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2 Cultura del profesor y modos de motivar Partiendo de esta idea, pasamos a presentar aquellos 337
parámetros de la actividad escolar, controlables por el docen-
De los modelos de intervenció n que hasta aquí se han te, que facilitan la aparició n de la motivación por el aprendi-
relatado, se podría hacer una consideración general. Parece zaje, pasando a ser ésta un objetivo curricular explícito en la
Ü que el componente energético, motivacional, al igual que actividad de cada día. Para organizar nuestra presentación,
otros procesos psicológicos, se explicarían dentro de un dra- vamos a utilizar el modelo TARGET, originalmente propues-
ma con diferentes escenarios, en el que el protagonista es el to por Epstein (1989) y recientemente sistematizado por Pin-
individuo que trata de sobrevivir en un medio m ás o menos trich y Schunk ( 1996; véase tambié n Ames, 1992 ). En cual-
I hostil. Dentro de este drama, la escuela sería un escenario, un quier caso, hay que hacer la salvedad de que dicho modelo no
i medio en el que unos alumnos sobrevivir í an mejor que otros. es tal. Es decir, no tiene ninguna función teórico-explicativa
K
En este juego, el papel más relevante se lo llevaría el alum- sino tan sólo heurística y descriptiva, sirve para organizar y
no/ a que contase por sí mismo con la mayor cantidad y la me- comprender, nada más y nada menos.
1 jor calidad de energía.
: :
Sin embargo, una de las ideas centrales que aparecen a 2.1. Pará metros para la intervención motivacional en
lo largo de estas páginas es la del origen social de los proce-
clase; el modelo TARGET
sos psíquicos específicamente humanos, dentro de los cuales
i Él acrónimo TARGET ( en inglés, diana o meta) trata de
se incluyen los aspectos motivacionales. Ya se ha hecho hinca-
resumir el nombre de las seis dimensiones o parámetros para
pié en las implicaciones teóricas que tal postura conlleva.
la acción motivacional recogidos por Epstein (1989). Los seis
También se ha hablado de cómo tales implicaciones se pue-
pará metros son: Tarea, Autoridad , Reconocimiento, Grupos,
den analizar dentro del contexto educativo. Retomando ese
Evaluación y Tiempo. Veámoslos con cierto detenimiento.
. hilo podemos decir que el papel de los profesores y el sistema
i
educativo no sería tanto el de influir sobre las habilidades, co-
TAREA: Esta dimensió n hace referencia a la selecció n y
' nocimientos, actitudes y motivaciones de sus pupilos sino el
u '
de facilitar su construcción por parte de los alumnos en pro-
ceso de formación (Tharp y Gallimore, 1988). Dicho de un
presentación de las tareas que el profesor propone realizar
para la consecución de unos objetivos curriculares dados.
