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INTRODUCCIÓN
-1
con la en�rgía de diversos vientos,
y aun lejdnas. tempestades,
encuentra! agua,
l z aun la más escondida, 1 .
·�� �,
1 [consigo el ancla.
.
8 9
Alegría que incluye un agradecimiento hacia numerosos mínima distancia entre aquella mano y ese cuerpo ..., como
docentes, psicopedagogos, psicólogos y otros agentes de cuando se tiran piedritas al agua...». 2
salud y educación, y también hacia tantos niños, adolescen A la autoría de pensar -trabajo y objeto del quehacer
tes y familias que consiguieron descubrir sus capacidades psicopedagógico- nadie puede expropiárnosla si nosotros
de prestar atención que estaban escondidas bajo el pavi no nos autoexpropiamos de la misma. Esa tarea es un
mento del déficit o del exceso. trabajo en y de alegría. La alegría no es algo «light», no es
alegrismo.
Precisamos rescatar la potencia atencional de la alegría
Potencia atencional de las heridas que la banalización del dolor, el vaciamiento de
de la alegría ternura, la negación de los malestares sociales, el tedio y el
despojo de la subjetividad producen.
Para promover la capacidad atencional, así como para El bufón surgió en las antiguas «Cortes de los emperado
desatraparla, precisamos realizar una operación muy ante res» atrapando la atención para que no se llegase más allá
rior a diagnosticar sus déficits: rescatar la potencia aten de las murallas e intentando acallar a los juglares del
cional de la alegría. pueblo. El bufón banaliza y obtura la reflexión. El juglar la
La alegría es disposición al encuentro de lo imprevisto. promueve, poetizando y cantando aun desde el dolor. En las
Distraerse de lo pre-visto, de lo impuesto y de la dificultad «cortes» -ahora, de los «Imperios del mercado»-, los meca
para atender a la posibilidad, que es la condición básica nismos de banalización cumplen la función de los antiguos
para aprender y la sustancia del jugar. Desde allí se presta bufones... Pero también aumenta el surgimiento de nuevos y
«atención». Estar lo suficientemente distraído para dejarse variopintos juglares que se hacen oír (y, además, los muros
sorprender y lo suficientemente atento para no perder la de los «castillos» ya se están resquebrajando).
oportunidad, dice Sara Pain. «La lógica se configura en un punto de lo ilógico», nos dice
La alegría por el encuentro con la diversidad, la capaci Winnicott. La ciencia nace de la poesía, ya que la poesía
dad de sorpresa y la espontaneidad, siendo algunas de las formula la pregunta, abre la grieta en la piedra. Quien no
fuentes donde se nutre la autoría, son a su vez los ingredien se permite la pregunta y el preguntarse a sí mismo, se
tes básicos de la capacidad atencional. aburre. Las grietas de las ideas y de las teorías son los
Ya desde la década de los noventa vimos en E. Psi. B. A.1 J espacios por donde trabaja el pensar.
la necesidad de rescatar el valor de la alegría como el cami El consumis1no más peligroso es el que se instala en el
no que nos permitiría resistir al avance de los modos de plano de las ideas. Cuando «la oferta determina la deman
subjetivación que la globalización de las leyes del mercado, da» se dificulta el elegir y la actividad atencional se apaga.
con su ética del éxito, iban imponiendo. En ese contexto, el Puede surgir entonces un tedio atencional. Aburrirse es
psicoanalista Jorge Goncalves da Cruz decía: «La alegría homologar y banalizar. Rechazar las diferencias. No asom
está más cerca de la caricia, de unos dedos, unos labios que brarse, creerse-crearse hoy igual a ayer, creer-crear el
caminan por un cuerpo..., más cerca aun si las manos mañana igual al hoy.
dibujan esa caricia sin tocar su objeto, y sin alejarse más que Alegrarse es divertirse, «hacerse» diferent�. Se aburre
unos pocos milímetros ... Tal vez la alegría se aloje en la
2 J. Gon�alves da Cruz, «Ir tirando piedritas al agua», enRevistaE. Psi.
1 E. Psi. B. A.: Espacio Psicopedagógico Brasilero-Argentino. B. A., n.º 3, Buenos Aires, abril de 1996.
10 11
quien se ha dej ado robar: la posibilidad de elegir, quien ha del límite que el mundo real le ofrece; se «experiencia» como
entregado al otro la decis�ón de qué es lo que debe pensar y partícipe activo entre lo imposible y lo posible. La actividad
a qué debe «prestar atención». lúdica es integradora del pensar y el desear. Allí no cabe
desatención ni hiperactividad.
Existe unarelación entre el estrechamiento de los espa
Psicopatologizar la tristeza
1
cios del jugar creativo y espontáneo en los niños y el aun1en
es matar la alegría
'
to exponencial de «diagnósticos de desatención e hiperacti
vi�ad». Obviamente, quienes realizamos los diagnósticos
·
Sin alegría, el dolor se : hace impensable porque se «in somos adultos y, como dice el psicoanalista Mario W aser-
diferencia» con uno. La a[egría nos permite diferenciarnos .,_ man, 3 «Se puede ver con claridad que, contratransferencial
del dolor, incluye un líclite, una frontera entre el senti mente, cuanto más dispersa y superficial es la atención,
miento que nos embarga y nosotros mismos. Solo desde allí más agotadora es la demanda de atención en el otro. Esto es
se puede hacer pensable �l dolor. lo que fmalmente lleva al rechazo . en el ámbito donde un
Producimos lágrimas, tanto de alegría como de tristeza, adulto está a su cargo y hace comprender la desesperación
cuando nos «con-movemos�>, movemos junto a otros. La de los maestros».
indiferencia nos «seca». 1 Sabemos, como lo explica el psicoanalista Ricardo Rodulfo, 4
Quien no se permita hacer visibles lágrimas de tristeza que el jugar del niño dibuja su propio límite, por lo que éste no
e indignación ante las pérdidas, las injusticias y los males necesita ser impuesto desde afuera ya que la potencia atencio
tares sociales, no podrá verter lágrimas producidas por la nal de la alegria busca por sí sola un descanso hacia los estados
alegría de la autoría. tranquilos de relaj ación. Cuando no hay un medio facilitador
Así como el «síndrome1 de pánico» aparece cuando no se que ofrezca una superficie de inscripción al jugar, éste puede
permite al j oven expresar el necesario temor (que el coraje degenerar en excitación y estares ansiosos hiperactivos, los
de cambiar requiere), lasi<<depresiones>> pueden surgir ante que no encuentran su propio límite. ·
la ausencia de espacios para compartir las tristezas y pro Los modos de «desubjetivación» actuales tienen efectos
ducir algo a partir de ellas. catastróficos también en Telación con los adolescentes. Sa
Las depresiones vieneii a ocupar en el momento actual el bemos que la llamada <<crisis adolescente» produce moinen
lugar de la histeria en la época de Freud. Entendemos su tos de aislamiento y tristeza que suelen aparecer como
crecimiento actual como b.n síntoma social contemporáneo. episodios depresivos pasaj eros, aunque, de no encontrar un
No es casual que la depresión, la desatención y la hiperac e spacio que los contenga y los atienda, pueden tener deriva
tividad sean «síntomas»: de nuestra época. Así como en ciones de gravedad.
