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un José Millas La mujer loca Julia trabaja en una pescaderia y de noche estudia ‘gramética porque esti enamorada de su jefe, que en realidad es fildlogo. En sus ratos libres la joven ayuda ‘en el cuidado de una enferma terminal, Emérita, en ‘cuya casa coincide con Millés, que esté haciendo un reportaje sobre la cutanasia. Durante sus visitas, el ‘escritor se siente atraido por la idea de novelar la vida de Julia, aunque para lograrlo debers enfrentarse asu bloqueo creativo con la ayuda de una psicoterapeuta, La realidad trastoca los planes del escritor cuando Emérita revela un secreto que ha guardado celosamente toda su vida. Lo que habia comenzado como una créni- «a periodistica se convierte entonces en una suerte de novela en la que él se verd involucrado como personaje, El mejor Juan José Mills regresa a la novela con La ‘mujer loca, na historia en la que el lector habré de decir aquées verdadero y qué es falso, una investgacién sobre los limites de a realidad yl ficcion en una obra que condenss la esencia del maestro de la extraneza: humor inteligente, dislogos excepcionales y una escritura provocativa. Un cjercicio de honestidad con el que afronta sus cuitas como autor desde la verosimilitud de la pura ficcin. Seix Barra] Biblioteca Breve x Seix Baral Biblioteca Breve B90] Janu eT SETI 9sof uen{ Juan José Millas La mujer loca Juan José Millas s NNacié en Valencia en 1946. Bs autor de as novelas Cerbero sor las sombras (Premio ‘Sésamo, 1975), Visin del ahogado, EL ardin vacio, Papel mojado, Letra muerta, El desorden de tu nombre, La soledad era esto (Premio Nadal, 1990), Volver a casa, Tonto, muert, bastardo ‘invisible, El orden alfabtico, No mires debajo de la cama, Dos mujeres en Praga (Premio Primavera de Novela, 2002), Laura y Julio (Seix Barral,2006),£! mundo (2007), por la que recibié el Premio Planeta el Qué Leer de los Lectores y el Premio Nacional de Narrativa,y Loque sé de los hombrecilos (Seix Barta, 2010). ‘Tambien ha publicado ls libros de relatos Primavera de to, Ela imagina, Articuentos, CCuentos de adilterosdesorientados, Los objtas nos laman (Seix Barral, 2009) y el volumen Articuentos completo (Sex Bartal, 2011). Su obra de corte periodistico, reconocida, entre otros, con el premio de periodismo cultural ‘Manuel Vazquez Montalban, esté recogida en Algo que te concern, Cuerpo y protests, Hay algo {que noes como me dicen y Vidas al limite (Seix Barral,2012). Su obra narrativa se ha traducido aveinttes idiomas, ‘wvewjuanjose-millas.com Dnt de prude Deprtaent be ey Deo As or __ La mujer loca Seix Barra Biblioteca Breve Juan José Millas La mujer loca ‘ea etada en olsborsin om Eaitoial Planta— spat Disco rg dea colecin: Josep Bagh Associats (©2014, Juan Jose Milas Derechos excises deen en expat! reservados part el mundo: {© 2014, Eto! Pats, SA, ~ Barston, spain Sein Bacal un slo edi de Edo Plant, A {©2015 sito Planet Mexicam, S.A de. Bj el slo etril SEIX BARRAL wo ‘Avenida Presidente Masi a1, Piso 2 Colona Polanco V Sein Dele. Miguel Hidalgo CP. 1560, Meson, DE swwnplactdsis arn Primer iin impeeaen Espa: marzo de 2014 ISBN O7e-8322-71268 Primer ein nos en México: ener de 2015 ISAN-O7R0TI7-2513.3 Nose aeprdisnttaopari dee iris crpesina Uns nfo su tnantin en slg forma por chalr imi seule moc, pr fae pr aoc Into sine prmisopevioy por erode ares leapt Trinfacin deo deo rondo pu sr conta de delio ona a opens, 299 Sgines el Ly ode de ‘Deco: de Aut) Ars #2 spots dt Ci Pon Inpro on fos tillers de EDAMSA Impresions, A. de CV. Iv lige nis, 111, Co. Prae San NenisTolenioe, Mexia, DP. Impreoy hecho en México Printed and meds Mexico Pobrema, por ejemplo, jamés habia sido escrita ni pronunciada, no estaba en ningtin libro ni en ningin periédico, no formaba parte de ninguna cancién, de ningiin verso, ni