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PROBLEMAS DE LINGUISTICA GENERAL por EMILE BENVENISTE traduccién de JUAN ALMELA FONS J.24, VALVERDE efoto, ESPARA CEHI RSet carfruto xv LA NATURALEZA DE LOS PRONOMBRES* En el debate siempre abierto acerea de la naturaleza de los pronom: bres, es costumnbre considerar dichas formas lingiisticas como si for- maran-una misma clase formal y funcional; al ejemplo, pongamos por caso, de las formas nominales 0 de las formas verbales. Ahora, todas las lenguas poseen pronombres, y en todas se los define como si se refiieran a las mismas categorias de expresién (pronombres personales, demostritivos, elc.). La universalidad de estas formas y de estas nociones conduce a pensar que el problema de los pronom- bres es a la vez un problema de lengttaje y un problema de lenguas ‘0, mejor, que si lo es de lenguas es por serlo antes de lenguaje. Es como heclio de fenguaje.como To plantearemo’ aqul, para mostrar {que los pronombres no constituyen una clase unitara, sino especies diferentes segtin el modo de lenguaje del que sean signos. Los unos pertenecen a la sintaxis de la lengua, los otros son caracteristicos de To que Iamaremos las “‘instancias de discurso”, s, decir, los actos discietos y cada vez Unico MECEPTONGUETa lengua se actualiza cn palabra en un locutor. Debe considerarse ante todo la situacién de los pronombres perso- nales, No basta con distinguilos de los demés pronombres mediante una deneninacién que los separe. Hay que ver que la definicién ‘ordinaria de los pronombres personales como consistente en los tres tésminos yo, ti, d, precisamente suprime la necién de “persona” Tista es propia tan sélo de yo/tt, y falta en él. Esta diferencia esen cial se desprenderé del ands de yo. Entre yo y un nombre que se refiera a una nocién léxica, no hay solariente las diferencias formales, muy variables, que impone Ta cestmetura morfoldgica y sintéetiea de las lengvas particslares. Hay otras, derivadas del proceso mismo de la enunciacién lingtlistica y que son de naturaleza mas general y més profunda. El enunciado {que contiene yo pertenece a ese nivel o tipo de lenguaje que Charles 1 Extraido'de For'Roman Jakobson, Mouton & Co., La Haya, 1956. uy ‘LA NATURALEZA DE LOS PRONONBRES: 173 Morris Tlaina pragmético, que incluye, con Jos signos, a quienes lo usan, Puede imaginarse un texto lingiistico de gran extensién —un tratado cientifico, por ejemplo— en que yo-y tt no apareciesen ni tuna veo; a la inversa, seria dificil contcebir un corto texto hablado ten que no fuesen empleados. Pero los demés signos de la lengua se repartirfan indiferentemente entre estos dos.géneros de textos. Fuera de esta condicién de empleo, que es ya distintiva, extraeremos una propiedad fundamental, y por lo dems manifests de yo y # en la organizacién referencial de los signos linglisticos. Cada instancia de ‘empleo de un nombre se cefiere a una nocién constante y “objetiva”, apta para permanecer vittual o para actualizarse en un objeto singu- lar, y que se manticne siempre idéntica en.la representacién que despierta, Mas las instancias de empleo de yo no constifuyen una dlase de referencia, pussto que, no hay “objeto” definible como.yo al“ que pudieran remitir idénticamente estas instancias. Cuando’ yo tie- ne su referencia propia, y corresponde cada vez a un ser tinico, plan- teado como tal. : 2Guil es, pues, ia “realidad” a la que se refiere yo 0 t? Tan sélo” una “realidad de discurso”, que es cosa muy singular, Yo no puede ser definido mas que en términos de “locucién”, no en términos de ‘objetos, como lo ¢s un signo nominal. Yo significa “la persona que. crac I penis inca desacniaghecnbee 7 tic nica por definicién, y valida nada’ mds en su unicidad. ‘Si percibo dos instancias sucesivas de discurso que contengan yo, proferidas por Ja misma voz, nada me garantiza aun que una de ellas no sea un discurso narado, una cita en la