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“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

UNIVESIDAD NACIONAL DE BARRANCA


FACULTAD: DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA
CARRERA: DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA
CICLO: IV
ASIGNATURA: INVESTIGACION JURIDICA
DOCENTE: RODAS HUERTAS JAVIER ORLANDO
INTEGRANTES: TINOCO MONTES YENNY ROSA
SOTELO VERDE JESSICA VILMA
IBARRA ROSALES ROGELIO RUBEN
TEMAS: LA INVESTIGACION JURÍDICA
Barranca, 29 de Mayo de 2018
INTRODUCCIÓN

A lo largo de la historia se han establecido diversas clasificaciones de las ciencias atendiendo al


objeto de estudio, los métodos que emplean, su finalidad, el orden histórico de su aparición,
etcétera. Algunas marcaron época por la taxonomía novedosa que hacían de los saberes.
Las ciencias formales estudian entes ideales, abstracciones que el hombre construye, por lo que su
significado es convencional, y no entra en conflicto con la realidad.
Las ciencias fácticas abordan hechos, sucesos, procesos que se encuentran en la realidad, y cuyas
variables necesitan de la observación, medición o experimentación para captarse.
La técnica de investigación jurídica, es la que podemos definir como el conjunto de reglas o
procedimientos idóneos para el aprendizaje de datos sobre el conocimiento de las normas
jurídicas en cuanto a su producción, interpretación, aplicación y accionamiento.
Investigar en derecho penal es estudiar, como en cualquier otro campo, y en este caso en
particular, para conocer, y dar con las respuestas adecuadas a los retos que la problemática social
nos lanza cada día. Esta necesidad de conocer exige hoy que la investigación sobre la cuestión
penal detecte y jerarquice problemas, diseñe estrategias pluridisciplinares para afrontarlos, integre
saberes y
profesionales que sometan la valoración jurídica y la decisión política al contraste del dato
empírico, y que ofrezca a la sociedad —para la que el investigador trabaja— soluciones que, en el
marco del Estado de Derecho, den cumplida respuesta preventiva a la desviación y al crimen.
DEDICATORIA

A mis padres que nunca dejaron de apoyarme


1.0 LA INVESTIGACIÓN JURÍDICA.1 ALGUNAS
PRECISIONES

Carlos Manuel Villabella Armengol2

1.1. La ciencia jurídica en el conglomerado de las ciencias: sus rasgos y nudos cognitivos

A lo largo de la historia se han establecido diversas clasificaciones de las ciencias atendiendo al


objeto de estudio, los métodos que emplean, su finalidad, el orden histórico de su aparición,
etcétera. Algunas marcaron época por la taxonomía novedosa que hacían de los saberes. 3

Por ejemplo:

• Aristóteles (384-322 antes de nuestra era) distinguió entre teoréticas o especulativas


(matemática, física, historia), prácticas (moral, economía, política), y poéticas (retórica,
dialéctica, poética);
• Francis Bacon (1561-1626) diferenció historia, poesía y filosofía;
• Augusto Comte (1798-1857) estableció un agrupamiento que repercutió en la
consolidación posterior del enfoque positivista de la ciencia al distinguir los conocimientos
como auténticos (estudian regularidades y presentan leyes), e inauténticos (estudian
hechos individuales y hacen descripciones).

En los finales del siglo XIX se produjo una revisión de las catalogaciones existentes, con
consecuencias para la distinción entre ciencias sociales y naturales, que se adoptó ulteriormente.
Otra clasificación que nos interesa destacar es la que hace diferencia entre ciencias formales y
fácticas.

Las ciencias formales estudian entes ideales, abstracciones que el hombre construye, formas en las
que se puede volcar un contenido ilimitado, por lo que su significado es convencional, y no entra
en conflicto con la realidad.Sus enunciados establecen teoremas racionales que pueden
demostrarse a través de métodos lógicos.4

Este artículo retoma epígrafes del libro, La metodología de la investigación y la


comunicación jurídica, publicado en México en 2009 por la Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla y el Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla, y en 2a. edición, por la editorial Féliz Varela,
La Habana, 2012.

2 Profesor titular en la Universidad de Camagüey; director del programa de doctoradoen derecho


del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla, México. cvilla61@yahoo.com.

3 Blalock Hubert, M., Construcción de teorías en ciencias sociales, 2a. ed., México, Trillas,
1988, pp. 214 y ss.; Tejedor, C. C., Historia de la filosofía en su marco cultural, Madrid,
Ediciones
SM, 1999, pp. 374 y 375.
4 Bunge, Mario, La investigacion cientifica, Mexico, Siglo XXI, 2000, p. 11.
Las ciencias fácticas abordan hechos, sucesos, procesos que se encuentran en la realidad, y cuyas
variables necesitan de la observación, medición o experimentación para captarse. No basta que
sus enunciados sean racionales, sino, además, deben ser verificables en la experiencia, por lo que
únicamente, después de que hayan pasado la prueba de la verificación empírica, podrán
considerarse adecuados o verdaderos.1

Ubicar a la ciencia jurídica en esta categorización puede resultar a priori más difícil, en tanto por
ésta, cual rostro de Jano, es, por un lado, construcción racional-simbólica, y de otro, reflejo de
hechos factuales que se despliegan a nivel de la sociedad; en este punto, una perspectiva teórica
que permite visualizar el fenómeno jurídico en toda su complejidad es la que ha quedado
condensada como enfoque tridimensional,2 teoría de los tres círculos,3 o teoría integral,4 la que
sostiene que el derecho es norma, valor y hecho.

• La dimensión normativa —la más visible— evidencia al derecho como conjunto de


preceptos imperativos, coactivos y heterónomos, que conforman un sistema estructurado
y coherente, cuya finalidad es encauzar y organizar las relaciones sociales, sentido en el
cual es una técnica de control y mediación que regula y coordina la coexistencia de los
seres humanos, necesaria para la reproducción y continuidad de la sociedad: ubi societas,
ibi ius.

• La dimensión valorativa deviene de visualizar el derecho como un sistema de cánones


creados por los hombres y que pautan el sentido de justicia que postulan para su
existencia; conjunto de reglas que los hacen iguales, miden su conducta y permiten dirimir
conflictos; plexo axiológico que subyace en la idea de “deber ser” que se desea ponderar
en las relaciones sociales.

• La dimensión fáctica expresa que el derecho es expresión de las condiciones, problemáticas


y requerimientos de una sociedad en un momento determinado; en este sentido, puede
señalarse que las normas condensan segmentos de las relaciones humanas en los
diferentes planos sociales.

La apreciación de las dimensiones que sostiene el enfoque tridimensional del derecho (norma-
valorhecho) nos permite visualizar tres grandes áreas científicas en esta ciencia:

1. El estudio exegético de normas e instituciones jurídicas.


2. El análisis iusfilosófico.
3. La investigación de las problemáticas sociales con trascendencia para el derecho.

1 Ibidem, p. 13.

2 Atienza, Manuel, El sentido del derecho, Barcelona, Ariel, 2001, p. 54.

3 García Máynez, Eduardo, La definición del derecho. Ensayo de perspectivismo jurídico, 2a.
ed., Xalapa, Universidad Veracruzana, 1960, p. 54.

4 Recaséns Siches, Luis, Tratado general de filosofía del derecho, 10a. ed., México,
Porrúa, 1991, p. 88.
1.2. Los tipos y enfoques de la investigación: Los modos de la investigación jurídica

Es pertinente clarificar qué tipo de investigación es la forma que ésta adopta de acuerdo con su
objeto de estudio, la perspectiva formal o factual en que lo aborda, los métodos que emplea y los
enunciados que establece; en esta tesitura, la investigación puede ser: 5

— Teórica.
— Empírica. —
Mixta.

El enfoque de investigación, por su parte, es la perspectiva que asume un estudio empírico en


relación con las propiedades y variables del objeto que estudia, el análisis de los datos e
información que captura, los métodos empleados y los razonamientos que establece; en este
sentido, puede ser:10

— Cuantitativa.
— Cualitativa.
— Multimodal.

1.3. Los tipos de investigación. La investigación teórica

La investigación teórica es la que se desarrolla sobre objetos abstractos, que no se perciben


sensorialmente, y cuya materia prima son datos indirectos, no tangibles; especulativos; a esos
efectos, se emplean métodos del pensamiento lógico, tiene un fin cognitivo, y su propósito es la
reconstrucción del núcleo teorético de la ciencia.

Algunas características del tipo de investigación teórica son las siguientes: 6

a) Los diseños de investigación que la sostienen son maleables, ya que en cierta medida
admiten ajustes una vez iniciada la investigación. Trabajan con hipótesis teóricas o ideas
científicas a defender, y que tienen una arquitectura cognitiva flexible.
b) Sus objetos de estudio son nociones ideales, formas lingüísticas elaboradas por el hombre,
constructos racionales y simbólicos que la ciencia ha facturado para aprehender la realidad.
c) El dato con el que trabaja es indirecto, intangible, especulativo; y no se percibe
sensorialmente. Se condensa en axiomas, teoremas, postulados, supuestos, conceptos,
hipótesis, leyes, teorías y paradigmas.
d) Para su ejecución interactúa con fuentes impresas o digitalizadas de disímil formato (libros,
artículos, ensayos, crónicas, monografías, leyes, códigos, etcétera), por lo que el
investigador requiere del desarrollo particular de habilidades para explorar, seleccionar,
fichar, revisar y resumir las fuentes de información; su escenario es la biblioteca o el centro
de información.

5 Carlos, El proceso de la investigación, Buenos Aires, El Cid, 1978, p. 246. 10


1997, p. 56.

6 Velita, María y García Treviño, María C., Guía para la investigación documental, México, Trillas,
2002, p. 56.
e) No trabaja con muestras, y en ese sentido, no precisa, por lo general, de estudios pilotos en
el campo.
f) Requiere de métodos de investigación que operen a un nivel del pensamiento lógico-
racional (análisis, síntesis, comparación, abstracción, generalización y concreción).
g) Sus tesis se expresan mediante un discurso argumentativo (inductive o deductivo), y un
lenguaje gráfico.
h) La textura de sus conclusiones posee marcado sesgo cultural y axiológico, en tanto son
creaciones intelectuales del ser humano.
i) Sus aportes adquieren fundamentalmente el perfil de conceptualizaciones, teorías,
revisiones críticas del sistema de conocimiento, estudios comparados, análisis desde
perspectivas renovadas, reformas normativas, establecimiento de regularidades o
principios, delineación de metodologías, rediseño de estructuras organizacionales o
procedimientos, etcétera.

1.4. Los enfoques de investigación. La investigación empírica cualitativa

La investigación cuantitativa está relacionada con el paradigma positivista de la ciencia, y su


propósito es abordar el objeto de estudio a través de sus propiedades y manifestaciones
observables, por lo cual se centra en recolectar datos, cuantificar magnitudes y hacer análisis
estadísticos. Tiene la finalidad de medir y verificar hipótesis; sus resultados correlacionan variables
sobre las que explican nexos causales, y su fin es establecer patrones de comportamiento y
generalizaciones.

