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IGLESIA EVANGELICA MENONITA LUZ Y VIDA ALMA ROSA INC.

Calle Marcos Cross No.85, Alma Rosa ll, Municipio de Santo Domingo Este, Provincia Santo
Domingo, República Dominicana.

A LA:
JUNTA PASTOR DE LA CONFERENCIA EVANGELICA MENONITA INC.

DE:
LIC. JOEL PEREZ MONTERO
PASTOR IGLESIA LUZ Y VIDA ALMA ROSA ll, SANTO DOMINGO ESTE.

ASUNTO:
PRESENTACION DE TESIS PARA OPTAR POR LA NOMINACIÓN DE ORDENACIÓN COMO
MINISTRO

TEMAS AMPLIAR:

a) Dios Revelado en la santa trinidad


b) La santa biblia (Bibliología)
c) El señor Jesucristo (Cristología)
d) La Salvación del Hombre
e) El Ministerio del Espíritu Santos
f) La santidad de Vida
g) La Oración
h) La Mayordomía Cristiana
i) La Segunda Venida de Cristo
j) Ordenanza y Ceremonia.

Palabra Fiel: algunos anhelan obispado, buena cosa desea. Pero es necesario que el Obispo seas
irreprensible, marido de una sola mujer, Sobrio, Prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar, no
dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro.
1ra. Timoteo 3:1-3. La paz del señor Jesucristo Este en nuestro corazones, y que tengamos la gracias de
El para realizar el trabajo que nos encomienda, muchas bendiciones.

Presento la tesis, a los fines de optar por la nominación de Ministro Ordenado, en el entendido que hace
más de 8 años obtentos por esas credenciales de un concilio de la ciudad de Florida Estados Unidos, por
lo tanto espero seas homologados de la manera correcta, ya que en todas partes del mundo son válidas
la credenciales otorgada a mi persona.
Dando gracias por anticipado y anexando a mi hoja de vida las informaciones de lugar, se despide su
hermano en Cristo Joel Pérez Montero.

CAPITULO III

ALGUNAS DOCTRINAS FUNDAMENTALES.

A. Dios revelado en la Santa Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo).


Hay un solo Dios eterno y verdadero, creador del universo, y toda creación, que se ha manifestado en la
Santa Trinidad. En relación con la humanidad, este Dios se ha revelado a Sí mismo en tres personas,
Padre, Hijo y Espíritu Santo. Mateo 28:19; 2 13:14; 1 Juan 5:7; Deuteronomio 6:4 Génesis 1:26

Mi consideración de este punto lo basare en lo siguiente:


Dios es uno y trino, en Él se manifiestan las tres personas divinas, distinguiéndose entre sí, por la
diversidad de su misión:

El Padre, primera persona, es el Creador de todas las cosas y de manera especial del ser humano, hecho a
su imagen y semejanza; Jesús, es el Hijo, segunda persona, encarnado por amor a nosotros, para dar
cumplimiento a la obra redentora, liberándonos del pecado y dándonos la vida eterna; y el Espíritu
Santo, tercera persona, donde el Padre y el Hijo, se hacen presentes en nuestra vida a través de Él,
iluminándonos, santificándonos y ayudándonos con sus dones, para alcanzar la vida eterna.

Hay una comunión perfecta entre ellas, donde cada una está contenida en las otras dos.

Estamos invitados a vivir en esta unidad perfecta de la Trinidad.


«Toda la vida cristiana es comunión con cada una de las personas divinas, sin separarlas de ningún modo.
Él que da gloria al Padre lo hace por el Hijo en el Espíritu Santo; el que sigue a Cristo, lo hace porque el
Padre lo atrae y el Espíritu Santo lo mueve».

Cómo la Iglesia ha formulado la doctrina de la fe sobre este misterio


La Trinidad es el dogma fundamental del cristianismo. Entendemos por éste, como la verdad revelada por
Dios, difundida desde los Apóstoles, propuesta por la Iglesia y aceptada por los fieles.

Tras la institucionalización de la Iglesia, surgió un debate respecto a éste, dando lugar al primer Concilio
Ecuménico de Nicea (año 325) donde se ocupó de definir la naturaleza del Hijo respecto del Padre
confesando «que el Hijo es «consubstancial al Padre», es decir, un solo Dios con él.
El segundo Concilio Ecuménico, se dio en Constantinopla (año 381) donde se reconoció al Espíritu Santo.
«Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre», reconociendo de esta
forma al Padre como fuente de toda la divinidad.

Y al igual que se ha mencionado antes, este origen eterno del Espíritu Santo está en relación con el Hijo.
Ratificándose en el Concilio de Calcedonia en el año 451.

De esta manera, se dio forma definitiva a la oración de la iglesia del Credo donde decimos: «Con el Padre
y el Hijo recibe una misma adoración y gloria».

Presencia de la Trinidad
1. En el Bautismo

Por la gracia del bautismo «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19), somos llamados a participar en la vida de la
Bienaventurada Trinidad, aquí en la tierra, y después de la muerte, en la vida eterna.

El misterio de la Trinidad nos dice que en Dios hay tres personas, el Padre que es completamente Dios, el
Hijo que se encarnó en Jesucristo y que es Dios todopoderoso y el Espíritu Santo que hace visible esa
relación de amor entre el Padre y el Hijo que también es Dios todopoderoso. Estas tres personas son el
único y verdadero Dios. Es un misterio que podemos describir, pero que no podemos acoger en nuestra
cabeza y al que hemos llegado simplemente por revelación de Dios. Jesucristo, cuando se encarna, hace
visible su divinidad, Él mismo es Dios y nos dice que hay un Padre con el que se relaciona y tiene una
relación filial que a nosotros nos hace heredar y nos hace hijos en el Hijo. La relación que Él tiene con su
Padre es la que nos tiene transferir a cada uno de nosotros.

Y también Jesús nos habla del Espíritu Santo, que nos va a consolar en los momentos de prueba. Por
tanto en Dios hay tres personas y en cada una de ellas hay Dios completamente, uno y trino. Nosotros
hemos tenido relación personal con Jesucristo que se ha hecho uno de los nuestros para que nosotros nos
hagamos uno de los suyos y alcancemos la Gloria de Dios.

B. La Santa Biblia (Bibliología).


1. La Santa Biblia es la máxima autoridad terrenal por encima de las tradiciones, los Concilios y el
Magisterio.

2. La Santa Biblia o Sagrada Escritura es la Palabra inspirada por el Espíritu Santo, por medio de la
cual Dios ha revelado Su persona y Su voluntad a los hombres, 2 Pedro 1:20-21; Juan 5:39,

3. Es la norma infalible e inerrante, de fe, doctrina y conducta para guiar a los creyentes en su vida
terrenal. 2 Timoteo 3:16,17.

4. Cada creyente es responsable del estudio y la aplicación personal de ella. Col. 3:16.
Presentación del tema: "BIBLIOLOGIA. Mi concepto ampliado de lo que ya está
escrito que creemos.
Bibliología. Es La ciencia que estudia las cosas sobre la biblia y todo su contenido. * LA BIBLIA. Es la única
escritura que existe inspirada."

Es La ciencia que estudia las cosas sobre la biblia y todo su contenido. * LA BIBLIA. Es la única escritura
que existe inspirada por Dios en el mundo.

No hay otra como ella, es la espada del Espíritu. Efe.6:17; * Es más cortante que toda espada de dos
filos. Hb.4:12; *La Biblia Es un fenómeno que puede explicarse de una sola manera. ES LA PALABRA DE
DIOS.

La Biblia supera a todos los demás escritos del mundo en cuanto a: - Autoridad. - Antigüedad. -
Literatura. - Popularidad. - Veracidad. - Perfección. - Origen y Naturaleza.

6 II. ORIGEN Y NACIMIENTO DE LA BIBLIA.


a) Los incrédulos ponen a la Biblia al par de otros libros supuestamente sagrados como el Corán,
confuso, buda,
b) SUS TRADUCCIONES. Bibliología

* Dios revelo a Moisés el majestuoso relato de la creación de TODO. En toda su complejidad. Ex.31:18;
34:27-28; Dt.9:9-11; 29:29; Isa.46:9-11; * Dios Inspiro y Revelo, las escrituras. - Revelación =influencia
directa divina que comunica la verdad de Dios al hombre. 1ª.Cor.2:9-13; - Inspiración = El soplo divino o
Influencia directa divina que garantiza una correcta y fiel transferencia de la verdad en el lenguaje que
otros pueden entender. Ex.4:15,16; 17:14; 19:6-7; 24:3, 4,12;

1. LA MARAVILLA DE LA REVELACION DE DIOS.


a) Se evidencia su sabiduría y soberanía escogiendo a hombres aptos para recibir, escribir y luego
comunicar lo revelado a sus contemporáneos. * Dios empezó a hacer esto con Moisés y termino con Juan.
Entre los cuales hay 40 hombres de todos los estratos sociales. b) Cada uno de estos hombres testificaron
que Dios les había ordenado que escribieran lo oído. * Moisés. Ex.34:27-28; Josué. Jos.1:1; 24:26-27 *
Samuel. 1º.Sm.10:25; David. 2º.Sm.23:1-3; * Jeremías. Jr.30:1-5; Pablo. 1ª.Cor.14:37; * Pedro. 2ª.Pd.1:16-
21; Juan. 1ª.Jn. 1:1-4;

c) En el contenido de la Biblia hallamos: * Propósito, Sistema, Diseño y Orden y también hallamos que: -
Cada parte de ella es esencial a la totalidad. 1ª.Cor.2:13; Jn.5:39; 2ª.Cor.2:12-17; - Cada parte se
relaciona a todas las demás. Sal.19:1-14; 1ª.Tes. 2:13; - Cada parte es compenetrada por el Espíritu de
vida. Jn.6:63; Fp.2:16; - La Biblia es una unidad orgánica cada una de sus partes encaja con las demás. d)
En la biblia Dios habla de una perfecta: * Redención. En su amor y gracia por medio de Cristo como el
cordero de Dios. Jn.1:29; * Reconciliación. En su grade misericordia por medio de Cristo como nuestro
abogado. 1ª.Jn.1:2-3; * Responsabilidad. En su misión cumplida, Jn.12:44-50; por medio de Cristo como el
siervo fiel. * Restauración. En su obra consumada, Jn.19:30; Hch.3: por medio de Cristo como el Rey de
reyes. Apc.19:16;
e) La Biblia en su contenido: * Comienza con Dios. Gn.1:1; y termina con el hombre. Apc.22:21; * Es el
mensaje de Dios al hombre, con el propósito de llevar al hombre a Dios. * Relata las primeras palabras
del hombre pecador. (Tuve miedo y me escondí) Gn.3:10; Y las últimas palabras del hombre redimido.
Apc.22:20; (Ven Señor Jesús)

* Habla de una trinidad santa. El Padre, El Hijo, El Espíritu. * Habla de una trinidad maligna. Satanás, El
Anticristo, El Falso Profeta. * Habla del hombre como un ser tripartito. Espíritu, Alma y Cuerpo.
1ª.Ts.5:23; * Habla del tiempo como trinidad. Pasado Presente y Futuro. * Habla del espacio como una
trinidad. Longitud, Anchura y Altura.

a) En el A.T. Tenemos la revelación de Dios Padre. b) En los Evangelios tenemos la revelación del Dios
Hijo. c) En los Hechos tenemos la revelación de Dios Espíritu Santo. d) En las Epístolas tenemos la
revelación de la trinidad. e) Desde Adán hasta Abraham tenemos la historia de la raza humana. El
hombre bajo conciencia.

f) Desde Abraham a la resurrección de Cristo tenemos la historia de la raza Judía, el hombre bajo la ley. g)
Desde la resurrección de Cristo a la segunda venida, tenemos la historia de la Iglesia, el hombre bajo la
gracia. h) Desde la segunda venida al final del milenio tenemos la historia del mundo entero, el hombre
bajo el reino de Cristo. i) Desde el fin del milenio a la eternidad tenemos la historia del estado eterno el
hombre en el cielo o en el infierno.

j) El A.T. comienza con Dios. Gn.1:1; k) El N.T. comienza con Jesucristo. Mt.1:1; l) El A.T. gira en torno a la
ley y termina con maldición. Ml.4:6; Jn.1:17; m) El N.T. gira en torna a la gracia y termina con bendición.
Apc.22:21; n) El A.T. revela a Cristo como el Mesías prometido. Dn.9:25-26;

ñ) El N.T. revela a Jesús como el salvador del mundo. Mt.1:21; o) En el A.T. el N.T. está escondido. p) En el
N.T. el A.T. esta revelado. q) En el A.T. uno de los primeros milagros de Moisés, agua en sangre implica
juicio. r) En el N.T. uno de los primeros milagros de Jesús, agua en vino, implica gracia

A. EVIDENCIAS INTERNAS.
1. Estas tienen que ver con los hechos encontrados en la Biblia misma, es la propia afirmación de la Biblia
en cuanto a: a) Que ella es la palabra de Dios. b) Que su origen es divino. c) Que difícilmente un libro
como la biblia pudo haber sido inventada por el hombre.

