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Apuntes Sobre La Evolución de Las Economías Contemporáneas de A.L. Los Modelos de Desarrollo
Apuntes Sobre La Evolución de Las Economías Contemporáneas de A.L. Los Modelos de Desarrollo
MODELOS DE DESARROLLO
(1870-2000)
A manera de preámbulo:
El desarrollo del capitalismo en América Latina adopta desde sus orígenes un carácter sui géneris,
diferenciándose con claridad de los países de “Capitalismo Primitivo” (Europa Occidental, Estados
Unidos, Japón), en donde este sistema económico social se desarrolla impulsado por fuerzas
endógenas, es decir, por su propia dinámica económico-social, teniendo como eje fundamental a
la actividad industrial. En América latina, el sistema capitalista, en sus diferentes etapas, se ha
visto influenciado profundamente por fuerzas exógenas, teniendo como eje fundamental la
actividad primario exportadora (minería y agricultura). La dependencia estructural en cuanto al
capital extranjero, será una característica fundamental del desarrollo capitalista en la región, que
se manifestará en el control directo de importantes rubros económicos, en el control de sus
importaciones y exportaciones; en la dependencia tecnológica y; en la dependencia financiera
(otorgamientos de empréstitos para “financiar el desarrollo”), esta última convirtiéndose en una
pesada carga para las economías de estos países, cuyo servicio ha llegado a representar un costo
mayor a un 35% de sus exportaciones.
Theotonio Dos Santos, define la dependencia como una situación, en la cual un cierto grupo de
países tienen su economía condicionada por el desarrollo y expansión de otra economía a la cual,
la propia está sometida. La relación de interdependencia entre dos países se vuelve dependiente
cuando algunos países (los dominantes) pueden expandir e impulsar su economía, y otros (los
dependientes) solo lo hacen como reflejo de la expansión de los primeros (T. Dos Santos, 1975, p.
305).
Marini, define la dependencia como una relación de subordinación entre naciones formalmente
independientes, en cuyo marco, las relaciones de producción de las naciones subordinadas, son
modificadas y recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia; el fruto de la
dependencia es más dependencia y su liquidación supone necesariamente la supresión o
eliminación de las relaciones de producción que involucra (R.M.M, 1977, P. 16).
Durante la fase de revolución industrial en Europa, se está llevando a cabo en A.L el proceso de
independencia que no significó una transformación de las estructuras económico-sociales; los
sectores de poder criollo perseguían que los antiguos negocios de la colonia pasasen a ser suyos,
de ahí el carácter esencialmente político y formal de la independencia. Durante y después de este
proceso se crearon nuevos conflictos de intereses y se exacerbaron los viejos que permanecieron
sin solución durante décadas, después de la independencia (Stanley y Bárbara Stein, 1975, p. 126).
El bajo desarrollo de las fuerzas productivas (tecnología y mano de obra), la debilidad de los
grupos económicos locales, la falta de un proyecto que cohesionara los diferentes sectores de las
naciones, influye para que una vez realizada la independencia política se desarrollara un periodo
de inestabilidad e incertidumbre económica y que se mantuviera la dispersión y desintegración
social característica del periodo anterior; los vínculos rotos con España, serán rápidamente
establecidos con los ingleses (en lo económico). Inglaterra en el siglo XIX era indiscutiblemente, la
primera potencia capitalista.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, en Europa se afirma de manera definitiva, el capitalismo
industrial y financiero; América Latina concurre con una participación más activa al mercado
mundial mediante la producción de materias primas y el consumo de una porción de la
manufactura europea.