Algunos rasgos del enfoque de investigación empírico-cualitativo son los siguientes:

1. Los diseños de investigación que la sostienen son flexibles. Puede, incluso, que al inicio de
ésta sólo existan ideas referentes o preguntas generales sobre la problemática que sirven
de guía al proceso de búsqueda; esto guarda relación con la esencia fenomenológica,
subjetiva y casuística de los objetos que estudia, y determina su carácter emergente.
2. Sus objetos de estudio son el ser humano y los procesos sociales de los que forma parte.
3. Se aborda el objeto desde una perspectiva natural, estudiándolo en el entorno en el que se
desenvuelve, con una visión que es desde adentro, desde el marco de referencia de éste,
de un modo que no es intrusivo a su dinámica, a través de una perspectiva holística que no
lo segmenta.
4. La relación de investigación-objeto es intimista, inmediata, dependiente; por un lado,
porque el investigador se vuelve cómplice de lo que investiga, y por otro, porque su
accionar genera influencia. Esto, unido al hecho de que el investigador es instrumento que
filtra los datos que captura, provoca el riesgo de la manipulación inconsciente de la
información o de que se prejuicien los análisis.
5. Trabaja con datos subjetivos, ricos en matices psicológicos, incertidumbres, dilemas éticos
o conflictos morales, imposibles de cuantificar y estandarizar.
6. Persigue un fin descriptivo y omnicomprensivo del fenómeno que estudia, para lo cual le
son importantes los detalles aparentemente menores, los motivos subyacentes, las
creencias, motivaciones e intenciones de los participantes; en esta tesitura, todas las
perspectivas son válidas, y todas las informaciones, necesarias.
7. Se desarrolla a pequeña escala con muestras reducidas a partir de casos-tipo o
representativos seleccionados de manera intencional.
8. Requiere de métodos de investigación que permitan describir, comprender y evaluar el
objeto que estudia.

9. La textura de sus conclusiones es propia de una situación o contexto, por lo que no tiene
generalidad, pero sí riqueza e intensidad de la información.

1.5. El tipo y enfoque de la investigación jurídica

Muchos de los objetos con los que trabaja la ciencia jurídica pueden abordarse desde una
dimensión teórica, empírica, cuantitativa o cualitativa, depende de cuál sea la arista que se
estudia, y qué propósito tenga el investigador. Un ejemplo que puede ilustrar la multilateralidad
de algunos temas jurídicos es el siguiente, donde centramos a la violencia intrafamiliar como
objeto de estudio, desde una tipología teórica, que podría estudiar el concepto de violencia, los
modelos de ésta, su evolución histórica, la respuesta penal que se le brinda, las formas de garantía
procesal a las víctimas, y la regulación de mecanismos sociales e institucionales que pueden incidir
en la disminución del fenómeno. Desde una dimensión empírico-cuantitativa, pudiera abordar la
caracterización de la problemática en un ámbito geográfico específico, el comportamiento
estadístico, la descripción y evaluación de las determinantes criminógenas que la provocan, y el
establecimiento de correlación entre variables. Desde una Metodología empírico-cualitativa,
podría enfocar la comprensión de los efectos psíquicos que tiene el fenómeno violento en las
víctimas y los trastornos de personalidad conducentes con posterioridad a conductas antisociales o
delictivas, el significado grupal, social o individual de la violencia y la representación social de ésta.

Sin embargo, si retomamos lo señalado al cierre del epígrafe primero, y lo que hemos venido
bosquejando en este, gran parte de los objetos con los que trabajamos científicamente sólo
pueden ser abordados de un modo teórico, porque constituyen abstracciones, símbolos, ideales, y
formas semánticas; en menor medida, los estudios jurídicos se mueven en el ámbito de la ciencia
aplicada — generalmente por demás, como parte de enfoques multidisciplinarios—, y cuando lo
hacen, persigue más bien la finalidad de comprender e interpretar, que el móvil cuantitativo.

1.5. Los métodos, instrumentos y técnicas de investigación: métodos de la ciencia jurídica

En sentido literal, metodos se deriva de las raíces griegas metá, hacia, y odos, camino, por lo que
su conjunción significa el camino hacia algo, la vía hacia una meta. Con ese sentido lo emplea la
epistemología cuando define que el método científico es el procedimiento seguido para estudiar
un objeto o fenómeno; la estrategia a través de la cual se investiga un problema científico y se
inquiere en lo desconocido; el conjunto de instrumentos, técnicas y reglas mediante las cuales se
produce el nuevo conocimiento.

Esta función del método científico como recurso para el abordaje objetivo, crítico y causal de una
contradicción científica y el hecho de que su empleo consciente y controlado posibilita que el
conocimiento producido sea demostrable y comprobable lo convierten en el eslabón fundamental
de la ciencia. Para que un trozo del saber merezca ser llamado científico no basta —ni siquiera es
necesario— que sea verdadero; debemos ser capaces de enumerar las operaciones (empíricas o
racionales) por las cuales es verificable (confirmable o no) de una manera objetiva. Quienes no
deseen que se exija la verificabilidad del conocimiento deben abstenerse de llamar científicas a sus
creencias, aun cuando lleven bonitos nombres con raíces griegas. 7

Así, puede asegurarse que el método científico es la única vía que posibilita la falsabilidad de los
resultados que arroja, la comprobación y refutación del conocimiento que produce. 8

A la diversidad de métodos científicos generales se añaden los delineados por las ciencias
particulares en razón de sus objetos de estudio, por lo cual se habla en la ciencia moderna de
pluralidad metodológica; de ese arsenal, el investigador debe seleccionar los métodos más
pertinentes de acuerdo con el problema científico planteado, el tipo y enfoque de investigación
que va desarrollar, además de los objetivos que se propone; se diseña así una estrategia específica
para cada estudio.

No existe, por tanto, un solo sendero metodológico para la investigación. La naturaleza del
conocimiento indica, por el contrario, la necesidad de promover la libertad del investigador para
diseñar la ruta científica acorde con la contradicción que debe resolver y escoger, entre la
pluralidad de métodos, los más adecuados para cada caso. Los científicos que van en pos de la
verdad no se comportan ni como soldados que cumplen obedientemente las reglas de la
ordenanza ni como los caballeros de Mark Twain, que cabalgaban en cualquier dirección para
llegar a Tierra Santa. No hay avenidas hechas en la ciencia, pero hay, en cambio, una brújula para
estimar si se está sobre una huella promisoria. Esta brújula es el método científico, que no produce
automáticamente el saber, pero nos evita perdernos en el caos aparente de los fenómenos,
aunque sólo sea porque nos indica cómo no plantear los problemas y cómo no sucumbir al
embrujo de nuestros prejuicios.14
Tampoco existe un método mágico o infalible que aporte la verdad absoluta; cada uno tiene su
pertinencia, sus fortalezas y debilidades; asimismo, no hay relación entre cantidad de métodos y
calidad de la investigación.

Las técnicas son las reglas, operaciones y procedimientos que es necesario observar para la
aplicación adecuada de un método, para que brinde información confiable y válida; por lo tanto, su
connotación es práctica y operacional; es decir, es la metódica, a través de la cual se confecciona la
ficha y se resume lo que está en las fuentes, o las pautas para crear el rapport necesario entre el
entrevistador y el entrevistado y mantener en todo momento una adecuada disponibilidad del
segundo para brindar la información.

En correspondencia con lo que se ha afirmado, puede resumirse que la aplicación de los métodos
científicos requiere del investigador:

a) Visualizar el problema científico que tiene que resolverse, y diseñar la estrategia


metodológica en donde contemple el tipo, enfoque y alcance de la investigación que se
desarrollará, y en correspondencia los métodos que se emplearán.
b) Despojarse de todo fetichismo hacia un método como “panacea científica”.
c) Contemplar los métodos e instrumentos necesarios para probar o demostrar las hipótesis
que se sostienen.
d) Dominar las técnicas para la confección del instrumento y el empleo del método.
7 Bunge, M., op. cit., p. 38.
8 Popper, Karl, El desarrollo del conocimiento científico. Conjeturas y refutaciones, Barcelona, Paidós, 1983, p. 369. 14
Bunge, M., op. Cit., p. 62.
e) Conocer la muestra que se va a emplear y las condiciones en las que se aplicará el método
o instrumento.
f) Validar los métodos mediante una prueba piloto en caso de una investigación empírica.
g) Preparar al equipo de trabajo (si se dispone de éste).

h) h) No emplear el método o el instrumento oportunistamente, para recoger información


adicional a las variables que se evalúan o miden.

1.5.1. Los métodos teóricos de investigación

Los métodos para la investigación teórica, o métodos teóricos, son los procedimientos que
permiten operar a un nivel del pensamiento abstracto con conocimiento que se ha condensado en
constructos de diferente magnitud: teoremas, conceptos, hipótesis, teorías, leyes, paradigmas,
etcétera, elaborados sobre nociones ideales que el hombre ha facturado para aprehender la
realidad, o que resumen conocimiento elaborado y no observable de objetos de la realidad actual;
a través de éstos, también se construye el discurso científico mediante el cual se argumentan y
demuestran los nuevos conocimientos.

Se constituyen sobre la base de las operaciones del pensamiento lógico (análisis, síntesis,
comparación, abstracción, generalización, concreción), y otras formas de razonamiento (inducción,
deducción), presentándose como acciones racionales antitéticas interconectadas dialécticamente.
Son recursos imprescindibles de la investigación teórica, y procedimientos necesarios en las
empíricas cuando se desarrollan a partir del conocimiento teórico existente del objeto que se
estudia.

Los métodos teóricos generalmente reconocidos por los autores, y que son aplicables a la
investigación jurídica, son los siguientes:

A) Histórico-lógico
B) Análisis-síntesis.
C) Abstracción-concreción.
D) Inductivo-deductivo.
E) Sistémico-estructural-funcional.
F) Modelación.

A. Método histórico-lógico

Es el método que permite enfocar el objeto de estudio en un decurso evolutivo destacando los
aspectos generales de su desarrollo, las tendencias de su progreso, las etapas de su
desenvolvimiento, y sus conexiones fundamentales y causales. Esto posibilita entender su
comportamiento histórico y explica su fisonomía actual.

El análisis histórico-cronológico caracteriza el objeto desde el punto de vista externo; pero cuando
se complementa con el método lógico es posible apreciar los aspectos básicos, los rasgos
intrínsecos y las conexiones más importantes, diferenciando lo esencial y regular de lo contingente
y especulativo. De esta manera, la visión histórica aparece no como un suceder de
acontecimientos, sino como una evolución dialéctica en donde se pueden apreciar y explicar las
discontinuidades, los saltos y los zig-zags del desarrollo.
Este método constituye un procedimiento básico en las investigaciones historiográficas, pero
también es de utilidad en cualquier estudio que haga un análisis evolutivo del objeto. En el
derecho, los estudios históricos constituyen, en ocasiones, el leitmotiv de la investigación; en otros
casos se emplea en estudios que, sin ese fin, realizan una valoración retrospectiva del objeto.

Puede señalarse que es válido para revelar la génesis y evolución de instituciones y normas
jurídicas, destacar sus cambios epocales, comprender la formación de los sistemas jurídicos,
desentrañar el contexto de transformaciones jurídicas que están precedidas de movimientos
revolucionarios, precisar las transformaciones textuales en un concepto o teoría, destacar la
cronología de un fenómeno sociojurídico, etcétera.

B. Método de análisis-síntesis

Es aquel que posibilita descomponer el objeto que se estudia en sus elementos para luego
recomponerlo a partir de la integración de éstos, y destacar el sistema de relaciones existente
entre las partes y el todo.
El análisis es el proceso que permite dividir o separar el objeto en los aspectos o cualidades que lo
componen, con el fin de analizar cada uno por separado. La síntesis es lo opuesto, y mediante ésta
se integra el objeto, y así se obtiene una comprensión general. Este sucesivo accionar de
fragmentación-examen-reconstrucción-visualización de las interconexiones brinda una nueva
visión del objeto, esencial para su estudio.

Las operaciones de análisis-síntesis funcionan como pares contrarios que se complementan, y


aunque en un momento determinado predomine una u otra acción, su alcance gnoseológico sólo
es posible cuando se emplean de manera conexa. Este método es utilizado en prácticamente todo
proceso investigativo.