de manual alguno de instrucciones Nadie la afadiria ala lista dela compra, Pobrema estaba ‘excluida del mundo de las palabras, que no toleraban st presencia. Si se acercaba a un libro le cerraban el paso antes de que cruzara la cubierta; sia un dislogo, era re chavada por los que participaban en él; sia un taller de ctiquetas 0 rétulos, terminaba en el cubo de la basura, junto alos desperdicios de la jornada. Inhabil para per- tenecer a nada o a nadie, se ocultaba durante el dia y por la noche salia a respirar, pegindose, como los insectos octuros, alas ventanas en las que habia luz Si descu- bria a alguien escribiendo o hablando al otro lado, inten- taba lamar discretamente su atencién con la esperanza de que solictara sus servicios, Lejos de eso, la gente co- ra las cortinas o bajaba las persianas como quien vuel: vela vista frente a un especticulo desagradable. 7 Todo esto seo cont6 la palabra Pobrema a Julia una noche que se cold en su habitacién y revoloted como un insecto alrededor de la limpara antes de posarse con mil cautelas en el Borde de la mesa. La chica dice quelevanté los ojos del libro de gramatica que tenia delante y pre- gunté a Pobrema qué hacia all Yo, nada —dijo Pobrema—. :Y ti? —Yo estudio Lengua —confesé la chica. —Entonces sabris decirme por qué, siendo una pa labra, no me aceptan en ninguna frase. Julia dice que tomé un diccionario que habia sobre Ja mesa, junto al libro de texto, ylo abrié para buscarla, pero no dio con ella —No estas aqui —dijo. —;Cémo voy a estar ahi si estoy aqui? —respondié Pobrema. Las palabras pueden estar en muchos sitios @ la vez, pero si no estas aqui, no estas en ninguno porque no existes, —4Cémo puedes hablar conmigo si no existo? No lo sé, también hablo con personas imagina: vias. Las personas imaginarias, sin existir tienen una ‘apacidad especial para comunicarse con ls reales. ero para ser una palabra has de significar algo como para ser médico necesitas un titulo. =ZY qué es el significado? Julia hizo ademan de responder, pero al no dar con las palabras adecuadas, prefirié consultar de nuevo el diccionario. Agu dice que el significado es el contenido se- imintico de cualquier tipo de signo. 8 —2¥ eso qué quiere decir? No los —Busca «semantico», a ver qué pone. Buscé semantico. —Dice que es lo perteneciente o relativo al signifi cado de las palabras. —Pues hemos vuelto al principio —se quejé Po- brema. —Si—dijo, impotente, la joven. Pero para ti qué es el significado? —pregunté ahora la palabra inexistente. —Sé lo que es, pero no sé explicarlo. —Esfuérzate un poco, cof. —Vamos a ver, mesa quiere decir mesa y érbol quiere decir drbol e idiota quiere decir idiota, asi que ccuando dices mesa ves una mesa dentro de tu cabeza y cuando dices drbol ves un drbol y cuando dices idiota ves aun idiota, Pero si dices Pobrema no ves nada por- ‘que Pobrema no quiere decir nada, por eso no eres una palabra 2Y no podria ser una palabra falsa? —iFalsa, como? —Pues como hay falsos policias o falsas monedas 0 enfermos falsos. No sé si hay palabras falsas. —Bueno, zentonces que soy? —La verdad, no sé. Lajoven dice que se encogi6 de hombros y regres6 alo suyo mientras Pobrema permanecia pensativa. Pa- sados unos minutos, la palabra inexistente volvié a ha- blar. Dio: —2Y tino podrias arreglarme lo de la falta de exis- tencia? La chica observe detenidamente a Pobrema, Luego sonrié malignamente, como si se le hubiera ocurtido algo divertido 0 perverso, y dij: —Tal vez si. Desmtidate y tumbate en este folio. Interrogada por Millas acetca del modo en que se desnudé la palabra, Julia respondié que con normali- dad, quitandose la ropa. Asi que €s0 es lo que hizo Po- brema, quitarse la ropa y echarse sobre el folio en blan- co, Dice que parecia asustada, como cuando te bajas los pantalones o te desabrochas la blusa delante