Está en la página 1de 8
9 Psicoanilisis y cultura Por Paul Ricoeur Tras las intervenciones de los psicoanalistas, mi. inter: vencién sélo puede tener una finalidad: hacer’ posible el trdnsito de una interpretacién psicoanalitica a una inter pretacién no psicoanalitiea, por ejemplo socioldgica, de la fbra de arte y'en general de Ia obra de cultura; el problema {que me parece fundamental hoy es en efecto el de la articu Jacién entre varias interpretaciones; me parece Tegtimo act ‘mular ‘varias interpretaciones de la obra de arte, pero @ condicion de disponer de un instrumento de razén para oF ‘enarlas las unas con relaciin alas otras y para arbitrar sus pretensiones rivales. Procisamente con miras a esta orden: ion ya este arbitraje es por lo que propongo en primer lugar considerar el derecho del psicoandlisisa tratar Ge ite ratura y de cultura, y seguidamente explorar les limites de su dominio, en la proximidad de otras interpretaciones. Hay que admitir, creo yo, que si el psicoandlisis se hace cargo de los fendmenos de’ cultura, no es por aplicacion secundaria © por extension aleatoria lejos de su esfera de competencia, sino en razén de su inteneion mas fundamental. EI psicoandiisis noes Unicamente tna terapéutica; to es ciertamente, en una instancia primera y fundamental, y 8, por ventura, renunciase a su misién de curar, en provecho fe una simple demostracién de verdad sin preoeupacion propiamente terapéutica, seguramente se traicionaria. Pero, desde el principio, quiso ser, y lo ha sido, algo més: una in: 208 terpretacidn de la realidad humana en su conjunto. Las ear tas de Freud a Fliess atestisuan que ya desde muy pronto felaciond Ia interpretacion del suetio y del sintoma con la {nterpretacion de la tragedia griegs de Bdipo y de la tragedia {sabelina de Hamlet. Debe haber algo mis que un azar en fe conexiGn iniclal. La razdn de ello es que el objeto mismo Gel pricoandlisis no es la pulsién —qulero decir la‘palsion sola, Ia pulsion desnuda, sino la relacion del ser de deseo fon el ser de cultura; todo anlisis se sitia en esta flexion. Esta claro entonces por qué el psicoandlisis no puede ser relegado a la regién del deseo; sino que todo lo que. con- Gere a la artculacion del deseo con la cultura es de su competencia. Esta claro también que las diferentes interpre- taciones no pueden repartirse de manera regional, com si tuna tuviera competencin para tratar de la afectividad, la otra fe la socialidad, ete-; no se distinguen por su campo sino Por su teoria, es decir, a la vex por sus hipotesis y direc. frices, por su metodologia y por su préctica. zOué es To que ‘alii esa relacion del deseo con la cultura como objeto de fanilisis? Partiendo de la nocién misma de pulsion, es fei demostrar que no es nunca la encrgia como tal, en su ralz Dioldgies, 10 que le interesa al analista; desde su primera ‘paricion, Ia pulsion esta sitsada en posicion de cultura, ¥ fcon Ia mayor frecuencia, en posicién de antagonista. Qué 6 la censtra, en Ia toorfa del suefo, sino un factor cultural Que setia como inhibicion respecto a los. desoos mas Viejas? De ahi que la Ciencia det steno resne lo que In antro- Ppologia descubre por otra lado bajo el nombre de prohibi- Eidn del incesto. En Tres ensayos sobre la sexualidad, el mismo factor antagonista aparece bajo la figura de los «di ques+ que canalizan Ia libido hacin la genitalidad adulta, En los Escrito de metapsicologic, que se reparten entre 1914 y 1917, as tres slocalidades» (Inconsciente, preconsciente y onsclente) figuran una relacion dialéctica en Ia cual el inconsciente salvaje esta siempre confrontado con el precons- lente, como lugar del lenguaje, y con el consciente, como facceso al mundo exterior (mundo de las cosas mundo hhumano); los tres lugares son la representacién toposrafica, '© mejor dicho, topologica, de esta dialéctica. Lo que es ver: ad para el primer sistema (inconsciente, preconsciente fonsciente), 10 es atin mis para el segundo sistema: Yo, Sie perego y Ello. Se trata efectivamente de papeles que alter 209 zz - nan lo anénimo, Jo suprapersonal y lo personal en situaciones Clturalmente determinadas. Ast, el psicoandliss, de mil ples maneras, es sin cesar confrontado, no con el desco solo, Sino eon ef