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CIUDADANO
JUEZ PRIMERO DE CONTROL DEL CIRCUITO JUDICIAL PENAL DEL
ESTADO FALCON, CON SEDE EN PUNTO FIJO.
SU DESPACHO:
Quien suscribe, HECTOR RICARDO BRACHO MARTINEZ, venezolano (a),
casado (a), mayor de edad, titular de la cédula de identidad Nº V-11.766.480.,
domiciliado en Avenida Paseo Zulia, casa #41., Sector Cujicana de la Ciudad de
Punto Fijo, Municipio Carirubana del Estado Falcón, teléfono celular Nro. 424-
6269711., correo electrónico: hectorricardo2009@hotmail.com, procediendo en
este acto en mi propio nombre y debidamente asistido en este acto por el abogado
PEDRO LUIS NAVEDA SÁNCHEZ, titular de la Cédula de Identidad Nº
7,524.912., inscrito en el Inpreabogado bajo el Nº 25.879., correo electrónico:
navedapedro1@gmail.com, Teléfono: 0414-6948770., con domicilio procesal en el
Local PA-48., de la Planta Alta de la Segunda Etapa, del Centro Comercial Ciudad
del Viento, ubicado en la Calle Girardot con Calle Las Flores de la Urbanización
Santa Irene de esta Ciudad de Punto Fijo, Municipio Carirubana del Estado
Falcón, ante usted, con el debido respeto y acatamiento, ocurro para exponer:
De conformidad con lo establecido en el artículo 28 del Código Orgánico Procesal
Penal, procedo en este acto a oponerme a la persecución penal, contenida en el
escrito de querella interpuesto por la Ciudadana LINOSKA BEATRIZ MOLINA
ALVAREZ, titular de la Cédula de Identidad Nº 11.765.737., en mi contra  por los
delitos de ESTAFA CONTINUADA, ASOCIACION PARA DELINQYUIR Y
VIOLENCIA PATRIMONIAL Y ECONÓMICA, previstos y sancionados en los
artículos 464 en concordancia con el 99, del Código Penal, 37 de la Ley Orgánica
contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo y 50 de la Ley
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, mediante las
siguientes excepciones que estimo son de urgente, previo y especial
pronunciamiento:
PRIMERO
La existencia de la cuestión prejudicial prevista en el artículo 36 del Código
Orgánico Procesal Penal.
Conforme a lo previsto en el artículo 28 ordinal 1° del Código Orgánico Procesal
Penal me opongo a la persecución penal por cuanto el Tribunal al admitir la
querella bajo los términos en que fue presentada, incurrió en la infracción del
artículo 36 del Código Orgánico Procesal Penal, que se refieren a la, e igualmente
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infringió el artículo 291 del Código de Comercio Venezolano, por falta de


aplicación.
En un análisis etimológico, la palabra prejudicial deriva de la voz
latina praejudicium, que significa 'prejuicio, juicio previo o prematuro' (de 'prae-'
'antes', judicium 'juicio'). 
Ciudadano Juez,  al hablar del sistema de prejudicialidad estamos de los
atingentes al mecanismo de distribución de competencia entre los distintos jueces
que conforman el órgano jurisdiccional; la eficacia que la ley le atribuye a un fallo
en relación a la intervención de otros jueces y tribunales que integran la
jurisdicción, en procesos posteriores o que se tramitan simultáneamente; el
régimen de ejercicio de la acción civil y penal; la posibilidad de suspender
obligatoria o facultativamente la tramitación de un proceso, en espera de la
conclusión de otro, cuando entre los objetos procesales se presentan relaciones
de conexión o de prejudicialidad.
Cuestión prejudicial es todo elemento integrante del hecho histórico que constituye
el objeto esencial del proceso penal y que, por tener una naturaleza no penal, si se
plantease autónomamente resultaría legalmente atribuido a un tribunal de otro tipo
u orden jurisdiccional distinto del penal, al ser propiamente un asunto ajeno al
ámbito de la potestad jurisdiccional de los tribunales penales.
El objeto esencial o necesario del proceso penal es por fuerza una pretensión
punitiva basada en la afirmación de un hecho cometido, que reviste caracteres de
delito, que se pretende delictivo, y aun cuando pueda deducirse dentro del propio
proceso penal una pretensión civil "para la restitución de la cosa, la reparación del
daño y la indemnización de perjuicios causados por el hecho punible”, el proceso
penal no puede perder su esencia punitiva de una acción delictiva.
No puede abrirse ninguna causa ni ningún juicio criminal si no es para resolver un
asunto penal en este caso es evidente que se ha instalado un proceso penal para
resolver un asunto mercantil. En este caso tenemos que las irregularidades
administrativas como se explica más adelante tiene una naturaleza no penal
atribuida la competencia de su conocimiento a otro tribunal de carácter mercantil.
En este sentido, se observa que el referido artículo 291 del Código de Comercio
contempla un procedimiento de jurisdicción voluntaria, que la doctrina y
jurisprudencia han calificado como tal, por verificarse dos de sus características
propias y fundamentales, a saber, i) que las decisiones que adopte el juez en
dichos procesos no crea cosa juzgada, y ii) que no exista verdadera contención.
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En este sentido, el artículo in commento establece:


Cuando se abriguen fundadas sospechas de graves irregularidades en el
cumplimiento de sus deberes por parte de los administradores y falta de
vigilancia de los comisarios, un número de los socios que represente la
quinta parte del capital social podrá denunciar los hechos al Tribunal de
Comercio, acreditando debidamente el carácter con que proceden.
El Tribunal, si encontrare comprobada la urgencia de proveer antes de que
se reúna la asamblea, podrá ordenar, luego de oídos los administradores y
comisarios, la inspección de los libros de la compañía, nombrado a este
efecto, a costa de los reclamantes uno o más comisarios y determinando la
caución que aquéllos han de prestar por los gastos que se originen de tales
diligencias.
El informe de los comisarios se consignará en la Secretaria del Tribunal.
Cuando no resulte ningún indicio de la verdad de las denuncias así lo
declarará el Tribunal, con lo cual terminará el procedimiento. En caso
contrario, acordará la convocatoria inmediata de la asamblea. Contra estas
providencias no se oirá apelación sino en un solo efecto.”
En efecto, de la lectura de la norma se evidencia que se trata de un proceso que
permite al juez mercantil acordar o no la convocatoria de una asamblea
extraordinaria, para resolver si existen irregularidades en la administración de una
empresa. De allí, que la finalidad del proceso reside en la protección que el
legislador presta a los socios minoritarios ante el control en la administración que
ejercen los grupos mayoritarios de la sociedad; sin embargo, esa protección, no
permite al juez intervenir en las decisiones de la empresa, pues el procedimiento
sólo contempla que el juez mercantil, en caso de urgencia y de manera cautelar,
antes de que se reúna la asamblea, ordene la inspección de los libros de la
compañía, orden que debe verificarse luego de oídos a los comisarios y
administradores de la sociedad.
Ese es el procedimiento que debió seguirse previo a cualquier otra acción, porque
para que pueda hablarse de visos delictivos en un determinado hecho, primero se
debe determinar su antijuridicidad, no al revés. De allí que exista una
prejudicialidad mercantil en el presente proceso penal, constituida por el necesario
procedimiento de irregularidades administrativa regulado en el artículo 291 del
Código de Comercio.
SEGUNDO
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Infracción de los artículos 65, 66, y 67 del Código Orgánico Procesal Penal,
que se refieren a la competencia por la materia de los Tribunales Penales
Conforme a lo previsto en el artículo 28 ordinal 3° del Código Orgánico Procesal
Penal me opongo a la persecución penal por cuanto el Tribunal al admitir la
querella bajo los términos en que fue presentada, incurrió en la infracción de los
artículos 65, 66, y 67 del Código Orgánico Procesal Penal, que se refieren a la
competencia por la materia de los Tribunales Penales de Primera Instancia
Estadales y Municipales en funciones de Control, e igualmente infringió el artículo
291 del Código de Comercio Venezolano, al atribuirse una competencia que está
reservada al Juez de Comercio.
El ejercicio de una función pública por un individuo distinto al llamado por la Ley a
ejercerla, constituye un vicio, como lo es la incompetencia.
Ciudadano Juez, el artículo 141 de la Constitución Nacional establece: “La
Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y ciudadanas y se
fundamenta en los principios de honestidad, participación, celeridad, eficacia,
eficiencia, transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de
la función pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho”.
Tales valores son plenamente aplicables a la actividad de la administración
cuando actúa como órgano jurisdiccional, en los cuales tiene la obligación de
respetar el principio de legalidad como expresión de la tutela judicial efectiva a los
derechos ciudadanos, al debido proceso y al derecho a la defensa que consagra la
carta magna.
En tal sentido, nuestro ordenamiento jurídico establece que en todo procedimiento
sea este judicial o administrativo en el cual debe privar el debido proceso, la
relación jurídica procesal debe constituirse válidamente satisfaciendo las
formalidades que la ley determina, y sólo después de que se haya depurado el
proceso de cualquier vicio que afecte la válida constitución de la relación procesal
o la haga inexistente, es que nace para el órgano jurisdiccional la obligación de
conocer y resolver el fondo de la controversia.
Por ello, para verificar el cumplimiento de los llamados presupuestos procesales,
tanto las partes como el Juez, están autorizados para controlar la válida
instauración del proceso, advirtiendo los vicios en que haya incurrido el accionante
respecto a la satisfacción de los presupuestos procesales.
Forma parte de la activad oficiosa del órgano jurisdiccional, revisar en cualquier
estado y grado del proceso la conformidad en los requisitos de admisión de la
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acciones y declarar la inadmisibilidad de las mismas, por cualquiera de los motivos


establecidos en la ley.
En este sentido, la doctrina señala que los presupuestos procesales de la acción:
”…son el fundamento de eficacia de la acción, entendida como el derecho
que se tiene a la garantía jurisdiccional y que obra contra el Estado, de
quien proviene esa garantía. La idoneidad de la parte que puede estar
afectada por alguna incapacidad al momento de otorgar poder al abogado
actor o de intervenir directamente en la impetración de la demanda; la falta
de investidura del juez; la incompetencia material del Tribunal o su falta de
jurisdicción en materias no disponibles por los litigantes. En todos estos
casos, la ausencia de capacidad, investidura, jurisdicción o competencia
material (…verbigracia, porque conoce del caso un juez civil en vez del
penal), determina que no se haya ejercido la acción; y por tanto la incoación
de un proceso, válido en apariencia, no ha tenido lugar…” (Henríquez La
Roche, R. (2005). “Instituciones de Derecho Procesal”. p. 87). (El
Subrayado, la cursiva y la negrilla son míos.)
Y sobre la competencia ha previsto que “…es un presupuesto de la sentencia de
mérito”.
La doctrina tradicional la considera como un presupuesto del proceso
(presupuesto procesal). Esto es, un requisito sin el cual el proceso carece de
existencia jurídica o de validez formal.
En nuestro sistema, la falta de competencia impide examinar el mérito de la causa,
de tal modo que este requisito ha sido calificado por algunos autores como
requisito o presupuesto del examen del mérito de la causa.
Por tanto, el proceso que se desarrolla ante un órgano incompetente, es un
proceso que no puede ser decidido en su mérito, por falta del presupuesto de la
sentencia y si la incompetencia es por la materia, por el valor de la demanda o
territorial no derogable, la falta puede ser declarada de oficio por el tribunal o a
petición de la parte mediante las excepciones.
En ese sentido, la Sala de Casación Penal, en sentencia 194 de fecha 02 de julio
de 2018., dictada en el expediente Nº AA30-P-2018-000118, expresó lo siguiente:
Las normas relativas a la jurisdicción y a la competencia han surgido como
consecuencia de la garantía del juez natural, entendiendo por tal la que
exige que el órgano judicial que conozca de un asunto sea el que la ley, de
manera previa, le ha atribuido tal competencia, y ello se justifica en que, así
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como el delito y la pena, por exigencia del principio de legalidad, deben


estar establecidos con anterioridad a su persecución, igualmente el tribunal
que ha de imponer la pena por el delito cometido, así como su ámbito de
actuación, deben estar predeterminados por aquélla.
En tal sentido, dicha garantía demanda lo siguiente: a) los hechos punibles
sólo pueden ser enjuiciados por los tribunales; b) debe tratarse de
tribunales ordinarios, lo que implica la proscripción de órganos judiciales ad
hoc (es decir, constituidos para un caso concreto), lo cual no impide la
especialización de dichos órganos; y c) los mismos deben estar
determinados por la ley con anterioridad a la comisión del hecho punible.
Esta potestad de administrar justicia que tienen por delegación del Estado
las instancias judiciales, está limitada en razón del territorio, la materia, la
persona y la capacidad subjetiva del juez o jueza.
Por su parte, la competencia por la materia podría atender tanto a la
naturaleza de la pretensión deducida, a la entidad de los hechos acaecidos,
a las características de los sujetos involucrados como a los intereses dignos
de protección.
En otras palabras, se puede aseverar que la competencia por razón de la
materia es el poder-deber de un tribunal de primer grado de conocer y
juzgar un determinado delito por razón de la entidad de éste. (Vid. Manzini,
Vicenzo: Tratado de Derecho Procesal Penal, 1987, pág. 45).
LA competencia por la materia es de orden público y está vinculada con la
garantía judicial de ser juzgado por el juez natural, previsto en el artículo 49 del
texto constitucional.
Al respecto la Sala Constitucional, en sentencia Nº 144 del 24 de marzo de 2000
(referida por Sala Plena en sentencia Nº 23, publicada el 10 de abril de 2008),
precisó lo siguiente:
“…el ser juzgado por el juez natural es una garantía judicial, y un elemento
para que pueda existir el debido proceso, la abrogada Constitución de 1961
en su artículo 69, así como la vigente en su artículo 49, consagran el
derecho de las personas naturales o jurídicas a ser juzgadas por dicho juez
natural (…). La comentada garantía judicial, es reconocida como un
derecho humano por el artículo 8 de la Ley Aprobatoria de la Convención
Americana de Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica y por
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el artículo 14 de la Ley Aprobatoria del Pacto Internacional de Derechos


