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Gaia Corrao Genetic Lu ay ” OQ a O = I wn “4 kK is meee MUNN! ole: cI Por qué este libro Tommaso Reggio, nacié en Genova el ako 1818, es una ‘figura clave en la historia de Ta Iglesia del ‘800: despues de estudiar leyes abraza la vi- da sacerdotal y se dedica a la evangelizacién y a la forma- cidn del clero. Funda, cola- bora y dirige algunas revistas de inspiracién catolica: como periodista esté atento a los hhechos que trastornan la so- ciedad italiana en un tiempo de grandes transformaciones como el Resurgimiento. Obispo de Ventimiglia y luego de Génova, al dar vida a las Religiosas de Santa Mara dja ata luz tos pilares su vida: el empeiio por la educacién y la ayuda a los pobres, no movido por una ideologra, sino en el nombre de Cristo. _ Sus iltimas palabras sinte- tizan su vida: “Dios sélo, Dios sdlo me basta". Fue beatificado en el 2000. tralia Tel, 0523.325995 - Fax 0523,384567 ‘email: redazione@ilnuovogiomnale.it Direttore responsabile, Davide Malobert Ilustrazioni di Renato Vermi stampa: Grafiche Lama, Piacenza ee Dicembre 2007 “QUIERO SER SANTO ‘A TODA COSTA” Un joven de grandes esperanzas Lo habria tenido todo para ¥ vir una vida acomodada, segtin los criterios humanos, con dotes no indiferentes como la inteli- gencia, la riqueza y su noble origen. La carrera legislativa se le presentaba por delante, como una gran oportunidad sobre la cual habria podido desarrollar una vida lena de éxitos profe~ sionales, de exclusivos cfrculos intelectuales en los grandes sa- Jones de Ia alta sociedad geno- vesa. En cambio no. Nada de eso. El joven Tommaso de los marqueses Reggio, a la edad de te afios, haciendo una elec- cién libre ¢ irreversible, dio la espalda al mundo y a sus innu- ‘merables promesas de felicidad, para lanzarse decididamente en los brazos de Dios. Y fue para siempre. ‘Tommaso habfa nacido en un palacio de la plaza Giustiniani, en el centro histérico de Géno- va, sus padres eran el marqués Giacomo Reggio y la marquesa ‘Angela Maria Pareto. Ambos eran descendientes de dos fami- 1835: Tommaso Reggio a los 17 ‘aiios, joven estudiante de Liceo. lias del patriciado genovés que, por antigtiedad y fama dinésti- ca, habfan dado esplendor, por siglos, a la historia de la ciu- dad, sea por su cultura, como por los importantes cargos pi- Tommas. ’ ge inseribioeee Iniversidad Ciencias Ne » Derecho, r En 1838, a los recibi6 el titulo ae Bachiller on Juris; .. endtrisprudencia, de respeto Y también de partida Para una carrera que se presagiab, luminosa. Se un punto blicos que desempefiaron desde los tiempos de la serenfsima Re- piblica. Los marqueses Reggio eran personas de alto rango. Educa- ron a sus hijos respetando ple- namente la nobleza de sus ori- genes. "Tommaso Reggio crecié gentil en el trato y en su aspecto: del padre aprendié la virtud de la prudencia y al mismo tiempo un modo austero, casi grave, acom- paiiado, sin embargo, de dulzura y afabilidad. De la madre hered6 ‘un modo de ser sefioril y distin- guido, unido a una profunda modestia, y ala capacidad de sa~ ber proveerse a sus necesidades ¥ contentarse con poco. La aristocracia de la familia venia ademas elevada de una nobleza, si se puede decir, evangélica y cristiana: los mar- queses Reggio eran personas profundamente religiosas, deseo- sas de trasmitir al pequeito Tommaso una educacién que fuese cristiana. Es asf como, al dia siguiente de su nacimiento, el 10 de Enero de 1818, segiin Ja usanza del tiempo, el peque- fio fue inmediatamente bautiza- do en la Catedral de San Loren- zo y en los afios de infantil ino- cencia aprendié de sus padres, en particular de la madre, las primeras oraciones y las verda- des fundamentales de la fe eris- tiana; como también la forma- cién a los valores de la rectitud y de la honestidad moral, que {quedaron impresos en él para toda la vida. A los 8 afios de edad, el 2 de Marzo de 1826, Tommaso reci bio la Confirmacién y Ia Pri- mera Comunién, después de haber frecuentado regularmen- te las lecciones de Catecismo en la Iglesia gentilicia de San Torpete. ‘Una vez més, gracias a la no- bleza de su familia, pudo estu- diar sin problemas, en un tiem- po en el que la escuela era pre- rrogativa de pocos nifios afortu- nados. Recibié la instruccién elemental en casa, como se Usa~ tba en aquel tiempo para la cla- se social alta y pudo gozar de ‘un maestro a su completa dispo- sicién. Después de la elemen- tal, frecuent6 el Colegio Real de Génova, dirigido en ese enton- ces por los Padres Somaschi. ‘Terminados dichos estudios se inscribié en la Universidad para estudiar Filosoffa, Ciencias Na-~ turales y Derecho. En 1838, a los veinte afios de edad, recibié el titulo de Bachiller en Juris- prudencia. Una meta de respeto y también un punto de partida para una carrera que se prevefa Tuminosa. bles al desarrollo de la « social. Tommaso Reg era entonces estudiante de Ju. risprudencia, se encontré en medio de este enorme fervor re. yolucionario, pero fue capaz de no dejarse arrastrar por las agi- gio, que taciones politicas y se mantuvo siempre en un gran equilibrio Agrav6, atin mas, este cuadro ya de por si complejo, una gran peste de célera que, en Julio de 1835, golpe6 violentamente a la ciudad de Génova, dejando tras de sf un macabro mimero de muertos, de dolor, de terror y de confusidn. Tommaso fue milagrosamente preservado, pe- ro el haber presenciado cotidia- Vocacién adulta, por la de Tommaso Reegicn tiempos en los que, por regia se entraba muy joven en Semina. rio. Vocacién segura, conscien. te, fruto de ponderacién y de madura reflexin, Veinte aos, un titulo académico en Jurispru- dencia, una brillante y segura carrera humana por delante. ‘Tommaso no dud6: todo perdia valor en relacién con la lamada Una foto de la familia Reggio. que advertia mds urgente y més impelente en el corazon. Y gui6 su coraz6n. Con el consen- So paterno, comenz6 a frecuen- tar el Seminario del