desco y su otro; a decir verdad el deseo human rho es humano més que como exigencia, es decir en relaciin ‘con otto deseo que puiede negarse y gue, sin duda, se ha negado desde siempre sta situacign iniclal hace que la interpretacién del suetio ¥y del sintoma sca tina interpretacién en el sentido restrin {ido dela palabra, tal como lo ha forjado la filologia: se frata de descifrar un conjunto de signos que inicialmente se presenta como tn texto absurdo y que hay que sustituir por un texto mis inteligible, El disfraz se manifesta al nivel fe los efectos de sentido; ahi es donde se aplica el arte de Interpretar, Esto basta para distingulr de una vez por todas fl pslcoanilisis de Ia pricologi, es decir, en el sentido mo- demo de la expresién, de 1a Psicologia del comportamiento; ‘aunque el psicoandlisisafrouta los comportamientos, n0 los Considers como fenémenos observables, sino como fragmen: fos de sentido que forman parte del texto descifrado; la psicologia es una explicacién de comportamientos, el picoa- Dilisis es una exégesis de textos. Se podria objelar a esto, claro esta (y yo lo hago en mi propio trabajo sobre Freud), ‘Que la interpretacién pscicoanalitica es mis compleja que cualquier exégesis de textos, ya que ella pone en juego no Sélo Felaciones de sentido, coino en filologts, sino relaciones de fuerzas, como atestiguan nociones de cardcter dinsmlco tales come desplazamicnto y condensacién. Eso es precisa- ‘mente lo. que constituye In especificidad de la explicacion Psicoanaliica, El discurso pslcoanalitico es un discurso Imixto que designa relaciones de fucrzas por medio de rela: cones de sentido, Esta situacin compleja atafe a la propia nnaturaleza de la relacion entre el deseo y sus efectos de ser- tido; precisamente porque el hombre del deseo se_ofrece isfrazado es por lo que el psicoanilisis debe constituirse ‘como una téenica dle desciframiento aplicada a aquello que Se podria lamar, de una manera general, una seméntica del ‘deseo, Todo fendmeno de cultura le concierne, en la medida fen que puede proyectarse sobre el plano bien delimitado de la semantica del deseo. Esta referencia constituye a la vez la validez y el limite de todo psicoanalisis de la cultura El cardcterlimitado de estas interpretaciones —Iimitado, 210 ‘pero vilido dentro de los limites de as reglas del juego— se precisa ain mis si se considera que el psicoandlisis aborda EVamplio dominio de tos efectos de sentido a partir de un fmodelo inicial cusos andlogos busca en todos los repistros de la cultura. Este modelo, como se sabe, est constituido ppor el par suchoneurosis. EI psicoanilisis freudiano.pro- one no sélo un tipo de interpretacién que he tratado de Caracterizar por relacion del sentido y de la fuerza, sino también tun modelo muy determinado de distorsion, In Vers fellung del capitulo TIT de la Ciencia de los suentos. Esta tras- scion y esta distorsién, caracterfstias de ln satisfaccion Gistrazada del desco, proporcionan un hilo conductor en el Gédalo’ de los efectos de sentido que nosotros. llamamos ‘obras de arte, leyendas, folklore, mitos, ete ‘Se puede ya prever que la Interpretacién psicoanalitica de la Hteratura no tendra por ambicion poner al desnudo las Piusiones, ni siquiera los conflictos de Infancia camuflados, fino claborar las estructuras mismas de Ia distorsin, las Teyes de la transformacién que rigen el «mostrarocultars [propio de los efectos de sentido, Con relacion a estas lyes de transformacion, ef fondo pulsional figura como referen: fia casi mitoldgica: nuestros mds viejos descoss, nuestros feseos en cierto modo sinmortales», desempenan el. papel fe tope respecto a la interpretacion. Lo més importante no fs pes Io que se dice sobre el deseo, sino sobre los procesos Susceptibles de figurar como adiogos del desplazamiento, e la condensacién, de Ia translaboracién secundaria, de 1a puesta en escena. En este nivel, el de In produccidn de los ffectos de sentido, es en ef que se podran coordinar otras Interpretaciones con el psicoandlisis; pero esto serd a partir de otras hipétesis de trabajo, susceptibles de. desempefar, fon Felacion al objeto cultural y sus efectos de sentido, el mismo papel organizador que Ia semantica del deseo. ‘Yo dirfa entonces que