siglos pasados la histeriá velaba y revelaba las formas de El suicidio de adolescentes es un drama que, quizá por su
subjetivación imperantes!, hoy estamos sometidos a la bana carácter incomprensible, permanece silenciado. En la ac
lización del dolor, la fragrpentación, el exceso y el tedio, que tualidad, cantidad de j óvenes menores de 16 años se preci
adormecen a la alegría y; el espíritu lúdico. pitan en tentativas de suicidio (a veces fatales) que podrían
Donald Winnicott decia que un niño «hiperactivo» de 3 M. Waserman, Aproximaciones psicoanalíticas al juego y al apren
muestra el deterioro delijugar. Cuando un niño juega, la dizaje. Ensayos y errores, Buenos Aires, Noveduc, 2008.
potencia atencional de 1� alegría lo conecta simultánea 4 R. Rodulfo, Futuro porvenir. Ensayos sobre la actitud psicoanalítica
13
12
evitarse. La psicoanalista brasileña Maria Rita Kehl5 consig .AJ;lte la falta de interlocutores solidarios, la «desaten
na un alarmante dato: los «trastornos depresivos» son actual ción», la depresión (con su máscara de hiperactividad) y
mente la cuarta causa mundial de muerte e incapacidad, hasta la tristeza son «inconvenientes» a ser medicados con
alcanzando a 121 millones de personas en el planeta (sin urgencia para que el sujeto permanezca dentro de la «corte
contar a aquellos que nunca se hicieron un «diagnóstico»). 6 La del Imperio del mercado» y participe de la imaginaria «fies
«crisis adolescente perdió su antiguo prestigio». En algunos ta de los incluidos».
ambientes escolares, quien se muestra triste «deja de ser Sin embargo, en estos momentos de Latinoamérica, can
popular>> entre sus compañeros, y a veces deja también de tidad de <�uglares» adolescentes, fuera de las murallas,
satisfacer a sus padres y maestros, inmersos en la lógica del inventan nuevas estrategias para compartir sus tristezas
éxito. La autora mencionada considera la depresión como una"' (en Internet, protegidos por el anonimato) o encontrar el
expresión del dolor psíquico que desafía todas las pretensiones potencial atencional de la alegría a través de participar en
de programar la vida humana en la dirección de una optimi proyectos de colectivos sociales. A su vez, múltiples maes
zación de resultados. Quizá las depresiones (con sus diversas tros, psicopedagogos, psicólogos y otros agentes de salud y
máscaras) nos convoquen a vislumbrar el saber que puede educación rescatan el valor de la subjetividad y abren otras
estar contenido en la tristeza. «residencias» donde esos <�uglares» pueden aprender.
Al patologizar y medicalizar los diversos «dolores del Los espacios atencionales son intersubjetivos, en ellos se
alma» -como los llama Élisabeth Roudinesco- se roba al puede desarrollar y «experienciar» la genuina alegría de la
·sujeto el tiempo necesario para superar la conmoción que autoría, alegría que viene de la mano de la capacidad para
producen los momentos de crisis. Las tentativas de cura a sorprenderse y de la espontaneidad, conformando la ener
través de psicofármacos corren el riesgo de atropellar el gía imprescindible para que la agresividad saludable, crea
tiempo psíquico que el sujeto necesita para recuperar su tiva y necesaria al proceso de pensar no se transforme en
capacidad de simbolización. violencia contra el mism·o sujeto o contra su entorno.
· El desánimo, la queja, el tedio nos adormecen y la fuerza
5
Según Maria Rita Kehl (cf. «Depressao e imagem do novo mundo», en de la pulsión epistemofílica decae cuando se pierde la em
A. Novaes [comp.], Mutac;oes. Ensaios sobre as novas configurac;oes do
patía, considerada una comprensión erótica del otro por el
mundo, Río de Janeiro, SESC SP-Agir, 2008), «los suicidios de niños y
jóvenes de entre lO y 1� años aumentaron en los Estados Unidos un 120% filósofo italiano Franco Berardi, quien dice que «la dese
entre 1980 y 1990. En el año 1995 murieron más jóvenes estadounidenses rotización es el peor desastre que la humanidad puede
por suicidio que por la suma de cáncer, sida, neumonía, derrame cerebral conocer, porque el fundamento de la ética no está en las
y enfermedades congénitas y cardíacas. Pocos años atrás, para el adoles normas universales de la razón práctica, sino en la percep
cente, sentir angustia, estar en crisis era considerado una señal d� ma
ción del cuerpo del otro como continuación sensible de mi
durez que el adolescente podía compartir con sus amigos, probando de
esta manera su sensibilidad, su espíritu critico o su cuestionamiento en cuerpo. Aquello que los budistas llaman la gran compasión,
relación con el mundo adulto y, también, sus ideales elevados. El adoles esto es: la conciencia del hecho de que tu placer es mi placer
cente que se deprimía no se desesperaba ni se aislaba de sus c01npañeros, y de que tu sufrimiento es mi sufrimiento ...».7
que sabían valorizar, escuchar su crisis. Los amigos podían identificarse Es necesario diferenciar la alegría del estar contento y la
con él y aún no vivían bajo las órdenes de la sociedad del espectáculo».
autoría de la tan mentada autoestima. Se puede estar en
6 El término «depresión» lleva a confusión. Es necesario distinguir la
depresión de estados afectivos como la tristeza, la angustia o el tedio; a
su vez, todos ellos pueden aparecer disfrazados de desatención o hiperac 7 F. Berardi citado por Verónica Gago, en Página 112, Buenos Aires, 12
tividad. de noviembre de 2007.
