collar a la cama, y tenia la libertad de movimiento que le
permitía el largo de la cadena-un metro- estos días se aburría tremendamente.
Si el ama no amanecía contenta, el castigo que siempre le aplicaba era sencillo,
la metía en su jaula, le trababa el cuello, y en esta postura podían pasar oras,
hasta días. Lo que mas le dolía era la espalda, el cuello, y no poder hacer sus
necesidades.
-Lo siento mucho D. Andrés. El director no podrá recibirle hoy. De todas formas
yo estoy plenamente autorizado a realizar cualquier gestión en su nombre, y no
desconozco que es usted un gran cliente.
-Como podrá comprobar les traigo el ejemplar que no hace ni un año les
compre. Me veo obligado, por circunstancias personales, a venderlo de nuevo.
Podría hacerlo a cualquier particular, sin embargo soy consciente de su
seriedad y consideración. Espero ese mismo trato y consideración por su parte.
-No le quepa la menor duda D. Andrés. Por supuesto goza usted de nuestra
absoluta confianza, pero ¿Me permitiría echar un vistazo a la mercancía antes
de compararla?
- Por supuesto.
Cuando suelta la cadena y se hecha aun lado sabe que ya no volverá a ver más
a aquel animal como propio. Tampoco le sorprende la pulcritud y
profesionalidad de aquel empleado. Parece un hombre acostumbrado a su
trabajo. Observa primero de lejos el aspecto general del animal, después va
comprobando minuciosamente cualquier detalle. Marcas de látigo o torturas,
inserciones o aditamentos externos como pircing o aros en lengua, orejas,
pezones o clítoris. etc., etc.
- Usted dirá.
-Para no tener que estar con regateos y perdiendo el tiempo, se lo voy a decir
de una vez y esta va a ser mi única oferta. Usted nos pago por ella 35.000 €.
Bien, teniendo en cuenta el tiempo trascurrido, y la depreciación de la
mercancía, nosotros le ofrecemos 30.000 €.
-Estoy de acuerdo.
-Bien, le voy a enseñar un ejemplar que acabamos de recibir hoy mismo. Y por
ser usted cliente nuevo, se lo dejo baratísimo.
-Le doy 55.000 si la tiene lista para esta tarde a las 17.00. Y quiero algunas
modificaciones. Lo primero es un buen bozal. No me gusta que los animales se
metan a la boca lo primero que encuentren por hay. El collar es estrecho.
Quiero uno grande y de acero rustico. Sin apertura y con una buena cadena de
metro y medio acompañándolo. Necesito una anilla en la nariz para poder
trabarla. La quiero de un tamaño mediano, ni muy grande, ni demasiado
pequeña. En la lengua quiero otra anilla, no es el primer animal que he tenido
que hacérselo yo mismo. En el clítoris necesito dos pequeñas anillas y dos
campanillas, póngale las más ruidosas que tenga. No quiero atropellos.
Tampoco me gustan las cadenas de las patas traseras y delanteras. Son
ridículas. Las patas delanteras las quiero bien pegadas, juntas, a la espalda, y
los codos también lo mas juntos posible. En cuanto a las patas traseras con una
cadena de 40 Cm. Es suficiente. Lo quiero todo bien cerrado y remachado. No
se los quitaran ya nunca, así que quiero material de primera calidad.
El empleado asentía con la cabeza y la boca abierta. Por una vez se había
equivocado, era desde luego un hombre rustico, pero desde luego también con
mucho dinero y con bastante sabiduría sobre animales. Sabía perfectamente lo
que quería.
-En cuanto a los zapatos los veo muy finos. Tendrá que andar mucho y con
carga, quiero un zapato de tacón alto, pero más resistente. En cuanto al pelo,
lo quiero corto, que no halla que peinarlo todos los días, y por supuesto solo en
la cabeza, en ningún sitio más.
-Perfectamente entendido. A las 17.00 tendrá usted su animal listo para llevar.
Por cierto, ¿Venia usted andando?
-No hombre, tengo hay fuera la furgoneta, es que no sabia si era este el sitio.
-Ya puedes estar asustada si. Yo en tu lugar lo estaría. Dios, que putada, me
parece que nos hemos quedado sin almuerzo si queremos acabar el trabajo a
tiempo.
-Sois entupidos o que. ¿Habéis visto la hora que es? Nos quedan dos horas y
media para terminar. Venga, seguimos.
Dio resultado, la esclava tenía ahora unos enormes y pesados grilletes en sus
tobillos que no podría quitarse nunca y que una vez pertenecieron a un caballo.
Cuando sale por la puerta se cruza con su compañero que llega soltando polvo
y dando un brusco frenazo. El empleado lo mira expectante y se desespera
cuando lo ve bajar con las manos vacías. En unos segundos su mirada cambia
cuando el conserje abre el maletero y saca con las dos manos- tiene que pesar
una barbaridad, por el esfuerzo que hace- un enorme y viejo collar al que va
unida una enorme cadena de por lo menos 4 metros.
-Veterinario. Te toca a ti. Vamos a ver. Empieza con el aro de la nariz. Algún
problema con el aro herrero? No. Perfecto
En un segundo y con un certero golpe el tabique de la nariz es rápidamente
traspasado y por el es insertado un aro de unos 14 Cm. De diámetro, y puesta
su correspondiente crema cicatrizadora. La lengua es cogida por unas pinzas y
también con un certero golpe es traspasada por un aro de 5 cm. de diámetro.
Con los pezones no hay problema, tiene los agujeros hechos, y en el clítoris
tampoco ningún problema, los aros están ya colocados de la ultima vez que
paso por las instalaciones. Solo falta colocarle el cencerro. No encuentra
ninguna que le guste. Se desespera, en los detalles más nimios están perdiendo
el tiempo, y solo faltan 30 minutos.
El herrero sin dudar coge las campanillas y a través de la cadena las engancha
a los aros del clítoris, remachando el final con un certero golpe.
-Nos faltan los zapatos y el pelo. ¿Alguno de vosotros sabe algo de peluquería
de animales?
-Jefe. La cocinera dice que yo les ha avisado 3 veces, que se tiene que ir, y que
siente mucho si el almuerzo se lo comen hoy frío.
Cuando sale la cocinera de la casa acompañada por una chica joven, un coche
entra a toda velocidad en el patio central.
-Creo que vamos a tener hasta suerte y todo. Escúchame chica. Si eres capaz
de cortarle el pelo a este animal en menos de 15 minutos, te vas a ganar 100
€. ¿Qué te parece?
-Carpintero, búscate unos taquitos de madera que se los vamos a poner en las
puntas. Estos zapatos le tienen que servir por cojones.
Cuando llega la hija de la cocinera son las 16.48 horas. Tranquilamente pide
una silla al conserje, y mira sonriendo al empleado.
Y efectivamente, lo que hasta ese momento había sido una medio melena
cuidada y cepillada casi a diario por su ama, se ha convertido en un momento
en un peinado corto, con un estilo casual, y bastante atractivo a la vista. Se ha
esmerado especialmente en el flequillo, y en la parte trasera, para que quede
suelta, pero armoniosa al mismo tiempo.
-Nos falta el bozo. Y no tengo ni idea de lo que quiere este cliente. Buscarme el
más grande, o el más aparatoso, o el más gordo que tengamos.
-Señores. Casi hemos terminado. Necesito un cubo con agua y jabón, aceite de
untar y un perfume.
Con una gran sonrisa de satisfacción coge a la esclava de la cadena y con pasos
lentos, recreándose, se dirige al centro del patio, y en el poste central
engancha la cadena.
Son las 17.04 y cuando mira su reloj da un suspiro de alivio. Han sido casi
cuatro horas de mucha tensión. Todos los empleados están expectantes cuando
vuelve del centro del patio su jefe. No han dicho nada, casi ni se han movido.
Allí esta el herrero, el carpintero, el veterinario, el conserje, la camarera, su
ayudante, la hija.
-Bueno- el hombre les habla relajadamente, casi con agrado- relajaros, que me
parece lo hemos conseguido. Para vuestra información os diré que este era un
pedido de urgencia que no podíamos perder con lo que se ha pagado por el. Si
fracasamos estamos todos en la calle. Pero como no ha sido así, y me parece
que el cliente quedara satisfecho, estoy autorizado a decido que tenéis un día
de paga extra por el trabajo de hoy. Podéis marcharos.
Todos no. En el centro, y amarrada con su pesada cadena a uno de los postes
centrales queda Guarra expuesta al sol de la tarde. Su cuerpo brilla y tiembla
en este momento. Ya ha dejado casi de sentir. Han sido seguramente las 4
horas mas largas de su vida. O por lo menos las mas angustiosas. Cuando
escuchaba al comprador lo que le pedía al empleado las piernas empezaron a
temblarle y casi pierde el sentido. Después, tumbada sobre la mesa, y cogida
por tantas manos, escuchando y viendo como el soplete acariciaba su piel, el
pánico se apodero de tal modo de ella, que dejo de resistirse. En realidad no se
resistió en ningún momento. Estaba más que preparada para ello, pero es que
además no quería resistirse. Algo dentro de ella le pedía un cambio de vida. Ya
no quería seguir dependiendo de chuparle el coño a su ama. Quería algo más.
Lo que desde luego no imaginaba es que el cambio fuera tan drástico. Temía lo
peor. Y lo peor es que lo que hasta ahora había sido una cómoda vida dentro de
una casa, perteneciendo a un ama viciosa, se convirtiese de pronto en
algo............no quería ni imaginarlo. Por lo pronto los comienzos no eran
buenos. Para empezar le habían puesto el collar mas pesado e incomodo que
había llevado nunca. Se lo apretaron tanto que casi no podía respirar, apenas
podía mover la cabeza por lo grande que era, pesaba una burrada y además el
material era rasposo y desabrido con la piel. El hueco hecho en el tabique nasal
no le había dolido por el pavor que sentía en ese momento, pero el de la lengua
fue horroroso. Sentía la anilla como le ardía dentro de la boca. Además tenia la
lengua prácticamente metida en la garganta, pues el enorme bolo en la boca no
dejaba hueco para nada más. ¿Qué le esperaría? Temía al trabajo duro, a un
amo sádico y exigente, pero más que nada sentía un miedo atroz a la
humillación que suponía para ella mostrarse desnuda y encadenada delante de
la gente. Hacia ya más de un año que había llegado a la isla, y había tenido
tiempo de arrepentirse, después de asimilarlo, después pensó en trazar un plan
para escaparse, y por fin había comprendido que esto era imposible, y hasta
tenia casi asumida su condición de animal, y en todo este tiempo siempre había
estado desnuda, la habían expuesto varias veces en publico, incluso en un
concurso. Pero seguía siendo superior a ella. No podía, sentía tal humillación e
indefensión sabiendo que la gente la miraba así, desnuda, encadenada como
cualquier animal, que era superior a sus fuerzas.
Estaba con estas reflexiones cuando consiguió girar un poco el cuerpo y ver
aparecer un viejo furgón con remolque. De el vio bajar al que seria su nuevo
amo. Vio como rápidamente salía el empleado a saludarlo efusivamente y que
la charla fue corta. Inmediatamente se dirigió hacia donde ella se encontraba,
desengancho el candado del poste, y cogiendo la cadena tiro de ella para
separarla unos pasos de dicho poste. Dio un par de vueltas a su alrededor,
comprobó collar, bozal, que celebro al empleado, cadenas de las patas trasera
y delantera, y por ultimo hizo sonar con sus manos las campanillas que
colgaban de su clítoris. Sonrió al empleado, volvió a coger la cadena y tirando
de ella, con el sonido repiqueteante de las campanillas, se dirigieron al furgón.
Joaquín, que así se llama este honrado y sencillo trabajador, se dedica desde
hace mas de 25 años al comercio que le dejo a el y a su hermano su padre
cuando murió y el tenia entonces 20. Conoce perfectamente los gustos y
necesidades de sus clientes, y ha decidido ampliar negocio. Para ello necesitaba
mas personal, mas medios de transporte, y mejor calidad en sus productos. Por
tanto a contratado a su hermano mayor que estaba en el paro y conoce el
negocio igual que el, se ha comprado un furgón y un animal nuevo, y piensa
que si su hermano se dedica al reparto del pueblo con el animal, mientras el se
dedica con el furgón a las granjas, todo puede salir como el tiene previsto.
Cuando abren desde dentro el local sale un hombre no mucho mayor que
Joaquín, pero que se parece físicamente bastante a el. Rudo, y bastante osco
en el andar y el hablar.
Entre los dos hombres descargan a la esclava del furgón y Marcial se la queda
mirándola asombrado.
-Desde luego parece un buen animal. ¿Será fuerte para llevar la carga verdad?
- No te preocupes que de animales y piensos entiendo un rato, y además más
le vale ser buena. En fin. Si te parece hacemos una cosa, para que la bestia se
valla acostumbrando al trabajo, yo me encargo del reparto esta tarde, y tú
terminas de hacer los pedidos de mañana. Me queda la parte baja del pueblo, si
empiezo ahora mismo ya creo que para las 9 o 9.30 terminare. Mira tu si
puedes tener listo lo de mañana. Son.....bueno a cabeza no se te decir, pero
por lo menos 30 pedidos para la parte alta del pueblo.
