Con el fin de singularizar más adelante la misión del jurista agrario, acaso
sería necesario hacer una separación entre lo que es esencialmente agrícola,
es decir, la agricultura como una ciencia y como una práctica de cultivar adecuadamente el suelo, la ganadería, la silvicultura, el equilibrio ecológico, el aprovechamiento de recursos hidráulicos, empleo de tecnología (en general los elementos que configurarían una actividad empresarial en sentido estricto), y lo que es agrario, sirviéndonos esta palabra para connotar no ya las cosas o los objetos agrícolas, sino el aspecto humano y social, como constitutivo de la fuerza de trabajo y las relaciones que se establecen con su presencia en la actividad agraria. Lo anterior nos llevaría a enfocar lo agrario en líneas tan importantes como son: qué forma de producción predomina en el ambiente rural, inquiriendo si subsisten modos feudales o semifeudales en la actividad agrícola, subordinados a un sistema capitalista de producción; bajo el dominio de quien o quienes se encuentran los medios de producción fundamentales; quien o quienes acaparan las labores de dirección de las tareas agrícolas y de los asuntos políticos y quienes están constreñidos a desempeñar únicamente el trabajo material; y finalmente, la manera y magnitud en que los agentes de la producción agrícola reciben los ingresos para satisfacer sus necesidades. Estos son los problemas a que el jurista agrario debería abocarse para plantear las soluciones que reclama la sociedad. Cuando las distintas expresiones normativas desborden los problemas strictu sensu empresariales a que hemos hecho referencia, es decir, cuando tengan atinencia al elemento humano en sus grandes expresiones masivas (el pequeño campesino y el asalariado rural); cuando el derecho y el jurista se fijen como meta la transformación o ruptura de las estructuras agrarias rurales y su substitución por otras nuevas; cuando como consecuencia se fijen principios, se proceda a la creación de instituciones, reglamentos y disposiciones para que esas nuevas estructuras se afiancen y se proyecten creativamente hacia el futuro. Cuando ello y acaso mucho más ocurra, estaremos fijando rasgos específicos de lo agrario y encuadrando las esferas de acción del jurista que se especializa en esta rama jurídica que se denomina Derecho Agrario, disciplina por cierto moderna pero con un gran potencial de desarrollo hacia el futuro.