Arzobispa- do de Génova, pasando desde la facultad juridica a la teolégica. Era el aflo 1838. Después de un breve periodo como estudiante externo, ri damente, Tommaso se integr6 totalmente a la vida del Semina- rio: en 1839 fue admitido a la Tonsura y a las Ordenes Meno- res, en 1841 pas6 a ser Diécono y el 18 de Septiembre del mis- mo afio recibid el Orden Sacer- dotal de manos del entonces Ar- zobispo de Génova, el Cardenal Placido Maria Tadini. Celebré su Primera Misa Solemne en la Iglesia parroquial de Gavi, don- de la familia se reunfa para las vacaciones. Tenfa una concepci6n altisi- ma de la dignidad del sacerdo- cio, en cuanto sacramento que pone al sacerdote en comunién con Cristo y con los hermanos. Era un hombre sensible, refle- xivo, inteligente, equilibrado: todas, virtudes que brillaron en su vida sacerdotal. La primera confesién de un anciano peni- tente dejé en él una huella pro- fundisima, sobre todo en el mo- mento de la absolucién, cuando su joven mano se pos6 en la Gavi, el pueblo de origen de ta familia Reggio. del anciano: “la Bead maleic de Je sis la percib sensiblemente en im{- cuenta -y mientras me sen- tia fuertemente hurnillado, por ‘is culpas, no podia sino alta- mente bendecir a Dios, que uniliat ¢ sublevat, que se sirve de las cosas mas. viles y des- preciables de! mundo, para rea- lizar grandes obras”. ‘Durante los Ejercicios espiri- tuales de Marzo de 1845 el pa- dre Tommaso Reggio escribié entre sus apuntes algunos con- ‘Ceptos que, para nosotros hoy, son de gran iluminacién para ‘entender cOmo este joven sacer- ote considens necesario orga- nizar, desde los inicios, su viéy sacerdotal: “Soy eclesidstico, 5 necesario que sea santo, de. bo poner, entonces, en préctca todos los medios para logrars Cueste lo que cueste, es necewe rio Hegar. Método de vida y exactitud en observarlo. Ore cién, Misa, Oficio con mucha aatencién” Un programa de vita claro, exigente, que no admite excusas. Este fue el estilo de vida del padre Tommaso Reg gio que, cada dia, en los acon tecimientos alegres y en aque- Ilos tristes, no perdié jamés ée vista el objetivo principal de to da su vida: ser santo. Y con la gracia de Dios lo logré, EDUCADOR, ABAD PERIODISTA En los Seminarios Todo sacerdote es un educador, cn virtud de su tarea como pastor, Y por lo tanto aconseja y ayuda a los demés hombres a encontrar y seguir el camino indicado por Je- siis, como actualizacién del pro- Yeeto de Dios sobre cada persona ‘Tommaso Reggio fue un excelen- te educador y su relacién con los demés estaba marcada por una clara visién de fe, una firme vo- Tuntad, un empefio serio y cons- tante en seguir siempre las ense- fianzas de Jess. La acciGn educa. tiva de Tommaso Reggio, milti- ple y amplia en el tiempo, se ca- Tacteri26 por ser siempre atenta a la realidad de la persona y al mo- mento que se vivia, constante- mente inspirada en un proyecto de santidad cristina, En los primeros anos de su mi- nisterio se lo ve casi inmediata- mente desempeftando los cargos de vicerrector del Seminario de Génova entre los afios 1843 y 1845; de rector en el Seminario de Chiavari y profesor de teologia ‘moral entre fos afios 1845 y 1851. Cargos delicados y de gran res. Ponsabilidad, que hablan por si Un dnguto det Seminario de Génova. solos de la confianza de la que gozaba el padre Reggio entre sus cohermanos, sea de Génova como de Chiavari. Una confianza que el Joven rector, con su gran equil brio y su precoz madurez, no de- silusion6 jamés, atin mas si se Piensa que era un momento histé- Tico diffcil para la vida del Semi- nario a causa de las tensiones de- Tivadas, entre otras cosas, del in- flujo de las ideas jansenistas, las cuales, ademés de atacar la pure- a de la doctrina cristiana, habian rovocado una notable desviacién jerto relajamiento moral ee aa de un sero esprit sacerdotl. Para llevar a cabo estas tareas se preocupé no sélo del aspecto exterior y de los estudios, sino también y sobre todo, del camino de formacién de los seminaristas. Con su gran sensibilidad y su mo- do de ser amable, pero severo, el padre Tommaso Reggio supo im- ponerse a los j6venes guiindolos un espiritu mas profundo, del cual él daba ejemplo. De hecho, ser el rector significa esencial- ‘mente ser educador, 0 mejor cho, acompafiar con el testimonio de Ia propia vida, con la palabra autorizada y con la disciplina, a ‘os seminaristas en su camino ha- cial sacerdoio. Es asf como el Reggio supo conquistar, pa- can de cas sels) ‘venes, demostrando ser un educa- dor abierto, innovador, moderno y valiente. Confiaba en sus semina- ristas. Se faba de ellos y a la vez los provocaba en su libertad, cconsciente del hecho que sso una cl tiempo de las vacaciones, por- que no queria que los futuros pas- | tores del rebafio creciesen en un ambiente totalmente ajeno al mundo, deseaba, en canhig, estuviesen plenaments conse 126 de los problemas de ig poe EL padre Reggio quiss = Seminario no fuese solo yf Ple comunidad, sino ung sui a familia, donde las pers ven unidas por vinculog fun. dos de afecto y de singe ot tad. Queria que el Semi se la casa de la familar tendida como “estima, amory Nida confianca’, porque a poe liaridad conduce a la leatag roca en las relaciones ya yee, el superior a un verdadero iy Tnsistfa a menudo en el valde amistad: “La amisiad — deca 1847 en una conferencia aise. tudiantes ~ es verdaderamente wr celente porque viene de Dios x. celente porque a Dios tiende e. celente porque durard tera. mente en Dios. ;Oh cémo es bu. no amar en la tierra como seana enel cielo, y aprender a acaricir en este mundo como lo harenas enel cielo!” Reggio no era s6lo un honbe bonachén, uno que le interes slo construir un espiritu dec maraderfa. Todo lo contraro. un hombre riguroso y severoq viviendo junto con os joes preocupaba que no perdierin tiempo, sino que se empl con constancia y seriedad ea pequefias y grandes ocupacioxs | de cada dia, Su amor era exigente Porque