En la ciencia jurídica, es recurso imprescindible cuando se estudian normas, instituciones,


procedimientos, conceptos, etcétera, que necesitan descomponerse en sus estructuras para
caracterizarlas.

C. Método abstracto-concreto

Es el que permite enfocar aspectos del objeto de estudio a partir de abstraerlos del entorno; así, se
diferencia lo singular, estable y esencial de lo casual, secundario y mutable. La abstracción es el
proceso mediante el cual se aíslan elementos y propiedades del resto de los componentes y se
destacan los nexos esenciales e inasequibles que pasan inadvertidos en una visión global. La
concreción es el accionar mediante el cual se integran las abstracciones reproduciéndose el objeto
en su totalidad de estructuras y conexiones; con ello se logra percibir lo esencial y se alcanza
mayor profundidad en el conocimiento.

Este método, al igual que el anterior, es esencial en la investigación científica. En el derecho, el


procedimiento permite abstraer los objetos jurídicos del entorno socioeconómico y político que lo
condicionan, aislarlos asépticamente para su análisis técnico, desfragmentarlo en sus elementos o
aristas para describir éstas, y luego, de manera inversa, sistematizar las abstracciones y análisis.

D. Método inductivo-deductivo
Bajo esta denominación, exponemos dos formas de razonamiento que recorren caminos lógicos
contrapuestos, por lo que en alguna literatura son manejados como métodos diferentes; y éstos
son el hipotético-deductivo y el inductivo; utilizados de manera conexa, permiten establecer
generalizaciones a partir de aspectos concretos y determinar lo que hay de común en las
individualidades, luego de lo cual deduce y particulariza nuevamente.

El proceso de inducción recorre el camino de lo particular a lo general, ya que a partir de


situaciones específicas induce regularidades válidas o aplicables a casos semejantes, obviando lo
relativo o cambiante, y buscando las formas estables. Ésta es la manera de establecer conclusiones
desde el estudio de casos y la forma de razonar en las investigaciones cualitativas.

El proceso de deducción va de lo general a lo particular, e implica sistematizar conocimiento y


establecer inferencias que se aplican a varias situaciones y casos pertenecientes a un conjunto.
Posibilita abordar lo desconocido a partir de lo conocido, concluir desde principios generales,
consistentes y de gran fuerza lógica; es el camino de las investigaciones cuantitativas.

En la ciencia jurídica —en donde las investigaciones cualitativas tienen presencia—, la inducción,
como forma de razonamiento, posibilita construir teoremas desde situaciones particulares y casos
concretos, establecer regularidades, generalizar y pautar conclusiones.

E. Método sistémico-estructural-funcional

Reconocido por algunos autores como método sistémico, este procedimiento permite el estudio
de un objeto en el contexto de una estructura compleja en la que se integra, y que está
conformada por diferentes subsistemas con características y funciones específicas interactuantes.
Permite desestructurar un objeto en sus partes, estudiar el papel de cada una, distinguir aquellas
que determinan cualitativamente el sistema, aclarar la jerarquización de sus componentes, develar
el sistema de interconexiones intra e intersistémicas y apreciar la dinámica de funcionamiento
general.

Es un método válido para estudios cuyo objeto forma parte de un sistema; en el derecho, el
enfoque sistémico posibilita visualizar el objeto que seminvestiga dentro del entramado de
relaciones en el que se integra, delimiter su rol funcional dentro del subsistema jurídico,
desmembrarlo en sus diferentes estructuras y eslabones, delimitar las cualidades, precisar el
conjunto de interconexiones y graduarlas.

F. Método de modelación

Es aquel que crea una abstracción del objeto con la intención de explicarlo a través de una
modelación representativa del objeto real, en donde se extrapolan de una manera simplificada y
esquematizada todas o algunas de sus partes, en dependencia de la prioridad del investigador; con
ello, se posibilita el estudio al hacerlo más operativo y simple. La esencia es la relación entre el
modelo establecido, que puede ser teórico o práctico, y el objeto modelado.

Los modelos pueden ser matemáticos, icónicos (representación a escala del objeto real), analógico
(establece una analogía entre el objeto o Sistema real y el modelo respecto a propiedades,
relaciones o estructuras), y el teórico (simboliza de manera ideográfica las cualidades del objeto y
la interrelación que establece dentro del sistema, a fin de plantear explicaciones y sustentar
hipótesis).
1.5.2. El método de derecho comparado

Existe prácticamente consenso entre los autores que se han dedicado a la metodología de la
investigación de la ciencia jurídica en reconocer al derecho comparado o comparación jurídica
como un método de investigación teórica propio de este saber. En nuestra opinión, el único que ha
decantado con objetividad nuestra ciencia, a pesar de que la comparación como recurso
gnoseológico es aplicable a todas ciencias sociales en tanto propicia verificar hipótesis, así como
deslindar rasgos generales de particularidades y contingencias, destacar pautas cruciales y curvas
de evolución.9

Se ha considerado, incluso, como método fundamental de esta área del saber, en tanto sustituye a
la experimentación y permite descubrir leyes sociológicas; 10 asimismo, otros autores han
considerado que es una expresión de la observación comparada de los fenómenos del derecho, en
tanto que comparar los fenómenos jurídicos constituye el medio para poner en orden las
imágenes, destacar su cualidad y clasificarlas, ya que si bien la primera etapa de la ciencia es la
observación, la segunda es la comparación.11

El método de derecho comparado permite cotejar dos objetos jurídicos pertenecientes a un mismo
dominio, tales como conceptos, instituciones, normas, procedimientos, etcétera, lo cual posibilita
destacar semejanzas y diferencias, establecer clasificaciones, descubrir tendencias y revelar
modelos exitosos.

La tendencia contemporánea es no sólo el empleo de la comparación como recurso, sino a su vez,


sobre la base de ello, a la reingeniería de las normas de derecho y a la homologación de las
instituciones, lo que está provocando un acercamiento interesante en los sistemas de esta ciencia.
12

La comparación jurídica puede clasificarse en:

a) Interna. Estudia normas o instituciones pertenecientes a un mismo ordenamiento.


b) Externa. Aborda la comparación de objetos entre ordenamientos jurídicos diferentes.
c) Técnica-concretizadora. Se estudian normas o instituciones como productos lingüísticos, a
unnivel textual, desde un punto de vista técnico, al margen de otras consideraciones.
d) Sociológica-jurídica. Se realiza la comparación del fenómeno jurídico como parte de una red
decondicionantes sociohistóricas y culturales en las que está inmerso.

1. Los métodos empíricos de investigación

9 Sierra Bravo, Restituto, Ciencias sociales. Epistemología, lógica y metodología. Teorías y


ejercicios, Madrid, Paraninfo, 1984, p. 161.
10 Duverger, Maurice, Métodos de las ciencias sociales, Barcelona, Ariel, 1971, p. 411.

11 Carnelutti, Franceso, Metodologia del derecho, Mexico, Union Tipografica Editorial


Hispanoamerica, 1940, p. 68.

12 izzorusso, Alejandro, Curso de derecho comparado, Barcelona, Ariel, 1987, p. 99.


Son aquellos que posibilitan captar aspectos del objeto de estudio que se encuentran a un nivel
fenoménico y que son cognoscibles sensorialmente; permiten acumular datos e información sobre
él. Son los procedimientos prácticos que propician manipular y hacer mensurable el objeto a
través de sus propiedades asequibles.

Tienen reconocimiento general los siguientes métodos aplicables a cualquier área del saber:

1) Experimento.
2) Observación.
3) Análisis de contenido.

A. Método experimental

Es el que estudia un objeto en condiciones creadas o manejadas por el investigador, sobre las que
mantiene control, a fin de demostrar una determinada relación causa-efecto.
Se caracteriza por los siguientes aspectos:
1. Se realiza a partir del aislamiento del objeto de estudio de su entorno (en el campo), o
creandocondiciones artificiales para su desenvolvimiento (laboratorio).
2. Manipula intencional y planificadamente determinadas variables independientes (una o más),
afin de evaluar su efecto en una o varias variables dependientes.
3. Supone la existencia de al menos dos grupos de comparación: uno experimental (se introduce
omanipula la variable), y otro grupo de control, cuyos integrantes se seleccionan de manera
equivalente a partir de la aleatorización de sus integrantes.
4. Controla con rigurosidad el desarrollo de la situación experimental y la no interferencia
devariables perturbadoras.
5. Puede reproducir el proceso cuantas veces sea necesario para corroborar los resultados.
Se considera el procedimiento más completo en la investigación científica por su posibilidad de
demostrar las relaciones causales producidas en la ocurrencia de un fenómeno, y de esta manera
es posible explicarlo. Constituye el procedimiento básico del tipo de investigación empírica.

B. Método de observación

Es aquel mediante el cual se percibe directamente el objeto de studio en sus condiciones naturales
o habituales de manera intencionada, sin provocar o manipular algún aspecto o variable.
Se caracteriza por los siguientes aspectos:
— Se desarrolla en el escenario natural en donde ocurre el fenómeno o en donde se desenvuelven
los sujetos —que es lo usual—, o en un escenario artificial, lo cual es válido sólo para algunos tipos
de observaciones.
— Supone un accionar consciente, planificado, constante y orientado a un fin.
— Se desarrolla a partir de una guía que delimita previamente las categorías de observación.
— Requiere de un registro objetivo y preciso de las variables observables.

C. Método de análisis de contenido

Permite analizar un acto de comunicación oral o escrito de una manera objetiva, coherente y
sistemática, con el objetivo de discernir su contendido, describir tendencias, compararlas, evaluar
su claridad, identificar intenciones, descifrar mensajes ocultos y reflejar actitudes o creencias de
quien lo emite.

A pesar de ser catalogado como un método empírico en la ciencia jurídica, en donde el ejercicio de
la profesión se expresa en gran medida a través de documentos escritos (expedientes, sentencias,
actas parlamentarias, normas jurídicas, etcétera), deviene en recurso importante para el análisis
textual de éstos, denotar inferencias, hacer valoraciones cualitativas, o contabilizar determinada
variable.

1.5.3. Otros métodos de la investigación empírica cualitativa aplicable a la ciencia jurídica

A. Método etnográfico

Se aplica en estudios analítico-descriptivos de comportamientos, costumbres, creencias y prácticas


sociales, por lo que es un parteaguas entre estudios de antropología cultural y de sociología
cualitativa.

Su objetivo es la comprensión de lo que sucede en un entorno determinado a partir de vislumbrar


el modo de vida y el comportamiento de comunidades, etnias, minorías culturales o un grupo de
personas que se desenvuelven en un determinado hábitat cerrado que genera particularidades;
por ello, trata de penetrar y hacer inteligible el significado que se le brinda a determinados
aspectos, las reglas de convivencia asumidas, la estructura organizativa adoptada, el sistema de
valores y conceptos compartido, etcétera. Su meta es reconstruir las categorías específicas que los
participantes usan para conceptualizar sus propias experiencias y su vision del mundo.

En el derecho es de utilidad en investigaciones sobre percepción del ordenamiento jurídico en un


ámbito geográfico, en la comprensión de factores criminógenos que dan lugar a tipologías
delictivas presentadas en una comunidad, en el entendimiento de conductas antisociales en un
grupo social, en la comprensión de aspectos suscitados en el ambiente carcelario, etcétera.

