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FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

Resolución de los contratos

AUTORES:

Meza Llupton, Susam Geraldine (ORCID 0000-0003-2663-5672)


Olórtegui Bellota, George Michael (ORCID 0000-0002-8880-2344)
Salas Salazar, Camila Belen (ORCID 0000-0003-1767-870X)
Torres Fernandez, Alejandra Nicole (ORCID 0000-0003-3094-6297)
Vásquez Elias, Irwin Jesús

ASESOR:

Dr. Fernández Fernández, César Aníbal

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN:
Derecho público y privado

LÍNEA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL UNIVERSITARIA


Fortalecimiento de la democracia, ciudadanía y cultura de paz

CHIMBOTE – PERÚ

2022
1. Definición de resolución de Contratos - CAMILA

La palabra “resolver” significa deshacer, disolver o extinguir, esta palabra


aplicada a la Resolución de Contrato es cuando se deja sin efecto un contrato
debido a algún hecho posterior a su celebración y que impide su ejecución o
finalización. Resolver dicho contrato es deshacer las obligaciones entre las
partes.

Se debe precisar que el contrato es el acuerdo de dos o más partes para


crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial
(obligación) (art. 1351). El contrato es la manifestación más importante del
acto jurídico patrimonial. La satisfacción de nuestras múltiples necesidades,
como alimentación, vestido, vivienda, educación, salud, recreación, etcétera,
solamente es posible mediante el contrato. En el mundo moderno es
imposible nuestra existencia sin contratar. La rescisión y la resolución son dos
formas de ineficacia funcional del contrato, revolviéndose un contrato que
existe válidamente.

En nuestro ordenamiento jurídico la resolución contractual se configura como


una modalidad de ineficacia, todo ello se encuentra específicamente regulado
en el Capítulo VI de nuestro Código Civil, titulado “Contrato con prestaciones
recíprocas”, donde se trata de manera general y específica lo que la ley
otorga a las obligaciones recíprocas para resolverlas, a favor de la parte
perjudicada por el incumplimiento del deber asignado a la otra.

En concordancia a ello, Torres (2007), nos explica que en las obligaciones


recíprocas la facultad de resolverlas se entiende implícita para el caso de que
uno de los obligados no cumpliere sus obligaciones, pudiendo el perjudicado
escoger entre exigir el cumplimiento o la resolución de la obligación. (p.17)

2. Resolución por incumplimiento (Artículo 1428) – CAMILA

La resolución por incumplimiento se encuentra regulado en el artículo 1428


del Código Civil, el cual nos expresa que:

“En los contratos con prestaciones recíprocas, cuando alguna de las partes
falta al cumplimiento de su prestación, la otra parte puede solicitar el

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cumplimiento o la resolución del contrato y, en uno u otro caso, la
indemnización de daños y perjuicios. A partir de la fecha de la citación con la
demanda de resolución, la parte demandada queda impedida de cumplir su
prestación.”

En términos sencillos, podemos decir que la resolución por incumplimiento


tiene su fundamento en proteger y tutelar los intereses de la parte cumplidora,
dándole la opción a no permanecer más vinculada a un contrato no cumplido,
o que de cualquier manera, no está ya en grado de satisfacer las expectativas
a causa del grave incumplimiento de la contraparte; ello genera la
desaparición de la relación contractual y permite evitar que se produzca la
agravación natural del daño debido a la perduración del vínculo incumplido.

Asimismo, esta resolución se encuadra solamente en el marco del no


cumplimiento de una de las partes, dándole derecho a la parte perjudicada
interponer una demanda judicial de resolución según se infiere del artículo
1428 CC, esperando que el juez competente para el caso declare y exiga la
resolución del contrato o el cumplimiento; ello habilita al juez a evaluar la
fuente de la relación contractual, la ausencia o inexactitud del comportamiento
debitorio y su imputabilidad, para que culmine emitiendo una sentencia
pidiendo judicialmente el cumplimiento forzado, la resolución del contrato así
como la indemnización de los daños que generó la parte incumplidura a la
contraparte afectada. Por último, nos menciona que no es posible que la parte
que incurrió en el incumplimiento de la prestación pueda cumplir la prestación
una vez la demanda se le haya citado.

