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Seminario Teológico Anna Sanders

Forjando Siervos Líderes

CAMPUS NORTE

Eclesiologia Contextualizada

INVESTIGACIÓN

“Metáfora”

PRESENTA:
Lucero Lizeth Barrera Guarneros

México, D.F. A 17 DE Abril AÑO: 2021

LA IGLESIA COMO TEMPLO DE


DIOS

La vida de un cristiano puede llegar a ser un tanto conflictiva, mas halla de que en
una iglesia todos creemos en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, hay veces que unos
están a favor de ciertas normas y otros tantos no. Ciertamente esto se da mas por
el hecho de que afecta nuestro concupiscencia, o porque no le damos el lugar a
Dios primeramente.
En esta investigación mi tema es “La iglesia como templo de Dios”, desde mi
perspectiva claro usando base bíblica, haciendo uso de conciencia y pensamiento
personal, por lo que no es mi deseo imponer una ideología, o concretar en que esta
es la verdad que revela la Biblia, simplemente es el punto de vista que a mis 23
años logre identificar.
La iglesia como templo de Dios, es una de las metáforas mas interesantes que pude
encontrar, en mi familia soy la tercera generación de cuna cristiana, todo empezó
con mis abuelitos Juan y Susana, que fueron los que instruyeron a sus hijos y estos
a los suyos; y algo que siempre estuvo presente era la asistencia a la Iglesia,
formalmente los domingos a la escuela dominical y posteriormente al servicio
general, sin contar las células y servicios entre semana. Pero desde que estas
pequeño te empiezan a “restringir” ciertos hábitos, palabras, o actitudes que “no
son correctas ante Dios”, “no son dignas de una hija de Dios”.

Cuando eres pequeña obedeces sin mas precedentes, pero la duda de que es lo
correcto sigue ahí. Te llenan la mente de tantas cosas que “No” puedes hacer, que
solo piensas: “¿Entonces que es lo que si puedo hacer?.
Y así como fue mi infancia, muchas veces empezamos compartiendo a Dios, o
hasta así es como nos ve la gente de alrededor piensa que es el cristianismo, “Una
vida de NO”.
Pero la verdad atrás del “no hagas esto...” es mas interesante de lo que promete ser.
Todo comenzó desde que Jehová elige a la familia de Aaron para ser sacerdotes, y
en Éxodo 28 nos habla de las vestiduras que deberán llevar, en este capítulo me
interesa resaltar algunos puntos acerca de esta decisión.
1. Dios llamo a Aaron a ser sacerdote y no fue Aaron quien lo pidió. El principio
interesante de nuestra trabajo en la vida cristiana es el hecho de que Dios nos
“llama”, no al revés. Muchas veces confundimos lo que “yo quiero” a lo que
“Dios quiere”. Y esa irregularidad puede llevarnos por un camino un tanto
diferente.
2. Dios es Santo, y él desea lo mismo para sus seguidores. Ex 28:36. La naturaleza
de Jehová es Santa, a diferencia de la nuestra que es pecaminosa. Toda la
vestimenta que usaría un sacerdote, cada rasgo que Jehová le dictaba a Moisés
que debía tener, ilustraba un hombre diferente ante Israel. Alguien que no era
“cualquier persona”.
3. El aspecto exterior si importa. Toda la vestidura sacerdotal hasta incluía el
aspecto específico de la ropa interior, Ex. 28:42. Cuando entras a la escuela, o a
un trabajo en donde necesitas uniforme, te dicen los aspectos en que este
consistirá, mas no te detallan que ropa interior utilizar, por que han de decir:
“Es su vida”, pero en este caso, hasta la ropa interior importa, por lo que infiero
que para Dios, nuestro exterior y nuestra presentación ante el mundo, “Si”
importa.

Ahora bien pasamos de lo que Dios desea, a lo que yo debo hacer.


1. Jesús viene a nosotros con la enseñanza de “negarnos a nosotros mismos”. No
podemos crecer como cristianos, mucho menos como líderes, si no nos
negamos a nosotros mismos. Mt 16:24. Esto implica que tomamos el llamado,
lo agarramos y nos aferramos, dejando nuestros placeres, nuestros ideales,
dejándolo todo, por algo mas grande y mejor, por una vida llena de Jehová.
2. Aceptar que ya no vivimos nosotros, sino que Dios es el que vive en nosotros.
Gl 2:20. A simple vista podría considerarse similar al punto anterior, pues es el
siguiente paso, una vez que renunciamos al mundo y sus placeres que nos
brinda, experimentamos ahora un camino en donde hacemos lo que le honra a
Dios. Aquí aceptamos el compromiso de hacer todo lo humanamente posible
para agradarle.

