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V Las RefoRa@AS RKivadavianas en Buenos Aires y el Congreso General Constrtuyente (1820-1827) por MARCELA TERNAVASIO Scanned with CamScanner suerte del yam poder central. La di pez. y Ramitez, gobemadores de Santa Fe y Entre Rios res- pectivamente, gener6 en Bue- desp do del Pilar el 23 de febrero de 1 la paz defintiva entre zas enfrentadas. Entre sus as se afirmaba que | futura organizacién seguiria el model queen as deberia reunirse en San Lorenzo Scanned with CamScanner y campo en la configuracién del nuevo poder provincial. La disputa entre centralistas y confederacionistas culminé en ‘octubre de 1820 con la derrota militar de una de las facciones del confederacionismo por ios civicos del Cabildo- frente a las in ~centrado en el debate sobre la representaci6n de cada espacio en la definicién del futuro régimen politico provincial se definié primero en el campo de batalla al ser derrotados los lideres del movimiento que, bajo la influencia de Estanislao Lépez, busca- ban imponer una mayorfa de representantes del campo en detri- mento de la ciudad y, luego, en la negociacién que dio por resul~ tad a nueva repesenacin politica plasmadaen la Jey electoral ciedad movilizada al calor dela guerra sua mero Principio de autoridad, plan thee ge Seats ta administaciGn provincial 8 * de Ia década incluy6, entonces, a muchos per cipal algunos miembros de econémicamente dominantes con intereses en el comercio y en laex- oder politico. El apoyo que e 10 sector brind6 al gobier- no encabezado por Martin Rodri- guez -nombrado titular del Poder Ejecutivo poco antes de su exitosa ‘campatfia de pacificacién al mando Retrato de Berarding Rivadavia atria a Turn Lond ministros nombrados por Rodriguez ~Bernardino Rivadavia en la cartera de Gobierno y Manuel Garefa en la de Hacienda estuvo acompafiada por el no menos importante papel desarrollado por algunos miembros de la Sala de Representants. El entonces la- ‘mado Partido del Orden reunié en su seno a un heterogéneo gru- les, urbanos. Para’ bidos por la guerra Pal ingreso fiscal obt ‘a través de los derechos de: aduana. : nuevo Estado-provincia pudo utilizar en su beneficio las te i- beradas por la cada del poder centrale inaugurarun’ APT construccién y transformacién en todos los niveles de Ia reali Progreso” al que las reformas 80, destinada a perdurar. El dk durante Jos primeros afios de _—— 163 — Scanned with CamScanner a it 16a los diversos grupos de la elite bonae. we Le a sus propiasfronteras y apoyar las transfor. ie Jucidas con la nueva administracién, on as propuestas de convocar a un con- ‘ntentar, una vez més, organizar el pais bj un Estado unificado, las controversis y 10s desacuerdos rea- parecieon en escena. La dispuia en tomo a Ia definicién de fin conespondia la soberania que ponfa en juego toda la izativa del futuro Estado, sumada a la prec: tuncign intemacional suscitada por Ia incorporacién de la By ‘Onental al recién conformado imperio del Brasil y a la inestable terprovincial,terminaron de sellar la suerte de Tiz experiencia”. El elenco que dirigié la politica provincial mero, y la del congreso después, cay6 preso de las divisiones y s, la guerra en el exterior raciones interas prod ero apenas emerge reso constituyente para disputas, debiendo enfrenta, ad iniciada pocos afos antes. Su efimera duracién no debe ocul sin embargo, la importancia y continuidad de algunas de transformaciones emprendidas en esta etay terior gobier= das en 1821, UN NUEVO REGIMEN GAY SUEVO REGIMEN REPRESENTATIVO “ata a iinulso reformist iderado porel nuevo gobierno ee r0 acom Por la sancién de una cor Provincial, a pesar de la intenci6n inici cariter de constuyene nd pele de leyes fundamental cncargadae re en la letra de la ley, se erigieron en principios con: nuevo régimen politico. En cuanto al primer aspect a ley electoral de 1821 y la ley que establecia la forma para de- signar gobemnador. El Poder Ejecutivo de la provincia debia ser elegido por la Junta de Representantes y esta designacién se ha- ria cada tres afios. Respecto de las précticas no formalizadas, me- rece una consideracién deres tradicionalmente pel fundamental que adquirié en esos afios la Sala de Represen- tantes, encargada del Poder Legis ido en las cartas orgénicas y el pa- andamiaje politico se si se pretendia establecer definitivamente la repiblica tantas veces proclamada. Una aspiracién que, aunque en el plano de lo real obtuvo resultados precarios, excedis el mero discurso ret6ri- ;én del ideario republicano consolidé una préctica que dio la iva a la legislatura de Buenos Aires. ‘La Sala de Representantes fue creada en plena crisis del afio "20, primero como junta electoral para designar gobernador, y Tuego se transformé -sin que mediara para ello ninguna ley que asf lo prescribiera~ en Poder Legislativo. Los acontecimientos la ubicaron rpidamente en el centro del poder politico provincial. asumiendo en los afios de la “feliz experiencia” un rol preponde- rante: ademés de elegir al gobernador, debia discutir y aprobar el plan de reformas, volar el presupuesto de gastos anual, aceptar Ia creacién de todo nuevo impuesto, evaluar lo actuado por el Bje~ cutivo a partir del mensaje