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Encuentro II

Antesala: Comentar con los estudiantes sus impresiones generales sobre los artículos de Galeano
orientados en el encuentro anterior, y cómo lo vincularon, a grandes rasgos, con los contenidos de la
clase pasada.

Tema: Sistema político y Estado.

Temáticas:

 La definición de sistema político de David Easton.


 La visión marxista de sistema político.
 Los orígenes del Estado
 La definición de Estado
 Tipologías de Estado.
 Tipologías de gobierno.

Objetivos:

 Explicar la definición de sistema político de Easton.


 Analizar el sistema político según la visión marxista.
 Explicar los orígenes del Estado
 Definir la categoría Estado.
 Señalar las diferentes tipologías de Estado.
 Señalar las diversas formas de gobierno.

Desarrollo:

Lo primero que debemos comentar a los estudiantes es que, para la Teoría socio-política, la
categoría sistema político, es la más importante, incluso por encima de la categoría Estado. Las
razones para tal primacía serán convenientemente aclaradas a lo largo de la conferencia.

Luego, en aras de desarrollar nuestro primer objetivo, es menester comenzar pidiéndoles a los
estudiantes que nos digan que entienden por la palabra sistema. Un sistema es un conjunto de
componentes en estado de interrelación, integrados de acuerdo a determinadas propiedades, leyes
y principios generales; que actúan como forma de “totalidad”, donde el cambio o sustracción de
uno de ellos implica cambios en el conjunto.
Cuando las relaciones entre los componentes se comportan de manera estable, el sistema es
denominado estático; si cambian con el tiempo, entonces se denomina dinámico. Un determinado
sistema puede ser abierto o cerrado: es abierto aquel que, manteniendo su interrelación interna, se
relaciona también con el entorno de manera activa. El sistema político, necesariamente, es abierto.
(Ilustrar con algunos ejemplos).

Desde Aristóteles o Hobbes se pueden rastrear los antecedentes del análisis sistémico de la política,
aunque su enfoque fuese más bien rústico e incompleto. Muchos autores entendían las
interrelaciones políticas en la sociedad con un marcado sesgo jurídico y constitucional, limitando
sus propios análisis sobre las relaciones políticas. No sería sino hasta la segunda mitad del siglo
XX, cuando un politólogo canadiense, David Easton, diera cabal coherencia y profundidad al
enfoque sistémico, popularizando desde entonces la categoría sistema político. Para Easton, un
sistema político es: un sistema de interrelaciones y una asignación autoritaria o imperativa de
valores a toda la sociedad, valores que, por demás, son escasos.

De esta forma, para Easton, lo que define a un sistema político es su función de distribuir valores
que la sociedad considera útiles como el dinero, la educación, el poder, etc. Dichas interacciones
operan mediante flujos entre entradas y salidas a través de un cambio dinámico que se
retroalimenta. Las entradas son las demandas y apoyos que el sistema recibe de los intereses de la
sociedad.

Estas entradas se trasladan del ambiente social al sistema político responsable de la agregación y
articulación de esas demandas, funciones que cumple la “caja negra”, formada por aquéllos que
ocupan determinados roles, sean individuos o grupos, los cuales son capaces de orientar los
contenidos del proceso político; que actúan como filtro del sistema, a través de mecanismos de
reducción y selección de demandas.

Las salidas son la respuesta del sistema a aquellas demandas, las decisiones y acciones que se
toman tras el proceso de decisión, que cuando interactúan con el entorno, generan nuevas demandas
y apoyos, por lo que el proceso vuelve a comenzar. Este modelo se ha denominado circuito de
retroalimentación. En este punto ilustramos en la pizarra un esquema con este circuito.