La esclava no es consciente de lo que esta pasando y lo que ella hace allí hasta
que su nuevo amo no le acopla un carromato de madera al nuevo corsé, que
lleva dos pinzas de acero a los lados para estos menesteres precisamente. Se
trata de un carro de dos ruedas, de 1 metro más o menos de largo, y con un
asiento en la parte delantera. Joaquín llama a uno de los empleados que había
al fondo, y este mira con sorpresa la nueva adquisición de su jefe.
-Aquí tienes la nota con los pedidos de esta tarde. Quiero el carro cargado en
10 minutos.
Es todavía media tarde, el sol esta todavía quemando, y muy pocos transeúntes
por la calle, cuando Joaquín coge por la cadena a su flamante animal y lo saca
a la calle con su nueva carga.
Casi cuando descubre que su amo no debe estar muy contento, este da un
ultimo tirón, se da la vuelta con cara de pocos amigos, mira a su animal de
soslayo y murmura para si mismo.
Sin dudarlo sube al asiento delantero que lleva el carro y deja caer un golpe
seco en la parte alta del culo del animal.
Es una avenida larga, y ellos caminan por el carril de servicio. Ni una persona
todavía. Sigue al trote, y cada vez que su amo nota que el ritmo se ralentiza,
un chasquido del látigo hace su efecto mágico.
El corsé le aprieta, y el sol sin piedad la hace sudar copiosamente, pero desde
luego no piensa parar el ritmo. Un tirón de la anilla en la teta izquierda, en las
que van enganchadas las riendas, le indica que debe torcer por la siguiente
calle que hay en esta dirección. Es una calle peatonal, bastante estrecha, en la
que un numeroso grupo de mujeres, y algún que otro hombre, charlan
tranquilamente. Es la puerta de un colegio, y están esperando la salida de los
niños. Las charlas cesan cuando aparece por la esquina con un tintineo
inconfundible Joaquín con su nueva adquisición. Todos observan, pero nadie se
aparta, así que el animal no tiene más remedio que parar si no quiere atropellar
a alguien. Joaquín sonríe a todos, saluda amigablemente y de nuevo hace
restallar el látigo.
También las calles han ido cogiendo vida, y guarra no ha podido evitar su
sempiterno sentido de vergüenza y humillación cuando tiraba del carro.
Son pasadas las 22.00 cuando Joaquín abre la puerta y entran en el almacén.
Una vez dentro engancha la cadena con un grueso candado a la pared, quita el
bozal y los zapatos a su animal, así como las campanillas del clítoris, y de un
saco que hay en otra esquina prepara una especie de papilla que mezcla con un
liquido de color crema. Deja el cuenco en el suelo, al lado de la manta, y en
otro recipiente hecha un poco de agua.
Guarra pasa unos minutos en la misma postura en que la dejo su amo, de pie,
estática, mirando a la pared, a la que esta enganchad por el cuello con la
cadena, totalmente incapaz de reaccionar. Esta agotada, casi al extremo de sus
fuerzas, pero al mismo tiempo es imposible sentir tanta impotencia y desanimo.
Hace solo un día, ayer mismo, se podría decir que era un animal feliz. Aburrido
y tediosa existencia la que llevaba, pero también cómoda y sin complicaciones.
En solo unas horas todo se había vuelto amargo y humillante. Se había
convertido simplemente en un animal de carga, no era más que una mula para
tirar de un carro.
Cuando vuelve a mirar los cuencos situados al lado de la manta comprende que
aquello es su cena. Es tanto su miedo y angustia que no tiene hambre, se
siente incapaz de tragar nada. Pero también comprende que al día siguiente se
le va ha exigir que entregue todo hasta la extenuación, y si no tiene fuerzas
será imposible aguantar. Se arrodilla y cuando inclina el cuerpo y pega la boca
al cuenco un agradable olor se desprende de el. Imagina que aquella papilla
viscosa y de color indefinible es un compuesto de muchos piensos al que le han
añadido algún aroma agradable. Lo prueba y no esta mal de sabor. En dos
minutos el cuenco esta vació. Apura también el agua, y se deja caer de lado en
la manta. Es vieja y esta rasposa por algunos lados, pero no es esto lo más
incomodo. Tener las manos y los codos trabados a la espalda es lo que no la
deja coger una postura cómoda. Lo intenta de un lado, de otro, se pone boca
abajo. Finalmente se acomoda de un lado, y el cansancio no tarda ni 5 minutos
en vencerla.
Cuando salen del establo van directamente hacia la puerta de salida. Allí,
esperándoles, el carro esta ya cargado y preparado para la distribución. Una
nueva jornada comienza. No son más de las 9.00 de la mañana.
El corsé es de nuevo ajustado hasta casi no dejarla respirar. Las tetas parecen
entonces intentar escapar. Se agrandan y levantan espectacularmente.
Mientras su culo, subido en aquellos grandes tacones, aumenta de volumen y
deja ver unos turgentes y apretados gluteos. El carro es enganchado al corsé.
Tiene la sensación que pesa menos que la tarde anterior. Cuando su amo sube
al carro se da cuenta que sus apreciaciones de antemano son erróneas.
Coge entonces dos sacos del carro, y entra en un local todavía con las
persianas metálicas cerradas, pero con una pequeña puerta lateral abierta de
par en par. Se trata de un bar, y seguramente esta a punto de abrir.
Pasa el tiempo muy lentamente. Primero siente una tremenda vergüenza que la
hace mirar solo al suelo. No quiere ver las caras de la gente que pasa por la
calle y la ven amarrada a una pared, completamente desnuda, encadenada a
un carro como si fuera un vulgar animal. Sigue pasando el tiempo, y el
nerviosismo aumenta. Por lo menos cuando va tirando del carro esta
concentrada en el esfuerzo, pero aquí, parada, siendo el centro de atención y
tema de los comentarios de los peatones es mucho peor.
Las persianas del bar se abren, y un tremendo olor a café recién hecho le hace
recordar que todavía no ha comido nada desde ayer. Y lo que es peor, unas
ganas acuciantes de orinar y vaciar sus intestinos.
Cuando 20 minutos más tarde su amo sale con la última porra de churros en la
mano, ella intenta juntando las piernas, y con gestos evidentes, hacerle
comprender que no puede soportar más, que necesita orinar sea como sea.
Son ya pasadas las 11 cuando llegan a las puertas de un nuevo bar. Misma
rutina que a lo largo de toda la mañana. El amo se baja, tira de su animal hasta
la pared, donde lo engancha a la argolla o la reja que encuentra.
De debajo del carro desengancha una lata vieja y abierta por uno de su bordes,
y en ella hecha agua que mezcla con un una especie de pienso blanquecino de
uno de los sacos que transportan. Parece resistirse la mezcla, pero utilizando
las manos, y con un poco mas de agua, al final consigue preparar una papilla,
que deposita en el suelo junto al cubo de agua. Se acerca parsimoniosamente
al animal y desengancha el bozal. A continuación desengancha también el carro
del arnés, y rápidamente tira de la cadena del cuello hacia abajo, obligando a la
esclava a inclinar la cabeza y la espalda. De su bolsillo saca un candado, y con
el une la cadena por su mitad a las anillas del clítoris. Ella queda tan
sorprendida que no sabe como reaccionar, y solo se le ocurre quedarse quieta
cuando su amo entra sonriendo de nuevo al bar.
Peor, se siente mucho peor, y el miedo hace que lo inevitable ocurra. Cierra los
ojos, intentando ocultar las lagrimas, y deja que inevitablemente la naturaleza
sigua su curso. Afortunadamente las heces son duras y no llaman mucho la
atención. Los comentarios insultantes de la gente le duelen tanto como los
latigazos que sin duda le dará su amo. En aquellas circunstancias prefiere
ponerse a duras penas de pie y esperarlo con la cintura doblada y mirando
avergonzada al suelo.
Con bastante mal humor y cara de muy pocos amigos coge un saco vacío y con
un periódico viejo recoge las heces del suelo. Cuando las tira a la papelera y
vuelve, no se anda con miramientos. De un tirón desengancha la cadena, y
cuando pone el bozal al animal lo aprieta hasta su extremo. Una vez
enganchada de nuevo al carro no ha de esperar mucho para recibir el primer y
contundente latigazo del día. Le cae sobre la espalda, y deja una línea roja
brillante. El animal intenta hacerlo bien, da todo cuanto tiene, se entrega hasta
la extenuación, pero es imposible contentar a su amo. En las próximas 2 horas,
además de tener que aguantar el sol asfixiante, los trotes, las paradas, las
esperas, etc., etc., tiene que aguantar la visita del látigo a su culo, espalda,
vientre y tetas. Cada latigazo es como si le abriesen la carne con un soplete
ardiente. Son las 2 de la tarde, el carro esta casi vacío, y la espalda y el culo
del animal brillan enrojecidos al sol cuando el sudor se mezcla con los
chasquidos del látigo y la agitación de su cuerpo. Media hora más tarde han
terminado, y se dirigen por una desierta acera del centro, de regreso a la
fábrica. El tintineo de las campanillas al trote ligero, monótono, y el abrasador
e insoportable sol hacen que el amo se amodorre en su asiento y deje de hacer
sonar el látigo. El animal se sorprende cuando deja de escuchar, y entiende que
lo esta haciendo por fin al gusto de su amo, así que mantiene a pesar de su
agotamiento el trote ligero. Ya esta integrada con el andar incomodo, casi
insoportable al principio, de los tacones; asimismo empieza a acostumbrase a
respirar solo por la nariz, si bien cuando llega a un punto de agitación esto le
cuesta bastante.
-Seguramente no tan bien como a ti. Ya veo que progresas, te has comprado
un nuevo animal, y por lo que veo no tiene que ser muy dócil.
-Los animales hacen sus necesidades donde les pílla. Y tu potrilla no va ser
diferente al resto.
-No te entiendo. Por cierto la que esta cayendo nos va a matar si seguimos aquí
a pleno sol ¿Te apetece una cerveza fresca?
-No te diré que no. De paso quiero convencerte para que cambies tus viejos
burros por potrillas jóvenes, y por supuesto que me compres a mí el pienso.
-Ni son viejos mis burros, ni un labrador puede permitirse estos lujos. Ahórrate
la cerveza si quieres porque no me vas a convencer.
- No pero si las cervezas las vas a pagar tu.
Los dos hombres sonríen mientras se dirigen al bar que esta al lado, en la
esquina de la calle. Allí enganchan sus dos animales a los garfios de la pared y
entran al local refrigerado. Son las 2.30 de la tarde y un sol que quema solo de
pensarlo pega de pleno sobre las espaldas de los dos animales amarrados a la
puerta de aquel bar. Cuando una hora más tarde los hombres salen y se
disponen a recoger sus bestias, se sorprenden al ver como suda el animal de
Joaquín. Su piel esta muy colorada y apenas puede ya sostener el carro
apoyado en el arnés de su cintura. Respira nerviosa y compulsiva.
Cuando llegan a las puertas de la fabrica son ya casi las cuatro, y el hermano
de Joaquín le espera nervioso en la puerta.
-¿qué te a pasado? Son caso las cuatro, si no me doy prisa no término los
pedidos de esta tarde.
Entran los dos y al instante sale Joaquín. En una mano lleva un cubo lleno de
agua y en otro un extraño artefacto. Joaquín llama a su hermano, que no tarda
en salir. En la puerta de la fábrica ya da la sombra, pero el calor sigue siendo
asfixiante.
-Bebe.
Materialmente mete la cabeza en el cubo y con ansia infinita intenta tragar toda
el agua que le es posible.
Media hora más tarde el carro esta cargado y de nuevo están en camino. El
hermano es un poco menos pesado que el amo Joaquín, y la carga es también
más pequeña que esta mañana, pero el cansancio, el calor, y sobre todo la
tremenda sensación de dolor primero, de escozor después, y de casi placer al
final, de aquel artefacto que le han metido en el culo, hace de aquella tarde un
suplicio contado minuto a minuto.
Cuando son las 9.30 de la noche y por fin llegan a la fábrica, las fuerzas la han
abandonado por completo. A terminado la tarde con solo dos o tres latigazos y
más por instinto que por ganas. Ya están las luces de las farolas encendidas y
solo un pequeño resquicio de luz natural se vislumbra en el ambiente, cuando
Guarra es introducida dentro de la nave. Joaquín les espera. Tras charlas un
rato con su hermano y comentarle las incidencias del día y las previsiones para
mañana, se dirige a su animal. La desengancha del carro y cojiendola de la
cadena se dirigen al establo. Cuando entran amarra la cadena a la pared como
la noche anterior y le quita el bozal, las campanillas y el bolo del culo. Es
sencillamente horrible. Se convulsiona del dolor cuando sale el enorme bolo,
pero no se atreve a moverse. No espera recibir ningún latigazo mas esta noche.
Por ultimo le quita los zapatos y atranca el cerrojo del establo. Con avidez se
lanza sobre el cubo con agua y después devora el sucio cuenco donde le han
dejado la papilla. Tiene tanta hambre y tal debilidad que le parece hasta
apetecible. Cuando se acuesta sobre la raída y carrasposa manta, y antes de
cerrar los ojos mira al suelo lleno de paja y comprende por fin que allí es donde
ha de hacer sus necesidades.
