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1. INTRODUCCIÓN
1. Introducción
En este desarrollo, nos centraremos en el Realismo europeo y español desde un punto de vista
espacial (europeo y español), contestando primero a algunas preguntas clave para entender su
dimensión:
- ¿Qué es el Realismo?
El término se fortalece cuando el fiscal que condena a Madame Bovary y Les floures du mal las
califica de un “realismo grosero y vulgar”. Así pues, se consagra el término para designar a
aquellos novelistas que buscan la inspiración en la realidad misma.
- ¿Cuándo comienza?
El realismo convivió con el romanticismo en sus inicios. Cuenta de ello dan la publicación de El
rojo y el negro en 1830 y Nuestra señora de París en 1831, por lo que no es difícil advertir
cierta mezcla de estilos en autores como Stendhal o Balzac.
Este movimiento llega primero a Francia e Inglaterra y más tardíamente a España, ya que las
revoluciones burguesas se habían propiciado con anterioridad en estos países. A partir de
1868, en España, la burguesía y el proletariado español se verán inmersos en una lucha de
clases que se reflejará la en la literatura. La politización de la sociedad trasvasa a la literatura,
que usa el periódico, los folletines y la novela por entregas como instrumento docente para la
población.
- Causas de su aparición
El triunfo del positivismo de August Compte, quien aboga por la experiencia como punto de
partida del saber, y del marxismo, influirá en la producción realista, como más adelante
veremos.
La novela realista pretende la fiel descripción del hombre en la sociedad. Lo peculiar de esto,
es el equilibrio entre sociología e intimismo, el contraste entre lo individual y lo colectivo.
Centra su atención en la dialéctica del individuo con la sociedad…
Seguiremos a Hipólito Esteban Soler para definir algunas características de la novela realista
europea:
Francia
Tras estallar la revolución de 1830, de carácter liberal, se sitúa en el trono Luis Felipe de
Orleans hasta la proclamación de la república en 1848.
Estos hechos tendrán un amplio eco en los novelistas franceses, y es por ello que se considera
este país la cuna del Realismo.
Los tipos que se crean en este momento responden a personajes atormentados y resignados,
incluso cuando logran sus propósitos, pues, guiados por un determinismo imperante, han de
adaptarse al medio si no quieren desaparecer.
Stendhal: Henry Bayle, hombre de armas, culto y viajado, publica por vez primera bajo el
seudónimo de Stendhal un libro de recuerdos personales, Roma, Nápoles y Florencia (1817).
Tras vivir unos años en Italia, se establece en Paris donde frecuenta círculos literarios y lleva
una activa vida social e intelectual. En 1822 publica Sobre el amor, donde incluye una reflexión
muy vanguardista sobre el matrimonio, el papel de la mujer, la moral y la política. El 1831 fue
nombrado cónsul francés en un pequeño pueblo de Italia, Civitavecchia. Escribirá en estos
años sus dos más importantes novelas, El rojo y el negro, novela que analiza la sociedad
contemporánea a través de la figura de Julien Sorel (militar y posteriormente, sacerdote), y La
Cartuja de Parma (1839) una intriga política. Se incluye a Stendhal dentro de los escritores
realistas considerando su rigor crítico en el análisis de la psicología humana. Tanto Julien como
Frabizio son personajes aislados psicológicamente, alejados de la sociedad y enfrentados a las
imposiciones e ideales de está.
Balzac: Su gran poder de observación lo inserta en este catálogo. Desde 1830 hasta casi su
muerte, publicó una serie de más de 80 novelas tituladas La comedia humana (alusión a
Dante). Destacan Papá Goriot (1833) y Las ilusiones perdidas y Esplendores y miserias de las
cortesanas (1837-1847). En ellas muestra la sociedad parisina de la Restauración poniendo en
escena personajes inolvidables (Rastignac, Lucien de Rumbempé o Vautrin), revelando su
prodigiosa capacidad para captar lo real y las fuerzas ocultas que lo mueven: ambición, amor,
dinero…
Flaubert: Padre médico. Nacido en Ruán 1821. Abandona sus estudios en derecho para
dedicarse a escribir, vive de forma tranquila, la mayor parte del tiempo en Croisset, donde
recibe muchas visitas de escritores notables. Allí muere.
