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Historia del Arte Arte griego

1. ARTE GRIEGO
1. CONTEXTO HISTÓRICO

Para Gombrich, “Grecia es el reino


de la belleza”, así el arte griego ha
sido desde el principio una lucha por
la belleza, quedando sujeto a unos
esquemas mentales y de
convivencia que le hacían ser más
bello a medida que se reflexionaba
más. Si tomamos como referencia la
filosofía de Platón en su teoría de la
ciudad ideal, percibimos como el
tamaño de las ciudades las adapta a
un número de habitantes, es decir
limita el número de la polis a 1040
personas, unas exigencias del todo humanas; por tanto, “el arte griego está hecho a medida del
hombre”. Protágoras dijo “el hombre es la medida de todas las cosas”, incluso en su mitología los dioses
están afectados por las pasiones humanas.

De hecho, el arte griego está marcado por importantes características, propias de la civilización griega:

 La dimensión humana, tal como hemos reflejado anteriormente.

 El pensamiento griego, o lo que es lo mismo su filosofía (Platón, Aristóteles...), por lo que se


ha llegado a decir que “el pensar europeo empieza con los griegos” (Jaspers).

 La religión griega arranca de los ritos animistas del Neolítico, donde se adoraban a la fuerzas
de la naturaleza, pero en ese momento los griegos dieron cuerpo y vida a esas fuerzas
personificándolos en sus dioses tan cercanos al arte, es decir, su mitología es fruto de buscar
una explicación racional para ordenar el caos.

 Unos principios estéticos, donde se armoniza las partes con el todo; esto se percibe tanto en
la arquitectura con los órdenes arquitectónicos, como en la escultura con el canon.

 La organización político social de Grecia va a estar en la polis, una comunidad humana


independiente que no aceptaba sumisión del exterior y controlaba un amplio territorio. Entre
las polis no existían vínculos de amistad, al contrario, esta enemistad es lo que originó la
desunión de Grecia y nunca se formó un Estado heleno hasta la llegada de los macedonios en
el siglo IV a. C. Estas polis tienen su origen en las tribus y fueron organizándose con sucesivas
instituciones, dando paso a gobiernos aristocráticos (oligarquías) que favorecían a los
poderosos. Pero el gobierno de los tiranos fue en detrimento de una serie de reformas, como
la de Clístenes en Atenas, que con un estatuto muy original se va a pasar a un tipo de gobierno
conocido como democracia el gobierno del pueblo. Por tanto, tendremos polis abiertas y
democráticas como Atenas y otras cerradas, tiránicas y aristocráticas como Esparta. Esta
rivalidad manifiesta, se deja sentir en la Historia de Grecia, donde en periodos de problemas
externos como la guerra con los persas (Guerras Médicas) se unen para luchar (480 a. C, los
persas son vencidos en Salamina y Platea), pero también que se enfrenten (Atenas y Esparta)
por diferencias marítimas y comerciales dando lugar a las largas Guerras del Peloponeso, que
tras 30 años de duración acabaron con los recursos del país (en la batalla de Egospótamos 405

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a. C. se acabó con el poder de Atenas). Este debilitamiento acabo con el equilibrio de las polis
y un “manto hegemónico” se tendió sobre ellas, el de Macedonia, con Filipo de Macedonia y,
luego, con su hijo Alejandro Magno, que a su muerte en el 323 a. C. había formado no solo un
gran imperio, sino que había difundido la cultura griega por toda Asia y Egipto.

A grandes rasgos en Grecia se pasó de la polis a la cosmopolis, de un arte equilibrado y un urbanismo


igualitario, a una temática vulgar y cotidiana donde en la ciudad predomina el palacio del rey como
símbolo de poder; muestra de ello lo tenemos en ciudades como Mileto, Éfeso...

Abordar la cronología es algo muy relevante para reconocer la dilatación artística que vamos a abordar
en el estudio y no sentirse perdido. La Historia de Arte en Grecia puede sintetizare en varias fases:

 La arquitectura y las artes dóricas atravesaron un período de decadencia, que ha venido


denominando Época Oscura, que comenzó a superarse en los siglos IX y VIII a. C., habiendo
surgido como manifestaciones artísticas de primer orden obras en cerámica, decoradas con
motivos geométrico; se habla así del Período Geométrico, que se desarrolla durante estas dos
centurias.

 El llamado Período Arcaico (esencialmente, siglos VII-VI a. C.) se extiende hasta inicios del siglo
V a. C., cuando las ciudades helénicas se vieron envueltas en las Guerras Médicas (490-475 a.
C.) contra los persas, que invadieron no sólo las colonias asiáticas, sino también regiones de la
Grecia continental, llegando a devastar Atenas, aunque fueron vencidos finalmente.

 El período clásico (siglos V y IV a. C.) se desenvuelve fundamentalmente desde el final de las


Guerras Médicas hasta el fin de la Guerra del Peloponeso, que enfrentó a Esparta y Atenas, en
el 404 a. C., aunque sus rasgos esenciales se mantienen durante la siguiente centuria. Podemos
subdividirlo en varias etapas: Estilo severo, durante la primera mitad del siglo V a. C.; Clasicismo
pleno, segunda mitad del siglo V a. V.; Clasicismo tardío, siglo IV a. C., hasta la muerte de
Alejandro Magno (323 a. C.).

 El período helenístico se extiende desde finales del siglo IV a. C. a mediados del siglo II a. C.,
es decir, hasta la toma de Corinto por Roma en el 146 a. C., aunque se mantenga en extensas
zonas de la República romana; supone la difusión por el Oriente mediterráneo y tierras
asiáticas de la cultura helénica en los territorios conquistados por Alejandro y divididos
posteriormente entre sus familiares y generales en las denominadas monarquías helenísticas.

2. LA CONCEPCIÓN DEL ESPACIO GRIEGO: URBANISMO Y ARQUITECTURA

2.1. Urbanismo

Las primeras configuraciones urbanas griegas eran fortificadas, teniendo una zona defensiva elevada
la acrópolis (lugar en alto) que con el tiempo no sólo sirve para la defensa de la ciudad, sino que
también amplía sus funciones hacia el terreno religioso y cultural. Quizá sea la Acrópolis de Atenas la
más significativa y por la que podamos explicar las características del recinto. Este asentamiento
primitivo se hizo por razones estratégicas; está rodeado por una muralla ciclópea y en tiempos del
tirano Pisístrato se le dio una entrada monumental, los Propíleos, siendo su arquitecto Mnesicles. Para
elevar estos pórticos tuvieron que respetar el muro sagrado de la acrópolis (pelárgikon) y adaptarse a
los accidentes del terreno, abriendo el volumen de los edificios a los lados. La misión de estos pórticos
era preparar psicológicamente al visitante ante la entrada en un recinto sagrado y, por supuesto, darle
la dignidad monumental que se merecía. Pero la gran iniciativa creadora del recinto se debe a Pericles
en el V a.C., tras la devastación provocada por los persas durante las Guerras Médicas. El supervisor

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de todas las obras fue Fidias, encargado de la unidad compositiva del conjunto. Entre los edificios y
esculturas más significativos destacamos: los Propileos, el Templo de Atenea Niké, el Partenón, el
Erecteión, el Santuario de Artemis Brauronia, la Calcoteca (esculturas oferentes), la Pinacoteca, el
Recinto de Zeus, la Estatua de Atenea Prómacos de Fidias que medía 15 m.. En la Casa de las Arréforas
residían cuatro jóvenes atenienses de familias nobles; allí recibían preparación para la elaboración del
peplo utilizado en las procesiones de las Panateneas; las canéforas eran jóvenes vírgenes de
nacimiento distinguido, que vivían en el templo de Atenea, las cuales en las fiestas de las Panateneas
llevaban canastos coronados de flores y mirto a la cabeza de la pompa sacra. Así, este gran recinto a
156 metros sobre el nivel del mar y, sujeto por ese zócalo o pyrgos, se convierte en una construcción
grandiosa, donde la topografía está subordinada al itinerario religioso.

En la zona baja de las ciudades, el diseño urbano está mediatizado por la política imperante de las polis
que modificaba los espacios y edificios. Mientras que en Atenas, polis democrática, predominan los
espacios abiertos: ágoras (plazas públicas), stoas (edificio porticado donde se conversa y, además, se
exponen obras de arte), palestra (zona de gimnasio), museos (santuario de las musas), teatros
(excavados en las laderas montañosas) y los circuitos de santuarios tan importantes como el de Apolo
en Delfos y Zeus en Olimpia, en polis cerradas y tiránicas como Esparta los espacios públicos no
invitaban a la conversación puesto que las decisiones no las toman los ciudadanos sino que son
impuestas.

También, la filosofía aportó sus opiniones al campo urbanístico; Platón siempre defendió una ciudad
proporcionada sin murallas, mientras que Aristóteles creía que las murallas eran necesarias como
símbolo de poder. Pero quién llevó a la práctica el diseño urbano fue Hipódamo de Mileto, que ideó
un trazado ortogonal, en damero, de calles que se cortan en ángulo recto para que el aire circule
libremente. Así, se diseñó el Puerto del Pireo de Atenas y la ciudad de Mileto, al igual que todas
aquellas construcciones “ex novo” o de nueva planta que los griegos, en su afán colonizador, fueron
creando por el Mediterráneo (emporia), como en la Magna Grecia (Selinunte, en Sicilia). Por ende, el
trazado hipodámico marcó escuela en toda la evolución del urbanismo, desde la ciudad romana a los
ensanches del siglo XIX.

2.2. Arquitectura

Grecia va a ser la creadora de formas arquitectónicas básicas para la Historia del Arte, dotadas de un
elevado idealismo y perfeccionamiento técnico, por lo que han sido utilizadas en diversas épocas de la
Historia del Arte. En general, hasta la época clásica la mayoría de los edificios con entidad artística
tenían finalidad religiosa, de ahí que sean los templos y los tesoros de los santuarios los ejemplos
arquitectónicos más representativos. Precisamente, las notas definitorias de la arquitectura griega
son las siguientes:

 La arquitectura griega aspira a la perfección técnica, mediante el desarrollo de un modelo


racional, ya que dentro de sus principios estéticos está el armonizar las partes con el todo;
esto en arquitectura se manifiesta en los órdenes y en la escultura en el canon (la medida). Y
ello obliga a dar proporcionalidad a la ornamentación, es decir, a la escultura (en un principio,
en el antiguo frontón de Corfú para rellenar los ángulos se colocaban figuras a menor escala;
cercano ya el clasicismo en los ángulos del Hecatompedón, en Atenas, se acopla el cuerpo
tricéfalo del monstruo Tifón, donde su cola de serpiente se adapta a la esquina).