modo radical y circunscribiéndonos a la motivación, nuestra Ames (1992) es la autora que más ha estudiado los aspectos
idea no es que los profesores influyan en el desarrollo de una relevantes de este parámetro, de cara a promover la adquisi-
motivación por el aprendizaje, sino que el sistema educativo, ción de la motivación por el aprendizaje. De sus investigacio-
concretado en cada profesor, es el que genera, origina, ayuda nes y revisiones cabe destacar tres elementos importantes. En
a construir ese tipo de motivación. Por tanto, cuanto más primer lugar, está el hecho de que estructurar la clase de for-
consciente sea el profesor de este hecho mejor realizará su la- ma multidimensional favorece la percepción de autonomía por
bor y más fácil le resultará la tarea de motivar a sus alumnos. parte del alumno y facilita la percepción de la tarea elegida
1s como más interesante. Es decir, frente a nuestra costumbre de I
:
H
",
,
338 proponer una ú nica tarea a toda la clase para el estudio de un
M por el aprendizaje. Téngase en cuenta que, a la larga , se fo
tema concreto, la posibilidad de proponer diferentes tareas - 339
menta también las capacidades del alumno para
( todas encaminadas a los mismos objetivos) facilita el desarro- descompo-
ner, por sí solo, la tarea en una secuencia de pasos concaten
llo de una motivaci ón por el aprendizaje de un modo más efi - dos y para supervisar su realización. Situándonos de nuevo
a -
caz que el esquema clásico de clase unidimensional ( un obje- dentro del concepto de ZDP, se trata no sólo de ofrecer
tivo, una ú nica tarea ). las
ayudas relevantes sino de promover su internalizació n por
En segundo lugar, los datos empíricos manejados por parte del alumno. Tal y como se ñalan Tharp y Gallimore
. Ames muestran que son las tareas de dificultad intermedia (1988), hay un momento en el proceso de ense ñanza
j dentro
las que m ás favorecen la motivación por el aprendizaje. Cuan - de la ZDP en el que las ayudas se retiran para que sea el alum
-
do sistemá ticamente proponemos tareas que supongan un re- no el que asuma la responsabilidad en la realizaci ón de la ta
to moderado facilitamos la aparición de la motivación por el -
rea. Esto es importante desde el punto de vista motivacional,
aprendizaje. Este hecho es fácilmente conectable, dentro de porque si el sistema de ayudas se mantiene a lo largo de todo

i! ' una perspectiva sociohistó rica, con el concepto vigotskiano, el proceso estaríamos fomentando atribuciones de tipo exter
ya clásico, de zona de desarrollo próximo. Es decir, si los profe
-
- no y variable ( me ha salido bien porque el profesor me ha ayudado
sores somos conscientes en cada momento de lo que nuestros en esta ocasión ) , atribuciones que socavan la formación de la
alumnos son ya capaces de hacer solos, de hasta dónde pue- motivación por el aprendizaje.
den llegar con nuestra ayuda y, por tanto, de trabajar en su
!
ZDP, obtendremos la a ñ adidura de estar proponié ndoles ta- AUTORIDAD: Este pará metro no necesita aclaración en
reas asequibles, de dificultad intermedia y, por tanto, facilita- cuanto a su significado. La cuestió n relevante aquí es saber de
doras de la motivación por el aprendizaje. qué modo hay que articular los aspectos relativos al manejo
Finalmente, el tercer elemento del parámetro-tarea, re- de la autoridad en la clase para que redunden en un mejor
saltado por nuestra autora, es el que hace referencia a la frag- desarrollo de la motivació n por el aprendizaje. Pintrich y
I: mentaci ón de la actividad. Si nos limitamos a proponer las ta
reas desde el punto de vista del resultado final sin hacer una
- Schunk ( 1996), resumiendo algunos trabajos clásicos sobre
el
1

tema, recogen tres perfiles típicos que caracterizan


alusión sistemática a los diferentes pasos que nos permiten lo- el modo
que tienen los profesores de abordar este asunto. Estarían
grar ese resultado, potenciamos la aparici ón de actitudes de por
un lado los profesores autoritarios , centrados en la
indefensi ón entre los alumnos menos preparados para hacer- disciplina
y el control sobre el comportamiento de sus alumnos; los pro
la y atribuciones del éxito a la inteligencia entre los alumnos fesores permisivos, preocupados ú nicamente por generar un
-
que son capaces, por sí solos, de llegar al final. Por el contra- ambiente de manga ancha evitando influir de modo