B. Método hermenéutico

“Hermenéutica” proviene del vocablo griego hermeneutiké, y éste a su vez de Hermes, que era el
mensajero de los dioses en la mitología griega, por lo que su empleo significaba entender e
interpretar en toda su extensión el mandato de las deidades.
El método hermenéutico posibilita entender los significados del objeto que se estudia a partir de
una triple perspectiva: a) la del fenómeno en sí mismo; b) la de su engarce sistémico-estructural
con una totalidad mayor, y c) la de su interconexión con el contexto histórico-social en el que se
desenvuelve. Puede concebirse como el arte de comprensión de actos y manifestaciones humanas
a partir de descifrar el contexto lingüístico y los cánones psicológicos de quien lo produce. Es el
procedimiento para abordar a la realidad humana, que es por esencia interpretative. Es recurso
básico en las investigaciones de diversas áreas de las ciencias sociales, como la educación,
sociología o psicología. En la ciencia jurídica es válido cuando el centro del estudio lo constituyen
normas jurídicas. El sentido más completo en el que se emplea es cuando posibilita precisar el
objetivo de la norma jurídica; valorar la correspondencia entre éste y lo que declara; hacer
inteligible su estructura; develar el sistema de relaciones que establece con el resto del entramado
jurídico; comprender las motivaciones teleológicas de su creación y desentrañar el
condicionamiento ambiental y cultural del momento histórico que lo produjo, y para ello es
necesario tener en cuenta al menos cuatro variables: a) gramatical; b) teleológica; c) histórica, y d)
sistemática.

Por la variable gramatical se precisa el significado literal de un enunciado sobre la base de reglas
semánticas, sintácticas y pragmáticas vigentes, determinando el significado de las palabras sobre la
base de las pautas lingüísticas que gobiernan las relaciones de éstas con el enunciado y el texto
marco. En este proceso no sólo cada palabra adquiere una dimensión significativa determinada en
dependencia del contexto en el que se valore, sino que además cada cápsula lingüística
(enunciado, fragmento, texto) adquiere también un determinado sentido.

Teniendo en cuenta la variable teleológica, se decanta la relación entre la norma objeto de estudio
y su ratio, destacando la finalidad de ésta, la que puede objetivarse en varias dimensiones: los
propósitos generales de la misma, las necesidades de la disciplina jurídica o sector normativo a la
que obedece, los hechos fácticos que motivaron su promulgación, etcétera.

A través de la variable axiológica se destacan los principios éticos en los que se sostiene la norma
objeto de estudio; esto a partir de aceptar que el derecho tiene una fundamentación ontológica
que sustenta su andamiaje conceptual e institucional y posee un plexo axiológico que se alimenta
de referentes de la nación en la que se estructura y se enraiza en la cultura histórica de la
humanidad, los que son en definitiva las claves del proyecto de deber ser y de los presupuestos de
justicia de éste.

Mediante la variable histórica se desentraña el entorno histórico-cultural que le dio origen, lo cual
es posible a través de dos vías: haciendo inteligibles las razones que motivaron al legislador en el
momento de concebir la norma y el comportamiento histórico-evolutivo que ha tenido la
institución en cuestión. Es por eso que puede afirmarse que detrás de toda norma existen
precedentes remotos e inmediatos, y circunstancias intervinientes durante los trabajos
preparatorios en que se gesta.
2. LA INVESTIGACIÓN JURÍDICA

2.1. PROCESOS DE LA INVESTIGACIÓN JURÍDICA

Técnica de investigación jurídica, es la que podemos definir como el conjunto de reglas o


procedimientos idóneos para el aprendizaje de datos sobre el conocimiento de las normas
jurídicas en cuanto a su producción, interpretación, aplicación y accionamiento, también
respecto a los contenidos de las normas en cuanto a hechos o actos de orden social,
económico y político que presuponen conductas deseadas; asimismo, sobre los valores o fines
que persigue el derecho, sobre las normas en el tiempo y sobre las normas en el espacio, lo
cual hace o conforma un conocimiento sistemático o filosófico del derecho y todas estas
acciones a través de la identificación, registro y empleo de las fuentes de conocimiento de los
jurídico, que permitan obtener de las mismas, elementos concretos para una posterior
interpretación metodológica y eventualmente para la generalización de hipótesis que
resuelven problemas en el desarrollo de las disciplinas jurídicas.

La técnica de la investigación jurídica presupone la realización paralela de tres procesos o


conjuntos de acciones, que de manera simultánea tienen que realizarse para alcanzar con
éxito el objeto de la investigación.

Los procesos son:

 conceptuación
 técnico 
documental.

 El proceso de conceptuación , científica distingue tres etapas vinculadas entre sí y


propedéuticas que denomina: fenomenológica, aporética y teórica.

En la etapa fenomenológica el propósito es identificar el objeto y la forma de ser de éste, es decir,


tiene una existencia de orden real o de orden ideal y cuáles son sus características.

La etapa aporética del proceso problemático de pensamiento distingue la identificación de un


problema y la formulación de una hipótesis que resuelva el problema identificado.

Finalmente, la etapa teórica implica la comprobación de una hipótesis como válida para
desarrollar un tipo de verdad relativamente generalizada y válida, hasta en tanto otra forma
de comprobación no sustituya a la establecida.

 El proceso técnico: de la investigación jurídica tomaría en cuenta las reglas atingentes


al uso de las fuentes informativas, así como al planteamiento de un problema y de una
hipótesis y a la construcción, sobre la base de un esquema de comprobación de posiciones
generalizadas en torno a la hipótesis formulada, desarrollándose en tres etapas: información,
planteamiento y construcción.
 El proceso de documentación: de las diferentes etapas de los procesos ya
mencionados y que regularmente se manifiesta a través de la conformación de dos géneros
de documentos o fichas, sean éstas las referentes a las fuentes de conocimiento o bien las
llamadas de trabajo.

Los procesos de investigación jurídica van precedidos de un momento que implica la selección
provisional del tema de investigación. Selección que sigue a la curiosidad científica, a la
preparación del investigador, a la actitud y a la oportunidad.

Esta selección primaria o pre-selección, en los procesos de investigación jurídica, se ve


definida o tomada en definitiva en la segunda etapa del proceso que es la del planteamiento,
porque como se apreciará en todo el curso de los procesos, las técnicas que se desarrollarán
tienden a la investigación monográfica, toda vez que ésta puede proporcionar mejores y más
profundos elementos de desarrollo a la disciplina jurídica, que la mera investigación de
difusión genérica sobre una rama del derecho o sobre una institución concreta de esa rama
del derecho.

Los procesos por desarrollar no presuponen ni perjudican ninguna identificación problemática


ni hipótesis alguna, sino que de los resultados de la etapa de información se deslindarán los
problemas y se formularán las hipótesis que seleccionadas por el investigador constituirán la
opción definitiva de su objeto o tema de investigación.

Los resultados podrán presentarse en diferentes formas, por ejemplo en una monografía;
gráfica, por ejemplo en cuadros, curvas, y gráficas, audiovisual, relatada, grabada, fotografiada
de manera fija y en movimiento, de tal manera que para componer los resultados de una
investigación, se deberá seleccionar aquello que es necesario dar a conocer, así como la forma
y las reglas para expresar documental o gráficamente los mismos y por lo tanto constituye, si
hacemos el ejemplo sobre la manifestación escrita, un momento de redacción de los
resultados de la investigación que observarán reglas de la ciencia y arte del estilo o de la
gramática.

2.2. Las Fuentes


Por fuentes de la investigación se entiende el soporte que será consultado con la finalidad de
dar respuesta a los objetivos específicos de la investigación, éstas pueden ser primarias o
secundarias y depende del tipo de investigación que se realice.

Por tanto, si se trata de investigación básica y de manera específica para el campo del
derecho, las fuentes primarias serán la ley o los instrumentos internacionales y la
jurisprudencia; como fuentes secundarias se consultarán la doctrina o textos especializados,
conviene precisar que se debe preferir el autor original de una teoría que otros/as que a
partir de los presupuestos teóricos iniciales realizan aproximaciones a los/as autores(as)
principales, en otras palabras, es preferible interpretar directamente al autor(a) de una
teoría, enfrentarse de una vez con el texto, que leer lo que otros/as han desarrollado a partir
de sus impresiones sobre el tema.

Por el contrario, si se trata de investigación aplicada, las fuentes primarias de la investigación


serán el hecho social, para tal fin se diseñarán instrumentos que permitan cuantificar la
opinión o percepción de una comunidad por ejemplo, la encuesta, la entrevista, la
observación, entre otros. Para este caso, se entenderán como fuentes secundarias el
sustento teórico puesto que lo que le interesa al investigador(a) es confrontar la teoría con la
realidad.

Ahora bien, en caso de que la investigación sea transdisciplinar, es decir, de que se abra el
campo de la investigación jurídica para confrontarlo con otros saberes como la estadística, la
sicología, la sociología, entre otros, se procederá a indicar que las fuentes primarias en este
caso, será el derecho (ley, jurisprudencia, doctrina) y como fuente secundaria, debemos
ubicar la disciplina que se vincula a la investigación.

2.3. Técnicas e instrumentos de recolección de información


Para la investigación Básica se tienen inicialmente la revisión bibliográfica, la selección de
información, el análisis de información, la sistematización de la información. Cada una de
estas actividades deben ser planificadas a través del cronograma de la investigación, con la
finalidad de ir construyendo el documento del artículo de investigación; durante dicha
elaboración se deben ir extrayendo los aspectos relevantes que permitirán la construcción de
la tabla de contenido.

Otro aspecto muy importante en la escogencia de las técnicas de investigación es que éstas
dependerán de los objetivos específicos que pretenden ser alcanzados en una total
correlación. Cuando la investigación es aplicada y el/la investigador (a) decide que necesita
instrumentos para cuantificar su trabajo de campo, podrá emplear la encuesta, por ejemplo;
para tal fin deberá definir una población y de ella extraer una muestra representativa, que
puede ser del 60%. Veamos un ejemplo.

En una investigación planteada se quiere determinar si los operadores jurídicos tienen en


cuenta tanto los instrumentos como la jurisprudencia internacional para iluminar su
raciocinio en el momento de proferir un fallo. En este caso lo primero que se debe hacer es
delimitar la población, ¿quiénes conforman la población?, por ejemplo, se tomarán los
jueces penales municipales del municipio de Santiago de Cali.

En este caso, se deberá estimar cuántos son; esta cifra nos permite evidenciar el total de la
población según nuestra necesidad, a la cifra anterior aplicamos el 60% y esto nos arrojará, a
través de una regla de tres, la cantidad de operadores jurídicos que necesitamos encuestar
con el objetivo de que nuestra muestra tenga un sustento seguro y representativo. De tal
manera, que del resultado de la encuesta se pueda fácilmente deducir qué porcentaje de
jueces penales municipales no aplican la normatividad y la jurisprudencia internacional o por
el contrario sí la aplican.

En cuanto a la elaboración del instrumento se hace necesario que se tenga en cuenta un momento
en el cronograma para su elaboración, otro momento para la aplicación y finalmente el tiempo
que será destinado a la tabulación de la información. En cuanto a las preguntas del cuestionario,
éstas deben ser cerradas, es decir, que el encuestado conteste de manera afirmativa o negativa,
sin preguntas abiertas que permitan la subjetividad, en razón a que en estos casos es demasiado
complicado cuantificar la información.

Otra técnica que se puede emplear es la entrevista, este instrumento nos permite consultar a
un/a experto(a) sobre un tema específico, en este caso también deberá elaborarse un
cuestionario, sin embargo las preguntas podrán ser abiertas, es decir, permitir al/la
entrevistado (a) que responda libremente; la entrevista nos ofrece la posibilidad de analizar
las respuestas del/la entrevistado en términos cualitativos y no necesariamente cuantitativos
(entrevista).
Vale la pena señalar que las técnicas de investigación anteriores, la encuesta y la entrevista, son
propias del tipo de investigación aplicada bajo el paradigma socio-jurídico.