La noche parece que va a darle un respiro. Sin embargo los ruidos de fondo en
la fábrica y los gritos y risas de los empleados le deparan nuevas sorpresas.
Cuando salen de la sala entran por un pasillo y después descienden por unas
empinadas escaleras por las que casi cae la esclava. No es fácil caminar con las
manos atadas a la espalda, con altos tacones y tirando del cuello de forma tan
brusca.
Están ahora en una sala oscura iluminada apenas por una pequeña y mortecina
bombilla que el hombre ha encendido al enterar. No hay ventanas, no hay
cuadros, no hay muebles. Solo una reducida jaula de 2 x 2 en la que el amo
intenta hacer entrar a la esclava. Esta se arrodilla y pega su boja a los zapatos
de el suplicante.
-Amo por favor. Os lo suplico. Haré cualquier cosa, pero por favor no me metáis
ahí de esta forma. Necesito desahogarme. Estoy muy caliente, deje que alguien
me folle de verdad.
-Ya sé que estas caliente. Y el efecto de lo que has tomado te durara todavía
varios días. Pero tendrás que aprender a controlarte. Tu dormirás, comerás,
mearás y te correrás cuando yo te lo ordene ¿Esta claro?
-Si amo
-cuatro
-¿Y que es lo que yo acabo de decirte, puta? ¿Te di yo acaso permiso para que
te corrieras?
-No amo
-Eso lo corregiremos.
Cuando sale cierra la perta de la jaula con una llave que guarda en su bolsillo
mientras le habla.
La esclava gira con dificultad la cabeza para ver su nuevo hogar. No hay nada
que ver. Es simplemente un sótano sin ventanas y con una luz mortecina para
alumbrarlo.
-No amo
Este sin embargo está iluminado con potentes focos y su mobiliario es varios
armarios cerrados, un poste en el centro y una mesa en una de las esquinas,
hacia la cual se dirigen. Cuando llegan el hombre se sienta en la única silla que
hay.
-Si amo
-Come.
-Si amo
Vuelve la vista y mira hacia una esquina donde hay un cubo en el suelo. Ella
comprende perfectamente, y tras un atisbo de duda se levanta y se dirige hacia
la esquina.
-Creo que estoy siendo demasiado blando contigo. De hecho no creo que
merezcas nada de lo que estoy haciendo por ti esta mañana.
Dicho y hecho. Cogiendo la cadena que le cuelga del cuello la ata a los tobillos,
y las manos a su vez las ata de una cadena que desengancha del techo. Tira de
esta de forma que la esclava queda con el cuerpo encorvado y las puntas de los
pies apenas rozan el suelo. Se dirige entonces al armario y saca una fina fusta.
El chasquido en el aire hace que la esclava cierre los ojos con pánico. Sabe que
el siguiente restallido será en su cuerpo. Primero fue la espalda, después el
culo, luego las piernas. Los primeros golpes chillo levemente, pero consciente
de que no servía de nada, simplemente se limita al final a encorvar el cuerpo
de la mejor manera posible para encajar los latigazos.
El hombre empieza a sudar y deja de golpearla, dando un paso hacia atrás para
contemplar su obra.
-Creo que por esta mañana lo dejaremos. Además la semana que viene tienes
otra actuación, y no queremos que ese culito se estropee demasiado.
-Amo
-Amo...........necesito correrme.
-Ya lo se. Pero eso te costaría otros cincuenta latigazos. No tienes permiso.
Casi deseaba esta orden, porque se tira al suelo y lame con fruición, casi con
apetito, todo el semen derramado.
El se sienta y la mira.
Cogiendo la cadena que le cuelga del cuello tira de ella en dirección al otro
sótano, donde la encierra de nuevo en la jaula.
Poco a poco, y a medida que van acercándose, son mas claras las risas y
comentarios de los empleados de Joaquín. Son 8 hombres encabezados por el
patrón que les habla con tono autoritario.
-Estamos de acuerdo en una cosa. Cada uno de vosotros tiene que conseguir
los objetivos marcados en el día. Si todos, repito todos, lo conseguís, tendréis
derecho a 10 minutos cada uno. Por cada cliente nuevo, puede usar el animal
una noche, y si consigue 4 clientes un mismo mes, puede llevárselo un fin de
semana.
-Coño claro, no vais a ser vosotros. Ósea que intento daros un premio,¿y
encima os quejáis? Vale. Seguimos como hasta ahora, vuestra jornada de
trabajo, vuestro horario, y buenas noches, que tengo que cerrar.
-Bueno hombre, no se enfade usted. ¿Nos deja ver al animal por lo menos?
-Bueno ya esta bien, a ver si vamos a estar aquí toda la noche. ¿Que me decís?
Se elevan las voces poco a poco, hasta casi llegar a la violencia. Finalmente un
hombre corpulento y la cabeza calva, de unos 50 años y con ropa sucia y
maloliente, coge un gran palo y con el da un golpe a un cubo metálico que ha
cogido del suelo. Cuando todos han callado, impone su voz ronca y
amenazadora.
-Ya esta bien joder. Parecéis una panda de cotorras. Lo vamos ha hacer por
edades. Del más viejo al más joven. Como da la extraña casualidad que yo soy
el más viejecito, empiezo yo. ¿Esta claro?
Allí, sin preámbulos, se baja los pantalones y nuevo tirón de la cadena para
dejar la cara de la esclava a la altura de su fláccido miembro.
No lo ha dicho en tono amenazante, sino más bien como un ruego. Pero ella
sabe las consecuencias de no cumplir lo que se le pide. De manera que se
aplica con todas sus fuerzas en succionar, lamer, acariciar con la lengua, con
los labios, y con toda su entrega aquel asqueroso pellejo. Finalmente traga
unas gotitas anunciando que el hombre ha llegado hasta donde era capaz.
Una bofetada que la hace caer sobre el jergón, pone fin a la estancia de aquel
hombre en el establo. Un trabajador también maduro esperaba en la puerta, y
cuando entra no espera que cambie de postura el animal. Sencillamente se
abalanza sobre ella y la penetra salvajemente con empujones constantes y
repetidos. No dura más de 4 minutos. Cuando sale y llama al siguiente, no
tarda en aparecer un hombre barrigudo, grasiento y maloliente, que trae en la
mano una estirada y fina vara de mimbre. Cuando ve a la esclava sobre el
jergón, boca arriba y con las piernas abiertas, su reacción es inmediata. Con la
vara golpea inmisericorde las tetas primero, el vientre después, y por ultimo los
muslos. La esclava sabe que aquel es su deseo, y por eso se limita a cerrar los
ojos y aguantar en esa postura el dolor. Cuando el hombre se agota tira de la
cadena y la lengua de la esclava hace que el hombre se corra en su boca.
Mientras lo hace, es el culo de la hembra quien recibe la visita contundente de
la vara de mimbre.
Cuando vio aparecer a su amo y despidió a sus empleados ya solo tenia fuerzas
para levantase y esperarlo cuando volvió al establo.
-Conozco a los animales. Si, conozco muy bien a los animales, y se muy bien
que tu te has corrido esta noche. No puedes entenderme, pero ya te lo haré
saber de otra manera. Si vuelves a correrte sin mi permiso te despellejare viva
y luego te tirare al mar.
Pero lo que mas la inquieta, lo que impida que se duerma al momento han sido
las ultimas palabras de su amo. ¿Cómo ha podido adivinar que se ha corrido 3
o 4 veces? Se duerme pensando que es una sucia ramera. Le ha gustado que la
follen, le ha gustado chupar pollas asquerosas, le ha gustado que le pegen.
-Date prisa que no tenemos todo el día. Ya sabes lo que tienes que hacer.
Primero limpias la paja y pones otra limpia. Después lavas al animal, y luego lo
enganchas al carro. Pero rápido joder.
El joven coge una espuerta de la puerta del establo, y con una pala quita la
paja donde la esclava había orinado y defecado un rato antes. Parece
ensimismado, como estando en otro mundo, sin dejar ni por un momento de
mirar al animal. Cuando coge la manguera y da presión para que salga el agua
helada, la esclava entiende que ha de ponerse en pie y lo hace rápidamente.
La cara del joven sigue cambiando al ver el agua fresca como empapa los
cortos cabellos morenos y el animal abre la boca intentando tragar el máximo
de agua posible, observando como es la propia esclava la que va dando la
vuelta para refrescar primero los verdugones sobre la espalda y el culo, y
después el liquido refrescante moja las tetas y el enrojecido coño. En un buen
rato el chaval no reacciona, esta como en un estado catatonico, limitándose a
sujetar la manguera y observar como aquel cuerpo espectacular esta
empapado, reluciente y vibrante por la sensación de frescor.
Pero no es tan fácil para el joven terminar rápido cuando coge una esponja
empapada en jabón y con ella restriega suave y con delicadeza todo el cuerpo
del animal. Sus ojos se trasponen, y seguramente algún liquido viscoso
también sale de su cuerpo, cuando se entretiene meticulosamente en limpiar el
culo y el coño de la esclava, que también tiembla ostensiblemente cuando el
joven roza con sus dedos el empapado y excitado cuerpo, especialmente las
partes más intimas, que ella se ocupa de exponer lo máximo que le es posible.
Tiene que ser desde luego un chico muy sensible ya que el mismo se arrodilla
para ponerle los zapatos, al igual que el bozal, que apenas a quedado apretado.
Cuando el joven coge las campanillas y ella arquea las piernas dejando ver sus
labios enrojecidos e inflamados, se acerca con sumo cuidado, como si fuese una
operación de cirugía. Sus ojos vuelven a trasponerse cuando roza con la punta
de los dedos la delicada y sensible carne. El estremecimiento de ella es en esta
ocasión de resignación. Hace un rato que intenta evitar excitarse en exceso. El
agua fresca, el jabón, los roces del joven, la están excitando de una forma muy
peligrosa, y tiene la certeza absoluta que su amo notaria cualquier actividad
sexual por su parte.
La voz del patrón suena en esta ocasión contundente. Viene hacia el establo
bastante enfadado.
-Venga coño, Joaquín, que no tenemos toda la mañana. A ver, ¿que te queda?
-Tú eres nueva en pueblo ¿Verdad? A perdona, no me había dado cuenta que
llevas un bozal con bolo. Que incómodos son. Bueno no te preocupes, yo
hablare. Supongo que te ha comprado el repartidor de piensos. Me da pena
porque tiene que ser un trabajo duro tirar del carro todo el día. En fin cada una
con lo que le toca. Yo pertenecía precisamente al dueño de este bar hasta que
decidió que ya no le servia, y me vendió a mi amo actual. No es malo sabes,
me trata bien en general, como ves no lleva látigo. Dice que no le gustan.
Cuando me merezco algún castigo prefiere que corra, o que suba cuestas, en
fin le encanta el deporte. Se nota por mi cuerpo ¿Verdad? Lo que peor llevo es
la carga. Cuando nos toca transportar algo ligero va bien, pero le temo sobre
todo a las obras, todo el día acarreando escombros, y ladrillos, y cemento.
Termino muerta. Además es muy tacaño, porque me alquila a cualquiera y para
que transporte cualquier cosa. Hoy sin embargo ha sido un día tranquilo. Toda
la mañana repartiendo golosinas por los colegios. Me parece que ya hemos
terminado, y me parece que lo he hecho bien, así que esta tarde no espero
ningún castigo.
Parece que al unísono las dos miran al suelo y el silencio, solo roto por las risas
y comentarios de los transeúntes y clientes del bar, se apodera del lugar.
-¿Hace mucho tiempo que eres bestia de carga? Por lo que veo no mucho. O tu
amo es bastante estricto. No te preocupes, los verdugones de la espalda
siempre terminan por quitarse, y al trabajo y las restricciones casi terminas
acostumbrándote. Yo hace ya casi 2 años que soy la bestia de este amo, y
cuando me compro y me inserto este artefacto que llevo al cuello pensé
morirme. Como ves no tiene apertura, así que lo llevo siempre. No te
acostumbras, pero terminas soportándolo. Veras como tu terminas haciéndote
a la idea de que las cadenas de los pies y las manos, y de los codos, y el bozal,
y las campanillas, incluso el bolo en el culo, no son tan terribles.
Han pasado 20 minutos y el sol aplasta el calor contra todo lo que encuentra.
Las dos esclavas sudan copiosamente, deseando que la estancia de sus amos
no se prolongue demasiado en el bar.
Un silencio absoluto parece apoderarse de la calle. Son casi las tres, y el sol
esta reinando con todo su poderío. Nadie quiere arriesgarse enfrentándose a el.
Sobre las espaldas de las dos esclavas parece sin embargo que se ha ensañado.
Sus pieles brillan coloreadas y sudorosas. Sus movimientos cortos y la agitación
indica que la situación es insoportable.
