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El marco teórico para el desarrollo conceptual de

la Educación para la Ciudadanía

Los problemas para definir los conceptos de EpC

Antoni Santisteban
Joan Pagès

Uno de los problemas que existen para desarrollar propuestas de Educación para la
Ciudadanía es la falta de un marco teórico. La EpC se relaciona con una gran diversidad de
conceptos, unos que provienen de la ciencia política y otros de las diferentes tradiciones de
la educación cívica. Por este motivo es necesario clarificar cuáles son los conceptos que for-
man parte de esta enseñanza para la democracia, qué relaciones se establecen entre estos
conceptos y, en definitiva, cuáles son las estructuras conceptuales que dan sentido a una
Educación para la Ciudadanía.
Algunos autores han señalado las diferencias que se dan entre países (Por ejemplo, entre
Canadá y Estados Unidos) en cuanto a los conceptos a los que se da prioridad (SEARS, A.
1994). En Europa, el propio Consejo de Europa ha promovido una serie de trabajos para inten-
tar definir el campo (EURYDICE, 2005):

La educación para la ciudadanía en el contexto del presente estudio hace referencia


a la educación que los jóvenes reciben en el ámbito escolar, cuyo fin es garantizar que
se conviertan en ciudadanos activos y responsables, capaces de contribuir al desarrollo
y al bienestar de la sociedad en la que viven. Aunque sus objetivos y contenido son
sumamente variados, tres son los temas clave que tienen un interés especial. Por lo
general, la educación para la ciudadanía pretende orientar a los alumnos hacia (a) la
cultura política, (b) el pensamiento crítico y el desarrollo de ciertas actitudes y valores, y
(c) la participación activa.

EURYDICE (2005).
Introducción general. Pág. 10.
http://www.eurydice.org/ressources/Eurydice/pdf/0_integral/055ES.pdf

Pero aunque se llegue a un cierto consenso sobre los objetivos y los contenidos de la EpC,
es un campo que requerirá siempre del debate sobre sus principales problemáticas, como
por ejemplo qué tipo de ciudadanía queremos educar o cómo se implica a la juventud en la
participación democrática.
El concepto de ciudadanía es un pensamiento complejo que incluye aspectos del derecho,
culturales y sociales. Para AUDIGIER (1999) la ciudadanía exige una educación para la respon-
sabilidad y para la participación. Según KERR (1999, 2002), la Educación de la Ciudadanía
debe preparar a los jóvenes para ejercer como ciudadanos responsables. Para este autor la
ciudadanía ha de ser capaz de solucionar problemas sociales, trabajar de manera responsable
y cooperativa, aceptar las diferencias culturales, pensar de manera crítica, resolver conflictos,
realizar un consumo responsable, defender los derechos humanos, participar en la vida social
y política de su entorno con una visión global del mundo.
En las propuestas inglesas se adopta la definición de CRICK (1998) sobre la Educación para
la Ciudadanía; véase, por ejemplo, la revisión de las investigaciones realizada por DEAKIN CRICK,
COATES, TAYLOR y RITCHIE (2004). Para Crick se distinguen tres grandes ámbitos de estudio en
la educación para la ciudadanía:

WOLTERS KLUWER ESPAÑA 1


• El desarrollo moral y social de los estudiantes.
• La alfabetización política.
• La participación en la comunidad.

ROCHE, G. et.al. (2002:12) consideran que la educación ciudadana abarca una serie de con-
ceptos de la educación civique, morale, juridique et politique. Clasifica estos conceptos según
a qué tipo de educación de las anteriores pertenece en mayor o en menor grado, aunque reco-
noce las interrelaciones entre los términos. Por su parte MOUGNIOTTE, A. (1999) considera que
la educación de la ciudadanía está formada por la educación cívica y la educación política.

Una idea de democracia

El marco teórico de la Educación para la Ciudadanía debe contemplar una idea de demo-
cracia como realidad inacabada, como una manera de vivir en todos los ámbitos de la cotidia-
nidad. Como afirmaba ARANGUREN en un trabajo clásico sobre ética y política, la democracia
no es una meta a la cual hemos de llegar, sino un camino que tenemos que recorrer siempre,
una conquista de cada día:

La democracia no es un estatus en el que pueda un pueblo cómodamente instalarse.