2.4. El cronograma de la Investigación


Tanto el cronograma como el presupuesto, aluden a los aspectos administrativos de la
investigación; hemos visto como la indagación científica se caracteriza por la planificación de
las actividades que serán desarrolladas con la finalidad de alcanzar un conocimiento nuevo
sobre el tema pero que ha sido necesario, para llegar a él, del recorrido de una serie de
pasos, que de manera ordenada nos permitan concluir los objetivos de la investigación.

Por lo tanto, en la elaboración del cronograma de investigación deberán ser tenidas en


cuenta las técnicas de investigación que serán empleadas. De igual manera, deberá señalarse
el momento a partir del cual comenzará a desarrollarse la investigación, una vez el proyecto
de investigación sea aprobado. Se sugiere el empleo de una tabla para facilitar su
elaboración en la cual se determine el tiempo que se dedicará a dicha investigación, seis
meses o un año.

2.5. CLASIFICACIÓN DE LAS FUENTES DE CONOCIMIENTO JURÍDICO

Existen diversas clasificaciones:


A) Las que toman en cuenta las características externas de la fuente de conocimiento,
las agrupan en:

1) Bibliográficas. Nos referimos fundamentalmente a los estudios generales


incorporados en los libros o bien a los específicos, ensayas o comentarios que se
incorporan en los artículos de las publicaciones periódicas.

2) Documentales. Especialmente en el campo de análisis histórico del derecho, las


fuentes se constituyen por los documentos o libros que se encuentran
debidamente reunidos en paquetes, legajos o simplemente en cajas, y que
constituyen los archivos sobre ciertas materias, especialidades o ramas.

3) De campo. Dentro de estas fuentes se encuentran las denominadas materiales,


y que se refieren ya sea a las obras de naturaleza o a las obras de ingenio humano,
y humanas, que son personales cuando hay una referencia específica de testimonio
por parte de un autor o de terceros, cuando se trata de referencias testimoniales
que se captan a través de las expresiones de testigos.

B. Las que las agrupan en razón de las maneras de organizar, clasificar y conservar las
fuentes de conocimiento, de tal suerte que entre éstas se cuentan:

a) La biblioteca; que son centros que cuentan con un acervo de libros catalogados
y clasificados de conformidad con los autores, los temas y que ofrecen servicios
de préstamos y de consulta al público.

b) La hemeroteca; que son instituciones que recopilan publicaciones periódicas


genéricas o especializadas, y que se clasifican en razón de la fuente bibliográfica
periódica, así como por la materia de la publicación o por el ordenamiento
alfabético de los autores de las publicaciones.

c) El archivo; que es el conjunto de documentos debidamente clasificados y

reunidos en libros encuadernados, paquetes numerados, legajos cosidos, y que


regularmente atañen al acervo documental de un autor o de una materia o un
ramo o bien comunicaciones epistolares.

d) La filmoteca; la cual reúne y clasifica a las fuentes que están incorporadas en


películas que se clasifican por autores, por temas y cronológicamente. En este
género se pueden encontrar fuentes incorporadas a vídeo, en cuyo caso se
denomina videoteca, fuentes sobre testimonios o elementos electro grabados
en las fonotecas, principalmente.
3. LA INVESTIGACIÓN EN EL DERECHO PENAL

3.1. INTRODUCCION

Investigar en derecho penal es estudiar, como en cualquier otro campo, y en este caso en particular,
para conocer, y dar con las respuestas adecuadas a los retos que la problemática social nos lanza cada
día. Esta necesidad de conocer exige hoy que la investigación sobre la cuestión penal detecte y
jerarquice problemas, diseñe estrategias pluridisciplinares para afrontarlos, integre saberes y
profesionales que sometan la valoración jurídica y la decisión política al contraste del dato empírico, y
que ofrezca a la sociedad —para la que el investigador trabaja— soluciones que, en el marco del
Estado de Derecho, den cumplida respuesta preventiva a la desviación y al crimen.

El primer paso será entonces dar respuesta a ciertas preguntas previas y básicas:

¿qué investigar?
¿para qué?
¿cómo?.

Solo una vez fijados los objetivos a cubrir, y las estrategias para lograrlo, establecidas, a su vez, a
partir de los medios disponibles, podremos intentar esbozar el conjunto de lineamientos para la
planificación de la investigación en derecho penal. En este informe sobre lineamientos, se ha
procurado integrar las propuestas aplicativas concretas en su contexto científico.

3.2. INVESTIGAR, ¿QUÉ ES?

Investigar es «realizar actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático con el


propósito de aumentar los conocimientos sobre una determinada materia». Así lo define el
Diccionario de la Real Academia Española. Investigar es, así, en primer lugar, en un orden lógico,
preguntarse.

Sin embargo, aunque Investigar es, entonces, una actividad intelectual dirigida a responder a
cuestiones no resueltas, ésta tiene como objetivo que “conocer” tenga una utilidad práctica. Toda
investigación busca una utilidad pero además su relación con otros dos conceptos que aparecen
ligados a la investigación: la innovación y el desarrollo (I+D+i), enmarcándose a su vez en algunas, por
no decir, en todas, las funciones básicas de toda ciencia: Describir, Explicar, Aplicar, Trascender.

• LA INDAGACIÓN SISTEMÁTICA dirigida a la obtención de nuevos conocimientos


• EL DESARROLLO, la fase tecnológica intermedia que aprovecha las conclusiones y propuestas
de la investigación para impulsar la obtención definitiva de resultados innovadores.  LA
INNOVACIÓN supone nuevos productos o procesos.

Investigación, desarrollo e innovación son conceptos elaborados y utilizados principalmente por las
ciencias experimentales, que se inician con el dato empírico y su sistematización, para avanzar hacia
la elaboración de productos tangibles o hacia la implementación de nuevos procedimientos, y la
investigación en derecho penal es susceptible de adaptarse a estos mismos patrones, a poco que se
supere el sometimiento originario a lo experimental.
La investigación en derecho penal pretende dar respuesta sistemática a los numerosos problemas sin
resolver en torno a la cuestión penal, respuesta que es necesario traducir en la práctica, mediante los
procedimientos que resulten más adecuados, a fin de lograr los resultados apetecidos, cuya idoneidad
debe ser testeada continuamente.

Y este sencillo esquema es tan aplicable a la investigación puramente dogmática, de la que se espera
respuesta aplicativa (de los jueces) o legislativa (de los parlamentos), reflejada en resultados—
sentencias o cambios normativos—; como a la investigación criminológica, que sale de las bibliotecas
universitarias para, por ejemplo, entrar en las prisiones, analizar cómo se cumplen las penas privativas
de libertad, valorar sus consecuencias y proponer alternativas de mejora o de sustitución. En ninguno
de los dos casos se van a obtener motores que impulsen los automóviles con menor costo ecológico,
pero en ambos, el estudio inicial va a permitir contar con leyes y con otros instrumentos penales más
idóneos. Cuestión distinta es el evidente consenso social sobre la utilidad de utilizar motores menos
contaminantes, que se contrapone al consueto disenso acerca de la valoración de las diferentes
estrategias político-criminales.

Piénsese, por ejemplo, en el asesoramiento jurídico para implementar programas estatales de lucha
contra la violencia de género. No puede reducirse a un informe dogmático dirigido al mejor
conocimiento de las respuestas que a ese fenómeno da la ley penal. Ese asesoramiento, si quiere ser
integral, ha de abarcar lo estrictamente jurídico-penal, pero también el derecho de familia o el
procesal; y ha de trascender incluso lo jurídico, para abarcar lo aplicativo en el plano policial o en el
asistencial, la política de vivienda, la educativa y la sanitaria, la ejecución de penas y la resocialización
de víctima y victimario, la política presupuestaria y la distribución de competencias administrativas,
etc. Todo un trabajo de investigación integral.

Es decir, también en el ámbito de la investigación penal se impone la consideración conjunta de la


tríada I+D+i, la que empieza con el estudio de las bases de cada problema y culmina con su aparente
resolución mediante el desarrollo e implementación de respuestas innovadoras y con el re-examen
crítico de los resultados obtenidos, lo que, seguramente, hará aparecer nuevos problemas que abran
de nuevo el proceso.

3.3. ¿INVESTIGAR QUÉ?

Entonces, ¿qué es lo que se debe investigar? La respuesta se impone por sí sola: es preciso estudiar
todos los elementos que permitan lograr el resultado pretendido.

1. Si el objetivo es exhumar las posibilidades interpretativas de un precepto o un conjunto de


preceptos del Código Penal, la investigación tiene un objeto limitado, de investigación
dogmática stricto sensu, cuya naturaleza impone una determinada metodología.

2. Si el objetivo es dar una respuesta más adecuada a la delincuencia que ese precepto o
conjunto de preceptos castiga, la investigación —lato sensu, I+D+i, comprensiva de
alternativas a desarrollar, procedimientos a implantar, e incluso objetos a producir (p. ej.,
instrumentos telemáticos de control, establecimientos penitenciarios)— ha de ser de más
amplio recorrido y, en consecuencia, está obligada a recurrir a pluralidad de métodos.

Lo importante en la investigación es que termine solventando mejor, una deficiencia. No tiene


sentido, por tanto, la polémica sobre que modalidad de investigación debe llevar la etiqueta de
auténtica y propia de las facultades de Derecho. Investigación es, y puede ser investigación de altura,
tanto la puramente dogmática como la que, tomándola como punto de partida, termina por diseñar e
implementar estrategias político-criminales o, incluso, político-sociales de amplio espectro.

En la investigación penal —a la que ya nos referiremos normalmente en sentido amplio— los


subsistemas dogmático y criminológico alcanzan pleno sentido solo en la medida en que se integren
en un proyecto político-criminal que aporte instrumentos más idóneos de lucha contra el delito. Una
investigación orientada a implementar estrategias preventivas contra, por ejemplo, el lavado de
activos, no puede decantarse hacia una limitada respuesta punitivista, ampliación de conductas
criminalizadas, incremento de penas, relativización de criterios de imputación, minimización de
garantías, etc.), aunque seguramente con la intensificación de las amenazas se pudiera alcanzar una
mayor eficacia preventivogeneral. Sería una investigación sesgada por parcial, ya que en el sistema
penal se integran otros elementos que la investigación científica no puede desdeñar; por ejemplo, el
valor constitucional de garantías penales y procesales, los datos criminológicos que revelan efectos
criminógenos no deseados inherentes a la mengua de garantías, el desarme del derecho
administrativo sancionador a favor del penal (no siempre más eficiente), etc.

Investigación sobre el sistema es también investigación dinámica. Si, como se ha adelantado, en el


sistema los elementos no solo son lo que son, sino también cómo interactúan recíprocamente; si lo
importante no es tanto la estructura estática sino la función dinámica, dinámica ha de ser la
investigación.

Esto seguramente no representará novedad alguna para el estudioso del Derecho, habituado a leer la
norma en su significación actual, que no siempre coincide con la originaria y que cambia en la medida
en que el ordenamiento incorpora nuevas prescripciones que condicionan, limitan, amplían y
relativizan a las anteriores; y en la medida en que la realidad social, cuya evolución no constituye
mimesis de la jurídica, impone nuevas y cambiantes interpretaciones. Vale decir, la investigación en
derecho penal, incluso la que limitase su objeto de estudio al derecho positivo, deberá siempre
integrar las referencias al entorno y al tiempo. Va de suyo que la investigación sistémica —dirigida al
conocimiento de todo un sistema o, más modestamente, de cada uno de los subsistemas que en su
seno se interrelacionan con otros— se sirve de un catálogo plural de métodos, y con ello, de
lenguajes.

