Gracias, Señor,
porque nos atrevemos a creer y a confesar
nuestra esperanza en Ti,
a sentirnos acompañados por María y José
a través de nuestra cotidianidad docente,
y así interpretar el hoy y el mañana de nuestra misión educativa,
desde tu proyecto de salvación.
Gracias, Señor,
porque nos invitas a que nuestras aulas
sean la antesala de una sociedad renovada,
teniendo como ejemplo a la Familia de Nazaret,
para la convivencia en el amor y la esperanza.
Gracias, Señor,
porque como educadores josefinos,
creemos que juntos y en comunidad te hacemos visible,
y compartimos con nuestros alumnos
la experiencia hermosa de vivir.
Gracias, Señor,
porque nos invitas a compartir cada día
tu amor de PADRE con los niños y jóvenes
que nos confías.
Por tantas cosas bellas ¡GRACIAS, SEÑOR!