Emile Zola y el Naturalismo: Este movimiento nace entorno a la figura de Emile Zola y
pretende reproducir la realidad en sus aspectos más sublimes como los más vulgares. Señala la
dependencia del nombre de las condiciones ambientales y desplaza la atención tanto a la
naturaleza como a la sociedad, entendida como mecanismo de atropello al individuo.
El “grupo de Medan”, presidido por él, propició el manifiesto. Fueron Hennique, Henry Céard,
Paul Alexis, Guy de Maupassant y los hermanos Goncourt entre otros.
La primera novela de Zola fue Thérèse Raquin (1867), donde presenta un estudio psicológico
detallado del asesinato y la pasión. Más tarde, inspirado por los experimentos científicos sobre
la herencia y el entorno, decidió escribir una novela que ahondase en los aspectos de la vida
humana, y así escribió 20 novelas entre 1871 y 1893 bajo el título Rougon-Macquart, donde
ilustra sus teorías mediante una saga familiar. Algunas alcanzaron una gran popularidad
(Naná, la taberna, Germinal) pero fueron duramente criticadas por las patologías presentadas
en las clases sociales más bajas.
También hizo crítica literaria donde atacó a los escritores románticos. El mejor de sus escritos
críticos es La novela experimental (1880), documento más expresivo de la nueva teoría literaria
propugnada por el autor.
Muere 1902 asfixiado por el monóxido de carbono que producía una chimenea en mal estado.
El Realismo en Inglaterra
Uno de los mayores representantes del realismo inglés es Charles Dickens. Este autor vivió una
desamparada juventud de donde extrajo gran material para novelar. No es el suyo un realismo
sombrío o negativo. Relata historias de personajes pintorescos o niños, los cuales mostramos a
continuación:
- Los papeles póstumos del club Pickwick, donde retrata a Mr.Piwick, una especie de Don
Quijote en busca de aventuras. Una novela divertida que refleja el ambiente social
inglés desde las escenas de denuncias carcelarias.
- Oliver Twist (1838), novela más sombría y triste, narra las aventuras de un niño desde
su estancia en la beneficencia hasta su ascenso por la felicidad.
- David Cooplerfield, cuenta su vida en 1ª persona, una vida de azar que a menudo se ha
comparado con la de nuestro protagonista.
Dickens gusta de exaltar los valores hogareños y dar un toque de lirismo a sus obras donde los
protagonistas son los niños. Fustiga a la sociedad insensible ante el abandono. Su humor
literario contribuyó a mejorar la vida de los indigentes e impulsar las reformas sociales.
Thackeray, también destacado comenzó su carrera literaria como periodista, pero proveniente
de una familia más adinerada. Su obra más representativa, Vanity Fair (1848), es un retrato
satírico de la sociedad londinense.
El Realismo ruso
Su novela más famosa es Almas muertas. A través del protagonista Chichikov, permite
reflexionar, con un ácido sentido del humor, sobre la miseria del campesinado ruso, la terrible
degradación que supone la servidumbre y, en general, el lado oscuro del ser humano.
Dovstoievski, condenado a muerte y conmutada su pena por trabajos en Siberia, recuerda esta
experiencia en su libro Recuerdo de la casa de los muertos. En plena crisis vital, este autor de
capacidad descriptiva encomiable, comienza la publicación de sus grandes obras (síntesis de
sus tormentos). Los temas más repetidos en sus novelas son: la rebelión contra las
circunstancias personales o sociales, la culpabilidad que solo se vence con el sufrimiento y el
sacrificio personal, la destrucción de los valores tradicionales y la afirmación de la
espiritualidad rusa. Lo más destacado de su narrativa es la creación de personajes
atormentados por la culpabilidad o por la sociedad que los oprime, capaces de sacrificarse por
los demás y de realizar los actos más brutales. La obra más importante de Dostoyevski es
Crimen y castigo. Plantea un conflicto moral: si el asesinato puede ser lícito en alguna ocasión.