Sin embargo, todos los elementos necesitan, para interrelacionarse, un lenguaje común, lo que no
siempre es fácil. Piénsese en una investigación en derecho penal dirigida al diseño de la respuesta
integral frente a un fenómeno delictivo complejo. Seguramente es necesario comenzar por el estudio
dogmático del derecho que tenemos para, a continuación, proponer cómo ha de ser el derecho que
queremos. Pero si la investigación dogmática busca una respuesta normativa que sea absolutamente
justa —conforme al principio fiat Justitia, pereat mundus— será disfuncional para con otros
elementos del mismo proyecto investigador que, por ejemplo, pretenden afrontar el mismo
fenómeno poniendo en marcha estrategias preventivas. Para éstas, el peor resultado posible —pereat
mundus— coincide justamente con la consecuencia inevitable de la pretendida solución justa.
Metafísica y orientación a las consecuencias no pueden integrarse en una estrategia común, como no
lo pueden hacer tampoco retribución y prevención. Sus lenguajes no son intercambiables ni
reconducibles a un denominador común.

Es pues necesario un lenguaje común que conviva con los lenguajes específicos de cada una de las
disciplinas integradas en el trabajo de investigación, pero que los unifique en torno a los objetivos,
mientras que estas, a su vez, seleccionan los métodos. Solo a partir de la aceptación de estas reglas de
juego, la investigación puede avanzar sistemáticamente, es decir, científicamente; puesto que solo
desde el sistema y desde la interrelación dinámica entre sus elementos se puede innovar, es decir, se
pueden identificar nuevos problemas y adelantar nuevas soluciones.

Esta observación es particularmente importante a propósito de la investigación en derecho penal.


Teniendo en cuenta que la referencia ha de ser el delito (considerado no como creación jurídica sino
como fenómeno en el sentido más lato posible), las propuestas innovadoras han de ir dirigidas no solo
a dar respuestas nuevas a viejos problemas (delitos clásicos como homicidio o violación) sino a
problemas que son producto reciente de la evolución social en todas sus manifestaciones: evolución
ideológica —que exige nuevas respuestas a las conductas, por ejemplo, de autopuesta en peligro o de
disposición del propio cuerpo—; evolución tecnológica —que obliga a afrontar los retos planteados,
por ejemplo, por las posibilidades de clonación de seres humanos o de alteración de genotipo—;
evolución político-económica —contexto generador de una criminalidad organizada transnacional de
dimensiones y posibilidades potenciadas en la economía de la globalización y la financiarización—,

etc.

3.3.1. La investigación dogmática

El núcleo duro de la investigación penal ha sido, tradicionalmente, la dogmática: el estudio jurídico,


conforme a la igualmente tradicional visión de la estructura tridimensional del Derecho, en cuya
virtud está presenta una faceta de norma, otra de hecho y otra de valor. De cada una de ellas se
ocuparía una ciencia jurídica respectivamente, la dogmática, la criminología y la política criminal. Se
trata, sin embargo, de un planteamiento que Mir Puig ha calificado, con razón, de esquemático y
posiblemente incorrecto, ya que no se puede desconocer que el derecho penal es, a la vez, norma,
hecho y valor (2011: 31).

Las propuestas kelsenianas que, en torno a la teoría pura del Derecho, limitan el trabajo dogmático a
comprender y describir el derecho positivo, al margen de la voluntad del legislador —o sea, de la
relación de fuerzas originaria— y de los intereses no incorporados por la norma, están abocadas a
producir resultados, como poco, limitados.

Ya no puede, en consecuencia, ser válida —rectius, ser suficiente— la vieja investigación dogmática,
restringida a la interpretación de los preceptos penales, a su incardinación sistemática y a su revisión
crítica ad intra, es decir, crítica limitada a un juicio de coherencia. En la medida en que se acepte que
el criterio de validación científica de cada propuesta radica en elementos dogmáticos prefijados
normativamente, se tratará de una investigación que puede ser motejada no solo de ahistórica, sino
también de asociológica.

El trabajo dogmático debe abandonar la torre de marfil que le ha dado tradicional abrigo y el inane
juego de abalorios, cómplice con el statu quo en lo político y estéril en lo científico. Por el contrario,
hoy la dogmática debe responsabilizarse, como propone Atienza (1995), de ordenar un sector del
ordenamiento jurídico y proponer soluciones a problemas concernientes a la producción,
interpretación y aplicación de esas normas. Valga el subrayado: soluciones a problemas que no se
limitan a la interpretación estática del derecho positivo.

Así pues, la investigación dogmática, como enseña Nino (1983: 344), requiere, para encarar la tarea
de mostrar las consecuencias de índole política, social, económica, etc., de cada posible opción
interpretativa, tomar elementos provenientes de otras ramas del saber. Sin duda, de la teoría del
derecho o de la historia, pero también de la economía o la sociología.

3.3.2. La dogmática, la criminología y la política criminal.

El indispensable mestizaje Admitido que la dogmática pura no es posible —siempre responde a


intereses de parte y a dinámicas de poder que, simplemente no se cuestionan y se aceptan— ni
deseable, la polémica sobre la convivencia en la investigación jurídica de elementos procedentes de
universos valorativos o experimentales, es una polémica de muy corto recorrido. Siempre va a llevar a
conclusiones obvias: la pluralidad de contenidos, objetivos y métodos es, si no garantía, sí, al menos,
condición de un conocimiento integral. Pero también resulta obvio que la pluralidad se consigue no
por eliminación de un elemento sino por convergencia de varios. Como advertía el filósofo del
derecho español, Gustavo Bueno (Atienza 1980: 69), para que haya interdisciplinariedad, es preciso
que antes haya disciplinas. El conocimiento cabal del poliedro pasa por el de cada una de sus caras y
el de las relaciones que les dan unidad.

La investigación en derecho penal debe abarcar, pues, la dogmática, la criminología y la política


criminal. Pero no como partes yuxtapuestas por acumulación sino como elementos integrados en un
sistema superior, que es superior precisamente porque, además de incorporar lo diferente, genera
sinergias que enriquecen, superándolos, los resultados de la mera adición.

3.4. INVESTIGAR, ¿PARA QUÉ?

Ya se advirtió que se investiga para dar a un problema una respuesta mejor que la que se le viene
dando, o dar una si es que no existe. Como objetivo final, la investigación tiende a la innovación:
aunque sus propuestas sean limitadas, pueden constituir un eslabón que, unido a otros posteriores,
terminará por proporcionar un resultado novedoso. Sería paradójico, por no decir absurdo, llegar, a
través del conocimiento, a resultados que terminan en sí mismos.

El paso siguiente debe ser la identificación de los objetivos últimos del sistema penal, de suerte que
toda investigación, por parcial o sectorial que sea, produzca aportes compatibles con aquellos, en
sinergia con las demás.

Los penalistas, se viene manteniendo tradicionalmente, investigan sobre el contenido de las leyes
penales, pero una investigación vidente ha de dirigirse no a uno o unos pocos preceptos, sino a todo
el Derecho —quiere decirse todo el conjunto normativo concernido— y siempre en relación con los
fines que la norma pretende. No es útil la investigación que empuja a un subsistema en sentido
contrario al sistema en el que se inserta.

¿Para qué el sistema penal? Esta es la pregunta inicial cuya respuesta, si es adecuada, nos pondrá en
condiciones de responder a otras más concretas y delimitadas: ¿para qué esta investigación en
derecho penal?

El sistema penal en el Estado de Derecho, que reconoce la dignidad de los sujetos, debe poder
explicar por qué se permite actuar, esencialmente, negando o restringiendo derechos fundamentales
a sus titulares. Algún efecto positivo debe esperarse en el orden lógico, pero también en el político, de
ese sacrificio. Ese efecto no puede ser sino la mejor tutela del conjunto de derechos fundamentales y
bienes jurídicos, o, formulado en negativo, la minimización del número y de la capacidad lesiva de los
delitos.

Y dado que no se puede luchar contra el delito ya cometido en el pasado, del mismo modo que no se
puede pretender que la historia sea distinta a como fue, la función racional del sistema penal ha de
ser la lucha contra el delito futuro: la prevención, positiva o negativa, didáctica o intimidante,
punitivista o minimalista, limitada a la política criminal stricto sensu o confiada a ambiciosos
programas de política social, exitosa o históricamente fracasada. La prevención.

Investigar en derecho penal, ¿para qué?: para aportar elementos (jurídicos, filosóficos, políticos,
sociológicos, psicológicos, económicos, etc.) que puedan alumbrar innovadoras y mejores estrategias
preventivas.

Si se ha dicho, muy didácticamente, que investigar es investigar problemas, la investigación en


derecho penal no puede tener otro sentido: investigar problemas en la convicción de que el gran
problema es encontrar los medios para la mejor tutela de derechos y bienes jurídicos mediante la
prevención del delito. Los otros problemas a desentrañar son los subordinados a este. La
investigación que se orienta hacia otros derroteros, elude los problemas reales, es digresión bizantina.

3.5. INVESTIGAR, ¿CÓMO?

Una investigación esencialmente jurídica o con directa proyección jurídica sobre la cuestión criminal
ha de responder, ab initio «desde el principio», a una serie de principios. Los primeros son la
independencia y la imparcialidad.

Independencia e imparcialidad significan, entonces, que tras la determinación de los objetivos a


conseguir —que en derecho penal y en una sociedad democrática han de ser los objetivos preventivos
derivados del modelo, que no solo de la letra constitucional— los intereses de parte no pueden
condicionar el progreso de la investigación, ajustada a cánones exclusivamente científicos.

No es admisible una investigación que, dirigida a la mejora de la especie humana o de una raza o de
los instrumentos policiales de control, se fundamente en datos extraídos científicamente de la
práctica indiscriminada de lobotomías, ya que utiliza medios incompatibles con el modelo
constitucional y provoca resultados que este no puede digerir sin renunciar a sus señas de identidad.

Por eso mismo, tampoco es admisible una investigación orientada a objetivos preventivos
constitucionales que renuncie a proseguir vías científicas. Esto podría conducir a resultados queridos
por el mecenas de turno o conformes con sus intereses o ideología; aunque cuando se dice que estas
modalidades de pseudo-investigación no son admisibles, no solo se emite un juicio ético o jurídico.

La Universidad, como sede paradigmática del rigor científico —aunque se conocen excepciones—, es
una de las pocas instituciones que reúne las condiciones para garantizar la constitucionalidad, la
cientificidad y la independencia de las investigaciones promovidas en su seno. Le compete a la
institución impulsar o vetar las líneas de investigación coherentes o aquellas que no lo sean. Es su
responsabilidad.
3.5.1. El método

La investigación en derecho penal es, como se ha visto, de contenidos heterogéneos. Ha de recurrir,


por tanto, a una pluralidad de métodos: los propios y los de cada una de las disciplinas científicas
implicadas. Problemas diversos —ha observado Gilli (2003:14)— se resuelven con métodos diversos, y
su aplicación concreta constituye el núcleo del trabajo científico. Es importante, para que la
investigación pueda llegar a buen puerto, explicitar desde el proyecto las pretensiones del
investigador, ya que la naturaleza de los contenidos a abordar determinará la de los métodos a
emplear.

Esta explicitación de contenidos y métodos de la investigación tiene un primer efecto clarificador: el


investigador que carezca de competencias para recurrir a determinados métodos debe ser
consciente, desde el inicio, de que debe renunciar a obtener los resultados a los que solo con aquellas
metodologías no dominadas se puede acceder.

