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Publicado 2011

21
El uso de cultivos de cobertura para manejar el suelo
TC Kaspar y JW Singer

Los cultivos de cobertura

diferentes nombres.seLos
utilizan parade
cultivos manejar los suelos
cobertura por muchas
son literalmente razonesque
“cultivos diferentes
cubrenyelson conocidos
suelo” y uno por muchos
de sus
primeros usos fue reducir la erosión del suelo durante los períodos de barbecho en los sistemas de cultivo anuales.
Los cultivos de cobertura también se conocen como "abonos verdes", "cultivos intermedios" o "mantillo vivo". Los
cultivos de cobertura de abono verde suelen ser leguminosas que fijan N y se cultivan para proporcionar N al
siguiente cultivo comercial. Los cultivos intermedios son cultivos de cobertura que se cultivan durante los períodos
de barbecho en los sistemas de cultivo para absorber nutrientes, especialmente N, que se perderían si las plantas
no estuvieran presentes. Por último, los mantillos vivos son cultivos de cobertura que se cultivan tanto durante
como después de la temporada de crecimiento del cultivo comercial y se suprimen o gestionan para reducir su
competencia con el cultivo comercial cuando está creciendo. Después de que el cultivo comercial haya madurado
y antes de que comience a crecer nuevamente, se permite que el mantillo vivo crezca sin obstáculos. Una forma
de manejar los mantillos vivos es restringirlos a los espacios de "barbecho" entre las hileras de cultivos. Los huertos
o viñedos a veces se manejan con mantillos vivos, pero también es posible incorporar mantillos vivos en los sistemas de cultivo anuales.
Por lo tanto, como puede verse por sus muchos nombres y descripciones, los cultivos de cobertura pueden cumplir muchas
funciones de manejo del suelo.
En términos de manejo del suelo, la premisa básica para el uso de cultivos de cobertura es reducir los períodos
y espacios de barbecho en los sistemas de cultivo. Los ecosistemas naturales suelen tener algunas plantas que
crecen, cubren el suelo, transpiran agua, absorben nutrientes, fijan carbono y sustentan la fauna del suelo durante
la mayor parte del tiempo que el suelo no está congelado. Los sistemas de cultivo agrícola que producen cultivos
de cereales, semillas oleaginosas y fibras en las regiones templadas normalmente solo tienen plantas vivas durante
cuatro a seis meses al año y están en barbecho durante los seis a ocho meses restantes. Las prácticas actuales
de siembra y labranza a menudo dejan el suelo desnudo y expuesto durante el otoño, el invierno y principios de la
primavera. Algunos sistemas de cultivos perennes para cultivos de frutos secos o frutas (p. ej., almendras y uvas)
mantienen los espacios entre hileras en barbecho y labrados durante períodos prolongados.
Como resultado de estos períodos de barbecho y espacios de barbecho en los sistemas de cultivo anuales y perennes,
el suelo queda desprotegido de las fuerzas erosivas, los nutrientes y la materia orgánica se pierden o no se reponen, la
escorrentía aumenta, la fauna del suelo sufre estrés y la productividad del suelo disminuye. Por lo tanto, la inserción de
cultivos de cobertura en períodos de barbecho o espacios de barbecho en los sistemas de cultivo puede lograr múltiples
objetivos de manejo del suelo. Esta discusión no pretende ser una revisión exhaustiva y se centrará en los principios
generales y la evidencia del uso de cultivos de cobertura para controlar la erosión del suelo, los nutrientes del suelo que
se escurren, las propiedades ,físicas del suelo,
del suelo el agua del suelo,
y las propiedades físicaseldel
carbono orgánico del suelo, las propiedades químicas
suelo. biología.

TC Kaspar (Tom.Kaspar@ars.usda.gov) y JW Singer (jeremy.singer@ars.usda.gov), USDA-ARS, Laboratorio

Nacional de Agricultura y Medio Ambiente, 2110 University Boulevard, Ames, IA 50011.
doi:10.2136/2011.soilmanagement.c21

Copyright © 2011. Sociedad Estadounidense de Agronomía y Ciencias del Suelo Sociedad de América, 5585 Guilford Road, Madison,
WI 53711, EE. UU. Manejo del Suelo: Construyendo una Base Estable para la Agricultura. Jerry L. Hatfield y Thomas J. Sauer (ed.)