Esta inserción definitiva de la región al capitalismo mundial se produce en gran medida, impulsada
por circunstancias externas; es decir que, mientras en las formaciones económico-sociales
latinoamericanas aún no se habían desarrollado las condiciones para la generalización de las
relaciones capitalistas, este proceso se vio empujado desde afuera por las necesidades del
capitalismo desarrollado que ha entrado en su fase monopólica o imperialista. ¿Qué
características asume el capitalismo en esta fase? En primer lugar, se produce un acelerado
proceso de concentración de capital, se manifiesta con la aparición de gigantescos monopolios
transnacionales. En segundo lugar, se produce la fusión del capital bancario y capital industrial,
dando lugar al capital financiero. En tercer lugar, se genera la necesidad de exportar masivamente
los capitales excedentes acumulados en los países desarrollados hacia la periferia del sistema y, en
cuarto lugar, ante la situación anteriormente citada, los países capitalistas desarrollados
profundizan sus pugnas por el reparto del mundo, por el control por las colonias, esferas de
influencia o mercados, en donde invertir sus capitales y obtener materias primas y alimentos.
El capitalismo en esta fase conduce a la universalización del mercado.
Estas condiciones y bajo la dependencia de las inversiones directas del capital monopólico en
algunos rubros estratégicos de las economías latinoamericanas, o por lo menos bajo el control de
la comercialización de tales rubros y la dependencia tecnológica y financiera con respecto a las
naciones desarrolladas, como América Latina se incorpora definitivamente a la esfera del
capitalismo mundial. Lo hace, además, en el marco de la división internacional del trabajo,
especializándose en la exportación de productos primarios (materias primas y alimentos) y en la
importación de capitales y productos industriales.
La integración de los estados nacionales a esta dinámica, creo dificultades de diferentes grados y
en relación directa a la estructura productiva y al grado de desarrollo de las fuerzas productivas;
esta situación de heterogeneidad estructural47 es para muchos autores el precedente más
inmediato de la estructuración desigual del capitalismo latinoamericano, en tal sentido, Cueva
presenta cuatro tipos de situaciones sobre la cual se lleva a cabo el desarrollo y expansión del
capitalismo en A.L (Cueva, 1977, cap. 6).
a.- Países de estructuras feudales de corte casi clásico: Las características asumidas por estos
países, fueron la expropiación de los bienes eclesiásticos, la enajenación fraudulenta de las tierras
ejidales y la expropiación de la propiedad comunal indígena o mestiza. Este proceso se conoce
como Reforma Liberal y fue llevado a cabo con mayor o menor intensidad de acuerdo a la
dinámica y poder interno de las clases que lo condujeron; en México, Guatemala y Colombia este
proceso, cobró toda su expresión.
b.- En Costa Rica y Brasil, este proceso cobró una forma particular.
En el primero, la preexistencia de una forma mercantil simple bastante desarrollada limitó el
proceso de acumulación de capital; en Brasil la liberalización del capital comercial utilizado en el
tráfico de esclavos, se constituyó en el proceso de disolución del modo de producción esclavista y
fuente de acumulación para el desarrollo del capitalismo.
47
Diversidad de formas económicas en una sociedad, Ej.: sobrevivencias feudales en el agro alternadas con formas de
economía de mercado capitalista en el resto de la sociedad (situación que se observa aún en el área rural de varios
países latinoamericanos).
c.- El tercer grupo, lo constituyen países donde las relaciones capitalistas de producción aparecen
tempranamente, aquí el proceso de acumulación empieza desde antes de 1880; después de ese
momento no hace más que consolidarse. Chile, por ejemplo.
d.- El cuarto grupo está integrado por aquellos países donde el proceso de desarrollo del
capitalismo fue llevado a cabo por el capital extranjero, el capital norteamericano se ubicó
controlando el proceso productivo; esta situación se da en Paraguay, Nicaragua, Haití, Honduras,
República Dominicana y algunos países de la región andina.