que el gobernador comenz6 a presen- Sala y fijar el periodo de sesiones. Estas funciones, aunque carecieron de un marco constitucio- nal, estuvieron delimitadas a partir de leyes dictadas ad hoc, de précticas erecientemente formalizadas, y de una organizacién in~ tema a la legislatura preseripta por el Reglamento Interno de la Sala de Representantes. Dicho reglamento era una réplica casi texacta del elaborado por Jeremfas Bentham en su Téctica de las Asambleas Legislativas ¢ intent6 suplir algunos aspectos que de- berfa haber cubierto la carta organi ‘mas minuciosamente detalladas que intentaban asegorar rrollo ordenado y racional de la préctica legislative. ‘La eleceidn de los miembros de Ia Sala de Representantes Se —— 165 — Scanned with CamScanner ee tari novedad del régimen representativo implantadg, Bone Aste {que combinaba el sufragio directo y el voto ‘lectorales para discutir y negociar listas de candidatos. Esta transformacién en el plano de las précticas no derivé ‘clusivamente del cambio producido en la norma electoral, zar la ya caduca legitimidad mondrquica, obtuvo éxitos innega- bles en los primeros afios de la “feliz. experiencia”. Aunque agi tadas, las elecciones se cumplimentaron siguiendo las reglas de juego establecidas por la ley y los diputados de la Sala se reno- ‘aron anualmente en un clima de paz antes desconocido. 7 _ Los diputados representaban, ahora, de manera desigual, a la ciudad y la campafa, correspondiéndole a la primera doce repre- fenualesy once ala segunda en el seno dela Junta de Represen lanes, Aunque poco después de dictada la ley se duplic6 el ni- ‘iputados de 1a Sala, durante toda la década del *20 se ee alespastes deunti- » Cada pueblo era considerado ‘tener Un representante en calidad de —168 __ apoderado en la entidad representativa. La ciudad, en cambio, stemann bass ou podomiie eprscmaive noes chet ‘demo criterio de la representacién proporcional -porque a esa al- tura la campafia superaba en nimero de habitantes al espacio ur- ‘bano— sino en una solucién intermedia que dejaba en manos de la Sala la decisién de designar el némero de representantes que le corresponderfa a cada espacio. El debate culminé con el triunfo de este segundo criterio, al mantener la ley electoral de 1821 la desigualdad numérica ya sefalads, prevent exabecida en el tica seguta estando, entonces, en el émbito urbano. Los candidatos para representar a la campafia ~tuno por ‘cada seccién electoral-eran discutidos y designados generalmen- te en la ciudad y los electores sufragaban undnimemente por el candidato oficial propagandizado en el distrto por el juez. de paz local. En la ciudad, en cambio, las elecciones eran mucho més agitadas y discutidas. Los diversos grupos de la elite disputaban por la formacién de listas ~ya que en cada parroquia cada sufra- zante debia votar por doce candidatos~ y los electores se distri- bufan, ~segiin los liderazgos que los movilizaban al voto- por al- ‘gunas de las sulantes. Dichas listas mostraban una com- pleja estructura en Ia que diversos personajes se eruzaban, repe- sin seguir en estos primeros ste delimitada. Las listas no jones como las que posterior~ jederales. Aunque la hegemonia gencia con el oficialismo ni una divisi In elite dirigente. Se inclufa a personajes cién popular urbana, como Dorrego o Mo yado al gobierno inspirado en el ministro jjes que indistintamente engrosaban las listas del of EI mayor peso que la ciudad man presentativo como en el plano de la ocultar el significado que asumio Ta campafia al régimen representa near el nuevo espacio politica : divisiones terres Mi] dmbito rural con las nuevas jurisdic~ Se as genignieseanoans la — 169 — —o_ Scanned with CamScanner de la campafa bonaerense en “partidos ue retomada por las reformas rivadavianas Somo unidad territorial con jurisd na ‘gundo lugar, contribuys a ac zo colonial con base de representaci6n tradicional basada en los antiguos ‘mientras que la segunda asumia la nueva iminando los vestigios de antiguas je« LAS REFORMAS RIVADAVIANAS i lada al proceso de formacién del Estado del nuevo régimen representativo, is discutidas reformas encaradas por Ri- Estrechamente provincial y a lai riografia al tomar pos cin, pero que de ninguna ‘oposicién por parte de los propios cabildantes y sin que se expre= sara vooss en contra en In prensa local. La debilidad en la ue habla quedad el Cabldo de Buenos Aires luego de la derrota ia porls amotinados contra el poder provincial en octubre de eae ee de las razones de este desinterés por defender una ee ‘ya muy desprestigiada. S6lo algunos cuestionamien- de la Junta intentaron evitar una medida tan aaa ear elec una municipalidad moderna. SU r redistribuir las funci ovina ya matcplidad por eee guns eo ello " ‘ modelo norteamericano de instituciones locales. El rechaz0 que —a bieron ambas propuestas no se fundament6, sin embargo, en fano de la redefinicién de funciones, la argumentacién se cen- co-politico y el de la realidad hist6rica precedent ‘caso, 1a contraposicién entre ¢i6 en el supuesto te6ri bilidad entre el espacio La representacién antigua, derivada de la teorfa monarquica ‘en Ia que los cuerpos y estamentos representaban a sus mandan- tes frente al rey, en el caso