del médi- co, Tras examinarla de arriba abajo, la joven advirtio que amputindole a iltima silaba (ma), se quedaria en Pobre. —2Y «pobre» quiere decir algo? —pregunté Po- brema. Ajo Julia. —Qué. —«Pobre» quiere decir pobre. Como Pobrema no abandonara su expresién inte- rrogativa, Julia abrié una ver mas el diccionario y leyé: —Que carece de recursos. Pobrema, que no parecia muy convencida de las ventajas de existr al precio de carecer de recursos y de ser mutilada, pregunt6 si le doleria que le quitara esa extremidad. —Si te opero con anestesia —dijo la joven por se~ {guir la broma—, no notards nada, ‘Tras dudar un poco, Pobrema accedié a que Julia le amputara la silaba sobrante con la punta de un boligra- fo, Resulté sencillo e indoloro, porque la tina, inadve tidamente, posefa virtudes analgésicas. Cuando sele pasé clefecto de la anestesia, Pobrema, ahora convertida en Pobre, se evanté, se mid, se toes el cuerpo con gestos de aprobacién y se marché contenta de significar al- go, de ser alguien, de pertenecer a un vocabulario, Julia dice que miré el reloj, bostez6 y se metié en la cama. Julia trabajaba entonces en la pescaderia de una ‘gran superficie que quedaba lejos de la habita Ja que vivia de alquiler. Cogia el metro muy cerca de la «asa, pero tenia que hacer dos trasbordos y tomar lue- g0 un autobiis que, ahora si, la dejaba a las puertas mis- ‘mas del centro comercial. Durante los trayectos de ida y Vuelta descabezaba un suefio o hablaba con las perso- nas imaginarias que aparecian dentro de su cabeza y cuya procedencia ignoraba, Quiza, se decia a modo de explicacién, vengan de un mundo de gente sin cuerpo ‘que necesita, para vivir, meterse en la cabeza de las per- sonas de carne y hueso. La expresién «carne y hueso» —puntualiz6— ‘me produce inquietud. Si Millés le pedia que precisara més al hablar de las personas imaginarias, cambiaba de asunto, como si se tratara de una cuestién inconveniente Dice que habia legado a pescadera buscando en internet cursos de formacién gratuitos del Inem sobre 8 cualquier cosa que le permitiera encontrar trabajo, pues necesitaba salir de la casa de su madre, EligiS el de pescadera porque le aseguraron que habla mucha demanda y porque el programa incluia el estudio de las propiedades organolépticas del pescado. Le llamé la atencién la esdrijula y dijo: este. Las propiedades organolépticas de un cuerpo, explicd a Mills, son las ‘que se pueden percibir con los sentidos: el sabor, la textura, el olor y el color, etc. [No te creas —afiadi6 como si hubiera hecho una ingenieria—, el curso era de trescientas ochenta horas y tenfas que aprender a identificar el pescado, a mani- pularlo, a conservarlo. ‘Aquella mafiana, en el metro, hallé un asiento libre en el que apenas se habia acomodado para entregarse al suefio, cuando entré corriendo en su cabeza un tipo maginario que parecia huir de algo. Ella se hizo la dor rida para no tener que atenderle. —jBres Julia? —pregunté el tipo. No respondié, pero el hombre parecia muy agitado yvolviéa preguntar elevando la voz, Julia se dio cuenta entonces de que Hlevaba un revélver en 1a mano. No tenia ni idea de lo que podria ocurrir en su cerebro si quel sujeto imaginario disparara el revélver dentro de su cabeza, Seguramente no ocurriria nada, pues se su pone que el revélver era imaginario también. —Pero nunca se sabe —afiadié—, pues en la reali- dad hay mucho intrusismo. El caso es que la idea del disparo le dio miedo, ast ‘que mintié: No, no soy Julia —Ie dijo—. Creo que Julia es ” quella —aftadié sefialando con los ojos a una joven que iba junto a una de las puertas del vagén, con un libro abierto. El tipo imaginario salié de su cabeza y debié de me- terse, dice Julia, en la de la chica del libro, pues dej6 de leet por un momento y puso cara de extraieza. Al rato, cuando estaba de