Desde aquel momento a la actualidad en el proceso evolutivo del capitalismo en la región pueden
distinguirse diferentes momentos, determinados por las circunstancias generales del capitalismo
mundial, las necesidades del capital monopólico concebida por los gobiernos de la región en la
búsqueda del desarrollo. A cada una de estas etapas corresponde un modelo de desarrollo,
entendido este como ese conjunto de estrategias y políticas que el Estado, dentro de una
determinada coyuntura histórica (y contando con el apoyo de las clases o fracciones de clases que
en este momento lo hegemonizan) se dispone a ejecutar en procura del desarrollo. Dentro de la
historia latinoamericana y a partir del último cuarto del siglo XIX, momento en que la región se
incorpora definitivamente al capitalismo mundial, podemos distinguir en términos generales los
modelos siguientes: el modelo primario exportador, el modelo de industrialización sustitutiva y el
modelo neoliberal).
El modelo primario exportador estuvo vigente en A.L desde las últimas tres décadas del siglo
XIX, hasta 1930, cuando como consecuencia de la crisis del capitalismo mundial, este modelo
inicia su colapso. El sector minero, junto al agrícola, se constituyó en el eje del capitalismo
latinoamericano, creyéndose que a través de las exportaciones de productos primarios (lo que
algunos estudiosos han llamado “desarrollo hacia afuera”) se iba a alcanzar el desarrollo
económico, al estilo de los países de Europa Occidental o EE.UU.
El primer caso lo constituyen Uruguay, Argentina, Brasil, Chile y Colombia. La relativa abundancia
de divisas generadas por el sector exportador, el mercado interno relativamente amplio, y la
expansión del sector industrial controlado básicamente por el capital nacional, parecía conducir
hacia el desarrollo de un capitalismo autónomo; el segundo caso, corresponde a los países donde
el desarrollo del capitalismo fue llevado a cabo por el capital extranjero, los grupos económicos
locales no pudieron mantener el control y el predominio sobre el sector productivo; en este caso,
la incorporación al mercado mundial se hizo a través de actividades primario-exportadoras,
controladas en forma directa desde afuera, dando lugar a lo que Cardoso y Faletto llamaron
economías de enclave.
En estas sociedades, los sectores económicos locales por su incapacidad para reaccionar y
competir en la producción de mercancías, fueron paulatinamente desplazados. Se atribuyen al
enclave las características siguientes:
b.- No existe realmente conexión con la economía local, con el sector de subsistencia o con el
agrícola vinculado al mercado interno, pero si con la sociedad dependiente a través de canales
como el sistema de poder, porque ello define las condiciones de la conexión.
c.- El desarrollo de las economías de enclave, expresan el dinamismo de las economías centrales y
el carácter que el capitalismo asume en ellos, con independencia de la iniciativa de los grupos
locales, en los enclaves dada la alta inversión de capital y el uso intensivo de tecnología, pueden
48
Tiene que ver con obtener ganancia explotando fundamentalmente la fuerza de trabajo, sin
racionalización e innovación tecnológica.
49
La que se obtiene fundamentalmente con la innovación tecnológico-productiva.
darse las productividades más altas del mundo, esta situación no se extiende a otras ramas
productivas controladas por los grupos locales.
d.- Los enclaves se constituyeron en los grandes centros de proletarización agrícola, y minero, un
sector nuevo en las sociedades latinoamericanas que permanecieron por mucho tiempo como la
única clase social específica del capitalismo; el otro sector, las burguesías permanecieron en sus
países de origen.
e.- El enclave presenta ciertas tendencias a un bajo nivel de distribución del ingreso, desde el
punto de vista de la economía nacional. El excedente que se produce en el enclave fluye al país de
origen del capital, produciendo una descapitalización de las economías latinoamericanas.
f.- Los enclaves coexisten con sectores económicos locales de reducida gravitación en el mercado,
controlados por oligarquías tradicionales, que entran en vínculos de subordinación con el capital
extranjero.
g.- Los enclaves no solo llevan el control del sector exportador sino, en algunos casos, el control
político (C. y F., 1973, p. 48-53).