321
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Erosión y Escorrentía
La reducción de la erosión hídrica es una de las principales
razones para cultivar cultivos de cobertura (Langdale et al.,
1991). Los suelos son generalmente más susceptibles a la
erosión cuando no están cubiertos por las copas de las
plantas vivas o sus residuos vegetales. Las plantas de
cultivos anuales, como el maíz (Zea mays L.) y la soja
[Glycine max (L.) Merr.], solo brindan una cobertura
significativa durante cuatro meses o menos cada año.
Además, los cultivos como la soja, el algodón (Gossypium
hirsutum L.) o el maíz cosechados para ensilaje a menudo
no dejan suficientes residuos para proteger completamente
el suelo entre la cosecha y el desarrollo del dosel del cultivo
siguiente.
Los cultivos de cobertura y sus residuos reducen la erosión
a través de los mismos mecanismos que los cultivos
comerciales. Sin embargo, cuando los cultivos de cobertura
se cultivan en los intervalos de barbecho entre cultivos
comerciales, extienden el tiempo que el suelo está cubierto
con plantas vivas y también complementan y anclan los
residuos que dejan los cultivos anuales.
El impacto de los cultivos de cobertura en los procesos
de erosión depende de cuánto reducen las fuerzas de
desprendimiento y transporte del suelo.
Los cultivos de cobertura reducen la erosión entre surcos
principalmente porque aumentan la cantidad y la duración
de la cobertura del suelo, ya sea con plantas vivas o
residuos de plantas. La cobertura del suelo es la
característica principal de los sistemas de cultivo que afecta
la cantidad de erosión entre surcos. Debido a que la erosión
entre surcos resulta del desprendimiento de partículas del
suelo por el impacto de las gotas de lluvia, el material
vegetal vivo o muerto que intercepta las gotas de lluvia y
disipa la energía del impacto reducirá la erosión entre
surcos.
Rama et al. (1960) observaron que el desprendimiento del
suelo por el impacto de las gotas de lluvia se reducía a
medida que aumentaba el dosel del cultivo de cobertura,
ya sea debido a la densidad de plantas o al crecimiento de
las plantas. Posteriormente, Laflen et al. (1985) demostraron
que la relación entre la cubierta superficial y la reducción
de la erosión es exponencial con disminuciones menores
en la erosión a medida que la cubierta superficial se acerca al 100%. raíces y porque mantienen otros residuos superficiales no
Esto explica por qué el beneficio relativo de incorporar
cultivos de cobertura en un sistema de cultivo depende en
cierta medida de la cantidad, la duración y la distribución
de los residuos y las copas de las plantas que normalmente
están presentes en el sistema de cultivo durante todo el
año (Mutchler y McDowell, 1990). Por ejemplo, Mutchler y
McDowell (1990) encontraron que la reducción de la erosión
por una mezcla de cultivo de cobertura de invierno de arveja
peluda (Vicia villosa Roth) y trigo (Triti cum aestivum L.)
322 El uso de cultivos de cobertura para manejar el suelo | TC Kaspar y JW Singer Capítulo | Autores
fue mucho mayor en los sistemas de labranza que en los
sistemas de labranza cero y mucho mayor en la labranza
cero después de un cultivo de soja que después de un
cultivo doble de soja y trigo. Kaspar et al. (2001), sin
embargo, demostraron que los cultivos de cobertura de
avena (Avena sativa L.) o centeno (Secale cereale L.) en
soja sin labranza redujeron la erosión entre surcos en dos
de tres ensayos con simulador de lluvia, aunque la cobertura
de residuos no aumentó significativamente con cultivos de
cobertura y ya era superior al 75% sin cultivos de cobertura.
Formularon la hipótesis de que la disminución de la erosión
entre surcos con cultivos de cobertura fue causada por la
reducción del transporte de sedimentos entre surcos.
Observaron que el anclaje de las plantas de cultivos de
cobertura o los residuos al suelo por medio de las raíces
resultó en la formación de micropresas, lo que probablemente
resultó en la deposición de sedimentos. Latt anzi et al.
(1974) también observaron que cantidades cada vez
mayores de residuos superficiales reducían la erosión entre
surcos al interceptar el transporte de sedimentos por
salpicadura, ralentizar la velocidad del flujo entre surcos y
aumentar la profundidad de la película de agua detrás de
las micropresas de residuos.
Mientras que la erosión entre surcos depende en gran
medida del impacto de las gotas de lluvia para desprender
las partículas del suelo, la erosión entre surcos depende de
la fuerza cortante del agua que fluye en trayectorias de flujo
concentradas para desprender y transportar las partículas
del suelo (Flanagan, 2002). Los cultivos de cobertura
pueden reducir la erosión de los riachuelos al reducir la
fuerza de corte del agua que fluye o al aumentar la
resistencia de las partículas del suelo al desprendimiento.
Una forma en que los cultivos de cobertura reducen la
fuerza de corte del agua de escorrentía es reduciendo su
volumen a través de una mayor infiltración. Esto ocurre
porque los cultivos de cobertura evitan el sellado de la
superficie, aumentan la capacidad de almacenamiento y
mejoran la estructura del suelo (Dabney, 1998). Además,
los cultivos de cobertura o los residuos de la superficie
(Brown y Norton, 1994) pueden reducir la velocidad del flujo
en la superficie al aumentar la resistencia hidráulica.
Por último, debido a que las plantas de cultivos de cobertura
o los residuos están anclados a la superficie por medio de
anclados en su lugar (Kaspar et al., 2001), el agua que fluye
no puede mover fácilmente los residuos y exponer la
superficie del suelo a fuerzas de corte. de agua (Foster et
al., 1982).
Los cultivos de cobertura también reducen la erosión
tanto en los surcos como entre los surcos al aumentar la
resistencia del suelo al desprendimiento. Se sabe que los
cultivos de cobertura aumentan la materia orgánica del
suelo cerca de la superficie del suelo (Wander et al., 1994),
lo que a su vez debería resultar en agregados más grandes
y estables que son menos susceptibles.
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Prácticas de Manejo del Suelo
al desapego (Dabney, 1998). Además, las raíces de los
cultivos de cobertura pueden unir físicamente los
agregados, lo que los hace aún más resistentes al
desprendimiento por el agua que fluye o el impacto de
las gotas de lluvia. Mamo y Bubenzer (2001) confirmaron
que las raíces de las plantas redujeron sustancialmente
el desprendimiento del suelo y la erosión de los
riachuelos.
Varios estudios de campo han medido reducciones
significativas de la erosión con cultivos de cobertura. En
Misuri, Zhu et al. (1989) compararon la erosión del suelo
de la soja sin labranza con cultivos de cobertura de
invierno con la erosión de la soja sin labranza sin
cultivos de cobertura bajo lluvia natural. La pérdida
anual de suelo se redujo en un 87%, 95% y 96% por
pamplina (Stellaria media
L.), Canada bluegrass (Poa compressa L.) y bromo
velloso (Bromus tectorum L.) cultivos de cobertura de
invierno, respectivamente, en comparación con ningún
cultivo de cobertura. Aparentemente, el cultivo de soya
sin labranza en este lugar no produjo suficientes
residuos para proteger adecuadamente el suelo. En
otro estudio de Missouri (Wendt y Burwell, 1985), un
cultivo de cobertura de centeno de invierno o trigo de
invierno redujo la pérdida anual de suelo del maíz sin
labranza cultivado para ensilaje de 22 Mg haÿ1
a 0,9 Mg haÿ1 y escurrimiento anual de 245 a 122 mm.
En este mismo estudio, sin embargo, el maíz sin
labranza sin eliminación del ensilaje tuvo menos erosión
del suelo que el maíz sin labranza con eliminación del
ensilaje y un cultivo de cobertura, pero ambos
tratamientos tuvieron menos erosión que el maíz
cultivado con vertedera o cultivo en el campo. . En
Mississippi, Mutchler y McDowell (1990) encontraron
que un cultivo de cobertura de trigo o arveja vellosa
después del cultivo de algodón reduce la pérdida anual
de suelo del algodón con labranza convencional de 74,2
Mg ha-1 a 20,4 Mg ha-1 y la del algodón sin labranza
de 19,2 Mg haÿ1 a 2,3 Mg haÿ1 cuando el algodón
siguió a la soja. Por último, un estudio con un simulador
de lluvia de 3 años en Iowa (Kas par et al., 2001) mostró
que los cultivos de cobertura de centeno de invierno
resembrados con soya sin labranza al final del verano
redujeron la erosión entre surcos en la primavera
siguiente en un 54 % y la erosión entre surcos en un 54 %.
Cuadro 21|1. Resumen de la literatura del porcentaje de reducción (–) o aumento (+) en P total, concentración
de P soluble o P soluble en la escorrentía debido a cultivos de cobertura de invierno (adaptado de Sharpley
y Smith, 1991).
Referencia Ubicación
Cultivo de cobertura
ángulo et al. (1984) Maryland Cebada
Langdale et al. (1985) Georgia Centeno
Pesant et al. (1987) Québec Alfalfa/timoteo ÿ94 %
Yoo et al. (1988) Alabama Trigo
90% en comparación con labranza cero sin cultivos de
cobertura. Los cultivos de cobertura de avena, que
matan durante el invierno en Iowa, redujeron la erosión
entre surcos y surcos en un 26 % y un 65 %,
respectivamente. Ni los cultivos de cobertura de centeno
ni los de avena aumentaron signi cativamente la
cobertura superficial, que ya superaba el 75% para la
soja sin labranza sin cultivos de cobertura. Debido a la
alta cobertura de residuos, la cantidad de erosión entre
surcos fue relativamente baja incluso para labranza cero sin cultivos de cobertura.
Además, el cultivo de cobertura de centeno aumentó la
infiltración en solo 1 de los 3 años. A pesar de esto,
hubo reducciones sustanciales en la erosión de los
riachuelos. Kaspar et al. (2001) observaron que los
cultivos de cobertura impedían que los residuos de soja
se movieran o se desalojaran con el flujo de agua
superficial. Como resultado, la superficie del suelo no
estuvo expuesta a la fuerza de corte del agua que fluye
y esto fue en parte responsable del éxito de los cultivos
de cobertura en la reducción de la erosión de los surcos.
Pérdidas de fósforo en la
escorrentía
Las pérdidas de P de los sistemas agrícolas a las aguas
superficiales dependen en gran medida de la cantidad
de escorrentía superficial y del transporte de sedimentos
que se produzca. El fósforo se transporta en la
escorrentía como P soluble y P particulado (Sharpley y
Smith, 1991). El P particulado consiste en P ligado al
sedimento del suelo y P contenido en la materia
orgánica. Sharpley y Smith (1991) resumieron la
investigación sobre el efecto de los cultivos de cobertura
en las pérdidas de P y encontraron que las reducciones
en las pérdidas totales de P, que consisten principalmente
en partículas de P, oscilaron entre 54% y 94% (Tabla
21|1). Esto no es sorprendente considerando que los
cultivos de cobertura reducen la escorrentía y el
desprendimiento y transporte de sedimentos. Sin
embargo, también señalaron que los efectos de los
cultivos de cobertura sobre el P soluble en la escorrentía
eran más variables (Cuadro 21|1). La inclusión de
cultivos de cobertura en un sistema de cultivo a veces
resultó en concentraciones más altas de P soluble en la escorrentía
Cambio en soluble
Cambio en P total Concentración de P en
Cambio en soluble
pérdidas en la escorrentía P en escorrentía
la escorrentía
ÿ92% +460% ÿ13%
ÿ66% +54% +8%
ÿ60% ÿ12%
ÿ54% 0% ÿ50%
323
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y no siempre redujo la cantidad acumulada de P soluble en
la escorrentía en comparación con los cultivos sin cobertura.
Varios estudios han demostrado que el P soluble puede
perderse en la escorrentía que fluye sobre los residuos de
las plantas (Timmons et al., 1970; Bechmann et al., 2005).
Sin embargo, sobre una base anual, se espera que aumente
el uso de agua de las plantas y la infiltración con cultivos de
cobertura, lo que debería reducir el volumen de escorrentía.
Esto compensaría en cierta medida las concentraciones
más altas de P soluble en la escorrentía en presencia de
cultivos de cobertura.
Propiedades físicas del suelo
La estructura del suelo en términos simples es la relación
física entre las fases sólida, líquida y gaseosa del suelo. La
disposición de las partículas del suelo en agregados o
agregados determina el tamaño y la forma de los vacíos o
poros del suelo y esto influye en gran medida en el
movimiento del agua y los gases en el suelo. Como
resultado, la estructura del suelo puede tener un impacto
sustancial en el crecimiento de las plantas. Por el contrario,
los cultivos de cobertura, como cualquier planta, pueden
alterar las propiedades físicas y estructurales del suelo
directamente a través de la formación de poros y agregados
