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HISTORIA AMBIENTAL ARGENTINA-BRASIL

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HISTORIA AMBIENTAL
ARGENTINA-BRASIL

Paisaje y patrimonio: impresiones


de la historia en el ambiente natural

Ana Marcela França


Marina Miraglia
(compiladoras)

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Paisaje y patrimonio: impresiones de la historia en el ambiente
natural / Marina Miraglia… [et al.]; compilación de Marina Miraglia;
Ana Marcela Franca; coordinación general de Elenita Malta Perei-
ra… [et al.]. – 1a ed. – Quilmes: Ayelen Dichdji; Ciudad Autónoma
de Buenos Aires: Teseopress. 2021. 298 p.; 20 x 13 cm. – (Historia
Ambiental Argentina Brasil)
ISBN 978-987-88-1824-5
1. Protección del Paisaje. 2. Ambiente. 3. Historia. I. Miraglia,
Marina, comp. II. Franca, Ana Marcela, comp. III. Malta Pereira,
Elenita, coord.
CDD 363.70098

ISBN: 9789878818245
Las opiniones y los contenidos incluidos en esta publicación son
responsabilidad exclusiva del/los autor/es.
Historia ambiental Argentina-Brasil
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Índice

Presentación......................................................................................9
Apresentação ................................................................................. 13
Prólogo. Paisaje y patrimonio: impresiones de la
historia en el ambiente natural ................................................. 17
Prólogo. Paisagem e patrimônio: impressões da história
no ambiente natural..................................................................... 21
1. Um exercício para o estudo de paisagens pretéritas ...... 25
Dora Shellard Corrêa; Jaime Tadeu Oliva
2. Domesticación del paisaje vitivinícola en el Valle de
Uco, Mendoza. 1980 al presente .............................................. 57
Juan Manuel Cerdá; Facundo Martín
3. Conservação da natureza além das fronteiras: um
panorama das áreas protegidas fronteiriças da América
Latina e Europa ............................................................................. 85
Marcela Stüker Kropf; Silvia Lilian Ferro;
Rogério Ribeiro de Oliveira
4. La construcción del patrimonio y del paisaje en las
montañas del Norte de Mendoza (Centro Oeste
argentino). Los aportes y silencios de la arqueología....... 107
Cristina Prieto-Olavarría; Horacio Chiavazza
5. Uma armadilha na história ambiental: o trabalho
humano oculto na paisagem.................................................... 151
Rogério Ribeiro de Oliveira; Marcela Stüker
Kropf; Adi Estela Lazos-Ruíz
6. Inventario de glaciares en Argentina: polémicas
públicas y disputas de sentido................................................. 185
Facundo Rojas; Lucrecia Wagner

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8 • Historia ambiental Argentina-Brasil

7. Ordem alfabética: Colonialismo, práticas letradas e


mudanças socioambientais no Brasil dos séculos XVI e
XVII ................................................................................................ 233
Diogo de Carvalho Cabral
8. Patrimonio minero y territorios de protección
socioambiental. Una propuesta para el refuerzo del
proyecto de ley de área natural protegida
Uspallata-Polvaredas (Mendoza, Argentina) ...................... 255
Osvaldo Sironi; Marcelo Giraud
Sobre los/las autores/as / Sobre os/as autores/as ............ 287
Sobre las organizadoras / Sobre as organizadoras ........... 295

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Presentación

Esta colección de libros reúne volúmenes temáticos repre-


sentativos de la producción historiográfica en historia
ambiental en Argentina y Brasil. Su idea surgió de la arti-
culación entre las preocupaciones que académicos, tanto
brasileños como argentinos, sostenían con relación a las
interacciones que se advierten entre las sociedades huma-
nas y el ambiente, a un lado y otro de la frontera.
Desde el comienzo la directriz adoptada para la coordi-
nación del trabajo fue la asociación en tándem entre investi-
gadores de ambos países. De esta manera, un representante
de Argentina y otro de Brasil eran responsables de: invitar a
autores de sus respectivas patrias con una producción signi-
ficativa sobre los temas elegidos, así como también coordi-
nar todo el proceso de revisión y de edición de los textos.
Se tomó la decisión inclaudicable de presentar los
capítulos en la lengua materna de cada autor, ya que se
entiende que: por un lado, el lenguaje se constituye en un
instrumento cognitivo (Raiter, 2008) de excelencia que per-
mite la comunicación con otros hablantes; así como, por-
que se infiere que las lenguas no son neutras (Hodge y
Kress, 1993). En tal sentido, las formas gramaticales que se
emplean, el léxico y los recursos seleccionados para emitir
cada discurso y argumentación evidencian una concepción
particular del mundo para ese hablante. Esto nos permite
advertir el vínculo con la naturaleza y las representaciones
sociales, culturales e incluso políticas que se tejen entre
las comunidades y su entorno natural. Podemos afirmar,
entonces, como un acierto esta resolución, puesto que el
lenguaje utilizado nos permite comunicarnos, conceptuali-
zar, comprender, interpretar y establecer mejor el conjunto
de ideas que queremos transmitir. Tenemos aquí, por lo

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10 • Historia ambiental Argentina-Brasil

tanto, una invitación para aprender sobre el “Otro” y su


realidad socioambiental.
Este convite nos permite adentrarnos en el escenario
ambiental que presentan ambos países, los cuales compar-
ten el bioma de Pampa que se degrada, en gran medida
por el ganado extensivo y los monocultivos transgénicos,
especialmente por la soja. Argentina y Brasil, insertos en el
sistema económico mundial como agroexportadores, per-
sisten en deteriorar su naturaleza para garantizar ganancias
de capital. Estudiar la interlocución entre el ambiente y las
comunidades, en estos procesos, es una obligación tanto
como un privilegio para la historia ambiental, que tras-
ciende la esfera de estos países, posicionándose como una
historia que se supone latinoamericana.
A este respecto, para Claudia Leal (2019), el gran
desafío en la historia ambiental de América Latina es “pro-
porcionar una lente que cambie permanentemente el esce-
nario de la trayectoria histórica de la región, haciéndolo
más completo y preciso, no solo para los historiadores del
medio ambiente, sino para todos” (p. 247). Es el desafío que
estamos comenzando a enfrentar, y esta colección repre-
senta, a juicio de los organizadores, un paso en esa direc-
ción.
Indagar en el derrotero de las historias ambientales
de Argentina y Brasil expande los horizontes del estado-
nación, permitiéndonos resaltar coyunturas con problemas
tan similares como diversos. Esta colección presenta entre
sus páginas estrategias de resistencia y supervivencia en
estos ámbitos, como también la construcción de represen-
taciones, discursos, conflictos, paisajes bien sean singulares,
bien sean compartidos. Somos parte del mismo continente,
por ello, confrontar fronteras políticas, económicas y socio-
ambientales nos permite encontrarnos también en contex-
tos socioambientales que estimulan el diálogo.
A modo de síntesis, entonces, en esta colección se
presentarán semejanzas y divergencias en los capítulos
que componen los volúmenes. Así, podremos advertir -o

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 11

eso pretendemos- las contradicciones presentes en nuestra


América Latina. Con todo, esperamos que los lectores se
sientan representados, pero también instigados y provoca-
dos por los temas abordados a lo largo de esta producción.
¡Buena lectura!

Las organizadoras y el organizador

Referencias

HODGE, Robert y KRESS, Gunther. Lenguage as ideology.


Routledge, Londres, 1993.
LEAL, Claudia. Aguzar la mirada colectiva, el gran desafío
de la historia ambiental latinoamericana. Historia y
sociedad, Bogotá, 36, pp. 243-268, 2019.
QUIJANO, Anibal. Colonialidade do poder, eurocentrismo
e América Latina. In: LANDER, Edgardo (Org.). A
colonialidade do saber: eurocentrismo e ciências sociais.
Perspectivas latino-americanas. Colección Sur Sur,
CLACSO, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2005.
RAITER, Alejandro y ZULLO, Julia. La caja de pandora:
representaciones del mundo en los medios. La Crujia,
Buenos Aires, 2008.

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Apresentação

Esta coleção de livros reúne volumes temáticos represen-


tativos da produção historiográfica em história ambien-
tal de Argentina e Brasil. Sua ideia surgiu da articulação
entre as preocupações de acadêmic@s brasileir@s e argen-
tin@s sobre as interações entre as sociedades humanas e o
ambiente, de um lado e outro da fronteira.
Desde o início, a diretriz adotada na coordenação dos
trabalhos foi a parceria, sempre aos pares, entre pesquisa-
dor@s de ambos os países. Um/a representante de Argenti-
na e um/a de Brasil são responsáveis por convidar autores
dos seus respectivos países com produção significativa nos
temas escolhidos, e coordenar todo o processo de revisão
e edição dos textos.
Optamos por apresentar os artigos nas línguas mater-
nas de cada autor/a, por entender que, por um lado, a
linguagem se constitui num instrumento cognitivo (Raiter,
2008) de excelência, que permite a comunicação com outros
falantes; por outro, deduz-se que as línguas não são neutras
(Hodge e Kress, 1993). Nesse sentido, as formas grama-
ticais utilizadas, o léxico e os recursos selecionados para
emitir cada discurso e argumentação mostram uma con-
cepção particular do mundo para aquele falante. Isso nos
permite perceber o vínculo com a natureza e as represen-
tações sociais, culturais e até políticas que são tecidas entre
as comunidades e seu ambiente natural. Podemos afirmar,
com sucesso, essa resolução, pois a linguagem utilizada
nos permite comunicar, conceituar, entender, interpretar
e estabelecer melhor o conjunto de ideias que queremos
transmitir. Temos aqui, portanto, um convite ao conheci-
mento do “Outro” e sua realidade socioambiental.
É surpreendente que precisemos reforçar a impor-
tância dessa leitura entre países que possuem línguas tão

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parecidas e, mais ainda, uma herança cultural tão próxima.


Percebemos uma dificuldade, no caso Brasil, em assumir
uma identidade latino-americana – articulada às heranças
indígena e africana, por muito tempo negadas até mesmo
no ensino de história no país. Em ambos os países, persiste
a herança da colonização, nos costumes e no pensamento,
nos fazendo enxergar como espelho não nossas realidades
históricas, mas, de forma distorcida, a Europa (e mais recen-
temente, os EUA), como bem apontou Quijano (2006).
No que se refere ao ambiente, ambos os países compar-
tilham o bioma Pampa, amplamente degradado pela pecuá-
ria extensiva e pelos monocultivos transgênicos, especial-
mente de soja. Argentina e Brasil, inseridos no sistema
econômico mundial como agroexportadores, persistem em
degradar sua natureza para garantir os ganhos do capital.
Estudar a interlocução entre ambiente e sociedade nesses
processos é o papel da história ambiental, transcendendo
a esfera desses países, uma história que se assuma como
latino-americana.
Para Cláudia Leal, que apontou o absurdo da barreira
da língua entre pesquisadores de fala espanhola e portu-
guesa em 2016, o grande desafio da história ambiental
latino-americana é “fornecer uma lente que mude perma-
nentemente o cenário da trajetória histórica da região,
tornando-a mais completa e precisa, não apenas para his-
toriadores ambientais, mas, para todos” (LEAL, 2019, p.
247). É o desafio que estamos começando a enfrentar, e
esta coleção representa, na visão dos organizadores, um
passo nessa direção.
Acompanhar as histórias ambientais de Argentina e
Brasil expande os horizontes do estado-nação, possibilita
que evidenciemos cenários com problemáticas ao mesmo
tempo semelhantes e diversas. Esta coleção apresenta em
suas páginas estratégias de resistência e sobrevivência nes-
ses cenários, que levaram à construção de olhares e de
paisagens únicas e compartilhadas. Somos parte do mes-
mo continente, por isso, confrontar fronteiras políticas,

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econômicas e socioambientais nos permite encontrar-nos


também em contextos socioambientais que estimulem o
diálogo.
Nesta coleção, se apresentarão semelhanças e diver-
gências nos capítulos que compõem os volumes. Assim,
podemos advertir – ou isso pretendemos – as contradições
presentes em nossa América Latina. Ao final, esperamos
que os leitores e as leitoras se sintam representados, mas
também instigados. Que conhecer esse Outro que está tão
perto nos leve a conhecer a nós mesm@s.
Boa leitura!

As organizadoras e o organizador

Referências

HODGE, Robert y KRESS, Gunther. Lenguage as ideology.


Routledge, Londres, 1993.
LEAL, Claudia. Aguzar la mirada colectiva, el gran desafío
de la historia ambiental latinoamericana. Historia y
sociedad, Bogotá, 36, pp. 243-268, 2019.
QUIJANO, Anibal. Colonialidade do poder, eurocentrismo
e América Latina. In: LANDER, Edgardo (Org.). A
colonialidade do saber: eurocentrismo e ciências sociais.
Perspectivas latino-americanas. Colección Sur Sur,
CLACSO, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2005.
RAITER, Alejandro y ZULLO, Julia. La caja de pandora:
representaciones del mundo en los medios. La Crujia,
Buenos Aires, 2008.

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Prólogo

Paisaje y patrimonio: impresiones de la historia


en el ambiente natural

Analizar la relación entre los seres humanos y el ambiente


natural a lo largo del proceso histórico significa pensar
en interacciones dinámicas, no solamente en los diferen-
tes contextos, sino también en las distintas esferas de una
sociedad. De esa relación, se construyen paisajes socio
ambientales, donde la explotación del recurso natural y las
actividades de trabajo son resultantes de la mutua actuación
entre humanos y no humanos sobre el medio.
Siendo comprendidos los paisajes como manifestacio-
nes espaciales de esta actuación continua, son ofrecidos
objetos de estudio a los/las historiadores/as ambientales
como herramientas de comprensión sobre las variadas face-
tas de las sociedades, desde los conflictos a la preservación;
desde los discursos a la actuación. Frente a las emergencias
ambientales de la actualidad, la idea de patrimonio natural/
cultural ha ganado protagonismo no sólo en lo referido a la
valorización de ecosistemas amenazados de extinción. Ins-
titucionalizados o no, los patrimonios paisajísticos, como
son considerados en la presente publicación, más allá de
los intentos de preservación del universo natural, incluyen
igualmente la presencia humana en el medio y las conse-
cuentes transformaciones socio ecológicas.
Así, este volumen procura presentar reflexiones y estu-
dios de caso sobre referencias histórico-culturales impresas
en el paisaje, evidenciando las percepciones del medio y
su interrelación con las poblaciones humanas pretéritas o
actuales. Por lo tanto, reunimos trabajos de historiadores/

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18 • Historia ambiental Argentina-Brasil

as ambientales de Argentina y Brasil con la intención de


presentar investigaciones actuales sobre el tema en los dos
países vecinos.
En el capítulo de Diogo de Carvalho Cabral la práctica
de la escritura es trabajada como agente en el proceso de
creación de espacialidades. En su texto, son discutidas las
implicancias geográficas relacionadas con el alfabetismo en
el transcurrir de la colonización portuguesa del Brasil en
los siglos XVI y XVII. El autor parte del principio de que
cualquier texto escrito es una representación comprimida
de ambientes concretos y un esquema para percibirlos y
enfrentarlos. Por medio de la espacialización colonial de
las practicas alfabéticas, se habría producido la legibilidad
de nuevas geografías humanas sobre los paisajes y medios
de subsistencia nativos. De esta manera, nuevos paisajes
se creaban en la medida que se transformaba no solamen-
te el medio biofísico (ocupación) pero también su sentido
imagético.
Juan Manuel Cerdá y Facundo Martin, presentan un
trabajo sobre el Valle de Uco, el cual a lo largo de los últimos
doscientos años pasó por diversos procesos de ocupación
humana y fue explotado para la producción de diversas
actividades. Sin embargo, a partir de la reconversión viti-
vinícola de finales del siglo pasado, cuando este espacio
natural se convirtió en el ícono de la nueva vitivinicultura
argentina, se domesticó el paisaje para la producción de
bienes y servicios asociados a este espacio.
En el capítulo escrito por Marcela Kropf, Silvia Ferro
y Rogério Oliveira, es abordada la cuestión de las áreas de
protección fronterizas como hitos relevantes en las polí-
ticas de conservación de la naturaleza, al permitir proce-
sos cooperativos y de integración política, social y cultural
del territorio. El objetivo de la investigación realizada es
contribuir con los estudios basados en análisis comparado
entre áreas protegidas fronterizas del continente europeo y
americano, con especial atención en América Latina. Como
resultado de la investigación se destaca la importancia

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 19

social y geopolítica del patrimonio natural gestionado a tra-


vés de la cooperación trasnacional para la conservación de
los atributos culturales y ecológicos de los paisajes.
También con el intento de sacar a la luz, informaciones
oscurecidas en los documentos históricos, Rogério Oliveira,
Adi Lazos Ruiz y Marcela Kropf presentan la comprensión
del paisaje natural como producto de la agencia y del trabajo
humano. El capítulo se centra en torno a dos vertientes:
la primera reconoce en los estudios de paisajes el rol de
la sucesión ecológica y de la erosión geomorfológica, las
cuales pueden actuar conjuntamente en ocultar las marcas
de trabajos pretéritos en los paisajes. La segunda vertiente
considera que los/las historiadores/as ambientales pueden
estar insertos en contextos culturales y tecnológicos distan-
ciados del objeto estudiado, provocando lecturas erróneas
sobre los paisajes. Según los/las autores/as considerados,
los métodos que recrean las condiciones físicas y culturales
del trabajo pueden traer a la luz historias no contadas ofi-
cialmente. Muchas de esas historias se encuentran actual-
mente ocultas en áreas de preservación ambiental valoriza-
das como patrimonios naturales, pero que en su mayoría no
resaltan el trabajo humano pretérito en sus paisajes.
Cristina Prieto Olavarría y Horacio Chiavazza, presen-
tan en su capítulo una primera aproximación al rol de la
arqueología en los procesos de patrimonialización del área
de montaña del norte de Mendoza. A partir de un marco
conceptual que define al patrimonio como una construc-
ción social, de las propuestas de la Arqueología del Paisaje
y del repaso de los bienes declarados y las investigaciones
arqueológicas y patrimoniales, se reflexiona sobre el rol que
ha tenido la disciplina y las acciones que podrían mejorar
su injerencia en el ámbito patrimonial.
Facundo Rojas y Lucrecia Wagner, en su trabajo sobre
el inventario de glaciares en Argentina, polémicas públicas
y disputas de sentido, examinan la trayectoria de dos de
los actores centrales para el logro de la segunda sanción
de la ley de glaciares: el sector científico y las asambleas

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20 • Historia ambiental Argentina-Brasil

socioambientales. A partir de describir estas trayectorias,


y de evidenciar las controversias que llevaron a que uno
de los actores iniciara una demanda judicial hacia el otro,
reflexionamos sobre las potenciales consecuencias de este
desacuerdo en relación a la situación actual de la ley de
glaciares.
El capítulo de autoría de Dora Shellard y Jaime Tadeu
Oliva se trata de un ejercicio orientado a la reflexión sobre
las imágenes creadas y la elaboración de la narrativa. Desde
esas imágenes creadas, los autores proponen identificar los
fragmentos posibles de los siguientes escenarios: las tierras
circunscritas por los ríos Paraná, Paranapanema, Tibagi e
Iguazú y cortadas por los ríos Ivaí y Piqueri, en el actual
estado de Paraná en Brasil, entre los siglos XVII y XIX.
Así, buscan presentar una metodología que se aplique a los
estudios de los paisajes del pasado.
Osvaldo Sironi y Marcelo Giraud, se proponen refle-
xionar críticamente sobre las controversias sociotécnicas
asociadas a los proyectos e intereses en disputa en zonas
mineras de la provincia de Mendoza, desde la década de
1970. El trabajo de archivo y entrevistas a actores claves,
son la base de este trabajo de la valoración patrimonial y el
uso sustentable del territorio.
Esperamos que disfruten del recorrido en los distintos
paisajes a ser explotados en ese volumen y que la inves-
tigación en historia ambiental pueda aportar al proceso
de conocimiento, educación y preservación de los paisajes
socio ecológicos de nuestra querida América Latina.

Las editoras

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Prólogo

Paisagem e patrimônio: impressões da história no


ambiente natural

Analisar a relação entre os seres humanos e o ambiente


natural ao largo do processo histórico é pensar em inter-
ações dinâmicas, não somente nos diferentes contextos,
mas também nas distintas esferas de uma sociedade. Des-
sa relação, se constroem paisagens socioambientais, onde a
exploração do recurso natural e as atividades relacionadas
ao trabalho são resultantes da mútua atuação entre huma-
nos e não humanos sobre o meio.
Sendo compreendidas as paisagens como manifes-
tações espaciais dessa atuação contínua, são oferecidos
objetos de estudo aos historiadores/as ambientais, enquan-
to ferramentas de compreensão sobre as variadas facetas
das sociedades, desde os conflitos à preservação; desde os
discursos à atuação. Frente as emergências ambientais da
atualidade, a ideia de patrimônio natural/cultural tem gan-
hado protagonismo não somente ao que se refere à valori-
zação de ecossistemas ameaçados de extinção. Institucio-
nalizados ou não, os patrimônios paisagísticos, como são
considerados na presente publicação, além das tentativas de
preservação do universo natural, inclui igualmente a pre-
sença humana no meio e as consequentes transformações
sócio ecológicas.
Assim, este volume procura apresentar reflexões e estu-
dos de caso sobre referencias histórico-culturais impres-
sos na paisagem, evidenciando as percepções do meio e
a sua inter-relação com as populações humanas pretéritas
e atuais. Portanto, reunimos trabalhos de historiadores/as

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22 • Historia ambiental Argentina-Brasil

ambientais da Argentina e do Brasil com a intenção de


apresentar investigações atuais sobre o tema nos dois paí-
ses vizinhos.
Os trabalhos de Juan Manuel Cerdá e Facundo Martín,
Cristina Prieto Olavarría e Horacio Chiavazza, Facundo
Rojas e Lucrecia Wagner e de Osvaldo Sironi e Marce-
lo Giraud, abordam temáticas como a domesticação da
paisagem vitivinícola no Valle de Uco, em Mendoza; a
construção da paisagem e o patrimônio nas montanhas
do centro argentino; o inventário de glaciais na Argenti-
na: polémicas públicas e disputas de sentido e finalmente,
o patrimônio mineiro e territórios de proteção socioam-
biental: uma proposta para o reforço do projeto de Lei de
Área Natural Protegida Uspallata-Polvaredas na província
de Mendoza. Os trabalhos estão definidos geograficamente
no oeste da República Argentina, na região de Cuyo, em
especial as províncias de Mendoza e San Juan.
Osvaldo Sironi e Marcelo Giraud buscam refletir criti-
camente sobre as controvérsias sociotécnicas associadas aos
projetos e interesses em disputa em áreas de mineração da
província de Mendoza, desde a década de 1970. O trabalho
de arquivamento e entrevistas com atores-chave são a base
deste trabalho de valorização da propriedade e do uso sus-
tentável do território.
Juan Manuel Cerdá e Facundo Martin apresentam um
trabalho sobre o Vale do Uco, que nos últimos duzentos
anos passou por diversos processos de ocupação humana e
foi explorado para a produção de diversas atividades. No
entanto, a partir da conversão de vinhos do final do século
passado, quando esse espaço “natural” se tornou ícone da
nova empresa vinícola argentina, a paisagem foi domesti-
cada para a produção de bens e serviços associados a esse
espaço.
Facundo Rojas e Lucrecia Wagner, em seu trabalho sobre
o inventário de geleiras na Argentina, controvérsias públicas
e disputas de significado, examinam a trajetória de dois dos
atores centrais para a realização da segunda sanção da lei das

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 23

geleiras: o setor científico e as assembleias socioambientais. Ao


descrever essas trajetórias e as evidências das controvérsias que
levaram um dos atores a iniciar um processo contra o outro,
se reflete sobre as potenciais consequências dessa discordância
em relação à atual situação da lei das geleiras.
Cristina Prieto Olavarría e Horacio Chiavazza apresentam
em seu capítulo uma primeira abordagem ao papel da arqueolo-
gia nos processos de patrimonialização da região montanhosa
do norte de Mendoza. A partir de um arcabouço conceitual que
define o patrimônio como construção social das propostas da
arqueologia paisagística e da revisão de bens declarados e pes-
quisas arqueológicas e patrimoniais, os autores refletem sobre o
papel que tem tido a disciplina e as ações que poderiam melho-
rar na sua interferência no campo do patrimônio.
Do lado brasileiro, o capítulo de autoria de Dora Shellard e
Jaime Tadeu Oliva é um exercício orientado à reflexão sobre as
imagens criadas e a elaboração da narrativa. A partir dessas ima-
gens criadas, os autores propõem identificar os possíveis frag-
mentos dos seguintes cenários: as terras circunscritas pelos rios
Paraná, Paranapanema, Tibagi e Iguaçu e cortadas pelos rios
Ivaí e Piqueri, no atual estado do Paraná (Brasil), entre os séculos
XVII e XIX. Assim, buscam apresentar uma metodologia que se
aplique aos estudos das paisagens do passado.
Também com a tentativa de trazer à tona, informações
obscurecidas nos documentos históricos, Rogério Oliveira,
Adi Lazos Ruiz e Marcela Kropf apresentam o entendimento
da paisagem natural como produto da agência e do trabalho
humano. O capítulo se concentra em duas vertentes: a pri-
meira reconhece nos estudos paisagísticos o papel da suces-
são ecológica e da erosão geomorfológica, que podem atuar
em conjunto para esconder as marcas de trabalhos anteriores
nas paisagens; a segunda considera que os/as historiadores/
as ambientais podem estar inseridos em contextos culturais e
tecnológicos distantes do objeto estudado, causando leituras
errôneas sobre as paisagens. Segundo os/as autores/as, méto-
dos que recriam as condições físicas e culturais do trabalho
podem trazer à tona histórias não contadas oficialmente. Mui-

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24 • Historia ambiental Argentina-Brasil

tas dessas histórias se encontram atualmente ocultas em áreas


de preservação ambiental valorizadas como patrimônios natu-
rais, porém, em sua maioria, não destacam o trabalho humano
pretérito em suas paisagens.
Já no capítulo de Diogo Cabral, a prática da escrita é trabal-
hada como agente no processo de criação de espacialidades. Em
seu texto são discutidas as implicâncias geográficas relaciona-
das ao alfabetismo no transcurso da colonização portuguesa no
Brasil durante os séculos XVI e XVII. O autor parte do princí-
pio de que qualquer texto escrito é uma representação compri-
mida de ambientes concretos e um esquema para percebê-los
e enfrentá-los. Por meio da espacialização colonial das práticas
alfabéticas teria sido produzida a legibilidade de novas geogra-
fias humanas sobre as paisagens e meios de subsistência nativos.
Desta maneira, novas paisagens se criavam na medida em que
se transformava não somente o meio biofísico (ocupação), mas
também o seu sentido imagético.
Por fim, no capítulo escrito por Marcela Kropf, Silvia Ferro
e Rogério Oliveira, a questão das áreas de proteção de frontei-
ras é abordada como relevante nas políticas de conservação da
natureza, permitindo o cooperativismo e integração política,
social e cultural do território. O objetivo da pesquisa é contri-
buir para os estudos baseados em análises comparativas entre
áreas protegidas de fronteira do continente europeu e ameri-
cano, com especial atenção a América Latina. Como resulta-
do da pesquisa, destaca-se a importância social e geopolítica do
patrimônio natural gerenciado por meio da cooperação trans-
nacional para a conservação dos atributos culturais e ecológicos
das paisagens.
Esperamos que aproveitem o recorrido pelas diferentes
paisagens a serem exploradas nesse volume e que a pesquisa em
história ambiental possa contribuir para o processo de conheci-
mento, educação e preservação das paisagens sócio-ecológicas
de nossa querida América Latina.

As editoras

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1

Um exercício para o estudo


de paisagens pretéritas
DORA SHELLARD CORRÊA; JAIME TADEU OLIVA1

Conceber uma paisagem como patrimônio, o que envolve


a consciência de espaço e também de tempo, não raro,
demanda o estudo de relatos passados. Conforme Andrea
Panizza, “a paisagem não é feita só de presente; pelo con-
trário, ela é acumulação de tempos e memórias (…) uma
herança de formas, de objetos naturais e sociais (…) que
são verdadeiros patrimônios” (2014: 132). Contudo, diver-
samente do que muitos pesquisadores esperam, investigar
paisagens pretéritas e suas transformações a partir de fontes
documentais nos revela muito mais sobre nossos testemun-
hos e sobre nós mesmos do que sobre as formas visuali-
zadas. É corrente que paisagem é uma dada percepção, na
verdade um modo de ver os espaços a partir de ângulos que
permitam visadas de conjunto. Seria ingênuo confundi-la
com a natureza (Cauquelin, 2007; Cosgrove, 1998; Schama,
1996; Schwarcz, 2009).
No marcante O Homem e o Mundo Natural, Keith
Thomas demonstra fartamente que entre 1500 e 1800 “oco-
rreu uma série de mudanças na maneira pela qual homens
e mulheres, de todos os níveis sociais, percebiam e classi-
ficavam o mundo natural ao seu redor” (1989: 18). Quer
dizer, na relação dos diferentes agrupamentos sociais com

1 UEMG-Campanha/IEB-USP; IEB/USP.

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26 • Historia ambiental Argentina-Brasil

o mundo biofísico constroem-se várias percepções e enten-


dimentos sobre a natureza, logo, várias naturezas. Pode-se,
portanto, admitir que embora o mundo biofísico seja rela-
tivamente estável no essencial, a natureza é uma realidade
mutante, pois se trata de um conjunto de fenômenos, de
conhecimentos, de discursos e de práticas resultantes de
um processo seletivo de incorporações de elementos físicos
e biológicos pelas comunidades, sociedades e indivíduos,
num dado momento, como diz o geógrafo Michel Lussault
(2003: 654-657). Logo, longe de ser algo exterior à socie-
dade, um sistema autônomo, a natureza é uma construção
social. Ora, o ato construtivo das paisagens, a partir do
olhar, é um dos elementos internos da própria produção
social da natureza. Por exemplo, Augustin Berque diz que
“em nenhuma parte essa construção do olhar foi levada tão
longe quanto na China, a civilização ‘paisageira’ por exce-
lência” (Berque, 2000: 114).
Essa forma de abordar vai orientar as interpretações
sobre a produção de naturezas e de paisagens encontradas
em fontes históricas. A subjetividade do autor do docu-
mento, influenciada pelo contexto histórico e social em que
ele se encontra e pelo modo que conceitua a natureza e
aqueles que interagem com ela naquele local, insinua-se na
significação do que observa. Do mesmo modo, na forma
como seleciona e organiza os elementos identificados e na
elaboração de uma narrativa que, em geral, é convincente
porque está sustentada em concretudes, em pedras, árvo-
res, montanhas, rios, homens e mulheres (Schama, 1996;
Schwarcz, 2009). Essa é uma tensão clássica entre o ideal
(produção subjetiva da paisagem) e o material (a existência
objetiva dos elementos).
Sendo construção, não haveria nada de objetivo na
descrição/produção2 de paisagens pretéritas? A consciência
necessária sobre a natureza (as paisagens, igualmente) como

2 Os atos de descrever, de pintar, de fotografar uma paisagem são todos atos


do olhar que são produtivos de paisagens.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 27

construção social não nos leva a uma resposta muito sim-


ples. Augustin Berque, que não se afasta nenhum milímetro
da ideia de que a paisagem é uma construção do olhar,
enuncia de uma forma mais complexa essa tensão entre o
ideal e o material.

Aquilo que a paisagem nos dá, no final das contas, não são
verdadeiramente as aparências, nem verdadeiramente a natu-
reza das coisas e sim um meio termo: formas pregnantes, que
estão em nós tanto quanto elas estão no mundo. São elas que
fazem que nós estejamos no mundo, como o mundo está em
nós (Berque, 2000: 113).

As descrições de paisagens pretéritas são objetos legí-


timos de estudos, ainda que sejam limitadas, se tivermos
a ingenuidade de que elas poderiam mostrar como eram
efetivamente os espaços que retratam. Aliás, mesmo quando
se trata de espaços presentes, as descrições não deixam de
ser representações que jamais têm o poder de substituir
o espaço real. Todavia, elas nos informam sobre políticas
e ações, sobre concepções sociais e de natureza que são
material para interpretarmos esse passado que congelamos
quando declaramos patrimônio uma dada paisagem.

1. A área e a documentação

O presente capítulo constitui-se em um exercício em que


se busca, pela comparação e crítica de três conjuntos docu-
mentais produzidos nos séculos XVII, XVIII e XIX sobre as
terras circunscritas pelos rios Paraná, Paranapanema, Tiba-
gi e Iguaçu e cortadas pelos rios Ivaí e Piqueri, no atual
estado do Paraná/Brasil, refletir sobre as imagens criadas e
a partir delas propor os fragmentos possíveis de realidades
pretéritas. Objetivamos instrumentar metodologicamente
aqueles que estudam a transformação das paisagens a partir
da documentação histórica.

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28 • Historia ambiental Argentina-Brasil

O primeiro dos conjuntos documentais analisado é


composto por manuscritos produzidos por jesuítas que
criaram e administraram as treze reduções da província
jesuítica do Guairá no início do século XVII. Essas peças
foram selecionadas e reunidas por Jaime Cortesão, cons-
tituindo o volume 1 da coleção Manuscritos da Coleção
d’Angelis (Cortesão, 1951). O segundo é formado por rela-
tos elaborados por oficiais e clérigos engajados nas expe-
dições organizadas e comandadas pelo Tenente Coronel
Afonso Botelho de San Paio e Souza a mando do Capitão
General e governador da capitania de São Paulo, D. Luis
Antonio de Souza Botelho Mourão, o Morgado de Mateus,
bem como pelas ordens recebidas. Foram publicados nos
Anais da Biblioteca Nacional (ABN, 1956: 76). E o terceiro
grupo são itinerários e roteiros relatados pelos sertanistas
John Elliott e Joaquim Francisco Lopes, a seu mandante
João da Silva Machado, o Barão de Antonina, corrigidos
e divulgados por este na Revista do Instituto Histórico e
Geográfico Brasileiro (RIHGB) na segunda metade do sécu-
lo XIX.
Nos três conjuntos de documentos analisados, o que
predomina são narrativas sobre roteiros de viagem. Itinerá-
rios menos detalhados, no caso dos jesuítas, destinavam-se a
informar sobre a missão, relatar as dificuldades, as rudezas
do meio enfrentadas pelos padres e expor a sua superação
com o apoio divino. Os roteiros dos soldados do Morgado
de Mateus, bem como dos sertanistas do Barão de Antonina
são mais detalhados, menos contaminados por represen-
tações bíblicas, mais laicos. Objetivavam, além de documen-
tar os descobrimentos, apoiar a confecção de mapas. Mas,
enquanto os soldados estavam atentos às vias de entrada
naquela porção do território colonial, os homens do Barão
de Antonina, buscando estabelecer um caminho que ligas-
se o Paraná ao Mato Grosso, expunham terras para futu-
ra apropriação, demarcação e exploração econômica, seja
como reserva de valor, seja como meio de produção. Essas
informações eram veiculadas em números da RIHGB, que

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 29

poderiam servir para a validação de reivindicações sobre


o direito de posse de terras devolutas e ao mesmo tempo
faziam a sua publicidade.3
Uma parte da impressão transmitida por essas fon-
tes de que aquela região, mesmo no início do século XVII,
caracterizava-se por grandes vazios populacionais se dá
porque os testemunhos descreveram o espaço que visuali-
zavam, em geral, localizando-se fisicamente nas trilhas, o
que os impedia de uma percepção de espaços mais amplos.
E sem essa percepção, a rigor, nem existe paisagem, já que
ela resulta de uma vista de conjunto. Trilhas indígenas no
caso dos jesuítas e, possivelmente também eram veredas de
índios aquelas seguidas nos séculos XVIII e XIX. Estranha-
das por muitos colonos que eram desacostumados com a
lida na mata, os quais almejavam, como os padres da Com-
panhia de Jesus, viajar por veredas largas por onde se podia
transitar com animais de tração e transportar mercadorias.
Uma referência de modelo de estrada que se imaginava nos
foi dada por Montoya (1639) quando descreveu o mítico
Caminho de São Thomé, que em algumas paragens, tinha
“caminho que tiene ocho palmos de ancho” (Montoya, 1639:
30). As trilhas atravessadas eram consideradas rústicas por-
que muito estreitas, não raro com demarcações sutis, sem
paragens cobertas deixando os transeuntes ao relento à noi-
te e expostos à chuva, sem pontes, transitórias, alterando-se,
a princípio, conforme a dinâmica espacial daquelas socieda-
des indígenas e, principalmente, não ligavam a mercados ou
a centros urbanos4. Seu trânsito era efêmero como elas mes-
mas. Essas imagens feitas a partir das trilhas nos induzem

3 José de Souza Martins (1996b) nos mostra, na Revista do Instituto Histórico


e Geográfico Brasileiro de 1813, através da discussão sobre a publicação de
um documento, que acredita (o sociólogo) ser falso, o uso desse periódico
por uma elite na validação do seu direito de posse de terras devolutas.
4 Para uma descrição dessas trilhas no século XVII, Vide particularmente a
carta de Nicolau Duran (Cortesão, 1951: 203) e a de Antonio Ruiz de Mon-
toya (Cortesão, 1951: 260)

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30 • Historia ambiental Argentina-Brasil

ao engodo de estender os vazios populacionais que elas


representavam para uma extensão muito além delas.

2. O que sabemos

Essa amplidão foi reconhecida como parte da província


espanhola do Guairá nos séculos XVI e XVII; sertão5 do
Tibagi e Ivaí da capitania de São Paulo no século XVIII; e
sertões da província do Paraná do Império do Brasil depois
de 1853. No século XVII, encontrava-se além da fronteira
estabelecida pelo Tratado de Tordesilhas; no XVIII, aquém
da fronteira pelo Tratado de Madrid e Santo Idelfonso; e,
no XIX, dentro do Império do Brasil, na recém-declarada
província do Paraná. Era dominada, no século XVI, espe-
cialmente pelos Guarani, mas também havia algumas pou-
cas aldeias de grupos Jê, Kaingang e Xokcleng (Parellada,
2016; Noelli e Mota, 1999). Porém, na segunda metade
desse século, colonos espanhóis e, no início do XVII, os
Jesuítas, avançaram, estabelecendo vilas com chácaras ao
seu redor, reduções e impuseram a encomenda e a mita
como regimes de trabalho. Acredita-se que, após os ata-
ques dos portugueses de São Paulo, a partir de 1627, parte
de sua população Guarani foi escravizada, outra morta e
outra migrou com os jesuítas para o extremo sul da colônia
Brasil. Os colonos espanhóis fugiram para Assunção ou
São Vicente (Monteiro, 1994). Afirma-se que a região foi
despovoada, que os Guarani que conseguiram sobreviver
migraram para o sul ou para a margem direita do rio Paraná
e grupos Jê se expandiram por suas terras (Maack, 1981;
Monteiro, 1994; Noelli e Mota, 1999; Hemming, 1987).
Porém, os relatos dos comandantes de Afonso Botelho na

5 Sertão é uma categoria espacial empregada na América portuguesa e depois


Brasil, desde o período colonial, para designar uma dada região. São vários
os significados que assumiu no tempo e espaço. Para um maior esclareci-
mento vide: Amado, 1995; e Arruda, 2000.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 31

segunda metade do século XVIII, e no XIX, dos sertanistas


do Barão de Antonina ressaltam a existência de indícios
de índios, tanto Jê quanto Guarani, vivendo nos vales dos
rios Tibagi, Ivaí e margem esquerda do Paraná (Mota, 1994;
Tommasino, 1995).
Em termos paisagísticos, conforme esse enredo, há um
primeiro momento de ocidentalização da paisagem com
o estabelecimento das duas vilas espanholas na segunda
metade do século XVI, Ciudad Real del Guairá (1556) e Vila
Rica del Espírito Santo (1589)6, dos ranchos dos colonos
ao seu redor e das treze reduções jesuíticas entre 1610 e
1628, com uma área com povoado e roça. Além desses, há
as referências ao Tambo, um núcleo de exploração de ferro
e da Ermida de Nossa Senhora de Copacabana. Porém, não
passavam de diminutas localidades, com uma população de
europeus e euroamericanos que, juntas, não chegavam a
500 pessoas (Gadelha, 1980). Bartomeu Meliá (1988) calcula
que, em 1620, havia por volta de 10500 índios reduzidos em
Nossa Senhora do Loreto e Santo Ignácio de Mini.
Com o decréscimo populacional, fruto das epidemias
e razias dos portugueses de São Paulo, e a migração de
espanhóis, jesuítas e Guarani, apesar do rearranjo espacial
de grupos Jê, concebe-se que a maior parte daquelas terras
retornou à situação de natureza primitiva. Essa imagem foi
reforçada com as descrições das ruínas das vilas localizadas
no final do século XVIII (Corrêa, 2008). Por volta da metade
do século XIX, essas porções norte e noroeste do Paraná,
que ainda eram descritas como virgens, vão paulatinamente
sendo ocupadas por brasileiros e, na passagem e início do
século XX, o grande capital entra na região, especialmente
com o café e a ferrovia (Tomasi, 1997).

6 Em 1570, foi fundada a Vila Rica del Espírito Santo no rio Piqueri, porém
logo foi abandonada. As ruínas que os homens de Afonso Botelho localiza-
ram e que hoje é o Parque Estadual de Vila Rica do Espírito Santo foi estabe-
lecida em 1589, na confluência do rio Corumbataí com o rio Ivaí.

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32 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Tanto nos escritos do século XVII, como nos do XVIII


e do XIX, as ruínas de vilas espanholas; de povoados jesuíti-
cos; os resquícios de aldeias ou alojamentos indígenas aban-
donados; as aldeias indígenas, as roças e algumas espécies
de plantas, a saber, laranjeiras, limoeiros, foram identifica-
dos como humanização da paisagem. Afora esses espaços, o
restante era caracterizado como natureza quase primal. As
trilhas, fogareiros, panelas, botes, abelheiras furadas encon-
trados nas perambulações dos soldados de Afonso Botelho
no século XVIII, e dos sertanistas do Barão, no XIX, foram
interpretados por eles como indícios de trânsito, em geral,
efêmero, em meio à natureza quase intocada. São descrições
ancoradas na observação direta do espaço, mas interpre-
tadas a partir de referências culturais próprias, ocidentais,
distintas das culturas indígenas. Plantas que foram semea-
das pelos Guarani ao longo de trilhas, ou a distribuição
das araucárias, araçás, pitangas e butiás ligadas à expansão
dos grupos Jê (Noelli e Corrêa, 2016; Parellada, 2016), não
foram notadas ou valorizadas como índices de presença
humana mais relevante. A percepção dessa condição antro-
pogênica das florestas trabalhadas por grupos indígenas é
um saber mais recente ancorado nos estudos de etnobio-
logia (Posey, 1987).
Cabe esclarecer, entretanto, que essa porção do atual
estado do Paraná, o segundo e o terceiro planaltos, onde,
no início do século XVII, se distribuíam as vilas espanho-
las, o Tambo e as reduções jesuíticas; onde, apesar desses
núcleos, predominavam formas de uso, ocupação, explo-
ração e apropriação da terra Guarani e Jê, começa, no século
XVIII, a ser invadida paulatinamente por sesmarias, a partir
de sua borda leste, pelos Campos Gerais. No século XVIII,
depois da restauração do status de Capitania em 1765, sob o
governo de D. Luiz Antonio de Souza Botelho Mourão, há
o crescimento dos pedidos de sesmarias avançando para o
sertão (Barleta, 2016). O Morgado afirmava, em 1769, que,
desde 1760, muitas fazendas próximas ao caminho para o
Viamão estavam se despovoando por causa da ação dos

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 33

índios do sertão Tibagi. Contudo, não se observou naquele


momento, um movimento de recuo dos fazendeiros, pelo
contrário, as sesmarias estavam avançando no sertão. Leo-
nardo Barleta (2016) mostra que, entre 1748 e 1765, perío-
do em que a Capitania de São Paulo permaneceu incorpora-
da à do Rio de Janeiro, observaram-se poucas concessões de
títulos de sesmarias nos entornos de Curitiba, uma situação
que se transforma totalmente com a recriação da Capitania
não só pelo aumento de concessões como e especialmen-
te por sua localização. É um movimento que toma maior
impulso já na primeira metade do século XIX, movido por
particulares, estimulados e apoiados estrategicamente pelo
Estado. Em 1812, foi estabelecido o aldeamento de Ata-
laia, nos Campos de Guarapuava, visando ao aldeamento
de grupos Jê, contra os quais, em 1808, D. João VI já havia
firmado oficialmente a “guerra justa” (Amoroso, 2014). O
mapa elaborado por Elliott, e publicado em 1857, Map-
pa chorographico da provincia do Paranã, revela a grande
expansão de fazendas, especialmente pelo alto Tibagi, mas
também Ivaí e seus tributários.

3. Testemunhos, contextos e descrições

As narrativas foram elaboradas em séculos diferentes, em


meio a contextos mentais e políticos singulares e para
públicos diversos, o que resultou em cenários nesses con-
juntos em vários aspectos discrepantes, especialmente no
que se refere à escala da observação, ao detalhamento das
formas do relevo, à identificação da flora e da fauna. É inter-
essante observar que alguns conceitos, como deserto e terra
fértil, foram tendo o seu conteúdo alterado do século XVII
para o XVIII, refletindo as mudanças na ideia de natureza.
Contudo, esses três conjuntos têm em comum o fato
de, ao descrever as realidades geográficas, os narradores se
apropriam abstratamente daquelas paisagens. O seu olhar

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34 • Historia ambiental Argentina-Brasil

para esses espaços, os quais qualificam, desqualificam ou


estetizam, afirmando a sua fertilidade, rusticidade ou bele-
za, é dominador, é o cinzel que esculpe e valoriza as pai-
sagens. Os padres exibiram as reduções se apropriando
daquelas terras e gentes para a Igreja e para o Rei. O mes-
mo comportamento tiveram os soldados e padres a serviço
do Morgado de Mateus quando fizeram mapas daqueles
sertões e descrevem os campos. Não agiram de forma dife-
rente Lopes e Elliot, os dois sertanistas do Barão, mapean-
do, relatando e pintando sertões para o Estado Nacional
e uma elite.

3.1. Os jesuítas
As cartas, informes, relações publicadas por Cortesão
(1951), e o livro de Antonio Ruiz de Montoya (1639) cons-
tituíram os testemunhos analisados sobre o século XVII.
Essas narrativas expuseram descrições dos locais por onde
os sacerdotes passavam, as populações que reduziam e onde
estabeleciam seus povoados. Em termos de concepção geral
sobre a natureza sul americana e seus habitantes, o pen-
samento religioso harmonizava-se com a forma europeia
secular de percepção do mundo ao longo dos séculos XVI,
XVII e até uma boa parte do XVIII (Holanda, 1992; Gerbi,
1992; Thomas, 1989). Como apontou Antonelo Gerbi, “lo
exótico se hace familiar” (Gerbi, 1992: 18). As formas, a
fauna e a flora eram harmonizadas com o que era familiar,
concebidas como semelhantes às conhecidas.
As peculiaridades daquelas fontes referem-se funda-
mentalmente ao de fato que esses textos faziam parte da
prática missionária. Depois de escritos e corrigidos pelos
superiores, as ânuas circulavam entre membros da ordem
espalhados pelo mundo. Ignácio de Loyola, desde o início
da formação da ordem, deu uma atenção especial à forma
de registro e à comunicação permanente das experiências
missionárias, desdobrando-se em instruções e método para
a elaboração das cartas e das ânuas. As cartas visavam a

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 35

“consolar, edificar, dando a conhecer a obra de Deus” e a


informar (Londoño, 2002, p.15).
Aqueles jesuítas não objetivavam descrever a natureza
do Guairá, mas contar sobre a missão que cumpriam.
As caracterizações do meio físico eram muito genéricas:
“essos montes y pântanos” (Cortesão, 1951: 166), “passar
tantos rios, pântanos lagunas, y cuestas (Cortesão, 1951:
326). Mencionavam mais detidamente os animais domés-
ticos introduzidos (gado, ovelha, cabra, carneiro, galin-
has) e as plantas que cultivavam (trigo, vinha, leguminosas,
milho e mandioca). Sobre a flora americana, raras vezes
interessavam-se em descrever e informar o nome das plan-
tas: “lamada guenbei (…) es larga como um palmo la corteza
mui verde que tiene la figura de um pajaro (…) quando esta
madura abre esta cortez y descubre como una media espiga
de maiz que es el trigo de las Indias” (Cortesão, 1951: 219).
Quanto aos animais selvagens, em geral, eles estão inseridos
em cenas das quais os sacerdotes estavam ausentes, ou são
referenciados no sentido metafórico, remetendo aos índios
não reduzidos, ou aos portugueses de São Paulo ou ainda
aos colonos espanhóis, caracterizando o mal e o perigo:
“es cosa horrible ver una borrachera destos yndios, adonde
juntan todos y unos braman como toros, otros como tigres”
(Cortesão, 1951: 348).
Essas terras observadas pelos jesuítas eram divididas
em duas grandes realidades: um espaço cristão e outro
não cristão. Havia uma apreensão social/cultural do espaço.
Uma dicotomia que remetia a outras: povoado e deser-
to; domesticado e selvagem; fértil e estéril; bem e mal;
paraíso e inferno. O espaço cristão era formado pelas vilas
espanholas com as chácaras dos colonos, as reduções e
suas povoações7 e as aldeias reduzidas. Os locais escolhidos
para o estabelecimento das reduções eram, logo de início,

7 É o núcleo central da redução onde havia a igreja, as casas dos padres, as ofi-
cinas, a roça ou chácara que a sustentava. Os jesuítas chamam esse centro
também de redução (Montoya, 1639: 23).