Sumado a ello, la doctrina peruana ha tomado en consideración lo que nos


dice Smiroldo (2014), cuando alega que este derecho a la resolución está
vinculado íntimamente a una relación contractual, y su instrumento de tutela
que surge con el objetivo de proteger el equilibrio entre dos esferas que se
ven vinculadas por su autonomía teniendo como asidero la correspectividad,
donde resulta necesario regular y resguardar el comportamiento de las partes
si se da el incumplimiento. (pp. 201-202).

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Dándonos a entender que la principal finalidad de la resolución de contratos
por incumplimiento es proteger los intereses de las partes, tratando de evitar a
toda costa que la parte perjudicada por la contraparte sea mayor su perjuicio y
pueda ser indemnizada por el desequilibrio de la relación contractual.

Finalmente, consideraremos la jurisprudencia recaída en la Cas. N ° 2366-


1997-Lim a Cono Norte, donde se expresa que, en caso de incumplimiento
del contrato, se puede solicitar su cumplimiento o su resolución; dándonos
para el caso del incumplimiento de la obligación, el artículo 1428 del Código
Civil, facultando a la parte perjudicada a solicitar y plantear directamente ante
el poder judicial su cumplimiento o la resolución del contrato.

3. Resolución de pleno derecho (Artículo 1429) – ALEJANDRA

La resolución de pleno derecho se encuentra tipificado en el art. 1429 de


nuestro Código Civil peruano, en donde se nos dice lo siguiente:

“En el caso del artículo 1428 la parte que se perjudica con el incumplimiento
de la otra puede requerirla mediante carta por vía notarial para que satisfaga
su prestación, dentro de un plazo no menor de quince días, bajo
apercibimiento de que, en caso contrario, el contrato queda resuelto. Si la
prestación no se cumple dentro del plazo señalado, el contrato se resuelve de
pleno derecho, quedando a cargo del deudor la indemnización de daños y
perjuicios”.

Dicho artículo nos explica que, la parte que se encuentra dañada debido al
incumplimiento de la otra por la razón que sea, cuenta con la facultad de
requerir el cumplimiento de la pretensión mediante carta por vía notarial, en
un plazo no menor de quince días, y si dentro de ese plazo, la prestación no
fue cumplida, el contrato puede ser resuelto de pleno derecho, además de
que el deudor tiene la obligación de la indemnización de daños y perjuicios
que pudieran surgir a lo largo del proceso en cuestión.

Sobre ello, Palacios (2008) nos explica que la resolución de pleno derecho es
un procedimiento resolutorio de orden “privado”, es decir, a cargo de la parte
afectada con el incumplimiento/cumplimiento inexacto. (p. 157)

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Es decir que, la resolución de pleno derecho es una herramienta para que, la
parte que surgió dañada por el incumplimiento de la contraparte, pueda
defenderse y así poder solicitar el cumplimiento del contrato, y si ello de se da
por algún motivo, como bien lo dice el nombre del artículo, se da la resolución
del mismo de pleno derecho; sin embargo, todo este proceso tiene que ser
llevado por parte del afectado, es decir que la parte dañada tiene que solicitar
el contrato de resolución, establecer el plazo, etc.

Finalmente consideramos la jurisprudencia vinculante “CAS. N ° 2293-2009-


Loreto”, la cual nos menciona que:

“La resolución de pleno derecho operó de acuerdo a ley conforme al artículo


1429 del Código Civil, toda vez que queda evidenciado que la demandada ha
cumplido con señalar la producción de causales de incumplimiento del
contrato, y haber comunicado este hecho y la resolución por conducto
notarial, por lo que al haber actuado cumpliendo las normas contractuales no
se puede calificar como resolución arbitraria del contrato, acto que supone un
acto inexistente, incausado, injustificado, el cual no se ha producido por lo que
la resolución no puede ser calificada como arbitraria y pretender la
indemnización a partir de esta calificación”.