Civiles y Políticos.
Esta garantía judicial es una de las claves de la convivencia social y por ello
confluyen en ella la condición de derecho humano de jerarquía
constitucional y de disposición de orden público, entendido el orden público
como un valor destinado a mantener la armonía necesaria y básica para el
desarrollo e integración de la sociedad…”
…Omissis…
…siendo la competencia un presupuesto de la sentencia de mérito, pese a
que resultarían válidas las actuaciones por aquél practicadas hasta la
oportunidad de decidir el fondo, la sentencia dictada por ese juez
incompetente estaría viciada de nulidad, vicio que podría ser declarado por
el Superior que decidiese en grado sobre el fondo del asunto, o por el más
Alto Tribunal.”
Ciudadano Juez, del contenido se advierte desde el primer momento que estamos
ante una simple denuncia por IRREGULARIDADES ADMINISTRATIVAS, a tenor
de lo establecido en el artículo 291 del Código de Comercio Venezolano.
El cúmulo de desaciertos con los que fue redactada la querella y la manifestación
de la querellante quien afirma que su legitimación deviene de su condición de
accionista, revelan que se trata de una denuncia, por el incumplimiento por parte
del Administrador de la empresa DISTRIBUIDORA SERVITODO COMPAÑÍA
ANÓNIMA de sus obligaciones. Denuncia que según la querellante descansa
sobre pruebas manifiestas de que existen fundadas sospechas de graves
irregularidades cometidas por el ciudadano HECTOR BRACHO.
No estamos ante un caso de denuncia de dilapidación de bienes conyugales o de
la comunidad de gananciales, no, en este caso la querellante no involucra su
condición de cónyuge a pesar de mencionarla.
Ahora bien, de conformidad con la resolución número 2009-0006, de fecha 18 de
marzo de 2009, la Sala Plena del Supremo Tribunal de la República estableció:
Artículo 3 “Los Juzgados de Municipio conocerán de forma exclusiva y excluyente
de todos los asuntos de jurisdicción voluntaria o no contenciosa en materia civil,
mercantil, familia…”., en consecuencia como quiera que el asunto presentado a
consideración de esta sede penal, lo es por Jurisdicción no contenciosa, resulta
competente para adentrarse al conocimiento de la Solicitud de
IRREGULARIDADES ADMINSITRATIVAS, los Juzgados (Categoría C), de
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Municipio y Ejecutor de Medidas del Municipio Carirubana de la Circunscripción


Judicial del Estado Falcón el caso de marras que la pretensión de los
demandantes consiste, según los términos de la querella, en una denuncia, por el
incumplimiento por parte del Administrador de la empresa DISTRIBUIDORA
SERVITODO COMPAÑÍA ANÓNIMA de sus obligaciones, denuncia que según la
querellante descansa sobre pruebas manifiestas de orden contable, que
supuestamente revelan fundadas sospechas de graves irregularidades cometidas
por el ciudadano HECTOR BRACHO, administrador de la referida empresa.
De allí que este Tribunal Penal de Control, de conformidad con lo establecido en
los artículos 21, 26, 28 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, 65, 66, y 67 del Código Orgánico Procesal Penal, y el artículo 291 del
Código de Comercio, sea incompetente para conocer de la materia mercantil, y
deba declinar su competencia al Juzgado Distribuidor Ordinario y Ejecutor de
Medidas del Municipio Carirubana de la Circunscripción Judicial del estado F., al
que corresponda conocer en razón de la materia, por tratarse de la sustanciación
de un asunto de jurisdicción voluntaria o no contenciosa de naturaleza
eminentemente mercantil.
En tal sentido el artículo 291 del Código de Comercio que dispone lo siguiente:
Cuando se abriguen fundadas sospechas de graves irregularidades en el
cumplimiento de sus deberes por parte de los administradores y la falta de
vigilancia de los comisarios, un número de socios que represente la quinta
parte del capital social podrá denunciar los hechos al Tribunal de Comercio,
acreditando debidamente el carácter con que proceden.
EL Tribunal, si encontrare comprobada la urgencia de proveer antes de que
se reúna la asamblea, podrá ordenar, luego de oídos los administradores y
comisarios, las inspección de los libros de la compañía, nombrando a este
efecto, a costa de los reclamantes, uno o más comisarios, y determinado la
caución de aquéllos han de prestar por los gastos que se originen de tales
diligencias.
El informe de los comisarios se consignará en la Secretaría del Tribunal.
Cuando no resulte ningún indicio de la verdad de las denuncias, así lo
declarará el Tribunal, con lo cual terminará el procedimiento. En caso
contrario, acordará la convocatoria inmediata de la asamblea. Contra estas
providencias nos e oirá apelación sino en un solo efecto.
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Conforme a lo anterior, se evidencia claramente y sin lugar a dudas que la


pretensión de la querellante encuadra perfectamente con las previsiones
contenidas en la citada norma, donde la ciudadana LINOSKA MOLINA, en su
condición de accionista de la empresa DISTRIBUIDORA SERVITODO
COMPAÑÍA ANÓNIMA, denuncia irregularidades en la administración de dicha
empresa, contra el ciudadano HECTOR BRACHO, en su condición de
Administrador, y la ciudadana Alcira Pire en su condición de Contadora, razón por
la cual no puede considerarse que la pretensión la constituya una acción penal, tal
como lo interpretó este Juzgado de Control, pues es claro el planteamiento y
petitorio de los solicitantes, al indicar que se trata de una denuncia por
irregularidades administrativas, a pesar de que se haya fallado en la calificación
jurídica de la acción, al llevarla a los estrados bajo la forma de una querella penal.
Siendo así, debe entonces en primer lugar determinarse la naturaleza de este
procedimiento, y en tal sentido, con respecto al citado artículo 291 la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, mediante sentencia de fecha 13
de agosto de 2002, con Ponencia del Magistrado P.R.R.H., expediente 01-1210,
sostuvo:
…Como se puede observar del análisis de la norma que antes fue
transcrita, la finalidad de la misma es la salvaguarda de los derechos de las
minorías societarias, para cuyo fin, en caso de que a juicio del juez existan
o no fundados indicios sobre la veracidad de la denuncias (sic), la
providencia judicial definitiva está dirigida a acordar o no la convocatoria de
una asamblea extraordinaria; de allí que, según el autor L.I.Z., “la actuación
del J. está limitada a resolver si procede o no la convocatoria de la
asamblea”, en la cual, en caso de que sea acordada, se ventilará si,
efectivamente, existen o no las irregularidades que sean denunciadas, así
como todo lo que se considere pertinente. Es decir, no le está dado al juez
pronunciarse sobre la existencia o no de las irregularidades, así como
tampoco imponer a la asamblea las medidas que se deben tomar, por
cuanto ésta no es la finalidad de la norma, la cual resguarda el derecho
constitucional a la libre asociación. Es por ello que, como no se trata de un
juicio donde exista contención o conflicto intersubjetivo de intereses, la
decisión que se tome no es de condena, constitutiva ni declarativa, sólo
está destinada al otorgamiento de la posibilidad, a los socios minoritarios,
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de la convocatoria de una asamblea extraordinaria en la cual se ventilen


sus denuncias; de allí que el Juez tenga facultades bien limitadas.”
Del anterior criterio jurisprudencial, se debe inferir que el procedimiento por
irregularidades administrativas en sociedades mercantiles contenido en el artículo
291 del Código de Comercio, corresponde a la jurisdicción civil voluntaria o no
contenciosa.
En este punto también es importante considerar la Doctrina del Ministerio Público
sobre el Código Orgánico Procesal Penal (2003), en la que ha postulado lo
siguiente:
Aunado a lo señalado debe advertirse que por ser una fase procesal en ella
también interviene el órgano judicial, que atendiendo precisamente a su
función, adopta en ésta y en la intermedia, el nombre de juez de control. En
tal sentido dispone el Código Orgánico Procesal Penal: ´Artículo 106.
Composición y atribuciones. El control de la investigación y la fase
intermedia estarán a cargo de un tribunal unipersonal que se denominará
tribunal de control…´. ´Artículo 282. Control judicial. A los jueces de esta
fase les corresponde controlar el cumplimiento de los principios y garantías
establecidos en este Código, en la Constitución de la República, tratados,
convenios o acuerdos internacionales suscritos por la República; y practicar
pruebas anticipadas, resolver excepciones, peticiones de las partes y
otorgar autorizaciones´. ´Artículo 532. Funciones jurisdiccional. …/El Juez
de control, durante las fases preparatoria e intermedia, hará respetar las
garantías procesales, decretará las medidas de coerción que fueren
pertinentes, realizará la audiencia preliminar, aprobará acuerdos
reparatorios y aplicará el procedimiento por admisión de los hechos´. Las
citadas normas evidencian el papel fundamental atribuido al juez en esta
fase, cuya función puede resumirse en la expresión ´hacer respetar las
garantías procesales´. Por otra parte, ha de tenerse presente que siendo la
competencia materia de orden público no puede dejar de observarse, que
no es disponible por voluntad de las partes. Ello resulta lógico, pues si
aquella -la competencia- es la cualidad que legitima a un órgano judicial
para conocer de un determinado asunto, con exclusión de los demás
órganos judiciales, la misma por tanto no podría dejar de observarse. A este
respecto conviene citar lo señalado por Jorge Longa Sosa, quien a referirse
a esta materia, ha expresado: ´El interés global tutelado mediante las
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normas sobre competencia jurisdiccional penal no es libremente disponible


por nadie, sólo puede disponer de él la voluntad soberana de la ley. Esta
regla es absoluta e indefectible respecto de la competencia por razón de la
materia, que representa una garantía sustancial de justicia; (Omissis). Así
las cosas, afirmado como ha sido: que esta etapa del proceso –fase
preparatoria- al igual que las demás es controlada por el órgano
jurisdiccional, el cual está llamado a conocer desde su inicio y no sólo a
partir de la producción de un acto conclusivo; que además la competencia
es materia de orden público; y por último, que conforme a lo establecido en
el artículo 69 del Código Orgánico Procesal Penal, los actos procesales
efectuados ante un tribunal incompetente en razón de la materia serán
nulos;…” (La negrilla, el subrayado y la cursiva son míos)
Definido esto, tenemos que en fecha 18 de marzo de 2006, la Sala Plena del
Tribunal Supremo de Justicia mediante Resolución N° 2009-0006, modificó a nivel
nacional, las competencias de los juzgados para conocer de los asuntos en
materia Civil, Mercantil y Tránsito, estableciendo en su artículo 3 lo siguiente:
Los Juzgados de Municipio conocerán de forma exclusiva y excluyente de
todos los asuntos de jurisdicción voluntaria o no contenciosa en materia
civil, mercantil, familia sin que participen niños, niñas y adolescentes, según
las reglas ordinarias de la competencia por el territorio, y en cualquier otro
de semejante naturaleza. En consecuencia, quedan sin efecto las
competencias designadas por textos normativos preconstitucionales.
Quedando incólume las competencias que en materia de violencia contra la
mujer tienen atribuida.
Esta disposición atribuye a los Juzgados de Municipio el conocimiento de los
asuntos correspondientes a la jurisdicción voluntaria en materia civil, mercantil y
familia donde no participen niños, niñas y adolescentes, independiente de la
cuantía del asunto, de manera exclusiva y excluyente, es decir, que no deben ser
conocidos por otra categoría de Tribunales.
Lo más grave en este punto es que el Juez de Control sabe que no es competente
porque al momento de motivar las medidas preventivas dictadas, establece
claramente que este proceso penal se origina ”mediante una de las formas de
proceder como lo constituye la Querella que incide en un inicio con ocasión
de una relación asociativa contractual entre la hoy querellante y los ahora
Querellados constituyéndose en un acto especifico sus señalamientos al
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indicar: “En este orden, mi legitimación para proponerla deriva de mi