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36 • Historia ambiental Argentina-Brasil

declarados férteis e às vezes remetiam a imagens do Paraí-


so. Nesses casos, a fertilidade ligava-se antes ao fato de se
tornar um espaço cristão do que propriamente às qualida-
des ambientais. Mas, apesar de serem declaradas como fér-
teis ao serem fixadas, São Francisco Xavier e Encarnación
tiveram que mudar para localidades com mais água, len-
ha, terras melhores e mais próximas dos índios (Cortesão,
1951: 263, 275-276). A grande maioria das descrições eram
sobre esses sítios. As terras habitadas por grupos indígenas
ditos infiéis, que evitaram os colonos, agentes do estado
Espanhol e jesuítas, constituíam-se no seu antípoda: eram
os desertos, onde o demônio pastoreava.
Foram feitas descrições amplas desse espaço, porém
sempre gerais. Havia montanhas, campos, pântanos, bos-
ques. Esses, os bosques, além de cobrirem extensões de
terras, são associados ao lugar onde os índios se escon-
diam: “Luego que los enemigos nos sentieron saliedo como
leonês derribaron com sus saetas quatro Indios amigos, y
como sintieron escopetas se retiraron al bosque” (Montoya,
1639: 43). As terras são adjetivadas em geral de ásperas,
designadas como desertos estéreis: “por aquellos desiertos
tan esteriles” (Cortesão, 1951: 326). As paisagens descritas
nunca são singulares e detalhadas, dando a impressão de
que não foram observadas efetivamente.
E aqui temos uma questão das mais interessantes, pois a
descrição de paisagens, logo sua produção, visa singulariza-
las, talvez por isso, as paisagens mais individualizadas que
nos apresentaram foram das reduções e das vilas espanho-
las. Além disso, os jesuítas não percorreram todo o Guairá
ou, pelo menos, toda essa porção norte, nordeste, oeste,
sudeste e centro do Paraná. Eles só entraram em terras
em que os caciques aceitavam a doutrinação dos padres. O
espaço de índios infiéis é um quadro genérico demais.
As descrições dos caminhos detalham características
pertinentes aos europeus e ibero-americanos quanto às
dificuldades naturais dessas vias – rios encachoeirados;
físico-culturais – montanhoso, muito fechado por arbustos

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 37

espinhentos, sem abrigos; políticos – assolados por índios


infiéis. Apresentam também aspectos qualitativos: a exis-
tência de alimentos ao longo do percurso encontrado pelos
índios, o seu despovoamento de infiéis, a presença de
canoas para a vadeação dos rios.
A descrição e significação dessa paisagem, dos elemen-
tos que a ordenam era influenciada, portanto, pelas crenças
e costumes dos que as habitavam. Os aspectos físicos daque-
las terras eram expostos como natureza virgem, sendo feitas
raras remissões a primitivas interferências humanas. Assim,
a redução simbolizava também a redução do espaço físico:
o deserto transformava-se em jardins com flores do céu, em
terra fértil; os pequenos núcleos, em grandes povoações; as
terras ocupadas por animais selvagens, em áreas pastadas
por animais domésticos; e aquelas pastoreadas pelo demô-
nio passavam a ser guiadas pelos jesuítas.
Montoya (1639) descreve o despovoamento das
reduções e a saída dos jesuítas e índios cristianizados do
Guairá como o retorno daquelas terras à condição de deser-
tos. Quando migram com os índios das reduções de São
Loreto e Santo Ignácio para baixo das Sete Quedas, Mon-
toya conta que levaram os restos de três companhei-
ros missioneiros que haviam morrido para não ficarem
naqueles desertos: “desenterrar três cuerpos de Misioneros
insignes que ali sepultados descansavam, para que los que
en vida en nuestro trabajos nos fueron compañeros, este
últimos nos acompañaran tambien, y no quedaran en aque-
llos desiertos” (Montoya, 1639: 48).

3.2. Os homens a serviço do Morgado de Mateus


O segundo conjunto é constituído pelos relatórios, diários,
ordens e cartas relativos às onze expedições aos rios Iguaçu,
Ivaí e Tibagi, acontecidas entre 1768 e 1774. Esse material
foi selecionado e reunido num volume dedicado e enviado
à Rainha D. Maria I pelo Tenente Coronel e Comandante
Geral das expedições, Afonso Botelho de San Paio e Souza,

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38 • Historia ambiental Argentina-Brasil

depois de 17758. Originalmente, fazia parte desse conjunto


as 40 aquarelas de Joaquim José de Miranda sobre o contato
com os índios de Guarapuava, ocorrido em 1771, sendo
hoje parte da coleção Beatriz e Mário Pimenta Camargo
(Kok, 2004; Belluzo, Amoroso, Sevcenko, e Piccoli, 2003.).
Essa documentação foi produzida quando as descrições e
discursos sobre a terra conquistada vão deixando de reme-
ter a elementos de textos sacros e a um imaginário científico
enraizados na Idade Média. Sérgio Buarque de Holanda,
discutindo mitos de origem edênica presentes em textos de
cronistas coloniais afirma que naquele século, a situação já
havia se transformado expressivamente. O maior conheci-
mento da terra e secularização do olhar imprimem um teor
mais objetivo às descrições (1992).
Buscando investigar e tomar aquela porção da Capita-
nia de São Paulo, ainda sob domínio indígena, o Morgado
de Mateus planejou uma série de ações a serem efetivadas
sob o comando de Afonso Botelho. Elas resultaram na des-
crição e mapeamento da rede hídrica, especialmente o rio
Registro (Iguaçu) e o D. Luís (Ivaí), vistos como os melhores
acessos para o rio Paraná. Os soldados abriram caminhos
transitáveis por cavalos e fixaram pontos de apoio com
roças e ranchos para as futuras entradas e para viabilizar
a expansão de sesmeiros para os campos de Guarapuava.
Além de atearem fogo nesses campos para a queima da
vegetação seca, chegaram a iniciar a construção de um forte.
Porém essas iniciativas foram abandonadas em 1773, depois
da resistência dos Kaingang.
Os documentos nos informam sobre a direção dos rios,
suas cachoeiras, afluentes, os ribeirões, arroios e córregos. Tam-

8 Não cabe aqui abordar a tensão existente entre as autoridades portuguesas e


o Morgado de Mateus, criticado por desperdiçar recursos financeiros e
humanos com essas expedições e com o Forte Nossa Senhora dos Prazeres,
construído no rio Iguatemi, em vez de apoiar a defesa do sul. Além disso, a
última expedição foi muito criticada por resultar no massacre dos índios,
num contexto em que se queria que estes fossem defensores das fronteiras.
Para a discussão do governo do Morgado, vide Heloísa Bellotto (2007).

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 39

bém discriminam, quando em terra, os terrenos e sua vegetação,


as catanduvas, os matos carrasquenhos, os capões, o capim
macegoso, os campestres, e os faxinais. O objetivo central era
fornecer informações sobre a navegabilidade dos rios e seus
empecilhos e os trajetos mais adequados para as estradas. Pla-
nejavam, através desses caminhos, viabilizar o acesso mais ade-
quado àquela parte das fronteiras coloniais e, especialmente, ao
Forte Nossa Senhora dos Prazeres, no rio Iguatemi, afluente da
margem direita do rio Paraná.
Havia pontos específicos daquela região que deveriam exa-
minar mais cuidadosamente: o local onde se acreditava que os
espanhóis haviam estabelecido Vila Rica do Espírito Santo no
século XVI e os campos de Guarapuava. Essas duas localida-
des foram mais detalhadamente relatadas quanto aos sinais de
ocupação humana e possibilidades de acomodar colonos e ati-
vidades produtivas/comerciais. Afora esses dois núcleos, não se
detiveram em seguir os sinais de grupos indígenas. Praticamen-
te não falam dos Guarani e, quando os encontraram, estavam
em território espanhol (ABN, 1956, 76: 214/215).
Tanto no caso das expedições que avançaram sobre os
Campos de Guarapuava como no das demais que desceram o
Iguaçu e o Ivaí até a barra com o Paraná, a caracterização da
flora é bem genérica (matos, campos), e a fauna se faz presen-
te somente enquanto caça. No caso da flora, apenas quando se
avizinham dos sítios das ruínas de Vila Rica, no Ivaí, e Ciudad
Real no Piqueri com o Paraná, demonstraram a preocupação
em identificar as espécies, bananeiras, laranjeiras, limoeiros e
canas do reino. Eram marcas de ocupação europeia. Afora esses
casos, só assinalaram a referência mais específica do pinheiro9 e
palmito10. Este último porque se alimentavam dele.
Quanto à fauna, registraram o que caçavam para
comer: perdizes, veado, tigre, leão, jaguatirica, anta, porco,

9 “há muitos dias não víamos pinhos, e lhe fica o nome Rio dos Pinhos” (ABN, 1956,
76:110)
10 “(...) em todos estes dias não há palmitos nem caças, nem madeiras por tudo serem
serras” (ABN,1956, 76:110)

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jacu, marreco, porco, onça. Mas partes desses animais –


bico de aves, dentes de onça, unhas de anta, peles – tam-
bém eram peças de grande admiração (ABN,1956, 76: 97) e
enviadas ao comandante Afonso Botelho e ao Morgado de
Mateus como souvenir: “Os tucanos do feitio que remeto a V.
Sa. ũa cabeça, e bico. Os macacos brancos, cabeça negra, e
rabo, que por não ter ainda tempo, não tenho tirado alguas
peles, para mandar a V. Sa.” (ABN, 1956, 76: 106).
A sua percepção do espaço físico, além da dependência
do pensamento coetâneo sobre a natureza, agora laicizado
(Prestes, 2000), estava também muito influenciada pela sua
concepção sobre os índios. Os soldados tanto não perce-
biam interferências no espaço que fossem distintas das for-
mas de produção e apropriação europeia, como também
não estimavam a ação dos índios além de suas aldeias e
roças. Logo, não a investigavam. Não só estranhavam a cul-
tura alheia, como lhes era conveniente negá-la.
Somente no caso dos campos de Guarapuava produzi-
ram imagens/paisagens que vão além da rede hídrica e rele-
vo visualizado à frente: sua vegetação, animais, relevo, rios,
trilhas, aldeias, roças passaram a ser mencionados. Fazem
roças na entrada dos campos e ateiam fogo em parte deles
para que os animais pastem. Soltam ali os cavalos e gado que
trouxeram. O papel desses relatos era justamente mostrar
os frutos daquela expedição – invadir campos ricos para
a criação de animais e para a agricultura – e justificar as
despesas feitas até então (BAMC, 1906).
É interessante notar que falam em deserto referindo-se
não ao aspecto físico, mas no sentido que estava implícito
no discurso empregado pelos jesuítas no século XVII, ou
seja, um vazio de civilização. Contudo, perdeu o conteúdo
religioso, assumindo características mais seculares. Os dis-
cursos eram superficialmente semelhantes, pois o foco dos
jesuítas eram os índios, o dos soldados estava na terra. A
redução daqueles índios, diferentemente do que acontecia
com os jesuítas, deixava de ser o objetivo principal e se
tornava o meio para que aquelas terras, aqueles lindos e

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 41

férteis campos se transformassem, pela ação e vontade de


sesmeiros, de desertos em povoações, criações e lavouras:
“Por certo causa pena o ver desertos tão lindos campos, e
terras para a planta tão excelentes, como para a criação,
sendo um dos meios para reduzir a este gentilismo o fazer
aqui povoações” (ABN, 1956, 76: 126).
Contudo, também utilizam o conceito deserto para se
referirem a aldeias que encontraram desabitadas11. Porém,
nos revelam, ao adentrarem de surpresa numa aldeia, que o
vazio de gente era temporário, que os índios, ao perceberem
os soldados, escondiam-se da vista dos invasores:

Seguindo o caminho […] viram ũa aldeia grande […] logo


parou o comandante […] e sendo sentido pelos índios, entra-
ram estes a fugir pelo mato; sem embargo dos muitos sinais,
que êle fazia de paz, não foi possível o pararem; e vendo
o comandante que a aldeia estava sem gente chegou a ela
(ABN, 1956, 76: 23).

Nota-se aí que também a noção de fértil foi alterada,


passou a se associar unicamente à uberdade do solo, abun-
dância da fauna enfim à fecundidade da natureza a serviço
do homem: “Passado este rio, marcharam pelo mesmo rumo
por campos, que seria justo ocuparem-se de povoações,
assim pela sua extensão, como pela fertilidade, que incul-
cam, e alegria, que se lhes viu” (ABN, 1956, 76: 59).

3.3. O barão e os sertanistas no século XIX


Finalmente, o terceiro conjunto é composto pelos relatos
dos sertanistas Francisco Lopes da Silva e do norte ameri-
cano John Elliot à região do Guairá, na empresa financiada
pelo Barão de Antonina, empresário, arrematador de regis-
tros, dono de tropas e de terras para invernada de muares

11 “(...) avistou em um alto um grande rancho de gentio, onde chegando-se


achou deserto de poucos dias, e nele foram vistas várias alcõfas, e cestinhas
em que eles têm guardados os seus pobres trastes” (ABN, 1956, 76: 30).

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42 • Historia ambiental Argentina-Brasil

que migravam do extremo sul, empreendedor de estrada


entre as províncias de São Paulo, Paraná e Mato Gros-
so, instituidor de aldeamentos indígenas, sócio do IHGB
e senador a partir de 1858 da recém criada província do
Paraná (Wissembach, 1995).
As viagens aconteceram entre 1844 e 1848, entretanto,
os roteiros só foram publicados a partir da década de 1870
na Revista do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiros.12
São relatos que se referem às nove expedições organiza-
das e patrocinadas pelo barão em meio à consolidação do
Estado Nacional. Maria Cristina Wissenbach (1995) defen-
deu a tese de que João da Silva Machado tinha um proje-
to econômico, mas também político e histórico, mantendo
informado o Imperador de suas descobertas e direcionando
algumas de suas expedições, depois de pesquisas em Buenos
Aires, para pontos ligados à memória histórica, às ruínas
das Missões do Guairá.13
Os itinerários foram escritos e publicados no século
XIX quando se está constituindo uma nova forma de olhar
a natureza, agora totalmente descolada da religião, da tra-
dição e, especialmente do antropocentrismo. Deixam de
definir o que veem pela similaridade do que conhecem e
passam a ressaltar a diversidade. Segundo Keith Thomas
(1989) desenvolveu-se “(…) uma nova maneira de olhar
para as coisas, um sistema novo de classificação segundo
traços mais imparciais, mais objetivos e menos antropocên-
tricos que o do passado” (p. 62). Essa nova maneira também
impactou os indivíduos comuns e afetou muitos pressu-
postos populares.

12 Os mapas e a aquarela foram elaborados na década de 1840, 50 e 60.


13 Essa pesquisa do Barão em Buenos Aires acontece no momento em que
Pedro de Angelis estava negociando com o governo brasileiro a venda de sua
coleção de manuscritos. De Angelis foi um napolitano que viveu em Buenos
Aires a partir de 1827 até 1859 quando morreu. Reuniu uma vasta quantida-
de de documentos sobre a Província do Prata, vendendo-os ao Brasil em
1853, depois de dezoito anos de conversação (Cortesão, 1951).

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 43

Além disso, esses roteiros estão sendo elaborados no


contexto do desenvolvimento do Romantismo. No Brasil, a
escrita descobriu as paisagens, um artifício para estimular
o sublime, a ideia de belo e singularizar um local e um
estado-nação. Esperava-se forjar uma identidade nacional
(Sussekind, 1990).
Mas há um outro aspecto ligado a essa mudança, a
natureza como um todo passa a ser concebida como recur-
so natural, explorável e comercializável pelo capital (Pratt,
1999). No caso do Brasil, esse novo olhar se impõe em meio
à conversão da terra em equivalente de capital (Martins,
1996). Pela Lei de Terras promulgada em 185014, as terras
devolutas deveriam ser vendidas em hasta pública, criando
um mercado de terras. Não é à toa que um dos sertanistas
do Barão era Joaquim Francisco Lopes, conhecido por abrir
fazendas para grandes negociantes e homens da elite (Cam-
pestrini, 2009; Ayrosa, 1930). Segundo Nelson Werneck
Sodré (1941) o Barão de Antonina tomou posse de muitas
glebas de terra entre os atuais estados do Paraná e Mato
Grosso do Sul, no percurso da estrada que pretendia abrir.
Uma das distinções fundamentais entre os relatos dos
sertanistas e os dos soldados de Afonso Botelho ou dos
jesuítas é que os primeiros subiam em locais altos pro-
positadamente para ver, descrever e apreciar o horizonte
que se divisava à sua frente. Os padres eram guiados por
índios e eram esses, quando necessário, que se posicionam
no alto para a sua melhor localização e direcionamento:
“perdimos al caminho el segundo dia y la guia, el tino, de
manera que a cada passo era necessário subirse em algu-
nos argoles muy altos para divisar algo que nos guiase”
(Cortesão, 1951: 231).15 Os homens de Afonso Botelho bus-
cavam, situados em paragens mais elevadas, visualizar o

14 Lei nº 601 de 18 de setembro de 1850. Dispõe sobre terras devolutas do


Império.
15 Cabe apontar que toda circulação dos jesuítas pelo Guairá foi guiada por
índios. Com exceção de Nossa Senhora do Loreto e de Santo Ignácio, ao que
parece, eram os próprios índios que indicaram os grupos que queriam ser

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44 • Historia ambiental Argentina-Brasil

trajeto de um rio, localizar serras, montanhas ou campos


que poderiam dificultar o trânsito das tropas ou que eram
ambientes procurados:

E eu subi em um alto monte para ver se via algua cousa e com


efeito desde o rumo sueste té o norte vi tudo quanto a vista
podia divisar; advertindo que na distância de 4, ou 5 léguas
mais, ou menos, seguia ua cordilheira de serra onde julguei
ser o Rio do Peixe para onde se encaminhava o tal ribeirão
que seguíamos (ABN, 1956, 76: 163).

Assim como investigam a existência de indícios de gru-


pos indígenas e, especialmente, de espanhóis. Lopes e Elliot
também registram fazendas, rastos de aldeias indígenas,
apontam os acidentes geográficos e expõem a vegetação.
Porém, diferentemente dos outros, o escalar um local mais
alto e observar os arredores era uma ação que estava longe
de se limitar a um fim pragmático. Ligava-se também ao
estímulo do sublime. Ao quadro das formas visualizadas
foram acrescentados juízos de valor e, às vezes, empregada
uma linguagem que se aproximava da literatura:

Eu e o Sr. Lopes tornámos pela quinta vez a subir a serra, não


havendo nem camarada nem índio que quisesse acompanhar-
nos. O dia estava bello, a atmosfera limpa, e fomos ampla-
mente compensados de todas as nossas fadigas no instante
em que chegámos ao cume. Que lindo e majestoso quadro! O
mais bello céo do universo brilhava sobre nossas cabeças, e
estendidos como um mappa a nossos pés víamos rolar cau-
dalosos rios, atravessando as mais pitorescas e magnificas
florestas do Brasil (Elliott,1870: 155/156).

Nesse trecho temos tudo: paisagem, estética, espaço


positivo e paisagem como mapa. Esse tipo de narrativa
é característica dos textos de Elliot. Plínio Ayrosa (1930)
considera que essa característica da narrativa do norte-

reduzidos. Ou seja, tiveram um controle das áreas onde os padres estabele-


ceram as reduções. Vide: Montoya(1639).

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 45

americano se deve à interferência do Barão, dada a dificul-


dade do primeiro em se expressar em português. Além dis-
so, algumas passagens remetem à literatura nacional, com
a qual ele considera que Antonina tinha mais intimidade
do que os seus sertanistas. Entretanto, cabe observar que
Elliot também pintava paisagens. Lembremos de seu qua-
dro retratando o aldeamento de São Pedro de Alcântara
no canto superior do Mappa Chorographico da Provin-
cia do Paraná (Mappa, 1857). Seus itinerários, em algumas
passagens, são paisagens expressas em palavras, que levam
à produção de uma imagem mental. Com interferências
ou não do Barão de Antonina, os artigos publicados na
RIHGB eram muito representativos de um modo de olhar e
retratar a natureza, traduzindo o espaço visualizado que se
impõe a partir do século XIX nos estados nacionais, onde
imperava a cultura ocidental (Pratt, 1999; Sussekind,1990;
Thomas, 1989).
Mas as disparidades vão mais além. As paisagens des-
critas eram panorâmicas, com grande amplidão. Além disso,
há uma expressiva diferença quantitativa e qualitativa nas
observações. Os sertanistas registraram terras incultas, mas
também capoeiras. Revelaram uma flora variada, rica em
espécies que remetiam à qualidade do solo e à abundância
de recursos naturais. Espécies vegetais eram identificadas
e denominadas, as árvores lenhosas e frutíferas ao longo
das trilhas seguidas eram identificadas e distinguidas por
suas nominações conhecidas popularmente: “Néste lugar os
matos são magníficos, palmital entravado com gigantescas
perobas, pao d’alho, figueiras e outras árvores soberanas
das florestas. Via-se também muitas jaboticabeiras, umas
com flor e outras com fructas maduras” (Elliott, 1870: 160/
161). Espécies foram referenciadas em função da nobreza
da madeira, significativas dos atributos do solo, valorizadas
como alimento. Enfim, afirmavam suas qualidades práticas,
econômicas e beleza estética. Os jesuítas e os homens de
Afonso Botelho relacionam poucas espécies, essas referen-
ciadas por seus aspectos utilitárias imediatos.

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46 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Uma das grandes peculiaridades do século é que as


informações sobre a natureza e a forma do texto passam a
ter um papel singular, atendendo a objetivos que iam des-
de a criação de uma identidade nacional a propagandear
os recursos naturais existentes nos sertões e apropriar-se
de terras devolutas. A natureza percebida com suas formas
identificadas, selecionadas e organizadas por um observa-
dor externo a ela, se consolidou como elemento de prazer e
deleite, especialmente para uma fração da sociedade nacio-
nal (Sussekind, 1990).

4. Os silêncios e os indícios

Entre 1632 e 1768, há quase um silêncio sobre a maior


parte daquelas terras, quebrado por relatos esparsos, priva-
dos, não oficiais, um roteiro de sertanista, um mapa man-
dado fazer por outro sertanista (Picanço e Mesquita, 2011;
Maack, 1981). Esse vazio de informações revela a ausência,
na região, do Estado colonial e depois nacional. Sertanistas
e, talvez, negociantes, continuaram a circular por aquelas
veredas – o que era proibido até o governo do Morgado
de Mateus – e possivelmente a comercializar com os índios
ao longo do percurso. Trocavam objetos de ferro, tecidos,
espelhos e miudezas por comida, guias, auxílio nas traves-
sias de rios, pele de animais, mulheres e escravos (Vilardaga,
2017, Gadelha, 1980).
Segundo Vilardaga (2017), no início do século XVII,
havia uma rede interligando índios e traficantes nesse
comércio ilegal, que partia do litoral paulista, atravessa-
va o Guairá, passava por Vila Rica, Assunção, chegando a
Potosi. Quem nos informou sobre ele foram as autoridades
espanholas nos processos contra os negociantes presos. Os
jesuítas não comentam esse assunto, porém um daqueles
processos revela que foram encontradas com o Frei José
Cataldino, que administrava a redução de Santo Ignácio de

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 47

Mini, mercadorias de um traficante preso (2017). Em 1853,


Antônio Dias Prestes, um comerciante que estava testando
o caminho proposto pelo Barão da Província do Paraná ao
Mato Grosso, ao não conseguir vender, no forte de Miran-
da, o que havia transportado desde o Paraná, resolveu ir
até Cuiabá. Contudo, no caminho, conseguiu fazer um bom
negócio com os índios Guató em troca de couros de tigre e
ariranha (RIHGSP, 1930,76: 783).
Ou seja, o comércio entre índios e colonos, a troca
de produtos, foi uma realidade dos sertões. Entretanto, o
Morgado de Mateus utiliza o termo “mimos” (ABN, 1956,
76: 71) para referir-se a artigos de troca que os expedicioná-
rios levavam, e Elliott relatou cenas em que deu objetos aos
índios sem receber outros em retorno (Elliott, 1870: 165),
negando, portanto, que fossem atos de comércio.
Pelas descrições do século XVIII e XIX, os povoados
implantados pelos espanhóis e jesuítas tornaram-se ruí-
nas. Os índios não as reocuparam fisicamente. As roças
que existiam em suas proximidades – com espécies exó-
genas, leguminosas, trigo, vinhas – desapareceram, ou não
foram localizadas. Mantiveram-se somente as laranjeiras,
limoeiros e bananeiras. Nenhum dos testemunhos observou
sinal dos animais que os padres introduziram. Entretanto,
temos dados indicando não só que os jesuítas introduziram
100 cabeças de gado em São Francisco Xavier (Cortesão,
1951: 317), como também que, em outras reduções havia
algum gado, porém em número pequeno (Cortesão, 1951:
214, 315). Não há indícios de esses animais tivessem sido
conduzidos em sua migração para o sul e muito menos
que os portugueses de São Paulo os tivessem consumi-
do ou levado para São Paulo (Montoya, 1639 e Cortesão,
1951). Mas é curioso observar o comentário do comandante
Candido Xavier de Almeida e Sousa expresso quando da
primeira entrada que fez nos campos de Guarapuava em
1770. Parece que havia a expectativa de encontrar esses
animais. Descreve uma aldeia com ranchos e afirma que
não encontrou gado algum: “De gado ainda não há notícia;

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48 • Historia ambiental Argentina-Brasil

mas julgo impossível deixar de o haver em tão lindos, e


extensos campos, e muito mais me confunde o ver, que o
gentio conserva verdes, queimando o campo em quarteis,
o para que ainda ignoro” (ABN, 1956, 76: 125). É inter-
essante o fato de o Barão ter lido documentação sobre a
província do Guairá (Wissembach, 1995) e justamente insis-
tir para que seus sertanistas buscassem primeiro localizar
São Francisco Xavier.
Enfim, nesse cenário indígena, ainda havia alguns
pequenos restos de uma paisagem europeia. Perduraram
porque eram de pedra e barro. O que era de madeira e
palha desapareceu. Essas ruínas se integraram àquela paisa-
gem. A retomada daqueles espaços e ruínas pela vegetação
nativa foi compreendida como a renaturalização do espaço
por aqueles que as localizaram nos séculos XVIII e XIX.
Entretanto, segundo o relato de John Elliot, os Caiuá as
utilizavam como referência geográfica em relato com os
brasileiros (Corrêa, 2014).
Muitos mortos ficaram. Entretanto, Montoya, no sécu-
lo XVII, levou os restos dos jesuítas mortos no Guairá na
migração para baixo das Sete Quedas, porque, segundo ele,
o Guairá retornou à sua condição de deserto. Os colonos
de Ciudad Real del Guairá e Vila Rica del Espírito Santo
abandonaram seu cemitério e os homens de Afonso Botel-
ho, como os sertanistas do Barão, sepultaram seus mortos
ao longo das trilhas. Os marcos do Estado português e da
Igreja, esculpidos em pedra ou em árvores, que os solda-
dos entalharam no século XVIII, também permaneceram.
Enfim, os colonos e sacerdotes deixaram vestígios nos sécu-
los XVII, XVIII e XIX de sua passagem por aquelas terras.
Mas, além de colonos portugueses continuarem a peram-
bular pela região, esses fatos nos indicam que os índios que
as habitavam, desde o século XVI, vinham passando pela
experiência do contato.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 49

5. Conclusão

A transformação da paisagem descrita pelos jesuítas no


Guairá, pelos homens comandados por Afonso Botelho e
pelos sertanistas que trabalhavam para o Barão de Antoni-
na não se identifica necessariamente com a transformação
objetiva daquele espaço físico, embora os relatos dos teste-
munhos também estejam apoiados na referência a elemen-
tos tangíveis. Se comparadas as descrições aos mapas que
delas resultaram, as imagens produzidas são contrastantes
em relação ao povoamento daquelas terras, aos elementos
naturais e engenharias humanas observados e em relação
à amplidão dos cenários exibidos. As diferenças se expli-
cam, antes pelo olhar dos testemunhos do que pelas muda-
nças na flora, fauna, pelo desaparecimento ou deslocamento
das populações indígenas. Porém, como foi apontado essas
representações do espaço estavam ancoradas em ideias, mas
também em formas existentes. Daí a sua força, o que nos
leva a confundir a realidade com a sua percepção.16
Portanto, as diferenças nas descrições tanto foram
fruto de mudanças concretas da flora, fauna e engenha-
rias humanas existentes nesse espaço físico e da organi-
zação, disposição espacial e densidade das comunidades que
o habitavam, como resultado da sua significação, seleção,
arrumação e toilette17, dado ao que foi visualizado e narra-
do.
Como vem sendo argumentado, essas representações
do espaço estavam ancoradas em ideias fecundadas em con-
textos mentais e históricos específicos, que também dispun-
ham de formas específicas para isso. Embora, isso possa
nos levar a reagir contra uma identificação da realidade e
a representação, talvez seja mais produtivo admitir que a

16 Partimos da discussão de Henry Lefebvre sobre representação (2006).


17 Estou aí fazendo uma livre adaptação de uma passagem de Sérgio Buarque
de Holanda em que ele afirma que uma primeira fase dos estudos históricos
é “a colheita, a arrumação, a depuração, a toilette dos documentos” (1979: 6).

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50 • Historia ambiental Argentina-Brasil

representação se soma à realidade e passa a compô-la, já


que a realidade retratada não mais existirá sem suas repre-
sentações. De uma forma mais direta: o contexto estru-
tural e conjuntural em que se inseriam esses roteiros e
as descrições e mapas deles gerados, conformaram aque-
las paisagens.
As pesquisas têm mostrado que muitas de nossas des-
crições e referências à paisagem, às formas visualizadas à
frente, tanto no nosso cotidiano como em trabalhos acadê-
micos estão atravessadas por representações do século XVI
e XVII, porém laicizadas e travestidas pelo discurso racio-
nalista que se impôs depois da segunda metade do século
XVIII. Foi a partir dessas descrições que naturalizamos,
despovoamos ou repovoamos esses espaços e desterritoria-
zamos ou ainda desenraizamos as sociedades indígenas.

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2

Domesticación del paisaje vitivinícola


en el Valle de Uco, Mendoza

1980 al presente

JUAN MANUEL CERDÁ; FACUNDO MARTÍN1

1. Introducción

El modelo modernizador de la vitivinicultura, que se viene


expresando en Argentina desde la última década del siglo XXX
tuvo su máxima expresión en el Valle de Uco, en la pro-
vincia de Mendoza. Este modelo implicó cambios económi-
cos, sociales y ambientales, pero también, tuvo impacto en la
(re)configuración de su paisaje. Este trabajo intenta dar cuenta
de dichos cambios y analizar las continuidades que se dieron
desde una mirada de largo plazo, lo que implica un esfuerzo de
síntesis adicional al tradicional. A la vez, el trabajo llama la aten-
ción sobre la tensión entre estabilidad y cambio que se da en
los procesos de patrimonialización del paisaje. Éste fue modi-
ficado a lo largo del tiempo por el ser humano no sólo desde
lo físico sino también desde lo simbólico. En el caso que nos
ocupa, el Valle de Uco, ha sufrido una transformación en los
últimos 30 años que excede los aspectos naturales alcanzando,
también, desplazamientos notables en el nivel simbólico. Sin
lugar a dudas, el Valle es uno de los ejemplos más acabados de la

1 CONICET, CEAR-UNQ; INCIHUSA-CONICET.

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58 • Historia ambiental Argentina-Brasil

nueva vitivinicultura y, su desarrollo (o construcción) se debió


a la intervención del hombre en la conformación de un nuevo
territorio.
La provincia de Mendoza se sitúa en el Centro Oeste de
la Argentina limitando al sur con Neuquén, al Este con las pro-
vincias de La Pampa y San Luis, al norte con San Juan y al oeste
con la República de Chile. Por su posición estratégica Mendo-
za ha tenido un papel central en el desarrollo del comercio con
el pacífico desde la época colonial, favorecida por su geografía
con pasos relativamente accesibles a través de la Cordillera de
los Andes. Hasta las reformas borbónicas esta región pertene-
ció políticamente a la Capitanía de Chile, pasando luego a ser
parte del Virreinato del Río de La Plata y, a partir de la Gue-
rra de independencia primero y la conformación del Estado
Nacional, a mediados del siglo XIX, después, fue incorporada a
la Argentina. Ese proceso político obligó a una reconfiguración
de su economía, la cual giró su visión hacia el litoral pampeano
habilitando la interiorización de Mendoza. Hasta mediados del
siglo XIX, esta región se sustentaba en una economía que gira-
ba en torno del comercio de ganado destinado al mercado chi-
leno y una agricultura dependiente de dicho tráfico. Sin embar-
go, a partir de la consolidación del Estado Nacional su papel
se centró en la producción de materias primas para el mercado
interno. Así, el vino mendocino comenzó a abastecer crecien-
temente a un mercado interno en formación, convirtiéndose
rápidamente en la región que hegemonizó la producción vitivi-
nícola del país, deviniendo la moneda fuerte de la provincia por
un largo tiempo. La provincia de Mendoza concentra alrededor
del 70% de la producción de vino de la argentina desde finales
del siglo XIX y hasta la actualidad.
Mendoza tiene una extensión de 148.827 km2 de los cuales
sólo entre un 3% y 3,5 % de ese territorio está irrigado y por lo
tanto con una productividad alta o intensiva2. Estos territorios
están distribuidos en torno a los ríos y forman lo que se ha dado

2 El porcentaje irrigado del territorio varía dentro de este rango según la fuente y/o
lametodología derelevamiento.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 59

en llamar “oasis productivos”. Estos grandes Oasis (Norte, Sur y


Oeste –o Valle de Uco-) se diferencian no sólo por su desarrollo
productivo sino, también, por la importancia que han tenido a
lo largo de la historia en la ocupación de su territorio y en la
configuración del patrimonio paisajístico.

Mapa 1

Fuente: Facundo Rojas (2019).


Nota: los oasis fueron construidos a partir de los datos del 2012 de la Agencia
Provincial de Ordenamiento Territorial.

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60 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Según Montaña (2008: p.3)

“En Mendoza –como en otras zonas áridas–, la producción


de asentamientos humanos y su articulación en sistemas
urbanos, así como la configuración de los ámbitos rurales, se
encuentra estrechamente ligada a la presencia de agua, una
presencia que no fue dada enteramente por la naturaleza,
sino que se explica también por la manipulación social del
recurso. En el caso de Mendoza, se trata del desarrollo de
un sistema de captación y distribución de agua superficial,
de la perforación de pozos para el bombeo del agua subte-
rránea y del armado del andamiaje institucional que regula
el uso de ambos”.

El Valle de Uco se ubica al norte del río Tunuyán y


comprende los departamentos de Tunuyán, Tupungato y
San Carlos. Se caracteriza por su aridez, su altitud -que
oscila entre los 900 y 1200 metros sobre el nivel del mar-
y un escaso régimen de lluvias3, con una amplitud térmica
que alcanza en verano los 15º Celsius. A mediados del siglo
XIX este territorio estaba integrado por “pequeñas manchas
cultivadas [que] se desarrollaban en torno de asentamien-
tos militares” (Richard-Jorba, 1998: p.41) y era un lugar de
tránsito comercial de productos (cereales, frutas y vacunos
principalmente) que recorrían de un lado al otro de la cordi-
llera. A partir de la década de 1920 y hasta comienzos de los
años 1990 los productores del Valle de Uco se orientaron
marcadamente a la producción fruti-hortícola destinada al
mercado interno. Durante estos años la producción de vid y
vino no era muy significativa en términos de volumen, pero
tampoco en calidad. Finalmente, hacia mediados de los años

3 Las precipitaciones promedio de la provincia se ubican en los 244 mm en los


últimos 10 años, aunque experimentó episodios extraordinarios de 360 mm
en promedio en 2015 y 2016. Sin embargo, el Valle de Uco ha tenido un
comportamiento similar a la media provincia ya que las mayores precipita-
ciones se observaron en el sur y Este de la provincia. Ver informe:
http://www.contingencias.mendoza.gov.ar/web1/pdf/Infor-
me%202017%20y%20Avance%20de%20Temporada%2017-18.pdf

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 61

90 del siglo pasado, el Valle se (re)convirtió en un espacio


icónico de la modernización vitivinícola Argentina.
Esta transformación se inserta en un proceso más
amplio producido por los cambios en la producción y con-
sumo de vinos a nivel mundial. Desde finales de la década
de 1960 se vienen produciendo cambios profundos en la
industria vitivinícola provocados, en gran medida, por dos
procesos simultáneos: por un lado, una caída sistemática del
consumo de vino -consecuencia de cambios en los hábitos
de los consumidores- y, por otro, la aparición de nuevos
países productores de vino que condujo a un aumento en
la competencia (Cerdá y Hernández Duarte, 2016). Estos
factores no afectaron de igual manera a todos los países y,
en el caso de la Argentina, fue la caída del consumo -junto a
niveles crecientes de producción durante la década de 1960
y 19704– la clave de la crisis. Por su parte en la Argentina,
el consumo de vino pasó de 90 l. per cápita a finales de los
años ‘60 a menos de 20 l. per cápita en los últimos años.
Esto impactó de forma directa sobre la acumulación de
stock que, por sus características, no eran competitivos en
el mercado mundial. Así, llegará una crisis de manera muy
violenta hacia fines de la década de 1970, como veremos
con más detalle en el próximo apartado.
Complementariamente, en medio de la crisis diversos
actores comenzaron a plantear la necesidad de cambiar
el perfil productivo del sector para hacer del vino argen-
tino un producto que fuera más competitivo en el mer-
cado internacional. A este proceso se le dio el nombre de
reconversión vitivinícola, sintetizada en la idea de que la
vitivinicultura -que se había orientado por casi un siglo a la

4 La provincia de Mendoza pasó de producir 12.180.899 hl. de vino en el


quinquenio 1960-1964 a 16.323.723 hl. en el quinquenio 1975-1979, lo que
representa un incremento del 34%. Esto fue producto de un crecimiento del
área implantada con vid que entre 1968 y 1979 pasó 294.000 ha. a 316.355
ha., por un lado, y
un incremento de la productividad media por planta (Foster,1995:17) que la
elevó a 250 Quintales/ha., por el otro.

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62 • Historia ambiental Argentina-Brasil

producción de vinos básicos para el consumo del mercado


interno- tenía que pasar a producir vinos de calidad para
competir en un mercado global. Sin embargo, la calidad de
un vino -como de todo producto- surge de una valoración
subjetiva y multicausal que depende de esquemas que son
construidos por diversos actores sociales en contextos his-
tóricos determinados. Como veremos en el próximo apar-
tado, esto implica ciertas construcciones discursivas que
expresan relaciones de fuerza específicas entre los diferen-
tes agentes sociales involucrados, las normas y las prácticas
que regulan el ámbito productivo y que, en síntesis, deter-
minan los parámetros de calidad.5 Este proceso de transi-
ción acelerada hacia el modelo de la calidad se articularía
rápidamente con la reconfiguración del paisaje del Valle de
Uco. Así este nuevo espacio vitivinícola devendría rápida-
mente el lugar de los vinos de alta calidad.
Dicho proceso provocó cambios y desplazamientos de
las fronteras productivas en toda la Argentina y, en parti-
cular, en la provincia de Mendoza. En algunos casos esos
movimientos se orientaron hacia la búsqueda de nuevas tie-
rras con ciertas características que los agentes promotores
del cambio identificaron como ideales para su desarrollo,
tales como: acceso suficiente y oportuno a agua, exposición
solar, tipos de suelos, altura sobre el nivel del mar, entre
otros. Esto estuvo mediado, a la vez, por ciertos desarrollos
técnicos que permitieron la implantación de variedades de
alta calidad enológica donde el rigor climático es elevado,
incluso a costa de la pérdida de algunas cosechas. Así, las
condiciones naturales de suelo y clima, unido a la posibi-
lidad de utilización de nuevas tecnologías -especialmente
de irrigación-, convirtió en las décadas recientes al Valle
de Uco en el territorio más propicio e importante de la
vitivinicultura moderna a nivel nacional. Esto implicó la

5 Ver sobre la concepción de la calidad del vino los trabajos de Gadea et. al.
(2018); Ponte (2009); Pont y Thomas (2009). En término más general, tam-
bién, se recomienda la lectura de Bourdieu (2011: 85-152)

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 63

reconfiguración del paisaje, así como su inclusión como


variable explicativa de las mejoras del vino.
En este periodo entonces presenciamos una expansión
de la frontera de los oasis irrigados hacia zonas agrocli-
máticas y edáficas particularmente valoradas y donde la
producción agrícola era imposible poco tiempo atrás. La
extracción de agua mediante perforaciones con bombas
impulsadas eléctricamente y la implementación de moder-
nos sistemas de riego, por goteo o por aspersión según
el tipo de producción, se conformaron como dos factores
imprescindibles de esta verdadera conquista de los piede-
montes (Martín-Larsimont, 2016). Esto implicó que el pai-
saje construido sufriera cambios profundos a lo largo del
tiempo, que se reflejan en la ocupación y distribución del
espacio, así como cambios en la relación del hombre con la
naturaleza a lo largo del tiempo.

2. El modelo modernizador

Los estudios sobre nuevos modelos de organización de la


agricultura son escasos y aislados ante las profundas trans-
formaciones que se están dando en este sector hacia una
flexibilidad productiva (Lara, 1998). La utilidad de con-
ceptos surgidos del análisis de la reestructuración indus-
trial para explicar los cambios acontecidos y en curso en
el mundo rural y agrario, ha originado cuestionamientos
de distinta índole. Los inconvenientes que derivan de la
utilización acrítica de conceptos tales como fordismo, post-
fordismo y flexibilidad tienen que ver con cuestiones his-
tóricas que hacen a la evolución de la agricultura, pero
también con otras relacionadas con características especí-
ficas de la misma (Neiman y Quaranta, 2000). Una aplica-
ción lineal del concepto de flexibilidad en la agricultura se
enfrenta también con el carácter específico de las rigideces
propias en esta actividad, entre las que se cuenta la tierra

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64 • Historia ambiental Argentina-Brasil

como medio de producción con características particulares


(Kautsky, 1974), la impronta biológica y la incidencia de
los tiempos muertos en la producción (Mann y Dickinson,
1978), la resistencia de las formas familiares de producción
y del trabajo independiente (Allaire, 1997), aunque ello no
implica, sin embargo, adscribir a una concepción extrema
del carácter excepcional de la actividad (Neiman y Qua-
ranta, 2000).
Las estrategias socioproductivas que desarrollan los
agentes para llevar adelante la producción vitícola tie-
nen lugar en contextos económicos, sociales y ambientales
determinados. En este sentido, lo que llamamos modelo o
paradigma viene a ser un conjunto de elementos que ope-
ran como referencias más o menos fijas y definidas para el
productor. Así, ubicamos dentro del modelo dimensiones
diversas como la organización social de la producción (tra-
bajo familiar/asalariado, mano de obra permanente/tem-
poraria, tercerización, contratismo, etc.); la organización
técnica de la producción (uso y disponibilidad de recursos
productivos como tierra, agua, tecnologías e innovaciones
como variedades de uva implantadas, maquinaria, tipo de
poda, sistema de conducción, forma de cosecha y zona vití-
cola donde está/n la/s producción/es) y el destino y forma
de comercialización del producto (tipo de producto e inte-
gración -vertical y horizontal-, forma de venta del produc-
to, diversificación de destinos, etc.).
Pero estos agentes (productores) interactúan con otros
-similares o no- que, mediante un proceso complejo, redefi-
nen o refuerzan sus estrategias productivas. Por las caracte-
rísticas particulares de la vitivinicultura, el ámbito de inter-
acción privilegiado de los actores es entre pares en la etapa
primaria y con las bodegas en la articulación agroindus-
trial. En términos de esta articulación se definen dos tipos
de productores de uvas: las empresas con fincas propias
(integrados) y los productores o terceros que venden las
uvas a las bodegas. Es en torno a este ámbito donde se
manifiestan y negocian los principales dispositivos políticos

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 65

o referencias del modelo. El contexto de concentración


industrial y la característica de que el núcleo de la cadena
esté ubicado en esta segunda etapa -aunque con caracterís-
ticas diferenciales según el tipo de producto final-, hacen
que exista una histórica tensión entre productores e indus-
triales que condiciona, en buena medida, el desarrollo de las
relaciones sociales y productivas en esta actividad.
Como ya mencionamos, uno de los elementos centrales
del modelo modernizador reciente ha sido el de la calidad.
El control de la calidad surge como la piedra de toque aso-
ciada a la estandarización de la producción agroindustrial
para la exportación. Las estrategias de control de calidad
ilustran el surgimiento de prácticas y discursos orientados
al mercado, que marcan nuevos terrenos para las relaciones
sociales y productivas. La realidad es que, cada vez más, la
segmentación de los mercados se basa en las preferencias de
los consumidores y por lo tanto el mejor vino para deter-
minado mercado es el que mejor se vende allí́.
Sin embargo, a nivel de la producción primaria se ha
construido una estandarización relativamente estable en
torno a lo que se consideran uvas de calidad. Así, estos cri-
terios estructuran el desempeño del trabajo, las funciones y
el otorgamiento de incentivos económicos. Un actor central
en este proceso es el conjunto de profesionales agrónomos
y enólogos que trabajan en bodegas y se dedican al segui-
miento y control de la producción de uva en explotaciones
de productores independientes, así como a la evaluación
de la calidad de los caldos (vinos en elaboración) de los
productores para su posterior calificación. En este proceso
los profesionales clasifican a los productores de acuerdo a
la cantidad y calidad actual y potencial de la uva según las
líneas de producción de la empresa. Estos técnicos recu-
rren permanentemente a los objetivos de mercado de la
empresa y a las experiencias que como parte de su for-
mación profesional han tenido en bodegas de otros países
vitivinícolas. Con ello, la producción de uvas de calidad
para vinos de exportación se presenta cotidianamente en el

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66 • Historia ambiental Argentina-Brasil

desarrollo de las actividades productivas, sociales y econó-


micas de los agentes.
Diversos elementos forman parte de esta clasificación
que hacen los agrónomos y enólogos de la calidad de la uva.
Entre ellos, uno de los más importantes es la variedad. Así,
existe una primer clasificación de las variedades en finas
y comunes, pero, a su vez, dentro de las finas existe una
clasificación entre finas A y finas B, de acuerdo al potencial
enológico que una variedad puede tener. Las variedades A
son las de mayor potencial enológico en la zona (Malbec,
Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Syrah, Merlot, Chardonay
y Sauvignon Blanc) y las B son uvas finas, pero con menor
tipicidad y valor enológico (Bonarda, Tempranillo, Sangio-
vese y Torrontés entro otras).
Una mirada retrospectiva puede contribuir a una mejor
comprensión del proceso de cambio varietal. Ante la crisis
vitivinícola de los años ´80, el Estado provincial impul-
só una amplia política de reconversión varietal. La misma
fue una política de promoción que intentó reemplazar la
base productiva varietal para salir de las recurrentes crisis
estructurales de sobreproducción que venía experimentan-
do la actividad. Consistía básicamente en aprovechar los
viñedos existentes e injertarlos con variedades de mayor
valor enológico. Esta reconversión, sin embargo, y como
parte de la modernización tecnológica se intentó́ aplicar
indiscriminadamente y sin tener en cuenta una diversi-
dad de factores que limitaron cuando no perjudicaron, su
concreción. En este sentido, diversos autores (Azpiazu y
Basualdo, 2001; Mateu, 2007; Richard-Jorba, 2006) desta-
can que el alcance de esta política fue, en el mejor de los
casos, limitado.
Pero la base productiva varietal sí se modificó́, sólo que,
como veremos en detalle en el próximo apartado, lo hizo
mediante un proceso de incorporación de nuevas tierras
–y productores- con abandono –y exclusión- de muchas/
os otras/os. Asociado a esta purificación varietal, desde
mediados de la década de 1990 ha aumentado en toda la

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 67

provincia, y en especial en el Valle de Uco, el uso de plan-


taciones puras. Con esta práctica se facilitan la cosecha y la
selección de las uvas para la elaboración de vinos varietales
y se ahorran costos en la finca y en la bodega. Por otro
lado, de esta manera se reduce el uso de plantaciones en
parcelas al azar, usadas en mayor medida con las varieda-
des denominadas criollas (Cereza, Criolla Grande y Mos-
catel Rosado, principalmente) para la fabricación de vinos
comunes o de corte.
Por otra parte, la zona vitivinícola, entendida como el
territorio que registra un conjunto de condiciones agro-
climáticas (suelo, amplitud térmica diaria, insolación, etc.),
tiene importancia en la medida en que ciertas zonas cuen-
tan con las condiciones ideales y específicas -o únicas- al
permitir que determinada variedad exprese su tipicidad y/
o ciertos caracteres diferenciales. Así, en la actualidad, el
Valle de Uco representaría una zona apropiada para el desa-
rrollo de muchas de las variedades consideradas de alto
potencial enológico. En especial sería una zona apta para las
variedades tintas ya que éstas aprovecharían las condiciones
agroclimáticas para expresar aromas, colores y sabores que
en otras zonas no es posible.
Otro elemento central que introdujo el paradigma
modernizador en el control de la calidad es el rendimiento
que debe tener un viñedo. Es decir, que la cantidad produ-
cida por hectárea es inversamente proporcional a la calidad
de la uva que se obtiene. Si bien existen diferencias para
zonas y variedades, un valor de referencia que manejan
los profesionales agrónomos es de 100 quintales/hectárea,
menos de la mitad que al final del modelo precedente6.
Como indicamos al inicio de este capítulo esto da lugar a
la complejización de una tensión histórica en la vitivinicul-
tura argentina como es la que existió entre productores e
industriales sobre el precio de la materia prima y la cantidad
producida. Si en el pasado esta tensión se solucionaba, en

6 Ver nota 3.

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68 • Historia ambiental Argentina-Brasil

parte, con el aumento de la cantidad -ya que había un mer-


cado que absorbía dicho crecimiento hasta los años 70 del
siglo pasado-, en la actualidad se agrega la calidad, que pone
en funcionamiento un conjunto de argumentos de natu-
raleza diversa transformando las condiciones históricas de
(re)producción de la actividad.
Pero el modelo modernizador tiene un componente
también material y tecnológico específico. Forma parte de
este modelo, el fomento de la innovación tecnológica y
productiva en las unidades de producción vitícola con el
objeto de adecuarlas a las demandas de las industrias viti-
vinícolas consideradas de punta, así como las acciones que
contribuyen a garantizar el control de la producción en
cantidad, calidad y oportunidad. Esto resulta en acciones
e inversiones que se dirigen a lograr un control estricto,
sistemático y permanente de esas condiciones, disciplinan-
do al productor y al trabajador en función del logro de un
producto acorde a las necesidades industriales y comercia-
les de la bodega (Neiman, 2003). Es importante destacar
que, aunque muchas veces este control se expresa como la
búsqueda de confianza y beneficios mutuos entre indus-
trial y productor, en la práctica puede funcionar más bien
como coerción a los fines de asegurar la producción que la
industria ha planificado.
Este dispositivo se ha desarrollado especialmente por-
que las bodegas en argentina no están integradas a la etapa
primaria. Aproximadamente el 50% de la uva proviene de
productores primarios independientes por lo que las indus-
trias destinan importantes recursos humanos y económicos
al estímulo de los productores terceros en vistas a asegu-
rarse el acceso a la materia prima7. Estos comportamientos
se enmarcan en una tendencia hacia una racionalización de
la organización y de los procesos de trabajo que se expresa

7 Sin embargo y especialmente en el Valle de Uco, las bodegas han avanzado


con la instalación de fincas propias en detrimento de la compra de uvas a
productores independientes.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 69

en una planificación de todas las actividades en función


del tiempo y de los costos, así como de una evaluación
y seguimiento permanente de los cultivos por parte de la
industria. Esto afecta directamente la organización del tra-
bajo ya que comienza a ser la industria la que determi-
na los contenidos, oportunidad y modalidad de las tareas
a desarrollar en la viña a los efectos de obtener mejores
resultados en las etapas de elaboración y comercialización
final (Neiman, 2003).
En este sentido, se configuran una serie de puntos críti-
cos prácticamente no negociables por parte de la industria.
Uno de ellos, ya mencionado como factor inversamente
proporcional a la calidad del producto obtenido, es el ren-
dimiento del viñedo8. Así, todos los trabajos culturales que
se realicen en el viñedo deben evitar que la planta produzca
más, comenzando por el sistema de conducción ya que este
dispositivo prefiere el espaldero en lugar del parral, porque
este último puede cargar mayor producción y por lo tanto
disminuir la calidad.
Otra práctica agronómica que mostró un incremento
en los últimos años y que apunta a la calidad como nuevo
concepto organizador es el sistema de conducción a partir
de la espaldera alta. Esta práctica se utiliza generalmente
para facilitar labores mecánicas, extender la superficie foliar
expuesta y controlar mejor la producción de uvas. En los
últimos años se observa un incremento en la provincia de
Mendoza en general y en la región del Valle en particular
por sus condiciones climáticas. En algunos casos esto ya ha
llevado a la experimentación en búsqueda de pistas/datos
para ayudar a lograr el Malbec perfecto.