rio, cuando sistemá ticamente hacemos lo contrario, es decir, alguno
sobre sus alumnos y, finalmente, los profesores democr
presentamos las tareas refirié ndonos al producto final a la áticos
o colaboradores, que consiguen un grado razonable de
I vez que al proceso mediante el cual éste se consigue, facilita- control
pero de un modo indirecto , presentá ndose como facilitado
mos la reflexión sobre el proceso y, por tanto, la motivación - I
-s
res de la realización de las tareas, a la vez que promovie
ndo
s
I

340 la participación de los alumnos en la toma de decisiones con tividades dentro del aula, el profesor se convierte en un pun
- 341
respecto a las mismas, así como su asunción de la responsabi- to de referencia, más o menos explícito, para la valoraci
ón de
lidad para llevarlas a cabo. los alumnos. El mecanismo habitual mediante el cual se
pro-
Suponemos que resulta evidente para el lector que son duce este hecho es el uso de elogios en la clase. No hace
falta
aquellos profesores descritos en tercer lugar los que mejor fa- insistir en que el elogio dado por una figura relevante tiene
cilitan el desarrollo de la motivación por el aprendizaje, dado un alto poder reforzador dentro de nuestra especie. La clave
que son los que trabajan a la vez la percepción de autonomía para el tema que nos ocupa es saber las implicaciones del qué
N y responsabilidad sin abandonar al alumno a su suerte, es de- se elogia y el cómo se elogia. Tanto Ames ( 1992 ) como
Pin-
cir, modelando tambié n el proceso de realización de la activi- trich y Schunck ( 1996 ) analizan este tema en relació n con la
dad escolar. ¿Cómo hacer para resultar colaborador o demo- motivación por el aprendizaje y dan una serie de recomenda
crático en el aula ? Ames ( 1992 ) sugiere lo siguiente: ayudar a
-
ciones que pueden ser resumidas del modo siguiente.
los estudiantes a participar en la toma de decisiones, propo- Con respecto al qu é elogiar, parece claro que lo desea
ner situaciones en las que realmente el alumno tenga que ele-
-
ble es que el profesor elogie el esfuerzo y el progreso perso-
gir, dar oportunidad para el desarrollo de la independencia y nal, insistiendo en que los errores son una parte más del pro-
la responsabilidad y apoyar el desarrollo de habilidades de ceso de aprendizaje. Para ello hay que tener en cuenta dos co
autorregulació n. Fácil, ¿no?
-
sas. No basta con decir al alumno que se esfuerze y elogiarlo
Por falta de espacio no podemos mencionar con más por ello si a la vez no se le señala el modo de realizar la tarea.
detenimiento todos los aspectos que tienen que ver con el Al alumno que nos dice que no sigue porque no sabe, no bas
control de la actividad escolar. Lo que s í podemos es remitir
-
ta recomendarle que se esfuerce un poco m ás , además habrá
al lector interesado a un libro recientemente traducido al cas- que darle pistas que le ayuden a avanzar en la tarea. Por otro
tellano ( Fontana, 1986/ 1995) que analiza en profundidad es- lado, es difícil valorar el progreso si no lo evaluamos adecua
tos aspectos. Allí se mencionan diferentes normas para el go-
-
damente y no se ñalamos las vías a través de las cuales hay que
bierno de la clase que tienen que ver con la puntualidad, con progresar. Sobre este asunto volveremos más adelante.
ciertas estrategias del profesor (evitar comparaciones, distri - En relaci ón al cómo elogiar, los datos empíricos pare-
bución equitativa de la atención por parte del docente, man- cen apuntar hacia el hecho de que la motivación por el ap ren
tenimiento de las promesas, delegaci ó n de tareas, etc.), con dizaje se ve facilitada cuando tanto el elogio como la evalúa
!
J formas de planificar la lecció n, y con las estructuras de auto- ci ón se hacen del modo m ás privado posible. Es decir, el elo
ridad y de apoyo dentro de la escuela (asesoramiento, orien- gio en público favorece la aparición de las comparaciones en
If tació n, cualidades del profesor y control de la clase). tre alumnos dentro del aula, aspecto éste que promueve
|
| esquema motivacional relacionado con el lucimiento y no con
un
RECONOCIMIENTO: Independientemente de cómo se el aprendizaje. Lo contrario ocurre cuando la informació
n
I evalú e el progreso de los alumnos, cuestión a la que nos refe- elogiosa se da de forma personal y privada a cada alumno.
