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STP “Dr. Juan R. Kempers Profr. Sebastián Ovando G.

Las Partes de un Sermón


1.- ¿Qué es un sermón?
Es un discurso sagrado mediante el cual, un orador debidamente capacitado
espiritual e intelectualmente, presenta la Palabra de Dios a una congregación con
el fin salvar a sus oyentes para Cristo.
2.- ¿Cuáles son las principales características de un buen sermón?
a) Está inspirado en la Palabra de Dios, y no en las invenciones humanas.
b) Constituye, en última instancia, un testimonio vivo de la obra del Espíritu Santo
en el corazón y la vida del predicador.
c)Está compuesto de sagradas declaraciones divinas y de razonamientos y
sentimientos que dichas declaraciones divinas inspiran en el corazón del
predicador. De esta manera, el buen sermón viene a ser una combinación santa
de lo divino con lo humano. Dios expresándose a través de la naturaleza humana
redimida.
3.- ¿Es necesario que el sermón tenga una forma definida?
Sí, es necesario que el sermón tenga un orden didáctico, fácil de seguir, a fin de
que el oyente entienda claramente el mensaje y lo aplique a su vida práctica.
4.- ¿Puede haber más de una forma para un buen sermón?
Sí. Puede haber tantas formas como predicadores y aún más. Cada predicador
fue dotado por Dios de dones que le son peculiares. Cada uno tiene su manera
particular de organizar su material y presentarlo.
5.- ¿Podemos definir elementos comunes a tantas formas diferentes de
preparación?
Sí. Existen elementos comunes a todas las formas de preparar sermones.
Podemos enumerarlos de la siguiente manera:
1. Título
2. Introducción
3. Texto
4. Proposición
5. Desarrollo
6. Aplicación
7. Conclusión
6.- Título
Es el nombre del sermón. Es útil cuando el sermón debe ser anunciado en el
boletín de la iglesia o en medios informativos.
STP “Dr. Juan R. Kempers Profr. Sebastián Ovando G.

El título debe resumir el tema del sermón o ser una clara referencia al mismo. Es
una forma mas atractiva del tema del sermón.
Títulos fantásticos que prometen más de lo que el sermón puede dar, deben ser
evitados.
Los títulos sencillos, simples, breves, que apelen al corazón y a la mente serán
siempre preferidos.
7.- Introducción
Es una breve porción del discurso, ubicada al comienzo de éste, cuya función es
la de atraer la atención del oyente al tema que ha de ser presentado.
Es de esperar que el oyente venga a la reunión con el corazón y la mente
cargados con sus problemas. Si no logramos atraer su atención a la predicación
es probable que regrese a su casa sin tener idea de lo que se dijo desde el púlpito.
Existen predicadores que no necesitan de elaboradas introducciones. Su sola
presencia atrae la atención de los oyentes y crea un clima cargado de interés en
las cosas eternas. Tan pronto suben a la plataforma o se acercan al púlpito, la
congregación fija su vista en ellos y guarda silencio esperando con gran interés oír
algo de sus labios. Pero aún estos predicadores tan bendecidos, necesitan abrir el
entendimiento y el corazón del oyente a fin de prepararlo para contemplar en toda
su amplitud y profundidad el tesoro de la Palabra de Dios.
De la introducción puede depender que el oyente tome el sermón en serio o en
broma, que quede impresionado por la grave importancia de lo que se va a decir,
o que piense que el sermón no vale la pena y se quede dormido durante todo el
tiempo de la predicación.
Nuestro tema, si somos fieles expositores de la Palabra de Dios, será siempre el
más importante de todo el universo por las edades eternas, esto es: El sacrificio
de amor infinito de la cruz, por medio del cual somos salvados por la fe.
La introducción puede ser sencilla, pero nunca trivial, puede ser interesante, pero
nunca tomará el lugar del tema del sermón, sino que guiará el interés de los
oyentes a él. Estará cargada de un entusiasmo celestial, encendida en el fuego del
Espíritu. Será siempre la promesa de algo muy grande que viene, y que no me
debo perder.
Hechos de la vida diaria, experiencias personales, hechos de la naturaleza,
noticias, etc. debidamente aplicados, pueden servir de introducción para el tema.
La introducción nunca debería concluir en sí misma, sino terminar dejando un
interrogante. Como para que el oyente piense: “¡Interesante! Pero. . . ¿Y ahora
qué? ¿Qué vas a decir ahora al respecto? En la introducción debemos responder
a la pregunta: ¿Por qué debo escuchar a este predicador?
STP “Dr. Juan R. Kempers Profr. Sebastián Ovando G.