2. Pasajes del Antiguo Testamento que afirman ser la palabra de Dios. a) Dt.6:6-9; Estas palabras que yo
te mando hoy. b) Dt.6:17-18; guardad cuidadosamente los mandamientos de Jehová. c) Ex.19:3-6;
Palabras que Jehová su Dios le había mandado. d) Ex.20:1; y hablo Dios todas estas palabras diciendo. e)
Jos.1:8; Este libro de la ley.

f) Jos.8:32-35; escribió una copia de la ley. g) 2º.Ry.14:25; conforme a la palabra de Jehová Dios. h) 2

C. El Señor Jesucristo (Cristología).


1. Creemos que Dios el hijo se encarnó en la persona de Jesucristo, que fue concebido por el
Espíritu Santo y nació de una mujer virgen, y que Él es verdadero Dios y verdadero Hombre. Juan 1:1-3,
10:30; Daniel 7:13; Filipenses 2:6-8; Hebreos 1:1-4.
2. Creemos que Él es el unigénito Hijo de Dios, hecho carne, pero sin pecado. Él fue concebido
mediante el Espíritu de Dios, fue nacido de la virgen María, y fue crucificado para rescatar la raza
humana del pecado.

3. Creemos en la resurrección corporal de Jesucristo, en su ascensión al cielo, y en su ministerio


actual allí como pontífice, intercesor y abogado. Hechos 1:9-11; I Cor. 12:28; Efesios 1:20-23.

Aquí empieza mi consideración y aportación a lo expuestos, a la parte que


creemos de igual forma solo aportamos más ampliada la visión de ya expresado.
Estando Jesús en la región de Cesárea de Filipo, les hizo una pregunta determinante a sus
discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos les respondieron: “Ellos dijeron:
Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas”, (Mateo 16:14).

Increíblemente hoy en día hay muchos que no saben quién es realmente Jesús. Para algunos Jesús fue el
primer ser creado por Dios, otros dicen que fue el primer comunista de la historia humana, otros lo
llaman otro dios, otros afirman que solo fue un gran profeta, para otros Jesús es el mismo Padre y
solamente existe Él y no la trinidad, y así se escuchan muchas más declaraciones e historias inventadas
acerca de su persona, muchas blasfemas como la que se narra en la obra del código de Da Vinci; pero,
¿quién es realmente Jesús? Esta es otra de las preguntas que la teología sistemática pretende responder,
y para el caso del ser humana, conocer a Jesús es de suma importancia: “Esto es esencial al sistema
doctrinal cristiano: Que Jesucristo, la persona histórica que vivió en Palestina a principios de nuestra era,
no es otro que el Eterno Hijo de Dios, igual y consubstancial con Dios el Padre y Dios el Espíritu Santo.

Su personalidad inmaterial, ego o esencia personal, es eterna, sin principio ni fin. Es tan verdaderamente
Dios como el Padre es Dios y el Espíritu Santo es Dios. Y en la encarnación llegó a ser tan verdaderamente
hombre como lo somos nosotros los hombres”. Por tanto, el estudio de la persona y naturaleza de Jesús
es de suma importancia y por ello estudiaremos la cristología.

Llámese cristología a la parte de la teología que se encarga de estudiar a la persona de Jesús, como Dios
y Hombre perfecto, su deidad, sus atributos, sus oficios y en general su vida, obra y resurrección.

En este caso comenzaremos a estudiar esta fascinante parte de la teología para conocer a nuestro Señor
y Salvador Jesucristo.

Jesús como Hijo de Dios: Su deidad.


El título del Hijo de Dios hace referencia a la deidad de Cristo. Jesús es Dios, la segunda persona de la
Trinidad divina, no es un ser creado, es el creador del universo, el sustentador de la vida, el
Todopoderoso, el Salvador y Redentor. Él ha preexistido desde la eternidad.

En cuanto al título de Jesús como Hijo de Dios: “A Jesús jamás se lo denomina un Hijo de Dios, en el
sentido general en que los hombres y los ángeles (Job 2:1) son hijos de Dios. Es el Hijo de Dios por
excelencia, en sentido especial y único. Según la descripción que de Jesús nos hacen las Sagradas
Escrituras, mantiene con Dios una relación que no es compartida por persona alguna en el universo”. Por
tanto, Jesús es Dios mismo, y de eso las Escrituras dan testimonio. El mismo Jesús ratifico su deidad al
hacerse igual a su Padre: “Yo y el Padre uno somos”, (Juan 10:30).

De igual forma, los apóstoles lo reconocieron como Dios, así lo hizo el apóstol Pedro: “Respondiendo
Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, (Mateo 16:16). Lo reconoció Natanael
después que Jesús le declaro que lo había visto cuando estaba debajo de la higuera: “Respondió Natanael
y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”, (Juan 1:49).

Juan escribió su evangelio para demostrar que Jesús es Dios: “Pero éstas se han escrito para que creáis
que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”, (Juan 20:31). El
apóstol Pablo reconoció la deidad de Jesús: “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios
fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído
en el mundo, recibido arriba en gloria”, (1 Timoteo 3:16).

Y aun el incrédulo de Tomás lo reconoció como Dios: “Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y
Dios mío!”, (Juan 20:28).

Jesús como el Hijo del Hombre: Su humanidad.


El título del Hijo del Hombre que se le atribuye a Jesús hace referencia a su naturaleza como hombre
perfecto. Jesús no solo es Dios, sino también hombre lo cual significa que adquirió la naturaleza humana
con todas sus limitantes y debilidades.

Al respecto del título del Hijo del Hombre Aplicado a Cristo, la frase Hijo del Hombre le designa como
participante de la naturaleza y cualidades humanas, y lo sujeta a las fragilidades del hombre”. En la
Biblia se nos dice como Jesús se humillo hasta lo sumo al tomar forma de hombre, renunciando a su
calidad de Dios, se entregó por amor de su iglesia a la misma muerte: “Haya, pues, en vosotros este sentir
que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como
cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz”, (Filipenses 2:5-8).

Jesús no dejo de ser Dios cuando tomo la forma de hombre, sino que renuncio a ella mientras estuvo en
su misión terrenal, y en este sentido, Jesús experimento toda clase de debilidad y necesidad humana. Por
ejemplo, sintió hambre: “Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una
higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino
hojas, pues no era tiempo de higos”, (Marcos 11:12-13). Tuvo necesidad de dormir: “Pero mientras
navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y
peligraban”, (Lucas 8:23).

También experimento el cansancio físico y la sed: “Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado
del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y
Jesús le dijo: Dame de beber”, (Juan 4:6:7). De igual forma, nuestro Señor experimento toda clase de
sentimientos que son característicos del ser humano.
Por ejemplo, sintió enojo: “Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio.
Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos
callaban. Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al
hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana”, (Marcos 3:3-5). También
sintió regocijo: “En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los
niños. Sí, Padre, porque así te agradó”, (Lucas 10:21). Sintió compasión: “Y al ver las multitudes, tuvo
compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”,
(Mateo 9:36).

Experimento la aflicción de espíritu: “Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta
hora? Mas para esto he llegado a esta hora”, (Juan 12:27). En el momento de gran aflicción sudo como
gruesas gotas de sangre: “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes
gotas de sangre que caían hasta la tierra”, (Lucas 22:44). Y hasta lloró: “Jesús lloró”, (Juan 11:35). De
igual forma, Jesús al ser un hombre con todas sus debilidades, fue tentado en todo, pero nunca pecó:
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno
que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”, (Hebreos 4:15).

También, el título de Hijo de Hombre, aparte de hacer referencia a su humanidad, hace referencia a su
carácter como Mesías, el Cristo, basado en la visión del profeta Daniel: “Miraba yo en la visión de la
noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de
días, y le hicieron acercarse delante de él.

Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su
dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”, (Daniel 7:13-14).

“El titulo Hijo de Hombre señala al mismo Mesías. Los evangelios abundan en pasajes donde dicha
expresión se usa con referencia a Cristo (véase Mateo 8:20; 9:6; 10:23; 11:23; 11:19; Lucas 19:10; 22:48;
18:31; etc.). El Señor se refirió a sí mismo como el Hijo del Hombre (Mateo 16:13-20). En el pasaje de
Mateo 16, el Hijo del Hombre, el Mesías y el Hijo del Dios viviente son la misma persona”. En este sentido,
el titulo Hijo de Hombre hace referencia a su carácter como Mesías.

La palabra Mesías proviene del hebreo mashíakj ( ‫)מָׁשִי ַח‬, y su equivalente en griego es Cristo, que a su vez
se traduce de la palabra griega Jristós (Χριστός), y ambas significan Ungido, porque el Mesías seria aquel
que sería ungido por el poder del Espíritu Santo y que tendría el poder de Dios para traer el alivio y
liberación a su pueblo y juicio sobre los malvados, instaurando su reino sobre esta tierra, tal y como el
profeta Isaías anunciaba: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha
enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar
libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de
Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados”, (Isaías 61:1-2). Si nos
damos cuenta el Señor Jesús cumplido perfectamente la primera parte de esta profecía, la de traer alivio
y liberación a este mundo, de hecho, Él mismo lo dijo: “Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día
de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del
profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está
sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los
quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los
oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.

Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y
comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”, (Lucas 4:16-21). Como
vemos, la primera parte de la profecía de Isaías 61 se cumplieron en su primera venida, pero la segunda
parte de esta profecía que consiste en traer el día de la venganza del Señor e instaurar el reino milenial se
cumplirán en su segunda venida.

Al encarnarse, Jesús se privó voluntariamente a su naturaleza divina, no en el sentido que dejó de ser
Dios, sino que se sujetó voluntariamente a su condición humana para luchar como hombre, dependiendo
de Dios totalmente para vencer las pruebas y tentaciones, y confiando del poder del Espíritu Santo para
hacer la obra del Padre y demás milagros. En Filipenses se nos habla de esto: “Haya, pues, en vosotros
este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a
Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un
nombre que es sobre todo nombre”, (Filipenses 2:5-9).

En teología su usa el termino técnico Kenosis, palabra griega que significa “vaciamiento” y hace
referencia a este hecho en el cual Jesús se despojó o se privó de algunos atributos divinos de forma
voluntaria para sujetarse como siervo a su condición de humano para cumplir la misión que el Padre le
había encomendado y cumplir su obra redentora. De esta forma el Hijo de Dios se encarnó, privándose de
algunos atributos divinos para realizar su obra redentora y nos enseñó la forma de cómo nosotros
también podemos vencer a través de la dependencia del Espíritu Santos.

