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Señor Jesús, ayúdanos a que nuestros jóvenes sean luz desde su juventud,

Que puedan descubrir, en su interior, la pasión por la verdad.


Que sepan enseñar a los demás con el testimonio,
alternando la formación y la oración,
para ser más útil a nuestros hermanos.
Que aprendan a ser comunidad que anuncie y denuncie, a tiempo y a destiempo,
el amor y las injusticias con los más necesitados.
Dales la gracia de seguirte al estilo de Santo Domingo, con pasión y mente abierta.
Que, en sus vidas, la práctica de la misericordia sea expresión de su deseo de predicación, como
nos enseñó la Sierva de Dios Madre Georgina.
Y que, en los momentos de oscuridad, recurran siempre a María, Nuestra Sra. del Rosario,
para que aprendan de ella la fidelidad en el ideal de ser JÓVENES PREDICADORES.

A nosotras, Señor, danos un corazón siempre joven, disponible a la acción del Espíritu Santo
Para que, renovadas en el espíritu, seamos sensibles a tu presencia en la juventud de hoy.
Que sepamos descubrir y emprender nuevos senderos de evangelización que sean respuesta
cariñosa y segura a sus inquietudes y necesidades.
Haznos fieles para que podamos ser testimonio de vida y misión para los pequeños del Reino que
nos has encomendado. Amén.

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