Ahora bien, no debemos perder de vista que los sistemas políticos, ante la imposibilidad de
responder a determinadas demandas materiales (o inmateriales), por ejemplo, ante una crisis
económica, política y social, también son capaces de producir respuestas que podemos llamar
“salidas falaces”, dado que como tales no resuelven la crisis, pero sirven para eclipsarla o distraer a
la sociedad; como la Guerra de las Malvinas que fabricó la Dictadura argentina en 1982.
Esto último es de vital importancia para comprender como funcionan habitualmente los sistemas
políticos, dada la cantidad de “salidas falaces” que emiten. Otro ejemplo, explicado con mayor
detenimiento, podrá ilustrar mejor nuestra insistencia y, de paso, también resolverá un enigma
cultural recurrente: la cacería de brujas:

Hoy día es bien conocida la estimación de que el número de personas condenadas a la hoguera por
el delito de brujería en Europa, asciende a la astronómica cifra de medio millón de personas. Sin
embargo, pocos conocen que entre el año 1000 y 1479 estaba prohibido terminantemente por la
Iglesia la creencia de que los viajes en escoba y los aquelarres eran reales: afirmaba el Papa que
éstos eran ilusiones del Diablo. En 1480 empero, Su Santidad rectificó, y afirmó que quienes dijeran
que aquellos no eran reales, eran herejes.

Para entender este cambio radical de postura debemos conocer la situación general de Europa en la
segunda mitad del siglo XV. Para esta época el poder de la Iglesia y la Nobleza se estaba
resquebrajando: revueltas campesinas, movimientos “heréticos”, críticas crecientes contra la
simonía, el nicolaísmo y los derechos señoriales campeaban en la Baja Edad Media: el statu quo
corría peligro, peligro real que cristalizaría luego en la gran Reforma Protestante. Luego, en esta
coyuntura compleja, la Iglesia y la Nobleza europea fabricaron, ante la imposibilidad de solucionar
la crisis, una “salida falaz”: las brujas. ¿Por qué?

Porque las clases explotadas llegaron a creer que eran víctimas de brujas y demonios, en vez de
nobles y obispos. ¿Se derrumbó el techo, abortó la vaca, se secó la avena, se agrió el vino, falleció
un hijo? La culpa era de un vecino, de ese que rompió la cerca, le debía dinero o deseaba su tierra;
de un vecino convertido en bruja. ¿Aumentó el precio del pan, se elevaron los impuestos,
disminuyeron los salarios, escaseaban los recursos? Obra de las brujas.

¿La peste y el hambre destruyen una tercera parte de los habitantes de cada aldea y ciudad? La
audacia de las diabólicas e infernales brujas no conocía límites. La Iglesia y el Estado montaron una
denodada campaña contra los enemigos fantasmas del pueblo. Las autoridades no regatearon
esfuerzo alguno para combatir este mal, y tanto los ricos como los pobres podían dar las gracias por
el tesón y el valor desplegados en la batalla.

El significado práctico de la cacería de las brujas consistió, así, en desplazar la responsabilidad de la


crisis de la sociedad medieval tardía desde la Iglesia y el Estado hacia demonios imaginarios con
forma humana. Preocupadas por las actividades fantásticas de estos demonios, las masas
depauperadas, alienadas, enloquecidas, atribuyeron sus males al desenfreno del Diablo en vez de a
la corrupción del clero y la rapacidad de la nobleza.
Luego, la manía de la brujería dispersó y fragmentó todas las energías latentes de protesta.
Desmovilizó a los pobres y desposeídos, aumentó la distancia social, les llenó de sospechas mutuas,
enfrentó al vecino contra el vecino, aisló a cada uno, hizo a todos temerosos, aumentó la
inseguridad de todo el mundo, hizo a cada uno sentirse desamparado y dependiente de las clases
gobernantes, y centró la cólera y frustración de todo el mundo en un foco puramente local y, por
demás, ficticio.

La Iglesia y el Estado no sólo se libraron de toda inculpación, sino que se convirtieron en elementos
indispensables. El clero y la nobleza se presentaron como los grandes protectores de la humanidad
frente a un enemigo omnipresente, pero difícil de detectar. En esto radica pues, el secreto de la
cacería de brujas.