trataba de tirar afuera, en los jOvenes que se le confiaban, lo ‘mejor de ellos Su principal preocupacion era Ja recta intencién por la cual se entraba en el Seminario: es nece- sario entrar s6lo y exclusivamente para agradar a Dios, y a quien no persigue dicha finalidad, no duda- baen decir, “traiciona a Dios”. A los seminaristas el rector pedia, ante todo, que encontrasen en la Jomada amplios espacios dedica- dos a la oracién, para profundizar y hacer siempre més personal la propia relacién con Dios. En este contexto les educaba a la piedad, ala oracién, a un amor privilegia. do hacia Jestis Eucaristia, a la de- voci6n a la Iglesia y al Papa, co- ‘mo también a un amor filial hacia la Virgen, Madre de Dios y madre nuestra. El explicaba que “Donar el corazin a Marta significa pro- Jesarle una verdadera, y tierna devocién... buena voluntad de se- Suir todo lo que le agrada y le da lori”. A la base de todo, é! ponfa una absoluta confianza y gozosa obe- diencia a la voluntad de Dios, co- mo medio principal y camino pri- vilegiado para lograr la santidad de vida. “La cosa mds grande que existe, - decia - es la de cum- plir en todo y siempre la voluntad de Dios, y ésta se cumple aten- diendo con empeo y fervor a lo que EL mismo nos pone entre las manos”, palabras santas, mas bien: palabras de un santo, Abad y periodista En 1851 el Padre Tommaso Reggio es elegico abad de Ia bast. lica de Santa Marfa Asunta en Ca- rignano, Génova, cargo que ocu- 6 hasta 1877, desarrollando una intensa y miltiple actividad en to- do campo de apostolado, sin ex- cluir el periodismo y el emperio politico. Con sus 35 afios el padre Reggio fue uno de los abades mis Jovenes de la historia de la basfi- ca de Carignano. Dejar el Semi- nario de Chiavari, no fue facil ni sin dolor, tanto para él como para sus estudiantes, Como abad, el padre Reggio asumié el doble empeiio del cui- dado litirgico y pastoral de la ba- silica y el de guia espiritual de la nobleza genovés que frecuentaba la Iglesia, dando un nuevo impul- 80 a la vida de la basilica. En los 27 afios que vivié como abad de Carignano, el padre Reggio creé una rica biblioteca que, poco a Poco, se convirti6 en centro y ‘casién de una serie de reuniones de estudio y de dislogo con los mas cultos de la ciudad, Las reu- niones, que llegaron a ser tan fre- ‘cuentes, formaron un nutrido gru- po de personas en grado de difun. dir una fe segura y bien funda. mene ¥ de ofrecer indicacio- les y Propuestas para la vida so. Gia de la ciudad, a” Actividad pastoral del abad Reggio, intensa y multiple, se de- sarroll6, en su mayor parte, con la Participaci6n a la vida de diversas asociaciones religiosas y caritati. vas y con la predicacién a diver. as Categorias de personas. Fue en ant afios que se desempeiié co- mo ‘director de la doctrina noc- ‘tuma”, compromiso que consistia en estar presente desde el corazn de la noche (a las tres de la ma- drugada) para ofrecer a los traba- Jadores ~que no podfan estar pre- sentes en la Iglesia en un horario nae am Bae, oracién instruccién religiosa en la Iglesia de la Madre de Dios, si- tuada en el barrio mds pobre de En su vida y en su ministerio el Padre Tommaso Reggio supo Conjugar, con sabiduria e inteli- El diario Sea ‘ual Tommase Regge ed dos en su ministetio, mento carctesten tae de Tommaso Reggio, elements 4ue lo inspiraré no silo en ae, Piritualidad, sino tambien en relacién con el mundo aco y ca las estructuras civiles, fue si pro fesién de periodista, Una profe- sién que naci6, no del querer in- poner a otros sus ideas, sino de deseo y de la necesidad de defen- der la verdad e iluminar las mer- tes cristianas para comprende papel que les toca desempeia eo el mundo; y también ante la nee sidad de combatir la falsedad yla ignorancia dominante en el émbi- Wnoeristino,oqel Si se piensa en el tiempo toc6 vivir al padre Reggio ent Italia invadida y dominada po fuertes deseos sociales de uided y, al mismo tiempo, en mano de ideologfas totalmente contrarias y Tjanas del mensaje evangélico, se entiende e6mo una persona del calibre y de la inteligencia de ‘Tommaso Reggio advirtiese la necesidad de difundir ideas y pro- puestas realmente capaces de una justicia para todos, En 1848, al dia siguiente de la roclamacién de 1a libertad de imprenta, un grupo de catélicos de Génova y de Torino se organi- 26 para fundar un periddico con el objetivo de anunciar el evange- Tio, leer os hechos de erénica con una visiGn cristiana y defender los derechos de la Iglesia y de la reli- gin. Nacié de esta manera, des- pués de un primer tentativo, El Catdlico de Génova, que mas adelante leg6 a ser El Catolico, del cual Tommaso Reggio fue un redactor enérgico y un sostenedor también desde el punto de vista econémico. En 1861 El Catolico cambié nombre y se trasformé en Sten- dardo Cattolico: Reggio fue su director. En las elecciones de 1865, el Stendardo Catiolico gui6 1a cam- pafia electoral arrastrando consigo 25 periddicos que se hicieron pro- motores de listas catélicas y sofia- ban con e! nacimiento de un parti- do catélico, Reggio, siempre fiel ala integridad cat6lica, era favo- un rable a que los catélicos intervi- nieran en politica e invitaba a to- dos a una participacin activa en politica. Al célebre slogan “ni elegidos ni electores” que impe- raba en los ambientes catGlicos, en Génova se respondié con la formula “elegidos y electores”, fruto de una visidn moderna del rol de los cristianos en politica Como todas las visiones que recen adelantarse a la historia y que poseen un sabor profético, t- ‘yo que pagar Ia ineomprensién de parte de los contemporsineos. De hecho, desgraciadamente, de la lucha por las ideas se pas6 a {a lucha armada y la famosa “bre- cha de Porta Pf” en el 1870 cam biG Ia disposicién general de los catélicos italianos, que considera- ron oportuno para defender al Pa- pa, alejarse de 1a politica. El Pa- pa, asu vez, dict6 en 1874 la cé- lebre declaracién “non