Es una conquista ético-política de cada día, que sólo a través de una autocrítica siempre
vigilante puede mantenerse. Es más una aspiración que una posesión. Es, como decía
KANT de la moral en general, una «tarea infinita», en la que si no se progresa, se retroce-
de, pues incluso lo ya ganado ha de re-conquistarse cada día.

ARANGUREN, J.L. (1963:155).


Ética y política.
Guadarrama. Madrid.

La democracia es un modelo ideal (TOURAINE, 1991), un conjunto idealizado de valores que


deben guiar nuestra acción social (BEANE y APPLE, 1997:21). Es también una serie de proce-
dimientos de la comunicación, para argumentar, dialogar, debatir, y tomar decisiones, para
resolver los conflictos inevitables surgidos de la convivencia.

Se puede oponer a esta constatación (democracia indirecta) que la democracia


como es (en la realidad) no es democracia como debería ser, y que la democracia es,
ante todo y por encima de todo, un ideal. En gran medida esto es la democracia como
autogobierno, como gobierno del pueblo en primera persona sobre sí mismo. Así es la
democracia igualitaria, es decir, reducida a un ideal generalizado de progresiva mayor
igualdad. Un elemento ideal o normativo es ciertamente constitutivo de la democracia:
sin tensión ideal una democracia no nace, y, una vez nacida, rápidamente se distien-
de. Más que cualquier otro régimen político, la democracia va contracorriente, contra
las leyes de la inercia que gobiernan a los agregados humanos. Las monocracias, las
autocracias, las dictaduras son fáciles, se derrumban por sí solas; las democracias son
difíciles, deben ser promovidas y «creídas».

SARTORI, G. (1992:28).
Elementos de teoría política.
Alianza. Madrid.

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Esta idea de democracia nos obliga a pensar en la Educación para la Ciudadanía como un
proceso dinámico, de práctica de la racionalidad en las aulas, que sirva para conocer, pero
también para cuestionar, las organizaciones sociales y políticas, su estructura como sistema
de libertades, las formas de distribución del poder, de repartición de responsabilidades y de
exigencia de criterios para la justicia y la igualdad.

Las fuentes para establecer el marco teórico

Las Ciencias Sociales aportan a la Educación para la Ciudadanía elementos de análisis


esenciales, ya que coinciden en los fines educativos. Si hemos de destacar las aportaciones
específicas de las Ciencias Sociales y la Filosofía a la EpC, podríamos concretar las siguientes
cuestiones:

• La perspectiva histórica para la comprensión de los cambios en los sistemas políticos y la


construcción de la democracia.
• La distribución, el control y la gestión del espacio geográfico, la decisión sobre los límites
o fronteras.
• La gestión de los recursos económicos, la economía de mercado y el crecimiento soste-
nible.
• El derecho, la representación de la justicia y la confrontación entre lo legal y lo ilegal en la
ciudadanía.
• Las interrelaciones sociales a partir de la antropología del poder o de la sociología del
conflicto.
• La naturaleza de los conceptos políticos como objeto de estudio de la filosofía y de la ética
política.

Naturaleza de los
Ética política Filosofía política conceptos políticos

Ciencia Política
Cambios Control y
sistemas gestión del
políticos espacio
Perspectiva Ciencias Geografía
histórica Sociales política
Historia Límites
democracia Fronteras
Aportaciones de las Ciencias Sociales a la Educación política
de la ciudadanía

Gestión de
Legalidad -
recursos
Estudio de la Ilegalidad
Economía Economía Derecho
interrelación Regulación
de mercado política social ciudadanía
Crecimiento
sostenible
Antropología Sociología Psicología
del poder del conflicto social

