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DEL DIRECTORIO AL IMPERIO NAPOLEÓNICO 1798-1815

1. El Directorio (1795-1799)

Concluido el periodo del terror, luego de la muerte de sus principales dirigentes, se


inicia una etapa moderada en Francia, de esta forma se instala el Directorio, llamado así
al gobierno que abarca desde la Convención Termidoriana de 1795 hasta el golpe de
estado de 1799. En este periodo en el que se elabora una nueva Constitución, mediante
la que se afianza el poder de la alta burguesía. La Constitución de 1795 estableció la
separación de poderes: Legislativo con dos consejos, Ejecutivo con un directorio y
Judicial (Flores García, 1985).

El Directorio fue una etapa de transición, los termidorianos por el miedo al retorno del
terror no lograron consolidar el gobierno en medio de una sociedad políticamente divida
y afectada por una economía destrozada en años anteriores: se devalúo la moneda, la
inflación aumentó y disminuyó la recaudación fiscal. En este contexto, los factores
políticos jugaron un papel reducido a diferencia de los factores económicos, que fueron
nefastos para el Directorio. Fue a través del procedimiento regular y de forma pacífica
que los monárquicos vuelven a tener mayor poder al ganar las elecciones legislativas de
1797 (Prieto, 1989).

Es en el contexto de esta crisis que aparece un personaje militar que marcará la historia
de Francia. Para ello, debemos retroceder al año de la ejecución de Luis XVI en 1793,
cuando Francia se enfrentaba a la Primera Coalición formada por Gran Bretaña,
Holanda, España y el reino de Cerdeña, sumado a Austria y Prusia, quienes se unieron
para frenar el peligro revolucionario y el republicanismo. Esta colación es derrotada por
los franceses gracias a las levas en masa y las reformas del ejército, siendo desarmada y
quedando sola Gran Bretaña. Fue en el marco de estas guerras cuando en 1795 aparece
en la historia el comandante Napoleón Bonaparte, cuando tenía solo 24 años.

Napoleón Bonaparte nació el 15 de agosto de 1769 en Córcega, hablaba italiano, lengua


de su isla natal. A la edad 9 años recién aprende a hablar francés, pero no logra
desprenderse de su dejo italiano, y en 1788 es enviado al Colegio Militar en Francia,
para luego ingresar a la Real Academia Militar de París, uniéndose al ejército. A los 23
años abandona el ejército y vuelve a Córcega, esperando ingresar a la política. Al
apoyar el mantenimiento de Córcega como parte Francia es considerado traidor. Al
volver a Francia, encuentra una nación en guerra y se reintegra al ejército. Fue en el año
1795 cuando cobra notoriedad y asciende rápidamente en su carrera militar y es
nombrado general.

Posteriormente, Napoleón como comandante del Ejército se hace cargo de las campañas
en Italia en 1796 y 1797, y sale victorioso en el norte, logrando forzar a Austria a firmar
un tratado en 1797. En 1798, Napoleón es autorizado para iniciar su expedición a
Egipto. En ese mismo año se forma la Segunda Coalición entre Gran Bretaña, Rusia,
Austria, Turquía, Portugal, Nápoles y los Estados Papales, contra Francia. La
inestabilidad era cada vez mayor en el Directorio a causa de monárquicos y los
jacobinos, soportando tres golpes de Estado, uno de ello con la intervención del
Ejército.

En 1799, Napoleón abandona la campaña en Egipto y vuelve a Francia en medio de una


crisis política y económica. Los sectores monárquicos exigían la reforma de la
Constitución para crear un gobierno estable y reforzar el Poder Ejecutivo. En este
ambiente, los directores consideraron que la salida a la crisis era a través de un nuevo
golpe de Estado, contando con el apoyo del Ejército, así lograron persuadir a los
parlamentarios de ambas Cámaras, acordaron su disolución, y con ello el fin del
Directorio. El golpe de Estado del 18 de Brumario (9 de noviembre de 1799), tuvo
como resultado el nombramiento de Sieyes, Ducos y Bonaparte como “cónsules de la
República francesa” con plenos poderes (Zurita Aldeguer, 2019).