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alegría y, sin embargo, Ijto estar contento, ni satisfecho ni ser es el reconocernos con la posibilidad de cambiar y cambiar
complaciente consigo mismo, ya que la alegría pulsa, in nos.
quieta, convoca a comp !artir con otros. Esconder, cerrar los ojos, tapar los oídos, callar, «empasti
Tanto la alegría como la autoría nutren y son nutridas llar», medicalizar traslada, disloca el dolor y enferma.
por la «heteroestima» tn ás que por la autoestima. E stoy Lo contrario de la alegría no es la tristeza, sino el aburrimien
to, el omitirse, el desaparecer.8
colocando el término «�eteroestima», propuesto por Jorge
Gon�alves da Cruz, para recordarnos que sólo desde una
apertura a la alteridad! dejaremos hablar a los «otros» que Es a partir de e stas consideraciones que propongo «pres
tar atención» a la «hipoactividad pensante, lúdica y creati
nos habitan, ya que a través de estimar y atender a los otros
.
po dremos estzmarnos. !
1 va», pues ella es un terreno fértil para las depresiones, que
suelen (principalmente en los niños) enmascararse corno
- El estar contento, �e por sí, no genera ni promueve
.«falta de atención», desinterés, apatía e «hiperactividad».
cambios. Se satisface a sí mismo. En cambio, la alegría deja
siempre un plus de ind,eterminación.
La alegría es la· fuerza que nos acerca a la potencia
creativa, indiscreta, inci�iva del niño y de la niña, que a veces
se extravía en los vericuetos solemnes del éxito adulto.
Reproduciré, entonce � , algo que escribí en el año 1999 y
que cobra cada vez más; actualidad:
16 17
Capítulo 12
ESPACIOS DE INTIMIDAD
Y ATENCIONALIDAD
espacio de intimidad.
Los espacios de intimidad interrelacionados con los es
pacios comunitarios proveen los anclaj es para que la activi
dad atencional pueda dispersarse, difundiéndose sin frag
mentarse, pues la actividad atencional, para concentrarse
en algún objeto sin quedar atrapada en él, precisa ir y venir en
tre los espacios de intimidad y las demandas del mundo
social. Esto nos coloca ante la siguiente cuestión: la super
ficie social en la que se sitúan hoy las actividades atencio
nales, ¿en qué sentido interviene posibilitando y en qué
aspectos dificultando los espacios de intimidad?
de la presente obra.
211
1
¿Cuál es, entonces, nuestra tarea? ¿Intentar colocar diques rías de pensamiento, autorías en las cuales se efectiviza
que contengan el torrente avasallador que pretende diluir los creativamente la agresividad inherente a los procesos de
espacios de intimidad? ¿Abroquelamos en una supuesta inti ·aprendizaj e y a todo jugar.
midad fundament alista que nos aparte del medio social? ¿0, La agresividad -que forma parte del deseo de conocer y
por el contrario, utilizar la .fuerza del torrente tal cual hace un «hacer»- provee la fuerza que permite a la atención traba
molino, para con �lla producir nutrientes? jar y a la creatividad surgir.
Utilizo esa im*gen dado que un molino de viento es un Coincidiendo con Winnicott, pienso que lo opuesto a la
dispositivo que, cblocado en la superficie de la tierra árida, vitalidad espontánea es el sentimiento de irrealidad y el
utiliza la fuerza de las tempestades que vienen de lej os para deseo de obediencia.
hacer emerger d� las profundidades el frescor del agua que Las lecturas winnicottianas, los aportes realizados
permite germina11 diversidad de semillas. Puedo decir que la por psicoanalistas actuales -como Ricardo Rodulfo y
tarea psicopedagó�ca es un modo de crear «espacios molinos», Jorge Gon�alves da Cruz-, interrelacionados con la
en los que puedanlgerminar nuevas modalidades atencionales práctica psicopedagógica, me permiten avanzar en el
dando lugar a la dreatividad. Encuentro una apoyatura teóri análisis de los orígenes de la actividad atencional y su
ca en Winnicott, quien -al decir de Jurandir Freire Costa desarrollo , comenzando a responder así el dilema plan
no monta un escenario trágico, al estilo de Melanie Klein, ni teado por mí en los primeros capítulos de la presente
apela a recursos q_ue rozan lo metafísico, como la pulsión de obra: ¿cómo se consigue conciliar el prestar atención a lo
muerte en Freud� ni considera los aspectos de agresividad otro (obj eto de conocimiento) y al otro (quien lo porta) sin
inherentes a tod� pulsión como fuente de peligro o trauma perder la energía pulsan te y espontánea de la distracción
para el psiquis1no• El citado psicoanalista explica que, si pa creativa? Respondo : a p artir de la interrelación constan
1
ra Freud la ,cultura debía ocuparse de construir diques, te entre dos capacidades estudiadas por Winnicott, la
para Winnicott s� trata de construir molinos: «capacidad de estar a solas en presencia de otro disponi
ble» y la «capacidad de interesarse en 1 por el otro», 195 dos
�
En la lectura e origen freudiano, la función del poder es la movimientos con direcciones aparentemente opuestas, pero
represión de los excesos pulsionales, de donde proviene la interdependientes y generadores del espacio atencional.
importancia de la interdicción; en la de origen winnicottiano,
La interrelación necesaria entre la «capacidad de estar a
el poder se re-Jela en la capacidad del ambiente de tolerar sin
«revancha» el Ímpetu de las pulsiones dirigiéndolas hacia una
solas en presencia de otro disponible» y la «capacidad de
expansión de lla creatividad. La nietáfora prefe rida por Freud interesarse en/por el otro» depende de la interconexión
es el dique ho(andés, edificado para contener el avance del entre lo íntilno y lo contunitario, pues, como dijimos, se
mar y la inuntlación inminente; la de Winnicott es el molino anclan en los espacios de intimidad y comunalidad. 196
de agua o vie1ho, ·que aprovecha la fuerza de la naturaleza Para analizar la construcción de los espacios atenciona
para la realiz�ción de trabajos útiles. 194
1
les, tomamos en cuenta dos perspectivas: a partir del suj eto
1 y a partir de lo social; perspectivas necesariamente interre-
He desarrolladb en obras anteriores el concepto de auto-.
1 195 D. Winnicott, Los procesos de m,aduración , ob. cit.
. . .