 Se trata de una arquitectura arquitrabada, de apariencia serena y simétrica, al basarse en una


estructura de líneas horizontales y verticales, lo que entrañaba dificultades para la
superposición de pisos o para la elevación en altura.

 Es una arquitectura alejada del colosalismo, llegando a la escala humana.

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 Como material se utilizó, en principio, la madera, el conglomerado o la piedra arenisca,


llamada “poros”, pero igualmente, se empleó la caliza; el mármol no se usó antes del siglo V a.
C., hasta la construcción del templo de Apolo en Delfos y el Partenón, por las dificultades que
ofrecía su trabajo.

 También, se aplica la policromía; aunque se haya perdido en muchos casos; se manejan colores
como los azules en los triglifos, el rojo en el fondo de las metopas, los planos dorados, etc.

 Con ello, se pretende alcanzar la armonía visual, lo que obliga a separarse de las medidas
matemáticas, llegando incluso a ocultar los defectos ópticos del ojo humano; estos defectos,
o más bien refinamientos, ópticos de mediados del siglo V. a. C. podrían resumirse en :

 Curvaturas del entablamento y el estilóbato hacia arriba, para evitar el efecto de


pandeo, de vencimiento por el centro.
 Inclinación de las columnas hacia adentro para impedir la sensación de caída y crear
el llamado efecto piramidal.
 Ensanchamiento central del fuste
o éntasis, con lo que se aminora el
efecto de concavidad de las columnas
de lados rectos.
 Mayor anchura de las columnas
de los ángulos, anulando cualquier
presión de debilidad en este punto.
 Desigual distancia de los
intercolumnios, estando las columnas
de los extremos algo más cercanas
que el resto a sus respectivas
compañeras.
Correcciones ópticas del Partenón

Estas modificaciones no responden a ninguna necesidad funcional ni estructural, sino simplemente al


elevado idealismo de unas construcciones que desean responder a las severas exigencias del espíritu
humano y corregir las perturbaciones que los efectos ópticos podrían introducir en una estructura de
líneas horizontales y verticales.

2.2.1. Órdenes arquitectónicos

El soporte por excelencia de la arquitectura griega es la columna, que recibe el nombre de stylos, ya
que el nombre columna que nosotros utilizamos deriva del latín. Sobre ella se levanta un sistema
adintelado, a partir de vigas horizontales, lo que confiere a la obra una sensación de quietud, de
serenidad y estabilidad. La columna, la decoración y el conjunto de elementos que ésta soporta se
pueden ordenar de diferente manera. Cada una de estas maneras recibe el nombre de orden o estilo
arquitectónico y estaban establecidas ya en el siglo VI a. C., perdurando sin grandes modificaciones
posteriores.

Los primeros templos se construyeron con materiales pobres (adobes y maderas) -pintándose el
edificio para dar sensación de riqueza-, según un sistema basado en una relación de líneas horizontales
y verticales que se mantuvo en toda la historia de la arquitectura griega, en la que no existe el arco y
la bóveda. Debido a la poca consistencia de estos materiales no se conserva ninguno, ni en la Grecia
Continental ni en Jonia (Asia Menor). Se discute mucho si el templo griego deriva del megarón
micénico (edificio de planta rectangular, con dos o tres estancias, en una de las cuales estaba el hogar,
y bancos corridos en los muros laterales; tejado a dos aguas y pórtico con columnas in antis), algo que

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parece bastante probable, dado el parentesco entre las concepciones y las prácticas religiosas de
ambos pueblos. El megarón pudo prestar así al templo griego el pórtico columnado, el cerramiento
interior también con columnas, la techumbre a dos aguas y el carácter “residencial”. Precisamente, los
templos, como dignos habitáculos para los dioses ya humanizados, empezaron a construirse cuando
nació la estatuaria religiosa griega, en el siglo VII a. C., posiblemente, debido a la influencia de la
estatuaria egipcia en piedra.

El orden dórico es el más antiguo, sobrio y severo, el de


proporciones más robustas; aparece hacia el siglo VII a. C.
precisamente, respondiendo a la mentalidad de los dorios,
griegos del continente (concretamente el Peloponeso), de
tradiciones agrícolas y carácter rudo, que comenzaron a edificar
con madera, lo que determinó la naturaleza de sus elementos
esenciales. La columna no tiene basa, arrancando directamente
sobre el estilóbato. El fuste está recorrido verticalmente por 20
aristas vivas y su diámetro va decreciendo según se asciende;
cuenta, además, con un ensanchamiento central, la éntasis, para
corregir la posible deformación óptica que la perspectiva
provoque; casi siempre, este fuste está formado por piezas
cilíndricas superpuestas, los tambores; sólo excepcionalmente y
casi siempre en ejemplos muy antiguos, el fuste es monolítico, en
recuerdo de cuando las columnas eran simples troncos de
árboles. Para pasar al capitel tiene una pequeña moldura llamada
collarino. Su capitel tiene equino (parte redondeada y convexa)
y el ábaco (paralelepípedo o taco cuadrangular) que recibe
directamente el entablamento. El entablamento es la parte
sustentada o elemento sostenido, y se divide en arquitrabe, friso
y cornisa. El arquitrabe es liso, ancho y sin decoración. El friso se divide en triglifos (significa los tres
cortes que se daban en los antiguos templos de madera, quizá con función de ventilación) y metopas
(espacios cuadrados decorados con relieves), tanto encima como debajo del friso podemos encontrar
unas pequeñas molduras que simulaban las antiguas vigas de madera de los templos más arcaicos, que
se llaman filetes, gotas o mútulos indistintamente. La cornisa es
la parte más elevada y saliente que protege las fachadas y en
ocasiones puede llevar decoración geométrica. Por último
tenemos la cubierta que es a dos aguas y de la que sale el
frontón, uno en la zona este y otro en el oeste. En las esquinas
de la cubierta tenemos el acroterio, sistema de canalización de
aguas que tenían los templos mediante unas pequeñas tejas,
llamadas antefijas, que trasladaban el agua residual del tejado a
las acroteras, que eran animales mitológicos con función de
desagüe (raíz de las gárgolas medievales).

El orden jónico se originó en la costa asiática de Asia Menor


(Jonia) y en las islas del Egeo hacia mediados del siglo VI a. C. Nace
como una construcción en piedra y contiene valores simbólicos,
vinculados a tradiciones orientales y egipcias, especialmente el
concebir el templo como el bosque de la divinidad; de ahí su
mayor acumulación de columnas y sus capiteles característicos
de volutas, que parecen ser las plantas que florecen en dicho
bosque al contacto con la divinidad. Resulta, de todas maneras,
más esbelto y rico, más elegante que el anterior estilo. La
columna descansa sobre un plinto paralelepípedo, levantado sobre estilóbato, y una basa ática con

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dos toros (o molduras convexas) y una escocia (o moldura cóncava). Su fuste está recorrido por 24
estrías con aristas matadas y puede o no aparecer éntasis o ensanchamiento central. Su capitel cuenta
con un pequeño collarino de astrágalos o tabas (decoración en forma de cuentas imitando el aspecto
de huesecillos) en relieve; el equino, decorado con flechas y ovas, y dos volutas laterales enroscadas
en espiral; el ábaco tiene forma rectangular. El arquitrabe
jónico está dividido en tres bandas (fasciae) en saledizo, el
friso es corrido (liso o con decoración) y la cornisa volada y
decorada. Su cubierta es de las mismas características que el
dórico. A partir del siglo V a. C. comienzan ambos órdenes a
yuxtaponerse en un mismo edificio, reservándose el dórico
para el exterior y aplicándose el jónico en el revestimiento
interno (por ejemplo, el Partenón de Atenas).

El orden corintio apareció en la primera mitad del siglo IV a.


C., aunque su uso se generalizó en la época helenística, como
fruto del deseo de riqueza que se va produciendo en la
arquitectura griega, y en época romana alcanzó su máximo
desarrollo. Su origen hemos de situarlo, en parte, en el
Peloponeso. Cuenta la leyenda que fue el escultor Calímaco
quien tras un viaje a Corinto inventó a finales del siglo V a. C.
este capitel, siendo el primer templo conocido donde aparece
el de Apolo Epicúreo en Basas, edificio construido por Ictinio.
Deriva claramente del jónico, del que se distingue por la
forma del capitel. Consta de podium, basa, fuste de arista
muerta con astrágalo (collarino) hacia el capitel que está
decorado con hojas de acanto que se enroscan en un ábaco rectangular, similar al jónico, pero con
distinto equino. Éste está formado por hojas de acanto, dispuestas en dos o más filas: las hojas
inferiores muy curvadas hacia fuera y las superiores enroscadas (caulículos). El entablamento sigue
también el modelo jónico, más enriquecido por molduras o elementos decorativos: el entablamento
tiene un arquitrabe
liso o dividido en fajas,
el friso es liso aunque
se puede decorar y la
cornisa puede ser más
suntuosa. La cubierta
tiene las mismas
características que los
anteriores órdenes.

2.2.2. Tipología de
edificios

El templo griego, al no
ser un lugar de
oración, como ocurre
con los templos Alzado del templo griego clásico y sus principales elementos
cristianos y
musulmanes, no daba cabida a los fieles y, desde el punto de vista del espectador, tenía una
significación fundamentalmente externa. En consecuencia y a diferencia de la vivienda, construida
para ser habitada, el templo tiene una mayor significación cuando se le contempla desde fuera, pues
por motivos religiosos carece de concepción especial interna –por lo que internamente el tratamiento

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que se le daba guardaba relación con la estatua de la divinidad a la que se dedicaba el templo-, siendo
fundamental una habitación para guardar la imagen, ya que los cultos se desarrollan fuera y tenían
carácter procesional. Igualmente, estas construcciones desempeñaban una función representativa
importantísima, pues se erguía como fruto del esfuerzo colectivo de toda una ciudad-estado griega
(polis), dificultando asimismo la construcción de palacios, símbolo del poder real individual. Este
carácter “político” del templo y del santuario era especialmente evidente en Atenas.

