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El Derecho de Contradicción

EL DERECHO DE CONTRADICCIÓN.

Como dijimos al tratar de la acción, la relación de jurisdicción contenciosa es


doble: relación de acción (entre demandante, denunciante o querellante y parte
civil, y Estado) y relación de contradicción (entre demandante e imputado o
procesado y Estado). No existe ninguna diferencia procesal entre ellas, puesto que
se trata, como observa Rocco de "un diverso aspecto del derecho de acción" (1).

El derecho de contradicción, lo mismo que el de acción, pertenece a toda persona


natural o jurídica por el solo hecho ser demandada, o de resultar imputada o
sindicada en un proceso penal, y se identifica con el derecho de defensa frente a
las pretensiones del demandante o a la imputación que se le hace en el proceso
penal. Pero se fundamenta en un interés general, como el que justifica la acción,
porque no sólo mira a la defensa del demandado o imputado y a la protección de
sus derechos sometidos al proceso o de su libertad, sino que principalmente
contempla el interés público en el respeto de dos principios fundamentales para la
organización social: el que prohíbe juzgar a nadie sin oírlo y sin darle los medios
adecuados para su defensa, en un plano de igualdad de oportunidades y
derechos, y el que niega el derecho a hacerse justicia por sí mismo.

En los sistemas penales que separan la etapa previa de la investigación o del


sumario (como prefiera llamársela, pero cuyo concepto es el mismo), de la etapa
del verdadero proceso o juicio (que también indican lo mismo, en sana doctrina), el
derecho de contradicción nace desde el momento en que en aquella primera etapa
surge, en razón de algunas pruebas allegadas al sumario o a la investigación,
imputaciones o sindicaciones contra alguna persona.

Puede definirse así: el derecho a obtener la decisión justa del litigio que se le
plantea al demandado o acerca de la imputación que se le formula al imputado o
procesado, mediante la sentencia que debe dictarse en ese proceso, luego de
tener oportunidad de ser oído en igualdad de circunstancias, para defenderse,
alegar, probar e interponer los recursos que la ley procesal consagre. Ni siquiera
la ley puede desconocer este derecho, pues sería inconstitucional. (2).

OBJETO Y FIN DEL DERECHO DE CONTRADICCIÓN.

NATURALEZA DEL DERECHO DE CONTRADICCIÓN.

El derecho de contradicción existe desde el momento en que es admitida por el


juez la demanda contenciosa, independientemente no sólo de la razón o sinrazón
que acompañe la pretensión del demandante, sino de que el demandado se
oponga o no a aquélla y proponga o no excepciones y de la seriedad de éstas, o
desde el momento en que contra una persona surge en la investigación penal
sumaria o previa una imputación, fundada o infundada.

El derecho de contradicción no se modifica por la circunstancia de que el


demandado carezca de razón para oponerse a la pretensión del demandante o el
imputado para negar la imputación penal que se le hace, ni se dirige contra ellas
(como sí lo hace la excepción, con la cual no se debe confundir), precisamente
porque es el derecho abstracto a obtener la sentencia justa que resuelva el litigio
planteado, luego de disponer de la oportunidad de ser oído. El demandado puede
hacerse oír y disfrutar de la oportunidad para su defensa, aun cuando no disponga
de ninguna excepción concreta (siempre tendrá la defensa de negar el derecho del
demandante y los hechos en que se fundamenta); e igualmente el sindicado o
impugnado tiene el derecho a hacerse oír y a defenderse, aunque no disponga de
ninguna defensa concreta que presentar, y siempre podrá negar los hechos que
se le imputan. De lo contrario no se explicaría la existencia del derecho de
contradicción cuando la sentencia resulta adversa al demandado o sindicado, o
habría que admitir que en tal caso resultaría lesionado por ésta, a pesar de su
justicia y su legalidad, y de haber dispuesto de oportunidad para su defensa, lo
cual sería absurdo.

El derecho de contradicción surge, en lo penal, desde cuando aparece la


imputación o sindicación, aun cuando el imputado o sindicado no haya sido
llamado a indagatoria y contiene el derecho a ser oído en ésta. Es lo que suele
denominarse derecho a solicitar la propia indagatoria por quien tenga noticia de la
existencia de un sumario en el cual obren imputaciones penales contra él, que se
complementa con el cuyo título era "derecho de defensa desde la captura", que
consiste en la designación de un apoderado para que asista al sindicado o
imputado en todas las diligencias, desde la indagatoria, inclusive, bien sea por
éste o por el juez oficiosamente en subsidio; ese apoderado "a partir de la
diligencia de indagatoria podrá intervenir en el sumario y el proceso".