Figura 1

3
Otras fuentes esenciales para seleccionar los conceptos fundamentales de la EpC lo cons-
tituyen los trabajos promovidos por el Consejo de Europa y la Unión Europea. La propuesta de
O’SHEA (2003) Glosario de términos de la Educación para la Ciudadanía democrática es uno de
los mejores ejemplos, o bien el trabajo de AUDIGIER (2000) para intentar definir los conceptos y
las competencias básicas de la educación democrática de la ciudadanía.
Una de las fuentes de información más importantes de que disponemos es el Proyecto
del Consejo de Europa Education for Democratic Citizenship, la Civic Education Studies de
la International Association for the Evaluation of Educational Achievement (IEA), que recoge
datos de las representaciones democráticas de los jóvenes de diversos países del mundo. Otra
fuente es la experiencia de la inclusión en los años ochenta de la educación de la ciudadanía
en el currículo inglés, iniciando la innovación en una temática que después han recogido en su
currículum la mayoría de países. En una primera fase se consideró la transversalidad no obli-
gatoria (como en España en algunos aspectos de la educación en valores con la LOGSE), para
pasar después, a finales de los años 90, a ser una asignatura bien definida en su contenido y
su dedicación (CRICK, 1998, 2000).

El desarrollo conceptual de la EpC

A partir de trabajos como los citados anteriormente y de otras propuestas curriculares


(PAGÈS, A.; SANTISTEBAN, A. 1994), se puede establecer un modelo conceptual como orienta-
ción para tomar decisiones en relación con los contenidos de Educación para la Ciudadanía.
La estructura conceptual de la EpC se divide en 5 bloques:

a) La pluralidad y la organización social.


b) La definición de ciudadanía.
c) Los sistemas políticos: estructura y proceso político.
d) La cultura política como cultura democrática.
e) La cultura cívica para la intervención social.

1. Pluralidad 2. Ciudadanía

Educación de la
ciudadanía

3. Sistemas políticos 4. Cultura política

5. Cultura cívica

Figura 2

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Para definir estos bloques se han tenido en cuenta también las aportaciones de la Ciencia
Política y de la Sociología Política (por ejemplo, VALLÈS, 2004; CAMINAL, 2005), ya que es ésta
ciencia social la que aporta a la ciudadanía, y al estudio de la democracia, sus principales
coordenadas conceptuales.

a) La pluralidad y la organización social

La pluralidad es uno de los conceptos fundamentales de la Ciencia Política y, a la vez, es


un referente básico de cualquier propuesta para el estudio de la diversidad o de cómo las
personas nos organizamos, concebimos el poder o solucionamos los conflictos. Para ARENDT
(1997) la pluralidad es lo que da lugar a la necesidad de la política. O’SHEA (2003:9), por su
parte, cree que la diversidad es un rasgo inherente a la idea de pluralismo y multiculturalismo.
La pluralidad es un concepto central de la teoría política. La pluralidad se explica, a partir del
concepto de diferencia, entre las personas y entre los grupos sociales. La pluralidad hace
necesario establecer unas formas y unas normas de convivencia para vivir en paz respetando
las diferentes maneras de pensar. La organización social y política es la respuesta dada desde
la experiencia a la pluralidad y a la convivencia.
g
Diversidad Desigualdad Interrelación Comunidad/Asociación

Diferencia Convivencia

Pluralidad

Organización social (política)

Representación del Poder Representación del conflicto

Autoridad / Liderazgo Estabilidad Amigo /


Legitimidad (orden/desorden) enemigo

Poder local, Oligarquía Control / Coacción Paz / Violencia


nacional,... (élite política)

Poder social – económico – político Golpe de Estado – Terrorismo - Guerra

Figura 3

a) La pluralidad se expresa por la «diferencia». Este es el concepto más general, pero


otros dos conceptos matizan su significado desde las Ciencias Sociales. Son los conceptos
de diversidad, como concepto natural y positivo, y de desigualdad, como concepto social
negativo.