8 Este punto crítico tiene su argumentación en que un viñedo que produce


menor cantidad de fruta por planta, concentra mejor los distintos compues-
tos básicos del color y los aromas al momento de maduración de la uva y,
por lo tanto, se puede lograr un vino de “mayor calidad”. Este es un cambio
fundamental de nuevo paradigma que se introduce en la argentina a
comienzos de los años ‘80 del siglo pasado.

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70 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Imagen 1: Bodega Viñavida

Fuente: http://www.vinavida.com.ar

Asociado al sistema de conducción se ha estandarizado


también el sistema de poda, donde los agrónomos respon-
sables de garantizar una producción controlada recomien-
dan un sistema de poda denominado cordón pitoneado,
que disminuye el número de frutos y a la vez controla el
desarrollo del follaje. Este último aspecto, también es un
punto fuerte de control y se materializa en la aparición de
nuevas tareas como el desbrote y el deshoje. Una última
práctica más determinante de este modelo de calidad es el
raleo. El mismo consiste en la eliminación de racimos para
disminuir la carga a un nivel que se considera adecuado
para la línea de vinos a la cual va a ser destinada la uva. En
casos extremos puede llegar a significar la disminución del
50% de la producción potencial.
Finalmente, el manejo del suelo y del riego también
forman parte de los puntos controlados y que implica inno-
vaciones tanto culturales como tecnológicas. Se ha difundi-
do relativamente un sistema de manejo de suelo denomina-

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 71

do labranza cero que requiere la incorporación de nuevas


maquinarias y la aplicación sistemática de herbicidas para
el control de malezas. En el caso del riego, la restricción del
mismo en la última etapa del ciclo productivo se promueve
con el objetivo de estimular la concentración de distintos
compuestos químicos en los frutos. Asociado a esto, el sis-
tema de riego por goteo es una tecnología que permite,
además de regular precisamente la cantidad de agua entre-
gada a la planta, instalar viñedos en zonas por fuera de los
tradicionales oasis productivos, alcanzando alturas sobre el
nivel del mar que ofrecen condiciones especiales para la
maduración de los frutos.
En el próximo apartado mostraremos cómo estos ele-
mentos fueron utilizados y cambiaron el paisaje del Valle,
construyendo uno nuevo y reconfigurando así no sólo su
materialidad sino también su ordenamiento simbólico.

3. Reconversión y el nuevo paradigma en el Valle


de Uco

Como ya se afirmó más arriba desde finales del siglo XIX y


hasta finales de la década de 1970 la vitivinicultura argenti-
na se desarrolló en base al mercado interno. El Estado pro-
tegió y fomentó el desarrollo de dicha actividad en la región
de Cuyo y, especialmente, en la provincia de Mendoza.9 La
otra cara de la moneda es que este proteccionismo provocó
una expansión desmedida del sector que lo llevó a continuas
crisis a lo largo del siglo pasado. En este marco, la desgra-
vación impositiva de las décadas de 1960 y 1970 (Richard
Jorba, 2008), junto a un proceso especulativo de algunos
grupos económicos importantes -como fue el caso de Greco
(Olguín y Mellado, 2010)-, fue el origen de la última gran

9 La provincia de Mendoza concentra alrededor del 70% de la producción de


vino de la argentina desde finales del siglo XIX y hasta la actualidad.

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72 • Historia ambiental Argentina-Brasil

crisis del sector, que transcurrió entre 1978-1991. Durante


estos años la superficie cultivada con vid se redujo de mane-
ra significativa. Se perdieron aproximadamente 140.000ha
de vides en todo el país, de las cuales 106.000ha estaban en
la provincia de Mendoza. Esto repercutió en la producción
de vino, la cual disminuyó 12.310.751 hl a nivel nacional, de
los cuales 8.917.277 hl dejaron de ser producidos en la pro-
vincia. En síntesis, la crisis de la década de 1980 representó
una caída de 47% del área cultivada y 50% de la producción
de vino en tan solo una década.10
A partir de los años noventa esto comenzó a cambiar.
A nivel nacional la superficie cultivada con vid se mantuvo
estable a lo largo de toda la década en torno a las 210.000 ha
y, luego de 2001 comenzó un lento crecimiento que alcanzó
las 227.000 ha en 2010. Este incremento de la última década
se explica nuevamente, en gran medida, por la evolución
de la provincia de Mendoza, que pasó de 146.700 ha en
1990 a 160.000 ha en 2010, manteniéndose relativamente
constante hasta el presente.
Sin embargo, esta estabilidad esconde el proceso de
reconversión del cual estamos hablando. Por un lado, se
ha producido un reemplazo de viñedos obsoletos o de bajo
nivel enológico por otros de mejor calidad y, por otro lado,
se han corrido las regiones hacia donde se produce ahora
uva de calidad -bajo el nuevo paradigma- para vinificar. Si
bien esto no es absoluto, la identificación de calidad con los
espacios construidos -y el paisaje- son parte de dicha recon-
figuración de este modelo. En cierta medida estas nuevas
plantaciones estarían orientadas a mejorar las capacidades
enológicas para producir vinos de alta calidad que se ade-
cúan mejor a las demandas del mercado y las nuevas zonas
serían las que mejor expresan dicho desarrollo, entre ellas
el Valle de Uco.

10 Estimaciones en base a datos del INV. Para un mayor detalle sobre este
período ver Martín (2009) y Cerdá y Hernández (2013).

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 73

En este sentido, tomado los datos del INV de 2011, el


45,5% del total de viñedos de Mendoza tenía una antigüe-
dad mayor a 25 años, el 7,5% de los viñedos tenían entre 16
y 25 años y el 47%, menos de 15 años. Esta última cifra indi-
ca la evolución reciente y, especialmente, la implantación de
vides en los períodos 1998-2001 y 2004-2006 (INV, 2011).
Como puede inferirse, mientras se reducía el área implanta-
da en algunas regiones de la provincia -Oasis Norte y Sur-
se estaban incorporando nuevos espacios con viñedos en
regiones que no habían sido utilizadas hasta entonces para
el cultivo de la vid.
El Valle de Uco en las tres últimas décadas se ha con-
vertido en un territorio orientado a la producción de vinos
con alto valor en el mercado. En dicha región el crecimiento
de la superficie cultivada con vid fue del 85,4% entre el
2000-2010. Este proceso fue acompañado de una reducción
en la cantidad de viñedos y un aumento de la superficie
media de los mismos. En 1988, los viñedos más pequeños
-hasta 5 ha- representaban el 63% del total y ocupaban el
19 % del área cultivada; mientras que los más grandes -25ha
o más- eran sólo el 5% del total y ocupaban el 36% de la
superficie cultivada. A partir de los años noventa se pro-
fundizó la concentración a la luz de los nuevos procesos
productivos, y asociados al nuevo paradigma productivo.
El panorama dio un giro para 2011, ya que los pequeños
eran el 57% del total y ocupaban sólo el 15% del total del
área implantada, mientras que los grandes representaban
el 7% de los viñedos, pero ocupaban el 43% del área con
vid de la provincia. Ahora bien, si tomamos la cúspide de
este sector -los viñedos mayores a 100 ha- los cambios
son aún más notables. Su crecimiento no fue significativo
en proporción al total de los viñedos –pasó 0,5 % al 0,7%
entre 2002 y 2011-, pero su participación en la superficie
cultivada sufrió un incremento del 11,1% al 13% del total
de la provincia. Estos procesos tuvieron un impacto directo
sobre la extensión media de los viñedos, que ascendió de

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74 • Historia ambiental Argentina-Brasil

7,64 ha en 1988, a 8,81 ha en 2000 y a 9,43 ha para 2011, o


sea un crecimiento del 15% y del 23% respectivamente.
Al tomar los datos de la última década, se observa
claramente el auge que tuvo el Valle Uco, siendo Tunu-
yán el departamento más dinámico, seguido por San Carlos
y, por último, Tupungato. En Tupungato, el tamaño pro-
medio de los viñedos triplica al promedio provincial, lo
que demuestra la imposición de un modelo productivo que
va hacia la concentración de la tierra en productores más
capitalizados y en detrimento de los pequeños productores
familiares o viñateros.
Por otro lado, según los datos del último censo de viñe-
dos (INV, 2011), el Valle de Uco se ha especializado en la
producción de uvas tintas, representando aproximadamen-
te el 82% de la superficie total en el Valle, que se comple-
menta con el 15% de uvas blancas y el 1% de uvas rosadas.
Entre las primeras se destacan el Malbec (42%), el Cabernet
Sauvignon (13%) y el Merlot (7%), todas estas denomina-
das como de alto potencial enológico y con un claro perfil
determinado por el nuevo paradigma. A su vez, esta región
representa el 38% del total de la uva Malbec que se produce
en la provincia y el 26% del Cabernet Sauvignon, dos de las
uvas más requeridas para realizar vinos varietales o de corte
y que se vienen imponiendo como las cepas insignias de
la Argentina11. En menor medida, el Valle de Uco produce
el 71% de Pinot Noir y el 42% de Cabernet Franc.12 Entre
las blancas, la producción de uvas Chardonnay y Sauvignon

11 Según la legislación argentina un vino varietal debe tener el 85% de la cepa


que indica su etiqueta. Si la proporción es inferior a ese porcentaje se deno-
mina vino de corte, conocido como blend, assamblage, bivarietal, multiva-
rietal o genéricos.
12 Estas dos variedades (especialmente el Cabernet Franc) son las denominadas
de maduración primeriza y crecen en climas más fríos que otras variedades,
constituyendo una alternativa de cultivo de mejor calidad en condiciones
climáticas más rigurosas. Suelen ser cultivadas para realizar cortes con
Cabernet Sauvignon y Merlot siguiendo el estilo de los vinos de la región de
Borgoña, Francia. Pero en el caso de argentina se han vinificado como varie-
tal, como se da puede observar en otras regiones del mundo.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 75

Blanc, constituyen el 36% y 38% del total de la producción


de la provincia, respectivamente. Estas cepas son las más
reconocidas para la producción de vinos varietales blancos
y las que han alcanzado un elevado nivel de aceptación tan-
to en el mercado interno como internacional.
Como se aprecia, la expansión de la vitivinicultura en el
Valle de Uco se enmarca en el nuevo perfil productivo con
vinos de calidad, aun cuando convive con la elaboración de
vinos comunes que se desarrollan en ésta y en el resto de la
provincia. La elección del Malbec, junto a otras variedades
de alta calidad enológica, le da a la región una característica
particular que la diferenciaría del resto.
Como adelantamos en el apartado anterior hay otras
formas de identificar estos procesos de modernización téc-
nicas, como es la utilización de prácticas agronómicas aso-
ciadas al riego y a la protección de granizo. Como este
tipo de inversiones son muy costosas, suelen destinarse a
la producción de uvas y vinos de alta calidad. La infor-
mación disponible evidencia un proceso de modernización
en el territorio.
Por otro lado, también, se han construido discursos
significantes que hacen del Valle de Uco un espacio único
situado al pie de la montaña, virgen y casi inexplorado en
décadas pretéritas pero que al ser puesto en producción
permite realizar un producto de calidad que es reconocido
por los especialistas.

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76 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Imagen 2. “Campo virgen” en el Valle de Uco

Fuente: http://pasionkuari.blogspot.com/search/label/Gualtallary

Este discurso es escuchado y repetido por técnico y diver-


sos actores que participan de la actividad, como, por ejemplo,
Laura Catena Zapata, CEO de una de las bodegas más impor-
tantes de Mendoza. Luego de recibir 100 puntos en la presti-
giosa revista The Wine Advocate se refirió al Valle de Uco de la
siguiente manera:

“El viñedo Adrianna viene de una parcela a 1500 metros de altura


en el valle de Uco en Mendoza que fue plantada por mi padre en
1992. Antes, no había nada plantado ahí porque se pensaba que la
zona era muy fría pero mi padre Nicolás Catena Zapata estaba
buscando hacer vinos que pudieran añejar. Y como para que un
vino pueda envejecer tiene que tener acidez y taninos concentra-
dos, mi padre decidió arriesgarse y plantar ahí. Este lugar tiene
fósiles y un suelo de limestone o calcáreo conocido por tener una
afinidad muy importante con la vid. Da un sabor muy particular.
El resultado es un vino muy concentrado por los bajos rendimientos
que tenemos en el viñedo y también por el frío que hay en el lugar.
Pero además hay intensidad solar; la intensidad solar de la altura
hace que las uvas tengan más grosor en las pieles y ese mecanismo
de supervivencia hace que al final el vino tenga más taninos.”13

13 Las cursivas son nuestras. Nota completa en: https://foodandwineespanol.com/


estos-vinos-latinoamericanos-son-perfectos-segun-robert-parker/

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 77

Ese espacio es (re)configurado por los actores que lo


intervienen y lo ponen en valor. Así se han producido diver-
sos proyectos multipropósitos que integran al paisaje virgen
con el construido por los emprendedores de la modernidad,
pero intermediado por la viticultura. Esto puede observarse
en diversos proyectos productivos e inmobiliarios como es
el caso del master plan de la Zona de Gualtallary, en el
departamento de Tupungato.

Imagen 3. Master plan de la zona vitivinícola de Gualtallary

Fuente: http://www.bormidayanzon.com/masterplan/gualtallary/

La transformación del paisaje es puesta como parte


positiva del proceso, como queda expresado en la imagen
4. Allí una de las bodegas más importantes de Mendoza
(Bianchi) transforma (mejora) ese espacio natural, lo civiliza
lo ordena y lo pone en función de una cultura vitivinícola,
asociada al trabajo, el esfuerzo y la domesticación del pai-
saje. Sin embargo, la construcción icónica del Valle también
les sirve a las empresas como trampolín para su desarrollo,
estar allí es pertenecer al modelo. Como se enuncia en un
artículo de un diario local “Bianchi hace pie en el Valle de
Uco y lanza un plan para globalizar la marca”.

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78 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Imagen 4: Bodega Bianchi en el Valle de Uco

Fuente:: http://ecocuyo.com/asi-es-la-nueva-bodega-que-compro-
bianchi-para-elaborar-vinos-en-valle-de-uco/

Las grandes bodegas también buscaron obtener el


reconocimiento de los especialistas que, como Robert Par-
ker, Tim Atkin o revistas como Wine Spectator catalogan
vinos de todo el mundo y permiten así visibilizar las par-
ticularidades de sus productos. La incorporación de reco-
nocidos enólogos como Michel Rolland o Paul Hobbs para
asesorar -de forma permanente o temporaria-, también ha
sido otra de las maneras que han encontrado para desarro-
llar el nuevo modelo.14 Estos actores han sido relevantes
al momento de legitimar el modelo modernizador y soste-
ner el proyecto de reconversión más allá de los parámetros
actuales. A diferencia a lo que viene aconteciendo con otras
producciones, como puede ser la soja, en la vitivinicultura
el modelo implica la construcción de ciertos significantes
simbólicos (culturales, sociales y económicos entre otros)

14 Michel Rolland además de ser uno de los mentores de la conocida Clos de


los Siete, también instaló en Mendoza una oficina de asesoramiento técnico
(Eno. Rolland) y, en la actualidad, está instalando oficinas orientadas al
turismo enológico en el Valle de Uco.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 79

distintivos que están incluidos en el producto (y por lo


tanto en el precio) pero que no son percibidos por el con-
sumidor común.

4. Conclusiones

Desde mediados de la década de 1980 asistimos a la incor-


poración de una porción de la vitivinicultura argentina
a un nuevo modelo tecnológico basado en la producción
de vinos de calidad. Dicha reorientación de la producción
–con sus nuevas exigencias del mercado nacional e inter-
nacional- ha sido generado por lo que denominamos para-
digma modernizador. Éste no es un proceso concluido, sino
que, por el contrario, está transitando un sendero similar a
lo que está ocurriendo en otros lugares del mundo.
En gran medida, la globalización del mercado ha afec-
tado de forma directa a la producción mundial de vino y
una de sus expresiones menos estudiadas es su impacto en
el(los) territorio(s) vitivinícolas. Allí, la internacionalización
de los mercados de vinos se expresa en la (re)configuración
del espacio y la puesta en valor del paisaje, a partir de la
visión del nuevo paradigma modernizador. Este proceso de
transición acelerada hacia el modelo de la calidad se arti-
cularía rápidamente con la reconfiguración del paisaje del
Valle de Uco. Así este nuevo espacio vitivinícola devendría
rápidamente el lugar de los vinos de alta calidad.
Por otro lado, estos espacios naturales dejan de ser
solo un espacio de producción de bienes primarios para
su posterior industrialización (la producción de vino) para
pasar a ser espacios donde se puede consumir otros bie-
nes no tangibles asociados al ocio, la cultura (del vino, de
los inmigrantes o del trabajo) y la propia naturaleza. Así,
junto a la producción de uvas para vinificar encontraremos
hoteles boutique, turismo enológico, establecimientos gas-
tronómicos o, simplemente, paseos por las fincas cultivadas

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80 • Historia ambiental Argentina-Brasil

que forman parte del nuevo modelo empresarial y produc-


tivista. Sin lugar a dudas, esta reconfiguración del espacio
estaría asociada a los cambios de la producción de vino a
nivel mundial pero también expresa el impacto del capita-
lismo global sobre los espacios y paisajes naturales.
A lo largo de los últimos doscientos años el Valle de
Uco ha pasado por diversos procesos de ocupación humana
y ha sido explotado para la producción de diversas activi-
dades. Sin embargo, durante gran parte del siglo XX este
había sido un espacio periférico para la producción de vides
y, por lo tanto, un espacio vacío en la visión de la provincia.
Esto cambió de manera drástica a partir de la reconversión
vitivinícola de finales del siglo pasado, cuando este espacio
natural se convirtió en el ícono de la nueva vitivinicultura
argentina. Esta construcción ha venido de la mano de la
domesticación del paisaje (a partir de nueva tecnología y
concepciones del vino) para la producción de bienes y ser-
vicios asociados a este espacio.

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3

Conservação da natureza além das


fronteiras: um panorama das áreas
protegidas fronteiriças
da América Latina e Europa
MARCELA STÜKER KROPF; SILVIA LILIAN FERRO;
ROGÉRIO RIBEIRO DE OLIVEIRA1

1. Introdução

O compartilhamento transnacional do patrimônio natural


e a análise do espaço em escalas ampliadas inspiraram a
formulação de novos instrumentos institucionais para a
gestão da biodiversidade, como as áreas protegidas trans-
fronteiriças. A cooperação no manejo de áreas adjacentes
envolvendo dois ou mais países é o elemento-chave para
caracterizá-las (IUCN, 1997; Vasilijević, 2012). Esta for-
ma de gestão pode trazer muitos benefícios para a pro-
teção do patrimônio natural e cultural de uma região, assim
como favorecer a integração sociocultural das comunidades
humanas fronteiriças (Hamilton et al., 1996; Danby, 1997;
Kropf; Oliveira, 2013; Slocombe; Danby, 2006; Vasilijević,
2012).

1 Universidade Federal da Integração Latino-Americana (UNILA), Instituto


Latino-Americano de Ciências da Vida e da Natureza; Universidade Federal
da Integração Latino-Americana (UNILA), Instituto Latino-americano de
Economia, Sociedade e Política. Parque Tecnológico Itaipu; Pontifícia Uni-
versidade Católica do Rio de Janeiro (PUC RJ), Departamento de Geografia
e Meio Ambiente.

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86 • Historia ambiental Argentina-Brasil

A gestão transfronteiriça do patrimônio natural dos


Estados carrega desafios especiais devido à variedade de
marcos institucionais e de processos históricos particulares.
Esta diversidade normativa pode impactar variavelmente
nos diferentes níveis de políticas públicas de conservação
da biodiversidade. Cada caso de cooperação conjunta para
proteção e conservação de ecossistemas sob duas ou mais
soberanias nacionais pode fornecer uma oportunidade sig-
nificativa de conhecimento e aprendizados possíveis de
adaptação em outros casos.
O objetivo desta pesquisa é contribuir para os estudos
baseados em análises comparadas entre áreas protegidas
fronteiriças do continente europeu e americano, especial-
mente da América Latina. Se por um lado, a Europa possui
histórico milenar de estabelecimento de fronteiras e pio-
neirismo na integração de áreas protegidas fronteiriças, o
continente americano possui vastas áreas florestadas com
potencial para cooperação, além de povos originários que
dependem da integridade ecossistêmica e da conservação
apropriada desses territórios compartilhados.
Esperamos gerar subsídios teóricos para aproveita-
mento nos casos latino-americanos de gestão compartil-
hada fronteiriça e, especialmente, para iniciativas similares
no Brasil. O país possui extensa área fronteiriça (15.717
km), limitada com dez países, nove sul-americanos: Vene-
zuela, Suriname, Guiana, Colômbia, Peru, Bolívia, Paraguai,
Argentina e Uruguai e um território francês de ultramar2
(Goes Filho, 2013), compartilhando grandes extensões de
florestas relativamente preservadas. Dentre essas, a Amazô-
nia, bioma de grande importância mundial. O Brasil con-
centra a maior área territorial, cujo total aproximado é de
7.000.000 km quadrados, incluindo porções pertencentes a
sete dos nove países com os quais o Brasil divide fronteiras

2 O território francês de ultramar que partilha fronteira com Brasil é a Guiana


francesa, juridicamente província francesa e, portanto, território da União
Europeia.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 87

políticas, incluído Guiana Francesa. É evidente que o poten-


cial de gestão compartilhada transnacional da América do
Sul e Central é de grande escala.

2. A conservação transfronteiriça na América Latina


e Europa

Pretende-se traçar aqui um paralelo entre a conservação


transfronteiriça na América Latina e Europa. Para tanto,
usaremos referencial teórico sobre a temática e casos
emblemáticos dos continentes. Da Europa, serão analisadas
seis áreas protegidas certificadas pela Europarc Federation e
uma rede transnacional, o Danube Parks; e como represen-
tantes da América Latina, o Parque Internacional La Amis-
tad (PILA), entre Costa Rica e Panamá, e o Parque Nacional
do Iguaçu (PNI) e Parque Nacional Iguazú (PNIZ), entre
Brasil e Argentina. As visitas nas áreas europeias realizadas
entre fevereiro e abril de 2013 permitiram conhecer a expe-
riência dos gestores (avaliada por Kropf et al., 2019); A visita
ao PILA, em abril de 2016, também nos deu a oportunidade
de conhecer a experiência de gestão; e no último caso, os
estudos já se desenvolvem há mais de uma década.
Verificam-se marcos que contribuíram para a com-
preensão e o aprimoramento da gestão de áreas protegidas
no mundo, inclusive aquelas situadas em áreas de fron-
teiras. Organizações internacionais governamentais e não
governamentais ocupam um espaço de relativa importância
neste tema. Fomentam a cooperação entre países e con-
tribuem para a visão da conservação da natureza em uma
dimensão territorial global. Além disso, disseminam ideias
e valores, promovem capacitação de lideranças, tecnologias,
pesquisa, eventos e redes de colaboradores. Destacam-se
IUCN, a Europarc, a Parks for Peace Foundation, a UNES-
CO e a iniciativa Global Transboundary Conservation Network
(WWF, 2018).

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88 • Historia ambiental Argentina-Brasil

As instituições possuem diferentes definições para as


áreas protegidas situadas em fronteiras. No entanto, o
principal termo utilizado mundialmente é Área Protegida
Transfronteiriça (TBPA), sendo a cooperação formalizada
entre as áreas o elemento-chave para caracterizá-las. Ape-
sar da ampla utilização do termo, o mesmo pode não ser
adotado por todos os países. Por exemplo, é inadequado no
Brasil, devido à política externa do país, que entende o ter-
mo transfronteiriço como uma ameaça à soberania nacional
(Irving, 2004; Steiman, 2008).
Uma série de diretrizes orienta e dá suporte à gestão
das áreas protegidas transfronteiriças, conforme apresenta-
do por Kropf et al. (2019). O Diagnostic tool for transboundary
cooperation (Erg et al., 2012) é um bom material para acessar
a necessidade da iniciativa transfronteiriça. E, atualmente,
o único sistema de certificação de qualidade da cooperação
existente é o da Europarc Federation, denominado Follow the
nature design (EUROPARC, 2003).
Aspecto relevante destacado em diretrizes sobre o tema
é a participação da sociedade civil na criação e gestão
transfronteiriça. Linde et al. (2001) aponta que a coope-
ração entre as fronteiras aumenta a complexidade das par-
tes interessadas com uma diversidade de interesses, como
questões ecológicas, socioculturais, econômicas, institucio-
nais e políticas. Garantir a participação adequada das partes
interessadas e implementar ações positivas pode levar tem-
po, mas são essenciais para o sucesso da gestão. Nesta visão,
a cooperação é um processo que contribui para otimizar
esses importantes espaços de conservação da biodiversida-
de e melhorar a gestão das áreas protegidas realizadas por
cada país, respeitando as realidades e diferenças.
No subcontinente americano, que engloba dois hemis-
férios e quatro zonas climáticas, a localização geográfica,
relevo e história, desenvolveram uma riqueza incomparável
de espécies (Galindo, 2000). Oito países são considerados
megadiversos quanto à diversidade biológica, bem como
dos conhecimentos tradicionais associados: Brasil, Bolívia,

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 89

Colômbia, Costa Rica, Equador, México, Peru e Venezuela


(Mittermeier et al., 1997; Declaração de Cancun de 2002).
Além da diversidade biológica, possui grande riqueza cul-
tural, resultado das constantes interações entre povos origi-
nários e colonizadores. Essa complexidade justifica a con-
servação de áreas florestadas na zona fronteiriça.
A América Latina possui 35 complexos de áreas pro-
tegidas situadas em zonas de fronteiras (Steiman, 2008).
Os maiores encontram-se na região amazônica. Sobre este
ponto, ressalta-se a Organização do Tratado de Coopera-
ção Amazônica (OTCA), criada em 1995, com objetivo de
elaboração de sistemas harmonizados de monitoramento
do desflorestamento nos países que fazem parte da OTCA,
assim como um projeto de cooperação entre o Brasil e o
Peru (WWF, 2018). Discussões sobre a cooperação entre os
PARNAS de Tumucumaque e Cabo Orange, no Brasil, e o
Parc Amazonien de Guyane, na Guiana Francesa, vêm sendo
travadas há́ longa data, desde antes da criação do parque na
Guiana, em 2007, destacando-se os estudos de Irving (2004)
sobre as possibilidades e benefícios da cooperação local.
O primeiro caso a ser apresentado é o Sítio do Patri-
mônio Natural Mundial da UNESCO (Figura 1) formado
pelas Reservas de la Cordillera de Talamanca–La Amistad
(Panamá) e Parque Nacional de la Amistad (Costa Rica).
O complexo fronteiriço, também conhecido como Parque
Internacional La Amistad (PILA), foi criado em 1979, a par-
tir de declaração assinada pelos presidentes da Costa Rica
e Panamá, com objetivo de manter o equilíbrio ecológico
e dos recursos hidrológicos da região, principalmente na
área fronteiriça. O PILA é também área núcleo da Reserva
da Biosfera La Amistad, que inclui outras áreas em ambos
os países.

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90 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Figura 1. Localização do Parque Internacional La Amistad

Fonte: Adaptado de UNESCO (2019)

Os países firmaram um convênio intergovernamental


denominado Unidade Técnica e Executora Binacional
(UTEB) visando formalizar a gestão conjunta. A presença
na UTEB de representantes diretos dos ministérios facilita
a aprovação dos trâmites legais e burocráticos da gestão.
Os pontos fortes da gestão cooperada são: harmonização
dos planos de manejo; realização de patrulhamentos bina-
cionais; promoção de intercâmbios entre as organizações
comunitárias locais; difusão conjunta da oferta turística e
atividades do parque mediante boletins que mostram ao
PILA como uma única unidade e; pesquisa conjunta em
ambos os países.
Por outro lado, algumas dificuldades se apresentam: o
diferente objetivo perseguido por cada país para a criação
da área protegida; diferenças da política de conservação

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 91

entre os países; dificuldades de financiamento internacio-


nal para o seguimento das ações conjuntas; renovação dos
servidores da UTEB, implicando em perda da memória his-
tórica do processo, assim como o extravio de alguns docu-
mentos relativos a projetos de cooperação; a verticalidade
na tomada de decisões no Panamá, o qual dificulta o avanço
das atividades em sincronia em ambos países; as limitações
financeiras na Costa Rica, debilitando a participação e o
adequado seguimento da UTEB; dificuldades burocráticas
para o trânsito de servidores através da fronteira. Os ele-
mentos indicados sugerem nível de cooperação entre 3 e 4
– colaboração para planejamento (Zibcz, 2011).
A relação do PILA com as comunidades do entorno é
um exemplo da abordagem ecossistêmica na prática. Refor-
ça a governança na conservação transfronteiriça pois envol-
ve arranjos altamente complexos e grande variedade de
partes interessadas, desde agências governamentais, orga-
nizações não governamentais (ONGs), comunidades locais
e povos indígenas, além do setor privado.
Um dos casos estudados mais relevantes de cooperação
binacional em gestão de áreas de conservação entre fron-
teiras é do Parque Nacional Iguazú, criado em 1934, e Par-
que Nacional Iguaçu (Figura 2), em 1939, localizados na
fronteira entre a Argentina e Brasil, respectivamente. Em
conjunto, os parques abrigam o maior remanescente de flo-
resta estacional semidecidual, atravessado pelo rio Iguaçu,
fronteira entre ambos países. Por conta da expressiva varia-
bilidade biológica, somada à beleza cênica das Cataratas do
Iguaçu, os parques são Sítios do Patrimônio Mundial Natu-
ral pela UNESCO desde 1984 (Iguazú) e 1986 (Iguaçu).

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92 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Figura 2. Localização do Parque Nacional Iguazu (IIguazu N National


ational P
Park
ark)
e Parque Nacional Iguaçu (IIguaçu N
National
ational P
Park
ark)

Fonte: Adaptado de Kropf et al. (2019)

Apesar de não serem designados como um único sítio


do patrimônio, ambos parques são classificados na catego-
ria IV da IUCN, denotando um objetivo comum de exis-
tência das unidades de conservação. Os planos de manejo
dos parques mostram compatibilidade na visão e de estra-
tégia de gestão, com inserções específicas sobre a coope-
ração, porém, sem tornar esta intenção prática (Kropf e
Eleuterio, 2017).
Não há ações de planejamento e regulamentação con-
juntas, nem uma estrutura comum para tratar da coope-
ração. A relação de cooperação existe em ações pontuais,
como no setor de proteção, na participação conjunta em
eventos, e comunicação periódica entre os chefes dos par-
ques. O parque argentino possui representantes no consel-
ho consultivo do parque brasileiro, sendo esta uma via para
instituição da governança da cooperação. Outro aspecto

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 93

que colabora para alinhamento das ações é a participação


das equipes de ambos parques no processo de revisão de
seus planos de manejo, realizado em 2016. Ainda nesse ano
os órgãos gestores dos parques assinaram carta de intenções
para a cooperação. Dessa maneira, as atividades entre os
parques sugerem nível de cooperação entre 2 e 3 – da con-
sulta para colaboração (conforme Zibcz, 2011).
Kropf (2014) indicou como caminho para a formaliza-
ção da cooperação entre os parques, a designação conjunta
como Sítio Transfronteiriço. No entanto, o gestor da Costa
Rica do PILA, indica ponderação sobre esta decisão, pois
segundo sua experiência e percepção: “os sistemas binacio-
nais são muito sensíveis, dependem da vontade política, de
quem está́ na operação e se há́ recursos para operar. Não
tem orçamento próprio para o sitio do patrimônio e não
há um aporte da Unesco para os sítios. Ser um sitio trans-
fronteiriço pode ser uma tortura” (Luiz Sanchez). Por esse
motivo, ele recomenda uma estratégia de trabalho conjunta,
mas não conformar um sítio conjunto.
Apesar dos problemas encontrados, o título da UNES-
CO agrega valor aos parques, projetando o destino e ajuda
a dar um input no fator de ideia da cooperação (Zibcz,
2011). Também suscita a reflexão se haveria cooperação
caso não houvesse o título. E sem cooperação, haveria risco
para a conservação? Portanto, pode ser que nesse momento
essa estratégia não seja interessante para o caso do Igua-
çu/Iguazú, mas pode ser reavaliada em outro momento,
considerando o dinamismo dos processos cooperativos. A
Figura 3 ilustra um ponto focal para projetos conjuntos, o
rio Iguaçu e as Cataratas.

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94 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Figura 3. Cataratas do Iguaçu, quedas formadas pelo Rio Iguaçu,


compartilhado entre Parque Nacional do Iguaçu (primeiro plano) e Parque
Nacional Iguazú (ao fundo)

Foto: Marcela Kropf

No continente europeu, destaca-se o pioneirismo na


criação de áreas protegidas em fronteiras, apresentando
o maior número de unidades mundiais (UNEP-WCMC,
2013), pela existência de diferentes estratégias de proteção
ambiental a partir da formação de redes, por possuir cer-
tificação da cooperação das áreas protegidas transfrontei-
riças e pela existência da União Europeia como organização
supranacional de estímulo à cooperação. Existem 82 com-
plexos de áreas protegidas situadas em zonas de fronteiras
na Europa (Steiman, 2011).
Kropf et al. (2019) visitaram cinco complexos certifi-
cados pela Europarc Federation e uma iniciativa de alcance
transnacional, o Danube Parks, e entrevistaram seus gesto-
res visando avaliar aprendizados aplicáveis no contexto sul

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 95

americano (Figura 4). Os autores verificaram que a estratégia


de implantação de áreas protegidas em fronteiras europeias
está relacionada a três fatores: (1) às histórias de guerras
entre os países; (2) existência de poucos remanescentes flo-
restais nesses locais, outrora vazios humanos e; (3) ameaça
de extinção de muitas espécies. A história comum dos países
e relacionada aos conflitos bélicos parece ajudar a criar um
objetivo comum, sendo a cooperação e promoção de paz
um elo importante nessa relação (Kropf et al., 2019).

Figura 4

Localização das áreas protegidas fronteiriças europeias visitadas por


Kropf et al. (2019)

Verificaram que a cooperação entre as áreas tem como


foco a conservação da biodiversidade devido ao compartil-
hamento do mesmo habitat. Entretanto, os maiores benefí-
cios parecem estar na troca de experiências entre os gesto-
res, tirando-os do isolamento e criando uma rede de apren-
dizado intercultural. A percepção dos gestores em relação à

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96 • Historia ambiental Argentina-Brasil

dimensão socioeconômica das parcerias é menos significa-


tiva do que os benefícios oriundos da parceria intercultural.
As forças motrizes para ultrapassar as dificuldades são a
consciência da importância do trabalho conjunto e o sen-
so de unidade. Um aspecto a destacar é a necessidade de
uma definição legal e um contexto político apropriado para
manter as iniciativas cooperadas. A certificação, da forma
que é conduzida pela EUROPARC Federation, ao formali-
zar vínculos preexistentes, ajuda a consolidar uma identi-
dade de cooperação que é a força motriz para a manutenção
das relações ao longo do tempo (Kropf et al., 2019).
Em síntese, numa perspectiva comparada, as áreas pro-
tegidas transfronteiriças na América Latina são em menor
número, porém abrangem grandes territórios para a con-
servação dos ecossistemas compartilhados. Em geral, as ini-
ciativas seguem o modelo de governança top-down e, devido
às fortes políticas de manutenção da soberania dos países
americanos, apresentam limitações para a cooperação for-
mal. As áreas protegidas fronteiriças europeias em geral são
pequenas, de categorias de manejo que inclui diferentes ati-
vidades humanas, e de valorização do patrimônio cultural
além do natural. Contam com dispositivos legais e pro-
jetos de integração continental que auxiliam as atividades
cooperativas. Por este motivo, apresentam uma gestão da
cooperação institucionalizada e bem organizada.
Os aspectos mencionados são pontos a considerar para
a análise das fortalezas e debilidades da implementação de
um sistema de manejo integrado de parques e para a iden-
tificação de oportunidades de cooperação entre os Parques
Nacional do Iguaçu e Iguazú. De uma forma geral, a grande
mensagem aprendida é que a cooperação envolve responsa-
bilidades compartilhadas e que a formalização é um passo
importante, especialmente para fomentar a cooperação a
longo prazo e independente das pessoas.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 97

Figura 5. Fronteira entre Parque Nacional Krkonoše, na República Tcheca (à


esquerda) e Karkonoski, na Polônia (à direita)

Foto: Marcela Kropf

3. Marcos institucionais, soberanias territoriais


e processos de integração regional

Na comparação dos marcos institucionais que direcionam


as políticas públicas de conservação do patrimônio natural
e da sociobiodiversidade inerente às regiões históricas que
conhecemos como Europa e América Latina, surgem gran-
des diferenças e algumas similitudes próprias das derivas
históricas.
No que tange às similitudes, podemos afirmar que nos
dois espaços, na década de 90 do século XX, se materializa a
institucionalização de difíceis experiências prévias de inte-
gração regional, como a União Europeia, criada em 1993 e,
um dos casos emblemáticos da etapa na América Latina, o
MERCOSUL, criado em 1991. As percepções sobre ambos
processos de integração, especialmente aqueles da história
recente, tem a ver com assimetrias estruturais não supera-
das entre Estados parceiros: os economicamente mais for-
tes lideram o Bloco, estabelecendo os valores políticos e as
formas institucionais nas quais os demais países dos blocos
devem se inserir.
A confluência de Estados Nacionais nesses blocos este-
ve voltada para objetivos prioritários de integração comer-
cial, mediante facilitação do comércio, segundo uma visão
liberal da integração regional (Teixeira e Neto, 2012) predo-

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98 • Historia ambiental Argentina-Brasil

minante na época. Inicialmente, os tratados que instituíram


a integração europeia objetivavam apenas o aspecto econô-
mico, como também aconteceu no surgimento dos blocos
na mesma década na América Latina. Posteriormente, obje-
tivos políticos foram discutidos nesses espaços, assim como
a necessidade de gerar mecanismos propícios a uma identi-
dade regional comum para suavizar as fortes marcas identi-
tárias no interior das fronteiras dos Estados Nacionais.
Outros objetivos foram incorporados mais tardiamen-
te, como por exemplo, os geopolíticos e de sustentabilidade
ambiental. No âmbito do MERCOSUL, o Acordo-Quadro
sobre Meio Ambiente (MERCOSUL, 2001), no Capítulo III,
fala sobre “Cooperação em matéria ambiental” entre os
Estados Membros. O foco é a harmonização das legislações
ambientais, mas sem mencionar a cooperação em áreas
naturais transfronteiriças.
A partir do século XXI novos blocos de integração
regional com priorização de objetivos geopolíticos são
impulsionados. Por exemplo, a Aliança Bolivariana das
Américas (ALBA) e a União de Nações Sul Americanas
(UNASUL) foram criadas em 2007 para, dentre outras coi-
sas, canalizar conflitividades territoriais fronteiriças pelas
vias da normativa consensual e da negociação política intra
regional. A Comunidad de Estados Latino-americanos e
Caribenos (CELAC) surge em 2010 para favorecer o diálogo
e a concertação política entre os 33 países integrantes do
bloco, contendo a agenda ambiental entre suas priorida-
des (EU-CELAC, 2013 e CELAC, 2017). Estes novos blocos
de regionalização aberta transnacional foram criados pelas
decisões dos governos progressistas do início do século
que colocaram problemas de sustentabilidade ambiental nas
agendas da integração.
As preocupações da conservação ambiental e interesses
para criar mecanismos similares ao Acordo Schengen apa-
recem nos acordos e estudos impulsados no âmbito da
UNASUL. No entanto, o foco é a defesa dos recursos natu-
rais no plano da segurança regional, contra possibilidades

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 99

eventuais de exploração por parte de outros países ou blo-


cos regionais do mundo (UNASUR, 2015).
Porém, os litígios por soberanias territoriais foram
mais intensos e constantes na Europa que na América Lati-
na, especialmente desde o fim da Segunda Guerra Mundial.
Esta é uma situação que gera permanentes tensões intra-
comunitárias na União Europeia, por conta do surgimen-
to – em alguns casos, continuidade – de demandas por
reconhecimentos de antigas e novas soberanias nacionais
muitas vezes dentro de um mesmo Estado. Como conse-
quência da Queda da Cortina de Ferro, em 1989, aumen-
taram estes reclamos de reconhecimento de novas e velhas
soberanias estatais.
Entretanto, a cooperação transfronteiriça na Europa
expandiu nos últimos 30 anos, mesmo que sua conce-
pção seja mais antiga. Durante milênios houve uma intensa
manipulação na delimitação das fronteiras políticas atra-
vés das disputas territoriais por meio de guerras intra e
intercontinentais. Dessa forma, o estabelecimento de áreas
protegidas em fronteiras na Europa está mais fortemente
relacionado a aspectos históricos e políticos do que ecoló-
gicos. Nesse sentido, a gestão bi ou transnacional de terri-
tórios fronteiriços para preservação do patrimônio natural
compartilhado pode se constituir em uma ferramenta de
estabilidade política e de melhoria do convívio das popu-
lações vizinhas.
Pelo exposto, verifica-se que o patrimônio natural3
pode ser reduzido a um recurso cuja utilização por parte
dos países detentores pode levar a disputas ou a mecanis-
mos de cooperação, segundo o caso e a etapa. O conceito
é de especial importância para a cooperação na sua gestão

3 Por patrimônio natural se compreende uma valorização do espaço físico, ou


seja, o território e a sua biodiversidade, como uma riqueza preservada por
gerações presentes que deve ser transmitida para as gerações futuras, como
parte da herança coletiva e soberana de qualquer sociedade (Ferro, 2011). Ao
invés da ideia de “recurso” que existe só para ser insumo de uma utilização
imediata, a ideia de patrimônio é intrinsecamente conservacionista.

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100 • Historia ambiental Argentina-Brasil

pelos Estados Nacionais. Por ser parte dos seus territórios,


a conservação do patrimônio natural sugere a manutenção
da integridade ecossistêmica acima das partilhas que sur-
gem das fronteiras nacionais, subnacionais, e ainda, da pro-
priedade privada. Dessa maneira, as áreas protegidas fron-
teiriças podem ser vistas como patrimônio, expandindo o
potencial desse instrumento na integração entre povos.
Na América Latina, a extensão geográfica longitudinal
contorna regiões cultural e politicamente muito diversas.
Além dos blocos mencionados antes, casos como o do
México, integram tanto blocos de integração comercial,
política e cultural do espaço norte-americano, com USA
e Canadá, e também com países latino-americanos. Por
exemplo, a Aliança do Pacífico, criada em 2011, junto com
Chile, Colômbia e Peru.
Também há países no espaço latino-americano que
integram blocos de integração sob liderança de países euro-
peus. Por exemplo, a Guiana francesa, juridicamente terri-
tório francês ultramar; a Guiana, juridicamente indepen-
dente da Coroa Britânica, porém integrante da Common-
wealth; assim como, Suriname, e outros Estados insula-
res considerados “dependências” de países europeus. Neste
último quesito temos a experiência anterior da Comuni-
dade do Caribe (CARICOM), criada em 1973, que reúne
países da área Caribe com diferentes graus de autonomia
soberana.
Toda esta fragmentação e superposição em processos
diversificados de integração intra e extra regionais é uma
característica diferencial inerente ao passado de subjugação
colonial da América Latina com impérios europeus. Isto
contraria a possibilidade de gerar uma normativa comum
que priorize a integridade ecossistêmica de áreas protegidas
que atravessam fronteiras sob soberanias nacionais e até
extracontinentais.
No contexto Sul-americano, a relação entre mecanis-
mos institucionais e acordos de gestão binacional de áreas
naturais protegidas também existe, porém, esta vinculação é

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 101

indireta e a institucionalidade gerada por estes mecanismos


não é equivalente com a experiência europeia. Anteceden-
tes de debates políticos a respeito da necessidade de inte-
gração política regional sul americana podem ser rastrea-
dos desde as lutas pelas independências do início do século
XIX. Durante o século XX, esta necessidade aparece como
demanda de organizações políticas e lideranças chamadas
pejorativamente “populistas” em países da região. O debate
sobre este aspecto é cancelado na segunda metade do século
pela instabilidade política causada pelas ditaduras milita-
res na região. Estas adversas aos mecanismos de integração
regional por conta de paradigmas de defesa da integridade
territorial sobre a ideia de hipótese de conflito permanente
(Peixoto e Loza, 2006). Esta situação restringiu fortemente
a possibilidade de gestão transnacional de territórios até as
décadas posteriores à recuperação democrática.
Desde o final do Século XIX até a segunda metade do
Século XX, os territórios de fronteira e as cidades neles
situadas se destacaram geopoliticamente com o intuito de
fortalecer a soberania territorial nacional. Nas décadas de
sessenta a noventa ocorre o auge da criação de áreas natu-
rais protegidas não fronteiriças nos países sul america-
nos, chegando a cobrir, em 2011, aproximadamente 13%
do território regional, sem incluir áreas costeiras protegi-
das (Gonzalez Celis, 2013). Já nos governos da recuperação
democrática, a importância dessas cidades tinha mais vin-
culação com objetivos de integração comercial transfron-
teiriça (Peixoto e Loza, 2006).
A instabilidade dos blocos existentes também é uma
característica desta região no que diz respeito aos consen-
sos políticos que os criaram e que mudaram nos últimos
anos. Desde o novo giro iniciado nesta década na região,
os blocos mencionados estão em processo de desmantela-
mento por conta da sintonia de lideranças políticas. Estas
iniciam a partir do ano 2015 um ciclo ideológico diferen-
te com tendência a substituir os blocos existentes. A par-
tir desta virada ideológica, outras alianças transnacionais

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102 • Historia ambiental Argentina-Brasil

como a Aliança do Pacífico, mencionada anteriormente, e


a recém criada PROSUL (em 2019), recuperam a agenda
prioritária noventista de facilitação do comércio e conver-
gem em aceitar a liderança geopolítica norte americana.
Na Europa, ao contrário, a maior parte dos Estados
Nacionais unificaram-se gradativamente em diferentes
níveis de acordos sob a União Europeia desde a década de
90. Atualmente, seguem as incorporações, como também
saídas, como é o caso do Brexit. É possível perceber ain-
da que os rotineiros questionamentos internos e algumas
instabilidades conjunturais não geram consenso acerca de
uma eventual eliminação do Bloco. Esta relativa estabilida-
de institucional, na nossa consideração, permite continui-
dade nos aprimoramentos de normativas, políticas públicas,
acordos e aproveitamento de aprendizados no quesito da
gestão compartilhada de áreas de conservação atravessadas
por fronteiras nacionais.

4. Considerações Finais

A discussão acerca da gestão da biodiversidade de áreas


protegidas fronteiriças parte da compreensão de que se
trata de um instrumento para conservação em escala de
paisagem e dentro de um contexto regional. A fronteira
revela contradições, os diferentes territórios e, apesar do
seu eixo local, está conectada também com o global, numa
relação dialética.
Um segundo ponto focal é que em faixas de fronteira,
contíguas ou não, são criadas áreas protegidas por diferen-
tes interesses e condicionantes históricos, mas que podem
ser um ponto de partida para mecanismos de cooperação
e integração da fronteira. A noção de identidade e perten-
cimento por parte de pessoas de países que compartilham
um mesmo bioma pode ser, por um tempo, um fator de

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 103

convergência e de avanços em questões de relações exterio-


res entre os mesmos.
Diante o exposto, concordamos com a avaliação de
Kropf et al. (2019, p.21) de que as áreas protegidas de
conservação do patrimônio natural sob gestão cooperada
podem contribuir para a consolidação das relações pacífi-
cas entre Estados nacionais, tanto europeus e também sul
americanos, por incluir tanto a diversidade ecológica quan-
to cultural. Segundo os autores, a experiência da partilha
da gestão das áreas de conservação transfronteiriças é um
desafio que reafirma a importância da paisagem e de sua
gestão em uma política ampla, como a da União Europeia.
Através da supressão de suas barreiras e fronteiras, é uma
política que favorece a movimentação em escala comunitá-
ria das populações dos Estados Parte.
As experiências latino-americanas e europeias apresen-
tadas evidenciam que as diferenças sociais, econômicas e
das políticas ambientais dos países que compartilham fron-
teiras mostram-se empecilhos para que ações conjuntas de
preservação ambiental sejam implementadas. No entanto,
a gestão biorregional através da implementação de áreas
protegidas fronteiriças pode ser um ponto de convergência
de políticas que integrem interesses econômicos, ambien-
tais e políticos.

