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MARXISMO Y SOCIALISMO : Carlos: Pereyra Ambigtiedad y confusién acom- pafian el empleo del. término marzismo, “apenas” despejadas cuando se utilizan en su lugar Jas nociones materialismo histo rico 0 socialismo clentifico. La incertidumbre tiene su origen més profundo en el doble caréc- ter del marxismo: ciencia y, a la ve#, ideologia revolucionaria. Se trata, en efecto, de un doble ca- récter'y no de dos partes suscep- tibles ‘de aislamiento o separa- cién. Su configuracién como dis- curso cientifico no es indepen- diente'de la perspectiva proleta- ia en el debate social y, simulté- neamente, su eficacia como ideologfa revolucionaria es resul- tado directo de la apropiacién cognoscitiva de los mecanismos, contradicciones y tendencias observables en la sociedad capi- talista. Ademés, en ambos aspec- tos el marxismo tiene condicién inaugural: no es un discunio ciehtifico en el interior de una ciencia ya constituida sino ver- dadero acto de fundacion de la ciencia de la historia y, junto con ello, noes una ideologia re- volucionaria que eventualmente pueda asumir o no una clase obrera ya dada y preexistente, sino guia indispensable para la efectiva constitucién de ésta co- mo clase, Quienes rehusan 1a calidad cientffica del marxismo con el burdo argumento ‘segéin el cual los ismos refieren solo a opcic- nes ideolégicas, es decir, aesque- ‘mas partidarios y parciales, des- conocen las caracteristicas espe- cificas de la produecién de co- nocimientos en el ambito social. La objetividad del conocimien- to no radica en Ia imaginaria 1 neutralidad ‘0 istpareialidad del ‘tniamo'y si, por-el contrario, en su capacidad para producir con- ceptos, hipétesis y modelos t66- icos “pertinentes para explicar el proceso real. El caos y'ta arbi- trariedad imperantes hasta Marx, en las opiniones sobre'ta histo- tia y la sociedad, fueron sustitui- dos, a partir de la. revolucién teérica -que él inicia, por’una doctrina cientifica de probada consistencia para: a. Identificar Jas: entidades y fendmenos rele- vantes en el desarrollo social; b, Articalar las hipétesis de mayor alcance ‘para descubrir conexio- > nes entre esas entidades'y fen6- menos; ¢. Proponer:un\ modelo te6riod totalizador: vilido para dar cuenta de la globalidad del proceso. Sélo es posible cuestionar la cientificidad de una teoriaapar- ‘tir del examen eritico de su rato conceptual y de las hipate- sis por ella elaboradas. Se requie- Te, ademés, estar en posesion de otro sistema alternativo.de con- ceptos e hipdtesis con mayor poder explicativo. E! marxismo hha producido (no es éste el Iu- gar para mostrarlo) la herramien- ta teGrica més adecuada para la reconstruccién analitica de la formacion social capitalista, Se tiene un. {indice de ello en la aceptacion cada ver més genera- lizada de sus conceptos e hipé- tesis fundamentales: 1a investi- gacién social trabaja de manera ereciente con base en las reglas sintécticas y ‘seménticas deter- minades en el interior del mar- xismo. Ello no niega, por supues- to, la existencia de una proble- mitica teérica no resuelta, la necesidad de afinar progresiva- ‘douje de Viady a” la posibitidad de elaborar la ciencia de ta historia esta dada por el desplazamiento de la lucha de clases al primer plano de la vida social mente el aparato conceptual, el riesgo siempre presente de las reiteraciones dogmiticas, las discrepancias y contradicciones en In comprensién de! marxis- esto, de ningin modo, puede alegarse como objecién a su es- tatuto cientffico. Por el contra- Ho, la posibilidad de elaborar la cfencia de la historia esté dada por el desplazamiento de la lu- cha de clases al primer plano de Ja vida social. Sin negar le tests clisica de que el marxismo “‘sur- 86-como Ia continuacién direc- tae inmediata de las doctrinas de los més grandes representan- tes de la filosoffa, la economia politica y el socialismo”,' es de subrayarse hasta qué grado la presencia del ovimiento obre- ro es condici6n sine qua non del materialiamo histérico. No. hay simple coincidencia cronolégica entre las:fechas de le primera in- surreceién proletaria (Lyon, El tratamiento cientifico de las relaciones sociales y su dessrro- Wo histotico, s6lo podia inten- tarse una vex cumplidos ciertos Tequisitos previos de orden ted- rico y social. Ninguna ciencia surge en cualquier circunstancia, como simple producto de la obra (o la intuicién) de un suje- to genial. El materialismo histé- rico de Marx es, en efecto, una conquista formidable det pensa- miento cientifico, pero Hen el marxismo no hay ‘nada... que haya surgido al margen del cami- 1831), del primer movimiento! obrero nacional (el de los cartis- tas ingleses, 1888/1842) y el. 00- ‘mienzo del discurso marxista.n los afios cuarenta del siglo pasa- ces inconcebible, posibilité la produccién de conocimientos antes -impensabled,g> fayorecio aa cpeogtema ciensifico orienta- ado. m-explicar e.idumigar las ten- do. Junto a la dinémica inteated- rica: que conducfa al estableci- amiento de Ja ciencia de la histo- no real del desarrollo de la civi- Hzacién mundial”? Be ya lugar comin recordar el papel de ia economia politica inglesa, la fi- losoffa clésica alemana y las co- rientes del socialismo utépico francés en la conformacién de Ja nueva ciencia que tematizaJa sociedad capitalista como su-ob- jeto tedrico especifico. No bas- ‘aban, sin embargo, las significa- ciones conceptuales de esa mil- tiple tradicién teérica para dar a luzlanuevaciencia. Hacfan fal, ta también las significaciones el papel histérico-universal del proletariado en la disolucién de las relaciones capitalistas s una contribucién fundamental del marxismo Los proterarioe ‘rabedo de Gustavo Dork “La exposicion de todas Ins relaciones de la existente so- ciedad burguesa como rela- ciones particulares de una de- terminada época histérica de desarrollo contiene el funda- mento de la critica cientifica de esa particular formacién social y de su subversién pric- than? Para estar en condiciones de incorporar en la teoria la transi- toriedad de la sociedad capitalis- ta, sin que ello fuera mera espe- culacién abetracta, era menester la presencia de una fuerza social ‘capaz de asumir la tendencia del movimiento real ala transforma: cién de la’ estructura social. Las corrientes socialistas anteriores 4 Marx no habfan ubigado'el agente histérico revolucionario y oscilaban entre la utopfa ili soria y la conspiracién estéril. El esclarecimiento del papel his- térico-universal del protetariado en la disoluici6n de Ias relacio- nes capitalistas es una contribu- cin fundamental del marxiamo, No podemos detenemos aqui en la consideracién de los diver- 808 aspectos de la nueva ciencia ‘euya formulacién es posible en vietud de la significetividad ine- cerita en el comportamiento s0- clopolitico de Ia nueva clase de trabajadores industriales. En cualquier caso, quienes conciben el punto de vista de clase como obstéculo insalvable para la pro- duceién de conocimientos par- ten de supuestos falsos: bien que la realidad es transparente e inteligible de suyo por lo que basta la observacin neutral a conocerla, o bien que los con- ceptos e hipétesis surgen en el interior mismo de la prictica teérica sin verse facilitados 0 entorpecidos por.la perspectiva ideolégica. Ambos supuestos ‘una asepsia cientifica fmaginan una as fot observaci6n' exté ya montada en un apirato te6rico'previo y, ade- més, la construcetén de ode apa- rato tebrico no obedece ale pi- za inerea del deearollo cient. cor ¥¢ etcuenitra, por el contra: rio, subordinada a tactotes'ex- trathéricos, 11 cémpo de vidbi- lidad de la Ciencia no estd deci- dido #616 por su propio instru. mental teérico sino también por Ja ideclogia con la que se vincu- la, La articulacién entre clencia € ideologfa es. mis compleja de lo que el cientificismo cree. Asi pues: “La esencia metédica del ma- terialismo histérico no puede separarse de la ‘actividad pric- tico-critica’ del proletariad ambos son momentos del, mo proceso de desarrollo de Ia sociedad. Y por eso tampo- una clave’ explicativa més pro- funda de'las trinsformaciones histéricas: se cancela la endeble concepciéi de Ia historia apoya- da en ef supuesto simplista de 3K. Kotsch, KARL MARX, Editorial ‘Atiel, Barcelona, 1975, p. 52, °C! Lukaoa, cua ‘Di CLAsE, ‘México, 1969, p. 24. tos. més “precios y SBI eat doctueiniet Ademis, dicho y se da en dos sentidos: el prime- ‘pies, como be quedada refed: do, condicién de posibilidad de éste. Sin berg l mates mo histérico ef, a mu ver, c in de posibilidad de Ia consti- tucién de los trabajadores como clase. “La clase obrera no puede constituipse como clase. més que apoderindose del andlisis cientificd de EL CAPITAL. Sin ello esta descompuesta an una miriada de ‘categorias’. La clase obrera no es iin dato, no 8 un producto de Janaturale- histé- Hee, 9 ame a olo.de goo diciones ‘materiales’sino bién de la conclencia poles esta conciencia, a través ‘No cabe duda de que al de- au ‘cir ‘el rhaterialisme:histérico ‘ea In teoria de te tevolucion tes. Pero tampoco sabe ting ‘na duda de que no e#avinica, ‘no, en'todo caso, ladetermi- nacién de su esencia” A-cbn- pol ‘semejante-“definicién” Ia ri- ~auieaa de contenido y de mé- tédo, In universelidad ‘sotial, suid palabra, del material Borech, op, cit p80. PENGAMIENS ibe, itseo, 1970, p. 132, de la cual la.claseseeonstitu- ‘ ye. en organizacion politica y te pone a la cabeza de susalia- dos, nepunde vnirsina det CAPITAL”.” En igor, la Clase obrera tices simple ste de las rs de. produccin, conformacién como’ tal ho ‘de- Dende slo de las amacian én ‘(l pdom- donde trabajadores libres (ae. posefdes) venden su fuerza de trabajo. la funci6n adicional de teorizar la ciencia social afiade a su tarea explicativa respecto a la transformacién del orden establecido « espeeifica y de sus propias orga- nizaciones polfticas (es decir, Para constituirse como clase), el Proletariado requiere del instru- mental cientffico proporciona- do por el materialismo histérico, La posicién que un grupo ocupa en el sistema social es Condicién necesaria pero no su- ficiente para desarrollar la:con- ciencia de clase, momento inse- parable de su realizacin como tal clase. “Quien imagine que la verda- dera conciencia de clase del proletariado, esa conciencia suya de clase que ha de cay citarle para ocuparel papel di- igente que le coresponde, puede nacer en él de manera rogresiva y espontanea, sin tropiezos ni regresiones, co- mo si el proletariado pudiera desarrollar ideolégicamentesu mision revolucionaria a partir tan s6lo de su posicion de cla- se, no esta sino aplicando de manera mecinica el marxis- mo y entregindose a una ilu- sion'de todo punto contraria a la verdad histérica”.* Se trata, pues, de la conocida vinculacién reciproca entre teo- ria y préctica 0, para decirlo con ms precisién, entre précti- No hace falta subrayar el nivel de abstraccién de lo expuesto hasta aqui. No existen, en reali- dad, ef materialismo historico, 1a clase obrera sino como refe- Tencias abstractas. El menciona- do punto de vista de la clase obrera, por ejemplo, no corres- onde a las creencias, actitudes Y comportamientos 'empfrics- ca teérica y prictica potftica: El ejercieio de la actividad politica no es ajeno al conocimiento de la realidad y viceversa, La relacién entre materialis- mohistéricoy movimiento obre- ro no obedece a una causalidad lineal simple. Aquél no se limita a traducir discursivamente- un contenido ' significative. dado con anterioridad en plenitud Por el comportamiento de lacia- se, La tesis de que el materialis- mo histérico es expresién con- ceptual de Ja lucha del proleta- riado deacansa en varios supues- tos falsos: a, La insostenibleteo- ria del conocimiento como refle- jo; b. La inaceptable concepcién esencialista de la totalidad don- de unas partes expresan a otras; . La simplista imagen de un au- Jeto del que brota toda realidad. (Algin dia serd necesario exa- miner hasta qué grado hay en la tradicion marxista una fuerte tendencia a pensar los términos de una relacién no como la arti- culacién de entidades discerni- bles sino a partir de enfoques instrumentalistas y de esencias expresivas), E] materialismo his torico parte de las significacio- nes preconceptuales del movi- miento obrero pero no se redu- cea éstas, Vv mente existentes entre los miem- bros del proletariado en una s0- ciedad y en-un momento dados. Es necesario distinguir entre la conciencia real de los integran- tes de una clase social en una cir- cunstancia determinada ylacon- ciencia de clase atribuida por el modelo: tedrico del materialis- mo histérico a los ocupantes de am ote parte. somporte miento sociopolitico de la clase obrere-jamés consiste en la apli- cacién directa © inmediata de un begaje teérico ya establecido cabalmente de antemano. El ‘marxismo no es—aunquesobren quienes lo.ven-asf— un conjunto de recetas acabadas, listas para ser empleadas en cualquier co- yuntura. conereta, No siempre se comprende de manera legiti- mia la tesis de-que el marxismo es una gufa para la accién. A ve- ges se interpreta esto como ai hublera de encontrarse ena too- rfa el disedo puntual de qué ha- cer en toda cireunstancia posi- ble. No puede xtrafiar, por tan- to, que algunos.con mentalidad de consultores de empresas (cfr. Gabriel Zaid, De cémo vino Marx’y cOmo'se fue, VUELTA No. 15, febrero de 1978), se sientan autorizados para inferir ~debido a las victsitudes del mo- vimiento: hacia’ el socialismo— que Is obra de’ Marx puede ser Concebidit ‘coitio” una partida contable-¢on fecha y lugar pie- cisos de ingreso 'y egreso. © G. Lakacs, op. ett. p, 34, cierto lugar'en el sistema de re- laciones sociales. La conciencia féctica puede ser detectada me- diante encuestas ¢ investigacio- nes empiticas, mientras la con- ciencia atribuida es un concepto abstracto cuya validez no depen- de de Ia verificacién’ empirica inmediata. ‘La conciencia féctica es histéricamertte cambiante: a do. por un nécleo al que tenden- cialmente avanza la conciencia féctica aunque sin fdentificarse jamés, El concepto clase obrera refie- re a un conjunto heterogéneo de agentes sociales y todo andli- sis. conereto de desagregacion de ese conjun- to. Siempre hay sectores del proletariado que por las modali- dades de su actividad producti- va, tradiciones sindicales y con- diciones espectficas de desarro- Uo, s¢ aproximan en mayor_o menor medida a la perspectiva de clase asignada por el modelo tedrico, Las clases estén en pro- ceso de formacién y no son co- sas dadas de una vez por todas: incontables factores contribu- consumado sino un indicador abstracto, Por otra parte, si bien en el discurso cient{fico del-materia- lismp histérico, ‘como gcurre en toda ciencia, hay un micleo de conotimientos objetivos,:, ello no es incompatible con la exia- tencia simultdnea de zonas pro- bleméticas de indefinicién teo- el sustrato cient/fico no basta ara garantizar el perfil de la ideolog revolucionaria portadas de EL MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA, De Marx y Engole sss teate per. siempre ane Te igpe satiety stoabnioes del ‘CUES ree ener Sin otibargo, en ia de la his- totla' et mungén de incertidum- bre 64 considerablemente mas No #610 por mu atraso re- Uae is tamed peu cone. éci tis tnmedlita con motiva- > Y. Gerratana, INVESTIGACIONES SOBRE LA HISTORIA. DEL MARXIC- Mo," Béiciones Grijalbo, Barcelona, 1978, po i2. ninguna ciencia la verdad absoluta es un sistema cerrado de signos donde pueda leerse como en un cielo abierto Parable de Ia continuidad y de- sarrollo de una praxis histérica, como producto de un proceso Jamis interrumpido que se des- Pliega a veces en forma vertigi- osa y, en ocasiones, se entor- pece hasta el marasmo. La his- totia de cualquier ciencia depen- de también de instancias exter- nas que aceleran o dificultan su paso. En el caso del marxismo, Ja instancia externa fundamen: tal esté dada por su relacién con el movimiento obrero. “El mar- xismo no es s6lo una teoria.... es también y antes que nada ‘una historia prictica que se con- funde progresivamente, pero nunca totalmente, con la histo- tia del movimiento obrero y del socialismo modemos”.'