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b) La «convivencia» da lugar a la creación de vínculos de interrelación o de interdepen-
dencia, entre las personas y entre los grupos sociales, ya sean comunidades naturales o aso-
ciaciones.
c) La «organización social y política» de una determinada comunidad se caracteriza por
su «representación del poder» en sus diversas formas (económico, político, social), y en sus
diversos significados (autoridad, legitimidad, liderazgo). La organización social se diferencia
también por la «representación del conflicto», por los conceptos de estabilidad, control, paz,
violencia y otros conceptos políticos relacionados con el orden/desorden.

b) La definición de ciudadanía

El concepto de ciudadanía se explica, en primer lugar, desde una perspectiva histórica y


desde una concepción actual, por un lado los orígenes del concepto en las ideas de la Ilustra-
ción y, en segundo lugar, los nuevos significados de la ciudadanía como identidad o asociada
a unos derechos y deberes. En todo caso, en este concepto convergen de alguna manera los
demás bloques de la propuesta.

a) La ciudadanía significa, en primer lugar, «igualdad» ante la ley y la no discriminación por


razones de sexo, etnia, creencias, etc.
b) La ciudadanía significa «libertad». En los últimos tiempos se ha propuesto un nuevo
concepto de libertad, como un derecho y como un deber: participar e intervenir en la sociedad
para mejorarla (CAMPS, 1993; CORTINA, 1997). Esta nueva idea de libertad ha surgido a partir de
la necesidad de incluir en la educación la democracia entendida como participación.
c) La ciudadanía es «justicia», es decir, supone unos derechos y unos deberes que dan
sentido a nuestra participación en la sociedad y en la política.
d) La «solidaridad» alude al concepto de fraternidad de la Ilustración, pero recoge la
tradición y la experiencia de la democracia y de sus mecanismos de regulación de la con-
vivencia. La participación democrática comporta la preocupación por los asuntos públicos
o comunes, así como un cierto grado de altruismo. Sin solidaridad no existe la democracia,
ya que es una organización social y un sistema político en el que existen desigualdades. Su
perfeccionamiento o su construcción depende de nuestra capacidad para mejorar estas
situaciones (BILBENY, 1998).
e) El concepto de «identidad» se asocia en primer lugar con el de «alteridad», es decir, nos
definimos a nosotros mismos en función de las diferencias con otras personas, pero también
por nuestro origen, nuestro territorio o nuestras creencias. La identidad puede asociarse a
una condición legal con el Estado, lo que diferencia ciudadanía y extranjería. También puede
relacionarse con unos símbolos nacionales representativos.

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Edad Sexo Etnia Expresión Asociación Participación

Igualdad Libertad
Se define a partir de los conceptos de...

Derechos
Justicia Ciudadanía Solidaridad Fraternidad
Deberes

Identidad Alteridad

Nación

Plurinacionalidad Estado Extranjería

Símbolos

Figura 4

c) Los sistemas políticos: estructura y proceso político

Los sistemas políticos constituyen uno de los principales objetos de estudio de la Ciencia
Política, y se concretan en: a) Sistemas de gobierno de diferente índole, b) Estructuras políticas
con estructuras territoriales, así como el proceso político para hacer efectiva la participación y
la representatividad (VALLÈS, 2004; CAMINAL, 2005).

a) Los sistemas políticos se basan en una determinada concepción de la «soberanía»,


de tal manera que su concreción en sistemas de gobierno tendrá resultados muy diferentes
según sea ésta. Se diferencian así «sistemas de gobierno» democráticos y sistemas totalita-
rios o autoritarios. En los sistemas democráticos se dan diversas formas del poder, como el
parlamentarismo o el presidencialismo, la monarquía o la república. También existen sistemas
internacionales o transnacionales, como es el caso de la Unión Europea.
b) El Estado de Derecho se define a partir de una estructura política democrática y de
un proceso político para la participación política de la ciudadanía.