8.- Texto
Es una porción de la Escritura donde la verdad a ser presentada aparece con
claridad y que será la base del tema del sermón.
Todos los textos de la Biblia constituyen la Palabra de Dios a través de un profeta
dada a los hombres. Sin embargo, no todos los textos bíblicos se prestan para ser
el texto de un sermón. Procura imaginar un sermón basado en el capítulo 3 de
Job:
3 «¡Perezca el día en que yo nací
y la noche en que se dijo: “Un varón ha sido concebido!”
4 Que aquel día se vuelva sombrío;
que no cuide de él Dios desde arriba
ni haya luz que sobre él resplandezca.
Estas son las palabras de un hombre de Dios, grandemente atribulado por
calamidades repentinas que cayeron sobre él una tras otra y que en medio de su
dolor intenso ha perdido momentáneamente la visión de la grandeza y el amor de
Dios. Este texto tiene muchísimo sentido en su contexto, en tanto nos ayuda a
comprender la angustia de Job, pero, tomado aisladamente, no presenta un
mensaje de aliento para el que está pasando por una gran tribulación.
Pero si vamos al último capítulo de Job, encontramos palabras diferentes del
patriarca:
1 Respondió Job a Jehová y dijo:
2 «Yo reconozco que todo lo puedes
y que no hay pensamiento que te sea oculto.
3 “¿Quién es el que, falto de entendimiento, oscurece el consejo?”
Así hablaba yo, y nada entendía;
eran cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.
4 Escucha, te ruego, y hablaré.
Te preguntaré y tú me enseñarás.
5 De oídas te conocía,
mas ahora mis ojos te ven.
6 Por eso me aborrezco
y me arrepiento en polvo y ceniza».
En este caso las palabras de Job revelan una sabiduría nueva, adquirida junto a
Dios durante su penosa tribulación y de la cual cada oyente puede ser
enriquecido.
Jesús, el Maestro de los maestros, era sencillo en sus presentaciones. Hasta un
niño podía entender sus prédicas: la semilla en el campo, el labrador, los dos
cimientos, la mujer que perdió una dracma, la oveja perdida, el buen pastor, la vid
y sus ramas, la higuera que no da fruto, ¡la viga en el ojo! No necesitaba de
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sesudos argumentos, ni de palabras en griego o en hebreo, ni de los dichos de los