® Si el mbito en el que se desenyuelve el marxismo no es (ni puede ser) Puramente teérico, si es conna- tural a su existencia cierta subor- dinacién a las exigencias.de la Le reveludionads ve forma a partir de: «. Loa ele. en el interior mismo de la scclén. La conocida tosis de que la ten- dencia socialista es producto de Ja fusién del movimiento obrero y el materialismo histérico sirve como hilo conductor para un nuestra época. Ya hemos dicho que en esa fusién no se int dos entidades preexistentes: rio tun movimiento obrero que ‘examen del proceso decisivo de - social y politica de los integran- tes de la clase obrera; b, Loeco- nocimientos cientificos i prove- nientes del materialiamo histori- Co; ¢. El enfrentamiento eritico con las ideologias, antagénicas. La dosis de espontaneidad intro- duce las contradieciones y:hete- Togeneidad propias de una clase ccuya vision de la realidad es con- formada y deformada por el: cionamiento global de la socie- dad: ingredientes tales como s0- lidaridad, espfritu de sacrificio, valores comunitarios y, en gene- ral, los componentes de la mo- validad: popular tienden a -ser cancelados por el.afén de lucro Y acumulacién’ caracteristicos del individualismo’ burgués. -RI comportamiento thctico de los dominsdos no corresponde ‘es- trictamente a su posicion en el stoma: remanentes del pasado, autas de conducta incorporadas = Bar el poder pol formas empipadas Primero se conforma comotaly, mils tarde, importa una teoria fen su exterior. ‘No se trata: tampoco, como lo cree el ‘sociclogismo simple, de la rela- ‘ci6n entre clase obrera y su teo- ria: en tal caso no habria fusion marxismo es, mds bien, el desa- rrollo posibilitado por el surgi- euttLa-teoria, marxista al igual } sgque'2l movimiento obrero, al jan en el proletariade y 3 Ver Li msTrruTION MAGINATRE, . eapitulo 10, p. 216. . Piensa entonces en el surgimiento dé la domina- cién y dela division de la sociedad como el resul- tado ‘deberminado de causas determinadas. En otras palabras, lo piensa como’ produccién his- torica, término cuya ambigiiedad, en él, es casi nula, En efecto, la famosa produceién del ho bre por el hombre o bien significa que la socie- dad es creacién de si misma, que es autoinstitu- cidn ~ to que es verdad pero que Marx no puede ni pensar ni decir*— o bien simplemente retoma el sentido bastardo que tiene la palabra produe- cidn desde Platn hasta Heidegger, es decir, a la vez manifestacién de lo que ya era, la apaticion de algo en estado latente y Ia transformacion de- terminada de un ser en otro ser. La totalidad de los escritos de Marx muestra indudablemente que este ‘ltimo sentido es el suyo. Todo el Marx animado, constituido, escrito, se vuelve aval de esta decision metafisica que retoma de la onto- logia heredada: ser significa estar determinado, el ser es la determineidad, Ia historia es en tanto que esté determinada. Esta determinacién, tra- tandose de ese inmenso encadenamiento que se despliega como historia, es determinacién de un origen (lo humano como necesidad y como fa- cultades que desde el origen se encuentran ador- mecidas en é1), de un fin (el comunismo, el hom- bre total) y de la necesaria y determinada liga- zn de los eslabones intermedios. Aqui, lo imagi- nario capitalista intervine una vez més: en esta necesaria y determinada relaci6n de los eslabo- nes intermedios, Marx cree encontrar el punto privilegiado en la técnica (desarrollo de las fuer- zas productivés) a propésito de la cual adopta, sin sombra de duda, la idea integramente capita. lista de que ella es racionalidad y nada mas que racionalidad. Ya se conoce lo que sigue: el esta- do de las fuerzas productivas determina las rela- ciones de produccién que a su vez determinan el resto de la vida social, calificada como superes- tructura, De esta manera, la division de la sociedad apa- rece como el resultado necesario de ciertas cau- sas necesariamente dadas. Su abolicion sera, igual- mente, un resultado necesario del mismo tipo. Dicha abolicién ‘es visiblentinte desea, stn que jams se proporeione ningin motivo'dedicho deseo (més bien; ese deseo como tal, seria objeto de ironia y de escarnio: ;qué significan nuestras. preferencias y nuestros déseos frente’ las leyes de la historia?) Desde ese momento, el trabajo de Marx se orienta hacia esta utopia tedrica: estable- cer las leyes del movimiento de la economia ca- italista y demosttar ‘que. conducen necesaria- mente al derrumsatniente dé? eapitalismo (lo que, rigor, seria ry’ la instdurseton del socialismo (lo qlee widiikis)! Querer mostrar que la instituctOtt’ establéciti!“de In” sociedad trabaja a base'de"titisohvias'o de incohereneias tales que su funciotafffénte mismo la conduce a su hundimiento, tieié dentido; si bien no hay ‘que ignorar, como lo hace constantemente Marx, la posibilidad-que tiene est instituicion de auto- tranisformarse para conservatée, posiblidad que se ha realizado ampliamente desde hace medio siglo. Querer demostratr que este huindimiento conduci- 4 necesariamente a esa nueva institueiom dela ciedad no tiene ningiin sentido; equivale al des- conocimiento radical de a creatividad de la histo- ria y a transformarla en: un'encadenamiento me- cénico-racional ‘enteramente predeterminado. YY como la economia parece ofrecer el modelo de tales encadenamientos (de racionalidad objeti- va) y como Marx se deja convencer por Ia ilusion de que ella se presta a un examen cientifico rigu- oso, la economia estaré ubicada en el eéntro de todo. A través de ella estard ategurida Ia sobrevi- vencia, en el centro’ del pensamiento ‘dé Marx, del elemento nuclear de lo imaginario enpitalista, Ccurre otro tanto con la ides de que una nueva sociedad no podria nacer si individwos, gru- Pos y glases no fueran llevados, por su vida en la presente sociedad, a oponerse al mismo tiempo a ella misma y a crear los gérmenes de una nueva institueién de Ja sociedad. Esta idea se ha trans- formado en Ia idea de que he agui la clase de hombres que son necesariamente, portadores, en 4 Ver INSTFFUTION MAGINATRE, :, passim, los escritos de Marx sirven para remplazar la investigacion tedrica original por la hermenéutica talmtdica de los textos Potencia, de la nueva sociedad y de tal nueva so- ciedad. Pero entonces, si esta teoria puede real- mente detectar esta clase y la raz6n por Ia cual dicha clase es necesariamente revolucionaria y so- cialista, esa teoria es y no es sino la expresion adecuada de los objetivos histéricos de esa clase, de su funcién historica, de su papel histérico, considerando el término papel exactamente como To que quiere decir: que la obra-ya esta escrita. La teoria nos dice la verdad del futuro histérico, entonces, lo que tiene Ia apariencia de una hu: mildad total y Ia realidad de una arrogancia ab- soluta, ya no es una teoria particular, es la histo- ria misma, repentina y plenamente convertida en consciente de sf misma, la que nos habla perso- nalmente, El teérico y sus responsabilidades d saparecen por completo: yo no soy quien les h bla, son las cosas mismas que se expresan por mi boca. De la misma manera, desaparecen el poli- tico y su responsabilidad; el politico ya no tiene nada que decir porque prefiere una cierta forma de sociedad a otra y se esconde detras de un ted- rico que niega que este problema tenga en adelan- te (0 que haya tenido jamés) un sentido, Resulta que la historia nos ha preparado un futuro ra- diante y asi podemos trabajar en apresurar su ad- venimiento (disimulando, mal que bien, las apor- rias que esto representa), sin tener que plantear- nos preguntas. Ni Marx ni ningtin marxista se pre- guntan ni pueden preguntarse: ,cudl seria enton- ces la situacion teériea y politica si EL CAPITAL hubiera, cosa imposible, legado ala demostracién cientifica de la necesided universal de los eampos de concentracién? 