nuevo cogiendo el suefio, regresé el hombre imaginario acusindola de haberle mentido. —De acuerdo —dijo ella—, soy Julia, pero deja de joder, sno ves que voy medio dormida? El tipo aseguré que trataria de no molestarla, pero al ‘poco empezé a contarle que habia matado a un hombre. o la «mal- dad» son sustantivos abstractos porque nombran cosas {que no se pueden tocar con los dedos de las manos, pero si con los de la inteligencia —;Son objetos espirituales? —pregunté la frase. —Algo ast —respondié Julia, Claro ~aiiadié reflexivamente Sali del metro por culpa de un ataque de ansiedad—, es que no eso mis- ‘mo unallave inglesa que un sentimiento. —Lo has entendido muy bien, «Sentimiento» es un sustantivo abstracto mientras que «llave» es un sustan- tivo conereto, —De modo —aiadié la frase— que yo estoy com- puesta de tres sustantivos abstractos (culpa, ataque y ansiedad) y de uno conereto (metro), mientras que los sustantivos de Mi madre tiene alambres en los parpa- dos son todos concretos. —Ya no tiene alambres, ahora tiene pestaiia. —Pues pestafas, da igual, el caso es que son todos concretos, 3n0? —En efecto. Significa —concluyé Sali del metro por culpa de un ataque de ansiedad— que yo soy més espiritual «que mi compara. —Si quieres verlo asi Dice Julia que la frase espiritual se marché muy sa tisfecha de si misma, Ella se dejé caer vestida sobre la cama y se durmié al instante. Esa noche, pese alos ansioliticos, que quiza, pens tras ler el prospecto, no eran muy fuertes, se despert6 ‘de madrugada con la inquietud de haber entendido mal, al estudiarla, la nocién de sustantivo, sQué habria pen: sado Roberto de ella al ver que confundia la palabra {que nombraba la cosa con la cosa misma? La palabra abria la puerta para acercarse a la cosa. Y punto. Site comas a palabra «pan», pens6,no se tequitaba el ham- bre. Tampoco con la palabra stijera» podias abrir el vientre de un besugo. La palabra era la versién lings tica de los objetos como la instanténea era su versin fotogrifica. Aun comprendiendo el asunto de un modo ra nal, sus emociones la conducian con frecuencia al pun- to antetior, como si en los razonamientos de Roberto bhubiera una trampa, Pens6 de nuevo en su nombre, Ju lia, Tal como lo habia estudiado, se trataba de una for- ‘ma especial de sustantivo, un sustantivo que designaba ‘una persona. Pero para ella, el sustantivo y la persona 6 eran lo mismo. zAcaso podria haberse llamado Maria, © Alejandra o Ménica? De ninguna manera. ;Podria Ro- berto haberse Hamado Manuel, Francisco o Pedro? Tam- poco. Ella decia Roberto y se estremecia como sil es- tuviera metido dentro de la cama, con ella, —A veces —le dijo a un Millés incomodo— la pa- labra Roberto se introducia por los distintos orificios dde mi cuerpo (mi culo, mi cofio, mis ofdos, mis nari- ces) y me recorria por dentro proporcionéndome un placer de una intensidad desconocida. En esto, dice, oy6 un ruido, encendié la luz, salt de lacamay se encontré al sustantivo Hombre encimadela ‘mesa. Ela iba en pijama, lo que al sustantivo no parecié {mportarle. En cuanto a Julia, pesea saber ya que el sus tantivo Hombre no era lo mismo que un hombre le pi- did que mirara hacia otro lado mientras se ponia la bata blanca de médico, que era también de pescadera, con la {que habia empezado a atender a las palabras. El sustantivo Hombre empez6 a hablar del tiempo. Que si llovia, que si no Hlovia, que si dejaba de llover. Parecia uno de esos pacientes a los que les da vergilen: za contar lo que les pasa nada més entrar en la consul- ta, Entonces hablan y hablan de esto y de lo otro hasta ‘que cogen confianza, Cuando levaba un rato parlo- teando, Julia le invité con delicadeza a que le contara su problema, El sustantivo miré a un lado y a otro, como con miedo a que alguien le pudiera oi, y al fin dijo: —Verd, yo me