1
196 Comunalidad: prefiero el término «comunalidad» -sugerido por
194 J. Freire Costa j «Playdoier p elos irmaos», en M. R. Kehl (comp.),
Jorge Gon9alves da Cruz- en lugar de «comunidad», ya que este último
Funr;iio lraterna, Río �
e J aneiro, Relume Dumará, 2000. El subrayado es
ha ido perdiendo el carácter etimológico de 'abertura' y 'deuda común' para
nuestro.
asociarse a espacios comunes excluyentes de otros.
212 213
lacionadas, ya que no hay suj eto posible sin trama social ni
Ya en 1958, Donald Wínnicott alertaba sobre la necesi
sociedad humana sin subjetividad en juego.
dad -que hoy se hace cada vez más importante� teniendo en
Pensando en cuáles serían los aspectos que permiten a un
cuenta los contextos desubjetivantes actuales- de analizar
sujeto desarrollar los espacios atencionales posibilitado
«el estar a solas» como una capacidad, diferenciándola de la
res, hablaremos de «capacidad de estar a solas en presencia
exclusión, del abandono, del aislamiento y del aburrimiento.
de otro disponible» y «capacidad de interesarse en/por el
La capacidad de estar a solas se origina tempranamente
otto». Pensando la misma cuestión, desde lo social, habla
y tiene un carácter posibilitador durante toda la vida.
mos de ambientes que faciliten la interrelación entre inti
Winnicott dice que «la madurez y la capacidad para estar
rnidad y comunalidad. solo implican que el individuo ha tenido la oportunidad de
Para continuar nuestro estudio precisamos detenernos
formarse poco a poco la creencia en un medio ambiente
en cada una de estas perspectivas para, luego, interrelacio .
ben1gno [ . . . ] ». 198
narlas.
El desarrollo de la intimidad, por lo tanto, se produce
entre el suj eto y el medio. Winnicott explica que
Capacidad de estar a solasoo ..
[ . .. ] la capacidad para estar solo es fruto de diversos tipos de
en presencia de otro disponible experiencias; sólo una de ellas es fundamental, sólo hay una
que, de no darse en grado suficiente, impide el desarrollo de
Existen muchos escritos acerca del miedo a estar solo y la dicha capacidad: se trata de la experiencia, vivida en la
soledad en medio de las muchedumbres; sin embargo, con infancia y en la niñez, de estar solo en presencia de la madre.
tamos con pocos desarrollos sobre la capacidad de estar a Así, pues, la capacidad para estar solo se basa en una
solas como una aptitud que se construye permitiendo rela paradoja: estar a solas cuando otra persona se halle presen
cionarse con lo otro y con los otros. Con otros a los que se te.I99
pueda recurrir, pero que no estén dirigiendo su atención
focalizada en que hagamos o digamos algo, o incluso a que Los espacios de intimidad se van creando y desplegando
juguemos a algo: «otros disponibles». La capacidad para estando a solas con alguien presente que no exij a nada.
estar a solas implica que el suj eto ha tenido la posibilidad
de creer-crear un ambiente propicio y confiable y, a su vez,
ha tenido y tiene experiencias que le permiten reconocerse Capacidad de «prestar atención» al otro
a sí mismo interesante. y a «lo» otro
Es significativa la contribución de Winnicott, 197 señalando
la importancia de estados saludables, sentires y sensaciones ¿A partir de qué procesos se puede prestar atención a lo
de relativa quietud que posibilitan estar a solas y descubrirse otro? ¿Cómo se llega a prestar atención al obj eto que otro
interesante, poder sorprenderse, encontrarse pensante. Des enseña? ¿Cómo generar un espacio entre quien e1;1seña y
cubrir y experimentar el placer de la autoría de; pensamiento quien aprende que posibilite al aprendiente investir libidi
e ir desarrollando así los espacios de intimidad. nalmente el contenido a enseñar? ¿Cómo se consigue pres
tar atención al conocimiento que el enseñante transmite?
197 D. Winnicott, «The Observation oflnfants in a Set Situation», en
198 D. Winnicott, Los procesos de maduración , ob . cit.
Through Paediatrics to Psychoanalysis, Londres, Hogarth Press, 1975.
. . .
199 Ibíd.
214
215
i
El análisis que V\1innicott nos ofrece acerca de la «capaci- zador del despliegue de la capacidad atencional. Winnicott
dad de interesarse ¡en el otro» (capacidad de inquietarse, emplea la expresión «preocuparse [to be concern] por el otro»
capacidad de preoc�parse por el otro) es una de las bases para abarcar de 1nodo positivo un fenónteno designado de
1nodo negativo por la palabra «culpa».
sobre la cual podemlos fundamentar las respuestas a aque-
---nas preguntas. Ya desde-muy pequeño, encontramos en el infante pulsio
En inglés, los términos utilizados por Winnicott son «the nes que lo llevan a cuidar al otro no como reparación de una
develop1nent of the i capacity for concern». La traducción
tendencia destructiva, sino como una energía primaria.
portuguesa emplea ! «O desenvolvimento da capacidade de Quizá esto esté relacionado con la alegría, como energía
envolvimento». En 8fgunas ediciones españolas, se presenta
creativa más allá de la angustia.
como «el desarrollo d� la capacidad de preocuparse por el otro». Si el ambiente es facilitador, si se le ha dado la oportuni
Creo que podemos traducirlo como capacidad de interesar dad de estar a solas ante otro disponible, el niño podrá,
se200 por el otro, es d�cir, capacidad de atender al otro, desde
atendiéndose, atender a lo otro y «reparar» con su hacer.
donde se despliega l� capacidad de atender a lo otro. Recordemos que la etimología nos dice que la palabra
La posibilidad de! interesarse (inquietarse) y de preocu «afecto» proviene de {acre ('hacer').202
parse por el otro, de j sentir que lo que le sucede a los demás El «hacer», la creatividad, la autoría, la agresividad
nos concierne, es ur} rasgo importante de la vida social. necesaria y saludable -es decir, la alegría del hacer como
Winnicott considera esa posibilidad como una capaci tendencia posibilitadora presente desde los orígenes- es
dad, y explica con cl �ridad clínica «su etiología y el lugar en gestadora del espacio atencional, que permite atender a lo
que ella aparece en �el desarrollo». Agrega algo i_mportante otro.