El ejemplo anteriormente expuesto nos sirve además, para empalmar la concepción de Easton con
los aportes del marxismo. Para Marx, Engels y Lenin quedaba claro que los sistemas políticos (sin
plantearlo estrictamente como teoría sistémica 1), especialmente los Estados (componente
fundamental de todo sistema político) no son entes suprasociales, colocados neutralmente por
encima de la sociedad, sino que tienen una esencia y una realidad clasista histórico-concreta: las
clases dominantes controlan al Estado y al sistema político. Luego, el sistema político, como sub-
sistema de la sociedad, incorporado a la superestructura, se compone fundamentalmente de
elementos:

 Estructurales: Instituciones políticas (organización política de la sociedad), así como las


relaciones políticas entre dichas instituciones y de las mismas con otras personas jurídicas o
naturales.
 Reguladores: Las leyes (normas políticas y jurídicas) que implantan esas instituciones, y
disponen el funcionamiento de las mismas y otras personas jurídicas o naturales en una
sociedad dada.
 Orientadores: Cultura e ideología políticas que sustentan esas normas, así como el origen,
funcionamiento y evolución de tales instituciones.

Así mismo, las relaciones y vínculos interdependientes que se establecen entre estos tres
elementos medulares, conforman pues, el sistema político en su totalidad. Por último, debemos
apuntar lo que consideramos, los factores legitimadores de todo sistema político:

 La existencia de mecanismos adecuados de socialización política.

1
Los clásicos del marxismo trabajaron fundamentalmente con el concepto de FES, que de cierta forma presenta una
visión analítica bastante integral y orgánica.
 El desarrollo de políticas económicas, sociales y culturales capaces de satisfacer en un nivel
racional, pero adecuado, de manera continuada, diferenciada y no igualitarista (pero
verdaderamente justa), las principales necesidades materiales y espirituales del conjunto de
la población.

 El fortalecimiento de la capacidad del gobierno a diferentes instancias para ofrecer


respuestas eficaces y oportunas a estas demandas y necesidades fundamentales de la
población, lo que tendría como base la capacidad del Estado para encontrar las vías más
eficaces que garanticen, ante todo, el desarrollo económico y la satisfacción de esas
demandas.

 Altos niveles de participación real de la gente (desde las propias bases del sistema político)
en la formulación y toma de decisiones políticas, en especial en la elaboración,
implementación y evaluación de las políticas públicas y sociales.

 La renovación periódica de los representantes y directivos estatales, partidistas y de otras


organizaciones a través de procesos electorales genuinos, no formales ni fraudulentos.

 El perfeccionamiento constante de toda la organización política de la sociedad de manera tal


que se garantice la efectiva presencia en ella de representantes de todos los sectores
poblacionales, y que sus organismos, instituciones y organizaciones sean competentes y
estén verdaderamente capacitados para convertir en decisiones políticas materializables los
intereses y necesidades de los sectores que representan.

 Una cultura política desarrollada.

 Un estilo de convivencia política flexible y atento a la evitación de conflictos.

 Características socioculturales homogéneas en la sociedad o comunidad concreta, etc. 2

Por otra parte, concomitante con la categoría sistema político, existe otra categoría fundamental
que debemos analizar: el Estado. Lo primero que debemos señalar es que el Estado no es un ente
natural o eterno. En las sociedades comunitarias (“comunidad primitiva”), estado en que más
tiempo vivió nuestra especie (más de 190000 años tomando en cuenta solamente al homo sapiens),
no existía el Estado. Sin embargo, a partir del IV milenio a.n.e comenzaron a surgir Estados en el
mundo ¿por qué creen que pasó esto?

