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PSICOPATOLOGÍA II
UNIDAD I
BELLOCH: CONCEPTOS Y MODELOS EN PSICOPATOLOGÍA
Dentro de la psicopatología, existen una diversidad de criterios para catalogar, comprender y
explicar la multiplicidad de presentaciones psicopatológicas.
Uno de ellos es el Criterio Estadístico, que tuvo lugar cuando psicologia y psicopatología
decidieron homologarse a la cs naturales y cuantificaron los datos psicológicos principalmente
a través de la estadística. El postulado central del criterio estadístico es el de que las variables
que definen psicológicamente a una persona poseen una distribución normal en la población
gral de referencia. En consecuencia, la psicopatología comprenderá todo aquello que se
desvía de la normalidad, es decir, rasgos de comportamiento - una capacidad intelectual -

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un comportamiento - un afecto - etc que resulten poco frecuentes y no entren dentro de los
límites de la distribución normal.
Sin embargo, la restricción al ámbito de lo infrecuentre no siempre implica psicopatología. El
genio creador es poco frecuente y no es patológico. Problemas como éste llevaron a la
adopción de un segundo supuesto central, el de continuidad. En otras palabras, los
elementos constitutivos de las psicopatologías se hallan presentes en la normalidad, pero

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constituyen una exacerbación, por exceso o defecto, de esa normalidad. De este modo, las
diferencias entre lo normal y lo patológico son de naturaleza cuantitativa, de grado.

Otro es el Criterio Social e Interpersonal consensual, según el cual la definición de


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psicopatología es una cuestión de normativa social, es decir, del consenso social que se
alcance al respecto en momento histórico y en lugar determinado.

Los Criterios Subjetivos o Intrapsíquicos aluden a que es el propio individuo el que


dictamina su estado o situación. Una variante de este criterio es lo propuesto por Schneider
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que refiere al sufrimiento personal, propio o ajeno, como elemento definitorio de la presencia
de una psicopatología. El principal problema que presentan estos criterios es que figuran a
una persona siempre cc de sus problemas e incapacidades y, además, no todas las
personas que manifiesten quejas de infelicidad o angustia personal, que tienen problemas en
sus relaciones sociales, sean catalogables como psicopatológicas.
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Y, los Criterios Biológicos, son muy amplios ya que son muchas las disciplinas, genética -
neurológica - bioquímica - fisiológica. Compartiendo un mismo supuesto básico, el que las
diferentes psicopatologías son, fundamentalmente, la expresión de alteraciones y/o
disfunciones en el modo normal de funcionamiento, o bien de la estructura o del proceso


biológico que las sustenta. Las personas, además de ser organismos biológicamente
determinados, son individuos sociales, dotados de una historia personal de aprendizajes -
memorias - modos de conocimiento del mundo que no son meros epifenómenos de la
condición orgánica.

BERCHERIE: LA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA DEL NIÑO

La historia de la clínica psiquiátrica del niño plantea ciertas particularidades; por un lado, se
trata de un campo de observación tan antiguo como la psiquiatría del adulto, y también puede
considerarse que una clínica específica del niño, con sus propios conceptos, no se estableció
hasta la década del 30.

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El primer período de la estructuración de la clínica del niño abarca gran parte del s XIX,
consagrado a la discusión acerca de la noción de retraso mental bajo el nombre de idiotez,
un concepto que marca un momento capital en la psiquiatría del adulto. Pinel había descrito
el idiotismo como una anulación de las facultades intelectuales y afectivas, el cual podría ser
adquirido-curable o congénito-irreversible. Esquirol toma esta definición y, sin modificar su
nosología sindrómica, separa el idiotismo adquirido que redefinirá como forma aguda de
demencia, del idiotismo congénito que denominará idiotez. Esquirol describe a la idiotez al
estilo conductista, idiota es quien no pudo adquirir conocimientos que se adquieren
normalmente con la educación. La locura del niño es, en este período, la idiotez, agregando
los trastornos epilépticos. El retraso mental planteado como irreversible es objeto de
discusiones; para Pinel y Esquirol el déficit sería global. definitivo y de pronóstico negativo;

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mientras que, los educadores de idiotas consideraban que el déficit era parcial en la mayoría
de los casos dejando la posibilidad del empleo de métodos especiales.

El segundo período deviene manifiesto hacia fines de 1880 con la publicación de los
primeros tratados de psiquiatría del niño que consisten en un calco de la clínica y nosología
del adulto que dejan de describir estados para hablar de enfermedades. Sobre ello, Morel

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opone las enfermedades mentales adquiridas respecto de las enfermedades mentales
constitucionales, para lo cual pone su atención sobre la infancia, intentando encontrar en el
niño los síndromes mentales descritos en el adulto. Al principio de este período, entonces, la
psiquiatría infantil permanece como un objeto de curiosidad y un campo
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complementario de la teoría psiquiátrica del adulto. El problema etiológico que
representaba el debate sobre las demencias infantiles devino un problema clínico capital a
partir de la obra de Bleuler sobre la esquizofrenia hacia 1911, comenzando a imponerse la
existencia de psicosis autísticas y disociativas en el niño, la distinción del retraso mental y las
diversas manifestaciones de tipo caracterial y constitucional.
LA

Durante estos dos primeros períodos, el niño es concebido como “adulto en potencia” en el
sentido aristotélico, el adulto es el término del desarrollo, su único contenido y su sentido
último. Hacia los finales del s XIX es cuando el desarrollo psicológico, lo psico-fisiológico
permite justificar la clínica psiquiátrica del niño en tanto el cerebro del niño es susceptible de
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daños homólogos al de los adultos y de manifestaciones somato-psíquicas.

El tercer período inicia en la década del 30 y continúa desarrollándose, caracterizado por la


influencia de las ideas psicoanalíticas en la clínica infantil. Se descubre que toda
manifestación patológica es el resultado del conflicto psíquico, y ese conflicto que se expresa


en el adulto repite la historia infantil del sujeto. Las categorías de psicosis y neurosis del niño
permiten que se desprendan el campo de las enfermedades psicosomáticas, trastornos
del comportamiento y manifestaciones afectivas patológicas, perturbación del
desarrollo de las funciones elementales como la motricidad - sueño - funciones
esfinterianas - lenguaje - etc. Para ello, cobra importancia el discurso de los pediatras, por lo
que la patología del niño se constituye en estrecho lazo al desarrollo psicológico del niño y su
labilidad, la gran mutabilidad en su estructura mental. Jaspers con su tratado de
psicopatología guía la clínica alemana sosteniendo que el establecimiento de las relaciones
de comprensión. la puesta de sentido y representación de lo vivido por el enfermo, será lo
que permitirá distinguir la patología constitucional comprensible y la patología no
comprensible que corresponde a la etiología orgánica y las psicosis endógenas. En este
panorama, la clínica del niño resultaba inoperante en tanto el lenguaje no es aún el vehículo
adecuado para transmitir vivencias subjetivas, del mismo modo que resulta complejo para el

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observador representarse los estados de cc del niño. Por lo cual, se centrará en los trastornos
somáticos o funcionales.

MENENDEZ OSORIO: SALUD MENTAL INFANTIL

Toda práctica psicopatológica presupone y sostiene una teoría y una concepción previa del
objeto de estudio, en este caso, el niño. Para entender la psicopatología infantil es importante
definir qué es el niño de forma genérica.

El concepto de infancia aparece entre el s XV y XVII que, hasta ese momento, estaba
subsumida y diluida como un todo adulto. Se presenta una concepción del niño desde una
perspectiva paternalista y adultomórfica, como reservorio de ideales e ilusiones, cargado de

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ternura y época dorada dotada de bondad e inocencia. Ello contrasta con la realidad del niño
agresivo, despótico, delincuente, asesino. El niño no es malo ni bueno por naturaleza. Esa
resistencia también incluye al reconocimiento del niño como sujeto dotado de una historia,
despojandolo de su capacidad de deseo, primando las visiones organicistas de pura
necesidad biológica o dulce-humanista para salvar al niño sin uso de razón. El
reconocimiento o la negación de la realidad del mundo infantil se reencuentra en el campo de

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lo psíquico, donde al niño se lo excluye y se ignora que sea capaz de sufrir - gozar - sentir -
padecer - delirar - razonar.

Menendez señala que, también, puede observarse un deslizamiento hacia un fenómeno


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opuesto, dando cuenta de una patologización y medicalización de la vida cotidiana; si la
conducta del niño no encaja con la norma, puede ser diagnosticada como patológica. Por
ignorar o patologizar, el niño sigue siendo excluído de su capacidad de ser y de expresión de
su sufrimiento psíquico, dejando de lado las preguntas sobre el modo en que el niño se
confronta como sujeto a la vida, a su deseo y a su goce. En las formas particulares de
LA

arreglárselas con su deseo y su goce, se manifestarán en las formaciones somáticas, en la


angustia, en la depresión, en la queja, en la inhibición, en los problemas de aprendizaje, en
la clínica.

Entre los diversos registros e instrumentos que dan cuenta de la psicopatología, hay dos que
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específicamente atañen al quehacer del psicólogo: el registro del lenguaje y la subjetividad.


El niño es un ser hablante, está bañado de palabras, vive inmerso en el lenguaje. Cuando
deja de ser infans para entrar en el lenguaje (que lo precede e inscribe como ser humano en
el orden simbólico) trasciende el orden de la naturaleza para entrar en el orden de la cultura,
de lo propio y específico humano. Para el autor, hay que dar lugar propio al niño en la clínica,


abrirle una demanda, a una escucha, a un espacio donde pueda recoger y elaborar su decir,
su historia, su patología, que al ser escuchado cobra importancia su sufrimiento. En cuanto
al registro de la subjetividad, en su existir el niño rompe con el orden de la naturaleza para
inscribirse en el orden simbólico regido por saberes y leyes propios donde no se reduce al
instinto, sino que esta atravesado por el deseo.

El hombre esta carente, desvalido, y no hay una única forma, edad fija, de resolver ese
desvalimiento. La rta es de cada uno en el encuentro con la vida, es subjetiva, singular,
personalizada, caso por caso.

VALAS: ¿QUÉ ES UN NIÑO?

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A lo largo de la historia, la definición del niño se ha modificado en función de las distintas


posiciones ideológicas. En este sentido, desde el psicoanalisis, Freud no solo distingue al
niño respecto del adulto en torno a la pubertad biológica, sino que es a traves de ella que
define los estadios del sujeto, infancia - latencia - pubertad - adolescencia - madurez. En la
asunción del complejo de castración en el varón y de la envidia del pene en la niña a través
del comp. Edipo, se traza para Freud el límite más seguro entre el niño y el adulto a través
de los reordenamientos estructurales del período de latencia y la pubertad.

Valas propone, entonces, pensar al niño alrededor de 4 puntos: i) a nivel del significante, el
niño es un habitante-ser dividido por el significante; ii) a nivel del goce, el niño no dispone del
acto sexual, no accede al goce en tanto puesta en acto del deseo del Otro, se contenta con

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el goce masturbatorio; iii) a nivel de la historia, la maduración biológica del cuerpo es un rasgo
distintivo difícil de evitar, destacando la “experiencia de la vida”; iv) a nivel del acto, el niño es
definido por el discurso del amo por no disponer de los medios para sostener su acto sin
implicar que no pueda plantearlo. En lo que respecta a la pregunta sobre si es posible el acto
analítico es posible en el niño, Valas sostiene que si lo es, estará condicionado por la
ubicación en su lugar de SSS. La salida del acto es lo que sigue siendo problemático con él.

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ANTELO: EL INFANS EN LA CULTURA

El niño es un objeto de la cultura, no es natural. La cultura tiene por función metaforizar la


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naturaleza, el niño es metaforizado culturalmente, se produce como objeto de múltiples
saberes y prácticas. Por ello, para trabajar con el concepto del niño debe evocarse a su
historia.

Al tomar la definición del diccionario, “infans” es aquel que no habla, y es lógico pensar que
antes de los estudios sobre el habla, la infancia como objeto no existía. El infans como tal no
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existía en la sociedad medieval, sino que los niños eran pensados como adultos reducidos,
diferenciándose sólo en tamaño. Asimismo, el concepto del niño era operativa, pragmática,
estaba destinado a conservar el patrimonio a traves de la transmisión del oficio. Entre el s
XIII-V comienza a introducirse al niño en la vida fliar, dando lugar al surgimiento del colegio y
la pedagogía.
FI

Hacia finales del s XVI, la infancia pasa a tener juegos propios, a cubrirse de literatura moral
y religiosa, dado que el infans era concebido como débil e inocente, y por ello surgía la
preocupación por mantener esos valores evitando desviaciones. La escuela será el espacio
donde se contenga ese real.


Más adelante, en el s XIX, la flia se moderniza y la intimidad gana pleno derecho, separando
espacios físicos para niños y adultos, y comienza el apogeo del discurso higienista. Se
construye un cordón sanitario alrededor del niño, que se convierte en objeto de vigilancia
discreta. Se vuelven necesarias leyes protectoras de la infancia, siendo ésta valorada como
un bien, “capital humano” de una nación, semilla del porvenir. En este contexto, surgen las
disciplinas del trabajo social, la pedagogía, la psiquiatría infantil, la psicología, la
fonoaudiología.

Respecto a la historia de la infancia, Freud hace una observación, indicando que el niño
irrumpe modificando definitivamente la economía libidinal de la pareja. Los adultos se
postergan a sí mismos para ocuparse de éstos nuevos objetos preciosos que reportan un
beneficio secundario. El cese del llamado sobre las formas de petición al Otro, de la

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invocación al Otro, marca el fin de la infancia. El infans extrae del Otro una identificación
constituyente que funda otra instituida por donde se verá a sí mismo como amable por el otro
en cuestión. El amor recibido por los padres lo tornará omnipotente: su majestad bebé. Pero,
también, recibe como herencia la mortalidad de los padres. El niño obtura el malestar
preservando el narcisismo adulto, la amnesia infantil es la tentativa de negar la condición
perversamente polimorfa de la satisfacción humana. Cuando el niño/a quiere sacudir estos
mandatos, producen síntomas que son la angustia de los padres. El síntoma viene a
constituirse como mancha en el espejo del narcisismo parental.

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UNIDAD II
SCHEJTMAN: PRIMERA INFANCIA, PSICOANÁLISIS E INVESTIGACIÓN

Los descubrimientos del psicoanalisis y la psicología evolutiva del s XX produjeron un cambio


fundamental en la consideración de la infancia y la ubicación como una etapa productora de
las bases para el desarrollo del individuo y crucial para la psicopatología adulta.

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Freud concibe al ser humano desvalido e incapaz de llevar a cabo la acción específica
necesaria para cancelar la insatisfacción proveniente de la tensión endógena que le producen
sus necesidades básicas de hambre y abrigo. La prematuración, el desvalimiento y la falta de
programa genético para su superación devinieron un desafío teórico y clínico que llevó a
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múltiples entrecruzamientos entre la psicología evolutiva y psicoanalisis. Freud llamó “yo de
realidad inicial” a la instancia incipiente que ha distinguido un adentro-afuera según una buena
marca objetiva el logro de la discriminación yo-no yo, interior-exterior, uno de los primeros
desafíos hacia la constitución de la subjetividad.
LA

John Bowly, por su parte, desarrolló las bases de la teoría del apego, postula una necesidad
humana universal de formar vínculos afectivos estrechos. El núcleo de esta teoría es la
reciprocidad en las relaciones tempranas, como precondición del desarrollo normal
probablemente en todos los mamíferos, incluyendo a los humanos. La discontinuidad
temprana en el vínculo de apego tiene graves consecuencias en el sentimiento de sí del niño
FI

y en la calidad de la construcción de vínculos afectivos durante toda la vida. Para Bowly el


apego es en sí mismo un sistema motivacional de base biológica mediante el cual el infantil
busca la proximidad con el adulto con el cual vivencia la regulación de sus estados físicos y
afectivos.