En suma, el modelo primario exportador a partir del cual se articula la incorporación de América
Latina al mercado mundial capitalista, se llevó a cabo, por un lado, desde estructuras diversificadas
con predominio del sector primario exportador en expansión; por otro, desde estructuras
primario-exportadoras con escasa o nula diversificación y coexistencia con un sector “industrial”
de carácter básicamente artesanal.
En octubre de 1929, explota una de las crisis económicas más severas que haya tenido el
capitalismo, fue una crisis de sobreproducción que, aunque se da en los países desarrollados,
tuvo profundas consecuencias para América Latina. Esta crisis fue sorteada por los países, de
acuerdo a la capacidad de modificar o no su estructura productiva. La crisis que se expresó en
los países centrales como una contracción violenta de su demanda de importaciones de
productos primarios, que significó para América Latina una reducción drástica de las
exportaciones acelerando de esa manera la caída de los precios, los ingresos y el empleo. Esta
situación no fue uniforme, la producción de materia prima disminuyó, la de los productos
alimenticios permaneció casi constante en este periodo. Los efectos de esa crisis para América
latina fueron: la violenta caída en el empleo, en el ingreso y en el nivel de vida; además, el
aumento de los servicios financieros de la deuda externa y la contracción de los ingresos de
divisas (impuestos de exportación), produjeron reducciones extraordinarias en la capacidad de
importar, contrayéndose la oferta de productos manufacturados. La crisis financiera significo
un aumento directo en los precios relativos de las manufacturas y de los productos importados
(Sunkel y Paz, 1973, p. 316).
En los países donde existía un sector industrial dedicado al mercado interno, hubo condiciones
objetivas para modificar la actividad económica. La caída de las importaciones abrió a las
burguesías latinoamericanas las posibilidades de atender la demanda interna insatisfecha y fue
así como la burguesía agro-mercantil y burguesía industrial ascendente, pudieron pactar el
derecho mutuo creando alianzas y desarrollando una actividad industrial relativamente
importante para atender la demanda del mercado interno.
b.- El modo de producción capitalista no fue nunca trasladado de manera completa, sistemática y
homogénea a las regiones y países sometidos a la dominación, lo que sucedió la reorganización de
las estructuras productivas, en función de las necesidades dominantes del sistema (Quijano).
c.- La reorganización del sistema productivo no llevó a revolucionar la situación de las clases
dominantes, poniendo en entredicho el efectivo poder económico y político de estos sectores
sobre la sociedad (V.B., 1978, p. 37).
d.- El desarrollo del capitalismo en América Latina, no ha implicado una liquidación radical de los
modos de producción que lo han precedido, sino una superación discontinua y lenta de ellos,
desde formas más primitivas hacia formas más elaboradas. Es así como este proceso pasa desde
una formación socioeconómica dependiente, colonial-exportadora, hasta finalmente llegar a una
formación socioeconómica dependiente, capitalista-industrial; además, la industria tiende a
subordinar todos los demás sectores a su propia dinámica y las posibilidades y límites del
desarrollo rural están dados por ella (V.B., 1978, p. 45-51).
La CEPAL, fue creada en 1948, como organismo ligado al consejo económico social de la ONU,
con el propósito de brindar asesoría a los gobiernos latinoamericanos en aras de fomentar el
desarrollo económico-social. El primer documento de la CEPAL le fue encargado a Raul
Prebish, un economista argentino que había dirigido, como presidente del Banco Central y en
otros cargos, la política económica de su país en 1935 y 1943 y tenía la reputación de ser un
representante del neo-clasicismo (50*). Una vez aceptado el estudio, Prebish asumió la
Secretaría ejecutiva de la Comisión, rodeándose de jóvenes economistas de la región, ansiosos
de conocer cuál era la realidad de sus países. En el marco institucional de la CEPAL, se formuló
la primera teoría global del desarrollo para A.L., la cual parte de un diagnóstico en el que
ubican primero el problema del sub-desarrollo latinoamericano en la perspectiva del sistema
mundial y lo relaciona en segundo lugar con las deformaciones internas derivadas de la
condición monoproductora de las economías, lo que había impedido una suficiente tasa de
ahorro, la formación de capital y el empleo racional de la mano de obra.