2
Determinadas categorías y conceptos que aquí se abordan, podrán ser explicados muy sucintamente para la
comprensión inmediata de los estudiantes, pero su explicación última y completa será dada en otra conferencia.
La tradición marxista ha intentado demostrar que los Estados surgen a raíz de la descomposición de
las sociedades comunitarias y la división clasista de la sociedad, erigiéndose éstos como entes
suprasociales para el control de la sociedad por parte de las clases dominantes. Este enfoque, sin
estar errado en su esencia, tiene empero, algunas deficiencias producto de la simplificación de tal
proceso.

Marvin Harris y Jared Diamond han analizado que las sociedades comenzaron a organizarse
políticamente cuando los mecanismos de control de tensiones internas que se articulaban sobre la
base de los vínculos consanguíneos y los enlaces matrimoniales, comenzaron a ser inefectivos
debido a la densidad poblacional y la presión demográfica. Ambos coinciden en que el umbral de
“quiebre homeostático” se alcanza cuando una sociedad dada sobrepasa los 10 000 habitantes,
aproximada y relativamente.

Luego, en el período intermedio transicional, hablar en las sociedades neolíticas de clases sociales
es temerario y radical. Más probable es que jefaturas naturales, donde el jefe no era un déspota
explotador, sino un administrador y redistribuidor eficiente que contaba con amplio respaldo social,
evolucionara lentamente hacia una dirección política coercitiva apoyado por su propia familia y
colaboradores extra-sanguíneos. Luego, en virtud de sus funciones y funcionalidad social, este
“grupo administrativo” devendría más tarde en una clase social propiamente dicha (aristocracia
primigenia), con intereses claramente definidos y demarcados. (Preguntar aquí a los estudiantes si
comprenden esta teoría).

Luego, el Estado es una forma de poder político (principal sujeto político en la modernidad), de
carácter territorial, que pretende monopolizar el poder de coerción y regulación, mediante su
institucionalización como poder soberano a través de un ordenamiento jurídico unitario e
igualitario, y puede ser definido como una: unidad de carácter institucional con medios de poder
propios, que monopoliza para sí el uso de la fuerza legal, y que, asentado sobre un territorio y con
una población específica, es independiente y soberano interna y externamente.

Los tres elementos constituyentes e imprescindibles de toda formación estatal son: soberanía,
población y territorio (explicar brevemente a los estudiantes la relación de estos elementos). Ahora
bien, los Estados no son idénticos en su estructuración, sino que pueden ser calificados según
diferentes criterios. Por ejemplo, según la centralización o concentración del poder pueden ser:

 Unitarios: donde existe un único centro de poder soberano que extiende su jurisdicción sobre
todo el territorio y la población que comprende. Ejemplos: Cuba, Ecuador, Mónaco, Filipinas.
 Federativos o confederativos: donde existe un poder central que ve limitadas sus facultades y
prerrogativas ante un conjunto de entidades autónomas. Ejemplos: USA, Suiza, Alemania,
México.

Otro criterio podría ser también según su capacidad plena para obrar:

 Capacidad plena: donde el Estado es capaz de ejercer plenamente su soberanía y desplegar


todas sus capacidades a lo interior y exterior. Casi todos los Estados entran en esta definición.
 Capacidad limitada: donde el Estado ve recortadas sus prerrogativas y/o se halla impedido de
cumplir independientemente todas sus funciones. Ejemplos: los cinco microestados europeos
(Vaticano, Mónaco, San Marino, Liechtenstein, Andorra).

Por otra parte, no debemos cometer el error de homologar Estado con nación o gobierno. Una
nación es una comunidad humana con ciertas características culturales y sociales (además de una
tradición histórica) que le permite distinguirse e identificarse de otras comunidades humanas. Y sin
bien existen en el mundo muchos Estado-nación, también pueden existir naciones sin Estado y
Estados multinacionales. En el primer caso tenemos por ejemplo a la nación kurda, repartida
fundamentalmente entre cuatro Estados (Iraq, Irán, Turquía y Siria). Y en el segundo caso tenemos
por ejemplo a Bolivia, que de hecho, se llama Estado plurinacional de Bolivia, como
reconocimiento a las docenas de naciones y etnias que la integran.

