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LAS RELACIONES ENTRE HERMANOS/AS Y LA PERCEPCIÓN DEL

CONFLICTO INTERPARENTAL DE LOS HIJOS/AS: SU EFECTO EN EL

BIENESTAR PSICOLÓGICO EN LA EDAD ADULTA.

TRABAJO FIN DE MÁSTER PSICOLOGÍA

DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL

AUTORA: CRISTINA GARACHANA GALIANA

DIRECTORA: SUSANA CORRAL GILSANZ

Cristina Garachana Galiana Susana Corral Gilsanz

FACULTAD DE PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN

UNIVERSIDAD DE DEUSTO/DEUSTUKO UNIVERSITATEA

En Bilbao a 20 de Enero de 2017


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Resumen

El objetivo general del trabajo es explorar los posibles efectos que la relación entre

hermanos/as y el conflicto interparental percibido por los/as hijos/as tiene en el

bienestar psicológico. La muestra está compuesta por un total de 101 personas, de las

cuales 77 son mujeres y 24 hombres. Los instrumentos utilizados son el SRQ “Sibling

relationships questionnaire”, la escala de bienestar psicológico de Ryff y el CPIC

“Percepción del conflicto interparental por los/as hijos/as”. En cuanto a las posibles

diferencias de género encontradas únicamente se hallaron en la dimensión de

triangulación. Únicamente la dimensión de conflicto fraternal tiene relación con las

propiedades del conflicto interparental, el contenido y auto-culpabilidad. Las variables

género, género de hermanos/as y calidez son las variables con mayor poder explicativo,

y se ha encontrado que las propiedades del conflicto percibido, el contenido y la auto-

culpabilidad tienen un efecto moderador entre las variables del SRQ y el bienestar

psicológico. Nuestros resultados, que muestran que tanto el conflicto interparental

percibido como la relación fraternal tienen importancia en el bienestar psicológico en la

edad adulta, nos ayuda a comprender lo importante que son dichas relaciones en la

infancia o la adolescencia y como estas repercutirán en el desarrollo y el ajuste

psicológico en la edad adulta.


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La familia ha sido el primer contexto en el que el niño se desarrolla por lo que

cumple un papel socializador muy importante (Rodríguez - Ponga, 2015). Debido a esto

se ha estudiado mucho los efectos positivos que proporcionan las relaciones familiares

centrándose en las relaciones parentales o relaciones padre/madre con hijos/as, sin

embargo, ha habido pocos estudios que han explorado la calidad protectora de las

relaciones positivas entre los hermanos/as (Gass, Jenkins y Dunn, 2007).

Brody (2004), Carrillo, Ripoll-Nuñez, Cabrera y Bastidas (2009), Hetherington

(1994), y Howe y Recchia (2014) han explicado que aunque ya se ha empezado a

estudiar y a dar importancia a dichas relaciones fraternales, es cierto que todavía hay

pocos que hablen sobre la calidad de la relación entre hermanos/as y la relación con el

funcionamiento psicológico y social de los hijos/as, sobretodo en edad adulta. A pesar

de su poca investigación, como hemos señalado anteriormente, Furman y Buhrmester

(1985) han mostrado en sus trabajos que los adolescentes consideraban a sus

hermanos/as como una fuente de compañía importante aunque hayan tenido conflictos

entre ellos. Esta relación fraternal positiva ha constituido una fuente de apoyo más allá

de las contribuciones de los progenitores o los pares, por lo que ha sido importante y

necesario estudiar el papel de estas relaciones fraternales en nuestro entorno dado que

los lazos entre los hermanos/as generalmente han proporcionado un mayor

compañerismo social y apoyo emocional que instrumental (Lu, 2007). También hemos

podido observar como las relaciones entre hermanos/as han brindado un importante

contexto para el desarrollo de la comprensión infantil de sus mundos cognitivos,

morales, emocionales y sociales (Howe y Recchia, 2014). Los hermanos/as han tenido

un papel esencial en ofrecer diversas experiencias que fomenten diferentes habilidades

útiles para la áreas mencionadas anteriormente, además del manejo de conflictos, la

formación de una identidad y el entendimiento de los sentimientos del otro (Cox, s.f.).
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Es importante recordar que la calidad en la relación entre hermanos/as han podido

sufrir cambios a lo largo del tiempo debido a como Oliva y Arranz (2005) han señalado,

son relaciones que han sufrido diferentes conflictos o simplemente, se dan hechos que

pueden cambiar dicha relación (uno de los hermanos/as se ha mudado, tiene una nueva

pareja o empieza a tener otros intereses). Así mismo como señalan Scharf, Shulman y

Avigaid (2005) los lazos emocionales entre los hermanos/as han sido fuertes a lo largo

del tiempo, siendo intensamente positivos o negativos, ya que como las han definido

Fintzi-Dottan y Cohen (2011) son las relaciones más duraderas dentro de las relaciones

familiares porque suelen empezar en la infancia y continúan a lo largo de la vida.

Cuando hablamos de relaciones fraternales se encuentran diversas maneras de ser

descritas según diferentes autores. Derkman (2011), por ejemplo, ha manifestado que

existen relaciones cálidas, las cuales están caracterizadas por altos niveles de intimidad,

sinceridad, compañerismo, afecto o cercanía, mientras que también están las relaciones

conflictivas caracterizadas por conflictos, competición o rivalidad. Dunn (2002) (citado

en Wallace, 2012) destacó tres importantes características de la relación entre

hermanos/as: la primera es la intensidad y la expresión de emoción, tanto positiva como

negativa, durante la infancia y la adolescencia; en segundo lugar es la intimidad de las

relaciones, que a veces puede generar conflicto o apoyo; y por último, es que dichas

relaciones varían de acuerdo a las diferencias individuales de cada uno. Mientras unos

muestran sentimientos positivos y afectivos, otros muestran hostilidad y agresión.

Carrillo et al. (2009) han mencionado diferentes aspectos por lo que se necesita

investigar las relaciones entre hermanos/as. Estos han sido que dichas relaciones suelen

ser, habitualmente, las más duraderas a lo largo del tiempo, que suelen proporcionar un

contexto de aprendizaje de habilidades sociales muy amplio, y que además, las

relaciones entre hermanos/as han tenido un papel protector ante situaciones conflictivas
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familiares. A raíz de ver la importancia de estudiar las relaciones fraternales, Carrillo et

al. (2009) también propusieron centrarse en dos problemas en el estudio de las

relaciones entre hermanos/as. Uno era evaluar las diferentes dimensiones que engloban

la relación: Calidez, conflicto, estatus y rivalidad, mientras que la segunda opción era

evaluar la influencia de la calidad de la relación de hermanos/as en el desarrollo y la

competencia social.

Por otro lado, tanto Arranz, Yenes, Olabarrieta y Martín (2001) como Milevsky,

Smoot, Leh y Ruppe (2005) han hablado de dos perspectivas de investigación descritas

en la literatura:

- La perspectiva estructural, en la que se estudia las relaciones según la fecha de

nacimiento, el género, el tamaño de la familia, la diferencia entre ellos/as, etc y

su relación con el desarrollo psicológico

- La perspectiva interactiva, en la que se quiere analizar las interacciones entre

hermanos/as (sobre todo su contacto y la importancia) y su influencia en el

desarrollo psicológico.

Brody, Stoneman y McCoy (1994b) señalaron que habitualmente la calidad y la

interacción de las relaciones entre hermanos/as suelen estar vinculadas a los eventos que

ocurran dentro del contexto familiar, por lo que ha sido importante también valorar y

analizar estas relaciones entre hermanos/as y el contexto familiar. De hecho, Rocca,

Martin y Neary (2010) señalaron que el contexto familiar, es decir, los factores

estructurales de las familias (el género, la diferencia de edad, la relación de los

progenitores, etc) eran importantes porque afectan de manera directa a la relación entre

los/as hermanos/as, tanto en la infancia como en la edad adulta. Jenkins, Holt y Wiesen

(2013) sugirieron que una buena relación de hermanos/as ayuda y juega un papel

protector ante los conflictos existentes en el hogar. Caya y Liem (1998) y Lockwood,
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Gaylord, Kitzmann y Cohen (2002) han explicado que el hecho de tener hermanos/as en

los que apoyarse actuaba como un amortiguador ante grandes conflictos vividos, es

más, señalaban que tenían también un efecto positivo directo sobre la persona en el

adecuado ajuste psicológico. Aun así también hay que tener en cuenta otra serie de

estudios que han encontrado lo contrario, es decir, que dicho conflicto interparental

tenía un efecto negativo en las relaciones entre hermanos/as (Grych y Fincham, 1990;

Reese-Weber, 2000).