por parte de las raíces o indirectamente a través de la
entrada y descomposición de residuos de brotes y raíces.
Obviamente, el impacto de un cultivo de cobertura en la
estructura del suelo variará según el clima, el tipo de suelo,
la textura del suelo, la profundidad del suelo, la labranza, el
sistema de cultivo, la biomasa del cultivo de cobertura, las
especies del cultivo de cobertura y la frecuencia del cultivo
de cobertura en la rotación de cultivos. Por ejemplo, Ball-
Coelho et al. (2000) informaron que en una rotación de maíz-
soja-trigo de invierno de 3 años, los cultivos de cobertura
después del trigo y el maíz de invierno tuvieron un pequeño
efecto sobre la estabilidad de los microagregados y ningún
efecto sobre la distribución del tamaño del agregado seco o
el agregado húmedo. estabilidad de macroagregados en los
0.075 m superiores de un suelo arenoso con sistemas de
labranza convencional, cincel y labranza cero. Concluyeron
que debido a que los microagregados eran más estables
que los macroagregados con cultivos de cobertura, los
mecanismos de unión probablemente involucraban
materiales húmicos o productos microbianos, que
probablemente no eran tan importantes para la estabilidad
de los macroagregados (Degens et al., 1996).
Alternativamente, Dapaah y Vyn (1998) informaron un
aumento en la estabilidad de los agregados húmedos en los
0,07 m superiores de un suelo franco arenoso y franco
después de solo un ciclo de ballico anual (Lolium multiflorum
Lam.), trébol rojo (Trifolium pratense L .), y rábano oleaginoso
324 El uso de cultivos de cobertura para manejar el suelo | TC Kaspar y JW Singer Capítulo | Autores
(Raphanus sativus L.) cultivos de cobertura. El raigrás anual
mantuvo una mayor estabilidad de los agregados húmedos
que los otros cultivos de cobertura en los muestreos de
mayo a septiembre, presumiblemente debido a una unión
de agregados más persistente que condujo a una menor
descomposición de los agregados (Dapaah y Vyn, 1998).
Tisdall y Oades (1979) reportaron que el ballica perenne
(Lolium perenne L.) fue más eficiente.
ciente que el trébol blanco (Trifolium repens L.) para
estabilizar agregados en un suelo franco porque el ballica
perenne soportaba una población más grande de micorrizas
vesiculares-arbusculares y tenía hifas y raíces más largas.
Los resultados de sus micrografías electrónicas revelaron
hifas cubiertas con un material amorfo, que conjeturaron
que era un polisacárido capaz de unir partículas de arcilla.
Estos estudios demuestran que los impactos de los cultivos
de cobertura en la agregación del suelo varían con las
especies de cultivos de cobertura, la cantidad de raíces, el
tipo de suelo y los sistemas de cultivo.
Patricio et al. (1957) informaron que después de 25
años de cultivo continuo de algodón con labranza en un
suelo franco, el 21,3% de los agregados tenían diámetros
>0,21 mm cuando se incluyó un cultivo de cobertura de
arveja vellosa en el sistema de cultivo en comparación con
el 11,8% para un cultivo de cobertura común. veza (Vicia
sativa L.) tratamiento de cultivo de cobertura y 9,5% para
un control sin cultivo de cobertura. Los autores concluyeron
que la veza vellosa mejoró la agregación mejor que la veza
común porque la veza vellosa produjo más biomasa que la
veza común. El tratamiento con arveja peluda también tuvo
una densidad aparente más baja, una mayor porosidad y
una mayor capacidad de retención de agua que el control
sin cobertura en los 0,06 m de superficie del suelo. Benoit
et al. (1962) informaron una mayor agregación y
conductividad hidráulica en la superficie de un suelo franco
arenoso después de 3 años de usar un cultivo de cobertura
de centeno en una rotación de maíz dulce y judías verdes
(Phaseolus vulgaris L.) con labranza de primavera. En uno
de sus tratamientos, eliminaron todo el material de los
brotes del cultivo de cobertura antes de la labranza de
primavera, lo que demuestra que gran parte del efecto del
cultivo de cobertura de centeno en la estructura del suelo
se debió principalmente a las raíces del cultivo de cobertura.
Para investigar más a fondo el efecto de las raíces de los
cultivos de cobertura, realizaron mediciones debajo de la
capa de arado (0,30–0,37 m) en el sexto año del estudio y
demostraron que las raíces de los cultivos de cobertura
redujeron la densidad aparente y aumentaron la porosidad
capilar y la conductividad hidráulica en relación con el
control sin cobertura. Williams y Weil (2004) también
presentaron evidencia de que las raíces de los cultivos de
cobertura pueden
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Prácticas de Manejo del Suelo
mejorar el crecimiento subsiguiente de raíces de cultivos
comerciales en suelos franco limosos con arados
compactados al aumentar la macroporosidad en las capas
de suelo compactado. En su estudio, utilizaron la técnica de
la cámara minirhizotron para observar las raíces de soja que
crecen a través de los arados en los canales de raíces
creados por la descomposición de las raíces de los cultivos
de cobertura de rábano forrajero (Raphanus sativus L.).
Estado del agua del suelo
Los cultivos de cobertura disminuyen el contenido de agua
del suelo a través de la absorción y la transpiración mientras
viven y pueden aumentar el contenido de agua del suelo a
través de una mayor cobertura de residuos superficiales y la
infiltración después de la terminación (Wagger y Mengel,
1988; Unger y Vigil, 1998; Qi y Helmers, 2010). Por lo tanto,
el impacto relativo de los cultivos de cobertura en el agua
del suelo disponible para el siguiente cultivo depende del
manejo del cultivo de cobertura, el momento y la cantidad
de precipitación, y la capacidad total de retención de agua
de la porción del perfil del suelo accesible a las raíces (Frye
et al. ., 1988). La transpiración del cultivo de cobertura y el
secado del suelo pueden ser beneficiosos en suelos pesados
en primaveras húmedas porque pueden permitir la siembra
más temprana del cultivo comercial (Wagger y Mengel,
1988). En campos con sistemas de drenaje subterráneo, los
cultivos de cobertura pueden reducir el volumen de drenaje
durante la primavera antes de que se planten los cultivos
comerciales (Qi y Helmers, 2010), lo que puede reducir las
pérdidas de nitrato (Kanwar et al., 2005). Alternativamente,
en años secos en suelos de textura gruesa con baja
capacidad de retención de agua o poca profundidad de
raíces, el uso de agua por parte de los cultivos de cobertura
puede reducir el agua disponible en el suelo al momento de
la siembra y, en última instancia, puede reducir los
rendimientos si la lluvia no repone el agua utilizada por el
cultivo de cobertura ( Campbell et al., 1984). Sin embargo,
una vez que se ha terminado con un cultivo de cobertura,
los residuos del cultivo de cobertura que quedan en la
superficie del suelo pueden aumentar la cobertura de
residuos de la superficie, reducir la evaporación y aumentar
el contenido de agua del suelo (Wagger y Mengel, 1988).
Debido a que los cultivos de cobertura aumentan la
transpiración cuando están vivos y disminuyen la evaporación
cuando están muertos, ha habido informes contradictorios
sobre el efecto de los cultivos de cobertura en el agua
disponible del suelo y los rendimientos de los cultivos
comerciales. Campbell et al. (1984) observaron que un
cultivo de cobertura de centeno terminado con herbicidas
después de la siembra de maíz redujo sustancialmente el
contenido de agua del suelo de los 0,60 m superiores del perfil del suelo.
y reducción del rendimiento de granos de maíz en la llanura
costera de Carolina del Sur. Del mismo modo, Ewing et al.
(1991) informaron menores contenidos de agua en el suelo
en los 0,15 m superiores y menores rendimientos de maíz
después de un trébol carmesí (Trifolium incarnatum
L.) cultivo de cobertura en Carolina del Norte en un suelo
con una capa de suelo que restringe las raíces. En ambos
estudios, el impacto negativo del uso del agua por parte del
cultivo de cobertura fue exagerado por períodos de poca o
ninguna precipitación y la limitada capacidad de retención
de agua del volumen de suelo enraizado. En contraste con
estos estudios, Moschler et al. (1967) en Virginia observaron
mayores rendimientos de maíz y contenido de agua en el
suelo cuando los residuos del cultivo de cobertura de
centeno se dejaban en la superficie del suelo en comparación
con ningún cultivo de cobertura, la eliminación de los residuos
de centeno o el enterramiento de los residuos de centeno
con labranza. Por último, Clark et al. (1997) en Maryland
encontró que los cultivos de cobertura de centeno, arveja
vellosa y mezcla de arveja peluda de centeno no agotaron
significativamente el contenido de agua del suelo en los 0,20
m superiores del suelo. Después de la terminación del cultivo
de cobertura, los residuos que quedaron en la superficie del
suelo conservaron el agua del suelo más adelante en la
temporada de crecimiento y contribuyeron a aumentar el
rendimiento del maíz. También mostraron que la mayor
cobertura de residuos producida por los cultivos de cobertura
terminados más cerca del momento de la siembra del maíz
conservó más agua del suelo durante el crecimiento del maíz
que los cultivos de cobertura terminados antes. Obviamente,
el impacto de los cultivos de cobertura en el contenido de agua del suelo es complicado.
Desde la perspectiva del manejo del agua del suelo, la
decisión de cuándo terminar un cultivo de cobertura depende
en parte de la disponibilidad de riego, la probabilidad de
lluvia para reemplazar el agua utilizada por el cultivo de
cobertura y la necesidad de residuos del cultivo de cobertura
para reducir la evaporación del agua. superficie del suelo
Además, a menos que haya riego disponible, los cultivos de
cobertura pueden no ser adecuados para los sistemas de
cultivo en regiones semiáridas donde la precipitación anual
a veces no reemplaza el agua utilizada por el cultivo
comercial anterior o donde la probabilidad de reponer el agua
utilizada por el cultivo de cobertura es baja ( Unger y Vigil,
1998). Obviamente, los agricultores necesitarán pautas
basadas en la ubicación o herramientas de ayuda para la
toma de decisiones que les ayuden a gestionar el agua del
suelo con cultivos de cobertura.
Nitrógeno
Los cultivos de cobertura se pueden utilizar para gestionar
el N en los suelos agrícolas alterando el ciclo y la
disponibilidad del N. Los cultivos de cobertura cultivados
durante los períodos de barbecho en los sistemas de cultivo cambian
325
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los patrones anuales de absorción y mineralización de N,
reducen el movimiento descendente de NO3 , recuperan
NO3 de las atmosférico
capas profundas
, si losdel
cultivos
suelo ydefijan
cobertura
el N2 son
leguminosas. En última instancia, elutilizando
manejo exitoso
cultivosde
deN
cobertura requiere que la disponibilidad de N esté
sincronizada para que el N inorgánico esté fácilmente
disponible durante los períodos de absorción activa por los
cultivos comerciales y mínimamente disponible durante los
períodos en que los cultivos comerciales no están creciendo
para reducir las pérdidas de N a aire y agua Varios aspectos
de la relación entre los cultivos de cobertura y el N se han
discutido en varias revisiones anteriores (Meisinger et al.,
1991; Wagger et al., 1998; Dabney et al., 2001; Thorup-
Kristensen et al., 2003). ). Esta discusión examinará cómo
los cultivos de cobertura reducen las pérdidas de N del
suelo y afectan la disponibilidad de N para los cultivos
comerciales.
las plantas vivas pueden reducir drásticamente las pérdidas
por lixiviación de NO3 de dos maneras: (i) absorbiéndolo,
lo que reduce su concentración en la solución del suelo, y
(ii) absorbiendo agua, lo que reduce la cantidad de agua
que se mueve a través del suelo. perfil del suelo. En muchos
sistemas de cultivo se producen grandes pérdidas de NO3
por lixiviación , en parte porque hay períodos prolongados
de barbecho durante cada año cuando las plantas vivas no
eliminan el NO3 y el agua del suelo, generalmente desde la
madurez del cultivo comercial en el otoño hasta el desarrollo
del dosel del cultivo. primavera siguiente. Los cultivos de
cobertura reducen las pérdidas anuales por lixiviación de
NO3 porque extienden el período de N activo y la absorción
de agua a períodos del año en los que los cultivos
comerciales normalmente no están presentes. Por ejemplo,
las reducciones en las pérdidas por lixiviación de NO3
observadas con los cultivos de cobertura de invierno oscilan
entre el 6 y el 94 % (Cuadro 21|2).