VIDAL: ENFERMEDAD Y SALUD

La idea de que pueden existir enfermedades mentales es relativamente moderna, solo a fines
del s XVIII surge tímidamente la hipótesis de que el hombre puede enfermar a causa de
conflictos con otros hombres.

En un principio, la enfermedad consistía en un daño inflingido por los dioses, demonios o


brujos, una concepción mágico-religiosa que se extendió hasta que se advirtiera la raíz física,
corpórea de la “enfermedad sagrada” hoy denominada epilepsia. Se humaniza la enfermedad
y surge la medicina como primera cs aplicada.

En el s XVI la creencia cede lugar a lo experiencial, el médico comienza a rebelarse contra la


tradición y a investigar la realidad por propia cuenta. Desde ese entonces, la enfermedad se

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concibe en relación a los avances y contradicciones de la cs y la técnica, privilegiando la


observación directa de los hechos. Más adelante, el descubrimiento de la penicilina, el código
genético, la invención de los psicofármacos, forjan la explicación causalista y mecanicista de
las enfermedades.

Aún así, el gran mérito de Freud fue haber advertido que las neurosis eran fruto de conflictos
humanos y no de lesiones o disfunciones orgánicas. Hacia el s XVII aparece la psiquiatría y
las enfermedades mentales como algo diferenciado del tradicional tronco de la medicina.
Dentro del campo de la clínica psiquiátrica se distinguen dos grandes sectores, enfermedades
neurológicas, y la angustia y sus derivados, no hay trastornos mentales.

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WIDLOCHER: LÍNEAS DEL DESARROLLO SEGÚN ANNA FREUD

El psicoanalisis tradicional ha estudiando la secuencia de desarrollo de impulsos sexuales


(fases libidinales oral - anal - falica - latencia - preadolescencia - genitalidad), los impulsos
agresivos (secuencia correlativa con la libido morder - escupir - devorar en oral - golpear -
patear en anal - dominancia - arrogancia en fálica - crueldad - asocial en adolescencia), y el
yo (fases del sentido de realidad - defensas - crecimiento del sentido moral). Pero existen

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otras líneas de desarrollo, desde la dependencia y determinación por el Ello hacia un mayor
control del mundo interno y externo por el yo. Todo nivel es resultado de interacción del
desarrollo de impulsos (maduración), el yo (adaptación), el Syo y sus reacciones frente al
DD
medio (estructuración). Las líneas del desarrollo son realidades históricas, cuadro de
logros y fracasos de un niño.

En el psicoanalisis, Freud habia situado el efecto traumático del evento patógeno en función
del desarrollo del niño, y por ello impuso rápidamente el recorte en etapas de los años de la
infancia y adolescencia para explicar la diversidad de formas de la patología. El conflicto
LA

ligado a la etapa del desarrollo libidinal, que sustituye al evento traumático, han hecho que el
rol de los estadios del desarrollo hayan sido reforzados en la concepción freudiana.

Anna Freud, por su parte, se interesó en la prevención. El psicoanálisis debía estar en


condiciones de responder a la cuestión acerca de los factores de riesgo que pesan sobre
FI

el desarrollo normal. Desde esta perspectiva, es de utilidad el concepto de LíNEA DE


DESARROLLO entendida como un tipo de actividad que continúa a lo largo de los años,
evolucionando de acuerdo a modalidades bastantes regulares de una etapa a la otra, dejando
ver en cada una un nuevo equilibrio pulsional y estructural. Por ello, la interacción pulsional e
intersistémica puede ser descrita en situaciones precisas, no en la generalidad del niño. La


utilidad de este concepto se erige sobre la posibilidad de proporcionar modelos precisos y


concretos de las interacciones intrpsíquicas y, sobre todo, porque sirve como base a una
perspectiva ontogenética; se intenta observar cómo estas actividades particulares se
transforman con el tiempo y cómo estos procesos de transformación siguen un orden
secuencial-regular. La ontogénesis del funcionamiento psicológico hace lugar a la
ontogénesis de las conductas concretas. De esta manera, actividades como la alimentación
o la succión ya no serpan consideradas como expresiones directas de la fase oral, sino que
se tomarán en relación a todo el juego pulsional intersistémico, afectado, complejizado,
matizado por las distintas estructuras de la personalidad y su evolucón a lo largo del tiempo.

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Se hace necesario, entonces definir los principales ejes que permiten aislar los grandes tipos
de actividades del niño. Anna Freud distingue 6 direcciones principales de las cuales, el autor
se enfoca principalmente en dos:

i) Del estado de dependencia a la autonomía afectiva y de las r o de tipo adulto:


considerada como el prototipo para los otros ejes, describiendo sucesivamente la fase
narcisística y el proceso de separación-individuación, la relación de tipo “objeto parcial”, el
estadio de constancia de objeto, la relación ambivalente del estadio sadico-anal, la relación
de objeto característica de la fase edípica, el período de latencia, la preadolescencia y la
adolescencia. Cada una de estas etapas está marcada por un estilo de r o, observable en las
conductas exteriores- Resulta de utilidad ya que “una estimación correcta del estadio al que

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el niño ha accedido permitirá juzgar la oportunidad de tal o cual medida educativa o decisión
fliar”.

ii) Del cuerpo al juguete y del juego al trabajo: es el último ejemplo propuesto por Anna
Freud, donde se refleja la sucesión del juguete, objeto autoerótico, objeto transicional,
juguetes simbólicos que sirven a la puesta en escena de actividades fantasmáticas, juguetes
que sirven al cumplimiento de realizaciones desvinculadas de implicaciones eróticas, y del

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pasaje al trabajo con la ayuda del juego colectivo, de los hobbies, etc.

Otros ejes propuestos por Anna Freud serán del amamantamiento a la alimentación racional,
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y del la incontinencia al control de esfínteres uretral y anal.

El autor señala que, desde lo teórico, es relativa la noción de armonía del desarrollo. El niño
no despliega su desarrollo de un modo uniforme en todos los ejes, la adversidad es ley. Es
necesario admitir una disarmonía natural y necesaria que aporta su estilo propio a cada
persona. Tal niño permanecerá ligado a unas relaciones consideradas poco maduras hacia
LA

otros niños, mientras que organizará sus juegos de manera extrañamente avanzada. Los
progresos a lo largo del conjunto de la líneas del desarrollo no son paralelos ni uniformes, el
criterio de lo normal no tiende a la homogeneidad, sino a la diversidad de los progresos. El
equilibrio es dinámico, produce progresos alternantes, y es la complejidad de esas
alternancias la que confiere identidad a la personalidad de cada niño.
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Finalmente, a una nosología centrada en los síntomas o en los criterios estructurales, se la


sustituirá por una concepción mucho más dinámica. Una conducta sólo tendrá valor de
síntoma si es el testimonio de una organización fijada o de una disarmonía externa, evitando
dotarlo de un significado unívoco. Ensuciarse, desarrollar conductas alimentarias


“anormales”, mentir, robar, tendrán un sentido distinto de acuerdo al contexto del desarrollo
en el cual se inscriben esas conductas. Se las tomará, primeramente, como particularidades
a lo largo de un eje del desarrollo, intentando precisar el dinamismo del desarrollo a lo largo
de él, sin adosarle un valor patológico.

Una de las principales ventajas del concepto de línea de desarrollo es la de renovar


concepciones fijas de la nosografía psiquiátrica y de las perspectivas, exageradamente
rígidas también de la aproximación psicoanalítica más estructural. Esta perspectiva renueva
la manera de articular los vínculos entre la ontogénesis y el conflicto intrapsíquico, más allá
del efecto necesario de los antagonismos pulsionales e intrasistémicos, como consecuencia
natural de una relación disarmónica que afecta el desarrollo. Es el precio a pagar por la

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diversidad de trayectos recorridos por el niño que fundan, igualmente, la riqueza de su


personalidad y de su individualidad.

UNIDAD III

ASPERGER (1944): PSICOPATÍA AUTÍSTICA

La psicopatía autística en la infancia es la conceptualización por Asperger como una


perturbación fundamental de las funciones expresivas e, incluso, del comportamiento total, lo
que provoca dificultades severas en el integración social. No obstante, en algunos niños ello
se ve compensado por un alto nivel de pensamiento original y experiencia. Por esto mismo,
el autor intentará demostrar la pertinencia de un tratamiento educativo excepcional que tome

OM
en cuenta sus dificultades, posibilitando que cumplan un rol social en la comunidad.

Si bien, señala Asperger, el término autista deriva de las conceptualizaciones de Bleuler


acerca de la esquizofrenia, él lo tomará en un sentido distinto. Primeramente, señala que en
la esquizofrenia el sujeto atraviesa una progresiva pérdida de contacto y tiene lugar una
desintegración de la personalidad; en cambio, los niños autistas no tiene contacto con los

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otros desde el inicio de la vida y conservan íntegra su personalidad, el único punto en que
ambas convergen es la clausura de las relaciones con el mundo, sólo existe él mismo.
Mientras se asemejan en su comportamiento impulsivo y grotesco, los pacientes
esquizofrénicos presentan un desequilibrio en la atención y falta de persistencia y objetivos
DD
perseguidos. En cambio, las personas con autismo se caracterizan por la repetición de una
actividad.

La personalidad autística es una entidad natural que persiste a través del tiempo, en la
temprana niñez hay dificultades en el aprendizaje de habilidades prácticas y en la adaptación
LA

social, lo cual causaría problemas de aprendizaje y de conducta, más adelante de trabajo y


rendimiento, y en la vida adulta conflictos matrimoniales y sociales. En estos niños, durante
la temprana infancia, la mirada no se fija sobre ninguna persona para establecer contacto,
aunque sí perciben su campo periférico de visión- Sus movimientos son constantes, aunque
estereotipados y sin valor expresivo. El lenguaje que desarrolla es poco natural, no dirigido,
FI

es hablado al vacío. Las capacidades que desarrolla el niño autista versan entre dos polos
opuestos, la producción espontánea y la imitación del conocimiento-habilidad de los adultos,
los niños autistas son capaces de producir ideas originales pero no pueden aprender de forma
mecánica, como leer y escribir, siguen su propio camino y el uso exclusivo de sus
procedimiento inventados. Ésto, también, dificulta su desempeño escolar dado que son muy


sensibles a los estímulos externos, la instrucción escolar sería un estímulo que interrumpe su
desempeño ritualizado. Los niños solo pueden aprender con la ayuda de reglas y leyes
elaboradas, no por imitación. También se presentan dificultades para comer y dormir.

En cuanto a su aspecto afectivo, el niño autista los impulsos están frecuentemente


perturbados. En su sexualidad, tienen un débil impulso y no desarrollan una sexualidad
normal, aunque durante la infancia se hallan signos de actividad masturbatoria. Asimismo, se
hallan rasgos sádicos, los sentimientos de culpa y vergüenza están ausentes. Los niños
autistas siguen sus deseos, intereses e impulsos espontáneos, sin tener en cuenta
restricciones o prescripciones impuestas desde el afuera, así como tampoco tienen una
actitud adecuada hacia sus propios cuerpos, por lo que no es posible enseñarles
requerimientos de limpieza y cuidado físico. Por ello, Asperger afirma que los niños autistas

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no deben ser entendidos únicamente en cuanto a sus emociones pobres, desde lo


cuantitativo, sino que aquello que caracteriza a los niños autistas es de carácter cualitativo,
una disarmonía en la emoción y disposición para la acción, un estado de ánimo
exagerado, tiene contradicciones que le dificultan su adaptación social.

Si bien lo constitucional de la psicopatía autística fue confirmado, es hereditaria. Asperger


sostiene que ello no agota otros modos de explicación ya que no se conoce si el rasgo
constitucional es dominante o recesivo. Asperger afirma que la personalidad autística es
una variación extrema de inteligencia donde se encuentra altamente desarrollada la
abstracción en relación a lo concreto. Para el autor, la mayoría de los sujetos autistas puede
alcanzar un excelente desempeño en el trabajo, desarrollando habilidades compensatorias

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para equilibrar sus deficiencias, valiéndose de cierta integración social: incluso las personas
anormales pueden ser capaces de desarrollo e integración si se acompaña de una forma de
educación dedicada y amorosa.

Para ejemplificarlo, Asperger muestra cuatro casos; Fritz muestra una alteración muy severa
de la integración social, estando también sus adquisiciones motoras retrasadas. No obstante,
aprendió a hablar muy tempranamente, aprendió a expresarse con oraciones y pronto

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hablaba como un adulto. Presentaba movimientos y hábitos estereotipados. La familia
materna es muy intelectual, la madre durante su infancia era parecida a él, extraña y solitaria.
El niño tenía la mirada dirigida al vacío, no jugaba en grupo, pero tampoco con sí mismo, no
DD
sabía qué hacer con los juguetes, le causaba placer arrojarlos abajo de la cama por el ruido
que hacían. Tenía, también, acciones maliciosas con otros, las cuales parecían calculadas
(una afirmación polémica y criticada). Desde lo afectivo, era imposible saber qué podía hacer
reir y qué podía enojarlo, era imposible saber qué sentimientos constituían las bases de sus
actividades estereotipadas. Fritz podría ser diagnosticado como un caso de esquizofrenia
LA

infantil por ciertos rasgos, como el contacto limitado, el comportamiento automático y las
estereotipias, pero no se presentan en él signos de deterioro progresivo, ni se encuentra el
típico inicio agudo de síntomas floridos de la esquizofrenia, como las alucinaciones, ni ideas
delirantes.

Harro, por su parte, se presentan los aspectos positivos del autismo de una forma más obvia,
FI

la independencia del pensamiento, experiencia y habla. A sus 8 años y medio fue derivado
de la escuela, en ella no hacía lo que le pedían, gateaba por el piso de la escuela, luchaba
con otros. Era extremadamente sensible a las bromas, aunque a veces él mismo provocaba
las burlas. Tenía, generalmente, una manera muy adulta de expresarse, y presentaba


dificultades para el aprendizaje mecánico, característica típica del autismo.

Ernst de 7 años y medio fue derivado por la escuela por mala conducta y problemas de
aprendizaje. Previamente había tartamudeado, pero una vez que pudo hablar, usaba
expresiones similares a las de un adulto. Era muy detallista, ciertas cosas debían estar
siempre en el mismo lugar y ocurrir del mismo modo, de lo contrario hacía una “gran escena”.
Era un niño agresivo, que pellizcaba y empujaba a los demás, las rtas que daba eran mejores
cuando tenían que responder espontáneamente que cuando tenía que reproducir material
aprendido o hacer algo de forma prescripta.

Hallmunth sufrió asfixia severa al nacer y fue resucitado, pero tuvo convulsiones de pequeño.
Su desarrollo estuvo demorado, era muy gordo, su salivación estaba incrementada. Sonaba
muy inteligente cuando hablaba, usaba palabras inusuales, incluso poéticas. La historia

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médica mostraba una causa orgánica o apuntaba a eso, y por ello podría llegarse a la
conclusión de que hay casos donde un desorden orgánico puede resultar en un cuadro muy
similar al cuadro del desorden de personalidad autístico de origen constitucional.