Otra variable muy estudiada en la investigación de la relación entre hermanos/as y los

factores estructurales ha sido el género. Tanto Ripoll, Carrillo y Castro (2009) como

Stocker, Lanthier y Furman (1997) han señalado en sus estudios que cuando las díadas

son formadas por chicas, en estas relaciones es destacable el alto nivel de calidez y

confianza, mientras que el las díadas masculinas era más típico que lo más destacado

sea un alto nivel de conflicto. Otros estudios como los de Milevsky et al. (2005)

también encontraron que las hermanas tenían más calidez en sus relaciones mientras que

Stocker, et al., (1997) encontró que las mujeres mostraban una mayor rivalidad que los

hombres. Aun así, también existen estudios como el de Ranae (1997) que no

encontraron diferencias de género (ni del lugar ocupado en la díada) en sus resultados.

Como hemos ido mencionando, las relaciones fraternales son duraderas en el tiempo

y sufren cambios. Mientras dura la niñez los niños han visto a sus hermanos/as como

compañeros de juego (Yenes, Olabarrieta, Arranz, y Artamendi, 2000). Además, la

relación entre hermanos/as en la niñez estaba caracterizado por las disputas y la

competición por la atención de los progenitores (Teti, 2002, citado en Scharf, et al.,

2005).
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Pasando ya a la adolescencia, los hermanos/as se han seguido viendo como

compañeros de juego, además de protectores, proveedores de apoyo social, o como una

molestia (Scharf et al., 2005). Es decir, el papel que juegan los hermanos/as ha sido el

de ofrecer ese apoyo e intimidad que suele ser requerido durante los momentos más

complicados en el area socio emocional, pero en ocasiones han surgido conflictos (el

hermano/a mayor ya no quiere que su hermano/a pequeño/a vaya con él a los sitios, por

ejemplo) que han podido generar cambios en la calidad de la relación.

En la edad adulta, Stocker et al., (1997) han señalado que las relaciones fraternales

suelen estar caracterizadas por la calidez, el conflicto y la rivalidad. Ellos también han

explicado que cuanto mayor sea la diferencia de edad entre los hermanos/as tendrán un

menor nivel de conflicto entre ellos/as. De hecho, estas relaciones fraternales suelen

convertirse más importantes y se da una mayor importancia al estar en contacto

(Cicirelli, 1991 citado en Ranae, 1997). En este momento, es importante recordar que

los diferentes acontecimientos de la vida que suelen darse en este ciclo, como casarse,

cuidar a los hijos/as o la pérdida de los progenitores, afectará en mayor o menor medida

a las relaciones entre hermanos/as (Lu, 2007). Por esto, es importante que la percepción

que se tiene de las propias relaciones fraternales sean satisfactorias, para que pese a que

dichas relaciones ya no sean tan diarias por diferentes motivos explicados

anteriormente, se siga valorando las relaciones como positivas y los aspectos

beneficiarios continúen (Bedford, 1989). Relacionado con esta cercanía en las

relaciones fraternales y su importancia, el estudio longitudinal de White (2001) encontró

que el apoyo social (proximidad, etc) entre los hermanos/as sí que disminuía

gradualmente en la edad adulta, aunque finalmente estos niveles de proximidad y

contacto se acababan estabilizando y volvían a ser característicos de las relaciones

fraternales en la edad adulta.


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Dentro de este campo de las relaciones entre las interacciones entre hermanos/as y el

desarrollo cognitivo, un gran número de estudios han llevado a cabo demostraciones de

la importancia de las relaciones fraternales en el desarrollo de las habilidades futuras y

el entendimiento de las emociones de los otros en la edad adulta (Brody, 2004). Existen

estudios como los de Pike, Coldwell y Dunn (2005) y el de Smith (1995) que han

demostrado la relación que existe entre la calidad de la relación de hermanos/as, el

desarrollo de relaciones sociales positivas y el nivel general del ajuste psicológico.

Brody (2004) también señaló que las relaciones entre hermanos/as ayudaban a

desarrollar habilidades para entender las emociones de los demás, además de aprender a

manejar la ira y resolver los conflictos, explicando que cuando esta relación era más

positiva, se presentaban mayores niveles de dichas habilidades. Así mismo, Cutting y

Dunn (2006) han explicado la existencia de relación entre efectos positivos de la

interacción entre hermanos/as y el desarrollo de competencias sociales. Concretamente

han señalado que las conversaciones e intercambios en las relaciones entre hermanos se

asociaban al desarrollo de la comunicación y la empatía en las emociones de los demás.

También es cierto, que a pesar de los beneficios obtenidos al establecer relaciones

fraternas positivas y cálidas, hay que tener en cuenta también su relación negativa, es

decir, las relaciones fraternales tempranas que han sido complicadas o conflictivas entre

ellas estarán asociadas un desarrollo más negativo (Howe y Recchia, 2014). Hay

investigaciones como el de Stocker, Burwell y Bringgs (2002) que señalaban que

existen una asociación significativa entre el conflicto crónico en la relación de

hermanos/as en la niñez y la presencia de problemas de ansiedad, depresión y

comportamientos desadaptativos en la adolescencia. Sin embargo, también hay estudios

que contradicen los anteriores, donde no encontraron relación significativa entre la

relación de hermanos/as y el desarrollo cognitivo (Arranz et al., 2006).


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Al hilo del desarrollo personal de las personas y las relaciones fraternales, también se

ha puesto interés en estudiar la relación de las interacciones fraternales y el bienestar

psicológico. Tenemos el estudio de Derkman (2011) que explicaba que las relaciones de

calidad de hermanos/as están fuertemente asociadas con el bienestar psicológico y el

desarrollo social. También Cicirelli (1989) ha explicado en sus estudios que tanto en

jóvenes adultos como en personas mayores, las relaciones que se tienen con los

hermanos/as son relacionadas con un buen bienestar psicológico. Sherman, Lansford y

Volling (2006) encontraron que cuando una relación entre hermanos/as tenía una

calidad alta y un bajo nivel de conflicto, solían estar relacionados con un buen bienestar

psicológico, Feinberg, Solmeyer y McHale (2012) también obtuvieron en sus estudios

resultados que explicaban que cuando las relaciones entre hermanos/as eran de apoyo,

cercanía y cálidas podía verse un bienestar psicológico más positivo en uno/a o ambos

de los /as hermanos/as. Estos mismos autores además han obtenido resultados que

señalan que aunque en la vida adulta se den muchos cambios y se reduzca el contacto,

estas relaciones continúan influyendo en el bienestar en la persona adulta. Así mismo,

Wilson, Calsyn y Orlofsky (1994) además de encontrar esta relación entre la calidad de

la relación fraternal y el bienestar, destacaron que dicha relación era más notoria en las

mujeres. Jenkins (1992) (citado en Jenkins et al., 2013) señaló que la relación de

hermanos/as moderaba entre el conflicto interparental y el bienestar psicológico que

tuvieran esos hermanos/as. Arranz et al. (2001) y Oliva y Arranz (2005) han explicado

también que cuando una persona ha percibido la relación con su hermano/a como

positivas y cálidas, suelen presentar mayores niveles de ajuste psicológico, mientras que

las malas relaciones se asocian con conducta antisocial y problemas comportamentales

en la adolescencia.
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El objetivo general del trabajo es explorar los posibles efectos que la relación entre

hermanos/as y el conflicto interparental percibido por los/as hijos/as tiene en el

bienestar psicológico. Con este objetivo general en mente, se proponen los siguientes

objetivos:

Ver si existen diferencias de género en cuanto a las dimensiones de la calidad de la

relación entre hermanos/as y al conflicto interparental percibido. No se explorará las

posibles diferencias de género en el bienestar psicológico debido a la falta de

información recabada. Se plantean las siguientes hipótesis:

- Existen diferencias significativas en las puntuaciones de la relación entre

hermanos/as en función del variable género.