el objeto propio del psicoandlisis, en el ‘campo de la critica litearia, es el estudio de las estrcturas de distorsién susceptibies de ser tratadas como anélogos de Jos que tigen el sieho y Ia neurosis. O para decirlo de otro ‘modo, el nicieo de la interpretacién psicoanalitica consiste fen la relacién entre una scmintica del deseo y una sintaxis| e la distorsion, Precisamente por ser asl, Freud pudo, desde el principio, aplcar a Edipo Rey y a Hamlet un esquema ex Plieativo que ho estaba restringido exclusivamente al campo aun de Tas neurosis; las estructuras de la distorsién tienen cferta ‘mente su modelo original en el suefo y en la neurosis, pero el cardcter relativamente formal de estas estructuras, Per. mite su transposicion analdgica ilimitada, tan lejos como se extiendan las expresiones distrazadas del deseo, Nunca sera suficiente cuanto se haga por oponerse a una interpretacion psicoanalitica que se redujera a lo que podria Mamarse una blografia pulsional del autor y que no seria mds {que una empresa de desnudamiento de ln pulsion. En este ‘orden, no es posible recibir més que decepeiones; porque rnada se parece tanto al seereto de cada uno como el Secreto dl otro. El psicoandlisis no muestra nada, no hace ver nada. ‘mds que la propia obra. La interpretacion psicoanalitica no hos proporcionara el medio de aflar el axioma de los exe- sgetas roménticos, segin el cual Ia interpretacién tendria ‘como finalidad comprender mejor al autor de lo que se com- pprendié el mismo, Si esto fuera verdad el psicoandlisis seria la peor de las interpretaciones subjetivistas. No-niego que ciertos psicoanalistas, como Marie Bonaparte en su edlebre Edgar Poe, no hayan sacriticado a esa clase de psicogratia de las profundidades. Ami parecer, la Unica interpretacién Psicoanalitica valida es la que se limita a Teer en la propia ‘bra los procedimientos de distorsién andloges’a los del Suefio y la neurosis ¥ desplogar ante nosotros la obra misma fn su trabajo» de. sentido (y ulilizo aqui la, palabra tray bajo en una acepeién ansloga a la que usa Freud cuando bhabla det trabajo del sueho, del trabajo del Iuto 0 del tra bajo de la neurosis) Si-es tal, en st uso Tegitimo, la interpretacién psicoana- Intica, el trénsito a otras interpretaciones, pertenecientes @ ‘otras hipétesis y otros procedimientos de ectura, es la con secuencia direcia de un rasgo fundamental que hemos sub- rayado de paso: el carieter analdgico —s6lo analdgico— del Peicoanilisle de la cultura con relacion al. psicoandlisis Gel sueno y de la neurosis. Fl fanatismo comienra cuando se ‘olvida este cardcter solamente analégico y se lo reduce a una, enticed. En el propio Freud Ia analogia se halla tratada unas veces cen el sentido de idemtidad, y otras en el de una verdadera creacién de sentido; al primer uso de analogia corresponde Ia explicacion de «ilusién religiosay; al segundo, la de eseduc- cidn estétcas. Si la religion es para Freud, ef lugar mismo 212 n que Ia analogia vale como identidad, es porque, segin 41 “610 proporciona fenémenos regresivos,tributarios del tema “Gel retorno de lo reprimido; es lo que acredita la idea de yen Freud mismo, un psicoandlisis de la cultura seria “na explicacién reductora, un razonamiento en «nada més ‘gue... Pero, incluso en los textos més reductores, Freud in JSiste en I creacién de un sentido irreductible a la simple analogia neurética; al watar en 1907 de la analogia entre “Tos actos obsesivos y los ejercicios religiosos, observa: «A. “Ia vista de estas solidaridades no arriesgamos a considerar Ia “neurosis obsesiva como la contrapartida de una religion, a escubrir esta neurosis como un sistema religioso privado "ya religion como una neurosis obsesiva universals. La sola “Palabra «universal» obliga a la reconstruccién laboriosa de fodas las mediaciones por las cuales se pasa de un fantasma 4 ‘una jlusion de eardcter piblico,y por tanto a una ri utr, No asta can buscar un padre por dog fata de comprender como de un padre engendrador se Ina podido extract un dios. Elorigen pulsional importa menos ‘que las transformaciones y mediaciones que componen el in- ‘eralo entre el efecto de sentido elemental y el efecto de ido terminal. Confeso gustoso que Freud no va muy gos en Ia