para pensar las cue$tiones de la atencionalidad: «la capaci
La capacidad para preocuparse [to be concern] por el otro es
dad para experimeritar esta preocupación es el sustento de
una cuestión de salud, una capacidad que, una vez estableci
todo juego y trabajd constructivo». 2 01 da, presupone una compleja organización del yo sólo concebi
Las experiencias �onstructivas y creativas hacen posible ble como un logro, un logro del cuidado del infante y el niño,
«sentir la experiencia de la destructividad» y producir algo con y un logro en los términos de los procesos de crecimiento
esa agresividad. Lo récíproco no es cierto, ya que el sentimiento internos del bebé y el niño.203
de la propia destruct�vidad no lleva por sí mismo a la repara
ción (es decir, a hace� algo para reparar el daño infligido), sino Modalidades de prestar atención y modalidades de ser
que es a la inversa. El sentirse autor de alguna obra, el gesto atendido se interrelacionan. Interesarse por el otro llevará
creador, es lo que pefmite que el contacto con las tendencias a interesarse en lo otro, es decir, prestar atención. Pero,
destructivas inheren�es al propio desarrollo no sea obstaculi- para interesarse en lo otro, el suj eto precisa reconocerse
interesante, y sólo puede reconocerse interesante en un
200 Según laEnciclopeiliaEspasa-Calpe, algo interesante es algo digno ambiente de heteroestima.
�
de interés; algo que des ierta interés es algo que importa; interesar es 202 J. Cm·ominas, Diccionario crítico etimológico ... , ob. cit. «Afecto»: del
cautivar la atención y el! ánimo.
201 D
j
. Winnicott, «The Develop1nent of the Capacity for Concern» [«El latín affectus; participio pasivo de afficere, 'poner en cierto estado'; deriva
desarrollo de la capacidaP. para la preocupación p or el otro)>; «Ü desenvol de {acre, 'hacer'.
20;3 D
. Winnicott, «El desarrollo de la capacidad para la preocupación
vimento da capacidade de envolvimento»], en The Maturational Proces
por el otro», en Los procesos de Jnadura.ción y el ambiente facilitador,
ses and the Facilitáting Envir01unent, Londres , Hogarth Press, 1965: El
1
Buenos Aires, Paidós , 1996.
subrayado es nuestro. 1
1
217
216
Teniendo en cuenta que la «capacidad de interesarse por do se les pregunta, dibujan cuando se les pide y juegan
el otro>>, tanto como la «Capacidad de estar a solas», nunca Guando el juego está allí. . . , hasta que, en un momento,
quedan totalmente establecidas debido a que siguen desa pueden murmurar <<jno sél», «jno me acuerdo!», «jqué aburri
rrollándose hasta la vej ez, creo que otro aporte significativo do!». Parecen «desatentos».
lo ofrece Masud R. Khan (discípulo de Winnicott), cuando En mis primeros escritos, consideraba el aburrimiento
analiza la capacidad de estar en barbecho204 como un estar como una de las características que acompañan al niño o al
transicional y transitorio: adolescente con problemas de aprendizaj e. Luego comencé
a ver que el tedio podría adquirir un carácter sustantivo,
Se trata de un proceso prolongado y debe enfrentar muchos pues ciertos problemas de aprendizaj e a veces acompañan,
traumas personales, familiares y sociales. Pero si todo mar se muestran o hasta pueden nacer en y desde el «aburri
cha bien, y así sucede la mayoría de las veces, lo que se
miento». Sin embargo, ese aburrirse, que décadas atrás
cristaliza y distingue en el esta tus diferenciado del ser adulto
es un individuo personalizado, con su propia intimidad,
aparecía casi como constante en los jóvenes que llegaban a
realidad interna y sentido de relación con el medio social. 205 consulta psicopedagógica, hoy ni siquiera puede ser nom
brado por ellos ni por sus derivantes, pues, aun antes de ser
El proceso de personalización al que hace referencia sentido por el joven, ya alguien colocó sobre él la etiqueta de
Masud R. Khan se produce a través de un continuo trabajo «desatento». Tal rótulo impuesto desde afuera genera tres
de autorías compartidas, que puede ser promovido o, por el obstáculos adicionales: a) coloca a quien lo recibe como
contrario, cercenado en los espacios educativos. único «responsable» del problema; b) exime al ambiente
educacional y familiar del preguntarse sobre su participa �'g;;
2 18 2 19
1
El discípulo de Winnicott, Adam Phillips, describe dos una respuesta circunstancial de desinterés, que puede
modos en que puetle presentarse el tedio, y dice que «el corresponderse con formas y contenidos de enseñanza des
trabaj o clínico nos l depara niños incapaces de 'aburrirse' atentos de y a la realidad de los alumnos. El aburrimiento
[being bored], y otr9s, incapaces de cualquier otra cosa que estructural, más que algo que se siente, es algo con lo que se
no sea aburrirse».2 �6 siente. Se sustenta sobre una modalidad de aprendizaje
En la consulta psi�opedagógica encontramos niños y adoles- rigidizada del modo hipoaco1nodativo hipoasimilativo, pre
centes en una y otra ae esas situaciones. Sus padres y maestros sentándose como inhibición cognitiva e inhibiendo el pen
no les ofrecen espac�os para conectarse con el «estar a solas». sar, el elegir, el decidir, el responsabilizarse por una idea;
Son tantas las acti'i.dades, horarios y «cosas para hacer», que sin duda, inhibiendo también la actividad atencional.
aun el jugar parece reglamentado. El niño no tiene, entonces, En pocos años, fue aumentado en forma significativa la
espacio-tiempo par� querer-elegir ir a jugar a la pelota, porque cantidad de jóvenes que presentan una y otra de estas
ya llegó la hora de ir a la escuelita de fútbol. El espacio formas de aburrimiento. Lamentablemente, la extensión de
atencional se empoThrece. Adam Phil-lips piensa que «El niño diagnósticos 1 rótulo de «déficit atencional», aplicados in
'being bored' está e�perando descubrir de nuevo su deseo, sin discriminadamente a unos y a otros, esconde la necesidad
la representación co�sciente de un objeto .. . En este sentido, el de estudiar los procesos constructivos de nuevas modalida
tedio es similar a u�a atención errante». 207 . · des atencionales, así como la génesis de la capacidad aten
En estas situacipnes, el aburrirse puede aparecer como cional.
una discontinuida� necesaria con el afuera para reencon Es imprescindible distinguir el aburrimiento defensivo
trarse con su propio desear, pero también puede ser el (producido por la banalización, el debilitamiento de la autoría
germen donde se ihstale un tedio atencional. de pensar y/o el sentirse a sí mismo poco interesante) de los
Si el mundo se tdrna aburrido, puede ser consecuencia de estados saludables del reposo del pensar que vienen acompa
estar ante un «estkdo transicional» que conduzca hacia el ñados por una atención diseminada y fluctuante.