- No existen diferencias significativas en las puntuaciones del cuestionario de las

dimensiones de la percepción del conflicto interparental de los/as hijos/as en la

variable género.

Analizar la asociación entre hermanos/as y sus experiencias de conflicto

interparental:

- La calidez en la relación entre hermanos/as afecta en el sentimiento de auto-

culpabilidad, de amenaza y propiedades del conflicto.

- El nivel de conflicto entre los/as hermanos/as afecta en el nivel de auto-

culpabilidad y contenido.

Ver los factores de relaciones entre hermanos/as y de dinámica familiares que

predicen el bienestar psicológico:

- Las variables demográficas tendrán un efecto directo en las dimensiones del

bienestar psicológico.

- Las dimensiones del SRQ tendrán un efecto directo en las dimensiones del

bienestar psicológico.
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- Las nueve dimensiones del CPIC tendrán un efecto directo en las dimensiones

del bienestar psicológico.

Estudiar el papel moderador de la percepción del conflicto interparental de los

hijos/as (auto-culpabilidad, amenaza percibida y propiedades del conflicto) en la

relación entre las diferentes dimensiones de las relaciones fraternales y el bienestar

psicológico.

Método

Participantes

La muestra estuvo compuesta por un total de 101 personas con edades comprendidas

entre los 18 y los 35 (M = 25, 36, DT = 5, 5). De estas, 77 son mujeres y 24 hombres

(DT = .43). Respecto al estado civil de sus progenitores, 79 están casados, 7

divorciados, 4 separados, 8 viudos, 2 son familia monoparental y hay una persona cuyos

padres son pareja de hecho (M = 1,52, DT = 1,16). En cuanto al estado civil de las

persona que han respondido al cuestionario hay 40 solteros, 50 con pareja y 11 casados

(M = 1,71, DT = .65). Sobre los estudios 65 personas tienen estudios universitarios

frente a 21 con formación profesional, 14 con estudios secundarios y finalmente, 1

persona con estudios primarios (M = 4,49, DT = .77). La gran mayoría de los

participantes, 84 personas, tienen un hermano/a, mientras que 13 tienen dos

hermanos/as y solamente 4 tienen 3 hermanos (M = 1.21, DT = .49). Para finalizar, en

cuanto a la oposición ocupada en la fratría, 53 personas son los hermanos/as mayores, 5

son medianos y 43 personas son los hermanos/as pequeños/as (M = 1.90, DT = .97).

Instrumentos

Cuestionario de las relaciones entre hermanos/as (SRQ; Sibling Relationships

Questionnaire) desarrollado por Furman y Buhrmester (1985) y adaptado al castellano

por Merino y Martinez-Pampliega (2014). Este instrumento quiere evaluar la relación


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entre los hermanos/as, y está formado por un total de 48 ítems, los cuales están dividas

en las siguientes dimensiones: estatus o poder, calidez, conflicto y rivalidad. Este

instrumento cuenta con una escala tipo Likert que va desde 1 (Muy poco) a 5 (Mucho)

para los items que conforman la dimensión de estatus, calidez y conflictos con items

como: “¿Cuánto compartís tú y tu hermano/a?” o “¿Cuántas cosas que no queréis que

sepan otras personas os contáis tu hermano/a y tú?”. En la dimensión de rivalidad la

puntuación es de tipo Likert desde -2 (Casi siempre a mi hermano) a 2 (Casi siempre a

mí) con items como “¿A quién suele favorecer tu padre, a tu hermano/a o a ti?”. En

cuanto a su consistencia interna: la dimensión de estatus o poder tiene una consistencia

de .68; la dimensiones de calidez con una consistencia interna de .93; la dimensión de

conflicto con una consistencia interna de .88; por último, la dimensión de rivalidad con

una consistencia interna de .79. Por último, en nuestro estudio las subescalas utilizadas

han obtenido una consistencia interna bastante alta con las siguientes puntuaciones:

estatus (.76), calidez (.96), conflicto (.85) y rivalidad (.70).

Escala de conflicto interparental desde la perspectiva de los hijos/as (CPIC;

Children’s perception of interparental conflicto Scale) creada por Grych, Seid y

Fincham en 1902. Este instrumento consta 9 subescalas: frecuencia, contenido,

intensidad, resolución, amenaza percibida, eficacia de afrontamiento, auto-culpa,

triangulación y estabilidad causal, las cuales se dividen luego en tres subgrupos:

propiedades del conflicto (e.j. “Veo a mis padres discutir”), amenazas (e.j. “Cuando mis

padres discuten temo que algo malo me ocurra” y auto-culpabilidad (e.j. “Mis padres a

menudo discuten cuando hago algo mal”). Consta de 36 items con 3 opciones de

respuestas tipo Likert que va desde 1 (Verdadero), 2 (Casi verdadero) y 3 (Falso). Este

cuestionario cuenta con un coeficiente de Cronbach de 0.82 y una fiabilidad test-retest

de 0.66 (Equipo EIF, 2008). Por último, en nuestro estudio en cuanto a las escalas más
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generales encontramos que tienen una consistencia interna muy elevada: auto-culpa

(.93), amenaza (.87) y propiedades del conflicto (.95). En referente a las subescalas más

específicas también encontramos una consistencia interna muy alta con la siguientes

puntuaciones: intensidad (.85), frecuencia (.87), triangulación (.76), contenido (.86),

estabilidad emocional (.84), resolución de conflictos (.88), amenaza (.80), eficacia (.70)

y auto-culpa (.88).

Por último, la escala de bienestar psicológico de Ryff adaptada por Díaz et al. (2006)

formada por un total 29 ítems con 6 opciones de respuesta tipo Likert que van desde 1

(Totalmente en desacuerdo) hasta 6 (Totalmente de acuerdo) con ítems como “Cuando

repaso la historia de mi vida estoy contento con cómo han resultado las cosas” o “No he

experimentado muchas relaciones cercanas y de confianza”. Estos items están divididos

en las siguientes dimensiones y su nivel de fiabilidad correspondiente: autoaceptación

(.84), relaciones positivas (.78), autonomía (.75), dominio del entorno (.82), crecimiento

personal (.71) y propósito en la vida (.75). Por último, esta escala cuenta con una

consistencia interna de .84 a.70, siendo esta bastante alta. En nuestro estudio contamos

con las siguientes puntuaciones en las subescalas mostrando una consistencia alta en

autonomía (.81), dominio del entorno (.71) y propositos en la vida (.80) y una

consistencia moderada en autonomía (.63), crecimiento personal (.64) y relaciones

positivas (.60).

Procedimiento

Se pasó los cuestionarios vía on-line a los participantes explicándoles cual era el fin

de dicho trabajo, además de confirmar la voluntariedad y confidencialidad del mismo.

También, se les pidió el consentimiento para realizarlo. A continuación, se procedió a

recoger los resultados para plasmarlos en el SPSS con el fin de poder analizarlos. Por
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último, se llevó a cabo una comparación de los resultados y se discutieron con la

literatura.

Resultados

Para comenzar analizando las diferencias de género, en un primer momento se llevó a

cabo la prueba de Kolgomorov-Smirnov de 1 muestra obteniendo resultados no

significativos (p > .05) que explicaban que la muestra sigue una distribución normal en

los diferentes test utilizados, por lo que utilizaremos pruebas paramétricas. Tras dicho

análisis, se procedió a realizar la prueba de t-Student para muestras independientes para

comprobar la existencia o no de dichas diferencias en las dimensiones de los

cuestionarios SRQ y CPIC. Con los datos obtenidos (tabla 1) podemos evidenciar que

en el SRQ no existían diferencias significativas de género en ninguna de sus

dimensiones (p > .05) y que en el CPIC existía únicamente diferencias significativas en

función del género en la dimensión de triangulación.