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4

La construcción del patrimonio


y del paisaje en las montañas del Norte
de Mendoza (Centro Oeste argentino)

Los aportes y silencios de la arqueología

CRISTINA PRIETO-OLAVARRÍA; HORACIO CHIAVAZZA1

1. Introducción

La montaña ocupa parte importante de la superficie de


la provincia de Mendoza (Centro Oeste argentino). En el
norte provincial y dentro de los límites políticos de los
departamentos de Las Heras, Capital, Godoy Cruz y Luján
de Cuyo, ha tenido un importante rol en el desarrollo eco-
nómico, social y cultural, debido a los múltiples recursos
disponibles y a la presencia del paso cordillerano Cristo
Redentor, que conecta con Santiago, capital de Chile. El
paisaje incluye la cordillera principal, la cordillera frontal y
la precordillera, integrando gran diversidad geológica, alti-
tudinal y ambiental.

1 Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales,


CONICET, CCT-Mendoza, Instituto de Arqueología y Etnología, Facultad
de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Centro Universitario,
Mendoza; Instituto de Arqueología y Etnología, Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Centro Universitario, Mendoza,
Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco, Área Fundacional,
Municipalidad de Mendoza.

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108 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Las ocupaciones humanas más tempranas en el norte


mendocino se registran en la precordillera y datan aproxi-
madamente de 11.000 años atrás, durante el Holoceno tem-
prano. Posteriormente, y luego de un largo lapso con esca-
sas ocupaciones durante el Holoceno Medio, desde aproxi-
madamente los 2000 años AP hay evidencia de ocupaciones
continuas, incluyendo restos de poblaciones procedentes
de ambas vertientes cordilleranas. El tramo del camino del
inca y la infraestructura asociada, muestra la relevancia
del tránsito prehispánico en esta parte de la cordillera de
Los Andes. En tiempos históricos, el tránsito entre ambas
vertientes cordilleranas relacionado con el intercambio, el
comercio, la ganadería y la minería, entre otras actividades,
condujo al desarrollo de las villas de alta montaña, surgidas
a la vera de los caminos, como la actual Ruta Nacional 7 y
la vía del Ferrocarril Trasandino.
La precordillera y la alta montaña han ocupado
un lugar importante en las investigaciones arqueológicas
regionales, desarrolladas desde principios del siglo XX, e
incluso se registran observaciones de restos arqueológicos
desde fines del siglo XIX. Los estudios se han centrado en
el proceso histórico de ocupación y se han enfocado desde
perspectivas materialistas en las que prima una visión adap-
tativa de los humanos en el entorno ambiental. Para las ocu-
paciones de tiempos históricos, entre los siglos XVII y XX,
algunos trabajos han indagado en la inserción de la mon-
taña en el mundo moderno y la economía capitalista, espe-
cialmente a partir del auge de la ganadería y la minería.
El patrimonio cultural de la alta montaña, incluido
el valle de Uspallata con su villa cabecera homónima, es
conocido ya que cuenta con diversos sitios con declaratoria
patrimonial. Estos despiertan gran interés en la sociedad
y en las instituciones públicas, como la Municipalidad de
Las Heras y el Ente Provincial de Turismo, los que men-
cionan y publicitan el valor patrimonial en sus sitios web.
Este interés no ha tenido correlato en las políticas patri-
moniales de largo plazo, tal como mencionan publicaciones

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 109

recientes sobre la situación patrimonial del cerro Tundu-


queral y la villa de Uspallata (Ataliva 2011; Zárate Benardi
et al. 2019)2. Actualmente, se desarrollan planes que impul-
sarían la protección de algunos de los patrimonios cultura-
les de alta montaña: el Proyecto ASETUR “Puesta en valor
del camino del Villavicencio – Alto del Paramillo. A 200
años del cruce de Los Andes”, financiado por COFECYT3;
la creación del Museo de Arqueología de Alta Montaña
(Diario Los Andes, 2019)4; la presentación hecha por el
Gobierno Nacional ante la UNESCO que busca el recono-
cimiento como patrimonio histórico de la humanidad para
las Rutas Sanmartinianas.
Por su parte, la precordillera, específicamente la Reser-
va Natural Villavicencio5 y zonas aledañas, también tie-
ne sitios patrimoniales, algunos de ellos con declaratorias.
Recientemente se planteó una propuesta novedosa, incluida
en el Plan de Manejo de la Reserva, centrado en la caracteri-
zación de Paisajes Culturales, a partir del análisis integrado
del patrimonio histórico y arqueológico con los diversos
ambientes, evaluando su situación patrimonial y definiendo
su potencial y riesgo (Chiavazza 2018).
Este capítulo, tiene como objetivo hacer una primera
aproximación al rol de la arqueología en los procesos de
patrimonialización del área de montaña del norte de Men-
doza. A partir de un marco conceptual que define al patri-
monio como una construcción social, de las propuestas de
la Arqueología del Paisaje y del repaso de los bienes decla-
rados y las investigaciones arqueológicas y patrimoniales,
se reflexiona sobre el rol que ha tenido la disciplina y las

2 Este artículo fue publicado cuando realizamos la corrección final de este


capítulo.
3 Proyecto de Apoyo Tecnológico al Sector Turismo (ASETUR), financiado
por el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECYT)
4 Diario Los Andes. (sábado 18 de mayo de 2019, Edición impresa). Recupera-
do de https://www.losandes.com.ar/article/view?slug=meta-cultural-
defender-los-museos
5 La Reserva Natural Villavicencio es gestionada por la Fundación Villavicen-
cio del grupo Danone.

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110 • Historia ambiental Argentina-Brasil

acciones que podrían mejorar su injerencia en el ámbito


patrimonial.

2. El patrimonio y el paisaje. Visiones


desde la arqueología

2.1. El patrimonio
Desde hace algunas décadas se enfatiza la necesidad de
abordar una arqueología ligada a las necesidades y pro-
blemas sociales actuales (Ayala Rocabado 2014; González-
Ruibal 2012; Harrison 2016). Partiendo de la base que el
pasado es parte del presente, surge la idea de estudiar cómo
las comunidades contemporáneas se relacionan con las
materialidades persistentes del pasado y cómo estas influ-
yen en la actualidad. Desde la perspectiva de una arqueo-
logía sin límites temporales, se propone que política y éti-
camente es inadecuado separar pasado y presente, ya que
los restos materiales existen y tienen vigencia entre las
poblaciones contemporáneas, así como también las con-
secuencias políticas y sociales de la historia que referen-
cian (González Ruibal 2012). En sintonía con esto, diversas
investigaciones y organismos nacionales e internacionales,
como la UNESCO, abogan por la puesta en marcha de bue-
nas prácticas de gestión en torno al patrimonio y ponen
el eje en el rol del patrimonio cultural y su vinculación
con las comunidades locales y los visitantes (Endere et al.
2018; Castillo Mena 2016). En este sentido, la construcción
del patrimonio es parte fundamental de la relación pasado-
presente y de la formación y regulación de valores, ya que
la patrimonialización es considerada una práctica cultural
que se construye (Smith 2006).
La construcción del patrimonio se desarrolla a partir
de las concepciones y los discursos provenientes tanto de
los ámbitos oficiales y hegemónicos (autoridades, organis-
mos de administración y científicos) como de los no oficia-

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 111

les constituidos por las comunidades locales y las voces sub-


alternas (Harrison 2016; Smith 2006; Vilches et al. 2015). En
este sentido, se entiende que es una elaboración ideológica
relacionada con el poder, la identidad y los intereses comer-
ciales (Prats 1997). Es una herramienta de uso social (García
Canclini 2001), por lo cual es un fenómeno dinámico al
que acceden diferencialmente los actores sociales (Endere y
Curtoni 2003). En este contexto, los arqueólogos tienen un
rol importante en el proceso de patrimonialización, ya que
los objetivos de sus investigaciones, los diversos intereses
ligados a ellos y su relación con los agentes de valoración,
inciden en la caracterización patrimonial de una región y
por ende en la difusión, preservación y estudio diferencial
de los restos que la constituyen.

2.2. El paisaje
La construcción del espacio es histórica y política, por lo
tanto, es una elaboración social que se transforma constan-
temente y está atada a la cultura (Criado Boado 1993). Las
conceptualizaciones del espacio en categorías determinis-
tas y ecológicas, y el afán de dominio y explotación, son
características del pensamiento occidental, el cual lo pro-
blematiza desde una perspectiva natural y geográfica, evi-
tado considerarlo un problema histórico-político (Foucault
1989: 12, en Criado Boado 1993: 12). El espacio entendi-
do desde una concepción capitalista, funcionalista, empírica
y moderna, permite justificar su condición infraestructu-
ral para enraizar la revolución industrial y la producción,
en definitiva, el sistema capitalista que necesita controlar,
dominar y racionalizar, en la forma de territorio, una natu-
raleza contrapuesta a la cultura (Criado Boado 1993). Desde
la antropología y haciendo parangones con la lingüística y la
traducción, se propuso que esta idea dualista responde a un
orientalismo que entiende una discontinuidad y la recipro-
cidad negativa en las relaciones humanos-naturaleza y que
permite ejercer la dominación sobre ella (Pálsson 2001).

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112 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Los estudios enfocados desde la Arqueología del Paisaje se


distancian de la concepción empírica dualista que segrega natu-
raleza y cultura, que entiende al espacio como neutral y don-
de se desarrolla el devenir humano, y de la noción sociológi-
ca que lo explica como el medio y el producto de los procesos
sociales (Criado Boado 1994). Desde esta perspectiva se plantea
que el paisaje es producto de la relación entre los seres huma-
nos y el entorno ambiental, por lo cual no es una entidad ais-
lada de la cultura, sino que es un constructo socio-cultural que
se transforman en relación a la cultura y el devenir histórico,
y que es creado por la objetivación sobre el medio y las prácti-
cas sociales tanto de carácter material como imaginario (Criado
Boado 1993, 1994). Pensar el espacio desde esta perspectiva y
en su dimensión de fenómeno socio-cultural, requiere hacer el
esfuerzo por desprenderse de la tiranía del tiempo que caracte-
riza al pensamiento moderno para plantearse “observar regu-
laridades espaciales ajenas en gran medida a la cronología, la
periodización, la secuencia y la fase, e involucradas en cambio
con la realidad discontinua, mutante, repetitiva, recurrente, de
las prácticas sociales” (Criado Boado 1993: 18).
La reconstrucción de la racionalidad y morfología de los
paisajes del pasado se basa en el reconocimiento de la visibili-
dad, la cual está íntimamente ligada al registro arqueológico, y
expresa culturalmente la acción y estrategias sociales sobre el
espacio y su construcción (Criado Boado 1993). Esta propues-
ta teórica y metodológica post positivista, se define como una
investigación aplicada o desarrollo tecnológico, que aspira a la
transformación de la arqueología en una metodología de acción
positiva para el presente, ya que satisface demandas sociales,
produce conocimiento e innova en los procedimientos (Amado
Reino et al. 2002). Es tanto una herramienta de estudio como
de gestión del patrimonio histórico, ya que se ocupa de la con-
servación, protección, recuperación y valoración, es decir, es
una práctica interpretativa que moviliza y produce valores inte-
lectuales a partir de referentes físicos concretos (Criado Boado
1994, 1999).

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 113

3. La arqueología en las montañas

A fines del siglo XIX y principios del XX, se realizaron en las


montañas mendocinas las primeras observaciones y estudios
arqueológicos de la provincia, como el caso del petroglifo de
Canota, dado a conocer por Francisco Perito Moreno en el año
1891 (Figura 1) y la mención de una clava insignia en Villavicen-
cio por José Imbelloni (1928).

Figura 1. Petroglifo de Canota

Fotografía de Horacio Chiavazza (2011)

Desde fines de la década de 1930, se sistematizaron las


investigaciones que desembocarían en un extenso y arduo rele-
vamiento, centradas especialmente en el valle de Uspallata.
Rusconi, se abocó a la descripción de hallazgos arqueológicos,
paleontológico, geológicos y desarrolló estudios antropológi-
cos y etnográficos; estudió las ruinas incaicas, las que consti-
tuían un verdadero atractivo por su estado de conservación y
relevancia histórica (Rusconi 1938); aportó información sobre
26 sitios arqueológicos ubicados en el departamento de Las
Heras, tanto sitios prehispánicos como del período colonial y

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114 • Historia ambiental Argentina-Brasil

republicano (siglo XIX) (Rusconi 1961, 1962); en el caso del


tambo de Ranchillos tuvo especial interés por la restauración y
conservación del sitio6 (Rusconi 1962). En este contexto, Apari-
cio desarrolló investigaciones en el tambo de Ranchillos (1940).
Más tarde, Schobinger (1971) enfocó dos temas clave en la mis-
ma zona: la dominación incaica y el arte rupestre, trabajando
en sitios como Tambillitos, Uspallata Usina Sur y los petroglifos
del Cerro Tunduqueral (Schobinger 1971, 1980, 1982; Scho-
binger y Bárcena 1973, entre otros). Este investigador, retomó
el interés por la dominación y vialidad incaica, concentrando
sus estudios en la Capacocha del cerro Aconcagua, ritual del
niño momificado descubierto en la década de 1980 (Schobin-
ger 1985, 2001)
Desde la década de 1970, los equipos de arqueólogos de la
Universidad Nacional de Cuyo concentraron territorialmente
sus investigaciones en las montañas, centrándose durante los
primeros años en las ocupaciones prehispánicas: los sitios del
Valle de Uspallata, especialmente asociados al Camino del Inca
o Qhapaq Ñan y la organización estatal en el extremo austral
oriental del Kollasuyu; los antiguos sitios del piedemonte cor-
dillerano, como el Arroyo el Tigre (Bárcena 1981, 1988; Bár-
cena y Román 1990). En la precordillera, las labores del equipo
del Proyecto Arqueológico Pampas Altas, impulsado por Pablo
Sacchero, se concentró mayormente en las cotas altas de la ver-
tiente occidental precordillerana hasta las pampas altas y los
piedemontes de la vertiente oriental (García y Sacchero 1989).
En publicaciones derivadas de este proyecto se observa la bús-
queda de comprender teóricamente los procesos de adaptación
al territorio y el foco en análisis ecológico-sistémicos (Prieto
1978; Durán y García 1989; Chiavazza 2010; Chiavazza et al.
2003, entre otros). Por otro lado, tanto en la cordillera como en
el valle de Uspallata y la precordillera, algunos estudios se orien-
taron desde una perspectiva histórico-cultural (Bárcena 1981;

6 La intervención sobre sus ruinas y el interés en reconstruirlas es un interesante


casodeestudio,continuadoporotrosinvestigadoreshastatiemposrecientes(Bár-
cena1993).

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 115

García 1992, entre otros). En este marco general, el sitio Agua


de la Cueva (Figuras 2 y 3)7, ubicado en la Pampa de Canota de
precordillera, destaca por presentar evidencias de las ocupacio-
nes humanas más tempranas registradas en el norte de Mendo-
za, con aproximadamente 11.000 años de antigüedad, con una
potencia y continuidad ocupacional que llega hasta el presente
(Durán y García 1989; García y Sacchero 1989).

Figura 2. Primera excavación del sector sur del sitio Agua de la Cueva
en el año 1987

Campaña del Proyecto Pampas Altas dirigido por el arqueólogo Pablo


Sacchero (primero a la izquierda)

7 Diario Los Andes: https://losandes.com.ar/article/el-asentamiento-humano-


mas-antiguo-de-mendoza-en-riesgo. Diario UNO:
https://www.diariouno.com.ar/mendoza/una-joya-arqueologica-en-peligro-
por-falta-de-aplicacion-de-un-decreto-10202017_HJZWP68z0G

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116 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Figura 3. Imagen captada el año 2017, en la cual se aprecia


una construcción dentro del sector norte del sitio Agua de la Cueva

Fotografía de Horacio Chiavazza

Considerando los trabajos publicados sobre el valle de


Uspallata y la cordillera, se contabilizan 41 sitios arqueoló-
gicos (Bárcena 1981: 80), mientras que en la precordillera
se cuentan 15 sitios (Chiavazza 2018). En años recientes se
han desarrollado investigaciones que retoman sitios como,
por ejemplo, Barrio Ramos8 (Durán et al. 2018) y el cerro

8 En sitio en particular, destaca la diferencia de criterios de musealización y


conservación adoptados por diversos equipos, ya que los restos humanos
excavados se dejaron expuestos in situ (Bárcena 2001), situación que fue

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 117

Tunduqueral (Zárate Bernadi et al. 2019). También se han


descubierto nuevos sitios de gran antigüedad en alta mon-
taña en el sector de Las Cuevas (Diario Los Andes, 2019) 9.
De este modo y en base a las publicaciones de los autores,
ya que no hay catastros patrimoniales disponibles para su
consulta, se observa que la cantidad de sitios estudiados no
ha variado sustancialmente en los últimos 40 años.
Respecto a las investigaciones arqueológicas centradas
en tiempos posthispánicos, salvo los trabajos de Rusconi, no
fue sino hasta la década de 1990 que el estudio sistemático
de estos sitios, aparecen en el horizonte de las investiga-
ciones arqueológicas en la alta montaña, valle de Uspallata
y precordillera. Rusconi (1946, 1961, 1962) realizó los pri-
meros aportes a partir de las descripciones de estructuras
ligadas a actividades agrícolas, pecuarias y mineras de la
colonia y de los siglos XIX y XX en el valle de Uspallata. Los
trabajos de Lagiglia (1981) se centraron en las Bóvedas de
Uspallata (Figura 4), sitio histórico al que se atribuyó origen
minero y de fundición colonial y que entre otras funciones
albergó al Ejército de San Martín durante el cruce hacia
Chile, en el marco de las guerras de independencia. En el
caso de las tres Casuchas del Rey de alta montaña —cons-
trucciones que forman una serie de refugios coloniales que
fueron las postas del correo que conectaba a la Capitanía
General de Chile con el Virreinato del Río de la Plata a
través de Los Andes y Mendoza— (Figuras 5 y 6), las refe-
rencias arqueológicas solo se encuentran en notas de prensa

planteada por Durán y colaboradores (2018), quienes retomaron reciente-


mente las investigaciones en el sitio.
9 Entre otras notas de prensa, en esta se detallan las características del sitio,
destacando la evidencia que constata el paso de población procedente de las
dos vertientes cordilleranas y la presencia de un contexto funerario que
contiene los restos de un niño, datado en aproximadamente en 5700 años de
antigüedad. Diario Los Andes. (jueves 2 de febrero de 2017). Recuperada de
https://losandes.com.ar/article/arqueologos-de-la-uncuyo-encontraron-
en-las-cuevas-un-nino-de-5-700-anos-de-antiguedad

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118 • Historia ambiental Argentina-Brasil

(Diario Los Andes, 2019) 10. En la vertiente chilena y para


la única Casucha en pie, se cuenta con recientes investiga-
ciones realizadas por un equipo binacional encabezado por
la corporación PROACONCAGUA (Los Andes, Chile) y el
Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco (CIRSF,
Mendoza, Argentina) (Quiroga et al. 2018). Esta situación
evidencia que la arqueología de tiempos históricos no ha
sido un objetivo relevante en los proyectos de investigación
ya que, los sitios de montaña, especialmente los reparos
rocosos, poseen estratigrafías que indican ocupaciones con-
tinuas, incluyendo coloniales, republicanas y recientes, las
que no han sido analizadas ni descriptas en detalle en gran
parte de las publicaciones.
En precordillera, el desarrollo de la minería en la pre-
cordillera, tanto colonial como republicana, ha concentrado
el interés de los investigadores, lo cual se refleja en diversas
publicaciones sobre las minas de Paramillos (Durán et al.
2002, 2003; Sironi 2013; Sironi y Chiavazza 2013) y Los
Hornillos (Chiavazza y Prieto Olavarría 2008 y 2012).

10 Diario Los Andes. (sábado 9 de febrero de 2019, Edición impresa). Recupe-


rada de https://losandes.com.ar/article/view?slug=arqueologia-casuchas-
del-rey-la-gran-obra-de-ambrosio-higgins.
Diario Los Andes. (sábado 2 de febrero de 2019, Edición impresa). Recupe-
rada de https://losandes.com.ar/article/view?slug=arqueologia-las-
casuchas-del-rey-en-el-paso-de-uspallata

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 119

Figura 4. Las Bóvedas de Uspallata en el año 1920

Fuente: Archivo General de la Provincia de Mendoza

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120 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Figura 5. Casucha del Rey de Paramillos de Las Cuevas, año 2017

Fotografía de Cristina Prieto-Olavarría

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 121

Figura 6. Casucha del Rey de Paramillos de Las Cuevas y campamento, año


1900. En la Casucha se aprecia el techo a dos aguas sobre el abovedado
y una pequeña torre en el frente (¿posible chimenea?), actualmente
inexistentes

Fuente: Archivo General de la Provincia de Mendoza

4. El patrimonio de la montaña

4.1. El patrimonio declarado


En Mendoza coexisten tres niveles de declaratoria patri-
monial, nacional, provincial y municipal, provenientes de
distintas legislaciones y cuyos alcances pueden incluir a

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122 • Historia ambiental Argentina-Brasil

un mismo bien patrimonial (Lucchesi 2005). A estas se ha


sumado un cuarto nivel, el de carácter internacional.
La alta montaña y el valle de Uspallata cuentan con
diversos sitios de relevancia patrimonial, de los cuales algu-
nos tienen declaratorias (Tablas 1a, 1b y 2). Las Bóvedas de
Uspallata11 y las Ruinas del Molino Hidráulico, las Casuchas
de la Cordillera o Casas del Rey (Puquios, Paramillo de Las
Cuevas y Las Cuevas) y el Monumento al Cristo Reden-
tor de Los Andes, fueron declarados Monumento Históri-
co Nacional. Desde el año 2018, las Bóvedas de Uspallata
tienen custodia internacional, debido a la colocación del
Escudo Azul de la UNESCO.12 El Paso de la Cumbre o Paso
de Uspallata y el Puente sobre el Río Picheuta tienen decla-
ratoria de Lugar Histórico Nacional. El Cerro Tunduqueral
es Patrimonio Cultural Provincia. Por su parte, el camino
del Inca o Qhapaq Ñan es Patrimonio Cultural Provincial y,
como parte de un proyecto plurinacional, el año 2014 fue
declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO,
como Itinerario Cultural Transnacional y Seriado13, inclu-
yendo en la provincia de Mendoza los sitios de Ciénaga de
Yalguaraz, Penitentes, Puente del Inca, Confluencia y cerro
Pirámide, así como los sectores del camino integrados en el
tramo Ciénaga de Yalguaraz-Puente del Inca. Por su parte,

11 Para consultar un análisis de las estructuras abovedadas en Mendoza, inclui-


das las Bóvedas de Uspallata y las Casuchas del rey, consultar el trabajo de
Lacoste y colaboradores (2016).
12 “El Escudo Azul es el símbolo utilizado para identificar los asentamientos
culturales protegidos por la Convención de la Haya para la protección de los
bienes culturales en caso de conflicto armado, adoptada por la UNESCO en
1954”. ICOM. (Sin fecha). Recuperado de https://icom.museum/es/activi-
dades/proteccion-del-patrimonio/preparacion-y-respuesta-ante-
emergencias/)
13 UNESCO. Convention Concerning the Protection of the World Cultural
and Natural Heritage World Heritage Committee. Thirty-eighth session.
Doha, Qatar 15 - 25 June 2014. (Sin fecha). Recuperada de
https://whc.unesco.org/en/list/1459

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 123

el Parque Provincial Aconcagua14 (Figura 7) y el Puente del


Inca, que es Monumento Natural Provincial, son dos áreas
protegidas por ley que poseen una invaluable cantidad de
valores naturales y culturales (Tabla 1).
El sector precordillerano de la Reserva Natural Villavi-
cencio cuenta con dos sitios con declaratorias patrimonia-
les, el Paraje Agua de la Cueva es Monumento Provincial y
el Hotel Termas de Villavicencio es Monumento Histórico
Nacional (Figuras 8 y 9) (Tabla 2). Villavicencio fue declara-
da Reserva Natural Protegida por la Dirección de Recursos
Naturales Renovables de la Provincia.

Figura 7. Sendero de ingreso al mirador del Parque Provincial Aconcagua

Fotografía de los autores

14 Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial. (Sin fecha). Recuperada


de http://www.aconcagua.mendoza.gov.ar/
index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=78&Itemid=464

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124 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Figura 8. Hotel Termas de Villavicencio. Al fondo el hotel nuevo y abajo


a la derecha el antiguo, año 1942

Fuente: Archivo General de la Provincia de Mendoza

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 125

Figura 9. Vista del Hotel Termas de Villavicencio y localidad de Vaquería,


año 2004

Fotografía de Horacio Chiavazza

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126 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Tabla 1. Sitios con declaratoria patrimonial, natural o parque en la alta


montaña de Mendoza

Sitios con declaratoria patrimonial, natural o parque, en la alta monta-


ña y valle de Uspallata del Noreste de Mendoza, departamento de Las
Heras, Provincia de Mendoza (datos tomados de Ruiz 2005).

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 127

Tabla 2. Sitios con declaratoria patrimonial o reserva en la precordillera

Sitios con declaratoria patrimonial o reserva en la Reserva Natural


Villavicencio (RNV), precordillera de Mendoza, departamento de Las
Heras, provincia de Mendoza

5. Estudios sobre el estado patrimonial de los bienes


culturales

La situación de los bienes patrimoniales del área ha suscita-


do estudios orientados al diagnóstico de su estado de con-
servación. El Cerro Tunduqueral ha concentrado la aten-
ción en años recientes (Ataliva 2011, Zárate Benardi et al.
2019). Un trabajo amplio, incluyó el análisis de las Casuchas
del Rey, las estaciones ferroviarias y los poblados históricos
de la montaña (Micale et al. 2010). Por parte, Puente del
Inca cuenta con un estudio patrimonial (Priori et al. 2006).
Los riesgos de conservación de los recursos culturales y
naturales de estos sitios y paisajes también han preocupado
a investigadores de otras disciplinas: las Casuchas del Rey
(Ramos y Aguirre-Urreta 2009); la villa de Puente del Inca
(Elias, 2016; SEGEMAR y DOADU 2007a, 2007b); el Par-
que Aconcagua (Barros et al. 2015).
En este contexto, el trabajo de Ataliva (2011) en Uspa-
llata es un antecedente relevante, ya que, a partir del estu-
dio diagnóstico para la conservación de los petroglifos del
cerro Tunduqueral y de la interacción con los agentes de
valoración, puso en evidencia la compleja relación entre el

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128 • Historia ambiental Argentina-Brasil

patrimonio arqueológico, declarado o no, y las comunida-


des locales de la villa de Uspallata. A partir de esta expe-
riencia, el autor enfatizó la necesidad de repensar el uso
público de los recursos culturales, a partir de la evaluación
patrimonial de estos bienes y de las representaciones que
los distintos agentes de valoración, tanto eruditos como
locales, exponen en sus discursos y sus acciones. Puso en
relieve que no es viable un diagnóstico y planes de con-
servación, si no se tiene en cuenta el marco social, ya que
los recursos culturales marcan las trayectorias vitales en los
actores locales, incluidas los étnicos —como la comunidad
Huarpe Guaytamari— y son ellos quienes les otorgan signi-
ficado (Ataliva 2011: 17-18). Sobre este mismo sitio, Zárate
Benardi y colaboradores (2019) enfatizan las acciones posi-
bles en el marco de su destrucción, especialmente por la
intervención humana, y lo que mencionan como desidia por
parte de las instituciones que deben velar por su protección.
Plantean que la destrucción del sitio no solo se debe al uso
turístico sin regulación, sino que, a pesar de la existencia
de leyes nacionales, provinciales y normativas municipa-
les, que deberían normar el aprovechamiento del sitio, no
existen acciones concretas por parte de las autoridades de
aplicación (Zárate Benardi et al. 2019: 232 y 240), especial-
mente en el marco de la existencia de un Plan de Manejo
para el Cerro Tunduqueral, encargado por la Municipalidad
de Las Heras (Durán y Mikkan 2011).
En el caso de la precordillera, se observa la mis-
ma situación de alta montaña, ya que Agua de la Cue-
va (Monumento Provincial desde 1994), ha sufrido serios
daños patrimoniales, lo que suscitó notas en la prensa en
las que han intervenido arqueólogos locales (Diario Los
Andes, 2017; Diario UNO, 2017)15 (Figuras 2 y 3). Una

15 Diario Los Andes. (domingo 17 de septiembre de 2017, Edición impresa).


Recuperada de https://losandes.com.ar/article/el-asentamiento-humano-
mas-antiguo-de-mendoza-en-riesgo.
Diario UNO. (viernes 20 de octubre de 2017). Recuperada de
https://www.diariouno.com.ar/mendoza/una-joya-arqueologica-en-

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 129

experiencia diferente es la desarrollada recientemente en la


Reserva Natural Villavicencio, ya que luego de 20 años de
investigación arqueológica en el área, se realizó el segun-
do Plan de Manejo de la Reserva16, en el cual se contem-
pló el objetivo de detectar y diagnosticar las características
y potencial arqueológico patrimonial (Chiavazza 2018). El
objetivo fue identificar, a partir de la evaluación del patri-
monio histórico y arqueológico, los paisajes culturales des-
de una visión diacrónica y abarcando tanto el interior de la
Reserva como de las áreas directamente aledañas. Se trabajó
con la idea de Paisaje Cultural, definido por la UNESCO
como obras de labor combinada entre los humanos y la
naturaleza (según la XVI sesión del Comité del Patrimonio
Mundial de la UNESCO, Santa Fe, Estados Unidos). Esta
es la primera experiencia en el área que analiza paisajes del
pasado y su construcción en el presente, a partir del análisis
del espacio como entidad superpuesta y las distintas formas
de su apropiación y transformación. Se plantea que existen
“recortes diacrónicos del territorio que permiten observar
una estratigrafía de acciones humanas que intervinieron
y se enredaron con la geografía, las plantas y los anima-
les, dando lugar a paisajes culturales” (Chiavazza 2018: 1).
Para el relevamiento de los paisajes culturales se categoriza-
ron cuatro unidades geomorfológicas de modo heurístico:
quebradas; pampas altas; piedemonte; planicies. Se traba-
jó con la información de las denominaciones tradicionales
presentes en la cartografía y la brindada por informantes
locales. Se relevaron 13 sectores de la Reserva Natural y se

peligro-por-falta-de-aplicacion-de-un-decreto-10202017_HJZWP68z0G.
20/10/2017.
16 En el plan de manejo anterior se mencionó la necesidad de “Proteger y pro-
fundizar el conocimiento del patrimonio arqueológico e histórico de la
región” (Dalmasso et al. 1999:13) y se incluyeron lugares lejanos a los límites
de la RNV, mientras que se omitieron sitios y lugares relevantes dentro de
ella. Entendemos que esta situación puede deberse a la prioridad dada a los
intereses centrados en la investigación académica, lo cual se tradujo en una
menor consideración de los bienes patrimoniales que existen dentro de la
Reserva.

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130 • Historia ambiental Argentina-Brasil

detectaron 17 sitios/áreas arqueológicas puntuales. A par-


tir del análisis de la visibilidad del registro arqueológico,
se seleccionaron tres recortes temporales y cuatro planos
paisajísticos culturales, algunos de ellos se solapan a modo
de palimpsestos en la amplitud de la pampa de altura, una
quebrada, la construcción de un recinto o una cuadrícula.
Las etapas definidas fueron: la prehispánica-nativa (a partir
de 11.000 años AP hasta el siglo XVI); la colonial (siglos
XVI a XIX); la moderna (siglos XIX y XX). Estas se involu-
cran en diferentes planos y escalas espaciales, dando como
resultado cuatro paisajes culturales principales: 1- paisaje
nativo; 2- paisaje minero; 3- paisaje ganadero; 4- paisaje del
turismo. El paisaje nativo incluye todo registro, superficial
o estratificado, artefactual o inmueble, aislado o concentra-
do, que refiere usos del espacio por parte de las comuni-
dades originarias, e incluye el paisaje nativo prehispánico y
el nativo posthispánico, ya que incluye evidencias de gru-
pos nativos que bajo el régimen colonial circularon entre
la vertiente oriental y la occidental de la precordillera en el
marco de las exploraciones (1551), la fundación de la ciudad
de Mendoza (1561) y hasta el siglo XVIII. El paisaje minero,
incluye emplazamientos (espacios domésticos, reducción y
procesamiento), los piques y minas, y los caminos vincula-
dos con accesos y comunicaciones. El paisaje ganadero está
demarcado por los emplazamientos (espacios domésticos,
reducción y procesamiento), los corrales y las sendas. Por
último, el paisaje del turismo está constituido por los hote-
les y hospedajes, los servicios (fuente de agua, Puesto de
Vaquería y alojamientos) y los sectores de descarte (basu-
rales generados por la hostelería) (Chiavazza 2018). Sobre
esta matriz del Paisaje Cultural, se está trabajando con las
experiencias vitales, recuperado testimonios orales de las
personas que los habitaron, visitaron e incluso construye-
ron (Marengo y Chiavazza 2019).

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 131

6. Aproximación a la construcción del patrimonio


en la montaña del norte de Mendoza y el rol
de la arqueología

En la alta montaña mendocina, contrasta la gran cantidad


de estudios y sitios arqueológicos existentes y los pocos que
tienen declaratoria patrimonial. Sólo dos áreas arqueológi-
cas prehispánicas cuentan con declaratoria, el Camino del
Inca y sus tambos o Qhapaq Ñan, y el Cerro Tunduqueral
(Tabla 1), este último con graves problemas de conserva-
ción, lo que ha generado estudios y discusiones en años
recientes. En el caso del Qhapaq Ñan, la declaratoria de la
UNESCO es un claro ejemplo del importante rol que tienen
los arqueólogos dentro de las políticas de gestión patrimo-
nial17. Por otra parte, y en contraste con los escasos trabajos
arqueológicos centrados en problemáticas de tiempos his-
tóricos, la mayor parte de los sitios declarados patrimonio
son coloniales y republicanos, con una clara selección de los
relacionados con la gesta del cruce de la cordillera de Los
Andes por parte del General San Martín y el Ejército de Los
Andes (Tablas 1a, 1b y 2).
En la precordillera, el sitio Agua de La Cueva, amplia-
mente estudiado y con las dataciones más antiguas de ocu-
pación humana del norte mendocino, ha sido fuertemente
impactado por las ocupaciones estables, a pesar de los lla-
mados de atención en la prensa. Por su parte, el Hotel Ter-
mas de Villavicencio, fue puesto en funcionamiento a partir
de un enfoque centrado en la puesta en valor y el turismo.
Sin poner en duda el valor de los bienes declarados, este
panorama general permite visualizar que los procesos de
patrimonialización en la montaña mendocina, responden

17 Es un bien patrimonial compartido por varios países andinos, en el caso de


Mendoza ha sido gestionado por el arqueólogo J. R. Bárcena como especia-
lista y asesor científico dentro de la Unidad de Gestión Provincial, confor-
mada por diversas instituciones de gobierno provincial, municipal, organi-
zaciones, privados, entre otros. En este proceso no se dio participación a
otros arqueólogos/as locales.

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132 • Historia ambiental Argentina-Brasil

a discursos oficiales centrados en los sitios y lugares que


referencian el proceso de formación del Estado Nación,
especialmente los relacionados con la campaña libertadora
sanmartiniana. Este proceso ha soslayado gran cantidad de
sitios que abarcan miles de años de historia, poniendo en
evidencia el silenciamiento de gran parte de los agentes
de valoración, incluyendo a las poblaciones locales y los
arqueólogos, situación que ha generado una visión parcial
del desarrollo histórico y los paisajes culturales de esta gran
área montañosa. Esta situación se enmarca en el contexto
nacional, ya que estudios recientes indican que el Estado
argentino, tanto nacional como provincial, se ha atribuido
históricamente la exclusividad del derecho de dominio y
jurisdicción del patrimonio arqueológico, sin contar la opi-
nión de los descendientes de los pueblos que los produjeron
(Endere 2016).
La polarización del discurso patrimonial, enfocado en
la construcción de la identidad nacional, fue mencionada
hace varias décadas por la Comisión Nacional de Museos
y de Monumentos y Lugares Históricos (CNMMLH), que
ante la centralización consideró necesario ampliar el pro-
ceso de patrimonialización histórico cultural al período
prehispánico y a los bienes del siglo XX. En la Disposición
Nº5/9118, se actualizó y enriqueció el concepto de Patri-
monio Histórico y Artístico referido a las definiciones de
Monumento Histórico Nacional, Lugar Histórico Nacional
y Patrimonio Histórico Cultural y Natural, en el marco de
la Ley N°12.665. En esta nueva regulación se establecie-
ron criterios y pautas para la valoración y selección del
patrimonio cultural, partiendo de la idea que son conceptos
históricamente dinámicos que se transforman y perfeccio-
nan a través del tiempo. Esta Disposición amplió el campo
patrimonial basado en tres aspectos, el tiempo histórico, la
escala espacial y el campo social, y estableció:

18 Buenos Aires, 21 de octubre de 1991.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 133

Que el patrimonio histórico-cultural y natural así


conformado, transmitido como legado a las generaciones
futuras, posibilita la construcción de la identidad de la
Nación. Que por otra parte la etapa inicial relacionada con
la preservación y consolidación del patrimonio histórico-
monumental correspondiente a los períodos Hispánico, de
la Independencia y de la Organización Nacional se encuen-
tra, en lo que respecta a los hechos históricos más desta-
cados, razonablemente cumplida. Que es válido entonces,
para continuar con la misión que la ley nacional N°12.665
impone, considerar también los hechos de la prehispanidad
y del siglo XX y en consecuencia dejar asentados, en for-
ma clara y expresa, los criterios generales adoptados para
cumplir en esta etapa. (fragmento de la Disposición N°5/
91 de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos
y Lugares Históricos, Buenos Aires, 21 de octubre de 1991.
Tomado de Ruiz 2005: 20)
Con esta misión propuesta el año 1991 y los relevantes
aportes hechos por los especialistas, llama la atención que
el patrimonio prehispánico en alta montaña y precordillera
se encuentre actualmente en grave condición de vulnerabi-
lidad, ya que, los tres marcos de legislación, nacional, pro-
vincial y municipal, reconocen que los bienes arqueológicos
son patrimonio cultural, aunque no tengan declaratorias
específicas.19 Se propuso que una de las causas de este pro-
blema es, que las declaratorias provinciales y municipales
no contemplaron fondos destinados a la puesta en valor y
mantenimiento de los bienes, sumado a la demora en su
gestión (Lucchesi 2005).

19 Nacional: Ley N°25.743 de Protección del Patrimonio Arqueológico y


Paleontológico, Decreto Reglamentario 1022/04. Provincial: Ley N°6034,
Decreto N°1882/09. La Municipalidad de Las Heras tiene Declaratorias
Municipales de Bienes del Patrimonio Cultural que incluyen bienes cultura-
les materiales y no materiales de valor histórico, escénico y paisajístico:
Ordenanza Municipal N°05 y N°06/91; Ordenanza Municipal N°103/93;
adhesión a la Ley de Patrimonio Cultural de la Provincia de Mendoza
N°6034 y su modificatoria N°6133, Ordenanza Municipal N°4342/96 (datos
tomados de Ruiz 2001)

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134 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Por otra parte, y analizando los bienes de los siglos


XIX y XX, los únicos declarados en el área de montaña
son el Monumento Cristo Redentor y el Hotel Termas de
Villavicencio. Considerando la Disposición Nº5/91 de la
CNMMLH, es llamativa la ausencia del Ferrocarril Tras-
andino, el Cementerio del Andinista y las Ruinas o Minas
de Paramillos, ya que todos estos sitios y áreas son identi-
ficadas como patrimonio cultural. Los sitios web oficiales
y las demandas de las comunidades, manifiestan su impor-
tancia patrimonial, tal como se refleja en el trabajo de Ata-
liva (2011), ¡el blog del Proyecto Área Natural Protegida
Uspallata-Polvaredas20 y el blog de Federico Soria ‘Yo tam-
poco me callo…!’21. Este último, se centra en las problemá-
ticas socioambientales del valle de Uspallata y alta montaña,
y donde el patrimonio arqueológico e histórico son parte
importante de las noticias, notas de opinión, trabajos de
investigación y estudios técnicos.
Los casos emblemáticos de esta distancia entre los dis-
cursos oficiales y las voces locales, son las Minas de Para-
millos y el Ferrocarril Trasandino. En el caso de Parami-
llos, se propuso la creación de una reserva —Proyecto de
Ley22 que ha tenido tratamiento inconcluso en la legisla-
tura provincial— y actualmente se encuentra dentro de la
planificación municipal en el Plan de Ordenamiento de Las
Heras (2018: 54). Por su parte, el estado de conservación
y riesgo del Ferrocarril Trasandino (Figuras 10 y 11), ha
generado la creciente preocupación en la comunidad, las
ONG dedicadas al patrimonio ferroviario (Ferrotur Tras-
andino)23, los especialistas y la Dirección de Patrimonio

20 Proyecto Área Natural Protegida Uspallata-Polvaredas. (Sin fecha). Recupe-


rado de http://parqueuspallatapolvaredas.blogspot.com/
21 Blog de Federico Soria Yo tampoco me callo…! (Sin fecha). Recuperado de
http://federico-soria.blogspot.com/
22 Paramillos de Uspallata. (Sin fecha). Recuperado de
https://paramillosdeuspallata.wordpress.com/legislatura/propuesta-de-
ley/
23 Ferrotur Trasandino. (Sin fecha). Recuperado de
https://ferroturtrasandino.wordpress.com/about/

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 135

Cultural y Museos de la Provincia de Mendoza. Como des-


taca en notas de prensa (Diario UNO, 2014),24 desde el
año 2002 y de forma continua, se han desarrollado inves-
tigaciones sobre el estado patrimonial de los abundantes
restos de infraestructura ligados al ferrocarril (Micale et al.
2010; Arq. Graciela Moretti de la Dirección de Patrimonio),
ya que Mendoza a través del Decreto Nº3.511, adhirió al
Decreto Nacional N°1.063 de 1982, que define que son bie-
nes patrimoniales los inmuebles de propiedad del Estado
Nacional de más de 50 años25. A esto se suman las múlti-
ples publicaciones realizadas por historiadores (Díaz Araujo
1965; Cardone et al. 1996; Fleming 1976, entre otros), entre
los que destaca el trabajo integral desarrollado por Lacoste
(1999, 2000, 2003, 2013), sobre el valor histórico y patrimo-
nial de esta obra monumental exponente del progresismo
liberal capitalista de fines del siglo XIX y principios del XX.
Un aspecto que destaca actualmente en la infraestructura
ligada al Trasandino, es la refuncionalización y nuevos sig-
nificados que le otorgan diversos sectores de la sociedad
ligados a la vida y las actividades de montaña, como el caso
de la estación convertida en hostel y los murales contra la
mega minería que cubren los edificios en la villa de Puente
del Inca (Figura 11).

24 En estas notas destaca, la palabra del historiador Pablo Lacoste y de la arqui-


tecta Graciela Moretti especialista en patrimonio arquitectónico y paisajes
culturales. Diario UNO. (jueves 20 de marzo de 2014). Recuperada de
https://www.diariouno.com.ar/mendoza/mendoza-ahora-busca-frenar-
el-desguace-del-tren-trasandino-20032014_HkzLvxPGH7
25 En este momento se encuentra en proceso la transformación del paisaje
ferroviario en el sector de Las Cuevas, donde se aprovechará el túnel ferro-
viario para generar un ducto para camiones. Además, se está programando
el desmantelamiento de antiguos cobertizos y levantamiento de vías. Diario
Clarín. (jueves 18 de julio de 2019). Recuperada de https://www.clarin.com/
sociedad/paso-cristo-redentor-usaran-viejo-tunel-ferroviario-duplicar-
circulacion-autos-argentina-chile_0_5w5jCQh1F.html

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136 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Figura 10. Vía y cobertizos del Ferrocarril Trasandino, antes de llegar


a Las Cuevas, año 1925

Fuente: Archivo General de la Provincia de Mendoza

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 137

Figura 11. Vías e infraestructuras del Ferrocarril Trasandino, Puente


del Inca, año 2019

Fotografía de Cristina Prieto-Olavarría

7. Hacia una arqueología de las montañas

Partiendo de la base que el patrimonio es una construcción


y está ligado a la memoria, se entiende que el arqueológico
se forma a partir de entidades que representan la memoria
social, por lo cual es dinámico y se transforma en rela-
ción a los consensos entre los agentes sociales involucrados
(Amado Reino et al. 2002). En este sentido, la materialidad
es el estímulo de la memoria o al menos desafía el olvido

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138 • Historia ambiental Argentina-Brasil

como lugares donde se concentra la memoria. Si bien la


arqueología ocupada del patrimonio se explaya al respecto,
es en los estudios sobre las ruinas y la ruinificación, donde
se ensayan los estrechos nexos entre la materialidad y la
memoria (Lanuza 2008) y donde, además, se enfatizan las
disputas simbólicas y políticas que concentran sus restos
(Stoler 2008). En la gran área montañosa del noroeste de
Mendoza, los paisajes, ruinas y escombros (en el sentido
de Gordillo 2018), no presentan integridad y resolución
temporal unívoca, sino que se superponen y mezclan, como
resultado de los múltiples modos de habitar y concebir la
montaña, desarrollados desde hace 11.000 años. Por ejem-
plo, en este vasto territorio, los caminos, las minas y los
cerros, evidencian recurrencias ocupacionales bajo diferen-
tes paradigmas históricos. Desde esta perspectiva, los apor-
tes teóricos y metodológicos desarrollados por la Arqueo-
logía del Paisaje, permitirían romper con los fundamentos
diacrónicos e historicistas que priman en los procesos de
patrimonialización y posibilitarían integrar el espacio des-
de una perspectiva no dualista, conceptualizándolo como
una producción socio-cultural y asumiendo su rol social
a partir del establecimiento de vínculos dialógicos con las
comunidades y otros agentes de valorización. El aporte a
la definición de Paisajes Culturales en la Reserva Natural
Villavicencio, es una primera experiencia que explora nue-
vas perspectivas: integra una aproximación espacial y tem-
poral del registro arqueológico con la geomorfología del
área; posibilita evaluar el potencial y riesgo en cada con-
junto; aporta información integral al plan de manejo de la
Reserva (Chiavazza 2018).
Si bien, en este trabajo se plantea una orientación teó-
rica y metodológica que podría ayudar a evaluar y gestionar
el patrimonio arqueológico, el desarrollo de análisis críti-
cos surgidos desde hace algunas décadas en la arqueolo-
gía americana, no permite soslayar la discusión en torno a
los discursos que produce la disciplina arqueológica. Como
expone Ayala (2014), sobre el poder y la autoridad que tiene

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 139

la arqueología como discurso experto en la construcción


y legitimación de identidades tanto étnicas como naciona-
les, esta tiene “su rol activo en la estructuración del cam-
po burocrático” (Ayala Rocabado 2014: 70 sensu Bourdieu
1997). En el caso de la montaña del norte mendocino sería
necesario analizar en detalle los discursos y enfoques teó-
ricos y su relación con los procesos de patrimonialización.
Una primera aproximación la hizo Ataliva (2011) al indagar
en la disociación que existe entre el discurso científico y
los de las comunidades locales en la villa de Uspallata, pero
claramente, es necesario hacer una autocrítica —en la que
nosotros como arqueólogos nos incluimos— respecto a la
relación entre los expertos y los demás agentes de patri-
monialización, y sobre cuál ha sido el rol histórico en el
proceso de la construcción oficial del patrimonio.
Sin duda, la voz y los aportes de la arqueología en
el proceso de patrimonialización —que incluye grandes
esfuerzos en el estudio, publicación, difusión, puesta en
valor y educación comunitaria— tienen impacto en algunos
casos, como el proyecto plurinacional Qhapaq Ñan, pero
no han tenido eco en los organismos oficiales encargados
de la protección del patrimonio, si bien estos han expuesto
su preocupación e intenciones de mejorar la situación. En
definitiva, la tensión entre el discurso y la acción ha deja-
do gran cantidad de sitios y paisajes arqueológicos, como
las Minas de Paramillos, en una situación de gran indefen-
sión patrimonial. En este contexto, la arqueología no puede
optar por el silencio, lo cual se refleja en trabajos recien-
tes que sacan la voz e intentan dar solución a problemáti-
cas patrimoniales puntuales (cerro Tunduqueral y Reserva
Villavicencio). Serán necesarias acciones mancomunadas,
en las que los distintos equipos arqueológicos que trabajan
en el área implementen acciones conjuntas para interac-
tuar con la población y con los organismos oficiales, con
el objetivo de que los conocimientos y experiencias sean
puestos al servicio de la memoria colectiva y de la cons-
trucción del patrimonio de hoy y para el futuro. Siguiendo

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140 • Historia ambiental Argentina-Brasil

las recomendaciones de las diversas investigaciones sobre


arqueología y patrimonio, es urgente establecer acciones
guiadas por marcos legales que reconocen los derechos de
las comunidades indígenas y locales, y participar del desa-
rrollo de buenas prácticas de gestión patrimonial vincula-
das con ellas y los visitantes (Endere y Ayala 2012; Endere
et al. 2018; Castillo Mena 2016).
Este breve repaso por la problemática patrimonial en la
montaña mendocina, evidencia que la arqueología tiene un
rol fundamental en la construcción del patrimonio y su pro-
yección futura. Las experiencias más recientes indican que
el camino es trascender la perspectiva netamente acadé-
mica y trabajar conjuntamente con los diversos agentes de
valoración, oscilando entre acuerdos y tensiones, para sacar
del silencio oficial a los sitios y paisajes arqueológicos que
han quedado fuera del conocimiento, legislación, gestión e
incluso fuera de la memoria oficial y social. En definitiva,
ejercitar una política científica, en la confluyan los diversos
equipos de investigación, que permita pasar de una arqueo-
logía en la montaña a una arqueología de la montaña.