Tolstoi, intentó reflejar fielmente la sociedad en la que vivía. En sus últimos años, tras varias
crisis espirituales, se convirtió en una persona profundamente religiosa y altruista, rechazó
toda su obra literaria anterior y criticó duramente a las instituciones eclesiásticas. Es un autor
racionalista, objetivo y materialista, de un vitalismo esperanzado y una moral optimista, que
cree en la transformación del ser humano gracias a la bondad natural, la que lo conducirá a
abandonar la felicidad ilusoria y a buscar una forma de vivir más ajustada a la naturaleza. De
hecho, él mismo intentó renunciar a todas sus propiedades (incluidos los derechos de autor)
para repartirlas entre sus campesinos, lo que no consiguió a causa de la oposición de su
familia.
Sus grandes novelas son: Guerra y paz, que es una crónica épica de las campañas de Napoleón
en Rusia a través de los avatares de dos familias nobles. Partiendo de ese hecho histórico,
Tolstói hace una radiografía social y moral de la Rusia de principios del siglo XIX . Ana Karenina,
que narra una pasión amorosa que lleva a Ana, la protagonista, al adulterio y al suicidio.
Destaca el análisis psicológico y la crítica a la rigidez de las convenciones sociales. La muerte
de Ivan Illich también muestra con gran maestría las técnicas realistas.
El Realismo en EEUU
Edgar Allan Poe, huérfano tempranamente, criado por su tío, y de carácter marcadamente
infeliz, Poe representa la lucha del hombre consigo mismo, que se reflejará en el gusto por lo
tenebroso y una clara obsesión por la muerte. Usará diversidad de géneros como el policiaco
en Los crímenes de la calle Morgue, de aventuras en El escarabajo de oro, los cuentos de terror
(el barril de amontillado) los viajes extraordinarios (La narración de Arthur Gordon Pym).
Herman Melville conocido por Moby Dick, utiliza la historia de la caza de la ballena para
camuflar un relato alegórico sobre la venganza, el bien y el mal, las limitaciones humanas…
Mark Twain, uno de los escritores más ilustres del realismo americano, dirigió su mirada hacia
el Sur y el Oeste y optó por el realismo en sus narraciones, utilizando el lenguaje de todas los
grupos sociales (incluyendo el habla de los dialectos y en especial el que se habla a orillas del
Mississippi). En sus manos el realismo no es sólo una técnica literaria, sino un medio para decir
la verdad con exactitud y para realizar una crítica de la sociedad en la que vivía, especialmente
a través de la sátira, denunciando la desigualdad social, la esclavitud y el exceso de interés por
el éxito y el dinero. Tom Sawyer, Las aventuras de Huckleberry Finn).
Agotada la descripción física y material de los entornos y escenarios, la atención se centra más
bien en los personajes, cuya psicología es lo único ya que interesa. Así ocurre con los
personajes de Henry James, quien ofrece una crítica sarcástica de las clases altas
estadounidenses en obras como La princesa Casamassina.
J.F.Montesinos diagnosticó algunas causas que frenaron la aparición del género realista. Estas
fueron, en su mayoría, el desprestigio de la novela en la poética del neoclasicismo, prejuicios
contra la ficción, y el prejuicio de pensar que el reflejo realista de los vicios y costumbres de la
sociedad incitarían a su práctica. Montesinos acuñó el término manía moralizadora para
describir la exigencia de honor y moral exigía al género para poder ser institucionalizado.
A pesar de ello, el realismo alcanzó un gran impulso debido a la demanda de un público
sediento de ficción, así como de la aparición de las traducciones de las novelas francesas, lo
cual suscitó el despertar de la industria editorial española, que adopto los mecanismos de
difusión y venta para la popularización del género.
Existe toda una tradición novelística agrupada bajo los subtítulos de “novela de costumbres
contemporáneas”, “Escenas contemporáneas” o “novela contemporánea”, como explica
R.F.Brown, anteriores a la que suele darse como fundadora del género, La Gaviota (1849) de
Fernán Caballero.