El modelo de templo griego responde a una estructura


sencilla. Presenta normalmente una planta rectangular
y uniforme que evoluciona muy poco a lo largo del
tiempo. Se suele localizar en un lugar aislado y sagrado
(tenemos) al que se accede por unas puertas
monumentales (propíleos). Todo templo se asienta
sobre un basamento escalonado (krepis o crepidoma;
los dos primeros escalones se denominan estereóbatos
y el último escalón estilóbato) que realza y distingue al
edificio sobre el terreno. Al interior, el edificio se divide
en tres partes o salas: pronaos o pórtico, primera
estancia de acceso, en el que va decreciendo la
luminosidad; naos o cella, sala principal donde se venera
la estatua de la divinidad; y, opistódomos, sala trasera
que a veces estaba abierta –como falso pórtico trasero-
o cerrada, sirviendo entonces para guardar el tesoro y
los objetos de culto. Alrededor de las dependencias
litúrgicas, se habilitó un pasillo exterior o perístasis,
delimitado por columnas, cuyo número, presencia y
distribución en los ejes largos siguen unos criterios
básicos.

La fachada principal se dispuso siempre en uno de los


ejes cortos y, de acuerdo con el número de columnas
Plantas de los templos griegos, según la
que exhibe, el templo se denomina dístilo (2), tetrástilo
disposición de las columnas (4), hexástilo (6), octástilo (8), decástilo (10) y así
sucesivamente; se comprueba que normalmente tienen
un número par, aunque hay algunos ejemplos de templos con un número impar de columnas, pero
son raros y muy arcaicos. Si sólo presenta columnas en la fachada principal es próstilo, pero sí éstas se
proyectan también en su parte posterior será anfipróstilo. Finalmente, si está rodeado por una fila de
columnas exentas recibe el nombre de períptero, mientras que si la hilera es doble entonces se llama
díptero; a veces, los templos suelen tener dos columnas en el propio pórtico y cobijadas entre dos
prolongaciones de los muros de los lados largos (antae), denominándose entonces templos in antis.
Cuando no tienen columnas, se les considera templos ápteros. Los de planta circular se llaman
monópteros o tholos. A un templo sin techo se le considera hípetro.

La cubierta es plana en el interior, pero por fuera se dispone a dos aguas, estando formada por un
armazón de madera cubierto por tejas. En el templo griego, no se distingue al principio ninguna
fachada como principal, cuidándose con esmero las cuatro caras. Por eso siempre se levantan aislados,
fuera del entramado urbano, en las acrópolis o santuarios. En su interior se construían los edificios sin
atender a un orden previo, a ningún eje de simetría. Todos los templos llevan sobre la cornisa un
frontón triangular. El espacio interior de ese frontón se denomina tímpano, y es uno de los lugares
preferidos para la decoración escultórica en los templos. Generalmente, los vértices y esquinas del
frontón se decoran con unas figuras llamadas acroteras; también, a lo largo de la cornisa, para
disimular los desagües, aparecen unas cabezas de animales llamadas gárgolas.

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Además de estos tipos de soporte, emplea la arquitectura griega, aunque


excepcionalmente, otros en que el fuste es reemplazado por unas figuras
humanas llamadas cariátides, cuando son femeninas, por suponer la
fábula que representan a las prisioneras de Caria, en el Asia Menor,
condenadas a realizar tan ardua función; cuando son masculinas
denomínense atlantes o telamones.

Del mismo modo, la decoración griega emplea con particular insistencia


el meandro o línea quebrada que vuelve sobre sí misma formando
recodos entrantes y salientes, las cintas entrelazadas y la onda; entre los
temas vegetales figuran la palmeta, la roseta y el loto, pero la gran
aportación es la hoja de acanto o cardo, y en particular la de cáliz de su
flor.

También existía otros tipos de construcciones, como los edificios


deportivos, unidos a la realización de los Juegos Olímpicos como el
estadio, la palestra, el hipódromo, ... El teatro aparece excavado en la
ladera de una montaña, cavea, lo que le confiere una acústica
excepcional, en dicha cavea se sitúan las gradas quedando en la zona
inferior algunos tronos reservados a personalidades. La orchestra es el
espacio circular anterior a la escena, donde se sitúan los músicos y el
coro, y la escena, de forma rectangular y algo elevada, es donde se hacía
la representación. Uno de los teatros más impresionantes es el de Cariátide del Erecteion, Acrópolis
de Atenas
Epidauro diseñado por Policleto. A su vez, las stoas, dedicadas al público,
ya que son espacios abiertos donde el pueblo podía deliberar sobre todo tipo de cuestiones, sobre
todo en un ambiente político democrático; eran edificios porticados para resguardarse de las
inclemencias del tiempo, donde a la vez se exponían obras de arte. Las ágoras eran las plazas públicas
en la zona baja de la ciudad, en definitiva grandes espacios abiertos, producto de la sociedad de cada
polis. Por último, la casa griega es la típica casa mediterránea, cerrada al exterior y abierta a un patio
central que da intimidad y frescor; son casas modestas, sin tanto lujo como luego tendrán las romanas,
divididas en androceo o zona masculina y gineceo o femenina, junto con el tálamo conyugal como
habitación común del matrimonio.

2.2.3. Evolución de la arquitectura griega

2.2.3.1. Etapa Arcaica (VII-VI a. C.)

Los mejores ejemplos están en la Magna Grecia (Sicilia y sur de Italia) y son templos llenos de arcaísmo
y rusticidad, elaborados en caliza, donde se empieza a utilizar el orden dórico. Destacamos el templo
de Apolo en Corinto, los de Paestum en Italia, el de Selinunte en Sicilia y Afaia en Egina.

2.2.3.2. Etapa Clásica (V-IV a. C.)

Esta época, dominada por la importancia urbanística de la Acrópolis y el gobierno de Pericles, la


pentecontaecia (término que se usa para referirse al período de la Historia de Grecia que comprende
desde la derrota de los persas en la Segunda Guerra Médica en Platea en 480 a. C., hasta el inicio de la
Guerra del Peloponeso en 433 a. C.), marcará toda la evolución del arte griego. Según Plutarco en sus
“Vidas Paralelas” menciona que, por entonces, Pericles y de Fidias, dejaron su impronta en Atenas,
indicando de este último que era el epískopos de la acrópolis, es decir, el supervisor. Este ateniense
era un escultor formado por Hageladas, siempre en constante evolución, y a su alrededor apareció una

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floreciente escuela de escultores. Junto a él trabajaron otros artistas, como Mnesicles, que proyecta
los Propíleos y posiblemente el templo del Erecteión. Precisamente, por ello, hemos de centrarnos en
los tres templos más importantes de la Acrópolis ateniense.

El Partenón se edificó en diez años (448-438 a.C.), elevándose en lo que se conocía como el pre-
Partenón, un templo dórico y hexástilo destruido por los persas, que sustituía a su vez a otro conocido
como el Hecatompedón (el de la cella de
los 100 pies). El templo del que hoy
tenemos restos fue un gran templo
dórico, octástilo y períptero. Aunque
Fidias era el supervisor, los arquitectos
del templo fueron Ictinos y Calícrates,
pidiéndoles encarecidamente que la
cella tuviera unas dimensiones
determinadas para introducir la estatua
de la diosa a la que estaba dedicado el
templo, Atenea Palas Parthenos, de 12 m., todavía se conserva in situ el basamento original.
Interiormente hay dos pórticos hexástilos según se accede a la cella por el pronaos o por el
opistodomos, o Sala de la Vírgenes, donde aparecen excepcionalmente cuatro columnas jónicas,
teniendo la estancia entrada independiente. Pero la excepción no sólo radica en esto, sino que, en
todo el muro de la cella se labra un gran friso jónico corrido (algo anómalo en el estilo dórico). Su
material es el más noble, mármol del Pentélico, policromado a su vez en azul, dorado y rojo.

Junto con su gran estructura


arquitectónica, la decoración plástica,
sobre la que volveremos, es algo único. Las
metopas (sólo se conservan 19 de las 92)
se desarrollan cuatro temas,
centauromaquia, gigantomaquia,
amazonomaquia y la guerra de Troya. En el
friso la procesión de las Panateneas y en
los frontones, el nacimiento de Atenea
(este) y su lucha entre Atenea y Poseidón
por el dominio del Atica (oeste).

Pero aún hemos de hablar de la


idealización a la que fue sometido este templo. Los efectos ópticos consistieron en dar mayor grosor
a las columnas laterales que a las centrales, por lo que su inclinación iría hacia el centro. También la
anchura de las metopas disminuye desde el centro a las esquinas, de forma inapreciable. Y, por último,
la curvatura de los elementos horizontales, como el estilóbato y la techumbre se labraron
independientemente dándole esa leve forma convexa que hace que desde la distancia veamos el
templo recto y monumental. Es la perfecta compensación de los efectos visuales, la versión
arquitectónica del contraposto escultórico. Es en este tipo de arquitectura es donde se aprecia la fuerza
creativa y la belleza de los griegos. Con esta construcción se buscó la “perfección perfecta”, tratándose
así de un edificio elegante, compacto y unitario.

Los avatares del Partenón han sido muchos: ya que pasó a ser iglesia, mezquita durante la ocupación
turca, arsenal de pólvora en la guerra con los venecianos que lo hicieron estallar en 1687 (pensaban
que guardando la munición allí estaría a salvo). Como remate los ingleses abanderados por lord Elgin
a la cabeza, expolian los relieves y las esculturas que hoy se pueden admirar en el Museo Británico
(dilema entre la devolución y la conservación adquirida por los años de cuido).

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El Erecteión (421-406 a. C.) es el templo jónico de la acrópolis, por lo que su belleza no solo va radicar
en esta elegante columna, sino en el escalonamiento del mismo al someterse a los desniveles del
terreno. Se realiza para albergar a los dioses desalojados del Partenón
y de manera anómala tiene dos cellas, una dedicada a Palas-Atenea
Polias y otra a Poseidón y Erecteo. Posee pórticos en sus cuatro lados,
rayando con el barroquismo, pues las basas de sus columnas se doraron
y se incrustaron vidrios. Esa nota “barroquista” es la antesala del
helenismo. Su arquitecto fue Mnesicles que diseñó también en su
interior la tumba de Cécrops, el dios serpiente, fundador de la acrópolis,
junto con el olivo sagrado de Atenea en una roca. En este templo cobra
fama por encima de todo, su Tribuna de las Cariátides, donde seis kores
hacen función sustentante (dos de ellas arrebatadas por Lord Elgin y
hoy suplantadas por copias). Estas kores disimulan una escalera secreta
de bajada al templo y conmemoran el paseo de las Arréforas
(sacerdotisas portadoras en la cabeza de un cesto con objetos rituales).

