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n el norte de Francia se encuentra París, una de las ciudades más

importantes en la historia del país galo y de toda Europa. Con más de


dos millones de habitantes, la capital es una de las más pobladas del
viejo continente, además de uno de los destinos más visitados de todo
el mundo por sus innumerables atractivos, que exigen dedicarle varios
días. Uno de ellos lo constituye el gran desarrollo arquitectónico del siglo
XIX, que dejó joyas como el Mercado de la Madeleine, las Grandes
Halles  y la Torre Eiffel, icono por excelencia de la ciudad.

París es también conocida por muchos nombres,  siendo uno de ellos La


Ville Lumière (La Ciudad de la Luz) debido no solo a su fama como ciudad
estandarte de las artes y las ciencias, sino también por la temprana
iluminación de sus calles. A pesar de que el distrito VII, en el que se
encuentra la Torre Eiffel y los Campos Elíseos sea la zona más
frecuentada, llena de locales de lujo, monumentos como el Palacio
Borbón o museos como el de Orsay, hay mucho más que descubrir. La
historia, la cultura y la gastronomía de París están muy presentes,
también, en el resto de la ciudad.

El Barrio de Saint-Denis, más allá de su estadio, es uno de los más


cosmopolitas, donde se dan cita tanto los amantes del deporte como los
del arte, con la impresionante basílica catedral, y el mercado de las
pulgas de Saint-Ouen, el más grande del mundo. Otros barrios con un
gran interés cultural son el de Chinatown o el Butte aux Cailles, con sus
coquetos rincones de casitas, bistrós y calles empedradas, y quien tenga
la posibilidad de alejarse, no debe perder la oportunidad de visitar Vitry-
sur-Seine y su rico patrimonio arquitectónico. Del mismo modo, la
gastronomía francesa es de obligado disfrute en restaurantes como Le
Balcon o Le Mets de Roy.

Una estancia larga en la ciudad o una segunda visita son la excusa


perfecta para visitar lugares menos conocidos por los turistas. Uno
de ellos es la gran zona verde del cinturón parisino, antiguo recorrido del
tren donde relajarse y desconectar del bullicio. Museos como el del
movimiento romántico o el de artes asiáticas son, junto a edificios
como el Hotel Particulier, una interesante forma de conocer el arte y la
cultura que ofrece París. Los más golosos podrán parar en
famosas reposterías, como La Bossue, para coger fuerzas y ver
muchos más rincones interesantes.

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