he informado y sé que soy un sus- tantivo masculino, El problema es que no me encuen- tro el sexo por ninguna parte. Es que los sustantivos —le explicé Julia— no tie- 6 nen sexo, tienen género, que no es exactamente lo mis- mo. Hombrees, desde el punto de vista del género, mas- cilino, igual que boligrafo —afiadié Julia tomando uno entre sus manos—. Mesa, sin embargo, es femenino, —2Y mesa tampoco tiene sexo? —Ya le he dicho que las palabras tienen género. El sgénero, a primera visa, se parece un poco al sexo, pero no es el sexo. Por lo que Julia habia averiguado, no solo las pala- bras confuundian el sexo con el género, Los humanos también caian con frecuencia en ese error, Ella misma se habia enterado hacia poco de que el sexo era un atri- buto exclusivo de los seres vivos, mientras que el géne- 10 era una caracterstica de los seres gramaticales. iY el género, como el sexo, sirve también para reproducirse? —pregunte la palabra Hombre. —Pues no —dijo Julia— porque la reproduccidn es una caracteristica biolégica, propia de los animales y las plantas. —Entonees, si yo me uno aun sustantivo femeni: ro, gno pasa nada2, sno tenemos hijos? Con qué sustantivo femenino le gustaria unir- se? —pregunt6 Julia, —Pues con Hombra, logicamente. ‘Hombra no existe, amigo Hombre. —Ya decia yo. Llevo toda mi vida buscando una Hombra sin dar con ella —A veces corremos detris de cosas que no existen —2Y si me caso con el sustantivo Mujer, que creo que es femenino? —pregunts, —Si se casan un hombre y una mujer —dijo Julia aplicando sus iltimos conocimientos—, pueden tener hijos. Pero no hay que confundir a las personas con las palabras que las nombran. La palabra shombre» nom- baa un ser humano, pero no es el ser humano. poco el sustantive «piedray es el objeto piedra. Con tuna pieda se le puede abrir a alguien la cabeza, con la palabra «piedra» no. La palabra Hombre se mostré tan perpleja como la misma Julia cuando descubri esa verdad. —{Estis diciendo que yo, un hombre, no soy un ser humano? —Claro, del mismo modo que la palabra «mesa» no es una mesa ni la palabra «pizza» es una pizza. Sila palabra «pizza» fuera una pizza, acabariamos con el hambre en el mundo en dos dias. Quienes confunden la palabra con la cosa se vuelven locos. —;Ahora me ests llamando loco? —Loco no, pero un poco trastornado si parece que ‘estis, Y no te ofendas, yo también tengo problemas psi- coldgicos. —jHablas en serio? —pregunto, indignado, Hom- bre—. ;De verdad es un problema psicoldgico aspirara tener una mujer, unos hijos, una familia? El sustantivo Hombre empe76 a ponerse violento, asi que Julia se levanté y le dio unas palmadas en la cespalda al tiempo que le hablaba acerca de las ventajas del género frente al sexo. Luego le ofrecié uno de los ansiolitcos que la médica le habla recetado a ella, —ismate esto, que te sentara bien. Una vez que le hizo efecto la pastilla, ya més tran- quilo, pregunté de qué dependia que unas palabras 8 fueran masculinas y otras femeninas y Julia le dijo que no lo sabia, que no lo sabia nadie, que ese era uno de los grandes misterios de la lengua. —Y como se distinguen unas de otras? —pregunt6. —Algunas —le dijo Julia— no se distinguen. El sus tantivo «pareds, por ejemplo. O sabemos que es feme- nino © no lo sabemos, pero no hay manera de averi- guarlo de otra forma, Por lo general, son masculinas las palabras que terminan en o y femeninas las terminadas en a, «Cuadroy es un sustantivo masculino y «puerta» tun sustantivo femenino. —Pero «mano» —dijo Hombre— termina en o yes femenino, creo, porque nadie dice «el mano», sino «la ‘manor. —Llevas razén, —Y «mapa» termina en a y debe de ser masculino porque no se dice «la mapa», sino «el mapa». —De nuevo Hlevas razén, sefior Hombre. E «idio- ‘ma» termina en ay es masculino. No decimos «la idio- ma». Hay palabras que se