Compuestos adicionados intencionalmente por razones tecnológicas;
es el caso de los aditivos y aromatizantes alimentarios, que se adicionan intencionalmente con fines tecnológicos sin alterar el valor nutritivo de los alimentos. El peligro químico de estos productos puede originarse por su uso incorrecto (dosis, tipología de alimento) o por la presencia de sustancias no permitidas. 2. Los tóxicos naturales incluyen varias familias de compuestos derivados del metabolismo de microorganismos y plantas que pueden entrar incidentalmente en la cadena alimentaria principalmente a través de piensos e ingredientes vegetales contaminados, como las micotoxinas, los alcaloides (pirrolizidínicos y tropanos, ergot) y los alérgenos. Las micotoxinas y los alcaloides presentan una toxicidad elevada y contaminan frecuentemente los piensos, pero, a pesar de sus efectos negativos a nivel del metabolismo porcino, es improbable encontrarlos en niveles significativos en carne y productos cárnicos debido a su metabolización en el organismo animal. Sin embargo, junto a los residuos de alérgenos, pueden representar un peligro en algunos ingredientes de origen vegetal y especias utilizados para la elaboración de productos cárnicos porcinos. 3. Los contaminantes medioambientales y de neo-formación. A este grupo pertenecen familias de compuestos de origen y toxicidad muy distintas:
Los contaminantes medioambientales, principalmente representados
en alimentos cárnicos porcinos por los metales pesados (plomo, cadmio, mercurio, arsénico), las dioxinas (policlorodibenzodioxinas y policlorodibenzofuranos) y los PCBs (policlorobifenilos). Las dioxinas y los PCBs son contaminantes derivados principalmente de la actividad industrial, mientras que la presencia de metales pesados puede ser ocasionada por contaminación del agua utilizada en el proceso de crianza/elaboración. En el ámbito de los productos cárnicos, en esta categoría también puede considerarse la presencia de pesticidas y biocidas utilizados en la defensa de las producciones agrícolas, y de radionúclidos o elementos radioactivos cuando su incorporación en los animales supera los niveles “naturales”, por el consumo de piensos o agua procedentes de zonas contaminadas por fugas de material radioactivo. Los contaminantes de neo-formación (NFCs) se producen y acumulan en los alimentos a consecuencia de los procesos tecnológicos aplicados durante su fabricación y/o conservación. Los NFCs más destacados son los que se generan durante los tratamientos térmicos (esterilización, cocción, ahumado), como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs), ácidos grasos –trans, las aminas heterocíclicas, las N-nitrosaminas, y los productos de la reacción de Maillard (5-hidroximetilfurfural, acrilamida). En este grupo se podrían incluir también los restos de productos químicos empleados en la industria para la limpieza y desinfección, y los componentes químicos potencialmente nocivos (plastificantes, antioxidantes, etc.) que pueden migrar de los materiales en contacto con los alimentos (maquinaria industrial, envases) durante su producción y/o conservación.