2. El marxismo como bazar teérico Funcionando como religion anodina a escala uni- versal y como ideologia de Estado en los paises comunistas, el marxismo también tiene hoy una tercera funcion: callejon sin salida tedrico y Er- satz de pensamiento. Funcién complementaria de las dos precedentes, que el manxismo lleva a cabo para aquellos que no forman parte —o no to- davia, 0 no directamente— de los aparatos buro- craticos, y en particular para aquellos que se opo- nen al régimen establecido.en los paises capitalis- tas tradicionales. (No‘en los paises de capitalis- mo burocratico total, donde practicamente no se le considera, y mucho menos en los paises atrasa- dos, donde se convierte de inmediato en ideolo- gia de un nicleo burocritico y en nada mas que eso. Los intelectuales de los paises atrasados no utilizan, de hecho, al marxismo sino para formar una organizacion burocratica y convertirse, ellos mismos, en burécratas), A este respecto, los escritos de Marx juegan el papel de un inmenso ciimulo-nimbus ideologico- tedrico que encubre la realidad social e histéri- ca. Sirven para desplazar las preguntas, para sus- tituir lo no’ pertinente por lo pertinente, para re- emplazar la investigacion teorica original por la hermenéutica talmidiea de los textos. En este registto, y contrariamente a la ruda simplicidad de las ideologias oficiales desde Moseti hasta Pe- kin, pasando por La Habana, la gamaesilimitada. Todo va de las versiones mas Hanas a las més so- fisticadas. Hay para todos'lds gustos, para todas las estructuras psiquicas, para todos los niveles de inteligencia. etmotien be A las organizaciones psiquicas histeroides son protnetidas ia identifiedcion’ con un proleta- riado imaginario y las expfosiones de Ia revolu- cién. El tinte paranoico encueritra con qué sa- tisfacerse en la permanente conspiracion del ene- migo de clase y de sus agentes, en Ia intermina- ble interpretacin de la signifieacion segunda y escondida de todo acontecer. Las tendencias es- quizoides pueden aprovecharse del recurso a prin- cipios de explicacion ad hoc cada vez diferentes, de las acciones a distancia o-de las influencias se- cretas, Pero la estructura por excelencia invocada por ef marxismo es la estructura obsesiva. El marxis- ‘mo es la neutosis obsesiva de los revolucionarios. Aqui coinciden su dimensin capitalista, su mension racionalista y su dimension religiosa. Si usted es un practico-organizador obsesivo, he aqui la pequefia organizacién, las érdenes del dia, la lista de los cotizantes, el control de la di- fusion del periddico. Si usted es obsesivo-caleulador, entonces re- tome los problemas de la transformacién de los valores en precio de produccién, de las condicio- nes de equilibrio de la reproduccién ampliada, del decrecimiento de la tasa de ganacii tendra para el resto de sus diss, De acuerdo con ‘su nivel de instruecién y con sus capacidades, us- ted podra dedicarse a sumas y multiplicaciones interminables (es el nivel de O. Bauer, de H. Grossman y de otros), escribir algunas relaciones algebraicas e incluso llegar a borronear un siste- ma de ecuaciones diferenciales. Y mientras que usted se entretiene en alinear las cifras y las le- tras, estaré sostenido por este admirable fantas- ma: sin que usted haga nada, todo se acumula; el tiempo y la historia trabajan para usted y por el bien general; los capitalistas, en la biisqueda de ‘su interés cavan, al mismo tiempo, su propia tumba y construyen las fabricas que la revolucin. simplemenete tendré que retomar, fuerzan al proletariado a tomar conciencia de su situacion y de su mision historiea, etc. Todo ello ahi es- ta, demostrado por Iamegiz racional deteus cifras sobre su hoja de papel inagotable. Unaobra inmensee inconelusa, milla- res de paginas impresas y. manuscritos inéditos que, de cuando en cuando, continian siendo blicados, versiones diferentes del mismo anélisis y formulsciones sparentemente contradictorias que hay que conciliar;:Rngels.- muy cercano a Marx pero, como,.quiern que: sea, distinto de ‘Marx, sin hablar de les disc fpulos y de los epigo- nos; en fin y sabre.tade:, otros. comentaristas que siguen proliferando-(un-comentarista nunca esté realmente. comprometido: por Ia obra y mu- cho menos por la relacién de la obra con la.ver- dad: esti, sobre todo, comprometido con su querella con los otros comentaristas). Pero dejemos el impuro terreno de la psicolo- gia y consideremos las exigencias puras del espi- ritu en su interminable despliegue y en lo infi- La feria de las ideas. (Cabot ante el cabetisorama, Proutihon con el lems el socialiemo soy yo y Considerant ante el fourierérama -ladialéctica, no por accidente sino esencialmente, no puede ser sino hegeliana Marx es un teorico? Es evidente. A través de su corte epistemolégico fund —como Galileo la fisica— la ciencia de la historia, el continente del ‘materialismo historico. Marx es un tedrico? Ciertamente no. Su més grande aportacién esla idea de que “ya no se tra- ta de interpretar al mundo sino de cambiarlo”. Quiere usted, de todas maneras, una teorfa slobal, universal, perfeccionada, que dé respues- ta a todo? Tiene usted al materialismo dialéctieo © Balibar, Modele 78, ART PRESS INTERNATIONAL, No. 20, julio-septiembre de 1972. encontraremos, necesariamente, antinomias en cualquier granautor Federico Hegel desde sus formas estipidas hasta las que lo son menos (que, como quiera que sea, pueden exis- tir), el prefacio a la CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA, la afirmacién de que “la marcha de‘la sociedad forma parte de la marcha de la natura- leza”. :Acaso ha tenido usted una formacién filoso- fica seria ~y forzosamente un poco sospechosa—, ha bebido el idealismo aleman en la leche de su nana, haadmitido,de una vez por todas, el caréc- ter radical de la diferencia entre sujeto y objeto, naturaleza y sociedad/historia? Entonces lea a Luckaes y vera como, dentro del marxismo, se puede preservar mas o menos toda la filosofia y encontrar, a la vez, un nuevo fundamento a la distincién entre naturaleza e historia y al trabajo de transformacién de esta ultima, puesto que, como decia Marx citando aprobatoriamente a Vico: “hemos hecho una y no la otra”. eProviene usted de un horizonte que lo ha he- cho alérgico a las grandes sintesis? {Es usted al- go agnéstico en lo que se refiere al ser y a la his- toria, en general? Entonces puede contentarse con ver en Marx al autor de un genial anilisis eri- tico de la sociedad capitalista (lectura que se ha propagado répidamente en los Estados Unidos entre universitarios quienes, después de haberse tragado durante largo tiempo las mistificaciones liberales y positivistas, descubren_maravillados que en el capitalismo existe conflict social y que el Estado, la cultura, la ciencia, no son neu- trales; y descubren que otras novedades, igual- mente soprendentes, no son menos posi ristas). deja pensar de manera homogénea ni reducir 2 un sistema cerrado de proposiciones que se baste a si mismo ¢ indican que el autor en cues- tion bien pudo ver més alla de lo que podia do- minar, es decir, pensar més alld de sus-medios.” Esto sucedio con Platén o con Aristételes, con Kant o con Hegel y ciertamente con Freud. Y también suoedio, a veces, con Marx. Pero no en lo esencial. Pues toda la cuestién consiste en saber: qué problemas quedan sin resolver y de qué tipo de contradicciones o de antinomias se trata. El problema de la apariencia y del no ser en Platon, el de la imaginacion en Aristételes, el fundamento iltimo de la posiblidad de una expe- riencia coherente basada en un azar feliz en Kant , incluso, la necesidad y la imposibilidad de un saber absoluto (y de un fin de la historia, que es Jo mismo) en Hegel, nos hacen reflexionar pues- to que nos remiten a problemas auténticos e irre- ductibles, Pero cuando Marx dice (o cuando efec- tivamente podemos sacar de él sin infidelidad, yiolacion o inconveniencia mayor), a la vez, que Ja ley del valor-trabajo vale y no vale bajo el ca- pitalismo; que existen y no existen leyes de la vitalista; que los hombres hacen su propia historia pero que las etapas de la misma, incluyendo a las futuras, son establecidas por le- yes objetivas; que el socialismo es ineluctable pe- ro que lo esencial es la praxis; que la marcha de la sociedad es asimilable a la marcha de la na- turaleza pero que nosotros hacemos una y no la otra; que las necesidades son una creacion his- torica pero que la sociedad comunista proveeré @ cada quien segin sus necesidades; que el indi- ~ eet viduo es una creacion sbeial pero que ta sociedad. fututa serd obra.de seres humanos libreménte #o- cializados (que también hubieran podido decidir, libremente, no. socializarse), 9: comio.se podria continuar asi por mucho. tiempo, es necesario constatar que nos encontraiaos frente a una serie de contradiceiones sin , frente a una heterogeneidad nada interesante del pensamien- to que no nos remite a:la-divenidad inagotable de los posibles sentidos de Jo que es'sino al fra- caso de un pensador de primera categoria, des- garrado entre una itispiracion germinal inovadora y una perpetua recaida en él universo de’ pensa- miento de su época y de su sociedid, entre un objetivo revolucionario: y ‘gu. subordinacion no constiente a los Ean es también’ la ker6n-per [a cual Ta pitral.