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Nombre: Laura Ximena Martínez García

Código: 2212683
Grupo: B1

La entrega de los hombres a un ideal

La importancia de los griegos en la literatura radica en explicar al hombre y en qué reside su


valor, centrándose no solo de manera exclusiva en los dioses o en los hombres, sino en la estrecha
relación que existía entre ambos. En la antigüedad surgió la figura de Homero, quien relató con
fuertes tintes narrativos un pequeño instante de Troya marcando un principio en la poesía épica.
La Ilíada, muestra la entrega de los hombres a un ideal: al honor y a sus esfuerzos por alcanzarlo
enmarcado dentro de los límites, ante los designios de los dioses cuando se cumple el destino de
los mortales. Mediante el presente ensayo se abordarán versos y argumentos que van desde
personajes como Aquiles, Patroclo hasta Héctor que refuerzan el tema central del texto y ayudan
a comprender la vida humana, su posición ante el mundo natural y sobrenatural.

Mediante la objetividad de la obra, en donde el talento de Homero reside en la elección de


la frase apropiada y que comienza con la cólera de Aquiles, que lo lleva a pedirle a su madre, la
diosa Tetis, le rogase a Zeus para vengar tal humillación y ayudase a los Troyanos en la guerra;
un relato bélico, en donde Aqueos y Troyanos se dan a conocer en la acción mediante el combate.
Ante una inminente derrota de los Aqueos, la negatividad y crueldad del Pelida de ayudar a los
mismos, Patroclo, su compañero de armas decide alistarse a la guerra con la promesa de que solo
participaría en una acción defensiva y no perseguiría a los troyanos de regreso a Troya; sin
embargo, este sucumbe a manos de Héctor, quien desata el deseo de venganza de Aquiles y le da
a su personaje un desarrollo basado en ir al combate para expiar la muerte de su amigo exaltando
su honra y a su vez, lidiando con el estrago y la matanza que cometieron hacia los aqueos.

En esta parte de la historia se hace indispensable traer a colisión el sentido del honor y tal
como afirma Bowra (2014) los guerreros tenían la certeza que al “ser la vida corta, deben
colmarla de hazañas, y con esta convicción tanto Héctor como Sarpedón exhortan a sus tropas
para un esfuerzo supremo, en el cual la perspectiva de la muerte no cuenta para nada frente a la
acción valerosa” (p.14). Por otra parte, al morir el hombre en batalla no deja apenas sino un
nombre tras de sí y, además, la disputa entre bandos por recuperar su cuerpo, evitar su ultraje y
posterior humillación.
En el caso de Patroclo “por cuyo cuerpo se ha trabado un vivo combate cerca de las
naves” (Homero, XVIII, p.414) y la venganza de su muerte lleva a Aquiles a la aristeia “una serie de
hazañas durante la cual el guerrero, embargado por la furia, adquiere una fuerza sobrehumana y
derriba todo cuanto se le cruza en el camino” (Pierre, 2001, p.28). De esta manera, con el fin de
expiar la muerte de su amigo se encuentra con Licaón quien ante él rogaba por su vida, a lo cual
Aquiles le respondió: ¿Por qué te lamentas de este modo? Murió Patroclo, que tanto te
aventajaba. ¿No ves cuán gallardo y alto de cuerpo soy yo, a quien engendró un padre ilustre y
dio a luz una diosa? Pues también me aguardan la muerte y la parca cruel. Vendrá una mañana,
una tarde o un mediodía en que alguien me quitará la vida en el combate, hiriéndome con la lanza
o con una flecha despedida por el arco” (Homero, XXI, p.467) y así le dio fin a la vida del hijo de
Príamo, sin mostrar temor alguno ante una muerte que se avecina y siendo muy consciente de
ello, porque conocía el destino que los dioses le reparaban y lo asumió con valentía.

En cuanto a valor en el combate se trata, la figura de Héctor, el cual encarnó el espíritu de


Troya y quien contó con la incontable ayuda de los dioses para luchar contra los aqueos, se da
cuenta que la muerte y la parca lo alcanzaron, es convencido por Atenea y decide enfrentarse a
Aquiles y al entrar en razón del engaño exclama las siguientes palabras: “no quisiera morir
cobardemente y sin gloria, sino realizando algo grande que llegara a conocimiento de los
venideros” (Homero, XXll, p.497) aceptando su fin y cumpliendo el destino que le fue impuesto
por los dioses. Después de que Aquiles realizara su cometido de dar muerte a Héctor arrastró con
caballos su cadáver; apiadándose los dioses de Héctor decidieron enviar a Príamo quien logra
conmoverlo y apaciguar su ira, cambiando el rumbo de la personificación de Aquiles, que
comienza como un guerrero en cólera y termina como uno que se apiada de un padre,
entregándole a su hijo para que honrase su cuerpo.

Los anteriores argumentos mantienen un punto en común y es que como afirma Bowra
(2014): “Homero insiste rigurosamente en que la recompensa de la acción heroica es la propia
acción y que ha de buscarse como fin en sí misma ante una paradoja de que, a pesar de reconocer
la brevedad de la vida, la vida se hace deseable por eso mismo”(p.15) Una guerra que depara la
gloria y el fracaso, la vida y la muerte, el honor y la humillación por ganar las batallas de los
hombres que a fin de cuentas provocaron los dioses. Poesía épica, que resalta en esta obra la
entrega de los guerreros a un ideal, en especial al del honor y sus esfuerzos por alcanzarlo a
través de esta, para que su historia inspirase a los hombres que vienen después, en las cambiantes
escenas de una vida predestinada a la muerte. No cabe duda de la pequeñez del hombre a
comparación de los dioses, pero al arriesgar su vida ¿Se convierte el ideal de la hombría en una
nobleza humana que los dioses no pudieron alcanzar?
Referencias:

Bowra, C. (Ed.) (2014). LA ÉPICA. En Ruiz, J. (Ed.), Introducción a la literatura griega. (pp. 49
– 89). Gredos.

Homero, (S. VIII a.C.). La Ilíada. Fondo de Cultura Económica; Instituto Latinoamericano de la
Comunicación Educativa.
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/ObrasClasicas/_docs/Iliada.pdf

Pierre, N. (2001). IV. La guerra, la muerte y la paz. En Zadunaisky, D. (Ed.), El mundo de


Homero. (pp. 26-31). Fondo de Cultura Económica.

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