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MATERIALES Y DESECHOS DE NAVES ESPACIALES

El espacio se está convirtiendo en un verdadero nicho de negocio: mientras algunas


empresas fabrican y lanzan satélites comerciales cada vez más asequibles, otras
prometen enviar tus cenizas al espacio o elaboran planes para extraer minerales de
asteroides. Sin embargo, más allá de las ventajas económicas y científicas de este
tipo de actividades, el creciente número de vehículos que parten de la Tierra para
rebasar la estratosfera trae consigo otras consecuencias nada beneficiosas.

Los cohetes espaciales liberan en su ascenso gases contaminantes y partículas que


pueden alterar las condiciones de la atmósfera. Este fenómeno, escasamente
estudiado hasta la fecha, tendrá por primera vez una sección propia en la evaluación
científica anual sobre la destrucción de la capa de ozono del Programa de Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial de la Salud.

Las responsables de los perjuicios son las emisiones producidas por los propulsores
de combustible sólido de las naves. Principalmente, dióxido de carbono, agua,
carbono y partículas. Se ha comprobado que las de aluminio, en particular,
absorben la radiación de longitudes de onda larga emitidas por la Tierra, provocando
su calentamiento.

Residuo de óxido de aluminio proveniente de los cohetes de combustible sólido


como los que conducen satélites al espacio | NASA

Las partículas de hollín del humo expulsado por los motores tienen también
consecuencias para el planeta. Se acumulan en las capas más altas de la
estratosfera, desde donde absorben la luz solar y acumulan calor, alterando las
reacciones químicas para producir la degradación del ozono.

Aunque se tienen muchas pistas, estos fenómenos no se conocen aún en


profundidad, como tampoco los efectos de otros compuestos. Uno de los procesos
menos estudiados son las interacciones entre la atmósfera y los gases emitidos por
los motores alimentados por metano de algunos cohetes. Como aún no se ha
plasmado en modelos ni simulaciones, los expertos ignoran sus consecuencias.

De Jesús García Carlos Patricio 1716IMA006 INGENIERIA AMBIENTAL


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Una de las claves para valorar con mayor precisión el alcance del problema radica
en estimar la carga de gases que contienen las emisiones. Este dato podría
utilizarse para predecir las consecuencias de la contaminación en un escenario
futuro donde aumente el número de lanzamientos.

Contaminantes extraterrestres

Pero el problema no se acaba una vez que las naves han abandonado nuestro
planeta. Los restos de armazones y dispositivos electrónicos que integran la basura
espacial también pueden afectar a las capas gaseosas de la Tierra.

Un estudio publicado a mediados de la década de los '90 demostraba que, cuando


uno de estos objetos entra en contacto con la estratosfera, genera una onda de
impacto que produce monóxido de nitrógeno, uno de los compuestos responsables
de la degradación del ozono, aunque el fenómeno no tenía un impacto global.

Tanque de combustible de un vehículo de lanzamiento encontrado en Texas en


enero de 1997 | NASA

Sin embargo, la penetración en la atmósfera de cadáveres de satélites, partes de


cohetes desprendidas en el viaje y otros desechos es un fenómeno relativamente
común. Así, se estima que cada año recibimos la visita de alrededor de 80
toneladas, la mayoría de las cuales, sin embargo, no llegan a alcanzar la superficie
terrestre debido a la degradación que sufren antes. Básicamente, se incendian y
desintegran.

Al arder, estas piezas de ‘hardware’ liberan partículas de aluminio y otros materiales


como el tungsteno, cuyos efectos en la química de la atmósfera se desconocen.
Pero se estima que, incluso en pequeñas cantidades, algunos de esos elementos
podrían alterarla de forma importante.

Cuando un equipo de la NASA, dirigido por el científico especializado en


astromateriales Michael Zolensky, detectó un pico de concentración de grandes
partículas sólidas en la estratosfera entre 1976 y 1984, pensó que se trataba de
restos de asteroides y cometas. Sin embargo, al analizar muestras, encontró
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residuos de los motores de cohetes, pinturas provenientes de naves en órbita y
partículas de aluminio de aparatos electrónicos.

Si bien tanto el Comité para Usos Pacíficos del Espacio Exterior de la ONU como
las diferentes agencias espaciales y el Comité de Coordinación Interagencia para la
Basura Espacial disponen desde hace décadas de guías para minimizar la
generación de desechos, el nuevo informe de la ONU servirá de impulso a nuevos
trabajos que permitan evaluar el impacto de las emisiones y de los desechos
electrónicos en la atmósfera y tomar medidas al respecto, si es necesario.

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