- I
I riremos más adelante, durante el desarrollo habitual de las ac
!

342 Conviene recordar que hay ocasiones en la actividad
autores, de que alguno de ellos se habrá limitado a firmar? 343
acadé mica en que es recomendable utilizar sabiamente el pre- Por otro lado, surgen cuestiones de no pequeñ a importancia
mio y la recompensa. Como mencionábamos en el capítulo 4,
como las de ¿se debe usar siempre el trabajo en grupo?, ¿es
el uso de un refuerzo que no genere sensación de control ex-
eficaz independientemente de los objetivos curriculares que
terno es muy adecuado para tareas que provocan poco inte-
se están trabajando?, ¿de qu é tama ño deben ser los grupos?,
rés en los alumnos o para conseguir que los estudiantes ob- ¿debe dejarse que los formen los alumnos
espontá neamente
tengan sensaciones de competencia desde una práctica refor- o deben ser propuestos por el profesor? y, en caso de que así
zante y asequible ( Leeper, Greene y Nisbett, 1973).
sea, ¿cuál debe ser el criterio para su formación ? Permítanos

el lector que recurramos a la retórica del suspenso y pospon-
!! GRUPOS: El cuarto pará metro de intervención motiva-
gamos las respuestas. Dada la relevancia del tema y la canti-
: !!
cional que se recoge dentro del modelo que venimos expo-
dad de datos recogidos al respecto, también contrastados por
niendo hace referencia al desarrollo de tareas mediante el tra-
nuestras propias investigaciones, creemos que bien se mere-
bajo en grupos. Desde los primeros trabajos de Ames ( 1981, ce que le dediquemos un apartado posterior. De momento,
1984 ) parece claro que el hecho de trabajar en cooperación suponemos que creada ya la necesidad en el lector de saber
con otros compa ñeros tiene evidentes ventajas motivaciona-
. i
les. No sólo facilita el desarrollo del patrón de motivación por
más sobre este asunto, permítasenos pasar al siguiente pará-
metro. del modelo.
el aprendizaje frente al de la motivación por el lucimiento, si-
no que tiene efectos que se podrían considerar terapéuticos
EVALUACIÓN: Ya cuando se presentaba el parámetro
para aquellos alumnos que ya han desarrollado un patrón mo- referido al reconocimiento se anticipaba que el modo de eva-
tivacional de miedo al fracaso. El formar parte de un grupo luar el rendimiento de los alumnos juega un papel fundamen-
que realiza una tarea con éxito aumenta las probabilidades de tal en la aparición y consolidación de diferentes patrones mo-
| aprendizaje de estos sujetos y permite mejorar sus expectati- tivacionales mediante la búsqueda de diferentes tipos de me-
vas de cara al futuro. Adem ás, en caso de fallar, la responsabi- tas. La bibliograf ía revisada en los trabajos de Ames ( 1992 ) y
lidad queda diluida y aumenta la probabilidad de que emerjan
Pintrich y Schunk ( 1996 ), así como en nuestras propias publi-
los mensajes instrumentales para mejorar frente al simple he-
caciones ( Alonso, 1995; Montero , 1989), ponen de manifies-
cho de realizar una atribución interna y permanente.
to tres dimensiones relevantes de la evaluación de cara a sus
consecuencias motivacionales: la dimensión norma-criterio, la
V Sin embargo, estas ganancias motivacionales no se dan
dimensión proceso-producto y la dimensi ón publica- privada.
H por el simple hecho de proponer las tareas para que sean rea-
Por lo que se refiere a la primera de ellas, la dimensi ón
lizadas en grupos de trabajo. Además, el proponer las tareas
norma-criterio, el hecho de dar a los alumnos información nor-
de este modo puede acarrear inconvenientes en otros terre-
mativa sobre su rendimiento facilita la percepción de que és-
i nos. ¿No tenemos siempre la sospecha los profesores, cuando
te es dependiente de una ú nica capacidad ( ¿la inteligencia ? ).