de la monarqufa espaiiola recor Toe cabildos como los tnicos cuerpos através de los cuales bia ejercido este tipo de representacién en América. En cam resentacion, a la que Rivadavia denominaba lisa y *, era aquella que habia comenzado a plas- malt ave yan a peo ce obra 8 rani, 1822. via yet gob_rnad fata Rod ‘Goncnraen ret Mas formes reid ee pare ieee so colo eT eet a Scanned with CamScanner ————— 3 Ia Revol me a Rh nn esa sere ey electoral dictada en agosto de ese mismo iva de Rivadavia y sus seguidores, la convivencia entre .dlo podfa conducir a un estado a supresi (0s se habjan constituido durante la década re~ rio bonaerense sino se suprimt in que les habia dado origen. Parecfa no alcanzar con fundar un régimen representativo con voto directo para contrarrestar lo que el propio Rivadavia recono- fa: “... que el poder de los Cabildos, funesto a todos los gobier- nos anteriores, siempre seria azaroso a la representacién de 1a Provincia por esa parte de popularidad que le usurpaba” '. popularidad que habfa puesto en jaque a tod se sucedieron durante aquellos diez. afi. didas dréstcas, los futuros gobiemos provin: gui En esta perspectiva, cualquier tribuir funciones entre el Cabildo y el poder pro- le en cabildos abiertos que podrfan cuestio- nar a Ja autoridad legitimamente constituida, Era preciso hacer tuna cinugia mayor. ] Los eabildos, entonces, fueron abolidos en el espacio provin- cial bonaerense -luego siguieron i cis del ertrio-conpromesade dcares un seve logo ‘ rel apne ales an olny cea nes ml ered det -precentantes = de Archivo Hic dai 421 19 de deere de, vincia. En esta direcci6r ‘yo acompafiada por otro simbolo de la dominacién espafiola en América y por el ribuir funciones en el marco del nuevo ordena- fa la division de poderes. A la anti- la supresién de los ayuntamientos estu- buciones en los diferentes Dependientes del Podei fos de Gobierno, de Hacienda y de Guerra, y se di para empleados civiles en pos de racional piiblica, exigiendo al nuevo personal capi us tareas de manera eficiente. En el ramo de hacienda se Reproduceién de los fundamentos expresados por el Ministro de Gobierno Bernardino Rivadavia, en la Sala de Representantes, para suprimir los cabildos de la provincia + cuanto en Espata en el reynado de Car da marca el eardeter facuiadesy modifaciones de ls Cabildas de ‘hmrica establecidos por el Gobiemo Peninsular dio que tan necesa- ‘ios eran Tos Cabildos en aqiel orden, como innecesarios al presente; Jue en un Gobierno Mondrquico absolto en el que la soberanta na clonal estaba personificada al individuo que la ejercta por titulo de su- ‘eciOn, era indispensable reservarse wn resto de autoridad para los Pueblos depositandola en manos de lo que en aquel orden obtentan su represontacign, pero que ese establecimiento era incompatible con wx Gobierno Representativo en que esa -autoridad suprema ‘ha retroverti- do a la sociedad, y exerce con toda Ja plenitud de un sistema liberal ‘por medio de aquellas autoridades que tienen la viva representacion de os Pueblos confusiones reales que les ha circunscrito la naturaleza del Gobierno actualy las pacos sociales; queen ese estado aparecen los Cabildos sin una atribuci6n real, y ‘al piiblico...". tes dela Provincia de ‘Extraldo de; Acuendas de la H. Junta de Representanes 4 [a Ps pasa ives (1820-1621). Publicaciones del Archivo Histrco dela Provinci “Aires, La Plata, 1932, vol. ly diciembre de 1821. Scanned with CamScanner oo _ a ee cinas -la Contaduria, la Receptoria y la Tesorergg crearon tres of ius cuales se centraliz6 toda la actividad financie. General- desde Estado. ue ih : a reforma de la administraci6n de menor cuantia y jentes ahora del Poder primera funcién, cada del "20 ~fundamentalmente en el campo por algo que la re~ forma rivadaviana haba quetido superar: la superposicién de aprobada por ley de la ticamente el apara- {o militar heredado de la década revolucionaria. El objetivo que Seca on € dob: reducir los gastos del fisco frente a un ‘esultaba muy oneroso de mantener una vez termina En) i " ‘i aides ee ‘Se Pas6 a retiro a los oficiales que tuvieran ine aos de servicio con la tercera parte de SU. te veinte y cuarenta afios de antigtle~ oy a los que contaran con més de H6 el derecho a percibir la totalidad ‘ueron retirados més de doscien- lejército a unos 2500 hombres Oyecto original to estar vont Prevefa que una parte significati- onstituida por soldados contratados Y — 14 Policia, del cual pasaban independencia y reorientar las fuerzas militares pafiado por las fuerzas campatla, pasando a su firme propésito de in ganadera que co- ygreso a la vida conven- prescripcién de tual, Ia supresin de los diezmos -e1 Estado pasé a sostener el culto- y el sometimiento de todo el personal eclesistico a las le- ‘magistratura civil, buscaban no sélo atenuar la progre- jacién de la vida conventual ~acentuada con la politiza- tad de un periico deta époce: Se lime —1s5— Scanned with CamScanner cin que impuso la Revolucién nds centralizar el poder polit ie bre los diversos grupos y estamentos de la ‘Ea este sentido, aungue el gobiemo segufa una tendencia yg en la politica aplicada por plazados. sonaj Pueyrredén, seguido de algunos itares reformados, protagoni- za