El derecho de contradicción tiene, pues, un origen claramente constitucional y se


basa en varios de los principios fundamentales del derecho procesal: el de la
igualdad de las partes en el proceso; el de la necesidad de oír a la persona contra
la cual se va a surtir la decisión; el de la imparcialidad de los funcionarios
judiciales; el de la contradicción o audiencia bilateral; el de la impugnación y el del
respeto a la libertad individual.

Ni siquiera la ley puede desconocer este derecho, sin incurrir en


inconstitucionalidad (5).

Pero tener el derecho de contradicción no significa que necesariamente el


demandado o imputado intervenga efectivamente en el proceso para controvertir
las pretensiones del demandante o las imputaciones penales, o sea para oponerse
a ellas, y menos aun que necesariamente formule excepciones o alegue hechos
contra ellas, para paralizarlas o desvirtuarlas. Basta tener la oportunidad de ser
oído en el proceso, si se tiene la voluntad de hacerse oír, para poder defenderse,
alegar, pedir y hacer practicar pruebas, interponer los recursos que la ley procesal
consagre y obtener mediante el proceso la sentencia que resuelva favorable o
desfavorablemente su situación, pero justa y legalmente.

SUJETOS DEL DERECHO DE CONTRADICCIÓN.

El demandado y el imputado o procesado son sujetos pasivos de la pretensión,


pero también son sujetos activos de su derecho de contradicción (cuyo sujeto
pasivo es el Estado, representado por el juez, como sucede en el derecho de
acción) y son sujetos de la relación jurídica procesal al lado del demandante en lo
civil, laboral y contencioso-administrativo y en materia penal, del ministerio público
o fiscal que según disponga la respectiva ley procesal penal deban ser partes
tanto en el sumario y la investigación previa, como en el verdadero proceso o
juicio, y también de la llamada "parte civil" cuando se la permita concurrir en
ambas etapas para colaborar en la acusación y obtener la indemnización de los
perjuicios sufridos con el delito si se pronuncia sentencia condenatoria, por el
Código de 1981 (*); relación jurídica procesal de la cual también es sujeto el
Estado, representado por el funcionario judicial instructor y por el juez de la causa.

La oposición e incompatibilidad que algunos autores creen ver entre acción y


contradicción, existe únicamente entre la pretensión del demandante y la
excepción del demandado, e igualmente entre las imputaciones penales y las
pretensiones de la parte civil por un lado, y la oposición del sindicado o imputado,
sea que ésta consista en la simple resistencia negativa a aquélla o en una
conducta activa por la formulación de alegaciones y hechos que traten de
desvirtuarla y la petición de pruebas favorables. El derecho de contradicción
existirá, aunque el demandado o imputado acepte la pretensión o imputación.

DIFERENCIAS ENTRE DERECHO DE CONTRADICCIÓN, OPOSICIÓN Y


EXCEPCIÓN.

La defensa y excepciones que puede formular el demandado son manifestaciones


de su petición de una sentencia favorable, y puede formular ambas gracias a su
derecho de contradicción, sin que ello signifique que se identifiquen con éste. Lo
mismo ocurre en el proceso penal con las defensas del imputado y del procesado.

No hay que confundir el derecho de contradicción (la causa) con la oposición y las
excepciones (el efecto). Aquél existe siempre, aunque no se formulen éstas (6).

La oposición a la demanda o la imputación penal es concreta y persigue que ésta


sea desestimada, como es obvio y busca, por lo tanto, una sentencia favorable. El
derecho de contradicción persigue el ser oído y gozar de oportunidades de
defensa, para obtener la sentencia que resuelva en el sentido legal lo que
corresponda a ese litigio. La oposición es una de las maneras como puede el
demandado ejercitar su derecho de contradicción, porque bien puede abstenerse
de toda oposición, sea guardando silencio o aceptando la demanda. Y la
excepción es a su vez una de las maneras como puede ser formulada la
oposición.

DIVERSAS MANERAS DE EJERCITAR EL DERECHO DE CONTRADICCIÓN.

