Aterriza el mes de diciembre con cascabeles, lucecitas y trineos. La Navidad es
una fiesta cristiana que tiene como motivo principal la unidad del núcleo familiar, el nacimiento de Jesús es la buena noticia que inunda al mundo y nos llama a renovar nuestro compromiso con los valores de amor, solidaridad, paz, reconciliación y esperanza. En el ámbito nacional y político, la Navidad se presenta como la oportunidad para reflexionar sobre esos problemas que aquejan a nuestro país y a la población, este mes nos sirve para preguntarnos qué estamos haciendo mal, qué hacer para remediar tanto caos social. La Navidad nos hace una invitación abierta a entender y amar al prójimo, a cerrar esas heridas purulentas del alma y que no desperdiciemos la oportunidad de cambiar esas conductas dañinas que no permiten avanzar al desarrollo personal e inclusivo de manera dinámica y sostenible. Es el tiempo de desprendernos de todo prejuicio y cosmovisiones ideológicas que solo generan atraso, para abrazar el diálogo y arroparnos de solidaridad. Ya debemos pensar como ciudadanos del mundo para coexistir en paz y solidariamente en nuestro país.