I.M.Zavala ha propuesto como tesis general evolutiva del Realismo un origen Romántico-
socialista, es decir, una preocupación por el devenir político y social de la sociedad y el
consecuente análisis crítico. Parece tan unilateral esta concepción como la del origen
costumbrista desde Fernán Caballero.
De 1830 a 1870, la novela histórica, la popular de tema social y el costumbrismo, fueron las
vías que aportaron técnicas narrativas, personajes y conflictos a la novela posterior a 1868.
En este sentido de evolución, Fernán Caballero jugó un papel preponderante por elaborar una
dimensión regional y por subordinar la narración al debate ideológico.
Las causas de la formación del movimiento realista tienen también origen europeo. Es de
consenso común el situar en 1850 su comienzo en Europa. La sociología de G.Luckacs,
E.Fischer y A Hauser, nos han acostumbrado a relacionar la génesis del movimiento realista
con el triunfo del proyecto liberal y la revolución política e industrial, pero en España la cosa
fue ligeramente diferente: el proceso largo, contradictorio, y accidentado por el que la
burguesía española instauró la Restauración y por ende, su proyecto político, económico y
cultural, da lugar a otro proceso no menos accidentado como es el de la sustitución del folletín
revolucionario de corte social y el cuadro de costumbres por la nueva novela realista. El
realismo pasó a administrarse por los intelectuales liberales, lo que supuso una transformación
ideológica y una nueva fórmula estética cuya manifestación más explícita fue la revisión crítica
a la que se sometió la novela.
La nueva novela nació en España a partir del 70, declinando el ímpetu revolucionario del 69 y
persuadida por el protagonismo de la clase media, entendida como el declive de la aristocracia
y el ascenso de la burguesía. Fue Galdós quien así lo afirmaba en su manifiesto de 1870:
La novela moderna de costumbres ha de ser la expresión de cuanto bueno y malo existe en el
fondo de esta clase, de la incesante agitación que la elabora, de ese empeño que manifiesta por
encontrar ciertos ideales y resolver ciertos problemas que preocupan a todos, y conocer el origen y el
remedio de ciertos males que turban las familias”.
El Naturalismo fue conocido prontamente en España, aunque la mentalidad española era muy
distinta a la parisina de Zola, y suscitó grandes polémicas, acusándolo de inmoral y
anticatólico.
Sus principios fueron asimilados por Emilia Pardo Bazán, quien hace una defensa del
movimiento en La cuestión palpitante (1883), aunque renegando de su postura anticatólica.
Aprovecha del movimiento parisino su interés por los ambientes míseros y algunas fórmulas
narrativas, aunque sin convertir plenamente la poesía en ciencia.
En Galdós, Clarín, y en algunas novelas de Palacio Valdés también podemos encontrar rasgos
naturalistas, pero son autores menores como Alejandro Sawa o Eduardo López Baga quienes
aplican de forma extrema el determinismo, el darwinismo y las ideas positivistas que el
naturalismo les ofrece.
Este género influirá en autores posteriores como Blasco Ibáñez y Pío Baroja.
La generación del 68
Esta época ha sido denominada la Edad de Plata de la literatura española. En apenas 11 años
aparecen novelistas de la talla de Galdós, Valera, Pereda, Alarcón, Bazán y Valdés, e
inmediatamente después, Clarín, Munilla, y el padre Coloma entre otros.
Podemos acotar sus nombres bajo una “generación” entendida como un grupo de novelistas
que inician su creación determinada por la revolución del 68 y que detentan una única visión
del mundo.
Aunque las ideologías sean opuestas como en el caso de Galdós y Pereda, todos tienen una
idéntica manera de considerar la novela y se supeditan a las reglas realistas. Aunque, estos
autores se diferencian por el estilo particular de cada uno, todos nos muestran las relaciones
de un individuo problemático con el universo en el que vive. La construcción de un nuevo
concepto de nación cambia la visión del mundo de los autores y les permite intentar una
homología de universos.
Principales autores
A Fernán Caballero, o Cecilia Böhl de Faber (1796-1877) le correspondió el cometido de dar
forma de novela a la materia tratada por el costumbrismo, elaborando una narración más
completa y extensa tal y como testimonia La Gaviota (1849), publicada por entregas en el
Heraldo y atenida a lo corriente y cotidiano. Fue el claro camino hacia el Realismo.