* dad de interpretaciones, eh: etd cabo, no produ- ce nada interesante; por la-eual Tos intérpretes, Jas corrientes, las sectas, 6°van miés-allé del co- mentario repetitive e insulso, obligados como es- tan —como creen estar—a preservar una unidad sistemitica, dobletniente Musopia, de la ‘obra de Marx o —las mati“de ‘las vecte-*'despréndiend a objeto:ea, diet ante pontradistorio,.. In respuesta contredictoria ¢a la racional”. Ruy Fausto, Abstraction réelle et contradiction: aur le travail ‘betralt etl veleur, len CR ITAQUEBDEL BOONOMIERD- LEegur, ners ste, No. 3 (abxi-jatio dt 1978) p. $7. HERS stialo (rte dl ni: Ver agli, itique: de Marz ArGtote e e.0 nous, em Petits“ ndtne. 12:28, 1976, publicado en EA CARRE FouRS DU LABYRINTHE, Le-Geoil, Paris, 1978), que 0 ratampente por la exudicion del autor, su Urbs nidad y el rigor de una buena parte de su diseusion, des Duke de haber aceptado lo esencal de mis erfteas, mi re Procha el quedarme en el plano de la “logics formal” de Rorrerizarme con Ia contradiecion y de‘“denuncas ings: ‘unmente les gullaciones de Mare” (p. 114). R, Fausto to sospecha que la disléetica que invocs ts, 0 bien cual Guier cont, o bien la forma suprema que reviate Is 16g formal ia iin denaneconitate a mo 0 eafuerzo po englober ¥ reduc toda, Reidao in sonlradiceion, somieisndolo a in determine: dad y que exta logica ev imponble fuera de una metatis Ge ideaistaracionslisa, Ver‘4? BTETITUTION,.. capitulo Tip. 187y a. 7 VerLmditroT1ON..., cap. 1, p. 242, no de gus componentes y aferrindose a De hecho, fuera de las repeticiones y las trivia- lidades, no hay sino ‘tres caminos posibles que parten de Marx. Se puede, como Luckacs, tratar de preservar, asumir y continuar un cierto pro- yeeto de la totalidad-efectiva; tesriea y practi- a en la que, obligatoriamente, no hay y no debe haber: ruptura entre la todria y la historia real del proletariado; no queda entonces —indepen- diontemente de todo factor personal o acciden- tal— sino avalar en nombre de Marx el leninismo ¥ después 1 estalinismo como regreso de una trampa de larazén que de pronto se descompuso y de la que so espera una futura rehabilitacion. Se puede tratar, como la Escuele de Frankfurt, de continuar la funcién critica del marxismo res. ecto de la sociedad capitalista, guardando un Prudente silencio acerca de la evolucién del mo- vimiento’ obrero organizado y renunciando, en consecuencia, a toda actividad politica. Separa. doscde la historia efectiva, no tienen, entone otra relacién con ella que la del comentario. Fi. nalmente, podemos pretender mantener y desa- rrollar, al mismo tiempo, un trabajo de dilucida- ibn de Ja realidad social e histérica y un proyec- to politico revolucionario. Asi nos vemos obliga dog mis tarde o mis temprano —y ese fué el ca- 80 de S0CIA LIsMoO BARBARIE y el mio propio— a colocar a Marx en la galeria de los antepasados y a dejar de otorgarle cualquier privilegio, excep- cién hecha de aquel, aplastante y terrible, de ha- ber sido el origen y la tuente de los mamcismos y de los marxismos que tanto pesan en la historia contemporinea y el de seguir funcionando como el profeta cientifico. 3. Complementareidad y solidaridad .. de las diferentes funciones de! marxismo Sin lugar a dudas siempre habré que leer a Marx como autor, No hay nada que hacer gon el mar. xismo como teoria, Marx esta tras de nosotr una buena cantidad de sus ideas se ha converti do en parte del humus de la cultura contempor ‘hea; no se es marxista por hablar de modo de Produecién o de ideologia como,no se es platéni- la esperanza de descubrir un Marx auténtico y traicionado. permite ahorrar un cuestionamiento radicat €0 porque se habla de las ideas o aristotélico por- que se utiliza Ia oposicién de lo virtual y lo seal: Pero el sistema tedrico que Marx quiso edi- fficar se ha vuelto insostenible. Representa una musacre de la historia de la humanidad, sometida ‘2 algunos esquemas rudimentarios que no son si- no la exportacién ilegitima y etnocéntrica de ca- ‘tegorias producidas por Ia sociedad capitalista que, si 2cas0, sélo tienen validez parcial para es- ‘a altima. Su pieza meestra, el anzlisis de la socie- dad capitalista, formulada hace més de un siglo, se ha demostrado ineapaz de dar cuenta de la evolucién de dicha sociedad o de aceptar en su seno los nuevos fenémenos creados por la histo- tia, Las geniales y profundas intuiciones que eontiene nunca pudieron fecundar un trabajo te6rico creador que prolongara el esfuerzo de Marx. Para lograr esto, habria sido necesario romper el paramo sistemético en el que estén atrapadas, lo que, sin duda, los marxistas nunca hhan querido ni podido hacer. De ahi, la espanto- s esterilidad tedrica del marcismo que apunta contra si mismo la més irrevocable de las conde- nas. ;En qué consiste esta teoria cientifica cu- os partidarios no han producido, en lo esencial, sino comentarios y apologias de los primeros textos en que fue consignada? Solo Dios sabe si os conceptos de fuerza, de tiempo y de espacio en Newton son vagos y misteriosos; los fisicos mo han pasado su tiempo cn comentar los Prin- ipia sino que han demostr.do su fecundidad ha- ciendo, efectivamente, fisica efectiva. Los mar- xistas no pasan su tiempo haciendo ciencia o teoria sino defendiendo un texto sagrado, mos- trando, mediante construeciones ad hoc, negacio- nes de los hechos y endebles sofiemas que no han sido _desmentidos por Ia realidad. Una vez que Uega al punto en el que se encuen el marxismo —més alld. del estadio de los epici- los, en el estadio de la interpretacion de los dias de la creacién del mundo vistos como periodos geologicos— esta irremediablemente liquidada, ‘Remendar indefinidamente el sistema ptolomeico © los primeros versiculos del Génesis, como texto cosmogénico, no es hacer un trabajo tebrico. Tam- poco lo es discutir interminablemente acerca del verdadero sentido de-log,conceptes y de la ver. dadera intencién de. una construccion tedrica, En cualquier otro terreno del saber y del.pensa- miento, este tipo de ey hubiera sido aban- donado desde hace mucho tiempo, Si esto no sucede en el caso de Marx es por- teorfa sino como componente indisociable de un tipo nuevo de totalidad cuyos otros componen- tes —filos6fico, ideologieg, politico y, sobre tor do, religioso— la soatienen cada vez que esté en peligro asi como ella los sostiene a su vez. La teoria marxista es la que permite a los marxistas creer que su religién no'ea una religiOn, de la misma manera que su filosofia les permite ereer que su teoria no es una simple teoria, su politi- ca que’ su filosofia:no.es filpsofia y su religion, que su politica no es politica. Asi, el efreulo se cierra instantaneamente y en todo momento, por la complementacion y la solidaridad recipro- cas de todas sus dimensiones. . Complementacion y_solidaridad que juegan también, paradéjica. y aparentemente pero de ninguna ‘manera en. realidad, en otros niveles. Lo mismo sucede entre el martismo y sus encarna- ciones, en los regimenes que se dicen marxistas, no obstante lo monstrupsamente mentirosa que resulte dicha invocacién. Para quien descubre la impostura que constituye la iavocacién de Marx por el régimen ruso, la esperanza de descubrir un ‘Marx auténtico y traicionado sigue constituyen- do un recurso y permite ahorrar un cuestiona- miento radical. Inversamente, para el marxista ‘occidental puro, Ia invocacion de Marx por los regimenes ruso 0 chino, percibida incluso como impostura, todavia funciona positicamente, a la vez como garantia de que el marxismo no es tna simple teoria (signo de su eficacia histdrica) y como tragedia de la traicién y la redencién por hacerse.