expedit”, que invitaba a los catdlicos a no participar en la vida politica. En un abrir y cerrar de ojos, lo Sten- dardo Cattolico, que se la habia jugado por la férmula “elegidos y electores”, acept6 la propuesta papal y cerré sus puertas. Tom- maso Reggio se retird de la labor periodistica y politica sin ningdn Jamemto, sin ninguna recrimina- ci6n, preocupado tinicamente de estar en sintonia y en obediencia al Papa y a la Iglesia, ‘imer intento, “El Catolico de Génova’, “EI Catélico” y Tommaso Reggio fue inbién desde el punto de cambié su nombre ys "attolico”. Reggio fue su direc. Nace, luego de un D je transformo en sta econémico, en 1861 “El Catolico’ transformé en el “Stendardo C SIEMPRE MAS ALTO Obispo en Ventimiglia Cerradas las puertas de la acti- vidad periodistica, el abad Reg- gio continu con celo y abnega- cién su actividad pastoral en la basilica de Carignano, con las iativas ya probadas y con tantas posibilidades nuevas que se presentaban cada dfa. Quizis pensaba que toda su vida habria transcurrido asi y ademés, tenia ya més de sesenta afios. Sin em- bargo Dios habfa dispuesto di- yersamente. Seguramente no imaginaba el inminente nombra- miento como Obispo de Venti- miglia, que recibe el 20 de mar- zo de 1877 como un rayo en el cielo sereno, Comenz6 asi, de un modo to- talmente inesperado, la segunda parte de la vida del padre Tom. maso Reggio, que duré casi veinticinco afios: fue el tiempo de su completa dedicacién al servicio de la Iglesia, su inmo- larse por el bien de los fieles. Ventimiglia: una didcesis pobri- sima que Monsefior Reggio atra- Ves6 por entero muchas veces, también a lomo de mulo, con tal de Ilegar a las ovejas mas aleja- 2B Una foto histérica de Ia Catedral de Ventimiglia. das de la grey a grey que en discurso inicial sa- lud6 asi: “Soy enviado no con otro fin que sefalarles el cielo para el cual hemos sido crea~ dos, para guiarles al cielo. Una sola cosa busco y espero de us- tedes: sus almas, que me han si- do confiadas por Dios como un deber importante de guiarlas al cielo” El impacto del nuevo obispo con la didcesis no fue de los mejores: 1a im- jin que tuvO fue desastrosa "Si no desespero - escribe a un amigo ~ es sélo porque si Dios me quiere acd, sabré ayudar- me”. Pobreza por doquier. ni ea a dinero eee el Seminario tan viejo edificio por restaurar que contaba sdlo con siete alum- ‘nos. Como era su esti eee Reggio no pierde tiempo. Su ee ppreocupacién fue el se- minario, Répido da inicio a las abores materiales, sostenidas en parte por la venta de los foes de la familia que como mogénito le correspondfan. ?Para la reconstruccién del Semi- nario y para el financiamiento de las obras de restaura~ cién no vacil6 en pedir ayuda a quien fuese, implorando limos- nas y ayudas materiales para que el seminario no muriera. Sin embargo la verdadera riqueza de un seminario son los seminaris- tas, no los ambientes. Es asf co- ‘mo, después de haber asegurado 4 El viejo Seminario en Ventimiglia. Ja sobrevivencia material de ta estructura, Monsefior Reggio se dedicé en alma y cuerpo a la re- forma de los estudios de los se- minaristas, ocupdndose también y sobre todo del crecimiento es- piritual de los estudiantes: dicts los ejercicios, fund6 el “Cole- gio teol6gico santo Tomas” con sede en el Seminario para soste- ner una formacién permanente del clero; fundé en 1881 una “Union de oracién para obtener de Dios buenos sacerdotes” En la Positio se lee que Mon- sefior Reggio: “Cada dia visita- ba el seminario, Hlamaba a los ‘alumnos con mds dificultad inte- lectual cerca suyo, y CON Pa ciencia paterna, les ayudaba en el estudio; seguia a los incier- 10s, los titubeantes en la voca- cin, gastando con ellos gran parte de su ocupadisimo tiem- po”.En verano ademas hospeda- ba en su residencia de veraneo de Latte a los seminaristas con algGn problema, para instruirles y ayudarles. En mds de una oca- sign prove personalmente de la mensualidad a algdn seminarista que lo erecta, pero que carecia de medios. Obviamente la accién del obispo no fue toda y sélo para el Seminario. Monsefior Reggio se preocupaba también de su gente que, ademis, se encontraba en una situacién econémica preca- ria, sujeta a la emigracién, en es tado de gran ignorancia y con tuna notable mortalidad infantil. Para conocer mejor la condi- cion de su gente y construir una relacion de recfproca amistad, Monsefior Reggio organiz6 tres Visitas Pastorales en el curso de las cuales recorre a lo largo y ancho cada angulo de su diéce- sis, sin ahorrarse fatigas, bastan- te notables para un hombre ya avanzado en edad. En unién con las visitas pastorales, casi para confirmar un nuevo impulso de la vida cristiana y estabilizar los frutos, también con prescripcio- nes juridicas, el obispo convoca y celebra tres Sinodos diocesa- nos cada cinco afios: en 1881, en 1886 y en 1891. 15 Particular atencién dedicé ademés al catecismo y en 1884 particips en el primer Congreso catequistico italiano, promovi- do en Piacenza por el obispo de aquella ciudad y hoy beato Gio- vanni Battista Scalabrini, un querido amigo de Monsefior Reggio. En un tiempo en el cual las ideas protestantes y an- ticlericales se difundian, mon- sefior Reggio afirmaba con de- cision que: “Es necesario re- construir cristianamente el mundo, pero no hay otro medio que la ensefanza catélica uni- versal y constantemente impar- tida segin las leyes de la Igle- sia”. Durante su episcopado la dié- cesis realiz6 un proyecto de rees- tructuracién de amplio radio, fiuto de una accién inteligente y de una refinada capacidad de pe- netraciGn y andlisis de los pro- blemas. En los quince afios del episco- pado de Monsefior Reggio, se abrieron nueve parroquias, se hace revivir la liturgia con la que se recupera y valoriza el canto, se piensa en mantener vi- vo el patrimonio artistico de las Iglesias y se disponen planos de formacién adecuados a cada segmento de la poblacién. Mon- sefior Reggio se