condición de Accionista de la empresa (…)”. Con lo cual reconoce el origen
civil de carácter mercantil del objeto de la querella.
TERCERO
La Querella no fue promovida conforme a la ley.
III.1.- Conforme a lo previsto en el artículo 28 ordinal 4° letra “c” del Código
Orgánico Procesal Penal me opongo a la persecución penal por cuanto la misma
no fue promovida conforme a la ley, ya que la querella de la supuesta víctima, se
basa en hechos que no revisten carácter penal.
No puede abrirse ninguna causa ni ningún juicio criminal si no es para resolver un
asunto penal en este caso es evidente que se ha instalado un proceso penal para
resolver un asunto mercantil. En este caso tenemos que las irregularidades
administrativas como se explica más adelante tiene una naturaleza no penal.
En este mismo orden de ideas, los hechos planteados por la Querellante resultan
inverosímiles, llamando poderosamente la atención la forma en que
presuntamente ocurrieron los mismos, ya que en un principio tal y como lo indica
la admisión de la querella, la querellante expresa que su legitimación deriva de su
condición de accionista de la empresa DISTRIBUIDORA SERVITODO C.A.”, pero
luego al folio dos habla de “abuso de la confianza conyugal”, con lo cual se genera
una confusión entre lo que son las sociedades de gananciales (Comunidad
Conyugal) y las sociedades de capital (Sociedades Mercantiles), por otro lado
afirma la querellante que se realizaban transferencias a una persona de nombre
NORAIMA JOSEFINA RODRIGUEZ, simulando que dichas transferencias se
hacían a una cuenta Bancaria de Distribuidora Servitodo C.A., en el Banco de
Venezuela, pero cuando se revisan los recaudos que trae a los autos relacionados
con el punto en cuestión, salta a la vista lo descabellado de tal conjetura, pues, tal
y como consta al folio cincuenta y seis (56) del expediente, en el comprobante de
transferencia de fecha 18 de diciembre de 2018, al que se hace alusión en el
punto 4 contenido en el apartado relacionado con los MEDIOS DE PRUEBA, la
mención que se hace a la Distribuidora Servitodo, esta generada por el Sistema de
entidad Bancaria y no por mi persona, y por otro lado, es evidente que el sistema
lo que hace es identificar al titular de la cuenta a debitar, en este caso la “cuenta
corriente 011402*********8602 del BANCO DE VENEZUELA cuenta Corriente
Distribuidora Servitodo C.a.”, no la cuenta corriente a acreditar, que por ser un
sistema automatizado está programado para identificar en la forma debida. Por lo
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que el artificio capaz de engañar al que hace referencia la querellante, y con el


cual se simulo una transferencia bancaria, no pasa de ser una información rendida
por un sistema automatizado, cuyo funcionamiento no me es imputable.
Igualmente señala la querellante que se asumieron falsas identidades en
transferencias bancarias, pero tal y como ocurre con la afirmación anterior, en este
caso al revisarse los recaudos que trae a los autos relacionados con el punto en
cuestión, salta a la vista lo descabellado de esta otra conjetura, pues, tal y como
consta a los folios 84, 87, 91, 93, 97, 99, 101, y 104., del expediente, en los
correos electrónicos que fueran remitidos desde la cuenta de correo electrónico
conexión.bancaribe@bancaribe.com.ve a mi cuenta de correo electrónico
hectorricardo2009@hotmail.com, (que ni siquiera forma parte del capital de la
empresa Distribuidora Servitodo C.A., ni de la Comunidad Conyugal a que hace
alusión la querellante en su confusión), a los que se hace alusión en la querella,
en el punto 7 contenido en el apartado relacionado con los MEDIOS DE PRUEBA,
la mención que se hace a “Vector Bracho”, esta generada por el Sistema de
entidad Bancaria, que remite el correo electrónico y no por mi persona, Por lo que
nuevamente el artificio capaz de engañar al que hace referencia la querellante, y
con el cual se asumió una falsa identidad, no pasa de ser una información rendida
por un sistema automatizado, cuyo funcionamiento no me es imputable.
Por otro lado, tenemos, como bien se adelantó que de ser válidas las copias se
trataría de supuestos correos electrónicos que fueron remitidos desde la cuenta de
correo electrónico conexión.bancaribe@bancaribe.com.ve a mi cuenta de correo
electrónico hectorricardo2009@hotmail.com, (que ni siquiera forma parte del
capital de la empresa Distribuidora Servitodo C.A., ni de la Comunidad Conyugal a
que hace alusión la querellante en su confusión), es decir, fueron remitidos por un
tercero a mi cuenta personal, y han sido producidos en copia fotostática anexos y
como medios de prueba del contenido de la querella, sin el consentimiento ni del
autor ni de mi persona. Esto ocurre con todos los documentos presentados y que
rielan a los Folios del Expediente que van del 45 al 56, 59, 60, del 64 al 77 y del 84
al 104.
La Ley Sobre Mensajes de Datos y Firmas Electrónicas dispone que cuando el
documento electrónico es impreso tiene igual valor que las copias o
reproducciones fotostáticas (art. 4). Ello ratifica que será prueba hasta tanto no
sea desconocido (rechazado) y desvirtuado por la parte a quien se le opone, como
ocurre en este momento en el cual lo impugno por ser fotocopias simples y por ser
14

ilegal debido a no contar con el consentimiento ni del autor ni del destinatario del
correo electrónico.
El mismo artículo 4 establece que la forma de promover, controlar, contradecir y
evacuar en juicio un documento electrónico, es la prevista en la ley procesal para
las “pruebas libres”; es decir, aquellas no catalogadas expresamente en el Código
de Procedimiento Civil. Este código en su artículo 395 ordena que la prueba libre
se tramite bajo las mismas reglas de la prueba convencional que más se le
asemeje, lo que en el caso del correo electrónico es el documento privado
constituido por una carta o misiva.
En el caso sub examine, los correos electrónico no pueden ser valorados ni
debieron ser apreciados por el Juzgador por ser una prueba ilegal en virtud de que
no consta en autos, que el autor de los mismos, ni el destinatario de ellos, hayan
otorgado previamente su consentimiento para traerlos a los autos de conformidad
con los artículos 1.373 y 1.374 del Código Civil. De conformidad con el artículo
1.371 ejusdem, ‘pueden hacerse valer en juicio como prueba o principio de prueba
por escrito las cartas misivas dirigidas por una de las partes a la otra, siempre que
en ellas se trate de la existencia de una obligación o de su extinción, así como de
cualquier otro hecho jurídico relacionado con los puntos que se controviertan. El
autor de la carta puede exigir la presentación de esta a la persona a quien fue
destinada, o producirla en juicio p ara los efectos mencionados’. En este caso
Bancaribe institución bancaria que ofrece el servicio conexión Bancaribe, no es
parte procesal en este procedimiento, por lo que, de conformidad con los artículos
1.371 y 1.373 del Código Civil, esta prueba resulta inadmisible por ilegal, más aún
cuando el mencionado autor no prestó su consentimiento previo para su
promoción en esta causa, ni tampoco se previó mi consentimiento como
destinatario.
Sobre el punto tratado ha expresado el autor Arístides Rengel Romberg en su
obra “Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano” Tomo III, al afirmar: “…Aquí
la legalidad del medio está sometida a un requisito expreso (el consentimiento
expreso del tercero y del autor de la carta) de modo que la promoción de la prueba
sin acreditar el cumplimiento del requisito, la hace ilegal, y por lo tanto
inadmisible. 
Lo mismo ocurre con las cartas misivas, dirigidas y recibidas entre terceros, las
cuales no pueden, en ningún caso, emplearse como medios de prueba en juicio
por personas que no son causantes ni mandatarios del tercero; por lo que, la
15

promoción de estas misivas sin acreditar la cualidad de causantes o mandatarios,


las hace ilegales, y en consecuencia inadmisibles. Y como ya se dijo en el caso
del correo electrónico es el documento privado constituido por una carta o misiva.
Y particularmente en este caso, debe considerarse que se trata de correos
dirigidos a una cuenta personal, que es un bien propio de su titular, que no forma
parte de ninguna sociedad ni de gananciales ni de capital, que contiene
información relativa a actividades bancarias, y en consecuencia se trata de cartas
misivas de carácter confidencial, que requieren el consentimiento del autor y de la
persona a quien fueron dirigidas (Art. 1373 C.C.). En estos casos, el juez debe
desestimar las cartas misivas que se hayan presentado en contravención de la ley,
sin perjuicio de los derechos que correspondan al agraviado por violación del
secreto debido a la correspondencia epistolar (Art. 1374 C.C.). Precisado lo
anterior, y resultando evidente que los correos electrónicos que estamos
comentando fueron usados sin el consentimiento ni del autor ni del destinatario,
para traerlos a los autos, en consecuencia, dicha prueba resulta inadmisible por
ilegal, por lo que estaba vedada a la sustanciación de la admisión de la querella y
sobre todo para el decreto de las medidas preventivas.
Asimismo, afirma la querellante que monté una escena, situación que no explica
más allá de calificarla como escena, exigiéndole que le pidiera dinero prestado a
sus hermanas, a quienes no identifica, por un monto de QUINIENTOS MILLONES
DE BOLÍVARES (Bs. 500.000.000,00.), para pagar facturas de la empresa a
proveedores y relaciona esta supuesta circunstancia con la realización de dos
transferencias de pago a GRACIELA DEL CARMEN ARTEAGA PALENCIA. Y
sobre tales transferencias solo atina a comentar que no están registradas en la
contabilidad ni aparecen facturas emitidas por esa persona. Pero si afirma que fue
un mecanismo para sustraer ilegalmente los dineros de la empresa, lo cual no es
sino una insidiosa conjetura. Sobre el papel, solo el dicho de la querellante, sin
ningún medio de prueba que avalé el supuesto préstamo.
Vale recordar en este punto la doctrina de la Sala Plena del Tribunal Supremo de
Justicia, expuesta en el Expediente Nº 1234., en fecha 30 de mayo de 2000., en el
caso JAVIER ELECHIGUERRA NARANJO Vs. LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ:
“En realidad, no debe interesar al Derecho Penal la conjetura de alguien
acerca de lo que "pudo" haber influido un alto funcionario público, sino
la certidumbre de que fue así. Y esta seguridad únicamente se alcanza
16

cuando hay pruebas concluyentes, las cuales no podrán nunca recaer en


meras sospechas e inanidades que, como tales, no habrán de ser jamás ni
indubitables ni indubitadas: de manera que cuando el ciudadano Fiscal
General de la República se refiere en su imputación a la influencia o al
efecto que “sin duda” se causó, lo hizo sin el debido apoyo ni en la lógica ni
en el cumplimiento de los requerimientos básicos del tipo criminoso en
estudio. 
En holocausto a la libertad el Derecho Penal abomina las presunciones. Al
respecto es oportuno recordar la sabia enseñanza del "sumo maestro de
Pisa”: "...pues la ciencia no admite el predominio de las presunciones en
materias penales". (CARRARA, Programa de Derecho Criminal, Parte
Especial, vol.II, pág.186, Temis, Bogotá).
Por otro lado, es necesario decir, que la relación de 109 transferencias bancarias a
que se hace alusión en la querella, en el punto 7 contenido en el apartado
relacionado con los MEDIOS DE PRUEBA, fue realizada por la Licenciada
LINORA MOLINA ALVAREZ, titular de la Cédula de Identidad Nº 13.108.830.,
Contador Público con Inscripción en el Colegio de Contadores Públicos Nº ___.,
hermana de la querellante, quien a todas luces carece de la objetividad y
responsabilidad profesional idónea, pues, al suscribir y sellar la relación que
presenta su hermana querellante está violando los artículos 11 y 13 del CÓDIGO
DE ÉTICA PROFESIONAL DEL CONTADOR PÚBLICO VENEZOLANO, que
establecen:
ARTÍCULO 11.- El Contador Público no deberá firmar informes de auditoría
que no hayan sido redactados por él o bajo su dirección. .Tampoco deberá
estampar su firma autógrafa y el número de colegiación en el cuerpo de los
estados financieros que prepare, revise limitadamente o dictamine. En todo
caso, deberá expresar en un informe escrito la naturaleza del trabajo
realizado, su alcance y grado de responsabilidad que asume.
ARTICULO 13.- A fin de garantizar su criterio independiente e
imparcialidad, el Contador Público deberá abstenerse de actuar en los
casos siguientes: a) Cuando sea pariente hasta el cuarto grado de
consanguinidad o segundo de afinidad del propietario o socio principal de la
empresa, o de algún director, administrador o empleado que tenga
intervención importante en la dirección y administración de los negocios del
cliente.
17