encuentro con la capacidad de estar a solas (terreno desde Recordemos que el movimiento entre la distracción y la
donde nace la creatividad) o hacia ser.tomado por el tedio y atención nos permite aprender, pues la distracción, al abrir
aburrirse de sí mi�mo. puertas desconsideradas por la «atención foquista», posibi
La clínica psicop�dagógica nos ha permitido constatar que lita que el saber nutrido en los espacios de intimidad
el aburrimiento, crtando se instala, opera como una disposi multiplique la producción de sentidos.
ción que atrapa el cllespliegue de la actividad atencional. Adam Phillips se pregunta: «¿Cuáles son las situaciones
En los jóvenes qjue consultan por problemas de aprendi que el niño establece -las ocasiones que él organiza- para
zaj e y atención obls ervo que pueden presentar un aburri tornar posibles los deseos? El tedio, está claro, es preexci
Jniento reactivo -que podemos llamar tedio atencional- o tación, pero, en cada período de tedio, el niño retorna a esa
un aburrimiento estructural. El aburrimiento reactivo2 08 es pregunta»,2 09 pregunta que también debería nortear la con
1
206 A. Phillips , Beijo, cócegas e tédio. O inesperado da vida a luz da
sulta psicopedagógica.
Donald Winnicott, en el artículo <<The Observation of
l<}
psicanálise, San Pab , Schwarcz, 1996.
207 Ibíd. i
Infants in a Set Situation»,2 1 0 describe cómo un bebé puede
tl
208 Véase A. Fernán ez, La sexualidad atrapada de la seiiorita rnaes-
209 A . Phillips , Beijo, cócega.s e tédio. , ob. cit.
tra , oh. cit. , y Los idibmas del aprendiente, ob. cit.; tan1bi én R. Rodulfo,
. . .
. .
�
Trastornos narcisístic s no psicóticos, Buenos Aires, Paidós, 1995.
2 10D. Winnicott, «The Observation oflnfants in a Set Situation», ob. cit.
1
220 221
desinteresarse de (desatender a) un obj eto para poder apro lúdico donde se desarrolle el sentido del humor, se flexibi
piarse del deseo de tomarlo. E stando el bebé en brazos de su licen las exigencias de certeza, se permita el ensayo .. . Un
madre mientras ella conversa con el pediatra, este último encuadre terapéutico, que propicie los espacios de intim.i
deja, fingiendo distracción, una espátula (baj alengua) so dad, dando la oportunidad para que nuestro «atendido» se
bre el escritorio, a fin de observar las actitudes del niño reconozca como ser pensante. Por ejemplo, en lugar de
interesándose por la misma, tomándola, dej ándola, volvien insistir con la pregunta: «¿Qué pensás sobre esto?», poder
do a tomarla . . . En esa escenografía, preparada por Winni señalarle en diversas situaciones «se ve que, aquí, vos
cott para la consulta clínico-pediátrica, podemos observar pensaste, pues llegaste a esta conclusión» o «hiciste esto de
la actividad atencional del bebé. A su vez, el análisis que esta manera». En síntesis, ofreciendo una escucha que
Winnicott realiza de las diversas actitudes de los bebés pueda responder a partir de lo que el atendido dice o hace,
ante la espátula puede servir para comprender que, en en lugar de responder sobre lo que dijo o hizo.
diversos momentos de la vida ( desde la primera infancia·
hasta la adultez), existen situaciones momentáneas de
«aparente desatención» que no deben adscribirse a alguna Interrelación entre la «capacidad de estar a solas
patología. Situaciones tan diversas y de diferentes signifi en presencia de otro disponible»
caciones como el primer momento de elaboración de un y la «capacidad de interesarse en el otro»
duelo, el instante de inspiración creativa o el deseo de
«repensar» su posibilidad de elegir pueden colocar al sujeto Sólo en un ambiente confiable la capacida d de interesa rse
en posición de desatender «al mundo». Entonces, el tedio por el otro puede desarrollarse permitie ndo que al suj eto le
puede ser la respuesta a una situación en la cual hay una interese y le importe lo que le sucede al otro, aceptando la
espátula a ser hallada o, por el contrario, la respuesta a una responsabilidad por sus actos, sin necesidad de inhibir la fuer
situación con exceso de espátulas ofrecidas y exhibidas que za de la agresividad saludable; pudiendo así, tal como un
inhibe la posibilidad de atender. Podríamos hablar, en este «molino», utilizar esa energía en el jugar, el aprender y el
último caso, de «fatiga atencional». trabajar. Digo también en el aprender, pues interesa rse en
Parecidas reacciones pueden corresponder a opuestas (atender a) los obj etos a conocer supone la simultaneidad
significaciones. La curiosa «pasividad» del aburrirse no nos del esfuerzo que el trabaj o impone y del placer que el jugar
debe hacer olvidar que «en el tedio existe una chispa de una supone. La capacidad de interesarse en el otro es el sustento
fuga del deseo, de una falta de significación . .. ». 2 11 de todo jugar y trabaj o constructivo, así como de la posibi
El tedio aténcional debe alertarnos sobre la dificultad lidad de pensar y atender. Winnicott lo explica así:
para estar a solas y sobre un debilitamiento de los espacios
de intiraidad. Cuando se establece la confianza en este ciclo benigno y en la
La tarea psicopedagógica ante el tedio atencional se expectativa de las oportunidades, el sentimiento de culpa en
relaciona con descubrir o encender esa «chispa» para, desde relación con los impulsos del ello se modifica aun más, y para
allí, activar la actividad pensante y atencional. ¿Cómo? designarlo necesitamos una expresión más positiva, tal como
Permitiendo que el suj eto se reconozca interesante, valo «preocupación por el otro». El infante empieza a ser capaz de
rando y promoviendo sus preguntas, creando un espacio preocuparse por el otro y de asumir la responsabilidad por sus
propios in1pulsos instintivos y las funciones propias de ellos.