El templo de Atenea Niké es el más pequeño de la Acrópolis debido a


los ajustes del terreno. Fue concebido inicialmente en el año 449 a. C. por Calícrates para conmemorar
la Paz entre los griegos y los persas, pero por diversas circunstancias el plan quedó relegado a segundo
plano y no volvió plantearse su construcción hasta veinte años después, siendo finalizado hacia el 425
o 421 a. C. Es jónico, tetrástilo y anfipróstilo, careciendo de opistodomos. Está dedicado a la diosa
Atenea Victoriosa o Niké, conmemorando la victoria de los atenienses contra los persas (Guerras
Médicas) en la batalla de Platea. El friso jónico está muy arruinado, pero aún se pueden ver cualidades
de un clasicismo ático; se atribuye al taller de Agocrático y narraba escenas de las guerras entre griegos
y persas en los lados norte y sur y entre atenienses y griegos filopersas por el lado oeste. La decoración
basada en hechos históricos es muy poco frecuente en las obras griegas. La obra se construyó con la
finalidad de perpetuar la plenitud vital y olvidar las limitaciones de la muerte, así como, también, con
la idea de elevar la moral al pueblo, pues en estos años los atenienses sufrían la guerra del Peloponeso,
contienda en la que fueron derrotados.

2.2.3.3. Periodo Helenístico (Fines IV a. C.-0 a. C.)

Tras las Guerras del Peloponeso (batalla de Egospótamos (405 a. C.) donde los espartanos salieron
victoriosos), las polis y el poder ático entran en decadencia, coyuntura idónea para que, décadas
después, Filipo de Macedonia y su hijo, Alejandro Magno se apoderen de todo el territorio griego,
preludio de la gran aventura asiática del último.

Empiezan entonces a tomar importancia ciudades de Asia Menor como Éfeso, Halicarnaso, Pérgamo,
Priene, ... También Alejandría en la desembocadura del Nilo es una ciudad-modelo del helenismo; fue
proyectada por Dinócrates de Rodas mediante un plano en retícula, donde destacaba su magnífico
faro, la biblioteca y los barrios divididos socialmente.

Por tanto, la ciudad clásica entra en crisis, aunque el ágora sigue siendo el centro y los templos
conservan su témenos o recinto sagrado como función religiosa. La arquitectura de este momento va
a perder el idealismo clásico, personalizándose cada vez más en sus promotores políticos (al contrario
de la colectividad de la polis clásica). El arte se hace más perceptivo y se analizan los sentimientos y las
pasiones. Si en la época de Pericles había un culto al Estado y a la polis, tras la Guerra del Peloponeso
la vida será más doméstica y menos política, cada vez hay más deseo de intimidad en las casas. Con
todo lo visto en el clasicismo, el Helenismo supone una pérdida de identidad, tal era la cantidad de
influencias, culturas, religiones y dialectos, que hubo la obligación de poner una lengua común, la koiné
o el ático, que fue el lenguaje literario más usado.

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Historia del Arte Arte griego

El Altar de Zeus en Pérgamo se elevó en el 180-160 a. C.


para conmemorar las fiestas locales de Atenea Nicéfora
victoriosa sobre los gigantes o titanes (Gigantomaquia). La
tipología del edificio no era la de un templo, sino que
probablemente era el altar de un templo. Este altar era un
edificio rectangular en forma de U, herencia del aticismo,
que se elevaba sobre un gran podio, al cual se accedía a
través de una escalinata monumental. Tenía dos alturas:
la inferior, formada por un muro continuo donde se
representó el friso de la Gigantomaquia, y la superior,
constituida por una doble fila de columnas de orden
jónico. La escalera quedaba cerrada por dos cuerpos
laterales que avanzaban hacia el frente del edificio. Al
acceder al interior se atravesaba otra doble columnata jónica hasta llegar a un patio cerrado donde se
situaba el altar de los sacrificios. Sobre el entablamento de las columnas se colocaron una serie de
acroteras que representaban dioses, centauros, grifos y caballos. Las dimensiones originales del altar
eran de 69 metros de longitud, 77 metros de anchura y 9,70 metros de altura. Descubierto en 1871
por el ingeniero alemán Humann, el altar fue transportado y reconstruido en Berlín en 1886, en virtud
de un acuerdo de 1879 entre Alemania y el Imperio Otomano. Hoy está en el Museo de Pérgamo de
Berlín, en rehabilitación hasta el 2019.

La Linterna de Lisícrates es una arquitectura (espacio interior) cilíndrica, aunque bien podía pasar por
una escultura por sus reducidas dimensiones. Se le adosan columnas corintias y en el pequeño friso
aparecen relieves de temas marinos y dionisiacos. Lisícrates crea una planta igual desde todos los
puntos del edificio que permite al espectador girar en su torno, por lo que prescinde de la frontalidad.
Su construcción en 334 a. C. se explica por la costumbre de premiar al mejor patrocinador de una obra
teatral, en concreto, a un maestro de coro que mereció tal galardón en Olimpia, y asistimos una vez
más al culto a la personalidad.

La Torre de los Vientos es otro monumento conmemorativo que alude por sus relieves a los diferentes
tipos de vientos. Es un edificio con forma de octógono y a su vez un reloj (llamado Horologion). Su
creador fue Andrónico de Cirro y los nombres de los vientos: Bóreas, el Norte; Euro, el Este; Noto, el
Sur; Céfiro, el Oeste.

El Mausoleo de Halicarnaso es un gran monumento funerario dedicado a Mausolo, rey de la ciudad


de Halicarnaso (Bodrum en Turquía en IV a.C.); de ahí la derivación funeraria de mausoleo. Se cree que
los arquitectos de este monumento, con gran peso hacia la personalidad de un rey, fueron Sátiro y
Piteo. Antecede al monumento una avenida de leones, con importantes reminiscencias defensivas y
orientalistas, para luego levantarse sobre un zócalo, la cámara funeraria, que se decora con relieves
de centauromaquia y amazonomaquia. Sobre estos cimientos aparece un templo jónico, coronado por
una pirámide escalonada y rematada por una cuadriga. Entre los intercolumnios aparecían esculturas,
como las de Mausolo y su mujer, Artemisia, que hoy han desaparecido. La gran tumba se mantuvo en
pie durante más de 1.500 años, hasta que un terremoto la destruyó (1404) y los caballeros de la Orden
de Malta lo destruyeron para construir con él un castillo.

Así, el helenismo es el declinar de orden clásico, pero también la aportación de un realismo y


pragmatismo que conectará directamente con los ideales de Roma, la nueva conquistadora.

3. LA CONCEPCIÓN DE LA DIMENSIÓN HUMANA: LA ESCULTURA

Entre las características que van a rodear a la escultura griega, tenemos unas constantes que se van a
percibir en la evolución de la misma:

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Historia del Arte Arte griego

 Para Protágoras “el hombre es la medida de todas las cosas” tanto es así que hasta los dioses
estaban afectados por las pasiones humanas. De ahí, se deriva la importancia prestada a la
representación al cuerpo del ser humano, aspecto que también reciben las deidades.
 Búsqueda de un ideal de hombre perfecto, sin defectos. Para eso se elimina todo lo individual,
lo accesorio, no existe el retrato ante la consideración de tipos ideales, como eran los atletas.
 Fijación de un canon, una medida, donde las matemáticas y las teorías pitagóricas forman
parte, tanto del canon de las siete cabezas de Policleto, como el de las ocho cabezas de Lisipo.
 Búsqueda de la belleza física que se mueven entre el pathos (patetismo) y la belleza espiritual
(ethos = ser), el equilibrio entre ambas se conoce con el término de sofrosine.
 Plasmar el movimiento va a ser otro de los objetivos, desde la rigidez de las primeras
esculturas a la cotidianeidad del helenismo. Igualmente, pasa en los frontones, en los primeros
las esquinas se rellenaban con figuras a escala más pequeña, pero luego los cuerpos se hacían
del mismo tamaño pero cambiando su posición (tumbados o recostados).
 Los materiales utilizados son: la madera, caliza, mármol, bronce y esculturas crisoelefantinas
(oro y marfil).
 Todas ellas se policromaban.

Estas características van hacia la búsqueda de la representación ideal, pero la evolución de la escultura
se hizo de manera lenta y progresiva: a) Periodo Geométrico (900-700 a. C.); b) Período Arcaico (VII-
VI a. C.), en que el artista está condicionado por los convencionalismos y la rigidez del material; c)
Periodo Clásico (V-IV a. C), donde se consigue plasmar la belleza física y espiritual, alcanzando el
culmen artístico, y se consiguen los mayores logros; d) Periodo Helenístico (Finales siglo IV a. C-Cambio
de Era), donde hay una mezcla del clasicismo, el orientalismo, y los sentimientos; se pierden los ideales
clásicos, aparecen temas vulgares y el tratamiento es más realista.

3.1. Periodo Geométrico (IX-VIII a. C.)

Tras las invasiones dorias se inicia el arte escultórico griego y la primera plástica monumental conocida
como Dedalismo (en honor a Dédalo, arquitecto del laberinto de Creta y gran escultor). Aludimos a
plástica monumental por el tamaño de las obras, como se percibe en los Leones de la isla de Delos,
figuras alineadas como si de una avenida de esfinges se tratará y con unos rasgos muy geométricos.

3.2. Periodo Arcaico (VII-comienzos del V a. C.)

La colonización griega había puesto en contacto a las polis con otras manifestaciones artísticas de
influencia oriental; a este estilo se le llamará arcaico y avanza paulatinamente hacia el naturalismo.
Las características de la escultura de este momento van ser el predominio de la figura humana, de un
tamaño natural e incluso mayor (3 m.); generalmente, presentan desnudos masculinos como
exaltación de la belleza física (kuroi o kuros) o féminas vestidas y de formas compactas, con actitud
oferente y pesadez de volúmenes (korai o kores); estas figuras están dotadas de frontalidad,
hieratismo, formas cerradas,... y policromía.