8. Agradecimientos

Nuestros agradecimientos a los editores, a Marina Miraglia


y Ana Marcela França, por la invitación a participar del
volumen; a Facundo Rojas, por extendernos la invitación
en Mendoza. Agradecemos también a Valeria Zorrilla, por
atender todas nuestras consultas. Este trabajo se realizó en
marco de las investigaciones de tres proyectos: “Problemas
ambientales y reconfiguraciones sociohistóricas. Conflic-
tos, controversias y agendas sobre la “cuestión ambiental”
en Mendoza” PICTO-0012- FONCyT-Universidad Nacio-
nal de Cuyo (Director, Facundo Rojas); “Agentes y usos
del patrimonio material e inmaterial de alta montaña. Pri-
mera parte: materialidades de los siglos XIX, XX y XXI”,

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 141

Proyectos bienales de la SIIP Tipo 1 (G069) (Directora,


Cristina Prieto-Olavarría); “Arqueología histórica en paisa-
jes de montaña de Mendoza I (AHPMO_I). La precordillera
como paisaje arqueológico”, Proyectos bienales de la SIIP
Tipo 1 (06/G792) (Director, Horacio Chiavazza).

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5

Uma armadilha na história ambiental:


o trabalho humano oculto na paisagem
ROGÉRIO RIBEIRO DE OLIVEIRA; MARCELA STÜKER KROPF;
ADI ESTELA LAZOS-RUÍZ1

Dentre as inúmeras aproximações ao conceito de paisagem,


uma se destaca pelo inusitado da afirmação: a paisagem
mente! De fato, as paisagens podem mentir (Claval, 1999),
se não formos além da sua realidade objetiva e entender
como esta pode ser escamoteada por diversos aspectos.
Polissêmica por essência, a paisagem pode ser também con-
siderada como uma estrutura espacial que resulta da inter-
ação entre os processos naturais e as atividades humanas.
São dinâmicas e mudam conforme os sistemas socioeco-
nômicos e biofísicos, evoluindo em várias escalas espaciais.
Como são intrinsecamente culturais, refletem a história
social e econômica de uma região, incluindo a atividade
econômica e a sua organização espacial, padrões de ocu-
pação, a demografia, a mobilidade e os fluxos migratórios.
Ao mesmo tempo são portadoras de uma forte historici-
dade, o que adiciona forte componente de interdisciplina-
ridade ao seu estudo.

1 Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro (PUC-Rio), Departamen-


to de Geografia; Universidade Federal da Integração Latino-Americana
(UNILA), Instituto Latino-Americano de Ciências da Vida e da Natureza;
Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales (CEPHCIS), Uni-
versidad Nacional Autónoma de México.

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152 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Nossa abordagem parte do princípio de que, na escala


de paisagem, o que temos hoje por natural pode se tra-
tar, na verdade, de um sistema manejado durante séculos
por populações passadas. No caso da Floresta Atlântica,
cuja ocupação humana data de milhares de anos, um longo
histórico de transformação de suas condições ambientais
traduz a forma com que suas populações (sejam samba-
quieiros, índios, brancos ou negros) interagiram ou inter-
agem com o ambiente ao longo do tempo. Assim, muito do
que entendemos hoje por natureza primitiva constitui, na
verdade, um mosaico ecológico de usos pretéritos para a
subsistência de populações que se sobrepõem com maior ou
menor frequência (Oliveira, 2015). O território da Floresta
Atlântica foi – e em parte ainda é – habitado por mui-
tos destes grupos, hoje denominados genericamente como
populações tradicionais, como as comunidades descenden-
tes de etnias indígenas, populações miscigenadas, remanes-
centes de quilombolas, roceiros ou grupos descendentes de
imigração mais recente (Diegues, 1996).
Considerar a paisagem como uma entidade fundamen-
talmente cultural pode levar a se desconsiderar ou subva-
lorizar o seu componente natural, relegando-o a um plano
inferior, o que não é verdadeiro. Toda a paisagem é formada
pela conjunção de processos e propriedades inerentes ao
bioma onde a mesma está inserida, como clima, o conteúdo
de nutrientes dos solos, biodiversidade, etc. Em seu conjun-
to, estes podem tanto direcionar quanto serem direcionados
pela atividade humana ao longo do tempo. Mas, em con-
traponto ao caso anterior, uma sobrevalorização do com-
ponente natural, esquecendo-se do humano mostra apenas
uma parte da realidade: paisagens puramente naturais são
de existência duvidosa. Perring e Ellis (2013) estimando o
tempo de uso dos ecossistemas, indicaram que os lugares
mais selvagens localizam-se em climas extremos como o
Deserto do Saara ou o norte da Rússia, porém diversos
grupos humanos conseguiram se adaptar a estes ambientes,
deixando inevitavelmente suas marcas na paisagem. Assim,

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 153

uma parte muito considerável do que chamamos paisa-


gem natural” constitui na verdade um produto da agência
e do trabalho humano e, ao ser considerada como natural,
importa muito se suprimimos dela a presença humana ou
se a reconhecemos (Bezerra, 2013). Há, portanto, a necessi-
dade de se incluir o legado da atividade humana como parte
do enfoque ecológico nas investigações sobre a paisagem, e,
portanto, não se limitar a interpretar a sua estrutura e fun-
cionamento a partir de um ponto de vista exclusivamente
natural (García-Montiel, 2002).
A presença humana – aqui falamos de maneira genérica
– é integrada à paisagem por dois de seus elementos que
constituem, por assim dizer, partes essenciais: o passado e
o trabalho humano. As paisagens são impregnadas de pas-
sado. São “heranças das sucessivas relações entre homem e
natureza” (Santos, 2008), podendo ser vistas tanto como um
produto da coevolução das sociedades humanas e do meio
natural, quanto a expressão territorial do metabolismo que
uma dada sociedade mantém com o sistema natural que a
sustenta (Tello et al., 2006). Essa interligação visceral entre a
dinâmica natural da paisagem e as intencionalidades huma-
nas traz à tona o fator tempo e a historicidade das sucessivas
mudanças no uso do solo.
A reconstrução da história da atividade humana sobre
os ecossistemas pode se realizar sob diferentes enfoques e
em diferentes escalas espaciais e temporais (Marks e Gar-
descu, 2001). No entanto, esses recortes devem levar em
consideração o fato de que as paisagens são percebidas
como territórios, isto é, espaços vividos e apropriados pelas
culturas que as utilizaram em diferentes épocas. A busca
pelas condições de existência física e os mecanismos cul-
turais constituem os motores da apropriação, identificação
e transformação da paisagem. Mesmo após o abandono da
atividade econômica ao longo do tempo, a sucessão ecoló-
gica age nesses espaços transformando-os ainda mais. Ao
longo do tempo, a sucessão destes usos deixa marcas, se
espacializa e se sobrepõe como paleoterritórios – conceito

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154 • Historia ambiental Argentina-Brasil

proposto como uma parte do processo sucessional e defini-


do como a espacialização das resultantes ecológicas deco-
rrentes do uso dos ecossistemas por populações passadas
(ou por atividades econômicas) na busca de suas condições
de existência (Oliveira, 2015). Como estes estão em cons-
tante transição social e ecológica, os paleoterritórios cons-
tituem um repositório de histórias profundas acerca da
relação do homem com o meio. Os paleoterritórios consti-
tuem um enfoque e um caminho analítico para o historia-
dor ambiental integrar as dinâmicas da transformação da
paisagem e da sociedade. Na medida em que esta última se
torna mais complexa, a paisagem resultante é mais híbrida
devido à intensificação da relação entre o mundo humano
e o mundo não-humano. Assim, em parte, o ofício de um
historiador ambiental interessado no estudo das paisagens
é recriar os paleoterritórios.
O ponto central do presente estudo é o fato de que as
paisagens estão impregnadas não apenas de passado, mas
também de trabalho humano. No entanto, em muitas vezes
este último está oculto ao olhar ou é de difícil percepção.
E isto se deve justamente à ação do passado (representado
por processos diversos como erosão, sucessão ecológica,
urbanização, etc.) e à percepção de quem estuda a paisagem.
O ambiente considerado no presente estudo é primordial-
mente o florestal, embora algumas de suas conclusões pos-
sam ser estendidas a outros ambientes e situações.

1. O passado e o trabalho

Trabalho é uma categoria que também remete à Física, assim


como o de energia. Esta última é a capacidade de realizar tra-
balho e o primeiro é uma medida da energia transferida pela
aplicação de uma força ao longo de um deslocamento. Tratam-
se, portanto, de conceitos interdependentes (Phillipson, 1977).
Evidentemente a aplicação do primeiro conceito a estudos

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 155

sobre a paisagem, como aqueles feitos pela História Ambien-


tal, não pode ser feita de maneira literal, pois não é sempre
o que está em questão o deslocamento de um corpo. Mas, de
uma maneira geral, os termos aplicação de força e deslocamen-
to podem ser detectados ou inferidos no estudo da paisagem.
Já energia não aparece de forma visível na paisagem, embora
a mesma só exista por conta de sua conversão e distribuição.
A aparente estabilidade de elementos da paisagem (como o cli-
ma, as formas do relevo, as construções, etc.) torna menos clara
esses dois conceitos da Física. Assim, em se tratando tanto de
energia quanto de trabalho humano, os bastidores da paisagem
contêm mais informação acerca de sua existência pretérita do
que aquilo que é diretamente perceptível. Esta dificuldade em
se evidenciar marcas do trabalho humano impresso na paisa-
gem se deve basicamente a dois fatores, que veremos a seguir:
1) a ação do tempo e dos processos naturais sobre os espaços do
trabalho humano e 2) a dificuldade cultural dos estudiosos da
paisagem em percebê-lo e evidenciá-lo.

2. Invisibilidade do trabalho na paisagem


por processos naturais

O primeiro fator (a ação do tempo e dos processos naturais) diz


respeito basicamente ao escamoteamento das marcas do trabal-
ho causado pela retomada da natureza sobre as obras huma-
nas. É referente aos processos que ocorrem com a passagem do
tempo, que incorpora inúmeras variáveis, tanto bióticas quan-
to abióticas. Entre as primeiras, temos nos sistemas florestais a
sucessão ecológica, que tende a cobrir marcas do passado. Este
processo é basicamente dependente de três fatores: a disponi-
bilidade de água, de nutrientes do solo e de propágulos (unida-
des reprodutivas dos vegetais). Adicionalmente há ainda o fator
orientação de encostas. No hemisfério Sul, encostas voltadas
para o quadrante Norte recebem uma quantidade de luz três
vezes superior à recebida no quadrante Sul (Baw Puh in Aragão,

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156 • Historia ambiental Argentina-Brasil

1961). Assim, as encostas voltadas para o quadrante Sul apre-


sentam maior disponibilidade de água no sistema e, consequen-
temente, uma maior rapidez na retomada da floresta após even-
tos históricos de desmatamento.
Como um exemplo que integra os fatores acima temos a
região de Paraty, localizada no litoral Sul do Estado do Rio de
Janeiro. As encostas da Serra do Mar (voltadas para o quadrante
Sul) apresentam grandes estoques de água, além da disponibili-
dade de propágulos dada a vizinhança com a Serra da Bocaina.
No seu piemonte existiram dezenas de engenhos de aguarden-
te (Figura 1). Nos séculos XVIII e XIX, a produção da cachaça
assumia posição econômica destacada na região, contando com
100 ou mais engenhos (Marques, 2011), Ruínas de alguns desses
engenhos podem ser encontradas atualmente em meio a tre-
chos de floresta densa e fechada (Figura 1).

Figura 1. Muro de pedras de antigo engenho de aguardente do século XIX


em Paraty (RJ)

Foto: Rogério Oliveira

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 157

Estes engenhos estão associados ao período do café


no Vale do Rio Paraíba do Sul, uma vez que a aguarden-
te aí produzida era também usada como moeda de troca
por escravizados trazidos da costa africana via tráfico ilegal
(Alencastro, 2018). Constituídas por rochas empilhadas que
formavam a fundação da construção, atualmente, é possí-
vel traçar um esboço da estrutura arquitetônica. Há formas
perfeitas que se mantêm até hoje, principalmente o chama-
do inferno, duas paredes paralelas de 4,5 m de altura (maio-
ria das encontradas) nas quais era apoiada a roda d´água, de
9 m de diâmetro (Figura 2).

Figura 2. Roda d`água de antigo engenho de cachaça localizada na Praia do


Engenho (Paraty, RJ)

Foto: Rogério Oliveira

Todos estes sítios arqueológicos encontram-se toma-


dos atualmente pela floresta atlântica, cujo processo de
sucessão se deu de forma intensa no local, podendo ser
encontrados árvores com até mais de 1,0 m de diâmetro.

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158 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Fernandes (2011) e Silva (2011) encontraram sobre as ruí-


nas de quatro desses engenhos em Paraty (RJ), localizados
no Saco do Mamanguá, Rio dos Meros, Praia do engenho e
Martin de Sá, um total de respectivamente de 48, 69, 36 e 88
espécies arbóreas. A composição florística do componente
arbóreo em quase nada se difere de formações secundá-
rias próximas, como Ilha Grande ou da própria Serra da
Bocaina (Svorc e Oliveira, 2012). No seu aspecto geral, a
Mata Atlântica que recobre essas ruínas contribuiu para
a sua virtual invisibilidade, seja em campo, seja por uso
de imagens de satélite. Pode-se pensar que cada um dos
engenhos acima, quando funcionavam, apresentava em sua
área de entorno uma paisagem profusamente alterada, sem
resquício de Mata Atlântica. Existiam casas (do proprietá-
rio e dos escravos), terreiros, canaviais, pastagens, estradas,
etc. Nada disso é mais visível – ou talvez o seja parcial-
mente com escavações arqueológicas. Paradoxalmente, se
junto com esse encobrimento da cultura material por um
lado perdeu-se uma parte da história, por outro, ganhou-se
biomassa florestal.
Aspectos geomorfológicos também contribuem para
o encobrimento de vestígios do trabalho na paisagem. A
Figura 3 mostra um perfil de solo de uma antiga carvoaria
localizada no município de Paulo de Frontin (RJ) situada em
uma zona de coluvio em um eixo de drenagem, os vestígios
da mesma encontram-se até a 1,2 m de profundidade, sendo
pouco conspícuos na superfície.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 159

Figura 3. Vestígios de uma antiga carvoaria localizada em Paulo de Frontin


(RJ)

Foto: Rogério Oliveira

Embora o foco do presente trabalho sejam os ecossis-


temas florestais, é relevante lembrar que esse encobrimento
do trabalho na paisagem também se dá, talvez com maior
intensidade, em áreas urbanas.
Um bom exemplo é o Cais do Valongo, localizado na
zona portuária do Rio de Janeiro (Figura 4). Construído em
1811, foi local de desembarque e comércio de escravizados
africanos até 1831, com a proibição do tráfico transatlânti-
co de escravos (Soares, 2018). Durante as duas décadas de
sua operação, entre 500 mil e um milhão de escravizados
desembarcaram neste cais. Depois de sua desativação, pelo
menos dois episódios de descaracterização ocorreram: o
primeiro foi uma reforma para o desembarque da princesa
Teresa Cristina, que viria a se casar com o imperador D.

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160 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Pedro II (Moura, 1995). O segundo episódio foram aterros


sucessivos, iniciados no começo do século XX, que o tor-
naram um cais moderno para atracação de navios de maior
calado. Em 2011, durante as escavações realizadas como
parte das obras de revitalização da zona portuária da cida-
de, foram descobertos os dois ancoradouros – Valongo e
Imperatriz -, um sobre o outro, e, junto a eles, uma grande
quantidade de amuletos e objetos de culto originários do
Congo, de Angola e Moçambique (Lima, 2013).

Figura 4. Aspecto do Cais do Valongo, na Zona Portuária do Rio de Janeiro

Foto: Adi Lazos

3. Invisibilidade do trabalho na paisagem


por dificuldades culturais

Uma segunda dificuldade em se evidenciar marcas do


trabalho humano na paisagem se referência à própria
dificuldade dos estudiosos da paisagem em percebê-lo e
evidenciá-lo. Esta dificuldade perpassa por muitos aspectos

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 161

da pesquisa histórica da paisagem e tem diversas causas.


Uma delas são os anacronismos históricos que possam apa-
recer na reconstrução de etapas da transformação da paisa-
gem. Isso diz respeito a se tentar entender a paisagem a par-
tir de pontos de vista contemporâneos, sem se dar conta de
diversos condicionantes do passado. Segundo Sauer (1941),
se deve adquirir “a complicada capacidade de se visualizar
a paisagem através dos olhos dos seus antigos habitantes e
não com os próprios”. Nós, historiadores ambientais, esta-
mos envolvidos em um contexto cultural e técnico que em
certa medida condiciona o olhar que temos sobre a paisa-
gem. Fatalmente o contato com a mesma é feito a partir
de encadeamentos lógicos que seguem a cultura de quem a
observa. Geralmente a reconstrução da história da ativida-
de humana sobre as paisagens é feita sob os mais distintos
enfoques, mas dificilmente se chega próximo do ponto de
vista de quem a modificou no passado. Essa dificuldade por
parte dos acadêmicos tem diversas explicações, ligadas a
pelo menos dois aspectos.
O aspecto relativo ao trabalho na paisagem diz respeito
à avaliação das condições de sua realização. Ao se observar
uma determinada paisagem é difícil se reconhecer marcas
do passado na mesma e, mais ainda, se depreender o esfo-
rço despendido pelo trabalho em toda a sua extensão. Os
motivos uma vez mais remetem ao distanciamento de quem
a estuda em relação ao trabalho produzido. Trata-se de um
efeito parecido com o ditado popular olhos que não veem,
coração que não sente. Muito frequentemente se conside-
ram objetos do passado (como casas, estradas, pontes, etc.)
apenas sob o ponto de vista formal: sua arquitetura, seus
equipamentos, seu estilo. Geralmente a forma é primeira-
mente considerada em detrimento do trabalho envolvido
na sua construção. A par dos aspectos formais, existe sub-
repticiamente um esforço despendido na sua construção
onde frequentemente se passa ao largo: quem colocou os
alicerces da construção? Com que motivações? Sob quais
condições?

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162 • Historia ambiental Argentina-Brasil

O sistema escravagista no Brasil Colônia e Império


representou um imenso vetor de transformação da paisa-
gem, principalmente no período da cana e do café. Estes
dois sistemas socioecológicos eram baseados no desperdí-
cio, seja de recursos florestais ou humanos. De um modo
geral, o próprio desperdício, percebido como sinal de far-
tura e prodigalidade, é um elemento fundamental para a
autoimagem da elite senhorial luso-brasileira (Engemann,
2006). Essa cultura do desperdício era particularmente pre-
sente na exploração do café no Vale do Rio Paraíba ao longo
de todo o século XIX. Com referência aos recursos natu-
rais, a visão dominante por parte do europeu a respeito
dos solos da Mata Atlântica era de que os mesmos eram
bastante férteis (Oliveira e Winiwarter, 2010). O proble-
ma da exaustão do solo era resolvido com abandono dos
cultivos antigos e abertura de novos por meio da derru-
bada da floresta. Integrando-se a esse quadro de desperdí-
cio de recursos naturais, os recursos humanos tinham na
escravidão o seu principal motor. Além da terra, o pilar
do funcionamento das fazendas e lavouras era a mão de
obra escravizada. A riqueza e prestígio dos proprietários
se mediam pela quantidade de terra e de escravos, con-
formando assim um perverso poderio baseado naquilo que
era mais explorado: a terra e as pessoas. O Vale do Paraíba
teve uma conexão estreita com o tráfico negreiro legal e
ilegal. Entre 1811 e 1830 desembarcaram cerca de 450.000
africanos escravizados, que forneceram a força de trabal-
ho inicial das fazendas cafeeiras. No entanto, entre 1835 e
1850 aportaram por volta de 315.000 africanos ilegalmente
escravizados destinados a suprir a falta de braços nas fazen-
das do vale (Alencastro, 2018).
Uma questão que fortaleceu a invisibilidade destes gru-
pos humanos e, por conseguinte o seu trabalho, foi o pro-
cesso de homogeneização de uma grande diversidade de
povos africanos com diferentes fenótipos, línguas, costu-
mes, religiões, etc., sob o termo negro. Mais grave ainda,
foi a identificação do negro com o escravo quase ao nível

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 163

de sinônimos. Isso criou uma profunda marca social, per-


sistente até hoje.
O passado escravagista do Brasil em muito contribuiu
para a ocultação do trabalho em função de sua própria
natureza. Muito em função deste modo de produção, as
populações escravizadas deixaram poucos vestígios pró-
prios. Agostini (2013) menciona que diante dos escassíssi-
mos bens dos escravos, as lixeiras das fazendas seriam pro-
vavelmente fontes preciosas de materiais para confecção de
artefatos e expressão da identidade. Existe também muito
pouco em termos de documentação escrita acerca da histó-
ria da sua influência na formação da paisagem.
Daí a grande importância da paisagem para se conhecer
a história, particularmente de segmentos sociais de alta
invisibilidade social. No entanto, desta decorre uma rela-
tiva pobreza arqueológica. Em termos de cultura material,
segundo Oliveira (2011), são muito exíguos os indicado-
res de ocupação africana no Brasil. No entanto esta autora
lembra que se trata de um segmento social muito pouco pri-
vilegiado no contexto do Brasil escravocrata e que, por isso
mesmo, não contava com abundante e sofisticada cultura
material. Daí decorre uma relativa pobreza arqueológica.
No caso de muitos grupos marginalizados, a sua história
pode ser em parte resgatada pela investigação de elementos
da estrutura e composição da vegetação presente (Lazos-
Ruiz et al., 2017).
Portanto, a contribuição da cultura africana com
relação à paisagem e à cultura material ligada a vestígios de
crenças, práticas sociais, etc. é bastante reduzida. O mes-
mo, no entanto, não se pode dizer em relação ao trabalho
produzido por escravizados. As marcas do trabalho escravo
encontram-se virtualmente por toda a paisagem do Sudeste
brasileiro. A mecanização do trabalho era muito incipiente
e os trabalhadores escravizados realizavam grande parte das
tarefas contando apenas com ferramentas manuais como
machados, foices e enxadas. Atividades como o desmata-

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164 • Historia ambiental Argentina-Brasil

mento, escavações, plantios, capinas e colheitas eram reali-


zadas apenas com o uso da força humana (Taunay, 1839).
A onipresença e o volume do trabalho escravo assu-
mem contornos bastante significativos, ainda que pesem
sobre esses vestígios a ação dos aspectos bióticos e abióticos
discutidos anteriormente.
Uma marca interessante do trabalho na paisagem diz
respeito à organização da sociedade (defesa e delimitação
das propriedades), assim como o cercamento para proteção
dos cultivos. De fato, as cercas constituem um elemento
ubíquo na paisagem. Os moirões de madeira e o arame
farpado juntam essas duas finalidades: a limitação da pro-
priedade e a proteção dos cultivos em relação ao gado. No
entanto, há que se considerar que se tratam de elementos
relativamente contemporâneos, particularmente o arame
farpado. Seja na cafeicultura do século XIX ou nos plan-
tios de cana do século XVIII, a convivência do gado (bois,
cavalos e muares) com os cultivos propriamente ditos (cana,
café, milho, etc.) seria impossível sem o estabelecimento de
cercas, que promovessem a contenção do gado em relação
às áreas de plantio. Diante da inexistência do arame far-
pado no século XIX, várias soluções foram empreendidas.
No Sudeste brasileiro são encontrados vestígios de valões
artificiais que serviram para a contenção do gado (Figura
5). São cavados à enxada tendo como seção as dimensões
de 2,0 x 2,0 m. Em inúmeros pontos do Vale do Paraíba
estes podem ser reconhecidos na paisagem, embora estejam
descaracterizados de suas dimensões originais por conta da
erosão de suas bordas. Mas evidenciam o espraiamento do
trabalho escravo na paisagem.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 165

Figura 5. Vestígios de antiga vala para contenção de gado em pastagens no


município de Bananal (SP)

Foto: Rogério Oliveira

4. Dimensões do trabalho escravo na paisagem, alguns


exemplos

Existe uma evidente glamourização em torno do período


do café na região Sudeste, particularmente na bacia do Rio
Paraíba do Sul. Uma rede de fazendas do século XIX foram
reformadas para recepção de turistas, onde se pode ter con-
tato com pelo menos parte da história que se passou. Além
da reconstrução dos prédios existe por vezes a preocupação
em se mostrar a vida de fausto e riqueza por parte dos cha-
mados barões do café. Segundo o site de Olliveira (2016),
são organizadas visitas em algumas fazendas onde donos se
trajam de sinhôs e sinhás enquanto que empregados negros
se vestem de mucamas e escravos. As refeições aos turistas

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166 • Historia ambiental Argentina-Brasil

são servidas por estes últimos. Trata-se de uma forma de se


naturalizar e banalizar a escravidão ao oferecer uma expe-
riência de imersão ao passado. O mesmo site informa que,
diante das pressões recebidas a ideia foi abandonada.
O fato acima espelha as parcialidades que existem na
reconstrução do passado escravagista e, ainda, lacunas con-
sideráveis que existem na transmissão da cultura histórica.
O relato acima deixa claro que numerosas dimensões da
época são deixadas de lado. Entre estas está o papel do tra-
balho escravo que, por diversos motivos, é tornado oculto.
A seguir veremos alguns exemplos de como presença
africana na paisagem brasileira é pouco evidente por conta
dos fatores acima apontados.

4.1. Caminhos do século XIX


Os caminhos utilizados outrora para circulação de mer-
cadorias também expõem lacunas na história da paisagem.
Todo o escoamento do café, lenha, carvão e produtos agrí-
colas, anteriormente à implantação das estradas de ferro
era feito por antigos caminhos que cruzavam numerosos
pontos da Serra do Mar. Segundo Fraga et al. (2018), esses
caminhos estavam longe de se constituírem linhas que liga-
vam duas localidades. Uma intrincada série de caminhos
paralelos, ramais, atalhos, variantes e diferentes trajetos
de subidas encheram as serranias do Sudeste brasileiro de
incontáveis rotas. São frequentes seus vestígios, particu-
larmente em áreas florestadas. É, ainda, muito comum na
paisagem do planalto do Vale do Rio Paraíba a existência
de trechos de estradas nas pastagens, hoje sem qualquer
utilidade (Figura 6).

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 167

Figura 6. Vestígio de antigo caminho de carros de bois em uma encosta


de uma colina em São José do Barreiro (SP)

Foto: Rogério Oliveira

Esses caminhos foram também os vetores de uma ocu-


pação lateral, ligada ao uso da estrada e responsáveis por
modificações na estrutura das florestas remanescentes que
persistem até hoje. Mais que uma simples ligação entre o
interior e o litoral, esses caminhos serviram também como
polo irradiador de exploração e uso da terra, sendo comuns
roças de milho, feijão e outros gêneros alimentícios fun-
damentais para prover alimentos aos viajantes que por ali
passavam. A par de sua importância para escoamento da
produção cafeeira para os portos, de onde seguiam para
os mercados consumidores no exterior, cumpre se destacar
o processo construtivo, ou seja, o trabalho humano nela
envolvido.
Em primeiro lugar deve-se lembrar que eram cavados à
enxada, o que demanda tempo e esforço. Temos um volume

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168 • Historia ambiental Argentina-Brasil

considerável de solo escavado quando de suas aberturas. A


Figura 7 mostra o aspecto de um antigo caminho (provavel-
mente do século XIX) em floresta urbana do Rio de Janeiro.
De um modo geral, esses antigos caminhos apresentavam
um leito com cerca de 2,5 m de largura. Em uma situação
de declive da ordem de 30º, pode-se estimar que a cada
100 m de estrada foram movimentados algo em torno de
310 m³ de solo. Para efeitos de visualização, este volume é
equivalente à carga de 34 caminhões modernos de carga.

Figura 7. Trecho de um caminho no Maciço da Pedra Branca (RJ)

Foto: Rogério Oliveira

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 169

No entanto, ainda com relação aos sistemas de circu-


lação, há ainda outros aspectos relativos à invisibilização
do trabalho passado na paisagem: o calçamento. Trata-se
de algo relativamente comum de se encontrar nos ecos-
sistemas florestais: trechos calçados, alguns com distância
considerável. Fraga et al. (2018) citam a existência de um
caminho antigo calçado com cerca de 40 km que ligavam
a cidade de Resende, às margens do Rio Paraíba do Sul até
o litoral, no município de Mambucaba, ambos no Estado
do Rio de Janeiro.
Calçamentos de estradas de maior extensão são mere-
cedoras de atenção diferenciada, pois demandam um enor-
me esforço e significativo contingente de mão de obra para
a sua construção. Esse trabalho se relaciona à coleta das
rochas, que podem ou não estar próximas do local da cons-
trução da estrada (Figura 8). Um segundo trabalho também
bastante substantivo é o aparelhamento das rochas (elimi-
nação de protuberâncias e tentativa de torná-la próximo
ao formato de um paralelepípedo). Finalmente o terceiro
trabalho diz respeito à abertura da estrada propriamente
dita (escavação do talude e aplainamento do leito e colo-
cação do pavimento).

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170 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Figura 8. Trecho calçado do Caminho do Proença, que liga a vila


de Inhomirim ao município de Petrópolis

Foto: Rogério Oliveira

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 171

Para quantificação das rochas empregadas no calça-


mento da estrada foi feita uma estimativa no Caminho do
Proença. Segundo Fernandez (2018), esse caminho apre-
senta uma extensão de aproximadamente 6 km, iniciando
na vila de Inhomirim, no município de Magé e terminan-
do próximo à comunidade Alto da Serra, em Petrópolis,
ambos no Estado do Rio de Janeiro. O caminho começa a
cerca de 100 metros de altitude (Figura 9), estendendo-se
até aproximadamente 800 metros acima do nível do mar.
Presentemente o mesmo encontra-se inteiramente tomado
pela Mata Atlântica. A avaliação da massa e da quantidade
de rochas empregadas na construção incluiu amostragens
a intervalos irregulares com medida dos três eixos de cada
rocha2. A estimativa feita chegou à cifra de 470 toneladas
de rocha por quilômetro de estrada. Para os seis quilôme-
tros do Caminho do Proença tem-se, portanto, uma movi-
mentação total da ordem de 2.820 toneladas de rochas3. A
distância do local original de ocorrência de cada rocha é
extremamente variável. A grande maioria se concentrava
nos fundos de vale e a estrada por vezes em muito distante
da áreas-fonte das rochas empregadas no seu calçamento.

2 A estimativa da quantidade de rochas utilizadas na referida estrada foi feita


no contexto da disciplina História Ambiental (2018) ministrada por R. R.
Oliveira e M.S. Kropf com os alunos Mateus Viriato, João Pedro Araújo e
Luiz Claudio Medeiros.
3 Para efeitos de comparação: segundo dados do fabricante, um automóvel
Fiat Palio Fire 1.0 (modelo 2018) pesa 940 kg. O montante da massa de
rochas movimentada na construção dos seus seis quilômetros é o equivalen-
te a 3.000 veículos.

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172 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Figura 9. Estimativa da massa de rochas utilizadas no antigo Caminho do


Proença

Foto: Rogério Oliveira

4.2. Trabalho e produção de energia no século XIX


Coberto por densa Mata Atlântica em estágio secundário
avançado a floresta o Maciço da Pedra Branca, localizado na
zona Oeste do Rio de Janeiro forneceu lenha aos engenhos
de cana da região desde o século XVII (Engemann et al.,
2006). A partir de meados do século XIX até o início do
XX ocorreu uma intensa produção de carvão vegetal nas
encostas do Maciço. Muito possivelmente o seu auge oco-
rreu entre 1880 e 1920 (Corrêa, 1933).
Pelo ponto de vista da paisagem, os remanescentes
de carvoarias históricas hoje são reconhecidos em meio à
floresta apenas pelos platôs escavados pelos carvoeiros nas
encostas contendo fragmentos de carvão no solo. O platô
era construído ao longo da vertente, conforme o esquema

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 173

abaixo. Com a lenha disponível nas redondezas era cons-


truído um cone com cerca de 3 metros de altura. A lenha
era coberta com barro, de forma a permitir a combustão
abafada. Assim, a lenha se convertia em carvão.

Figura 10. Esquema de uma carvoaria aberta em encosta florestada

Fonte: Oliveira e Fraga, 2011

Dada a crescente necessidade dessa fonte energética, o


Maciço da Pedra Branca se transformou em um verdadei-
ro polo produtor de carvão. Somente nesse maciço foram
encontradas, até o momento, 1.155 antigas carvoarias, de
acordo com inventário ainda em curso, de Oliveira e Fraga
(2016). Paralelamente esta pesquisa foi ampliada para diver-
sas formações florestais do Sudeste e hoje já se dispõe de
informações sobre a ocorrência de fabricação pretérita de
carvão em 26 remanescentes florestais, a maioria situada
em encostas. A Figura 11 mostra a localização dessas car-
voarias em parte da região Sudeste do país.

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174 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Figura 11. Localização de fragmentos florestais com vestígios carvoarias


antigas em parte do SE brasileiro

Fonte: elaborado por Herbert Pardini a partir de dados de R.R. Oliveira

Esta intensa utilização das florestas das encostas mon-


tanhosas das Serra do Mar e Mantiqueira evidencia dois
pontos importantes relativos ao ocultamento do trabalho
humano na paisagem.
O primeiro diz respeito ao volume de carvão produ-
zido. Levando-se em conta somente as 1.145 carvoarias
encontradas no Maciço da Pedra Branca, Oliveira e Fraga
(2016), a partir de premissas estabelecidas por Sales et al
(2014) estimaram que as mesmas produziram um total de
11.300 toneladas de carvão, o que equivale a um volume da
ordem de 61.700 m³.4
Em segundo, a consideração de que, sob esses números
se interpõe um volume de trabalho muito significativa e
virtualmente desconsiderada pela historiografia. Primeira-
mente temos o trabalho relativo à derrubada das árvores,
abertura dos troncos e corte para lenha, montagem do balão
e manejo das carvoarias. Em seguida vem o transporte do

4 Para se ter uma ideia do volume, isso corresponde à carga de 6.170 camin-
hões modernos, de 10 m³ cada.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 175

carvão até a cidade. As florestas do Maciço da Pedra Bran-


ca eram exploradas em quase toda a sua extensão. Cerca
de 40% das carvoarias estavam localizadas acima de 300
metros, sendo encontradas até 1.000 m de altitude (Oli-
veira e Fraga, 2016). Trilhas e caminhos pelas florestas
eram intensamente utilizados por carvoeiros transportando
a carga em balaios de bambu. Por outro lado, a própria
escavação do platô das carvoarias demandava um trabalho
bastante substancial. Supondo-se5 uma declividade média
de 27º da encosta e o talude do platô com 70º de declivi-
dade, seria necessário escavar um volume de solo da ordem
de 130 m³ para se conseguir as dimensões médias de uma
carvoaria (de 9,5 m de largura por 5,9 m de profundidade),
o que perfaz 45,0 m².
O segundo ponto relativo à invisibilização do trabalho
destes carvoeiros na paisagem diz respeito à sua própria
condição social. Na última década do século XIX, a abolição
da escravatura representou uma reorganização da socieda-
de em função da entrada no mercado de um imenso con-
tingente de pessoas analfabetas, despreparadas e desprovi-
das de recursos. Primeiramente, é necessário destacar que
se trata de um contingente populacional de grande invisi-
bilidade social. Numa sociedade que ainda mantinha uma
forte ideologia escravista, mesmo após a abolição, o trabal-
ho manual era uma tarefa considerada degradante, da qual,
porém, os mais pobres não podiam prescindir. Nesse con-
texto, tornar-se carvoeiro era algo relativamente simples:
bastava um machado e um isqueiro. À exceção de Magal-
hães Corrêa (1933), autor do início do século XX, que faz
questão de dar nome e descrição dos carvoeiros que apre-
senta em seu livro, eles são virtualmente esquecidos pela
historiografia oficial. Todas essas representações sociais

5 As médias empregadas nesses cálculos foram obtidas a partir da mensuração


da largura, profundidade e declividade da encosta ao redor de 28 carvoarias
aleatoriamente escolhidas. Detalhes podem ser obtidos em Oliveira et al.
(2011).

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176 • Historia ambiental Argentina-Brasil

reforçavam o sistema socioeconômico vigente, alimentando


a invisibilidade social de um dos grupos que constituía a sua
base. Além disso, haviam outros reforços a esta tendência.
Além da invisibilidade social imposta aos carvoeiros, existia
uma disposição deles de se manterem relativamente ocul-
tos, por conta de imposições diversas, como proibições de
derrubadas ou invasões de áreas privadas. Por outro lado, as
fontes escritas geralmente explicitam o discurso hegemôni-
co e do vencedor. O trabalho de pobres, negros e mulheres
é quase invisível nestes documentos. A paisagem torna-se,
portanto, um significativo repositório de histórias relativas
ao trabalho de escravizados.

5. Caminhos para evitar as armadilhas na história


ambiental

Como as paisagens são constituídas tanto pelas dinâmicas


naturais quanto pelas intencionalidades humanas, a pesqui-
sa em História Ambiental passa por recriar paisagens do
passado a partir de diversas racionalidades, dos aspectos
materiais e simbólicos manifestados nos paleoterritórios às
narrativas dos diferentes atores sociais. Esta não é tarefa
fácil, tendo em vista as armadilhas explicitadas anterior-
mente. Como tentativa de superação destas dificuldades
indicamos alguns caminhos, que passam por dois aspectos:
implementar uma abordagem dialógica e dialética e (tentar)
se aproximar do lugar do trabalho.
A abordagem dialógica e dialética trata da qualidade
da interpretação das fontes, no caso da História Ambiental,
escritas, orais e os elementos da paisagem. Supõe movimen-
tos de análises e sínteses retroalimentados entre a lingua-
gem do pesquisador e a específica de cada fonte. Barros
(2017) destaca: “o historiador está suspenso entre duas tem-
poralidades, e o texto que ele produz é um texto desdobrado
sobre si mesmo: um gênero textual que precisa trazer, aos

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 177

olhos do leitor, o discurso do “outro histórico”. Ou seja, o


texto do historiador oscila entre a linguagem do historia-
dor e a linguagem das fontes, e precisa incluir o discurso
do outro. Envolve também o diálogo de saberes, nas pala-
vras de Leff (2004), “no encontro de identidades confor-
madas por racionalidades e imaginários que configuram os
referentes, os desejos e as vontades que mobilizam atores
sociais; que transbordam a relação entre o conceito e os
processos materiais para um diálogo entre o real e o sim-
bólico”. E, ainda: “a história ambiental não somente olha a
sucessão dos modos de produção, estruturas sociais e racio-
nalidades culturais que sucedem no tempo, e sim a dialética
destas estruturas com suas produções, que se incorporam
nos sujeitos e na história” (Leff, 2005). Essa abordagem deve
estar presente no segundo item mencionado.
O lugar do trabalho é termo proposto por nós, traçan-
do uma analogia à expressão lugar de fala, usada no sentido
de se superar o problema de se falar pelos outros (conforme
explanado em Alcoff, 1992). O lugar do trabalho ganha rele-
vância ao entendermos que grande parte das pesquisas em
História Ambiental passa pela reconstrução de narrativas
que emergem da natureza vencida, e traz à luz histórias
ocultas de sujeitos silenciados. Conforme Leff (2005):
A história ambiental é, pois, a história de histórias não
ditas; e não somente porque a natureza não fala e porque os
pobres, os colonizados, os dominados e os vencidos foram
silenciados, e sim porque a subjugação da natureza foi um
processo silencioso, invisível e impensado pelos paradigmas
civilizatórios que justificavam a exploração da natureza em
nome do progresso e do poder. (Leff, 2005, p.18)
Ou seja, importa na pesquisa em História Ambiental
o reconhecimento do trabalho humano na paisagem, pri-
meiro porque o trabalho é uma categoria mediadora da
relação do ser humano e a natureza, de atores sociais reais
e específicos; segundo porque esta é um meio do historia-
dor ambiental expor a voz e dar visibilidade a esses gru-
pos, em sua maior parte, marginalizados ou esquecidos pela

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178 • Historia ambiental Argentina-Brasil

historiografia vigente. Isto perpassa, necessariamente, pela


tentativa do pesquisador de se colocar no lugar do trabalho
das populações passadas, a fim de se mobilizar para uma
compreensão mais profunda do esforço e sentidos desses
atores no esforço de materializar suas condições de existên-
cia. Indicamos algumas ideias que podem auxiliar a identi-
ficar o lugar do trabalho: a pesquisa experimental, a história
oral e as narrativas criativas.
Sobre o primeiro item, destaca-se o trabalho de campo
e a arqueologia experimental. Drummond (1991) e Gallini
(2005), dentre outros autores, indicam premissas básicas da
história ambiental, como o trabalho de campo. Os exem-
plos indicados ao longo deste trabalho evidenciam como
a vivência de campo pode fornecer informações valiosas
sobre o trabalho empreendido por populações passadas a
partir da avaliação da paisagem atual. A arqueologia expe-
rimental também é um bom exemplo para se dimensio-
nar/vivenciar o lugar do trabalho pelo historiador ambien-
tal, pois busca interpretar as evidências arqueológicas pelo
resgate do contexto sociocultural da época, realizado pela
reprodução das mesmas técnicas produtivas utilizadas pelas
sociedades estudadas. É um método que ajuda a compreen-
der algumas das necessidades das pessoas que usaram os
elementos reproduzidos (Alejos, 2014).
O esforço físico do trabalho de campo ajuda a sair da
dimensão intelectual para uma mais tangível e mais pare-
cida com o trabalho humano já referido. Ainda sem esca-
var uma carvoaria ou derrubar uma árvore, a vivência do
pesquisador de história ambiental no campo influi inexora-
velmente nas suas visões da pesquisa, ganhando uma maior
empatia com os sujeitos estudados.
A história oral de populações remanescentes e tradicio-
nais que vivem nas áreas circunscritas na pesquisa do histo-
riador ambiental é uma importante alternativa às narrativas
dominantes encontradas em arquivos e documentos cien-
tíficos. Especialmente se acessadas as pessoas idosas, pois
ainda guardam a memória de seus antepassados devido à

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 179

tradição oral comum entre gerações. O conhecimento con-


tido nas histórias orais pode construir pontes intergeracio-
nais, direcionando onde a busca por outras fontes de infor-
mação deve prosseguir (Wu et al., 2012). Segundo Williams e
Riley (2018), os testemunhos são promissores para eliminar
conceitos dualistas de trabalho e meio ambiente, pois aces-
sam diretamente a dimensão das práticas das populações
estudadas com o meio, ou seja, abrem uma janela importan-
te para acessar o ambiente vivido.
Os caminhos aqui indicados são meras sugestões para
um mergulho do pesquisador na história ambiental que se
apresenta, e não excluem a experiência e sensibilidade de
cada um para criar novos meios de contornar as armadilhas
que acompanham o ofício.

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Inventario de glaciares en Argentina:


polémicas públicas y disputas
de sentido
FACUNDO ROJAS; LUCRECIA WAGNER1

1. Introducción

Argentina es el único país que posee una ley nacional de


protección de glaciares. Si bien existen inventarios de gla-
ciares en otros lugares del mundo, ninguno tiene un carác-
ter legal –a escala nacional– que establezca incompatibili-
dades entre usos del suelo: glaciares y ambiente periglacial/
actividades prohibidas.
El primer proyecto de ley en este sentido fue sancio-
nado en 2008, y posteriormente vetado por el Poder Eje-
cutivo. Dos años después, un intenso y complejo proceso
social impulsó un nuevo proyecto de ley, que fue finalmente
sancionado, dando lugar a la Ley 26.639, Régimen de Pre-
supuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y
del Ambiente Periglacial2.

1 Grupo de Historia Ambiental del IANIGLA-CONICET, Departamento e


Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional
de Cuyo; Grupo de Historia Ambiental del IANIGLA-CONICET, Departa-
mento e Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad
Nacional de Cuyo.
2 Ley 26.639, denominada “Régimen de Presupuestos Mínimos para la Pre-
servación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial” sancionada el 30 de
septiembre de 2010 y promulgada de hecho el 28 de octubre del mismo año.
Disponible en: https://bit.ly/2p8mHrj

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186 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Posteriormente a la sanción de esta ley, aún vigente,


pero en continua amenaza de reformulación, se produjeron
intensas controversias sociotécnicas (López Cerezo y Luján,
1997, en Merlinsky, 2013) entre diversos actores involu-
crados en el proceso. Estos desacuerdos derivaron en que
una asamblea organizada en rechazo a proyectos mineros
en San Juan llevara adelante una demanda judicial (penal)
contra funcionarios del área ambiental del gobierno nacio-
nal, en la cual también fue implicado un referente del sector
científico que había aportado, como director de un instituto
de CONICET3, al diseño e implementación de ciertas partes
de la Ley, siendo a su vez, el primer director del equipo que
llevó adelante uno de los mecanismos que esta ley incluye:
el Inventario Nacional de Glaciares (ING).
Este artículo intenta describir el proceso que llevó a
estas controversias y, dentro de éste, examinar la trayectoria
de dos de los actores centrales para el logro de la segunda
sanción de la ley de glaciares: sector científico (especial-
mente, el equipo que llevó adelante el ING) y asambleas
socioambientales (específicamente, la Asamblea Jáchal No
se Toca). A partir de describir estas trayectorias, y de evi-
denciar las controversias que llevaron a que uno de los acto-
res iniciara una demanda judicial hacia el otro, reflexiona-
mos sobre las potenciales consecuencias de este desacuerdo
en relación a la situación actual de la ley de glaciares y
el avance del inventario nacional de glaciares. Partimos de
la hipótesis de que, en un contexto desfavorable para las
causas ambientales y de retroceso de derechos fundamenta-
les, donde el anterior gobierno nacional llegó a manifestar
públicamente su intención de flexibilizar la ley en función
de los intereses del sector minero,4 se corre el riesgo de

3 Instituto Nacional de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANI-


GLA) - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONI-
CET), Argentina.
4 Estas intenciones del gobierno nacional trascendieron a la opinión pública a
través de diferentes notas de medios de prensa escrita a nivel nacional. Ver,
por ejemplo: LA NACION, “El Gobierno busca modificar la ley de glaciares

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 187

que el avance de actividades extractivas encuentre divididos


y desgastados a los actores que, de diversas formas y en
diferentes instancias, colaboraron para que esta ley fuera
finalmente sancionada.
Ambos autores somos integrantes del IANIGLA, e
investigamos procesos ambientales desde la perspectiva de
la Historia Ambiental y la Ecología Política. Desde el inicio
del inventario nacional de glaciares, observamos el proceso
desarrollado por el equipo que lo realizó, así como tam-
bién observamos –e investigamos– la creciente moviliza-
ción social en rechazo de proyectos mineros a gran escala.
Diversos trabajos han abordado el proceso que llevó
a la sanción de la ley de glaciares, analizando diferentes
aspectos del tema (Taillant, 2013; Isla Raffaele, 2015; 2016;
Khadim, 2016; Christel y Torunczyk, 2017; Healey y Mar-
tín, 2017; Albrecht et al., 2018; Wagner, Elías y Bueno, 2018;
Christel, 2018; Bottaro y Sola Álvarez, 2018; Haslam, 2018;
Martín y Healey, 2020; Langbehn, Schmidt y Pereira, 2020;
Straccia e Isla Raffaele 2020). Sin embargo, las controver-
sias que llevaron a la judicialización de un científico, por
parte de una asamblea ambiental, y sus posibles consecuen-
cias, aún no han sido profundamente abordadas desde la
perspectiva de las ciencias sociales críticas. Con el afán de
contribuir a una reflexión común, y desde una perspecti-
va situada, es decir, como cientistas sociales con lugar de
trabajo en el IANIGLA, abordamos esta compleja trama de
actores cuyo desencuentro nos ha interpelado, y nos ha lle-
vado a escribir y compartir estas reflexiones.
Consideramos que el caso aquí analizado constituye
una controversia sociotécnica entre actores que fueron cla-
ve para diseñar e impulsar la sanción de la ley de glaciares.
Controversia sociotécnica refiere a una situación en la que
aparece algún motivo de discordia o disenso entre actores
ligados a la tecnociencia y actores sociales, o bien entre

para favorecer la minería”, 15/11/2017, disponible en: https://bit.ly/33Lm-


MAR

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188 • Historia ambiental Argentina-Brasil

los distintos actores promotores de un cambio técnico, es


decir, discrepancias entre expertos (López Cerezo y Lujan,
1997). Este concepto permite entender aquellos procesos
sociales en los que actores no expertos cuestionan, y en
algunos casos se movilizan, en contra de la decisión de acto-
res expertos (Merlinsky, 2013).
Otras investigaciones ya han destacado la importancia
de la información científica en los debates sobre glaciares,
desarrollo y cambio climático (Kargel et al., 2012). Un tra-
bajo previo que nos ha resultado muy inspirador es el lle-
vado adelante por Mark Carey (2010, 2014), quien analizó
el desarrollo de actividades científicas en Perú, en torno
a los glaciares, afirmando que la tarea de los académicos
excede la sola medición o estudios de geoformas (y su pos-
terior publicación). Carey destaca que la negociación social
fue necesaria, aclarando que siempre es política y sucede
siempre por acción u omisión, para que los hallazgos cien-
tíficos sean aceptados y valorados por los gobiernos y las
comunidades locales. El caso aquí analizado muestra un
proceso donde diversos actores convergieron para sancio-
nar una ley que protegiera los glaciares en Argentina y,
posteriormente, terminaron acusando unos a otros de las
omisiones, retrasos y/o formas de aplicación de la ley san-
cionada. Mientras tanto, otros actores, a nuestro entender
los responsables de los impactos ambientales que iniciaron
la demanda judicial que detallaremos, quedaron fuera –o
invisibilizados– en la disputa.
Para este trabajo, nos basamos en información pro-
veniente de diversas fuentes: normativas, informes técni-
cos, páginas web de organismos oficiales y organizaciones
socioambientales. También realizamos entrevistas en pro-
fundidad a diferentes actores del conflicto y realizamos
observación participante de diferentes instancias de debate
sobre el tema.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 189

2. Primeros pasos para la sanción de una ley


de protección de glaciares en Argentina

En el año 2007, la diputada Marta Maffei (ARI, Afirmación


para una República Igualitaria) elaboró un proyecto de ley
de protección de glaciares inspirado en proyectos similares
que se estaba debatiendo en Chile5. Con el afán de ela-
borar un proyecto de protección de glaciares para Argen-
tina, Maffei buscó asesoramiento en el IANIGLA. Espe-
cialmente, en la persona de Ricardo Villalba, quien como
director del instituto y con antecedentes en estudios de
glaciares participó en el diseño del proyecto, convocando
también a todos los glaciólogos y geocriólogos del IANI-
GLA en ese momento,6 entre ellos, Darío Trombotto, Lydia

5 Algunos informantes claves aseguran que la diputada se sorprendió al ver


manifestaciones en Santiago de Chile, que reclamaban por problemas
ambientales asociados a Pascua, parte chilena del proyecto binacional
Pascua-Lama. Ello la habría motivado a interiorizarse sobre la experiencia
chilena en cuanto a proyectos de ley de protección de glaciares. Es impor-
tante destacar que durante 2005 la empresa Barrick Gold propuso remover
glaciares en el área del proyecto minero Pascua-Lama (parte chilena) y que
durante 2006 aparece el primer proyecto de ley de glaciares en Chile y las
primeras discusiones en IANIGLA, en Argentina (para ampliar ver: Baran-
diarán, 2018; Martín y Healey, 2020). Hay que recordar el contexto favora-
ble para estas iniciativas que surgieron con la designación de Romina Pico-
lotti como Secretaria de Ambiente de la Nación, durante julio de 2006
(Taillant, 2015; Martín y Healey, 2020).
6 El IANIGLA era y es el Instituto con mayor masa crítica (cantidad de perso-
nas) del país que se dedica al estudio e investigación de los glaciares, y está
formado por un diverso grupo de investigadores, becarios, técnicos y/o pro-
fesionales. Además, en las actas de fundación del IANIGLA figura esa fun-
ción a nivel nacional. En CONICET, no existe una comisión disciplinar
explícita dentro de esta área del conocimiento (la temática “glaciar” se inclu-
ye dentro de Ciencias de la Tierra, el Agua y la Atmósfera), ya que se trata de
una comisión multidisciplinar, interdisciplinar o transdisciplinar, pero nun-
ca ocupada por una sola disciplina. Por otra parte, no existen carreras de
grado o posgrado que otorguen el título de "glaciólogo" ni tampoco existen
organismos que regulen la actividad profesional, como podría ser un "Cole-
gio de Glaciólogos". También cabe aclarar que, en líneas generales, dentro
del ámbito académico tanto a nivel nacional como internacional, la legitimi-
dad del campo académico se logra mediante la cantidad y calidad de las
publicaciones indexadas sobre el tema (inclusive sin prestar mayor atención

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190 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Espizúa, Juan Carlos Leiva y Mariano Masiokas, así como


investigadores en formación en glaciología y geocriología.
A lo largo del tratamiento del proyecto de ley, también se
sumaron otros legisladores que tuvieron un rol destacado,
como el senador Daniel Filmus (Frente Para la Victoria),
quien impulsó el aval de muchos integrantes del oficialis-
mo (desde la presidencia de la Comisión de Ambiente y
Desarrollo Sustentable del Senado de la Nación). En el pro-
ceso que llevó a la segunda sanción, una vez finalizado el
periodo legislativo de la diputada Marta Maffei, fue rele-
vante también el rol del diputado Miguel Bonasso (Diálogo
por Buenos Aires), presidente de la Comisión de Recur-
sos Naturales y Conservación del Ambiente Humano, de la
Cámara de Diputados.
Por su parte, la labor del IANIGLA, impulsada por
Ricardo Villalba, fue destacada en varios planos. Por un
lado, se incorporaron al inventario otras geoformas que
actúan como reservas hídricas en estado sólido a las ya
propuestas, gracias a lo cual, además de los glaciares des-
cubiertos, se incluyeron en el inventario los glaciares de
escombros y los manchones de nieve perenne. Por otro
lado, Ricardo Villalba promovió una larga lista de reuniones
con legisladores, difundiendo la importancia de la promul-
gación de una ley de este tipo.
La realización del proyecto de ley, desde los inicios
ya mencionados, en la labor de Maffei, hasta la versión
final, incluyó además el apoyo de organizaciones ambien-
tales (ONG) y asambleas socioambientales de diferentes
regiones del país nucleadas en la UAC (unión de asambleas

a la disciplina de origen). Sin extendernos sobre estos debates propios de


la sociología de la ciencia, diremos entonces que un "glaciólogo" es en
Argentina (en términos operacionales) un profesional que se dedica al estu-
dio e investigación de los glaciares. El equipo del ING está integrado por
graduados y doctorados en geología, ingeniería forestal, geografía e inge-
niería agronómica. Así también sucede en otros países, donde geógrafos,
meteorólogos, ingenieros, físicos, matemáticos, entre otros, se han desta-
cado en esta especialidad.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 191

ciudadanas), rol que cobró especial relevancia para impulsar


la segunda sanción, luego del veto presidencial de 2008.
El 22 de octubre de 2008, el primer proyecto de ley fue
aprobado por unanimidad en la Cámara de Diputados y por
amplia mayoría en la Cámara de Senadores, sancionándose
la Ley 26.418, que fue posteriormente vetada por Presiden-
cia en noviembre de 2008 (mediante decreto 837/ 2008).
Este veto fue ampliamente cuestionado desde diferen-
tes sectores de la sociedad argentina, e incluso calificado de
sospechoso. Uno de los diarios nacionales más tradicionales
de Argentina, La Nación, titulaba la noticia sobre el tema
“Sospechoso veto a la ley de glaciares” y describía:

“La iniciativa que aprobó el Congreso en su momento es


el fruto de la incansable labor de expertos, organizaciones
sociales, ecologistas y amantes de las montañas, todos preo-
cupados por la reducción cada vez mayor de los glaciares
en el país.”7

Sumado a ello, la sospecha de la influencia del sector


empresarial, principalmente del sector minero, también fue
difundida y denunciada. El entonces presidente del INTI
(Instituto Nacional de Tecnología Industrial), calificó al
veto como Veto Barrick Gold, y la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires
(UBA) emitió un comunicado repudiando el veto y denun-
ciando la existencia de presiones sobre los legisladores por
parte de empresas mineras, nombrando particularmente a
Barrick Gold (Isla, 2015).