Según dicho análisis, se argumenta que los países de la región estaban incorporados como
periferia (atraso tecnológico y organizativo, progreso técnico concentrado solo en sectores
primario-exportadores, estructura productiva-heterogénea y especializada), a un sistema
mundial cuya dinámica se hallaba dominada por el centro (industrializado, con estructuras
productivas homogéneas y diversificadas). Este sistema le había impuesto a la periferia, la
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Escuela de pensamiento económico en boga de fines de siglo XIX hasta la crisis de 1929.
función estructural de producción y exportación de productos primarios, mientras que en los
países del centro se concentraba la producción industrial.
El objetivo que inspiró a la CEPAL desde el primer momento ha sido el de alcanzar el estado de
desarrollo alcanzado por los países industrializados. En este sentido, para promover el
desarrollo, la CEPAL propone unas políticas económicas destinadas a:
Cabe destacar 3 elementos adicionales que forman parte de la estrategia de la CEPAL. Uno de
ellos es el papel del Estado, sobre cuya intervención debía fundamentarse el proceso de
desarrollo. Tal intervención se manifestaría en la programación de los procesos económicos,
industrial local, la implementación de la reforma agraria, el financiamiento a los productos de
agroexportación e industriales e incluso, si fuese necesario, la inversión directa en la
producción. El segundo elemento es la necesidad de recurrir al capital foráneo, al menos en la
etapa inicial del proceso de desarrollo, dada la escasez de este factor a nivel interno. El tercero
es la integración regional, vista como un medio para fortalecer la industrialización mediante la
ampliación de los mercados nacionales y como mecanismo para reforzar la identidad
sociocultural latinoamericana con miras a fortalecer el proceso de desarrollo.
La de la CEPAL, se convierte en la doctrina más influyente del desarrollo que hasta la fecha se
ha producido, no solo orientando en A.L., en la pos-guerra, las estrategias estatales, sino
también inspirando la imaginación y las representaciones colectivas, orientando las prácticas
sociales. También fue la causa del fenómeno de la euforia del desarrollo que se pudo observar
en muchos países durante la pos-guerra y que hacía posibles cohesiones y solidaridades
sociales que desembocan en alianzas entre los grupos, clases y sectores en torno a la
promoción y a las políticas del desarrollo. Estos habían encontrado en la doctrina de la CEPAL,
el norte de su orientación.
En lo socio-político surgieron en aquellos países con una tradición democrática más larga y en
donde se experimentaron procesos prolongados de crecimiento económico (Chile, Colombia,
Costa Rica, Uruguay, México y Venezuela), los estados de compromiso nacional-popular, cuya
presencia fue percibida como un hecho indisolublemente atado al desarrollismo de la CEPAL.
No se excluyen en este periodo el surgimiento de nuevos autoritarismos (como en el caso
brasileño, peruano y panameño) o la persistencia de regímenes autoritarios de tipo
patrimonial (Paraguay, Nicaragua, Haití).
II.3 Las limitaciones de la teoría de CEPAL y los gérmenes de la crisis en la post-guerra:
Los avances económicos y sociales logrados en A.L. durante las 3 décadas de pos-guerra no
impiden reconocer las limitaciones de la teoría de la CEPAL y del modelo de desarrollo
imperante durante este periodo en la región. Cabe aquí señalar algunos elementos que hacían
potencialmente débil a la teoría de la CEPAL: un primer elemento se refiere a la falta de la
definición clara del concepto mismo de desarrollo, que buscaba emular el modelo de las
sociedades capitalistas desarrolladas, sin someter a la discusión si esto era posible y deseable
desde el punto de vista de la situación estructural de estos países en el sistema mundial y de
sus propias particularidades históricas, culturales y estructurales. Un segundo elemento, es el
mecanismo de la teoría, el predominio del economisismo, desconociendo la implicación de los
aspectos socio-culturales y políticos y en la determinación del desarrollo. El tercer elemento
que implicaba la posibilidad de fracaso fue la tardía consideración de la importancia de las
innovaciones científico-tecnológica en el proceso. Aceptaban la tecnología de los países
centrales y pensaban que el desarrollo se iba a dar a partir de su importación, lo cual
profundizó la dependencia tecnológica de la región (se sustituyeron las importaciones de
productos industriales de consumo, pero se incrementaron las importaciones de tecnologías).
