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El Clero Contra La Masonería
El Clero Contra La Masonería
Una de las muchas publicaciones que el clero acredita en Buenos Aires, y que solo leen aquellos que
crean aún en la austera conducta de los frailes, que nos importan de otras regiones, hablando de la
Masonería, dicen que “los ataques que le ha dirigido estos días a esta secta infame le han valido
muchas felicitaciones que los lectores”.
Y modestamente declara, quien no ha hecho otra cosa que “ir descubriendo a ignorante y los planes
inicuos que fraguan y los hermanitoscontra las buenas costumbres de los pueblos a quienes invita a
sacudir el suave yugo de la religión católica, para atarlos más tarde a la cruel cadena de la tiranía yo
esclavitud masónica”.
En cuanto a los planes inicuos que fraguan los hermanitos (¿de los ignorantes?) contra las buenas
costumbres, es otra cosa, puesto que quienes pretenden sacudir el suave yugo católico no deben ser
tales, porque es sólo a estos es que admiten ese bonito dogal, como dijo el político uruguayo en época
de literaturas y cinco billetes convincentes por demás.
Pero volviendo a nuestros caminos, sigamos al autor que tantas felicitaciones recibió escribiendo
contra la masonería.
“El hombre afiliado a la secta masónica -dice el escritor clerical- se hace cruel (¡sopla!), sanguinario
(arre diablo) y siempre dispuesto a atentar contra la muralla y bienestar de sus semejantes”.
¿De cuáles? ¿De los frailes que recibieron felicitaciones o de aquellos que hacen uso del suave yugo
católico para evitar que “sean atados a la cruel cadena de la tiranía y esclavitud masónica?”
“Bajo el falso en nombre de la libertad e igualdad, la masonería ha solido (entiéndase bien) ha solido,
dice, apagar el sentimientos religiosos en el corazón humano (como los dominicos y jesuitas apagaban
la vida de los seres inocentes e indefensos que caían en sus manos) ha sembrado el odio entre súbditos
y gobernantes (lo mismo que los discípulos de Loyola en los pueblos que dominan) y alimentado la
división en las familias más únicas”.
Si no lo leyéramos en la católica “Hojita del Hogar” creeríamos que se trata de una broma clerical, son
como de molde, si se aplicaran a los inocentes pastores del Señor.
Pero ¿en qué quedamos, son fanáticos o son herejes los masones?
Pero prosigamos.
Ella quiere y pretende admitir que en su seno todas las sectas; luego, la de principios moderados ha
de encontrarse al lado de los que son feroces (Ave María Purísima) y extremados en los suyos. Luego,
por confesión propia, (de quién, de los católicos o de las sectas) se encontrarán formadas dos sectas
contradictorias, cuyos principios masónicos tienden formar un todo monstruoso, capaz de todos los
excesos en que el error y el fanatismo pueden hacer caer al hombre débil y cegador por las
preocupaciones de las falsas opiniones”.
“¡Qué ceguedad! ¡Qué crimen!”, son las palabras finales del artículo que contra la masonería ha escrito
el celebrado autor de otras producciones por el estilo, escritas “para ignorantes a quienes hay que
descubrir los planes inicuos de los hermanitos contra las buenas costumbres de los pueblos”.
Escribiendo con tal elocuencia y con argumentos de consonancia […] no hemos de extrañar que sea
grandemente felicitado por sus lectores quien escribe contra la masonería en condiciones tales.
Reciba también la nuestra, porque es cosa segura que una vez leídos el artículo que comentamos, la
institución masónica se verá en serios apuros para hacer frente a tan formidable impugnador.
J. DEYOU
Caricatura de 1891. El Papa León XIII batallando contra la masonería.