KANNER: PERTURBACIONES AUTÍSTICAS DEL CONTACTO AFECTIVO (1943)

Para Kanner, el autismo se corresponde con una incapacidad biológica para relacionarse
con otros, análoga a las minusvalías físicas. Los considera diferente a la esquizofrenia dado
que en ésta tomaba al menos dos años el retiro del mundo de los objetos, se apartan del
mundo del que formaron parte, mientras que en el autismo el retiro se presenta desde el
origen, comprometiéndose gradualmente a acercarse al mundo en que se sintieron extraños.

OM
También es diferente de la sordera dado que en el autismo, si bien no se atiende a las
palabras, si se lo hace a los ruidos. Y, es diferente de la debilidad ,mental porque la falta de
interacción social, en ocasiones, se acompaña de una buena ejecución en otras áreas como
el cálculo, la memoria, el manejo de objetos, etc.

Para esquematizar ello que Kanner llama Síndrome Autista, expone 11 casos donde
especifica los rasgos esenciales comunes. El desorden fundamental es la incapacidad

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para relacionarse de forma normal con las personas y situaciones desde el comienzo
de la vida, al punto que en un primer momento sus padres los definen como “autosuficientes”.
Desde el principio se presenta una soledad extrema, donde el contacto físico directo,
DD
movimientos o ruidos que amenazan romper la soledad, son tratados como inexistentes o
sentidos dolorosamente como una inferencia penosa. Casi todas las madres de estos niños
recordaron el fracaso de ellos para asumir una postura anticipatoria para ser cogidos, así
como tampoco lograban ajustar su cuerpo a la postura de quien lo sostiene hasta los 2 o 3a.

De los 11 casos, 8 niños adquirieron la habilidad de hablar a la edad normal o con algún
LA

retraso, mientras que 3 permanecieron mudos. Aquellos que adquirieron la capacidad de


hablar, el lenguaje empleado nos transmite significados a otras personas, se emplea para
nombrar objetos, dar adjetivos y enumerar de manera inespecífica. Asimismo, los niños
poseen una excelente memoria mecánica que, en conjunto con la incapacidad para el
lenguaje significado, condujo a que las frases que lograron formular fueran repeticiones de
FI

palabras oídas, ya sea de manera inmediata o emitido más tarde (ecolalia demorada). Se
presenta una dificultad para afirmar mediante “si” empleado como asentimiento la repetición
de preguntas; tampoco pueden cambiar las proposiciones de acuerdo a quien se dirigen, ni
formar partes espontáneas, aunque no presentan dificultades en el uso de plurales y tiempos


verbales. No hay significado flexible para las palabras, no pueden emplearse con un sentido
distinto al original. Se presenta una fijación pronominal, es decir, los pronombres personales
propios no tienen lugar desde el principio, sino que se repiten aquellos que fueron oídos en
los enunciados originales. cuando gradualmente hable de sí mismo en primera persona.
Hacia los 6 años prox, aparece el uso de pronombres personales propios, y la 3ra persona
para dirigirse a otros.

Los niños tienen una necesidad de no ser molestados, todo lo que llegue del exterior y
cambie su ambiente, representa una intrusión. Kanner sostiene que la comida es la
intrusión más temprana que llega desde el exterior, se rehúsa a comer, aunque luego lleva a
la rendición por parte del niño y de la ingesta de alimento con normalidad. También interpreta
como intrusión los ruidos fuertes y los objetos que se mueven, aunque no es ni el ruido ni el
movimiento aquello que teme, sino la amenaza potencial de estorbar su soledad.

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Toda la conducta del niño es monótonamente repetitiva, según Kanner, gobernada por un
deseo ansiosamente obsesivo por mantener la igualdad que nadie, excepto el propio niño,
puede romper. Su insistencia en la igualdad los lleva a molestarse ante la presencia de un
objeto roto o incompleto, exigiendo la igualdad también en la secuencia de los
acontecimientos, cualquier actividad debe completarse de principio a fin de manera en que
tuvo lugar originalmente. Tienen una buena relación con los objetos, les interesan y pueden
jugar con ellos alegremente durante horas, teniendo una gratificante sensación de absoluto
poder y control. Según Kanner, los niños sentían y ejercían el mismo poder sobre sus propios
cuerpos, con movimiento rítmicos acompañados de excitación, lo cual indicaría una
gratificación extática masturbatoria. Cuando están con otros niños, no juegan con ellos, no
mantiene contacto corporal, facial ni verbal y no participan en juegos competitivos. Si bien

OM
rápidamente se familiariza con los nombres de los niños de un grupo, y otros detalles se
aparta y permanece solo.

La mayoría de estos niños fueron considerados en algún momento como de débiles mentales,
aunque todos poseen buenas potencialidades cognitivas y eran muy hábiles para la
coordinación muscular más fina. Ellos, también, provenían de flias muy inteligentes, de padres

.C
poco cálidos, algo que Kanner se pregunta si tendrá influencia en el síndrome.

Uno de los casos más llamativos es el de Donald, tuvo un nacimiento y lactancia normal.
Antes de los 2a tenía una memoria inusual para las caras y los nombres, con pronunciación
DD
clara, y rápidamente aprendió el alfabeto y a contar hasta 100. Los padres observaron que
no hacía preguntas ni las respondía, que era más feliz cuando se lo dejaba solo, sin llorar
pidiendo por su madre, y también le eran indiferentes las visitas de los fliares. En ese mismo
momento, desarrolló la manía de hacer girar bloques y otros objetos redondos, que lo hacía
olvidarse por completo de aquello que lo rodeaba. La mayoría de sus acciones eran
LA

repeticiones, llevadas a cabo exactamente de la misma forma en que se realizaron en el


momento original, incluyendo también rituales verbales que desarrollaba a lo largo del día.
Hablaba en 3ra persona, y las palabras tenían para él un significado específicamente literal e
inflexible (por ej cuando quería bañarse enunciaba ¿quieres bañarte? del modo en que lo
había escuchado originalmente), parecía ser incapaz de generalizar, de transferir expresiones
FI

a otras situaciones. El desorden fundamental es su incapacidad para relacionarse de forma


normal desde el comienzo de su vida, no prestarle atención a las personas que rodeaban,
cuando entraba a una habitación se dirigía inmediatamente a los objetos. Los padres de
Donald lo enviaron a una granja, donde la pareja de granjeros que lo cuidaba logró encontrar
objetivos para la estereotipia del niño. Aprobó sus estudios universitarios y, hacia los 70,


trabajaba como cajero en un banco. Su hobbie principal es el golf, deporte en el que ha


ganado seis trofeos. Participa poco en las conversaciones y no muestra ningún interés por el
sexo opuesto.

Años después, Kanner publica un artículo donde relata qué fue de los niños de esta primera
conceptualización del síndrome autista infantil 30a después. En él denota un gran abanico de
evoluciones que versan entre el deterioro completo hasta la adaptación profesional asociada
a una adaptación limitada pero suficientemente buena.

A partir de ello, plantea que si los niños hubiesen conocido un destino mejor en un ambiente
diferente, así como otro elemento actualmente no determinado, pudiera tener una influencia
en el síndrome en distintos grados. Al momento en que escribe Kanner, no se han podido

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encontrar un entorno terapéutico, un método, un medicamento que haya aportado a todos los
niños autistas resultados durables y una mejoría idéntica o similar.

KANNER: AUTISMO INFANTIL TEMPRANO (1956)

Cuando escribe este artículo, el autismo infantil temprano es un síndrome reconocido como
entidad clínica, la experiencia con material clínico mayor logró aislar dos rasgos que siempre
deben estar presentes: aislamiento extremo e insistencia obsesiva en la preservación de
la igualdad, mientras que las vicisitudes del desarrollo del lenguaje podrían considerarse
como derivados de la perturbación básica de la relación humana.

El término autismo infantil es empleado ampliamente, aunque no siempre de forma apropiada,

OM
por lo que su especificidad, aunque aceptada, tiene diferencias en cuanto a la asignación
diagnóstica. Desde el punto de vista clínico, Kanner distingue entre los niños que han
aprendido a hablar (5a aprox) y aquellos que carecen de lenguaje con valor comunicativo.
Entre aquellos que pueden hablar, una gran parte (cerca de la mitad) han hecho algún ajuste
escolar y participan, limitadamente, de la vida social de la comunidad. Mientras que entre los
no hablantes, 1/20 han desarrollado lenguaje y estan llevando a cabo una mediocre

.C
adaptación en una escuela protegida, mientras el resto se encuentra en instituciones o
permanecen en sus hogares, con funcionamiento equivalente al de un retraso mental severo.

A partir de los datos obtenidos, Kanner afirma que una recepción empática y tolerante por
DD
parte de la escuela constituye un factor significativamente útil; la aceptación escolar de un
comportamiento que en otros contextos provoca rechazo, constituye una experiencia
terapéutica. Exhaustivos exámenes psiquiátricos no han detectado en los niños algo más que
anomalías físicas ocasionales y aparentemente no relacionados entre sí, mientras que las
detalladas historias clínicas del embarazo, parto y desarrollo, tampoco detectaron algún
LA

patrón consistente de complicaciones patológicas. Para Kanner, uno de los rasgos más
asombrosos de las historia clínicas sigue siendo el porcentaje de niños provenientes de
medios fliares altamente inteligentes, obsesivos, y fríos emocionalmente, muchos eran
profesionales que habían sobresalido en sus respectivos campos. No obstante, alrededor del
10% de los padres no cumplen con el estereotipo, y debe tenerse en cuenta además a
FI

aquellos que han criado a otros niños normales, o no psicóticos.

Si bien en la flia típica del niño autista pueden darse pocos ejemplos de calidez y afecto, este
factor no es suficiente en sí mismo para determinar su aparición. Se ha postulado que el
comportamiento “aberrante” de los niños es el principal responsable de las dificultades


personales de sus propios padres frente a un niño que no responde. Para Kanner, el autismo
infantil temprano es un trastorno psicobiológico total que exige un estudio comprensivo de
la disfunción en los niveles de integración bio-psico-social.

MAHLER: LOS PRELUDIOS DEL PROCESO DE SEPARACIÓN-INDIVIDUACIÓN

Para Mahler, el nacimiento psicológico del sujeto no coincide con el nacimiento biológico, sino
que se produce en el momento en que el sujeto puede concebirse como diferente del objeto.
Así, conceptualiza un momento primero, fase autística, el segundo, la fase simbiótica, y luego
el proceso de separación-individuación, que inicia en la diferenciación y culmina con la
constitución de la noción de objeto. La separación se relaciona con la función de objeto, con
la construcción del sujeto como diferente; la individuación es la construcción de ese ser, de

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esa representación de sí mismo. En los 60 elabora su teoría del desarrollo normal y, entonces,
reformula los conceptos anteriores de autismo y psicosis simbiótica.

La Fase Autística Normal presenta una relativa ausencia de catexia de los estímulos
externos. Es el período en que se observa con mayor claridad la barrera que se opone a los
estímulos, la falta innata de rta a los estímulos externos. El infante pasa la mayor parte del
día en un estado de semisueño y semivigilia, se despierta cuando el hambre u otras tensiones
provocadas por necesidades lo hacen llorar. Predominan procesos fisiológicos, es la
maternación lo que saca gradualmente al infante de su tendencia innata a la regresión
vegetativa. En términos de E libidinal, debe ocurrir un desplazamiento progresivo de la libido
desde dentro del cuerpo hacia su periferia. Durante las primeras semanas de la vida

OM
extrauterina prevalece un estadio de narcisismo primario absoluto, marcado por la falta de cc
del infante respecto de la existencia de un agente alternante. Este es el estadio denominado
autismo normal, el cual es seguido por un estadio de oscura cc de que uno mismo no puede
proveer la satisfacción necesaria, sino que proviene de algún lugar fuera de sí mismo
denominado omnipotencia alucinatoria condicionada. La tarea de la fase autística es el logro
del equilibrio homeostático del organismo dentro del nuevo ambiente extrauterino.

.C
A partir del segundo mes, una oscura cc del objeto que satisface las necesidades marca el
comienzo de la Fase de Simbiosis Normal donde el infante se comporta y funciona como si
él y su madre constituyeran un sistema omnipotente. La caparazón autística que excluye los
DD
estímulos externos comienza a resquebrajarse. La necesidad que el infante tiene de su madre
es absoluta, la necesidad que la madre tiene del infante es relativa siendo el rasgo esencial
la fusión somatopsíquica omnipotente, alucinatoria o delusiva con la madre, y la ilusión de
que existe un límite común entre dos individuos físicamente separados. Este es el mecanismo
al que regresa el yo en casos de perturbación grave de la individuación y desorganización
LA

psicótica. La fase simbiótica normal marca la capacidad filogenética del SH para investir
a la madre dentro de una unidad dual a partir de la cual se forman todas las relaciones
humanas siguientes.

En lo que respecta a la FASE DE SEPARACIÓN-INDIVIDUACIÓN se compone de varias


subfases. La primera de ellas es la de diferenciación y desarrollo de la imagen corporal
FI

que tiene lugar alrededor de los 4-5me, durante la simbiosis; en ella se presentan fenómenos
conductuales que mostrarían el comienzo de la ruptura de esa unidad tales como tirar del
cabello-orejas-nariz de la madre, comenzando a diferenciar el cuerpo propio del de la madre.
La segunda, de ejercitación locomotriz amplía el mundo del niño, comenzando con el gateo.


Esta expansión está sutilmente relacionada con la madre como centro del universo del niño
del cual se va apartando gradualmente hacia círculos cada vez más amplios, a menudo tan
absorbido en sus propias actividades que por largos períodos de tiempo parece olvidado de
su presencia. Sin embargo, vuelve periódicamente a ella, pues parece necesitar cada tanto
su proximidad física. Con el estímulo de la funciones autónomas, especialmente la
locomoción vertical, el deambulador da el paso máximo en la individuación humana. El
narcisismo alcanza su nivel máximo, hay un gran investimiento en sus propias funciones, su
propio cuerpo y los objetos de su realidad en expansión.
La tercera, acercamiento comienza a los 15me cuando la madre se transforma en una
persona con la cual el deambulador desea compartir sus descubrimientos del mundo cada
vez más amplio. Junto a la cc de separación, el niño comienza a comprender que los deseos
de su madre no son de ninguna manera idénticos a los suyos, y viceversa. Alrededor de los
18me se produce una crisis de acercamiento, tienen lugar conflictos que parecen centrarse

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en el deseo de estar separado y ser grande y omnipotente, por un lado, y hacer que la madre
satisfaga mágicamente los deseos sin tener que reconocer que tenía ayuda del exterior.
Predomina una insatisfacción gral, se caracteriza por un deseo alto de alejarse y aferrarse a
la madre a la vez. Alrededor de los 21me aparecen las soluciones a esa crísis de
acercamiento, se encuentra una distancia óptima respecto de la madre.
La siguiente subfase de la separación-individuación es la de consolidación de la
individuación y comienzos de la constancia objetal emocional.

Las funciones autónomas del yo, entonces, se desarrollan según un plan de maduración,
llamada “autonomía primaria”, mientras otras funciones nacen a partir del conflicto pulsional
regidas por la r o. El yo rudimentario del niño debe ser complementado por los cuidados de

OM
la madre quien organiza su vida y amortigua los efectos desbordantes que no puede dominar.