comienzos de 1823 un motin en contra del gobierno en nom- bre de la defensa de la rligién. Apoyado por algunos curas de la campafia que se encargaron de agitar a su feligresfa en contra del gobierno y por un grupo de politicos que no habfan encontrado tun lugar én la nueva confi del poder provincial, el motin fue reprimido, lo cual afianz6 en parte al gobierno, y abrié por otro lado un nuevo clima de debate pablico que hasta ese mo- ‘mento parecfa estar adormilado. Este nuevo clima, alimentado por la tendencia secularizadora titucién desde el momento mismo de su aparicién con la Revolu- cién de Mayo y, en verdad, precario durante toda la primera mi- 7 tad del siglo XIX, adquirié un impulso desconocido durante 1a experiencia rivadaviana, La exy de nuevos periédicos pro- jue otorgaba un amplio mo la creacién de as0- bitos dela realidad, Los nuevos valores py Volucién dbfan tener su traduccign en la prens en as leyese incluso en elmbito urbane: Lae tad e igualdad, ademas de garant m uentes como la que aboli fos fu ‘ante la colonia, debian hacerc vis a, en las pricti jiones de liber- se mediante leyes tan elo~ les en las construcciones pa- — 1% _ Fragmento del acta de la primera reunién de la Sociedad Literaria realizada en Buenos Aires el 1° de enero de 1822 “A las doce de este dia halléndose reunidos en casa del Sr Dr. D. Ju- lin Segundo de Agilero, a saber, D. Esteban Luca, D. Vicente Lipe2, D. Antonio Saenz, D. Felipe Senillosa, D. Manuel Moreno, D. Juan An- tonio Fernéndez, D. Cosme Argerich, D. Ignacio Nitex, D. Juin S, de Agitero, sin embargo de no haber asistdo D. José Severo Malabia, vel P. Fray Juan Antonio Acevedo, los scores Agieroy Nez asu vez ppusieron ala consideracién de los concurrentes, que esta reunién t- infa por objeto proponer a dichos seRores el establecimiento de una so- ciedad de amigos de la Provincia, que volviese por el crédito de és, hharto comprometido, a causa de no existr o dé no publicarse ningin pperiédico, que diese a las naciones extranjeras un conocimiento de! ‘estado del pats y sus adelantamientas,y que fomentase la iustracién, ‘rganizase la opinién, satisfaciendo el interés que justamente desple- ‘gaban todos los ciudadanos, porque se crease sostuviese un periédi- co instructivo y notcioso en Buenos Aires. ‘Después que dichos seforesterminaron su exposicion, previas ‘algunas explicaciones que se exigieron por los demds sefores concu- rrentes, cada uno exprimié su opinion respect al punto princi se conformaban 0 no en reunirse en Sociedad pare fomentar Ia cién piblica. El resultado de todas fue, convenrse en el stab to de la Sociedad, demostrando cada indviduo en los términos mas ex. ;presivos, todo el interés que les inspiraba un pensamiento del que era hustracin En su virtud tds y cada uno se compro~ jc labra de hombres de bien y caballeros, a sacrificar aeste importante las horas destinadas al descanso, después de Uenar las obligaciones piblicas aque se hallabanligadas, 0 a que se ligasen en adelante”. ore are ei, Cin tire Ee eR re Ales 12, 282 | Stee Wi ———S—ri‘i‘i ld Scanned with CamScanner maria a la Universidad, al suprimirse los cabildos, responsables hhasta ese momento de la instruc Departamento de Primeras ‘control de las escuelas que se cen la ciudad como en la camp: teriano aplicado, a través del cual los alumnos transforméndose el ‘Ciencias Morales, abriéndose s vvincias a través de becas que permitirfan alos més capaces ingre- sar en sus aulas. Dominado por el estimulo transformador del Estado provin- rado de éxito efectivo de las reformas aplica- ue la fuerte voluntad politica del gobierno Las tradicionales jerarquias sociales siguie- 35 aunque se proclamaran los nuevos valores elite gobernante| ‘Pandan delivers de Buenos ies, Conte Moreno (detalle Sato alee aiaresededlibenieasn elton opus 4 ganos de gobiemo, choc muchas veces con antiguas précticas A {que se resistfan a reconocer a las nuevas instituciones. ‘aunque el impacto del proyecto rivadaviano fue blicas, como la nueva Sala de Representantes, la que no podria tener asientos de privlegio para ningtin estamento, en las fiestas Timitado y la desproporcién entre los objetivos de civics 0 en ls elecciones de representantes. Debian inculcarse, puestos por la elite y los cambios realmente produci 2 plia Ia transformacién que en menos de un quinquenio afect6 al "La reforma atendi6 a todos los niveles de Estado bonaerense no dej6 de ser notable, Especialmente visibles 'ura y fue tan importante como las hasta aqui fueron los cambios en la esfera pol s6lo se fundaron las xrden politico provincial Universidad de Buenos Aires en 1821, el Biblioteca Pablica abierta en Ios primeros cion y dirigida i6n de las academias de ‘eméticas, Juisprudencia y conformar un nuevo cli nde papel de I esau, fueron algunos de Jocuentes de la transformaci stele Js grupos de la elite coincidie- En esta perspectiva, los divers0s gr ron en estos primeros afi con los bjetivs trazados por el Par Bi =i Scanned with CamScanner Cuadros que expresan Ia cantidad de publicaciones peridieas en las décadas de 1810-1820 y de 1820-1839 i ‘Resumen numérico de 1810 y 1819 Existen Aparecen Desaparecen 2 1 1 1 1 1 2 1 2 a 3 5 6 3 3 28 mpl toe Sates Moreno, C., El periodismo