En simples palabras, podemos decir que la casación anteriormente citada nos


explica que, la resolución de pleno derecho se da de acuerdo a la ley cuando,
la parte afectada explica, dentro del contrato de resolución, la producción de
causales de incumplimiento del contrato, además de que debe de comunicar
ello mediante un conducto notarial; es así que dicha acción no podría ser
considerada como una resolución arbitraria del contrato en cuestión, ya que,
la parte afectada cumplió con las formalidades para la realización de la
resolución.

4. Condición resolutoria (Artículo 1430) – GEORGE

Condición resolutoria
Artículo 1430.- Puede convenirse expresamente que el contrato se resuelva
cuando una de las partes no cumple determinada prestación a su cargo,
establecida con toda precisión.

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La resolución se produce de pleno derecho cuando la parte interesada
comunica a la otra que quiere valerse de la cláusula resolutoria.

Definición

Se entiende por cláusula resolutoria expresa a aquella estipulación de un


contrato, mediante la cual se acuerda que el contrato podrá resolverse
automáticamente en caso una de las partes no ejecute alguna de las
prestaciones a su cargo.

La resolución a la que se refiere el Artículo 1430 tiene que haber sido


convenida en forma expresa y, con fines de seguridad jurídica, la prestación
que se incumple debe haber sido establecida con la mayor precisión posible.
Este es uno de los medios contractuales más eficaces para lograr que se
ejecuten las obligaciones, pues funciona de un modo automático y no es
necesario que el perjudicado por el incumplimiento recurra al Poder Judicial.

La cláusula resolutoria no requiere de forma, pero debe cumplir dos


requisitos de contenido: la previsión expresa de que el incumplimiento será
automáticamente resolutorio; y la previsión debe vincular la resolución al
incumplimiento de una o varias obligaciones indicadas específicamente.
(Torres Vásquez, 2012, p. 1195)

Se concibe finalmente a la cláusula resolutoria expresa como aquel


acuerdo en virtud del cual ambas partes determinan que, en caso de
incumplimiento de una o varias prestaciones indicadas de forma específica, el
contrato se resolverá ipso iure, es decir sin necesidad de recurrir al poder
judicial.

Requisitos

A continuación, se explicarán los requisitos que se deben presentar para que


este tipo de resolución contractual opere, teniendo como base el contenido
del artículo 1430.

1. Voluntaria

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En virtud de la autonomía privada de las partes, estas podrán decidir si
pactar la cláusula resolutoria expresa o no.
2. Estar ante un contrato con prestaciones recíprocas

En primer lugar, debemos estar ante contratos con prestaciones


recíprocas. Es decir, ante negocios jurídicos en los que las partes sean
acreedores y, a su vez, deudores de una prestación entre sí. El típico
ejemplo será el de un contrato de compraventa, en donde una parte es
acreedora del precio y, a su vez, deudora del bien objeto de la venta; y la
otra parte es acreedora del bien y deudora del precio.

Cabe anotar que este requisito debe encontrarse en todos los tipos de
resolución contractual y no solo en el que es materia de análisis.

Por otro lado, queda claro que este remedio no podría operar, por
ejemplo, en un contrato de donación pura y simple, puesto que allí no
existen prestaciones recíprocas

3. Subsistencia de prestaciones por ejecutar

Las prestaciones del contrato, o al menos una de ellas, no deben haberse


ejecutado. En este caso, podremos estar ante contratos con prestaciones
cuya ejecución ha sido diferida por acuerdo de las partes, o prestaciones
que tengan la naturaleza de ser ejecutadas de manera periódica o
continua. Ello se explica debido a que es la inejecución de esa prestación
que aún subsiste la que va a gatillar la activación del mecanismo
resolutorio contenido en el artículo 1430 del Código Civil.