Por lo que toda actuación de esta ciudadana relacionada con esta querella debe
ser desechada e incluso debe oficiarse al Colegio de Contadores de Punto Fijo,
con el fin de que imponga las sanciones que corresponden.
Ciudadano Juez, la supuesta víctima en su querella denuncia la comisión del delito
de ESTAFA CONTINUADA, previsto y sancionado en el encabezamiento del
artículo 462 del Código Penal (Aun cuando tanto la querellante y el Tribunal hayan
indicado el artículo 464 ejusdem), pero del análisis de los pretendidos elementos
de convicción que se anexan a la querella es posible inferir que no se encuentra
demostrado en actas en contra de los ciudadanos querellados, como Coautores
en el Delito de ESTAFA CONTINUADA, delito alguno, por cuanto los hechos
denunciados no constituyen delito debido a la ausencia de tipicidad, toda vez que
la conducta asumida por los presuntos denunciados, no está descrita en la ley
como un ilícito penal. Así, cuando analizamos el delito de estafa nos encontramos
que uno de los elementos constitutivos de este delito es el engaño, logrando a
través de artificios o medios capaces de sorprender la buena fe de una persona, lo
cual requiere que el dolo sea anterior al engaño y a la ejecución de los medios o
artificios empleados para hacer incurrir a la víctima en error y de esta forma
obtener un provecho injusto, en el presente caso no hubo engaño o artificios, sólo
una relación mercantil, una obligación mercantil no satisfecha por uno de los
querellados en este caso por HECTOR BRACHO, de la empresa
DISTRIBUIDORA SERVITODO C.A., de la cual es accionista la querellante, y en
virtud de lo cual alega su legitimación para querellarse. Esto implica que el hecho
u objeto del proceso no se realizó o no puede atribuírsele al imputado, es decir,
que la conducta desplegada por los querellados, no constituyó en modo alguno
delito, por carecer el mismo de tipicidad, desprendiéndose de dicha conducta, la
no comisión de delito que originariamente dio inicio a una investigación,
Con relación a este particular, considero necesario referir lo siguiente:
El artículo 462 del Código Penal (vigente para el momento de los hechos), dispone
lo siguiente:
"El que, con artificios o medios capaces de engañar o sorprender la buena fe de
otro, induciéndole en error, procure para sí o para otro un provecho injusto con
perjuicio ajeno, será penado con prisión de uno a cinco años".
Para Antón Oncea, es aquella conducta engañosa, con ánimo de lucro injusto,
propio o ajeno, que determinando un error en una o varias personas, les induce a
18

realizar un acto de disposición, que conlleva un perjuicio en su patrimonio o en el


de un tercero.
Para Soler, es una disposición patrimonial y perjudicial, realizada a través de un
error, al cual se ha lIegado mediante ardides tendientes a obtener un indebido
beneficio
Pero la estafa se caracteriza por el dolo inicial o dolo al comienzo, o sea que es
anterior a la tenencia o recepción de la cosa.
El artificio en la estafa, es toda simulación o disimulación suficiente para llevar al
engaño, siendo necesaria una conducta activa desplegada para engañar a una
víctima, y en esto es necesario apreciar cada caso, pues puede suceder, que un
artificio utilizado en una oportunidad no sea eficazmente sólido, en relación a otras
probables víctimas.
Con respecto al error, la consecuencia de la utilización de un medio fraudulento,
ha de inducir en error a la víctima, por lo que no concibe la estafa sin el error de la
víctima. Debe existir un vínculo, un vaso comunicante entre el artificio que
provoque el error, y éste a su vez, determina la prestación perjudicial, en la que la
conducta del victimario actúa sobre las facultades cognoscitivas y volitivas de la
persona. El provecho injusto para el victimario, consiste en cualquier beneficio
económico, material o moral, sin soporte en motivo legítimo para procurarlo. En
definitiva, la estafa es un delito doloso, en el cual el agente actúa con voluntad y
consciencia, y se consuma al obtenerse, conseguirse, el provecho injusto con
perjuicio de otro.
Ciudadano Juez, los hechos que han sido señalados por el querellante, no puede
subsumirse en el tipo penal antes descrito.
Es importante resaltar, que la tipificación es un procedimiento técnico-científico,
conforme el cual, el operador de justicia dentro del estudio de los hechos
sometidos a su consideración, como producto de una investigación con cánones
criminalístico, en primer lugar, los caracteriza y describe objetivamente. Esta labor
evaluativa, permite luego ajustar estos hechos a una norma concreta, contenida a
su vez en un catálogo legal vigente, siendo esta adecuación, también llamada por
la doctrina como subsunción, y de índole eminentemente comparativa.
En este sentido es necesario reiterar que la querellante expresa que actúa en su
condición de accionista de la empresa DISTRIBUIDORA SERVITODO C.A.”, pero
luego al folio dos habla de “abuso de la confianza conyugal”, con lo cual se genera
una confusión entre lo que son las sociedades de gananciales (Comunidad
19

Conyugal) y las sociedades de capital (Sociedades Mercantiles), por otro lado


afirma la querellante que se realizaban transferencias a una persona de nombre
NORAIMA JOSEFINA RODRIGUEZ, simulando que dichas transferencias se
hacían a una cuenta Bancaria de Distribuidora Servitodo C.A., en el Banco de
Venezuela, pero si se revisan los recaudos que trae a los autos relacionados con
el punto en cuestión, como consta al folio cincuenta y seis (56) del expediente, en
el comprobante de transferencia de fecha 18 de diciembre de 2018, al que se hace
alusión en el punto 4 contenido en el apartado relacionado con los MEDIOS DE
PRUEBA, la mención que se hace a la Distribuidora Servitodo, esta generada por
el Sistema de entidad Bancaria y no por mi persona, y por otro lado, es evidente
que el sistema lo que hace es identificar al titular de la cuenta a debitar, en este
caso la “cuenta corriente 011402*********8602 del BANCO DE VENEZUELA
cuenta Corriente Distribuidora Servitodo C.a.”, no la cuenta corriente a acreditar,
que por ser un sistema automatizado está programado para identificar en la forma
debida. Por lo que el artificio capaz de engañar al que hace referencia la
querellante, y con el cual supuestamente se simuló una transferencia bancaria, no
pasa de ser una información rendida por un sistema automatizado, cuyo
funcionamiento no me es imputable. Igualmente señala la querellante que se
asumieron falsas identidades en transferencias bancarias, pero tal y como ocurre
con la afirmación anterior, en este caso al revisarse los recaudos que trae a los
autos relacionados con el punto en cuestión, salta a la vista lo descabellado de
esta otra conjetura, pues, tal y como consta a los folios 84, 87, 91, 93, 97, 99, 101,
y 104., del expediente, en los correos electrónicos que fueran remitidos desde la
cuenta de correo electrónico conexión.bancaribe@bancaribe.com.ve a mi cuenta
de correo electrónico hectorricardo2009@hotmail.com, (que ni siquiera forma
parte del capital de la empresa Distribuidora Servitodo C.A., ni de la Comunidad
Conyugal a que hace alusión la querellante en su confusión), a los que se hace
alusión en la querella, en el punto 7 contenido en el apartado relacionado con los
MEDIOS DE PRUEBA, la mención que se hace a “Vector Bracho”, esta generada
por el Sistema de entidad Bancaria, que remite el correo electrónico y no por mi
persona, Por lo que nuevamente el artificio capaz de engañar al que hace
referencia la querellante, y con el cual se asumió una falsa identidad, no pasa de
ser una información rendida por un sistema automatizado, cuyo funcionamiento no
me es imputable. Por otro lado, tenemos, como bien se adelantó que de ser
válidas las copias se trataría de supuestos correos electrónicos que fueron
20

remitidos desde la cuenta de correo electrónico


conexión.bancaribe@bancaribe.com.ve a mi cuenta de correo electrónico
hectorricardo2009@hotmail.com, (que ni siquiera forma parte del capital de la
empresa Distribuidora Servitodo C.A., ni de la Comunidad Conyugal a que hace
alusión la querellante en su confusión), es decir, fueron remitidos por un tercero a
mi cuenta personal, y han sido producidos en copia fotostática anexos y como
medios de prueba del contenido de la querella, sin el consentimiento ni del autor ni
de mi persona. Esto ocurre con todos los documentos presentados y que rielan a
los Folios del Expediente que van del 45 al 56, 59, 60, del 64 al 77 y del 84 al 104.
De igual forma, la querellante alega que los hechos imputados constituyen delitos
continuados en el tiempo. En especial habla de estafa continuada. La figura del
delito continuado, encuentra consagración expresa en la Ley, específicamente, en
el artículo 99 del Código Penal, en los siguientes términos: “Se considerarán como
un solo hecho punible las varias violaciones de la misma disposición legal, aunque
hayan sido cometidas en diferentes fechas, siempre que se hayan realizado con
actos ejecutivos de la misma resolución…”.
Por su parte, la doctrina ha desarrollado criterios relacionados con dicha figura y al
respecto, a nivel nacional, Alberto Arteaga Sánchez opina “…De acuerdo a
nuestro código, para que se configure el delito continuado se requiere: a) La
pluralidad de violaciones o hechos o su repetición de manera tal que cada hecho
en sí constituye, como lo afirma Carrara, una perfecta violación de la ley penal …
b) La violación de la misma disposición legal, de manera tal que las diversas
acciones deben constituir cada una de ellas el mismo hecho delictivo … c) Que
tales violaciones se hayan realizado con actos ejecutivos de la misma resolución,
requisito de gran complejidad en su interpretación, con el cual nuestra ley exige,
para que opere la ficción del delito continuado, que los diversos hechos sean fruto
de la misma resolución y que aparezcan como unificados por tal resolución, esto
es, como las diversas etapas de un solo proyecto, plan o designio criminal …”
(Derecho Penal Venezolano. Parte General. Octava Edición. Caracas, 1997, pp.
268 y 269).
De igual forma, debe observarse, que en su denuncia, la recurrente no deja
constancia alguna del cumplimiento, en el caso que nos ocupa, de los requisitos
legales necesarios para que se configure el delito continuado, confundiendo de
hecho las figuras jurídicas de la continuidad con la permanencia, ya que se ciñó a
indicar, que esa permanencia o continuidad, de manera conjunta, derivan del
21

hecho de las transferencias y pagos a proveedores y del provecho que se ha


obtenido del mismo.
Al respecto, debe acotarse que la realización de transferencias y pagos a terceros
ajenos a la empresa, constituye una circunstancia que nada tiene que ver con el
momento consumativo del delito, así como tampoco con la configuración del delito
continuado, en los términos supra indicados; igualmente, el provecho que se
obtenga del objeto, constituye un elemento del tipo penal de la apropiación, tanto
de naturaleza subjetiva como objetiva (finalidad de la acción, obtención efectiva
del provecho), así como del injusto típico de aprovechamiento de cosas
provenientes de delito, pero en ningún caso resulta determinante para la
consumación del delito de estafa continuada, como reiteradamente lo ha
establecido la doctrina y la jurisprudencia, el delito está definido en una norma
penal que conforme a su estructura está compuesta del precepto y la sanción. El
precepto, es la prohibición de una acción. Y la sanción, es la retribución o
consecuencia de la acción. Para determinar la tipología de delito como la de
estafa, en primer lugar hay que establecer cuáles son los elementos
indispensables que lo componen para determinar lo que la doctrina señala
“unicidad del tipo”.
Apuntando ello, se hace imprescindible comenzar definir el significado y la
naturaleza jurídica del delito de ESTAFA. Para el autor Grisanti Aveledo “es la
conducta engañosa, con ánimo de lucro injusto, propio o ajeno, que, determinando
un error en una o varias personas, les induce a realizar un acto de disposición,
consecuencia del cual es un perjuicio en su patrimonio en el de un tercero”
Es decir consiste en el hecho de engañar o sorprender la buena fe de otra
persona, para obtener un provecho injusto para sí o en beneficio de otro, del
análisis se desprende los elementos de la comisión, siendo: intención, el engaño,
el error, el provecho injusto y el perjuicio ajeno.
Ahora bien, para que se perfeccione el delito de estafa, previsto y sancionado en
el artículo 462 del Código Penal, es preciso que el agente activo primero tenga
dolo (intención) antes de realizar la conducta, saber que va engañar, haciendo
caer en error al sujeto pasivo, logrando de ello un beneficio sin tener derecho. por
ejemplo: El ciudadano Pedro Pérez exige dinero a la ciudadana Matha Zamora
para la adquisición de una vivienda, esta a su vez cayendo en error hace entrega
del capital, y el ciudadano Pedro Pérez nunca entrega la vivienda ofrecida.
22

