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Debido a que México posee una de las grandes economías de Latinoamérica y además posee
una de las poblaciones más grandes, en muchas ocasiones se cree que cuenta con un muy
grande mercado laboral, pero no es de esta forma debido a que la población económicamente
activa en México está alrededor del 59% de los habitantes del país, de esta forma se da una
nueva discusión donde el restante 41% se encuentra desempleado o bien se encuentra
laborando en el sector informal.
Otro de los componentes a tener en cuenta y que ha impactado el mercado laboral son los
cambios estructurales que se han gestado en él, los cuales, en general, se han traducido en la
precarización del mercado de trabajo que se visibilizan por medio de diferentes maneras de
contratación que adquieren diferentes matices en lo cual refiere a la duración y expansión del
trabajo.
Para entender cómo se comporta el mercado laboral, es necesario echar un vistazo a algunos
datos proporcionados por el INEGI. El primero de ellos es la población ocupada por sector
económico. La densidad poblacional ocupada en los sectores de actividad económica son otro
punto para detectar las condiciones del mercado laboral mexicano. Si tomamos en cuenta al
posicionamiento de la ocupación, con información perteneciente del Banco de Información
Económica muestra que a lo largo del periodo comprendido a partir de 2008 hasta 2013, cerca
60% se concentró en el sector terciario o de servicios, cerca de 20% en el sector secundario
o industrial menos de 10% en el primario.
Con esto tenemos la posibilidad de mencionar que los empleos se concentran preferentemente
en el área de servicios, esto ya que en dicho sector se hallan las superiores condiciones
laborales, como por ejemplo prestaciones de ley, elevados salarios, entre otras cosas, Por otro
lado, en el sector primario es donde permanecen ausentes las prestaciones, tales como el
seguro social y predominan las precarias condiciones laborales. Es fundamental señalar que
son en esta clase de sectores donde predominan los establecimientos informales, los cuales
se ven favorecidos ya que necesitan menores niveles de inversión para la constitución de
puestos de trabajo.
En relación a la adscripción de trabajadores con prestaciones sociales, como las que da el
IMSS en términos de servicios médicos, la población beneficiaria en el lapso comprendido a
partir de 2008 hasta 2013 se aumentó. Lo anterior, como consecuencia de los aumentos de
trabajadores con contrato temporal.
Esta clase de condicionamientos contractuales aseguran al trabajador por una época definido
la estabilidad médica; no obstante, refleja la nula defensa a largo plazo. En este mismo
sentido, según las cifras sobre trabajadores permanentes adscritos al Instituto Mexicano del
Seguro Social, las estadísticas presentan una disminución del número de trabajadores.
Los datos del salario mínimo real en el territorio presentan que no ha existido un aumento
importante, ejemplificando, el sueldo del año 2007 perteneció a 57.54 pesos y paso a los
57.71 pesos en 2011 aunque a lo largo del año 2010 ha sido donde hubo un sueldo menor
(56.67 pesos), según la Comisión Nacional de los Salarios
Es importante destacar que a medida que avanza el tiempo, se puede ver que ha aumentado
el número de empleos en los que la remuneración económica es baja, por ejemplo, a partir de
e tercer trimestre de año 2015 ha habido un aumento constante en empleos en los se obtiene
un salario mínimo, pues de tener 13.56% de la población ocupada en el 2015, pasamos a tener
un 16.22% en el 2018. Estos datos son alarmantes, porque este tipo de salarios no aseguran
el bienestar de las personas y este solo asegura la satisfacción de necesidades muy básicas,
dejando de lado las necesidades de esparcimiento.
Por otra parte, los trabajos con salarios en lo que se pagan más de 5 salarios mininos, han ido
a la baja, si analizamos los datos proporcionados por el Banco de Información Económica
del INEGI, encontramos que a partir del año 2013 estos empleos han tendido una tendencia
a la baja, pues en este año teníamos un 7.23% de la población que trabaja y pasamos a un
6.26% en el primer trimestre del 2016. Y como es de esperarse, esto es generado por lo
complicado que es encontrar un empleo en el que la remuneración sea capaz de satisfacer las
necesidades.
Además de lo difícil que es encontrar un empleo bien remunerado, podemos añadir diversos
fenómenos socio-económicos, tales como la pandemia de COVID-19 (en el que muchísimas
personas perdieron su empleo o bien, fueron enviados a sus casas sin goce de sueldo), fuerzan
a las personas a buscar un trabajo en el que apenas alcance para lo necesario. Y es por esto
que los empleos mal pagados tienen tendencia al alta, contrario a lo que pasa con los trabajos
en los que se paga bien.