3.2.1. Los Kuroi

Las esculturas de este periodo están muy relacionadas con el deporte; de las importantes familias
griegas, salían jóvenes vencedores admirados, que mandaban hacerse esculturas para perpetuar la
gracia concedida por los dioses, a los que luego se la iban a ofrecer. Se adscriben al tipo escultórico
que crearon los griegos para representar el ideal de la belleza masculina, la plenitud física. Aparecen
como exvotos en el VII a. C. También se cree que podían representar al dios Apolo o a estatuas
funerarias (ya que en algunas aparecen rasgos individualizados y retratísticos, aunque también se ha
relacionado con el triunfo consecutivo de una prueba). Se hacían de mármol en un gran bloque

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Historia del Arte Arte griego

compacto y se policromaban. Están marcadas por la frontalidad y el estatismo, aunque el paso


adelantado sugiere movimiento. Su anatomía es tan ruda, que se habla incluso de constructivismo
del cuerpo humano: los pies tienen el paso adelantado, su pantorrilla acaba en arista viva, de donde
parte un trapecio invertido que hace de rodilla, el ángulo inguinal es recto, los músculos epigástricos
del abdomen son planos y sus brazos permanecen pegados al cuerpo.
La cabeza tiene un tratamiento especial, puesto que en ella se esboza
la particular sonrisa arcaica que hace que la rigidez anteriormente
comentada sea más llevadera. Su pelo trenzado, calificado como
eléctrico, se adorna con una cinta propia de los vencedores (tenia) y
los ojos quedan muy marcados por su forma almendrada. Entre los
ejemplos de kuros más importantes destacamos: Anavysos, Tenea,
Sounión,... También destacaríamos el caso de El Moscóforo,
denominación que en esta plástica arcaica, etimológicamente significa
portador de un carnero; se considera un exvoto y fue encontrado en
las inmediaciones de la acrópolis supuestamente en honor a Atenea;
este referente fue muy utilizado posteriormente en el periodo
paleocristiano, cuando se cristianicen motivos paganos ante la falta de
iconos que se relacionen con la nueva religión surgida, este es el caso
concreto del “Buen Pastor”.

3.2.2. Las Korai

Estas esculturas femeninas ataviadas con la indumentaria griega (chitón, himatión y peplo) responden
a los mismos convencionalismos que las masculinas pero como hemos comentado aparecen vestidas.
Son exvotos funerarios, por lo que su lugar de origen estaba en los cementerios y portaban un objeto
(fruta, paloma, cesto...) ritual de ofrecimiento. Su material
es el mármol y con el paso del tiempo se aprecia en estas
sacerdotisas una pérdida gradual de simetría y rigidez,
conservando la policromía de la época. Destacamos dos
esculturas femeninas que marcan este periodo: la Dama de
Auxerre (h. 650 a. C.) y la Hera de Samos (h. 570-560 a. C.),
ambas son monolíticas y en actitud votiva u oferente, pero
mientras que la primera conserva rasgos más rígidos y con
cierta abstracción, no puede pasar desapercibido la pesadez
de sus paños y su rostro, que nos van a trasladar a la época
arcaica (pelo, ojos y sonrisa). La segunda, aun siendo
monolítica y sin rostro, el tratamiento de sus paños es único
en cuanto a calidades, percibiéndose la indumentaria típica
de la mujer griega.

3.3. Periodo Clásico (V-IV a.C.)

3.3.1. Periodo de transición o «estilo severo» (primera mitad del siglo V a. C.)

Pero junto con estos prototipos masculinos y femeninos de Época Arcaica, hay otras obras con rasgos
arcaicos, pero podemos suponer que sirvieron de fase de transición al estilo clásico, al introducir
caracteres que hacían novedosos los avances que presentan, tales como que las formas empiezan a
dinamizarse. A este clasicismo temprano se le ha denominado Estilo Severo.

En el caso de Los Tiranicidas, su autor fue Antenor y el grupo fue erigido en el ágora ateniense como
consideración a los dos héroes tratados como mártires de la libertad por asesinar a Hipias e Hiparco
(hijos del tirano Pisístrato). Al ser destruidas por los persas tras el saqueo de Atenas en 480 a. C, Kritias

15
Historia del Arte Arte griego

y Nesiotes hicieron el grupo en bronce y se restauró después


por Alejandro Magno, aunque estas son copias romanas que a
diferencia de los originales en bronce, necesitan elementos de
apoyo. En el grupo escultórico se representa a dos hombres
desnudos, Harmodios y Aristogitón, que fueron heroizados al
morir por el bien de la comunidad; ambos poseen sus armas
homicidas, por lo que sus extremidades superiores están
insertadas en el espacio y las inferiores también aparecen con
un movimiento propio de la cercanía del clasicismo. La
composición es de un extraordinario vigor y energía. La factura
es todavía arcaica (rostro) y aunque evolucionan las formas, se
les dota de movimiento, con ausencia de frontalismo.

El Auriga de Delfos (474


a. C.) es un bronce
original a la cera perdida
(procedimiento por el
cual la escultura queda
hueca en su interior al
iniciarse el proceso con cera y recubrirlo luego de arcilla,
dejando dos orificios en los extremos por donde circularía el
metal fundido). Este auriga forma parte de un grupo escultórico
mandado erigir por Politalos de Gela (tirano de la Magna Grecia)
para el santuario de Delfos y conmemorar la victoria de su carro
en los Juegos Píticos. Su autor se piensa que pudo ser Pitágoras
de Samos, del que se dice que fue el primero en plasmar las
venas y los tendones en sus obras. La belleza de esta escultura
es tal, que no sólo se piensa en ella como prototipo de
clasicismo, sino como posible retrato por la particularidad de sus
orejas y el realismo de su mirada elaborada en pasta vítrea. Sus
medidas son de 1,80 m y con seguridad salió de un taller siciliano.

En los frontones del templo de Afaia en Egina, se esculpe la lucha entre los eginetas y los troyanos,
siendo sus autores Calo y Onatas. En la elaboración de los frontones, se percibe mucho más arcaísmo
en el occidental (500-490 a. C.) que en el oriental (480 a. C.), que es posterior y más evolucionado,
donde se encuentran las figuras de Hércules y del guerrero caído. En estos detalles de adaptación al
marco, es donde se percibe su grado de evolución, junto con su anatomía, pero aún no se ha
desprendido del todo del arcaísmo.

El templo de Zeus en Olimpia (460 a. C.) es la cumbre del estilo severo, siendo su autor desconocido.
En el frontón este, reina la calma; se representa la carrera de Pelops y Enomao (yerno y suegro en
combate por su hija Hipodamia). No obstante, en el oeste todo es agitación, ya que el tema es el rapto
por los centauros de las mujeres en las bodas de Piritoo y Deidamia. Las metopas del templo, por ser
de orden dórico, representan los doce trabajos de Hércules. No podemos dejar de destacar la belleza
de Apolo, como mediador del combate, y la fuerza animal de los centauros en el rapto.

El Trono Ludovisi (h. 460 a. C.), cuya autenticidad es todavía es debatida, pudo pertenecer
posiblemente al basamento inferior de un teatro, aunque también se apunta a que fuese un brocal de
un pozo, un altar o un trono del famoso santuario de Perséfone en torno al siglo V a C. En sus tres
relieves aparecen: el frontal con el nacimiento de Afrodita saliendo del mar y sujetada por dos ninfas
(importancia de los paños y los detalles del paisaje) y en los laterales dos mujeres, en un lado una

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Historia del Arte Arte griego

anciana quemando hierbas aromáticas y en el otro una joven cómodamente sentada tocando la doble
flauta, haciendo alarde de un estudio anatómico magnífico. Precisamente, una de sus mayores
aportaciones al Arte Clásico, es la aparición por primera vez del desnudo femenino, así como una
todavía muy ruda técnica de paños mojados.

En el Trono de Boston (siglo V a. C.) se representa la escena de psicostasia (también kerostasia o el


ritual del pesado de almas) y las figuras representadas han sido identificadas con Eros, Perséfone y
Afrodita. Los dos paneles más cortos, o caras laterales, también tienen figuras esculpidas las cuales
representan: una anciana en duelo (posiblemente la vejez) y en la otra un niño tocando una lira
(posiblemente la juventud). La estructura es similar al anterior y se baraja también que sea un tema
de carácter amoroso (Adonis), puesto que en el centro de la composición está Eros sujetando una
balanza (de metal) que se ha perdido y está tendría una inclinación determinada, lo que se percibe en
que las dos mujeres que están junto al dios, una está riendo y otra triste; así pues, podría suponerse
que la inclinación está siendo favorable a una de las dos en cuanto al tema amoroso, sin que podemos
olvidar la mencionada temática funeraria. Aún catalogada como de estilo severo, el Trono de Boston
parece ser una versión romana creada posteriormente para decorar los Jardines de Salustio (siglo I a.
C.), existiendo incluso dudas sobre su autenticidad y su posible reproducción en tiempos recientes.

3.3.2. Clasicismo pleno (segunda mitad del siglo V a. C.)

Una vez superado el Estilo Severo, entramos en la culminación y en


la perfección plástica. Es el momento de la plasmación de la belleza
Ideal, donde partiendo de proporciones matemáticas, el artista
abstrae el modelo perfecto, corrigiendo a la naturaleza y
equilibrando la belleza física y espiritual. Los temas más frecuentes
son de héroes, míticos y religiosos y el material por antonomasia
es el mármol, casi siempre policromado, aunque también tenemos
en bronce (retocado con buril) y el crisoelefantino (oro y marfil).

3.3.2.1. Mirón

Se encuentra en la transición del severo al clásico. Su interés por la


simetría le va a hacer abandonar el reflejo de las emociones; “cuida
más el cuerpo que las sensaciones del alma”. Por la obra que más
se le conoce es por El Discóbolo, pero también hizo el grupo de
Atenea y Marsias (h. 460 a. C.). El Discóbolo, su obra más famosa,
(455 a. C.) es la representación de un atleta lanzando el disco, en pleno chiasmos o postura forzada en
aspa. Esta obra se representa en movimiento máximo, lo que le valió la muerte al atleta. La escultura
mide aproximadamente 1,60 metros de altura y la obra original fue creada íntegramente en bronce.
Existen varias copias (ningún original) y se le ha recalcado la planitud en la anatomía y los rasgos
arcaicos en el rostro y en el pelo. La inexpresividad facial se puede interpretar considerando que la
mente es quien domina todos los movimientos de perfección, y que más allá del esfuerzo físico, el
éxito y el dominio de las acciones, está en el correcto manejo de la mente. El deporte tenía en esta
época una gran relevancia en la vida del hombre como símbolo de independencia, libertad y
democracia, por lo que la obra tiene un alto contenido político y filosófico. Técnicamente, se
representa la balanza rítmica de los tres triángulos, es decir aparecen tres huecos perceptibles que
establecen la gravedad de la obra, por lo que se constituye en una pieza para admirarla lateralmente.