-Si tardan en salir nos cocemos aquí. Te estaba contando lo del bar......bueno
pues el cuarto de baño era el castigo que nos ponía nuestro amo si hacíamos
algo mal. Yo estuve muchas veces, y era terrible. Imagina un sucio, viejo, y
desgastado cuarto de baño de un bar de mala muerte cualquiera. Ahora
imagina a dos esclavas desnudas y encadenadas por el cuello al lado de los
retretes. Sus manos están trabadas a su nuca por encima de la cabeza al collar
metálico que une la cadena con la pared. Permanecen de rodillas y con las
piernas abiertas, y cuando algún cliente entra su misión es abrir la boca
ofreciéndola como water. Muy pocos clientes se resisten a ver como la esclava
bebe sin poder derramar ni una gota toda su orina. Bueno, su orina o su
semen, porque lo mas normal es que una vez que había meado y tu te habías
tragado todo su liquido, le apeteciese que se la chuparas. Tu labor entonces era
que se corriese lo más rápido posible, por si entraba otro cliente que no te
cogiese ocupada. Algunas veces entraba algún borracho, o algún despistado, y
entraba directamente al water. Esto casi era peor. Teníamos que tenerlo todo
limpio como un crisol, porque el amo entraba por sorpresa en cualquier
momento, y no creas que disponíamos de fregonas o estropajos. Sencillamente
había que aplicarse con la lengua recogiendo cada gota que se había
derramado. Daba igual que fuera en la tapa del water o en el suelo. Nos
pasábamos el día lamiendo suelos y tapas de water, o tragando orina y semen.
VIDA ANIMAL 5
Aquella noche, como casi todas las noches, una vez terminado su trabajo, se
ocupo de satisfacer a los empleados del patrón. No siempre acudían todos, y en
concreto en ese momento, 5 hombrees esperaban sentados tranquilamente a
las puertas de la fabrica. El patrón entro, amarro su animal en el establo, le
quito el bozal, y le hecho de comer. A continuación se dirigió al interior de su
fabrica, donde comprobó meticulosamente que sus empleados cumplían el
pacto que habían hecho 7 meses antes, y por el cual, si doblaban la producción,
tenían derecho a usar al animal de tiro de su jefe.
Todo estaba perfecto. Sus previsiones eran acertadas. En poco más de medio
año había conseguido casi doblar la producción, y los clientes no paraban de
crecer. De hecho ya se había acercado a la oficina de desempleados para
contratar a 4 operarios más, y quedado para el Viernes con un granjero. Si la
oferta era buena, le compraría dos animales que ayudasen al que ya tenia.
Nada más comenzar aquella jornada ya empezó a sentirse rara. No era mal,
pues estaba perfectamente, incluso con más fuerza se diría, sino una sensación
que no sabia lo que era, pero que empezaba a incomodarla. Y fue en aumento
a lo largo de la mañana. Cuando pararon al medio día y le preparo la comida el
amo, ya aquel estado de agitación era total. Pensó que serian nervios, o
ansiedad, o cualquier cosa que se pasaría con la comida. Pero cuando había
pasado una hora, y volvió a tirar del carro, ya sabia lo que le pasaba. En una
ocasión hacia ya tiempo le aplicaron aquellos productos, y fue terrible mientras
duró. Sencillamente su amo la estaba estimulando sexualmente de forma
artificial. Primero a través de la piel, y después a través de la comida con un
potente afrodisíaco del que se aconsejaba no utilizar mas de dos gotas cada
tres días. Su amo puso 5 gotas.
El amo se acerco, y cogiendola del collar, la alzo para que mirase hacia arriba,
y evitar que cayese. Le hablo muy flojito, casi con cortesía.
-No puedes correrte sin mi permiso. Creía que quedo claro la última vez que te
lo dije. Igual no me entendiste bien. Bueno, espero que esta vez quede claro.
Seguramente estarás muy caliente, tremendamente cachonda, pero eso no
cambia nada. El efecto de lo que te he dado durara una semana. No te
preocupes, yo te ayudare a superarla. Cada vez que intentes correrte, como
has hecho ahora, probaras este precioso latigo. Y si alguna vez lo consigues, te
arrepentirás tanto, que desearas no haber nacido.
-Tenemos que verlo. Lo que si me han dicho es que quiere deshacerse de ellas,
que no le sirven para la granja. Creo que son demasiado finas.
-No, finas de refinadas, no de gordura .No se. Sin ver el género no puedo
decirte. Mañana te diré.
Sabia que no podrían hablar, ni apenas comunicarse, pero siempre era mejor
trabajar con alguien que estar sola.
-Que coño he cedido, si era un a ganga. Resulta que este individuo era el
antiguo capataz del amo de estas dos esclavas. Bueno, pues se las compro más
por compromiso que por necesidad. Por lo visto se dedica a cultivar no se que
fruta tropical en invernaderos. Total, que necesita animales con una fuerza
física especial, hembras de cierta edad y con un físico mucho más resistente,
además de especialización especial. Estaba el tío loco por venderlas.
-¿Y cuanto?
-15.000
-Hombre tampoco te pases. Son jóvenes, ya las has visto. Me las ha dejado en
45.000 las dos. Justo lo que él pago por ellas hace casi un año.
-Si se adaptan al trabajo, y más les vale adaptarse, seguro que damos el dinero
por bien empleado.
-Diles que tenemos bestias nuevas y tenemos prisa, que abrevien. Por supuesto
a las nuevas ni mirarlas hasta que yo lo diga.
Cuando se apagaron las luces, el amo cerró el candado del corral, y se fue a su
casa, Guarra se sentó y observo por fin detenidamente a las dos compañeras
que compartían con ella establo. Definitivamente pensó que habían corrido
mejor suerte que ella. Se las veía bien, seguían gozando de una belleza
espectacular, y sus cuerpos no habían perdido ni un ápice de aquella irresistible
y salvaje lujuria que una vez tanto gusto a su antiguo amo. Le gusto verlas allí,
completamente desnudas, con las manos esposadas hacia delante y un collar
de cuero sujetándolas a la pared. Ninguna de las dos se atrevía a sentarse,
evidentemente el pánico seguía siendo su mayor compañero.
-Esto es una autentica pesadilla. No pude ser verdad. Si esta es la vida que nos
espera, prefiero cualquier cosa antes que este infierno.
Silencio absoluto.
-Algo le pasa, seguramente le han hecho algo para que no pueda hablar.
-No, estas espectacular, físicamente estas bien, me refiero a todas esas cosas
que llevas puestas.
-Te refieres a las restricciones. Mas os vale acostumbraros cuanto antes a ellas,
porque seguro formaran parte de vuestro cuerpo a partir de ahora. Como veis
ni el collar de metal, ni los grilletes de los pies, ni los de las manos y los codos,
ni por supuesto las anillas de los pezones, el clítoris, la nariz y la lengua se
pueden quitar. Cuando me los pusieron se remacharon de forma permanente.
Yo ya casi estoy acostumbrada después de tantos meses, es como si no tuviera
manos, y en cuanto a andar con las cadenas, bueno terminas dando el paso
justo para no caerte. Y las anillas, bueno, están puestas para que el amo las
utilice cuando quiera.
-Pero y las cadenas de los codos, todo el día con las tetas sacadas hacia fuera.
-Si, duelen mucho al principio los hombros, pero al final no notas nada. Ya os
digo, no es eso precisamente lo peor.
-Oye antes e visto que hacías tus necesidades en esa paja, es un poco guarro,
no te parece?
-Si, la mayoría de los animales lo hacen donde les viene las ganas, pero
nuestro amo eso no lo permite, así que primera lección, no lo hagáis nunca en
la calle.
-Si, he dicho animales. Tú eras hasta ahora una esclava, desde este momento
ya no eres ni eso, eres sencillamente un animal de carga, y te trataran como
tal.
La esclava sonríe de forma irónica y mira con simpatía a sus dos compañeras.
-No me estáis escuchando verdad? Cuando antes he dicho que somos bestias
de carga, he querido decir exactamente eso. ¿Tú has visto alguna vez a un
animal de tiro con uniforme? Bueno pues este que ves es mi uniforme.
-Yo hace ya años que no se lo que es una prenda de vestir. Si. Voy desnuda,
mis únicas prendas de vestir son los cencerros que el amo me pone, y el latigo
cuando decide usarlo. Y os diré que no termino de superarlo. No puedo dejar de
sentirme avergonzada, vejada, tremendamente humillada cada vez que
pasamos por una calle llena de gente y el amo decide que caminemos al trote
para que suenen con fuerza mis cencerros, o utiliza el latigo para llamar la
atención.
-Esto es una fabrica de piensos para animales como nosotras. Me dan de comer
dos veces al día. Una a media mañana, y otra por la noche. Es una especie de
papilla con un sabor......bueno yo ya no se a lo que sabe, porque es lo único
que comemos las bestias. Si te puedo decir que cuando lo fabrican utilizan
cereales como base, añadiéndole complejos vitamínicos, varias medicinas como
antibióticos, antiparásitos, además de anticonceptivos para no quedarte
preñada, ya habéis visto antes que pueden usarte los obreros de la fábrica.
-De eso quería hablarte. Son un poco salvajes verdad ? Pero tiene sus ventajas,
porque tú no pasas necesidad de sexo. Nosotras llevamos casi tres semanas sin
nada.
-Que equivocada estas. Ya te darás cuenta que esta total y absolutamente
prohibido tener un orgasmo sin el consentimiento previo del amo. Y ese
permiso no lo tendrás nunca, yo por lo menos en todos estos meses no......
-No, ese fue mi error, que en dos ocasiones no pude aguantar, y en una casi
me cuesta la vida, y en la otra......en fin de la otra ya os hablare. Esto es muy
serio, el amo tiene un sexto sentido que detecta, supongo que por el olor, o el
sabor, o no se que puta mierda de cosa, cuando te has corrido, y os lo hará
pagar caro. Os cueste lo que os cueste, no lo hagáis.
-No me digas que tu esta noche, después de follarte a seis tíos no as gozado
nada.
-Si, como una loca, pero sin llegar al orgasmo de ninguna manera.
-Si. Bueno a veces vienen 2, otras 4, incluso otras ninguno. Pero lo dices como
si fuera algo maravilloso. Estas muy equivocada. Esta es la peor tortura de
todas. Imagina que vas a tener 6 orgasmos en media hora, y tienes que
voluntariamente renunciar a ellos. Y lo peor no es esto, algunos fines de
semana o algún puente, el amo me presta para que los empleados me lleven
con ellos. Aquí puede suceder de todo, y ocurrirte las cosas mas insospechadas.
Algunos me utilizan simplemente para hincharse de follar el fin de semana.
Entramos en su piso el viernes por la tarde, me ata la cadena a la pata de la
cama, y me folla hasta que no puede más. Me desengancha el Lunes por la
mañana temprano, y de vuelta a la fábrica. Otros, que suelen ser los casados,
me llevan a su casa para que goce también su mujer. Se montan entonces
unos tríos tremendos. Ese fin de semana me lo paso chupándole el coño a la
señora. Y no se, los que más miedo me dan son los de los más viejos. El ultimo
fin de semana me llevaron a un chalet a la afueras, todo fue bien hasta el
Domingo, que se presento con un pony. Bueno pues hasta que el pony no me
monto, no se quedaron satisfechos. No, no pongáis esa cara, lo peor fue
cuando tuve que lamer la leche que el pony derramó por el suelo, y luego la
que derramaron los dos amigos cuando se las tuve que chupar a los dos a la
vez. Tampoco es nada inusual que me lleven a casa de alguno y allí se monten
unas orgías de 15 o 20 hombres, a los que tengo que satisfacer naturalmente.
¿Y sabéis lo peor? Lo peor es que estoy todo el santo día caliente como una
perra, sabiendo que no podré saciarme nunca. Es, os lo aseguro, mi peor
pesadilla.
Junta las piernas, las restriega enérgicamente, y deja los ojos en blanco, para
continuar hablando después.
-Os va a resultar muy duro vuestro cambio de vida, muy, muy duro. Por cierto,
no se os ocurrió escaparos en todo este tiempo?
-Que no se nos ocurrió, por supuesto. Era imposible. La finca de este amo esta
totalmente electrificada, con cámaras de vigilancia, con perros amaestrados,
con un sistema no se que de satélite. Bueno lo intentamos hace un mes, no
mejor dicho lo intento ella, y casi se la comen viva los perros. Yo creo que ese
fue nuestro error, lo que decidió a nuestro amo a vendernos. Pero no creas que
lo tiene para que nadie salga, sino para que no entren. Le habían robado hace
un año más de cuatro veces. Ahora entiendo que seria una estupidez con esa
clase de amo intentar escapar.
-Bueno Luís, esta es mi bestia, y estas las acabo de comprar. Como te decía
quiero algo de calidad, pero austero, sin lujos, sin demasiado coste.
-Como ves el collar es rustico pero practico. La cadena no muy larga, que no
arrastre. Las manos y los codos tienen que quedar muy juntos, sin enganches.
-Quiero algo fuerte, resistentes para trotar mucho. Estos me han salido buenos.
En menos de un año solo he gastado 3 pares. En fin como tú veas, los quiero
eso si con bastante tacón, como comprenderás quiero que mis animales
reluzcan elegantes.
Ambos hombres sonríen socarronamente.
-Y ahora el tema de las inserciones. Como ves con estas bestias nuevas no
tengo problema, tienen hechos los orificios de las tetas, del coño, de las orejas,
pero nos faltan el de la nariz y la lengua. Mira, aprovechando que tienes que
llamar al veterinario, vamos ha hacer una cosa que tengo pensado hace
tiempo. Las vamos a marcar. Tengo arriba en mi estudio unos bocetos casi
definitivos. ¿Si te los doy ahora los tendrás listos para esta tarde?