El N del suelo, en forma de nitrato (NO3 ), es soluble

en agua y puede perderse de los sistemas de cultivo
agrícola con el movimiento descendente del agua a través
del perfil del suelo. En muchos campos agrícolas, el agua
que se filtra y el NO3 son interceptados por los sistemas de
drenaje agrícola, que transportan rápidamente el agua y el
NO3 fuera del sitio a las aguas superficiales. En campos
sin sistemas de drenaje, el agua que se filtra y el NO3
pueden eventualmente llegar a las aguas subterráneas al
continuar hacia abajo o alcanzar las aguas superficiales
siguiendo las vías de flujo del subsuelo. La presencia de
La amplia gama en cultivo de cobertura NO3
las reducciones por lixiviación reportadas fueron el resultado
de las diferencias en las especies de cultivos de cobertura,
la cantidad de crecimiento de los cultivos de cobertura, la
cantidad de N en el suelo debido a la fertilización o la
mineralización, y la cantidad de agua que se mueve a
través del suelo. Por ejemplo, los cultivos de cobertura que
no son leguminosas generalmente reducen el NO3
pérdidas por lixiviación más que las leguminosas (Tonitt o
et al., 2006). McCracken et al. (1994) en Kentucky
observaron que un cultivo de cobertura de centeno reducía
las pérdidas por lixiviación en un 94% mientras que

Cuadro 21|2. Resumen de la literatura del porcentaje de reducción en las pérdidas por lixiviación de nitrato N debido a
los cultivos de cobertura de invierno (adaptado en parte de Meisinger et al., 1991).
Reducción en
Referencia Ubicación Cultivo de cobertura
lixiviación de N

Jones, 1942 Alabama Avena 81%

Jones, 1942 Alabama arveja peluda 6%

Chapman et al. 1949 California Mostaza 80%

Chapman et al. 1949 California arveja morada 30%

Martínez y Guirard, 1990 Francia ballico 63%

Staver y Brinsfield, 1990 Maryland Centeno 77%

Staver y Brinsfield, 1998 Maryland Centeno 80%

McCracken et al., 1994 Kentucky Centeno 94%

McCracken et al., 1994 Kentucky arveja peluda 48%

Wyland et al., 1996 California Centeno 65–70%

Brandi-Dohrn et al., 1997 Oregón Centeno 32-42%

Ritter et al., 1998 Delaware Centeno 30%

Rasse et al., 2000 Michigan Centeno 28–68%

Strock et al., 2004 Minnesota Centeno 13%

Kladivko et al., 2004 Indiana Trigo de invierno + menos fertilizante 61%

Kaspar et al., 2007 Iowa Centeno 61%

326 El uso de cultivos de cobertura para manejar el suelo | TC Kaspar y JW Singer Capítulo | Autores
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Prácticas de Manejo del Suelo

un cultivo de cobertura de arveja
vellosa redujo la lixiviación en un 48 %.
En otros estudios, las combinaciones
de factores han afectado las
reducciones en la lixiviación de

NO3. En un estudio de Minnesota

(Strock et al., 2004), que mostró una
reducción promedio del 13% en NO3

lixiviación, el cultivo de cobertura de

centeno se sembró solo después
de la fase de maíz en una rotación
maíz-soja, produjo en promedio 1,4
Mg ha-1 de materia seca de brotes,
y en 1 de los 3 años casi no hubo
drenaje ni NO3 pérdida. En años de
bajas precipitaciones invernales,

menos agua se mueve hacia abajo

a través del suelo y más NO3
permanece en el perfil del suelo
incluso sin un cultivo de cobertura
(Fig. 21|1; Tho rup-Kristensen et al.,
2003).
Figura 21|1. Contenido de nitrato N en el suelo de primavera
versus precipitación invernal con y sin cultivos de cobertura de
varios experimentos en Dinamarca (adaptado de Thorup-Kristensen
En contraste con el estudio de
et. al., 2003).
Minne sota, Kaspar et al. (2007) en
Iowa informaron que, durante 4
años, un cultivo de cobertura de
centeno de invierno después de ambas fases de una reducen las concentraciones de NO3 en el suelo ,
rotación de maíz y soja redujo las cargas de NO3 en el reduciendo así su conversión por los microorganismos del
agua de drenaje en un promedio de 61 % y produjo una suelo en N2 O, NO o N2 durante la desnitrificación (Smith
biomasa de brotes promedio de 1,7 Mg haÿ1 . En el estudio y Tiedje, 1979; Haider et al., 1987). El óxido nitroso y el NO
de Iowa, el drenaje anual acumulativo siempre fue superior también pueden perderse durante el proceso de nitrificación
a 138 mm y todos los años ocurrieron pérdidas significativas aeróbica (Davidson et al., 2000). Debido a que las plantas
de NO3 . Otros estudios han demostrado que la combinación también pueden absorber NH4 , también se podría esperar
de un cultivo de cobertura de invierno con otras prácticas que reduzcan las pérdidas gaseosas por este proceso
de manejo de N también puede reducir de manera efectiva aeróbico, pero esto no ha sido confirmado. En un estudio
las pérdidas de NO3 . Un estudio en Indiana (Kladivko et de ambiente controlado, en el que se inyectó estiércol de

al., 2004) redujo las cargas de NO3 en un 61 % con una
reducción en las tasas de N del fertilizante y un cultivo de
cobertura de trigo de invierno después del maíz. Por lo
tanto, cuando un cultivo de cobertura de invierno produce
un crecimiento moderado y ocurre una percolación
sustancial del agua, los cultivos de cobertura pueden
reducir sustancialmente las pérdidas de NO3 al agua de
drenaje o la percolación profunda en los sistemas de cultivo
anuales.
Los cultivos de cobertura vivos también tienen el
potencial de reducir las pérdidas gaseosas de N como N2 ,
NO y N2O del suelo (Davidson et al., 2000).
De estos, el N2O también es importante como gas de
efecto invernadero. Varios estudios han demostrado que
las raíces de las plantas pueden competir eficazmente con
los microorganismos del suelo por el NO3 disponible y
cerdo en el suelo con o sin un cultivo de cobertura de
centeno en crecimiento, Parkin et al. (2006) mostraron que
las emisiones de N2O eran significativas .
ligeramente inferior con un cultivo de cobertura de centeno presente.
Por lo tanto, los cultivos de cobertura, como cualquier planta
viva, tienen el potencial de reducir las pérdidas gaseosas
de N a través de reacciones microbianas al reducir la
disponibilidad de N en el suelo (Davidson et al., 2000).
Sin embargo, después de que los cultivos de cobertura
mueren, sus residuos pueden perder N a través de las
emisiones de NH3 , N2O , NO o N2 . Quemada y Cabrera
(1997) aplicaron residuos de trébol carmesí a la superficie
de núcleos de suelo y midieron pérdidas máximas de NH3
y N2 O de 6,0 y 2,6% del N residual total, respectivamente,
en condiciones muy húmedas y cálidas. Emisiones de N2
O,