La preexistencia de Cristo.
Cristo es Hombre perfecto, pero eso no significa que Él tenga un principio, o que fue un ser creado.
Llámese la preexistencia de Cristo a la verdad de que Cristo como Dios es eterno, un Ser no creado pues Él
es el Creador de todo. La preexistencia de Cristo nos habla de su eternidad, no tiene principio ni fin. Cristo
es un ser eterno, no un ser creado, sino el creador de todo lo que existe. Al respecto de su preexistencia,
“En cuanto a su humanidad, Él tuvo principio, pues fue concebido por el poder del Espíritu Santo y nació
de una virgen. En cuanto a su divinidad, Él no tuvo principio, pues ha existido desde la eternidad”.

Cristo es eterno y Juan lo declara claramente al afirma que Él estaba en el principio de todas las cosas y
que Él era con Dios y era Dios: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”, (Juan 1:1-3).
También, el apóstol Pablo declara esta verdad en cuanto a su preexistencia como Dios: “Él es la imagen
del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que
hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y
todas las cosas en él subsisten”, (Colosenses 1:15-17). Pablo dice que Jesús es el primogénito de toda la
creación, y con esto no quiere decir que Jesús es el primer ser creado. La palabra primogénito se usa en
dos sentidos. El primero es para referirse al primer hijo nacido. El segundo hace referencia a usar la
palabra primogénito para referirse al descendiente principal sobre el cual recae el mando principal de
toda la familia.

Esto último le vemos en la Biblia, por ejemplo, Jacob era el segundo en nacer, pero sobre él recayó la
primogenitura, y de esta forma, Cristo es el primogénito de toda la creación ya que al Padre le ha placido
darle esta potestad de gobierno al su Hijo amado, el cual, como Pablo dice, es antes de todas las cosas y
por medio de Él subsisten. Así de esta forma comprendemos la preexistencia de Cristo.

LA OBRA REDENTORA DE CRISTO JESÚS

En 1ra, Corintios el apóstol Pablo resume perfectamente la obra redentora de Cristo Jesús: “Porque
primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme
a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”, (1 Corintios
15:3-4). Definitivamente Jesús vino a esta tierra con una misión especial, la de redimirnos de todos
nuestros pecados y por ello fue y murió en la cruz del Calvario, pero al tercer día resucitó. Por causa del
pecado el hombre nace en una condición de condenación y no hay ofrenda o sacrificio humano que lo
pueda salvar, por ello Dios proveyó el medio de salvación a través del sacrificio de su Hijo amado el cual
fue anunciado desde el mismo momento en el que Adán y Eva cayeron en desobediencia y el pecado
entro al mundo: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te
herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”, (Génesis 3:15).

La simiente de la mujer es Cristo y aquí encontramos una clara referencia a su sacrificio en la cruz, la
serpiente que es Satanás lo heriría en el calcañar, una herida no mortal; pero Cristo le aplastaría la
cabeza triunfando sobre ella. Desde aquí se anunciaba la obra redentora que la simiente de la mujer
realizaría. Además de esto, también, a través de la simiente de Abraham, se prometió un descendiente
por medio del cual este mundo fuese bendecido y sacado de la maldición del pecado: “Y llamó el ángel de
Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por
cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré
tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu
descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.

En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”, (Génesis
22:15-18). Debido a que Abraham fue obediente al no negarle a Dios su hijo Isaac cuando se lo pidió en
sacrificio, Dios prometió que en su simiente serian benditas todas las naciones de la tierra, y esta simiente
de Abraham es Cristo mismo, el cual puede bendecir a aquellos que se acercan a Él. Es obvio que el
principio de esta bendición está en el perdón de nuestros pecados, y de alguna manera al leer esta
historia bíblica donde Abraham se dispone a obedecer a Dios cuando le pide que le entregue en sacrificio
a su único hijo Isaac: “Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y
él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de
Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.

Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac
su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo”, (Génesis 22:1-3).
Ahora, yendo de camino, Isaac le hace una pregunta a su padre que anunciaba la venida de Cristo:
“Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo:
He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se
proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos”, (Génesis 22:7-8). Ciertamente Dios
proveería de un cordero para el holocausto de tal forma que cuando Dios vio que Abraham está dispuesto
a obedecerle sabiendo que sus promesas son verdadera, Dios detuvo a Abraham, lo bendijo y le proveyó
de un cordero: “Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en
un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su
hijo”, (Génesis 22:13).

No obstante, Dios no solo le proveería a Abraham un cordero para el sacrificio, sino también a toda la
humanidad por medio de su Hijo amado que sería ofrecido como el Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo, tal y como Juan el bautista lo declaró: “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo:
He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, (Juan 1:29).

La resurrección de Cristo.
Si bien es cierto, Cristo murió por nuestros pecados y fue sepultado, pero al tercer día resucito. La
resurrección es el sello final de su victoria sobre la muerte, es el hecho milagroso más extraordinario y
sorprendente de toda la historia de la humanidad y lo que hace diferente a Cristo de cualquier otro líder
religioso. A lo largo de la historia se han levantado muchos líderes religiosos, tal y como Mahoma,
Confucio, Buda, entre otros, pero a diferencia de Cristo, estos murieron y sus restos están con suerte en
alguna tumba; pero la tumba de Cristo está vacía porque resucito de entre los muertos.

Si la resurrección de Cristo nunca se hubiese operado, nuestra fe fuese vana, así lo dice el apóstol Pablo:
“Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es
entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe”, (1 Corintios 15:13-14).

Sin embargo, las Escrituras testifican que al tercer día se levantó de entre los muertos, y de acuerpo a
Pablo, en su cuerpo opero el poder del Espíritu Santo el cual lo resucito: “Y cuál la supereminente
grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la
cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales”,
(Efesios 1:19-20). Es a través de su resurrección que Jesús venció la muerte y ahora puede dar vida eterna
a los que creen en su nombre haciéndolos resucitar también en el día postrero: “Mas ahora Cristo ha
resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró
por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque, así como en Adán todos
mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las
primicias; luego los que son de Cristo, en su venida”, (1 Corintios 15:20-23).

La ascensión de Cristo.
La ascensión de Cristo es posterior a su resurrección. Se llama la ascensión al momento en el cual Jesús,
ya con un cuerpo resucitado, entro en la gloria ascendiendo a los cielos para estar con su Padre 40 días
después de su resurrección. De acuerdo a las Escrituras, esto ocurrió en Betania y fue en presencia de los
once discípulos: “Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. Y aconteció que,
bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de haberle adorado,
volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios.
Amén”, (Lucas 24:50-53).

Fue por un lapso de 40 días después de su resurrección que Jesús permaneció con sus discípulos antes de
ascender a los cielos: “Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas
convincentes de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció y les habló acerca del reino de
Dios”, (Hechos 1:3). Marcos nos dice que ascendió al cielo para estar sentado a la diestra de su Padre: “Y
el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios”, (Marcos
16:19).

Además de esto de esto, también su ascensión al cielo nos anuncia su pronto regreso: “Y habiendo dicho
estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con
los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con
vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este
mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”, (Hechos
1:9-11). Por tanto, así como Jesús ascendió en las nubes al cielo para esta en gloria con su Padre, así
regresara por su iglesia, y es con su ascensión que pone fin a su periodo de humillación e inicia su estado
de constante exaltación.

D. La Salvación del Hombre (Antropología).


1. Creemos que el hombre fue creado a imagen de Dios, Génesis 1:27, que él pecó, Génesis 3:1-6 y
así incurrió no solamente en el castigo de la muerte física, Génesis 2:17, sino también de aquella muerte
espiritual que es separación de Dios, Efesios 2:1-3, Apoc. 20:13,15 que todos los humanos nacen con una
naturaleza pecaminosa, y en el caso de los que alcanzan la edad de la responsabilidad moral se hacen
pecadores, en pensamiento, palabra y hecho, Romanos 3:9-20, 5:12-14.

2. La necesidad de la Salvación se debe al pecado cometido de Adán y Eva, por lo cual todo hombre
ha sido constituido pecador de naturaleza y de voluntad. Romanos 5:12 y 2da. Cor. 15:21.

3. El hecho de la muerte significa que todos han sido condenados delante de Dios y sin fuerza para
salvarse. Juan 3:18-19; Romanos 5:17,18; 3:23.

4. La Salvación es una gracia de Dios hecho en la vida del hombre, por lo cual el hombre recibe
perdón del pecado y una transformación de su vida. 2 Corintios 5:17; Efesios 4:22-24.

5. Ha sido provista únicamente por la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. 1 Pedro 2:24; Col.
20-22, 1 Cor. 15:21.

6. Absolutamente no hay Salvación para el hombre fuera de Jesucristo. Hechos 4:12; 1 Timoteo
2:5; Juan 14:6.

7. La Salvación se efectúa en el alma y la vida del pecador en el momento en que él se arrepiente


de corazón y declara su fe sincera en Cristo Jesús como su Salvador personal. Juan 1:11-13; 2 Corintios
5:17.

La Doctrina del Hombre o antropología cristiana


Es de vital importancia para comprender otros aspectos doctrinales para el cristianismo. No solo la fe en
la intervención de Dios y las pruebas científicas que abarcan campos de discusión contemporánea como
evolucionismo, creacionismo y diseño inteligente son estudiados, sino la imagen de Dios en el hombre y el
aspecto de la composición humana, tanto física, como mental y espiritual son abordadas y explicadas.

Los distintos puntos de vista que pueden ser debatidos en el día a día con gentes de las distintas culturas,
y de mayor o menor conocimiento y estudio, deben ser conocidos en profundidad para poder presentar
una visión Bíblica de la antropología según Dios nos explica en Las Escrituras, la cual nos muestra cómo
es el hombre, y mejor aún, nos muestra, a partir del hombre, cómo es Cristo.

Si el hombre es una criatura de Dios, las consecuencias son distintas que si es un accidente, una vida sin
un propósito y sin sentido.

Veremos como la respuesta Bíblica es la más profunda y satisfactoria que se puede encontrar, y además
la cual hará reflexionar al hombre hasta el punto de abrirle la puerta a una relación personal con Dios en
Su Hijo Jesucristo, por el don de la fe, como dice la Escritura en unas palabras que cambiaron el mundo y
a los que las reciben hasta hoy: “El justo, por la fe vivirá” Romanos 1:1

EL ORIGEN DEL HOMBRE

El origen de la humanidad va más allá de su comienzo en la tierra. Adán y Eva como primeros padres, es
científicamente factible, a pesar de quienes se oponen. Nuestro origen parte de nuestro propósito, no
solo de nuestra existencia. Dios como Creador y la narración Bíblica de Génesis 1 al 3, nos aporta la mejor
explicación. Dios crea al hombre para amarlo y para que tengamos una relación con Él.

Es la mejor respuesta a ¿por qué existe el hombre? Ahora bien, los modelos científicos de los orígenes
exponen varias hipótesis de la existencia o no de Adán y Eva como seres reales, pero la ciencia demuestra
que fueron factibles. Por lo tanto abandonar el relato de Génesis sobre el hombre, parte de la duda del
poder de Dios más que de la evidencia científica. Aunque se llama Adán al género humano en Génesis 5:2
la idea es que todos somos Adán hasta hoy y nuestra historia es común ante Dios y nuestra relación con
Él, y no está en conflicto con que Adán y Eva fueron reales. Adán desobedece a Dios, y el “postrer Adán-
Cristo” obedece a Dios. Un solo hombre y un solo Hombre.

LA IMAGEN DE DIOS EN EL HOMBRE

El humanismo moderno lleva al hombre a rechazar que haya un Dios, y un libro con las instrucciones para
la vida en el que se refleje Su autoridad sobre el hombre. Tras saber que el hombre se preocupa por sí
mismo antes de buscar a Dios, es aquí donde se debe exponer la naturaleza de Dios.