Así mismo, gobierno es, de ordinario, el cuerpo de funcionarios del Estado encargado de
administrarlo o, en términos de Montesquieu, los titulares del poder ejecutivo (no así los poderes
legislativo o judicial)3. Naturalmente, se desprende de este señalamiento que el Estado es mucho
más que el gobierno, así como el sistema político, es mucho más que el Estado. Luego, los
gobiernos pueden clasificarse según sean o no electivos los cargos de Jefe de Estado y Jefe de
Gobierno, y según las relaciones que se establecen entre los diferentes poderes del Estado. En virtud
de esto, básicamente el mundo se divide en:

1. Monarquías: donde el cargo de Jefe de Estado no es electivo sino que es hereditario dentro
de una familia.
1.2 Absoluta: donde el rey (cual sea el título o nombre que reciba) tiene plenas
potestades sobre el Estado en su totalidad y es autoridad máxima y última del poder
político. Ejemplos: Arabia Saudita, Suazilandia, Vaticano4.
3
Según la teoría burguesa de la democracia liberal, un Estado tiene como conditio sine qua non para su
funcionamiento democrático, que tener los tres poderes básicos (ejecutivo, legislativo y judicial), divididos e
independientes, en aras de que se contrapesen y balanceen, de forma equilibrada, entre ellos.
4
Esta es una monarquía absoluta sui generis porque el titular (Papa) pese a poseer poderes absolutos, es elegido
(curia cardenalicia).
1.2 De prerrogativas fuertes: donde el monarca no tiene poderes absolutos pero goza de
amplias facultades y prerrogativas para ejercer su poder. Ejemplos: Marruecos, Tonga,
Bután.
1.3 De prerrogativas débiles: donde el monarca tiene pocas prerrogativas reales o
apenas cumple funciones nominales y protocolares. Ejemplos: Japón, Lesoto, Noruega.

2. Repúblicas: donde todos los cargos públicos, incluyendo las jefaturas de Estado y Gobierno
son electivas.
2.1 Presidencialistas: donde el cargo de presidente es el puesto oficial con mayores
poderes y prerrogativas del Estado, y es Jefe de Estado y Gobierno. Ejemplos: USA,
Venezuela, Corea del Sur.
2.2 Semipresidencial o semiparlamentaria: donde el poder ejecutivo es compartido entre
un presidente (Jefe de Estado) y un primer ministro (Jefe de Gobierno). Ejemplos:
Francia, Taiwán, Rusia.
2.3 Parlamentaria: donde el poder ejecutivo recae en el Jefe de Gobierno, de ordinario
un Primer ministro elegido por el parlamento5. Ejemplos: Alemania, Israel, Islandia.

Estudio Independiente

1-Leer el primer epígrafe (4 cuartillas) del artículo de Marvin Harris “Jefes, cabecillas y abusones”
y entregar una ficha de 1 cuartilla sobre el mismo.

Bibliografía básica

Duharte, Emilio. Los sistemas políticos: algunas reflexiones conceptuales. En: Teoría y procesos
políticos contemporáneos (T-I), Editorial Félix Varela, La Habana, 2006, pp. 101-114.

Cabrera, Carlos; Luis Aguilera. El marxismo, la política y el sistema político capitalista. En: Teoría
y procesos políticos contemporáneos (T-I), Editorial Félix Varela, La Habana, 2006, pp. 134-152.

5
En países parlamentaristas el primer ministro es la figura pública principal, como jefe de Gobierno. Mas, el Jefe de
Estado es una figura con pocos poderes efectivos, y puede ser un presidente (en el caso de Alemania) o un rey (como
en Gran Bretaña y la Mancomunidad Británica).

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