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Parlamentarismo /
República / Monarquía
Presidencialismo

Sistemas totalitarios /
Sistemas democráticos
autoritarios

Sistema Internacional
Sistemas de gobierno (transnacional)

Soberanía Sistemas políticos

Estructura política Proceso político

Figura 5

c.1.) La estructura política

La estructura política en un Estado democrático se basa en la división de poderes y en


facilitar a la ciudadanía su acceso a los servicios públicos y a la participación.

a) La estructura política del «Estado de Derecho» se organiza, en primer lugar, alrededor


de los tres tipos de poderes: Poder legislativo (parlamento, leyes), poder ejecutivo (gobierno,
policía, ejército) y el poder judicial (sistema judicial y Constitución).
b) La estructura política se concreta en una «administración pública» que define a su vez
los procesos de la burocracia, unas instituciones políticas y un espacio público.
c) La «estructura territorial» del Estado marca las tendencias hacia la centralización en un
Estado más unitario o hacia la autonomía en un Estado más descentralizado o federal, con sus
diferentes formas en cuanto a la financiación.

8
g
Leyes Policía / Ejército Constitución

Parlamento Gobierno Sistema judicial

Poder legislativo Poder ejecutivo Poder judicial

Estado de Derecho

Estructura política Instituciones políticas

Espacio
Burocracia Administración pública público

Estructura territorial del Estado Financiación

Centralización Autonomía

Estado unitario Estado federal

Figura 6

c.2.) El proceso político

La democracia se basa en la participación política de la ciudadanía a través de unas reglas


que aseguren la igualdad de condiciones en esta participación.

a) El proceso político define la «participación política» de la ciudadanía en los sistemas


políticos, a partir de una determinada «representatividad».
b) La representatividad se concreta a partir de un «sistema de partidos», que es la base del
juego democrático (mayorías, minorías, coaliciones).
c) El «sistema electoral» concreta las reglas de la participación política, según un tipo de
sufragio más o menos democrático (universal/restringido), unas elecciones y unas votaciones,
y la posibilidad de la abstención.

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Proceso político

Sindicatos Participación política Representatividad

Sistema electoral Sistema de partidos

Sufragio universal /
sufragio restringido Partidos políticos

Elecciones Mayorías / Minorías

Votaciones Coaliciones

Abstención

Figura 7

d) La cultura política como cultura democrática

La cultura política incluye el proceso de socialización y la configuración de las ideologías.


Su construcción se basa, en primer lugar, en la representación social del cambio político. Por
otro lado, tiene en cuenta la influencia de la opinión pública y las capacidades para tomar deci-
siones sobre cuestiones de políticas públicas que nos afectan. En último término, se define por
las capacidades para la participación política.

a) La «socialización política» tiene lugar en la familia, en la escuela y a través de los medios


de comunicación, y define unos valores que se relacionan con conceptos como gobernación y
gobernabilidad, en el sentido de aceptación del juego democrático y de capacidad del Estado
para gobernar, con el cambio y con la acción política.
b) Las «ideologías» son la referencia de la socialización política y se concretan en maneras
distintas de entender la convivencia y la organización social, la economía, etc. Distinguimos así
el socialismo, el nacionalismo, el liberalismo, el conservadurismo o el fascismo, que se explican
desde una perspectiva histórica. Las ideologías también influyen sobre los valores democráti-
cos y sobre la representación del cambio y la acción política.
c) La representación del «cambio político» es un aspecto fundamental de la cultura polí-
tica, ya que las ideas sobre cómo podemos cambiar la realidad son esenciales para nuestra
participación política. El cambio político se concreta en conceptos como transición, reforma o
modernización, pero también en otros conceptos como utopía o revolución.
d) La «opinión pública» tiene una gran influencia en la construcción de una cultura política.
La opinión pública llega a través de los medios de comunicación y se ve mediatizada o con-
trastada en la actualidad por la globalización de la información. La opinión pública se interesa
por las políticas públicas (educación, cultura, sanidad, trabajo, vivienda, medioambiente) a

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partir de una determinada representación del estado del bienestar y de la relación entre públi-
co/privado.
e) La cultura política se dirige, en definitiva, hacia la «acción política», el «asociacionismo»
y la configuración de «movimientos sociales», que definen las reivindicaciones, a partir de las
ideas sobre las clases sociales, los grupos de interés o del corporativismo.

