La Novia de la directora Paula Ortiz es una potente apuesta
visual y esteticista que traslada Lorca al mundo visual.
Hay desiertos, un caballo, un ojo en el cielo, cristales...
Elementos que aparecen en la cinta bajo una dirección de fotografía que retrata singularmente los colores ocres de la tierra, el azul de la luna, el blanco del vestido de novia y el rojo de la sangre, en donde los colores calientes evocan la sensación de calor andaluz, del sofoco de la novia, de su sensación de asfixia y del deseo de huir. Solo aparece el azul cuando se da un baño. Baño de tranquilidad y de calma antes de la tormenta que se avecina. Y de la tragedia.
Se aleja de la apuesta teatral utilizando todas las
herramientas que el cine nos proporciona para crear un bello espectáculo cinematográfico y una auténtica poesía visual en la que las imágenes tienen tanto significado como las palabras y que son coreografiadas por canciones tradicionales españolas. La Novia es rito, pasión, amor, familia, tierra, luna y fuego. Es poesía, talento y la grandeza de Lorca y sus colores tienen un significado, nos evoca unas emociones y nos hace sentir la trama de una determinada forma.
Las localizaciones de la película son el desierto de los Monegros y
Turquía por lo que no tiene mucho colorido, rodada prácticamente en tonos muy cálidos lo que le aporta una singular ambientación.