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MENSAJE A LA JUVENTUD

En el principio los días serán grises y habrá nubes en el firmamento. Sin embargo, no teman a los
nubarrones negros. Con el tiempo el sol irradiará su luz sobre el camino si tienen fe en ustedes
mismos y son firmes en su búsqueda y sus sueños.

Tengan presente que la tierra prometida no viene a nosotros. Es necesario ir a ella, luchar por
conquistarla, merecerla. Esta motivación los asista en sus pensamientos y conductas; siempre.

Usen su fortaleza para esparcir el bien en cada senda que conozca sus huellas. Así, sus vidas se
convertirán en una espiral creciente que los llenará de plenitud, dimensionando el horizonte de
sus mentes y cada experiencia que vivan será un paso más en la dirección correcta hacia sus
metas.

En su actuar, no ridiculicen a otras gentes por alguna imperfección que tengan. Nadie es perfecto.
Cada quien ha llegado a este mundo con su carga de virtudes y defectos. Si los critican, háganlo
de una manera que reconstruya vidas, no que las destruyan en su posibilidad de rehabilitarse.
Jamás utilicen el arma del chantaje ni en la ofensa, ni en la defensa. Es sórdida y no pertenece a
mentes generosas ni sanas conciencias. Tampoco sus labios difamen la honra ajena.

No se amarguen si caen. Equivocarse, si a tiempo lo reconocemos, no es más que la posibilidad


de rehacernos y fortalecer nuestra capacidad de ser, nuestro propio valor. Que será necesario
trabajar más duro que antes, cierto; ello hace parte de la tenacidad que caracteriza a los varones
recios. Que sus mentes, expresiones profundas, espíritus vibrantes les hagan descubrirse en su
sensatez, inteligencia y fortaleza.

Sean firmes en sus esfuerzos. Si alguna vez la debilidad de sus corporeidades los hacen desfallecer
o dudar, deténganse y piensen. Den una mirada al pasado y nada más traigan a su memoria las
esperanzas y pesares de la madre al dar vida a sus vidas. De dónde partieron, qué han logrado,
hasta dónde quieren llegar impulsados por sus sueños. Sin la voluntad de esa madre, jamás habría
sido cuanto han vivido, tampoco las sorpresas que les guarde el destino.

Si desean vivir con total identidad piensen, sientan, exprésense y actúen como son realmente,
afrontando las realidades como se manifiesten y no tratando de enmascararlas mediante fugaces
y distorsionadoras fantasías originadas en experiencias sicodélicas. Que sus ideales, por la calidad
de realización que ellos entrañen, se conviertan en el fluido vital que los levanten cuantas veces
sea menester en la recuperación de sus energías maltrechas. Pero sean ustedes, hagan su camino;
impriman su huella.

La vida es un cambio en cuyo proceso se suceden unos tras otros, ascensos y caídas, seguidos de
una constante renovación de lo existente. Por eso mismo, no se sientan destruidos cuando las
dificultades, por muy graves que parezcan, de repente les sacudan alma y cuerpo, pues cada uno
es una fuerza y su existencia, una maravillosa aventura que los reta a vivirla a través de
múltiples experiencias. No escatimen momento para vivir la vida intensamente en todos sus
puertos. Sean siempre en su visión y sueños; el camino acertado para ser auténticos. El perseverar
en esta dirección les dará lumbre en cuanto hagan, dejarán en su senda un legado de su
creatividad y esencia.

No teman a caminar, asumir retos, menos caerse. Para conocer la realidad y verdad de lo que
somos, hay que vivir la experiencia. Si somos una fuente infinita de energía creadora, por qué y
para qué desperdiciarla si por miedo optamos por la inercia. Entonces, más bien digamos:
“ADELANTE. VOY A DEJAR MI HUELLA”.

osmogo

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