que yo seria imputable a otro. Ast que debe subrayarse este punto: yo no puede ser identificado sino por-la-instancia de discurso que io contenga, y sélo por ella. Sélo vale en la instancia en que es producido. Pero, paralelamente, s también en tanto que instancia de forma yo como debe ser tomado; la forma yo no tiene existencia lingifstica més que en el acto de palabra que la profiere. Hay pues, en este proceso, una doble ins- fancia conjugada: instancia de yo como referente, ¢ instancia de discurso que contiene yo, como referido, La definicién puede entonces ser precisada asi: yo esc) “indivdiua que-cauncia a present instan ia de discurso que contiene la instancia linglistica yo". Por consi gut etibenm tr oenor ae “aoessa oe obtene una definicién. sim¢ \dividua.al_que.sedirige la ie contiene I ‘de discurso a la cual se 174 ‘EL HOMBRE EN ‘LA LENCUA ctegoria det lenguaje y se refieren a su-posicién en. el lenguaje- No se consideran las formas especificas de esta categoria en las lenguas dadas, y poco importa que estas formas deban figurar explicitamente en al discurso 0 puedan permanecerle implicitas. Esta referencia constante y ‘ala de. discurso constitays Jodi Saved an pst cipmtay fOr eons y sus aptitudes combinatoris, de clases dife rentes, pronombres los unos, adverbios otros, otros més. locuciones adyerbides, ‘Tales son ptimeramente los demostrativos: este, ete., en la medida en que estén organizados correlativamente a los indicadores de perso-_ na, como en lat, hie/iste, Hay aqui un rasgo nuevo y distintivo de esta serie: €s la identificacién del objeto por un indicador de osten- sién concomitante a la instancia de discurso que contiene el indi- cador de persona: el objeto designado por ostensién simul- ‘tinea a la presente Tistancia de discurso, la referencia implicita en la forma (por ejemplo, hic opuesto a iste) asocidndolo a yo, ti. Fue- ra de esta clase, pero en el mismo plano y asociados 4 la misma refe- rencia,hallamos los adverios aquf wagon Sal a relucit ou télacién con yedefini¢ndoles: aqut y ahora delimitan la instancia Gpacial y temporal coextensiva y contemporinea de la presente i tancia de discurso que contiene yo, Esta serie no se limita a agui y hora, sin embargo; crece merced gran mtimero de términos simples ‘0 complejos: procedentes de la misma relacién: hoy, ayer, mafiana, dentro de tres dias, etc, De nada sirve definir estos términos y los demostrativos en general por la deixis, como se hace, de no agregarse ‘que la deixis ¢s contempordnea de la instancia de discurso que porta el indicador de persona; de esta referencia extrae el demostrativo. su ccardcter cada vez tinico y particular, que es la unidad de-la.instancia ere. Dg-mada-quelo.csencial es la relacién entre el indicador (de persona, de tiempo, de. lugar, de-objeto-mostrado; etc.)-y'la prevente ‘instancia del discurso. Pues en cuanto no se apunta ya, por la expre- Stommismea-esta relacién del indicador a la instancia nica que lo tmanifiesta, la lengua recure a una serie de téminos distintos que ‘corresponden uno @ uno a los primeros y que se sefieren no ya a la instaneia de discurso, sino a: los objetos “reales”, a los tiempos y lgares “histéricos”. De donde correlaciones como yo:él — aguf:allé —ahora:entonces — hoy:aquel dia — ayer:la vispera — matiana ia siguiente — la semana préxima:la semana siguiente — hace tres“ 175. dias:tres dias antes, etc. La lengua misma descubre la diferencia pro- funda entre estos dos’ planos.. Se ha tratado demasiado a Ia ligera y como cosa obvia la referen- cia al “sujeto parlante” implicito en todo este grupo, de expresiones, Se despoja de sa significacién propia esta referencia si no se discieme , 4] rasgo por el que sg distingue de los demds signos lingiiisticos. Es, con todo, un hecho ala vez original y fundamental el que estas: for- “pronominales”-no remitan a la “realidid” ni a.posiciones “ob- jetivas” en el espacio 