Tabla 1. Descriptivos en las dimensiones en cuanto al género

Variable Media t-student p U

M H
SRQ- Estatus 37.27 36.71 .34 .73 .03
SRQ-Calidez 79.04 72.79 1.67 .09 .17
SRQ-Conflicto 24.87 25.67 -.53 .60 -.06
SRQ-Rivalidad -1.01 -.50 -.677 .50 .07
CPIC- AutoculpaG 21.58 21.54 .050 .043 .01
CPIC-amenazaG 28.26 30.13 -1.47 .144 -.17
CPIC-Prop del conflicto 37.90 38.54 -.325 .746 -.04
Cpic-Contenido 10.55 10.46 .180 .858 .02
Cpic- Autoculpa 11.04 11.08 -.121 .908 -.01
Cpic- Amenaza 9.30 10.00 -1.24 .217 -.14
Cpic-Eficacia 8.82 8.75 -.456 .650 .44
Cpic-Triangulacion 10.44 11.38 -2.17 .032* -.28
Cpic Intensidad 12.33 13.00 -.212 .833 -.02
Cpic-Frecuencia 9.91 10.04 -.229 .819 -.02
Cpic-Estabilidad 10.27 10.63 -.727 .469 -.09
Cpic-Resolución 9.70 9.46 .429 .669 .05
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Por lo tanto, en cuanto a la hipótesis de que sí que habría diferencias significativas

en cuanto al género pudimos rechazarla en cuanto al SRQ, y en el CPIC la aceptamos

parcialmente debido a que hemos encontrado diferencias de género en la subescala de

triangulación.

Para analizar la posible correlación, de manera complementaria a los análisis que

haremos más adelante, entre las dimensiones del SRQ y las dimensiones del CPIC, se

utilizaron análisis de correlación (tabla 2). En primer lugar, se analizó la dimensión de

estatus en las relaciones de hermanos/as y las dimensiones del CPIC encontrando que

solo existía una asociación significativa p < .01 entre el nivel de estatus y el sentimiento

de auto-culpabilidad con una relación negativa y baja con la siguiente puntuación: auto-

culpabilidad (r = -.20, p < .01). Es decir, a medida que el sentimiento de poder en la

relación entre hermanos/as crecía, el sentimiento de auto-culpabilidad disminuía. En

cuanto a la dimensión de conflicto, encontramos que también solo existía una

asociación significativa (p < .05) negativa y baja entre conflicto y el sentimiento de

auto-culpabilidad con la siguiente puntuación: sentimientos de auto-culpabilidad (r = -

.26, p < .05). En cuanto a la dimensión de calidez y rivalidad del SRQ encontramos que

en ninguna de ellas existía una asociación significativa con las dimensiones del CPIC.

Tras terminar estos análisis, se quiso comprobar también la existencia de correlación

entre las dimensiones del SRQ y de las nueve que conformaban el CPIC (Tabla 2), con

los datos pudimos observar que existía relación significativa y media entre el nivel de

estatus y el contenido de los conflictos, relaciones positivas y bajas entre el nivel de

conflicto entre los/as hermanos/as y el contenido del conflicto percibido y el nivel de

auto-culpabilidad.
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Tabla 2. Correlaciones entre las subescalas del SRQ y el conflicto interparental

percibido

Int Fre Est Res Cont A- Amz Efi Tri ACg AZ PC


Clp
Estatus .44 .63 .61 .21 -.04* .056 .97 .41 .16 -.204* -.014 .069
Calid. .56 .97 .61 .22 .97 .69 .63 .21 .26 -.019 .033 .048
Conf. .92 .62 .46 .86 .008* .012* .83 .41 .77 -.262 -.05 .029
Rival. .61 .96 .62 .42 .59 .75 .39 .86 .71 .045 ..058 .023

Nota. Int = Intensidad; Fre = Frecuencia; Est = Estabilidad; Res = Resolución; A-Cl

Auto-culpabilidad; Amz = Amenaza; Efi = Eficacia; Tri = Triangulación; ACg = Auto-

culpabilidad general; AZ = Amenaza general; PC = Propiedades del conflicto; Calid. =

Calidad; Conf. = Conflicto; Rival. = Rivalidad. *p < .05

Con estos datos recogidos deducimos que nuestra hipótesis acerca de la relación

significativa existente entre el SRQ y el CPIC era aceptada, debido a que cuando el

nivel de conflicto aumentaba, las variables auto-culpabilidad y contenido también lo

hacían. Por el contrario, en nuestros resultados no hallamos correlación alguna entre la

calidez y las variables del CPIC por lo que rechazamos dicha hipótesis.

Mediante seis modelos de regresión lineal múltiple se analizó si diferentes variables

independientes (demográficas, dimensiones del SRQ y dimensiones del CPIC) predicen

las seis dimensiones del bienestar psicológico. Se utilizó el método de paso a paso: en

primer lugar las dimensiones demográficas, en segundo lugar las dimensiones

demográficas más las dimensiones del SRQ y el tercer paso, las anteriores variables

añadiendo las dimensiones del CPIC.

Comenzando con la dimensión de relaciones positivas (Tabla 3), en el primer paso,

las variables que predicen significativamente las relaciones positivas son el género, en

el sentido de que las mujeres presentan puntuación más alta en esta dimensión que los
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hombres y en el género de hermanos, entendiendo que cuando se tiene hermanas

presentan puntuaciones más altas en esta dimensión que los participantes que tienen

hermanos. En el segundo paso encontramos que el género y el género de los/as

hermanos/as sigue prediciendo significativamente, y se aparece el número de

hermanos/as como variable que predice significativamente, además la calidez predice

significativamente en la variable, entendiendo que cuando las puntuaciones sean altas,

las puntuaciones en el bienestar serán altas también. En el tercer paso, las únicas

variables que seguían teniendo un valor predictivo eran el género de los/as hermanos/as

y la calidez, en el sentido de que cuando más alta sean las puntuaciones, más altas serán

también en las dimensiones del bienestar. En conclusión, comprobamos que el género

de los/as hermanos/as y calidez son variables que aunque se añadan diferentes factores

seguían generando cambio, y además, vemos como a medida que introducíamos las

variables el porcentaje de variabilidad explicado de forma significativa aumentaba.

Tabla 3. Efectos de las variables predictoras sobre las relaciones positivas

b SE B  P
Paso 1
Variables demográficas
Edad -.08 .06 -.18 .067
Género -1.72 .89 -.27 .015
Nº hermanxs .10 .85 -.18 .080
Género hermanxs .14 .63 .23 .030
Posición .38 .39 -.02 .812
Progenitores -2.16 .96 -.06 .537
Paso 2
Variables demográficas
Edad -.06 .07 -.08 .405
Género -1.75 .88 -.19 .049
Nº hermanxs -1.82 .84 -.23 .034
Género hermanxs 1.30 .61 .22 .036
Posición -.10 .38 -.03 .790
Progenitores -.23 .95 -.02 .809
SRQ
Rivalidad .08 .12 .06 .535
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Conflicto .07 .06 .12 .273


Estatus -.07 .08 -.12 .373
Calidez .09 .03 .40 .007
Paso 3
Variables demográficas
Edad -.14 .07 -.19 .072
Género -1.63 .91 -.17 .077
Nº hermanxs -2.01 .87 -.26 .020
Género hermanxs 1.71 .63 .28 .008
Posición -.04 .39 -.01 .912
Progenitores -.92 1.0 -.09 .384
SRQ
Rivalidad .06 .12 -.05 .607
Conflicto ..13 .06 .21 .056
Estatus -.05 .07 -.09 .490
Calidez .11 .04 .43 .003
CPIC
Amenaza -.05 .09 -.07 .578
Propiedades del conflicto 1.78 .06 .03 .802
Auto-culpa general .21 .11 .18 .077
Intensidad -1.78 .26 -.28 .079
Frecuencia -1.6 .36 .14 .079
Triangulación -.22 .27 -.08 .154
Contenido -.12 .46 -.02 .426
Auto-culpa .88 .62 .16 .786
Amenaza -.58 .23 -.12 .119
Estabilidad -2.08 .34 -.16 .368
Resolución -.88 .32 .31 .128
Eficacia .07 .28 .14 .771
2 2 2
Nota 2. R = .10 para el paso 1; R = .17 para el paso 2; R = .21 para el paso 3.