rabinos para presentar la verdad. No se tomaba el tiempo ni el esfuerzo de
demostrar que la verdad es la verdad. Sencillamente El era la verdad y se
expresaba con la más absoluta confianza en la verdad. Y era su confianza, no sus
argumentos, lo que inducía a la gente a creer.
Hagamos, pues, de la misma manera. Dejemos los textos oscuros o conflictivos
para los teólogos y para los que siempre andan por ahí tratando de encontrarle la
quinta pata al gato. El mismo Pedro nos alerta que en las cartas de Pablo, y
también en las otras Escrituras, hay algunas cosas difíciles de entender que “los
indoctos e inconstantes tuercen.” Dejemos tales textos difíciles y vayamos a los
que parecen tener la verdad “en la punta de la lengua” lista para saltar fuera.
Algunos textos aparentan ser difíciles, pero no lo son. Sencillamente tienen un
lenguaje profundo y elevado que escapa al entendimiento de algunos oyentes
sencillos. Tales textos no deben evitarse, sino explicarse con claridad para
enriquecimiento de aquellos oyentes sencillos.
Recientemente he predicado una serie de sermones sobre el primer capítulo de
Juan. Nótese que el texto encierra verdades riquísimas, pero su expresión podría
volar por sobre la cabeza de algunos cristianos sencillos.
14 Y el Verbo se hizo carne
y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad;
y vimos su gloria,
gloria como del unigénito del Padre.
15 Juan testificó de él diciendo: «Este es de quien yo decía: “El que viene
después de mí es antes de mí, porque era primero que yo”».
16 De su plenitud recibimos todos,
y gracia sobre gracia,
17 porque la Ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
18 A Dios nadie lo ha visto jamás;
el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre,
él lo ha dado a conocer.
Este texto no es difícil ni enredado. Pero sí es muy rico y profundo. Todo miembro
de iglesia debe entender bien este texto, y Dios te ha puesto a ti para explicárselo.
En mi experiencia personal, he percibido al final de la predicación de textos como
éste un gozo muy intenso en todos los corazones. Es el gozo de quien ha
percibido una nueva luz proveniente del Cielo.
No quieras parecer erudito eligiendo textos controvertidos para tus predicaciones.
No eres tú el que debe ser elevado en el sermón, sino el Señor Jesús.
STP “Dr. Juan R. Kempers Profr. Sebastián Ovando G.

Si elijes textos de Pablo en Romanos, Efesios o Gálatas, asegúrate de que tienes


una clara compresión de la doctrina fundamental de la fe cristiana, esto es la
salvación por la fe en Cristo.

9.- Proposición
La proposición es la idea central del sermón presentada en una sola frase.
Puede decirse que ésta es la parte más importante del sermón. Representa una
clara noción de la verdad que se desea presentar.
No tener una clara proposición, implica que el tema no está lo suficientemente
claro en la mente del predicador. El resultado será un sermón vago, impreciso,
que no sabe adónde va. El predicador martilla y martilla, pero nunca da en el
clavo. A la hora del llamado no tiene un punto definido hacia donde llevar las
decisiones y todo el sermón termina derramándose como agua en un cántaro roto.
Podríamos expresar esto usando máximas: “Si no tienes algo bueno para decir,
mejor no digas nada.” O bien: “Si no sabes a dónde vas, no vayas a ninguna
parte.” (Es decir: siéntate y deja que otro hable.)
Esta idea central o proposición, al ser presentada por el predicador, deberá brotar
clara y espontáneamente del texto del sermón ante la mente y el corazón de cada
oyente. Si tu proposición no brota naturalmente del texto, deséchala. Podría no ser
más que una idea personal tuya. Por culpa de estas ideas personales la fe
cristiana está tan dividida en estos tiempos. Si cada predicador se ciñera al tema
sugerido por el texto bíblico sin andar metiendo ideas de su propia cosecha, no
habría más que un rebaño y un Pastor.
10.- Desarrollo
Es la explicación detallada y la aplicación práctica de la proposición.
Está constituido por un arreglo didáctico de las ideas y materiales usados por el
predicador.
Su función es ampliar, ilustrar y aplicar a la vida práctica la verdad expresada en la
proposición.
11.- Conclusión
Constituye un resumen de lo dicho que conduce a reafirmar la verdad presentada
en la proposición.
12.- Llamado
Es una apelación ferviente que brota del corazón de un predicador movido por el
Espíritu Santo y se dirige al centro mismo del corazón del oyente invitándolo a
recibir con fe la verdad presentada.
STP “Dr. Juan R. Kempers Profr. Sebastián Ovando G.

Todo sermón debe terminar con un llamado. No hacerlo es como trabajar


duramente para sembrar y cultivar la semilla y luego abandonarla al tiempo de la
siega. El tiempo de la siega es breve y urgente. Demorarse en recoger la cosecha
podría dar lugar a que una tormenta repentina arroje todo el grano a tierra.

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