Está en la página 1de 1

Teníamos una pandilla, éramos los vecinos de la edad en la misma cuadra, estábamos en la

primaria entre cuarto y sexto.

Nos habíamos cambiado el nombre agregando la terminación “eitión”, como sonaba en los
comerciales el anuncio de la leche Carnation, Noneición, Cuateición, Leneición, Janeición, y
Marqueisión.

Empezamos a jugar en nuestra calle y en algún momento nos cambiamos a los juegos en la
manzana de atrás, estaba inundado por la lluvia, brincábamos los charcos, pasábamos por el
pasamanos solo para ver cuantas vueltas dábamos antes de caer en el agua, acabamos bien
mojados y enlodados, regresé a casa y no traía mi kin Kong, un juguete que me regalaron, pensé
que lo habia olvidado y cuando mi Mamá me preguntó por él, invente que me lo habían robado,
me hizo ver que no cuidaba las cosas y que decia mentiras. Antes de irnos a los juegos lo aventé
por la ventana y no lo recordaba; el King Kong estaba dentro de la casa.

Cuando era niño contestaba lo primero que se me ocurría sin pensar y no me tomaba el trabajo de
inventar mentiras.

También podría gustarte