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Dios

Misterio y
Problema
El Problema del Misterio
Misterio, un término
problemático.
 La palabra «misterio» suscita en nosotros recelo y
desconfianza. Misterio es lo que no se conoce. Hay que
escudriñarlo, hay que desenmascararlo, hay que
destaparlo.
 En sentido estricto, la Ilustración no tolera ningún misterio.
Hay que llevarlo todo ante el juez, ante la razón
investigadora. Todo debe manifestar, hasta sus últimos
cimientos, lo que es. De ahí que la palabra misterio, se
haya hecho cada vez más negativa en el lenguaje
contemporáneo.
 Por tanto, cuando se habla hoy de misterio no se puede
llanamente dar por supuesta esta palabra. Y es evidente
que con una concepción de orientación tan negativa del
misterio no se puede intentar ninguna aplicación a Dios.
Por el contrario, se comprende bien la renuncia al vocablo
tal como se ha impuesto en amplios sectores de la
teología.
Los sentidos de la palabra
misterio
 Un primer sentido se refiere a algo que nuestra razón
no puede conocer por sí misma, y que, incluso si es
revelado por Dios, nuestra inteligencia no puede
profundizarlo.
 Por ejemplo, las preguntas que se planteaba san
Agustín y que le quitaban el sueño: ¿cuál es la
diferencia entre la generación del Hijo y la procesión
del Espíritu? Lo que aquí se entiende por misterio es
más bien el límite que encuentra nuestra propia
razón. En un cierto nivel de especulación, nuestra
razón llega a conceptos que ella misma no logra
articular o conciliar.
 En este primer sentido, la palabra misterio no se
refiere tanto a Dios sino a nosotros, señalando una
especie de “callejón sin salida” teórico. Invitación a
la humildad intelectual ante el exceso de Dios.
Los sentidos de la palabra
misterio
 Hay un segundo sentido de la palabra misterio, menos
intelectual y más arraigado en la realidad de la fe. Se trata
de comprender de qué manera Dios nos aprecia, nos
ama, por qué desea habitar en nosotros. Tal es el corazón,
la verdad del misterio, más allá de toda especulación
teológica: el por qué del amor de Dios, la manera en la
que Él se dona y nos necesita…
 Enunciar así la fuerza de la gratuidad de Dios, equivale a
decir, en otras palabras, que Él existe para nosotros, es
atribuirle una relación con nosotros que lo condiciona. Hay
una dimensión de «locura» en este amor, según la
expresión de san Pablo, la locura de Dios que se revela en
el Crucificado… Aquí está su misterio
¿Qué no es el misterio?
 El misterio no puede ser en primer lugar una falta de
conocimiento, una limitación de nuestra visión que
es preciso eliminar. Tampoco podemos contentarnos
con hablar, en un nivel puramente intelectual, del
misterio como si fuera tan solo lo todavía no
conocido y nada tuvieran que hacer en este campo
todos los impulsos y comportamientos del hombre.
 El misterio no es lo simplemente provisional, sino lo
originario, lo primero, no solo deplorable limitación,
sino plenitud divina. El hombre comprende con su
más profunda capacidad de conocimiento -justo
cuando se atreve a pensar con la máxima atención,
cuando llega hasta el límite- que Dios es
incomprensible.
¿Qué es el misterio?
 El misterio es, pues, aquello a lo que el
conocimiento llega cuando alcanza su plenitud.
Cuanto más profundamente se conoce a Dios,
tanto más se sabe que se le entiende mejor en el
no entender.
 Pero no es solo conocimiento, y mucho menos en
el sentido de pensamiento analítico; si el
conocimiento personal es siempre a la vez
reconocimiento. Este pensamiento alcanza su
plenitud cuando se convierte en amor. La
adoración no es, en definitiva, sino esta unidad de
conocimiento y de amor ante un misterio
inefable.
¿Problema o Misterio?
 No es lo mismo un problema que un
misterio. Al primero lo encuentro ante mí,
enfrentándome a él pudiéndolo cercar y
en algún sentido, reducir y hasta dominar.
 Por el contrario, en un misterio estoy
comprometido de lleno, me va el ser en
ello, es algo sólo pensable como
abarcador en el cual las categorías en mí
y ante mí ya no poseen el significado y
valor iniciales.
¿Problema o Misterio?