hace incansa- blemente todo para todos, para toda costa, Dios. los leva 18 oes 4 Dis. Un audaz tentativo: las Religiosas de 5. Marta inci en relacion freee para asegurar a los seminaristas fin ambiente sereno y ordenado que, desde algin tiempo, monse- for Reggio iba madurando la idea de confiarle el cuidado in- terno del seminario a personas dedicaran, con amor y €s- piri de sacrificio, haciendo de tal dedicacién el significado de su vida. “Tavo wna idea que en aquella | en a passe _ ee isnt ; Eos Seminars. Se dirigié a fea jones, pero 00, acoger y servir a Jests vivo y presente hoy en el mundo, En Santa Marta, monsefior Reggio veia el “tipo perfecto y ejemplar de aquellas almas que puestas por Dios en las mds humildes condiciones, encuentran en ellas medios apropiados y estimulo ‘oportuno en la préctica de virty. des tanto mas sublimes y tanto mds queridas a Dios, cudnto mas humildes en si mismas y escondi- das a los ojos de los hombres”, El primer lugar de vida y de accion de las religiosas de Santa Marta fue el seminario, pero des- pués las exigencias crecieron y el sentido del servicio y de la aco- gida propia de Santa Marta y de aquella Betania hospitalaria para Testis, condujo no sélo al aumen- to de numero, sino también a la diversificacién de las actividades de estas religiosas. El Fundador escribia a sus religiosas: “Debéis ser todas de Dios, y a ejemplo de las hermanas de Betania, cual verdaderos dngeles en el mundo, sabréis conservar el verdadero espiritu y perseverar en la cruz de la inmolacién, desprendidas de todo aquello que es terreno”. Las antiguas crénicas del Insti- tuto cuentan que las primeras hermanas hubiesen querido el cordén con borlas moradas para ser reconocidas como fundadas ppor un obispo. Querfan el rosario IN QUESTA CASA DI CAR! ASILO AI VECCHI NAUFRAGHI DELLA” VOLLERO I GENOVESE CONSACRATO IL RICORDO DIv ARCIVESCOVO DI GENOVA CHE PASSO AMANDO BENEPICH NEL NOME SANTO DID) ANNO 1908 4a Lipid colocad en alle Coridni en Génova a altar del mime 6, uerla el gesto realizado por los genoveses a la muerte de monseflor Reggio. Fueron recogidos fondos para un monumento de caridad. En 1902 donaron a las Hermanitas de las Pobres, congregacion francesa (llamada por monsenor Reg~ paper e ear joseidos y los ancianos), Ia suma de 14.000 francos aceses como contribucion para la construcciOn de la casa. La ldpida durante tuna restauracion del edificio es Ilevada al subterrineo y, slo recientemente, por iniciatioa de las Religiosas de Santa Marta, ha sido expuesta nuevamente. colgando a la cintura y las man- gas largas. Pues bien, ninguna de estas peticiones fue acogida por monsefior Reggio, que las consi- deré todas ineémodas y atin mas: el morado instil, el rosario nece- sario, pero en el bolsillo, las mangas con puflo para facilitar el trabajo, Asi era monsefior Reg- gio, un hombre que en todas las cosas amaba la sobriedad. Sus religiosas las queria libres, va- lientes y prontas para servir a los pobres. Decfa que es necesario sacrificarse por amor, alegrar por amor, acariciar por amor, acoger siempre: recordando que cada gesto, antes que de las manos de- be pasar por el corazén. Una auténtica obra maestra fueron las Reglas que monseiior Reggio escribié de su puto y k tra para las religiosas de Santa Marta: Reglas que muchas veces fa directamente con ellas, ee por articulo, acogiendo as observaciones que considera~ ta justas y rechazando aquellas superfluas, también ‘en esto un gran espiritu proféti- co, considerada la sorprendente ‘actualidad que ain hoy presentan dichas Reglas. “La canidad — se lee en las Re- glas de las Religiosas de Santa Marta - abraza todos los tiem- pos, todos los lugares y todas as rpersonas”. ¥ las religiosas “vo- lardn en ayuda de la indigencia”, donde y cémo se . Asi en el curso de po- cos afios, la naciente Sones: cidn amplié su campo de aposto- ieee hacia los enfermos y los nifios, dentro y fuera de ‘Ventimiglia. Aquello que él mis- mo habfa definido “un audaz tentativo”, se revel6 como una intuici6n profética llena de fru- tos. Cuando en 1884 una epide- mia de c6lera pasé de Francia a Liguria, las religiosas de monse- ‘or Reggio estaban en primera Ii- nea para curar a las personas gol- peadas del mal. Cuando tres afios después, en 1887, un gran terre- moto azota y destruye pueblos enteros en la zona de Albenga, el obispo en primera persona orga- niz6 las ayudas y lleg6 a los lu- gares golpeados por el sismo, ‘mientras sus religiosas utilizaron todas sus fuerzas, una vez més para socorrer, curar y consolar. El terremoto habfa dejado en e| ‘campo decenas y decenas de ni fios huérfanos y, fue la generosi- dad sin fin de este gran hombre y ‘obispo que, les encontré un lugar ¥ un futuro: un orfanato en Venti miglia para las nifias, la Casa de la Misericordia en San Remo, para los niflos, ambos confiados a los cuidados de las religiosas dde Santa Marta A sus religiosas monsefior Reggio no pedia particulates do- tes, sin embargo para ser admiti- das entre las religiosas de Santa Maria consideraba indispensable “Ia voluntad firme y resuelta de ser santa” porque ~ explicaba — “el Sefior no ama ni ayuda las voluntades a medias, las volun- tades inciertas y titubeantes” Del corazén y de la intuicién de este modelo de caridad salie- ron mujeres que fueron verdade- 105 y propios milagros de amor. religiosas cuyo ejemplo de dona- in de si, sin reservas, represen- tan atin hoy un modelo de vida y de santidad para todos. Monsefior Reggio entra en la historia de la Iglesia también co- ‘mo fundador de una familia reli- giosa, un nuevo don de amor que todavia hoy ofrece al mundo luz, esperanza, gracia 18 RECIBE LA NOMINACION DE ARZOBISPO DE GENOVA Decision imprevista En 1885 monsefior Reggio cumplié 67 afios. Recordando la penosa condicién en que habfa encontrado la didcesis de Venti- miglia a su Hegada, debido también de la avanzada edad de su predecesor, escri- be a la Santa Sede pidiendo