-Hombre Joaquín, yo soy herrero, así que no hago milagros. Pero bueno por ser
para ti, intentare hacer un esfuerzo.
-No te preocupes que del veterinario me ocupo yo. A las 6 lo tienes en tu taller.
Le vais haciendo a estas dos las inserciones de la nariz y la lengua, que para las
9 ya estaré yo allí. Quiero estar delante cuando las marquemos.
-Esta decidido. Mira yo con mi trabajo dejo constantemente a las bestias fuera,
en la calle, sin que nadie las vigile, y se que últimamente los robos son muy
frecuentes. No te digo que no me las roben, pero si van marcadas, se lo
piensan dos veces.
Eran ya pasadas las 10 cuando llego Joaquín al taller del herrero. En una
esquina estaba su hijo y aprendiz limando y dando los últimos retoques al
hierro con el que marcarían a las bestias. Sentados en una mesa charlaban y
tomaban una copa el herrero y el veterinario, que al ver a Joaquín se levanto
alzando los brazos.
-Por fin. ¿Has visto la hora que es? Si no fueras tu..........
-Si, si, si, ya lo se que me aprecias, y además me lo cobras muy bien para
demostrármelo. Venga no quiero enfados.
-¿Sabéis una cosa? Acabo de enterarme de los nombres de las tres bestias. Los
nombres me los ha dicho su antiguo dueño, al que acabo de contratar como
comercial. La que ya tenía se llama Guarra. Bueno eso ya lo sabia, y hace
honor a su nombre, es una autentica hembra hambrienta.
-Esta tiene que ser, si, no me puedo equivocar, con este cuerpo tan
espectacular, tiene que ser Puta. Y esta que nos queda, joder que mirada,
cuanto vicio tiene que haber dentro, esta es Salida. Bueno.....me parecen unos
nombres perfectos. Solo una cosa. Esto, seria posible añadir sus nombres a la
marca?
-Vamos no me jodas Joaquín, que son las diez de la noche. A estas horas es
imposible hacer nada.
Aquella noche ninguna de las tres esclavas podía dormir. Guarra intentaba dar
ánimos, sin mucha convicción la verdad.
-¿Y tu crees que eso seria peor? Esto es lo peor que nos podía pasar.
-imagina que nos roban y nos llevan a no se donde, para no se que, con no se
quien......
-¿Dolerá mucho?
-No lo se.
A las 4.36 de la tarde entraban por la puerta trasera del amplio patio del
herrero, Joaquín, su hermano y socio del negocio familiar, y su hijo mayor,
tirando cada uno de una cadena ala que iba unida una desencajada y
descompuesta esclava.
Sonaron los aplausos, los vítores, las bromas. Y joaquin se fue sonriente a
donde estaba al herrero y el veterinario. En el patio podían estar en ese
momento más de 150 personas.
-¿Todo listo? Déjame ver el hierro. Si, perfecto. Empezamos con esta.
Con decisión cogen a la esclava entre varios hombres, la colocan boca abajo
sobre el taburete y con varias cuerdas inmovilizan cualquier parte de su cuerpo
que pudiera moverse. Dos hombres suben además encima de ella. Uno justo
debajo del culo, donde empiezan las piernas, y otro donde empieza la espalda.
El olor a quemado se confunde con el grito desgarrado del animal que sobresale
por encima de los vítores y aplausos de la gente. Todos sonríen.
Fue desde luego una tarde maravillosa para Joaquin y su entorno de amigos y
familiares. Estuvieron comiendo, bebiendo, charlando, bailando. ¿Qué más se
podía pedir?
No fue tan maravillosa para sus tres animales. Cuando ya estaban marcadas, y
creían que el suplicio había terminado, todavía les quedaban muchas horas de
estar de pie, amarradas a la estaca del centro, siendo el centro de atención de
los invitados, el objeto codiciado por todos y expuesto por Joaquin como triunfo
personal. Fueron horas y horas, minuto tras minuto, con la herida del fuego
abrasando la piel, sin poder moverse para encontrar una postura cómoda, con
unos zapatos de tacón incomodísimos, con una sed y un hambre ya casi
insoportable.
Cuando cerca de la media noche su amo amarro las cadenas del collar al
establo, quito los zapatos y los bozales, apagando la luz, y dando por concluida
una jornada inolvidable para él, las tres esclavas se abalanzaron sobre el cubo
de agua primero, y el cuenco de la comida después, de tal forma que realmente
precian animales desesperados. En las tres o cuatro últimas horas la sed llego a
ser más fuerte que el propio dolor de las heridas.
En los seis meses siguientes, tal y como pronosticó Joaquin, las cosas fueron
bastante bien para el y su familia. Todo parecía crecer y desarrollarse a su
alrededor. Tanto en el plano familiar- tuvo otra hija, está con su nueva mujer,
con la que llevaba casado casi dos años- como en el laboral, donde consiguió
hacer una formula mejorada y más barata de su pienso- que por supuesto
patentó- y que consiguió situar como el más vendido de la isla. Por fin se daban
cuenta los habitantes propietarios de animales, que era mejor para sus bestias
y para sus bolsillos, consumir aquel pienso, que dar sobras y desperdicios, que
a la larga minaban la salud de sus animales. Se contrataron a 6 nuevos
empleados, se hicieron necesarios los servicios de un gestor financiero, además
de 3 repartidores que se encargaban de entregar los pedidos hechos por los
clientes. Joaquin se permitió además el lujo de disponer de una secretaria
personal. Se trataba de su sobrina, recién salida de la universidad, y un
portento de inteligencia, según su padre. En realidad fue su padre quien, tras la
insinuación de Joaquin de que necesitaba alguien que le ayudase en los
tramites diarios, le dijo que de más gastos nada de nada, que la mitad de la
empresa era suya, y se quería una secretaria, tendría que apañarse con su hija.
La chica en cuestión resulto ser un portento de eficacia e inteligencia. En pocos
días informatizo todos los documentos, asigno nuevos horarios, optimizo las
cargas de trabajo de cada obrero, y seguía trabajando, según dijo, porque en la
fábrica se gastaba mucho y era necesario reducir el gasto, y esto se conseguía
fundamentalmente con la mano de obra. Joaquin bromeaba con su hermano
diciéndole.
-Hermano, no te descuides que tu hija nos despide y nos quedamos sin trabajo,
y tú me dirás a nuestra edad.
Para las esclavas el paso del tiempo era tan insustancial como el viento
insensible de la primavera. Daba igual un día que otro. Incluso una hora que
otra. Cada minuto traía aparejado su suplicio particular.
Hacia ya casi 3 años que formaban parte del negocio de Joaquin, D. Joaquín de
un tiempo a esta parte. A pesar del paso del tiempo no olvidaban los duros
comienzos. La tarde que fueron marcadas quedo tan incrustada en su carne
como en su mente. La piel fue chamuscada para que no se borrase nunca, y su
resistencia fue también definitivamente abrasada, para que entendiesen cual
era su posición y el sitio que tenían en la isla. Habían sido marcadas como lo
que eran, son y serán siempre: Simples animales de carga propiedad de
D.Joaquín. Desde aquel momento en que el hierro al rojo chamusca la carne, la
mente entiende que la degradación a la condición de bestia es definitiva y total.
Al principio fue muy duro. El trabajo era agotador, llegando algunos dias a
exprimir la última gota de sudor en el esfuerzo. La humillación y la vergüenza
total, al tener que caminar enganchadas de un carro como simples bestias,
desnudas, encadenadas, a latigazos. La mente hundida cada vez que se
miraban el pecho marcado con las iniciales en arabesco de FGF (Familia Gander
Fuintur) y justo encima y pegado a el, su nombre de animal, la forma en que se
dirigían a ellas cada vez que requerían su atención. No eran ni siquiera un
número, era Puta, o Guarra, o Salida, para mayor degradación.
Las cosas habían cambiado desde luego en todo este tiempo. Se notaba la
mano de una mujer dirigiendo la empresa. Desde hacia dos años el reparto se
realizaba en carros mas grandes tirados por dos bestias, y la tercera iba
enganchada detrás de reserva. No se paraba, y la jornada era continua de 9 de
la mañana a 10 de la noche. Se trabajaba al trote, no caminando, con lo que se
repartía casi un tercio más rápido. Aquí el problema lo dieron las bestias; las de
tiro se agotaban y la de reserva no seguía el ritmo de trote y retrasaba a las
otras. La nueva gerente, así le gustaba que la llamaran, se enfado bastante y
en un solo día que hizo ella misma el reparto, soluciono el problema. Para
empezar cambio el latigo habitual por otro que también ella misma se encargo
de comprar. Era del mismo tamaño y peso, a la vista casi no tenia diferencias.
Solo los animales notaban al contacto como a todo lo largo del latigo unos
diminutos cristales al chocar con la piel se incrustaban y liberaban una
sustancia urticante, que hacia reaccionar a la piel de forma tan violenta que si
bien no llegaba a sangrar, si resultaba tan doloroso como una quemadura.
La mañana que se estreno fue como siempre, los animales empezaron al trote,
pero poco antes de darles el pienso, sobre las 12, ya comenzaban a resoplar y
descendía este ritmo de trote. El primer latigazo cayó sobre el culo de Puta, que
instintivamente encogió los glúteos, y dio un grito que solo el bozal amortiguo.
Cuando el segundo impacto callo sobre la espalda de Salida, esta se
convulsiono violentamente. Las dos miraron al repartidor que iba subido al
carro y entendieron perfectamente que aquello seria insoportable si no
conseguían lo que aquel hombre quería. El ritmo de trote no volvió a
descender. Y no fue necesario el uso de este latigo más de 4 o 5 veces por
semana. En cuanto al problema del animal de reserva, la nueva jefa lo arreglo
a los diez minutos de empezar el reparto. Vio rápidamente que el animal se
retrasaba porque iba enganchada con la cadena del cuello, y dejaba esta en
algunas ocasiones tirante para que le ayudase a caminar. Se bajo, y cogiendo
otra cadena más fina que iba en el carro, la engancho donde iba la del cuello y
las anillas del clítoris del animal.
Efectivamente el animal que iba de repuesto nunca más dejo que la cadena que
enganchaba su cuello con el carro quedase tirante, sobre todo porque otra
cadena más pequeña y más corta enganchaba su clítoris con el mismo carro.
También habían cambiado las formas, a la jefa le parecía algo indigno tener que
hacerlo en el mismo establo, así que acondicionó unas pequeñas habitaciones
cuando se amplio la fabrica, donde disfrutaban los empleados mas limpieza y
comodidad.
Cada animal, nada más llega del reparto era aseado e introducido en una de
estas habitaciones. Una vez satisfechas las necesidades de los empleados,
volvían al establo para pasar la noche.
Esta hubiera sido su vida hasta el desgaste definitivo, pare el que quedaban
todavía varios años, si no hubiese ocurrido algo relativamente habitual, pero
que nadie puede imaginar le va tocar.
Seguramente todo estaba planeado desde hacia tiempo ya que tal como fueron
los hechos, no cabía nada para la improvisación.
A los dos dias de estar en aquella habitación entro una mujer con traje, gafas y
una edad indeterminada, pero más de sesenta en cualquier caso, y con un
maquillaje y un humor de bastante mal gusto. Se sentó en el único sillón que
había, y las tres pacientes, que acababan de desayunar, se apoyaron en la
cama esperando sus palabras.
Cuando la mujer apretó dos teclas del pequeño artilugio que tenia en la mano,
las tres esclavas cayeron al suelo de forma fulminante, como si les hubiesen
cortado las piernas. Sus ojos en blanco, y la boca intentando inhalar el aire que
les faltaba, sin poder controlar ningún movimiento del cuerpo, indicaban
claramente que aquello tenia que ser algo realmente diabólico.
-Como veis no necesito ni cadenas ni látigos para castigaros. Esa postura que
tenéis ahora ya es más correcta. Dentro de dos dias nos vamos a Berlín. Allí
tenemos que entregar un pedido. Se trata de un cliente muy importante, y
espero que alguna de vosotras cubra sus expectativas. Tenéis por tanto dos
dias para aprender a vestiros, comer, beber, andar, hablar y follar como
autenticas señoritas. Pero, y esto es lo mas importante, nunca olvidéis lo que
sois.
FIN?
A pesar de la confusión del robo y todos los problemas que trajo consigo, la
vida volvió a la normalidad de la fábrica solo una semana después.
Los tres animales robados hacia solo dos semanas que habían sido adquiridos,
pero el seguro cubrió parte de los gastos, lo que permitió comprar rápidamente
otros nuevos para no bajar el ritmo de producción.
Esto les permite comunicarse entre ellas, pues los corrales están uno al lado del
otro.
Son los momentos de más relajación y descanso. Nunca se duermen sin charlar
un poco, y si bien el cansancio y el agotamiento son absolutos, siempre les
agrada cambiar impresiones.
Además es el único momento del dia que no tienen el bozal puesto. Sus culos
están libres del maldito bolo que les ponen para la cola, y si bien sus pies,
manos y codos permanecen encadenados, y la corta cadena unida a su collar
apenas les permite moverse, ya se han acostumbrado y el descanso es
relativamente bueno, y eso ayuda un poco de charla antes de dormir.