Socialismo Nacionalismo Liberalismo Conservadurismo Fascismo

Ideología
Familia
Valores Socialización política Escuela
Medios de
comunicación
Cultura política

Utopía Cambio político Opinión pública Globalización

Transición Reforma Modernización Políticas Estado del Público /


públicas bienestar privado

Revolución Educación-Cultura-Sanidad-Trabajo-
Vivienda-Medioambiente

Gobernación Acción política

Reivindicaciones Asociacionismo Grupos de interés

Clases sociales Movimientos sociales Corporativismo

Figura 8

e) La cultura cívica para la intervención social

La cultura cívica da nombre a toda una serie de capacidades para la racionalidad, el juicio,
la responsabilidad, la comunicación, la solución de problemas y la resolución de conflictos, el
cambio social y la intervención social.

a) La «racionalidad» nos permite superar la «complejidad» del mundo social y de las relacio-
nes sociales, a partir de la aplicación de la causalidad, de la intencionalidad y del relativismo.
La mirada sobre la complejidad de la realidad nos permite comprender la desigualdad, las
injusticias o los procesos de marginación social.
b) La «responsabilidad» es un elemento esencial de la democracia que exige la aceptación
de los Derechos Humanos como base de las actuaciones sociales y reclama el compromiso
social para superar las desigualdades o injusticias.

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c) La formación del pensamiento crítico y creativo es fundamental para enfrentarse a los
«problemas sociales». El pensamiento crítico puede no ser creativo, pero el pensamiento crea-
tivo, para la búsqueda de soluciones o alternativas, es necesariamente crítico. La capacidad
creadora es esencial en la construcción de la democracia. Cada persona tiene la libertad y el
deber de plantear alternativas a la realidad social. (CORTINA, 1997).
d) Los «juicios» son una parte importante de la cultura cívica. Los prejuicios forman parte
de la vida cotidiana de las personas y, por lo tanto, de su cultura política. Las personas no
podemos vivir sin prejuicios, así que no hace falta evitarlos, sino analizarlos, racionalizarlos y
transformarlos en juicios conscientes (ARENDT, 1997). La capacidad de reconsideración de los
prejuicios y la capacidad de construcción coherente de los juicios, son piezas fundamentales
de la cultura democrática (BILBENY, 1998).
e) La «comunicación» en la Educación para la Ciudadanía supone: la interpretación de
la información, la distinción entre hechos y opiniones, el debate, la toma de decisiones y la
argumentación.
f) La «resolución de conflictos» es un aspecto fundamental de la cultura cívica, que requiere
de un aprendizaje de las habilidades para la empatía, la mediación y la negociación, así como
de las capacidades para el acuerdo, el consenso y la cooperación.
g) En último término, la cultura cívica se dirige hacia la «intervención social» en la realidad
de las personas, para mejorar la calidad de vida o para mejorar la convivencia.

Relativismo Intencionalidad Causalidad Estereotipos Prejuicios

Complejidad Racionalidad Juicios

Desigualdad Información (hechos)

Injusticia Cultura Interpretación

Marginación cívica Debate

Responsabilidad Cambio social Comunicación

Derechos Humanos Toma de decisiones

Compromiso Argumentación

Solución de Intervención Resolución de


problemas sociales social conflictos

Pensamiento Empatía Acuerdo


crítico
Mediación Consenso
Pensamiento
creativo Negociación Cooperación

Figura 8

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Los diferentes apartados analizados con anterioridad corresponden a estructuras con-
ceptuales interrelacionadas, de tal manera que conceptos como pluralidad y ciudadanía son
interdependientes, como lo son también una determinada cultura política y una cultura cívica.
Por otro lado, el estudio de los sistemas políticos tiene sentido como estudio de la democra-
cia, de aceptación de la pluralidad, como análisis desde la perspectiva histórica del concepto
de ciudadanía, como adquisición de una cultura política y para la intervención social. Estas
interrelaciones están presentes en la propuesta curricular del MEC, de la que se deducen los
objetivos, los diversos bloques de contenidos, las competencias y los criterios de evaluación
para cada curso. Estas cuestiones serán analizadas en el siguiente apartado.

Referencias bibliográficas

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