 No hay drama mayor que degradar o reducir un misterio y
convertirlo en un problema. Siempre que se produce su
reducción a problema, se convierte en algo «de los
demás» que yo he superado. algo de lo que «he oído
hablar». (G. Marcel)
 Degradar el Misterio Santo de Dios a problema sería
idolatría. Incluso hacer tema de él, como es propio de la
teología, supone siempre tomar las cautelas de dejarle
primero hablar en nosotros, obsequiándole con el
descentramiento de la escucha primera que hace posible
el silencio, de ejercer la fe que pone en marcha la
comprensión -es decir, ser creyente-, de modo que el
discurso que salga como consecuencia de esa
experiencia sea también catalizador de ella.
¿Cómo entender el
misterio?
La cercanía al misterio
 Han sido sobre todo pensadores que han recibido
impulso de la filosofía de nuestro tiempo,
enriquecidos por la gran tradición, los que han
repensado lo que significa misterio. Es inolvidable lo
que nos ha legado Karl Rahner en tres grandes
aportaciones, impresas en el tomo IV de sus Escritos
de teología: tres lecciones sobre una teología
católica del misterio.
 El misterio es la característica esencial de Dios y el
entendimiento humano logra su perfección
suprimiéndose en la recepción del misterio en
cuanto tal.
 La actualidad más alta del conocimiento no es la
remoción del misterio sino la cercanía absoluta del
misterio permanente.
Misterio: Lo primero y lo último
 Y así, el misterio es lo primero, lo originario, no
simplemente la última frontera. El misterio es para
quien confía en él, para quien lo ama
humildemente, para quien se entrega a él sin
temor conociendo y amando, la única paz.
 Este misterio sigue siendo misterio en la visión de
Dios. No es que el misterio solo tenga cabida en
nuestro mundo terrenal y que luego ya no sea
necesario. Dios, es siempre un ser cubierto con la
oscuridad divina que nos envía y nos prodiga
siempre nueva luz.
 El misterio protege la divinidad de Dios. Dios
permanece siempre él mismo en el misterio.
Un misterio con el cual me
puedo relacionar
 von Balthasar afirma: «Sólo un ser dotado de
misterio es, a la larga, digno de amor. No es
posible amar algo sin misterio, ese algo sería
a lo sumo una cosa de la cual se podría
disponer , pero no una persona hacia la cual
podríamos mirar respetuosamente»
(Teológica I. 204).
 Lo señalado por la palabra misterio, es el
mundo de una relación personal. El misterio
pide reconocimiento y compromiso, salida
de sí mismo o trascendimiento.
¿Dios oculto?
Revelación y misterio
 Dios no es inefable en el sentido de que no sea
cognoscible. Es inefable porque es siempre superior a todo
cuanto puede decirse de él. Es realmente el Dios siempre
mayor. Por eso deben quebrantarse todos nuestros
conceptos, deben romperse una y otra vez las imágenes
de Dios, pues de lo contrario no llegaremos hasta el Dios
real, el Dios divino.
 Revelación y misterio no son conceptos contradictorios,
sino que están estrechamente vinculados. Solo si Dios es y
sigue siendo un misterio se da verdadera rev elación, algo
nuevo en él, algo imposible de derivar, algo liberador, algo
que sencillamente no habíamos conocido, algo
sorprendente. Puede así avanzarse mucho más allá de una
caracterización meramente negativa del misterio como
límite.
El Misterio y la Biblia
 El principio del misterio no surge en la Biblia al
hilo de una teoría sobre el alcance y los
límites del conocimiento humano, sino en
virtud de la autorevelación de Dios.
 El principio del misterio no significa en la Biblia
la esencia de Dios sutraída al hombre, sino su
esencia de cara al hombre.
 La revelación del misterio no es una palabra
de especulación teórica, sino una palabra
práctica de salvación.
El Misterio y la teología
 Dios no es para la razón teológica un problema
de tantos que, al menos en principio, se pueden
solucionar alguna vez. Dios es un problema
permanente, es el problema por antonomasia
que nosotros tipificamos como misterio.
 Por eso, el fin de la teología no es primariamente
la solución (solutio) de problemas, ni el progreso
(progressio) de un problema a otro, sino la
reducción de todo saber y preguntar al misterio
de Dios (reductio in mysterium). El fin de la
teología no puede ser la absorción de la fe en
pensamiento, sino únicamente la concepción del
misterio de Dios como misterio.
El Dios oculto
 El conocimiento del misterio no es un modo
deficiente de conocimiento, no es un límite, es el
modo originario de conocimiento que ilumina
todos los otros conocimientos.
 El misterio de Dios no es el misterio de la razón, es
el misterio de la salvación.
 El misterio divino no es un misterio silencioso, es un
misterio hablante que interpela al hombre y al
que podemos dirigir la palabra.