De lo expuesto hasta aquí se deduce que el derecho de contradicción se satisface


plenamente desde el momento en que al demandado o imputado se le cita al
proceso o al sumario y aún antes, desde que surja la imputación penal, y se le da
oportunidad de defenderse, aunque para ello no es necesario que asuma una
actitud de resistencia u oposición a la demanda o imputación, ni que concurra a
hacer valer sus defensas y excepciones, porque esto mira ya a las diversas
maneras como ese derecho puede ser ejercitado.

En efecto, el demandado y el imputado pueden asumir diversas actitudes en el


ejercicio de su derecho de contradicción, a saber (7)

a) Una meramente negativa, de espectador del proceso, sin comparecer ni


contestar la demanda o sin rendir indagatoria ni designar apoderado que lo
defienda, no obstante habérsele citado o emplazado en debida forma (en lo penal
es el caso del imputado que huye sin dejar apoderado);

b) Otra pasiva, cuando el demandado interviene en el proceso y contesta la


demanda pero sin asumir una actitud en favor ni en contra de las pretensiones del
demandante (como cuando manifiesta que se atiende a lo que en el proceso se
pruebe y la ley determine, sin plantear defensas ni alegar pruebas) y cuando el
imputado rinde indagatoria, no niega los hechos, pero nada alega en su favor y
tampoco confiesa, y se abstiene de toda actividad probatoria (pero el defensor de
oficio debe ejercitar su defensa);

c) Una de expresa aceptación de las pretensiones del actor, o sea de allanamiento


a la demanda al contestarla, lo que puede ocurrir cuando el efecto jurídico-material
perseguido por el demandante no se puede conseguir por un acto de voluntad del
demandado, razón por la cual el proceso es necesario, no obstante la ausencia de
oposición, como en los casos de estado civil de las personas, y cuando opuso
resistencia al derecho de aquél haciendo necesaria la demanda, pero en vista de
ésta resuelve aceptarlo para evitar una condena en perjuicio; en lo penal es el
caso del imputado que confiesa ser el autor del delito y no alega hecho exculpativo
ni atenuante alguno;

d) Una de oposición y defensa relativa, como cuando el demandado interviene y


contesta la demanda para negar el derecho material del actor y los hechos en
donde pretende deducirlo o exigirle su prueba, o para negarle su legitimación en
causa o su interés sustancial o cuando posteriormente asume esta conducta si se
abstuvo de contestarla, y solicita pruebas con ese fin, pero sin oponerle otros
hechos que conduzcan a paralizar o destruir la pretensión, en cuyo caso hay
defensa y oposición, pero no propone excepciones; en lo penal es el caso del
imputado que niega ser el autor del delito;
e) Una más activa de oposición positiva, que se presenta cuando el demandado
no se limita a esas negociaciones, sino que lleva el debate a un terreno distinto
mediante la alegación y prueba de otros hechos que conducen a desvirtuar la
pretensión del demandante, sea temporalmente o para ese proceso (sin que
impidan plantearla en otro posteriormente, por no conducir a sentencia con valor
de cosa juzgada) o bien de manera definitiva, total o parcialmente, en forma que la
sentencia produzca efectos de cosa juzgada (excepciones definitivas de fondo y
propiamente perentorias); en lo penal existe una situación análoga, pero no igual
porque no se trata de verdaderas excepciones, cuando el imputado o sindicado
alega hechos exculpativos como la defensa propia o de un tercero;

f) Una similar a la anterior, de positiva defensa pero enderezada a atacar el


procedimiento por vicios de forma para suspenderlo o mejorarlo, como cuando
alega la falta de algún presupuesto procesal (competencia, capacidad, etc.), sea
proponiendo excepciones previas en el proceso civil, o reclamando la nulidad de lo
actuado (en el proceso penal no existen excepciones de mérito o fondo
propiamente dichas, pero pueden autorizarse por la ley procesal algunas
procesales de previa sustanciación, como las de cosa juzgada y extinción de la
acción penal).

g) Contrademandado mediante reconvención, para formular pretensiones propias


contra el demandante, relacionadas con las de éste o con las excepciones que le
opone (en los procesos civiles y laborales).

Como puede verse, es posible disponer del derecho de contradicción y no


comparecer al proceso o hacerlo sin formular oposición ni excepciones como
ocurre en los tres primeros casos, o por el contrario, ejercitarlo activamente.

Téngase en cuenta que cada demandado o imputado tiene su propio derecho de


contradicción y puede ejercerlo por separado.

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