disfrazan de masculinas y son femeninas, 0 al revés. De todos modos, «mano», «mapa» 0 «idioma» son excepciones. Lo normal es que cuando una palabra termina en o sea masculina y cuando termina en a femenina Despaché a Hombre antes de que se le pasaran del todo los efectos del tranquilizante y se metié en lacama muerta de suefio, Le aterraba la idea de tener que expli- carle que ademds del masculino y el femenino existia también el género neutro, que no era ni una cosa ni otra, Por ese dia ya habia tenido bastante ° ‘Aunque el supermercado abria tambien los fines de semana, quel sabado, dice Julia, le toc6 ibrar, de modo que el viernes porla noche se tomé dos ansioliticos, en vez de uno, y se levant6 tarde y algo torpe. Tras calzarse Jas zapatillas y colocarse sobre el pijama una bata grue- sa, adquirida al poco de alquilarla habitacién, hizo una breve visita al cuarto de bafio y se dirigié luego a la cocina, a cuya mesa permanecia sentado Serafin, el due- fo del piso. —Buenos dias —saludé Julia. —Hola —dijo 4, y continué recorriendo con el edo, como si estableciera una ruta, el mantel de hule, encel que habia impreso un gran mapa de la India, Jubi- lado desde hacfa algunos afios, su vida laboral habla transcurrido en una agencia de viajes, lo que, adems de proporcionarle una considerable cultura geogrifica, Jehabia permitido viajar por todo el mundo. Delgado y fibroso, llevaba puesto el chéndal con el que andaba Por la casa y que le estaba grande, pues era partidario Py de las prendas muy anchas, especialmente aptas para la postura en la que solia meditar. Julia le conté a Millés que habia dado con la habi tacidn de Serafin Marbas através de un anuncio, en in ternet. Le parecié que en aquella combinacién de nom- bre y apellido se ocultaba un mensaje encriptado, ya {que Serafin era el nombre de un angel y Marbas el de un diablo, La chica sabia bastante de dngeles y de dia blos porque habia dedicado muchas horas a su estudio después de que un dia, en el metro, alguien le hubiera dicho que era un angel. Se trataba de una mujer que al dirigirse ala puerta del vagén, dispuesta a abandonar~ lo, y aprovechindose de las estrecheces de la hora pun- ta, habia acercado sus labios a uno de los oidos de Julia, ‘casi como si fuera a besarla, para susurrarle —Chica, eres un angel, Paralizada por la impresién, Julia habia visto eémo Ja mujer alcanzaba el andén, cémo las puertas se cerra- ‘bam a su espalda y cémo el tren las alejaba luego mien: tras cada una de ellas mantenia su mirada en la de la otra, Por la noche, en la cama, cuando cert6 los ojos, fa vio de nuevo flotando, més que caminando, sobre unas botas de color amarillo dotadas de unas platafor~ ‘mas formidables. Sus labios, cuyos limites estaban mar- cados por tna linea negra, como dibujada con un lapiz de ojos, componian una sonrisa irénica dedicada a una Julia perplea. Ni por st forma de vestir ni por sus actitudes, la ‘mujer formaba parte del mundo que a esas horas vigja- baen el metro. Desde que ingresara en el vagén, abrién- dose paso entre la muchedumbre con las maneras de 2 una diosa (0 de una puta, puntualizé Julia dirigiéndose a Millis) para instalarse junto a una de las puertas del fondo, no habia dejado de observarla. Cuando la mujer le devolvia la mirada, y se la devolvia con frecuencia, Julia, sofocada, desviaba la suya, No obstante, realizé un inventario completo de su atuendo, consistente en tuna blusa amarilla a juego con las botas, que se amol- daba con una perfeccién anormal a su cuerpo, como si poseyera tna flexibilidad liquida que le traia a la me- rmoria el anuncio de un perfume caro. Debajo de la blu- sa, vestia unos pantalones negros muy ajustados, tam- bién muy liquidos, cuyas perneras se perdian en el interior de las botas. Y en vez de una prenda de abrigo, como correspondia a la