De ahí parte la aproximación de la exposición de la similitud entre el Creador y el creado y de que hay
una relación entre ambos. La imagen de Dios en el hombre parte de Génesis 1:26-27, o Hechos 17:28
donde Dios habla diciendo que nos hace a Su imagen y semejanza, o cuando Pablo habla a los griegos
sobre el linaje de Dios en nosotros. Pero Romanos 8:29 nos da la clave, nuestra semejanza al Hijo de
Dios, que se encarnó y vivió entre nosotros. Los puntos de vista sobre la imagen incluyen el sustantivo, las
características como físicas, psicológicas o espirituales. O algo que se experimenta, el punto relacional, su
relación con Dios y el prójimo. Y está el punto de vista funcional, donde la imagen es algo que el hombre
hace similar a Dios.
CONCLUIMOS CON ESTA CONSIDERACION

Mi fe ve la doctrina de la humanidad como fundamental y está conectada con otras doctrinas, pues lo
que creamos sobre el hombre implica lo que creamos sobre la humanidad de Cristo. Si no hubiese Dios
creando al hombre, posiblemente no habría habido encarnación de Cristo, ni expiación, ni resurrección de
la carne, y posiblemente no habría regeneración ni justificación. Nuestra antropología es fundamental en
la manera en que nos entendemos a nosotros mismos, y en relación con Dios y con el prójimo porque
implica nuestro destino eterno y con el propósito de nuestras obras y sentimientos. Otro aspecto
concluyente de nuestro concepto de antropología es que nos sirve de punto de partida al existencialismo
para atacar la mentalidad escéptica y la atea.

El hombre a imagen de Dios, creado por un acto voluntario de Dios, amado por Dios, justificado por la fe
en la obra redentora del Hijo-Hombre de Dios, resucitado de los muertos y ascendido al trono de la gloria
es un mensaje tan poderoso que todo aquel que tenga oídos para oír será transformado por el cataclismo
conceptual y existencial que supone el Evangelio y la antropología cristiana. Creo que el hombre ha sido
creado por Dios, no de la evolución naturalista, sino del creacionismo instantáneo o progresivo.

Tenemos la imagen de Dios en nosotros y por Cristo, somos, vivimos, pensamos, sentimos y tenemos fe.
Somos un ser complejo con cuerpo y alma, pero nuestra mente y espíritu nos hacen únicos. Dios salva
todo nuestro ser, seamos hombre o mujer, jóvenes o viejos, sin importar nuestra raza o cultura, ni
posición social. Esta es mi convicción personal y en Él creo, al cual espero en Su venida porque Él me creo,
me llamó, me justificó y me salvó. La humanidad es algo maravilloso diseñado y creado por Dios, un Dios
maravilloso. A Él sea la gloria. Amén.

E. El Ministerio del Espíritu Santo.


1. Creemos que el Espíritu Santo es una persona poseedora de todos los atributos distintivos
divinos. Él es Dios. Génesis 1:1-2; I Corintios 2:10-11, 4:11; II Corintios 3:17; Efesios 4:30. Él convence al
mundo de pecado, de justicia y de juicio. Juan 16:8-11. Él regenera, Juan 3:6. Sella y separa al creyente a
una vida santa, Efesios 1:13, 4:30. En la regeneración, Él bautiza al creyente en el cuerpo de Cristo y
viene a habitarle permanentemente, Juan 14:6; I Corintios 6:19-20.

2. El Espíritu Santo de Dios mora en la vida de cada creyente como sello de su Salvación desde el
momento de su conversión. Efesios 1:13,14; 2 Timoteo 1:14; Romanos 8:11; 1 Corintios 6:19; Romanos
8:14.

3. El manifiesta la voluntad de Dios y el amor divino en la vida del creyente en Cristo y convence al
impío de pecado. Juan 16:8-11.

4. Mediante la obediencia a Él, el creyente en Cristo está capacitado con dones espirituales, poder y
fuerza. I Corintios 12:4-11; Hechos 1:8; Gálatas 5:16,25.

5. Cada cristiano debe procurar ser “lleno del Espíritu Santo”, por medio de la dedicación de su vida
a Dios en la oración con fe. Romanos 12:1-2; 6:13,14; Efesios 5:17-20.

a) Es la voluntad de Dios que el cristiano siempre sea “lleno del Espíritu” para así andar bajo su
dominio cada día. Isaías 61:1, Gálatas 5:16,25.
b) El cristiano “lleno del Espíritu Santo”, será conocido por el fruto del Espíritu y el desarrollo de sus
dones espirituales. Gal. 5:22-25; 1 Corintios 12:11.

c) En sumisión al Espíritu Santo, cada cristiano debe desear y buscar los dones espirituales que
prueben ser de mayor beneficio y para la edificación de la iglesia.

d) Él debe conocer sus dones y desarrollarlos con toda diligencia. I Corintios 12:31; 14:1; Romanos
12:3-13.

APORTAMOS APOYADO EN LA PALABRA, EL CONCEPTO ANTE EXPRESADO.

Los reformadores dieron un tremendo énfasis en los dones del Espíritu a todo el cuerpo de Cristo. El
propio Juan Calvino ha sido descrito justamente como «el teólogo del Espíritu Santo» Sin embargo, a los
cristianos reformados siempre se les ha dado una «mala publicidad» por sus puntos de vista sobre los
dones del Espíritu Santo.

Nuestra convicción es que Dios a propósito dio algunos dones (específicamente la habilidad de obrar
milagros, el don de profecía reveladora, y hablar en lenguas) solo por un período limitado. Tenemos
sólidos motivos bíblicos para creer esto:

1. Una manifestación temporal de estos dones es característica del patrón de las obras de Dios.
Contrariamente a la opinión popular, tales dones como estos fueron dados espasmódicamente en la
historia bíblica. Su aparición generalmente está contenida dentro de un puñado de períodos de tiempo
que duraron alrededor de una generación cada uno.

2. La función de estos dones, a saber: transmitir y confirmar la revelación (ahora cesó hasta el regreso de
Cristo), se subraya en el Nuevo Testamento mismo (Hechos 2:22, 14:3; véase 2 Corintios 12:12; Heb 2:3-
4).

3. La historia del Nuevo Testamento sugiere que para el final de la era apostólica, el papel de estos dones
estaba siendo reemplazado por la finalización del Nuevo Testamento. Por lo tanto, no hay referencia a su
presencia -o, más significativamente, a su regulación futura- en las Cartas Pastorales.

Se podría decir más aquí en términos de cristología bíblica, ya que el derramamiento de los dones de
lenguas, profecía y milagros en Pentecostés fue específicamente diseñado para marcar la coronación de
Cristo. Por lo tanto, se pretendía intrínsecamente que fuera una característica no permanente de la vida
de la iglesia. Pero en este contexto, probablemente sea más importante enfatizar otra faceta, a menudo
ignorada, de la enseñanza reformada.

Aunque todos estos dones y operaciones cesaron en algún aspecto, algunos de ellos absolutamente, y
otros en cuanto a la forma inmediata de comunicación y el grado de excelencia; sin embargo, en cuanto
a la edificación de la iglesia se refiere en ellos, algo que es análogo a ellos fue y continúa.

¿Qué significa esto? Simplemente esto: es el mismo Espíritu el que otorga dones temporales y continuos
a la iglesia. No debería sorprendernos, por lo tanto, descubrir hilos comunes en ambos.

Quizás el hilo común más importante es el ministerio del Espíritu en la iluminación: ilumina nuestras
mentes para permitirnos conocer, ver, captar y aplicar la voluntad y los propósitos de Dios. Había una
inmediatez para la iluminación en los dones temporales. El Espíritu les enseñó a los apóstoles «todas las
cosas» (Juan 14:26) y los condujo a «toda verdad» (Juan 16:13).Ahora, sin embargo, Él continúa esta
obra en nosotros a través de las Escrituras. Él capacitó a los apóstoles a escribir para nosotros. De hecho,
durante el Discurso de despedida (Juan 14-16), nuestro Señor dejó en claro a los apóstoles que este sería
uno de los ministerios centrales del Espíritu en sus vidas: les recordaría lo que Jesús había dicho (los
evangelios) , guiarlos a la verdad (las epístolas) y mostrarles lo que está por venir (por ejemplo,
Apocalipsis).

¿Por qué, entonces, los cristianos de hoy -a diferencia de sus padres- tienen tanta sed de experimentar la
revelación inmediata de Dios, cuando su deseo por nosotros es la obra continua del Espíritu que abre
nuestro entendimiento a través de la revelación mediada del Nuevo Testamento? Parece que hay tres
razones:

1. Es más emocionante tener revelación directa en lugar de revelación de la Biblia. Parece más
«espiritual», más «piadosos».

2. Para muchas personas, se siente mucho más autoritativo poder decir, «Dios me lo reveló», que decir:
«La Biblia me lo dice».

3. La revelación directa nos alivia de la necesidad de un concienzudo estudio de la Biblia y una cuidadosa
consideración de la doctrina cristiana para conocer la voluntad de Dios. En comparación con la revelación
inmediata, el estudio de la Biblia parece ser francamente aburrido.

Para que no seamos derrotados y desarrollemos una especie de mentalidad de asedio como Cristianos
Reformados, aquí hay algunas cosas que debemos tener en cuenta acerca de la obra de iluminación:

1. Jesús lo experimentó. Sí, nuestro Señor profetizó; sí, Él hizo milagros. Pero seríamos culpables de
Docetismo (la opinión de que la humanidad de Jesús solo parecía ser como la nuestra) y no sería fiel a las
Escrituras si no reconociéramos que Jesús mismo creció en sabiduría y favor con Dios (Lucas 2:52) al
meditar pacientemente en las Escrituras del Antiguo Testamento. (Sospecho que probablemente los
conocía de memoria.) La tercera Canción del Siervo de Isaías (Isaías 50:4-11) nos da una imagen
extraordinariamente conmovedora de que el Señor Jesús se despierta cada día, depende de su Padre
para iluminar su comprensión de Su Palabra para que Él pueda pensar, sentir, actuar y vivir como el
Hombre lleno del Espíritu de sabiduría y entendimiento (Isaías 11:2ff).

2. Este es el método divino que produce un crecimiento cristiano auténtico, porque involucra la
renovación (no la suspensión) de la mente (Romanos 12:2) y es progresivo (toma tiempo y exige la
obediencia de nuestras voluntades). A veces Dios hace las cosas rápidamente. Pero su manera ordinaria
es trabajar lenta y seguramente para hacernos progresivamente más como nuestro Señor Jesús.

3. El resultado de que el Espíritu trabaje con la Palabra de Dios para iluminar y transformar nuestro
pensamiento es el desarrollo de un instinto piadoso que opera de maneras a veces sorprendentes. La
revelación de la Escritura se convierte, en un creyente bien enseñado, iluminado por el Espíritu, en una
parte tan importante de su mentalidad, que la voluntad de Dios parece con frecuencia volverse instintiva
e incluso inmediata, al igual que si una pieza musical está bien o mal ejecutada es inmediatamente obvio
para un músico bien disciplinado. Es este tipo de ejercicio espiritual el que crea discernimiento (véase
Hebreos 5:11-14).

Los cristianos bien intencionados a veces confunden la obra de iluminación del Espíritu con la revelación,
lo que, por desgracia, puede llevar a una confusión teológica seria y a consecuencias prácticas
potencialmente infelices. Pero la doctrina de la iluminación también nos ayuda a explicar algunos de los
elementos más misteriosos en nuestra experiencia sin tener que recurrir a la afirmación de que tenemos
el don de revelación y de profecía. “Ya que somos sujetos a esta iluminación y somos sensibles a ella, y
ya que el Espíritu Santo opera en nosotros para hacer la voluntad de Dios, tendremos sentimientos,
impresiones, convicciones, deseos, inhibiciones, impulsos, cargas, resoluciones. La iluminación y
dirección por el Espíritu a través de la Palabra de Dios se enfocarán en nuestra conciencia de estas
maneras. No somos autómatas…. No debemos pensar [que estas cosas] son… necesariamente
irracionales o fanáticamente místicas.”