0 en el tiempo, sino a la enunciacién, cada vez ‘inica, que las contiene y-hagan reflexivo asi su propio empléo. La importancia de su funcién se mediré por la naturaleza del problema que sirvan para resolver y que no es otro que el de la comunicacién intersubjetiva. El lenguaje ha resuelto este problema creando un con- junto de signos “vacios”, no referenciales por relacién a la “reali- dad”, siempre disponibles, y que se vuelven “Ilenos” no bien tn. locutor los asume en cada iistancia de su discurso. Desprovistos de referencia material, no pueden usarse mal; por no afirmar nada, no ‘estén sometidos a la condicién de verdad y. escapan. a_tada.dlenega- cién, Su papel es ofrecer el instrumento de una conversion, que puede denominarse la conversién del lenguaje en discurso. Es ides tificindose como persona tinica que pronuncia yo como cada uno de los locutores se pone sucesivamente como “sujeto”, El empleo tiene, ies, por condicién la situacién de discurso, y ninguna otra. Si cada locutor, para expresar el sentimiento que tiene de su subjetividad imeductible, dispusieva de un “indicativo” distinto (en el sentido en que cada estacién radioemisora posee su “indicative” propio), habria pricticamente tantas lenguas como individaos y la comunicaci6n se fomaria estrctamente impostble. El lengusje atja semejante riesgo } instituyendo un signo dnico, pero mévil, yo, que puede ser asumido [por tada Jocutor, a condicién de que no’ remita cada vez sino a la instancia de su propio discurso. De suerte que este signo esté ligado | al ejercicio del lenguaje y declara al locutor como tal. Es esta propie- dad la que funda el discurso individual, en el que cada locutor asume | por su cuenta el lenguaje entero. El hibito nos hace fécilmente in- | sensibles a esta diferencia profunda entre el lenguaje como sistema | de signos y el lenguaje asumido como ejercicio por’ el individuo. Cuando el individuo se lo apropia, el lenguaje se convierte en instan- cias de discurso, caracterizadas por ese sistema de referencias iiternas cuya clave es y0, y que define el individuo pot la construccién lin- gilstica particular de que se sirve cuando se enuncia como locutor. LA NATURALEZA DE‘ LOS PRONOMBRES 176 EL HOMBRE EN LA LENGUA Ast los indicadores yo y ti no pueden existir como signos virtuales, no ‘existen sino en tanto que son actualizados en la instancia de discur- so, donde marcan mediante cada'una.de sus propias instancias el proceso de apropiacién, por. locutor, El cardcter sistemstico del lenguaje hace que la apropiacién lada por estos indicadores se propague en la instancia de discuis6’ a todos los elementos susceptibes de “acordarse” formalmente ‘on ellos; ante todo, por procedimientos variables segiin el tipo de idio- ma, al verbo. Debe insistrse en este punto: la “forma verbal” es solidaria de la instancia individual de discurso por ser siempre y necesariamente actualizada por el acto del discurso y estar en depen dencia de este acto. No puede comprender ninguna forma virtual y “objetiva”. Si el verbo es de ordinatio representado por su infini- tivo como encabezado de léxico en numerosas lenguas, es convencién pura; el infinitivo en lengua es muy otra cos que el infinitive de la ‘metalengua lexicogrifica. Todas las variaciones del paradigma verbal, aspect, empo, génre, perons, et, rnultan de eta actualzacion y de esta dependencia r 4 la instancia de discurso, notable- mente el “tiempo” del verbo, que es siempre relativo a la instancia en que figura la forma verbal. Un enunciado personal finito se cons- tituye pues sobre un plano doble: pone en accién la funcién deno- minativa del lenguaje para las referencias de objeto que ésta establece como signos léxicos distintivos, y dispone tales referencias de objeto con ayuda de indicadores autorreferenciales comespondientes a cada una de las clases formales que el idioma reconoce. Pero jsieimpre es asi? Si el lenguaje en