ser exone- rado de la misién episcopal porque la Iglesia de Ventimi- glia tenfa necesidad de un pastor que, con el vigor de la edad juvenil, estuviese en grado de completar y llevar a la perfeccion lo que ya habfa sido iniciado, sostenién- dola y vivificindola siempre més, La respuesta no se hizo esperar y fue fa- EV béculo vorablemente negati- Tommaso va. Monsefior Reg- gio fue plenamente confirmado en su empefio pastoral y alentado a continuar adelante y é1, como siempre obediente al Papa, conti- nué su cotidiana dedicacién al pueblo que se le habia confiado, Sin embargo, siete aiios més tarde volvié al ataque. Escribe de nuevo al Santo Padre: “Ruego a Wuestra Santidad eximirme de mi responsabili- dad de obispo y de volver a ser un sim- ple sacerdote. Temo, ‘Santo Padre que lle- gando a ser lento por la edad el Obis- po, toda la didcesis se adormezca. Pido de ser dimitido en paz como un siervo fiel y de confiar a otros una tarea tan importante” La respuesta esta vez fue desde luego sorprendente: con una verdadera ¢ im- prevista decisi6n, en mayo de 1892, ala Venerada edad de 74 de Monseior _afios, el Papa Leon Reggio: XILI- Io nombraba Arzobispo de Géno- va. Monseiior Reggio acogié la noticia con la docilidad de siem- Pre y acept6 con humildad el Nuevo e inesperado encargo, se- 19 pny f HLL) R En mayo de 1892 a ta venerada edad de 74 aitos, 10 nombra arzobispo de Génova. E110 de agosto, dia de San Lorenzo monseior Tommaso Reggio hhace su ingreso solemne en la capital de la Liguria. el Papa Leon XII guro de hacer la voluntad de Dios. En el discurso de despedi- daa los fieles de Ventimiglia di- ce: “estaba escrito algo muy distinto en los designios de Dios! El me ha llamado a rar mis dias alli donde recibi la vida, Nuestra suerte estd en ma- nos de Dios. No podria no obe- decer”. Una vez més un sf. Una vez mas un cambio de programa Una vez més en primera fila, al servicio de Dios y de los hom- bres El 10 de Agosto, dia de San Lorenzo, monsefior Tommaso Reggio hizo su ingreso solemne en Génova, consciente que una mole inmensa de problemas lo esperaba en aquella ciudad. Los afios que precedieron el 1892 habian sido dificiles y lenos de tensiones: un proyecio anticat6- lico estaba actuando con los me- dios mas potentes de entonces, como la imprenta, y comenzaba a difundirse en los periédicos. En el ambito catdlico no todo era pacifico, no habia una tnica Perspectiva: en Génova una Union electoral ligada al movi- miento de la Obra de los Con- gfesos sostenfa posiciones muy intransigentes y el fracaso de su lista en las elecciones municipa- les parecia indicar la necesidad de un camino més atento a la rea- lad concreta. En tanto, la ad- 1 ministracién comunal habia abo- lido la ensenianza de la religién en las escuelas y en 1878 habia incluso prohibido la solemne procesién del Corpus Domini que, normalmente, desde Ia Ca- tedral de San Lorenzo se des- plazaba por las calles de la ciu- dad. La situacién era compleja: se necesitaba sostener los derechos y las ideas cristianas sin entrar en colision demasiado fuerte con las fuerzas laicas: se requeria un espiritu fuerte y abierto, intrépi- do y comprensivo, se requeria un hombre como Reggio que, ya en el tiempo de su actividad pe- riodistica, habia sabido conquis- tarse la estima y el respeto tam- bign de los adversarios politicos. Monseiior Reggio fue el hom- bre justo en el momento preciso. Hombre de la conciliacién, con- vencido que es més importante “construir los puentes antes que derribarlos”, supo encauzar el didlogo entre las fuerzas en jue- go en forma constructiva y dia- Iéctica, tanto que en el trans- curso de poco tiempo en Géno- va tanto los catdlicos como los aicos sometian toda iniciativa a él, Supo moverse entre las fuer- Zas opuestas con sabiduria y prudencia, supo actuar como Operador de paz. Y los resulta- dos de su trabajo fueron eviden- tes a todos y por todos apreciar dee omo antes en Ventimiglia, también en Genova su principal eee clr: Fe forma de los as de estu- dio me einais Mayo, Ia ins titucién de un curso de perfec- cionamiento en Ciencias Juridi- cas, que después llega a ser la Pontificia Universidad Juridica, y no tan sélo eso, el nombra- Imiento del nuevo Rector del Se- ‘minario, fueron los primeros sig- nos de una nueva oleada espiri- tual. El Arzobispo Reggio seguia de eral vida de os seminars jaba, los ayu re era un padre: atento, diligente, comprensivo. Visitaba a aque- llos que estaban enfermos 0 ago- nizantes, daba valor a quienes es tubeantes. ; Durante su sabio gobierno, la ciudad yolvi6 a florecer también desde el punto de vista artistico cias a la restauracién de la Catedral de San Lorenzo. No obstante la edad avanzada y el caminar un poco pausado por el peso de los aftos, Tommaso Reg- $0 emanaba una fuerea y una energfa que no podian venir sino FT eet iow era su refugio, su consolacién, su es- Peranza, su todo. 2 La fuerza de Ia contemplacién Monsefior Reggio era un hom. bre sabio, equilibrado, que diftm. dia paz y serenidad a quien esi. baa su lado. Eso porque por en. cima de todo, era un hombre de Dios, un gran enamorado de Digg que por Dios vivié y murié, Su alimento cotidiano, una ora ign constante, sélida, profunda, vivida: fruto de una continu, contemplacién que lo hacia fnti, mo del cielo. Cada noche, de lay tres a las seis, velaba y rezaba, En Ja adoracién eucaristica encontra. ba su fuerza, su energfa, su vida, Fue un hombre adorante y cris. tocéntrico, que conocia bien el arte de disimular: disimulaba las fatigas detrés de una actitud afa. ble y jovial; disimulaba los suff. mientos también morales, que si embargo no le faltaban. Tenfa tuna fe firme, que alimentaba con la oracién y la penitencia: “es fa oracién por la cual a Dios nos elevamos y las gracias implora- mos: la oracién se hace con la ‘mente, se hace con los labios, es- td siempre dirigida a Dios, y se fortalece con la intercesién de los ‘Santos y de Maria especialmen