En cuanto a las psicosis infantiles, la hipótesis es que el niño se esta imposibilitado de usar a
este compañero humano como orientador, siendo los distintos tipos de psicosis entendidos
como distorsiones psicopatológicas del normal desarrollo del yo y de sus funciones dentro de
una relación primaria. El fracaso implica una fijación y una regresión a la fase autística,
creando un círculo vicioso de la relación patogénica madre-hijo, donde la madre no es

.C
percibida como representante del mundo exterior, estimulando a la madre a reaccionar hacia
el niño en formas dañinas en su intento por separarse.
DD
LAURENT: LA BATALLA DEL AUTISMO, DE LA CLÍNICA A LA POLÍTICA

CAP 1
El autor hace un recorrido histórico acerca de la conceptualización del síndrome autístico,
refiriéndose a él como handicap autista. Relata que tanto en EEUU como en Inglaterra, desde
las terapias conductuales y educativas proponen la movilización de los padres y los niños,
LA

que exige una máxima inversión, tanto en lo financiero como en lo relacional. En estos casos,
las familias estan rodeadas por vecinos y otros agentes externos que destacan los cuidados
del niño como tarea heroica. Ello genera que el niño ocupe el lugar del objeto
fantasmático, alienando en él todo acceso de la madre a su propia verdad, dándole
cuerpo, existencia, e incluso la exigencia de ser protegido.
FI

Un sujeto no deja de ser sujeto aunque su cuerpo sufra un handicap, por lo cual el
psicoanalisis tiene una oportunidad de adaptarse sin apelar a la dicotomia psicogénesis-
somatogénesis. Laurent toma a Lacan al afirmar que el psicoanalisis NO supone una
psicogénesis de las enfermedades mentales, por el contrario, es la importancia del cuerpo


para todo ser hablante, que haya algo biológico en juego no excluye la particularidad del
espacio de constitución del sujeto. Por ello, la aplicación del psicoanalisis en el autismo no
depende de las hipótesis etiológicas sobre su fundamento orgánico para plantear propuestas.
Y, simultáneamente, es importante que las instituciones de orientación psicoanalítica que
trabajan con autismo brinden un lugar a los padres, donde puedan elaborar su propia verdad
subjetiva, empleando formas de desculpabilizar reconociendo la particularidad de un
sufrimiento sin hacer de él una identificación comunitaria, sin anularlo mediante referencias a
la causa “natural” carente de relación con el sujeto hablante.

CAP 2
Para plantear los fundamentos que esbozaron el abordaje psicoanalítico del autismo, Laurent
expone la clínica de Rosine y Robert Lefort, que tuvieron como guía la categoría Real en la

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enseñanza de Lacan. Para Robert Lefort el niño psicótico no debía ser abordado sólo a partir
de lo imaginario (el juego), sino mediante el anudamiento particular de lo simbólico y lo real.
Hacia finales de los 60, junto a Mannoni, crea la Escuela Experimental, que no hacía énfasis
en el injerto de un orden simbólico (ley), sino en el acontecimiento imprevisto, ofreciendo
aperturas al exterior. La institución, entonces, debe permanecer atenta al encuentro con lo
nuevo, concibiéndose como un lugar de repliegue dado lo doloroso o peligroso que puede
resultar ese contacto.

En la primera obra de los Lefort, “El nacimiento del Otro”, dilucidaban de un modo nuevo las
consecuencias que supone la presencia de lo simbólico en el mundo del sujeto, lo simbólico
que “ya está siempre ahí”: el Otro puede estar ahí y, al mismo tiempo, no tener existencia

OM
para un sujeto, siendo designado como “el Otro que no existe”. A través de los trabajos
de los Lefort transita el significante solo, aislado, el S1 desprendido de la articulación con S2,
lo cual va en contra de la lingüística saussureana (S1-S2 para obtener una significación). La
cura, entonces, permite producir una reflexión, permite el paso a lo reverso de lo real, del lado
de la nominación. Lacan dice que el sujeto se nombra en un “bautismo” del que el Otro se
hace el destinatario, el niño se nombra. La dirección de la cura se erigirá sobre el vacío que

.C
generen esas palabras iniciales, hacia la búsqueda de distintas palabras que le permitan
armar una cadena de sentido. Los Lefort seguían una indicación dada por Lacan en sus
inicios sobre la posición autística que sostiene que el niño autista alucina, hay una
inmersión de lo simbólico en lo real, tomando al niño en un nivel mínimo en el que el
DD
cuerpo aparece como un cuerpo de significante.

En el autismo no se encuenta lo especular ni hay división del sujeto, sino un doble con el que
el autista se encuentra en cada otro, su semejante, cuyo peligro más agudo es la inminencia
de su goce y la necesidad de matar en él a esa parte que el lenguaje no ha eliminado para
LA

que se funde una relación con el Otro como terraplén limpio de goce. Esta necesidad es la
fuente de la exaltación pulsional del autista, de la destrucción-autodestrucción como
satisfacción-goce de la pulsión, la pulsión de muerte. El esfuerzo del sujeto autista se
inscribe como esfuerzos por subjetivar aunque solo puede interpretar la lengua de un
modo reducido a sus reglas, por su imperiosa necesidad de que las cosas obedezcan a un
FI

orden absoluto, inmutable y repetitivo, sin interrupción.

En lo que respecta a la relación que establece con ciertos objetos, el cuerpo del sujeto se
encuentra en una relación de pegamiento incesante con ese objeto de goce fuera del cuerpo,
un objeto al que se pega pero también rechaza. Un caso especial son los objetos que bordean


el cuerpo, como las prendas de vestir, que para el sujeto autista son pieles que se quitan de
su cuerpo. De esta manera, un objeto fuera del cuerpo integra poco a poco el cuerpo,
quedando encerrado en el interior de su montaje de cuerpo.

Para Maleval, la palabra puede adquirir una dimensión de objeto, parte del objeto-voz como
portador de la marca de singularidad que el sujeto autista no soporta. El sujeto autista vive
la emisión de la palabra como una mutilación, hablar es vaciarse o vaciar el cerebro,
hay una disociación entre la voz y el lenguaje. El uso del lenguaje supone consentir a la
existencia de un lugar, el del Otro, “limpiado de goce” lo que constituye la falta de su garantía.
El sujeto autista esta aterrado como para consentir a incorporar la voz como alteridad de lo
que dice. En el cuerpo del autista se han suprimido todos los órganos posibles de intercambio,
por lo que la fragmentación del cuerpo solo es superable por el encierro en si mismo, sin el
trayecto de la pulsión, evitando la experiencia de castración.

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Desde el psicoanalisis, entonces, lo importante será proponer un partenaire al sujeto autista,


el soporte de un objeto, que lo conduzcan a desprender un objeto del cuerpo del analista. Ese
objeto entrará en una serie de sustituciones para construir los rudimentos de una metonimia,
un deslizamiento de un objeto a otro.

MALEVAL: DE LA PSICOSIS PRECOCÍSIMA AL ESPECTRO DEL AUTISMO

Una vez planteado el concepto de “esquizofrenia del niño” por Bleuler en los 30, comenzaron
a concebirse patologías infantiles que, aunque emparentadas, se distinguen de ella. Tanto
Kanner como Asperger elaboran cuadros clínicos parecidos bajo el nombre de “autismo”
teniendo como referente a la clínica.

OM
Para Kanner, el autismo infantil precoz es un síndrome cuyos indicadores diagnósticos son
la soledad y la inmutabilidad, y su rasgo patognomónico es la inaptitud para establecer
relaciones normales y reaccionar a situaciones sociales de modo normal desde el nacimiento.
El contacto directo, un movimiento o un ruido son experimentados como amenaza de quiebre
de su soledad, o bien pueden ser ignorados. Cada elemento aportado por el exterior, cada
uno que cambie su entorno, representa una intrusión insoportable. Al relacionarse con otros,

.C
no se interesa en establecer contacto y, en caso de hacerlo, tiene relaciones fragmentarias,
incluso con sus padres cuya ausencia no lo inmuta o siquiera la nota. Mientras que su
comportamiento se caracteriza por una voluntad ansiosa y obsesiva de inmutabilidad que sólo
DD
puede romperse por el niño, desarrollándose todo del modo en él los conoció originalmente.

El síndrome descrito por Asperger se caracteriza por un contacto perturbado aunque


superficialmente posible con niños inteligentes que muestran como trastorno fundamental una
limitación de las relaciones sociales, pero Asperger no incluye dentro de los síntomas
principales a la inmutabilidad. Asperger observó a más de doscientos niños, y los casos que
LA

expuso trataban de niños de una edad media mayor alrededor de los 11 años.

La diferencia principal entre ambos síndromes, para la psiquiatría, reside en los trastornos del
lenguaje; en la descripción del síndrome de Kanner pocos alcanzaron el lenguaje, y algunos
de ellos continuaron mudos, mientras que lo descrito por Asperger aludía a niños con uso del
FI

lenguaje que, a pesar de no ser comunicativo, les permitia desempeñarse socialmente. Del
mismo modo, el pronóstico de Kanner fue menos optimista que el de Asperger, entre los
casos del primero solo dos de los niños lograron tener una vida más cercana a lo normal,
mientras que el segundo dió cuenta que su presentación los mantenia intelectualmente
intactos, pudiendo desarrollarse en ramas ligadas al pensamiento matemático.


Desde el psicoanálisis, Mahler desde la corriente genética annafreudiana, entiende al bebé


a partir de la ficción de un narcisismo primario donde el organismo estaría replegado sobre sí
mismo, es autosuficiente, se satisface a sí mismo de forma alucinatoria. El objeto materno,
entonces, se descubriría alrededor de los 3 meses en el inicio de la fase simbiótica formando
una unión dual con ella. El origen de la psicosis infantil se ubicaría en un fallo del proceso de
individuación, que puede darse de dos formas principales respecto al desarrollo del self, una
psicosis simbiótica y una psicosis autística. Ésta última aludiría al cuadro desarrollado por
Kanner, indicando una fijación o regresión hacia la primera fase de la vida extrauterina, cuyo
síntoma evidente es que la madre no sea percibida en absoluto como representante del
mundo exterior, dando lugar a una denegación alucinatoria de la percepción. Por ello, es

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considerada por los psicoanalistas como la patología más primitiva, se trata de una psicosis
precosísima.

Por su parte, Bettleheim considera que los niños con psicosis han sido sometidos a
condiciones extremas de vida de las cuales no pudieron sustraerse, su vida estaba
constantemente en peligro y no podía hacer nada sobre ello. La angustia del niño con autismo
para él está vinculada al peligro de muerte inminente. Su elaboración es totalmente contraria
a la de Mahler, ya que implica una respuesta autónoma por parte del niño respecto del
ambiente, ubicando a la madre como una parte de la experiencia de la vida, no lo único. Son
las insuficiencias de la relación con la madre y con el entorno las que se encuentran en el
origen de la psicosis autística, donde el niño es un sujeto comprometido en atemperar su

OM
angustia.

Desde del kleinismo, Meltzer afirma que el niño con autismo funciona desde el
desmantelamiento, una operación pasiva donde erran los diferentes sentidos internos y
externos, de modo que se aferra a los objetos más estimulantes en cada momento. Los
componentes sensoriales del self están disociados, induciendo la caída de la organización
mental, no tiene actividad mental. La relación al objeto del niño con autismo para Meltzer es

.C
sólo bidimensional, tiene lugar en la superficie, situada en el grado cero de la transferencia.

Frances Tustin, por otro lado, también habla del autismo como carencia de mentalización,
DD
pero recurre a mecanismos de protección contra la depresión primitiva o traumatismo oral
precoz, una pérdida de objeto (el pezón materno) sin previa representación, por lo que se
enfrenta a una angustia, no de castración, sino de aniquilamiento, dejando un agujero negro.
Ante ello, el niño con autismo es <<psicológicamente prematuro>> pero aún así se ha creado
un escudo de protección para impedir la repetición de la experiencia dolorosa, y emplea los
objetos para obturar el agujero negro.
LA

Hacia los 70, tuvo lugar en EEUU un cambio en el abordaje del autismo a partir del
descubrimiento de capacidades que contradecían la perspectiva deficitaria de Kanner y del
psicoanálisis. En éste momento se intenta a remedicalizar la psiquiatría de manera ateórica
en su etiología y se afianzan las ciencias cognitivas que intentan dar cuenta de aquello que
FI

el conductismo incluyó en “la caja negra” del psiquismo. En su publicación el DSM III (1980)
incluye al autismo entre los “trastornos globales del desarrollo” como un subtipo al
considerar su forma más típica y severa, y en 1987 el DSM III-R se considera un “trastorno
invasivo del desarrollo” donde el trastorno dominante es la dificultad de adquisiciones


cognitivas, lingüísticas, motrices y sociales. Estos cambios impactan directamente sobre el


tratamiento, despegándose un poco de la psiquiatría para vincularse más con la educación
especializada. De esta manera, el síndrome aislado de Kanner se convierte en la
descripción de las formas clínicas de un trastorno complejo, con manifestaciones
diversas y mal delimitadas, el espectro autístico, relacionado con un supuesto fenotipo
producto de las investigaciones de Folstein y Rutter. Como consecuencia, puede establecerse
una relación entre el síndrome definido por Kanner y el de Asperger, a partir de un pasaje
progresivo desde el autismo infantil hasta la patología de Asperger como un continuum sin
forzamiento.

En 1985 desde las corrientes cognitivistas llegan a la aproximación de que la falla principal
en el autismo alude a la incapacidad para forjarse una teoría de la mente, es decir, la
incapacidad de interpretar y predecir los actos de otros, ponerse en el lugar del otro para

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comprender cómo actúa (empatía). Llegaron a esa conclusión, entre otros, gracias a la
experiencia Sally-Anne, donde la gran mayoría de niños con autismo respondían dónde se
encontraba la canica en lugar de dónde Sally creía que estaba, manifestando un
funcionamiento transitivista, dotando al otro de un saber que él mismo posee. Sin
embargo, el transitivismo no es exclusivo del autismo (también se encuentra en la psicosis) y
no es común a todos los casos, hay casos de sujetos con autismo de alto nivel que pueden
representarse el pensamiento del otro como distinto del propio.

Desde los 70, distintos testimonios de personas con autismo gracias a los facilitadores o
métodos de comunicación afectiva han develado que el mundo interior en el autismo no está
vacío, la carencia de mentalización y el retraimiento no son sus características. Una de ellas,

OM
Temple Grandin ha expresado cómo fue de gran ayuda para ella las experiencias
pedagógicas improvisadas que llevaron a cabo sus padres y familia para lograr que tuviera
una vida lo más normal posible, dando así su apoyo a la perspectiva cognitivista del autismo.
Aunque, por otro lado, Birger Sellin como persona con autismo ha dado cuenta de la
omnipresencia del afecto de angustia para lo que la estereotipia le brindaba un
apaciguamiento, al menos de niño, colocandose más cercano hacia lo psicopatológico. De

.C
esta manera, los niños con autismo estarían dotados de capacidades cognitivas y de
simbolización, y de una gama de sentimientos. Si bien, el facilitador no implica en sí mismo
una terapéutica, es un acceso a la psicodinámica en el autismo precoz.
DD
Los Lefort sostienen la existencia de una estructura autista donde el Otro es un Otro real si
agujero, sin un objeto para extraer de él, imposibilitando cualquier relación transferencial, “o
destruyo al mundo o el mundo me destruye a mí”. La voluntad de goce se dirige al cuerpo
real del Otro para dividirlo.