- De la misma manera, funcionan positivamente las oposiciones entre las corrientes, las escuelas y las versiones interpretativas que circulan pues, en ultima instancia, asilo permiten las contradiccio- nes, la ambigliedad y Ia multivocidad intrinse- ca de la obra de Marx. Contra la refutacién de ta transformacién: de la lucha contra:el-eapitalisme. en medio y material para lainstauracién de-un capitalismo totalitario tal anilisis de Marx, siempre podremos sac.r a relucir otra versién que no dice exactamente la misma cosa o que, incluso,’ digs’ lo contrario; contra la demostracion de que tal interpretaci es infiel al texto de Marx y/o alsa por lo que respecta a Ia realidad, Ia multiplicided misma de las ‘interpretationes existentes siempre parece Proporcionar un recurso y, sobre todo, permite creer que todavia estara disponible una nueva version. Hay muchos marxistas que viven con la esperanza de que un dia se encontrara finalmen- te lo que Marx quiso decir en realidad. De esta manera —de todas estas maneras— Breznev, Mao, Castro, Berlinguer, Marchais, Carrillo, I' Manifes- to, Althusser, Ellenstein, Mandel, Bettelheim, Kidron, Sweezy, los luckasianos, los frankf tianos, son complementarios y funcionan en con- junto. Yo no hago ninguna amalgama real, no digo que II Manifesto esté a sueldo de laKcR, y en esta enumeracin hay verdugos teales 0 po- tenciales, asi como personas absolutamente honorables. Eso no obsta para’ que participen en la transformacién de la lucha contra el capitalis- mo en medio y material para la instauracién de un eapitalismo total y totalitario. Algunos de ellos 1o saben y los otros hacen todo lo que pue- den para no saberlo y para impedir que los de- més lo sepan. A unos y a otros, aungue de modo diferente, el marxisino les resulta indispen- sable para hacer lo que hacen. Mientras avanzan las pesadas falanges de estados y de partidos burocriticos, sus flancos estin cubiertos por bandadas de’ auxitiares y de voluntarios: arque- ros ligeros, lanzadores de piedras, hacedores de ruido, propagadores de humo, malabaristas, bu- fones y carretas que transportan a algunos mér- tires descuartizados que, al expirar, siempre murmuran: De todas maneras, no hay que tirar al nifio con el agua sucia de la tina, Ernest Mandel EL PARTIDO COMUNISTA FRANCES, EL EUROCOMUNISMO Y EL ESTADO A fines de abril de 1971 la Semana del Pensa- ‘miento Marxista, patrocinada por el PCF, otgani- 26 un coloquio sobre el tema Cien aflos después de la Comuna, Problemas de la revolucién socialis ta en Francia.’ Hablando en nombre del bur6 politico del rer, Francois Billoux resumié la posi- cién clisica de Marx y de Lenin sobre la natura- leza del Estado burgués y de la democracia bur- guesa: “Se puede hablar de democracia en gene- ral, os decir, fuera de las realidades econd- micas y sociales, fuera de las relaciones de clase? Pensamos que no es posible hacerlo, En una sociedad de clases, todo Estado os, Por su naturaleza, el instrumento de Ia do- minecién de una clase por otza. Unicamen- te al socialismo, al poner fins la qxplota- cia del hombre por el hombre, crears las condiciones que permitan acabar con laso- ciedad dividida en clases antagénicas y po- drt deserrollar continuamente In demoem- En realidad este detiniciéa, connate + psdeo 120 todo durante el periodo 1941-1947), francesas, etc— depende de muchos.tactores, entre los cuales las relaciones de fuerza del mo- mento constituyen un elemento. importante pero de ninguna manera el Gnico, En soguida;-Billoux iintercals énitie el Estado burgués yell Estado ln clase obrera‘dele aprender a dirigir el Estado. No precisa qué 10 puede tratarse sino de una ex- Periencia de dualidad de‘poder y que la clase obrera, perfectamente ‘capaz de administrar un Estado obrero, es incapaz de administrar un Es- tado burgués debido a la naturaleza misma de éate. Pero, cualesquiera que sean estas reservas, po- demos apuntar el hecho de que, en 1971, el PCF ‘seguia ajustindose ‘en el plano de las proclama- ciones teéricas y abstractas, a la ortodoxia for. mal (en el plano de la politica prictica, la dee- viacida oportunista data de 1935 y ha tenido re- Percusiones cada vez més revisionis sobre ica, tunista cd “Muntfestition a eorunictia prtidrion il Beer la Plaza La Bat, Por otra parte, no fue sélo Billoux, represen- tante de la vieja guardia estalinista, quien nos re- cordé la ortodoxia en ese coloquio; Lucien Séve, sobre todo, desarrollé interesantes andlisis mos- tzando las relaciones entre la alienacién de los ‘trabajadores —incluida su alienacién politica— y Ja-naturaleza misma del modo de produccién ca- pitalista (no Gnicamente del reino de los grandes monopolios): “Cuanto més se reflexiona en este proble- ma, en el fondo muy simple, més se toma coneiencia de que no existe otra via y sobre todo de que no hay una via corta (0 que se Pretenda como tal) que logre la economia de 1a socializacién de los medios de produc- cién y de intercambio; ni el reformismo tra- i |, que imagina que se pueden supri- mir, por lo menos parcialmente, los efectos de la alienacién sin atacar a su causa dltima, s decir, a un régimen de propiedad privada donde Ia masa de individuos se ve excluida de la propiedad sobre las condiciones socia- les de su trabajo y, por ello mismo, de su el,revisionismo. del PCF esta-codificacién tedrica de.una practica reformista vida entera; ni el anarquismo, que confunde recuperaci6n parcial de algurios productos © de algunas libertades inmedictas en el in- terior de ia sociedad alienada, con la eman- cipacién real y general wspecto:de les¢on- diciones objetivas. de: la. alienecién, lo-etal de hecho convierte a-esta posicién en ‘una escandalosa variante del . reformiamo”.” Ahora bien, seis aiios después, el mismo Lucien Séve, en colaboracion con Jean Fabre y Frangois Hineker, publica en las Editions Sociales un li bro consagrado al Estado donde se defienden las tesis. opuestas a las. del coloquio de abril de 19714 Ahi se nos presenta un Retado democré- tico que no seria niun Estado burgués.ni un Es- tado obrero, es decir, precisamente un Extado que ya no seria el instrumento de dominacién de una clase por otra, y s¢ nos presenta ahora une clase obrera en. pleno proceso de desalionacién, de dominio de sus condiciones de vida, sin Iarabo- licién previa del modo de produccién-capitalista, sin la supresi6n de la propiedad: privada de los medios de produccién y de intercambio, por:el solo hecho de haber recuperedo algunas liberta- des en el seno mismo de la sociedad alienada y alienante.. Seria indtil describir aqui las etapas interme- dias que condujeron, en ef plano tedrico; de Iai posiciones aparentemente ortodoxas de. 1971: las posiciones abiertamente revisionistas de 1977. Es un estudio que aconsejamos a los marxistas interesados on demostrar como Ia teorin marxie- ta, la ideologia pequetioburguesa y la prictica de la lucha: de, clasts: se encuentra, estrechamente entrelazadas en ol seno de la sociedad burguesa, cudl.es.el grado de autonomia de cada una de ellas y cudles son los limites de dicha autonomia, Es un hecho que (al igual que el revisionismo bemnsteiniano) el revisionismo del PCF respecto a Jn cuestién del Estado no tiene sus origenes dilti- ‘mos en el terreno puramente teérico, Se trata de Ja codificacién tedrica post festum de una pric- tica reformista, de colaboracién de clases, esta- blecida desde hace mucho, La teoria ha sido re- modelada para servir al oportunismo prictico, que no nacié’ de: won: falta. de elaridad:teérica sino de presiones sovialesy de-integracion:en el medio ambiente, de estratificacién on el seno del proletariado (buroeaniaio obrera, ,aristocracia ‘obrera; peso-predomisante:.del sparmio, fusion reciente de este aparato-con és ae sociales. Pequefioburguesas,, eta} Pero un.ellab6n intomiedio.en ok paso de la ortodoxia fosmal al reviaioniaino abierta, reapec- to de la teoria marxista del Estaday;pox parte:del PCF, amerita ser:puesto en evidencia: la articula- cién de dicho-revisionismo con la teoria del ca, pitalismo monopolista de Extado. En: EI capite- lismo monopolista de Estado (TRATADO MAR- XISTA.DE ECONOMIA POLITICA, tomo 3,kiditions Sociales, Paris 2971) ss defiende ampliamente Ia tesis de una simbiosis:del:Eatado .de lps.20- nopolios por la cual el-Estado se arocaria:cada vex més ala taren de supera iss comtiadiceiones de la stumulacién més se multiplican sus iniciativas. de autorganizaci6n + Que ésto sea un formidable paso hagis’ddelante en la democraeia, ninguna persona de buena fe que dé a esta palabra su verdadero comténide!po- dré negarlo (aquéllos que lo nieguen: que, para ellos, el poder real en blo es