La Palabra de Dios, iluminada por el Espíritu de Dios, es, como muestra tan magníficamente el Salmo
119, el camino hacia la estabilidad espiritual y la libertad. Nos lleva inquebrantablemente a conocer,
amar y hacer la voluntad de Dios diariamente. Trae gozo a través de la luz.

F. La Santidad de Vida.
1. Creemos que hay un Dios que existe eternamente en tres personas iguales: el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo. Génesis 1:26; Juan 5:7; Mateo 3:16-7; Lucas 3:21-22; I; Juan 5:17.

2. Dios, el Padre Celestial es Santo y requiere que sus hijos vivan vidas de santidad. 1 Pedro
3:15,16; Hebreos 12:14.

3. La santidad de vida tiene dos aspectos para el cristiano: El creyente ha sido santificado por Cristo
en el momento de su conversión y sigue diariamente el proceso de la santificación de su vida por medio
de la comunión personal con Dios. 1 Corintios 6:10,11; 2 Corintios 7: Hebreos 12:1.

4. La santidad significa la separación de toda inmundicia y pecado y la consagración a Dios.

5. Se alcanza la santidad por fe en la sangre de Jesucristo y en cooperación con la obra del Espíritu
Santo en la vida diaria.

6. Esta requiere la lectura regular y la aplicación de la Santa Biblia. Juan 17:17; Efesios 5:26;
Hebreos 10:10; 1 Pedro 1:2.

La frase "santidad de la vida", refleja la creencia de que debido a que las personas son creadas a imagen
de Dios (Génesis 1:26-27), la vida humana tiene en sí un atributo sagrado que se tiene que proteger y
respetar en todo momento. Mientras que Dios le dio la autoridad a la humanidad para matar y comer
otras formas de vida (Génesis 9:3), el homicidio de otros seres humanos es expresamente prohibido con
la pena de muerte (Génesis 9:6).

La humanidad fue creada a imagen de Dios, pero el pecado ha corrompido esa imagen. No hay nada
inherentemente sagrado en el hombre en su condición caída. La santidad de la vida humana no se debe
al hecho de que somos unos seres humanos maravillosos y buenos. La única razón por la que la santidad
de la vida se aplica a la humanidad, es el hecho de que Dios nos creó a su imagen y nos aparta de todas
las demás formas de vida. A pesar de que esa imagen ha sido manchada por el pecado, la imagen de Dios
aún está presente en la humanidad. Somos semejantes a Dios, y esa semejanza significa que la vida
humana siempre se debe tratar con dignidad y respeto.

La santidad de la vida significa que la humanidad es más sagrada que el resto de la creación. La vida
humana no es santa en el mismo sentido en que Dios es santo. Sólo Dios es santo en sí mismo. La vida
humana solo es santa en el sentido de estar "apartada" del resto de la vida creada por Dios. Muchos
aplican la santidad de vida a temas como el aborto y la eutanasia, y, aunque definitivamente se aplica a
esos temas, la aplicación es mucho mayor. La santidad de vida debe motivarnos a luchar contra toda
forma de maldad y de injusticia que se perpetúa contra la vida humana. La violencia, el abuso, la
opresión, el tráfico de personas, y muchas otras maldades también son violaciones de la santidad de la
vida.

Más allá de la santidad de la vida, hay un argumento mucho mejor contra estas cosas: el más grande
mandamiento. En Mateo 22:37-39, Jesús dice, "'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda
tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo". En estos mandamientos, vemos que nuestras acciones deben
estar motivadas por el amor a Dios y por el amor a los demás. Si amamos a Dios, valoraremos nuestras
propias vidas como parte del plan de Dios, para hacer su voluntad hasta que se haga realidad que
nuestra muerte contribuya mejor a su voluntad. Y vamos a amar y a cuidar a su pueblo (Gálatas 6:10;
Colosenses 3:12-15). Vamos a ver las necesidades de los ancianos y de los enfermos. Vamos a proteger a
los demás de cualquier daño, ya sea por el aborto, la eutanasia, el tráfico de personas o de otros abusos.
Mientras que el fundamento sea la santidad de la vida, el amor debe ser la motivación.

G. La Oración.
1. La oración se hace, se dirige al Padre en el nombre de Jesucristo. Mateo 6:9-13.

2. Es por medio de la oración que el creyente se dirige directamente a Dios. La oración es una
conversación libre con su Padre Celestial. Le cuenta sus gracias y gozos, sus tristezas y sus problemas y le
habla de sus necesidades. Filipenses 4:6.

3. La Oración comienza invocando el nombre del Padre Celestial a quien dirigimos la oración. Las
peticiones son hechas con fe y convicción de acuerdo con la voluntad de Dios. Se concluye la oración en
el nombre de Jesús. Mateo 6:9-13; Hebreos 11:6; Santiago 1:6; Juan 16:24.

4. Por medio de la oración el cristiano tiene el deber y el privilegio de interceder a favor de otras
personas. 1 Samuel 12:13; Mateo 18:19; Santiago 5:13-16.

1. Conoced nuestro lugar como ser creado en la oración

2. Orad a Dios con sinceridad y honestidad

3. Orad a Dios para hacer su voluntad


4. Orad al Señor con energía y determinación – No perdáis la fe

Hermanos y hermanas, todos sabemos que orar a Dios es la manera más directa para que los cristianos
se comuniquen con Dios. Por eso, además de las oraciones de la mañana y de la tarde, oramos en muchos
otros momentos, como cuando leemos

1. Conoced nuestro lugar como ser creado en la oración


En Lucas 18:9–14 se registró: “Refirió también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como
justos, y despreciaban a los demás: Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro
recaudador de impuestos. El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: Dios, te doy gracias
porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador
de impuestos. ‘Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano.’ Pero el recaudador
de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba
el pecho, diciendo: ‘Dios, ten piedad de mí, pecador.’ Os digo que éste descendió a su casa justificado
pero aquél no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado”.

Es fácil ver a partir de la parábola del Señor Jesús del publicano y estaba disgustado con la oración del
fariseo. Eso se debe a que esta última consistía en lucirse y exhibirse, en enumerar sus obras para Dios. Se
colocó a sí mismo en una posición muy alta, incluso al mismo nivel que Dios. Hacía tratos con Dios y
quería crédito por su trabajo; no poseía ni la más mínima piedad ante Dios. Carecía totalmente de un
corazón de reverencia hacia Dios, y esto despertó el asco y el odio de Dios.

Pero el publicano era completamente diferente: sabía que era un humilde pecador, así que en su oración
tenía un corazón de reverencia hacia Dios y se desnudaba a sí mismo, reconociendo su propia corrupción
y pidiendo sinceramente el perdón de Dios. Al final, recibió la misericordia de Dios. Dios adoptó distintas
actitudes hacia cada uno de ellos debido a sus diferentes actitudes hacia Él.

Comparad esto con nuestras propias oraciones. Frecuentemente adoptamos una postura equivocada. A
veces, por ejemplo, cuando nos encontramos con un problema, sabemos que lo que estamos haciendo no
está de acuerdo con las palabras del Señor, pero aun así nos mostramos decididos a hacerlo y en nuestras
oraciones queremos que Dios haga las cosas de acuerdo a nuestra propia voluntad.

Cuando cumplimos con nuestro deber, o cuando nos arrestan y no traicionamos al Señor, sentimos que
somos muy devotos del Señor, que realmente lo amamos. Cuando oramos, cantamos nuestras propias
alabanzas y nos damos palmaditas en la espalda y, si Dios no nos bendice, nos enfadamos con Él. Cuando
enfermamos o algo terrible sucede en casa, en nuestras oraciones culpamos a Dios por no protegernos, e
incluso tratamos de razonar con Dios y ajustar cuentas con Él.

La lista sigue y sigue. Todas estas oraciones tienen como fin hacerle demandas a Dios y tratar de forzar
Su voluntad; eso es explotarlo y culparlo, incluso oponernos y enfrentarnos a Él. Este tipo de oraciones
carecen por completo de conciencia y razón; todas están en oposición a Dios. Para que Dios nos escuche,
los cristianos debemos orar como el publicano. Debemos conocer nuestro propio lugar como seres
creados, tener una actitud de piedad ante Él y orarle a Dios con la precondición de la obediencia. No
debemos tratar de reclamarle nuestros propios deseos a Dios o exigirle que actúe de acuerdo a nuestra
propia voluntad. Sólo debemos pedir que Dios haga las cosas de acuerdo a su propia voluntad. Sólo de
esa manera escuchará Dios nuestras oraciones y nos iluminará y guiará.

2. Orad a Dios con sinceridad y honestidad


El Señor Jesús le dijo una vez a Sus discípulos: “Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos
les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los
hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu
aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará” (Mateo 6:5-6). Según lo escrito en la Biblia podemos ver que, cuando los
fariseos oraban, a menudo les gustaba elegir un lugar lleno de gente. Les gustaba situarse en las
sinagogas o en las intersecciones para orar, y allí con frecuencia recitaban las escrituras y decían largas
oraciones para lucirse. Todo aquello era para que los demás los vieran, para que la gente los considerara
los más devotos, los más piadosos, y ganarse así las loas de los demás, que los admiraran.

Ese tipo de oración no es otra cosa que querer encumbrarse y alardear; es tratar de engañar a Dios. Por
eso el Señor Jesús dijo que ellos y sus oraciones eran hipócritas, por eso le resultaban repugnantes. Si
reflexionamos, muchas veces cuando oramos también albergamos motivaciones incorrectas. Por
ejemplo, cuando oramos en las reuniones no le hablamos a Dios sobre nuestras verdaderas dificultades o
nuestra corrupción ni le hablamos de corazón y le pedimos que nos guíe. En vez de eso, decimos palabras
floridas y soltamos alabanzas vacías, si es que no estamos recitando capítulos de la Biblia o mencionado
las escrituras sin parar. Creemos que alguien que ha memorizado más escrituras y puede hablar con más
elocuencia ora mejor.

También pensamos que mientras más a menudo hacemos nuestra vigilia matutina y nuestras oraciones
vespertinas, además de orar antes de las comidas y dar las gracias a Dios después de comer, y cuanto
más tiempo dediquemos a estas cosas, más espirituales y devotos seremos. Pensamos que orar de esta
manera se acerca más a la voluntad del Señor. De hecho, orar de esa manera no es compartir nuestros
corazones con el Señor ni adorarle de verdad. Por el contrario, se trata de aferrarse a nuestros propios
motivos y metas con el fin de mostrar a los demás lo grande que es nuestra búsqueda, con intención de
presumir.

Orar de esa manera es simplemente hacerlo de memoria, seguir los pasos, orar como un rito religioso. Es
simplemente ser superficial con Dios y tratar de engañarlo; esto a Él le repugna. El Señor Jesús dijo, “Dios
es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad” (Juan 4:24). Dios es el Señor de la
creación, así que cuando los seres creados oran ante el Creador, debemos tener un corazón reverente y
adorarlo con sinceridad, aceptar Su examen y decirle a Dios lo que hay en nuestro corazón, lo que es real.
Sólo este tipo de oración le causa alegría a Dios.

3. Orad a Dios para hacer su voluntad


En Mateo 6:9-10, 13 el Señor Jesús dijo: “Vosotros, pues, orad de esta manera: ‘Padre nuestro que estás
en los cielos, santificado sea tu nombre.’ Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el
cielo. […] Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”. Desde que la humanidad fue corrompida
por Satanás, Dios ha estado obrando para salvar a la humanidad y que podamos escapar del mal, de las
restricciones y el daño de Satanás, y finalmente ser ganados por Dios.