ejercicio se produce por necesidad en instancias discretas, ztal necesidad lo condena también a no consistir més que cn instancias “personales”? Sabemos empiri- camente que no, Hay enunciads de discurso que, a despecho de su naturaleza individual, escapan a la condicién de persona, 0 sea que remiten no a ellos mismos, sino a una situacién “objetiva”. Es el dominio de lo que se denomina la “tercera persona”. de lecguelee fe ll mo roles un fe le relacion: 1901 t ello por Jo que no es una grullada afitmar que ho-pesona es el Solo modo de enuniacion posible para lis instancias de discurso que no deben remitir a ellas mismas, sino que predican €\ proceso de no importa quién 0 no im- porta qué, aparte de la instancia misma, pudiendo siempre este no importa quién 0 no importa qué estar’ provisto de una referencia objetiva. LA NATURALEZA DE LOS PRONOMBRES im As{,,cilachise-forifial de Tos pronombres, los Hamadés de “ter- cera peisopa”. son.enteramente-diferentes de yo y td, por su funcién y por su naturaleza. Como se ha visto desde hice mucho, las formas ‘comodt; 16; éto, no sirven sino en calidad .de-sustitutos abreviativos (“Pedro ests enfermé; él tiene fiebre”); remplazan, 0 relevan uno otro de las elementos materiales del enunciado. Péro esta funcién Ro se anexa tan s6lo a los pronombres; puede ser cumplida por ele: ‘mentos de otras clases; Megado el caso, en francés 0 espaficl, por ciertos verbos (cet enfant écrit maintenant mieux qu'il ne faisait Pannée demnidre —"este aifio escribe ahora mejor que lo hacia el afio pasado”). Es una funcién de “representaci6n” sintictica que se ex- tiende asf a términos tomados a las diferentes “partes del discurso” y que responde a una necesidad de economia, remplazando un seg- mento del enunciado, y hasta un enunciado entero, por un sustituto ms manejable. No hay as{ nada cn comin entre la funcidn de estos sustitutos y la de los indicadores de persona, Que la “tercera persona” es de veras una -no-persona,.cs_.£9sa (que ciestos idiomas muestran literalmente* Por no tomar sino un ejemplo entre muchos, he aqui como se presentan los prefijos pro- nominales posesivos en las dos series (aproximadamente: inalienable J alienable) del yume (California): pers. Panny 2 pet m, ‘mat; 38 pers. cero, 7-* La referencia de persona es una referencia cero fuera de la relacién yo/tii. En otros idiomas (indocuropeos en particular), la regularidad de la estructura formal y una simetria de origen secundario producen la impresién de tres personas coordina- das. Tal es especialmente el caso de las lenguas modernas de pro- nombre obligatorio donde él parcce, lo mismo que yo y ti, miembro de un paradigma de tres términos; 0 de la flexién de presente indo- europeo con -ini, i, ti, De hecho la simetria no pasa de set formal. Lo que hay que considerar como distintivo de la "3# persona” es la propiedad 1) de combinarse con no importa qué referencia de obje- to; 2) de no ser jamés reflexiva de la instancia de discurso; 3) de disponer de un nimero a veces bastante grande de variantes prono- minales 0 demostrativas; 4) de.na.ser-eompatiblécon el paradigma de los términos referenciales tales como aqu,.ahoray ete. see, Ve Be te sentido B.S. Le, xtam (1946), pp. 11. (0, 161 de ete ro. 3 De acuerdb con A.M, Halpem, en su artioulo “Yuma”, Linguitio Stuetures of Native vec, Hany Bojer y ots res. (= Viking Fund Publotions in Anthropology, 6), 1964, p. 264. 8 EL HOMBRE EN LA LENGUA . Un anilisis, incluso sumario, de las formas clasificadas indistinta- mente como pronominales, conduce, pues, a reconocer en ellas clases de naturaleza harto diferente, y, en consecuencia, a distinguir entre Ja Tengua como repertorio de signos y sistema de sus combinaciones, ‘una parte, y, por otra, la lengua como actividad manifestada en instancias de discurso que son caracterizadas como tales por indices propios.

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