Como siempre es Guarra la que tiene más curiosidad y pregunta a una de las
nuevas. Una hembra entrada en años, por lo menos 31- con un cuerpo
contundente y musculoso y unas tetas desproporcionadas pero muy erguidas-.
--Nos han traído esta tarde. Pero no se lo que va a pasar, estamos muy
preocupadas.
-¿Estas llorando?
-No…..bueno si. Tengo mucho miedo, nos han hecho cosas horribles.
-El sitio exacto de la isla no lo se, lo que si te puedo decir es que esto es una
fabrica de piensos para animales y esta una ciudad no muy grande.
-Yo me he tirado sin hablar con nadie desde que me metieron en una caja
cerrada, que parecía un ataúd, hasta esta mañana que lo han abierto. Me he
meado encima y en pensado morirme de sed. Creo que por lo menos he estado
dentro 2 días. Las otras dos igual. Su antiguo jefe les dijo que ya no las quería
y lo mismo que yo.
-Si, esta mañana llego un hombre cuando nos sacaron de las cajas y después
de mirarnos como si fuéramos ganado le pago a otro dinero.
-Ya. Bueno mirad, habéis sido compradas por el dueño de la fabrica, que
seguro os va dedicar a transporte.
Guarra les fue explicando de la manera más suave posible cual era su nueva
situación.
-Lo mejor que podéis hacer es aceptar la nueva situación. Nosotras tres
pasamos por lo mismo, y al final no sirve para nada tanta lágrima y tanto
lamento.
Tenemos ropa? No, nuestra condición no lo exige, por tanto nos dejan
desnudas, igual que a los animales.
-Por eso os digo, lo mejor es aceptar lo que tenéis, porque si no será peor.
-No quiero asustaros, pero al principio viene lo más difícil. Para empezar os
marcaran con la señal del amo. Esto es muy doloroso, pero pasa en unos días.
Luego vendrá el entrenamiento. Estoy segura que os dedicareis a lo mismo que
nosotras. El trabajo es sencillo, sencillamente tirareis de un carro como las
mulas. Es muy sencillo pero muy agotador. No podéis descuidaros ni un
momento, el látigo duele como si os arrancaran la piel.
-Es horroroso.
-No. Lo peor no es eso. Lo peor es………….bueno no se, cada una tiene su punto
débil. Para Puta lo peor es la abstinencia. Se hace muy insoportable tener
constantemente ganas de follar y no poder hacerlo. Y así un dia tras otro. Para
mí sin embargo lo más jodido es la humillación que tenemos que soportar.
Después de tanto tiempo no soporto todavía el ir desnuda y que me
miren……..en fin.
Es cierto que mucho tiempo habían pasado como animales de la granja, pero
sin embargo sus días estaban contados con aquel amo.
No habían pasado 2 semanas cuando una mañana les sorprendió el que fuera la
peluquera quien las sacara del corral y se esmerase especialmente en
acicalarlas. Las ducho con esmero y concienzudamente, las perfumo, las
maquillo de forma especial y en el peinado tardo más de lo habitual.
No fueron enganchadas al carro, sino que les pusieron una cadena enganchada
al collar y las ataron en una esquina de la fábrica.
Que pasaría.
-Puedo comprobarlo?
-Por supuesto.
Tampoco para ellas aquella era la primera vez, y sabían por experiencia que o
mejor era colaborar. Así que se dejaron hacer y facilitando la labor del
comprador abrieron sus bocas, sus piernas y sus culos todo lo que les fue
posible.
-Bien y mal.
-Ya.
-Tu sabes igual que yo que estos animales tienen poca salida en el mercado.
Los tienes marcados- un error para mi marcar a los animales- tienen marcas
evidentes de actividad sexual intensa, y lo mas importante, yo solo necesito
dos, no tres.
-4000
-Eso es una ridiculez. También sabemos los dos que valen mucho más.
-Y también sabemos los dos que no tienen salida, y que si yo ahora me acerco
al mercado por ese precio compro lo que me de la gana.
-2000 y ni uno mas. Lo tomas o lo dejas. Y no quiero tres, solo necesito dos.
D. Joaquín se queda pensativo, esta claro que está tentado. Y mientras lo hace
ninguno de los hombres repara en los ojos y las caras de pánico que se les han
puesto alas tres esclavas.
Aquel hombre tiene pinta de granjero, pero puede ser cualquier cosa. Y si las
compran para un bar? O peor, piensa Puta, y si es dueño de un prostíbulo, y
tiene que pasar todo el dia follando sin poder correrse, seria horrible, más de lo
que lo es ahora.
El amo se ha decidido.
Engancha las dos cadenas a la parte trasera del tractor y se marcha sonriente.
El viaje no dura mucho, pues la granja de su nuevo amo esta cerca. Por
caminos rurales, pero bien pavimentados, en 30 minutos llegan a su nuevo
destino. Se trata de una casa bastante bien arreglada que seguramente conoció
tiempos mejores, pero que no denota abandono, sino mal gusto en la
decoración. Esta rodeada por grandes extensiones de terreno en las que se
cultiva en estos momentos patatas y maíz. Parece no haber nadie en la finca, y
sin embargo cuando el vehiculo se detiene a la entrada de unos cobertizos
anexos a la parte anterior de la vivienda, dos mujeres muy bien vestidas y
elegantes se acercan. Se quedan mirando de forma expectante a las dos
esclavas y luego se dirigen al dueño.
La chica, una joven casi adolescente es la hija del amo. A su lado la que es su
madre, con el mismo todo de enfado deja traslucir su mal humor.
-No eres capaz de hacer nada bien. ¿Para que queremos nosotros dos animales
como estos? Ya tenemos suficientes. Yo te pedí otra cosa. Algo más fino. Que
me sirviera en la casa.
El hombre, que parece estar acostumbrado al mal humor de su mujer e hija, las
mira resignado al principio, y bastante mala leche después.
-Ya. Tú querías una nueva, recién traída, Jovencita, a estrenar vamos. ¿Tú
sabes lo que vale eso? Si, si lo sabes. Y deberías saber también que no
podemos permitírnoslo.
-Bueno, cariño….perdona. Vamos ha hacer una cosa. Llamare a Cloe a ver que
podemos hacer.- se acerca entonces a la parte trasera del tractor donde siguen
enganchadas las esclavas y las examina de cerca- en realidad tampoco están
tan mal. De hecho están bastante bien….con unos pocos arreglos nos servirán
para la casa. No son animales domésticos, pero haremos que lo sean. En fin
que le vamos ha hacer.
Cloe era una mujer madura pero no vieja, con un aspecto muy cuidado y la
cara de constante enfado no la abandonaba ni cuando sonreía. En realidad era
una lesbiana solterona, vecina de los granjeros, prácticamente arruinada por el
juego y los vicios ocultos, que todos conocían, y que malvivía ejerciendo de
prostituta, proxeneta y sobre todo peluquera y estilista de la zona. Todos
confiaban sus animales a ella, pero ninguna se ponía personalmente en sus
manos.
Unos minutos más tarde aparece cloe y se dirige directamente a las esclavas,
que siguen esperando que hagan con ellas en el mismo sitio.
-Cloe cariño, como ves mi marido sigue tan entupido como siempre. Le pedí
algo en condiciones para la casa, y fíjate lo que me ha traído……no se que
puedo hacer.
Ambas mujeres observan con ojos ávidos y expertos a las esclavas, con la hija
detrás atenta a todos los detalles.
-Pues lo que todo el mundo. Una seria la criada de la casa y la otra mi esclava
particular. Es que este hombre me tiene totalmente abandonada. No conoce lo
que es un detalle. Y estoy muy cansada de tener que llevar yo sola las labores
de la casa.
- Si. Escúchame amiga. Puedo hacer algo, pero necesito comprar alguna cosilla
y un poco de tiempo. Si te parece dentro de un par de horas estaré contigo.
Nadie se molesta en traerle algo de comer. Aquella noche apura los restos de
agua que tiene en la cubeta, pero nadie aparece por su cuadra.
Siente el hambre, pero sobre todo es la incertidumbre lo que la tiene sin haber
podido dormir y con un estado de nervios absoluto, que aumenta cuando
aquella mañana han sacado a las nuevas bestias para engancharlas a los
carros. Casi ha sentido envidia, ellas por lo menos saben lo que tienen que
hacer y cual es su futuro.
Por fin a media mañana llega el amo. Viene acompañado por la cuidadora que
todas las mañanas se encarga de maquillarlas, y peinarlas.
-Si. Vete tranquilo y déjame trabajar. Pásate en una media hora y a ver que he
podido hacer.
Finalmente, y temiendo el mal gusto del Dueño, decide ella misma elegir un
bozal pequeño, que en realidad es una pequeña bola y apenas tapa su
esplendido y lucido maquillaje. Pensaba ponerle al animal unas campanitas
pequeñitas en el clítoris, pero finalmente lo descarta, demasiado recargado,
piensa.
-La primera es evidente, si vas a venderla, ese collar y esas cadenas no son los
más apropiados. Y lo segundo…………bueno tu sabes mejor que yo que este
animal es muy activo sexualmente y no creo que consigas.
-Se ha corrido como una perra mientras le untaba un poco de aceite. Ella cree
que no me he dado cuenta, pero llevo ya muchos años en mi oficio para que se
me escape algo así.
-Tú dirás.
-Yo te dejo este animal para que lo alquiles. Las ganancias serán a medias.
¿Aceptas?
El la tensa aún mas, hasta tener a Puta a solo unos centimetritos de su cara.
-La única solución que tienes es deshacerte de ella, y eso requiere un papeleo y
un coste solo en trámites que no vale la pena.
-Si Blas, lo se. Bueno ya veré lo que hago. Gracias por escucharme.
Aquel viejo amigo suena con tanta crudeza y sarcasmo, que casi parece un
insulto.
-Adiós Blas
-¿Y si hacemos una casa? Tu me dejas al animal, y del total de beneficios que
saque dentro de un año, te llevas el………30%
-Vale.
No les a tratado igual la vida. Mientras uno tiene éxito, progreso, y familia, el
otro es un viejo sádico, que malvive regentando el pequeño comercio de
alquiler de animales de desecho. Su clientela deja poco dinero, pues conviven
con mugre y miseria. Allí solo se acercan granjeros arruinados, dueños de
pequeños bares y algún que otro propietario de puticlub de saldos. Y estos son
los mejores.
Tirando con brusquedad amarra la cadena del cuello a corta distancia del suelo
y acto seguido y de un solo golpe la penetra por el culo.
Es rápido, limpio, y apenas tiene tiempo la esclava para gozarlo. Sin embargo
un estremecimiento en sus piernas la delata.
Igual que ella observa a las otras, también se da cuenta que ella esta siendo el
centro de atención. Todas la miran. Y al igual que ella, estarán preguntándose
que clase de esclava es. Y también es consciente por fin que su aspecto puede
resultar algo “raro”. No tiene señales de latigazos, pero sus manos, codos y
pies encadenados, no son muy habituales. Bueno tampoco son tan anormales,
si eres un animal de tiro y llevas un carro, piensa ella. Porque se fijan entonces
tanto en ella? Su conclusión es sencilla, es nueva.
Así que sigue agitándose cada vez con más nerviosismo. Todas la miran, y
todas la comprenden, pues lo que tienen en común es precisamente su
atuendo. Todas están completamente desnudas, y con zapatos de alto tacón.
En lo demás nada en común. Cada una lleva un determinado maquillaje o
peinado, y mientras algunas llevan cadenas en los tobillos, otras no los llevan.
O mientras unas llevan encadenadas las muñecas y los codos, otras solo las
muñecas. Aquel a de ser necesariamente un amo terrible, pues nadie habla, y
solo ella y dos más llevan el bozal puesto. Todas se miran, a veces con ojos de
complicidad y compasión mutua, pero ninguna se atreva a decir una sola
palabra.
-No ha dicho quien es, pero los temblores y el pánico reflejados en la esclava
de las grandes tetas la delatan- No os preocupéis, y estar tranquilas si lo que
os preocupa es la forma en que desapareceréis. Nadie os va a matar. Bueno
por lo menos eso me parece. Lo que hace el camión de recogida de sobrantes
no lo se. Os he dicho antes que nadie os mataría, pero eso no es del todo
cierto. Yo mismo lo haré si alguna es devuelta por quien la alquile.
Cuando Puta piensa que no resistirá ninguna de ellas toda la noche en aquella
postura, tras marcharse el nuevo amo, unos minutos después entra y las va
desenganchando , y le dan un poco mas de largura a la cadena para que por lo
menos puedan sentarse en el suelo.
- Esto es lo único que puedo darte por lo que me vas a pagar.
-Si. No tengo tiempo de limpiarlo, y cada vez son mas guarros la pandilla de
golfos y vagos que tengo de clientela.
-Que si hombre. Además, para lo que la quieres, tu mismo has dicho que las
utilizaras para la limpieza.