Otras de sus obras ofrecen pintorescas descripciones de lugares, escenas o personajes, con
una intención tan moralizadora que resulta una rémora en su obra.
Su obra presenta cualidades positivas, así como defectos notorios por su estilo apresurado y
defectuoso, aunque sepa suplirlo con su modo de contar. Con reprobable frecuencia toma la
voz por sus personajes, reduciendo así su libertad de acción.
Juan Valera (1824-1905) comenzó a escribir cuando rondaba los 50. Pepita Jiménez (1874), fue
de acogida favorable.
Se dedicó a la crítica y asentó unos puntos de vista teóricos extraídos de su práctica de autor.
Sus relatos escogen el ambiente de su Andalucía natal, donde muestra unos personajes
seguros y habladores, rasgo este de su narración.
José María Pereda (1833-1906), académico de la lengua desde 1897, se afincó en la novela
regional, aunque flirteó con la novela de tesis, como hizo en su novela Don Gonzalo González
de Gonzalera (1878), donde dejo plasmada su ideología tradicional haciendo un alegato del
celibato, y satirizando las ideas revolucionarias.
Compone Pedro Sánchez (1883) y La Montálvez (1887) como incursión en un ambiente poco
atractivo para el autor, el madrileño. Tras el poco éxito, volvió al ambiente santanderino,
mejor conocido por él.
Emilia Pardo Bazán (1851-1921), desarrolló una intensa labor literaria compatible con su
intensa vida social tanto en Madrid como en su pazo de Meirás. Colaboró en publicaciones
periódicas y escribió cuentos (Cuentos de Marineda), novelas, teatro… Ostentó el cargo de
catedrática y aspiró a entrar en la academia, aunque sin éxito.
Leopoldo Alas, más conocido por Clarín, ha dado a luz a tildada por algunos mejor novela
española del siglo XIX, La Regenta (1884-1885). Su producción abarca 2 novelas extensas, 3
novelas cortas y 5 tomos de cuentos, estos últimos quizás donde mejor ha plasmado su
realidad única nuestro autor. Destacan ¡Adiós, Cordera! y Cuentos morales.
La Regenta es la historia Ana Ozores que busca definir su condición de mujer a través de la
sexualidad, la maternidad o la escritura. Presenta lugares, ambientes, recuerdos, personajes y
relaciones muy elaboradas. Clarín encuentra en Vetusta un entorno adscrito a un mapa moral
y muestra la triste deformación que sufren los valores como el religioso, el burdo tratamiento
político, la convivencia humana y la cultura. Se ha señalado el tono crítica y de denuncia velado
en la Regenta hacia la sociedad de la Restauración canovista.
Su único hijo es la segunda novela extensa de Alas, (1890) donde muestra a un maltratado
protagonista, Bonifacio Reyes, por unos personajes que provocan la tristeza, el asco o el
desprecio.
En su primera etapa como escritor, publica Solos de Clarín (1881) o Pipá (1886), obras de tono
satírico-critico donde muestra las malas costumbres y vicios encarnados en personajes poco
recomendables. Será a partir de Avecilla cuando comience a mostrar todo un elenco de
personajes juguetes de los demás y de la vida.
Posteriormente publicará “obras de rebeldía”, de la guerra europea (Los cuatro jinetes del
apocalipsis), sobre américa (La tierra de todos) o históricas con las que ganó renombre y
dinero.
Bibliografía
FERRERAS, J.I., “La generación de 1868” en Iris.M. Zavala (ed.) Historia y crí tica de la literatura
española. Romanticismo y Realismo. Barcelona, Crítica, 1982.
SHAW, D. Historia de la literatura española. El siglo XIX. Barcelona, Ariel, 1983. VILLANUEVA
PRIETO, F Darío. Teorías del realismo literario. Pozuelo de Alarcón, Espasa-Calpe,1992
ZAVALA, I.M., Ideología y política en la novela española del XIX. Salamanca, Anaya, 1971
http://www.cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/galdos/