Del ejemplo anteriormente descrito se desprende todos los elementos que


configuran la estafa, caso contrario fuera si el ciudadano Pedro Pérez entrega la
vivienda. Es decir tiene que haber una consumación instantánea del delito. Este
tipo penal admite grado de tentativa pero no de frustración.
La estafa tiene muchas modalidades, desde la simple, calificada, continuada o
agravada.
De lo expresado precedentemente, se evidencia que, en el caso que nos ocupa,
no resultó acreditado la pluralidad de violaciones o hechos, como elemento
esencial para configurarse el delito continuado; y por último, el provecho no
guarda relación alguna con el momento consumativo de los delitos enjuiciados.
En consecuencia, la razón no asiste a la querellante, al afirmar que existen los
delitos acusados y que son continuados.
Pero quizás lo más importante es que el artículo 481 del Código Penal, contiene la
excusa absolutoria en la perpetración de delitos contra la propiedad entre
cónyuges, que impide la realización de ninguna diligencia en ese sentido.
Con relación a ello, debemos acotar que el código penal aún vigente, es muy claro
al establecer en su artículo 481 lo siguiente: “En lo que concierne a los hechos
previstos en los Capítulos I, III, IV, y V del presente Título, y en los artículos 473,
en su parte primera, 475 y 478, no se promoverá ninguna diligencia en contra del
que haya cometido delito: 1) En perjuicio del cónyuge no separado legalmente…”.
Se evidencia que para la comisión de delitos contra la propiedad, dentro de los
cuales figuran, el hurto, la estafa y otros fraudes, la apropiación indebida y el
aprovechamiento de cosas provenientes del delito, se puede ejercer la acción
penal en contra del cónyuge, siempre y cuando estén separados legalmente.
Delito por demás de “acción pública” es decir perseguible de oficio, por parte del
Ministerio Público.
Con respecto a la Asociación para delinquir en el extenso escrito de querella solo
se atina a decir lo siguiente:
“A los querellados les imputamos el delito de “Asociación para delinquir” por
constituir ellos una organización criminal formada por TRES (3) personas
que se concertaron para la comisión de los delitos que se les imputan y que
tenían por objeto sustraer, mediante artificios y engaños, los montos
dinerarios señalados y asi desbancar totalmente la empresa.”
Salvo la indicación que se hace al vuelto del folio 2., en el punto III DELITOS QUE
LES IMPUTO A LOS QUERELLADOS, y lo que se acaba de transcribir, no se
23

vuelve a mencionar ni a explicar el delito, ni se realizó la relación especificada de


todas las circunstancias esenciales del hecho.
Este tipo penal consiste en la agrupación de individuos, por cierto tiempo, con la
intención de cometer delitos y obtener, directa o indirectamente, un beneficio
económico o de cualquier índole para sí o para terceros.
Artículo Nº 37 de la Ley contra la Delincuencia Organizada y
Financiamiento al Terrorismo: “Quien forme parte de un grupo de
delincuencia organizada, será penado o penada por el solo hecho de
la asociación con prisión de seis a diez años.” (Énfasis propio) G.O. N°
39.912 del 30-04-2012.
Y al respecto, salvo la indicación que se hace al vuelto del folio 2., en el punto III
DELITOS QUE LES IMPUTO A LOS QUERELLADOS, no se vuelve a mencionar
ni a explicar el delito, ni se realizó la relación especificada de todas las
circunstancias esenciales del hecho.
Con respecto al delito de Asociación Para Delinquir, previsto y sancionado en el
artículo 37 de la LOCDOFT, En primer término y para definir la conducta que ha
de desplegar el sujeto activo para la comisión de esta acción antijurídica, se debe
determinar el verbo o núcleo rector, por ser éste quien define la conducta típica,
siendo el de “formar”, toda vez que, como bien se ha establecido anteriormente, el
delito se castiga por el sólo hecho de pertenecer o formar parte de una
organización criminal de delincuencia organizada.

En cuanto al sujeto activo, o sujeto que realiza la actividad criminal, el legislador al


redactar el artículo en estudio no establece ninguna característica especial para
identificar al delincuente, verbigracia, funcionario público, policía, militar, etc., sino
que por el contrario, lo estableció de una forma indeterminada con la palabra
“Quien”, con lo cual debe entenderse, que cualquier persona que forme parte de
un grupo de delincuencia organizada, estará sujeto a la sanción allí prevista.

En relación al sujeto pasivo, o persona sobre la cual recae la acción antijurídica,


resulta necesario indicar que se refiere a la colectividad, aún y cuando no aparece
inmerso en la redacción del artículo, por cuanto ello se infiere de la naturaleza
misma del delito.

En lo que concierne al objeto material, o cosa sobre la cual recae directamente la


acción del sujeto activo, es de referirse que lo que se pretende proteger
directamente, es el derecho que tienen todos los ciudadanos de asociarse para
24

fines lícitos, como bien lo contempla el artículo 52 de la Constitución de la


República Bolivariana de Venezuela, por cuanto toda, asociación con fines
distintos estará al margen de la ley.

Y por último, se tiene el objeto jurídico, el cual es el interés jurídicamente tutelado


por la ley, siendo éste el orden público.

Ciudadano juez, en definitiva para que se produzca la asociación para delinquir la


Ley establece claramente que para ser autor de este ilícito se debe pertenecer a
un grupo de delincuencia que se organice con la finalidad de ejecutar injustos
penales. Y en el presente caso, no se adjuntaron elementos de convicción, toda
vez que no se demostró que los imputados hayan estado organizados para
ejecutar el delito de estafa, ni el de violencia económica, y menos aún que lo
practiquen con frecuencia, por lo que desvirtúa la comisión de estos delitos
primeramente imputados por la querellante.
Ciudadano Juez, cuando se está en presencia de una conducta ejecutada por un
imputado le corresponde a las partes (Ministerio Publico, Defensa y Juez) verificar
si encuadra perfectamente en la norma sustantiva penal, vale decir si es típico.
Esto lo traigo a colación por cuanto en el delito de Asociación para delinquir tiene
parecidos con otras figuras, por lo que es una exigencia justa y ética, que se
efectué una adecuada interpretación, aplicar la hermenéutica jurídica, es decir
tomar la doctrina y la jurisprudencia patria para esclarecer si se da el tipo delictivo
o no.
En este sentido, el delito de Asociación para delinquir ha establecido el Tribunal
Supremo de Justicia (TSJ), que este es cometido por grupos de delincuencia
organizada, entre cuyas características se encuentran: la transnacionalización de
las actividades, la estructura de los grupos, el establecimiento de códigos de
honor, variabilidad de las formas delictivas ejecutadas, plataforma económica,
tecnológica y operacional, entre otras y que generalmente tienden los operadores
de justicia a confundirlo con el delito de agavillamiento, que también presupone la
asociación para cometer delitos entre dos o más personas.
Dentro de este contexto importante referir la opinión de Granadillo Colmenares
(2009), en su Obra La Delincuencia Organizada en el Ordenamiento Jurídico
Venezolano, quien analiza el delito de Asociación para Delinquir tipificado en el
artículo 6 de la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada, y expresa:
25

“El delito de asociación previsto en esta norma resulta una incorporación


realmente innecesaria que podría conducir sólo a la oscuridad en la aplicación de
la ley, pues en esencia pretende sancionar la conducta que el Código Penal
venezolano vigente tipifica en el artículo 286 bajo la denominación de
agavillamiento.
Ciudadano Juez, solo puede hablarse de asociación para delinquir cuando el delito
ha sido ejecutado por una persona actuando como miembro de un grupo de
delincuencia organizada y cuando ha sido cometido por tres o más personas que
forman un grupo permanente y organizado de delincuencia y debe estar
demostrado una asociación duradera en el tiempo a los efectos de la tipicidad.
En fin, cuando alguien lleva a cabo un comportamiento previsto en la ley como
delito, vale decir típico, y ese hecho llega a conocimiento del Estado a través del
Ministerio Fiscal, debe estar comprobado, ante todo si tal conducta efectivamente
encaja dentro de un tipo legal determinado. Esto es lo que se llama proceso de
adecuación típica. De no ser así no debe existir juzgamiento.
Ninguno de esos extremos se encuentra en la querella.
Con respecto al delito de Violencia Patrimonial o Económica, el artículo 50 de la
Ley
Artículo 50.- El cónyuge separado legalmente o el concubino en situación
de separación de hecho debidamente comprobada, que sustraiga,
deteriore, destruya, distraiga, retenga, ordene el bloqueo de cuentas
bancarias o realice actos capaces de afectar la comunidad de bienes o el
patrimonio propio de la mujer, será sancionado con prisión de uno a tres
años.
Ciudadano Juez, no puede enjuiciarse a una persona por un hecho que no es
punible, de conformidad con el artículo 24 de la constitución de la República
bolivariana de Venezuela, donde establece los Principios INDUBIO PRO REO y el
de NULLUM CRIMEN, NULLA POENA SINE PROEVA LEGE.
El termino separación legal, ha sido a lo largo de todos estos años definido por la
doctrina, la jurisprudencia, y recientemente hasta por la legislación, no solo como
el clásico termino, el de existir una separación de cuerpos y bienes, o una
demanda de divorcio formal, sino también, aquella situación que se presenta entre
personas que aun sin estar casadas formalmente, hallan experimentado una
separación de hecho, pero que pueda ser de alguna forma comprobada, inclusive
con providencias de tipo administrativo, como inclusive lo prevé la Ley Orgánica
26

sobre derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, que en segundo ordinal
del artículo 50, establece que: “..,la misma pena se aplicara en el supuesto de que
no exista separación de derechos, pero el autor haya sido sometido a la medida
de protección de salida del hogar por un órgano receptor de denuncia a una
medida cautelar similar por el Tribunal de control, Audiencia y Medidas
competente…” así como diversas decisiones judiciales que amplían y aclaran el
ámbito, en cuestión a favor de las víctimas.
Por lo que respecta al Delito de Violencia Patrimonial o Económica, el artículo 50
de la ley especial, establece como elementos normativos del tipo penal de
violencia patrimonial, el que los cónyuges para el período en el que se incurre en
los hechos que conforman el delito, se encuentren separados legalmente, y no se
observa de las actuaciones algo que permita presumirlo, por el contrario y así lo
admitió la querellante en su querella y lo demuestra con copia certificada de su
acta de matrimonio, en el período que se menciona en la querella se encontraban
legalmente casados, no legalmente separados, por ende el elemento normativo
que debe cumplirse conforme al principio de legalidad para la configuración del
delito de Violencia Patrimonial no resulta acreditado, mal pudo entonces la
querellante, acreditar el referido hecho punible y tampoco pudo el Juez de control
asumir el tipo delictivo, salvo que actuara con abuso de poder al cambiar manu
militari la condición de matrimonio por una de concubinato, como hizo y se puede
leer en el folio 116., del expediente en el que en el encabezamiento del último
párrafo que contiene ese folio señala:
“Estableciendo además que les une, la relación de parentesco por ser
CONCUBINA de uno de los querellados ciudadanos identificado como
HECTOR RICARDO BRACHO MARTINEZ (omissis) además de socios de
la empresa DISTRIBUIDORA SERVITODO C.A. (…)”.
Incurriendo en un falso supuesto de hecho pues, ni de la querella ni de los
recaudos anexos se desprende la circunstancia del concubinato.
Ciudadano Juez, finalmente debo decir, que la admisión de la querella, infringe
mis derechos constitucionales como víctima de los delitos de calumnia,
agavillamiento y simulación de hecho punible, vulnerando los derechos
consagrados en los artículos 26, 30 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela. Igualmente, creó desigualdad procesal en mi perjuicio,
en contravención con lo establecido en el artículo 21, numeral 2 eiusdem y como
ha quedado descrito se violaron los artículos 26 y 257 de la Carta Magna.
27