époce, levaba sobre los hom- bros, a modo de capa, una gabardina cuyo tejido men branoso, de tonos suaves, evocaba el de las alas de las mariposa. En cuanto al pelo, tan negro y tan brillante ‘como la seda de los pantalones, iba recogido en una cola de caballo que dejaba al descubierto la perfeccién de los rasgos dela cara, apenas maquillada. —Chica, eres un angel —le habia dicho aquella es- pecie de fantasma que se parecia mas a los seres imagi- narios que a los reales. ‘Tras una jornada laboral ala que sobrevivi6 con la ansiedad del que atraviesa un tinel cuya salida se retra- sa eternamente, en la habitacién de la casa de su madre, donde vivia entonces, se habia desnudado delante del «spejo para revisar su cuerpo en busca de as trazas de Angel, que no hallo, Perc en cambio, el olor a pes- «ado que penetraba todas las defensas y se depositaba ‘bstinadamente en los poros de la piel Durante los siguientes dias, ademés de esperar sin resultados que la mujer del metro volviera a manifes- tarse, pasé varias horas delante del ordenador, buscando informacién acerca de los angeles. Asf acabé cayen- do en un foro donde Anauel, uno de los patticipantes, ue se manifestaba como un experto, le explié, al con- tar Julia Io sucedido en el metro, que el mundo estaba leno de angeles a medio hacer, —Cuando algo falla en el transcurso de formacion, de estos seres —afadié Anauel—, en ver de ser dese- chads, como en los controles de calidad habituales, son arrojados a la vida en forma de seres humanos, aunque nunca llegan, debido a su naturaleza, a encajar del todo cen este mundo. ‘A preguntas de Julia el tal Anauel aiadié que estos dingeles inacabados, no siendo conscientes de sus orl- genes ni de su verdadera naturaleza, erraban entre los seres humanos sin adaptarsea ellos, evolucionando con frecuencia, debido alas agresiones del medio, ala con- dicién de diablos, aunque a diablos imperfectos tam- bien, —En realidad —coneluyd Anauel—, el proceso de producién de un angel y el de un diablo son idénticos. Solo al final de la cadena de montaje si se pudiera em- plear esta comparacién, se les otorga a unos el certfi- cado de una cosa o la otra, sCémo? De un modo alea torio. La informacién de Anauel le recordé a Julia un do- ccumental de la televisién acerca de los pantalones va- queros de marca falsificados. Al parecer, los auténticos solo se distinguian de los falsos en la etiqueta que les ey colocaban al final del proceso de confeccién, pues tan- tolos unos como los otros estaban hechos por las mis- sas personas y con materiales idénticos. En todo caso, la idea de ser un Angel, si bien un Angel inacabado o minusvélido, ademés de producirle tuna sugestién poderosisima, vino a explicarle las dif cultades de su relacién con el mundo, al que era evi- dente que habia sido arrojada sin las dotaciones preci- sas para abrirse camino en él, Durante algin tiempo, y guiada por el tal Anauel, con quien comenz6 a mante- ner una correspondencia fluida, continud investigando acerca de la naturaleza de los angeles y los demonios, asombrandose de pertenecer, s bien en calidad de miem- bro deteriorado o bastardo, a una familia tan extensa, Para cuando tropez6 en internet con el anuncio de Se- rafin Marbas, sabia ya perfectamente el lugar que ocu- paban los serafines en la angelologia y el significado de ‘Marbas en la demonologia. ‘Asi que lamé por teléfono a Serafin dando por he- cho que la habitacién en alquiler, aunque se encontraba uy lejos del trabajo al que se acababa de incorporar, ena pescaderia del supermercado, le estaba destinada, La casa tenfa tres habitaciones, de las que el duetio. habia decidido alquilar una, El precio era muy bueno y aunque se trataba de un tercer piso, sin ascensor, se en- contraba a diez minutos de una boca de metro, y muy lejos de la casa de su madre, de quien