327
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El NO o N2 resultante de la desnitrificación o nitrificación
del N mineralizado de los residuos del cultivo de cobertura
estaría controlado por los mismos factores que controlan
las pérdidas gaseosas de N fertilizante: la disponibilidad
de NO3 o NH4 , la disponibilidad de carbono y el estado
de aireación (David son et al. ., 2000; Rosecrance et al.,
2000). Para los residuos de brotes de cultivos de cobertura,
es más probable que ocurran condiciones anaeróbicas si
los residuos se incorporan con la labranza en lugar de
dejarlos en la superficie. La incorporación de residuos de
cultivos de cobertura de leguminosas con una proporción
baja de C a N probablemente aumentaría la mineralización
neta de N, aumentaría la disponibilidad de NH4
y NO3 , y aumentan las pérdidas gaseosas de N. La
importancia relativa de la desnitrificación o nitrificación en
las pérdidas gaseosas dependería del estado de aireación
del suelo (Davidson et al., 2000). Alternativamente, la
incorporación de residuos de brotes de cultivos de cobertura
de pasto con una alta proporción de C a N probablemente
disminuiría la mineralización neta de N, disminuiría la
disponibilidad tanto de NH4 como de NO3 y disminuiría las
pérdidas gaseosas de N. Por ejemplo, Rosecrance et al.
(2000) observaron que los residuos de cultivos de cobertura
de arveja vellosa incorporados dieron como resultado una
mayor mineralización neta de N y mayores pérdidas de
N2O que los residuos de centeno incorporados. Por otro
lado, la incorporación al suelo de residuos de cultivos de
cobertura probablemente haría que las emisiones de NH3
de los residuos fueran menos probables porque el NH3 es
soluble en agua y el NH4 se une a las partículas del suelo.
Los cultivos de cobertura afectan la disponibilidad de
N para los cultivos comerciales a través de la absorción
de N inorgánico, la fijación de N2 por los cultivos de
cobertura de leguminosas y la descomposición de los
residuos de los cultivos de cobertura. Los cultivos de
cobertura intersembrados o los mantillos vivos pueden
reducir directamente la disponibilidad de N para los cultivos
comerciales porque crecen y absorben N al mismo tiempo
que el cultivo comercial. Los cultivos de cobertura de
invierno o fuera de temporada también pueden reducir la
disponibilidad de N del suelo para el cultivo comercial, si
el N absorbido por los cultivos de cobertura aún hubiera
estado presente en el suelo cuando el cultivo comercial
necesitaba N. Nitrógeno absorbido por los cultivos de
cobertura de invierno no afectaría la disponibilidad de N
para los cultivos comerciales, si el N absorbido se hubiera
perdido por lixiviación o emisiones gaseosas o si hubiera
sido reemplazado por mineralización o fertilización. Por
ejemplo, Thorup-Kristensen et al. (2003) utilizaron datos
de una serie de experimentos para demostrar que el NO3-
N que permanece en el suelo con o sin cultivos de
cobertura no era diferente cuando la precipitación invernal
excedía los 400 mm (Fig.
328 El uso de cultivos de cobertura para manejar el suelo | TC Kaspar y JW Singer Capítulo | Autores
21|1). Cuando la precipitación invernal fue inferior a 400
mm, el contenido de nitrato del suelo fue mucho mayor sin
un cultivo de cobertura. Las especies de cultivos de
cobertura también infl uyen en la cantidad de N del suelo
absorbido por el cultivo de cobertura. En general, los
cultivos de cobertura que no son leguminosas absorben
más N del suelo que los cultivos de cobertura de
leguminosas. Ranells y Wagger (1997a) observaron que
un cultivo de cobertura de centeno recuperó más 15N
(39%) que un cultivo de cobertura de trébol carmesí (4%).
Shipley et al. (1992) informaron que el centeno cereal y el
rye grass anual absorbieron el 45 y el 27 %, respectivamente,
del 15N aplicado en otoño, mientras que la arveja peluda y
el trébol carmesí solo recuperaron el 8 %.
Los cultivos de cobertura también pueden tener un
impacto positivo en la disponibilidad de N al aumentar la
entrada de N en los sistemas de cultivo a través de la
fijación de N2 por parte de los cultivos de cobertura de leguminosas.
Las leguminosas también absorberán N del suelo, pero su
crecimiento no está limitado por los bajos niveles de N del
suelo como lo están los cultivos de cobertura no
leguminosos. Desafortunadamente, las legumbres
generalmente no crecen rápidamente en el clima frío de
otoño o invierno y crecen mucho mejor después de que el
clima se calienta en la primavera. Power y Zachariassen
(1993) informaron que hubo diferencias considerables
entre ocho leguminosas en la fijación de N2 a temperaturas
del suelo de 10, 20 y 30 °C y que para la mitad de las
leguminosas la fijación de N2 a 10 °C fue mucho menor
que que a las otras temperaturas. También existe una
variación considerable en el crecimiento del cultivo de
cobertura de leguminosas y la fijación de N2 entre las
ubicaciones y los sistemas de cultivo según el clima, los
suelos, la fecha de siembra y la fecha de terminación. Por
ejemplo, Decker et al. (1994) evaluaron tres cultivos de
cobertura de invierno de leguminosas en siete ambientes
en Maryland y, en promedio, los brotes de arveja peluda,
guisante de invierno austríaco (Pisum sativum L.) y trébol
carmesí contenían 152, 138 y 121 kg N haÿ1
, respectivamente. En este mismo estudio, un
cultivo de cobertura de trigo de invierno acumuló 39 kg N
haÿ1 , por lo que probablemente podemos suponer que
la acumulación de N superior a 39 kg N haÿ1 fue
probablemente el resultado de la fijación de N2 . Hively y
Cox (2001) en el ambiente más frío del centro de Nueva
York, sin embargo, observaron que cuatro especies de
cultivos de cobertura de leguminosas produjeron solo de 2
a 35 kg N haÿ1 durante 2 años. Mientras que Ebelhar et al.
(1984) en Kentucky informaron un promedio de 2 años de
209 kg N ha-1 en la biomasa de brotes de un cultivo de
cobertura de arveja vellosa en comparación con 36 kg N
ha-1 en un cultivo de cobertura de centeno. Así, en el
sistema de cultivo apropiado y
Machine Translated by Google

Prácticas de Manejo del Suelo

clima, los cultivos de cobertura de leguminosas de invierno
pueden fijar cantidades significativas de N.
En general, cuando se aplica fertilizante N al momento de la
siembra, está más fácilmente disponible y los cultivos anuales
recuperan una mayor proporción que el N contenido en los
residuos vegetales.
Por ejemplo, Harris et al. (1994) usando 15N mostró que durante
2 años los cultivos de maíz y cebada absorbieron el 40% y el
eventualmente eliminó la diferencia de rendimiento entre el
tratamiento con centeno y sin cultivo de cobertura, pero no entre
los tratamientos con centeno y veza vellosa. Llegaron a la
conclusión de que estaban involucrados otros factores además
de la disponibilidad de N.
Ranells y Wagger (1997b) han sugerido sembrar especies de
cultivos de cobertura de gramíneas y leguminosas en bicultivos
o mezclas para reducir la proporción de C a N de los residuos y