El presente proceso se ha desarrollado en contravención e inobservancia de las


formas y condiciones previstas en la Constitución Nacional, el Código Orgánico
Procesal Penal, las leyes, tratados, convenios y acuerdos internacionales suscritos
por la República en cuanto, en tanto se omitió el análisis e investigación de la
verdad y la recolección de todos los elementos de convicción que permitieran
fundar la querella y la admisibilidad de la misma, a objeto de hacer constar no sólo
los hechos y circunstancias útiles para hacer fundar una supuesta responsabilidad
del imputado o de los imputados, sino también aquellos que sirvan para
exculparle.
Se omitió toda consideración al artículo 264 del Código Orgánico Procesal Penal,
que establece que “A los jueces o juezas de esta fase les corresponde controlar el
cumplimiento de los principios y garantías establecidos en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, tratados, convenios o acuerdos
internacionales suscritos y ratificados por la República, y en este Código; y
practicar pruebas anticipadas, resolver excepciones, peticiones de las partes y
otorgar autorizaciones”.
Por lo tanto el tribunal de Control, al admitir la querella y subsecuentemente
declarar parcialmente con lugar la solicitud de medidas preventivas de secuestro e
inmovilización de cuenta bancaria peticionado por la querellante, sin atender a su
obligación prevista los artículos 12 y 264 antes transcrito, ambos del Código
Orgánico Procesal Penal, cercena grotescamente mi derecho a la Tutela Judicial
Efectiva, y viola flagrantemente el debido proceso consagrados en los artículos 26
y 49 de la Constitución Nacional, al ordenar la investigación de hechos no
tipificados en la ley ya que el delito violencia patrimonial y económica requiere
para su configuración que los cónyuges estén legalmente separados, cuestión que
no se produjo en el caso que dio origen al amparo.
Ciudadano Juez, los hechos objeto de la presente causa no pueden subsumirse
en el hecho punible por el cual se querella la ciudadana LINOSKA MOLINA,
debido a que tal y como se ha advertido los hechos son producto de una relación
eminentemente mercantil entre las partes, representada y regida por un contrato
de sociedad mercantil, tal y como se expuso en la querella y explicamos ut supra,
y como se aprecia del contenido de los recaudos anexos. Resultando lógico que
ante el incumplimiento de las obligaciones derivadas de ese contrato, pueden
originarse acciones civiles de naturaleza mercantil como es la denuncia de
irregularidades administrativas ante los órganos jurisdiccionales con competencia
28

civil, sin poder desprenderse de tales hechos la comisión del hecho punible por el
cual se presenta la querella.
Ante tales situaciones irregulares solicito a este Órgano Jurisdiccional de Control
de la Constitucionalidad en la etapa de la investigación, de conformidad con lo
previsto en el artículo 19 del Código Orgánico Procesal Penal, a los fines de que
observe esta situación y actué en consecuencia, protegiendo mis derechos y
garantías como querellado.
En consecuencia, habiéndose verificado que los hechos objeto de la investigación
no son constitutivos de delito, este juzgado debe declarar con lugar la excepción
alegada y en consecuencia de conformidad con lo establecido en el artículo 33 del
Código Orgánico Procesal Penal acordar el sobreseimiento de la causa.
III.2.- Conforme a lo previsto en el artículo 28 ordinal 4° letra “e” del Código
Orgánico Procesal Penal me opongo a la persecución penal por cuanto la misma
no fue promovida conforme a la ley, ya que la Querellante  Incumplió los requisitos
de procedibilidad para intentar la acción.
En el presente caso tenemos que los medios de prueba que se anexan a la
querella fueron obtenidos en violación a mis garantías constitucionales pues, como
ya se explicó que de ser válidas las copias se trataría de supuestos correos
electrónicos que fueron remitidos desde la cuenta de correo electrónico
conexión.bancaribe@bancaribe.com.ve a mi cuenta de correo electrónico
hectorricardo2009@hotmail.com, (que ni siquiera forma parte del capital de la
empresa Distribuidora Servitodo C.A., ni de la Comunidad Conyugal a que hace
alusión la querellante en su confusión), es decir, fueron remitidos por un tercero a
mi cuenta personal, y han sido producidos en copia fotostática anexos y como
medios de prueba del contenido de la querella, sin el consentimiento ni del autor ni
de mi persona. Esto ocurre con todos los documentos presentados y que rielan a
los Folios del Expediente que van del 45 al 56, 59, 60, del 64 al 77 y del 84 al 104.
El código orgánico procesal penal en su artículo 395 ordena que la prueba libre se
tramite bajo las mismas reglas de la prueba convencional que más se le asemeje,
lo que en el caso del correo electrónico es el documento privado constituido por
una carta o misiva.
En el caso sub examine, los correos electrónico no pueden ser valorados ni
debieron ser apreciados por el Juzgador por ser una prueba ilegal en virtud de que
no consta en autos, que el autor de los mismos, ni el destinatario de ellos, hayan
otorgado previamente su consentimiento para traerlos a los autos de conformidad
29

con los artículos 1.373 y 1.374 del Código Civil. De conformidad con el artículo
1.371 ejusdem, ‘pueden hacerse valer en juicio como prueba o principio de prueba
por escrito las cartas misivas dirigidas por una de las partes a la otra, siempre que
en ellas se trate de la existencia de una obligación o de su extinción, así como de
cualquier otro hecho jurídico relacionado con los puntos que se controviertan. El
autor de la carta puede exigir la presentación de esta a la persona a quien fue
destinada, o producirla en juicio p ara los efectos mencionados’. En este caso
Bancaribe institución bancaria que ofrece el servicio conexión Bancaribe, no es
parte procesal en este procedimiento, por lo que, de conformidad con los artículos
1.371 y 1.373 del Código Civil, esta prueba resulta inadmisible por ilegal, más aún
cuando el mencionado autor no prestó su consentimiento previo para su
promoción en esta causa, ni tampoco se previó mi consentimiento como
destinatario.
Sobre el punto tratado ha expresado el autor Arístides Rengel Romberg en su
obra “Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano” Tomo III, al afirmar: “…Aquí
la legalidad del medio está sometida a un requisito expreso (el consentimiento
expreso del tercero y del autor de la carta) de modo que la promoción de la prueba
sin acreditar el cumplimiento del requisito, la hace ilegal, y por lo tanto
inadmisible. 
Lo mismo ocurre con las cartas misivas, dirigidas y recibidas entre terceros, las
cuales no pueden, en ningún caso, emplearse como medios de prueba en juicio
por personas que no son causantes ni mandatarios del tercero; por lo que, la
promoción de estas misivas sin acreditar la cualidad de causantes o mandatarios,
las hace ilegales, y en consecuencia inadmisibles. Y como ya se dijo en el caso
del correo electrónico es el documento privado constituido por una carta o misiva.
Y particularmente en este caso, debe considerarse que se trata de correos
dirigidos a una cuenta personal, que es un bien propio de su titular, que no forma
parte de ninguna sociedad ni de gananciales ni de capital, que contiene
información relativa a actividades bancarias, y en consecuencia se trata de cartas
misivas de carácter confidencial, que requieren el consentimiento del autor y de la
persona a quien fueron dirigidas (Art. 1373 C.C.). En estos casos, el juez debe
desestimar las cartas misivas que se hayan presentado en contravención de la ley,
sin perjuicio de los derechos que correspondan al agraviado por violación del
secreto debido a la correspondencia epistolar (Art. 1374 C.C.). Precisado lo
anterior, y resultando evidente que los correos electrónicos que estamos
30

comentando fueron usados sin el consentimiento ni del autor ni del destinatario,


para traerlos a los autos, en consecuencia, dicha prueba resulta inadmisible por
ilegal, por lo que estaba vedada a la sustanciación de la admisión de la querella y
sobre todo para el decreto de las medidas preventivas.
Al concretar tales violaciones con los requisitos de improcedencia de la acción,
debemos considerar la Sentencia de la Sala Constitucional del TSJ, del
14/02/2002, expediente 01-2181, que establece:
"Establecido lo anterior, la Sala observa que, la nulidad solicitada equivale en el
presente caso, ya que ataca la acusación fiscal, a un incumplimiento de los
requisitos de procedibilidad para intentar la acción, ya que conforme al artículo 190
del Código Orgánico Procesal Penal, no podrían ser apreciados para fundar una
decisión judicial, ni utilizados como presupuestos de ella, los actos cumplidos, en
contravención o con inobservancia de las formas y condiciones previstas tanto en
el Código Orgánico Procesal Penal como en la Constitución.
En consecuencia, los vicios de inconstitucionalidad que afecten a los actos
procesales los anulan, y considera esta Sala que la acusación, como actuación
que da lugar a la fase intermedia, debe reunir las condiciones señaladas, no sólo
en el artículo 326 del Código Orgánico Procesal Penal, sino haber cumplido
previamente para su elaboración, con los pasos procesales ceñidos a la
Constitución; por lo que la acción no procede si en la formación de la acusación no
se han cumplido los derechos y garantías constitucionales. Así como no procede
una acción para instrumentar un fraude, igualmente, no debe proceder una acción
que se funda en la indefensión del imputado, y los alegatos en ese sentido deben
ser resueltos por el Juez de Control antes de admitir o negar la acusación.
No es que se esté confundiendo el escrito de acusación con la acción, sino que
para utilizar el derecho de accionar, de poner en marcha a la jurisdicción, es
necesario que ella se ejerza, habiendo respetado derechos y garantías
constitucionales de los accionados".
En el presente caso, tenemos que la utilización de esas comunicaciones viola la
garantía constitucional contenida en el artículo 48 de la Carta relacionada con el
secreto e inviolabilidad de las comunicaciones privadas en todas sus formas, que
no podrán ser interferidas sino por orden de un tribunal competente, con el
cumplimiento de las disposiciones legales y preservándose el secreto de lo
privado que no guarde relación con el correspondiente proceso.
31

Por las razones expuesta solicito se declare Con Lugar esta excepción y se
pronuncie el sobreseimiento de la causa.
III.3.- Conforme a lo previsto en el artículo 28 ordinal 4° letra “i” del Código
Orgánico Procesal Penal me opongo a la persecución penal por cuanto la misma
no fue promovida conforme a la ley, ya que la Querellante incurrió en la infracción
del ordinal 4° del artículo 276 del Código Orgánico Procesal Penal, el cual se
refiere a que la Querella deberá contener como requisito una relación especificada
de todas las circunstancias esenciales del hecho.
Se observa, luego de haberse practicado un estudio minucioso a la Querella que
la misma adolece de imprecisión en la narración de los hechos respecto a la
descripción de la supuesta acción realizada por mí, que determine mi participación
en una acción delincuencial. La Querellante para imputar una relación de los
hechos, cuando afirma que existe la participación de varios co-imputados, debe
con carácter de obligatoriedad indicar cuál fue la conducta desarrollada por cada
uno en forma individual, situación que no se evidencia en el presente caso, ya que
tanto en el punto IV relativo a “UNA RELACION ESPECIFICADA DE LAS
CIRCUNSTANCIAS ESENCIALES QUE RODERON EL HECHO (Al vuelto del
folio 1., y folio 2), en el punto sin nomenclatura relativo a los ACTOS DE
EJECUCION DE ALCIRA RAMONA PIRE YARI (folio 2 y su Vto., Folio Tres y su
vuelto) y en el punto sin nomenclatura relativo a los ACTOS DE EJECUCION EN
LA COMISION DE LOS DELITOS QUE SE LE IMPUTAN A NORAIMA JOSEFINA
RODRIGUEZ (Vuelto del folio 3 y Folio 4), solo hace referencia a actos
mercantiles usuales que per sé requieren de participación litisconsorcial para
producir los efectos jurídicos normales que legalmente están destinados a
producir, como son las transferencias bancarias que requieren un remitente y un
destinatario, siendo que lo más apropiado era determinar la conducta antijurídica
realizada por cada imputado, a los fines de ser informada al imputado para que
conozca que hizo que no debió haber hecho. Esta determinación precisa y
circunstanciada del hecho que se le atribuye al imputado viene a determinar los
hechos objetos del juicio y sobre lo cual recae todo el proceso probatorio cuya
importancia protege el Derecho a la Defensa previsto en el artículo 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Es por ello, que esta
determinación debe obligatoriamente estar determinada en la Querella, para
evidenciar esta imprecisión individual se reproduce el contenido de los folios
indicados, a fines de que se verifique lo antes denunciado.
32