211 A. Phillips, Beijo, cócegas e tédio . . . , ob. cit. Esto proporciona uno de los elementos constructivos funda-
222
223
!
mentales del juego y el trabajo. Pero, en el proceso de Los espacios terapéuticos,
desarrollo, lo gue
1
pone esta preocupación al alcance de la la capacidad de estar a solas
capacidad del hiño es la oportunidad de aportar.212 y los espacios de intimidad
1
1
En el niño hay :Pulsion es que lo llevan a cuidar al otro no La importancia del concepto de intimidad es resaltada
como reparación, �ino como una energía primaria que está actualmente por diversos autores,.entre ellos Ricardo Ro
relacionada con la alegría y la capacid ad de ser solidario. dulfo, quien la considera condición necesaria para el esta
Genero sidad nb es dar lo que me sobra, ni dar para blecimiento de la zona de juego producida a partir de los
reparar una culp � o un daño infligid o, sino compartir lo que intercambios lúdicos madre-bebé que se van dando en el
tengo, nos decía �ilvia Bleichmar. curso de las diversas prácticas de cuidado.
Según Jorge Gqncalves da Cruz, Si se realizan las tareas de cambiar los pañales a un bebé,
1
1 alimentarlo y hacerlo dormir como trabajo -desconectadas
interesarse enllo otro y en el otro sólo puede lograrse en la de la alegría y del jugar con las miradas, las palabras, los
medida en que ;el sujeto se experimente a sí mismo interesan sonidos, las caricias, las sonrisas, las canciones de cuna-, se
te. Esto nadi� puede lograrlo por sí mismo, sino en una
estará obturando la posibilidad de establecer un vínculo
dialéctica del r�conocimiento que requiere de otros significa
nutricio, un «espacio extraplacentario»214 entre el niño y los
tivos. Si pudiérfnnOS registrar las palabras con que la mayoría
de los niños sqn despedidos por sus padres al momento de padres .
dirigirse a la :escuela, muy probablemente primarían los Es necesario ir creando a posteriori diversos «espacios
«consejos»: «pottate bien, quedate quieto y prestá atención a extraplacentarios» de intercambio simbólico que funcionen
la maestra». ¿(jómo lograr una posición subjetiva, desde el tal como la placenta lo hace, nutriendo tanto al niño como a
lugar de padres, 1
que sepa transferir la importancia de que el. los adultos que lo atienden. Tales espacios operan como
niño en la escqela atienda a sus propias preguntas, valorice superficies transitorias de inscripción y, a su vez, de dife
sus dudas, abr� su propio espacio de juego y pueda reconocer renciación; construcciones mutuas que, como la pal abra
se en sus logrds?2 13 «placenta» hace recordar, crean los placenteros espacios de
1
1 intimidad compartida, espacios que nacen tempranamente
' Concluyendo, �uedo decir que existe una imbricación y precisan desarrollarse durante toda la vida.
entre la «capacid4d de estar a solas en presencia de otro Los niños y j óvenes que llegan a nuestra consulta, deriva
disponible», la «capacidad de interes arse en el otro» y la dos por «desatención e hiperactividad», en el encuadre
creación de un anibiente de heteroestinta que permita que psicopedagógico pueden recuperar-resignificar los espa
cada suj eto pued� ' consid
erarse interes ante, singular y cios de intimidad, reconstruyendo la «diferencia entre pen
respons able. sar-decir-hacer»; a partir de allí, consiguen reconocerse
pensantes y, así, investir libidinalmente los obj etos de
conocimiento, «prestándoles su atención>>.
Sabemos lo amordazador que puede ser para un niño
convivir con adultos descalificadores, pero no se ha insistí-
1
..
212 D. Winnicott, Los procesos de maduración . , ob. cit.
214
213 E xposición oral d' e Jorge Gon�alves da Cruz en un s eminario de E. E n relación con l o que estoy llamando «espacio placentario», ver
224 225
do suficientemente en cuán peijudicial puede ser la actitud adolescentes- parecen no escuchar ni prestar atención a
opuesta: adultos que, sin importar lo que el niño produzca, sus padres y/o terapeutas; sin embargo, posteriormente se
están felicitándolo y/o aprobándolo. Esta última actitud puede percibir que sí lo hicieron y, simplemente, necesita
desvitaliza el aprender y adormece la actividad atencional, ban no mostrar que habían prestado atención y, así, otorgar
pues obliga a buscar constantemente las referencias fuera se el derecho a darse un tiempo-espacio para «guardar» o
de uno mismo, situando al sujeto en una posición depen para distraerse.
diente, por la que sólo podrá reconocer su producción a Nos corresponde, como psicólogos, psicopedagogos y psi
partir de la mirada del otro. quiatras, realizar un profundo análisis de la singularidad
Cuando el niño se reconoce interesante y rodeado de de cada situación que se presenta .a consulta. Insisto: un
heteroestilna, puede interesarse prestando atención al niü.o o j oven puede mostrarse desatento por múltiples y
mundo y, por lo tanto, a los contenidos enseñados en la completamente diferentes situaciones: como síntoma de
escuela. diferentes patologías o como respuesta reactiva y saludable
Nosotros -desde el lugar enseñante o terapéutico ante un «no permiso» para desarrollar la capacidad de estar
también precisamos nutrir la propia capacidad de estar a a solas. Un diagnóstico equivocado, al colocar el mismo
solas para conseguir estar disponibles ante la dificultad o rótulo de «déficit atencional» a una respuesta circunstan
la imposibilidad de algunos de nuestros atendidos para cial de desinterés, una inhibición cognitiva en ciernes o ya
conectarse con su intimidad; saber crear espacios de inti instalada, un síntomá que exprese una situación de abuso o
midad producidos «entre» gestando un cierto estado de violencia familiar, conduce a eximir a la escuela de su
«desestimulación» externa y, desde allí, trabaj ar, sin inten responsabilidad de enseñar, a profundizar mecanismos
tar «motivar» ni montar espectáculos para «desaburrir». expulsivos y a dej ar en el desamparo a cantidad de niü.os,
.Cuando se atiende a adolescentes que, como aspecto jóvenes, familias y docentes.
necesario al tránsito por el adolecer, requieren reconstruir Reconociendo la relación entre la capacidad atencional y
y ampliar sus espacios de intimidad, terapeutas ansiosos la «capacidad de estar a solas en presencia de otro disponi
exigen a veces asociaciones y respuestas a preguntas, inter ble», pueden instrumentarse recursos psicopedagógicos,
pretando como resistencia cualquier silencio o respuesta orientar a los maestros para propiciar ambientes que sugie
«nada» a la pregunta «¿qué estás pensando?». Esto es un ran las cosas sin imponerlas y, principalmente, evitar
error, y especialmente grave cuando se trata de adolescen diagnósticos que congelen como permanentes circunstan
tes o niü.os en tratan1iento psicopedagógico. Ambos, por ciales episodios de desatención o que enmascaren otros
distintos motivos, probablemente necesiten responder síntomas.