7 La Nación, 21 de noviembre de 2008, disponible en: https://bit.ly/3l2Upqr

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192 • Historia ambiental Argentina-Brasil

3. El rol del IANIGLA en el Inventario Nacional


de Glaciares

Una de las confusiones que, según nuestro análisis, ha


potenciado la controversia aquí abordada, es la caracteri-
zación del Inventario Nacional de Glaciares (ING) como
sinónimo, o equivalente, a la Ley de Glaciares. Ello, a su vez,
abonó la confusión sobre aquellas tareas correspondientes
a IANIGLA, y las que debían ser desarrolladas por las auto-
ridades competentes y encargadas de su aplicación.
Mientras el objeto de la ley es “establecer los presu-
puestos mínimos para la protección de los glaciares y del
ambiente periglacial” (artículo 1), en el artículo 3 se esta-
blece la creación del ING, “donde se individualizarán todos
los glaciares y geoformas periglaciales que actúan como
reservas hídricas existentes en el territorio nacional con
toda la información necesaria para su adecuada protección,
control y monitoreo”.
El ING es así uno de los instrumentos de la ley, pero
no el único: el artículo 7, establece la realización de eva-
luaciones de impacto ambiental para “todas las actividades
proyectadas en los glaciares y en el ambiente periglacial,
que no se encuentran prohibidas”, detallando además que
en este procedimiento “deberá garantizarse una instancia
de participación ciudadana.”8

8 Las actividades prohibidas se detallan en el artículo 6: En los glaciares que-


dan prohibidas las actividades que puedan afectar su condición natural o las
funciones señaladas en el artículo 1º, las que impliquen su destrucción o
traslado o interfieran en su avance, en particular las siguientes: a) La libera-
ción, dispersión o disposición de sustancias o elementos contaminantes,
productos químicos o residuos de cualquier naturaleza o volumen. Se inclu-
yen en dicha restricción aquellas que se desarrollen en el ambiente perigla-
cial; b) La construcción de obras de arquitectura o infraestructura con
excepción de aquellas necesarias para la investigación científica y las pre-
venciones de riesgos; c) La exploración y explotación minera e hidrocarbu-
rífera. Se incluyen en dicha restricción aquellas que se desarrollen en el
ambiente periglacial; d) La instalación de industrias o desarrollo de obras o
actividades industriales.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 193

Imagen 1. Control de campo del Inventario Nacional de Glaciares


en el glaciar Ventisquero Negro, durante 2014

Fuente: Fotografía de Mariano Castro. ING,


http://www.glaciaresargentinos.gob.ar/?page_id=694

En cuanto a las tareas, el artículo 5 determina que “el


inventario y monitoreo del estado de los glaciares y del
ambiente periglacial será realizado y de responsabilidad del
Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias
Ambientales (IANIGLA) con la coordinación de la autori-
dad nacional de aplicación de la presente ley”.
La autoridad de aplicación es “el organismo de mayor
nivel jerárquico con competencia ambiental” (artículo 9).
Cuando la ley fue sancionada, la máxima autoridad ambien-
tal del país era la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sus-
tentable de Argentina (SAyDS).9 Por su parte, se denomi-

9 La SAyDS dependía de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación. En


2015 fue elevada a Ministerio (de Ambiente y Desarrollo Sustentable), hasta
2018, cuyo rango fue degradado a Secretaría de Gobierno, dentro de la
Secretaría General de la Presidencia de la Nación Argentina.

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194 • Historia ambiental Argentina-Brasil

naron autoridades competentes a “aquellas que determine


cada jurisdicción.” Por ejemplo, en el caso de los parques
nacionales, la autoridad competente es la Administración
de Parques Nacionales.
Según la letra de la ley, se le asignó al IANIGLA, úni-
camente, la tarea de inventariar y monitorear los glaciares.
Esta actividad era coordinada por la autoridad de aplica-
ción, la SAyDS, la cual es precisamente la que debía velar
por la aplicación de la ley. Es decir, era la SAyDS la que
debía convertir los inventarios elaborados por el IANIGLA
en políticas de protección.
Otro aspecto a destacar es que, debido a que Argentina
es un país federal, y la reforma constitucional del año 1994
estableció que las provincias poseen el dominio originario
de los recursos naturales existentes en su territorio, el pro-
cedimiento de evaluación de impacto ambiental es supervi-
sado por las autoridades ambientales a nivel provincial (en
este caso, son la autoridad competente). Cuando las activi-
dades ya están en desarrollo, no es posible realizar una eva-
luación de impacto ambiental (la cual se lleva a cabo antes
del desarrollo de un proyecto), y lo que se debe realizar es
una auditoría ambiental.
Por ello, la ley de glaciares prevé la realización de
auditorías para aquellas actividades prohibidas que estén
en ejecución o produciéndose al momento de la sanción
de la ley. Dicha auditoría entonces apunta a proteger los
glaciares que hubieran sido impactados, antes y durante la
vigencia de la ley en 2010. Como ya se destacó, la autoridad
competente para estas auditorías es la máxima autoridad
ambiental a nivel provincial.
Asimismo, aquellas zonas en las cuales se desarrolla-
ban actividades prohibidas ya existentes al momento de
la sanción de la ley, son denominadas en la misma, zonas
prioritarias. La ley establece además que la ejecución del
inventario debe comenzar de manera inmediata en estas
zonas, y que, al efecto, las autoridades competentes debe-
rán proveerle toda la información pertinente que el citado

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 195

instituto le requiera. Volveremos más adelante sobre esta


parte del proceso.
Las funciones y responsabilidades correspondientes,
por un lado, a IANIGLA, y por otro, a la autoridad de
aplicación y autoridades competentes, son frecuentemente
confundidas en el devenir del conflicto, por diferentes acto-
res. A ello se suman las diversas interpretaciones sobre las
responsabilidades de cada organismo, en diferentes senti-
dos: cívico, moral y ético. Como detallamos a continuación,
similares demandas tuvieron como foco a los diferentes
actores descritos –los cuales tenían, según la ley, diferentes
responsabilidades–.

4. El rol de la UAC y ONG en el desarrollo de la Ley


de Glaciares

En Argentina, en 2003, la localidad de Esquel, en la provin-


cia de Chubut, fue la primera comunidad que rechazó un
proyecto minero de oro mediante una consulta ciudadana,
un plebiscito (Schiaffini, 2003; Claps y Colao, 2005; Quin-
tana, 2005; Weinstock, 2006; Walter, 2008; Marín, 2009;
Weinstock, 2012). Este proceso se constituyó como el naci-
miento del “No a la Mina” en Argentina, siendo la segunda
consulta por un proyecto minero en Latinoamérica (lue-
go de Tambogrande, en Perú) y, posteriormente, diferentes
localidades del país se movilizaron para resistir la insta-
lación de proyectos mineros, principalmente metalíferos y
a cielo abierto. El impacto institucional de esta creciente
movilización social en rechazo a proyectos de minería a
gran escala se evidenció en la sanción, entre 2003 y 2011,
de nueve leyes provinciales que restringían y o prohibían la
actividad. Es decir, 9 de 23 provincias argentinas sanciona-
ron legislación de este tipo, aunque posteriormente en 2 de
ellas (La Rioja y Río Negro) fueron derogadas.

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196 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Es importante destacar que estas asambleas de vecinos


autoconvocados –o asambleas socioambientales– difieren
en formato y estrategias respecto a las Organizaciones
No Gubernamentales o fundaciones de carácter ambiental
(Wagner y Walter, 2020). Entre éstas, las más visibles en el
apoyo a la sanción de una ley de glaciares fueron la Funda-
ción Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Amigos de la
Tierra Argentina y Greenpeace.
Por su parte, las asambleas socioambientales se con-
formaron en diferentes localidades del país, integradas por
vecinos y vecinas interesados en el tema, y heredaron la
forma asamblearia de las asambleas barriales que prolife-
raron en el país desde mediados de los años ´90 hasta la
crisis argentina de 2001, y algunos años después. Se carac-
terizan por la búsqueda de un debate horizontal entre veci-
nos para la toma de decisiones, y la desconfianza en los
gobiernos y los partidos políticos. Además de las asam-
bleas contra los proyectos de minería a gran escala, otras
asambleas de carácter ambiental se formaron en relación
a otras problemáticas (industrias potencialmente contami-
nantes, problemas ambientales urbanos, desmontes, avance
de monocultivos con uso de agrotóxicos, entre otras). En
2006, estas diversas asambleas nacidas en diferentes regio-
nes del país se nuclearon a nivel nacional en la entonces
Unión de Asambleas Ciudadanas, actual Unión de Asam-
bleas de Comunidades (UAC) bajo el lema “por la vida, con-
tra el saqueo y la contaminación”.10
La UAC siguió atentamente las definiciones en torno
a la sanción de la ley de glaciares. En las conclusiones de
su sexto encuentro, realizado en Capilla del Monte, Cór-
doba, en abril de 2008 (es decir, antes de la primera san-
ción de una ley de glaciares), se detalla entre los principales
acuerdos: “Promover la aprobación de la ley de protección
de los glaciares y del ambiente periglacial (que ya tiene

10 Para mayor información consultar su página web:


http://asambleasciudadanas.org.ar/

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 197

media sanción en diputados).”11 Posterior al veto de la ley


de glaciares de 2008, entre las acciones a realizar, acordadas
en un encuentro de la UAC en Jujuy, en 2009, se destaca:
“Intensificar la campaña de firmas por los glaciares.”12 Esta
campaña de recolección de firmas, con el fin de apoyar una
nueva sanción de la ley de glaciares, fue una de las más
importantes acciones de la UAC en relación a esta ley. Estas
asambleas asociaron el veto de 2008 con la presión ejercida
por las grandes corporaciones mineras, principalmente, y
como habían denunciado otros actores, Barrick Gold.

Imagen 2. Marcha durante el 10° encuentro de la UAC en San Salvador


de Jujuy, julio de 2009

Fuente: Fotografía de Lucrecia Wagner, trabajo de campo, 2009

11 Fuente: Unión de Asambleas Ciudadanas (2018). Construyendo caminos colec-


tivos en defensa de nuestros territorios, p. 16. Disponible en: https://bit.ly/
33LFdFK
12 UAC (2018), p. 23.

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198 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Diferentes trabajos académicos registran la importan-


cia que tuvo para estas asambleas el debate sobre la ley de
glaciares y el logro de su nueva sanción (Isla, 2015; Bottaro
y Sola Álvarez, 2018). Lorena Bottaro y Marian Sola Álvarez
(2018) destacan algunas de las actividades que se organiza-
ron, entre ellas, en el año 2009, se realizó en la provincia
de San Juan el “Foro por la Protección de los Glaciares y
Vulnerabilidad del Ecosistema Andino”, en la Universidad
Nacional de San Juan. Del mismo participaron referentes
de las resistencias socioambientales, como el reconocido
ambientalista Javier Rodríguez Pardo, y miembros de asam-
bleas y organizaciones provenientes de distintas regiones
del país. El foro propuso debatir los impactos de la megami-
nería en general y sobre los glaciares en particular. Partici-
paron del mismo personalidades del ámbito de los derechos
humanos, como el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez
Esquivel y Nora Cortiñas (integrante de Madres de Plaza
de Mayo-Línea Fundadora), la exdiputada Marta Maffei, el
fiscal de la Cámara Federal de Tucumán Antonio Gustavo
Gómez, el geólogo Carlos Seara, el director del Observa-
torio Latinoamericano de Conflictos Ambientales, Lucio
Cuenca, e intelectuales como Maristella Svampa y Rober-
to Gargarella, entre otros. Otra actividad destacada fue la
realización de diferentes campañas bajo consignas como:
“Los glaciares no se tocan”, “Sí a los glaciares”, “Nuestros
glaciares son nuestra reserva de agua pura”.
Otras actividades consistieron en performance en el
espacio público –principalmente frente al Congreso de la
Nación–, recolección de firmas a favor de la ley, envío de
cartas a los legisladores, diversas movilizaciones y segui-
miento de las sesiones y reuniones en los ámbitos legislati-
vos en los cuales se discutió la Ley. Como destacan Bottaro
y Sola Álvarez (2018, p. 199),

se generó un proceso de politización de los glaciares, el cual


significó la posibilidad de instalar el tema de la protección
de los glaciares, y especialmente el impacto sobre ellos por

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 199

parte de la actividad minera, en la agenda de los problemas


públicos a nivel nacional”.

5. Breve cronología de las disputas

Como se explicó anteriormente, el veto a la primera ley


de glaciares de Argentina (en 2008) fue cuestionado desde
diferentes sectores sociales e inició un nuevo proceso de
negociaciones, con nacientes disputas sobre una ley que
había sido aprobada por unanimidad en Diputados.13 Una
primera disputa entre sectores científicos y movimientos
socioambientales surgió por el apoyo desigual que otorga-
ron estos sectores a dos nuevos proyectos de ley sobre los
cuales se iniciaba un intenso debate: el proyecto de Filmus,
con agregados como el carácter público de los glaciares,
y el proyecto Bonasso, más parecido a la ley vetada y con
mayor apoyo de las asambleas socioambientales. Si bien
el IANIGLA no se manifestó públicamente al respecto, su
perspectiva se acercaba más al proyecto de Filmus, entre
otros motivos, por compartir con ésta una formulación que
contenía definiciones más técnicas y más factible de llevar
adelante al inventariar los cuerpos de hielo. Esta diferencia-
ción, entre un proyecto de ley más implementable (Filmus)
y uno más proteccionista –pero a la vez, más difuso en
sus definiciones y más difícil de plasmar en un inventario–
(Bonasso), es relevante porque es una muestra de la forma
en que los dos sectores (científicos y asambleas) continua-
rían interpretando la ley que se iba a aprobar. Finalmente,
una nueva ley de glaciares fue promulgada el 28 de octubre
de 2010, después de una negociación entre los dos proyec-
tos, por lo que se la conoció como la ley Filmus-Bonasso
(ley N° 26.639).

13 136 votos afirmativos, 3 abstenciones y 121 ausencias.

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200 • Historia ambiental Argentina-Brasil

En noviembre de 2010 (a menos de un mes de promul-


gada la ley 26.639) el IANIGLA solicitó a la Secretaría de
Ambiente de la Nación (en adelante, SAyDS), que requiriera
a las provincias la determinación de áreas prioritarias. Es
decir, el IANIGLA solicitó la información necesaria a la
autoridad de aplicación, para que ésta, a su vez, la solici-
tara a las autoridades competentes. La única provincia que
contestó fue Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlán-
tico Sur, indicando que no había áreas prioritarias en su
territorio.
Por su parte, el gobierno provincial de San Juan intentó
frenar el avance de la ley en su territorio, con diferentes
maniobras. Entre ellas, sancionó su propia ley provincial de
protección de glaciares, la Ley provincial N° 8.144, inten-
tando evitar controles nacionales y flexibilizar de diversas
formas la ley nacional de glaciares. Entre estas medidas,
desde el primer Juzgado Federal de la provincia de San
Juan, se suspendió la aplicación de seis artículos (2, 3, 5,
6, 7 y 15) de la ley nacional para toda la provincia de San
Juan. Esta medida cautelar –que además impedía avanzar
con el ING en territorio sanjuanino–, fue acompañada por
un pedido de inconstitucionalidad de la ley nacional de
glaciares. Recién en agosto de 2012, la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (CSJN) levantó la medida cautelar de
San Juan, determinando que la Ley 26.639 debía aplicar-
se en la provincia de San Juan, contrariando lo solicitado
por esta provincia.
La acción de San Juan, de impedir la aplicación de la ley
nacional en su territorio, fue leída positivamente por el sec-
tor empresario y sindicatos mineros, que la interpretaban
como un freno al avasallamiento de las autonomías provin-
ciales.14 Por otro lado, diversas organizaciones ambientales,
desde Greenpeace15 a la UAC, entre otras, manifestaron su

14 Fuente: https://bit.ly/31tQ3yr
15 Greenpeace detalló quiénes eran las empresas mineras y sindicatos que esta-
ban detrás de la medida cautelar: https://bit.ly/2N239Oe

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 201

repudio a la medida. En la página web del Observatorio de


Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL), se identi-
ficaba a la provincia de San Juan como el epicentro detrac-
tor de la ley de protección de glaciares.16 El reconocido
ambientalista Javier Rodríguez Pardo escribió una nota en
la página web de la “Red Nacional de Acción Ecologista”
(Renace), cuyo título fue “Las mineras en San Juan contra
la Ley de Glaciares.”17 En la misma línea, se expresaron
algunos medios nacionales que se hicieron eco de la crítica:
“En defensa de intereses mineros, la justicia federal de San
Juan suspendió la aplicación de una ley ambiental”, relataba
el diario La Nación, el 15 de noviembre de 2010.18
En diciembre de 2010, el IANIGLA elaboró –dentro
del tiempo previsto– el Cronograma19, con aval de la
SAyDS, requerido por el artículo 15 de la ley. Posteriormen-
te, lo publicó en una página web en 2012. Durante febrero
de 2011, la ley fue reglamentada (mediante el decreto regla-
mentario 207).20 Dicho decreto21, basado en el Cronograma
elaborado por el IANIGLA, mantiene varios artículos sin
reglamentar y –a nuestro parecer– subestima la necesidad
de una reglamentación más precisa, amplia y consensuada.22

“Que el Régimen aprobado por la Ley que se reglamenta,


dado el grado de especificidad de su normativa, resulta, en

16 Fuente: https://bit.ly/31xXG72
17 Fuente: https://bit.ly/2BoNUtx
18 Fuente: https://bit.ly/3ihpmpf
19 Denominación abreviada del documento: “Inventario Nacional de Glaciares
y Ambiente Periglacial. Fundamentos y Cronograma de Ejecución”. Dispo-
nible en: https://bit.ly/31xCLRN
20 Disponible en: https://bit.ly/2VVxemQ
21 Entre lo más destacado del decreto reglamentario 207 de 2011, reafirma que
la autoridad de aplicación es la SAyDS, y establece que los objetivos del ING
atienden a determinados fines, entre los cuales, resaltamos el 1 y el 3: 1)
Implementar metodologías apropiadas para un mapeo y monitoreo eficien-
te y detallado de los cuerpos de hielo en las distintas regiones del país y 3)
Definir el tipo y nivel de detalle necesario para que la información glacioló-
gica y geocriológica obtenida permita un manejo adecuado de las reservas
estratégicas de recursos hídricos.
22 Por ejemplo, ello se nota en expresiones como:

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202 • Historia ambiental Argentina-Brasil

principio, autosuficiente para su aplicación. Que, a ese res-


pecto, como ejemplo de ello resaltan los artículos 1º, 2º, 3º,
6º, 8º y del 10 al 17, puesto que el carácter enunciativo
y régimen sancionatorio contenido en los mismos resultan
por sí mismos operativos sin que se requiera complemen-
tación alguna.”

La existencia a posteriori de una norma complementa-


ria, como la resolución 1.141 del 9 de diciembre de 2015,
muestra que hubiera sido importante, desde la primera
reglamentación, especificar aspectos, dimensiones y proce-
sos con mayor detalle, algunos de los cuales recién serían
detallados por la norma de 2015.
Es en ese documento que denominamos Cronograma,
donde el equipo del ING estableció cómo se llevaría a
cabo la tarea encomendada: el inventario. Es decir, detalló
los procedimientos técnicos que se llevarían a cabo para
cumplir con los objetivos del ING. Estas decisiones fue-
ron argumentadas siguiendo los lineamientos consensua-
dos internacionalmente por especialistas en glaciología y
geocriología.23 Es este documento el que determina los pun-
tos que van a ser motivo de controversia y conflicto: la defi-
nición de la unidad mínima a inventariar, que se estipula en
0,01 km2 (una hectárea, aunque en lenguaje glaciológico las
superficies se expresan siempre en kilómetros cuadrados).
Otro punto conflictivo fue cómo inventariar el ambien-
te periglacial.24 IANIGLA determinó que inventariaría los
glaciares de escombros, por ser las geoformas dentro del

23 El ING-IANIGLA fundamenta esta decisión en que la mayoría de los inven-


tarios de glaciares realizados a partir de imágenes satelitales en diversas par-
tes del mundo establecen un tamaño mínimo, que varía entre 0,1 (10 has) y
0,01 km2 (1 ha).
24 Especialistas de IANIGLA afirman que, estrictamente, el ambiente perigla-
cial no es cuantificable, solo las geoformas que lo forman o que contiene.
Por ello, el objetivo del inventario son las geoformas, no el ambiente. Consi-
deran que la suposición de que geoforma y ambiente son sinónimos es erra-
da, y también ha influenciado en la falta de comprensión entre los científi-
cos y las asambleas.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 203

ambiente periglacial que mayor contenido de hielo tienen y,


por lo tanto, que pueden actuar como reservas estratégicas
de hielo. Sin embargo, estas decisiones estuvieron avaladas,
no sólo por la SAyDS, sino también por la gran mayoría
de los glaciólogos del país y de la comunidad científica
internacional, además de muchas de las autoridades guber-
namentales y equipos técnicos de diferentes provincias del
país. Ello sería destacado sucesivamente por el equipo del
ING, como así también se destacó la factibilidad del inven-
tario en tanto: a) la enorme extensión del área a inventa-
riar (4.000 km de Cordillera en 12 provincias) y la gran
cantidad de glaciares de distinto tipo (más de 15.000); b)
Los recursos humanos y económicos limitados (como sería
posteriormente destacado por la Auditoría General de la
Nación en la resolución AGN 019/17); c) Que el método
elegido lograra el aval científico (entendiendo ello como un
consenso intersubjetivo de pares, dentro de la comunidad
internacional de especialistas en glaciología).25

“los inventarios de glaciares realizados a partir de imágenes


satelitales en diversas partes del mundo han establecido un
tamaño mínimo de unidad para registrar, que varía, en la
mayoría de los trabajos recientes, entre 0.1 y 0.01 km². Por
ejemplo, Alaska 0,025 km² (Kienholz y otros, 2015) y 0.02
km² (Le Bris y otros, 2011), Canadá 0.05 km² (Bolch y otros,
2010), Norte Chico de Chile 0,01 km² (Nicholson y otros,
2009), Francia 0,01 km² (Gardent y otros, 2014), Noruega
0,01 km² (Andreassen y otros, 2008), Perú 0,01 km² (Burns
y Nolin, 2014), y Suiza 0,1 km² (Paul y otros, 2001). Para
el equipo del ING, el valor de 0,01 km2, utilizado por el
IANIGLA, se encuadra dentro del estándar científico inter-
nacional, e incluso representa un nivel mayor de detalle
que muchos de los inventarios realizados en países con lar-
ga tradición en el estudio de glaciares, y que ya han com-
pletado varios inventarios nacionales, como es el caso de
Suiza y Canadá. Es decir, el umbral de 0,01 km2 utilizado

25 En ese sentido, el equipo del ING sostiene:

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204 • Historia ambiental Argentina-Brasil

por IANIGLA es cercano al tamaño mínimo que puede ser


identificado con certeza a partir de las imágenes satelitales
recomendadas para la realización de inventarios de glaciares.
Estas imágenes deben tener una resolución espacial adecuada
(15 a 30 metros, por ejemplo: Terra ASTER; ALOS, SPOT-
HRV; Landsat TM/ETM+/OLI), ángulos de visado nadir para
evitar deformaciones topográficas, tiempo de revisita cor-
tos (algunas semanas) para poder seleccionar la fecha más
adecuada, información en el infrarrojo (imágenes multies-
pectrales), disponibilidad de imágenes de archivo y costos
razonables para mapeos a escala regional o nacional. Por lo
tanto, las imágenes utilizadas por el IANIGLA son las reco-
mendadas por la comunidad glaciológica internacional para
este tipo de estudios.”

El corazón de la controversia fue el siguiente: IANI-


GLA –como relataremos a continuación-, fue cuestionado
–y posteriormente imputado penalmente por un Juez fede-
ral– por entenderse que había estipulado un límite en el
tamaño de glaciares a inventariar.26 Estas decisiones meto-
dológicas fueron consideradas por este Juez como abuso
de autoridad, ya que, según su lectura, violaban el espíritu
de la ley, al no mensurar la totalidad del ambiente glaciar
y periglacial.
Posteriormente, durante el primer trimestre del 2011,
se aprobaron las primeras partidas presupuestarias para la
realización del Inventario, y durante el segundo semestre
del mismo año llegarían los primeros fondos para contratar
personal y empezar a trabajar en el ING, con sede principal
en el IANIGLA, Centro Científico Mendoza (CCT Mendo-
za, dependiente del CONICET), en la ciudad de Mendoza.

26 Otro punto importante de la controversia fue la decisión del ING de no


inventariar absolutamente todo el ambiente periglacial, sino geoformas
dentro de ese ambiente. Ello se menciona en los documentos y expresiones
de las asambleas, de otras ONGs ambientales, de los abogados querellantes,
y en la imputación del Juez. Posteriormente, en el procesamiento, el
ambiente periglacial no fue parte de los cuestionamientos.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 205

En el marco del avance del ING, en enero de 2012


IANIGLA distribuyó a todos los interesados una versión
digital del Manual para la realización del Inventario Nacio-
nal de Glaciares y Ambiente Periglacial27. Asimismo, en
mayo del mismo año IANIGLA realizó el primer taller de
capacitación del Inventario, en el CCT Mendoza, con la
participación de técnicos, científicos y especialistas de dife-
rentes organismos provinciales y nacionales.

6. El ING ¿sin avances?

Mientras el equipo del ING realizaba estas actividades en


función de avanzar con sus tareas, éstas no eran conocidas
por otros actores interesados en este proceso. Sobre este
tema, como ya se destacó, la Ley Nacional de Glaciares tuvo
una importante participación de diversos actores sociales
que impulsaron su sanción, especialmente desde el veto a la
primera ley, en 2008, pero, una vez que fue sancionada la ley
26.639 en 2010, ésta no contenía mecanismos de participa-
ción social donde actores (por fuera de la autoridad de apli-
cación, competentes y el IANIGLA) pudieran plasmar sus
opiniones sobre el avance de la Ley. Esta fue una diferencia,
por ejemplo, con la Ley de Bosques, aprobada en 2007.
Si bien el equipo del ING iba plasmando la documen-
tación en su página web (como el ya mencionado Crono-
grama) y posteriormente iría también publicando en dicha
web los informes anuales28 –con el detalle de los avances
realizados–, algunos actores sociales interesados en la ley
de glaciares percibían que el inventario no avanzaba, espe-
cialmente en las áreas prioritarias. Por aquel entonces, unos
años después de la sanción de la ley, la mayor parte de

27 Disponible en: https://bit.ly/2J7O78w


28 El primero publicado en marzo de 2013, dando a conocer todo lo actuado
en el año 2012: “Informe Técnico de avances, año 2012”, disponible en:
https://bit.ly/2Jm8xen

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206 • Historia ambiental Argentina-Brasil

estos actores consideraba que ello era responsabilidad de


la SAyDS. Ejemplo de ello es un comunicado publicado en
la página web de FARN, titulado “La ley de glaciares no
se cumple en las zonas más afectadas por la minería.” En
esta nota, FARN, Greenpeace y la Asociación Argentina de
Abogados Ambientalistas (AAdeAA) manifestaban su preo-
cupación por la falta de avances en la confección del Inven-
tario de Glaciares. Esta preocupación tenía base, según lo
expresado en el comunicado, en una exposición realizada
por IANIGLA29 en la Comisión de Ambiente del Senado, a
partir de la cual estas organizaciones detectaban que “a 3
años de la sanción de la Ley no se ha realizado el Inventario
Nacional en las provincias con mayor actividad minera del
país como San Juan”.30 Por ello, “las organizaciones solici-
tamos al titular de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable que determine las zonas prioritarias y arbitre
los medios necesarios para que el inventario de Glaciares
pueda ser implementado conforme la Ley”.
Una de las áreas que estos actores consideraban prio-
ritaria era la provincia de San Juan, precisamente, por la
presencia de proyectos mineros en funcionamiento. En esta
provincia, como ya se destacó, en agosto de 2012 la CSJN
revocó el freno a la aplicación de la ley 26.639 en su terri-
torio.

29 En esta presentación, Ricardo Villalba presentó los inventarios avanzados


del Rio Mendoza y en ejecución de otras cuencas mendocinas, los grupos o
nodos integrantes, y avances nacionales. Es importante indicar que aún era
válida la nulidad de la ley solicitada por San Juan en esa provincia, y por ello
era imposible realizar los inventarios para San Juan. Los grupos ambienta-
listas sabían de esta causa y reclamaban que los inventarios debían realizarse
en San Juan.
30 Fuente: https://bit.ly/3kZaCgx

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 207

En enero de 2013, el gobierno de San Juan publicó una


Auditoria Ambiental31 de los proyectos Veladero y Pascua-
Lama32, qué como conclusión detalla:

“La U.E.A.A. concluye que del proceso al que se sometieron


las empresas auditadas con relación a la operación minera
Veladero y al Proyecto Pascua Lama (Sector argentino) no se
han identificado y cuantificado impactos ambientales poten-
ciales o generados sobre glaciares o ambiente periglacial,
contemplados en el artículo 2 de la Ley Nacional N° 26.639”
(U.E.A.A., 2012).

Esto fue difundido por los medios provinciales: “Audi-


toría Ambiental de Lama y Veladero: informe revela que la
minería no afecta glaciares”,33 titulaba una noticia el Diario
de Cuyo, el 29 de enero de 2013.
A su vez, en mayo de 2013 la SAyDS indicó al IANIGLA
que San Juan era área prioritaria.34
Cada año, el ING elaboró un informe técnico deta-
llando los avances del Inventario35. El Informe de Avance

31 Por decreto provincial N° 1246/2012 se dispuso la realización de la Audito-


ría Ambiental (prevista en el artículo 15 de la Ley Nacional N° 26.639), sobre
los proyectos mineros y demás actividades referidas en dicha norma. San
Juan determinó que la ejecución de la Auditoría Ambiental sería responsabi-
lidad del Consejo Provincial de Coordinación para la Protección de Glacia-
res, designada autoridad competente de la citada ley nacional, y se constitu-
yó la Unidad Especial de Auditoría Ambiental (UEAA) como equipo auditor
y responsable técnico. El Subsecretario de Recursos Hídricos y Energéticos
a cargo del Departamento de Hidráulica, fue designado presidente de la
U.E.A.A.
32 U.E.A.A. (2012), Informe de Auditoria Conjunta de los Proyectos Veladero Y
Pascua-Lama (Sector Lama).
33 Fuente: https://bit.ly/35Q7P2A. Esta auditoría fue duramente cuestionada
por algunas organizaciones ambientalistas, que denunciaron “la falta de
transparencia en el proceso y su resultado: Jorge Millón, titular a cargo del
informe, fue consultor de la minera Barrick Gold”. Fuente: “Ambientalistas
califican de “vergonzosa” la auditoría en Pascua Lama y Veladero”, 30/01/
2013, disponible en: https://bit.ly/2VZsAUS
34 Integrantes del ING destacan que, por lo tanto, se trabajó intensamente para
culminar todos los trabajos de gabinete durante el 2013, y se realizaron
todos los trabajos de campo en el verano del 2014.
35 Todos los informes de avance están disponibles en: https://bit.ly/2ByyaUB

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208 • Historia ambiental Argentina-Brasil

del año 2013 describe un estado “avanzado del Inventario


para la Subcuenca del río de la Palca”, el área en el que se
encuentran los proyectos mineros cuestionados, entre ellos
Veladero. Ello se debía a que, durante 2013, el ING inició su
trabajo de gabinete para relevar los glaciares en esta zona,
y en marzo y abril de 2014 se realizó el trabajo de control
de campo y la verificación en terreno, incluyendo el sector
de los proyectos minero Veladero y Pascua-Lama (área de
Lama). Para diciembre de 2014 el ING había terminado el
Inventario correspondiente a la provincia de San Juan. Esta
cronología sobre los trabajos en el área del proyecto Vela-
dero muestra que la información sobre esta zona fue gene-
rada antes de los derrames de solución cianurada de este
proyecto minero, en septiembre de 2015. Pero, el proble-
ma que suscitó nuevas y encendidas acusaciones contra el
ING-IANIGLA, fue que dicha información no se encontra-
ba publicada oficialmente, es decir, publicada por la SAyDS,
autoridad de aplicación de la ley 26.639, y así validada como
herramienta legal de ordenación del territorio. En marzo
de 2015 se finalizó y publicó en la página web del ING
el Informe de avance año 2014, que incluía el informe de
subcuenca La Palca. En octubre de 2015, IANIGLA elevó
el Informe finalizado de la subcuenca de La Palca, entre
otras, a la entonces Secretaria de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación (SAyDS).36

36 Integrantes del ING destacaron que, una vez finalizado el trabajo en San
Juan, se siguió trabajando en otras zonas del país, hasta que la SAyDS solici-
tó las cuencas que se encontraban ya finalizadas, ante lo cual el ING envió
una lista de las mismas, entre las que figuraba la cuenca de La Palca. En ese
momento, aún no existía la Resolución 1.141, ni el procedimiento adminis-
trativo que se establece en dicha resolución. Desde el IANIGLA se habían
elevado al Instituto Geográfico Nacional (IGN) todos los mapas para su
aprobación formal, pero a partir de la confección de este procedimiento, se
estableció que los informes también debían ser aprobados por el IGN, lo
cual incurrió en más tiempo administrativo, y una vez aprobados todos esos
informes por el IGN, la SAyDS, tomo la decisión de publicar, el 9 de diciem-
bre del 2015, la Resolución 1.141, con el procedimiento, y la Resolución
1.142, con solo 9 de las 16 cuencas finalizadas, quedando sin publicar la de
La Palca.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 209

Un mes después, el 9 de diciembre de 2015, la SAyDS


dictaría la Resolución 1.14137 que, como ya fue destacado,
detalla el procedimiento de validación técnica y publica-
ción del ING.
Hay que destacar que, en las primeras publicaciones del
ING (Resolución 1.142), realizadas por la SAyDS, (la mayor
autoridad ambiental del país), dicha Secretaría, por razones
que desconocemos, no incluyó la subcuenca de La Palca.

7. Las demandas penales y la disputa


entre competencias provinciales y federales

La asamblea Jáchal No Se Toca (AJNST) se había organizado


en febrero de 2015, en oposición a una potencial instalación
de una mina de uranio cerca de Jáchal, pero también denun-
ciando las consecuencias ambientales de la mina Veladero.
El domingo 13 de septiembre de 2015, trabajadores de
la mina Veladero alertaron a sus familias en Jáchal, sobre
un derrame de solución cianurada que se había producido
en el proyecto. Hubo una concentración de vecinos en la
localidad de Jáchal, solicitando al intendente que tomara
medidas. El gobernador de la provincia, mediante declara-
ciones públicas, intentó minimizar el impacto del derrame.
Sin embargo, la incertidumbre sobre la cantidad de solución
realmente vertida, y las potenciales consecuencias, hicie-
ron que el hecho alcanzara rápidamente la escala nacional.
Carlos Reboratti, reconocido geógrafo con trayectoria en el
área ambiental, describe este proceso:
Al tomar el problema estado público, comienzan a
actuar los usuales mecanismos de oscurecimiento y nega-
ción por parte de los interesados. El ministro de minería
de San Juan, por ejemplo, habla de un “pequeño derrame”
y el Colegio de Ingenieros en Minas saca una apresurada

37 Disponible en: https://bit.ly/2pHFjzh

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210 • Historia ambiental Argentina-Brasil

solicitada diciendo que en realidad el derrame no implica


peligro alguno. Pero al mismo tiempo la Provincia comien-
za a distribuir agua embotellada entre la población cercana
al río presuntamente contaminado y la justicia interviene
cerrando parte del proceso de producción de la mina por
un mes. En pocos días esta medida es revertida, mientras se
producen acusaciones de los fiscales provinciales y nacio-
nales dirigidas a identificar los responsables. Por su parte,
las autoridades en ambos niveles, abiertamente defensoras
de la actividad minera, guardan silencio o hacen grandilo-
cuentes declaraciones intrascendentes (Reboratti, 2015).
Los organismos provinciales descartaron que los nive-
les de cianuro estuvieran por encima de los permitidos, y
negaron así cualquier tipo de contaminación o afectación
a la vida humana y ecosistémica. Por su parte, la AJNST
solicitó la intervención del Laboratorio de Análisis Instru-
mental de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), uni-
versidad nacional con sede en la ciudad de Mendoza, con
quien ya había realizado tomas de muestras en el marco
de un proyecto financiado por FARN. Estos análisis inclu-
yeron, además de las concentraciones de cianuro, las de
metales pesados y un análisis microbiológico, encontrando
en estas últimas variables, concentraciones por encima de
las permitidas (Layna, 2019).
El gobernador y otros funcionarios del gobierno de San
Juan atacaron estos resultados, y siguieron negando cual-
quier tipo de contaminación. Sin embargo, cuando el con-
flicto tomó escala nacional, el gobernador de San Juan ini-
ció una demanda en la justicia provincial contra la empresa
Barrick Gold, la cual se unificó con una demanda presen-
tada por un particular de Jáchal. Esta demanda quedó en
manos del Juez Oritja, en funciones en la Segunda Circuns-
cripción Judicial (Jáchal e Iglesia), del Poder Judicial de la
provincia de San Juan38.

38 Causa N° 33550/15 y 33551/15.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 211

Oritja no aceptó a la AJNST como querellante, y al


considerar que la causa del derrame era la negligencia
de operarios –una válvula rota y la apertura de una
compuerta que debería haber estado cerrada–, postula
el derrame como algo extraordinario –un acto negligen-
te– y no como parte de los aspectos estructurales del
funcionamiento de Veladero (Layna, 2019). Esta defi-
nición del problema se diferencia de la de la AJNST,
que va a concentrar sus acciones en la escala nacional:
la justicia federal.
Además de este proceso penal en instancia pro-
vincial, que investigaba a los directivos de la empresa
Barrick Gold y a funcionarios provinciales del Ministe-
rio de Minería y del Ministerio de Salud y Ambiente,
se generó un proceso penal federal. El Juzgado Nacional
en lo Criminal y Correccional Federal N° 7, en la ciudad
de Buenos Aires, a cargo del juez federal Sebastián
Casanello, investigó el comportamiento de funcionarios
nacionales, funcionarios provinciales y directivos de la
empresa (en los autos N° 10049/15). Ante esta situación,
el juez del poder judicial provincial, Oritja, le solicitó
al Juez de la justicia federal, Casanello, que se inhibiera
de intervenir en dicha causa por el derrame de solución
cianurada desde la mina Veladero:
No obstante, el magistrado federal no hizo lugar a
la inhibitoria planteada porque entendía que le corres-
pondía seguir investigando en su causa ya que el daño
pudo haber traspasado los límites provinciales y por fin,
sostuvo que no hay identidad de objeto entre ambos
procesos […]. El titular del juzgado de Jáchal elevó los
antecedentes a la CSJN para que dirima la contienda de
competencia suscitada (Mira, 2016, p. 117).
Finalmente, la CSJN, el 5 de mayo de 2016, decidió
dividir la competencia en la investigación por el derra-
me de cianuro: estableció que, al juez local de Jáchal,
Pablo Oritja, le correspondía la facultad para inves-
tigar la responsabilidad penal de los directivos de la

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212 • Historia ambiental Argentina-Brasil

empresa Barrick Gold y de los funcionarios provincia-


les. Por el otro lado, al juez federal Sebastián Casanello
le competía investigar a los funcionarios federales. “En
otras palabras, esta decisión se tradujo en que el Juez
Casanello quedó apartado de la investigación tanto de
los directivos de la empresa como de los funcionarios
provinciales” (Mira, 2016, p. 126).
El contexto de represión y censura de las voces
críticas a la actividad minera metalífera en la provincia
de San Juan, resulta fundamental para comprender la
expectativa de la AJNST en la definición de la causa
federal. Diferentes producciones académicas resaltan la
censura sobre los medios de comunicación para tratar
este tema, la imposibilidad de debatir las consecuen-
cias de la megaminería, y la violencia ante quienes
manifiestan una perspectiva crítica hacia esta actividad
(Giovannini et al., 2009; Iezzi, 2011; Christel, 2015;
Cerutti, 2017; Wagner, 2018; Layna, 2019). “Es factible
considerar que la política de represión, espionaje y ame-
nazas juegan un papel en la conformación del problema
público…” (Layna, 2019, p. 66). Ante el impedimento
de problematizar las consecuencias del funcionamiento
de la mina Veladero en la escala provincial, la demanda
federal abría una posibilidad hasta entonces vedada para
la AJNST: colocar el funcionamiento de Veladero como
un problema público, y avanzar en una investigación
(ahora judicial) con la expectativa de poner fin a la
explotación megaminera.
A diferencia de la causa que tuvo lugar en la provin-
cia ( Juzgado de Jáchal), en la causa federal La AJNST fue
aceptada como querellante, acompañada por un abogado
de Jáchal y por la Asociación Argentina de Abogados
Ambientalistas (AAdeAA).
Durante este proceso, es importante resaltar lo des-
tacado por Juan Agustín Layna: “la controversia pierde
forma de conflicto de calles para tomar un carácter más
claramente judicial” (Layna, 2019, p. 76). Layna detalla

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 213

cómo se pasa de movilizaciones masivas en septiem-


bre y octubre de 2015, a una exposición pública de
la AJNST dada principalmente por su reconocimiento
como querellante en el juicio federal, mientras se des-
dibuja su identificación como organización que es parte
de un movimiento de masas. Resulta muy pertinente
para nuestro análisis la reflexión realizada por este autor
sobre la pérdida del manejo de la controversia, por parte
de ciertos actores, cuando esta pasa al ámbito judicial,
quedando en manos del juez:
Las intervenciones de la AJNST se verán cada vez
más mediadas por su acceso e intervención en el desa-
rrollo de la “causa federal”. Si bien la AJNST incrementa
su exposición en grandes medios, pierde cierta auto-
nomía para movilizarlos, dado que sus intervenciones
se deben cada vez menos a medidas auto-organizadas
(por ejemplo, movilizaciones en la calle) y más al hecho
de ser reconocida como parte querellante y organiza-
ción interlocutora del Juez a cargo de la “causa federal”
(Layna, 2019, p. 90). […] el Poder Judicial emerge como
un actor que concentra el peso al asignar instituciones
responsables, los rumbos de la causa y también la deli-
mitación de la arena pública. (Layna, 2019: 110).

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214 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Mapa 1: Principales actores y lugares (mencionados en este artículo)


relacionados a la Ley de Glaciares

Fuente: Elaboración de Facundo Rojas, 2019

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 215

8. La denuncia pública de la AJNST y el procesamiento


de Ricardo Villalba

En julio de 2016, la Asamblea Jáchal no se Toca (AJNST),


en el marco de una campaña para visibilizar sus acciones
–que tenía como destino final la ciudad de Buenos Aires–,
en su paso por Mendoza concurrió a una reunión con el
equipo del ING-IANIGLA, la cual había sido solicitada por
la Asamblea Popular por el Agua del Gran Mendoza, per-
teneciente a la AMPAP (asambleas mendocinas por el agua
pura) y la UAC.
Esta reunión se desarrolló en el CCT Mendoza, el
11 de julio de 2016, y participaron integrantes del ING-
IANIGLA, de la AJNST y de la Asamblea por el Agua
de Mendoza. Según lo recabado en entrevistas a quienes
estuvieron presentes, la reunión se desarrolló en térmi-
nos cordiales. Paralelamente a su desarrollo, el abogado de
la AJNST, Diego Seguí, presentaba una nota en Mesa de
Entradas del CCT Mendoza, en la cual denunciaba pública-
mente al IANIGLA por sus decisiones en relación al desa-
rrollo del ING. Este hecho fue rápidamente difundido a
partir de una nota en el medio de prensa Infobae, titula-
da “Denuncian una trampa para manipular el inventario
de glaciares y beneficiar a Barrick Gold”.39 Esta nota daba
cuenta de la opinión del abogado de la AJNST, que parecía
adelantar lo que posteriormente sucedería:

“Si el tema se llega a judicializar y se comprueba que los


responsables del IANIGLA y del inventario se apartaron de la
ley, el abogado Diego Seguí cree que no sólo podrían perder
sus empleos, sino que podrían ser perseguidos penalmente”.