4. La “parte fiel” y la “parte infiel”

En doctrina se denomina “parte fiel” a aquella que se encuentra facultada


a resolver el contrato porque es la perjudicada con el incumplimiento de
su contraparte. Empero, se debe precisar que para que la “parte fiel”
pueda resolver el contrato, deberá encontrarse al día en la ejecución de
las prestaciones que tiene a su cargo (ser fiel en su cumplimiento), pues,
de lo contrario, no tendrá legitimidad para activar el mecanismo

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resolutorio, debido a que ella misma también se encuentra en situación de
incumplimiento.

Por otro lado, la denominada “parte infiel” es aquella que ha incumplido


con su prestación, facultando con dicho acto a la otra parte a que pueda
resolver el contrato. En este punto, se debe precisar que el
incumplimiento de esta parte debe obedecer a causas imputables a ella
misma (es decir, dolo o culpa), ya que, si ello no es así, se abriría la
posibilidad para que dicha parte pueda alegar alguna causa que la exima
de responsabilidad por la inejecución de su obligación.

5. Existencia en el contrato de una cláusula resolutoria expresa

En el contrato debe encontrarse incluida una cláusula resolutoria expresa,


pero ella debe cumplir con algunos requisitos que paso a mencionar:

 En primer lugar, se debe hacer referencia expresa a las causales que


van a originar la resolución de pleno derecho, es decir, detallar -con
toda precisión- el incumplimiento de qué prestación va a originar la
resolución.
En este punto es recomendable que se enumeren dichas causales, a
efectos de poder identificarlas e invocarlas de manera clara cuando
alguna de ellas se presente.
 Asimismo, resulta importante que se tenga en cuenta que no podrán
considerarse como causales que permitan la resolución contractual,
aquellas que sean genéricas, ambiguas, latas, laxas o generales,
pues de lo que se trata es de que exista absoluta certeza de que el
incumplimiento de una prestación previa y claramente determinada en
el contrato, es el que originará la facultad resolutoria en la parte que
no está en situación de incumplimiento. En ese entender, frases como
“el incumplimiento de cualquier prestación contenida en este
contrato”, o “el incumplimiento de alguna prestación contenida en este
acto jurídico”, entre otros, no servirán para los efectos que prevé el
artículo 1430 del Código Civil, pues dichas frases no señalan de

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manera expresa cuál será la causal por la que se podría resolver el
contrato utilizando dicho mecanismo.
 Por otra parte, también se presenta en la práctica las denominadas
cláusulas por referencia, es decir, aquellas que en su texto no
mencionan expresamente la causal que originaría la aplicación del
artículo 1430, sino que tienen textos como “el incumplimiento de la
prestación contenida en el numeral X de este contrato”.
Si bien es cierto que se podría señalar que estas cláusulas sí cumplen
con el objetivo de lo que persigue una cláusula resolutoria expresa, en
la práctica estas podrían ser cuestionadas porque -según quienes
optan por dicha posición- estos supuestos no establecen
expresamente la causal de resolución, sino que de manera referencial
desvían la causal a otra cláusula, con lo que, en realidad, no se está
ante esa característica de “mención expresa” que exige este
mecanismo resolutorio
6. La comunicación

Implica que la parte que no ha incumplido el contrato le comunique a la


parte que incumplió la prestación específica (o prestaciones específicas)
que se hará valer de la cláusula resolutoria expresa para extinguir el
contrato ipso iure evitando con ello ir a sede judicial o arbitral.