Tal como se desprende de lo explanado por la Querellante, no existe certeza de


cómo ocurrieron los hechos, así como las circunstancias de modo, tiempo y lugar
en las cuales presuntamente se cometieron los hechos punibles, lo que hace es
transcribir una serie de inexactitudes y frases ordinarias como “”abuso de la
confianza conyugal”, “usar artificios capaces de engañar”, “simular transferencias
bancarias” Asumir falsas identidades”, “solicitar préstamos a la familia de la
querellante-cónyuge”, “hacer transferencia electrónicas”, “no registrar facturas en
la contabilidad de la empresa”, “como administrador hacer transferencias
bancarias de las cuentas de la empresa a cuentas personales” que no implican
necesariamente acciones que revisten carácter penal, cuando lo lógico es que
describiera ateniéndose al estilo del foro, ya que procede con la “asistencia de
abogado”, la naturaleza antijurídica de tales conductas como ilícitas o contrarias a
derecho, a fin de que con esa condición junto con la tipicidad poder determinar
que estamos ante una infracción penal que diera paso a una pena o medida de
seguridad. Tal omisión como ya se dijo es contraria al derecho a la defensa.
No existe ninguna reseña individual de mi conducta, capaz de calificarse de
antijurídica, en consecuencia mal pudiera imputarse delitos de ésta magnitud a mi
persona sin individualizar en forma detallada, sin mescolanzas, la actuación de
cada una de las personas que presuntamente estafaron de manera continuada, se
asociaron para cometer el delito de estafa continuada y ejercieron violencia
patrimonial y económica en contra de la supuesta víctima de autos, sin describir
para ello, cual fue la conducta antijurídica que pueda estar encuadrada en el tipo
penal y que presuntamente realizó cada uno, y es por ello que me pregunto: ¿cuál
fue la conducta antijurídica que realicé, que no debí hacer?, ¿por qué la
querellante me acusa como autor del hecho punible, sin determinar que cual fue la
actuación que califique como antijurídica, que realicé?.
Ahora bien, en virtud de unos hechos que resultan imprecisos, vagos e
indeterminados, puesto que en los mismos no se describe la conducta antijurídica
de las personas que presuntamente se asociaron, la querellante me atribuyó la
comisión del hecho punible, sin señalar la acción antijurídica que realizó cada uno
de los ciudadanos que menciona en su escrito, y mucho menos la conducta
realizada por mí de manera individualizada, que califique como hecho antijurídico
de carácter penal. Incluso, se puede observar que no es posible establecer cómo
sucedieron los hechos, ya que existen muchas contradicciones, por ejemplo se
33

evidencia que a los largo del escrito acusatorio, no hay una relación detallada,
precisa y circunstanciada de los hechos ocurridos.
Dentro de este orden de ideas, los hechos planteados en el escrito de la querella
resultan asombrosos e improbables, y configuran una situación que resulta ilógica
y carente de sentido, por lo que todas estas circunstancias resultan imprecisas e
indeterminadas para establecer mi responsabilidad en los delitos que se
mencionan en la querella, pues, su narrativa solo fue expuesta como una coartada
para lograr presentarme como un hombre de mala fé, que ha actuado con mala fé
y excluirme del acervo de la comunidad conyugal en una eventual partición.
Por todo lo anteriormente expuesto, es evidente que existen dudas en cuanto a la
ocurrencia de los hechos narrados en la querella, violando el Derecho a la
Defensa previsto en el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, inclusive el debido proceso ya que este es un requisito obligatorio
que debe contener cada querella, pues, la misma es el DOCUMENTO
FORMAL de enjuiciamiento en este caso.
Continuando el análisis anterior, no existe certeza qué actividad realicé
personalmente que pudiera hacer presumir mi participación en la ejecución del
presunto delito, por lo que mal pudiera la querellante realizar señalamiento alguno,
con el cual a todas luces incumplió su función como querellante dueña de la
acción penal ejercida, pues al carecer de elementos de convicción y de pruebas se
observa que optó y parece que resultó una solución más viable acusarme sin
agotar su investigación de modo profundo, sin explanar de manera detallada y
circunstanciada contraviniendo así el contenido del ordinal 4 del artículo 276 arriba
mencionado.
Ahora bien, al admitirse la querella sin existir fundamentos serios y coherencia
lógica en las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que ocurrieron los hechos
narrados, se ocasiona y genera estado de indefensión por violación a lo
establecido en el artículo 49 de nuestra Carta Magna, por cuanto no sabe cuál fue
la conducta antijurídica realizada por mí ni por los coimputados, respecto a los
delitos de ESTAFA CONTINUADA, ASOCIACION PARA DELINQUIR Y
VIOLENCIA PATRIMONIAL Y ECONÓMICA, así como los hechos que se van a
contradecir al momento de ejercer la defensa en la presente causa; situación que
bajo ningún concepto puede ser permitida por los órganos jurisdiccionales.
Ciudadano Juez, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
establece como Principio que dentro del proceso penal la duda siempre favorece
34

al reo o en este caso a los imputados, por lo antes expuestos, solicito que sea
declarada con lugar ésta excepción, y en aplicación de una Excelente Justicia se
desestime la querella y se decrete el sobreseimiento de la causa a mi favor, por
ser la Querella Imprecisa y por adolecer de la relación detallada de los hechos
imputados, pero además por no haber ofrecido suficientes elementos de
convicción que permita determinar en forma efectiva la participación de los
coimputados ni de mi persona en el hecho imputado, es decir, no existe razones
serias para su imputación.
IV
OPOSICION A LAS MEDIDAS CAUTELARES DICTADAS
Entre ellas una Medida Nominada o General (Art.588 CPC) de secuestro de
bienes determinados, que consiste en el depósito de bienes muebles o inmuebles
materia de un litigio que, en manos de terceros y para fines preventivos y de
conservación, hacen los interesados o decreta el Tribunal.
Ciudadano Juez, el secuestro judicial, o secuestro propiamente dicho, es una
medida preventiva, que tiene por objeto asegurar la integridad de la cosa que se
necesita poner en depósito, sin que sea menester que siempre haya un litigio
pendiente sobre ella.
Esta medida solo se dicta bajo el imperio de Causales taxativas (Art. 599 CPC):
Se declarará el secuestro:
1. De la cosa mueble sobre la cual verse la demandada, cuando el
demandado sea irresponsable o se tema con fundamento que éste la
oculte, enajene o deteriore.
2. De la cosa litigiosa, cuando sea dudosa su posesión.
3. De los bienes de la comunidad conyugal, o en su defecto del cónyuge
administrador, que sean suficientes para cubrir aquellos, cuando el cónyuge
administrador malgaste los bienes de la comunidad.
4. De bienes suficientes de la herencia, o en su defecto del demandado,
cuando aquel a quién se haya privado de su legítimo, la reclame de quienes
hubieren tomado o tengan los bienes hereditarios.
5. De la cosa que el demandado haya comprado y esté gozando sin haber
pagado su precio. En este caso el propietario y el vendedor podrán exigir
que se acuerde el depósito en ellos mismos, quedando afectado el bien
para responder al vendedor o al comprador, si hubiere lugar a ello;
35

pudiendo el vendedor hacer protocolizar el decreto de secuestro en la


Oficina de Registro correspondiente.
6. De la cosa litigiosa, cuando dictada la sentencia definitiva contra el
poseedor de ella, éste apelare sin dar fianza para responder de la misma
cosa y sus frutos, aunque sean inmuebles.
7. De la cosa arrendada:
 Cuando el demandado lo fuere por falta de pago de pensiones de
arrendamiento;
 O por estar deteriorada la cosa:
 O por haber dejado de hacer las mejoras a que lo obligaba el contrato. En
este caso, podrá el arrendador propietario y el arrendatario
respectivamente, podrán solicitar que se acuerde el depósito en ellos
mismos, quedando afecto el bien, para responder respectivamente al
arrendatario o al arrendador, si hubiere lugar a ello. La parte en cuyo favor
se otorgó el secuestro podrá hacer protocolizar el decreto en la Oficina de
Registro correspondiente.
Fuera de los extremos indicados no se puede dictar una medida de secuestro
porque sería ilegal.
En el presente caso, la querellante pide de manera genérica la medida preventiva
de secuestro pero no indica la causal, solo señala el artículo 599., y lo más grave
es que el tribunal al momento de motivar la adopción de la medida de
secuestro simplemente señala que es “·justo y proporcional para garantizar
las resultas de la investigación decretar la medida de secuestro sobre los
bienes muebles descritos en la querella, que motu proprio asume son
propiedad de la empresa DISTRIBUIDORA SERVITODO C.A., cuando ni
siquiera la querellante llegó a decirlo. E incluso el Tribunal llega a afirmar los
bienes se encuentran en el local donde funciona la empresa sin que se le
haya indicado.
Ni la querellante ni el Juez de Control llegan a indicar la causal taxativa pro
la cual procede la medida de secuestro.
Por otro lado se señalan una serie de bienes y equipos sobre los cuales se pide la
medida de secuestro, sin acreditar la propiedad de los mismos, no se indica si son
propiedad de la empresa DISTRIBUIDORA SERVITODO C.A., o pertenecen a la
comunidad conyugal, ya que se hace alusión a ella la querellante..
36

Si bien es cierto que de conformidad con lo establecido en el artículo 518 del


Código Orgánico Procesal Penal, el juez de control puede dictar medidas
establecidas en el código adjetivo civil, al establecer:
Las disposiciones del Código de Procedimiento Civil relativas a la aplicación de
las medidas preventivas relacionadas con el aseguramiento de bienes muebles e
inmuebles, serán aplicables en materia procesal penal.
Las decisiones que se dicten con ocasión de las medidas preventivas
relacionadas con el aseguramiento de bienes muebles e inmuebles, serán
impugnables únicamente por los medios y en los casos expresamente
establecidos en este Código.
En ningún caso la referida norma faculta al Juez para violar la Ley y desconocer el
deber que tiene de fundamentar la medida de secuestro en una de las causales
taxativas que indica el artículo 599 del Código de Procedimiento Civil.
El artículo 599 del Código de Procedimiento Civil Venezolano enumera
taxativamente las causales por las cuales se puede decretar el secuestro:
Al respecto dispone:
Se decretará el secuestro:
1° De la cosa mueble sobre la cual verse la demanda, cuando no tenga
responsabilidad el demandado o se tema con fundamento que éste la oculte,
enajene o deteriore.
2° De la cosa litigiosa, cuando sea dudosa su posesión.
3° De los bienes de la comunidad conyugal, o en su defecto del cónyuge
administrador, que sean suficiente para cubrir aquéllos, cuando el cónyuge
administrador malgaste los bienes de la comunidad.
4° De bienes suficientes de la herencia o, en su defecto, del demandado, cuando
aquél a quien se haya privado de su legítima, la reclame de quienes hubieren
tomado o tengan los bienes hereditarios.
5° De la cosa que el demandado haya comprado y esté gozando sin haber
pagado su precio.
6° De la cosa litigiosa, cuando, dictada la sentencia definitiva contra el poseedor
de ella, éste apelare sin dar fianza para responder de la misma cosa y sus frutos,
aunque sea inmueble.
7° De la cosa arrendada, cuando el demandado lo fuere por falta de pago de
pensiones de arrendamiento, por estar deteriorada la cosa, o por haber dejado de
hacer las mejoras a que esté obligado según el Contrato. También se decretará el
37

secuestro de la cosa arrendada, por vencimiento del término del arrendamiento,


siempre que el vencimiento de dicho término conste del documento público o
privado que contenga el contrato.
En este caso el propietario, así como en vendedor en el caso del Ordinal 5°
podrán exigir que se acuerde el depósito en ellos mismos, quedando afecta la
cosa para responder respectivamente al arrendatario o al comprador, si hubiere
lugar a ello.
El secuestro no procede sino exclusivamente sobre bienes que sean objeto de
litigio, sean expresamente determinados o al menos determinables por la
autoridad judicial. Por lo tanto, para que proceda el secuestro no sólo se requiere
la iniciación de un juicio, al menos con la presentación de la querella o en materia
civil con la presentación del libelo de demanda, (salvo el caso especialísimo del
secuestro extra litem practicado según las disposiciones de la Ley sobre Derecho
de Autor) sino que el objeto de la medida debe encuadrar en alguna de las
causales taxativamente establecidas en el artículo 599 del vigente Código de
Procedimiento Civil.
Estas causales se refieren siempre a bienes que son motivo de litigio o
controversia; pueden estar expresamente determinados en la causal. Ordinales 1°-
referida a un bien mueble determinado, 2°- la posesión dudosa de la cosa litigiosa;
5°- la cosa comprada y no pagada; 6°- la cosa litigiosa en los casos de apelación
sin fianza; y 7°- la cosa arrendada.
En los demás casos, como son los bienes de la comunidad conyugal (ordinal 3º) y
los bienes de la herencia (ordinal 4º) no están expresamente determinados en el
tiempo y en el espacio, sin embargo, pueden ser determinables por el Tribunal.
Ciudadano Juez, en todos esos casos, no podría el juez decretar una medida de
secuestro con caución o garantía ni sobre bases distintas a las indicadas, pues los
casos de procedencia del secuestro son taxativas, y su finalidad consiste en
proteger un bien cuya propiedad está siendo cuestionada.
Ahora bien, el Juez de Control al momento de motivar las medidas preventivas
dictadas, establece claramente que este proceso penal se origina ”mediante una
de las formas de proceder como lo constituye la Querella que incide en un
inicio con ocasión de una relación asociativa contractual entre la hoy
querellante y los ahora Querellados…”, esa relación asociativa contractual toma
cuerpo cuando la querellante expresa que su legitimación deriva de su condición
de Accionista de la empresa DISTRIBUIDORA SERVITODO C.A., con lo cual
38

además de reconocer la naturaleza mercantil de los hechos contenidos en la


querella, reconoce el origen civil de carácter mercantil del objeto de la querella.
Tal afirmación excluye el secuestro de conformidad con el ordinal 3 del artículo
599., que se refiere a los bienes de la comunidad conyugal, y por otro lado
tampoco estamos ante el secuestro de la cosa litigiosa, cuando sea dudosa su
posesión, pues, no se trata de un procedimiento posesorio, ni se trata de bienes
suficientes de la herencia, o en su defecto del demandado, cuando aquel a quién
se haya privado de su legítima, la reclame de quienes hubieren tomado o tengan
los bienes hereditarios, porque no se trata de una partición, ni del secuestro de la
cosa que el demandado haya comprado y esté gozando sin haber pagado su
precio, porque no se trata de una venta, ni se trata del secuestro de la cosa
arrendada, porque no estamos ante un caso de inquilinato, ni se trata de la cosa
litigiosa, cuando dictada la sentencia definitiva contra el poseedor de ella, éste
apelare sin dar fianza para responder de la misma cosa y sus frutos, aunque sean
inmuebles, porque no estamos en el ínterin de un recurso.
Queda como única causal la prevista en el ordinal 1., del artículo 599., del Código
de Procedimiento Civil, y es por ello que se mencionan bienes que asume el
juzgador son propiedad de la Distribuidora Servitodo C.A., y se encuentran en su
sede.
Esta norma establece:
Se decretará el secuestro:
1° De la cosa mueble sobre la cual verse la demanda, cuando no tenga
responsabilidad el demandado o se tema con fundamento que éste la
oculte, enajene o deteriore.
En cuanto a esta primera posibilidad de decretar la medida de secuestro, al
señalar “cuando no tenga responsabilidad el demandado”; se entiende que se
trata de los dementes, los menores y los entredichos que no son responsables, y
en todo caso para dictar un secuestro por esta causal se debe establecer hasta
qué punto una persona es responsable o irresponsable y que significa ser
responsable o tener responsabilidad. Eso no lo hace el tribunal y era obligatorio
porque la cuestión de responsabilidad es un concepto indeterminado que debe
suplir el juez, aplicando para ello las reglas de la sana crítica, y en cuanto es una
situación de hecho debe existir la demostración sumaria de tal circunstancia que
tampoco existe.
39

