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Compañías Financieras a República


Dominicana, 1868-1896

DOCENTE: Ramón Rodriguez


TEMA: Compañías Financieras a República
Dominicana, 1868-1896

ASIGNATURA: Historia Social Dominicana

ALUMNO: Junior E. Vasquez Rodriguez

GRADO: Periodo 2

MATRÍCULA: 2022-1780

SECCIÓN: 18
Introducción

• Luego de la guerra restauradora y la desocupación española del


territorio nacional, José María Cabral se proclama desde Santo Domingo
como jefe supremo y protector de la nación. Cabral era de carácter
conservador. Su gobierno tiene fin cuando Cabral, forzado por las
presiones de los Baecistas, renuncia a la presidencia el 15 de noviembre
de 1865.

• Luego de la renuncia de Cabral, Buenaventura Báez asume la presidencia


el 8 de diciembre de 1865.

• Báez renuncia a la presidencia por presiones realizadas por el


movimiento encabezado por Luperón el 28 de mayo del 1866.

• Se realizan elecciones y sale electo José María Cabral con el apoyo del
partido Azul, y toma posesión el 29 de septiembre del 1866. La
inestabilidad de su gobierno le obliga a ceder el poder frente a una
conspiración baecista el 31 de enero de 1868.

• El 2 de mayo de mayo de ese mismo año se instala Báez como presidente


por cuarta ocasión permaneciendo allí hasta 1874 en el periodo conocido
como los 6 años de Báez.

• En este periodo Báez dispuso hasta del territorio nacional tratando de


arrendar la bahía y península de Samaná.
Desarrollo

• La Guerra de Restauración y su técnica de guerra de guerrillas dejó al


país fragmentado con un sinnúmero de jefes locales que empezaron
disputarse el poder. La inestabilidad política fue tal que en el período
que va de agosto de 1865 a septiembre de 1880, o sea, en el lapso
de unos 15 años, se produjeron más de 50 alzamientos y se
sucedieron 19 gobiernos distintos: de cinco años y ocho meses para
el gobierno de Buenaventura Báez (mayo de 1868 a enero de 1874),
al de menos de un mes de Marcos A. Cabral (diciembre de 1876).

• Las tendencias conservadora y liberal, cuyos centros geográficos se


situaban en el sur y el este para la primera y en el Cibao y Santo
Domingo para la segunda, enfrentaban a los madereros y hateros, que
pretendían seguir buscando (a pesar de la restauración) el apoyo de
influencias extranjeras, con los tabaqueros e intelectuales que
luchaban por el afianzamiento de la autonomía.

• Esta puja entre los conservadores y los liberales, cada uno


gobernando con su constitución, dio paso a la creación de los partidos
Rojo y Azul (o Partido Nacional Liberal). El primero tenía como líder
absoluto a Buenaventura Báez, quien durante la Guerra de
Restauración había sido declarado “Mariscal de Campo” por el
Gobierno español. El segundo conformaba una agrupación menos
compacta en la que los hombres de la Restauración y de la Revolución
de 1857 se encontraban aliados a antiguos santanistas.

• La centralización del liderazgo en torno a una única figura –Báez, que


además era reconocido en todo el país– otorgaba a los rojos
superioridad estratégica frente a los azules, los cuales adolecían de
una autoridad fraccionada en numerosos líderes regionales que no
pocas veces rivalizaban entre sí.

• Presencia norteamericana. A sólo dos años de la Restauración, en


1867, ya se producían en el país tratativas secretas para arrendar o
vender la bahía de Samaná a los Estados Unidos. Esto le costó la
presidencia al General José María Cabral, pero su sucesor,
Buenaventura Báez, a cambio de poder amasar fortuna y poder
personales, también dedicaría toda su astucia a intentar enajenar y
anexionar el país a la nación norteamericana. El 29 de noviembre de
1869 se firmó un tratado de anexión que no llegó a ser ratificado por
el Senado de los Estados Unidos, quedando por lo tanto sin efecto,
gracias a la oposición de los dominicanos exiliados y, en particular, a
la de varios senadores norteamericanos (entre ellos, Charles Sumner).

• No dejándose amilanar por este fracaso, Báez acordó entonces el


arrendamiento de la bahía de Samaná a una compañía
norteamericana, nombrada para el efecto como Samaná Bay
Company, y cuya principal cabeza era el inversionista aventurero
Joseph Fabens. La compañía tendría durante 99 años todos los
privilegios que se habían concedido en un principio al Gobierno
norteamericano: potestad para nombrar a las autoridades ejecutivas,
legislativas y judiciales en el territorio de Samaná, así como la
propiedad, por cada milla de ferrocarril o canal que construyera, de
una milla cuadrada de los terrenos del Estado aledaños a esas vías.
Firmado el 28 de diciembre de 1872 y ratificado el 19 de febrero del
año siguiente por el Senado de la República, el mismo fue rescindido
poco tiempo después (en 1874) por el Gobierno dominicano, bajo la
presidencia de Ignacio María González (quien había derrocado a
Báez), que aprovechó el retraso de la compañía en el pago al país de
la cuota anual correspondiente.

• Posteriormente, en la década de 1890, el gobierno de Ulises


Heureaux, Lilís, propondría a los Estados Unidos el arrendamiento de
la bahía y península de Samaná a cambio de ayuda económica y
protección militar para la defensa de cualquier amenaza externa.