Aquella esclava a de verse muy perdida, pues comprende que si aquel hombre
decide no llevársela será su fin. Y no duda en cuanto le afloja la cadena en
arrodillarse, y con sus enormes tetas haciendo de escoba, recoge los restos de
papeles y suciedad del suelo. Y aunque tiene las manos encadenadas a la
espalda, aprovecha que no lleva bozal y tras hacer un pequeño montículo de
papeles los va recogiendo con la boca y no duda en tragárselos. A intentado en
todo momento levantar el culo todo lo que podía para que los hombres
pudieran ver su culo abierto y la humedad de su coño expuesto y vibrante.
Cuando termina se da la vuelta y de rodillas se acerca donde permanece atento
y divertido el dueño del bar con el comerciante y sin dudarlo por un solo
instante saca todo lo que puede la lengua y lame hasta sacar brillo a los
gastados y sucios zapatos.
Una sola barra al fondo y tres o cuatro mesas viejas son todo su mobiliario.
Los zapatos fueron cambiados por unos nuevos de altísimo tacón también, pero
de charol reluciente en negro y cerrados en la punta. El vestuario fue
completado con una cofia blanca preciosa insertada en un recogido moño muy
estilizado del que caían dos o tres mechones de pelo, y un mini delantal,
también blanco y con terminaciones de fantasía que cubría desde la parte baja
del ombligo hasta justo por encima del pubis. Se ataba por detrás con sendas
tiras de la misma tela. Unas medias negras con ligero totalmente blanco fue el
complemento perfecto.
Solo si alguien se fijaba en la marca del culo podía deducir que habían sido de
otro propietario, o las señas en las tetas que las delataban como animales
conflictivos por diversos motivos. Pero las sorpresas no acabaron aquí. Cuando
la peluquera hubo terminado y todos pudieron admirar las nueva compra, la
estilista de animales se acerco a su amiga y tras consultarle, de dirigió
directamente a las nuevas doncellas. Estas, por propia experiencia seguían
expectantes y con la mirada clavada en el suelo, todos los detalles del suceso
en el que ellas eran evidentemente las protagonistas.
-Como sabéis ahora sois propiedad de un nuevo amo. Esta es una casa con
reconocido prestigio, admirada y querida por mucha gente. Y eso a de seguir
siendo así. Solo esperamos todos que ninguna de vosotras meta la pata.
Sabemos lo que sois, y eso no lo podremos cambiar, pero si al menos
disimular. Las normas básicas que tendréis desde este momento son las
siguientes.: Podéis hablar, cuidado, solo con los amos, siempre que pidáis
permiso para ello. Para no perder las formas, cada vez que os dirijáis a ellos
empezareis o terminareis la frase con la palabra amo. Esta claro?
-Las dos esclavas están atentas y sus reflejos son rápidos. Las dos contestan al
mismo tiempo.
-Si ama.
Y la respuesta tarda unos segundos pues las dos esclavas son conscientes que
la siguiente bofetada está al caer y no terminan de entender porque. La propia
guarra se da cuenta por fin.
-Volviéndose donde esta su nueva ama y sin levantar la mirada del suelo le
habla.
Nueva bofetada.
-No entupida, yo no soy tu ama. Tus amos solo son mi amiga, su marido y su
hija. Cuando te dirijas a mi llámame simplemente señora, o si es alguien
importante excelentísima señora.
-Norma numero dos. Me dice mi amiga que habéis sido hasta ahora animales
de tiro. Igual os habéis pensado que habéis dejado de serlo. No os confundáis,
seguís siendo animales, solo que ahora sois animales domésticos. Y como es
lógico nadie quiere tener animales peligrosos o ariscos en casa. Prefiere tener
animales sumisos y cariñosos. Que quiere decir esto? Como no sois muy listas
os lo explicare. Nunca, repito, nunca, estaréis de pie delante de vuestros amos,
a su misma altura. Habréis de estar siempre por debajo. Ni que decir tiene que
cuando os crucéis con ellos también habréis de arrodillaros al pasar ellos…….
-Correcto. Ellos están delante, vosotras no podéis estar de pie. Pero no es esa
la postura. A ver, culo levantado, arriba. Las rodillas en el suelo y las
pantorrillas y los muslos en tensión….espalada recta…bien…manos a la nuca y
pechos fuera. Perfecto. Así estaréis hasta que ellos os manden algo o
sencillamente se marchen. En este momento el herrero esta colocando en la
cocina y en alguna de las habitaciones un arnés y una cadena de la que os
engancharan alguna vez los amos si creen que debéis permanecer en ese lugar.
No se donde querrá mi amiga que durmáis, pero lo normal es que la domestica
duerma en la cocina y tu doncella particular en tu habitación, por si necesitaras
algo en algún momento de la noche. Resumiendo y para no perder mucho el
tiempo con vosotras, os diré que vigilareis especialmente tres cosas. Como
estáis, donde estáis, y como os comportáis. Como estáis: Os he puesto el traje
a las dos de doncellas. A mi me parece bonito, pero eso es una elección de mi
amiga. Lo normal es tener los animales domésticos desnudos lógicamente, pero
a mi este traje y las medias me parecen interesantes- mira a su amiga
mientras habla- fíjate que no tapando nada si insinúa y resalta muchas cosas.
Bueno pues procurad no ensuciarlo y cuidarlo como si fuera vuestra propia
vida. Donde estáis. Lógicamente en donde os lo digan vuestros amos, pero si
no, la domestica en la cocina y la particular en la habitación. Y como os
compartáis, bueno, ya os he explicado lo básico, pero depende de vosotras lo
buenos animales que lleguéis a ser. Tengo una clienta a la que arreglo la
mascota. Es un encanto de perrita. Cuando la compro pensaba hacer de ella un
animal de tiro para su granja, pero termino quedándosela como perrita. Y es
que se nota que adora a su ama. Si se sienta, ella rápidamente se sitúa delante
para que ella no tenga los pies en el suelo, si se le cae un trozo de comida de la
mesa, ella lo recoge con su boca sin tardanza y se lo ofrece. Si esta parada y su
ama está cerca, no deja de lamerle los zapatos….no se detalles que no les ha
enseñado nadie, pero que dicen mucho de su condición de animal domestico.
Todo parecía que había sido aclarado. El nuevo amo se quedo mirando a su
mujer e hija, pensando para sus adentros, que una vez mas las dos mujeres
hacían su voluntad, y el se quedaba esperando. No es este el deseo que el
tenia, ni había comprado aquellos dos animales para esto.
Las dos mujeres cogieron cada una a una esclava y se metieron en la casa.
En el bar la tarde trascurre tranquila, como siempre. Solo unos cuantos clientes
sentados en las mesas tomando café y el tiempo pasando lentamente. El dueño
a decidido usar a cada una de sus nuevas adquisiciones para una tarea en su
local, asegurándose antes que cada una de ellas hará bien su trabajo.
-A ver tu, te llamas Puta, por lo que pone en tu teta. Estoy seguro que lo eres.
Bien, voy a ser generoso y te quitare el bozal que llevas puesto. Hablaras solo
cuando yo te lo diga, lo tienes claro?
-Si amo
-Bien. Tu te vas a dedicar a servir las mesas y tener contentos a los clientes.
Como no me fío mucho de ti, te voy a dejar las cadenas que te pusieron en las
manos y los pies. También te colocare un arnés a la cintura que servirá para
que lleves los pedidos a las mesas.
Y tu como te llamas?
-Joder que gente mas rara hay por el mundo. Bueno pues te
llamaras…………..tetuda. A ver, tetada, tu tienes básicamente dos trabajos, uno
mantener limpio el local, y otro poner en la bandeja de puta lo que ella te pida.
Por supuesto si alguien te lo pide en la barra también es cosa tuya.
A ti te voy a soltar las manos y te las encadenare por delante, para que puedas
trabajar bien. Las cadenas de los pies te los voy a dejar. No me fío de ninguna
de vosotras. Si alguna intenta irse, o simplemente salir del local sin mi permiso
la mataré directamente. Si veo que no atendéis bien a los clientes os mataré a
latigazos. Y por ultimo, si alguna se corre sin mi permiso, le arrancare el coño
con unas tenazas, textualmente, con unas tenazas le destripare sus partes.
Mientras habla a soltado las cadenas de las manos de tetada y las ha vuelto a
encadenar por delante. No puede evitar excitarse mientras trastea tan cerca de
aquellas enormes tetas.
Pasan unos segundos y una expectación parece que flota por el aire.
-Como es la primera vez, lo voy a repetir, pero será la última. Coño, parece que
me he puesto cachondo….
Unos segundos mas, y por fin las esclavas comprenden. Tetada baja
rápidamente la cremallera y saca el eminente miembro de su nuevo amo. Las
dos de rodillas se dedican a succionar y sacar todo el jugo de la polla de su
amo. Se turnan, las dos a la vez, y como ya tienen experiencia, no dejan
escapar ni una gota, cuando esté se corre. De nuevo tetada delicadamente, casi
amorosamente guarda el pene en su sitio y cierra de nuevo la cremallera.
-Bien, no sois malas. Un poco lentas, pero voluntariosas. Espero ese mismo
esmero con los clientes. Vamos a ver, en poco mas de una hora empezara a
llegar gente. Mientras llegan voy a bajar unas medias preciosas que tengo en
mi cuarto. Tu te pones unas y otras se las pones a puta. Zapatos no tengo,
pero esos que lleváis están bien Cuando termines, tu te pones en la puerta a
esperar a los clientes, mientras guarra va barriendo el local y poniéndolo
bonito. Acompañaras a los clientes cuando entren y si se sientan en alguna
mesa, tetuda te pondrá el artefacto este y les servirás allí. Si se acercan a la
barra, tu te vuelves a la puerta y tetuda les servirá. Esta claro todo?
Cuando baja de su dormitorio y les entrega las medias que les había dicho,
aprovecha para dar unas ultimas instrucciones. .
-Es muy importante mantener a los clientes contentos. Yo estere por aquí.
Como conozco a estos salvajes estoy seguro que querrán hacer cosas con
vosotras. Aprovecharemos el cuarto de atrás, donde tengo el almacén. Como
yo estaré por aquí, me encargare de cobrarles. Vosotras simplemente hacer
que lo pasen bien.
Tetuda se puso sus medias rápidamente haciendo equilibrios sobre sus zapatos,
y con algo más de dificultad vistió a su compañera también que no podía
hacerlo sola al tener los brazos encadenados a la espalda
En la casa del granjero la nueva vida de Guarra y cerda paso en pocos días de
la incertidumbre a la monotonía. La labor de ambas consistía básicamente en
satisfacer a sus nuevos amos, o más bien a sus nuevas excéntricas y
caprichosas amas.
Pero era conocedor de que sus dos queridas mujeres, esposa e hija, ya estarían
despiertas y a punto de llegar. Así que siempre suspiraba cuando terminaba, y
dirigiéndose a la pared desenganchaba la cadena que unía el collar de la
esclava a la barra situada en la pared y tirando de ella sacaba a esta a la parte
trasera del jardín de la casa. Allí un trozo de terreno había sido acondicionado
con arena y tierra. La esclava sabía que aquel era el momento de desocupar
sus intestinos. El amo no tenía ni tiempo ni paciencia, así que en menos de tres
minutos tenía que hacer sus necesidades. Estaba acostumbrada a que la
observaran y terminó por casi no importarle. Se dirija dócilmente a la arena, y
mientras el amo le daba toda la largura a la cadena, ella se agachaba y
desocupaba sus intestinos. Rápidamente cogía una pala y entraba los restos, y
con la misma rapidez se acercaba a un cubo con agua y jabón y limpiaba
concienzudamente sus partes íntimas. El amo seguía excitándose cada vez
más. Pero también seguía reprimiéndose y todo su ardor se calmaba alguna
que otra vez con una sonora palmada en el culo cuando se dirigían de nuevo a
la cocina. Aquí era de nuevo enganchada la cadena al tubo de la pared y el amo
se marchaba.
Ella quitaba rápidamente los platos y tazas usados y se preparaba mas tostadas
y café caliente. Aprovechando el espejo de la puerta de un armario siempre
dedicaba estos momento para retocarse el pelo y la cara, estirar y quitar alguna
posible arruga de la cofia y el mini delantal que cubría su ombligo y anudar y
apretar el nudo de este. Revisaba el maquillaje y tras lavarse con rapidez la
cara en el fregadero, sacaba el maquillaje que el ama le había comprado y que
guardaba en una cajita con los detergentes y artículos de limpieza, y con
maestría y una eficacia insólitas se maquillaba al gusto que ella sabia agradaba
a sus amas. Es decir, labios rojos muy fuertes, un poco de color en las mejillas
y negro suave en las pestañas, con una sombra de azul muy suave en los
parpados.
Un rojo más ligero también en los pezones y rosa pálido en los labios del
clítoris. Conocedora de que a las amas les gustaba encontrársela en perfecto
estado, se acostumbro a hacer todo en pocos minutos, y con bastante buen
resultado, pues cuando las dos entraban en la cocina, siempre lo hacían juntas,
ella las esperaba en su rincón convenientemente aseada, lavada, perfumada,
maquillada. En su rincón, arrodillada, la mirada al suelo, las manos en la nuca y
el culo levantado y las piernas abiertas.
-Si
-Si
Como un resorte se levantaba y servía el café y las tostadas, y al igual que con
el amo, se situaba de rodillas al lado de la mesa.