exploracién de tales mediaciones; en particular 0 supo inteyrar una exégesis verdadera de os textos por los ‘guales Ia comunidad creyente ha educado su creencla y su nto; en Moisés 9 ef monotelsmo, sobre todo, no ha cl nivel de un psicoanalisis elemental det hombre rho hizo cl psicoanlisis de Ia obra cultural a través a cual se constituyé el mundo Judeoeristiano; un psicos- is fel al juramento metodologico del freudismo deberia der cl largo camino de la construccién de los dioses, Tawés del conjunto de textos en los cuales se ha documen. pla fe de los ereventes. La aportacion especifica del psico- en este orden de ideas, sigue siendo la constitucion Tos efectos de sentido y no la exhibicidn de las pulsiones ‘Hasta en la mds reductora de las interpretacio. Ta figura desvelada —ia del padre— sigue slendo la fi fa de tn ausente, ausente de toda historia y ausente de Jo psiquismo; ya cea padre tininico, padre protector, padre ide nombre, © padre simbdlico como entre los. preso- , el padre noes tna srealidad psiquicas, que tras er sido reprimida, «vuelves; es una premonicién de sen- 213 tido, una construccién simbélica; incluso la escena prim tivas es sin duda, desde el principio, otra cosa que un fan: ‘tasma neurdtico; es un verdadero esquema cultural, cons- tuldo sobre wn material sfecivo e imaginative, que permite al hombre detectar y prospeccionar sus propias Falces ontor gas. Esta creacion de sentido es la que emerge al primer plano cn Ios escritos que Freud consagra a la obra de-arte; el fun- ddador del psicoandlisis ya no esté ahora mediatizado por el ‘combate histérico que el pensaba que debia librar, como hhombre de ciencia, contra Ia religion; esa es la razén de que los textos de Freud sobre la obra de arte encubran su verda- ddera concepcién del psicoandliss dela cultura; en ellos Freud Aespliega sobre la propia obra lo que yo llamaba més arriba, luna sintaxis de la distorsion, sin abandonarse por ello a una psicografia pulsional del artista; se trata entonces menos de Aesenmascarar pulsiones que de desmontar los mecanismos Yy las estructuras mediante las cuales, a partir de la pulsion, 1 sentido se produce como sentido. Tres ejemplos jalonan, de manera progresivamente més esclarecedora, este modo de interpretar. En el Chiste, lo im portante no ela naturaleza de las pulsiones liberadas (erdti- fas, agresivas, ete) sino el mecanismo por el cual el pacer preliminar que hailamos en la disposicion de la obra de arte Aesencadena, como un detonador, las pulsiones profundas. Este mecanismo es singularmente mas’ suit que. todas las figuras de distorsién del suefio; un placer completamente formal, placer de estructura si puedo expresarme asi, se com bina con un placer lidico, ligado asimismo a la Uberacién sin vergienza de las pulsiones; esta conjuncién se realiza con vistas ala ereacién de un objeto cultural, situado entre los hombres, para el placer de todos, EI segundo ejemplo, el del Moises de Miguel Angel, es el ‘mds indieado para hacer comprender que Ia verdadera inter pretacién analitien no cs una variedad de psicografia o de Critica biogréfica; en este admirable y corto ensayo, slo el ‘objeto, la estatua como tal, se somete a andlsis; en Ia pos: tra fijada en la escultura es donde se descifra el conficto fundamental que, en cierto modo, se ha superpuesto al pro- pio objeto; la sintesis inmovilizada del conficto de fuerzas viene a figurarse en el gesto compuesto det Moisés que sos tiene las Tablas de la Ley. Un conilicto de fueraas que nunca 24 sido observado en el persone histrieo; ha quedado FRtorporado al objeto colteral, al fantasa universal se score que vo tene mas existncia que en la propia historia Gui ature: Las palsones solo se svocan agutcon materia ‘Gea: a dioica de fucreas permancce detenida en la fetica de las formas Parsce,pucs, que el ate es algo més Sin simple tratamiento lico. de uetsas confictvas: Sota de manera gurada 0 plastica, un inento de Te de los propion conto pero cs la obra de arte fal Ia que concentia en ese ifento tal promeciin del aos no tncrnos que buscar emia Picola dl artist, bien ia propia estructura de Ia obra. Bl tece cep, de Lenard on porate fin jos, Verow en len efeto, como i fantasta se re Gren como objeto cultural