Paradójicamente, la Asamblea por el Agua de Mendoza,


no tenía información de que, paralelamente a la reunión que

39 Disponible en: https://bit.ly/2jy2rd6

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216 • Historia ambiental Argentina-Brasil

había organizado y de la cual participó, la asamblea sanjua-


nina ya tenía gestada su denuncia contra el IANIGLA.
Como destacan Healey y Martín (2020, p. 182),

“la campaña de los asambleístas fue exitosa a costa de romper


la alianza siempre tensa entre expertos y ambientalistas que
había posibilitado la ley. No sólo no lograron más protección
para los glaciares, sino que, sin querer, podrían haber habili-
tado a la administración de Macri [por entonces presidente]
para debilitar aún más a la ley”.

Posteriormente, se hicieron púbicas las denuncias de


ONG y asambleas socioambientales sobre la existencia de
más de 40 proyectos mineros en zonas glaciares y perigla-
ciales, información extraída de un documento oficial que
habría sido elaborado por la Dirección Nacional de Gestión
Ambiental de los Recursos Hídricos y Acuáticos, difundido
como parte del material que el juez federal Sebastián Casa-
nello habría secuestrado en el Ministerio de Ambiente de la
Nación. Varios medios de comunicación se hicieron eco de
esta noticia, incluso en otros países. “Ecologistas argentinos
intentan frenar 44 minas que amenazan a glaciares”, titulaba
el diario español El País, el 8 de noviembre de 2016.40
Un poco más de un año después, el 27 de noviembre de
2017, el juez federal Casanello procesó a tres ex-secretarios
de Ambiente de la Nación y a un científico (Ricardo Villal-
ba, entonces ex-director del IANIGLA41 y del Inventario
Nacional de Glaciares) por el delito de abuso de autoridad
por el incumplimiento de la Ley de Glaciares y la Ley Gene-
ral de Ambiente 25.675. Según el razonamiento del Juez
Federal, la decisión de inventariar sólo los cuerpos de hielo
de más de 0,01 km2 contradijo el espíritu de la ley y limitó
el inventario de la totalidad de los cuerpos de hielo (sin
importar su tamaño) en la zona donde se habían producido

40 Disponible en: https://bit.ly/33JUxmf


41 Ricardo Villalba dejó de ser director del IANIGLA y del ING a fines del
2015. En su lugar asumió Fidel Roig Juñent quien continúa en los cargos.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 217

los derrames de solución cianurada. La hipótesis del Juez


es que, si el relevamiento del ING hubiera incluido a los
cuerpos de hielo de menos de 0,01 km2, los derrames no se
habrían producido, porque la actividad minera hubiera sido
paralizada en función de la ley 26.639.
En relación a los glaciares en Pascua Lama y Veladero,
el equipo del ING-IANIGLA considera que contar con
información sobre los cuerpos de hielo menores a 0,01 km2,
no hubiera garantizado la aplicación de medidas adecuadas
para impedir daños ambientales. Ello se basa en la exis-
tencia de un Informe del año 2006 (Espizúa et al., 2006),
que había identificado 14 protalus y 7 manchones de nieve
menores a 0,01 km2, 41 glaciares (7 glaciares de montaña, 8
manchones de nieve y 26 glaciares de escombros) mayores a
0,01 km2, los cuales cubren un área total de 4,52 km2.42 Esta
información existía desde varios años previos al derrame
de solución cianurada y, con esta información disponible,
las autoridades de aplicación y competentes no frenaron las
actividades de Veladero.
El procesamiento de Villalba generó una fuerte reac-
ción de rechazo, no sólo, pero especialmente, en la comu-
nidad científica de Mendoza, Argentina e incluso a nivel
internacional.43 Las notas de apoyo a Ricardo Villalba,
sumaron más de 4200 adhesiones. A estas adhesiones hay
que sumar las casi 40 instituciones nacionales que enviaron
notas de apoyo, y los grupos de investigación –incluyendo
varios de las ciencias sociales críticas con lugar de trabajo
en el CCT Mendoza- que también expresaron solidaridad

42 Durante el 2006, se realizó un trabajo dirigido por una glacióloga (hoy jubi-
lada) que se desempeñaba en el IANIGLA, informando los procesos glacia-
res y periglaciales de Veladero y Pascua-Lama. Dicho trabajo fue amplia-
mente citado (entre los especialistas) y estuvo disponible en bibliotecas,
organismos oficiales y ONG. Incluso estuvo en páginas del gobierno de San
Juan, pero ya no se encuentra disponible. Ver: CEDHA (2013), Taillant
(2015).
43 Ver, por ejemplo, la cobertura de los medios de prensa mendocinos:
https://bit.ly/33Ke0Dk

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218 • Historia ambiental Argentina-Brasil

y apoyo a Villalba. 44 Prestigiosas revistas científicas como


Nature y Science publicaron notas críticas sobre el proce-
samiento de Villalba.45
En marzo de 2018, se confirmó el procesamiento de
Villalba. En mayo la causa se elevó a juicio oral, pocas sema-
nas antes de que se finalizara y presentara oficialmente el
ING de toda la Argentina.
En este contexto, durante mayo de 2018, se presentó
el primer inventario de glaciares completo de toda Argen-
tina, en su nivel 1, según el Cronograma elaborado por
IANIGLA. Sin embargo, la publicación oficial, a partir de la
cual el Inventario Nacional de Glaciares comienza a regir
como norma de Ordenamiento Territorial, fue la publica-
ción en el Boletín oficial, mediante Resolución 358/18 del
7 de junio de 2018.

44 Entre ellas: CCT Mendoza; UNCUYO, Comisión Directiva de la Asociación


Herpetológica Argentina (AHA); Centro de Investigaciones del Mar y la
Atmósfera, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales UBA-CONICET; Ins-
tituto de Geociencias Básicas, Aplicadas y Ambientales de Buenos Aires
(IGEBA); Instituto Patagónico de Cs. Sociales y Humanas (IPCSH), CCT-
CENPAT-CONICET; Consejo Directivo del Centro de Investigaciones del
Mar y la Atmósfera (CIMA); Comisión Directiva de la Asociación Argentina
de Ecología (ASAE); Instituto de Ecología Regional, CONICET-
Universidad Nacional de Tucumán; Federación Argentina de Ingenieros
Forestales.
45 Un resumen de los apoyos y declaraciones a favor de Villalba, por parte de
científicos a escala internacional, puede consultarse en: https://bit.ly/3if-
TpNZ

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 219

Imagen 3: Manifestación de apoyo a Ricardo Villalba, realizada en el CCT


Mendoza CONICET, el 4 de diciembre de 2017

Fuente: Marcelo Aguilar, La Nación, disponible en: https://bit.ly/2oYn7-


l8

A pesar de la imputación de Ricardo Villalba, miem-


bros del IANIGLA y de Asamblea Jáchal No se Toca,
participaron conjuntamente de algunas actividades en
relación a los recursos hídricos, cómo fue el debate
sobre la Protección del Agua y los Glaciares, en la
Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del
Senado de La Nación, desarrollado el 22 de marzo de
2018. Esto había sido organizado por la Comisión de
Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado de la
Nación, juntamente con Conciencia Solidaria, Green-
peace, Abogados Ambientalistas, FARN, 350.org y la Red
Defensoras del Ambiente y el Buen Vivir, y que contó
con la presencia de Daniel Filmus y Miguel Bonasso.46
En dicha reunión, el abogado de la AAdAA, Enrique
Viale, le realizó al investigador Lucas Ruiz, integrante

46 La desgrabación de esta reunión (versión taquigráfica) se encuentra


disponible en: https://bit.ly/2P7nVPd

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220 • Historia ambiental Argentina-Brasil

del equipo del ING, la siguiente pregunta: “Doctor, en


el inventario, valga la redundancia, en la zona de la
mina Veladero, ¿se han encontrado cuerpos glaciares o
periglaciares?”. Ruiz respondió:
Sí, en la zona del proyecto Veladero Pascua Lama.
La misma comprende varias subcuencas, entre ellas la
subcuenca de la Palca, que los reúne. Y dentro del área
demarcada por los proyectos, hay más de 40 cuerpos
con hielo identificados en el inventario. Glaciares hay en
todas las provincias cordilleranas. Algunas tienen más y
otras menos. San Juan tiene una particularidad. Es una
zona árida que tiene muchos cuerpos de hielo pequeños
y, sobre todo, es la que, en términos de jurisdicción
provincial, es la provincia que más glaciares tiene. Tiene
más de 4 mil glaciares, glaciares de escombro y mancho-
nes de nieve identificados. Así que sí (CAyDS, 2018).

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 221

Mapa 2. Resultados finales del Inventario Nacional de Glaciares, para todas


las cuencas de Argentina, mayo del 2018.

Fuente: IANIGLA-ING (2018). Resumen ejecutivo de los resultados


del Inventario Nacional de Glaciares. IANIGLA-CONICET, Ministerio de
Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, pág. 27. Disponible
en: https://bit.ly/35OrYpz

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222 • Historia ambiental Argentina-Brasil

En este marco se inició la conversación, entre el equipo


del ING y la AJNST, para realizar una reunión en la ciudad
de Jáchal, donde el equipo del ING se pusiera a disposi-
ción de la población para responder sus interrogantes sobre
la realización del Inventario. Incluso el equipo del ING
sería acompañado por integrantes del Grupo de Historia
Ambiental del IANIGLA, con trayectoria en la investiga-
ción de conflictos ambientales en relación a proyectos de
minería a gran escala. Tiempo después, esta propuesta fue
cancelada por miembros de la AJNST, paralelamente a la
difusión de un duro comunicado de esta asamblea hacia
el equipo del ING, que fue expresado en su página web y
levantado por medios de prensa.47
Otras organizaciones ambientalistas, como FARN,
Greenpeace y la AAdAA, consideran que el inventario está
correcto y son importantes sus avances, pero está incomple-
to. Es decir, continúan demandando que se incorporen los
cuerpos de hielo de menos de 0,01 km2. Pero recalcan:

“Aun así, el actual inventario establece que tanto la mina


Veladero como Pascua-Lama están asentados sobre glaciares
y ambiente periglacial, por lo que están alcanzadas por la
prohibición de cualquier actividad extractiva estipulada en el
artículo 6° de la Ley”.48

Por otra parte, durante noviembre de 2018, FARN,

“realizó una serie de pedidos de información a la Secretaría


de Ambiente de la Nación (SAyDS) y el Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), soli-
citando se informe sobre las partidas presupuestarias desti-
nadas para la confección del Inventario de Glaciares, paso
indispensable para su protección, tal como lo indica la ley.
Sin embargo, los dos organismos informaron que no es de
su competencia.” 49

47 Disponible en: https://bit.ly/2EJoHiC y https://bit.ly/2GixHvy


48 Fuente: FARN, 15/05/2018. https://bit.ly/30g3PqD
49 Fuente: https://bit.ly/3ndqWMG

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 223

Desde mediados de 2018 el IANIGLA se encuentra


preparando una propuesta de actualización para comenzar
la segunda versión del inventario. Además, se encuentra
trabajando en monitoreos de detalle de glaciares y balances
de masa, seleccionados a lo largo de los Andes.
En 2019, un informe de la Auditoría General de la
Nación (AGN, 2019) que auditó el periodo comprendido
entre el 1 de enero de 2016 al 31 de diciembre de 2017,
destacó que el ING

“debe ser actualizado permanentemente por mandato de la


ley, pero no cuenta con una partida específica en el presu-
puesto nacional. La SAyDS en su carácter de autoridad de
aplicación de la ley, no logró coordinar ningún acto con la
Administración de Parques Nacionales como órgano compe-
tente con poder de policía. Tampoco se detectó evidencias
de iniciativas de gestión coordinada de los glaciares compar-
tidos entre Argentina y Chile, teniendo en cuenta la vasta
extensión de glaciares en las zonas fronterizas. No existe un
programa de difusión pública sobre el desarrollo del inventa-
rio ni un programa permanente de capacitación para autori-
dades competentes, indispensable para la correcta aplicación
de la ley.” (AGN, 2019:2)

El informe de la AGN se dio a conocer pocos días des-


pués de que el 4 de junio (2019) la Corte Suprema de Justicia
rechazara por unanimidad los planteos de Barrick Gold,
Minera Argentina Gold y de la provincia de San Juan, que
buscaban la inconstitucionalidad de la Ley de Glaciares.
Mientras tanto, Ricardo Villalba, el científico argentino
que más se involucró y participó en la generación de una
ley sobre el tema, es decir, bregó para que el conocimiento
científico sobre estos cuerpos de hielo se plasmara en una
política pública, sigue esperando que se concrete el juicio
penal, que hasta el cierre de este trabajo no se ha llevado
a cabo. Sumado a ello, Martín y Healey (2020), subrayan
la paradoja de que, si bien la Ley de Glaciares ha quedado

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224 • Historia ambiental Argentina-Brasil

absolutamente ratificada, pero su implementación continúa


como una pregunta abierta.

9. Reflexiones finales

La Ley de Glaciares es una norma ambiental de presupues-


tos mínimos que emerge de un debate público con susten-
to científico, que también se constituyó como un debate
político-económico. Desde ésta última significación, lo que
estaba en juego era el desarrollo de determinados proyectos,
principalmente de minería metalífera, más allá de las consi-
deraciones estrictamente glaciológicas.50 Paradójicamente,
10 años después de su sanción, un actor clave para la exis-
tencia de la ley de glaciares es imputado penalmente por
otros sectores, para los cuáles la continuidad de esta ley
también es de suma importancia.
Como destaca Marina Aizen (2020), en una nota publi-
cada el mismo día que cerramos este trabajo, con la reali-
zación del inventario nacional de glaciares “se relevaron así
17 mil glaciares a lo largo de 69 subcuencas. Se produjo un
conocimiento que no existía. Vale recordar que con presu-
puesto exiguo y con muchos monotributistas.”51
A pesar de que el Inventario, con la metodología ele-
gida, dio cuenta de glaciares de más de 0,01 km2 que se
encuentran, precisamente, en el área concesionada a los
proyectos Veladero y Pascua Lama, ni la autoridad de apli-
cación, ni las autoridades competentes, a nivel nacional y/
o provincial, ejercieron el cumplimiento de la norma, para-
lizando Veladero, ya sea por el ING o por las evaluaciones
ambientales que existían desde 2006.
A diferencia de lo sucedido en Mendoza, donde dife-
rentes movimientos sociales y asambleas socioambientales

50 Por ejemplo, las inversiones mineras: https://bit.ly/2pHG3V5


51 En referencia a las precarias condiciones laborales de algunas de las perso-
nas que trabajaron en la realización del Inventario Nacional de Glaciares.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 225

han mostrado una actitud por momentos colaborativa y


menos desconfiada de organismos como el CONICET, e
incluso han participado de debates institucionales con el
gobierno provincial (Scott et al., 2012; Wagner, 2014; Wag-
ner, 2018), en el caso de San Juan, estos espacios de encuen-
tro no se han generado, abonando la desconfianza hacia el
sector científico por parte de las asambleas allí existentes
(Wagner, 2018). La AJNST adoptó prácticas de luchas que
confrontaron de forma rotunda con la labor de una parte
importante del sector científico nacional y de la provincia
vecina (Mendoza). Llegar a la escala federal, por la vía judi-
cial, fue una estrategia de esta asamblea para visibilizar su
reclamo, que en la escala provincial tenía limitado el desa-
rrollo de cualquier acción. Como ya hemos explicado, la
imposibilidad de debatir los problemas de la megaminería
en San Juan, derivó en la judicialización del conflicto y, en
esa vía, la escala federal ha generado una expectativa que
difícilmente pueda cumplir el veredicto del juez: cerrar la
mina Veladero y problematizar otros proyectos mineros en
esta provincia. Como ya fue destacado, la empresa logró
dirimir su responsabilidad en la causa provincial, en la cual
no se ha imputado a ningún ejecutivo de la misma, ni a
los funcionarios provinciales responsables de controlar la
explotación minera. Por su parte, la provincia de San Juan,
luego de impedir la realización de la ley 26.639 en su terri-
torio, argumentó cumplir con la Ley de Glaciares, creando
una autoridad competente provincial, que realizó –en el
marco de esta ley- una auditoría ambiental, en 2013, la cual
concluye que las actividades de Veladero no afectan de nin-
gún modo los glaciares.
Es decir, la provincia de San Juan experimentó dife-
rentes vías: primero, intentó impedir la ley en su territo-
rio; posteriormente, implementó la ley en beneficio pro-
pio –una auditoría determinó que los proyectos mineros
que defiende no dañan los glaciares- y, además, logró que-
dar –gracias al fallo de la CSJN- fuera de la investigación

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226 • Historia ambiental Argentina-Brasil

del juez federal, y dirimir su responsabilidad en su pro-


pio territorio.
Experiencias de colaboración entre científicos y comu-
nidades locales, como las acontecidas en Perú con el Ins-
tituto de Montaña y otros organismos científicos (Carey,
2010), han existido también en Argentina. Sin embargo, en
el caso analizado, se llegó a una demanda penal sin bus-
car previamente alguna instancia de diálogo, negociación
e intercambio.
En un contexto donde amplios sectores del gobierno
nacional, durante el periodo estudiado, han manifestado su
intención de flexibilizar la ley en función de los intereses
mineros52, se corre el riesgo de que el avance de actividades
extractivas encuentre divididos a los diversos actores que
entre 2008 y 2010 lucharon por la misma causa: la sanción
de la ley de glaciares, y la protección de fuentes de agua
de las cuales dependen gran parte de las comunidades del
oeste del país.

10. Agradecimientos

Agradecemos los comentarios, sugerencias e informaciones


brindadas por: Ricardo Villalba, Lidia Ferri, Laura Zalazar,
Gustavo Costa, Pierre Pitte, Lucas Ruiz, Mariano Castro,
Juan Pablo Scarpa, Sebastián Crespo, Hernán Garganti-
ni, Mariano Masiokas, Marcelo Giraud, María del Rosario
Prieto, Pablo Villagra, integrantes de la Asamblea Popular
por el Agua, Gabriela Merlinsky, Facundo Martín, Pilar
Bueno, Hortensia Castro, Laura Isla Rafaelle y Guillermi-
na Elías. Al grupo de Historia Ambiental de IANIGLA,
por su impulso y apoyo para la escritura de este artículo.

52 Ello ha sido tema de noticias en medios nacionales, por ejemplo:


https://bit.ly/33LmMAR, https://bit.ly/33NRIRi

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 227

Dedicamos este artículo a la memoria de nuestra querida


directora Charo Prieto.
Este trabajo fue realizado en el marco de un Proyecto
de Investigación Científica y Tecnológica Orientado (PIC-
TO) financiado por la Agencia Nacional de Promoción
Científica y Tecnológica y la Universidad Nacional de Cuyo
(PICTO 0012-2016 UNCuyo) y presentado en el Semina-
rio Internacional “Ecología Política, conflictos y territorios
hidrosociales en Argentina y América Latina”, realizado en
la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 15-16 de abril
de 2019. Agradecemos también al CONICET, por su apoyo
institucional y económico para el desarrollo de nuestras
investigaciones.

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7

Ordem alfabética: Colonialismo,


práticas letradas e mudanças
socioambientais no Brasil
dos séculos XVI e XVII1
DIOGO DE CARVALHO CABRAL2

Em 22 de abril de 1500, a frota portuguesa de 13 embar-


cações sob o comando do capitão Pedro Álvares Cabral, que
havia zarpado de Lisboa seis semanas antes, avistou terra.
Contudo, a paisagem que Cabral e sua tripulação avista-
ram e logo passaram a percorrer não era a de Calicute, na
Índia, o destino oficial da expedição, mas da costa sul do
atual estado brasileiro da Bahia. No início da tarde daquele
dia, a tripulação tomou vista “primeiramente de um grande
monte, muito alto e redondo, e de outras serras mais bai-
xas ao sul dele e de terra chã com grandes arvoredos, ao
qual monte o capitão pôs nome o Monte Pascoal e a terra,
a Terra da Vera Cruz” (Caminha, 1977: 86). Pero Vaz de
Caminha narra esses acontecimentos em sua famosa carta
reportando ao rei Manuel I sobre o achamento daquelas
terras. Caminha havia sido enviado como administrador da
feitoria a ser estabelecida em Calicute para promover os
interesses comerciais portugueses no Índico. A carta não

1 Parte deste texto foi publicado originalmente no artigo “Landscape and Let-
terscape in Early Colonial Brazil”, Studia Geohistorica 6, 2018, p. 7-27.
2 Professor Assistente de História Ambiental do Departamento de História do
Trinity College Dublin.

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234 • Historia ambiental Argentina-Brasil

explica bem – na verdade, Caminha parece não se impor-


tar muito com isso – como a frota se desviou do rumo,
dando azo a alguns estudiosos levantarem suspeitas de que
os portugueses sabiam sobre aquela massa de terra ou até
mesmo haviam desembarcado lá antes. De qualquer forma,
e apesar da existência de dois outros relatos de caráter mais
técnico (um escrito pelo astrônomo da missão e outro por
um piloto), o relato de Caminha permanece até hoje como
a peça que mais detalhadamente “documenta o primeiro
encontro entre as culturas da Europa e da América do Sul”
(Dias, 1992: 12).
No entanto, o próprio ato de documentar o evento –
registrá-lo por escrito – parece minar a sua qualificação
de encontro, com suas implícitas conotações de equidade.
Desde o início, apenas um dos grupos envolvidos tinha o
poder de enquadrar o encontro para muito além daquele
momento e daquele lugar. “Nos primeiros encontros entre
europeus e nativos da América Latina”, observou Patricia
Seed (1991: 10), “só os europeus tiveram acesso à escri-
ta alfabética e, como resultado, a abordagem histórico-
realista enfraquece a credibilidade das versões nativas dos
eventos, favorecendo os relatos dos conquistadores (aqueles
que escreviam) sobre os dos conquistados (aqueles que não
escreviam).” Diferentemente da interpretação europeia da
situação, hoje disponível para qualquer pessoa capaz de ler,
não se pode avaliar como os nativos sul-americanos cons-
truíram o Novo Mundo (eurasiano) levado a seus territórios
em viagens oceânicas. Durante a estadia de uma semana da
frota de Cabral na costa da Bahia, os nativos vieram a bordo
da nau capitania mais de uma vez, e Caminha, em sua carta,
interpretou a comunicação que se desenrolou ali a partir
do ponto de vista mercantilista europeu. Ele tomou os nati-
vos como informantes comerciais, seus atos mais memorá-
veis sendo gestos supostamente indicativos da existência de
metais preciosos na terra.
Mas o que aqueles estranhos interlocutores queriam?
Como eles enquadraram a situação? Que tipo de valores

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 235

culturais eles usaram para interpretá-la? Tudo isso perma-


neceu fora do episódio narrado pelo primeiro ato de escri-
ta colonial no Brasil. Conforme observou Geraldo Sousa
(1994: 90), era como se os europeus fossem roteiristas, e os
nativos, por seu turno, fossem “atores possuídos por e ines-
capavelmente interpretando ‘europeianidade.’” A metáfora
que Caminha usou ao comunicar ao rei seus pensamentos
sobre os indígenas é reveladora, dizendo que “imprime-
se rapidamente neles qualquer cunho que lhes quiser dar.”
Michel de Certeau (1982: 9-10) famosamente aludiu a
esse aspecto conquistador da escrita europeia, ressaltando
seu poder de transformar o espaço do outro num campo
de expansão para um sistema de produção. Mas Certeau
referia-se à expansão de sistemas ideológicos, como a pró-
pria noção ocidental de história. A impressão que Camin-
ha e outros agentes coloniais desejavam realizar, contudo,
não se limitava às mentalidades humanas, estendendo-se ao
próprio ambiente físico. Descrevendo uma terra incrivel-
mente úmida, cheia de muitas e grandes florestas compostas
de espécies sem fim, Caminha prognosticou que, querendo-
se aproveitá-la, dar-se-á nela tudo. Em outras palavras, ele
estava articulando alfabeticamente um projeto de europei-
zação das paisagens culturais nativas, incluindo uma remo-
delação territorial agroecológica.
Como Philip Ethington (2007: 483) nos lembrou, “Toda
ação, seja construir pirâmides, fazer amor, escrever ou ler,
tem e produz lugar.” Como prática corporal e cognitiva a
um só tempo, a escrita requer uma geografia física para
ocorrer (condições ambientais e técnicas), enquanto produz
uma geografia imaginativa (uma representação espacial do
mundo). Enquanto a carta, como produto final, tenha locali-
zado, descrito e nomeado uma certa porção de terra tropical
– atraente tanto pelo seu potencial como plataforma de ati-
vidades quanto pelo que evocava no imaginário europeu –,
Caminha certamente realizou seu ato de escrita na segura-
nça e proteção da sua cabine de navio. Lá, ele provavelmen-
te tinha uma escrivaninha para ajudá-lo a empunhar uma

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236 • Historia ambiental Argentina-Brasil

caneta de pena sobre folhas de papel, um ambiente relativa-


mente tranquilo onde podia meditar sobre as palavras mais
adequadas ao seu rei. Antes de despachá-la – Cabral man-
dou que um dos navios voltasse a Lisboa levando a carta
ao rei – Caminha leu-a em voz alta para o capitão e seu
estado-maior, como mostra a pintura de Francisco Aurélio
de Figueiredo, do final do século XIX. Não tendo à sua dis-
posição o maravilhoso instrumento da tecla delete, Caminha
pode ter reescrito a carta uma ou mais vezes, com base no
feedback dessa plateia. Talvez o Atlântico tenha engolido
alguns rascunhos com baita relevância histórica! Papel de
rascunho aparentemente não era problema: os marinheiros
de Cabral trocaram alegremente folhas de papel por arcos
com os indígenas em Porto Seguro.
Qualquer que tenha sido o significado de um escambo
tão bizarro, o fato é que sete folhas de papel saídos do
aparentemente enorme almoxarifado de Cabral chegaram a
Lisboa semanas depois, sob a forma de uma carta manus-
crita dirigida ao rei Manuel I. A carta não apenas trouxe à
consciência da corte portuguesa uma nova parte da super-
fície terrestre. Em um sentido muito concreto, ela criou
esse lugar como um objeto geo-gráfico do poder europeu.
A carta representava os habitantes nativos e suas paisagens
culturais como objetos de conhecimento e manipulação
dos portugueses, tornando desnecessário qualquer encon-
tro cultural com os nativos eles mesmos. Como Edward
Said (1979: 21) nos lembrou há bastante tempo, “a decla-
ração escrita é uma presença para o leitor em virtude de
ela ter excluído, deslocado, tornado supérfluo qualquer coi-
sa real.” Exatamente por seu caráter de geo-grafia portátil,
a carta de Caminha foi eficaz porque sublimou o contato
sensorial com as coisas e pessoas ali descritas; a partir da
sua leitura, Manuel I e sua corte desenvolveram planos e
políticas em interação com a carta a qual, para todos os
efeitos práticos, era a própria Terra da Vera Cruz. Escri-
tos coloniais posteriores viriam a explicitar essa sublimação
sensorial: Gabriel Soares de Souza, por exemplo, oferece

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 237

em 1587 seu Roteiro Geral com Largas Informações de Toda


a Costa do Brasil como um instrumento para que El-Rei
“ponha os olhos e bafeje com seu poder” sobre os espaços
descritos (Souza, 1851: 13). Aqui, olhar e acalentar (com um
sopro de fala) eram quase-metáforas, já que o documento
tornava de fato possível a visualização mental do território
e a modelagem oral de políticas que incidiriam, eventual-
mente como ações corporais diretas, sobre as terras e os
povos americanos.
Não por acaso, o colonialismo europeu colocou um
valor excepcional sobre as imagens, seja na forma textual
ou cartográfica. Todos os aspectos do Novo Mundo deviam
ser abertos ao escrutínio visual dos europeus, sobretudo
daqueles que permaneceram na Europa, como os admi-
nistradores coloniais. Comentando a imagem de mulheres
indígenas nuas na Viagem à Terra do Brasil, de Jean de Léry,
Certeau (1982: 222) observou que elas “Indicam uma nova
relação, escriturária, com o mundo: são o efeito de um
saber que ‘pisa’ e percorre ‘ocularmente’ a terra para cons-
truir nela a representação.” A escrita alfabética, portanto,
era um exemplo – talvez o maior exemplo, pelo menos nos
primeiros séculos da era moderna – daquilo que Sverker
Sörlin e Nina Wormbs (2018) chamaram de tecnologia de
ambientação, ou seja, um instrumento de modelagem do
entorno, tanto no sentido representacional quanto no senti-
do físico-material. Mais precisamente, estou me referindo à
produção escriturária de um ambiente que empodera a cog-
nição, a orientação e a intervenção social e territorial dos
colonizadores. Pode-se argumentar que toda a documen-
tação colonial é intrinsecamente – embora muitas vezes
implicitamente – geo-gráfica, no sentido de que ela ambien-
ta não apenas através de coordenadas locacionais, mas tam-
bém com topografias morais e legais que familiarizam os
colonizadores com a terra e seus habitantes nativos antes
mesmo de qualquer contato direto.
No entanto, não se pode perder de vista o caráter
corporificado da escrita alfabetica. No esforço (ainda que

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238 • Historia ambiental Argentina-Brasil

provavelmente pouco consciente) para produzir a impres-


sao de objetividade não-situada, a literatura colonial tende
a esconder do leitor as complexas articulações corporais
que permitiam aos europeus capturar as paisagens e pessoas
do Novo Mundo em folhas de papel escritas. Os autores
raramente deixam entrever, em seus relatos, que eles escre-
viam com corpos (não somente mãos e braços humanos,
mas também bicos de pena e tinta) em corpos (papel e
outros suportes materiais de inscrição) e entre corpos (não
somente objetos como cadeiras, escrivaninhas e tetos, mas
também, e de maneira muito mais importante, outros seres
humanos, sobretudo os nativos). Além disso, os documen-
tos assim produzidos eram armazenados, transportados e
protegidos com a ajuda de uma configuração específica de
corpos. É neste sentido que eu argumento que havia uma
dialética entre landscape e letterscape, ou mais exatamente
entre os ambientes ou lugares onde ocorriam e/ou se arma-
zenavam os atos escriturários e as ambientações produzidas
por tais atos. Essa dialética geo-gráfica ajudou os portugue-
ses a se enraizar na América, colonizando tanto os ecossis-
temas quanto as populações nativas.
Mas como os ameríndios reagiram a essa espaciali-
zação? Em primeiro lugar, não devemos exagerar ou reificar
as diferenças entre os sistemas de comunicação amerín-
dios e europeus, especialmente ao longo de linhas evoluti-
vas (Mignolo, 2003; Cohen, 2010). Não podemos esquecer
que os antigos Tupi da costa brasílica possuíam sistemas
de inscrição não-alfabéticos, como decoração de cerâmica,
pintura corporal e escarificação ritual. Ao mesmo tempo, é
importante levar em consideração a literacia propriamente
ambiental daqueles povos – sua capacidade de ler os ecos-
sistemas à sua volta através do uso não somente da visão,
mas de todo o aparato sensorial humano (Abram, 1997).
Para esses povos, as formas, os sons, os aromas, as textu-
ras e os gostos do mundo tinham potenciais significados;
havia uma propensão cultural a se interpretar cada sílaba
do horizonte, como diria o escritor João Guimarães Rosa

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 239

(1974, p. 197), em um contexto ficcional. É importante,


portanto, entender como essa literacia – e toda a visão de
mundo a ela associada – ajudou os nativos a interpretar
o alfabetismo e, consequentemente, as ambientações escri-
turárias europeias.
As três primeiras décadas de colonização portuguesa
envolveram o estabelecimento de postos comerciais para
escambo de pau-brasil. Os nativos cortavam e transpor-
tavam as toras em troca de mercadorias europeias, como
machados de metal. Os administradores responsáveis por
essas feitorias residiam lá o ano todo; tendo que lidar com
os nativos para todas as necessidades primárias, eles apren-
deram a língua local e tornaram-se intermediários cruciais.
Conforme já foi brilhantemente analisado por M. Kittiya
Lee (2014), isso levou ao surgimento de línguas francas
comerciais baseadas no léxico indígena. O registro mais
antigo de uma tal língua é o relato de Antonio Pigafetta,
datado de 1519, contendo um vocabulário das mercado-
rias trocadas entre tribos Tupi-Guarani não especificadas e
marinheiros europeus. Lee (2014: 151) explica que o docu-
mento “introduziu termos e frases importantes para viajan-
tes não iniciados, antecipando conversas diretas e lucrativas
com os nativos.” Os relatos de viagem não foram, portan-
to, apenas pontos de chegada para o colonialismo europeu,
mas também seus pontos de partida (Sousa, 1994; Todo-
rov, 2003).
Temendo a intrusão francesa no comércio de pau-
brasil, o rei João III parcelou as terras brasileiras e as doou
como capitanias para fidalgos portugueses, na década de
1530. Os donatários deveriam se estabelecer e defender a
terra a seu próprio custo, para isso fundando vilas, assenta-
mentos urbanos cuja ordem jurídica era devidamente pres-
crita pelas Ordenações Manuelinas, código legal português
impresso no início do século XVI. As cidades, por sua vez,
eram assentamentos urbanos de maior dignidade, pois esta-
belecidos por decreto real; a primeira foi Salvador, funda-
da em 1549 para ser a sede do governo geral. Uma vez

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240 • Historia ambiental Argentina-Brasil

fundadas, tanto vilas quanto cidades eram governadas por


conselhos eleitos localmente, e que se reuniam e delibera-
vam na câmara municipal. As Ordenações prescreviam a
esses conselhos registrar todo e qualquer ato de governo,
depositando os escritos em uma arca grande e boa. Essa
arca de madeira deveria ter duas fechaduras diferentes, sen-
do que uma das chaves era guardada por um membro do
conselho e a outra pelo escrivão da câmara. As Ordenações
diziam expressamente: “nunca se tirará escritura alguma da
dita arca, salvo quando alguma for necessária para se ver,
ou trasladar, então somente a tirarão na dita casa da câmara
em que a dita arca estiver, e acabado aquilo para que for
necessária se torne logo à dita arca, sob pena do escrivão da
câmara perde o ofício, e o vereador que a outra chave tiver
haverá aquela pena que a Nossa Mercê for” (Ordenações
Manuelinas, Livro I, Título XLVI, Artigo 8, p. 327-8). Por-
tanto, a câmara era o lugar onde se sedimentava a tomada
de decisões sobre o território jurisdicional da vila, anco-
rando, protegendo e sancionando o poder legal da escrita
através do espaço.
Com exceção de São Paulo, estabelecida em 1554 na
orla do planalto interior, todos os assentamentos urbanos
quinhentistas (dezesseis vilas e três cidades) localizavam-se
nas planícies sedimentares ou terraços costeiros, geralmen-
te na foz de uma baía ou rio – uma geografia urbana apro-
priada a um império marítimo. Como portos transoceâni-
cos, as vilas e cidades eram os centros letrados através dos
quais os influxos de pessoas, ideias, instituições e merca-
dorias se espalhavam para o interior do território colonial.
Embora se saiba muito pouco sobre isso, o papel e provavel-
mente também a tinta estavam entre esses aportes transo-
ceânicos. O tradicional fabrico de papel consistia em mace-
rar trapos de cânhamo e linho, embebidos em água livre de
resíduos, para se obter a polpa de celulose que depois era
moldada e secada para formar folhas (Barrett, 2014). Não
há evidências de tal indústria no Brasil, de modo que cada
folha usada pelos portugueses parece ter sido importada. De

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 241

fato, grande parte do papel usado em Portugal era impor-


tado da Espanha, França, Itália e outros países europeus.
Em Portugal, havia fábricas de papel em Leiria e Coimbra,
no século XV, e em Braga, no século XVI (Gomes, 1996;
Oliveira, 2007). Quanto à tinta, a ecologia local pode ter
desempenhado um pequeno papel: além do tingimento de
tecidos, o pau-brasil era usado para a fabricação de tinta de
escrever vermelha (Léry, 1992: xlv).
Confinada a lugares como as câmaras municipais e
os escritórios dos governadores, o arranhar de folhas de
papel com penas empapadas de tinta organizou e sancio-
nou a expansão do assentamento colonial e as consequen-
tes mudanças ambientais. A terra mais próxima da câmara
era designada como área comum, chamada rocio, e o resto
era repartido para moradias urbanas. As sesmarias (isto é,
os lotes rurais) foram concedidas mais longe, sob a con-
dição de que a terra fosse colocada em uso em não mais
de três anos. Os donatários geralmente provinham dos e às
vezes ainda residiam nos núcleos urbanos, permanecendo
dependentes deles para o comércio, a assistência espiritual
e outros assuntos. Com o tempo, os conselhos concederam
terras cada vez mais distantes, fazendo avançar a fronteira
agrícola europeia (Cintra, 2017). Os trabalhos de Mauricio
Abreu (2003) sobre o Rio de Janeiro nos fornecem uma
imagem bastante precisa desse fenômeno.
As cartas de concessão de sesmaria podem ser consi-
deradas encapsulações criptografadas e etnocentradas das
paisagens nativas. Elas sempre começam com a fórmula
Que todos aqueles que vejam essa carta, uma escolha de
palavras que naturalizava o alfabetismo. Afinal de contas,
ver a carta não era suficiente – era preciso ser capaz de lê-la.
Na ficção escrita criada pelo documento legal, era como se
não houvesse ninguém por perto que não pudesse ler. Além
disso, a leitura da carta não seria uma tarefa fácil mesmo
para um Tupi-Guarani alfabetizado, já que ele não encon-
traria facilmente o documento em exibição pública. Como
a maioria dos documentos coloniais, as cartas de sesmaria

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242 • Historia ambiental Argentina-Brasil

circulavam estritamente pelos escritórios das autoridades


coloniais; assim que a concessão era concluída, a carta era
transcrita no tombo do conselho da câmara, e depois arma-
zenada em uma arca de madeira trancada (Ordenações,
Livro I, Título LII, Artigo 7: 360). Naturalmente, cópias
dessas cartas eram enviadas para Lisboa e armazenadas em
lugares como o arquivo do Conselho da Fazenda.
Mas voltemos por um momento ao mundo semântico
interno dos documentos de sesmaria, pois eles revelam
algumas características interessantes. Para fins de demar-
cação, os portugueses geralmente usavam as característi-
cas da paisagem natural como referências, principalmente
córregos e rios, e essa foi uma das principais dimensões da
intervenção oral indígena na produção documental colo-
nial. Com algumas notáveis exceções, sobretudo os nomes
de santos cristãos (São Francisco, São João, São Pedro etc.),
a maioria dos nomes de rios e riachos em documentos
coloniais é de origem Tupi-Guarani – Anhangabaú, Capi-
vari, Capibaribe, Jacuípe, Jequiriçá, e muitos outros. Mesmo
assim, é como se esses topônimos, no contexto mais amplo
do documento escrito, fossem testemunhos do caráter fan-
tasmagórico da presença indígena. Nesses registros, havia
apenas resquícios de uma paisagem indígena, mas não pes-
soas ou atividades indígenas. De fato, as terras concedidas
como sesmarias eram geralmente descritas como sertão,
provavelmente uma abreviação de desertão, significando
uma vasta extensão de terra desprovida de gente (Saramago,
2015: 233). Usando seu poder fundacional, a escrita legal
estabelecia um marco, um ponto mítico de origem de toda
a ocupação humana (Motta, 2004). Esse apagamento da his-
tória do assentamento indígena faz do sertão um exemplo
daquilo que a filósofa Val Plumwood identificou como con-
ceitos genocidas europeus (Plumwood, 2006: 134).
“Para todos, menos para os sertanejos,” salientou A.J.R.
Russell-Wood (2002: 123), o sertão era um estado de espí-
rito e de percepções. Como forma de vislumbrar o que
existia além do alcance sensorial, o sertão era um construto

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 243

espacial usado pelas cidades letradas da costa, uma geogra-


fia imaginativa que permeava quase toda a escrita colonial.
Como se estivessem traduzindo essa inacessibilidade para o
domínio pictórico, alguns mapas coloniais apresentam um
gradiente espacial muito interessante: enquanto a costa é
representada de uma maneira quase topográfica, o interior
é desenhado quase inteiramente em perspectiva, como se
imitasse o olhar europeu de um ponto de vista costeiro, ao
nível do solo. Estimulados pela proibição oficial de incur-
sões ao interior – que eram em si mesmas extremamente
difíceis devido às cadeias montanhosas –, desejos e ima-
gens culturalmente herdados deram origem a geografias
fabulosas misturando paraísos terrenos, riquezas lendárias,
monstros e práticas monstruosas, como o canibalismo.
Havia, é claro, uma certa quantidade de informações
em primeira mão sobre o sertão, fornecidas em parte
por informantes indígenas e, em parte, por explorado-
res europeus ocasionais. Essas informações estavam na
base de alguns escritos quinhentistas que tentavam com-
preender a diversidade das paisagens ameríndias do inte-
rior. A nomeação era o procedimento crucial em todas
essas geografias: elas organizavam rótulos etnicizantes em
uma estrutura espacial, ambientando estrategicamente a
ação dos europeus. Alguns colonos, como o já mencio-
nado Gabriel Soares de Sousa, escreveram esses trabalhos
visando favores reais como, por exemplo, permissão para
explorar os sertões. Em seu tratado de 1587, ele incluiu
um extenso relato sobre os povos nativos. Aqui está um
pequeno trecho sobre os Potiguares:
Este gentio senhorêa esta costa do Rio Grande até o
da Parahyba, onde se confinaram antigamente com outro
gentio, que chamam os Caytés, que são seus contrarios, e se
faziam cruelissima guerra uns aos outros; e se fazem ainda
agora pela banda do sertão onde agora vivem os Caytés,
e pela banda do Rio Grande são fronteiros dos Tapuias,
que é gente mais doméstica, com quem estão as vezes de
guerra e às vezes de paz, e se ajudam uns aos outros contra

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244 • Historia ambiental Argentina-Brasil

os Tabajaras, que visinham com eles pela parte do sertão


(Souza, 1851: 30).
Como explica o historiador John Monteiro, as explo-
rações de Soares de Sousa também foram, em parte, expe-
dições para apresamento e escravização de nativos. Semel-
hante ao caso do Sudeste Asiático, descrito por James Scott
(2009), o sertão brasileiro era um reservatório de trabalho
forçado para os assentamentos coloniais costeiros. Embo-
ra ameríndios tivessem sido ocasionalmente acorrentados
desde os primeiros anos da colonização, o crescimento da
economia açucareira, na segunda metade do século XVI,
tornou a escravização uma prática regular e de alto alcance
espacial. Era para o sertão que os colonos se dirigiam para
buscar o remédio para sua pobreza, um eufemismo terrível
que permeia a documentação. Os traficantes de escravos
aproveitavam os padrões de troca já estabelecidos, atraindo
os nativos do interior com promessas e presentes apenas
para aprisioná-los, assim que chegavam à costa. De acordo
com o relato de Frei Vicente Do Salvador (1965: 209-210),
do início do século XVII, “quem os comprava, pela primeira
culpa ou fugida que faziam, os ferrava na face, dizendo que
lhe custaram seu dinheiro e eram seus cativos.” O estado
colonial e seus procedimentos legais amparavam a pro-
dução social dos escravos, transformando indivíduos nati-
vos em capital para os colonos. Testamentos e inventários
post-mortem frequentemente incluíam nativos escraviza-
dos, embora às vezes sob a rubrica de administrados.
Juntamente com as epidemias fomentadas por patóge-
nos exóticos, a escravidão e o excesso de trabalho levaram
a uma redução de dez vezes na densidade populacional
indígena durante o primeiro século de colonização (Dean,
1984; Fausto, 1992; Moraes, 2000; Abreu, 2004). Livres do
trabalho agrícola nativo, as terras tropicais, incrivelmente
produtivas, rapidamente se tornavam exuberantes florestas
secundárias. São Paulo, por exemplo, havia sido fundada
em 1554 em um local que vários séculos de queimadas
indígenas haviam mantido nos estágios iniciais de sucessão

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 245

ecológica. Cerca de trinta anos depois, no entanto, aquele


sítio tinha mais matos do que qualquer outra coisa, con-
forme registrado nas vereanças da câmara municipal (Dean,
1995: 65). Em São Paulo e em outros assentamentos urba-
nos, as pessoas limpavam a vegetação até o limite de suas
paliçadas, mas as terras mais distantes seguiam um caminho
descontrolado de regeneração florestal, moldando aquilo
que os europeus que chegaram mais tarde identificaram
com uma natureza selvagem, intocada. Ao custo de centenas
de milhares de vidas indígenas e provavelmente dezenas de
cultivares localmente domesticados, essas terras tornaram-
se conceitualmente pristinas, lugares “onde um machado
nunca entrou desde que Deus os criou” (Sluiter, 1949: 531),
como escreveu um funcionário colonial no início do sécu-
lo XVII. Na mesma época, outro cronista – o autor dos
Diálogos das Grandezas do Brasil, provavelmente Ambró-
sio Fernandes Brandão, senhor de engenho na Paraíba –
escreveu sobre algumas matas do sertão que “no modo de
sua composição e grandeza, davam indício de serem criadas
logo depois do dilúvio universal” (Brandão, 1977: 51-3).
Trata-se de uma conclusão bastante estranha porque, como
o próprio autor explicou, as tais matas cercavam uma caver-
na com numerosos vasos funerários.
Ironicamente, séculos depois, a observação científica
dessa natureza selvagem exigiria a assistência dos habitan-
tes indígenas previamente expulsos ou exterminados pelos
colonos. No final do século XVIII e início do XIX, a obser-
vação europeia da paisagem precisava não apenas de guias
nativos, mas, na verdade, de todo um laboratório nativo.
Como argumentou Neil Safier, os exploradores dos rios
amazônicos dependiam da paz e tranquilidade oferecidas
pelos remadores indígenas e suas jangadas, o que permi-
tia que os europeus escrevessem relatos filosóficos sobre a
natureza e, ao mesmo tempo, omitissem o trabalho nativo
subalterno que tornava aquilo possível. Embora seu tra-
balho fosse crucial para moldar as plataformas observacio-
nais das descrições europeias, os nativos eram muitas vezes

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246 • Historia ambiental Argentina-Brasil

deixados de fora dos relatos, num processo de mestiça-


gem que metabolizava suor e sentidos humanos, ambientes
físicos e relações de poder para formar páginas escritas
(Safier, 2002).
Nas florestas atlânticas do final do século XVI, a maio-
ria dos trabalhadores nativos residia em reassentamen-
tos promovidos pelos portugueses, nas cercanias das urbes
coloniais. Nessas aldeias, embora tivessem um mínimo de
proteção contra a violência colonial, bem como um terreno
para cultivar, os nativos estavam sujeitos à supervisão mis-
sionária religiosa, principalmente dos jesuítas. Fundada em
1534 como um baluarte da Contrarreforma, a Sociedade
de Jesus enviou seus primeiros missionários ao Brasil em
1549, juntamente com o primeiro governador geral. Seu
projeto era uma aculturação abrangente, incluindo o ensino
de primeiras letras aos indígenas. Alguns relatos sugerem
que, se não fosse pela alfabetização, os missionários teriam
tido muito mais dificuldade em atrair catecúmenos. Poucos
meses depois de sua chegada, Manuel da Nóbrega, líder da
primeira missão jesuíta, escreveu: “Convidamos os meninos
a ler e escrever, e os ensinamos a doutrina cristã, porque
eles realmente admiram como podemos ler e escrever, e
eles têm grande inveja e vontade de aprender, e desejam ser
cristãos como nós” (Nóbrega, 1931: 91-2). José de Anchieta,
por sua vez, observou que os nativos ficavam tão encanta-
dos com o conhecimento das letras que, se não pudessem
ser seduzidos naquela ocasião, talvez os missionários não
tivessem uma segunda chance (Anchieta, 1900: 53-4).
No entanto, devemos ser extremamente cautelosos
para não endossar as narrativas europeias que propalam
uma autoridade inerente ao alfabetismo, mantendo-nos
atentos à maneira como os próprios nativos interpretaram
a tecnologia alfabética. Há evidências sugerindo que, aos
olhos dos nativos, o alfabetismo não era essencialmente
diferente do xamanismo tupi-guarani. Mantido em cativei-
ro pelos Tupinambá por vários meses no início da década
de 1550, o mercenário alemão Hans Staden relatou que eles

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 247

o responsabilizaram por uma tempestade, certa noite. Eles


disseram, “o bruxo agora faz ventar, pois durante o dia ele
olhou para a pele do trovão” (Staden, 1874: 85), em referên-
cia ao livro que Staden estava lendo anteriormente. Como
observou Tristan Platt (1992: 143), “escrever [e ler] pode ser
visto como uma prova do poder do xamã europeu.” Anto-
nio Ruiz de Montoya, um jesuíta peruano que trabalhou
nas missões espanholas na atual região da tríplice fronteira
Brasil-Argentina-Paraguai, no início do século XVII, conta
o seguinte episódio:
Pensam alguns dos velhos que o breviário fala e avisa
aos padres as coisas ocultas. Tinha cometido um deles
[índios] certo delito, e castigaram-no os caciques, para que
o confessasse, mas ele com tenacidade o negava. Veio ter
com ele o padre, rogando-lhe que o confessasse, porque
convinha isso ao bem público. O índio, porém, persistia
em negá-lo… Então o padre se pôs a rezar, como que por
acaso, uma das horas diurnas do seu breviário e, acabada
a reza, disse-lhe:

‘Eia, filho! Confessa o que de ti se diz!’


A isso limitou-se o índio a dizer:
‘Já to disse este livro.’
Observou então o padre, como que captando o pensamento
e intenção do índio:
‘É, este livro diz as verdades!’…
Atalhou-o então o índio com isso:
‘Pois bem! Suposto que esse [livro] já o disse, bom será que
(também) eu diga a verdade!’
E assim, logo confessou, e o inconveniente ficou remediado
(Montoya, 1985: 186-7).