argentino. an stor desde sus orfgenes hasta el, Clarida, Buenos Aires, 194 oe Sees tido del Orden. Las disputas con la vieja oposici 12° angue no desapaeieon “decane 1B gos ls che ciones en la ciudad una lista de oposicién al gobierno conforma: aoe + conservaron las reglas : |. Sin embargo, esta concurrencia de intereses no estaba estnada& pedurar Mien Jas diferen ro cuando dicha elite decidié lanzarse, una vez més, a intentar Ii derar el proceso de unificaci6n nacional 1do a Buenos Ai- res en el centro del nuevo proyecto, las damente. La convocatoria del Congreso represent6 el comienzo del fin de la efimera tres afios antes. EL CONGRESO GENERAL CONSTITUYENTE DE 1824-1827 En mayo de 1824 concluy6 el perfodo para el cual habi ‘electo el gobernador Rodriguez. La designacién de su suce: general Las Heras, mostré las primeras fisuras dentro del gobernante: Rivadavia se neg6 a seguir colaborando con el nuc- Vo gobierno y emprendi6 un viaje a Londres, mientras Garcia procuré reemplazarlo en su funcin tutelar. ‘Ese mismo afio Iegaba a Buenos Aires el eénsul britinico ‘Woodbine Parish, quien se proponia firmar un tratado de recono- cimiento de la independencia tioplatense simulténeamente a fn ttatado de amistad y comercio. Pero la realidad politica local dis- taba mucho de las condiciones que requerfa la firma de un acu: do de tal naturaleza: jen nombre de quién seh cias se habfan erigido en Estados soberanos ¥ pontfa, entonces, la necesidad de reflotar la inici Congreso Constituyente que Cérdoba habia tnigo que los portefios se habfan encargado de Frisia Segiin I sulas del Tratado de Benegas. ave lado la paz etre Sn taFe y Buenos Aires bajo la mediaci6n de} cobernador cordobés, ambas provit somprometian & Sin embargo, la dilaciéa en la eleccién Scanned with CamScanner nS — nos Aes primero, ¥ 1822) -entre Bu i we eegurba la alanza ene as provinias litrais, terming de ‘Postar las aspiraciones cordobesas. En 1824, la iniciativa la ten drfa Buenos Aires, la que invocé como raz6n de urgencia la sit cién de Ia Banda Oriental. Ocupads desde 1817, ¢ incorporada en 11 Provincia Cisplatina, la Banda parte del nuevo Imperio del Brasil, separado ahora de Porty Juego de la pugna que enfrent6 al rey con su hijo Pedro, nue emperador del Brasil, Esta situacién, unida a la pasividad del g bierno bonaerense, comenz6 a dividir a la opinién piblica local segtin se estuviese a favor o en contra de una intervencién més directa en los asuntos de Montevideo. t ise de la convocatoria al Congreso de 1824 se hallaba, le problema que afectaba a la definicién de la ia que se consideraba parte del ex Virreinato del Rio de la Plata; en el caso del tratado con Inglaterra, que finalmente fue fir- mado a mediados de 1825, una vez reunido el Congreso, involu- craba un problema ain més complicado: el de la definicién del sujeto de la soberania. Esta cuestién constituy6, en verdad, el ‘centro de los debates en el seno del Congreso y, al mismo tiem- r yutados elegidos por las provincias en nimero proporcional a su poblacién ~aungue los ae i. los iembros del Congreso sostenida en esta pri- de poschocan {47 lue80 dard lugar a una creciente radicalizaci6n La visoae 2! Fundamental, que delegaba el Ejecutivo Nacional pro- = BS a provincia de Buenos Aires ~al quedar ésta encarga~ 1 1as sittecnn2 Tlaciones exteriores— fue muy cautelosa frente Sttuaciones politicas provinciales. Renunciaba a toda inter —i67 vyencién del poder nacio- =a la espera de un mo- ‘mento més favorable para vez dictada, proponerse a los gobiernos provincia- les, que podrfan rechazar- lay permanecer al mar- gen de la uniGn perse- ‘guida. ’ Producto también de (MMi - je esta actitud atin cautelOsa pest del primera pina de wna de las cts del fue la promulgacién, a diario de sesones de Congres General Contingent, comienzos de 1825, de la 18241827. Tey que creaba un Ejérci- to Nacional. Aunque la misma fue aprobada despojada de las cléusulas més sujetas a controversias, el debate suscitado en tor- no a dicha ley expresa uno de os problemas claves que entrenta- miembros del Congreso: el problema de la soberania. La iniciativa habia partido del sector unitario, cuyo portavor fue el diputado por Buenos Aires Julién Segundo de Aguero, a quien se le opuso tenazmente el diputado del Interior, Juan Ignacio Gorri- ti. El primero defendia la mocién de erear un Ejército Nacional én, baséndose en el supuesto de ional" como fundamento de 1a un mis ”, En Ia base de Ia dis in mismo gobierno’ i ea eas la eral, dos concepciones diferentes : aunque se coincidia en un punto nodal: el ergen paca de 12 nacién, Esta serfa el producto de la voluntad de sus asociados 4 no de un pasado histérico ni de una pertenencia étnica- asocins a la noci6n de Estado y de poder connie ‘Ala primera etapa, signada por la moder Te sucedié otra caracterizada rayne oe cales por parte de quienes domin: sere de un Bae Nacional, Ia sanciéa de la Ley de Presidencia a _—— 183 — Scanned with CamScanner i cc inane adi, 2 de Bera y de Capializaién j,fnalmente, Mand cl de 1826, fueron las medidas que jlonaron eesdo moment del Congreso, que por su cancer impo collevaron ala creviene lo entre unitarios y fe. Geralesfacciones que contaba mente, Con diputados ea or como en