17% del fertilizante y el trébol rojo 15N, respectivamente. Sin aumentar la tasa de descomposición de los residuos y la

embargo, el 47% del trébol rojo 15N permaneció en el suelo,
mientras que solo el 17% del fertilizante 15N se encontró en el
suelo. La disponibilidad para el cultivo comercial de N absorbido
o fijado por un cultivo de cobertura depende de la tasa de
descomposición de los residuos del cultivo de cobertura. La
descomposición de los residuos se ve afectada por muchos
factores del suelo, las plantas y el medio ambiente (Parr y
Papendick, 1978).
Uno de los principales factores que afectan la descomposición
de los residuos del cultivo de cobertura y la liberación de N es la
relación C a N de los residuos. Los residuos de los cultivos de
cobertura de pastos o cereales tienen proporciones de C a N
relativamente altas, se descomponen lentamente y, en algunos
casos, inmovilizan el NO3.
ya presentes en el suelo (Wagger, 1989b; Rosecrance et al.,
2000). Las leguminosas tienen proporciones más bajas de C a N
que las no leguminosas, se descomponen más rápidamente y
liberan o mineralizan más N (Wagger, 1989a; Ruffo y Bollero,
2003). Utilizando residuos de cultivos de cobertura marcados con
15N aplicados en la superficie, Ranells y Wagger (1997a)
demostraron que, en promedio, durante 2 años, el maíz recuperó
el 14 % del N del trébol carmesí en comparación con solo el 4 %
del N de un cultivo de cobertura de centeno. La mayor
disponibilidad de N de la cobertura de leguminosas también se
refleja en la respuesta del maíz a los fertilizantes nitrogenados
después de un cultivo de cobertura de invierno de centeno o
arveja vellosa (Fig. 21|2; Miguez y Bollero, 2006).
liberación de N. Otro enfoque para manejar la proporción de C a
N de los cultivos de cobertura es terminar el cultivo de cobertura
antes en su ciclo de vida. Wagger (1989a) encontró que la
terminación de un cultivo de cobertura de centeno, arveja peluda
o trébol carmesí 14 días antes dio como resultado proporciones
más bajas de C a N, concentraciones más bajas de celulosa,
hemicelusa y lignina, una descomposición más rápida y más N
liberado. Además de cambiar la composición de los residuos del
cultivo de cobertura, la terminación significativa de un cultivo de
cobertura antes de plantar el cultivo comercial permite más
tiempo para la descomposición de los residuos del cultivo de
cobertura y la mineralización del N residual. Sincronización óptima
de la disponibilidad del N residual mineralizado con la absorción
de N por el cultivo comercial, sin embargo, es difícil de lograr.
La incorporación de residuos con la labranza es otra forma
de aumentar la tasa de descomposición de residuos y la
liberación de N. Las roturas o cortes de labranza cubren los
residuos de cultivos en pedazos más pequeños, cubren los
residuos con tierra y mejoran el contacto entre la tierra y los
residuos. Este

Miguez y Bollero (2006) demostraron que a

0 kg N haÿ1
tasa de fertilizante, el cultivo de cobertura
de arveja vellosa tuvo un mayor rendimiento
de maíz que el tratamiento con centeno o
sin cultivo de cobertura, lo que indica una
mayor disponibilidad de N. En contraste, el
tratamiento con cultivo de cobertura de
centeno tuvo un rendimiento de maíz más

bajo que el tratamiento sin cultivo de

cobertura en el nivel de 0 kg N haÿ1.
tasa de fertilizante, lo que indica que el
cultivo de cobertura de centeno
probablemente inmovilizó el suelo N. En su
estudio, aumentar el fertilizante de N
Figura 21|2. Curvas de respuesta al fertilizante N de rendimiento de
grano de maíz para el maíz sin cultivo de cobertura, un cultivo de cobertura
de centeno o un cultivo de cobertura de arveja peluda en Illinois (adaptado
de Miguez y Bollero, 2006).

329
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mantiene los residuos más húmedos y más accesibles a
los microorganismos del suelo. Varco et al. (1989)
encontraron que en el primer año, el maíz recuperó el 32%
del N en los residuos de veza vellosa marcada con 15N
cuando se incorporaron a la labranza en comparación con
solo el 20% cuando los residuos se dejaron en la superficie
sin labranza. Poder et al. (1991) observaron que sin
fertilizante N agregado, el maíz rindió sustancialmente más
cuando se incorporó un cultivo de cobertura de arveja
vellosa con labranza que cuando se terminó con herbicida
y permaneció en la superficie. Quedan algunas preguntas
en cuanto al destino final de todo el N en los residuos de
brotes de cultivos de cobertura cuando se permite que
permanezcan en la superficie del suelo en sistemas sin
labranza, pero la incorporación con labranza para aumentar
la disponibilidad también anularía parte del control de la
erosión. y beneficios de conservación de agua de los
residuos de cultivos de cobertura.
Los cultivos de cobertura también afectan la
disponibilidad de N del suelo a largo plazo al aumentar el N
total del suelo mediante la adición de N fijo o la prevención
de pérdidas de N. Pocos estudios han analizado el efecto
acumulativo de los cultivos de cobertura de invierno en el N
total del suelo cuando se han sembrado todos los años
durante varios años. Debido a que solo una parte del N
residual del cultivo de cobertura se mineraliza y es absorbido
por el siguiente cultivo comercial, el N restante del cultivo
de cobertura puede ser susceptible de pérdida por lixiviación
o emisiones gaseosas cuando se mineraliza (Harris et al.,
1994). Sin embargo, si se plantan cultivos de cobertura
todos los años y se evitan los períodos de barbecho, es
probable que la mayor parte del N del cultivo de cobertura
continúe siendo absorbido en años posteriores por cultivos
comerciales o cultivos de cobertura y reciclado en el sistema
suelo-planta. . Entonces, si las entradas de N exceden las
salidas, esto debería aumentar gradualmente el contenido
total de N y la disponibilidad de N del suelo hasta que se
alcance un nuevo equilibrio. Garwood et al. (1999) calcularon
un balance de N estimado para sistemas de cultivo de más
de 8 años que indicaba que los tratamientos con cultivos de
cobertura de centeno de invierno habían acumulado en
promedio 160 kg N haÿ1 adicionales durante ese tiempo.
Formularon la hipótesis de que la mayor parte de este N
provino de una reducción en la lixiviación de NO3 por parte
del cultivo de cobertura. Las pérdidas gaseosas de N, sin
embargo, no se midieron en este estudio y el cambio en la
materia orgánica del suelo no fue significativo. Kuo y Jellum
(2000) midieron un aumento en la N orgánica del suelo
después de 8 años de centeno, raigrás o arveja vellosa.
330 El uso de cultivos de cobertura para manejar el suelo | TC Kaspar y JW Singer Capítulo | Autores
cultivos de cobertura en un sistema de ensilaje de maíz.
De manera similar, Sainju y Singh (2008) encontraron que
un cultivo de cobertura de arveja vellosa aumentó el N total
del suelo durante 3 años en la capa de suelo de 0,0 a 0,3 m.
En muchos suelos con altos niveles de fondo de materia
orgánica y N total, es difícil medir los cambios en el N total
del suelo debido a cambios en las prácticas de manejo.
McCracken et al. (1989) no pudo medir un aumento
significativo en el N total del suelo, pero midió un aumento
en la mineralización potencial de N y los niveles de N
inorgánico del suelo a fines de mayo después de 10 años
de cultivos de cobertura de arveja vellosa. Hansen et al.
(2000) observaron que el trigo de primavera requería 27 kg
N haÿ1
menos fertilizante para obtener el mismo rendimiento
después de que se interrumpió un cultivo de cobertura de
invierno de ryegrass perenne después de 24 años. Cuando
terminaron su estudio, esta evidencia indirecta de una
mayor disponibilidad de N había persistido durante 4 años
después de que se descontinuó el cultivo de cobertura.
Sin embargo, en algunos casos, la retención mejorada de
N en el suelo mediante cultivos de cobertura a largo plazo
puede no resultar en cambios positivos en el estado del N
en el suelo, sino que puede aumentar el rendimiento de los
cultivos comerciales o el contenido de N en los granos, lo
que aumentaría las salidas de N del sistema (Ball Coelho et
al., 2005). Por lo tanto, el uso de cultivos de cobertura a
largo plazo puede cambiar el equilibrio de N de los sistemas
de cultivo al reducir las pérdidas, al suministrar N fijo y al
aumentar el N total del suelo. Eventualmente, cuando el
sistema llega al equilibrio, la disponibilidad de N para el
cultivo comercial puede incrementar.
Se necesitan más investigaciones que examinen los
presupuestos de N, las emisiones gaseosas y los cambios
en el N total del suelo de los sistemas de cultivo con cultivos
de cobertura para comprender mejor el ciclo del N en estos
sistemas, lo que debería mejorar la productividad y el manejo
del suelo.
Carbono orgánico del suelo
La productividad del suelo está estrechamente relacionada
con la materia orgánica del suelo (MOS) y su componente
principal, el carbono orgánico del suelo (COS).
El secuestro de C en la MOS también es un enfoque
importante para reducir la concentración de CO2 en la
atmósfera (Lal et al., 1999). La materia orgánica del suelo,
que incluye el humus del suelo y todos los residuos
vegetales, animales y microbianos en el suelo, generalmente
se supone que tiene entre 50 y 58 % de C en masa (Nelson
y Sommers, 1996). En general, el COS aumenta cuando
las entradas de C de residuos vegetales al suelo son
mayores que las pérdidas de C a través de
Machine Translated by Google