En la dimensión de autonomía (Tabla 4), en el paso 1 las variables sociodemográficas

que predecían significativamente utilizadas fueron los progenitores, en el sentido de que

cuando los participantes tuvieran progenitores sin pareja, tendrían puntuaciones más

altas el bienestar y el género, en el sentido de que las mujeres presentan puntuación más

alta en esta dimensión que los hombres. En el paso 2, seguían generando un efecto las

variables anteriores, y añadimos la calidez como la única variable predictor

significativo, en el sentido de que cuando haya puntuaciones altas en dicha dimensión,

habrá puntuaciones altas en el bienestar psicológico. En el paso 3, ninguna variable


19

demográfica predecía significativamente al contrario, al añadir las variables del CPIC,

que la calidez seguía teniendo dicho efecto, y además se encontró que otra variable que

predice significativamente en la autonomía es la de propiedades del conflicto, entendido

como cuando la puntuación es alta, se tendrá puntuaciones altas en el bienestar. En

resumen, a medida que se fueron añadiendo las diferentes variables se encontró un total

de un 28% de variabilidad explicado de forma significativa, habiendo aumentado un

14% desde el primer paso.

Tabla 4. Efectos de las variables predictoras sobre la autonomía

b SE B  P
Paso 1
Variables demográficas
Edad -.09 .05 -.16 .087
Género -1.72 .67 -.24 .011
Nº hermanxs .11 .64 .02 .867
Género hermanxs .14 .47 .03 .774
Posición .38 .29 .12 .192
Progenitores -2.16 .72 -.28 .003
Paso 2
Variables demográficas
Edad -.03 .05 -.05 .590
Género -1.26 .63 -.18 .049
Nº hermanxs -.32 .60 -.05 .590
Género hermanxs .06 .43 .01 .898
Posición .41 .27 .14 .137
Progenitores -1.78 .67 -.23 .010
SRQ
Rivalidad -.01 .08 -.01 .875
Conflicto .01 .04 .00 .950
Estatus -.03 .05 -.07 .606
Calidez .08 .03 .45 .001
Paso 3
Variables demográficas
Edad -.08 .05 -.15 .142
Género -1.06 .66 -.15 .113
Nº hermanxs -.51 .63 -.08 .427
Género hermanxs .42 .45 .09 .364
Posición .52 .28 .17 .073
20

Progenitores -2.09 .75 -.27 .068


SRQ
Rivalidad -.04 .08 -.04 .680
Conflicto .02 .05 .05 .630
Estatus -.01 .06 -.04 .736
Calidez .09 .03 .49 .001
CPIC
Amenaza -.14 .07 -.24 .068
Propiedades del conflicto .67 .04 .25 .050
Auto-culpa general .14 .08 .16 .105
Intensidad -.52 .23 -.24 .472
Frecuencia -.38 .20 .01 .639
Triangulación .05 .27 .09 .788
Contenido .20 .20 -.16 .519
Auto-culpa .16 .35 .20 .638
Amenaza -.29 .47 -.3 .081
Estabilidad -.89 .17 -.13 .247
Resolución -.54 .25 -.01 .200
Eficacia .-.22 .24 .16 .249
2 2 2
Nota. R = .14 para el paso 1; R = .26 para el paso 2; R = .28 para el paso 3.

Teniendo la dimensión de autoaceptación (Tabla 5), en los tres pasos únicamente la

variable que predecía significativamente era el género de hermanos/as, en el sentido de

que cuando los participantes tenían hermanas, presentaban puntuaciones más altas. En

resumen, el género de hermanos/as predecía en todos los pasos, pero con niveles de

porcentaje muy bajos, y de hecho, a medida que fuimos introduciendo variables el % va

disminuyendo hasta quedar en un bajo 5%.

Tabla 5. Efecto de las variables predictoras sobre la autoaceptación

b SE B  P
Paso 1
Variables demográficas
Edad .03 .07 .03 .729
Género -.49 .96 .27 .610
Nº hermanxs -.68 .92 -.08 .463
Género hermanxs 2.33 .68 .37 .001
Posición -.50 .41 -.12 .237
Progenitores -1.22 1.04 -.11 .244
21

Paso 2
Variables demográficas
Edad .07 .08 .09 .347
Género -.22 .99 -.02 .825
Nº hermanxs -1.00 .94 -.12 .290
Género hermanxs 2.26 .68 .36 .001
Posición -.49 .43 -.12 .254
Progenitores -1.00 1.0 -.09 .345
SRQ
Rivalidad -.03 .1 -.23 .825
Conflicto .01 .07 .02 .894
Estatus -.03 .08 -.06 .968
Calidez .05 .03 .21 .163
Paso 3
Variables demográficas
Edad .02 .09 .02 .852
Género -.03 1.07 -.00 .979
Nº hermanxs -1.31 1.03 -.15 .209
Género hermanxs 2.51 .74 .39 .001
Posición -.31 .46 -.07 .500
Progenitores -1.54 1.23 -.14 .215
SRQ
Rivalidad .00 .14 .00 .985
Conflicto .05 .07 .07 .519
Estatus .00 .09 .00 .971
Calidez .06 .04 .23 .147
CPIC
Amenaza -.01 .10 -.01 .917
Propiedades del conflicto 1.61 .06 -.08 .505
Auto-culpa general .20 .12 .17 .096
Intensidad -1.56 .28 -.10 .187
Frecuencia -.09 .39 -.04 .240
Triangulación -.06 .29 -.15 .775
Contenido .58 .50 .07 .765
Auto-culpa -.25 .67 .10 .376
Amenaza .09 .25 .08 .354
Estabilidad -1.91 .37 -.07 .124
Resolución -.78 .35 .13 .247
Eficacia .01 .30 .04 .970
2 2 2
Nota 2. R = .14 para el paso 1; R = .09 para el paso 2; R = .05 para el paso 3.

En la dimensión de crecimiento personal (Tabla 6), en cuanto al primer paso ninguna

de las variables demográficas tenía un efecto explicativo. En el paso 2 las variables que
22

predecían significativamente son calidez, entendiendo que a medida que las respuestas

eran más altas en calidez, tendrían puntuaciones más altas en el bienestar, y lo mismo

con el conflicto. En el tercer paso, la calidez seguía teniendo un efecto predictivo y

únicamente la variable que predecía significativamente era la auto-culpa general. En

resumen, vemos que la calidez, aunque se añadan otros factores, seguía generando

cambio, y además, observamos que hubo un aumento hasta llegar a un 19% de

variabilidad significativa.

Tabla 6. Efectos de las variables predictoras sobre el crecimiento personal

b SE B  P
Paso 1
Variables demográficas
Edad .04 .05 -.08 .445
Género -.47 .67 -.07 .488
Nº hermanxs -.19 .63 -.03 .770
Género hermanxs .67 .47 .16 .164
Posición -.24 .29 -.08 .403
Progenitores -.08 .72 -.01 .913
Paso 2
Variables demográficas
Edad .07 .05 .16 .126
Género .03 .63 .00 .968
Nº hermanxs -.57 .59 -.10 .336
Género hermanxs .62 .43 .15 .158
Posición -.22 .27 -.08 .424
Progenitores .32 .67 .05 .638
SRQ
Rivalidad -.08 .08 -.09 .337
Conflicto -.09 .04 -.23 .040
Estatus -.05 .05 -.12 .402
Calidez .07 .02 .41 .006
Paso 3
Variables demográficas
Edad .03 .05 .06 .560
Género .14 .64 .02 .836
Nº hermanxs -.85 .62 -.15 .177
Género hermanxs .89 .44 .22 .059
Posición -.09 .28 -.03 .739
Progenitores .34 .45 .05 .649
23

SRQ
Rivalidad .33 .08 -.09 .329
Conflicto -.08 .04 -1.4 .193
Estatus -.06 .06 -.09 .489
Calidez .07 .03 .43 .003
CPIC
Amenaza -.07 .06 -.13 .297
Propiedades del conflicto -.08 .04 .00 .966
Auto-culpa general .28 .07 .35 .000
Intensidad .-.21 .18 .05 .760
Frecuencia -.18 .24 .05 .819
Triangulación -.07 .18 -.08 .717
Contenido -.13 .31 -.00 .663
Auto-culpa .76 .41 .31 .048
Amenaza -.25 .15 -.16 .129
Estabilidad -.29 .23 .00 .695
Resolución -.41 .21 -.11 .317
Eficacia .03 .19 .07 .866
2 2 2
Nota 2. R = .09 para el paso 1; R = .15 para el paso 2; R = .19 para el paso 3.