habia decidido ‘emanciparse al poco de obtener el trabajo en la pesca: deria de la gran superficie. Para el primer encuentro con Serafin Marbas, Julia se habia dado un batio de agua con abundantes dosis, % de vinagre, limén y vino blanco, tal como le habian aconsejado en un foro de internet para quitarse el olor ‘a pescado que, segiin uno de los participantes, prove- nia de la accién de las enzimas y bacterias sobre el ca- daver del animal —La funcién —afadia el internauta— de los pul- verizadores de agua sobre los mostradores de las pesca- derias no es otra que la de tapar ese olor, ‘También se habia puesto la sontisa de bricolaje wi- lizada con los clientes y con el mundo en general y que uiza, pens6 a la vista de los resultados que obtenia de ella, e trataba realmente de la sonrisa de un angel. En aquel primer encuentro, Serafin Marbas le ex- plicé que él y su mujer tenfan una hija mi cia en Australia, y que tenia asu ver una nia que habla perdido un dedo —el corazén de la mano derecha— al pillérselo con Ia puerta de hierro de una bodega do: ica que ejer- méstica. —Asi que tengo una nieta australiana —concluyd aténito, como si no hubiera contado la historia el ni mero de veces suficiente como para creérsela 0 para hacerla suya. —Hay mucha gente con nietas australianas —dijo Julia de manera algo mecénica, al modo en que des- pués de escuchar un tres pronunciamos mentalmente tun cuatro. En cuanto @ mi mujer —continué Serafin—, le- va cinco afos en la cama, y por eso no ha salido a salu- darte. Un dia, al terminar la clase de yoga, le empeza ron a pesar los pies, a pesar los pies, como silos zapatos fueran de plomo, la Hlevamos al hospital y salié en silla 56 «de ruedas porque le tocaron la médula al intentar arre- glarle una vértebra que guardaba relacién con lo del peso de los pies. Tiene muchos dolores y los médicos me la han hecho morfinémana. —Vaya —dijo Julia atenuando un poco su sonrisa de corte y confeccién. —A veces ve cosas que no son. Ayer mismo vio a un cartero atravesando el dormitorio. —2Bra un cartero analfabeto? —No sé si era analfabeto, por que? Julia respondié que por nada, aunque era por algo, pues de ver en cuando un cartero analfabeto aparecia dentro de su cabeza, mostréndbole las cartas que debia entregar para que ella le leyera las direcciones. Pens6 que podia tratarse del mismo. Serafin Marbas informs a Julia de que habia recibi- do muchas lamadas de gente interesada por la habita- cién, pero que ella le habia gustado desde el primer ‘momento como huésped, asunto en el que preferia de- jarse Hevar por la intuicién (se fiaba mucho de su «ol- fato»), ya que carecta de experiencia como casero. —De modo que ocuparis la habitacién de mi hija australiana. Ya comprenderds que es para ayudarnos ‘un poco, pues la enfermedad de mi mujer conlleva mu: chos gastos. —Claro —, gerria un gamarote de grimera glase, por gavor»). Le ddio mucha alegria tropezar de stibito con Mi madre tiene pestaiias en los parpados, como si ella fuera en cierto modo coautora del manual. Entonces dice que soné su teléfono mévil, muy le- 8 jano al principio, como si sonara en otra habitacién de la casa. Lutego més cerca, como unos pasos por el co- rredor. Enseguida cayé en la cuenta de que sonaba den- tro del bolsllo de su abrigo, colocado sobre un batil de mimbre en cuyo interior guardaba toda su ropa, ya que cl armario estaba ocupado atin por la de la hija austra- liana de Serafin, Lo cogié sin mirar quién llamaba, con ‘un «digggame» que alarmé a la persona que estaba al otro lado. Te pasa algo, hija? Bra su madre. —Perdona, mama, estaba practicando, Hubo un silencio marcado por la indecision de la madre que finalmente decidié no preguntar a qué clase de prictica se referia Te llamé ayer y anteayer. Varias veces —

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