La segunda parte del supuesto de hecho normativo es que se tema con


fundamento que el afectado la oculte o la enajene de cualquier manera aun
cuando el afectado sea responsable; en este caso deben existir pruebas que
hagan presumir racionalmente la intención de la destrucción o que se tema con
fundamento que se produzca una enajenación, por eso la Ley siempre ha hablado
de los siguientes fundamentos.
Ciudadano Juez, las medidas cautelares son un instrumento necesario para la
eficiencia de la justicia y este poder cautelar debe ejercerse con sujeción estricta a
las disposiciones legales que lo confieren, por ello la providencia cautelar sólo se
concede cuando existan en autos, medios de prueba que constituyan presunción
grave de la existencia del riesgo manifiesto de quedar ilusoria la ejecución del
fallo, así como del derecho que se reclama. Por tal razón es imperativo examinar
los requisitos exigidos en el artículo 585 del Código de Procedimiento Civil, esto
es, el peligro grave de que resulte ilusoria la ejecución de la decisión definitiva
(periculum in mora) y la presunción grave del derecho que se reclama (fumus boni
iuris).
La medida requerida consistente en el secuestro o confiscación de bienes
muebles, presenta motivos, fundamentos y características particulares, diferentes
a las demás medidas cautelares ya sean nominadas o innominadas; los cuales
derivan de que, a diferencia de las demás medidas en las cuales es necesario que
se acompañe un medio de prueba que constituya presunción grave del derecho
que se reclama y del riesgo que quede ilusoria la ejecución del fallo, en el
secuestro la ley enumera supuestos taxativos donde el legislador considera
insertos los requisitos normativos necesarios para la procedencia de las medidas
cautelares, establecidos en el artículo 599 del Código de Procedimiento Civil.
De esta manera, los hechos sobre los cuales deben existir presunción grave, son
aquellos que, constituyen el supuesto especial de las medidas solicitadas, y si la
situación de hecho es subsumible en ese ordinal, debe darse por existente el
periculum in mora y fumus boni iuris. En otras palabras, los supuestos generales
de procedencia de las medidas preventivas están comprendidos en la misma
tipicidad de la causal.
En este mismo orden de ideas, no deberá ser decretada una medida judicial de
secuestro como la solicitada, que presumimos por propias inventiva que está
fundamentada en el ordinal 1., del artículo 599., del Código Adjetivo Civil, si no
aparece comprobada la supuesta mala fe que la parte querellada le atribuye a la
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parte querellada, sin sustentación alguna que permita deducir una amenaza cierta
de que éste pueda observar una conducta censurable orientada a impedir la
ejecución de la sentencia. Es inobjetable que no basta hacer valer tal posibilidad
mediante un simple alegato, pues se requiere acreditar el peligro de
infructuosidad, a tenor de lo establecido en el artículo 585 del Código de
Procedimiento Civil, por disponer dicha norma que se deberá acompañar con la
solicitud “…un medio de prueba que constituya presunción grave de esta
circunstancia y del derecho que se reclama.”.
En conclusión, no basta sólo el alegato formulado por la parte querellante para la
procedencia del decrete la medida de secuestro, sino que debe demostrar, como
se desprende de la propia ley, al menos la existencia de indicios graves
concordantes entre sí, que lleve al juzgador a la necesidad de decretar la referida
medida. En efecto, por su característica instrumental, las medidas cautelares no
están aisladas de su utilidad básica para el proceso, y por ello escapan al capricho
tanto de las partes que las solicitan, como del propio juez.
Ahora bien la solicitante solo se limita a pedir se DECRETE MEDIDA DE
SECUESTRO, tal como lo expresa en su diligencia, sin presentar a este Tribunal
prueba fehaciente que haga presumir lo alegado, y así poder llenar los requisitos
que establece la norma que estamos comentando., es decir no acompaña ningún
medio de prueba que evidencie la situación planteada y por ende constituyan una
presunción de que quede ilusoria la ejecución del fallo, requisito indispensable
para la procedencia del decreto de cualquier medida cautelar. Así mismo,
providenciar en relación al otorgamiento formal de la medida en base a los
alegatos formulados, seria adelantar opinión al respecto en el presente proceso en
virtud de que solicita sea acordada y decretada Medida de Secuestro, sobre un
listado de bienes sin descripción de marcas, modelos, seriales, año, colores, ni la
mención al título que acredita la propiedad de los mismos, no se acompañan las
facturas que acreditan la propiedad de los bienes que se listan. De allí que cuando
el tribunal afirma que son propiedad de la Distribuidora SERVITODO C.A.,
adelanta opinión sobre bases probatorias que no le han sido exhibidas.

En cuanto a la discrecionalidad del Juez para acordar este tipo de medidas, es


necesario señalar que el legislador ha establecido unos límites precisos dentro de
los cuales el juez puede actuar, así en los artículos citados supra se establecen
los requisitos de admisibilidad de las mismas, por lo que debe probarse
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sumariamente que la parte contra quien obra la medida haya desplegado una
conducta activa u omisiva de manera ilegítima en perjuicio del solicitante, situación
está como quedo establecido, el solicitante no aportó prueba alguna para el
decreto de las medidas solicitadas, en virtud de que simplemente hace una lista de
bienes, tampoco se demuestra que los querellados hayan hecho disposición
formal de esos bienes, porque tampoco se demuestra su existencia, por lo que
mal pudiera considerarse que existe riesgo de que quede ilusoria la ejecución del
fallo, sobre todo la referida a los bienes listados, pues no se generan elementos de
convicción formales que le indique al juzgador que efectivamente existe la
presunción grave del derecho que se reclama.
En tal sentido, si se solicita la medida de secuestro para proteger bienes de la
Sociedad Mercantil, bastaría con acreditar el derecho que se reclama, esto es,
probar la propiedad, y, además, traer prueba de la irresponsabilidad del
demandado o del temor fundado de que éste la oculte, enajene o deteriore la
cosa.
Conforme a la primera causal del citado artículo 599, el secuestro se decretará
sobre la cosa mueble que verse la demanda. Tal causal comprende dos
supuestos:
1. Que el demandado no tenga responsabilidad: Se dice que una persona no
tiene responsabilidad cuando no es de fiar por carecer de caudal y crédito
necesario para ello; para que la falta de responsabilidad o abono
económico del demandado permita decretar el secuestro, se requiere,
además de la demostración de tal circunstancia, que la cosa sobre la cual
se solicite la medida, sea el objeto del litigio, pues no basta el solo supuesto
de irresponsabilidad del demandado, resultando necesaria también la
existencia de la segunda circunstancia; hay que demostrar la propiedad de
los bienes y su existencia.
2. Que se tema con fundamento que el demandado oculte, enajene o
deteriore la cosa: No basta que el demandado tenga responsabilidad
económica para que la primera causal no sea aplicable en relación con el
demandado, cuando se encuentre en su poder la cosa mueble sobre la cual
verse la demanda. Es necesario además, que su responsabilidad se
extienda y traduzca también en una conducta seria que permita deducir que
permaneciendo la cosa en su poder, la misma se conservará durante el
juicio en el estado en que se encuentre al momento de proponer la
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demanda; y que resuelto el fondo del litigio y hasta tanto se cumpla la


sentencia, la misma no corre ningún peligro de ocultamiento, enajenación o
deterioro.
En el caso de marras, no se evidencia que la parte actora haya aportado
suficientes elementos que demuestren que se cumplieron las formalidades antes
expresadas, que hacen procedente la Medida de Secuestro solicitada, ya que
esos bienes, no son el objeto mismo de la pretensión que persigue la querella, es
decir, que no es la cosa mueble sobre la cual versa la querella, porque si la
querella versa sobre bienes materiales, no sería materia penal, y habría sido
inadmitida, aunado al hecho de que la actora no demostró que el demandado
efectivamente no tiene responsabilidad, o tiene intenciones de ocultar, enajenar
deteriorar la cosa. En consecuencia, la Medida de Secuestro solicitada por la parte
querellante sobre los supuestos bienes listados, y que fueron acogidos por el
juzgador en su auto de decreto de las medidas, en ningún modo encuadra con los
parámetros establecidos para su procedencia en el Artículo 599, Ordinal
1° del Código de Procedimiento Civil, fundamento que inferimos es el que adoptó
el tribunal para dictarlas.
Por otro lado, Ciudadano Juez, aunque la Constitución no consagra un derecho a
la subsistencia éste puede deducirse de los derechos a la vida, a la salud, al
trabajo a la asistencia o a la seguridad social, a disponer de bienes y servicios de
calidad. La persona requiere de un mínimo de elementos materiales para subsistir
que usted me está negando cuando orden a la inmovilización total de las cuentas
bancarias personales en las cuales se encuentran depositados los ingresos que
me permiten adquirir los bienes y servicios que me permiten estar vivo.
Si usted consideraba que era necesario inmovilizar mis cuentas bancarias debió
establecer al mismo tiempo una forma que me permitiera subsistir sin depender de
la caridad de familiares como me está ocurriendo en este momento. El no poder
disponer del dinero que en esas cuentas está depositado me condena a morir de
mengua.
El nivel de vida es reconocido como uno de los derechos humanos en
los instrumentos internacionales de derechos humanos y se entiende que
establece un derecho a una cantidad mínima de alimento, ropa y vivienda en un
nivel de subsistencia.
Al interpretar restrictivamente el alcance del derecho a la subsistencia el juez,
cercándome económicamente, usted está desconociendo la importancia de la
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solicitud de tutela respecto de los derechos de subsistencia y de nivel de vida


adecuado al que se refiere la constitución.
Quisiera que usted me respondiera: ¿tiene derecho cualquier persona, por el
hecho de ser ciudadano de un país, a percibir los recursos suficientes para
sufragar sus necesidades vitales mínimas?
Importa mucho que se entienda bien la premisa implícita en la cuestión. Si la
respuesta es afirmativa, de reconocer un derecho tan primordial como el de la
vida, que es el que cada persona disponga de los recursos adecuados para
subsistir, trabaje o no. Es decir, si tengo a tener un cierto porcentaje de manejo de
mis ingresos, entonces la medida decretada por usted que afecta mis cuentas
bancarias personales es injusta por desproporcionada por lesiva a mi derecho a
estar vivo y como ser humano vivo, a contar con bienes para la mínima
subsistencia.
¿Estaría usted en capacidad de mantenerse vivo o subsistir mínimamente si le
impiden disponer de formas de pago de los bienes necesarios para la
subsistencia?,
PETITORIO
Con base a lo antes expuesto, solicito al Juez de control declare con lugar las
excepciones opuestas y proceda a desestimar la Acusación y a decretar el
SOBRESEIMIENTO de la causa a mi favor por no haber suficientes fundamentos
de prueba para demostrar su responsabilidad en la comisión de los delitos de los
cuales lo Acusa la Querellante. Y expresamente solicito el levantamiento de las
medidas preventivas decretadas.
Es Justicia, en Punto Fijo a la fecha de su presentación,

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