3.3.2.2. Policleto

Es el teórico de la escultura griega clásica; Canon es un tratado teórico escrito por Policleto que en la
actualidad está casi totalmente perdido. En él se detalla su sistema de composición escultórica y define

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Historia del Arte Arte griego

la distribución proporcional como la correspondencia funcional de las partes y los miembros del cuerpo
humano. El tema central de la obra es el hombre perfecto entendido no sólo como perfección física
sino como identificación de lo bello, a través de la simetría y la proporción, con lo bueno. La armonía,
relación de las partes con el conjunto, era formulada a través de relaciones numéricas atendiendo a
un sentido pitagórico de la proporción como orden divino.

Sus obras fundamentales son atletas: el Doríforo (h. 450-440 a. C.) que significa portador de lanza,
donde no sólo se representa una belleza ideal, sino la proporción exacta y la inclusión de las
extremidades en el espacio; y el Diadúmeno (h. 430-420 a. C.) atleta que se ata la tenia vencedora,
quedando aún más en el espacio las extremidades, con la maestría técnica que esto supone. El mayor
mérito de estas obras es la elasticidad y la potencia del movimiento, arquetipo de la plástica griega.

Con mucha probabilidad, el Doríforo, fue el modelo utilizado por Policleto para ejemplificar su canon
de las siete cabezas, como altura final de la escultura, es decir la aplicación del numen divino a la forma
ideal del cuerpo humano; pero junto con la correspondencia numérica, también idea para sus obras el
contraposto o contrabalanceo una inclinación sobre una u otra pierna que hace balancear la cadera
rítmicamente, adquiriendo aún más naturalismo. Finalmente, sobresale el principio de la diarthrosis
(articulación) que concibe el desnudo como un esqueleto perfecto, regido por la movilidad de las
articulaciones y la relación de cada parte con el todo (simetría), lo que les hace acentuar la división
entre el tronco y las extremidades, y dentro del torso, marcar nítidamente los pectorales, la cintura y
el pliegue inguinal.

3.3.2.3. Fidias

Es el gran maestro del siglo V a. C. y de la Acrópolis, llamándosele “el gran


escultor de dioses”. Su producción podemos separarla en: esculturas exentas
de dioses y en su desarrollo escultórico del Partenón.

Entre las esculturas exentas de dioses podemos destacar la Atenea Prómacos


era una gran escultura de unos quince metros de altitud y situada en el
exterior de la Acrópolis de Atenas, cuyo casco refulgía al sol y los navegantes
sabían que se aproximaban a la ciudad. Es la Atenea armada y luchadora en
calidad de protectora del combate; ecos y resonancias del original se detectan
en versiones y replicas, pero la obra que mejor documenta el espíritu de una
creación temprana de Fidias, anterior al 450 a.C., es una copia del Museo del
Prado, la llamada "Atenea de Madrid".

La Atenea Lemnia media dos metros y fue encargada por los colonos que
partieron a la isla de Lemnos. Se consagró en el 450 a. C. y está considerada
como el summum de la belleza clásica. A diferencia de la Prómacos, la Lemnia
presenta a Atenea en actitud pacífica, vestida con peplo abierto por un costado y ceñido con la égida
terciada sobre el pecho y la cabeza descubierta e inclinada, con la tenia de los vencedores, que fija la
mirada en el casco que sostiene en la mano derecha.

Con la Atenea Palas Parthenos, Fidias alcanzó su akmé, es decir su punto álgido; tuvo que acabar el
proyecto en 448 a. C., pues su tamaño, once o doce metros, condicionaba la estructura y las
dimensiones de la cella del Partenón. Su indumentaria es muy similar a las anteriores, pero es la diosa
guerrera y victoriosa por antonomasia. Su síntoma de evolución respecto a las anteriores, es su
capacidad de movimiento contenido. Tenía cinco metros de escudo, donde se enredaba la serpiente
que simboliza el genio de la Acrópolis; en el exterior se labra la amazonomaquia y en el interior se pinta
la gigantomaquia. Sus sandalias tienen en el borde la centauromaquia y en el basamento el nacimiento

18
Historia del Arte Arte griego

de Pandora. En su casco aparece una esfinge con dos pegasos y


en su pectoral la cabeza de Medusa. En su mano derecha sujeta
una niké de tamaño mayor que el natural. Era una escultura
exenta crisoelefantina, el marfil se utilizó en las zonas corpóreas
y el oro en el resto. Por esta escultura Fidias fue procesado, ya
que se pensó que se había quedado con parte del dinero
destinado a la obra y que, además, había intentado
autorretratarse en algún lugar de la escultura.

El Zeus de Olimpia fue una estatua colosal crisoelefantina que


se levantó en la cella del templo de Zeus en esta ciudad,
aproximadamente en el 430 a. C., aunque algunos autores creen
que es anterior a la Parthenos. Estaba compuesto de madera,
marfil, oro,… Su descripción viene recogida por Pausanias, junto
con monedas de la época de Adriano.

En cuanto a la decoración escultórica del Partenón, se supone


que Fidias daría instrucciones orales sobre el tema y el contenido a trabajar, y que la ejecución e
interpretación eran libres, lo único que venía impuesto era el formato y la temática. En esta aparente
anarquía se fraguó un estilo depurado y único; por
este motivo es muy difícil captar la individualidad de
Fidias en esta empresa. Cuando quedó acabada
Pericles lo califico de “milagro sorprendente”,
reprochando a los atenienses que no supieran
apreciarlas. Plutarco llego a decir “lo que hace
admirable estas obras es que se hayan ejecutado en
tan corto tiempo para tan larga vida”.

Las metopas son el comienzo de los trabajos y


carecen de unidad estilística. Quizás pudo participar
Fidias más en el lado norte por el tratamiento de los
relieves, pero tampoco es ilustrativo puesto que en
estos momentos estaría centrado en la Atenea
Parthenos. Las metopas son noventa y dos y los temas
que tratan son la centauromaquia, la gigantomaquia,
la amazonomaquia y la guerra de Troya.

El friso tiene ciento cincuenta y nueve metros y rodea toda la cella; en él se representa la procesión
que realiza las Panateneas (sacerdotisas del templo) y el pueblo de Atenas, en honor a su patrona
Atenea, el 28 de julio. La calidad de la labra es excepcional y se pensó hasta el último detalle, ya que
como iría en una zona poco iluminada, el fondo sólo tiene cinco centímetros, y el bloque de mármol
está ligeramente inclinado hacia fuera. La procesión arranca del lado suroccidental y confluye en el
este. Se inicia con un cortejo y jinetes que forman una cabalgata, a la que siguen los portadores de
ramas (thallaphoi que eran ancianos), citaristas, flautistas y conductores de las víctimas al sacrificio.
Ya en el lado este, aparecen las jóvenes que portan el peplo bordado a la diosa, junto con los dioses
que conversan y los héroes que contemplan el cortejo. Aunque en el conjunto se percibe cierta
anarquía estilística, se aprecia que el esfuerzo es más común a las indicaciones orales dadas, lo que va
a generar el llamado estilo Partenón, caracterizado por la plasticidad y destreza del modelado. Aquí el
papel de Fidias va a ser fundamental, pues se cree que para elaborar el friso existieron paradeigmatas
o muestras escultóricas en materiales perecederos (arcilla o cera) que marcaron las líneas maestras de
los modelos y del proyecto. Los restos del gran friso fueron transportados en 1801 por Lord Elgin al
Reino Unido, ubicándolos en el Museo Británico de Londres.

19
Historia del Arte Arte griego

En cuanto a los
frontones, alcanzan 30
metros de largo por 3,5
metros de alto y 1
metro de profundidad,
con más de veinte
figuras en cada frontón
que doblaban el
tamaño natural. Estos
frontones son los más tardíos y evolucionados. El oriental representa el Nacimiento de Atenea, que
nace ya madura de la cabeza de su padre Zeus tras un hachazo, mientras Hermes y Hefaistos corren
despavoridos ante tan peculiar parto, le siguen Iris y Hera de pie, Deméter y Koré sentadas y Dionisos
tumbado contemplando el carro del sol Helios que emerge del mar; al otro lado, las Parcas (Cloto,
Lequesis y Átropos, donde el tratamiento de los paños mojados es de una maestría excepcional) urden
los hilos de la vida y observan el carro de la luna Selene como se hunde. Toda esta iconografía se
conoce por los dibujos que el inglés Carrey
hizo en el XVII. El frontón oeste relata la
Lucha entre Atenea y Poseidón, mientras que
el dios lanza su tridente y hace brotar agua de
la Acrópolis, Atenea lanza la jabalina y brota
el olivo, entre tanto los dioses y héroes
asisten como jurados, votando a Atenea.

Todo el Partenón lleva la impronta fidiaca,


aunque su relación directa en determinadas
obras se desconoce. Sus discípulos marcarán
posteriormente el estilo bello preciosista y
pulcro, donde destacamos Alcámenes,
Krésilas con el retrato de Pericles, y Calímaco
con la Afrodita atándose la sandalia.
Realmente Fidias ha sido todo un maestro, “es la expresión suprema del espíritu griego, expresa la
divinidad sobre la humanidad y las inquietudes terrestres“, según Bazin.

3.3.3. Clasicismo tardío (siglo IV a. C.)

Antes de analizar a los tres escultores más importantes, hemos de decir que la obra que abre este
periodo es Irene y Plutos, obra de Cefisodoto el Viejo, padre de Praxíteles, encargada para el ágora de
Atenas al conmemorar la paz tras la Guerra del Peloponeso, primera alegoría que expresa la paz como
origen de la riqueza. En este momento el realismo se hace más visible y la expresión de los
sentimientos momentáneos (pathos) aparece por encima del carácter moral de la persona (ethos). Se
crean nuevos prototipos de belleza ideal, donde nos encontramos un canon más estilizado, “las ocho
cabezas de Lisipo”.