te... Sobre las alas de la esperan- za, de algtin modo me elevo entre los dngeles y me parece confur- dir con ellos mi voz cuando en el Los calcetines, todavia hoy conservados, de monsefor Reggio, A menudo, mismo zurcia su ropa, porque no amaba el lujo. ardor de la oracién saboreo una alegria que no es de este mundo”. Se trata por tanto, de un espfri- tu contemplativo. Pero también Penitente. Sf, monsefior Reggio fue también hombre de la peni- tencia y de la montificacién, rigi- do y severo consigo mismo, com- prensivo y condescendiente con los dem4s. Segiin la costumbre de la época practicaba regular- ‘mente la disciplina y usaba el ci- licio, pero de estas practicas se ha conocido s6lo después de su muerte, cuando entre sus pobres cosas fueron encontrados tam- 2B in los instrumentos de los cua- les se servia La invitacién a la ascesis era siempre entendida en relacin a las bienaventuranzas evangéli- cas: “ninguna fatiga humana y ninguna pena es excesiva para conseguir la felicidad eterna - decia-. Han de considerarse fe- lices aquellos miseros peregrinos sobre la tierra que por amor a ta Justicia son odiados y persegui- dos”. De aqui la invitacién cons- ante a una dedicaci6n sin Ifmites @ consumir la vida en el servicio de Dios y del préjimo sin dejarse frenar por fatigas, sufrimientos ¢ sions. ingen de nacmiento y de fam por Cristo y po- 1 dab. su propia ropa vaiaba Jo) atado a un Sorc Tena por riqeza otra tinta alaterrena. Rs este gran bagaje interior Jo entrega a sus religiosas, para ue brillen en el mundo como lu a ms 6 tinieblas. Les enseii ‘ces en [as tiniel Si ible a Marfa Inmaculada. iovocion que no cae enc sentimentalismo, sino que entra nel vivo del cotidiano a menudo influenciado por el mal. Hablaba de Maria como de la consoladora de cada alma afligida: “consola- dora en la espera de un bien que vale el sufrir momenténeo de la wresente”. ira vires tologalesy cad nales, la devocisn ala Virgen Ma- ria, la fidelidad profunda ¢ inte- rior a los tres votos de la vida sagrada, y la constante apertu- rma una caida delicada y atenta, forman los cimientos de ia espiti- tualidad de las religiosas de Santa Mayle dan una slide eps ual tal que en el transcurso de pos alos Ses fndacion del Instituto dio signos de una expan- sin no pequefia, "La religiosa de Santa Marta debe ser un alma fuerte, muerta a si misma pero vi- 24 viente de luz, de justicia, de ver. dad y de virtud viril. Su herotsmo no debe ser separado de una sus ve simplicidad. Ella vive con ver. dadera alegria en el corazén, hy. minosamente reflejada en el ros. tro, también cuando el interior es sacudido por la tormenta y el tn; mo angustiado por un incesante dolor”. Un retrato absolutamente semejante al del fundador: retrato de quien ya sobre la tierra, vive enla santidad, ‘Tommaso Reggio invitaba a las religiosas a “ir hacia los hombres con una caridad que abraza 10. dos los lugares y todas las perso. nnas sin distincion”. La familia de las religiosas de Santa Marta cre. ce y de Italia pasé a Chile en 1948, al Libano en 1966, a Ar gentina en 1972, a Brasil e India en 1986, Desde el 2007, las Reli- giosas de Santa Marta estén pre- sentes también en México. “Vuestro Instituto creceré — habia profetizado el fundador si tienen el verdadero espiritu re ligioso, si aman la santa pobreza, y con ella la perfecta observancia de la Regla. Si se aman sana- ‘mente unas a otras, compade- ciéndose y tolerdndose en sus de- fectos. Si sobre todo aman a Dios, y cada cosa hacen, dicen y piensan siempre, tinicamente, por amor a El”, Una profecia que hoy es una realidad. HACIA EL OCASO Un excelente jurista Leyendo atentamente la vida de Monseiior Tommaso Reggio ¥ recorriendo los actos de su lar- 20 y complejo gobiemo, exami- nando ademas las muchas ini- ciativas de su actividad pastoral, €s imposible no quedar admira- do al constatar el perfil, casi na- tural, de su figura de legislador. En los largos afios de su go- bierno Tommaso Reggio inter- viene ya sea con disposiciones espectficas y oportunas, requeri- das por casos urgentes 0 ai dos, ya sea con disposiciones més generales, destinadas a afrontar problematicas de mas amplio radio. Con gran intui- ‘ci6n, lograba visualizar el origen de los males que vez por vez se encontraba combatiendo, indivi- dualizaba los posibles remedios, y répidamente ponia manos a la obra para poner orden en rela- cin a una determinada materia © situacién. Y es importante re- Cordar que no eran tiempos féci- les, aquellos en los que vivis Monsenior Reggio. Los aconteci- mientos de revolucién politica y Social, los desordenes, y la vio- 25 Monsefior Tomas Reggio, lencia, estaban a la orden del dia y turbaban el tranquilo vivir de la pobre gente. La desolacion era grande, en todas partes, tam- bign en su tierra. Con gran cal- iibrio y responsabilidad, ima paencio ena perseveran- ‘cia tipica de quien sabe actuar ‘Alguien que de todos mo- ios tiene siempre en su mano Jas riendas del mundo, Tomma- so Regaio se puso ala obra pata in, y el mi 1a ete del que se valid fue fs forma de legislar que no pasal nunca por alto ningtin mal, nin- guna categoria de personas, nif- tipo de convivencia social. Bre veatemporineos se dieron ‘venta y se dejaron conducir por su guia segura.e inteligente. A él ‘confiaron encargos importantes y de confianza, como la consti- {tucidn de la “Pequefla Casa de la Divina Providencia” para las fmuérfanas y 1a redaccién de la Regla de esta insti- tucién fundada por Teresa So- Jari, una mujer piadosa ¢ inteli- gente que se dej6 dirigir espiri- tualmente, guiar, y aconsejar por Tommaso Reggio. 