 Dios no suprime su misterio en el acto de
revelación. La revelación es la revelación del Dios
oculto en cuanto tal.
El Dios Oculto
 La biblia habla del ocultamiento de Dios, sólo nos muestra
signos de su presencia.
 Prohibición de imagenes y de nombrar a Dios para
garantizar la libertad de Dios de manifestarse dónde y
cuándo quiera.
 La revelación de Dios en Jesucristo ocultó a Dios Bajo su
contrario. (Lutero)
 La presencia oculta de Dios continúa en los hermanos de
Jesucristo.
 El caracter oculto de Dios manifiesta al Dios revelado bajo
la alienación del mundo. Dios se manifiesta en las
condiciones de este mundo.
 Poder en la impotencia humana.
 Plenitud en el vacío.
 Vida en la muerte.
El trascendente
El problema con la palabra
trascendencia
 La palabra «trascendencia», usada en relación con
Dios, está plagada de dificultades. Al emplear el
concepto trascendencia es evidente que los
hombres trabajan con modelos: algo supera a algo.
¿Cabe ampliar la extensión de este concepto de
modo que pueda decir algo sobre algo (o alguien)
que sobrepasa todo lo real y todo lo imaginable? Así
ampliado, este término sigue teniendo varios
significados distintos:
 Algo puede ser trascendente respecto del pensamiento
humano (trascendencia epistemológica). En este caso,
trascendente no es sólo lo que todavía no ha sido
pensado por los hombres, sino también lo impensable o
inimaginable para ellos. Los hombres no pueden nunca
idear a Dios a partir de ellos mismos (por esta vía sólo
ideamos «ídolos»). Siendo esto así, ¿no es ilógico creer
en Dios? La noción de Dios, ¿no es quizá entonces
contradictoria?
El problema con la palabra
trascendencia
 Algo puede ser trascendente respecto de las
experiencias humanas. En este sentido, Dios es el no-
experimentable. Pero, ¿cómo podemos, en tal caso,
afirmar la existencia de Dios? ¿cómo podemos decir
que Dios es coexperimentado en todas las
experiencias como fundamento!
 Puede denominarse a algo trascendente respecto
del espacio y del tiempo, respecto del universo
entero. Dios, entonces, es el intemporal, a quien
no cabe localizar en ningún sitio en el espacio
curvo del universo. ¿Es, entonces, «el totalmente
Otro»? Pero algo que es totalmente otro de todo
lo que conocemos, ¿cómo puede
experimentarse? ¿cómo podemos imaginarlo,
creer en él, celebrarle?
El problema con la palabra
trascendencia
 Es lógicamente inconsistente hablar de Dios como el
totalmente Otro sin introducir correcciones ulteriores,
tales como referirse también a él como el
totalmente Próximo. Hablar de la trascendencia
divina sin hacer mención de la inmanencia radical
es, ya desde el punto de vista lógico, insostenible y
absurdo.
 Así, pues, la trascendencia parece que es un
modelo totalmente plagado de problemas internos.
Las críticas de Feuerbach y de otros nos han
enseñado que la representación de Dios como el
totalmente Otro no es sólo incoherente desde el
punto de vista de la lógica, sino que carece
además, tanto social como personalmente, de
significación liberadora, crítica y productiva. ¡El
totalmente Otro puede legitimar tanto la opresión y
la dictadura como la liberación humana!
 El creyente no encuentra a Dios como
objeto en su mente, sino que se
encuentra como objeto en la mente de
Dios. Por tanto, conocerlo, es ser
conocidos por Él. (Heschel)
 Dios se nos presenta como el
desconocido que fascina (agustín).
 El misterio de Dios revela el misterio del
hombre. (GS)
“La tiniebla divina es aquella luz inaccsesible en la que
se dice que Dios habita.
Es invisible precisamente porque es
sobreeminentemente clara.
Es incomprensible a causa del exceso de resplandor
de su luz, que lo sobrepasa todo.
En esa tiniebla ha de adentrarse quien quiera conocer
o ver a Dios.
Los que lo hagan, precisamente porque no ven ni
conocen, llegan verdaderamente a entender al que
está sobre toda visión y sobre todo conocimiento”.
Dionisio Aeropagita
Bibliografía
 Kasper, el Dios de Jesucristo.
 Lehmann, Dios el misterio permanente.
 Ortega, Teología: Misterio y humanidad.
 Rahner, Escritos de teología.
 Rodríguez Panizo, Dios misterio.
 Schillebeeckx, Los hombres relato de Dios.

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