Buenos Aires sino también en el interiog cael Partido del Orden. fines de 1825, el Congreso habia el nimero de sus miembros ~buscando reforzar ta esentaién de Buenos Aires, pero permitia de esta mane talingreso de los principales lideres de a ya conformada opo- Sieidn porteta que habia ganado al oficalismo en las elecciones dsl clad en 1824, ene quienes se destacaron el coronel Do- rego y Manuel Moreno. El debate en tomo a la Ley de Presidencia -finalmente pro- smulgada en febrero de 1826- despert6 Ia oposicién del sector identficado, ahora sf, con la faccin federal, cuyo principal vo- cero fue el ecién integrado Manuel Moreno, El argumento esgri- mido por éste se cent en la violacién de la Ley Fundamental Gictada poco tiempo atrs, a través de la cual se habfan limitado las atrbuciones del Congreso, La presidencia de la naci6n ya no nacfacomo una autordad provisoria, sino como una magistatt- Controvertido proyecto declaraba a B ‘res capi oars a a Buenos Aires capital del po- nacional recientemente creado, ala que se le subordinaba un iin federal que iba desde el puerto de Las Conchas (Tigre) asus el puente de Marquez y desde éte has Daralela al Rio de la Plata. La provi con la federalizacién del territorio readas en 1821 =f “entanles y qued6 cesante el Ejecutivo pro incial encarnado por ait el gobemnador Las Heras-, idad del espacio terior del congreso enfrent6 a los impulsores del proyecto con la facciGn federal —representada por Moreno, Gor Funes- y con ccohesi6n de la elite dirigen- te portefia se vio completamente resquebrajada, quedando los dipu- tados por Buenos Aires en el seno del Congreso cada vez més aisla- ddos de sus anteriores apoyos. Los sectores dominantes, que vefan Ja aventura rivadaviana idad de expansi6n, se sumaron a los resquemores del grupo que rodeaba a Las Heras y Garcia ~quienes ya habfan ex- presado sus disidencias respecto de la politica del Congreso— al jpodfan derivar de la separacién de rural. En pleno proceso de ocu- pacién y explotacién del territorio, a decapitacién de la provin- cia mas importante no podia més que afectar alos intereses urba nos y rurales bonaerenses, crecientemente entrecruzados al calor de la reconversiOn econ6s ada al comienzo de la década. Los federales, en cambio, se opusieron al proyecto de capita- lizacién, acercando argumentos doctrinarios qve, apelaban al mo- delo federal norteamericano y al ejemplo de Washington come paradigma de ciudad nueva. Moreno destac6 las di Podrian derivar de designar a una cit pital de un Estado, por la p ca allf presente en las acciones de go! ‘modelo de Washington y estudiar, para cuan Bastin de mando de Rivadavia. bierno. Era preciso seguir el \do fuese oportuno, Ia == 15 Scanned with CamScanner eee seme vbicaci6n de Ia futura capital del pats. crue de eit eit ctr aio ie S -empecinado: mplir eminent aprobs la Ley de Capitals ‘amente, a elaborar una carta orgénica, La fue presentada al Congreso por la Comic Sign-de Negocios Constitucionales en setiembre de ese mismo a " ‘#0. anque sus miembros afirmaban haber tomado como base Ia Constitucién de 1819, el unitarismo de aquélla fue atenuado en el evo texto, al crear en las provincias Consejos de Administra- cin electives con derecho a proponer teas de candidatos para Ia designacion de los gobemadores por parte de las autoridades ‘nacionales. Por otro lado, la nueva Constitucién establecfa el vo- to directo para la eleccién de representantes a la Cémara de Di- putados ~aduciendo que ésta era el Organo de la opinién piblica~ yy el sufragio indirecto para la constitucién del Senado y Ia elec- cién del presidente, abandonando los resabios corporativos y aristocriticos presentes en la carta de 1819. El régimen electoral abandoné también parte de los principios legislados para Buenos Aires en 1821 -espe- cialmente al suspender el de- echo de voto a criados, peo- nes, jomaleros, soldados de If nea, y a aquellos considerados aunque los que domi- naban el Congreso eran casi los mismos personajes respon sables de la ley electoral bo- naerense. Los opositores fede tales no perdieron la (uni- 5 dad de debatir este punto: Do- + ‘Tego denuncié la restriccién si6n més de lo que é1 "a aristocracia del dinero”. Luego de casi tres meses de discusién, 1a Constitucién fue aprobada en dici iBoebada en diciembre de sac BUENOS Anas Porada del texto del Constucn de 126, a La nueva carta orgénica, sin embargo, estaba destinada a fra- casar dela misma manera que su antecesora. La imposibilidad de acordar en el tema de la soberanfa fue una de las claves de dicho fracaso. Todos los debates a que dieron lugar los proyectos pre- sentados —desde la Ley Fundamental hasta la misma Constitu- ‘cin revelaron el enfrentamiento entre dos formas muy diversas la soberanfa: la de la soberanfa nacional y la de la so- le las provincias. Aunque ambas aparecieron entrecruza- das en las expresiones de unitarios y federales, coincidiendo los diputados, en general, en que la nueva nacién tenfa su origen en ‘un pacto concertado entre los pueblos que la conformaban, unos yy otros se enfrentaron por la preeminencia de la soberanta nacio- nal por sobre la de las provincias. ‘Los unitarios consideraban que la creacién de un gobierno central en 1810 