En la dimensión de propositos en la vida (Tabla 7), en el paso 1, en cuanto a las

variables demográficas las variables que predecían significativamente eran el género, en

el sentido de que las mujeres presentaban puntuación más alta en esta dimensión que los

hombres y el estado de los progenitores, las personas que tienen progenitores con pareja

presentaban puntuación más alta que los que tenían progenitores sin pareja. En el paso 2

las mismas variables sociodemográficas predecían significativamente, y añadimos la

calidez como otra variable predictora. Por último, en el 3 paso continuábamos con las

mismas variables como predictoras añadiendo, propiedades del conflicto, en el sentido

de que cuando la puntuación sea alta, la puntuación en el bienestar será menor y en el

contenido ocurría lo mismo, y la auto-culpa general, entendiendo que cuando los

participantes tengan una puntuación alta en esta variable, la puntuación en el bienestar

será alta también. Finalmente, teniendo en cuenta todas las posibles variables se obtuvo

un total de un 45% de variabilidad explicado de forma significativa, siendo esta la


24

variable en la que existía un mayor porcentaje y variables predictoras por ende en todos

los pasos.

Tabla 7. Efectos de las variables predictoras sobre los propositos en la vida

B SE B  P
Paso 1
Variables demográficas
Edad -.16 .06 -.21 .268
Género -3.37 .88 -.34 .000
Nº hermanxs .83 .84 .09 .326
Género hermanxs -.41 .62 -.06 .519
Posición .56 .38 .13 .151
Progenitores -2.96 .95 -.27 .003
Paso 2
Variables demográficas
Edad -.07 .01 -.09 .268
Género -2.61 .79 -.26 .001
Nº hermanxs .15 .75 .02 .845
Género hermanxs -.52 .55 -.08 .349
Posición .62 .34 .14 .076
Progenitores -2.34 .85 -.22 .007
SRQ
Rivalidad -.08 .11 -.06 .466
Conflicto -.07 .06 -.11 .253
Estatus -.04 .07 -.06 .576
Calidez .12 .03 .47 .000
Paso 3
Variables demográficas
Edad -.13 .06 -.16 .065
Género -2.29 .80 -.23 .006
Nº hermanxs .13 .77 .02 .864
Género hermanxs -.29 .55 -.4 .594
Posición .64 .35 .15 .072
Progenitores -2.11 .92 -.19 .026
SRQ
Rivalidad -.11 .10 -.08 .306
Conflicto -.04 .06 -.06 .489
Estatus -.01 .07 -.01 .906
Calidez .12 .03 .45 .000
CPIC
Amenaza -.15 .10 -.19 .127
Propiedades del conflicto -1.07 .06 .30 .020
25

Auto-culpa general .29 .11 .24 .016


Intensidad .78 .26 -.27 .650
Frecuencia 1.22 .36 .08 .923
Triangulación -.40 .27 -.37 .698
Contenido 1.04 .45 .99 .018
Auto-culpa -.75 .61 -.69 .311
Amenaza -.26 .22 -.31 .158
Estabilidad 1.15 .33 .09 .713
Resolución 1.19 .32 .70 .916
Eficacia .39 .28 .37 .762
2 2 2
Nota 2. R = .22 para el paso 1; R = .40 para el paso 2; R = .45 para el paso 3.

En el dominio del entorno (tabla 8), siendo esta la última dimensión del bienestar, en

el primer paso encontramos la única variable predictora es el género, en el sentido de

que las mujeres presentan puntuación más alta en esta dimensión que los hombres. En el

segundo paso, el género continuaba generando cambio, y por otro lado, la calidez

predecía significativamente en el dominio, entendiendo que cuando los participantes

tenían puntuaciones altas, tendrían puntuaciones más altas también en bienestar. En lo

que concierne al paso 3, únicamente volverían a predecir significativamente el género y

la calidez. Finalmente, teniendo en cuenta todas las variables independientes se

encontró un 31% de la variabilidad explicado de forma significativa por dichas

variables.

Tabla 8. Efectos de las variables predictoras sobre el dominio del entorno

B SE B  P
Paso 1
Variables demográficas
Edad -.09 .06 -.13 .142
Género -3.62 .80 -.42 .000
Nº hermanxs .29 .76 .04 .709
Género hermanxs .47 .56 -.08 .414
Posición -.19 .34 -.05 .589
Progenitores -1.51 .86 -.15 .084
Paso 2
Variables demográficas
26

Edad -.03 .06 -.05 .595


Género -2.98 .76 -.34 .000
Nº hermanxs -.17 .71 -.02 .811
Género hermanxs .38 .52 .06 .464
Posición -.11 .33 -.03 .734
Progenitores -.94 .81 -.09 .249
SRQ
Rivalidad -.09 .10 -.11 .357
Conflicto .00 .06 .01 .911
Estatus -.07 .07 -.12 .304
Calidez .11 .03 .47 .000
Paso 3
Variables demográficas
Edad -.06 .06 -.09 .357
Género -2.68 .80 -.31 .001
Nº hermanxs -.11 .77 -.1 .886
Género hermanxs .57 .55 .10 .305
Posición -.12 .34 -.03 .727
Progenitores -1.27 .93 -.13 .173
SRQ
Rivalidad -.09 .11 -.08 .377
Conflicto .01 .05 .02 .826
Estatus -.06 .06 -.12 .371
Calidez .11 .03 .47 .001
CPIC
Amenaza -12 .09 -1.8 .204
Propiedades del conflicto -1.85 .05 .57 .422
Auto-culpa general .21 .10 .76 .059
Intensidad .64 .24 .03 .245
Frecuencia 1.157 .33 -.06 .793
Triangulación .06 .25 .18 .358
Contenido -.00 .42 .10 .990
Auto-culpa .43 .57 .08 .379
Amenaza -.28 .21 -.16 .169
Estabilidad .65 .31 -.02 .486
Resolución .48 .30 .34 .334
Eficacia .02 .26 .16 .942
2 2 2
Nota 2. R = .19 para el paso 1; R = .31 para el paso 2; R = .31 para el paso 3.

Con todos los datos obtenidos pudimos determinar que nuestras hipótesis referentes

a que las diferentes variables independientes predecían las dimensiones del bienestar

psicológico fueron aceptadas, dado que encontramos en todas las dimensiones


27

porcentajes de variabilidad explicados significativamente destacando que tanto el

género como la calidez eran variables comunes en todos los pasos. Siendo interesante

recalcar que la calidez se presentó en todas las dimensiones como variable con gran

poder explicativo salvo en la dimensión de autoaceptación, y que las variables del CPIC

fueron las que menos cambio producían al añadirse.

En último lugar, para estudiar el papel moderador de las dimensiones del CPIC en las

cuatro dimensiones del SRQ y en cada dimensión del bienestar psicológico se realizó

una serie de análisis de moderación utilizando el macro para SPSS (Hayes, 2013). Los

modelos utilizados fueron: La variable auto-culpabilidad como moderadora entre

calidez y las seis dimensiones del bienestar, entre estatus y las dimensiones del

bienestar, entre conflicto y las dimensiones del bienestar y entre rivalidad y las

dimensiones del bienestar, y se llevó a cabo la misma estructura con las dos variables

moderadoras restantes. Debido a la gran cantidad de análisis de moderación y efectos

condicionales realizados en nuestro estudio nos centramos en explicar únicamente las

interacciones positivas halladas junto con sus efectos condicionales.