Maleval, por su parte, propone captar la especificidad del autismo a partir de dos
LA

características principales, un trastorno de la enunciación (derivado de la carencia de


identificación primordial) y una defensa específica apoyada en un objeto fuera del cuerpo para
construir la matriz de un Otro de síntesis. Contrariamente a lo sostenido por los Lefort, Maleval
afirma que puede establecerse de forma duradera una transferencia sin caer necesariamente
en la destructividad. Hacia el s XXI, el autor considera que una de las principales dificultades
FI

que enfrenta el psicoanálisis para el abordaje del autismo reside en que éste término sigue
anclado en la esquizofrenia de Bleuler, que solo evoluciona hacia la psicosis. Mientras que la
resistencia a la noción del <<espectro del autismo>> sin tener en cuenta que, a pesar de ser
vaga y de límites difusos, proviene de la clínica, no de una teoría etiológica.


Dos nociones fundamentales para el abordaje desde el psicoanálisis son las de borde y el
doble; el borde es aquello que crea el niño con autismo para separar un “mundo tranquilo”
(interior, dominado por él) del mundo caótico (exterior) a partir de movimientos rítmicos,
presiones sobre objetos, cualquier estrategia que le sea útil para protegerse del Otro real
amenazante. Mientras que el doble no está en lo real, pero puede producir una separación
respecto del Otro completo, sin agujero. El doble es un objeto familiar bajo el dominio del niño
con autismo, ya sea una cosa propiamente dicha, un compañero, un semejante, es una forma
de defensa empleado para hablar y así defenderse de caer en el deseo del Otro. El objeto,
para Tustus, en el autismo es un precursor del objeto transicional de Winnicott, porque es
sentido como “totalmente yo”, son parte del cuerpo. La función del objeto autístico simple es
apaciguar un goce pulsional excesivo, es un goce autosensual, y el objeto autístico complejo

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aparta el goce del cuerpo del sujeto para localizarlo en un borde que es conexión con la
realidad social y no sólo barrera.

La existencia de una estructura autística, entonces, se desprendería de la constatación de un


espectro clínico, donde ciertos aspectos esenciales de la personalidad autística se mantienen
con el correr del tiempo. No obstante, al momento en que escribe Maleval, aún no se han
podido aislar las constantes esenciales que constituyan esa estructura original de
funcionamiento subjetivo. De cualquier manera, el sujeto tiene un saber esencial sobre su
forma de funcionamiento, es importante considerar lo que las personas con autismo dicen
de sí mismas.

OM
RIVIERE: TEORÍA DE LA MENTE Y AUTISMO

La teoría de la mente es la competencia que permite las formas más elaboradas, las pautas
más sutiles y específicas de comunicación y engaño en el hombre, al suponer que el otro es
poseedor de una mente, formando algunos patrones previsibles y permite aprender a
descifrar estructuras simbólicas en función de las intenciones comprendidas en el desarrollo
de los sistemas simbólicos complejos.

.C
Algunas investigaciones han asomado a una conceptualización del autismo como derivado
de un déficit concreto y específico de la teoría de la mente. En éstas, se ha trabajado
inicialmente bajo el “paradigma del engaño”, a través de la experiencia sally-anne donde los
DD
niños autistas no podían dar con la rta esperable, eran incapaces de representarse la creencia
falsa del personaje. Como, en un principio, se creía que ello podía deberse a lo abstracto de
la situación, se recreó una situación análoga actuada por los investigadores, que también
falló, y bajo la creencia de que quizás la ajenidad de los actores involucrados era la que
causaba la falla, se invitó a participar a las mismas madres de los niños autistas, pero también
LA

obtuvo resultados negativos. Resultados similares se obtuvieron en otras experiencias, tales


como la presentación de historietas, donde el sujeto debía acomodar los cuadros de modo tal
que formen un argumento coherente en tres aspectos,, mecánico-comportamental-
intencional. Los niños autistas tenían el mayor rendimiento en la HMecánica, un desempeño
igual al de los niños normales en la HComportamental, y un mal desempeño en la
FI

HIntencional, no comprendían la intención del dibujo.

Así se muestra que los niños con autismo muestran una especial incapacidad para inferir
estados mentales. El desarrollo de la TM, como competencia específica del dominio
psicosocial, no puede reducirse al desarrollo de otros dominios conceptuales y otras


competencias, sino que aparenta ser de carácter específico y relativamente independiente de


otras destrezas. A pesar del amplio fracaso en éstas pruebas, había un porcentaje de niños
con autismo que lograban resolverlas, aunque cuando se presentaban tareas que exigían
comprender que alguien se representa representaciones, fracasaban.

A lo largo de la vida, el niño debe aprender reglas distintas para el ámbito físico y el ámbito
psicológico, lo cual explicaría algunos aspectos de los desórdenes de los niños autistas,
considerando que se produce cuando fallan las formas normales de separar éstos ámbitos.
Para Riviere y Castellanos, los niños autistas sufren una “enfermedad de diferenciación”, no
pueden definir mundos mentales ni las interacciones, solo posee mecanismos de “inteligencia
fría”, no posee mecanismos especializados en lo social. Esta teoría del autismo en relación a
la capacidad mentalista explicaría las bajas correlaciones entre pautas comunicativas y

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destrezas sensoriomototas en niños normales, y las altas correlaciones entre comunicación


intencional y destrezas sensomotoras frías en niños con autismo. A pesar de estas
dificultades, Riviere afirma que ésto no provoca una “incomunicabilidad completa”, sino a
ciertas alteraciones y deficiencia del lenguaje y la comunicación.

Las pautas de dominación en el autismo son de tono imperativa, solo expresa deseos y
necesidades persiguiendo fines propios para cambiar su propio mundo físico, no para
compartirlas desinteresadamente. También le resulta de extremo difícil adaptarse a los
cambios dinámicos que se producen en una conversación y no calcula los estados mentales
del otro, por lo que podría incurrir en comentarios desagradables o inapropiados, a lo que se
le agrega la incapacidad para emplear formas deícticas por la literalidad de su lenguaje- No

OM
obstante, el autor distingue un indicador decisivo para el diagnóstico diferencial del autismo,
la carencia de pautas protodeclarativas en la primera infancia y declarativas más adelante,
destacando una presencia del tono imperativo no reconociendo la función informativa del
lenguaje.

RIVIERE: ¿CÓMO APARECE EL AUTISMO?

.C
En este artículo, el autor muestra los datos obtenidos en un estudio que se llevó a cabo para
dilucidar si existe un patrón prototípico en los informes retrospectivos que dan las flias acerca
de sus hijos con autismo. A partir de éste se llegó a aislar tres características que se rastrean:
DD
i) una normalidad aparente hasta los 8-9me acompañada de una tranquilidad expresiva,
interpretada por los padres como un rasgo temperamental del niño, no como una alteración
ii) ausencia de conductas de comunicación intencionada tanto para pedir como para declarar
entre los 9-10me con una paulatina pérdida de la intersubjetividad, conductas de relación
iii) limitación y ausencia del lenguaje, aparente sordera paradójica, ritualización de la
LA

actividad, oposición a cambios ambientales y ausencia de competencias intersubjetivas y de


ficción

En un segundo estudio se analizaron grupos de autismo, con retraso y espectro autista y


niños normales en cuanto a la normalidad, retraso motor, alteración social, sospechas de
FI

sordera, pasividad expresiva, conductas comunicativas, anomalías médicas y


neurobiológicas, trastornos en el parto y aspecto neonatal. En él se confirman la existencia
de un perfil típico de desarrollo del autismo, definiendo en el estudio anterior, y que éste
permite diferenciarlo de aquellos que presenten un retraso del desarrollo con rasgos autistas.
Los niños con retraso en el desarrollo ofrecían la impresión de que su desarrollo social era


anormal, y tanto el retraso motor como las alteraciones neurológicas son más frecuentes en
ellos que en los niños con autismo. Entre los niños normales y con autismo no había
demasiadas diferencias en cuanto a lo motor ni en su aspecto neonatal, pero los segundos
provocaban sospechas de anomalías hacia el 1er año de vida en cuanto al eje de desarrollo
social, falta de atención, mayor tranquilidad y la carencia de comunicación.

A partir de estas investigaciones, Riviere diferencia tres fases o estadios del desarrollo. La
primera sería la Fase Perlocutiva que se extienda durante los primeros 8-9me, dominada
por el primer sistema de atención donde, aunque no se reconozca una comunicación
intencionada, aparecen patrones de relación intersubjetiva primaria y de vinculación, pero no
resulta posible distinguir las anomalías. La segunda sería la Fase Ilocutiva que comienza los
9me donde aparece la comunicación intencionada, y toda la conducta del niño se hace más

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estratégica y propositiva, comienza a desarrollarse un “segundo sistema de atención” que


permite la emergencia de pautas de atención sostenida conjunta. Entre 9-18me se expresan
pautas de comunicación destinadas a cambiar el mundo, protoimperativos, o cambiar el
mental, protodeclarativos. Y, la tercera etapa llamada Fase Locutiva que comienza a los
18me, tiene lugar una inteligencia representacional, se elaboran estructuras lingüísticas que
implican la creatividad formal por parte del niño, viéndose a sí mismo como un agente que
actúa sobre el medio, y da lugar a emociones del yo como el orgullo y la vergüenza.

En la última etapa conceptualizada por Riviere es donde se vuelve más evidente el cuadro de
autismo, a partir de marcadores clave: ausencia de gestos comunicativos protodeclarativos,
falta de miradas de atención conjunta y falta de juegos de ficción. Riviere afirma que los

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indicadores no aparecen de forma súbita, sino que se sitúan en un continuo diacrónico de
alteraciones, las anomalías más frecuentes que se observan en las historias de los niños con
autismo entre los 6-60me deben ponérselas en relación con diferentes momentos del
desarrollo del lenguaje y la comunicación, la interacción social y la imaginación en la
ontogénesis del niño normal. A partir de ello, afirma que el autismo ofrece la impresión de
ser una alteración de los procesos de ontogénesis de capacidades humanas cuyo

.C
desarrollo crítico se da entre 8-9me. La idea de un desarrollo dinámico donde funciones
psicológicas se incorporan a sistemas funcionales a lo largo del desarrollo y se pierden
cuando no pueden incorporarse es la hipótesis principal del autor, donde el autismo será una
muestra dramática del proceso alterado.
DD
UNIDAD IV

AAMR: DEFINICIÓN, CLASIFICACIÓN Y SISTEMAS DE APOYO

La 9na edición del libro de trabajo del AAMR constituyó un hito en la definición del retraso
LA

mental, en tanto se diferenciaba en anteriores definiciones en cuatro sentidos: i) el retraso


mental es concebido como un estado de funcionamiento; ii) describe sistemas de apoyo que
requieren las personas con retraso mental; iii) representa un cambio de paradigma de acuerdo
a la interacción del sujeto con un funcionamiento limitado y el ambiente; iv) amplía el concepto
de conducta adaptativa. La edición con la que trabajamos, del año 2002, más allá de brindar
FI

una definición, crea un sistema para el diagnóstico, clasificación y planificación de


apoyos para personas con RM centrándose en un modelo teórico multidimensional que
considera todos los aspectos del individuo, capacidad intelectual - conducta adaptativa - salud
- relaciones con el ambiente.


El RM es una discapacidad caracterizada por limitaciones significativas en el funcionamiento


intelectual y en la conducta adaptativa, manifiesto en las habilidades adaptativas,
conceptuales, sociales y prácticas. Esta discapacidad comienza antes de los 18a, entendida
como un problema significativo de funcionamiento caracterizado por la presencia de
problemas en las posibilidades de desempeño (deficiencia), la capacidad de desempeño
(limitaciones de actividad) y en la oportunidad de funcionar (restricciones en la participación).

El modelo multidimensional sobre el que se erige esta definición describe al individuo a lo


largo de cinco dimensiones que comprenden aspectos suyos y del mundo en que vive,
teniendo en cuenta a la persona - el ambiente - los apoyos de la persona. La primera de estas
dimensiones son las Capacidades Intelectuales aludiendo a la inteligencia como capacidad
gral, amplia y profunda que permite comprender el entorno, y por ello debe considerarse a

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partir del cálculo del CI y en relación a las otras dimensiones. Las limitaciones significativas
en el funcionamiento intelectual refieren a la inteligencia, entendida como capacidad mental
gral que incluye razonamiento - planificación - solución de problemas - pensamiento abstracto
- comprensión de ideas complejas - rapidez de aprendizaje - aprendizaje a través de la
experiencia. La dimensión de la Conducta Adaptativa incluirá al conjunto de habilidades
conceptuales-sociales-prácticas que han sido aprendidas por las personas para funcionar en
su vida cotidiana, por lo cual sus desviaciones aluden a desempeños por debajo de la media
en alguno de sus componentes conceptual-práctico-social. La tercera, de Participación,
interacción y roles sociales alude a las posibilidades de participar socialmente y asumir un
rol social valorado en el entorno donde habita la persona con RM, los grados de implicación
en situaciones vitales reales. Otra dimensión será la de Salud entendida como un estado de

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completo bienestar físico, mental y social, teniendo en cuenta que en las personas con RM
los efectos de la salud física y mental en el funcionamiento puede ser muy facilitadoras o muy
inhibidoras. En lo que refiere a la etiología del RM, se considera compuesta por factores de
riesgo biomédicos, sociales, conductuales y educativos que pueden afectar tanto a las
personas con RM como a sus padres, lo que implica una causación intergeneracional,
pudiendo presentar efectos sobre generaciones venideras. Por ello, se plantean tres niveles

.C
de prevención; primaria, acerca de la prevención de la condición que originaria RM,
secundaria acerca de las acciones que impida que una condición existente origine RM, y
terciaria que implica acciones para reducir la severidad de las deficiencias del funcionamiento.
DD
Y, la última dimensión, Contexto, implica tres niveles diferentes; microsistema o entorno
social inmediato, mesosistema o la comunidad y barrio, y macrosistema como el sistema más
amplio.

En el sistema de evaluación que se incluye en esta edición del 2002, se incluye diagnóstico-
clasificación-planificación de apoyos. Para ello, se servirán de pruebas de CI, escalas de
LA

conducta adaptativa y edad de aparición documentada, estableciendo este diagnóstico por


dos desviaciones tìpicas por debajo de la media. El objetivo de la clasificación es determinar
herramientas adecuadas que incluyan intensidad de apoyo o niveles de conducta adaptativa.
Para la planificación de apoyo el principal propósito será incrementar resultados personales
en relación a la independencia y participación en la comunidad, estableciendo no solo
FI

intensidad de apoyos, sino también elementos de un programa educativo personalizado.

INHENDLER: DIAGNÓSTICO DEL RAZONAMIENTO EN LOS DÉBILES MENTALES

Inhendler cree que el desarrollo mental debe analizarse en toda su complejidad afectiva. Para


ello, resulta central el concepto piagetiano de operación, una acción que llega a ser reversible
en un sistema de acciones semejantes y mutuamente componibles. Se constituye un sistema
de relaciones de operaciones llamadas “agrupamientos” y su criterio de aparición está dado
por una noción de conservación de la materia, peso o volumen. A partir del mecanismo de
desarrollo de la operación, Inhendler tiene como hipótesis que los retrasos y las anomalías
serían retrasos o fijaciones en la elaboración de las operaciones y sus agrupamientos,
y un método concebido en el análisis de los agrupamientos operatorios de los niños normales
en relación a hábitos de inteligencia verbal y escolar, podría aplicarse a las investigaciones
diagnósticas e incluso al pronóstico en el campo de la debilidad mental.