1 en 1851 las hijas de Nuestra Sefiora del Huerto, fun- dadas por San Antonio Maria Gianelli, recurrieron a Monse- fior Reggio pidiéndole concluir Ja Regla de su Instituto, que ha- bfa sido s6lo esbozada por el Fundador. Con la doctrina y la experiencia de 1a cual era rico, ‘Mons. Reggio reordené y com- pleté el texto que fue aprobado 26 por la Santa Sede Pero su espiritu de organiza. dor y de legislador se exprecg sobre todo en el gobiemo paste. ral de las dos didcesis por ci q rigidas. A propGsito de esto, he. mos ya mencionado las ming. cciosas visitas pastorales que Ile. ‘v6 a cumplimiento y los sinodos diocesanos, a través de los cug, les dio una nueva organizacign completé la estructura de la Je. gislacién diocesana para cada necesidad y cada caso En fin, en 1893, mostrando una extraordinaria valentia, se opone enérgicamente al proyer. to de dos leyes en orden al ma. ttimonio: la precedencia obliga. toria del acto civil sobre el ma. trimonio religioso ya presentada en el Parlamento y la introduc. cién del divorcio, iey que estaba en preparaci6n. Su competencia enhechos de legislacion eclesigs tica y civil le confirié notable Prestigio ante muchos hombres politicos a los cuales se dirigié para que las dos leyes no fueran aprobadas. Y lo logré. Uno de los objetivos que per seguia Monsciior Tommaso Reggio era derribar la rafz mis grande de la pobreza: la falta de cultura. Segin Reggio, un pue- blo que no tiene leyes adecuadas que lo haga crecer, que no tiene un sistema legislativo que de- fienda y promueva la formacién de cada persona, es un pueblo pobre, destinado a permanecer asi. Monsefior Tommaso Reggio fue un obispo de profunda cultu- ray de una solida espiritualidad. En las diécesis confiadas a su cuidado y en cada situacién se dedicé a buscar una ley, una norma, un reglamento que per- miitiera al hombre vivir en soli- daridad con los otros y Ie garan- tizara el éxito de cada emprendi- miento, “Dios sélo, Dios sélo me basta” Los afios pasaron uno tras otro, llenos de imprevistos, cam- bios de escenarios, alegrias y dolores y Tommaso Reggio ha- bia envejecido. Esta vez de ver- dad, El 9 de enero de 1900 salu- dé el nuevo siglo con su cum- pleafios ntimero ochenta y dos: lento el proceder, brillante y li- cida como siempre la mente. Continuaba su actividad de Ar- zobispo con la misma energia, 1o obstante el peso de los afios y de las responsabilidades, ‘Mientras tanto, al final del si- lo habia nacido la idea de alzar una estatua de Jestis sobre la ci- 27 El monumento al Redentor sobre el ‘monte Saccarello en la didcesis de Ventimiglia, hecho construir por ‘Mons, Reggio, ma de veinte montafias entre las mis altas de Italia, como gesto de devocién y homenaje por los yeinte siglos de la presencia del Verbo encarnado en el mundo. Para la Liguria la eleccidn cae sobre el Monte Saccarello EL sareifago de Monsefor Reggio, obra del esultor Antonio Bert en la Ca- sade las religiosas de Santa (2200 metros) en _la didcesis de Ventimiglia. Monsefior Reg- gio adhirié con entusiasmo a la iniciativa y quiere subrayar la aprobaciGn con una carta de su pufio y letra, que fue el siltimo documento pastoral. “Ast serd mds facil - escribia - saber que Jestis estd con noso- tros, El que domina el viento y Ja tempestad. ¥ es nuestra fe la ‘que quiere elevar sobre la cima del Saccarello la estatua de Je- sis Salvador: una fe llamada a atravesar la historia. De hecho, 28 farta en Génova. desde lo alto, esta fe proclama- da hoy por los vivientes, serd predicada a los que vendrén por el monumento imperecedero”, El 13 de Septiembre Monse- fior Reggio parte de Génova en un yagon de tercera clase, acom- pafiado por dos secretarios y por su mayordomo particular, en di- reccion a Triora, el pueblecito ubicado en la falda del monte, a 780 metros de altura. Sube a pie. Hubiese querido llegar més alt pero un malestar se lo impidi Al dia siguiente se reunié en la Iglesia con aquellos que habfan podido efectuar toda la subida al monte para el canto del Te Deum. Terminada la celebracién ‘Monsefior Reggio se sintié mal. Inici6 asi para él la enfermedad que lo llevé a la muerte. Todo comenz6 con un fuerte dolor a la rodilla que lo hizo quedarse en cama, mientras una misterio- sa infeccién agravaba y debilita- ba sus energias. Monsefior Reg- gio perfectamente consciente de To que estaba sucediendo, pide el Vitico y el Oleo Santo, quie~ Te confesarse y acrecienta la in- tensidad de sus oraciones. Se prepara dia tras dia al encuentro on Cristo, por quién habia gas- tado su vida entera. En Génova se seguia con preocupacién la evolucién de la enfermedad, es- perando al menos poder llevar al arzobispo a la ciudad, pero no fue posible. Su inestable condi- cién de salud no permitié el cambio. El deterioro progresivo Y constante anunciaba cada dia nds el final ya cercano, Muri el 22 de noviembre de 1901 a las 14:20. Las campanas del Valle Argentino anunciaron a todo el pueblo que Monsefior Reggio habfa finalmente alean- zado a su amado Dios, tnico ‘motivo y fin de su largo ¢ infati- gable obrar en la tierra, Cierra 29 los ojos al mundo pronunciando breves y simplisimas palabras, que son sin embargo una esplén- dida sintesis del gran amor y anhelo de toda su vida: ““Dios sélo, Dios slo me basta”. ™ Moria asf con la misma simpli- cidad y delicadeza con Ia cual habia vivido, este gran hombre de Dios. Hubiese querido ser sepultado en el pequefio cementerio de Triora, en la esquina de los po- bres, pero Génova reclam6 sus restos para los debidos honores fiinebres. El funeral solemne, pero extremadamente simple Por voluntad del Obispo, se rea- liz6 en la Catedral de San Lo- renzo, con una importante parti- Cipacién del pueblo, de las auto- ridades y del clero. Monsejior Tommaso Reggio contintia vivo todavia hoy y no solo en Génova, sino en todo el mundo, a través de las Religio- sas de Santa Marta las cuales ofrecen a los cristianos del Ter- cer Milenio un solido testimonio de fe, de valentia, de acogida, de atencién al més débil. Dignas hijas de tal padre, las Religiosas de Santa Marta iluminan al mundo con la oferta de la propia vida a favor de los dltimos, bus- cando de asemejarse en todo a su gran Fundador y, a través de 41, a Nuestro Seftor.

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