Los países del tercer mundo no lograron crear una base científico-tecnológica propia,
generándose el circulo vicioso de la dependencia en este campo. Pero la teoría fracasó
también en sus propios postulados. La industrialización sustitutiva no llegó a cumplir en ningún
país, las 3 fases previstas en la estrategia: el paso de la primera a la segunda se dio con relativa
facilidad, pero el paso siguiente fracasó.
El peso agobiador e insostenible del endeudamiento externo que ocasionará que los gobiernos
tengan que destinar cada vez más recursos para el pago del servicio de la deuda (la deuda pasó de
menos de 100 millones a finales de 1976 a más de 330 mil millones a fines de 1982, llegando sus
intereses a absorber entre el 35% y el 30% de las divisas generadas por A.L. y el Caribe por
concepto de exportaciones de bienes y servicios), las limitaciones para obtener nuevos créditos,
los bajos precios de los productos primarios en el mercado mundial (y las cuotas impuestas a
estos), y el déficit fiscal con la escalada inflacionaria que genera, sumados al clima de inestabilidad
política y social imperante en A.L. desde finales de los 70’s estimuló una enorme fuga de capitales
que se calcula llegó a ser equivalente al monto total de la deuda externa.
La combinación de todos los factores anteriores, será la causa desencadenante de la crisis que
comienza a manifestarse en los 70, pero se torna evidente e insostenible a partir de los 80,
poniendo en tela de juicio el modelo de desarrollo implementado en la pos-guerra bajo la
influencia de la CEPAL y generando la necesidad de implantar una nueva estrategia que garantice
la reproducción del sistema.
PRINCIPALES MANIFESTACIONES DE LA CRISIS DE LOS 80
Para el conjunto de la región el ingreso nacional por habitante en 1986 fue un 14% inferior al de
1980. La crisis retrotrajo el nivel medio de ingreso de la población a los valores que había
alcanzado una década atrás.
Este descenso de la actividad económica afecta con especial intensidad la formación de capital.
Esta, que había crecido en la década del 70 a un ritmo de 7.3% anual, decreció a una tasa de 4.5%
en los últimos años y en 1986 era inferior en 25% al nivel que había alcanzado en 1980. Así la crisis
no solo afectó las condiciones de vida actuales, sino que comprometió también las posibilidades
de elevar los niveles de vida de la población en el futuro.
Ello resulta más grave aún si se tiene en cuenta que, a la permanente deficiencia de ahorro interno
de las economías de la región para financiar la inversión, se suman las restricciones externas
derivadas de la disminución de la entrada de ahorro externo y la necesidad de destinar una
fracción muy alta de los recursos generados para amortizar y pagar los intereses de la enorme
deuda externa acumulada.
La contracción de la actividad económica fue acompañada por un aumento de las tasas de
desempleo abierto y la ampliación del sub-empleo en sus distintas manifestaciones, acompañado
de un deterioro considerable del salario real provocado por un incremento acelerado de los
precios.
