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LA INEXPLICABLE VIDA DEL SR.

PARTERIAN

Las personas piensan que soy un hombre amargado que ha tenido un vida dura,
piensan que tengo unos animales que son panteras y las tengo por la simple razón
de que soy duro, pero las trato mejor que nadie. Cerré mi pequeño zoológico que
se ubica en la orilla del campo y una laguna, caminé y verifiqué que no hubiera
nadie quien pudiera alterarlas, subí a mi coche y fui directo a casa.

Me desperté a las siete am, tenía un presentimiento, me levanté, desayuné y me


fui a mi pequeño trabajo. Al abrir encontré varias huellas que se dirigían desde la
jaula hasta el balcón que daba a la laguna, eran viceversas así que tenía la idea
de que entró a través del gran hueco con agua helada.
Fui a ver a mis panteras y las vi alteradas, estaban tristes, sus ojos me
demostraron otra cosa.

Abrí el lugar y la gente estaba allí presente, habían muchos humanos de otros
lugares que tenían el deseo de conocerlos, pasó la noche y me quedé, cerré y me
escondí. Pasaron grandes horas del cielo oscuro, cuando por fin, un ser vivo
pequeño saltó del balcón y se dirigió a la jaula. Una voz pequeña y dulce, se hizo
presente en ese momento, escuché que decía; “Panteras tontas, no saben hacer
nada más que estar allí sentadas. ¡Ja! ¿Creen que ustedes pueden ver en la
noche, así como dijeron, como los grandes felinos? ¡No! ¡Solo son unos gatitos
que no saben nada! Rio a carcajadas y se fue corriendo de nuevo y saltó el hueco
con líquido abundante. Salí de allí lleno de enojo violento, pero me dirigí con mis
grandes animales negros a platicar con ellos.

Saque mi iPhone x y les puse videos de panteras. Así estuve por muchos días y
noches hasta que una gran emoción y un profundo sentimiento les llego al
corazón.
El niño siguió viniendo y les decía lo mismo una y otra vez pero mis animales
negros no se llevaron, esa inquietud mala lo ignoraron. Este, lleno de furia tomó un
bastón y abrió la gran reja que tapaba la salida de la jaula, salí de allí y lo detuve,
se zafó y se fue corriendo como siempre el niño mal portado y abusón.

-No lo son, ¿ven?, ya vieron qué animales fuertes como ustedes tienen y saben
hacer mucho; creo que he cometido una gran tontería al tenerlos aquí dije –Los
saqué, los llevé a una gran parte a un gran lugar lleno de hierbas y troncos donde
podrían ser felices, los solté y dije: Escalen mis pequeños y grandes mamíferos,
esto lo hacen ustedes, yo no, deben ser libres y estar felices. Me hicieron su
sonido de felino y se fueron, gruñendo, escalando los grandes troncos con hojas
del lugar, algo que me hizo sentir muy bien.

Pasaron los años y me enteré que aquella persona con voz infantil, dulce y de
carácter abusivo se llamaba “Nico”, lo denuncié por maltrato por medio de
palabras y agresión del cuerpo de ellos.
Me siento con una gran satisfacción en mi alma al verlos tan felices en aquel lugar
en el que ya no me preocupo, porque sé que allí estarán con alegría sanos y
salvos.

Fin.

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