era la base de una soberanfa nacional, mientras que los fe ‘argumentaban que la caida del poder central en 1820 habfa significado la recuperacién por parte de cada una de las provincias del uso completo de su soberanfa. En esta perspec- tiva, e1 Estado futuro debia partir de este reconocimiento y no pretender, tal como lo intentaron en algunas oportunidades los ‘unitarios, imponer una concepcién de soberania basada en la no- cién abstracta de naci6n como producto de Ta asociacién de indi- asamblea. GUERRA CONTRA EL BRASIL Y CAIDA DEL GOBIERNO CENTRAL tte el rey Juan de Portugal y su hijo ‘ del Brasil, aunque fue rechazada a través de declaracione® ares Por parte del gobierno bonaerense ~en aquel dle: general Rodriguez, no se tradujo en acciones ci a2 I Scanned with CamScanner jn publica portefia comenz6 a tas ria Oriental entre quienes S flicto y quienes p fe, sin ninguna duda, oe Hata 1824, la via diplomética parecfa estar estancada: Ia misiég enviada desde Buenos Ai negativa del emperador a f ecimiento de Ia posicin brasilefia no hizo més que alentar la agitacidn entre quienes esperaban posiciones mds duras por par- te del gobiemo bonaerense, encabezados especialmente por los Iideres de la oposicién que a través de la prensa fustigaban la ti- bieza del oficialismo, sobre todo después de la asuncién del ge- neral Las Heras, quien ubicé a Garcfa en el Ministerio de Guerra, un pacifista a ultranza de quien se sospechaba amistades con los brasilefios. En este contexto, se convocd al Congreso de 1824 y se em- prendié pocos meses después ~en abril de 1825— la expedicién de Jos 33 orientales. Dirigida por Juan Antonio Lavalleja, un hacen- dado de la campafia oriental, antiguo seguidor de Artigas y luego. emigrado a Buenos Aires, la expedicién obtuvo répidos éxitos al sumarse el apoyo de Fructuoso Rivera y la campafia oriental. En setiembre de ese mismo afio se reunia un Congreso en la Florida que declaraba la reincorporacién de la Banda Oriental a las Pro- vincias Unidas del Rio de la Plata que, por otro lado, se hallaban «en pleno proceso de debate en tomo a su futura organizacién. La incursién de Lavalleja no hizo més que alentar las posicio~ nes belicistas ya presentes en Buenos Aires y dejar cada vez mas aislados los intentos diplométicos del ministro Garcfa. Para en- tonces, la Ley Fundamental habfa creado un poder nacional pro- Niasoy delegado en el gobiemo de Buenos Aires la guerra y las mmamente deer’, SE taba, sin duda, de una situaci6n sU- co que no buscaba 9 algae al gobiemo a un conflicto béli- tos. Finalmente, en octuby Fl ejétcto dirigido por el general Alvear, aunque obtuvo Uf sapere EE importante triunfo en febrero de 1827 al vencer a las tropas im- periales en Ituzaing6, no pudo mantener el terreno conquistado. En parte por los propios errores estratégicos cometidos por Al- vvear, y en parte también por las deserciones sufridas en el seno de tun ejército atin muy indisciplinado. Esto dio lugar a una larga guerra de desgaste en el plano terestre que, al combinarse con el bbloqueo del rio por parte de la flota brasilefia, someti6 a las Pro- deterioro econémico y politico. La ‘mercio ultramarino, y demostrando, de este modo, que la posibi- idad de una guerra prolongada perjudicarfa enormemente a los intereses locales dominantes. ‘Aunque el gobiemo de Buenos Aires de- cidi6 organizar una fuerza naval a cargo del almirante Brown ~destinando para ae pene Lame et tsa et i Scanned with CamScanner = SS Ke a eee canes que ¢1 blogueo habia inmovilizado en me sar de Too inesperados triunfos obtenidos por als Pe fue posible romper la linea de bloqueo. La flota organizada por Brown de manera precaria fue finalmenie ncida, consoli- Bandose no s6lo la posicién de Bi ino también I é El ahog ingleses. ‘ ‘Durante el aio 1827, mientras en el Congreso Constituyente se desmoronaba el intento de crear un poder central acosado por el desgaste provocado por la guerra, las presiones ejercidas por el gobiemo briténico a través de Lord Ponsonby, su enviado espe: ial en Buenos Aires y Rio de Janeiro para lograr un acuerdo en- tre las fuerzas beligerantes, condujeron a las primeras tratativas de paz. Frente a la posicién mas dura mantenida por el empera- — 190 _ dor de Brasil, que se negaba a la soluciones propa ‘retafa: abandon el tertorio oriental bj pag de inden, ir un Estado independiente, Lord Ponsonby encon- itado gobiemo ain diigido por Rivadavia, el inte- lar una paz répida y duradera. t de la Banda Oriental i aceptar la alterativa de consttur all un Estado independiente 9 la negativa posterior del Congreso y el presidente aaceptar una paz tan deshonrosa, no hicieron ms que sellar la suerte del go- bierno. Rivada ‘La restitucién de la provincia de Buenos Aires y Ia convocato- ria a elecciones para formar nueva Legislatura, dio el triunfo ala n popular que hacia 1824 disput6 los asientos de la i ;osada por muchos di- del Congreso habia afio "20, condenando ‘ahora a través del nuevo gobernador electo -Manuel Dorrego ¥ de una Sala cada vez. més identificada con la faccién federal, las “traiciones” de los diputados al Congreso que habian violado la Ley Fundamental y decapitado a la provincia al votar favorable in. provisional tampoco parecfa gozar 