-

i recibimos un trabajo firmado por una considerable lista de


Por el contrario, si hacemos una evaluación del rendimiento
i
o i
-

S
i'
344 referida a criterios concretos de logro, facilitamos la percep
ción de que, en el peor de los casos, todo el mundo
- alumnos privadamente de su rendimiento, si adem ás se hace 345
puede en relació n a criterios y dando información sobre el proceso,
ajustar su aprendizaje a tales criterios. Esto facilitará la per
- se centra su atenci ó n en el trabajo personal y en el modo de
cepción de que el rendimiento consiste en la acumulació n de
un conjunto de aprendizajes. En este caso, la concepción de superar los posibles errores, es decir en su propio proceso de
la inteligencia que se potencia es la de un conjunto de habili aprendizaje.
- En resumen , podemos decir que el parámetro de la eva
dades incrementables mediante el esfuerzo.
luació n del rendimiento es uno de los que m ás incidencia tie-
-
La segunda dimensió n, proceso-producto, tiene también
.
importantes implicaciones. El hecho de realizar la evaluació n nen a la hora de decantar la formación de diferentes patrones
centrá ndola en el producto final, sin dar informació n motivacionales. El uso de las formas clásicas de evaluació n
sobre ( referidas a normas, centradas en el producto y de carácter
el proceso, hace que el alumno se centre en su nivel de ejecu
- p ú blico ) potencia el desarrollo de la motivación por el luci-
ción y no en el proceso seguido. En el caso de fallar, le obli
- miento en el caso de los alumnos con altas tasas de acierto, y
gará a buscar excusas que salvaguarden su autoestima o, por
!
el contrario, a dejarse llevar por la pendiente del miedo al fra del miedo al fracaso en los alumnos con bajo rendimiento.
- Por el contrario, realizar la evaluació n referida a criterios,
caso. En cambio, una información sistemá tica sobre el proce
-
I so, que no tiene que obviar necesariamente la información re
lativa al producto, sobre todo si es de tipo criterial, centrará
-
centrada en el proceso y con carácter privado, facilita el desa-
rrollo de la motivació n por el aprendizaje.
la atención del alumno en el desarrollo de pautas de mejora
o control de su actuación en la línea de la motivació n por el TIEMPO: Este último parámetro es quizás el que menos
sistem áticamente se ha estudiado. No obstante, se ha visto
aprendizaje. Este aspecto se mejora además, tal y como han
(Alonso, 1992b) que un ritmo acelerado de realizació n de ta-
demostrado Covington y Omelich ( 1984 ), cuando se da opor-
tunidad al alumno de repetir la tarea ( por ejemplo, mediante
reas en clase suele correlacionar negativamente con el rendi-
(: un examen de recuperaci ó n o la revisión de un trabajo ). En miento de esos alumnos. Pintrich y Schunk (1996) se ñalan en
este caso, aparece m ás evidente el componente de su revisi ó n la relevancia de manejar de forma tolerante los
esfuerzo,
frente al de la habilidad, como causa a manejar para el incre tiempos medios para la resolució n de las tareas que se propo- f.
S mento del rendimiento en el segundo intento (véase
- nen , sobre todo en el caso de los alumnos más lentos, alum
-
Montero nos que, por lo general , suelen ser los que peor rinden. Se
y Alonso, 1992a ).