Existe otra alternativa: la consciencia de las limitaciones metodológicas del investigador puede llevarle
a buscar la colaboración de otros estudiosos poseedores de esas competencias, para que las aporten
al proyecto común. El centro de gravedad pasa, así, del investigador a la investigación, la que queda
enriquecida por la pluralidad de contenidos, de métodos y de perspectivas de todo orden (de escuela,
de ideología, de procedencia, etc.).

3.5.2. El trabajo de investigación

Entendemos por trabajo de investigación la presentación de los resultados de la misma, como es


obvio, junto con los antecedentes que permitieron llegar a esos resultados. Por tanto, las
observaciones que siguen son, mutatis mutandis, aplicables tanto al trabajo de investigación como a
su antecedente lógico, el proyecto de investigación.

3.5.2.1. La introducción

El conjunto del trabajo de investigación ha de venir precedido de una introducción en la que el


investigador o los investigadores expongan sus intenciones, justifiquen la importancia y oportunidad
(intra académicas o extra académicas) de la tarea acometida, adelanten las metodologías a utilizar y
expliquen la estructura del trabajo. Todo ello de manera sumaria, pero suficiente como para que el
lector, o el evaluador, puedan saber a qué se enfrentan.

El elemento inicial común a todo trabajo de investigación, cualquiera que sea la metodología a aplicar
en el desarrollo del mismo, es la selección del problema a investigar, tarea calificada por Anitua (2006:
300) como el punto más complicado de la investigación y momento en que el investigador novel más
necesita la ayuda de un director competente.

Seleccionado el problema, procede a plantear la o las hipótesis de trabajo, suposiciones relativas a un


aspecto de la realidad, susceptibles de verificación.

La hipótesis debe ir orientada, al menos vocacionalmente, a la obtención de resultados originales. En


este sentido, despliega la función inicial de brújula que señala el punto al cual dirigirse. Otra cosa es
que, a lo largo del viaje, haya que cambiar incluso reiteradamente de camino (método). Pero lo que el
investigador no puede hacer es iniciar su andadura sin haber fijado un rumbo. Correcto o incorrecto,
lo decidirá la propia investigación.

La introducción es, sobre todo, fundamentación, es decir, explicación de la consistencia científica, la


posibilidad real y la utilidad operativa del trabajo de investigación. Fundamentación, que no
justificación como continuamente se repite en la literatura especializada. El investigador, incluso
cuando incursiona en terrenos ya transitados por los más reconocidos gurús de su especialidad, no
peca ni siquiera de pecado de insolencia. No tiene que justificarse, tiene, eso sí, que contar con un
arsenal sólido de argumentos razonables —esto es, susceptibles de argumentación y contra-
argumentación lógicas— que le permitan deducir que los problemas son distintos a los
tradicionalmente enfocados, o que otras soluciones, distintas también a las precedentes, son posibles.

3.5.2.2. Los contenidos

A partir de la elaboración y exposición de las hipótesis iniciales, el trabajo de investigación, o las


partes que lo constituyen, revisten formas distintas, y recurren a metodologías también distintas.

3.5.2.2.1. La faceta dogmática

La investigación jurídica ha sido definida —o quizá, si nos ubicamos en el siglo XXI, desdibujada—
como:

La que se ocupa del estudio y el conocimiento del Derecho, entendido como un sistema de
normas, valores y principios, jurisprudencia, doctrina e instituciones jurídico-políticas, que
regulan las relaciones de los hombres en la sociedad. Sus fuentes de información y
conocimiento, fundamentalmente son: a) las normas jurídicas. b) la jurisprudencia c) la
doctrina jurídica d) la investigación jurídica.

La dogmática, tal como se ha adelantado en páginas anteriores, no es, incluso en sus acepciones más
estrictas, susceptible de definiciones reduccionistas. Investigar en derecho penal es, inicialmente,
aplicar al estudio de las leyes un método riguroso, el método dogmático que ha conducido a una muy
elaborada teoría del delito como sistematización, interpretación, elaboración y desarrollo de las
disposiciones legales y opiniones de la doctrina científica. Tarea esta que, si supera la asepsia de lo
formal, no solo asegura el rigor exigible en el interior de las aulas universitarias, se proyecta también
hacia fuera, como han enseñado Roxin (1997: 225) o Gimbernat (1990 : 155), proporcionando a los
destinatarios de la norma —los ciudadanos— y a sus aplicadores —los jueces—, la necesaria y
políticamente exigible seguridad a la que sólo se puede acceder cuando el trabajo dogmático ha
establecido con nitidez los límites entre lo prohibido y lo permitido, los límites entre lo que es delito y
lo que no lo es.

Lo que lleva a proponer que la investigación dogmática ha de tender a ser investigación integrada en
un proyecto colectivo, que, partiendo de hipótesis correctamente formuladas, se dirija a resultados
definidos y constatables que:
a) con perspectiva interdisciplinar incorpore investigadores y metodologías distintas o, al menos,
deje la puerta abierta a esa incorporación;
b) analice las raíces de cada institución jurídica estudiada y la función que objetivamente ha
venido cumpliendo;
c) demuestre o refute hipótesis;
d) confronte y desarrolle teorías;
e) desvele las ideologías subyacentes y deslinde los elementos simbólicos de los funcionales; f)
incorpore una planificación realista;

g) implemente sistemas de revisión —intrajurídicos y extrajurídicos— de los resultados obtenidos,


de suerte que el cierre de un trabajo de investigación jurídica adelante la deriva que puedan
seguir investigaciones ulteriores y que, finalmente, explique los pasos dados y exponga las
conclusiones parciales y finales con argumentos racionales y no retóricos, con especial
incidencia en los pronunciamientos críticos, pues solo de la revisión crítica de lo que hay
puede surgir la propuesta innovadora sobre lo que debe haber.

Centrándonos en las reglas a seguir por el investigador jurídico, hay que remitirse a los Diez consejos
para escribir un buen trabajo de dogmática de Atienza (1995). Al respecto, quisiera señalar los
aspectos más relevantes:

1. No limite sus fuentes de conocimiento a lo escrito por otros dogmáticos [...]


2. Sea claro: es mejor equivocarse con claridad que acertar confusamente.
3. Y no confunda oscuridad con profundidad: lo más oscuro no es lo más profundo [...]
4. No haga citas innecesarias.
5. No escriba para mostrar lo que sabe, sepa lo que escribe [...] 6. Procure acotar con
precisión el problema que vaya a estudiar.
7. Si es un problema complejo, trate de descubrir cuáles son los distintos subproblemas
existentes y cómo se relacionan entre sí [...]
8. Antes de proponer una respuesta al problema, trate de explicar cómo ha llegado algo a
ser un problema, preste atención a la génesis histórica […]
9. Plantéese todas las posibles soluciones al problema y evalúelas desde todos los puntos
de vista que le parezcan mínimamente plausibles.
10. La mejor solución ha de ser la que, en su articulación y en sus consecuencias: A) resulte
más coherente en relación con los principios jurídicos, las construcciones dogmáticas y
el conocimiento fáctico disponible y relevante para la cuestión, y B) en consecuencia,
pueda juzgarse acreedora de un mayor consenso racional por parte de la comunidad
jurídica.

3.5.2.2.2. La faceta criminológica

En su faceta criminológica, la investigación en derecho penal ha de recurrir a metodologías propias de


las ciencias sociales para analizar el delito como fenómeno empírico: su entorno, los factores
desencadenantes, su frecuencia y gravedad, las características de autores y víctimas, etc.
Esa misma metodología —plural, puesto que va desde la sociología a la psicología, pasando por la
estadística, la economía o la antropología— ha de aplicarse no solo al estudio del delito y del
delincuente, sino también al análisis de los medios de lucha contra el delito, en una continuada
revisión crítica del funcionamiento de las instancias de control, tanto sociales como legales, judiciales,
penitenciarias o policiales.

Si el sistema penal, tal como hoy se admite pacíficamente, no se agota en la ley, su estudio no puede
moverse en el plano de la pura normatividad. Han de ser tomados en consideración, igualmente, los
procesos de criminalización, de definición del crimen, de selección de delincuentes, de aplicación del
Derecho, de ejecución de sanciones, de diseño y puesta en marcha de estrategias preventivas penales
y pre-penales, de atención a las víctimas, etc. Solo desde la facticidad puede entenderse la función
objetivamente desplegada por el sistema penal, por tanto, desde la facticidad debe ser estudiada.

Especial lugar han de ocupar en las investigaciones de derecho penal, en su faceta criminológica, los
análisis sobre las formas reales de aplicación de la norma y sobre sus efectos. Si, además, la finalidad
última de la investigación es, como se viene insistiendo, poner en marcha soluciones innovadoras, es
imprescindible en todo trabajo de investigación el capítulo dedicado a la evaluación crítica de los
resultados obtenidos. No siempre es factible rellenar este capítulo cuando se cierra una investigación,
que queda, así, en fase de propuesta. Pero incluso en estos casos, es imprescindible el examen tan
profundo como sea posible de los eventuales efectos de las propuestas realizadas. El tiempo y
ulteriores investigaciones permitirán adverar o desmentir la valoración inicial, pero esta debe hacerse
siempre. Sería de una irresponsabilidad universitariamente —también jurídica, ética y políticamente
— inadmisible lanzar propuestas con vocación de incidencia en el sistema penal sin haberse siquiera
preocupado por predecir los resultados previsibles.

Hay que insistir sobre este punto: la investigación criminológica, en cuanto anclada en lo empírico,
permite, o debe permitir, conocer la función realmente desplegada por los elementos del sistema
penal/social estudiados. Solo a partir del conocimiento de la función realmente cumplida se pueden
extraer criterios para el diseño de estrategias político-criminales, en cuya virtud esa función pueda
cumplirse mejor o pueda, y deba, ser sustituida, complementadao compensada por otras.

3.5.2.2.3. La faceta político-criminal

Si, como se viene proponiendo, la investigación integral tiende a ofrecer resultados innovadores que
constituyan una mejor respuesta a un problema penal, la formulación de estrategias —o, más
modestamente, de opciones político-criminales— debe constituir la culminación del trabajo de
investigación.

Desde la irrupción del neokantismo en las ciencias penales, lo valorativo asumió un papel de primer
orden. Introduce en la investigación esa perspectiva específica que no solo nos dice cómo son las
cosas, sino que nos obliga a plantearnos cómo queremos que sean y nos invita a proponer
alternativas de cambio frente a lo pre-existente.

Así, la política criminal aúna los conocimientos dogmáticos y empíricos para diseñar estrategias de
decisión sobre las que, inevitablemente, gravitará la subjetividad del investigador. Anitua nos hace
observar cómo los axiomas científicos o políticos interfieren en cualquier investigación, pero más
claramente en las jurídicas, ya que el Derecho se asienta en decisiones políticas e incluso morales
(2006: 303).
La política, ya sea educativa, sanitaria, ambiental, etc., supone identificación de objetivos, análisis de
la situación de partida —imprescindible para fijar la de llegada—, determinación del itinerario a seguir
— estratégico y metodológico—, selección de medios, previsión de resultados posibles y evaluación
de costes.

La faceta político-criminal de un trabajo de investigación en derecho penal debe abordar todos estos
elementos.

3.5.2.2.4. La conclusión

Los objetivos, que tanta importancia tienen en el proyecto, en el trabajo de investigación ya deben
revestir la forma de resultados: exposición de datos empíricos; síntesis de líneas jurisprudenciales
coincidentes o divergentes; controversia entre opciones teóricas, con aceptación motivada de las más
aptas para un estudio concreto; propuestas de cambio legislativo; organización de la oficina jurídica;
replanteamiento del trabajo parlamentario en materia penal (lato sensu); programas de capacitación
para funcionarios de prisiones; reorganización de la policía de proximidad; análisis económico de una
propuesta de trabajo juvenil; actualización de los programas docentes universitarios; sanciones
alternativas a las existentes; etc.