La interacción entre el conflicto entre hermanos/as y las percepciones de amenaza a

la hora de predecir las relaciones positivas en el futuro es significativa (Figura 1).

Específicamente, la interacción significativa para el sentimiento de la amenaza

percibida (b=.0276, 95%, CI [.0040, .0512], t=.02, p < .05) nos enseña que las

puntuaciones altas en las relaciones positivas fueron más frecuentes entre los que

informaron de una puntuación alta en el conflicto y en la amenaza percibida. La

moderación fue explorada en más detalle cuantificando la pendiente de esas líneas

usando la técnica del pick-a-point, estimando los efectos condicionales del conflicto

sobre las relaciones positivas tanto en el nivel alto, medio o bajo de las variables del

CPIC. En esta ocasión, no se han encontrado efectos condicionales, pero el análisis de


28

Johnson y Neyman nos proporciona una zona de significancia en la que pudimos

observar que cuando las puntuaciones en la variable de amenaza están por encima de

una puntuación de 9 y a medida que van aumentando, observábamos que la puntuación

en el conflicto, alta también,, predice las relaciones positivas con un efecto más fuerte.

Figura 1: Efecto condicional de la amenaza en el nivel de conflicto y las relaciones

positivas.

La interacción entre el conflicto entre hermanos/as y las percepciones de amenaza a

la hora de predecir la autoaceptación en el futuro es significativa. (Figura 2). La

moderación fue explorada en más detalle cuantificando la pendiente de esas líneas

usando la técnica del pick-a-point, estimando los efectos condicionales del conflicto

entre hermanos/as sobre la autoaceptación tanto en el nivel alto, medio o bajo de la

amenaza. Específicamente, el efecto condicional directo fue significativo para la


29

amenaza cuando el nivel es bajo (b=.0337, 95%, CI [.0075, .0600], t=.01, p < .05.) Así,

la puntuación más alta en la autoaceptación fue más frecuente entre los que informaron

un nivel de amenaza alto.

Observando el efecto condicional (véase Figura 2), se observa como:

- Cuando la puntuación en amenaza es baja, existe una relación positiva significativa

entre el conflicto y la autoaceptación en la edad adulta (b=-.2417, 95%, CI [-.4273, -

.0561], t=.01, p < .05.).

- Cuando la puntuación en amenaza es media o alta no existe una relación positiva

significativa entre dichas variables.

Figura 2: Efecto condicional de amenaza en la relación de conflicto y autoaceptación.


30

La interacción entre la rivalidad entre hermanos/as y el sentimiento de auto

culpabilidad a la hora de predecir la autoaceptación en el futuro es significativa (Figura

3). Dicha interacción negativa para la auto culpabilidad (b= -.0665, 95%, CI [-.1254, -

.0076], t = .03, p < .05) explica que cuando la puntuación baja en la autoaceptación fue

más frecuente entre los que informaron de una puntuación alta en la rivalidad y en la

variable moderadora auto culpabilidad. Se volvió a realizar la técnica del pick-a-point,

estimando los efectos condicionales de la rivalidad sobre la autoaceptación en los

diferentes niveles de la auto culpabilidad, sin encontrar efectos, por lo que se utilizó el

análisis de Johnson y Neyman que ofrece una zona de significancia en la que vemos que

cuando la puntuación de auto culpabilidad está por encima de 6 explican que la

rivalidad predice con un efecto más fuerte la autoaceptación.

Figura 3: Efectos condicional de auto culpabilidad y la relación de rivalidad y

autoaceptación.
31

La interacción entre la rivalidad entre los/as hermanos/as y las propiedades del

conflicto a la hora de predecir la autoaceptación en el futuro es significativa. (Figura 4).

Dicha interacción (b=-.0387, 95%, CI [-.0763, -.0011], t=.04, p < .05) explicaba que la

puntuación baja en autoaceptación fue más frecuente entre los que informaron de una

puntuación alta en rivalidad, en la variable de propiedades del conflicto. La moderación

fue explorada estimando los efectos condicionales de la rivalidad sobre la

autoaceptación en los diferentes niveles de las propiedades del conflicto.

Específicamente, no se han observado efectos condicionales, pero gracias al análisis de

Johnson – Neyman nos expone la zona de significancia viéndose que cuando la

puntuación en propiedades de conflicto supera la puntuación de 12, el efecto que

predice la relación entre rivalidad y autoaceptación aumenta.

Figura 4: Efectos condicional de propiedades del conflicto y la relación de rivalidad y

autoaceptación.
32

La interacción entre la rivalidad entre hermanos/as y las propiedades del conflicto a

la hora de predecir el dominio del entorno en el futuro es significativa (Figura 5). La

moderación fue explorada en más detalle cuantificando la pendiente de esas líneas

usando la técnica del pick-a-point, estimando los efectos condicionales de la rivalidad

sobre dominio del entorno tanto en el nivel alto, medio o bajo de las propiedades del

conflicto.

Específicamente, el efecto condicional directo fue significativo para la variable

moderadora de propiedades del conflicto (b=-.0469, 95%, CI [-.0776, -.0161], t=.00, p <

.05). Así, una puntuación alta en dominio del entorno fue más frecuente entre los que

informaron de una puntuación más baja en rivalidad en propiedades del conflicto

Observando el efecto condicional (véase Figura 5), se observa, que salvo cuando el

nivel de propiedades es medio, se encuentran efectos como:

- Cuando el nivel de propiedades es bajo, existe una relación negativa significativa

entre la rivalidad y el dominio del entorno (b=-.4780, 95%, CI [.0256, .9304], t=.00, p <

.05).

- Cuando el nivel de propiedades es alto, existe una relación negativa significativa entre

la rivalidad y el dominio del entorno (b=-.3142, 95%, CI [-.5466, -.0818], t=.00, p <

.05).
33

Figura 5: Efectos de la variable moderadora propiedades del conflicto entre rivalidad y

dominio del entorno.

Con todos los datos obtenidos pudimos interpretar que en diferentes situaciones las

tres dimensiones que forman el CPIC, a pesar de no darse interacciones entre las tres

variables de manera general y continua con la dimensiones del SRQ y del bienestar, sí

que tenían un efecto moderador en las relaciones significativas, por lo cual aceptaríamos

las ultimas hipótesis.

Discusión

El objetivo general del trabajo era explorar los posibles efectos que la relación entre

hermanos/as y el conflicto interparental percibido por los/as hijos/as tiene en el

bienestar psicológico. Comenzando con las diferencias de género, en nuestro estudio

encontramos que únicamente existen diferencias de género en cuanto a la dimensión de


34

triangulación del CPIC, mientras que en el SRQ no hemos hallado ninguna relación, al

contrario que Carrillo et al. (2009) y Stocker et al., (1997) que señalan que las chicas

presentan puntuaciones más altas en calidez y los chicos en conflicto. Aun así, Ranae

(1997) tampoco obtienen diferencias de género. Esto puede deberse a que la muestra

obtenida está conformada en su mayoría por mujeres, por lo que no hay una muestra

realmente equitativa.