3.3.3.1. Praxíteles

Sin romper con los rasgos estilísticos de la cultura ática, Praxíteles los interpretó desde una visión muy
personal, que sentó las bases para el posterior desarrollo de la escultura helenística. La tipología divina
de este escultor va a ser suave y amanerada, sobre todo en los dioses y más masculinizante en las
diosas; en todas ellas se manifiesta una llamada curva praxiteliana, a lo que se une el sfumato o
acabado de la obra, donde algunas se barnizaban con cera transparente (gánosis) que se coloreaban,
dando un aspecto táctil.

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Historia del Arte Arte griego

Entre sus obras más importantes, destacamos Hermes y Dionisos,


magnífico conjunto escultórico (350-330 a. C.) que narra cómo Hermes
traslada al pequeño dios por el Ática, camino del Olimpo para ser
cuidado por las ninfas, y en un momento determinado sacia su sed con
su fruto favorito, un racimo de uva. Se trata del único original que no es
copia romana, donde la curva, la inserción de los miembros en el
espacio y la expresión nos dice mucho de la evolución del arte.

En la misma línea se encuentra el Apolo Sauróctono (joven que mata a


la lagartija, h. 360 a. C.), el Sátiro Escanciador (h. 360 a. C.) y el Sátiro
en reposo (340-330 a. C.), junto con La Afrodita de Cnido (h. 360 a. C.),
el primer desnudo buscado y logrado elemento de erotismo. Su
vestidura y el ánfora, pese a la impresión opuesta sugerida, cumplen la
función de fuerte soporte estructural. La Venus de Arlés es una copia
romana encontrada cerca del teatro romano de esta ciudad. Como se
ve en la Afrodita Cnidea, su aspecto es quizás más masculino que la
anterior. En conjunt,o la obra praxiteliana adquiría una gracia o charis que le dio fama al escultor. El
artista elige para mostrar su cuerpo, el momento en que la diosa toma un baño, es decir, crea una
justificación para poder romper el convencionalismo que impedía mostrar el cuerpo femenino
desnudo, mientras que no había ningún problema para mostrar el masculino. De pie, sin ropa, con un
original brazalete en el brazo izquierdo (probable símbolo de coquetería femenina), con el cabello
recogido en un moño sujeto con una cinta, se apoya en la pierna derecha, mientras que la izquierda
aparece relajada y flexionada; hace ademán con la mano izquierda de posar (o recoger, no está claro)
un manto sobre una hydria, mientras que con la mano derecha, en un gesto de pudor, como si hubiese
sido sorprendida in fraganti, intenta cubrirse el pubis.

3.3.3.2. Scopas

Fue un artista capaz de robar los sentimientos, la angustia, el equilibrio


entre la tensión corporal y espiritual que se rompe en beneficio de la
primera; el pathos predomina y la agitación, junto con el dramatismo,
afloran en su obra más importante la Ménade furiosa o danzante
(literalmente ménades puede traducirse por "las que desvarían", mujeres
en estado salvaje y de vida enajenada con las que era imposible razonar)
fechada hacia el 330 a. C.; esta fémina, con un cabrito muerto sobre los
hombros, está en plena la danza, ebria y semidesnuda; representa a un
tipo de bacantes o mujeres adeptas a los ritos dionisíacos, enloquecidas
por el vino y el baile en un frenesí que contorsiona, y muestra la exaltación
de la pasión y la violencia; sus brazos estarían insertados en el espacio,
explicando su ausencia. Scopas utiliza una estructura compositiva abierta,
alejándose de la concepción frontal y alcanzando su máxima expresión con
la contemplación de la obra desde un lateral o diagonal. A ello debemos
sumar un perfecto estudio de la anatomía femenina, que se deja adivinar
gracias el empleo de la técnica de paños mojados. El rostro, muy
deteriorado, es posible que reflejara una expresión de frenesí o desato de
las pasiones, una búsqueda del "pathos" que exalta el sentimiento, abandonando el "ethos" o dominio
de las pasiones del estilo Clásico. También se han datado otras obras suyas como el Retrato de
Mausolo (h. 350 a. C.) y Meleagro (340 a. C.); en este último, inspirándose en Lisipo, este autor realiza
esta dramática obra en la que resuelve de forma magistral el problema de representar la expresión
psíquica en el rostro emotivo y dolorido del cazador, antes de morir; Atalanta y Meleagro habían
cazado juntos el jabalí de Calcedonia; Meleagro, príncipe etolio, entregó a la joven la cabeza y la piel
del animal, lo que provocó la envidia de los demás cazadores.

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Historia del Arte Arte griego

3.3.3.3. Lisipo

En el siglo IV a.C., unos cien años después de que Policleto hubiera fijado su canon, Lisipo, inspirado
por su predecesor, establecería un nuevo sistema de proporciones. Lisipo alarga las proporciones de
Policleto hasta las ocho cabezas de tal forma que sus figuras ganan
en ligereza, en gracia y en altura. Su búsqueda de la elegancia y el
naturalismo le llevan a rechazar las antiguas concepciones sobre
el cuerpo humano perfecto, para inclinarse por la representación
subjetiva de la naturaleza, a la que añade un toque de elegancia y
cotidianeidad.

El Apoxiomenos (325 a. C.) es un atleta que se limpia con el strigilo


(rascador de metal con forma curva) para quitarse el sudor, el
polvo o el aceite, por lo que sus brazos permanecen insertados en
el espacio, extendidos hacia delante, convirtiéndose así en una
obra básica para explicar la conquista de la tercera dimensión en
la estatuaria, y para iniciar la realización de esculturas que no
tengan un punto de vista esencial, sino que inviten a darles la
vuelta. También notamos que la cabeza cobra movimiento, al
inclinarse hacia la izquierda sobre un cuello torcido hacia la
derecha, y que, además, las proporciones del cuerpo se han
alargado, sumando un total de ocho cabezas. Se trata de una copia
romana y recupera en cierta forma el recuerdo del primer
clasicismo, pero plasma varios movimientos diferentes en una
única figura.

Otras obras atribuidas son también el Ares Ludovisi (h. 325 a. C.)
dios de la guerra pero en periodo de la paz y prosperidad, y el Hércules Farnesio (h. 320 a. C.), copia
romana de 3’17 cm, descubierto en las termas de Caracalla en Roma; Lisipo quería reflejar aspectos de
su naturaleza mortal donde el héroe aparece viejo y cansado, algo normal dentro de esta etapa cercana
al helenismo; el escultor hace que su héroe avance un pie, y descanse apoyándose en su bastón con la
piel del León de Nemea, muerto por Heracles en uno de sus trabajos; con la mano derecha, detrás de
la espalda para invitarnos a rodearla, el héroe aguanta las manzanas de oro de las Hespérides. También
fue Lisipo el retratista oficial de Alejandro Magno (330-320 a. C.), género muy extendido a partir de la
caída de las polis democráticas y el comienzo de autocracias personales. Síntesis de la charis de
Praxíteles y del pathos de Scopas, fue maestro de muchos escultores del helenismo.

3.4. Periodo helenístico (finales del siglo IV a. C. hasta Augusto)

Con Alejandro Magno se pasará de la polis a la cosmopolis, es decir unos espacios más amplios
dominados por un poder más directo, donde se funden influencias orientales. Surge así, un nuevo arte
y una nueva concepción de la vida, sin basarse en altos ideales sino en la cotidianeidad. Esto queda
recogido en las siguientes características: acercamiento a la naturaleza, plasmación del tiempo, como
la vejez, la niñez; realismo, llegando algunas veces al desequilibrio formal y al “barroquismo”; los temas
serán patéticos, crueles (Laocoonte), tiernos, infantiles, callejeros, vulgares, retratos,...; y aparecen
escuelas, es decir ámbitos cerrados, con características propias que iremos analizando.

3.4.1. Escuela de Rodas

La excepcionalidad de esta escuela en colosalismo y movimiento llevó a los estudiosos a hablar de


plástica rodia como una escuela académica. Destacará sobre todo por sus retratos, ya que en esta isla

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Historia del Arte Arte griego

había tradición por los exvotos personales en los santuarios, por lo que triunfa el realismo. Quizá sus
características más relevantes sean el patetismo y la influencia del canon de Lisipo. Esta escuela ha
proporcionado así obras claves para la Historia del Arte.

La Victoria de Samotracia era exhumada en abril de 1863 por el


francés Champoiseau en la isla de Samotracia, para acabar siendo
uno de los símbolos del Museo del Louvre. Esculpida en mármol
blanco, data del 190 a. C.; es obra de Pitécrito y erigida por orden
de Demetrio de Siria en conmemoración de la victoria sobre
Tolomeo (306 a.C.), por lo que la niké llevaba en la mano un
supuesto trofeo arrancado al enemigo y la forma de sus paños al
viento nos deja entrever la magnífica fuerza del mascarón de proa.
Sea esta batalla u otra (contra Antíoco de Siria 190 a.C.) la que se
conmemora con esta diosa alada, nos induce a pensar que la niké
muestra una estructura ondulante, ascendente; sus finísimas telas
pegadas por el viento al cuerpo, crean un efecto que supera incluso
en fuerza y en realismo la técnica clásica de "paños mojados"; la
vibración del aire marino se siente en toda la superficie, creando
remolinos y sacudiendo las propias plumas de las alas. Todo ello se
completaba, para acrecentar aún más el efecto teatral de la obra,
con un entorno ambientador: colocada sobre su nave, la figura aparecía en un templete, como metida
en una hornacina y destacando sobre un fondo oscuro; y delante de ella, al pie de la proa, se abría un
estanque del que surgían rocas y por el que corrían cascadas de agua. Magnífica fusión de escultura y
naturaleza que difícilmente hallaremos en el arte griego anterior.

El Toro Farnesio, también conocido como El Suplicio de Dirce, es un gran conjunto escultórico (hacia el
130 a. C.) con forma piramidal de gran dramatismo; la pieza griega en bronce fue obra de dos
importantes escultores de la escuela rodia, Apolonio y Taurisco de Tralles. Este conjunto narra el
suplicio de Dirce por esclavizar y maltratar a Antíope, hija del rey de Tebas. Aparece en la cúspide de
la obra atada a un toro para ser arrastrada, ante la mirada atenta de Atenea que aprueba el castigo
por parte de los hijos de Antíope, quienes están atando unas cuerdas a la cornamenta del animal,
mientras Dirce se intenta incorporar con un movimiento helicoidal bajo las patas encabritadas del
imponente animal. A esto se une lo anecdótico, como es el pastor que cuida a sus rebaños y el perro
ladrando, unido a notas de paisajismo.