Según la Casación 1132-2002 “el artículo 1430 del Código Civil establece


con carácter imperativo que la resolución convenida de pleno derecho
opera solo cuando a la parte deudora se le comunica dicha decisión, esto
es, cuando la referida parte toma conocimiento de ella mediante
notificación válida, dado que de no existir una comunicación que haya
cumplido con su objeto se estará frente a una resolución unilateral del
contrato contraria a la propia naturaleza de los mismos”.  (De la Puente y
Lavalle y Barboza Beraún, 2007, p. 26)

Más aún se cree que el tener que comunicar la resolución no solo


responde a que se trata de una norma imperativa, sino también de orden
público, debido a la importancia que reviste una resolución de pleno

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derecho, es decir, aquella que opera automáticamente sin intervención del
juez. (Ídem)

Ahora bien, la norma es clara al no establecer alguna formalidad que la


comunicación debe cumplir. Sin perjuicio de ello, y desde un punto de
vista práctico, es recomendable que una resolución contractual de esta
naturaleza sea realizada a través del envío de una carta notarial. Ello,
debido a que esta alternativa que otorga la fecha cierta será fundamental
tenerla de nuestra parte, a efectos de que posteriormente la contraparte
no cuestione no sólo la existencia de dicha comunicación, sino también la
fecha en que ésta fue notificada. (Chipana Catalán, 2018)

5. Resolución por imposibilidad de la prestación (Artículo 1431) – SUSAM

En efecto este artículo nos menciona que, en los contratos con prestaciones
recíprocas, si la prestación a cargo de una de las partes de viene imposible
sin culpa de los contratantes, el contrato queda resuelto de pleno derecho. En
este caso, el deudor liberado pierde el derecho a la contraprestación y debe
restituir lo que ha recibido. Empero, las partes pueden convenir en que el
riesgo esté a cargo del acreedor.

Los contratos con prestaciones recíprocas son aquellos en los cuales la


prestación de una parte es intercambiada con la prestación de la otra.
Entonces, debemos tener en claro que la imposibilidad no implica
incumplimiento. Aquí, la imposibilidad requiere de un acto sobreviniente de
ejecutar una prestación debida. Donde podemos identificar 2 tipos de
factores:

 La primera, Fortuitamente, mejor dicho, por causa de la naturaleza


 La segunda, por Fuerza Mayor, lo que involucra una imposibilidad jurídica
donde interviene el hombre Pues se trata de una situación externa a las
partes o fuera de su esfera de dominio. Por más de haber actuado con la
diligencia ordinaria propia de cada una de las situaciones jurídicas
subjetivas que ocupan las partes, la imposibilidad aparece luego de
celebrado el contrato.

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Para complementar la idea sobre la imposibilidad de la prestación,
(Albaladejo, 1975), nos menciona que si la imposibilidad es originaria, en cuyo
caso, la obligación no llega a nacer por inidoneidad de la prestación que no
puede ejecutarse; pero si la prestación fue posible en un principio, entonces la
obligación nace, que es el supuesto de la imposibilidad de la prestación,
donde la obligación ha venido ejecutándose pero por imposibilidad
sobrevenida sin culpa de las partes ya no puede ejecutarse. En tal caso,
corresponde que el contrato se resuelva y se exime a las partes de continuar
con sus obligaciones hasta ese momento, que es el supuesto que prevé el
artículo 1431°: Resolución por imposibilidad de la prestación.

Asimismo, este artículo configura el supuesto de aplicación de la Teoría del


Riesgo, en el cual debemos rememorar que cuando analizamos el artículo
1138° del Código Civil, llegamos a la conclusión de que lo que plantea la
teoría del riesgo es ver cuál de las partes en la relación obligacional, vale
decir si el acreedor o el deudor, es aquella que va, ante la pérdida del bien
cierto, a asumir el riesgo de pérdida de la contraprestación, si la hubiere.

Entonces, aquí el deudor sufre las consecuencias de la imposibilidad de la


prestación por mandato legal. Siendo las consecuencias previstas en este
artículo las siguientes:

 la obligación queda resuelta de pleno derecho.


 el deudor pierde el derecho a la contraprestación.
 el deudor debe restituir lo que ha recibido.