• Empréstito Hartmont. Mientras se negociaba la anexión a la potencia


americana, Báez contrajo a nombre de la República Dominicana, en
1869, un empréstito de 420,000 libras esterlinas (cerca de 2,000,000
de dólares) a un 6% de interés anual por un plazo de 25 años. Esto
significó la inmediata hipoteca a favor de Edward Hartmont –el
financiero que facilitó el préstamo– de los ingresos aduanales, los
bienes nacionales, las minas de carbón, los bosques del Estado, y los
depósitos de guano de la isla Alta Vela. En realidad, el Gobierno
dominicano sólo recibió una parte del préstamo acordado, aparte de
que Hartmont autorizó a un banco inglés a emitir bonos sobre la
deuda por un valor superior en 337,700 libras al monto consignado
en el contrato.

• Empréstito de la Westendorp y Cía. En octubre de 1888, al final del


segundo período de presidencia del general Ulises Heureaux, el
gobierno dominicano contrajo una deuda de 770,000 libras esterlinas
al 6% de interés anual por 30 años. El acreedor, la Westendorp y Cía.,
tenía derecho a cobrar hasta un 30% de los ingresos aduanales, para
lo cual nombró en el país varios agentes fiscales encargados de
retener en las aduanas el dinero correspondiente y entregar el resto
a las autoridades dominicanas.

• Mediante este préstamo se pagaron 142,860 libras esterlinas


reclamadas por la firma Hartmont, se saldó parte de la deuda interna
que tenía el gobierno con los servidores públicos y los prestamistas
locales, y se engrasó la maquinaria política que mantenía a Ulises
Heureaux en el poder con la compra de lealtades, armamentos,
uniformes para el ejército y la adquisición y construcción de barcos de
guerra.

• Poco tiempo después, en 1890, Heureaux obtuvo otro préstamo con


la Westendorp y Cía. por valor de 900,000 libras esterlinas, al 6% anual
y por 50 años. Presentó como justificación la construcción de una vía
de ferrocarril entre Santiago y Puerto Plata, aunque en realidad buena
parte del dinero fue destinado al soborno y al pago de prebendas
políticas.

• El contrabando generalizado auspiciado por el propio Gobierno como


forma de evadir el pago a los agentes aduanales de la Westendorp
hizo caer en la quiebra a dicha compañía en 1893, que prefirió
entonces aprovechar las negociaciones en torno al arrendamiento de
la bahía y península de Samaná a los Estados Unidos para vender sus
acreencias en la República Dominicana a capitalistas
norteamericanos. Éstos se constituyeron en la Santo Domingo
Improvement Company, y entre sus inversionistas principales se
encontraban un secretario de Estado y otros funcionarios del
gobierno estadounidense.

• Santo Domingo Improvement Company. Una vez constituida esta


compañía, el Gobierno dominicano requirió dos nuevos préstamos
por valor de 1,250,000 dólares y 2,035,000 libras esterlinas, con lo
que el monto total que adeudaba la República Dominicana ascendía
en 1893 a 17 millones de pesos.

• La Santo Domingo Improvement Company quedó en completo


dominio de las aduanas nacionales, y ello catapultó la influencia
norteamericana en el país a niveles nunca antes alcanzados, ya que,
además, el transporte marítimo entre Santo Domingo y Nueva York
estaba monopolizado por la Línea de Vapores Clyde, de capital
estadounidense, y una gran parte de la industria azucarera de
inversión extranjera que había empezado a fomentarse durante el
gobierno de Ignacio María González de 1874 se encontraba en manos
también norteamericanas.

• El conato de oposición a los intereses norteamericanos –organizado


por las potencias europeas y el candidato presidencial opositor al
general Heureaux, Generoso de Marchena– terminó con el
apresamiento y fusilamiento de De Marchena y la salida del país del
Banco Nacional de Santo Domingo (1893), centro financiero que
desde los días de la Westendorp agrupaba los valores europeos.

• Se tomaron otros préstamos secretos y fraudulentos en contubernio


con los directores de la Santo Domingo Improvement Company. En
1898, un año antes del ajusticiamiento de Heureaux, se le debían más
de 15,000,000 de pesos, teniendo ésta el control total de las aduanas.
Por otra parte, ahogaban al gobierno las deudas a los funcionarios
públicos y a los prestamistas nacionales. El recurso a la emisión de
moneda inorgánica (las llamadas “papeletas de Lilís”) y la
concertación de un nuevo empréstito internacional, ahora con
financistas europeos, agravaban la situación.

• Para el año 1900, la República Dominicana “debía” a la empresa


norteamericana, y con ello a tenedores de bonos que esa compañía
había vendido en Francia, Bélgica, Alemania, Italia e Inglaterra, la
suma de 23,957,078 dólares; en tanto que la deuda interna ascendía
a 10,126,628 dólares.

Conclusión

• La bahía y península de Samaná han sido en la historia dominicana


lugares muy codiciados por potencias y compañías extranjeras lo que
ha generado propósitos en gobernantes y congresistas dominicanos
que, a cambio de, trataron de obtener favores y otros beneficios.

• Nuevos intentos de ceder la bahía de Samaná se asomaron en la


historia dominicana con el proyecto de concesión del área y el casco
urbano por 50 años a una compañía extranjera.

• De materializarse este propósito, sin contar con un Plan de


Ordenamiento Territorial de la zona que comprende importantes
áreas protegidas, se comprometería seriamente el futuro turístico y
ecológico para favorecer un monopolio.

• La razón de la codicia es que la bahía está dotada de condiciones


privilegiadas, con varios escenarios geográficos, arrecifes, cabos,
farallones, ensenadas, puertos, caletones, y playas.

• Posee 1,370 kilómetros cuadrados de plataforma marina. Un hecho


conocido es que por esa razón su litoral fue declarado Monumento
Natural en el año 1959.

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