El conjunto de Laocoonte y sus hijos (50 d. C.) se


encontraba en la mansión del emperador Tito,
aunque se descubrió en pleno Cinquecento,
causando un impacto tremendo en Miguel Ángel (su
Moisés) y El Greco. Tallada por los rodios Agesandro,
Polidoro y Atenodoro, este grupo escultórico narra
un pasaje de “La Eneida” de Virgilio durante la
guerra de Troya; el sacerdote Laocoonte es atacado
junto con sus hijos, por unas serpientes marinas
dirigidas por Poseidón tras desconfiar del caballo de
Troya (alertó a los troyanos de las intenciones de los
aqueos) y al intentar quemarlo las serpientes
salieron del mar y los devoraron. Es un gran bulto
redondo, en mármol, con una anatomía muy bien
modelada, donde la forma piramidal marca la
composición, y sobre todo una diagonal es la que dirige la tensión del movimiento hacia la expresión
de angustia del personaje principal. En definitiva, se trata de un grupo escultórico lleno de dramatismo,

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Historia del Arte Arte griego

que explora en las emociones humanas y la expresividad de rostros y cuerpos, cargado también de
desequilibrio compositivo y movimiento. Así pues, el idealismo clásico, con sus paradigmáticas
expresiones de equilibrio y serenidad, dejaba paso al realismo y a las expresiones atormentadas.

El Coloso de Rodas fue un gran bronce de Helios de treinta y dos metros de altura; fue considerada
una de las Siete Maravillas del mundo antiguo. Se decía de él por su tamaño, que los barcos que
entraban al puerto pasaban debajo de sus piernas. Su escultor, Cares de Lindos, la levantó en 292 a. C
y fue destruida por un terremoto en 226 a. C.

3.4.2. Escuela de Pérgamo

Esta escuela es heredera del aticismo clásico y todo su arte va a estar promovido por sus reyes Atalo y
Eumenes, grandes coleccionistas de arte y buenos bibliógrafos. Los escultores de la escuela de
Pérgamo fueron imitados en todo el mundo helenístico; sus caracteres artísticos van hacia la exhibición
emocional y al virtuosismo en el detalle naturalista; crearon un estilo peculiar basado en estructuras
de tipo piramidal, variados puntos de vista, estudiadas combinaciones de realismo y un dramatismo
en unas ocasiones teatral y, en otras, contenido.

En El Altar de Pérgamo (180-160 a. C.) se refleja el aticismo antes mencionado; se trata de un


gigantesco podio macizo, de unos siete metros de alto, con una amplia escalera para salvar el desnivel,
que tiene planta en U invertida. Resulta anómalo encontrar un gran friso exterior en altorrelieve de
más 120 metros y 2,28 metros de altura, en el zócalo del edificio, para pasar a un gran pórtico jónico
que sustenta la techumbre. Erigido por Eumenes II en memoria de sus victorias sobre los gálatas, el
monumento formó parte de la propaganda del Estado y de la exaltación política nacional. El tema
elegido para su friso exterior fue la Gigantomaquia o lucha cosmogónica entre dioses y gigantes, la
versión mitológica del triunfo de los reyes de Pérgamo sobre la barbarie de los celtas invasores; el friso
interior narra la historia de Telefo, legendario fundador de la ciudad. Característico de este relieve es
la confusión de telas, formas animales y musculaturas humanas, el grandioso ritmo de todo el
conjunto,...; estas figuras se retuercen dramáticamente y rompen la linealidad del friso; pero los
rostros torturados contrastaban con la serenidad de los dioses, un ambiente donde las caras viven la
tensión y el anhelo hasta mucho más allá de lo que Escopas concibiera, donde el sol brilla sobre las
superficies, donde cualquier calidad -tela, piel, escamas- recibe un tratamiento individualizado y
convincente. A pesar del barroquismo de la composición y de la creciente turbulencia escénica, se
observa una corriente clasicista; los niveles de este relieve están trabajados con toda maestría, pues
se mezcla el bajo, con el medio-alto e incluso zonas de bulto redondo, un ejemplo de dinamismo sin
igual. En todo el friso participaron más de cuarenta escultores que unificaron su trabajo de modo que
no se puede distinguir ninguna individualidad en la obra. Según Pollitt “podría recordar a los altares de
cenizas dedicados a Zeus”. Los artistas que aquí trabajaron venían de toda Grecia, pero fueron capaces
de dar al conjunto tal unidad que ha propiciado que se llame a este periodo la Segunda Escuela
Pergaménica, ya que la primera sería la de
escultura del helenismo como escuela.

La escultura de Los Gálatas (230-220 a. C.)


se relaciona con un conflicto bélico. En el
año 279 a. C., Pérgamo sufrió las invasiones
de los pueblos celtas, deseosos de la
fertilidad mediterránea; esa lucha quedó
patente en iconos escultóricos claves como
El Galo moribundo donde se hacía gala de
la fortaleza de estos pueblos, al igual que el
grupo de El Galo y su mujer.

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Historia del Arte Arte griego

Los Hermafroditas pertenecen a la llamada escultura erótica de Pérgamo, junto a pequeños grupos
escultóricos de temática erótica y mitológica.

3.4.3. Escuela de Alejandría

Se localiza en el norte de
Egipto, en la más
cosmopolita y bulliciosa de
las ciudades por las que
Egipto se asoma al
Mediterráneo y es, tal vez, el
mayor de los centros
artísticos del mundo
antiguo. Apasionada por el
mundo de lo real y cotidiano, su producción es grande y variada. Esta escuela se va a caracterizar por
las escenas vulgares y callejeras; así tenemos las famosas tanagras que son pequeñas esculturillas en
barro, relacionadas con escenas de la vida cotidiana y las tareas domésticas. Pero la escultura más
relevante de esta escuela es la famosa Alegoría del Nilo (siglo II a. C.), donde se hace una
representación de un anciano recostado, portando el cuerpo de la abundancia humana y los símbolos
de las tierras que sus aguas fertilizan; el anciano representa al río, que aparece acompañado de
cocodrilos, esfinges, vegetación... y multitud de niños “putti” que son emblemas de bienestar y
prosperidad.

3.4.4. Escuela ática

Esta escuela guarda el sabor del aticismo de antaño, es decir de lo clásico que se mezcla de manera
natural, con lo cotidiano. Así destacamos obras como el Torso de Belvedere (primera mitad del siglo II
a. C.), un cuerpo mutilado de potente musculatura que puede identificarse con el gigante Polifemo. En
El niño de la espina o Espinario, el eclecticismo es tal que logra dar aspecto clásico a un esquema
realista del 200 a. C., añadirle una cabeza inspirada en las de
principio del siglo V a.C. y hasta hacernos olvidar que los bucles del
cabello cuelgan en sentido horizontal hacia la espalda, lo que
correspondería a una estatua que estuviera de pie, ya que se trata
de una cabeza de otra obra artística. A su vez, El niño de la oca (200-
150 a.C.), atribuida a Boeto de Calcedonia, es una belleza infantil,
donde se contrastan cuerpo y actitudes tan diferentes y propias de
este estilo, con La vieja ebria, El pugilista (100-50 a. C.),…

Mención particular requieren las Venus: Venus Calipigia, la Venus


agachada saliendo del baño y la Venus de Milo, todas ellas
muestran a la diosa de la forma más humana. La Venus de Milo
(130-100 a. C.) se realizó en mármol blanco con varios bloques
cuyas uniones no son visibles. Puede ser una magistral adaptación
de una obra atribuida, a veces, a Lisipo, la Afrodita de Capua. El
brazo derecho se piensa que sostenía la túnica justo a nivel de la
cadera izquierda en un aparente intento de impedir que la túnica se
resbalara, mientras el izquierdo sostenía la manzana del Juicio de
Paris. Aún sin brazos, lo que la hace más atractiva, se pensó para
contemplarla de lado, algo que se percibe en la torsión del cuerpo.
Así, lo principal de esta escultura es el modo en que el artista logró
dar un movimiento ondulante del cuerpo, dando vida y vibración al
elegante y frío esquema del siglo IV a. C.

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Historia del Arte Arte griego

También la retratística empieza a tener importancia en estos momentos, quizás por el individualismo
que genera la propia situación de una Grecia sometida ya al Imperio Romano. Estamos en el siglo II a.
C y los encargos que vienen de Roma, revitalizan los talleres neoáticos, con encargos particulares. Es
en esta época donde nos encontramos retratos como los de Alejandro Magno u Homero.

4. LA PINTURA GRIEGA

Fue muy importante, pero hoy desconocida y perdida, se sabe, que no sólo se policromaba la escultura,
sino que se pintaba al fresco en templos, edificios públicos y casas. Entre los pintores más importantes
tenemos a Polignoto, Zeuxis, Eufranor,... y los temas más habituales eran los mitológicos, como
ejemplo Los frescos del Vaticano, donde se conservan pasajes de la Odisea.

5. CERÁMICA GRIEGA

La cerámica es el arte de la tierra, una estética funcional, que se


manifiesta en una tipología:

 Ánfora: recipiente de gran tamaño de 2 asas, para conservar


alimentos sólidos o líquidos.

 Hydría: destinada a contener agua, con 3 asas, para ayudar a


verter el agua.

 Crátera: sirve para mezclar el vino con el agua; también pueden


llevar volutas.

 Oinochoe: vaso menor que servía para sacar el vino de las cráteras, son como las jarras
actuales.

 Kylis: equivalen a nuestras copas y tienen variantes.

 Lekytos: vaso de forma esbelta con asa, destinado a contener aceites, para ritos funerarios. El
color que predomina es el blanco.

La cerámica griega comienza su andadura desde:

 Prehelénico: donde en Creta se realiza la cerámica de


Camarés, con decoración marina (pulpos, peces...).

 Periodo geométrico: tenemos los vasos del Dypilón, donde


sus temas son funerarios, articulados mediante bandas
esquemáticas.

 Periodo Arcaico: cerámica de figuras negras con fondo rojo,


este estilo se implantó en Atenas como influencia de la cerámica de Corinto (con animales en
negro). Esta cerámica, por sus tonos sombríos empezó a ser sustituida a fines del siglo IV a.C.

 Periodo Clásico: cerámica de figuras rojas, más viva y alegre, que acaba desplazando a la
anterior. Se cree que su creador fue Ándocides. Entre las obras más importantes tenemos El
vaso Françoise (de figuras negras), donde se narra las bodas de Peleo.

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