6. Resolución por culpa de las partes (Artículo 1432) – SUSAM

Este artículo hace mención que, si la prestación resulta imposible por culpa
del deudor, el contrato queda resuelto de pleno derecho y este no puede
exigir la contraprestación y está sujeto a la indemnización de daños y
perjuicios. Cuando la imposibilidad sea imputable al acreedor, el contrato
queda resuelto de pleno derecho. Sin embargo, dicho acreedor deberá
satisfacer la contraprestación, correspondiéndole los derechos y acciones que
hubieren quedado relativos a la prestación.

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Por ello, el incumplimiento de una de las partes genera la obligación de
resarcir los daños y perjuicios ocasionados a la otra parte y la de la realizar la
prestación, conforme al artículo 1432º del Código Civil. Si la prestación resulta
imposible por culpa del deudor, el contrato queda resuelto de pleno derecho y
éste no puede exigir la contraprestación y está sujeto a la indemnización de
daños y perjuicios. Cuando la imposibilidad sea imputable al acreedor, el
contrato queda resuelto de pleno derecho. Sin embargo, dicho acreedor
deberá satisfacer la contraprestación, correspondiéndole los derechos y
acciones que hubieren quedado relativos a la prestación. En este caso, como
se observa, son dos las posibilidades que ofrece la ley; o se exige el
cumplimiento de la prestación o se resuelve el contrato reclamando la
correspondiente indemnización por daños y perjuicios. (Tejero, 2019).

Imposibilidad por Culpa del Deudor

Cuando nos encontramos frente a un incumplimiento contractual por culpa del


deudor, no podemos, o mejor dicho, no necesitamos aplicar la Teoría del
Riesgo. Aquí también es el deudor quien sufre las consecuencias de la
imposibilidad, pero por otra razón: su propia culpa, pues este pierde el
derecho a recibir la contraprestación y además tendrá que indemnizar al
acreedor por los daños y perjuicios que haya ocasionado con su
incumplimiento. Las consecuencias que se dan en este supuesto son:

 La obligación queda resuelta de pleno derecho.


 El deudor pierde el derecho a la contraprestación.
 El deudor debe restituir lo que hubiere recibido.
 El deudor debe indemnizar al acreedor los daños y perjuicios que le
hubiere causado al acreedor. Las reglas para determinar la cuantía de la
indemnización serán las contenidas en los arts. 1318 y siguientes.

Imposibilidad por Culpa del Acreedor

En esta situación es el acreedor quien, por su dolo o culpa ha causado la


imposibilidad. Él debe, por lo tanto, soportar el riesgo. Las consecuencias de
esto serán:

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 La obligación queda resuelta de pleno derecho.
 El acreedor debe satisfacer el íntegro de la prestación a su cargo.
 Los derechos y acciones que hubieren quedado relativos al bien le
corresponden al acreedor.

Por ejemplo, en el caso de un contrato de compraventa, destruido el bien


cierto, este no podrá ser entregado al comprador. Por ello, el vendedor
quedará liberado de entregar dicho bien al comprador, sin embargo,
dependiendo de quién fue el causante de la imposibilidad, existirán
consecuencias distintas que incidirán en lo relativo a la contraprestación o la
indemnización a la otra parte.

7. Incumplimiento por imposibilidad parcial (Artículo 1433) – JESÚS

Las reglas de los artículos 1431 y 1432 son aplicables cuando el cumplimiento
de la prestación se hace parcialmente imposible, a menos que el acreedor
manifieste al deudor su conformidad para el cumplimiento parcial, en cuyo
caso debe efectuarse una reducción proporcional en la contraprestación
debida.

El contrato se resuelve cuando no sea posible la reducción.