considerado como una ut una amenaza. Su democracia se pueblo una apariencia de poder, noel; Que ésto permite transformar Ia y en otras partes, desde la Comuna revolucién rusa hasta la revolucién pigs Los eurocomunistas han caido en le # Proclamar, por una parte, la nocesatia a... shiéhgeindam si6n de los derechos democriticos delaaniens” Pi ‘pero exigit, por otra, “el reforzamilento yla extension de los poderes y del prestigio del Parla- mento”, es tratar de conciliarel agua con el fuego. En la préctica ésto es imposible: significa quie los eurocomunistas, srrastrados por la logica do la aceptacién del papel progresista del Estado de- mocritico (burgués), optarén, al igual que loe socialdemécratas después del 4 de. agosto de 1914, en favor del Esti do burgués y contra la libertad de accién de ls masas una vez qué la ™avoria tension social, Ia exacerbacién de las contradic. clones de clase y el ascenso de la combatividad de las masas provoquen un conflicto real e ime Proerama coneciliable entre los dos. aang 5] Partido Comunista Italiao os el que, hasta“ ¢ gron my ae ahora, ha ido més lejos en esta via, El acuerdo comatnnnaynnta ‘nonecn aera soe nies Programitico que el PCI concluyé en el verano 14,18 de eepticmte de 177" de 1977 con los otros cinco partidos del arco i+ tate wuato los dicigentes. del, xcx onstitucional, entre ellos la demoeracia cre picasa eofaste taser cents dP haw poy wera paid polteo del an cai; fs le eps ir oe tal, contione toda una parte referenta.a la de- ‘* l*gulende ‘aclemeniatie; zalta of ech degre fone ela ley y el orden piilico que.otorga Sominiua Tngmnos ex ne seer de ests, 24 sw En Poder discrecional muy amplio a Ia policia dente soa ae ae ence hema crtme burguesa, benwr0? Einaudi, Tur, 1977, pp.43_y 68. a3 t92 Lenin y Trotsky s@ byrlaron implacablemente ‘def austromarxismo 4 que intentaba combinar los soviets. ‘con la democracia burguesa su giro hacia ef compromiso hist6rico. Puesto que un marxista no puede decir sf al Estado de- mocrético-burgués sini decir sf a sus aparatos de represién, sé.ve obligado a negar el canécter de clase de estos aparatos. Bufalini, uno de los prin- cipales dirigentes del partido, declaré ante el ‘Comité Central en marzo de 1977; “El movimiento obrero y popular debe co- laborar.con las fuerzas encargadas de salva- guarday el orden democritico (!), y soste- nerlas moral y piblicaniente. La policia jamés ha sido nuestro enemigo, ni siquiera ‘én los afios cineuenta y sesenta en los que fue utilizada para ld defenéa de los privile- ‘gios de clase, y en los que nos enfrentamos 4 ella, Pero hoy Ia situacién ha cambiado completamente, es diame copues. ta, Hoy, la policia esté Ilamada’a defender al orden demosraticg contra los ataquts de Vas bandas enemigas de este orden, de la Repiblica necida de'la Resistencia”. Bufélin{ yhi'nd ‘mite el hecho'de qiie'la policia defiende siempre un ‘orden sociveconémico, es decir, la dominacién de'tna clase’y un modo de prodiccién predominante; ‘que en Italia esta domindcién de clase es la de ta butguesia; que em inodo de produccion 8 el modo de produc- ion’ Capitalista: que li historia’ nos ha’ propor- cionado ejemplos ingontables ~y suicidas~ de ilusiones de una policfa democritica que defen- deria’ al orden demoerético por encima de las clases, émpezando por 1a policfa' dela socialde- mocracia bajo la Repablica de Weimar (en donde ef ministro del Interior y'jefe de la poticia de Prusia, Severing, rein6'darknte'casi quince afios sobre la'policia demoerétiea, hasta ef’ momento qtié fue separeito del poder de'énempujén ~por tun teniente y ‘dier soldadoe— cuando el golpe de Estado de Von Papen; é1f julio dé 1932, sin que Hiubiera 1a. menor accion'de-defensa de la demotricia potpatte de esta policia). 20 FRANCE NOUVELLE, 1 de abril de 1977. los eurocomunistas, hasta los de izquierda, > se sitdan a la.derecha de los austromarxistas LA VARIANTE DE IZQUIERDA DEL EUROCOMUNISMO Estas contradicciones de la teoria revitionista del Estado por parte de los principales dirigentes ¢ idedlogos del eurocomunigmo son tan flagran- tes y hasta tal punto contrarias alas lecciones de la historia que los apologistas més inteligintes del eurocomunismo deben guatdar sus. distancias respecto de los sofismas demasiado obrios. Es, sobre todo, el caso de Bruno Trentin, dirigente de los matalirgicos italianos, y el de Fernando Claudin, exdirigente del rc espafiol, a los que podemos consierir como representantes’ tipicos de la variante de izquierda del eurocomunismo.”* ‘Trentin quiere presentar la estrategia del Pct, en materia de politica econémica, no como un intento de racionalizacién del capitalismo ita- liano sino como una tentativa de transformaci6n de la naturaleza capitalista de esa economia. Sus osiciones en materia de Estado van en un senti- do andlogo: “Creo que hay que reflexionar mucho so- bre el problema de la pluralidad y de la dia- Iéetica de los poderes, con una 6ptica del todo diferente a la de la division de poderes en la sociedad burguesa, Desde este punto de vista, Ia fuerza de los consejos en una so- ciedad de transicion consiste en seguis siendo una potencia auténoma y conflictiva, es decir, en noser la Institucién del poder. En este aspecto, creo que la distincién de Gramsci entre la naturaleza piblica del consejo y la indole privada del sindicato y del partido deberia replantearse y profun- dizarse. El consejo puede llegar a ser el se- gundo poder 0, como deeia Adler,” Ia verdadera segunda cémara de una demo- eracia socialista, en la medida en que sigue siendo una fuerza de control, de control de conflictos, que completa la accién de otras instituciones demceriticas, ineluidas las de las instituciones electivas”,> Y més ain: “1. da descentralimacién de los, poderes. del Estado a nivel temitoriat y la multiplicacion elas oportimidsiciss de confrontacion ‘tre las estructuraeinatitucionales del Estado (asambleas legialstives nacionales y regiona- Jes) ylns formas destemocracia directa més ‘© menos institucionalizadas (consejos de fé- brica, consejos de zona, comités de barrio, comitée de vsaarioe, consejos de-escuela:y de universidad; ete.) que pueden producinse en el plano-local yen'eb nacional, me pare- ce que estén: en: vias de convertitee en. ol nuevo terreno de iniciativa del mtotimienito obrero para tna transfokmacion-del Estado en 1a faa de'transici6n” Pasemos por alto'el: hecho de'que Trentin con- fiesa abiertamente su‘ filtacion:0on Max “Adler, es decir, con’etaustromartismo qe intentaba combinar 10s soviets com la-demiocratia burguesa, In dominacién ‘de clase 'ddel. proletariado con 1a dominaciém de. clase‘de'la burguesfa,'de lotual Lenin y Trotsky:se byrlaron implacablemente, Pasemos por alto que entre las estructuras insti- tucioneles ‘del Estedo-ao se enumeran més que los Srganoe. eledtos y-represantativos, y-s2 olvi- 21 En su juvonsiid, el propio Joan Eileinatein:se inelin6 or esta version radical del eurpeomunismno: "No ae trata de confiar en la burquesta paza no desenca- denar Ia guerra civil; se trata de ataile Ins manos para im- pedir que In desencatiene”. (PROBLEMAS DE'LA AEVO- LUCION SOCIALIBTA EN FRANGIA, op cit., p, 189} En efecto. Pero je6mo atorle las manos en forma sfectiva, sin desarmarls, es decir, sin deamantelar y desmenabrar 1 av efireito, y'ein ariuar al proletariado y x lee mamas trabaadors? 22. eto 0. refiere ‘a Max Adler, POLITISGHE ODER ‘SORIALE DEMOKRATM. Berlin, 1926, Véase también, del mismo autor: DIE SOZIALE STAATRAUPFASSUNG DES’ MARXINMUS, Viens, 1922, en donde aprucha explt. clamente 1a idea de: le destruseién de ls miquina de Estado opresiva, idea que defendié Marx (pp. 276-280). ‘Los eurocomunistas, hasta loe de izquierda, ve sitfan & 1a derecha de los austromarxistay; eto basta para clreune ceibir sa miseria tedrica, 2 Bruno ‘Trentin, PARTIOG COMUNISTA ITALIANO: EN LAB FUENTES DEL RUROCOMUNISMO, p. 134. 24 Ibid., p.185, 133 el problema que excita tas pasiones es el de-saber'si es posible pasar del Estado burgués al Estado obrero por la via pacifica dan como por azar ~pero, jes un azar?