2. El Consulado (1799-1804)

El 15 de diciembre de 1799 se promulgó la nueva Constitución del año VIII, que


reconoció al consulado formalmente, legitimando el golpe. Se concedía al primer
cónsul, como Jefe de Estado, los principales poderes: ejecutivo y legislativo, los otros
dos cónsules solo tenían voz consultiva. Esta Constitución no estableció derechos,
manteniendo el sistema electoral indirecto, que se sustituyó luego por el sistema de
colegios electorales, y además estableció tres asambleas: el Senado Conservador, el
Tribunado y el Cuerpo Legislativo.
El poder estaba concentrado en Napoleón y el régimen era cada vez era más autoritario.
Un reflejo de ello fue el sometimiento de la Constitución a un plebiscito en febrero de
1800, siendo aprobada por la mayoría, esto reflejaba la opinión general, como señala
Godechot “muchos ciudadanos creían que Bonaparte finalizaría la Revolución y
devolvería la paz en Francia” (citado en Zurita Aldeguer, 2019, pág. 44).

En búsqueda de la paz y el orden social, Napoleón en 1801 firma con el papa Pío VII el
Concordato con la Santa Sede, mediante el cual se reconocía la expropiación de los
bienes de la Iglesia y a Napoleón como gobernante, a cambio de ello se reconoció a la
religión católica como la religión oficial. Ese mismo año, firma la paz con Austria
mediante el Tratado de Luneville, y logra que sus conquistas en Austria e Italia sean
reconocidas. Este periodo de guerras finaliza con el Tratado de Amiens firmado con
Gran Bretaña en 1802.

En esta etapa se destaca el Código Civil de 1804 elaborado por el Consejo de Estado
con la intervención directa de Napoleón. Esta norma termina por unificar la diversa
legislación que existía en toda Francia, reflejada en centenares de códigos locales, una
parte basada en el derecho romano y otra el derecho consuetudinario. También
consolido el equilibrio entre las diferentes fuentes del derecho, mantuvo la igualdad ante
la ley, reconoció el laicismo del Estado, la libertad de conciencia, personal y económica
y el derecho de propiedad. A su vez, prohibió la sindicalización de los obreros y hubo
un retroceso respecto a la mujer, así el divorcio fue más restringido, los hijos ilegítimos
solo eran reconocidos excepcionalmente y se restableció la autoridad del hombre sobre
la esposa o la hermana (Zurita Aldeguer, 2019).

La figura de Napoleón fue creciendo poco a poco a través de la propaganda estatal,


catalogándolo como un héroe, que fue impulsada por una corriente neomonárquica. El 2
de agosto de 1802 se dispuso la consulta a través de un plebiscito sobre la atribución a
Napoleón Bonaparte como Cónsul Vitalicio. El resultado fue abrumador y el sí ganó, y
se le designó como Primer Cónsul Vitalicio.
Bibliografía

Flores García, J. (1985). Paronarma histórico contemporáneo. 1a parte. Siglos XVIII y


XIX. México: Editorial Progreso. Obtenido de
https://books.google.com.pe/books?
id=0gtb2Tig9AUC&lpg=PA42&dq=directorio
%20francia&hl=es&pg=PA3#v=onepage&q=directorio%20francia&f=false
Prieto, F. (1989). La Revolución Francesa. Madrid: Ediciones Istmo. Obtenido de
https://books.google.com.pe/books?id=q_P6K_w8K5UC&lpg=PA54&dq=el
%20directorio%20francia&hl=es&pg=PP1#v=onepage&q=el%20directorio
%20francia&f=false
Zurita Aldeguer, R. (2019). Europa en la época de Napoleón. Madrid: Editorial
Síntesis. Obtenido de https://www.sintesis.com/data/indices/9788491714231.pdf

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