Así que Dios espera que la gente pueda acudir a Él y aceptar Su salvación. También espera que la gente
pueda vivir de acuerdo a Sus palabras, venerarlo en Su grandeza, hacer la voluntad de Dios en la tierra,
lograr el reino de Cristo en la tierra. Por eso en nuestras oraciones no sólo debemos hacer apelaciones
para nosotros mismos, sino que también debemos ser considerados con la voluntad de Dios, llevar una
carga para ayudar a que se haga la voluntad de Dios en la tierra y el reino de Cristo aparezca en la tierra.
Debemos orar para que el evangelio de Dios se extienda a cada rincón del mundo.

Este es otro sendero de práctica para que las oraciones de los cristianos lleguen a estar de acuerdo con la
voluntad de Dios. Por ejemplo, cuando nos encontramos con dificultades, burlas y apuros al difundir el
Evangelio y nos sentimos débiles y negativos, debemos orarle sinceramente a Dios y pedirle que nos dé fe
y fuerza, que nos permita abandonar la carne y superar todas las dificultades y no estar sujetos a las
restricciones de las fuerzas enemigas. Cuando obramos y predicamos, debemos orar a Dios con una
carga, pidiéndole que nos ilumine y nos guíe para que entendamos Sus palabras de manera que podamos
compartir Su voluntad en la comunicación durante las reuniones. Entonces podremos guiar a los
hermanos y hermanas a practicar y experimentar las palabras de Dios, llevándolos ante Dios y
permitiendo que se haga Su voluntad.

Cuando vemos que se hacen cosas malas y deshonestas en la iglesia, debemos orar a Dios y pedirle fe y
valor, y también debemos entender la verdad para no dejarnos engañar por los trucos de Satanás y
defender los intereses de la casa de Dios. Si oramos con frecuencia para que venga el reino de Dios y se
haga Su voluntad y somos capaces de ofrecer nuestra propia fuerza para la difusión de Su evangelio,
entonces Dios aprobará nuestras oraciones y estas cumplirán Su voluntad. De hecho, hay algunas
oraciones en la Biblia que obtuvieron la aprobación de Dios, como cuando el rey David le construyó un
templo a Jehová Dios para que el pueblo pudiera adorar a Dios en él. David a menudo le oraba a Dios con
ese fin y también lo puso en práctica; sus súplicas obtuvieron la aprobación de Dios, y al final se convirtió
en alguien en concordancia con la voluntad de Dios.

Cuando Salomón se convirtió en rey, Dios se le apareció en un sueño para preguntarle qué le pediría;
Salomón no pidió riquezas ni una larga vida, lo único que le pidió a Dios es que le concediera sabiduría
para poder gobernar mejor al pueblo de Dios, de tal modo que su pueblo pudiera adorar mejor a Dios.
Dios aprobó sus oraciones, y no sólo le otorgó esa sabiduría, sino también las riquezas y la larga vida que
ni siquiera había pedido. Queda claro que orar con el fin de que se haga la voluntad de Dios es una
oración totalmente de acuerdo con Su voluntad.

Conclusión:
Cómo orar para ganar la aprobación de Dios es una verdad en la que necesitamos entrar urgentemente.
Este ensayo señala el camino de cómo deben orar los cristianos para que el Señor nos escuche. Podemos
orarle honestamente a Dios desde nuestras almas, decirle a Dios lo que hay en nuestros corazones,
conocer nuestro lugar como seres creados y ofrecer a menudo oraciones para que se cumpla la voluntad
de Dios. Creo que si ponemos en práctica estos cuatro principios, nuestras oraciones serán oídas por Dios.
Además, me gustaría recomendar “Acerca de la práctica de la oración”. Ojalá entremos juntos en este
aspecto de la verdad.

H. La Mayordomía Cristiana.
1. El propósito primario de la vida cristiana es de glorificar a Dios con el cuerpo y con el Espíritu, los
cuales son de Él.

2. La mayordomía es el método por el cual el cristiano da a su Señor lo que a Él le pertenece.

3. Significa trabajar con Él y para Él. 1 Corintios 6:19- 20.

4. A través de la Salvación, el cristiano ha sido constituido hijo de Dios, y colaborador con su Padre
Celestial.

5. Por lo tanto el creyente tiene una responsabilidad de usar todos sus bienes, oportunidades y
tiempo según sus habilidades para glorificar a Dios y servir voluntariamente en su iglesia. I Corintios
3:9; 13:12; Romanos 12:6.

6. Su cumplimiento produce vida ejemplar, servicio fiel y crecimiento firme.

7. La mayordomía fiel incluye el dar en forma bíblica. La cantidad mínima que el cristiano debe dar
es una décima parte de lo que recibe, porque Dios lo reclama.

8. Hay una gran bendición prometida a aquellos que cooperan con Dios en esta práctica
depositando sus ofrendas y diezmos al alfolí de la iglesia local. Levítico 27:30,32; Malaquías 3:8-12.
Hebreos 7: 8

EL PLAN DEBE SER ASI:


a) Sistemático = cada primer día de la semana

b) Personal = cada uno de nosotros

c) Previsor = ponga aparte algo

d) Proporcional = según haya prosperado

1. Lo que el cristiano da más allá de su diezmo se considerará como ofrenda.

2. El Nuevo Testamento da el plan de ofrendas para el cristiano en una manera concisa; 2da.
Corintios 9:7; 1 Corintios 16:2.

3. Según el plan anterior, no hay ningún cristiano rico o pobre, que no pueda dar con alegría: Lucas
21:3
a. Cada fiel cristiano dará sus diezmos y ofrendas por lo general debe ser a su Iglesia local, porque
Dios ha provisto que de los diezmos y ofrendas de su pueblo sean cubiertos los gastos, consecuencia del
trabajo del Ministerio y avance de la iglesia. 1 Corintios 9:13,14; Números 18:21.

b. Las deudas personales, prestamos que no son de inversión, es algo que debe evitarse para no
caer en descréditos y si se quiere conocer la provisión y bendición sobre su vida diaria. Romanos 13:8.

I. El día domingo.

La Ley de Moisés obligó a su pueblo Israel a guardar el séptimo día como símbolo de su Pacto con Dios
(Éxodo 31:12-17). Pero bajo la Gracia, los cristianos guardan el Primer Día de la semana (domingo) para
adorar a Dios, en conmemoración de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo y como acción de
gracias por nuestra Salvación.

Razones:

1. El primer día de la semana resucitó el Señor, y la inauguración de la primera Iglesia visible fue el
primer día de la semana. Mateo 28:21; Hechos 2:1; Lev. 23:15,16.

2. Fue el día observado por los creyentes del primer siglo, para juntarse en adoración a Dios y para
traer sus ofrendas. Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2.

3. Por lo tanto, cada miembro fiel guardará el domingo para juntarse en el templo, en los cultos y
en la obra de la extensión del evangelio, en lo posible dejando las diversiones, ganancias pecuniarias,
para los otros seis días de la semana. Hebreos 10:24,25.

4. En la actualidad, tenemos creyentes con empleos algunos domingos; pero siempre habrá un día
en la semana para venir y adorar a Dios con la congregación (Hebreos 10:25).

¿Qué es la Mayordomía en la Biblia?


Uno de los grandes desafíos del creyente es administrar correctamente todas las cosas que posee. La
Biblia es clara y menciona constantemente que Dios quiere que sus hijos sean completamente íntegros y
semejantes al Señor Jesucristo.

Antes de conocer a Cristo, es común creer que todo aquello que conseguimos con nuestro trabajo o
estudios merece nuestra gloria y orgullo, sin embargo, al conocer al Señor, entendemos que todo lo que
recibimos es por su amor y misericordia, por tanto, veamos ¿qué es la mayordomía en la Biblia?

La mayordomía en la Biblia es la responsabilidad que tiene cada cristiano con la administración de los
bienes espirituales y materiales que Dios le ha dado, de los cuales deberá dar cuentas a su debido tiempo
delante de Dios.

¿Por qué es importante la mayordomía cristiana?


Ignorar la importancia fundamental de la mayordomía cristiana a la luz de la enseñanza bíblica significa
cometer un error muy grave que afrenta incluso el propósito básico para el que Dios nos creó.
Dios creó al hombre para su gloria y lo hizo a su imagen y semejanza. Por lo tanto, la Biblia nos instruye a
hacer todas las cosas para la gloria de Dios.

Evidentemente, esta verdad es muy importante porque tenemos una gran responsabilidad como
representantes de Dios que han de reflejar su gloria en este mundo; como siervos a los que ha dado la
administración de los bienes y recursos.

El significado de la mayordomía
La mayordomía es el oficio de administrar. El mayordomo es la persona responsable de la gestión de una
propiedad, es decir, el mayordomo es un administrador.

La palabra mayordomo viene del latín major domus que significa «mayordomo de una casa», en el
sentido de indicar el empleado más importante de una propiedad.

Así que si el mayordomo es básicamente un administrador de la propiedad de otro, la mayordomía es el


ejercicio de ese oficio. En el Nuevo Testamento la palabra griega oikonomia se refiere a la administración.

Hablando literalmente del oficio de mayordomo, el Antiguo Testamento habla de algunas personas que
desempeñaban esta función con gran responsabilidad. Aquí podemos destacar dos ejemplos:

El primero es el ejemplo de Eliezer. Era el administrador de Abraham, es decir, la persona que gobernaba
todo lo que el patriarca hebreo poseía (Génesis 15:2; 24:12-14).

El segundo es el ejemplo de José, hijo de Jacob. Antes de ser gobernador de Egipto, José fue mayordomo
en la casa de Potifar (Génesis 39:4,6).

Importante: El concepto de mayordomía fue explorado muchas veces en el Nuevo Testamento para
enseñar sobre las responsabilidades de los creyentes. El propio Jesús utiliza la figura del mayordomo en
algunas de sus parábolas.

Administradores de Dios
La administración cristiana debe partir de la verdad fundamental de que Dios es el creador y sustentador
de todas las cosas. Esto significa que Él es el dueño de todo, y nada nos pertenece. Estamos
acostumbrados a vernos como los dueños de las cosas, pero en realidad somos simplemente
administradores.

La Biblia dice que Dios es dueño de los cielos y de la tierra (Génesis 14:22). Todo en el universo pertenece
al Señor (Deuteronomio 10:14). El salmista enseña que «Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella,
el mundo y cuantos lo habitan» (Salmo 24:1).

Qué es la Mayordomía en la Biblia Salmo 24-1


Desde la creación del hombre, la Biblia muestra que el hombre fue llamado a administrar. Poco después
de ser creado, el Señor encargó a Adán a que cuidara, sometiera y dominara la creación (Génesis 1:28-30;
2:15).
El Rey David también habla de la mayordomía del hombre en el sentido del dominio de Dios sobre la
creación (Salmo 8:3-9).

Así que, como administradores de Dios, somos responsables de todo lo que Él nos da, tanto material
como espiritualmente. Es decir, que nuestra responsabilidad se extiende desde el uso correcto de los
recursos del planeta, hasta las posesiones, los dones, los talentos, el tiempo y los conocimientos que
recibimos, e incluso nuestro cuerpo.

La parábola de los talentos es otro texto bíblico que subraya que estamos llamados a la administración
cristiana (Mateo 25:14-30).

Cada creyente recibe dones, oportunidades y recursos, y debe administrarlos con diligencia y
responsabilidad. Esta misma parábola también enseña que algunos reciben más que otros, pero todos
reciben algo y deben ser buenos administradores de lo que les ha sido confiado por Dios.

El objetivo de la mayordomía es dar gloria a Dios

Para el creyente, el gran objetivo de la mayordomía cristiana es dar gloria a Dios y contribuir al avance de
su obra en la tierra.