La sontisa de Ta. Gooonda, tras feu! Freud halla el recuerdo dela verdadera madre del, rst, ir que i habs sbanonséo de no, es el verdadero Ghjeto de In inenpretacio: et recuerdo ce fa madre se ha eraido por compito parm todos. Esta efectivamente. per Tilo para Leonardo y tts igosmcnte perdido para el histo adoro tine otra cxistenia que ia obra. de arte que fa ecra en un objeto de pereeplon en el mundo de la cultura [No se tia, pucs, de detrminar cl contenido mnémico real, camo oi fants infant ha sido superado ¥eereado emvstiendose en un chjeto present entre los hombres en ‘Ghmunco de la cultura on este cmplco de la anslogia del modelo neurdteo en Interpretacion feudiana ce Ta sla, se hace itctiible igre trinsito a otre interretaciones. La obra de ate an qe ln rligion, hace parecer om Testo de sentido cxceds el modelo inkl de distorsdn proporcionado por suco la neurosis, Enel mismo campo de la Seméntcn ese [a sintais’ de Ins transformaciones hace. strait freacion de sentido que no. puede explcarse slo por Iecanismos peicoanalicor de stosion. Acabames' de farmos niin menon gue con tas dfcltades pro- el concepto reuiano de sublimacton; éste es el con- de tonos los efectos de sentido que nose dejan expla Ta anafopa con el modelo inital, Ahi es donde otras ine fetacione,sociligias 0 de otra clase, marastas 0 no, nv ariclarse, Nada hay rile que un uso eee ode las ciferntesInterpretacions, pero la elie com 215 temporinea no siempre escapa a la acusacién de elec cismo: un poco de psicosniliis, un poco de marxismo, un poco de existencialismo, un pufado’ de estructuralismo. Hoy es necesario construir metédicamente el trnsito de tna interpretacign a otra, Nosotros hemos comenzada a hacerlo ‘mostrando en primer lugar eémo una semdntica det deseo ‘s6lo se realiza en una sintaxis de la distorsin, Inego cOmo festa misma sintaxls hace aparecer, en la ereacién estética Drincipalmente, una promocion del sentido que excede los recursos de una simple transposicion analdgiea del modelo inicial de distorsion. En ese punto es donde In explicacién pslcoanaltica requiere otros modelos interpretativos; no es {que los descubre fortultamente fuera de si misma: los exige en sf misma y por sf misma, Voy 2 hablar como esteta, es decir en una posicién a ta ver de fuerza y de debilidad: los trabajos que relizo acerca de la novela, me obligan a tener en cuenta el psicoandlsis, Ja sociology la linglistica, pero no soy ni psicoanalista, ni socidlogo, ni linglista. HKemos asistido @ una oscilacién bastante reveladora no entre naturaleza y cultura —aunque también hayan inter Yenido estos dos polos y con frecuencia se hayan opuesto—, Sino entre historia y estructura, Nuestra época se interesa ‘especialmente por Ia estructura en lo que conclerne al estu dio de las obras de arte y de los niveles socio-culturales. Elo por una razon antropoldgica.principalmente —el es fuerzo de unificacién de In humanidad a pesar de todos los obsticulos que se oponen a ello, y luego a causa del deve- nr historic, el caso es que los valores que se habian atti. Duido a la sucesién det tiempo en el pasado actualmente ‘comienzan a ser negados. TEI sefor Ricoour nos ha explicado que un estudio psico- analitico de Ia obra de arte no sabria explicar su forma, sino {ue s6lo contribuiria a situarla. Pero esta forma es In que importa en estética. Qué nos aporta la historia? No tanto el estudio de las fijaciones de acontecimientos come la de las 216 “ comparaciones posibles entre los hechos del arte. Por ejem- cuando se ha tratado del mito de Falipo y de la tragedia Rey, creo que nos hemos encerrado en las significa- “ciones psicoanaliticas a partir de la obra de Sofocles. Si fhubigramos esbozado un estudio. comparativo entre Eadipo Rey ¥ Hamlet, hubiéramos obtenido una doble clarificacion “que fot hubicra permitido un acercamiento mis preciso. ‘Desde hace algunos afios, los trabajos se han apartado de 1a via tradicional de estudio de las obras de arte por la cat “$ilidad y el historicismo. Pienso sobre todo en’ Mensonge Pomantique ct vérité romanesque del sefior Girard que nos " prucha que en Ia novela existen modelos que earresponden “Gna vida social determinada, que hace intervenir el concepto 3 de nivel cultural entre la sociedad global concreta as obras. Con tales trabajos corremos el riesgo de desem- fn sistematizaciones y excluir, en nombre de una ex- ‘plicacion socloldgica la historia expecifica de las obras. Baste ‘gon el ejemplo de las novelas de Robbe-rillet que se po- “ddrfan atribuir'a la reiicacion, a la despersonalizacién del “mundo contempordneo, pero que no se pueden explicar sin conocer toda Ia hereneia formal y estetica de este novelista. 