una "chispa de cielo", una "chispa de vida". SEGUNDA CARTA En la cual doy razones para obligarte a leer con mucha atención las muchas cartas descriptivas que recibirás. Tienes sed de los misterios de la vida y en cierto modo estás preparado para comprenderlos. A esta persona, “tú”, le confiaré lo esencial de mis pensamientos diarios para tu felicidad y la mía. Escucha lo que tengo que decir. A los demás, que no son “tan amantes” de la naturaleza, al notar un error en su elección de lectura, no continúen, pues estarían perdiendo el tiempo. Más bien, dáselo a un amigo. A medida que siga leyendo, se irán revelando los frutos de mis reflexiones, las experiencias, las observaciones y ciertas teorías elaboradas por mí mismo. Te encontrarás a veces en armonía conmigo y nos entenderemos aún mejor. Es posible que a veces te moleste la falta de orden. Un orden sistemático es muy difícil de establecer cuando se habla de la Naturaleza. Sin embargo, hice lo mejor que pude para que cada noción expresada encajara naturalmente con la introducción de otra. Al principio, puede que lo encuentres un poco seco pero, te lo ruego, léelo de todos modos, línea por línea, de lo contrario, rápidamente nos malinterpretaremos y no nos comunicaremos. Para que los destinatarios de mi carta no se entierren en temas científicos, como se mencionó anteriormente, expondré todo de la manera más simple posible. CARTA TERCERA Cuestión de “Electricidad de la Naturaleza”, de la tierra y del “cielo”. Tenemos que entender la electricidad natural versus la que el hombre usa para su placer o para uso industrial. La electricidad natural de la naturaleza es inmensamente poderosa, pero a menudo no se reconoce como tal. Este tema es la clave para entender todo lo que leerás en mi hipótesis. La Tierra, como globo o suelo nutritivo, está bajo la influencia de corrientes naturales de electricidad Intercambiándose fuera o dentro de ella como afluentes, de por vida y después, como un renacimiento continuo. Muchas corrientes de electricidad no se reconocen como utilizables y, por lo tanto, se ignoran en cuanto a su existencia con fines económicos. En cuanto a