Esto significa que la causa del Evangelio exige de nosotros el buen desempeño de la mayordomía
cristiana. Aquí podemos aprender de las palabras del apóstol Pablo: «Así que de buena gana gastaré
todo lo que tengo, y hasta yo mismo me desgastaré del todo por ustedes…» (2 Corintios 12:15).

Por último, encontramos en el propio Cristo nuestro mayor ejemplo de mayordomo fiel. Bajó del cielo y
vino al mundo para cumplir la voluntad del Padre que lo envió. Si hoy tenemos la salvación es porque Él
respondió a ese propósito con una administración perfecta y eficaz (Juan 6:38-40).

¿Eres un buen administrador?

Debemos tener claro que la Biblia dice que todos los creyentes son ministros del Evangelio; embajadores
del Reino de Dios; obreros de la obra del Señor en la tierra. Esto es lo que la biblia llama el sacerdocio real
de todos los creyentes (1 Pedro 2:9).

Por eso, todos los cristianos deben preocuparse por autoevaluarse sobre cómo ha sido su compromiso
con la disciplina de la mayordomía cristiana. Como seguidores de Cristo, debemos hacer esta evaluación
personal reflexionando sobre algunos puntos esenciales:

En conclusión, debemos estar siempre atentos a la administración cristiana en todas las esferas de
nuestra vida. Debemos ser conscientes de que los administradores de Dios deben ser fieles (1 Corintios
4:2).

J. La Segunda Venida de Jesucristo.


Creemos en la venida personal, corporal, visible y pre-milenaria de Nuestro Señor Jesucristo en la gloria
del Padre para establecer sobre la tierra un reino en el cual Él reinará con justicia y paz. Juan 14:1-3;
Hechos 1:11; Apoc. 19:11-16, 20:4, 22:20;
1. Todos seremos instantáneamente transformados con cuerpos semejantes a Su Glorioso Cuerpo
Espiritual para estar siempre con el Señor. 1 Tes. 4:13-17; 1 Juan 3:2.

2. Después del rapto de la iglesia aparecerá el anticristo y habrá grande confusión y tribulación en
la tierra, cuando el anticristo gobernará por un corto tiempo sobre la humanidad. Mateo 24:21; 2 Tes.
2:7-12.

3. El fin de la tribulación vendrá cuando el Señor Jesús descenderá con su iglesia y los ángeles con
poder, y salvará a los escogidos del pueblo de Israel. 2 Timoteo 1:7-10.

4. Entonces el Señor establecerá su reino de manera literal en la tierra para reinar en paz por mil
años. Este período sublime se llama El Milenio. Apocalipsis 20:4-6.

5. Después del Milenio, se efectuará la resurrección de los muertos sin Cristo que serán
presentados delante del Gran Trono Blanco, donde serán juzgados por sus obras, sentenciados y
arrojados al Lago de Fuego junto a Satanás y sus ángeles para la condenación y castigo eterno.
Apocalipsis 20:11-15; 14:10,11; Mateo 13:41-42.

6. Habrá nuevo cielo y nueva tierra para los justos que están con Cristo donde nunca habrá pecado
ni sufrimiento. Apocalipsis 21:22.

7. Esta enseñanza siempre ha sido la esperanza bendita de los creyentes en Cristo por todos los
siglos. Sus efectos son saludables y por lo tanto el creyente:

a. Se purifica, 1 Juan 3:3

b. Se ocupa en estar listo, Lucas 12:39;

c. Se ocupa en la obra del Señor, Juan 9:4;

d. Recibe consolación y consuela a otros con esta esperanza, 1 Tes. 4:17,18.

¿Cómo vendrá el Señor?


Cuando se trata del regreso del Señor en los últimos días, la mayoría de los hermanos y hermanas dicen,
según la Biblia “[...] verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria”
(Mateo 24:30), creyendo que el Señor descenderá seguramente sobre una nube con el cuerpo espiritual
glorioso resucitado del Señor Jesús.

También hay algunas personas que están confundidas acerca de esto. La profecía del Apocalipsis dice:
“He aquí, vengo como ladrón” (Apocalipsis 16:15). “Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído;
guárdalo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre
ti” (Apocalipsis 3:3). Las palabras del Señor dejaron muy claro que Él vendrá “como un ladrón”, eso
debería significar que el Señor vendrá cuando nadie se dé cuenta. Si el Señor viniera sobre una nube, ¿no
lo verían todos? Entonces, ¿cómo se cumpliría la profecía de “vendrá como un ladrón” del Señor? Este es
un misterio que tienen muchas personas en sus corazones. Respecto a esto, hablaremos juntos sobre
estos problemas. El significado de “vendrá como un ladrón”, excepto que sea el del que el Señor venga
cuando nadie se dé cuenta, también tiene el significado de que el Señor vendrá secretamente con la
forma del Hijo del hombre. Hay muchas profecías en la Biblia que trata sobre esto, como: “Vosotros
también estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperéis” (Lucas 12:40).

“Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del
cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea
rechazado por esta generación” (Lucas 17:24-25). Todas estas profecías mencionan “Hijo del hombre”,
cuando se dice “Hijo del hombre” se refiere a haber nacido del hombre, y tener una humanidad normal, si
fuese un cuerpo espiritual no se podría llamar “Hijo del hombre”. Al igual que Jehová Dios era un Espíritu,
los ángeles son espíritus, y el cuerpo espiritual del Señor Jesús después de Su resurrección también era un
Espíritu, todos los que pertenezcan al cuerpo espiritual no pueden ser llamados “Hijos del hombre”.

Solo Dios encarnado, nacido del hombre, con padre y madre, convertido en un humano normal y
corriente, puede ser llamado “Hijo del hombre”. Al igual que el Señor Jesús, tenía padres, comía, vestía y
albergaba como una persona normal, y vivía entre las personas, por lo que se le llamaba “Hijo del
hombre”. En la Escritura también menciona “Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea
rechazado por esta generación”.

Solo Dios encarnado realizando la obra en secreto puede sufrir. Si el Señor se nos apareciera con Su
cuerpo espiritual después de Su resurrección sobre una nube hacia las personas, ¿quién se atrevería aún a
oponerse y a condenar? Seguro que todos se postrarían y le adorarían. Entonces, no se hablaría de ser
rechazado por las personas, ni tampoco de sufrir. Al igual que cuando el Señor Jesús vino a obrar por
primera vez, si lo hubiera hecho con Su cuerpo espiritual, nadie se atrevería a oponerse a Él, pero como el
Señor Jesús se nos apareció como el Hijo del hombre para obrar, con la apariencia de una persona normal
y corriente.

Los sacerdotes, escribas y fariseos del judaísmo, no conocían a Cristo, por lo que no le trataron como
Dios, se le resistieron y le condenaron. Finalmente, se unieron al gobierno romano para crucificar al Señor
Jesús. Por lo tanto, en las escrituras mencionan: “vendrá el Hijo del hombre” y “ la venida del Hijo del
hombre” se refiere a que el Señor vendrá encarnado en los últimos días. Ya que el Señor vendrá
encarnado para hacer la obra con la apariencia de una persona normal y corriente, la gente no le podrá
reconocer que es Dios mismo, así la obra que realizará Dios será secreta para las personas. Es
perfectamente apropiado para referirse como “vendrá como un ladrón”. De esto se puede ver que el
Señor aparecerá con la forma del Hijo del hombre a las personas cuando venga. Esto cumple plenamente
la profecía del regreso secreto del Señor.

Cómo se cumplirá la profecía de “descenderá sobre una nube”


Algunas personas pueden decir que la Biblia predice que el Señor descenderá encarnado secretamente,
pero también predice que el Señor vendrá sobre una nube. Estas dos formas parecen ser contradictorias.
Pero, en realidad, estas profecías no son contradictorias, se cumplirán una por una, solo que se
diferenciarán en el orden. Es decir, el Señor vendrá secretamente encarnado antes del desastre, y luego
aparecerá públicamente después del desastre. Esto tiene algo que ver con la obra que realizará el Señor
en los últimos días. Veamos primero algunas escrituras.

El Señor Jesús dijo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando
Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino
que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “El que me rechaza
y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final”
(Juan 12:48). El evangelio de Juan 17:17 dice: “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad”.

¿Por qué implica la encarnación el retorno del Señor Jesús, descender en secreto,
así como descender públicamente de las nubes?
En estas profecías se puede ver, que el Señor todavía publicará muchas verdades cuando vuelva en los
últimos días, nos revelará todo lo que no entendíamos antes, y también realizará la obra del juicio
comenzando por la casa de Dios. Porque a pesar de que nuestros pecados contra la ley hayan sido
perdonados por el Señor, el Señor no ha perdonado la naturaleza satánica del hombre, la arrogancia, el
engaño, el egoísmo y otros caracteres satánicos que todavía están profundamente arraigadas a nosotros
y que nos provoca involuntariamente a pecar.

Como en la vida real, hacemos lo que queremos. Cuando se trata de cosas que no nos gustan, nos
enfurecemos. Mentimos y engañamos para proteger nuestros intereses personales. También cuando nos
lleguen los desastres, culparemos a Dios, e incluso traicionaremos a Dios, etc. Lo que quiere decir que no
nos hemos librado de la esclavitud de los pecados. Pero nosotros solos no podemos librarnos de la
esclavitud del pecado, solo Dios puede salvarnos del pecado, Dios es fiel. Como Dios nos salva, él nos
salvará por completo, por lo tanto, cuando el Señor regrese, vendrá encarnado antes del desastre.
Publicará las palabras de Dios de una manera práctica y real, y en la obra básica de la redención del
Señor Jesús, se realizará también la obra de salvar a la humanidad, para purificar nuestros pecados, y
convertirnos en personas que obedezcan a Dios, que adoren a Dios, y que sean acorde a la voluntad de
Dios.

Durante la venida secreta de Dios para realizar la obra, las vírgenes prudentes habrán reconocido la voz
de Dios y habrán regresado ante el trono de Dios. Esto cumple con la profecía de la Biblia: “Pero a
medianoche se oyó un clamor: «¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo»” (Mateo 25:6). “He aquí, yo estoy a
la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”
(Apocalipsis 3:20). Si aceptan la obra del juicio de Dios, sus caracteres corruptos podrán obtener un
cambio de purificación, y antes de los desastres serán convertidos en los vencedores por Dios, estas
personas son las más bendecidas. Y esas vírgenes insensatas que no escuchan la voz de Dios, que no
buscan ni investigan la obra de Dios, e incluso juzgan y condenan la obra del juicio de Dios en los últimos
días, son las personas que rechazan a Cristo y serán claramente eliminadas en la obra de Dios.

De esta manera, se distinguirán las cizañas del trigo, y las cabras de las ovejas, de las profecías del Señor
Jesús. Cuando las personas que aceptaron la obra del juicio de Dios se hayan convertidos en vencedores,
la obra secreta de Dios encarnado habrá terminado y luego Dios aparecerá delante de todos
públicamente sobre una nube. Al comenzar los desastres, se recompensará el bien y castigará el mal.
Aquellos que alguna vez condenaron y se resistieron a Dios, verán que era el regreso del Señor Jesús a
quien se habían resistido, por lo que llorarán, rechinarán los dientes y golpearán sus pechos. Esto
cumpliría la profecía de la venida pública del Señor sobre una nube: “Y entonces se mostrará la señal del
Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre
que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria” (Mateo 24:30).
“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la
tierra se lamentarán sobre él. Así sea. Amén” (Apocalipsis 1:7). Por lo tanto, antes de los desastres
debemos de recibir al Señor, y aceptar la venida secreta de Dios para realizar la obra, para tener la
oportunidad de ser convertidos por Dios en vencedores. De lo contrario, si esperamos a que el Señor se
nos aparezca públicamente descendiendo sobre una nube hacia nosotros después de los desastres, para
recibir a Dios, entonces deberíamos de llorar y rechinar los dientes, porque todo será demasiado tarde.