De acuerdo a este artículo decimos que, si la prestación llega a resultar


parcialmente imposible por culpa del deudor, el acreedor puede preferir por
resolver el contrato o por aceptar la ejecución parcial de la prestación y
reclamar la reducción de la contraprestación y el pago de la indemnización de
daños y perjuicios, siendo aplicable, en dicho caso, lo mandado en el primer
párrafo del artículo 1432. Empero, no damos por certero que pueda resultar
aplicable al tema lo establecido en la última parte del inciso 2 del artículo
1138, en el sentido que, si la imposibilidad fuese de una importancia
insuficiente, el acreedor nada más podría reclamar la reducción de la
contraprestación, en su caso. Por el contrario, si la prestación llega a ser
parcialmente imposible por culpa del acreedor, éste está obligado a aceptar

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su ejecución en la porción posible sin reducción de la contraprestación, si la
hubiere.

Además, en este caso, el deudor tiene derecho a exigir del acreedor la


indemnización de algunos de los daños y perjuicios que fueron causados por
culpa del acreedor. Finalmente, si la prestación no puede prestarse por causa
ajena a las partes, el deudor soportará las consecuencias del deterioro, si
fuere posible, se realizará una reducción proporcional de la contraprestación.
En este caso, corresponden al deudor los derechos y acciones que pueden
hacer parte de la imposibilidad de la cláusula.

(Felipe y Castillo Freyre, 2003) nos dicen que este artículo se encarga de
regular el tema relativo a las consecuencias de la imposibilidad parcial de la
prestación. Es preciso subrayar que en el segundo párrafo de la norma se
establece que el contrato se resuelve cuando no sea posible la reducción
proporcional de la contraprestación debida. Ello resulta lógico en la medida en
que tal situación haría que deviniera en imposible sostener la eficacia de la
relación contractual.

8. Incumplimiento de prestaciones plurilaterales autónomas (Artículo 1434)


– JESÚS

En los contratos plurilaterales con prestaciones autónomas, la imposibilidad


sobreviniente de cumplir la prestación por una de las partes no determina la
resolución del contrato respecto de las otras, a menos que la prestación
incumplida se considere esencial, de acuerdo con las circunstancias. En los
casos de incumplimiento, las otras partes pueden optar por resolver el vínculo
respecto del que hubiese incumplido o exigir su cumplimiento.

Contratos plurilaterales son aquellos en los cuales se generan obligaciones a


cargo de más de dos partes del negocio; por ejemplo, el contrato de sociedad
o el contrato de cesión de posición contractual. Se puede definir como
contratos plurilaterales a aquellos que contextualmente generan obligaciones
para varias partes, o ajustan intereses de varias partes, entre sí
interdependientes. Una de las características de este tipo de contratos es que

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entre los mismos existiría una independencia entre las prestaciones
comprometidas por las partes. Ahora hablando del incumplimiento de
prestaciones recíprocas autónomas, es claro al señalar que en estos casos
las otras partes pueden optar por: resolver el vínculo respecto del que hubiese
incumplido o exigir su cumplimiento. Es decir, utilizar los mecanismos de
tutela establecidos en el artículo 1428 del CC para los casos de contratos con
prestaciones recíprocas.

Para reforzar la idea acerca de este artículo, (Maritza,2015), nos dice que el
contrato con prestaciones plurilaterales autónomas, es el contrato en el cual
varias partes quedan obligadas pero que las prestaciones que les
corresponden ejecutar no son recíprocas entre sí. Ello significa que cada
parte queda independientemente obligada, esto es que debe ejecutar la
prestación que respectivamente le corresponde sin vincular esta ejecución de
las prestaciones a cargo de las otras partes.

Lo primero que hay que abordar cuando se estudia los contratos


plurilaterales, es la necesaria distinción entre relaciones jurídicas de
organización y relaciones jurídicas de cambio. Desde luego, la mayoría de
relaciones económicas que se realizan en el mercado son relaciones de
intercambio, la principal de ellas es sin duda la compraventa; a partir de este
contrato se han desarrollado la mayoría de figuras contractuales. Sin
embargo, cada vez son más frecuentes las relaciones de organización, dentro
de las cuales la más común es la asociativa. Ambos tipos de relación tienen
diferencias y consecuencias sustanciales que es preciso conocer para
entender mejor esta figura. (Walter, 2003).

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