A través de sus investigaciones, la autora ha discernido una categoría distinta al retraso, la


Debilidad Mental, una forma de pensamiento donde se llegan a las operaciones concretas,
los agrupamientos definidos que implican manipulaciones; no obstante, este nivel operatorio

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está inacabado, por lo que se encuentra en un estado de falso equilibrio. Lo operatorio


inacabado le da el carácter de débil, las operaciones y sus agrupamientos no solo pertenecen
a la estructura del pensamiento, son una realidad viviente y significativa respecto al
dinamismo del desarrollo concreto.

La autora sostiene que la distinción entre imbécil y débil mental, y la de débil mental y
retrasado son muy delicadas. Las pruebas clínicas de aprendizaje y de adaptación
suministran los índices de desarrollo global, pero ellas en su mayoría están orientadas hacia
adquisiciones mnésicas, los procesos afectivos y la inteligencia práctica, por lo que la autora
sugiere agregar pruebas diagnósticas del razonamiento. Al hablar de debilidad mental,
Inhendler se interesó por los débiles de edad escolar donde supone que se puede esperar

OM
una sistematización de los diversos índices permitirá determinar un síndrome de debilidad,
extrayendo síntomas precisos; el razonamiento débil está caracterizado por una construcción
operatoria inacabada, capaz de razonar por operaciones concretas pero sin alcanzar las
operaciones formales.

En el razonamiento débil, puede coexistir nociones de niveles distintos, lo cual permite


colocarlos en una escala de desarrollo y admitiendo niveles intermedios de construcción

.C
intelectual. Asimismo, el débil cuenta con retraso y fijaciones (fijación de pensamiento
egocéntrico, todo se mide con el yo) precoces, pero nunca llega a un equilibrio definitivo, su
razonamiento es móvil y en vías de progresión pero en un estado de equilibrio inestable ya
DD
que, eventualmente, se detiene en un nivel intermedio que no le permite generalizar la
construcción operatoria más allá de lo concreto, tienen lugar oscilaciones. El equilibrio
normal es un equilibrio cada vez más amplio dado que engloba un número mayor de nociones,
en cambio en el débil mental solo alcanza éste equilibrio en los primeros estadios está fijado
a ellos, las modificaciones son anuladas o atenuadas, hay un falso equilibrio, lo que la autora
LA

característica como viscosidad del sistema de pensamiento, ya sea porque lo minusvaloren


o porque lo supervaloren e impriman una finalidad subjetiva falsa, por lo cual será crucial
estudiar la influencia de los factores extraintelectuales que entorpecen su sistema operatorio.

Si de por sí este criterio de razonamiento débil es delicado para determinar en un adulto, ello
se complica más aún cuando se trata de niños. Para ello, Inhendler afirma que el psicólogo
FI

clínico está obligado a expresar la probabilidad del desarrollo ulterior del sujeto y fijar, al
menos a modo de hipótesis, su nivel superior futuro a partir de la velocidad del desarrollo del
sujeto y las aceleraciones positivas, negativas o nulas, que pueden intervenir en el curso de
la evolución.


La confirmación de la hipótesis de partida de Inhendler se basa en la interdependencia de


dos series evolutivas sincrónicas y paralelas: la construcción de las normas lógicas en gral y
el crecimiento mental de cada individuo. La construcción lógica de las nociones y operaciones
siempre se acompaña del desarrollo mental según la edad, su evolución psicológico gral,
aunque los desfasajes y el no trabajar con grupos de niños pueden dificultar la determinación
en detalle de la interferencia de los desarrollos lógico y psicológico. Aún así, es dificultoso
circunscribir los estadios del desarrollo a una edad cronológica, lo que se observa es un flujo
continuo de transformaciones del pensamiento, y da testimonio de ello los casos intermedios,
los sujetos que construyen sus nociones en el curso del exámen y en contacto con la misma
experiencia. Aún así, en el débil mental los casos intermedios raramente progresan, tienden
más al egocentrismo, apoyándose en fijaciones, al ser menos móvil su pensamiento, tiene un

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interés menos vivo y su necesidad de saber está reducida o dirigida exclusivamente a objetos
prácticos.

Para precisar el detalle de la evolución mental, Inhendler sostiene que deben atenerse a leyes
grales tales como sumisión progresiva a la experiencia, la relatividad y reversibilidad
graduales, la tendencia a alcanzar un equilibrio definido por agrupamientos y sus normas.

MISÉS: TRASTORNOS Y DEBILIDADES MENTALES

Estudio clínico: clasificación tradicional


Esta categorización toma en cuenta desventajas sensoriales o motoras, insuficiencias
instrumentales, trastorno de conducta, dando cuenta de debilidades simples o armónicas en

OM
oposición a trastornos asociados, atípicas, disarmónicas.
Retardo Mental Profundo: La clásica idiocia (CI<30). Los niños son confinados a la vida
vegetativa. Capacidades motoras rudimentarias, control esfinteriano insuficiente, falta de
lenguaje, manifestaciones instintivas incontroladas, gestos auto y heteroagresivos. Diversas
estereotipias
Debilidad Mental Profunda: Imbecilidad clásica (CI 13-50). Lenguaje rudimentario para

insuficiente.
.C
expresar necesidades e intercambios concretos, modos de razonamiento empíricos,
comportamiento dominado por inmadurez afectiva, inseguridad, control emocional
Realizan aprendizajes simples.
DD
Debilidad Mental Media: (CI 50-65/70) hay una cierta autonomía social, pero sin plena
responsabilidad de comportamiento. Predomina el pensamiento concreto y práctico. Intereses
limitados, atención fatigable, afectividad superficial, trastornos del comportamiento muy
frecuentes, dificultad para controlar los impulsos o para prever las consecuencias de los
actos.
Debilidad Mental Leve: (CI 75-80) desadaptación a la escolaridad normal, sujetos “educables”
LA

a partir de un dispositivo pedagógico adaptado. Acceden a una vida autónoma y una inserción
profesional de nivel modesto.

Tentativas modernas de clasificación: nuevas orientaciones


En ellas se reconoce que las deficiencias leves y la desadaptación, no expresan tanto un
FI

handicap intrínseco, sino que refleja las exigencias que pesan sobre el individuo. Tanto la
OMS como las clasificaciones del DSM IV y CIE 10 acordaron adoptar la categoría de CI 69
como límite superior.
Deficiencia Mental Armónica: es aquella a la que refieren los cuadros clínicos y psicométricos


como debilidad mental simple-homogénea-armónica, aunque debe tenerse en cuenta que


presenta desde lo psicopatológico una heterogeneidad estructural. Las relaciones que se
establecen son de tipo adaptativas estrechas orientadas de acuerdo a estereotipos rígidos y
poco móviles. El niño está circunscrito a dimensiones más concretas e inmediatas, resultando
dificultoso evocar su vida interior, sueños, fantasías. Ésto, asimismo, se relaciona con
restricciones en el deseo de conocer, una pérdida de placer del funcionamiento mental,
afectando sus motivaciones y la disponibilidad de instrumentos de conocimiento. El lenguaje
está afectado en su dimensión simbólica y comunicativa, teniendo dificultades para significar
el cuerpo y sus movimientos. Ello repercute sobre su lugar en la constelación fliar,
reforzándose la pobreza de los investimientos libidinales y de las identificaciones, hay
precariedad de los ideales y las prohibiciones interiorizadas son superficiales. En cuando a
su adaptación, hay una persistencia en los modos de razonamiento infantil, resurge el
pensamiento animista prelógico y modos de comunicación que expresan fijaciones tempranas

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y rasgos regresivos.
Deficiencia Mental Disarmónica: presentes en un proceso evolutivo donde se interrelacionan
la insuficiencia intelectual, trastornos de la personalidad, y frecuentemente trastornos
instrumentales, teniendo modos de presentación clínica variables. Uno de los modos puede
ser la INSUFICIENCIA INTELECTUAL de alta complejidad debido a la dificultad que implica
determinar si remite a una alteración de la inteligencia o a retrasos eventualmente curables,
por lo cual los casos se discuten en relación a la fijeza de un núcleo deficitario para el
diagnóstico diferencial de “retraso mental”. O bien, los TRASTORNOS INSTRUMENTALES
para lo que son necesarios desfasajes notables y persistentes en el cuadro clínico, una
alteración innegable del SN o de los trastornos madurativos concebidas en la conjunción de
diversos factores, que se muestran en las formas de relación, el movimiento evolutivo, en el

OM
modo en que el niño las utiliza y cómo el entorno responde a las disarmonías. El niño con
disarmonía queda ligado a formas de expresión arcaicas mientras que nacen nuevas
capacidades funcionales que no inviste. Lo que es investido son modalidades patológicas que
sostienen intercambios con el entorno que rechazan una posición más evolucionada.

Elementos diferenciales surgidos del estudio de la personalidad: La estructura personal

.C
influye en la forma que toman los defectos de investimiento y sobreinvestimientos patológicos.
Algunos aspectos descritos corresponden a lo más precoz del desarrollo, mientras otros son
individualizados a partir de los 2-3a.
En lo que respecta a las Def Mentales Disarmónicas, se oponen esquemáticamente dos
DD
presentaciones; i) casos en que los elemento de la serie deficitaria están en primer plano bajo
la forma de retrasos importantes en la cronología de las adquisiciones normales, se
manifiestan distorsiones en la organización de la oralidad, sueños, conducta esfinteriana,
aparecen perturbaciones relacionales junto con las demoras del desarrollo psicomotor y de
las rupturas en la cronología de las adquisiciones; ii) casos en que dominan las
LA

perturbaciones en los intercambios y las manifestaciones afectivas, presentando expresiones


de ansiedad, trastornos del sueño o de la alimentación, cóleras súbitas, conductas auto-
heteroagresivas, inhibiciones, aislamiento, rituales, fobias, manifestaciones psicosomáticas.

Deficiencias armónicas de vertiente psicótica o arcáica


FI

Ponen de manifiesto la persistencia de perturbaciones graves en la individuación, la


personalización, la puesta a prueba de la realidad. La ansiedad expresa fantasías primitivas
cuyos elementos no permiten distinguir entre lo real y lo imaginario.
Los rendimientos limitados por la insuficiencia intelectual de base se reducen más aún por la
forma en que el niño abandona los medio de expresión o de relación que lo colocaban en una


posición sentida iccmente como peligrosa, imposible de asumir. El niño intenta mantener un
modo primitivo de intercambio, de apego constrictivo con personas, objetos o actividades.
Tienen lugar repeticiones gestuales y verbales, bizarrerías de comportamiento, extrañeza del
contacto, angustias de contenido persecutorio o depresivo. Ello no implica necesariamente
una falta de global de estructuración ni falta total de adaptación a la realidad.

Deficiencias disarmónicas de vertiente neurótica


Se presentan bajo una forma menos severa usualmente asociada a una deficiencia intelectual
moderada. Los síntomas son variables, la ansiedad aparece bajo la forma de mecanismos de
tipo fóbico, obsesivo, histérico, que tienden a organizarse en rasgos de personalidad. La
identificación, culpabilidad edípica, y la represión se ponen en juego en el surgimiento de
inhibiciones y carencias de los investimientos que se asocian a las fijaciones precoces,
organizando un desinterés masivo, conductas de fracaso y el bloqueo afectivo. Los conflictos

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vividos con el entorno también contribuyen a estructurar intercambios sado-masoquistas,


obstaculizando el uso adaptado de los medios intelectuales potenciales, invistiendo
patológicamente a las disarmonías del lenguaje y de la psicomotricidad. Frente a la angustia
y provocaciones del niño, tanto educadores como padres se hayan heridos en su narcisismo
por el fracaso de sus tentativas educativas, implicandose entonces en intercambios con los
niños que bloquean virtuales posibilidades de apertura, virando hacia una deficiencia mental
armónica.

Deficiencias disarmónicas y patologías límites en la infancia


Las principales formas de deficiencias disarmónicas reflejan el polimorfismo de los modos de
presentación, un “tercer eje” entre neurosis y psicosis. Las alteraciones de las funciones

OM
cognitivas presentan un problema comparable al de las patologías límite de la infancia,
aparecen fallas narcisisticas, fracasos en la elaboración de la posición depresiva, no accede
a los conflictos de identificación más evolucionados.
La adaptación de los niños implica la sumisión a las exigencias del medio, de modo que sus
vínculos con lo real se desarrollan bajo la forma defensiva, a través de relaciones marcadas
por la sobreadaptación y el mimetismo. La heterogeneidad estructural asegura, por sectores,

.C
el mantenimiento de un pensamiento animista, prelógico, que ofrece modalidades de registro
de la ecuación simbólica o del simbolismo arcaico, deviniendo en una imposibilidad de
apoyarse en los espacios intermedios que enriquecen la vida psíquica y soportan la
creatividad
DD
Handicaps múltiples
Se encuentran en la mayoría de los casos en el marco de las deficiencias intelectuales
profundas, en las que los “handicaps asociados” a la insuficiencia mental son frecuentemente
numerosos y reflejan el daño encefalopático. De acuerdo a su aparición, pueden observarse
LA

trastornos motores o deficiencias sensoriales y manifestaciones comiciales acompañados,


eventualmente, de trastornos de conducta.
Daño Somático: correlación muy significativa entre la hipotrofia estatural marcada y la
deficiencia mental
Daño Motriz: la gravedad está directamente ligada a la profundidad de la deficiencia
FI

intelectual, ya sean de origen cerebral hemiplejias con CI 50-70, o cuadriplejias con CI menor
o igual a 50. O bien, si se trata de deficiencia mental con complicación motriz de tipo
neurológico, un daño intelectual.
Comicialidad: manifestaciones epilépticas, existe una relación significativa entre la severidad
de la epilepsia y el nivel intelectual


Daños Sensoriales: deficiencias sensoriales, ya sea visuales o auditivas que complican la


deficiencia mental y derivan en múltiples minusvalías si se suman problemas médico-
pedagógicos que requieren abordaje adecuado a la complejidad del daño.
Trastornos del Comportamiento: Quienes presentan deficiencias profundas o moderadas
manifiestan menos trastornos de la conducta respecto de la población general. Los trastornos
del comportamiento juegan un rol fundamental en el proceso de exclusión escolar por encima
de un CI de 50 y, especialmente, en la franja 65-90, mientras que posiblemente haya un
mayor nivel de tolerancia con los moderados. Los accesos impulsivos son más frecuentes en
quienes presentan deficiencias con múltiples minusvalías.

Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial no se plantea en los mismos términos en el infante y en la primera
infancia, en las formas graves, las encefalopatías, y en las formas leves.

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En las encefalopatías más graves, que desembocan en deficiencias profundas, a menudo el


diagnóstico es posible desde el primer semestre incluso desde el primer trimestre. Las formas
leves no serán detectadas más que en edad escolar, tras uno o dos años del preescolar, o
tras la repetición sucesiva de grados de primaria.
Al comienzo de la vida el foco se pondrá sobre la vivacidad de la mirada, la calidad del
contacto, la riqueza de los afectos y de las interacciones, la permanencia del objeto. En el
segundo año de vida, la aparición del juego simbólico y del lenguaje serán decisivos.
En el niño de mayor edad el abordaje se argumenta en una aproximación multidimensional,
dando cuenta de desfasajes temporarios y deficiencias parciales. El “retraso mental” será la
categoría nosográfica precisa, define un funcionamiento intelectual globalmente inferior a la
media, pero que se revela en carácter transitorio, si al menos se interviene eficazmente en el

OM
sentido de una recuperación del curso evolutivo desde las inhibiciones afectivas y carencias
socioculturales. Los daños neurológicos, sensoriales, y trastornos instrumentales complejos
plantean el problema de las deficiencias parciales.