;
La tercera dimensión, la evaluación pública o privada , trata , en suma, de hacer asignaciones de tiempo especiales
ya para este tipo de alumnos sin que se rompa el ritmo de la cla
se ha mencionado cuando se hablaba del reconoc -
imiento. El
hecho de hacer pú blicos los resultados de una evaluació se. N ó tese que este tipo de ajustes es m ás fácil de implantar
cilita las comparaciones entre los compañ eros y ello
n fa - dentro de una estructura multidimensional de la actividad,
promue- en la línea de lo que señalábamos al exponer el primer pará
l ve un clima de competició n y el fomento de la
atribuci ón del -
5 éxito a la habilidad . Por el contrario, cuando se informa metro del modelo.
i a los i
g
-S
¿i
346 La conexión motivacional de este pará metro viene da- sonas que lo integran. Se podría decir que genera un tipo de 347
da por su relación con la aparición de procesos ansiógenos. drama y unos escenarios en donde los distintos actores de la
El saber que tenemos un tiempo límite tiende a ponernos obra tienen unos posibles papeles que asumir y que compar-
nerviosos. La capacidad de asimilar la tensió n que se nos pro- tir. Al final , cada uno formula para cada actuació n personal
duce o de escapar de sus redes es algo que facilita un esque- una serie de objetivos que se corresponden con sus deseos y,
ma de motivació n positiva ( b úsqueda frente a evitación ). Pa- en virtud de estas metas, estructura más o menos su plan de
! rece que el manejo de la ansiedad distingue claramente a los actuación. En definitiva, la meta concreta para una acción de-
motivados por la búsqueda del éxito de los que padecen mie- terminada será específica para cada momento, así que siem-
í i1 do al fracaso; recuerde el lector lo que se comentó al respec- pre variará. No obstante, la ciencia necesita agrupar los fen ó-
to en el capítulo 6 ( Montero, 1989, Montero y Alonso, menos en categorías para poder estudiarlas y proponer cam-
'
1992b). Para el primer tipo de alumnos, los que buscan el éxi- bios, de manera que típicamente en las investigaciones sobre
to, se convierte en ansiedad facilitadora del rendimiento, motivación en el aula se destacan los tipos de metas que va-
mientras que para los segundos, deviene en ansiedad inhibi- mos a mencionar ( para un conocimiento más específico so-
dora del mismo. Es decir, no es lo mismo pensar que al tra- bre categorías de metas educativas, véase por ejemplo Alon-
bajar bajo presión uno rinde más ( de hecho, aquí estamos es- so Tapia, 1995; Ames, 1992 ).
, cribiendo de madrugada porque el editor nos apremia ) que Ü no de los tipos de metas más comunes en los jóvenes
quedarse en blanco en un examen por culpa de los nervios son aquellas metas que denominaremos de integración en un
I
(sobre todo si uno se lo juega todo a una sola carta ). grupo social. El propósito com ún de este tipo de metas es ver-
se reconocido y valorado por un grupo de referencia. El estu- i
.
3 Cultura personal y motivación por el aprendizaje
diante supedita su acció n a conseguir aquellos objetivos que í
1
3.1. Distintos planteamientos de metas en la actividad son valorados por el grupo de personas que interesa que le
académica acepten o en donde quiere mantener o prosperar en su status :
social. Todos conocemos en nuestros días casos lamentables i
Decíamos en los primeros capítulos, que lo que caracte- en donde en el grupo prima el no-estudio, el fracaso escolar; ¡i
! riza primordialmente al proceso motivacional es que está di- incluso, a veces, la colección de fracasos puede traer apareja-
rigido a una o varias metas, más o menos definidas, y que sur- da la consecución de determinados incentivos; algunos mer-
gen de un planteamiento más o menos estructurado. Pues caderes movidos por esta tradición grupal suelen ofrecer en
bien; esto tiene que ser así en cualquier contexto en que se nuestras ciudades bebidas baratas contra la presentación de
mueva una persona, y el educativo es uno de los más frecuen- suspensos. En otros casos, pasa aparentemente lo contrario:
tados en la vida de los jóvenes. el estudiante siente deseos de aprender para ser reconocido
El sistema educativo es un sistema que formula unas hábil para determinadas funciones propias o valoradas den-
I restricciones, un marco de actuación específico para las per- tro de un grupo de referencia, etcétera. En cualquiera de los f
5 casos, lo particular de este tipo de metas es que la fuente de í
i

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