Comencemos situando nuestro texto en el marco de la obra a que pertenece.
El crepúsculo de los ídolos o cómo se filosofa con el martillo es un resumen de toda su filosofía. “Ídolos” quiere decir verdades admitidas habitualmente, y Nietzsche se propone criticarlas, pues son la forma más clara de rechazo a la vida. “Cómo se filosofa con el martillo” responde a la idea de la filosofía de la sospecha: Nietzsche “hace preguntas con el martillo” para escuchar como esos ídolos resuenan. De este modo, en esta obra, Nietzsche ataca toda religión, a los escritores, los músicos, las doctrinas político-sociales y a casi todos los filósofos, de los que apenas salva a Heráclito, Maquiavelo y Hegel. De la realidad lo único que aprecia son las apariencias, las pasiones y los instintos.
La vida de Nietzsche está totalmente vinculada a su proyecto filosófico, y en función de él
podemos establecer etapas y clasificar sus obras. Nietzsche nació en 1844 en Röcken, en el seno de una familia protestante. Estudió en el Instituto Pforta. Se graduó y comenzó los estudios de teología en la Universidad, pero los abandonó para dedicarse a la filología. Antes de terminar la carrera, recibió la propuesta de ser nombrado Catedrático de Filología en la Universidad de Basilea. Comenzó así su primer periodo (1869-76) o periodo romántico, en el que domina el arte como medio de penetrar en el fondo pasional del ser humano. Pertenecen a este periodo El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música, La filosofía en la época trágica de los griegos y Consideraciones intempestivas. Por dificultades de salud y profesionales, tuvo que renunciar a la docencia. Comenzó entonces su breve segundo periodo (1877- 82), que podríamos llamar cientifista e ilustrado, en el que presenta un pensamiento antimetafísico y defiende un conocimiento lúcido y libre. Destacan sus obras Aurora y La Gaya ciencia. En su tercer periodo (1883-89), critica a la cultura occidental. Es el más característico y desarrolla sus temas más importantes: Así habló Zaratustra, Más allá del bien y del mal, Genealogía de la moral y El crepúsculo de los ídolos. Redactó también Ecce homo, una autobiografía de gran importancia para la interpretación de su obra. En 1889 fue internado en un psiquiátrico, tras sufrir un colapso mental, del que nunca se recuperaría. Murió en 1900, en Weimar (Turingia).
Sólo es posible entender la filosofía de Nietzsche en su contexto histórico (s. XIX).
La segunda industrialización en Europa ya estaba en marcha. El desarrollo económico se había realizado a costa del trabajo y de la vida de la clase obrera. Esto había originado una clase alta enriquecida, pero carente de valores morales. En consecuencia, surgieron los socialismos que proponían una igualdad. Aunque esta situación sólo aumentó el auge de las ideologías, por lo que nacen las filosofías de la sospecha, que acusan a la filosofía de haberse convertido en ideología. El pensamiento de Nietzsche pertenece a este grupo.
La idea de una superación de la racionalidad a través de los sentimientos estaba en plena
vigencia. Lo conceptual era desechado, pues se prefería la exaltación poética, la musicalidad, la retórica efectista. Por eso, el estilo y la obra de Nietzsche son de carácter literario. Exhibe sus pensamientos mediante un lenguaje subjetivo, con aforismos y metáforas. Por último, mencionemos la influencia de Nietzsche en la historia de la filosofía y de la cultura, la cual ha sido enorme en muchos ámbitos del pensamiento. Ciertamente su pensamiento no fue bien recibido al inicio. Sin embargo, Heidegger dio lecciones sobre este pensador y las publicó con el título Nietzsche. Esto contribuyó a la consideración de Nietzsche como un gran filósofo.
Gran parte de la filosofía de la segunda mitad del s.XX depende de Nietzsche o
directamente o leído a través de Heidegger. Para muchos, es considerado como la figura más representativa de la filosofía contemporánea y como el más importante “maestro de la sospecha”.