MUÑOZ: USO DEL TÉRMINO DEBILIDAD MENTAL EN LA ENSEÑANZA DE LACAN

El autor señal que si se parte de la noción de A como batería significante, que supone un todo

.C
completo pero que también consta de una dimensión de la falta en la medida en que hay
significantes que no están en ella, se introduce un no-todo en la concepción de la estructura
y del sujeto. Por ello, es un error lógico afirmar que todo sujeto es neurótico-psicótico-
DD
perverso. Hay categorías como debilidad mental y lo que Lacan llama efecto psicosomático
que no son abordadas por la concepción de estructura, que Muñoz refiere como término y no
como concepto, no hay concepto lacaniano de debilidad mental.

El entrecruzamiento de discursos en torno a la debilidad mental hace que muchas


veces se equivoque el abordaje desde el campo del psicoanálisis, olvidando que lo que
LA

se trata es un paciente, al que aún puede aplicarsele esa categoría, e intentar localizar
una dimensión de sujeto. En la obra de Freud, éste alude a la debilidad mental de acuerdo
a las condiciones del enfermar, una reducción psíquica, como rasgo o propiedad del aparato
psíquico y por ello sería susceptible de generalización, un tono exagerado de movilidad
mental que lo torna a uno incapaz de desempeñarse con normalidad.
FI

Para Lacan, la debilidad mental tampoco configura una categoría clínica, sino que articula la
debilidad mental con la noción de sujeto. Más allá de su causación orgánica o psicogénica,
Muñoz señala que en interés de Lacan se dirigía hacia la evidente alteración en el proceso


de pensamiento y en el uso del lenguaje de tipo “concreto” donde no siempre logra


despegarse del sentido literal de las palabras, aferrándose a lo que cree que es verdad y
produciendo un discurso estereotipado y banal. En la primera versión de su enseñanza,
Lacan ubica al niño débil mental en el lugar de la holofrase, es decir, como marca de
significante absoluto que promueve una identificación incuestionable a un significante S1
que soporta el deseo de la madre y reduce al sujeto a un lugar imposible de cuestionar. La
marca absoluta se solidifica, se fija y no se permite dialéctica, el débil se identifica con ella,
no la interroga. Los múltiples sentidos están reducidos a cero, por lo que se encontraría una
unidad S1S2 sin guión, sin deslizamiento de sentidos. El niño débil se hace soporte de un no-
saber sobre ese deseo oscuro que lo sostiene en el fantasma materno y que lo arrastra a
identificarse, fusionado a esa posición, a soportar ese deseo. Lacan, entonces, no considera
a la debilidad mental como categoría clínica, sino como un efecto de la educación en tanto
injerencia del infans en el deseo del Otro. La ausencia de separación, de la intrusión de una

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terceridad (NDP) entre el niño y su madre, imposibilita la constitución del propio deseo, dado
que no hay inscripción de la pérdida de objeto constitutiva del fantasma.

La segunda versión concibe que la debilidad mental se inscribe en una articulación entre los
términos saber y verdad; “saber” simbólico como producto de la articulación significante, es
una forma de goce. Mientras que “verdad” relacionada a la mentira, ya que la perla de la
mentira siempre es la secreción de verdad. De esta manera, en este momento se trata de
dilucidar si el débil mental está en capacidad de interrogar ese término oscuro, ya que
en esa identificación deliberada que le brinda esa identidad encontrará rta para todo. Por
ello, Muñoz aproxima que tomando en cuenta lo construido por Lacan en el sem16 y sem11,
puede decirse que en el débil mental tiene lugar una forma de suplencia que le permite

OM
conducirse, alienado del Otro encarnado por la madre, a modo de evitar el encuentro con
cualquier dimensión enigmática del Otro que pueda desestabilizarlo. De esta manera,
conserva al Otro intacto como verdad en la cual el débil mental se hace sirviente.

En la tercera versión hay un deslizamiento desde la holofrase hacia el discurso, por lo que
será débil mental un ser parlante que no esté sólidamente instalado en un discurso, en
tanto discurso como lazo social, por lo cual implica un desapego. El débil, entonces, es

.C
descarriado porque se sale de los carriles del discurso, no se instala allí con firmeza, por lo
cual no cabe con él una dialéctica significante porque la literalidad de las palabras no le
permite preguntarse sobre el sentido de sus dichos. El lazo social supone la pregunta por el
DD
deseo del Otro, por lo cual al no instalarse sólidamente respecto de un discurso, el débil
mental intenta no relacionarse con el Otro, sino ubicarse respecto del deseo del Otro
angustiante evitando tomar posición. Esta versión puede articularse con la primera, en
tanto no tomar posicionamiento subjetivo desde el discurso impide que se erija una cadena
significante en el discurso del Otro, el débil mental queda holofraseado impidiendo la
LA

dialectización.

La cuarta versión refiere al concepto de nudo borromeo considerado como espacio


pedagógico, juntando en él lo simbólico, lo imaginario y lo real. La debilidad es un
anudamiento porque, si se trastoca uno de los círculos que contiene una de las dimensiones,
el quedan libres las otras dos. De ello se sirve para oponer debilidad-anudamiento con locura-
FI

desanudamiento, suponiendo debilidad y locura como una cuestión de elección. Desde lo


pedagógico se apuntaría entonces a crear un buen nudo, a prender para aprender.

Y, la quinta versión refiere a la generalización de la debilidad mental. Toma la debilidad




mental en Freud, Platón, en Aristóteles y en Hegel, afirmando que todos los sistemas de
pensamiento están marcados por la debilidad mental. Lacan sostiene que el ser hablante
tiende a la debilidad mental porque responde a lo real con lo imaginario, la primera
respuesta ante el vacío de lo real es el sentido, el abordaje de lo real intuitivamente. La
debilidad mental, entonces, sería rta al vacío de lo real, al imposible lógico. Por lo tanto, esta
respuesta queda del lado del encadenamiento, en tanto la debilidad mental queda como rta
sintomática a lo que viene de lo real y desanuda, desarticula, vuelve loco, la debilidad mental
es la rta a la locura de lo que se desencadena.

Muñoz concluye que la debilidad mental es una categoría que atraviesa las estructuras
clínicas, sin coincidir con ninguna de ellas aunque sea posible establecer su articulación
dependiendo de los casos. Si se trata de una posición subjetiva posible, esta categoría da

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cuenta de que el diagnóstico en psicoanálisis excede al trípode estructural freudiano neurosis-


psicosis-perversión.

UNIDAD V REVISAR
FREUD: TRES ENSAYOS

Las impresiones infantiles de la sexualidad infantil no se conservan toda la vida, en el período


de latencia edifican los poderes anímicos que más tarde se presentarán como inhibiciones en
el camino de las pulsiones sexuales, delimitando su curso a través de diques (asco,

OM
vergüenza, moral). Freud también incluye a la sublimación y las formaciones reactivas.

Para dar cuenta de su modelo de exteriorización sexual infantil, toma el acto el chupeteo, el
acto de succión con la boca repetido rítmicamente, más allá de la función nutricia. En este
acto puede verse los caracteres sexuales de la pulsión infantil, autoerótica, se satisface con
el propio cuerpo y está regida por la búsqueda de placer a partir del apuntalamiento en una
función biológica que satisface una necesidad para luego independizarse de ella. La meta

.C
sexual de las pulsiones se encuentra bajo el imperio de una zona erógena, lo que la define
como una pulsión parcial. Una zona erógena es un sector de piel o de mucosa en el que
estimulaciones de cierta clase provocan una sensación placentera. La meta sexual infantil,
DD
entonces, procuraría sustituir una sensación de estímulo proyectada sobre la zona erógena,
por aquel estímulo externo que cesa al provocar la sensación de satisfacción. La zona anal,
al igual que los labios, es apta por su posición para proporcionar un apuntalamiento de la
sexualidad en otras funciones corporales. Los trastornos intestinales aportan excitaciones en
esa zona fuente de pulsión. El lactante asocia el contenido de los intestinos como el primer
LA

regalo por medio del que puede expresar obediencia y amor al medio o su desafío. Entre las
zonas erógenas del cuerpo infantil se encuentra, también, una que no desempeña el papel
principal: la genital. En relación a ella, pueden distinguirse tres fases de masturbación infantil:
la primera en la lactancia, la segunda hacia los 4a, y la tercera en la pubertad. El onanismo
del lactante es breve, y desaparece. Cerca de los 4a las pulsiones sexuales de la zona genital
FI

se despiertan y perduran hacia la sofocación a partir de la angustia de castración, y se


reavivará al llegar a la pubertad.

En el devenir de la vida sexual del niño, tiene lugar también las actividades relacionadas con
la pulsión de saber, la cual suele recaer sobre las problemas sexuales, elaborando diversas


teorías sexuales infantiles. El primer problema que ocupa al niño es ¿De dónde vienen los
bebés? lo cual resuelven con la teoría cloacal del nacimiento, sosteniendo que los hijos
nacen por haber comido algo, son alojados en el intestino y paridos por el ano, como la
materia fecal. Otra de las teorías sexuales infantiles es que se erige acerca de los genitales,
una generalización del órgano masculino, todos poseen pene más allá de haber estado en
contacto con el sexo opuesto; en el varón, la vista de genitales femeninos no destierra esta
teoría, por el contrario, supone que la niña alguna vez tuvo pene pero que le fue cortado a
modo de castigo, enfrentándolo a la angustia de castración; la niña se cree poseedora de un
pene más pequeño para luego dar paso a la castración como castigo implementado por su
madre. La generalización de los genitales también permite que se sostenga la teoría cloacal.
Y, la tercera teoría sostiene que el comercio sexual implica una pelea o un acto de maltrato.

FREUD: ANÁLISIS DE LA FOBIA DE UN NIÑO DE CINCO AÑOS

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30

La peculiaridad del historial clínico de Hans reside en que éste niño era hijo de uno de los
seguidores de Freud, por lo cual se dispuso a elaborar una historia clínica detallada acerca
del padecimiento de su hijo e incluso intentó incurrir en el tratamiento donde finalmente se
solicitó la participación de Freud.

Las primeras notas sobre Hans refieren a una época anterior a que cumpliera 3a, momento
donde muestra un interés particular por su pene, llamado por él “hace-pipí”, tanto en lo que
respecta a preguntas como al acto de tocarlo. Alrededor de los 3 1/2a su madre lo amenaza,
deberá desistir de tocarlo o llamaría al Doctor A para que se lo cortara, a lo que el niño
responde en ese momento sin cc de culpa. Su curiosidad sexual también lo ha llevado a
investigar, y gracias a ello ha llegado a una primera distinción entre objetos animados como

OM
quienes tienen o no tienen hace-pipi, respectivamente.

Sin embargo, la sexualidad de Hans no era únicamente autoerótica, también se establecía


vínculos con otros niños de índole amoroso, de las que se desprende una elección de objeto
como la del adulto, pero ésta será de tipo móvil y de propensión polígama. Ese “amor” que
emerge en Hans se explica porque no tiene compañeritos de juego; no obstante,
conjuntamente con sus manifestaciones amorosas, tiene actitudes agresivas, varoniles

.C
conquistadoras respecto a otras niñas.

Un dato importante para dar cuenta de la constitución sexual de Hans es que, aunque no
DD
fuera muy frecuente, Hans en ocasiones comparte la cama con sus padres, lo cual ha
despertado en él sentimientos eróticos, yacer en la cama junto a sus padres fue una fuente
de mociones eróticas.

Después de cumplidos los 4a, Hans comienza a relatar sueños. En ese momento de la
infancia, el niño solicitaba auxilio para orinar, función que quedaba en manos de su padre.
LA

Antes del relato de estos sueños, Hans no tenía problemas en orinar a la vista de otros niños,
no tenía pudor, sino que representaba algún tipo de placer. Una mañana, el pequeño le relata
a su padre un sueño, Hans jugaba con otros niños y pregunta “¿quién quiere venir conmigo?”,
una de las niñas se ofrece y él sentencia que ésta debe asistirlo a orinar. En este sueño, no
hay imágenes, sino solo diálogo. Aquí se da cuenta de un placer de exhibición que ha
FI

sucumbido ante la represión, y por ello este sueño será el cumplimiento de deseo disfrazado
en el juego de prendas. A partir de éste sueño, Hans no quiere ser visto cuando orina.

A pesar de estos datos, Freud caracteriza como el gran acontecimiento que revistió de
máxima significación al desarrollo psicosexual de Hans al nacimiento de su hnita Hanna,


cuando él tiene 3 ½ a. A partir de este nacimiento, el niño reaviva el placer y el apetito de


saber sexuales, primeramente en cuanto a la concepción-nacimiento, dado que le fue dicho
que su hna llegaría cuando “los visite la cigüeña”, pero en el momento del alumbramiento,
Hans observó recipientes y telas con sangre, además del detalle de que su madre ya no tenía
panza que portó hasta ese día: encontró incongruencias entre estos hechos y los dichos de
su padre. En segundo lugar, presenció los cuidados que le eran proferidos a su hna por parte
de su madre, despertando deseos de ser receptor de ellas, considerando a su hna como rival
en disputa por el amor y la atención de su madre. Y, en tercer lugar, reforzó su interés por el
“hace-pipí”, cuya posesión él consideraba condición necesaria para todo ser vivo, y en
consecuencia se interesó en encontrarlo también en su hna. A partir de ese acontecimiento,
Freud encuentra lo que él había conceptualizado acerca de las Teorías Sexuales Infantiles,
de creación puramente infantil.

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Hans tenía una actitud de conquista y deseo de otras niñas, pero dado que fuera de sus
vacaciones no tenía compañeros de juego, ésta inclinación se volvía hacia la madre. La meta
sexual de Hans consistía en “acostarse” con las niñas, yacer en la cama con ellas, dato no
menor dado que es un acto que procedía de la madre, de compartir lecho con ella cuando su
padre no se encontraba. Los lazos con su padre y su madre son los que mantendría un
“pequeño Edipo” que quiere eliminar a su padre para poder dormir con su madre, alimentando
la fantasía de que “ojalá se fuera de viaje”.

A pesar de sus conductas viriles y su hostilidad al padre, Hans era un niño bondadoso y tierno
fuera de lo corriente, e incluso su padre señaló que la mudanza de inclinaciones agresivas a
la compasión fue bastante temprana. Es por ello que a ese mismo padre al que le desea la

OM
desaparición, la muerte, también lo ama excedidamente, se halla en una contradicción.

El día en que Hans enferma de angustia, no expresa cuál es el motivo de su padre, solo
aduce estar enfermo, por lo que obtiene una ganancia de placer, dado que expresa querer
estar con su madre. No obstante, al estar con ella la angustia no cesa, la libido devenida en
angustia se exterioriza en un miedo de que un caballo blanco lo morderá, a ello se lo
caracterizó como fobia. Prontamente, la fobia de Hans toma a al caballo como un objeto de

.C
temor, un cuadro que Freud caracteriza como una patología particular, la de histeria de
angustia dado que existe en ellas un acuerdo entre fobia e histeria, la libido desprendida del
material patógeno no es convertida en una inervación corporal, sino que se libera como
DD
angustia. Las histerias de angustia, afirma Freud, son directamente las neurosis de la época
infantil que la mayor de las veces se desarrollan como una fobia y finalmente el enfermo
puede liberarse de angustia sólo a costa de inhibiciones y limitaciones. El trabajo psíquico
para volver a ligar la angustia liberada no logra anudarla a los complejos de procedencia, por
lo que bloqueará a cada una de las ocasiones en que exista un potencial de desarrollo de
LA

angustia a través de parapetos psíquicos de precaución, inhibición o prohibición, del orden


de la protección, que constituyen el percepto evidente de la enfermedad (primera teoría de la
angustia).