Prácticas de Manejo del Suelo

descomposición, erosión y lixiviación (Huggins y
Fuchs, 1997; Paustian et al., 1997).
Debido a que los cultivos de cobertura
normalmente se cultivan durante los períodos de
barbecho de los sistemas de cultivo, la adición de
cultivos de cobertura a un sistema de cultivo puede
aumentar las entradas totales de C residual al suelo y
tiene el potencial de aumentar el COS (Karlen y
Cambardella, 1996; Lal et al., 1999). ; Jarecki y Lal,
2003). De manera similar, la velocidad a la que se
descomponen los residuos del cultivo de cobertura
también afecta el equilibrio entre las pérdidas y los
aportes de C al suelo. La descomposición de los
residuos del cultivo de cobertura depende
principalmente de la temperatura, el contenido de
agua, los componentes bioquímicos, la cantidad de
residuos, la relación C a N y el contacto con el suelo.
Kuo et al. (1997) informaron que las vidas medias del
SOC para el centeno, la arveja vellosa y el raigrás
anual fueron similares y promediaron 31 días y 57
días en 2 años cuando los residuos se enterraron 15
cm por debajo de la superficie del suelo en bolsas de
malla, antes de plantar maíz. Atribuyeron la
descomposición más lenta en 1 de los 2 años a suelos
más húmedos y temperaturas más bajas. Aunque la
arveja vellosa tuvo proporciones más bajas de C a N
en los brotes que el raigrás o el centeno, esto no
afectó la tasa de descomposición observada, lo que
probablemente indica que el N no fue limitante y que
otros factores, como la concentración de lignina en
los residuos o las condiciones ambientales, limitaron
la tasa de descomposición. tasa de descomposición.
En contraste, Ruffo y Bollero (2003) informaron que
la arveja peluda se descomponía más rápidamente
que el centeno y que la tasa de descomposición de ambos respondía
Los cultivos de cobertura se han utilizado con
éxito para aumentar el C del suelo (Cuadro 21|3),
especialmente en lugares con inviernos templados
que permiten un crecimiento sustancial de los cultivos
de cobertura (Beale et al., 1955; Patrick et al., 1957;
Utomo et al., 1990). ; Kuo et al., 1997; Nyakatawa et
al., 2001; Sainju et al., 2002). En algunos de estos
estudios, se incorporaron residuos de cultivos de
cobertura con labranza (Beale et al., 1955; Patrick et
al., 1957; Kuo et al., 1997; Sainju et al., 2002). Como
mencionado anteriormente, sin embargo, la
incorporación al suelo o una labranza más extensiva
pueden aumentar la tasa relativa de descomposición
del cultivo de cobertura y reducir la retención del C
del cultivo de cobertura en el suelo. Beale et al.
(1955) informaron que la SOM fue un 28% más alta
después de 10 años de un cultivo de cobertura de
arveja y centeno con labranza con cobertura vegetal
en comparación con cultivos de cobertura y labranza
con arado de vertedera. A pesar de esta evidencia
de aumentos en los aportes de C del suelo y C
residual con cultivos de cobertura, a menudo es difícil
medir un cambio en el COS en los sistemas de cultivo
a los que se han agregado cultivos de cobertura. Esto
se debe en parte a que es difícil medir pequeños
cambios en el COS en suelos de campo con niveles
de COS de fondo relativamente altos y grandes
variaciones en el COS con la profundidad y el terreno
(Kaspar et al., 2006). Además, los cultivos de
cobertura pueden no producir grandes cantidades de
biomasa en algunos lugares o climas y la biomasa de
los cultivos de cobertura puede ser un porcentaje
relativamente pequeño de la biomasa total producida
en algunos sistemas de cultivo como el maíz continuo.
Por ejemplo, Eckert (1991) en Ohio no pudo detectar
un aumento en el C del suelo con un cultivo de
cobertura de centeno en rotaciones continuas de maíz o soja sin labranza.
Duiker y Hartwig (2004) informaron niveles de SOC
similares en un tratamiento de mantillo vivo de corona
(Coronilla varia L.) y el control después de 13 años.
Llegaron a la conclusión de que la supresión severa
del mantillo vivo crownvetch para reducir la
competencia con el cultivo de maíz también había
reducido los aportes de C del suelo y los beneficios
del COS.al contenido
Del mismode aguaUtomo
modo, y la temperatura.
et al. (1990) no
observaron cambios en el C del suelo con un cultivo
de cobertura de centeno en labranza cero o
convencional, pero midieron un aumento con un
cultivo de cobertura de arveja peluda en labranza
cero, que produjo más biomasa que el centeno en un
tratamiento con 0 N. Mendes et al. (1999) encontraron
que los cultivos de cobertura de invierno de trébol rojo
o triticale (× Triticose cale Witt mack) no aumentaron
el C del suelo en un sistema de producción de
hortalizas cultivadas.

Cuadro 21|3. Los cultivos de cobertura aumentan la materia orgánica del suelo (MOS) o el carbono orgánico del suelo (COS).
Aumento en SOM o
Referencia Ubicación Cultivo de cobertura Profundidad de la muestra
SOC†

Beale et al. (1955) Carolina del Sur arveja y centeno 0,13 metros 31%

Patricio et al. (1957) Luisiana arveja peluda 0,07 metros 85%

Kuo et al. (1997) Washington Centeno 0,30m 7%†

Sainju et al. (2002) Georgia Centeno 0,20 m 12%†

Villamill et al. (2006) Illinois Centeno y arveja vellosa 0,30m 9%

† Carbono orgánico del suelo.

