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¡UNA OPCIÓN DE VIDA!

Relataré la experiencia de mi discernimiento vocacional y como Dios me preparó,


para tomar la decisión de ingresar al Seminario Mayor de la Inmaculada
Concepción de Girardot.

Con mucho anhelo y entusiasmo, inicié el proceso de discernimiento vocacional,


pues tenía la convicción de que ahí, encontraría las herramientas adecuadas para
vislumbrar la inquietud vocacional, que Jesucristo puso un día en mi corazón,
hacia el sacerdocio. A partir de ese momento descubrí y aprendí que era un
camino lleno de amor, desprendimiento y sacrificio, y a la vez me di cuenta, de
que dicho camino solo era posible con la ayuda y fuerza que Dios iba concediendo
con el paso del tiempo, pues somos débiles y nuestras fuerzas no son lo
suficientes.

El abandonarme en su voluntad fue difícil, ya que desprenderme de los sueños y


cosas que humanamente amamos en ocasiones nos apegan a cosas temporales,
quitando libertad para decir al Señor “Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad”.
¿Qué te puede salir mal, si pones en primer lugar al Señor en tus proyectos? No
sé tú, pero yo sé que tu vida transcurrirá en paz y felicidad. Pues Dios nos ha dado
un corazón insaciable para que solo su amor y gracia lo llene, entonces que su
gracia nos baste.

Que bueno saber que somos hombres de gracia de Dios, pues nos da la certeza
de que él nos capacita en el porvenir, así que ánimo, hazlo tú también. La
ganancia es mucha y la perdida insignificante, cuantas bendiciones nos esperan.

Hoy me siento muy animado, y con muchas ganas de seguir, tengo muy presente
de que la perseverancia la voy a necesitar bastante, y que mis ojos deben poner la
mirada fija en Cristo, para encontrarme con Él, ya que vendrán pruebas,
sufrimientos y tribulaciones, pero es importante atravesar esos momentos, así
maduramos en fe y después viene la bendición que el Buen Dios nos regala. Debo
tener como meta la santidad, para santificar, a los que Dios pone en mi camino.

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