El 1° estallido de Angustia, para Freud, se encuentra días antes de la exteriorización de


Hans, en un sueño de angustia que este tuvo donde su contenido aludía a la partida de la
FI

madre, que lo dejaba solo: en él no hay cumplimiento de deseo en lo icc, reprimido, es un


sueño de castigo y represión. Con ello, también tuvo relación cierta ocasión en que Hans
tenía un comportamiento llamativo y curioso hacia la empleada de la casa respecto al “hace-
pipi”, a lo cual su padre esclarece “las sras no tienen ningún hace-pipi”, que tiene un efecto


retardado sobre la amenaza de castración que hubo proferido la madre tiempo atrás, por lo
que el niño abandonó la práctica masturbatoria, pero ello no tuvo éxito terapéutico. Durante
el desarrollo de la fobia, Hans expresa algunas fantasías a su padre, tales como la de las
jirafas donde se evidencia el disgusto del padre por la inclusión del niño en el lecho
matrimonial, y la victoria del niño cuando la madre no acata las protestas del padre y lo incluye
de todos modos. Hans sentía angustia frente a su padre por sus deseos celosos y hostiles
frente a él, por lo cual el caballo era el padre dado que ciertas características como lo
oscurecido alrededor de la boca del animal análogo al bigote de su padre, los caballos con
ésta característica eran aquellos a los que el niño temía. Sin embargo, los objetos a los que
Hans le despertaban angustia se extendieron hacia carruajes, diligencias, etc, debido a que
transportaban carga pesada, añadiendo otro factor de temor, el caballo se tumbara. A partir
de ello, Freud afirma que la represión se dirige al continuo de los retoños de complejos icc.

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En simultáneo, Hans continuará con sus intereses por el excremento, por lo que reconoce
una analogía entre un carro muy cargado y un cuerpo cargado de excremento, de este modo
la salida del carro representaría el desprendimiento de las heces. Asimismo tiene una fantasía
donde homologa una gran bañera a un vientre materno donde se vuelcan los niños, en
particular, su hnita Hanna, y dado que la bañera es análoga al vientre y los niños son
depositados allí, se vuelven formas de excremento, todo el que es parido es excremento. Por
lo tanto, todos los carros pesados son subrogaciones simbólicas del vientre materno, y los
caballos tumbados aluden al momento de parto. Este descubrimiento refuerza la hostilidad al
padre por mentirle sobre la llegada de la cigüeña.

Más adelante, Hans expresa nuevas fantasías, que Freud llama fantasías conclusivas; la

OM
primera alude a un juego del niño donde tiene hijos, se coloca a él mismo como padre, a su
mamá como madre, y a su padre como abuelo de esos niños casado con su abuela de Hans,
es decir, él se casa y casa a su padre con sus respectivas madres, al eliminar a su padre de
la competencia por la madre, le otorga la misma dicha que persigue, estar con su madre. Y
la segunda refiere a un instalador que cambia su trasero y su hace-pipi por unos más grandes,
dejándolo en igualdad de condiciones con el padre, donde se halla un deseo de superación

.C
de la castración. Mediante ellas, Hans concluye su enfermedad.

La represión que cayó sobre el onanismo, el asco a los excrementos y la vista de actos
excretores, no son para Freud incitadores de la enfermedad. Son las mociones sofocadas,
DD
los sentimientos de hostilidad hacia el padre y las impulsiones sádicas hacia la madre
las que marcaron una predisposición a contraer la enfermedad, que al no encontrar salida,
luchar por emerger reforzadas y decanta la fobia. El propósito y el contenido de la fobia se
vuelcan a la libertad de movimiento es una reacción contra los impulsos motores que querían
volverse contra la madre; el caballo es un obstáculo para andar, y sirve como motivo para
LA

permanecer en la casa junto a la madre, pero también es garantía de su comportamiento


inofensivo.

FREUD: INHIBICIÓN, SÍNTOMA Y ANGUSTIA

En estos apartados, Freud reconstruye concepciones teóricas del caso Hans en vista de su
FI

giro teórico. En el caso Hans, se halla la actitud edípica de celos y hostilidad a su padre, a
quien al mismo tiempo ama mientras no cuenta a la madre, tiene lugar un conflicto de
ambivalencia, donde su fobia es un intento por solucionarlo.


Ahora bien, Freud afirma que no puede tomarse como síntoma de angustia a la fobia. Si
Hans mostrara angustia frente al padre, no habría neurosis, sino con una reacción afectiva
comprensible. Lo que le da el carácter de neurosis es la sustitución del padre por el caballo,
el desplazamiento es lo que le otorga su categoría de síntoma, posibilitado por las huellas
innatas del pensamiento totemista, homologando al adulto con el animal grande que puede
volverse peligroso. El conflicto de ambivalencia no se tramita, se lo esquiva deslizándolo a un
objeto sustitutivo. A ello debe agregarse que la neurosis, también, descansa sobre la actitud
que desarrolla Hans frente al caballo en él, no trasluce su deseo de desaparecerlo, indicio de
una moción pulsional agresiva. En cambio, Hans teme ser mordido, anudado a una moción
pasiva tierna que apetece ser amado por el padre como objeto.

Asimismo, la moción pulsional reprimida en la fobia es una moción hostil hacia el padre
reprimida por la mudanza a la parte contraria, en lugar de agredir al padre, la agresión se

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dirige a la persona propia. Y, simultáneamente, también se reprime la moción pasiva tierna


respecto al padre, siendo ésta última la que cobra el influjo determinante sobre el contenido
de la fobia. Hay un encuentro de dos procesos, de dos mociones pulsionales, la agresión
sádica y la actitud pasiva tierna, un par de opuestos. En el desarrollo de la fobia también se
cancela la investidura de objeto-madre tierna, por lo que el proceso represivo afecta a casi
todos los elementos del comp Edipo, se encuentra un conjunto de represiones y una
regresión.

Hans renuncia a la moción agresiva hacia el padre por la angustia de castración, reflejada en
la angustia de una posible mordida del caballo, la cual puede arrancarle los genitales. Aquí,
afirma Freud, el comp Edipo choca con el comp castración, el motor de la represión es la

OM
angustia frente a la castración, los contenidos angustiantes de ser mordido por el caballo,
son sustitutos desfigurados del contenido de ser castrado por el padre. Ésta es una angustia
realista, un peligro que amenaza efectivamente, por la que LA ANGUSTIA CREA A LA
REPRESIÓN, la angustia de la zoofobia es una angustia de castración del yo (segunda teoría
de la angustia).

La concepción de la zoofobia como el encuentro de dos grupos de pulsiones puede

.C
homologarse a las ligas, las mezclas y desmezclas de pulsiones de pulsiones agresivas y
libidinal. Tan pronto como identifica el peligro de castración, el yo da la señal de angustia e
inhibe el proceso de investidura amenazador del ello. La angustia de castración toma otro
DD
objeto, se desplaza, hacia la expresión desfigurada “ser mordido por el caballo”, y ésta
formación sustitutiva esquiva el conflicto ambivalente y permite al yo suspender el desarrollo
de la angustia, dado que la angustia de la fobia solo surge cuando se percibe a su objeto y
se hace presente la situación de peligro. Hans impone a su yo una limitación, produce una
inhibición, lo cual armoniza con la concepción de esa angustia com una señal-afecto, sin
LA

que ello implique un cambio en la situación económica.

Para Freud, en las formaciones posteriores a las zoofobias infantiles, el síntoma será la
angustia del yo frente al Syo, siendo la situación de peligro de la que deba sustraerse, la
hostilidad del Syo, dado que su castigo es un eco del castigo de castración. El Syo es el padre
introyectado, la angustia de castración se trasmuda en angustia social o angustia de la cc
FI

moral. El yo se percata de la amenaza de castración a través de las repetidas pérdidas


de objeto, por lo que la señal-afecto de angustia tanto de castración como de pérdida o
separación.


LACAN: SEMINARIO 4

Para entrar en la conceptualización del caso Hans, Lacan brinda una esquematización de la
castración, apoyada y diferenciada en la noción de privación, la cual consiste en un agujero
en lo real, en este caso, la carencia de pene por parte de la mujer. La castración se apoya en
lo real, en la falta de pene de la mujer, ésta es la base angustiante, pero la castración es
subjetiva, simbólica ya que en lo real no hay sujetos castrados, sino privados. Aquí, el pene
es un objeto simbólico, y en la castración referirá a un objeto imaginario, dado que ninguna
castración es real, resulta eficaz en la génesis de la neurosis. La necesidad del fenómeno
de castración reside en su carácter de objeto, de instrumento, que simboliza una deuda o un
castigo simbólico que se inscribe en una cadena simbólica. Para dar cuenta de ello, Lacan
trabaja con una hipótesis “detrás de la madre simbólica está el padre simbólico”; éste último
representa a una necesidad de construcción simbólica que se alcanza sólo con una

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construcción mítica, que debe aceptarse como irreductible al Padre Imaginario y al Padre
Real. El Padre Imaginario es el depositario de la dialéctica, de agresividad, identificación y
también la idealización por la que el sujeto accede a la identificación con el padre; el Padre
Imaginario comprende la relación imaginaria que constituye el soporte psicológico de las
relaciones con el semejante, y no tiene una relación obligatoria con el padre real. En cambio,
el padre real es aquel que desempeña la función del compl castración.

Para Lacan, también es importante tomar las situaciones del falo en la relación preedípica
del niño con la madre. La madre es objeto de amor, deseado en cuanto a su presencia que
se articula en él por la presencia-ausencia, que se constituye idealmente. La madre, para
Lacan, existe como objeto simbólico y como objeto de amor; en un primer momento, la madre

OM
es simbólica que, tras la frustración y debido a choques y particularidades propias de la
relación madre-hijo, la madre objeto de amor puede ser la madre real, por frustrar ese amor.
En la relación preedípica, el niño se incluye a sí mismo en la relación como objeto de
amor de la madre, le aporta placer, es fundamental para el niño saber si su presencia
gobierna la presencia que necesita, si aporta satisfacción de amor. En la experiencia del niño,
se articula algo que le indica al niño que en presencia de la madre no está solo. Alrededor de

.C
ello, se articula toda la dialéctica del progreso madre-hijo.

También esta incluída aqui lo que Lacan llama “penisneid”, la falta del pene de la madre, la
cual el niño colma o no colma. En la relación madre-niño, ésta siente al niño como el falo
DD
centro de su deseo, y éste se siente el falo de su madre, lo cual lleva a colocarse en distintas
posiciones para mantener el deseo. El niño se presenta ante la madre como si él mismo le
ofreciera el falo, le asegura que puede colmarla como niño y en cuanto al deseo de aquello
que le falta. Alrededor de esta situación se articula la relación fetichista con su objeto.

En el caso de Hans, el falo es el eje, el objeto central de la organización de su mundo. Lo


LA

particular en la vida de Hans es que su pene comienza a convertirse en real, el niño trata
de integrarse en el amor de la madre pero cuando interviene su pulsión, su pene real, se
confronta con la distancia existente entre cumplir con una imagen y tener algo real que
ofrecer, lo decisivo aquí es que aquello que tiene para ofrecer es miserable, lo que lo
convierte en un elemento pasivisado a merced de las significaciones del Otro. Hans se
FI

encuentra en el punto de encuentro entre la pulsión real y el juego del señuelo en relación
con su madre. Se produce una regresión porque no alcanza a dar lo suficiente, generando
el mismo cortocircuito con el que se satisface la frustración primitiva que llevó al niño a
apoderarse del seno materno, cancelando el peligro de ser devorado por la madre.


En la fobia de Hans, se reproduce la devoración, dado que todo caballo objeto de fobia es
un caballo que muerde. Los objetos de fobia no son azarosos, tiene un rasgo distintitvo del
orden simbólico, se toman de una categoría de significantes homogéneos cuya función es
suplir al significante del padre simbólico. Si la fobia de Hans termina en una cura
satisfactoria es porque interviene el padre real, y éste a su vez logró intervenir porque detrás
estaba el padre simbólico, Freud, donde todo lo que se exteriorizaba en lo real relanza en
un imaginario radical que reorganiza el mundo simbólico. La curación llega cuando se
expresa en forma de una historia articulada la castración, por lo que Lacan concluye que la
solución de la fobia está vinculada con la triada orgía imaginaria - intervención del padre
- castración simbólica. El alumbramiento de la castración pone fin a la fobia y la suple.

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Luego del nacimiento de su hna, Hans tiene un sueño donde se encuentra solo con una niñita,
donde remarca encontrar su complementamente solo con la niña, lo cual refleja una réplica
imaginaria de la relación madre-niño. Nos obstante, Lacan afirma que en ésta última, en la
situación real, el niño nunca esta completamente solo con la madre: el niño interviene
como sustituto, compensación en suma a lo que le falta a la mujer, la madre se sitúa como
marcada por la falta fundamental que ella misma trata de colmar, donde el niño solo aporta
una satisfacción sustituta. En ésta, y en toda relación intersubjetiva se preguntará por la
metáfora y la metonimia: la sustitución no es real, es una sustitución significante a partir de
la que intenta conocerse cuál es la función del niño para la madre respecto a su falta de falo,
objeto de su deseo, y ante ello deberá diferenciársela sustitución por metáfora del amor de la
mujer por su padre, o si es por metonimia de su deseo al falo como objeto que no tiene ni

OM
tendrá nunca. En el caso de Hans, éste es la metonimia del falo, no en cuanto al pene del
niño, sino él como totalidad, a partir de ello el niño comienza a producir angustia ya que
puede medir entre aquello por lo que es amado y lo que él puede dar.

En el caso de Hans, éste intenta construir posibilidades genealógicas, formas de relación


posibles entre un niño con un padre y una madre, intenta vislumbrar el orden que determina

.C
una sucesión regular de generaciones, pero no en el orden natural, sino de orden simbólico,
lo que lleva a desarrollar sus teorías sexuales infantiles. El padre, entonces, será el eje del
mantenimiento del origen genealógico que le permite al niño ingresar en el mundo en el que
nace, el mundo simbólico. Además, deben tenerse en cuenta las regresiones presentes en el
DD
caso de Hans, provenientes de la relación primitiva con su madre, que se integra con lo
edípico. En este contexto, el objeto fóbico juega un papel metafórico, es un significante en
bruto que el sujeto elige para estabilizar ciertos estados, transformando la angustia en
miedo localizado, creando soportes que se enlazan a todo lo que resulte amenazado por la
corriente interior surgida por la crisis de la relación materna. Durante el análisis se intentará
LA

permitirle al significante desempeñar su papel, afirmando su relación con lo simbólico,


tomándolo como auxilio y referencia en el orden simbólico. El lugar que ocupa el significante
es el de permitir que se efectúen todas las transferencias y transformaciones necesarias en
lo problemático de la relación madre - función fálica - niño, por lo que durante el análisis se
intentará que el niño haga evolucionar ese esquema desarrollando nuevas significaciones
FI

resueltas por un discurso.

La de Hans es una salida atípica del Edipo, al casarse con su mamá y casar a su papá con
su abuela, compartiendo la misma en la paternidad imaginaria. Hans se asume como padre
mítico capaz de engendrar hijos, llegando a una solución por vía de la identificación, es una


madre por encargarse del cuidado de sus hijos imaginarios en la fantasía, es un padre capaz
de engendrar. Ello daría lugar a una pasividad hacia la adolescencia.

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