La diferencia era que el amo contenía las ganas, pero ellas no se reprimían en
absoluto. La madre solía ser más tranquila, tras haber pasado la noche con
guarra, pero la hija siempre bajaba al desayuno con la cabeza calenturienta de
la noche anterior. Eran momentos tensos para la esclava.
Su otra faceta, que no desconocía, pero que también le sorprendió fue el placer
y el estasis con el mismo sexo. Por lo menos dos o tres veces en la semana la
hija de los amos bajaba a la cocina, desenganchaba la cadena de la pared y la
subía a su habitación. Aquí la joven y la esclava daban rienda suelta a sus
fantasías y lujurias mas depravadas. Y más de una noche no tuvieron fuerzas
para volver a la cocina y termino pasando la noche encadenada a los pies de la
cama de la joven.
Aquellos significaba que las dos esclavas eran encadenadas primera hora en la
barra de la cocina y se dedicaban toda la mañana a preparar la comida de las
invitadas.
Poco antes del medio día llegaba la amiga peluquera y se dedicaba a ciclar a las
esclavas.
El amo abría entonces una iqueña puerta que daba a in minúsculo patio donde
un desgastado inodoro y un barreñ
Si alguien puede creer en el destino, esta puede ser una buena ocasión para
reafirmarse en sus convicciones.
La historia casi se repetía una y otra vez. Los últimos amos se habían
divorciado, y las deudas de la familia salieron a flote. Fue necesario vender o
embargar todas las propiedades, incluidas las esclavas por supuesto. De ellas
se hizo cargo un banco acreedor, junto con la casa y todo su contenido, con
cuya venta esperaban subsanar parte de la deuda. La casa ya había sido
vendida a un buen precio, cosa que no ocurriría con las esclavas.
A la hora habitual de comienzo de la puja las tres esclavas, junto a otras cinco
en esta ocasión, estaban de nuevo subidas en la tarima situada en el centro del
mercado, dispuestas para su venta. Era un martes, un día más bien flojo de
afluencia en la plaza. Los días fuertes eran los viernes y sobre todo los sábados.
Eso significaba que no abría grandes compradores y la mercancía que se ofrecía
tampoco estaba considerada como de primera calidad. También era costumbre
en aquel mercado guardar los mejores ejemplares para viernes o sábado,
donde se ofrecían los ejemplares individualmente. El resto de la semana
simplemente el producto era expuesto y eran los compradores los que se
interesaban y pedían información o examinar la posible compra. De manera que
un poco antes de la exposición dos empleados entraron al cubículo donde
estaban las esclavas, y mientras uno de ellos unía sus collares con cadenas,
otro les ponía zapatos de tacón, les arreglaba el pelo y las repasaba todo el
cuerpo con una esponja húmeda que hacia brillar su cuerpo.
A todas luces se veía que aquello era un producto de saldo. Ninguna virgen,
ninguna sin marcas. Si bien eran todavía jóvenes y todas ellas con cuerpos
espectaculares, también se veían claramente los restos de castigos, las marcas
de antiguos amos, otras marcas indicando su condición, anillas en nariz,
lengua, clítoris, etc.…y por supuesto todas con restricciones en pies, manos y
codos, en forma de cadenas. Unas más largas, otras muy cortas. El collar que
cada una llevaba era también diferente, dependiendo del lugar de donde
venían. El empleado encargado de prepararlas sabía que tendría poco trabajo
en esta ocasión. Tenía que desnudarlas, y estos ejemplares hacía mucho
tiempo que no habían visto nada semejante a un vestido o algo que cubriera su
completa desnudez. Tenía que encadenarles pies y manos, y estas no solo
venían con grilletes en tobillos y muñecas, sino que la mayoría traía también
encadenados los codos a la espalda, algunos con cierre permanente, no se
podía quitar si no era con la intervención de un herrero. Su aspecto físico era
bastante aceptable. Parecían bien alimentadas, ninguna señal reciente de látigo
o cepo, y el pelo…..aquel empleado era perro viejo. Si alguna traía el pelo corto
no había problema, y si lo tenía largo, sencillamente lo remojaba un poco y lo
recogía en un apretado moño. Durante un tiempo tuvieron una mujer que se
encargaba del maquillaje, pero eran mejores tiempos, hoy lo hacia el mismo
empleado, y con la experiencia había descubierto que con solo un poco de
sombre de ojos, unos polvos para las mejillas y buen pintalabios, era suficiente.
En no más tres o cuatro minutos tenia lista a una esclava para ser expuesta. El
problema de los zapatos le surgía cuando dos o tres calzaban el mismo número.
El no le daba demasiada importancia hasta el día que su jefe le explico algo.
-Tienes que entender una cosa. El zapato es muy importante por dos motivos.
Uno porque es la única prenda que viste la esclava, y eso, aunque tú no te des
cuenta, les da seguridad, les hace sentir mejor y más atractivas. Y eso es
cierto, les hace estar más elegantes, justo el segundo motivo por el que se los
ponemos. Por eso he gastado tanto dinero en ellos, y por eso te pedí cuando
los compraste que fuesen de tacón alto y fino.
Así que aquella mañana solo tuvo que entrar, sacarlas a la puerta del cobertizo,
maquillarlas un poco, arreglarles el pelo, ponerles los zapatos, y unir sus
collares con una gruesa cadena.
Era, a todas luces, un día flojo, muy flojo. Poca gente en la plaza, los
vendedores de los puestos con cara de aburridos, muy poco movimiento. A los
cinco minutos de empezar, ni siquiera un curioso se acercaba a la tarima de
venta de esclavas.
Era también evidente que aquellas esclavas tenían experiencia. Y sabían lo que
se esperaba de ellas. Desde el momento que el empleado las dejos en
exposición bajaron la vista al suelo, sacaron sus tetas todo lo que les fue
posible, abrieron sus piernas todo lo ancho que les permita la cadena de sus
tobillos, y no movieron un solo musculo.
-No no, muchas gracias, solo estamos mirando, es usted muy amable.
-Encantado de ayudarle señor. Estamos aquí para eso. Veo que igual tengo algo
para usted que puede interesarle. No le llama la atención nada en especial?
-Si bueno, no sé, llevo unos días dándole vueltas al tema. Dependiendo
de…..aquella, la segunda por la izquierda….
-Ha elegido usted bien. Esta hembra acaba de entrarnos, de hecho acabo de
ponerla a la venta. Ha sido toda su vida domestica. Parece ser que tenía un
amo bastante estricto, de ahí sus anillas en nariz y….a ver, abre la boca….si, en
lengua, y seguramente…las piernas…efectivamente, en clítoris. Su amo la
quería bien controlada. No parece muy conflictiva, como ve ninguna marca que
lo indique, sus tetas están limpias. Curiosamente no tiene anillas en los
pezones…a ver, no ni señales de haberlas llevado nunca, están intactos. Otra
ventaja es que ningún amo la ha marcado. Ni por delante, a ver, no….ni en el
culo, nada, no tiene marcas. Por cierto la espalda está prácticamente intacta,
solo si repasa con la mano notara resto de algún castigo. Sí, Creo que esta es
una buena elección.
-Si lo que usted quiere es una hembra de verdad creo que no se equivoca. No
sé, compruébelo usted mismo-sin soltar la cadena se dirige a la esclava de
forma contundente, cortante, casi amenazadora-salta todo lo que puedas….así-
La esclava, sin dejar de mirar al suelo hace esfuerzos inhumanos por saltar
todo lo que puede. A ello no ayuda mucho el hecho de llevar tobillos, muñecas
y codos encadenados. Ni por supuesto aquellos tacones enormes de aguja. Pero
como ya tiene experiencia sabe el objetivo último de aquella petición y mueve
todo lo que le es posible sus tetas, tanto hacia arriba y abajo como a los lados.
Se para cuando el amo tira de la cadena y su respiración agitada apenas le
permite continuar.
-Ve que le decía? Mírese los dedos….además es muy ardiente el ejemplar este.
-Ya ya, discúlpeme por mi torpeza. Date la vuelta, vamos a mirarte el culo,
agáchate-La esclava sabe lo que aquello significa, así que rápidamente se da la
vuelta, abre las piernas y agacha su cabeza todo lo que puede. Con las palanas
de las manos separa sus glúteos.
-Ha tenido usted suerte caballero. Esta hembra es totalmente virgen. Parece
que sus amos no les gustaba mucho ese tema…en fin es su suerte.
Si el comprador supiera que su culo ha sido visitado por dos pollas a la vez, o le
fueron insertados desde bolos para ponerle colas, hasta….bueno ya no recuerda
cuantos objetos le hacía llevar su penúltimo amo. Por no hablar del
último…..Llego a tener puesto días enteros un cinturón de castidad con dos
enormes consoladores. Uno en el coño y otro en el culo…..Bueno….el comprador
era claramente un ignorante, y el vendedor un sinvergüenza.
-El precio. Caballero la de dije antes que so no sería problema. Además tiene
usted la suerte de que estoy de saldo. Tengo inventario e inspección del
ministerio. Así que estos ejemplares los tengo que tener vendidos para el
viernes. Mire, en condiciones normales, valdría 9000€, yo se lo voy a ofrecer
por 7000€. No va a encontrar nada mejor, se lo digo yo.
-Uhmmmm, no sé, si usted quiere pagarme los 9000€ por esta, ningún
problema.
-Si señor. Ernesto, vete a la oficina, volando, y tráete todo lo que tengamos
allí. Ya estas tardando…
Guarra sigue agachada, con las piernas abiertas y los glúteos abiertos por sus
manos, con el culo en total exposición.
-Vamos a ver esta documentación. Y esta esclava, por favor, que vuelva a su
sitio.
-Bueno pues entonces tenemos dos problemas, uno por conocerlas y otro por
incumplirlas. Bueno en realidad da igual, si no las conociera también las tendría
que haber cumplido. Ha intentado usted venderme una escala como virgen
anal, cuando en realidad no era cierto, sino todo lo contrario.
-Si, Ha tenido usted mala suerte. Pero mire yo no soy un ogro sin corazón. Ni
es mi intención arruinar la vida de nadie. La mala suerte que tiene usted hoy es
que hemos entrado a la plaza. Si mi compañero y yo en vez de entrar a la plaza
hubiésemos seguido en dirección al bar de Joaquín, que era donde teníamos
pensado ir cuando salimos del ministerio, usted estaría en este momento
haciendo normalmente su trabajo. Esa ha sido su mala suerte. La dirección de
nuestros pasos. ¿Me comprende….?
-Si. Ya. Son sus pasos. Bien. Vamos a jugar a imaginar. Usted se imagina que
algo pudiera hacer cambiar la dirección de esos pasos?
-Dígame usted entonces que podría hacer cambiar la dirección de esos pasos.
El camión acaba de aparcar, y un rudo hombre baja con cara de pocos amigos.
-Es aquí donde tiene mi mercancía? Tengo algo de prisa. Si Me dice lo que
tengo que cargar terminare antes.
Sin perder un segundo el hombre sube a la tarima, coge la cadena que cuelga
del cuello de la primera y sin más delicadeza tira con brusquedad de él. A
trompicones las esclavas bajan y son empujadas, igual que sacos de patatas al
cerrado camión. El Hombre sube, busca entre el amasijo de cadenas y cuerpos
la cadena que cuelga y la ata a una de las esquinas del remolque. Las esclavas,
pegadas una a otra se sientan o acuestan en el suelo intentando no caer en las
curvas y trompicones del vehículo.
-Coño, joder se han ido hasta con los zapatos, que eran míos. No se puede ser
más jalapillas. Me han cazado, han venido a cazarme. Y los hijos de puta estos
son nuevos….me tenía que haber dado cuenta.
El viaje del camión es corto. A tan solo unas calles, no más de cinco minutos,
un hombre espera en la puerta de un edificio con varios puestos de descarga y
un gran letrero donde puede leerse” Almacén municipal de animales”. A uno de
estos puestos de descarga se dirige el conductor donde deja su mercancía y
recibe un sobre totalmente cerrado a cambio. Tiene instrucciones claras de a
quien a de entregarlo.
En una gran sala, especia de jaula gigante las ocho esclavas son introducidas y
pese a la oscuridad, pueden ver que no están solas. Otras esclavas permanecen
en la habitación. De pie, sentadas, apoyadas contra la pared, alguna incluso
acostada en el suelo. Aquello parece un despojo de animales. Silencio absoluto
y rostro de miedo y resignación.
Sin embargo hay algo que desconocen, y es que su estancia aquí será muy
corta, tan corta como unos minutos. Igual de rápido que entraron, salen. Y de
nuevo en otro remolque. Pero en esta ocasión se trata de una especie de jaula
con ruedas más bien hecho de forma artesanal. Su tracción no es mecánica.
Seis esclavas, unidas por cuello y cintura aun grueso madero son la fuerza de
empuje del artefacto. El camino el largo, casi una hora a muy buen paso. Se
trata de una finca a las afueras y a la entrada un gran letrero les da la
bienvenida: Granja experimental animal. Gobierno de la nación. Un hombre
vestido de granjero les espera al final del camino.
Mientras el hombre habla otro empleado las ha hecho bajar de la jaula y les ha
ido quitando la cadena que unía sus collares.