1Nos hallamos, pues, en el alba de una nueva diseiplina “sociocultural de las obras, pero sélo en el alba. Convendria -que no olvidara el estudio ‘de las formas, sin que per ello “tenga que caer en el estetcismo. Me parece, sin embargo, que, también en él, se advierte ado In tendencia a aribuir al freudismo una causa tinica, la del desco, y a explicar el psicoanélisis como etacién de un deseo enmascarado. Freud era un clk tun experimentador en Ia linea de Claude Bernard, que ba fendmenos concretos. Lo concreto en psicoanalt. ‘std constituldo por fragmentos de lenguaje que no son suo sino la manera de hablar. El suefio existe en el espi- del sofiador, y luego es traducido al lenguaje verbal de ‘manera que puede ser falsa o incorrecta. Es el producto Por lo menos dos fuerzas; no s6lo del deseo, sino del de- 217 sco y la censura que representa la realidad, El suefio es el punto de una funcion con dos variables y cl problema con Siste en evaluar éstas, establecer la forma de la funcion y el Coeficiente de influencia de cada una de esas variables. EI psicoandlisis no es el descframicnto de wn mensaje en el cal el sentido primordial esté desfigurado por Ia trans- ‘tipcion. En Ia oposicién del principio del placer y del prin ‘pio de la realidad, este ultimo no tiene de ninguna manera Ja forma de una mascara; es una fuerza que 1o mismo per- ‘mite que impide la satisfaccin de un deseo. Si el deseo era sélo un juego, se satisface pura y simplemente. La interven ign de ina segunda variable que es una fuerza da como re- Sultado tin fendmieno complejo. No se trata de interpretario Sino de explicarlo en el sentido cientifieo del término, de reducirlo aun punto de una funcién con varias coordenadas Ia psicocritca muestra experimentalmente que existe no un deseo sino un conjunto de deseos y de viejas prohibiciones, toda una estructura inconsciente —ello, superego, yo incons. clente y tina parte del yo consciente— que forman una sola fuerza moral. Esta luego se integra en otro conjumto, et len fuaje, la realidad y el medio, Una sintesis de esta clase es Ia que Freud trata de definir ‘cuando estudia el Moisés de Miguel Angel. Describe dos fuer- tas; la expresion de un movimiento de eéfera y Ia de tin mo- mento de reflexién que procede de la realidad; el movimien: to del Moisés es Ia combinacion de ambas. {Es cicrtamente importante descubrir la forma de la f ion, que se puede Tamar estructura. Pero creo que existe tun cierto peligro de no distinguir el fenémeno de la manera, tcon que se lo verbaliza, Cuando se reduce esta ultima a la ‘suma de sus interpretaciones posibles —es en cierto modo To que hace Barthes-— la nocigh misma de fenémeno se des- vvanece; s6lo existen lenguajes posibles. Rosouaro Creo, sefor Ricoeur, que conoce usted muy bien el psico- analisis; y no de una manera lejana y a través de anteojos, ni tampoco de una manera atemperada, sino muy de cerca, fn los textos y el pensamiento intimo de Freud. Estoy seguro {de que por esta razén es por lo que usted ve con buenos ojos Ia nueva critica ‘Me congratulo al ver que usted sitda Ios términos que em- 218 fen la problemética del deseo, Lacan nos ha ensefiado, en tio, que c= necesario exclarecer el concepto freudiane de ‘precisar los puntos de aplicacion de este tiltimo, sus es y sus resurgimientos. Ha distinguido usted 0 y exigencia —Lacan también lo hace—, pero ademas ddistingue sentido y fuerza, y eso es una eonteibucidn al Hla distinguido usted, al referirse a Freud, también en ta ‘misma del sentido, desplazamiento y condensa- Lacan ha explicado cémo desplazamiento era una meto- ia y condensacién una metéfora. A partir de todo eso usted propane yo descubro la posibilidad de Megara las ‘A propésito de las estructura, plantea usted la cuestion Ta analogia.

También podría gustarte