331
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Propiedades químicas del suelo
Aparte de los impactos de los cultivos de cobertura en el
ciclo de C y N en el suelo, se sabe poco sobre el efecto de
los cultivos de cobertura en otros nutrientes o el pH del
suelo. Nyakatawa et al. (2001) no informaron ningún efecto
de un cultivo de cobertura de centeno de invierno en un
sistema de algodón continuo sobre el pH del suelo después
de dos ciclos en comparación con un tratamiento de
barbecho de invierno. Eckert (1991) observó que un cultivo
de cobertura de invierno de centeno aumentó el pH del
suelo en una pequeña cantidad en dos de los tres sistemas
de cultivo donde el maíz siguió al centeno y concluyó que
esto se debió a la asimilación de NH4 por parte del centeno
y no a una reubicación de Ca. Eckert (1991) también informó
que el centeno aumentó las concentraciones de K
intercambiable en los 0,05 m de superficie, presumiblemente
al acumular K del suelo y depositar los residuos de brotes y
raíces que contienen K en la superficie del suelo y en los
0,05 m superiores. El cultivo de cobertura de centeno no
afectó significativamente las concentraciones de C, P, Ca o
Mg en el suelo en estos estudios.
Biología del suelo
Los cultivos de cobertura aumentan el potencial para la
actividad de la macro y microfauna en los suelos porque
aumentan los aportes totales de materia orgánica a los
suelos, aumentan la cantidad de tiempo cada año en que
las plantas crecen e ingresan C al suelo, y moderan los
cambios en la temperatura del suelo y el contenido de agua
al aumentar la cobertura de la superficie. Por ejemplo, Mele
y Carter (1999) concluyeron que los residuos de cultivos en
la superficie del suelo y la falta de perturbación del suelo
soportan densidades y pesos más altos de algunas especies
de lombrices debido al mayor contenido de agua de las
capas superficiales, las fuentes de alimento en la superficie
y la retención de madrigueras Reeleder et al. (2006)
reportaron densidades más altas de lombrices de tierra,
predominantemente Aporrectodea turgida, en 1 de 2 años
de su estudio después de 8 años de un cultivo de cobertura
de centeno. En promedio a lo largo de la labranza, el
tratamiento con centeno tuvo 33,3 lombrices m-2 en
comparación con 12,8 lombrices m-2 en el tratamiento sin
centeno. Ellos postularon que las poblaciones de lombrices
de tierra pueden haber sido mayores en el tratamiento con
centeno debido a una mayor disponibilidad de agua.
Además, en este mismo estudio, las poblaciones de
microartrópodos fueron generalmente más altas con un
cultivo de cobertura de centeno que sin él, pero la población
total de hongos del suelo no se vio afectada por los cultivos
de cobertura. Ketterings et al. (1997)
332 El uso de cultivos de cobertura para manejar el suelo | TC Kaspar y JW Singer Capítulo | Autores
alteró artificialmente las poblaciones de lombrices de tierra
y determinó que las lombrices de tierra aumentaron la
estabilidad de los agregados >1,0 mm de diámetro después
de un cultivo de cobertura de cereal de centeno y arveja peluda.
También informaron que las lombrices de tierra mostraban
una preferencia por los materiales orgánicos con alto
contenido de N, aumentaban el almacenamiento de C y N
en los agregados y facilitaban la descomposición del
material orgánico grueso depositado en la superficie del
suelo.
Los cultivos de cobertura también pueden aumentar el
potencial de actividad microfaunística. Reddy et al. (2003)
informaron que después de 3 años con cultivos de cobertura
de trébol carmesí o centeno, el suelo tenía una mayor
densidad total de propágulos bacterianos y fúngicos y
actividad hidrolítica de diacetato de fluoresceína (FDA) que
el suelo sin un cultivo de cobertura. El ensayo FDA es una
medida de la enzima esterasa del suelo y se utiliza como
indicador de actividad microbiana y biomasa.
En su estudio, el cultivo de cobertura de trébol carmesí tuvo
un mayor efecto estimulador en la biología del suelo que el
cereal de centeno. Los autores especularon que el cultivo
de cobertura de leguminosas tenía más aminoácidos y
carbohidratos fácilmente disponibles que los cultivos de
cobertura de gramíneas debido a una proporción más baja
de C a N. Lundquist et al. (1999) informaron sobre los
efectos a corto plazo (42 días) de la incorporación de
centeno en cereales en sistemas de manejo de vegetales
contrastantes. Sus resultados indicaron que después de la
incorporación de centeno, los recuentos de bacterias activas
aumentaron de 24 a 52 % en los primeros 7 días y las
poblaciones de nematodos bacterianos que se alimentan
aumentaron de 400 a 600 % entre 7 y 14 días. Las longitudes
de hifas fúngicas activas y los nematodos que se alimentan
de hongos respondieron menos a la incorporación de
centeno durante el período de 42 días.
Existe evidencia considerable con respecto al control
de malezas, patógenos de plantas y nematodos por medio
de sustancias químicas liberadas de plantas de cultivos de
cobertura o de sus residuos en el suelo (Inderjit y Keating,
1999). Los productos químicos liberados durante la
descomposición de los residuos del cultivo de cobertura
pueden liberarse en su forma inalterada o pueden ser
alterados o transformados por los microorganismos del
suelo. Al igual que con muchos de los efectos de los cultivos
de cobertura sobre las propiedades del suelo que se han
discutido, estas sustancias químicas liberadas en el suelo
son comunes a muchas especies de plantas y no solo a los
cultivos de cobertura. Estas sustancias se conocen como
aleloquímicos y pueden tener efectos positivos o negativos
sobre las plantas o los organismos del suelo (Inderjit y
Keating, 1999).
Estos compuestos son principalmente secundarios.
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Prácticas de Manejo del Suelo
metabolitos e incluyen fenoles, terpenoides, alcaloides,
esteroides, poliacetilenos y aceites esenciales (Inderjit
y Keating, 1999). Inderjit y Keating (1999), sin embargo,
también informaron que se ha demostrado que los
aminoácidos y los ácidos orgánicos poseen potencial
alelopático, aunque no siempre se han probado efectos
claros sobre la actividad biológica. En cualquier caso,
los cultivos de cobertura ofrecen oportunidades únicas
para el uso de aleloquímicos para controlar malezas,
patógenos y nematodos en sistemas de cultivo agrícola
porque pueden cultivarse durante los períodos de
barbecho en estos sistemas.
Los cultivos de cobertura que son miembros de las
familias Poa ceae y Cruciferae tienen el potencial de
usarse como biofumigantes para controlar los nematodos
parásitos de las plantas y los hongos del suelo. Las
brasicáceas contienen glucosinolatos que se hidrolizan
para producir compuestos con amplia actividad biocida
(Brown y Morra, 1997).
Kirkegaard y Sarwar (1998) cuantificaron los niveles de
glucosinolatos en 65 especies de Brassica e informaron
que los glucosinolatos totales por unidad de área
oscilaron entre 0,8 y 45,3 mmol mÿ2 cuando se tomaron
muestras en la etapa de crecimiento de la floración
media. Llegaron a la conclusión de que la variación en
la biomasa y los compuestos de olato de glucosa y sus
concentraciones en varias partes de la planta brindan
oportunidades para una selección mejorada para
aumentar su potencial de biofumigación. Sarvar et al.
(1998) demostraron que los compuestos liberados por
Brassicas suprimieron cinco patógenos de raíces de
cereales en pruebas de laboratorio. De manera similar,
Pott et al. (1998) encontraron que el tejido foliar de una
variedad de especies de Brassica incorporado al suelo
era altamente nematicida. McBride et al. (2000) también
encontraron que el centeno incorporado al cereal signi -
la actividad de los nematodos no puede suprimirse.
Habían planteado la hipótesis de que los ácidos
orgánicos de bajo peso molecular eran responsables
de las cualidades supresoras de nematodos del centeno
y detectaron ácidos orgánicos en la solución del suelo
poco después de la incorporación del follaje fresco de
centeno. Sin embargo, la rápida degradación de los
ácidos orgánicos en el suelo los llevó a concluir que
estos ácidos probablemente no eran los únicos
responsables de suprimir los nematodos.
Comprender los mecanismos químicos para la
supresión de malezas mediante cultivos de cobertura
es un desafío. Barnes y Putnam (1986) en un estudio
de invernadero informaron que los residuos de centeno
y sus extractos acuosos redujeron la emergencia y el
alargamiento de la radícula para varias especies y que
los residuos de brotes fueron más
efectivo que los residuos de raíces para inhibir la
germinación de lechuga (Lactuca sativa L.). Liebl et al.
(1992) informaron que el cereal de centeno proporcionó
un excelente control de malezas, con o sin herbicidas,
y concluyeron que la supresión de malezas del cultivo
de cobertura de centeno podría haber sido causada por
un efecto alelopático de los residuos de centeno en
descomposición o la presencia física del mantillo de
centeno. en la superficie del suelo o ambos. Similar al
rango de concentraciones aleloquímicas encontradas
entre Brassica spp., Burgos et al. (1999) encontraron
que las concentraciones de los aleloquímicos en el
centeno DIBOA [2,4-dihidroxi-1,4-(2H)-benzoxazina-3-
one] y BOA [2-(3H)-benzoxazolinona], ambos ácidos
hidroxámicos, oscilaron entre 137 y 1469 ÿg gÿ1 de
tejido seco entre ocho cultivares cultivados en el campo.
También informaron datos de un estudio de invernadero
paralelo que demostró que las concentraciones de ácido
hidroxámico alcanzaron su punto máximo 60 días
después de plantar centeno. Aunque los aleloquímicos
producidos por el centeno y otros cultivos de cobertura
pueden proporcionar una supresión beneficiosa de las
malezas, estos mismos químicos también pueden ser
responsables de la disminución del rendimiento de los
cultivos comerciales después de los cultivos de
cobertura. Por ejemplo, tanto Johnson et al. (1998) y
Raimbault et al. (1990) informaron reducciones en los
rendimientos de grano o ensilaje cuando se sembró
maíz inmediatamente después de terminar un cultivo de
cobertura de centeno con herbicida. En estudios
posteriores, Raimbault et al. (1991) mostró que el maíz
sembrado 14 días después de la terminación del cultivo
de cobertura de centeno produjo un 9% más de
rendimiento de ensilado que el maíz sembrado
inmediatamente después de la terminación del cultivo
de centeno. Ellos plantearon la hipótesis de que una de
las muchas explicaciones posibles podría ser que el
tiempo adicional permitió que cualquier aleloquímico
producido por el centeno se disipara o desnaturalizara.
Resumen
La inserción de cultivos de cobertura en los períodos y
espacios de barbecho en los sistemas de cultivo es un beneficio.
práctica de manejo social del suelo. Los cultivos de
cobertura pueden proteger el suelo de la erosión,
reducir las pérdidas de N y P, aumentar el C del suelo,
reducir la
, escorrentía,
beneficios. inhibir las plagas y apoyar los
fauna especial del suelo. Aunque los cultivos de
cobertura tienen el potencial de mantener y mejorar la
productividad del suelo y de reducir los impactos
externos de N, P, sedimentos y gases de efecto
invernadero (CO2 y N2O ), no se utilizan ampliamente
en la mayoría de los sistemas agrícolas (Singer et al.,
333
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2007). La incorporación de cultivos de cobertura en los
sistemas de cultivo requiere tiempo, dinero, insumos,
maquinaria, mano de obra y modificaciones de las prácticas
actuales sin retorno financiero inmediato para el agricultor.
Las mejoras en la productividad del suelo resultantes de los
cultivos de cobertura pueden requerir muchos años antes
de que los beneficios sean detectables. Además, es
necesario mejorar la disponibilidad de información sobre el
manejo de cultivos de cobertura, semillas de cultivos de
cobertura y servicios personalizados de plantación y
fumigación para facilitar la adopción de cultivos de cobertura
en sistemas de cultivo de granos, semillas oleaginosas y
fibras. Sin embargo, si los agricultores reciben incentivos
financieros y de productividad para cultivar cultivos de
cobertura, los agricultores, los consultores de cultivos y los
científicos deberían poder superar estos problemas de
manejo, suministro y servicio con relativa rapidez.
Por lo tanto, los científicos deben demostrar a los agricultores
con estudios integrados a largo plazo que mantener o
mejorar la productividad del suelo con cultivos de cobertura
brinda beneficios financieros a largo plazo. Además, los
científicos deben demostrar a los no agricultores que
proporcionar incentivos para la adopción generalizada de
cultivos de cobertura podría brindar valiosos servicios
ecosistémicos y mejorar la calidad del agua, al mismo
tiempo que se mantienen los niveles actuales de producción
de alimentos, biomasa y fibra.
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338 Capítulo | Autores