Así que, cuando escuchemos a alguien testimoniando el regreso del Señor, debemos de tener un corazón
humilde y buscador para ver si hay verdad en esas palabras, si es la voz de Dios. Solo entonces podremos
recibir el regreso del Señor antes del desastre y asistir al banquete del Cordero con el Señor. Según como
lo registrado en la Biblia: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

CAPITULO IV

ORDENANZAS Y CEREMONIAS

A. Las Ordenanzas.

El Señor Jesús y sus apóstoles instituyeron ordenanzas como símbolos de verdades cristianas que la
Iglesia debe practicar.

Las ordenanzas que observamos son dos:

1. El Bautismo físico en Agua

2. La Santa (cena) Comunión del Señor

1. El Bautismo físico en Agua (sumersión).

a) Es la inmersión en agua de un creyente en Cristo Jesús en un culto público como declaración de


identidad con Cristo.

b) Esto se hace sumergiendo en el agua al candidato una sola vez, previamente el Ministro
autorizado dice lo siguiente: “Te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Poniendo
en obediencia al mandato del Señor y el ejemplo de los apóstoles. Mateo 3:13,17; Hechos 8:36-38;
2:41; Mateo 28:19.

c) El acto del bautismo es tipo de la muerte del “hombre viejo” y la resurrección del “hombre
nuevo” para andar en la vida nueva. Romanos 6:4-6; Ef. 4:22-24.

d) El candidato debe dar un claro testimonio de conversión y fe en el Señor Jesús como su Salvador
personal. Hechos 8:26; Col. 2:12; Romanos 10:9-10.

e) La Conferencia Evangélica Menonita, Inc., se reserva el derecho de no bautizar creyentes en


unión libre.

f) Si es posible debe celebrarse ese mismo día en hora adecuada la ceremonia de la Santa
Comunión y darle el privilegio a los nuevos bautizados de servirles primero.
2. La Santa Comunión (CENA) del Señor.

a. Esto es un acto conmemorativo, simbólico, no literal, por el cual los creyentes recuerdan la
crucifixión y la muerte de Jesús para obtener la remisión o perdón de nuestros pecados.

b. Esta ordenanza fue instituida por el mismo Señor quien ordenó su observación con frecuencia
hasta su Segunda Venida. Mat. 26:26-30; 1 Corintios 11:23-31.

c. El pan representa el cuerpo de Jesús y el vino su sangre. Su cuerpo fue quebrantado (partido)
cuando llevó nuestro pecado en la cruz. La sangre establece el Nuevo Pacto, o sea, la Salvación por gracia
y no por obras de la ley. Lucas 22:19,20. Es un privilegio y deber de todo miembro tomar parte en la
Santa Comunión, porque es también el símbolo de la participación de la vida eterna y la naturaleza de
Cristo. Juan 6:53-56; 1 Pedro 1:4.

d. Queda a opción del Ministro, adoptar, imitar la forma de como lo hizo Jesucristo. NOTA: El
creyente que se juzgue fuera de la comunión actual con Dios o con algún hermano, antes de participar
en la Cena o Comunión del Señor, debe buscar el perdón del Señor y del hermano y así participar,
tomarla junto a toda la iglesia. Cumplido así, la Santa Comunión será un medio de levantar y mantener
en alto la norma espiritual de la iglesia.

B. Las Ceremonias

Las ceremonias practicadas por la Iglesia Evangélica Menonita son tres:

1. Presentación de niños al Señor;

2. Solemnización del Matrimonio;

3. Sepultura de los Muertos.

1. La Presentación de Niños.

Debe ser una práctica de la iglesia presentar niños de tierna edad al Señor no importando la condición
espiritual de los padres o tutores, siguiendo el ejemplo de Jesucristo. Marcos 10:13-16.

2. La Solemnización del Matrimonio.

a) El Matrimonio fue instituido por Dios, para que el hombre, la mujer no esté solo y sean felices.
La práctica evangélica de solemnizar la unión matrimonial de los creyentes hace que reconozcan a Dios
como dueño del hogar que se ha de establecer (Génesis 2:18-24), e indica que ellos desean vivir bajo
divina bendición de Dios.

b) La Solemnización del matrimonio significa un sagrado pacto entre los cónyuges y Dios, hecho en
presencia de la Iglesia como testigo. Significa una promesa de fidelidad y un voto hasta que la muerte los
separe, para cumplir con las obligaciones de un esposo y una esposa.

c) Jesús lo confirmó diciendo “por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”, Mateo 19:5,6;
Juan 2:1,2.
d) El matrimonio es honroso y de valor para todos y constituye una bendición cuando es contraído
sinceramente y de acuerdo con las normas bíblicas. Hebreos 13:4; 1 Corintios 6:14-16. NOTA: La unión
ilícita (sin un certificado emanado de un Oficial Civil) de las personas ha sido la causa principal de muchas
maldiciones y dificultades en la sociedad. Por lo tanto, todo cristiano verdadero deberá estimar en alto
grado, el santo matrimonio.

e) Para poder solemnizan el matrimonio en la iglesia, es preciso que presenten los contrayentes el
certificado de las autoridades civiles, comprobando que ya se ha ejecutado el matrimonio civil.

3. La Sepultura de Muertos.

a. La sepultura de un muerto, concede una magnífica oportunidad a la Iglesia para ministrar,


evangelizar a los dolientes y demás comparecientes. 2 Corintios 1:3-7; Romanos 12:15.

b. Los creyentes y amigos se congregarán junto a los dolientes en un breve culto, en una sala o
funeraria convenida. Lo principal allí seria la consolación y esperanza, expresadas a través del uso de las
Sagradas Escrituras, cánticos espirituales e himnos.

c. Si los familiares del difunto piden que se realice un culto, un memorial, el Pastor y la Iglesia
deben estar abiertos a cumplir la petición pero, con cuidado de no caer en ceremonias y gastos
innecesarios.

“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por
mi padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14.21).

¿Qué es una ordenanza?


Una ordenanza es una regla o una práctica establecida por una persona con autoridad. En la iglesia
decimos que las ordenanzas son aquellas ceremonias o prácticas establecidas por Dios por medio de su
palabra y que fueron escritas para que sus hijos las cumplan. Cada una de estas ordenanzas tiene un
significado espiritual; simboliza un aspecto de nuestra vida cristiana. Cumplir una ceremonia o mantener
una práctica no tendrá ningún valor a menos que esté acompañada de la fe y una vida espiritual. De esta
manera nosotros creemos que estas ordenanzas establecidas por Dios son de gran valor en la experiencia
de la iglesia. Cada cristiano las querrá obedecer porque ama al Señor quien las ordenó, y porque él ha
experimentado su bendición al guardar la verdad que las mismas simbolizan. Jesús dijo: “Si me amáis,
guardad mis mandamientos”.

Ordenanzas bíblicas
Ya que vivimos en la época del Nuevo Testamento por eso debemos guardar todos los mandamientos y
ordenanzas que aparecen en el mismo. En los capítulos siguientes centraremos nuestra atención en siete
de estas ordenanzas. A continuación ofrecemos una lista de estas siete ordenanzas y sus respectivos
significados y usos:

1. El bautismo con agua

Es la aspiración de una buena conciencia hacia Dios (1 Pedro 3.21).


Caracteriza el lavamiento de pecados (Hechos 2.38; 22.16).

Nos identifica con la muerte de Cristo (romanos 6.3–4).

Simboliza el bautismo del Espíritu Santo (Mateo 3.11; Hechos 1.5; 2.14–18; 10.44–48; 11.15–16; 1
Corintios 12.13).

Permite la entrada a la iglesia visible (Mateo 28.19; Hechos 2.38–47).

2. La santa cena

Nos hace recordar el cuerpo inmolado y la sangre derramada de Jesús (Lucas 22.19–20; 1 Corintios
11.23–26).

Caracteriza la unión de los santos (1 Corintios 10.16–17).

Anuncia la muerte y la segunda venida de Cristo (1 Corintios 11.26).

La palabra de Dios siempre es un bálsamos a nuestra vida, nos gozamos en ampliar los concepto
fundamentales que cree nuestra conferencia evangélica menonita y la junta pastoral, es refrescante
poder aportar a el presente desarrollo de estos temas tan importante, agradecidos de Dios que nos
ayuda u al Espíritu Santo el cual nos revela toda verdad, espero haber cumplido con lo requerido en este
trabajo.

Deseando una bendición fresca a cada uno de ustedes;

Joel Pérez Montero


RESUMEN DE VIDA

Nombre : Joel Pérez Montero

Fecha de Nacimiento : 29 de Diciembre del 1965

Estado civil : casado

Profesión : Abogado

Cedula de identidad : 001-1187808-8

Dirección : calle 02 de Mayo No.15, San Isidro santo domingo este.

Vivencia más importante en mi vida


La conversión al señor, estos sucede a los 14 años, a través de la hermana Mireya Abreu, siendo
mi aceptación al señor por David Alcántara.

Me bautice el 05 de diciembre del año 1982, en el bautisterio de la iglesia el buen pastor, fui
bautizado por Augusto Piña.

En el año 1991 me case con la señora Mercedes Fulcar Alcántara, con la cual he procreado tres
hijos y un nieto, de lo cual doy gracias a Dios por haberme permitido conocerla la cual ha sido
un gran sostén y ayuda idónea para mí, maestra de profesión y de vocación.

Mis tres hijos: David Josmer, Jonathan Elías, Massiel Esther y mi nieto Daniel Elías, son la razón
principal de sentirme satisfecho de haberlo tenido y formarlos como personas de bien,
profesionales éticos morales sobre todos espirituales. Daniel Elías que vino a Completar ese
amor recíproco de abuelo a nieto.

En lo profesional:
Dure 21 años en la policía y me pensiones por mi propia solicitud, desde ese entonces Ejerzo mi
carrera de abogado de manera tímida y ayudo al Obispo Mariano en sus tareas.
En cuantos a mi preparación Cristiana
Realice el seminario Menonita en los años 85 estaba en la iglesia el buen pastor impartiendo
docencia el hermano Misionero fallecido reciente Harris, Armeilio de la Rosa, luego en luz y vida
complete algunas con Miqueas, Manuel Encarnación. Estoy de término de una licenciatura en
Teología, he realizados diferentes seminarios dando más de 100 materias, así como mi
conocimientos practicó como maestros. He realizados números talleres, capacitaciones,
diplomados en diferentes ramas bíblicas.

He ocupado todas las funciones de la iglesia, sobre todos en la mayorías de caso he estado de
las manos de los pastores que me han pastoreados. Rosario, Mariano, augusto, Armeilio, Darío
céspedes etc. He sido un fiel defensor de la doctrina menonitas en todas sus partes, he
colaborados de manera activa para todos lo que se me ha necesitados, en mi iglesia y en otras,
he apoyados iniciativa de bien común, fui directivo de la conferencia Evangélica Menonita y los
aportes están ahí para la historia. He ayudados en la incorporaciones de muchas de Nuestras
iglesias.

En lo profesional secular
Lic. En derecho, Maestría en negocios y administración, varios diplomados y cursos, talleres,
congresos, Etc., especialista en microcréditos, créditos grupales e individuales, así como experto
en asuntos migratorios, experto en proyectos de ASFL.
CONFERENCIA EVANGELICA MENONITA INC.

MIEMBROS DE LA JUNTA PATORAL

PRESENTACION DE TESIS

POSTULANTE
LIC. JOEL PEREZ MONTERO

OBTENTACION
PASTOR MINISTRO ORDENADO

RECONOCIMIENTO
CONCILIO EVANGELICO INTERNACIONAL, FLORIDA ESTADOS UNIDOS DE
AMERICA ORDENADO COMO PASTOR REVERENDO.

FECHA 22/10/2022

SAN JUAN DE LA MAGUANA

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