La teoría neoliberal tiene sus orígenes en el liberalismo clásico de final del siglo XVIII con Adam
Smith y David Ricardo. El neoliberalismo plantea tesis referidas a la libre empresa y libertad de
mercado. Su acceso a las políticas económicas en A.L en la década de los 80, tiene que ver con el
conflictivo contexto económico y socio-político del subcontinente, generado por la crisis
económica. La teoría neoliberal acusa de esta crisis a las políticas populistas y desarrollistas, al
descredito de estos programas, la incorrecta conducción de la política económica, la intervención
estatal en la economía, la protección desmedida de la industria, la expansión exagerada del
empleo del sector público, los contratos y aranceles de las importaciones, los controles de precios,
en fin todas aquellas medidas que tendieron al desarrollo del capitalismo nacional y a la regulación
de su funcionamiento. La crisis marca para los neoliberales, el fin de la efectividad de una política y
de la teoría en la que se sustentó este modelo después de la segunda pos-guerra; la posición
neoliberal se sintetiza en acusar a la práctica estatal del desarrollo y populismo de haber
hipertrofiado a la economía y al estado, el resultado es la profunda crisis de la sociedad (Paz, 1983,
p. 1). Ante esta situación el neoliberalismo plantea la necesidad de implementar una política
estable, sólida y sin concesiones populistas, para poner orden y lograr la estabilidad como
requisito del crecimiento económico. El neoliberalismo plantea las políticas de estabilización
siguiente:
1.- Liberalizar el mercado de controles por parte del Estado: eliminar la práctica de la planificación,
evitando restricciones a los precios y dejar que sean las fuerzas de la oferta y la demanda los que
determinen los niveles de producción (Hernández, 1987, p. 42).
Eliminar los controles de precio, las restricciones y aranceles a las importaciones y los subsidios a
las exportaciones. También los subsidios a los artículos de primera necesidad deben ser eliminados
para sanear la economía.
2.- Reducir o eliminar el déficit fiscal, recortando los gastos, incrementando los impuestos,
reajustando las tarifas y precios de las empresas públicas; el gobierno debe abandonar la política
de pleno empleo y el salario debe ser regulado de acuerdo a la demanda y oferta de trabajo,
postergando o eliminando los reajustes de sueldos y salarios.
3.- Controlar y detener la expansión monetaria y crediticia con un manejo responsable de los
incrementos de la política monetaria.
4.- La valorización del dólar se expresa en la liberalización del sistema de cambio monetario y las
tasas de interés, las monedas nacionales se valorizan respecto al dólar de acuerdo a la oferta y la
demanda, dando pie a lo que denomina el sistema de flotación cambiaria.
5.- Hay una sustitución del modelo de industrialización sustitutiva cuyo destino era el mercado
interno por el modelo agrícola exportador, bajo el argumento de que deben aprovecharse las
ventajas comparativas, en este caso de la producción agrícola latinoamericana frente a la
producción agrícola de los países industrializados, donde el precio de la fuerza de trabajo tiende a
dejar fuera de la competencia a aquel grupo de países.
6.- Debe limitarse la intervención del Estado en la economía (salvo que esta resulte útil para la
promoción de los intereses capitalistas) pues ello conduce a las distorsiones del mercado y atenta
contra la libertad. El Estado debe estar fuera de la economía tanto con las políticas de regulación,
la planificación o la inversión directa, debiendo producirse un proceso de privatizaciones, donde el
Estado vaya perdiendo el control de las empresas estatales, pasándolas a mano del capital
privado, ya sea nacional o extranjero.
7.- Reducción del gasto público en el sector social y su transferencia al sector privado, a la creación
de infraestructura para la producción y el pago de la deuda externa. Esta última consume la mayor
parte de las divisas obtenidas de las exportaciones y aun así no logra satisfacer las exigencias de la
banca internacional, ni disminuir el monto de la misma. Las políticas de ajuste estructural han sido
en gran medida impuestas a los gobiernos latinoamericanos por los organismos financieros
internacionales quienes tienen como principal propósito recuperar la deuda externa y acelerar la
reestructuración del capitalismo ante la crisis.