El crecimiento del desempleo ha tenido más grande incidencia en los individuos con un
menor grado de formación. Las cifras indican que los niveles de desempleo incrementaron
un 20,5% en los individuos que no tienen ningún nivel de estudios o solamente con estudios
primarios, incrementándose en un 15,6% para los individuos con estudios secundarios, y
únicamente en un 7,3% para los individuos con estudios mejores. Además, podemos destacar,
que el tiempo que tardan en hallar trabajo los individuos demandantes de trabajo es
inversamente proporcional a su grado de formación. Aunque a veces esto no ocurre así, pues
algunas veces los que más ‘‘batallan’’ para encontrar empleo son los mismos profesionistas
pues existe mucha demanda de trabajos por parte
de este sector y es poca la oferta de trabajo para aquellos que tienen un nivel de estudios alto.
En la situación de los adolescentes, aunque el desempleo está perjudicando a todos los niveles
igualmente, la carencia o deficiencia en la formación es una de las razones del desempleo. Al
igual que en lo demás poblacional, es en los niveles de estudios más bajos en los cuales se
centra el más grande número de individuos sin empleo. Los estudios además comprueban
que son los adolescentes sin cualificación la población menos dispuesta a hacer ocupaciones
de formación persistente y de aprendizaje durante la vida, medida que mejoraría su postura
en el mercado laboral.
A lo largo de 2020, la crisis sanitaria por coronavirus resultó en una crisis económica
universal de dimensiones no registradas en décadas. El durante el tiempo de la pandemia se
frenó la actividad económica y, con ello, se ha visto una pérdida de empleos e ingresos entre
los trabajadores mexicanos, lo que ha tenido repercusiones relevantes sobre la paz de las
familias. El funcionamiento del mercado laboral y la recuperación del trabajo han probado
ser procesos bastante largos y complejos, susceptibles a las políticas de confinamiento y
suspensión de ocupaciones. A medida que pasa el proceso de vacunación, el Gobierno
Federal y los gobiernos locales tienen que estar preparados para nuevos incrementos de la
desocupación a lo largo de 2021, gracias a la probabilidad de que ocurran más olas de
contagios o el proceso de recuperación de la actividad económica se desacelere.
Como bien sabemos, nuestro país es uno de lo que más posee un índice informalidad laboral.
Ahora bien, lo cual preocupa en el área de la informalidad, no es solo el hecho de que son
personas que no poseen algún tipo de seguridad social, sino que también los sectores en los
cuales se desempeñan son los más dañados por el coronavirus, y los que van a tener las
porciones más sustanciosas en pérdidas de empleos y de ingresos.
Preocupa el hecho de que la enorme mayor parte de las actividades en las que se auto emplea
y emplea la población informal tengan tan elevados riegos de perder vacantes, inclusive
desaparecer, se necesita nombrar que varios de estos trabajos son de subsistencia de tipo
familiar, lo cual desea mencionar que algunas veces es la exclusiva fuente de ingresos de un
núcleo familiar y en tiempos de confinamiento no poseen forma de crear recursos.
Además, en México esto trajo graves secuelas en los estados que muestran la más grande
carga de informalidad, localizados primordialmente en el área sur de la nación: Oaxaca,
Tabasco, Guerrero, Tlaxcala, Hidalgo, Puebla y Michoacán siendo las poblaciones más
vulnerables, donde el efecto económico y laboral que trajo consigo la pandemia generada por
el COVID-19 fue más conocida.
Podemos comentar que es el sector primario, donde se encuentran las ocupaciones agrícolas,
ganaderas y de pesca, es el área que tiene más probabilidad de recuperación en el corto plazo,
probablemente estas ocupaciones tengan una baja de puestos laborales mucho menor
comparativamente con otras ocupaciones, esto se debería primordialmente a que la actividad
del sector primario es importante.
Las actividades del sector secundario en lo general, tuvieron poca probabilidad de pérdidas
de trabajo, el peligro es menor en ocupaciones en relación a la industria extractiva, eléctrica
y la de construcción, ya que en estas ocupaciones hay gigantes sindicatos que podrían abogar
a favor del mantenimiento de puestos de trabajo, además de que son sectores estratégicos
como para el desempeño regular de la nación como uno de los pilares de la política de la
presente gestión.
El modelo neoliberal surge en los años 80´s en reemplazo del modelo de sustitución de
Importaciones (MSI), luego de una profundo crisis petrolera que paralizó a las naciones
latinoamericanos y de África, especialmente. A lo largo de la conferencia de Washington, las
instituciones de Bretton Wood impusieron los Programas de Ajustes Estructurales, lo cual
consistió en equilibras las balanzas de pago de las naciones en vía de desarrollo que basaron
sus exportaciones en el petróleo y materia prima
Durante el periodo neoliberal, podemos identificar una serie de elementos que cambiaron al
mercado laboral mexicano, entre ellos podemos destacar; el deterioro del sueldo en cerca del
setenta por ciento a lo largo de este lapso y sus raquíticos aumentos por abajo de la inflación.