Pero el trabajo de investigación también ha de cuantificar el coste de sus propuestas, en cuanto


propone resultados. Lo que resulta obvio en el caso, por ejemplo, en que se concluye una
investigación sobre las necesidades en recursos humanos y técnicos, y, por tanto, financieros, para
implementar un sistema de probation allí donde no existía con anterioridad.

Una vez superada la fase de proyecto, el trabajo de investigación ha de reflejar la bibliografía en que
se sustentan cada uno de los pasos, propuestas y conclusiones. No se trata ya dela bibliografía básica
sobre la que se construyó la hipótesis de partida, sino de las fuentes bibliográficas examinadas con
vocación de exhaustividad. La solidez de la argumentación, la precisión de los análisis, la fiabilidad de
las metodologías, la viabilidad de los resultados innovadores, se asientan siempre —y más, pero no
exclusivamente, en las investigaciones jurídicas—, en el conocimiento de lo que otros han hecho y de
lo que otros proponen hacer.

En nuestras sociedades, ese conocimiento se extrae de las publicaciones científicas, lo que, por otra
parte, se ve facilitado por las inmensas posibilidades que las tecnologías de la información y la
comunicación han abierto al acceso a la bibliografía, más allá de las fronteras físicas e idiomáticas.

3.5.3. La gestión de la investigación

La investigación en derecho penal ha de ser, según se ha visto, además de rigurosa, independiente; y


estar dirigida a encontrar soluciones novedosas, lo que indefectiblemente comporta la crítica a un
determinado statu quo. Dicho de otro modo: la investigación jurídica independiente está en
permanente tensión con el poder. Tensión más o menos crispada, pero tensión al fin y al cabo.

Por otra parte, se trata de una investigación que no produce rentabilidad económica ni política a corto
plazo. El deseable aggiornamento del sistema penal no se vende como se venden las patentes o las
vacunas en el mercado. Se decía supra que investigar es invertir recursos para obtener conocimiento,
en tanto que innovar es invertir conocimiento para obtener valor. La frase, con toda la simplificación
que encierra, sigue siendo descriptiva a condición de que la obtención de valor no se identifique con
la obtención de lucro. El valor que se espera produzca la investigación/innovación penal tiene otra
naturaleza, aunque en muchos casos pueda apuntar hacia una más eficiente gestión de recursos
económicos y, en consecuencia, ofrezca el aliciente de los valores puramente crematísticos. Pero esa
no será la regla.

La investigación sobre la cuestión criminal tampoco parece garantizar réditos políticos. La lucha contra
el delito, que es la lucha por consolidar derechos fundamentales y bienes jurídicos, en contadas
ocasiones puede brindar éxitos constatables de manera inmediata.

La política criminal implica costes cuantiosos y rentabilidad a muy largo plazo. La investigación en la
materia no puede garantizar otra cosa. No es, entonces, susceptible de integración fácil en capítulos
del presupuesto público, que con toda seguridad serán considerados por la opinión pública como
manifestación de despilfarro. Tampoco es idónea para allegar votos de una población que
seguramente se decantará más por el punitivismo —barato, además de expeditivo— y no por afrontar
la prevención con medidas educativas, laborales y de empleo, urbanísticas y de integración; medidas
caras de éxito solo posible, siempre limitado, y, porañadidura, a largo plazo.

De ahí que el marco natural de la investigación en ciencias sociales y jurídicas sea la universidad. Solo
las instituciones universitarias pueden garantizar las condiciones necesarias para el desarrollo de una
investigación que aflore soluciones y que no espere recompensas a corto plazo, ya que, al menos
tendencialmente, tienen entre sus obligaciones la creación y potenciación de conocimiento,
independiente y crítico que se proyecta a la sociedad en cuyo seno viven.

Es cierto que en otros campos la investigación pueda quedar en manos de la iniciativa privada o en
organismos mixtos que integran lo privado y lo público, con posibilidad de presencia en ambos casos,
de la universidad. Pero en la investigación en derecho penal, el protagonismo de la universidad parece
difícilmente reemplazable.

3.5.3.1. La organización de la investigación

Por otra parte, la universidad puede ofrecer el marco organizativo que se corresponda con una
realidad en la que el paradigma del investigador ha dejado paso al paradigma de la investigación.
Superada la figura del estudioso del Derecho que, artesanal y aisladamente, garrapatea sobre sus
fichas en la biblioteca, hoy ganan presencia, si no protagonismo, los aspectos organizativos. Existe, en
efecto, plena conciencia de que:

a) La investigación integral se hace en equipos pluridisciplinares; y


b) Salir de la biblioteca local en busca de otros aires y de otra realidad requiere el esfuerzo de
una organización y financiación adecuadas.

Estas evidencias no carecen de efectos. El primero es que la investigación universitaria deberá estar
organizada en torno a proyectos pluripersonales, pluriuniversitarios y pluriestatales, que, además,
han der ser pluridisciplinares —de otro modo, simplemente se estaría ampliando el espacio de la
unilateralidad— y deberá estar dirigida a la potenciación de grupos de investigación, que trabajen con
varios proyectos, y de institutos de investigación que coordinen el trabajo de varios grupos.

El segundo, es que la planificación de la investigación ha de superar, como conditio sine qua non de su
supervivencia, las rivalidades pseudo-académicas que llevan a alzaprimar lo propio hasta el punto de
exhibir como mérito el orgulloso desconocimiento de lo ajeno.
3.5.3.2. La financiación de la investigación

Así como líneas de investigación que llegan a resultados tangibles —productos o procedimientos—
pueden encontrar financiación en el mercado, este no demuestra demasiado interés en patrocinar la
investigación en derecho penal. Esta correrá a cargo, normalmente, de la institución investigadora; de
ordinario, la universidad.

No obstante, se deben agotar las posibilidades de cofinanciación, de las que no se debe excluir a la
iniciativa privada. Si las políticas neoliberales han determinado por doquier procesos de tercerización
y externalización de tradicionales servicios públicos, o de algunas de sus áreas, habrá que deducir el
interés del mercado por mejorar, en términos de eficiencia, la penetración empresarial en esos
ámbitos (seguridad privada, servicios asistenciales penitenciarios y pospenitenciarios, tratamientos
desintoxicadores, centros de rehabilitación de menores, tecnología de control telemático, etc.).

La financiación de la actividad investigadora debe extenderse al personal investigador que, en la


medida en que vaya viendo reconocida académicamente su dedicación, debería verla reconocida
económicamente. Sin incentivos a la investigación, seguramente esta dejará de constituir la
dedicación primera de lo mejor del profesorado universitario.

3.5.4. La valoración de la investigación

La investigación en derecho penal debe ser reconocida. Claro que el primer reconocimiento es la
asignación de recursos para que, en retribuciones salariales y en medios, el investigador se encuentre
arropado. Pero el uso que se dé a los recursos económicos, sobre todo si son públicos, debe ser
fiscalizado y justificado por la obtención de rendimientos. Lo más importante a la hora de valorarlos
es que los evaluadores, con acreditada capacitación para serlo, estimen la calidad del producto que se
somete a su consideración, no solo por el rigor científico alcanzado sino por la adecuación de lo
finalmente ofrecido con lo inicialmente proyectado y socialmente requerido.

Esta obviedad tropieza, sin embargo, con obstáculos aplicativos conocidos por todos: la imparcialidad
que se exige de la investigación no acompaña siempre al evaluador; el rigor científico de la
investigación no puede ser correctamente valorado por el evaluador ignaro, ignaro al menos en
alguna de las áreas que el trabajo de investigación aborda; la utilidad de los resultados en materia tan
ideologizada como ésta, no se mide haciendo tabula rasa de los presupuestos ideológicos; etc.

De ahí que los procedimientos de evaluación ofrezcan repertorios de criterios a tener en cuenta para
sustituir la verdadera evaluación —rigor científico y adecuación de los resultados a lo proyectado—
por otra más objetivada, que no objetiva. Esto obliga a una disciplina específica en los procesos de
evaluación; disciplina recomendable, pero que no puede degenerar, en ningún caso, en la tiranía de
las planillas de calificación.

Los criterios de valoración de la investigación deberían corresponderse con las indicaciones


anteriormente hechas sobre los contenidos del trabajo de investigación. Se pueden añadir otras
recomendaciones específicas.
3.5.4.1. Los proyectos de investigación

Tratándose de proyectos de investigación, como los resultados no son aún conocidos ni publicados,
los criterios de evaluación han de ser poco formalistas y más apegados al objeto valorado. Los
criterios manejados por las diversas agencias suelen ser coincidentes.

En el Concurso Anual de Proyectos de Investigación de la PUCP, versión de 2014, se atendió a los


siguientes criterios, ordenados por su importancia, de menos a más:

a) Plan de trabajo y bibliografía, con un puntaje máximo cada uno de 10;


b) Relevancia del tema, considerando su importancia y carácter innovador en el proceso
académico de producción de conocimientos, con un puntaje máximo de 15;
c) Resultados e impactos esperados, con un puntaje de hasta 25; y

d) Congruencia entre objetivos, hipótesis y metodología, valorable con hasta 40 puntos.

La valoración de cada proyecto no puede ser completa sin la evaluación de la capacidad investigadora
de sus integrantes. No se trata de emplear criterios que dejen fuera del circuito investigador a los más
jóvenes —poseedores, por obvias razones, de itinerarios curriculares más endebles— sino de valorar
la adecuación entre objetivos y medios, pues es obvio que entre estos, los personales tienen una
evidente relevancia.

La existencia, en las instituciones universitarias, de responsables de investigación o de cada una de las


grandes líneas de investigación, con posibilidades de seguimiento real de cada proyecto, podría
permitir la incorporación a estos de investigadores noveles, que contando con la debida dirección no
solo podrían aportar resultados más satisfactorios que si trabajaran asilados sino que también
podrían lucrarse del efecto formativo que la realización de un trabajo de investigación jurídica, serio y
seriamente dirigido, siempre comporta.

3.5.4.2. Los trabajos de investigación

En general, los resultados de la investigación suelen ser objeto de publicación on line o en soporte
papel. Aunque hay muchos criterios para medir la valoración, el primer criterio que suele imponerse a
los comités de evaluación es la excelencia del medio de publicación. En el caso de libros, que
provengan de editoriales cuyas publicaciones hayan sido avaladas por expertos externos. En el caso
de revistas científicas, que se trate de publicaciones indexadas.

Se consideran indicios de calidad: la traducción de la obra «a otros idiomas de relevancia para la


comunidad científica internacional y las reseñas en revistas científicas especializadas». Como criterio
general, cada aportación investigadora se valorará «teniendo en cuenta la originalidad, el rigor, la
metodología y la repercusión que hayan tenido en el ámbito del Derecho».

Estos criterios, entre otros, permiten homogeneizar la valoración, evitando decisiones arbitrarias o
puramente subjetivas, pero que no deben sustituir al estudio de lo publicado. De otro modo se corre
el riesgo de que la evaluación sea solo del continente, cuando lo importante debe ser el contenido.

En cuanto a la temática por ejemplo, aunque un material académico no incorpore, de ordinario,


investigaciones de alto calibre; sin embargo, una teoría del delito que se postule como alternativa a la
doctrina imperante en un determinado ámbito académico o que estudie un corpus normativo nuevo,
además de ser un imprescindible instrumento docente, puede suponer un extraordinario trabajo de
investigación.

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