10 de las provincias. Las tensiones que en se fueron sumando durante las s del Congreso ado, a esa altura, a una guerra civil que el frégil poder ota evitar ni encauzar. En este contexto, LOpez ro ase cargo y el Congreso se disolvi6, encomendando 9 Ja provincia de Buenos Aires el manejo de la guerra y las relaciones exteriores. pernador Dorrego recibia la pesada he- vamente —frente al ahogo financiero al segufa sometiendo a la economia 1o- na paz que contradecta todos los prin~ ddor en su larga trayectoria jevo goberna cipios sostenidos pot atl mmm Scanned with CamScanner ta Revoluci6n, y que lo habfa convertido en {deres de la postura belicista en la guerra ‘embargo, fueron mds fuertes que sus iminaron con 1a proclamacién de tn jdencia artiguista— com indiente, Io que no signific6 que se desvinculase de ta tra: os que durante toda la primera mitad del siglo XIX tunidas a ambas margenes del rfo de la Plata. nes interprovinciales én del Congreso en itiva de la nueva Asamblea Constituyente reunida iausto después de la devastadora guerra de inde juerras civiles que asolaron sus provincias €n naria, adopt6 una actitud més prudente y Com i la firma del Tratado de Cua fe paz, amistad y defensa ral y Buenos Aires. Estanis na Lépez, el gobernador de Santa Fe ~quien ejercia sobre Entre fos una suerte de discreta tutela, mientras Corrientes se mante- dite IB ns nfa mas aislada-, procurs sos ‘i oa P tener relaciones armoniosas con ‘Cérdoba, en cambio, gobemada por Bustos, seer principio en una resistente opositora a Buen: a Pi tiderada por Sus representantes en el seno del rican eae tituyente. Las tentativas hegeménicas de la provincia mediterré- ‘nea, sin embargo, quedaron neutralizadas en los primeros afios de ‘no encontrar apoyo en las provincias del interior pa- ‘un bloque opositor a la politica porteia. alc ‘undo Quiroga, habfan creado un equilibrio favorable a Buenos ineamiento de las provincias andinas en tomo al caudillo riojano quien atin a comienzos de 1826 se pronunciaba a favor de la soluci6n unitaria propuesta por la mayorfa de los diputados representados en el Congreso~ dio un cierto oxfgeno al ya muy disputado proyecto constitucional. ‘apoyo, no obstante, como todos los que se esbozaron en de aquellos contflictivos afios, no estaba destinado a ire 1825 y 1826 comenz6 a producirse un viraje sig- ‘0 en las coaliciones interprovinciales, que no fueron aje- tensiones engendradas por la reuniGn del Congreso. Las es de Catamarca y San Juan, inmersas en fuerte renci- las internas por la sucesién de sus respectivos, gobernadores, ‘constituyeron el comicnzo de un conflico que iniciado en el es- pacio estrictamente local se expandié al dabito regional. Las fse- Fiones que en cada una de dichas provincias disputaron el poder: bosearon alfanzas fuera de sus propios lites: La Rioja y Men- doza participaron activ sanjuaninas. La guerra finalmente, a raiz de la ca catamarquefa. El soberadord Guti roc ere, luego dese doc 1a a ea iy desplazar a Figueroa, goberna anc, Figueroa fue no s6lo de- través de una serie de con: 5 hegeronta a raves de Ae pascandonevos de victorias militares y de realinear —13— | —_ | Scanned with CamScanner ios de la d&c osi ares acereamiento a Cordoba —tradicional enemiga de Ta po) eaportefa~y Ia conformacién de un bloque que reunié en su pape provinces centrales: Cuyo, La Rioja, Cérdoba y S; 0 del Estero. El Litral, por otro lado, se-reacomod6 tam fuevo contexto interprovincial. Santa Fe, gobernada por Bstanis- jo L6pez, abandoné el apoyo brindado a Buenos Aires cuando la soluciGn unitaria del Congreso dividi6 al Partido del Orden y en= contr serias resistencias en Corrientes y Entre Rios. ‘Se aribé asf a la crisis final del poder nacional. A la disolu- cid del Congreso y la renuncia del presidente provisorio —Vicen- te Lopez y Planes, les sucedi6 la tentativa de convocar a una ‘Convencién Nacional para discutir una vez. més la futura organi- zaci6n del pais, la que ya no se reunirfa en Buenos Aires, sino en Santa Fe. Dicha Convencién, sin embargo, se habria de frustrar ‘mucho més répidamente que su antecesora: a la compleja y con- Aictiva situacién interprovincial se le sumé un nuevo factor de discordia procedente, en este caso, de Buenos Aires. El gobierno de Dorrego, electo en 1827 al rstiturse las instituciones provin- ciales, fue depuesto el 1° de diciembre de 1828 por una revolu- cién armada dirigida por el general Lavalle y apoyada por algu- ‘os sectores del partido unitario de Buenos Aires. Dicha revolu~ cin precipité los hechos, haciendo fracasar, por un lado, la Con- on reunida en Santa Fe y originando, por otro, una guerra interior del Estado bonaerense que contribuy6 no S610 scien cl espectro politico provincial, sino ademés a con- ne ee realineamiento interprovincial. EL antagonismo estos conflicts aos yd vedas suum Cea vidi6 a las elites politicas provinciales Y al pais entero en dos Se mostraron ireconcliables. durante mas de dos décadas ee BOE oe eee eee BIBLIOGRAFIA ‘Alaa, Fema, “Ealici nel Buenos Ares posrevolocionari, 1824 (eHisaria Agena y Jimericana “Dr: Bilis Ravin y Leas (UBA) 3 Serie, N°7, 1° semestre de 1993, pigs. 59-92, La Ciudad Regular. 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