«nada» ante diversas preguntas; un nada que no remite a
vacío, sino que puede ser la tentativa de marcar una fron
tera que les permita «experienciar» su capacidad de estar a Intimidad y comunalidad:
solas en presencia de otro. Necesitan del otro ante quien nutrientes de la capacidad atencional
crear esa «frontera». ¿Para qué? Para poder construir puer
tas que s� puedan abrir y cerrar cuando ellos decidan. Si no Consideramos espacios atencionales215 los diversos am
hay nadie del otro lado, no tiene sentido abrir y cerrar las bientes familiares y sociales donde el ser humano va desa-
puertas, como dice Jorge Gon9alves da Cruz.
Por otra parte, a veces, los niños -y, especialmente, los 215 «Espacios atencionales», ver capítulos 1, 2 y 4 de la presente obra.
226 227
rrollando desde él nacimiento su capacid ad atencional. El filósofo italiano Roberto Esposito2 17 realiza un profun
Éstos funcionan q omo diferenciadores y articuladores en do estudio del concepto de comunidad (cum munus), remi
tre el sujeto y el njledio. tiéndose a las raíces del término.
En la n1edida e1� que los adultos consigamos alimentar y La historia de las palabras es maravillosa, pues nos
continuar desarrdllando nuestras capacid ades de estar a permite rescatar sentidos pet:didos. Así sucede, por ejem
solas y de interesdrnos por los otros, se posibilitará que las plo, al encontrar que munus, que está en el origen de
socieda des -y, pÓr lo tanto, también los espacio s educati' - «COmunidad», también lo está en el de la palabra «inmuni
1
vos- vayan reforinulando la comunalidad en reciprocidad dad»: aun la inmunidad no se adquiere rechazando o aislán
a la nutrición y re � ignificación de los espacio s de intimidad. dose de lo extraño, sino transformándolo en propio. El
En la actú.alida� , inmers os en la «socied ad del espectácu vocablo «munus» se refiere a una deuda, un don, un deber,
lo», los espacio s dé intilnidad están sufriendo un constante una tarea en relación con los otros, que nos remite, a la vez,
ataque ; sin emba�go, como el vivir creativamente requiere a nuestra constitutiva alteridad también respecto de noso
de ellos, observa�os que se están reconfigurando y, a su vez, tros mismos. Además, siguiendo con la etimología, «el cunt
emergen nuevos CY promis orios) espacio s de intimidad que es lo que vincula... o lo que junta . .., el munus del commu
escapan a la dicotpmía «público o privado». Probablemente nis» , y hace referencia a acción recíproca.218
estemo s también �n los albores de una saludable transfor La comunalidad es el espacio donde surge la singulari
mación de lo públi �o ; dependerá de que cada uno de nosotros dad a partir de la apropiación de diversidades. Al concepto
ponga en juego la potencia atencional de la alegría de la de comunidad le estamos dando el sentido de disposición o
autoría. actitud; por eso, preferimos hablar de comunalidad como
Para comprend�r este fenóme no, debemo s tener en cuen una apertura hacia la diversidad que nos habita y en la que
ta que íntimo no �s sinónimo de privado. habitamos ; de ahí el 1nunus como tarea en común ante una
La socieda d industrial burgue sa, colocando como priva dádiva que hemos recibido, una superficie de inscripción,
do lo íntimo , fue d � stituyendo o prostituyendo la intimidad.
Tal proceso se fue dando correlativamente con la sustitu
21 7
R. Esposito, Communitas. Origen y destino de la cmnunidad, Buenos
229
228
que se sitúa «entre», en espacios intersubj etivos, espacios de
en terreno de lucha en el cual, para triunfar, se debería
diferenciación.
lograr que los demás fracasen). E sto trae como consecuen
·
230
2� 1
1
1
convoca la caricia.! Decimos «amigos íntimos», mostrando y, para ello, la fluctuación atencional (entre el suj eto y el
que lo íntimo no es j algo que está en el interior de cada uno, ·
mundo, el conocimiento, la información y el saber) es nece
sino una construc�ión que se establece vincularmente. saria.
Los espacios de fntimidad,220 lugares donde se inscriben
las huellas de la pr;e sencia en la ausencia del amigo, posibi
litan la permanen�ia en los vínculos con otros más allá de Comunalidad e intimidad
su presencia físic�. se reatroalimentan
Sara Pain seña�a algo que precisamos tener en cuenta:
«Hay que subrayar! que lo que más atenta contra la simpatía Realizando una apretada síntesis de lo que vengo desarro
y la comprensión de otras sensibilidades son las tan menta llando , diré que , en la actualidad, la creciente privatización
das raíces identita�ias y las identidades comunitarias, que de lo público (educación, salud, medio s de comunicación,
actúan como las *nteoj eras que los domadores ponen al recurs os naturales, conocimientos . . . ) viene acompañada de
costado de los ojos idel caballo para evitar que vea otra cosa un cercenamiento de lo íntimo . La intimidad no es opuesta
.1
que n� sea el camip.o que se le ha trazado».22 1
.·
232 233
víctima a la que sólo le ofrecen habilidades y esfuerzos Capítulo 13
programados al alcance de la mano. 222 CONTEXTOS ACTUALES Y CAPACIDAD
ATENCIONAL
Contamos con saberes , recurso s y posl.bilid ades que per
miten resistir el cercenamiento de los espacio s de intimi
dad; espacios de intimidad que estamos considerando nece
sarios para el desarrollo de la capacid ad atencional y su
posibilidad de dispersi ón creativa sin fragmentación.
des» son soportes intersubj etivos -en los que se apoyan las
acciones de pensar y atender-, pero tienen también una
sustancia material localizable en algún espacio físico. Mu
chos de esos soportes están p as ando a ser virtuales o
móviles. Un ejemplo lo aporta el pasaj e rápido del teléfono
de línea al teléfono móvil. Poco tiempo atrás, quien llamaba
a un teléfono fijo podía, antes de escuchar la voz , situarla ya
en una determinada superficie. Hoy, cuando nos comunica
mos con un celular, la primera pregunta que surge es:
«¿Dónde estás?», y precisamos esa respuesta p ara encua
drar nuestra conversación. «¿Dónde estoy?» es, también, la
primera pregunta para encuadrar nuestra atención. Los
adolescentes crearon una respuesta instigadora: «No estoy
222 M . Masud R. Khan, Locura y soledad . . . , ob . cit. ni ahí». Y nosotros , ¿dónde estamos?
234 ?. _q fi