En la esfera económica, los programas de ajuste han contribuido a reducir el déficit fiscal en
algunos países y a una débil recuperación de los indicadores económicos. Los países han hecho
frente al pago del servicio de la deuda externa, aunque ella no ha significado una reducción de la
misma, por el contrario, esta ha seguido creciendo rápidamente.
En el campo social, el costo del ajuste fue extraordinariamente alto, ya que el mismo tuvo efectos
de carácter recesivo y estimuló un proceso de mayor concentración del ingreso, la caída del salario
real y el aumento del desempleo y sub-empleo que se traduce en que el costo del ajuste recayó
principalmente en los sectores de menores ingresos (asalariados manuales y de servicio, sector
informal y campesino).
En la gran mayoría de los países de la región se produce un deterioro generalizado de la situación
social de la población (la pobreza se incrementó abarcando según los países del 50% al 75% de la
población) y de los servicios sociales que proveen los gobiernos. Entre 1980 y 1984, el gasto per
cápita en salud realizado por los gobiernos centrales subió en solo 9 de 23 países de la región y los
gastos en educación y salud fueron cortados más drásticamente que los gastos fiscales totales; en
buena parte de los países las medidas compensatorias adoptadas no han tenido más que un
carácter cosmético.
Consideraciones finales
Desde 1986, varias economías de A.L registraron signos de mejoría, pero esto sólo constituyó un
proceso parcial de recuperación de los niveles que habían sido ya alcanzados antes de la crisis. A
pesar de ello, esto constituye un hecho positivo que demuestra que existe capacidad de
recuperación en la media que se alivian las restricciones externas: las condiciones objetivas de la
economía mundial, las condiciones de pago de la deuda y las limitaciones impuestas a las políticas
económicas de los países deudores por los organismos financieros internacionales (altas tasas de
interés, poca disponibilidad de nuevos créditos, etc.) las condiciones desventajosas en el mercado
internacional (proteccionismo, cuotas y bajos precios). Sin embargo, no se ven signos de que estas
restricciones se eliminen, convirtiéndose en una serie de limitaciones a la evolución de las
economías y sociedades de América latina que siguen, por tanto, mostrando perspectivas
inciertas. Si tales condiciones no cambian, se plasmaría un estilo de desarrollo no deseado, ni
buscado por los pueblos y gobiernos de la región, que no sería capaz de afrontar el desafío del
fuerte crecimiento de las poblaciones en edad de estudiar y trabajar que requieren de la creación
de nuevos puestos de estudio y trabajo productivo.
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Leopoldo Zea, filósofo mexicano, en su ensayo: “Cuando el tercer mundo ascendió a segundo”, sugiere
que ahora sólo hay dos mundos: el de los ricos y el de los pobres.
Burgueno considera que la respuesta que se busque a esta problemática deberá tomar en cuenta
el verdadero drama en que se desenvuelven estos pueblos. Debe exigirse la construcción de un
nuevo país y una sociedad en el que el fortalecimiento de la región en lo interno, la distribución
del ingreso, la articulación y desarrollo productivo y el bienestar social junto a la ampliación y
fortalecimiento de la democracia en todos los órdenes son las condiciones indispensables para el
tránsito a una nueva y diferente estrategia de desarrollo.
“A.L. debe buscar y definir su propio espacio y formas de desarrollo regional con base en sus
recursos internos y de apoyo efectivo y real a la cooperación e integración regional entendido
como proyecto político y poder de negociación… A.L. debe unirse ante la nueva encrucijada y
nuevos desafíos, para responder como región, a los problemas y obstáculos que presenta la
globalización de la economía y la nueva regionalización mundial. De no hacerlo, construyendo su
propio proyecto de unidad latinoamericana, no solo continuara como furgón de cola ante los
cambios, sino, además, subordinada a la “nueva ideología” dominante, poniendo en riesgo su
independencia y soberanía”. (Burgueno, 1991).