Respecto a la exploración de la relación entre las dimensiones de la relación entre

hermanos/as y las dimensiones del CPIC, se han encontrado una serie de correlaciones

significativas que muestran como el conflicto interparental puede está asociado a la

calidad de la relación de hermanos/as, es decir, nuestros datos parecen indicar que

cuando estos niños/as presencian los conflictos interparentales pueden sentirse como los

culpables de dichos conflictos y esto puede repercutir en su relación con sus hermanos,

por ejemplo, si uno se ve continuamente como el motivo de conflicto entre sus padres y

ve como el otro hermano o hermana no tiene nunca la culpa, esto puede generar un

malestar entre los/as hermanos/as y aumentar el nivel de conflicto entre ellos. Brody et

al. (1994) explica una idea similar a la nuestra, él explicaba que el conflicto

interparental podía estar relacionado con la relación entre hermanos/as debido a que

habitualmente cuando ocurren estos conflictos, se suelen crear alianzas entre un padre y

uno de los hijos, pudiendo generar una mala relación entre los hermanos/as. A un nivel

más general, Noller et al. (2000) y Reese – Weber (2000) relatan como el conflicto

interparental tiene un efecto negativo en la interacción entre hermanos, lo cual puede

apoyar nuestros resultados en el que se ve como el contenido de los conflictos de los

padres podrían influir en generar un mayor nivel de conflicto en ellos y ellas, obtenido

por tanto una interacción más negativa. Finalmente, aunque nuestra hipótesis ha sido

rechazada, existen estudios que han encontrado estos mismos resultados en los que la
35

calidez no correlaciona con ninguna de las dimensiones del CPIC. Estos resultados se

ven respaldados por los de Iturralde, Margolin y Spies (s.f) que tampoco encontraron

que la calidez tuviera ninguna correlación con las dimensiones del CPIC, debido a que

ellos explicaban la idea de que cuando la relación de hermanos/as tiene un buen nivel de

calidez, las diferentes dimensiones del CPIC no afectaran tanto a los hijos/as. Y también

por los de Dunn et al. (1999) que explicaban que las dimensiones positivas de las

relaciones fraternales no estaban asociadas con el conflicto interparental.

En nuestro estudio las variables que tienen un mayor poder explicativo en las

diferentes dimensiones del bienestar psicológico fueron el género y la calidez, teniendo

también en cuenta, aunque con menor valor explicativo, el género de los/as

hermanos/as, el estado civil de los progenitores, la auto-culpa, el contenido y las

propiedades del conflicto. Consistente con estos resultados, tanto el trabajo tanto de

Pike et al. (2005) como el de Smith (1995) señalan que una buena relación entre

hermanos/as, es decir, un sentimiento de cercanía y calidez alto, tiene efectos positivos

en el ajuste psicológico, y específicamente en las relaciones positivas. Y como podemos

ver en nuestros resultados, el nivel de calidez de la relación entre hermanos/as tiene un

valor predictivo en el bienestar psicológico no sólo en las relaciones positivas, sino que

este factor emergió como significativo en todas las dimensiones del bienestar

psicológico, demostrando la importancia y relevancia de la calidez de las relaciones

entre hermanos para el futuro bienestar psicológico. De manera más general en cuanto

al bienestar psicológico, están los estudios de Feinberg et al., (2012) que al igual que

nosotros, explican que cuando las relaciones fraternales se caracterizan por un nivel de

calidez alto, esto generaría un bienestar psicológico más positivo en uno o en ambos de

los /as hermanos/as o los estudios de Wallace (2012) que explica que las relaciones de

hermanos/as cálidas y con una buena función social serán importantes predictores de
36

buen bienestar psicológico en la adultez. Otra variable predictiva de la relación entre

hermanos/as es el conflicto, del cual podemos ver su efecto en los propositos en la vida

y en el crecimiento personal en la edad adulta, y estos resultados también son hallados

en el estudio de Sherman et al. (2006) donde encuentran que el conflicto entre los/as

hermanos/as puede generar importantes implicaciones en el bienestar psicológico de los

jóvenes adultos.

Respecto a las diferentes variables demográficas, el género es una de las variables

que más explica las dimensiones del bienestar psicológico, y estos resultados los

podemos ver respaldados por los encontrados en el estudio de Sharma (2014) donde se

halla que el género tiene impacto en el bienestar psicológico. Por otro lado, siguiendo

con el análisis de variables estructurales, la posición de los/as hermanos/as dentro de la

fratría no tiene ningún valor predictivo al contrario de lo que muchos estudios indican,

pero Rodríguez – Ponga (2015) apoyan nuestros resultado dado que estos autores

tampoco encuentra que el orden de la fratría tuviera una relación significativa con el

bienestar ni con la regulación emocional.

En cuanto a las variables del CPIC nuestro estudio ha obtenido que la auto-

culpabilidad y que las propiedades del conflicto son las variables que tienen mayor

poder explicativo, lo cual concuerda con el estudio de Iraurgi, Martínez-Pampliega,

Iriarte y Sanz (2011) que señalan que además de existir una correlación entre frecuencia

del conflicto y la autoculpa con el malestar psicológico, las variables con mayor poder

explicativo son, al igual que en el nuestro, la frecuencia y la auto-culpabilidad.

Para acabar, en cuanto a si el conflicto interparental actúa como moderador entre la

relación entre hermanos/as y el bienestar psicológico encontramos resultados positivos.

La amenaza que sienten los/as hijos (por la triangulación de un/a hermano/a con uno de

los progenitores) actúa como moderador entre el nivel de conflicto en las relaciones
37

fraternales con la dimensión de autoaceptación que tendrán de ellos mismos y las

relaciones positivas que hay en su entorno, así como entre el conflicto fraternal y su

crecimiento personal. Estos resultados se ven respaldados por los encontrados por

McHale et al. (2000) que explican, aunque más general, que cuando los/as hijos/as

perciben que sus padres tratan de manera diferente a sus hermanos/as esto puede tener

efectos negativos en el bienestar psicológico y en las relaciones entre hermanos/as

(McHale et al., 2000). Respecto a la auto-culpabilidad, nuestro estudio explica que

dicha variable modera entre la rivalidad y la autoaceptación de uno mismo. Finalmente,

cuando los/as hijos/as son expuesto a conflictos entre los padres, teniendo en cuenta la

frecuencia y la intensidad, estos pueden afectar en las relaciones familiares así como en

el bienestar psicológico de ellos y ellas (e.g., Xin, Chi, & Yu, 2009). Estos autores

respaldan en parte nuestros estudios hallados donde encontramos que las propiedades

del conflicto moderan entre la rivalidad que se pueda crear en los/as hijos/as y su

bienestar psicológico, en nuestro caso concretamente en autoaceptación y dominio del

entorno.

Aunque no podemos hablar de manera global, sí que podemos reseñar que en nuestro

estudio se han encontrado conexiones entre las relaciones fraternales y el bienestar

psicológico en jóvenes adultos, al igual que señalaba Wallace (2012), teniendo en

cuenta sobretodo la calidez en la relación fraterna. Aun así, hay que ser conscientes

posibles limitaciones que pueden afectar a nuestros resultados. En primer lugar, el

tamaño de la muestra es pequeño y que está compuesta en su mayoría por mujeres.

Estudios posteriores deberían intentar conseguir muestras más equitativas en cuanto al

género para que esta limitación no afecte. Además, la necesidad de estudiar las

asociaciones del presente estudio de manera longitudinal ha sido recogida en la

literatura (Carrillo et al., 2009; Rodríguez – Ponga, 2015). De esta forma, se estudiarían
38

a los hermanos/as desde que son pequeños/as y a medida que van creciendo teniendo en

cuenta las diferentes variables estudiadas y concluir en la edad adulta, y así poder

observar los resultados de una manera más rigurosa.

Cabe destacar que pueden existir otros factores que afectan al bienestar psicológico y

su relación con la relación entre hermanos/as como puede ser el favoritismo parental

que los hijos/as perciben por parte de sus padres, debido a que existen investigaciones

que demuestran que el favoritismo parental tiene efectos perjudiciales en el bienestar

psicológico y en las relaciones entre los hermanos/as en la infancia y la adolescencia

(McHale et al., 2000). Otro factor a tener en cuenta en posteriores investigaciones es la

edad de diferencia entre los/as hermanos/as, ya que puede tener un papel importante en

las interacciones fraternales y en sus posibles efectos en ellas (Milevsky et al., 2005).

Por lo explicado anteriormente, sería interesante tener en cuenta de cara al futuro

realizar estudios longitudinales y además, podría ser interesante, realizar estudios sobre

la relación entre hermanos/as y como pueden actuar como protector en la vejez. Es

importante conocer los factores protectores que tienen las relaciones de hermanos/as en

una gran diversidad de conceptos como puede ser en el ajuste psicológico, dado que son

relaciones que nos suelen acompañar a lo largo de toda nuestra vida y que afectan.
39

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