Conforme nuestro ministerio va avanzando, vamos entendiendo la idea de que


Dios desea que seamos templos de Él.
“¿NO SABÉIS QUE SOIS TEMPLO DE DIOS, Y QUE EL ESPÍRITU DE
DIOS MORA EN VOSOTROS? SI ALGUNO DESTRUYERE EL TEMPLO
DE DIOS, DIOS LE DESTRUIRÁ A ÉL; PORQUE EL TEMPLO DE DIOS,
EL CUAL SOIS VOSOTROS, SANTO ES.”
1 CORINTIOS 3:16-17

Lo analizaremos de la siguiente manera:


Somos un templo.
Si hablamos de un templo físico, hay 2 tipos de cuidados que se les brinda, uno
exterior (fachada), y otro interno. Algo parecido es para nosotros como seres
humanos, pues nos dividimos en un cuerpo físico (externo) y un espíritu (interno).

El cuidado mas importante.


En este punto se puede entrar en debate de cual es mas o menos importante para
Dios. Encontraremos varios ejemplos en la Biblia de personas que sin importar su
exterior Dios hizo grandes obras en y a travez de ellos, y como a pesar de sus fallas
lo que Dios ve primero, es el corazón.
Como primer ejemplo tenemos la ofrenda de Cain y Abel, Noe, la ofrenda de la
viuda, etc. Historias que nos cuentan como Dios ve el corazón de sus hijos. Se
resume fácilmente como aquella frase del tan reconocido libro “El principito” de
Antoine de Saint-Exupéry.

El principito

Así es Dios, el ve primero el corazón y podría ser este un argumento valido para
asegurar que el interior es mas importante que el exterior, y por un lado lo es; pero
la realidad que quiero exponer, es que claro, nuestro interior, nuestra vida espiritual
es de vital importancia, pero son nuestros actos los que hablan, no ha Dios, porque
el ve el corazón, Él ya nos conoce, pero el exterior, nuestros actos, le hablan a la
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gente. Y no porque queremos aceptación, o demostrar algo, sino que nuestra


fachada, la ven las personas que pasan, nuestros actos, quedan de evidencia ante
nuestros vecinos y amigos, y en ellos podemos dejar pedazos de Dios, dejar su
amor, su paciencia, o su misericordia.
El exterior si importa.
Dios nos conoce y esa es una verdad innegable, pero ese argumento no debe ser
utilizado como un pase para hacer lo que se nos viene en gana, él siempre nos va a
comprender y entenderá muchas veces el porque de nuestras equivocaciones pero
eso no significa que es justificación para dichos errores. Como mencione al
principio, los padres ponen muchas reglas a sus hijos para así impedir el desvío de
su corazón por cosas vanas y que se alejan de la presencia de Dios.
Como “no te pongas tatuajes”, “no tengas novio”, “no uses ese tipo de ropa”, “no
uses tanto maquillaje”, “no te pintes así el cabello”. Esos son algunos de los “No
hagas”, con lo que vivi.
Cuando uno es pequeño, no se le entiende al camino que tratan de evitar nuestros
padres, líderes pastores, que entremos, y lo llegamos a ver hasta que es demasiado
tarde.
Haya que procurar lucir bien, así como los sacerdotes de antaño, no implicando
gastar una millonada, pero vernos “bien”, no en términos de sociedad, sino un
atuendo que a nuestra consideración, sea grata a Dios. Por otro lado esto tampoco
implica que aquellos con recursos y situaciones diferentes, deben ser tratados peor,
pues todos somos creación de Dios, y debemos reflejar su amor.
Así como un libro se juzga por su portada, nuestro aspecto es una portada que
debemos cuidar a profundidad con la mayor gentileza y dedicación, no por miedo a
la misma sociedad, del qué dirán, o hasta de los propios hermanos, sino en honor
que le queremos brindar a Señor, en gratitud, por el cuerpo que nos dio, para poder
bendecirlo, adorarlo, alabarlo a travez de él.

Claro que hay personas que cuando llegan a Dios, la vida que llevaron, o la que
vivieron mientras se alejaron, cambio, devasto y transformó su aspecto externo,
pero ya sea que te hayas alejado o no, una vez adentro, te comprometes con el
Señor, ha cambiar tu vida, y aunque hay aspectos físicos que no son reversibles,
hay que hacer que el esfuerzo de que nuestros hechos griten, mas que el aspecto,
Stg 2:17.
La vida espiritual, que es privada y personal con Dios, siempre será lo mas valioso
que podemos tener, nuestro aspecto físico nos sirve para honrar a Dios, pero al
final, las que gritan, las que hacen que nuestra verdad, nuestro testimonio, y
nuestra comunión con Dios se note, son nuestros actos. Pues las acciones, lo que
decidimos, como hablamos y como nos manejamos, son los que rebelaran nuestro
interior, y serán las bases verdaderas de nuestro trabajo en Dios, porque cuando
llegamos a este punto, queremos que los demás nos miren, y no por popularidad ni
orgullo, sino para que sigan a Dios, que también se comprometan a seguir las
enseñanzas que nos dejó Jesús, cumpliendo la gran comisión de ir y compartir las
nuevas buenas haciendo discípulos.
No hay que dejar de buscar de Dios, que nuestra comunión con Dios, sea siempre
nuestra prioridad, cuidando nuestros hechos y palabras.

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