— toda la maquinaria permanente del Estado: la policia, la. gendarmeria, ‘el ejército, tox altos funciona- iv, los jueees inantoribles; ete., ete. La'confu- sion reside én ef hecho de que Truntin se desvia imperceptiblemante de las funéiones de’ oposi- cién at: poder 'burgués’que ejercen los consejos ¥ comités de: democracia directa embrionaria ‘enel:marco de un Estado burgués en.descompo- sicién, es decir, en una situaoi6n revolucionaria, al papel de cogestién de dichos consejos:en ef marco de una democracia: socialista, (es decir, de. un E¢tado obrero) sin revelarnos el secreto de cémo-se pasaré de: uno a otro, que ea justa- mente el objeto de toda la eontroversia. Sobre 1a cuestion de saber si es necesaria 0 no ‘una asamblea”electa pot; sufragio. universal. al lado de un congreso de. consejos obrerosen el maroo de una democracia socialista, podriamos discutizlo sin acalorarios mucho. Una. vez des- truides el poder econémicoy el poder de Estado de la burguesia, tal cuestiOn ya no seria sino un problema téctico, no-de principio. Pero el pro- ‘blema que excita las pasiones, puesto que es de vida-o muerte para el movimiento obrero, es el de saber si es posible pasar del’ Estado burgués al Estado obrero (la democracia socialista), del poder de clase de la burguesia al poder de clase del proletariado por ta via pacifica, es decir, sin desmantelar ni romper la méquina de Estado bur- suesa y, ante todo, su aparato represivo, Y sobre este ‘tema decisivo Trentin no dice ni pio. Por tanto, todos esos bellos panegfricos sobre los consejos obreros carecen de verdadera credibili- dad.. Consejos obreros tolerados por el aparato de Estado burgués? En pacifica simbiosis con 61? ~Compartiendo las migajas-del festin con los sefiores von Seeckt, von Schleicher, Badogtio, Mola,’ Franco, Pétain, Salan, Spinola, Eanes, Pinachet, esos dulces. @inocentes carderos? Me. jor que nos lo dibujen! Fernando Cjaudin es indudablemente més ldcido y més refinado en el andlisis y on la argu- mentacién, Comprende el dilema entre la acepta- cién de la legitimidad del Estado burgués (demo- erético) y el apoyo al impetuoso movimiento anticapitalista de las masas, Entionde las terribles implicacioneside ese dilema en materia de repre- sién o de autodefensa del movimiento de masas, incluso — iy sobre todo|— cuando ste representa ala mayoria absoluta.dg la nacion: “EL gran ‘rei a ie Muchos piensay, soclalismo oe caborce 9 » su via democritica al \Hocar en una vulgar ae cristiana ¢qisis y racionalizar una ny captalista en descon para administrar vas ms e} dificlimante ahotrarsé una represin a la Nelke Contra’ ef movimiento popular, sin eontar con qué el partido deberfa pasar por profundos jienttos, ° “En nuestra’ coisa, no! probable. El poderoso movimiento obrero italiano se ha forjado en el curso de una his- toria rica enrIiclias yexperiencias, yha dado “innumerables pruebas de su gran ‘capacidad de iniciativa y de-combatividad, Ya se han ‘manifestado vigdtosts reacciones én sus fi- las contra los paligros que’ lo amenazan tanto al como ala democracia italiana, En ‘elerta medida’ se puede afirmar otro tanto del Por cuyosnexoscon el movimiento obre- ro y, on: general, con las masas populares, ‘ton nitiy estrechos, lo que lo hace muy sen- sible a sus presiones.. w. La cuestién crucial que se plantea... es la de encontrar una politica capaz'de grupar y morlizar unitariamente estas fuer- zag para una transformaci6n: profunda del Pais. Una politica capaz-de ponerlas a la S$. mantniniaita de una ‘ulragio universal ex Yigce Poslantean, El Ex 20 Véase una deter ssamblen roprevontativa Imarco del Estado obrera, an tado y la transicién af Soclatiemo, en: CaITiQuE com- MUNIBTE, ndmero 16, junio de 1977, pp. 28 ¥ a. la ilusion de un aparato de Estado neutro que se somete amablemente ala opinién de la mayoria de los electores ibujo de Kathe Kollwite estratégica de la principal fuerza de la izquierda italiana. Entze la aventura del ex- tremismo y'la del: compromiso hist6rico. debe haber espacio para una politica realis. ta (2) dirigida hacia la transfotmacion de- ‘moeréticosocialista de la sociedad italiana, Peto la crisis no'deja mucho tiempo” 2 Lo menos que se puede decir es que el piinci: pio y'el fin del tereer pérrafo parecen singular. mente contradictorios. “El inevitable enfrenta. miento”: con los “‘actuales grupos ‘dominantes del capitalismo monopolista”, zno constituye también un enfrentamiento inevitable con ¢a aparato de-Estado? Cémo prepararse para ello Sficermente, arullando a las masas éonilusiones acerca de una via pacifica hacia el socializmo, Kéase-un compromiso histérico? ¥ si es necosario “romper con la aventura del compromiso histori. co” (y esperar que “bajo la presin de las masas” incluso la direccién del rct efectuaré esa rupture) ano provocaré precisamente ese “profundo des~! gerramiento” al que hace alusién el primer pirra- fo pero ue Claudia descarta'después como po. ¢o.probgble, aig. tener en cuenta Ja integracién de tnumerables cuuidros del Pct en el aparate bur. é ¥ Patnestatal, integracién que expli- a justamente “el compromiso historico”? contra la mayorja de los efndadanos (16 que iin. plica, en 1a estructura’ sogioecondmica actual de Europa occidental, contrala maygrfa del prolétar viado). Tampoco ip sefiere 8 la necosidad do maren palabras’ fe getoc st respeto a as lil des democraticas elas masia, 1o que implica de nueygy eh'las condiciones concretas de pa ceed, ‘el respeto fnitegro del pluralismo poli- _ fro que se somete “1d aspecto demo- crético necesario de la revolucién socialista, Se refleren a la llusién de un aparito de Estado neu. amablemente a la opinign de la mayorfa de los electores y de las electoras, ue se deja democratizar gradualmente, transfor. mindose, sin disparar un solo tiro, de tn instru. mento de defensa de la propiedad privada y de la explotacién’capitalista en un instrumento de su bresion de la propiedad privada y de abolicion lek “tapitalismo. Esto, nosotros 1o rechazamos conto utépico e ilusori. Lo menos que puede esque el veredicto de la historia habla hagta ahora en favor de nuestra tesis, no en favor de tt de los eurocomunistas, 3¢ Fetaaodo Claudin, EL EUROCOMUNIEMO, pp. 122- 128, Subrayados nuestros, LA VERDADERA ETAPA DE TRANSICION: LA DUALIDAD DEL PODER Esto quiere decir que la reyoluci6n socialista se reduciria, en nuettra opinién, a la sola accion in- surreecional, y que la alternative se ‘reduciri elegir entre la, insurrecciGn o las élecciones? Es ‘una caricatura de La'tesis leninista, marxista-revo- lucionsria, reducisla a la sola insurreccién que no es sino el punto final del proceso revolucionario, y que ademés podria efectuatse, en ‘condiciones favorables de relaciones de fuerad, précticamente sin derramamiento de sangre, siempre y cuando antes se hayadesmerabrado moral y politicamente el aparato armado de la burguesiay sehayalogra- do la aceptacién de la legitimidad de los consejos cobreros ¥ populares por la inmensa mayoria de la poblacion, incluidos los soldados, Para nosotros.es inconcebible que se-pueda pasar de golpe de un poder estatal normal de burguesia a un nuevo poder estatal de los trabaja- dores, El paso de uno a otro exige tiempo, sobre no s6lo derrotar militarmente a los fascistas sino ocupar todos los centros nerviosos del poder real millcianos en Ia guerra civil espafiola todo en los paises donde'las instituciones estata- Jes de 1a democracia burgyens conservan un pres- tigéo yuna legitimidad enormes.a.Joe-ojos de la mayoria de-log,trabajadoms. Las masas deben Poneree ol coriente delas-formas. superiores y nuevas de.democrecia. Deben tener tiempo para asimilar el significado y1a.utilidad de los nuevos érganos estatales que.estén:creando, Simulténea- mente, las institucignes de. poder burgués ante todo el aparato:armador geben sufrir un proce- 80 de descomposicion, ¥. de.parilisis progresivas sin el cual, ademis, ee iggpncebible la implanta- cién generalizada de Srganos de poder de los trabajadores. eh La etapa histéries eanereta durante la cual se efectiia este proceso combinado de descomposi- cién del poder burgués.y.surgimiento del poder obrero se llama la etapa.de dualidad de poder, He ahi la verdadera etapa de,transicién entre el poder de Estado normal de la burguesfa y la re- volucién socialista victoriosa. Nosotros contra- Ponemos esta fase de duelidad de poder-a los conceptos eurocomunistes de democracia avan-

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