Además, una de las condiciones para la imposición del neoliberalismo ha sido golpear a las
empresas sindicales y crear competencia e individualismo en la sociedad cuya consecuencia
ha sido el debilitamiento del tejido social. No es casual que un elemento característico de la
fase neoliberal sea el aumento de la desigualdad social, el decrecimiento de los salarios y un
incremento en la precarización de las condiciones laborales de los trabajadores.
En esta época se implementaron una secuencia de políticas públicas, la cuáles son políticas
orientadas al mercado, la privatización de los medios de producción, así como la reducción
de la colaboración del Estado en las ocupaciones económicas. El régimen se ve despojado de
su papel paternalista, de defensor de los trabajadores, la formalidad en el trabajo reduce,
nacen los contratos tipo outsourcing que limita los derechos del trabajador, la estabilidad
social y otras. La finalidad prioritaria de las políticas públicas es el incremento de las
cambiantes macroeconómicas sin preocuparse de asunto como la diferencia, la pobreza, los
derechos básicos, puesto que la paz social. Entonces el neoliberalismo tiene la tendencia a
promover la división de la economía de las realidades sociales.
Existen 3 componentes causados del neoliberalismo que están afectando los mercados
laborales. El primero de ellos son las políticas neoliberales que han estimulado el proceso de
globalización económica, favoreciendo la extensión del capitalismo y las corporaciones
multinacionales más allá de las fronteras nacionales. El segundo de ellos es que el
neoliberalismo ha hecho a los mercados laborales más flexibles, por medio de la
desregulación de los contratos colectivos; este caso ha limitado los salarios reales y suprimido
las ventajas laborales. Y por último el tercer elemento es que gracias al neoliberalismo ha
pugnado por la relativa reducción gubernamental en la regulación de la economía y la
privatización de varias organizaciones paraestatales y el Estado ha abandonado la provisión
de la estabilidad social y de otros beneficios sociales para la clase trabajadora.
Con respecto a la población inscrita al Instituto Mexicano del Seguro Social e Instituto de
Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, puede verse que entre 1965 y
1990 se aumentó sustancialmente el número de derechohabientes, No obstante, luego de la
firma del TLCAN, se ve una evolución lenta del dicho proceso. En México, solamente una
sección de la fuerza de trabajo es empleada en la zona formal, o sea en esas ocupaciones que
inscriben a sus trabajadores y empleados en el Instituto Mexicano del Seguro Social O
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y lo demás tiene
que arreglárselas en el área informal. Este caso ha empeorado y ha incrementado la brecha
de diferencia entre la población.
La transición de un modelo proteccionista a un modelo liberal no fue bien asimilada por los
diferentes gobiernos que por medio de las políticas públicas que han buscado solo mejorar
los indicadores de incremento de las variables macroeconómicas a costa de cohesión y el
bienestar social. La iniciativa debería estar en funcionalidad de crear entendimiento que
fortalezca el diseño de políticas públicas enfocadas en combatir inconvenientes sociales
como la desigualdad social, la discriminación, la marginalización, la exclusión, la pobreza,
la inseguridad, el feminicidio y otros inconvenientes sociales.
Por último, quisiera agregar que; sería muy conveniente que nuestros gobernantes llevaran a
cabo las medidas primordiales orientadas a mejorar el entorno del mercado laboral mexicano.
Esto involucraría crear propuestas para minimizar la informalidad de la economía, esto por
medio de apoyo a micro y empresas pequeñas en temas de capacitación de la mano de obra,
la educación financiera en todos los niveles educativos, las facilidades fiscales y bancarias y
los accesos a la estabilidad social, sin olvidar el un justo y muy necesario incremento de los
salarios.
Esto, por supuesto, no va a ser labor simple ya que los propietarios o dueños del capital no
aceptarán compartir sus ganancias y darán lucha para conservar sus diferentes privilegios.
Este es el dilema que el gobierno tendrá que afrontar y por esa razón debería crear un
ambiente de confianza con los diferentes agentes económicos. Implantar un vínculo positivo
entre el gobierno las empresas y la sociedad, y gracias a esto nuestras autoridades podrán
desarrollar propuestas o políticas que cubran las necesidades, en esta situación del mercado
laboral. Porque un mercado laboral bien desarrollado y estructurado es garantía de un
desarrollo y crecimiento económico para todos.