Assim, mesmo quando o resultado líquido era a autori-


dade letrada europeia, isso nunca deixava de ser negociado
num campo simbólico em que os nativos empregavam seus
próprios entendimentos culturais.
Além disso, como já assinalaram diversos estudiosos,
as culturas nativas transformaram as práticas letradas da

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248 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Europa, dando origem a formas híbridas (Bosi, 1992; Mig-


nolo, 2003; Gruzinski, 2007). Livros e discursos orais são
diferentes, argumentou Matt Cohen (2010: 182), “mas,
quando se encontram, as qualidades performativas das coi-
sas e as qualidades materiais da fala são ressaltadas pelo
esforço de comunicação entre diferentes sistemas semióti-
cos.” Considere o catecismo, por exemplo. Embora fosse
uma prática oral, por definição, seus ritos e narrativas já
haviam sido codificadas por escrito, de modo que as sessões
de catecismo eram performances roteirizadas. No Brasil,
essa mistura de oralidade e alfabetismo teve que se adaptar
ao estilo de comunicação mais-que-verbal dos tupi-guarani.
Em uma carta de 1552, Nóbrega explica que, para chamar
a atenção dos nativos, os missionários tinham que “pregar
à sua maneira, em um certo tom de voz, andando, peram-
bulando e batendo no peito como os gentios fazem quando
eles querem convencer [alguém]” (Nóbrega, 1931: 142). Mas
essa mestiçagem tinha uma dimensão muito mais profunda.
Como Gruzinsky (2007) observou muito bem, o processo
colonial na América Ibérica – ao contrário do que ocorreu
nas Américas inglesa, holandesa e até mesmo francesa –,
converteu os próprios nativos em agentes de europeização.
Em outra carta de 1552, Nóbrega informou a seu superior
em Portugal sobre os primeiros frutos da terra: dois meni-
nos nativos que sabem ler e escrever bem, cantam e são
pregadores aqui (Nóbrega, 1931: 131).
Para sua orientação em assuntos eclesiásticos, os jesuí-
tas, naturalmente, se baseavam na leitura de livros, cujo
envio Nóbrega (1931: 87) pediu ao chefe da ordem em Por-
tugal, poucos meses após sua chegada ao Brasil. Mas, além
de receber livros da Europa, os jesuítas escreveram seus
próprios livros. Talvez os mais importantes tenham sido as
gramáticas de línguas tupi-guarani. Sintomaticamente, os
jesuítas se referiam à escrita de gramáticas usando a mes-
ma palavra usada para a formação de aldeamentos, ou seja,
redução. Da mesma forma que as aldeias deveriam domesti-
car os assentamentos seminômades ameríndios, reduzindo-

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 249

os a assentamentos permanentes no estilo europeu, as gra-


máticas pretendiam domesticar as línguas nativas através
de uma estrutura alfabética. Mas essa intenção tinha cla-
ros limites. Os gramáticos jesuítas não foram capazes, por
exemplo, de suprimir o papel central do contexto na semân-
tica tupi-guarani. Explicando como lidar com a falta de
tempos verbais, José de Anchieta escreveu que “ex-adjuntct
[do contexto] se entende, ou da maneira de falar.” Eviden-
temente, essa irredutível contextualidade derivava da ora-
lidade nativa. Como o próprio Anchieta observou, “como
a língua do Brasil não está em escrito, senão no contínuo
uso do falar, o mesmo uso e viva voz ensinará melhor as
muitas variedades que tem” (Anchieta, 1595: 9, 20-1). Como
a impressão não era permitida no Brasil, a Arte de gramática
da língua mais usada na costa do Brasil, de Anchieta, só seria
impressa em Coimbra, em 1595. Até então, a obra permane-
ceu em forma manuscrita, circulando entre os missionários
no Brasil, ajudando-os a doutrinar os tupis-guaranis em
sua própria língua.
O que essa discussão mostra é a centralidade, no pro-
cesso de mudança socioambiental colonial, da relação entre
dois tipos de superfície de inscrição: a terra e o papel.
Como conclusão desse ensaio, eu gostaria de argumentar
que somente a dialética entre essas duas superfícies – uma
dialética que não poderia receber alcunha melhor do que
geo-gráfica – explica concretamente a imbricação entre as
dimensões material e simbólica dos processos coloniais de
transformação da paisagem. Essa abordagem corporifica os
ideais, os discursos, as visões de mundo que os coloniza-
dores portugueses trouxeram, veicularam e implantaram
no Brasil, considerando esse domínio mental como exer-
citado através de práticas de escrita e leitura em lugares
e de lugares. Isso permite que avancemos para além do
tema tradicional da captura da paisagem nativa por meio da
documentação colonial, abarcando também a atualização e
acionamento material daqueles escritos, nos lugares e atra-
vés de redes.

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250 • Historia ambiental Argentina-Brasil

As práticas letradas amalgamavam cognição, substân-


cia e poder, criando geografias portáteis e codificadas que
circulavam através de redes coloniais, encapsulando sinop-
ticamente a terra, de um lado, e saltando para a ação ao
nível do solo, de outro. Do papel para a paisagem, e vice-
versa, a escrita colonial criou lugares diversos e articulados,
como o sertão, a vila, a sesmaria e a aldeia, sobrescrevendo
e/ou assimilando as formas de vida e paisagens indígenas.
Ensinada pelos jesuítas, uma minoria de nativos – especial-
mente crianças – aprendeu a ler, e com menos frequência a
escrever. Também é verdade que alguns indivíduos e grupos
tiraram proveito de alianças com os portugueses, obtendo,
inclusive, a concessão de sesmarias. No entanto, o cenário
geral foi de despossessão territorial e subjugação cultural,
embora os nativos sempre encontrassem meios de negociar
sua submissão, empregando seus próprios valores culturais
e, às vezes, condicionando as práticas de aculturação, como
no caso do catecismo.

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8

Patrimonio minero y territorios


de protección socioambiental

Una propuesta para el refuerzo del proyecto


de ley de área natural protegida Uspallata-
Polvaredas (Mendoza, Argentina)

OSVALDO SIRONI; MARCELO GIRAUD1

1. Introducción

Para el estudio del patrimonio cultural, hay que tener en


cuenta, aunque sea a grandes rasgos, los procesos trans-
formadores que han condicionado a la sociedad actual.
Es decir, si hablamos del patrimonio cultural del noroes-
te de Mendoza en general o de la Villa de Uspallata en
particular, es absolutamente necesario conocer y valorar
los antiguos desarrollos económicos y sociales que han
conformado y configurado, a través del tiempo, lo que

1 Lic. Prof. en Antropología (Universidad Nacional de Rosario, Argentina).


Becario Posdoctoral en el Instituto Argentino de Nivología y Glaciología
(IANIGLA) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET). Jefe de Trabajos Prácticos en la cátedra “Antropología Social y
Cultural” de la Licenciatura en Comunicación Social, Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo);
Profesor Asociado en las cátedras “Geografía de los Espacios Mundiales”,
“Geografía de Mendoza” y “Problemas Ambientales de las Zonas Secas”, del
Departamento de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Uni-
versidad Nacional de Cuyo (UNCuyo).

teseopress.com 255
256 • Historia ambiental Argentina-Brasil

conocemos y vivimos en la actualidad. Un ejemplo de


esto es el nacimiento, auge y abandono del emplaza-
miento minero de Paramillos de Uspallata, el cual fue
uno de los centros de extracción de oro y plata más
antiguo del país (Censo Nacional 1895, Martínez 1961,
Cueto 2003, Juan 2004, Ataliva 2011, Sironi 2013).
Por lo tanto, entendemos que al hablar de las Minas
Paramillos de Uspallata (en adelante MPU) estamos
haciendo referencia a un patrimonio tangible represen-
tado en las ruinas del antiguo emplazamiento minero,
pero a la vez a un patrimonio intangible, el cual se
representa en la memoria individual y colectiva que
los/as habitantes tienen -o tuvieron- de su vida en
el sitio. Sin embargo, al ser abandonado el complejo
minero y el modo de vida que ahí se desarrollaba,
el patrimonio histórico-arqueológico comenzó un lento
proceso de abandono, deterioro y olvido, tanto material
como testimonial. De este modo, desde una perspecti-
va enmarcada en la Historia Ambiental y la Ecología
Política, analizamos el proceso de patrimonialización
y de ambientalización de las localidades de Parami-
llos y Uspallata, recurriendo a fuentes documentales,
entrevistas e interpretación de material bibliográfico
histórico-arqueológico.
Entendemos al patrimonio como un conjunto de
bienes tangibles y/o intangibles indicadores de la diver-
sidad y variabilidad de las actividades e interrelaciones
humanas con el ambiente, representativos de un aspecto
de nuestras historias -en sentido amplio, prehistóricos e
históricos- (Molinari et al 2001). El patrimonio a su vez
posee un carácter social, participativo y dinámico ya que
lo visualizamos como un repertorio de significados que
continuamente son interpretados por una comunidad en
la cual nos incluimos. En estos términos, el patrimonio
es la base fundamental para la construcción identitaria
de una comunidad, ya que se conjugan los elementos y
valores a través de los cuales socialmente reconocemos

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 257

al otro y somos reconocidos (Molinari et al 2001). Es


a su vez un recurso frágil, no renovable y específico al
espacio que ocupa (Querol 2010). Partiendo de esta defi-
nición, si nuestro patrimonio cultural histórico arqueo-
lógico es un recurso que constituye parte de nuestras
identidades ¿por qué no se toman los recaudos nece-
sarios para su correcta conservación? Creemos que la
problemática de la ausencia o defecto en la conservación
se relaciona fundamentalmente con la idea y sobre todo
el valor práctico que le otorgamos al patrimonio. Para
que el patrimonio se constituya como tal debe ser inven-
tado, recontextualizado, legitimado y consensuado por
los diversos actores sociales (Chaparro y Soria 2008).

2. Caracterización del emplazamiento y su entorno

El emplazamiento Minas Paramillos de Uspallata -


en adelante MPU- está ubicado en el margen norte
de la ruta provincial Nº 52 (Mendoza, Argentina), y
dichas minas fueron construidas con bloques de piedra
local -Figura 1-. El sitio se enclava dentro del sistema
orográfico-geológico precordillerano (Furque y Cuerda
1979), y comprende parte del flanco occidental de la
Sierra de Uspallata. El sitio mencionado se encuentra
en un área comprendida entre los 32º 29’ 10” y 32º
28’ 04” LS y los 69º 09’ 59” y 69º 08’ 19” LW aproxi-
madamente y sus altitudes varían entre los 2.600 y los
3.100 msnm -Figura 2-.

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258 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Figura 1. Mapa de ubicación de MPU y zonas adyacentes (Mendoza,


Argentina)

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 259

Figura 2. El entorno ambiental de Paramillos de Uspallata, región


fitogeográfica puneña

Foto: Osvaldo Sironi año 2012

Esta área geográfica se caracteriza por la disponibilidad


de recursos mineralíferos que han permitido el emplaza-
miento de asentamientos mineros (por ej. minas Paramillos
de Uspallata -Figura 3-, Paramillos Norte, Paramillos Sur,
entre otras). Según Fusari (1993), los recursos minerales
metalíferos disponibles son: plata (Ag), oro (Au), plomo (Pb),
zinc (Zn) y cobre (Cu).
Este complejo minero ofrece evidencias histórico-
arqueológicas y arquitectónicas muy valiosas para conocer
aspectos materiales y modos de explotación de minerales,
como así también las condiciones de vida de sus mine-
ros. Este sitio se caracteriza por la prolongada actividad
minera que comienza circa 1638 (Molina 1788, Lallemant
1890) y con un desarrollo discontinuo desde el siglo XVII
hasta el siglo XX inclusive. Dicha actividad se evidencia

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260 • Historia ambiental Argentina-Brasil

y materializa en el conjunto de estructuras relacionadas


con sectores domésticos y productivos (acopio, selección,
molienda y fundición de los minerales extraídos), como así
también en la extensa red de socavones, galerías, piques y
escombreras vinculados a la extracción de minerales, prin-
cipalmente, desde mediados del siglo XIX. Si bien estas
evidencias corresponden, en su mayoría, al período inde-
pendiente, sería interesante estimular las investigaciones
arqueológicas a los fines de contrastar la documentación
histórica, y así poder observar las explotaciones en la lar-
ga duración, incorporando las explotaciones prehispánicas.
De este modo, el emplazamiento minero fue conformando
diversas relaciones productivas y sociales, como así tam-
bién la construcción de un espacio configurado por un
tipo de actor social: el proletariado industrial, afianzado
en una formación socioeconómica minera del capitalismo
periférico.2

2 "Entendemos por capitalismo periférico, el modo y las relaciones de pro-


ducción, el control directo de los procesos de trabajo y las mediaciones del
intercambio en el mercado que impone la dinámica del capital en los distin-
tos grupos humanos de producción doméstica que sobreviven en los con-
textos no-urbanos o rurales, y que se encuentran en una situación de difícil
acceso a las condiciones materiales para la cobertura de sus necesidades
básicas, ya que tienen la obligación de subsumirse a la lógica del capital para
su reproducción y/o existencia, a través de la proletarización o contratación
de mano de obra (Gordillo 1992)".

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 261

Figura 3. Patrimonio minero de MPU -mina, planta de tratamiento


de minerales “El Gobernador”, habitaciones, crucifijo recordatorio
del Gaucho Cubillos

Fotos: Osvaldo Sironi año 2019

3. Procesos históricos y dimensiones ambientales

Los trabajos pioneros en estudios arqueológicos de la mine-


ría en Mendoza son los realizados por Carlos Rusconi (1946
y 1967) y Humberto Lagiglia (1983). El primero, en su obra
El Maray en la minería Prehispánica de Mendoza (1946),
realiza una descripción de una instalación minera y de los
sistemas de producción en un sitio localizado en el norte
del valle de Uspallata, enfatizando las características prehis-
pánicas de las prácticas mineras. Desde una perspectiva his-
toriográfica, el trabajo de Lagiglia (1983) hace referencia a
los aspectos generales de los sistemas productivos mineros
entre los siglos XVII-XVIII, presentando los resultados de
su investigación en las Bóvedas de Uspallata.
Entre los trabajos específicos más recientes se encuen-
tran los trabajos de Durán et al (2002) y la compilación
de Cueto (2003). El primero presenta los resultados de

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262 • Historia ambiental Argentina-Brasil

los trabajos de campo arqueológico en los emplazamientos


Ramos Mejía 01 y El Gobernador 01.
Las investigaciones llevadas a cabo en el transcurso de
los últimos años (ver Chiavazza y Prieto Olavarría 2008,
2012; Sironi 2010, 2014, 2017, 2019), han permitido cono-
cer los aspectos vinculados al proceso histórico de integra-
ción productiva de los ambientes de precordillera y piede-
monte dentro de los sistemas económicos locales del NO
de Mendoza, como así también demostrar conductas de
consumo de bebidas alcohólicas en contextos que hacen
referencia a espacios de trabajo.
Si en los antecedentes nos hemos referidos sólo a una
porción del norte de Mendoza, la situación en el resto del
territorio es similar en cuanto a escasez de estudios sobre
Historia de la minería y menos aún Historia ambiental de
la minería. Como puede observarse entonces, en la corre-
lación dada entre la significación histórica de la minería en
la historia de Mendoza y la intensidad de trabajos históri-
cos, arqueológicos y antropológicos realizados, pone a estos
en términos deficitarios, con consecuencias claras para su
gestión y promoción sociocultural desde el punto de vista
patrimonial.
Según Cueto (2003) y Vásquez (2003), la explotación
minera en la precordillera de Mendoza ha sido una cons-
tante entre los siglos XVI al XIX. Para estos autores, esta
actividad económica ha tenido un importante rol para la
economía local, y los estudios realizados en la materia y
el conocimiento que sobre esta actividad se tienen, son
muy escasos.
A comienzos de la etapa independiente (siglo XIX) per-
duraban los mismos problemas que aquejaron a las explo-
taciones mineras durante todo el período colonial, con la
diferencia de que en esa época “el apoyo a la minería por
parte de las autoridades de gobierno fue muy importante,
dado que esta actividad fomentaba la riqueza del lugar”
(Grilli 2003: 145). Si fomentaba la riqueza del lugar o de
otros lugares queda pendiente para el debate, pero es cierto

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 263

que la minería era una actividad considerada prioritaria en


muchos momentos y lugares del Imperio español, más allá
de las consecuencias socioeconómicas de ello. En tiempos
revolucionarios, la Asamblea del año XIII expidió la ley de
Fomento Minero, suprimiendo la mita y estableciendo pir-
quineros para el laboreo en las minas. El pirquineo consistía
en el trabajo llevado a cabo por un “minero que buscaba
por su cuenta una veta metalífera, obtenía el derecho de
cateo, y lo explotaba en forma personal o ayudado por su
familia” (Grilli 2003: 115).
En 1823, Bernardino Rivadavia fue autorizado para
iniciar las gestiones en Europa a fin de promover la forma-
ción de una compañía de minas. Estos proyectos estuvieron
mal enfocados, sobreviviendo “algunos emprendimientos
precarios y aislados que se vieron afectados por distur-
bios locales” (Vásquez 2003: 96). Con Domingo Faustino
Sarmiento en la Presidencia de la Nación (1868-1874), la
minería adquirió un nuevo impulso, ya que su intención
era colocar esta actividad al nivel de las primeras potencias
económicas, degradando las técnicas minero-metalúrgicas
locales/artesanales aplicadas en estos territorios, en pos
del proyecto civilizador que subrayaba uno de los anti-
nómicos términos postulados por Domingo Faustino Sar-
miento. Sumados a la construcción de un Estado-nación
moderno -en el marco de un orden neocolonial (Halperin
Donghi 2005)-, los proyectos mineros se ajustaron a un
rol absolutamente funcional a los intereses de los capita-
les extranjeros.
Según el ingeniero alemán Germán Avé Lallemant, en
MPU se estaba desarrollando una minería artesanal y era
de fundamental importancia “iniciar la minería moderna á
la manera de gran industria, invirtiendo el capital necesa-
rio…, transplantar la civilización al grandioso desierto de
la cordillera” (Lallemant 1890: 45). Para transformar esta
minería en otra de escala industrial, el ingeniero plantea
que no sólo se necesitaba la inversión de importantes capi-
tales, sino que se requería también reemplazar las prácticas

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264 • Historia ambiental Argentina-Brasil

tradicionales. Pero en realidad, más que el pirquineo, el


ingeniero pretendía sustituir a quienes lo practicaban, de
manera que organizó la llegada de piamonteses, tiroleses,
lombardos, franceses, etc. quienes vendrían a conformar el
“núcleo del cuerpo de los mineros en el Paramillo, y un
núcleo superior de hombres muy trabajadores, honrados
y sobrios” (Lallemant 1890: 53). A partir de sus dichos y
hechos, se percibe la intención de Avé Lallemant de reconfi-
gurar el entorno social y natural de Paramillos, instaurando
un proceso de etnogénesis minero a partir del reemplazo de
los pirquineros (por otros muy trabajadores), de sus técnicas
artesanales (por la innovación tecnológica a gran escala),
de sus ranchitos miserables (por viviendas habitadas por
hombres honrados y sobrios); en definitiva, convertir ese
páramo precordillerano en un moderno polo industrial con
fuertes improntas de control social y laboral propias del
modo de producción capitalista (Sironi 2019).

4. Sobre el origen del problema patrimonial


y ambiental

El deterioro y/o abandono de las ruinas mineras de los


Paramillos de Uspallata, se debe, entre otros motivos, a la
explotación turística irresponsable y a la ausencia de indica-
ciones como cartelería, señalización, planos de los sitios y/
o croquis de ubicación que expliquen al visitante las carac-
terísticas y el valor de las mismas. Ahora bien ¿es posible
que las autoridades de la zona no conozcan acerca de su
existencia? Nosotros pensamos que no, debido a que, en
los planes educativos provinciales, la mención a este yaci-
miento es permanente en la historia de la minería de la
región y la provincia, y, por ende, al menos gran parte de
la comunidad de Uspallata y del Gran Mendoza conoce
la ubicación de estos sitios. Por otro lado, los actores que
realizaron las intervenciones arqueológicas en 1998 se han

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 265

comunicado con las autoridades competentes encargadas


del Patrimonio a fin de informar de sus actividades pro-
fesionales. Entonces nos preguntamos ¿qué llevó a que las
autoridades de la Municipalidad de Las Heras o la Secreta-
ría de Patrimonio del Gobierno de Mendoza o los actores
privados intervinientes diseñen un circuito turístico3 den-
tro de un yacimiento arqueológico sin protegerlo? ¿Será
que ignoran la importancia a nivel científico y sociocultural
que éste posee? ¿Será que no lo han incorporado a su reali-
dad porque no sienten que forma parte de su identidad?
Nosotros consideramos que los factores que intervienen en
casos como este obedecen a múltiples causas (desfinancia-
miento presupuestario, subvaloración cultural, hermetismo
científico-académico, etc.). ¿Cómo se pueden hacer efecti-
vas las normas e instituciones comprometidas con el res-
guardo patrimonial en estos casos?

5. La normativa vigente y los diversos proyectos


referidos al área de estudio

En el año 1993 se promulgó la Ley provincial Nº 6.034,


la cual sanciona la protección, conservación, restauración y
acrecentamiento de los bienes que conforman el Patrimo-
nio Cultural de la Provincia de Mendoza. Posteriormente,
en el año 2003 se sancionó la Ley Nacional de Protección
del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico Nº 25.743,
que contempla no sólo el registro oficial de yacimientos
arqueológicos y paleontológicos, sino también el registro
oficial de colecciones u objetos arqueológicos.
Por otra parte, en el plano ambiental, rige también des-
de el año 1993 la Ley provincial Nº 5.961, de preservación
del ambiente en todo el territorio de Mendoza, reforzada

3 Promocionado vía Internet y Secretaria de Turismo: https://n9.cl/


yopn,https://n9.cl/9ckp,https://n9.cl/1xzo

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266 • Historia ambiental Argentina-Brasil

desde el año 2002 por la Ley nacional Nº 25.675, Ley Gene-


ral del Ambiente como “bien jurídicamente protegido”, la
cual aplica los principios del artículo 41 de la Constitución
Nacional para establecer “los presupuestos mínimos para el
logro de una gestión sustentable y adecuada del ambiente,
la preservación y protección de la diversidad biológica y
la implementación del desarrollo sustentable”. Dichas leyes
constituyen la base de un amplio marco normativo ambien-
tal, del cual cabe destacar, entre otras leyes provinciales,
la Nº 6.045 de Áreas Naturales Protegidas, la Nº 7.722
que aplica fuertes restricciones y regulaciones a la minería
metalífera, la Nº 8.051 de Ordenamiento Territorial y Usos
del Suelo y la Nº 8.999 que establece el Plan Provincial de
Ordenamiento Territorial.
Además de dichas normas de carácter general, varios
proyectos han sido presentados en la Legislatura mendoci-
na en lo que va del siglo actual, con el objetivo de prote-
ger el patrimonio cultural y el ambiente del área que nos
ocupa, pero ninguno de ellos ha logrado ser aprobado aún.
En octubre de 2012, el senador provincial Gustavo Valls
presentó un proyecto de ley (Expte. 62870), tendiente a
declarar Monumento Natural de la Provincia de Mendoza
al área de montaña denominada Paramillos de Uspallata,
en los términos de la Ley provincial Nº 6.045, así como
Patrimonio Histórico Cultural de la Provincia de Mendoza
a las ruinas de las MPU y a todos los yacimientos paleonto-
lógicos y sitios arqueológicos del área -entre ellos el Bosque
de Araucarias Fósiles de Darwin-, en los términos de la Ley
nacional Nº 25.743 y la provincial 6.034. Dicho proyecto se
basa en el anteproyecto de ley presentado en diciembre de
2010 por Rubén Romani, Ana María Zavattieri y Augusto
Menéndez (Expte. 60218), que recibió el aval de numerosas
instituciones científicas, culturales y ambientales. El pro-
yecto de Valls tomó estado parlamentario y fue girado a
las comisiones de Ambiente, Cambio Climático, Riesgo de
Desastres, Asuntos Territoriales y Vivienda (ACCRDATV) y
de Legislación y Asuntos Constitucionales (LAC), pero no

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 267

llegó a obtener dictamen de comisiones ni menos aún a ser


tratado en sesión de la cámara.
Haciendo más hincapié en la protección y conservación
del ambiente, pero aludiendo también a los valores histó-
ricos y culturales, también se ha propuesto crear por Ley
provincial el Área Natural Protegida Uspallata-Polvaredas
(en adelante ANPUP) que, incluyendo el área del proyecto
antedicho, abarcaría una superficie notoriamente mayor. El
primer antecedente en tal sentido es el proyecto que el sena-
dor Enrique Vaquié presentó en el año 2004 (Expte. 47787),
de Parque Provincial Polvaredas, sobre una superficie de
unas 150.000 hectáreas, pero hacia el oeste de la villa de
Uspallata y de las MPU. Si bien no llegó a ser aprobado,
el Ejecutivo provincial también consideró a dicho Parque
como “Área protegida proyectada” en el Informe Ambiental
2006, el Plan Ambiental 2007, el Plan de Gestión Ambiental
2008-2012 y el Programa Provincial de Educación Ambien-
tal. Incluso el 5 de junio de 2010, en el marco de las acti-
vidades por el Día Mundial del Ambiente, funcionarios de
la Secretaría de Ambiente de Mendoza anunciaron que se
crearía el Parque Provincial Polvaredas.
Entretanto, en setiembre de 2009 un grupo de vecinos
de Uspallata habían presentado al Senado mendocino un
anteproyecto de creación de dicho parque (Expte. 57586),
abarcando una extensión mayor que el proyecto de 2004,
abarcando el propio valle de Uspallata. Esta nueva versión
de la propuesta, con carácter de iniciativa ciudadana, fue
respaldada en 2010 por el Centro de Ingenieros Agrónomos
de Mendoza mediante una nota a la Legislatura, y en 2011
por dos diputadas y un diputado nacionales, a través de
un proyecto de Declaración que no llegó a ser tratado en
la Cámara. Ante la falta de tratamiento del expediente, los
vecinos lograron que el senador Guillermo Amstutz reto-
mara el texto y en octubre de 2011 lo ingresara como pro-
yecto de ley (Expte. 61450). Sin embargo, tampoco se logró
que avanzara en las comisiones de ACCRDATV y LAC, y
fue archivado en 2015 por resolución 249.

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268 • Historia ambiental Argentina-Brasil

En 2014, los vecinos de Uspallata esperaron que corrie-


ra mejor suerte el proyecto de ley presentado por los dipu-
tados provinciales Enrique Vaquié y Tadeo García Zalazar
(Expte. 65858), el cual explicita que el área protegida se
extendería por el este hasta “el límite lindero oriental de
las estancias Yalguaraz, Tambillos y Uspallata, de acuerdo a
los planos de dichas propiedades, archivados en la Direc-
ción Provincial de Catastro”, es decir incluyendo las MPU,
y colindando con la Reserva Natural Villavicencio. La ilu-
sión de la comunidad de Uspallata de que su proyecto se
convirtiera en ley creció a comienzos de 2016, dada la per-
tenencia de Vaquié y García Zalazar al partido que asumió
el nuevo gobierno y con mayoría legislativa. Sin embargo,
una vez más el expediente permanece sin lograr despacho
de comisión ni menos aún llegar al recinto para ser tratado
en sesión de la Cámara.
Por otro lado, desde 2015 algunos técnicos del Estado
mendocino han tenido conversaciones con funcionarios de
la Administración de Parques Nacionales y otras institu-
ciones nacionales, en torno a la posibilidad de crear lo que
podría constituirse en el primer Parque Nacional en la pro-
vincia de Mendoza, en el sector oeste del ANPUP, en parte
de la Estancia Uspallata, tierras del Estado nacional bajo
custodia del Ejército Argentino. Si bien dicho sector no
incluiría a las MPU, la eventual concreción de dicha inicia-
tiva, en el marco de la Ley nacional Nº 22.351 de Parques
Nacionales, podría dar nuevo impulso al proyecto de pro-
tección del resto del área mediante una ley provincial.
La Municipalidad de Las Heras, por su parte, elaboró
durante 2018 el proyecto de Plan Municipal de Ordena-
miento Territorial, en el marco de lo previsto por la ley
provincial Nº 8.999, lo sometió a Audiencia Pública el 22
de marzo de 2019, y está pendiente su evaluación por la
Agencia Provincial de Ordenamiento Territorial y el Con-
cejo Deliberante del municipio antes de ser promulgado y
entrar en vigencia (Noguera Suárez et al. 2018). Con rela-
ción al tema que nos ocupa, dedica dos páginas a las MPU.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 269

Sin embargo, resulta llamativo el escaso rigor científico con


que se las aborda, y ello en una sección de Sitios Ecológicos
a Proteger junto con otros que también revisten un carácter
más histórico-cultural que natural o ambiental. Más aún,
resulta muy preocupante que, a pesar de los antecedentes
mencionados, en las 320 páginas del documento que se pro-
pone como Plan Municipal de Ordenamiento Territorial no
se mencione ni figure en ninguna cartografía el proyecto
de ANPUP, así como tampoco aparece en el Plan Provin-
cial de Ordenamiento Territorial ni en sus anexos. Por el
contrario, el Plan Municipal señala como problema actual
un escaso aprovechamiento del potencial minero y propone
al respecto, en el marco del Modelo Territorial Deseado
para 2047, y a fin de que el PBG per cápita se aproxime a
la media provincial, que “Las Heras se transforma en uno
de los Departamentos con mayor potencial minero, adop-
tando estrategias de desarrollo sustentable para la actividad.
Se alcanzan niveles de licencia social por una política de
participación ciudadana que logra consensos y que permite
generar empleos, mayor producción y valor agregado en el
Departamento.” En los mapas anexos de dicho modelo terri-
torial deseado se incluye en plena Precordillera, hacia el
norte de las MPU, un sitio de desarrollo minero sustentable,
accesible por una ruta minera, y que en el mapa de gestión
territorial municipal figura como un sitio de recaudación
del subprograma de aumento de la recaudación tributaria.
En síntesis, existe pues un marco legal de protección
que no se aplica, y además diversos proyectos de ley que
especificarían y profundizarían dicha protección en el área
de las MPU, pero que no han logrado obtener sanción.
Paralelamente, van surgiendo otros proyectos de normati-
vas que, al contrario, no valoran adecuadamente el patri-
monio cultural y ambiental, y que incluso, como veremos
a continuación, entrañan serios riesgos para el mismo y
disparan fuertes controversias sociotécnicas y conflictos
socioambientales.

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270 • Historia ambiental Argentina-Brasil

6. Controversias sociotécnicas

Las dificultades encontradas en la Legislatura mendocina


por los proyectos tendientes a proteger los excepcionales
valores ambientales y culturales que comprende el proyecto
de ANPUP -e incluso la superficie mucho más reducida de
las MPU-, consideramos que no son en absoluto casuales,
ni fruto –al menos no de modo determinante- del escaso
conocimiento o interés que algunos legisladores pudieran
tener al respecto. En cambio, entendemos que responderían
al lobby ejercido sobre los legisladores por empresas, prin-
cipalmente mineras, que verían afectados -prohibidos- sus
proyectos de explotación en las áreas que fuesen declaradas
ambiental o patrimonialmente protegidas en los términos
de las leyes Nº 6.045 o Nº 6.034, respectivamente. Aun
cuando alguna empresa hubiera estado realizando previa-
mente actividades de prospección, exploración o explota-
ción minera, en un área concesionada por el Estado pro-
vincial, dicha actividad debe cesar en caso de crearse un
área natural protegida. El poder judicial mendocino ya ha
emitido fallos que sientan jurisprudencia al respecto: el de
la Suprema Corte de Justicia, a favor de la Ley Nº 7.422 que
amplió la Reserva Hídrica y de Paisaje Protegido Laguna
del Diamante, contra la cual la minera Angloamerican S.A.
había planteado un recurso de inconstitucionalidad, y el
de una jueza que falló otorgando a la empresa Danone un
amparo, por el cual ordenó detener la exploración que venía
realizando Depromin S.A., filial local de la minera Tenke, de
capitales canadienses, dentro de la Reserva Natural Villavi-
cencio, la cual si bien es gestionada en carácter privado, está
reconocida oficialmente como parte del sistema provincial
de áreas naturales protegidas.
A unos 38 km en línea recta hacia el noroeste de las
MPU, pero dentro del proyecto del ANPUP, se encuentra
el cerro San Jorge, cuya mineralización de cobre y oro ha
sido prospectada y explorada por sucesivas empresas des-
de la década de 1960. En setiembre de 2008 comenzó en

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 271

Mendoza una fuerte controversia sociotécnica y conflicto


socioambiental, en torno al Informe de Impacto Ambiental
que Minera San Jorge -por entonces filial de Coro Mining,
empresa de capital canadiense- presentó ante el gobierno
mendocino, pidiendo que le fuese aprobada su explotación.
La controversia sociotécnica fue creciendo en la sociedad
mendocina, sobre los muy diversos aspectos ambientales,
técnicos, legales y económicos implicados en el proyecto,
y no sólo involucró a profesionales de muy diversas disci-
plinas de la sociedad en general, sino incluso a la Facultad
Regional Mendoza de la Universidad Tecnológica Nacional
y a la Universidad Nacional de Cuyo, cuyos dictámenes
sobre el proyecto divergían seriamente en varios aspectos.
Los momentos más álgidos del conflicto fueron la Audien-
cia Pública realizada en Uspallata el 26 de octubre de 2010,
que duró 11 horas y en la que hicieron uso de la palabra
casi 300 personas, en su mayoría habitantes del valle de
Uspallata, y varias manifestaciones masivas en la ciudad
de Mendoza en los primeros meses de 2011, luego de que
el Ejecutivo aprobara el proyecto con 141 condicionantes.
Finalmente, ante la evidencia de que el proyecto presentaba
serias falencias técnicas y legales, y de que carecía de licen-
cia social, la Cámara de Diputados, que por Ley Nº 7.722
debían ratificar o no la Declaración de Impacto Ambiental
otorgada por el Ejecutivo, sorpresivamente la rechazó por
unanimidad. Dada la fuerte oposición social al proyecto
que evidenciaban tanto las multitudinarias movilizaciones
como las encuestas, un candidato a gobernador, vinculado
personalmente a ejecutivos de la minera, temió perder las
muy próximas elecciones generales a raíz de dicha contro-
versia, y pidió a los legisladores de su partido que votaran
contra el proyecto, que él mismo siendo ministro había
impulsado (Wagner y Giraud 2013).
Luego del rechazo legislativo, los empresarios cana-
dienses de Coro Mining intentaron insistir con un proyecto
alternativo llamado biprovincial, según el cual extraerían el
mineral del cerro San Jorge, pero en vez de tratarlo cerca del

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272 • Historia ambiental Argentina-Brasil

mismo, lo transportarían en tren hasta la cercana provincia


de San Juan para lixiviarlo con ácido sulfúrico (prohibido
en Mendoza por la ley Nº 7722). Sin embargo, finalmen-
te desistieron del mismo y entre 2013 y 2014 vendieron
la totalidad de Minera San Jorge a las empresas Aterra y
Solway, de capitales rusos. Los nuevos propietarios han
desarrollado diversas acciones a fin de socavar la resisten-
cia social a la minería metalífera, tanto a escala provincial
principalmente a través de los medios de comunicación
hegemónicos, como de modo más focalizado en la localidad
de Uspallata. A fines de 2018 surgieron sospechas de que
uno de los proyectos de flexibilización de la ley Nº 7722,
el presentado por el senador Abraham, estuviera fomenta-
do por Minera San Jorge, pues no sólo apunta a eliminar
el requisito de que la Declaración de Impacto Ambiental
deba pasar por la Legislatura para su aprobación o recha-
zo final, sino a quitar la mención otras sustancias tóxicas
similares del artículo 1 de dicha ley, con lo que eliminaría
la controversia sobre si el xantato y la poliacrilamida que
pretende utilizar para concentrar el mineral, quedan o no
prohibidas por la ley. Además, Minera San Jorge fue una
de las empresas que litigaron contra el Estado provincial en
la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, reclamando que
la Ley Nº7722 fuese declarada inconstitucional. En 2015,
luego de 8 años de proceso judicial, la Corte rechazó en su
fallo todos los argumentos y pretensiones de las mineras
demandantes, pero Minera San Jorge requirió apelar ante
la Suprema Corte de la Nación, y luego de serle denegada
dicha causa federal, en 2018 presentó un recurso de queja
ante la Corte nacional.
Si bien podría pensarse a priori que el proyecto San
Jorge no debería tener mayor relación con la gestión patri-
monial y ambiental de las MPU, si se aspira a que la misma
sea participativa e involucre a grupos y trabajadores de la
localidad de Uspallata, cuya sociedad logre un proceso de
(re-)identificación con dicho patrimonio arqueológico y su
preservación, se debe tener muy en cuenta el proceso social

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 273

reciente y aún en curso desencadenado en 2008 por el pro-


yecto San Jorge. Entre 2008 y 2011 la controversia socio-
técnica abrió profundas fracturas en la sociedad uspallatina,
incluso al interior de las familias, entre quienes apoyaban el
proyecto minero y quienes lo resistían más o menos abierta
y activamente. Si bien han transcurrido varios años desde
esos años de conflicto álgido, la controversia sobre la mega-
minería sigue presente en la sociedad del valle, y un proyec-
to como el que proponemos, de valorización del patrimonio
minero en el marco de una futura ANPUP, requiere un
abordaje cuidadoso de estos antecedentes.

7. Propuestas de investigación-acción participativa

Teniendo en cuenta todo lo anterior, y en caso de poder


lograr las decisiones políticas necesarias para la efectiva
protección tanto del patrimonio arqueológico como del
ambiente, proponemos que se diseñe un plan de coopera-
ción entre el Estado Provincial (Dirección de Patrimonio
Cultural y Museos y el Ente Mendoza Turismo), la Muni-
cipalidad de Las Heras (el territorio político actualmente
constituido donde se inserta Uspallata), el geoparque mine-
ro Minas de Paramillos (empresa privada que posee los
derechos mineros y que explota turísticamente dicho patri-
monio) y, una vez creada el ANPUP, la Unidad de Gestión
Ambiental a cargo de la misma (dependiente de la Secre-
taría de Ambiente provincial). En ese marco se buscaría
forjar un compromiso patrimonial-ambiental, que permita
un desarrollo sostenible del uso estrictamente turístico de
las MPU, a partir de la creación del Ente Descentralizado
Paramillos de Uspallata. Esta entidad y los gobiernos muni-
cipal y provincial trabajarían dentro del encuadre dado por
la Ley Provincial Nº 6.034, la Ley Nacional Nº 25.743,
la Ley Provincial Nº 6.045 y la que estableciera la crea-
ción del ANPUP. Siguiendo los postulados propuestos por

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274 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Chiavazza y Prieto Olavarría (2007), este ente descentrali-


zado tendría a su cargo la Dirección del Parque Arqueológi-
co Paramillos de Uspallata, disponiendo de medios econó-
micos y control sobre la distribución y ejecución de gastos,
pero actuaría en completa libertad de acción, certifican-
do acciones desarrolladas anualmente. Entre las principa-
les labores vinculadas con la investigación, la conservación
y la difusión, proponemos desarrollar entre todos/as los/
as actores y/o instituciones intervinientes un plan de edu-
cación patrimonial-ambiental en varias etapas. Entre las
propuestas prioritarias de investigación-acción participati-
va (Kemmis y McTaggart 1988; Katzer y Samprón 2011)
consideramos las siguientes:

8. El trabajo con la comunidad para el resguardo


patrimonial/ambiental

Plantear la problemática patrimonial y ambiental que gene-


ra la actividad turística y minera supone convivir con con-
tradicciones y tensiones, que deben ser resueltas en conver-
saciones abiertas con pobladores/as locales, investigadores/
as, docentes y funcionarios/as y ex-funcionarios/as estata-
les. Con esto se espera generar instancias de diálogos en
las cuales sean escuchadas y participen las diversas voces
implicadas, para así poder planificar un programa de ges-
tión patrimonial-ambiental de mediano y largo plazo del
ANPUP y en particular de las MPU. Considerando la his-
toria de la controversia reciente y actual en torno a la
minería metalífera en Mendoza y particularmente en Uspa-
llata, puede avizorarse que esta instancia sería difícil y crí-
tica para lograr el apoyo y participación de la comunidad
uspallatina sin que se reaviven conflictos sociales. Para ello
será necesario que la empresa poseedora de los derechos
mineros se abstenga de realizar toda acción tendiente a la
explotación del mineral, tanto a corto como a largo plazo,

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 275

comprometiéndose a focalizar su actividad en lo patrimo-


nial y turístico, y a permitir la participación en el sitio de
personas o grupos que tengan una visión social y ambien-
talmente crítica de la minería pasada y la actual.
En una segunda etapa de trabajo pensamos diseñar
un taller donde abordaremos temas relacionados con el
patrimonio, su importancia y conservación. Este taller per-
sigue el objetivo de crear un espacio de diálogo y discu-
sión constructiva, promoviendo la elaboración de nuevos
significados patrimoniales mediante los cuales los/as par-
ticipantes puedan ir descubriendo la capacidad simbólica
y material del patrimonio para representar identidades. A
partir de estas primeras reflexiones comenzaremos a tra-
bajar en la conceptualización sobre patrimonio, a través
de diversas actividades como interpretación de mapas de
los sitios, demostraciones sobre el estado de conservación
en que se encuentran y sus factores de deterioro, el esta-
do actual de nuestra investigación, agendas, etcétera. La
intención es generar interés y compromiso en los/as parti-
cipantes de modo que sean capaces de demandar políticas
de conservación preventiva a los/as integrantes del Estado
municipal y/o provincial.
También creemos que en esta instancia es oportuno
tratar la cuestión de la propiedad del patrimonio y los con-
flictos en torno a quiénes pueden o tienen derecho de inves-
tigarlo, usufructuarlo o explotarlo económicamente. Sabe-
mos que gran parte de la población desconfía del trabajo
arqueológico, temiendo que los/as profesionales se apro-
pien de los bienes patrimoniales rescatados y que no sean
devueltos a las comunidades, como ha pasado en muchos
casos a lo largo de la historia disciplinar. Es por esto
que creemos muy importante explicar cómo trabaja el/la
arqueólogo/a, por qué es importante conservar el contexto
de hallazgo, cómo se pierde información cuando las piezas
son extraídas en actividades clandestinas, entre otros temas.
A través de estos talleres esperamos que la comunidad
en general, y las autoridades en particular, comprendan que,

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276 • Historia ambiental Argentina-Brasil

si bien el patrimonio arqueológico puede ser considerado


como un recurso económico y ser explotado como tal, es
importante conservarlo dado que de esta manera protegen
la propia historia de su pueblo y el desarrollo cultural-
ecológico-económico sustentable. Para ello es necesario
trabajar en la recuperación histórica del patrimonio, que le
otorgue vida y sentido ante la sociedad, permitiendo mate-
rializar esta resignificación del patrimonio y que le permita
ser incorporado al proceso de socialización de la población.
El objetivo último que perseguimos a través de nuestra
intervención es llegar a constituir desde un marco inte-
rinstitucional (municipalidades, organismos científicos-
académicos-educativos, ONGs) una organización reflexiva
y ampliamente participativa de todos los actores sociales
que componen la comunidad de Uspallata a los efectos
de llevar a cabo un diagnóstico de las relaciones sociales,
económicas y ambientales de la comunidad y su área de
influencia. El objetivo es contar con datos básicos sobre los
recursos potenciales existentes, su estado de conservación
y las ventajas y amenazas implicadas en su manejo para el
desarrollo futuro de esta comunidad. A partir de esto espe-
ramos poder crear comisiones consultivas para planificar
los objetivos o propósitos de desarrollo vinculados a las
potencialidades destacadas previamente.

9. Manejo y puesta en valor del patrimonio de MPU

Basados en los criterios de gestión patrimonial postulados


por Chiavazza y Prieto Olavarría (2007), y en continua
coordinación con las investigaciones en curso, se proponen
como acciones que tiendan a favorecer el manejo, la conser-
vación y la difusión del sitio, las siguientes actividades:
• Realización de labores arqueológicas -prospecciones
pedestres, recolecciones de superficie sistemáticas,
excavaciones de sondeo, etc.- tanto en sectores altera-

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 277

dos (por ej. en las vías de circulación vehiculares), peri-


metrales -para identificar los límites de la expansión
del yacimiento minero- como en sectores abiertos a las
visitas turísticas. Estas actividades arqueológicas ten-
drán como objetivos determinar el potencial arqueo-
lógico y el riesgo patrimonial a los fines de zonificar
el sitio arqueológico.
• Planificación sustentable del Parque Arqueológico
según áreas restringidas a visitas, reservorios para
investigación de acuerdo con prioridades interpretati-
vas del sitio y senderos de circulación pública.
• Demarcación de senderos peatonales e interpretativos
dentro del parque arqueológico, para lo cual se pro-
pone el establecimiento de cartelería básica (un cartel
de recepción con un plano y carteles numerados en
diferentes puntos que se completarán con instructores-
guías y folletería explicativa que servirán para realizar
visitas exploratorias del sitio). El sistema de visitas
deberá planificarse de modo integral, partiendo desde
la misma localidad de Uspallata y pasando por un Cen-
tro de Recepción de Visitantes que debería encontrarse
en la puerta de acceso al parque, con guías y servicios
específicos. En este caso, es imprescindible que ante
cualquier obra que decida hacerse en el parque, se reali-
ce previamente una evaluación de impacto arqueoló-
gico, excavaciones de salvataje y liberación del predio
donde se emplacen las construcciones.
• Construcción de un Museo Comunitario y autoges-
tionado por los/as pobladores locales en el plan de
manejo del parque arqueológico (por ejemplo, como
guías, guardaparques, ayudantes de investigación, etc.).
Es necesario, en este caso en particular, que se establez-
ca un serio compromiso de los/as profesionales para
con la sociedad, pues la relación de la antropología con
el patrimonio tangible e intangible pasa por el tema del
rescate de la identidad, de conocer aquella memoria de
los pueblos que nos transporta a un pasado histórico y

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278 • Historia ambiental Argentina-Brasil

a entender un presente que muchas veces no está claro


para los/as habitantes de zonas periféricas. De esta for-
ma es posible conocer las actitudes, percepciones, con-
flictos y normas sociales dominantes frente a los temas
propuestos, para ir conformando el guión museográ-
fico con las distintas voces y perspectivas, mediante
entrevistas en profundidad. En este sentido, la gestión
participativa permite integrar, delegar y trabajar con
las personas, compartiendo niveles de decisión y auto-
evaluación con respecto a la gestión cultural local.

Por otro lado, en el aspecto ambiental, la explotación de


las MPU implicó la acumulación de unas 90 mil toneladas
de escombros, con contenidos de metales que constituyen
residuos que necesitan tratamiento para mitigar su impacto
ambiental de largo plazo. El Informe Ambiental 2016 de la
Secretaría de Ambiente señala que la Dirección de Protec-
ción Ambiental había comenzado a evaluar la Manifesta-
ción General de Impacto Ambiental para la remediación de
dichos pasivos mineros, que ya incluiría Dictamen Técnico.
Sin embargo, desconocemos la evolución del expediente y,
en cualquier caso, aún no se ha convocado a la Audien-
cia Pública que sería una de las últimas etapas previas a la
aprobación de dicho proyecto de remediación (Fernández,
Viciana y Drovandi 2017).

10. Manejo y gestión del ANPUP

El desarrollo del presente proyecto contribuirá a la con-


solidación del diseño de políticas educativas, ya que serán
fácilmente transferibles hacia organismos estatales de dise-
ño curricular y responsables de programas escolares. Den-
tro de este ámbito deben destacarse la Dirección General
de Escuelas de la provincia de Mendoza, el Ministerio de
Educación de la Nación y la Red Federal de Formación

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 279

Docente y Capacitación Continua. De manera complemen-


taria, otras entidades que se encargan del manejo de los
recursos culturales, tales como la Secretaría de Cultura de
la Nación o el Instituto Nacional de Antropología y Pensa-
miento Latinoamericano, podrán también emplear la pro-
ducción surgida de este proyecto para el diseño de políticas
culturales. Por último, debemos aclarar que estas propues-
tas no están cerradas ni son definitivas, no constituyen un
“recetario” a seguir, sino que buscan constituir un docu-
mento de base para trabajar a partir del mismo con inves-
tigadores/as locales y la propia comunidad de Uspallata,
cuyos aportes y participación activa serán esenciales para
la sostenibilidad del proyecto en el tiempo. Consideramos
que el enriquecimiento de cualquier plan de manejo que se
elabore para este magnífico reservorio ambiental-histórico-
arqueológico, en definitiva, dependerá del compromiso de
los distintos actores que intervienen en la construcción de
la(s) identidad(es) y la(s) memoria(s) oral(es) y material(es)
de Uspallata.

11. Consideraciones finales

En este artículo hemos reflexionado con respecto a los fac-


tores que han llevado a la destrucción progresiva e indirecta
de gran parte del patrimonio cultural arqueológico mine-
ro de Uspallata. A su vez, hemos planteado la controversia
que se ha producido entre una nueva etapa de explotación
minera y el uso propio de un área protegida adyacente,
que está más orientado a la conservación. A partir de la
interpretación de tales disputas, sumadas a otra de mayor
envergadura que tuvo que ver con un proyecto minero al
norte de la localidad de Uspallata (San Jorge) y la Asamblea
de Vecinos Autoconvocados de Uspallata, se elaboró el pro-
yecto de ANPUP, en cuyas últimas versiones se incluyó a
los antiguos emplazamientos mineros de Paramillos.

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280 • Historia ambiental Argentina-Brasil

En ese contexto se discute, en tono con algunas de


las perspectivas más actuales sobre abordaje de la cuestión
patrimonial y la cuestión ambiental, algunos escenarios y
propuestas que deberían considerarse en futuros proyectos.
En ese sentido, una posible ANPUP debería -a partir de par-
ticipación activa de los pobladores locales- generar instru-
mentos que permitan el resguardo patrimonial, ambiental y
de las formas de vida sustentables de puesteros y vecinos de
localidades como Uspallata.
A su vez, hemos esbozado una propuesta de educación
patrimonial con el objetivo de generar espacios de discu-
sión y diálogo para analizar las consecuencias que puede
traer para la identidad y la memoria local la falta de valora-
ción y protección del patrimonio cultural. Poner en conoci-
miento y discusión la historia del lugar. Como hemos men-
cionado en párrafos anteriores, el patrimonio es el conjunto
de elementos naturales y/o culturales, materiales y/o inma-
teriales, heredados del pasado y/o creados en el presente,
en donde un determinado grupo de individuos reconocen
sus signos de identidad. La identidad colectiva es un valor
inseparable del patrimonio, por eso nos lleva a considerar
que patrimonio, es todo aquello que nos resulta íntimamen-
te cercano. Existen diferentes tipos de patrimonios como el
cultural, el histórico, el natural, el etnográfico, el industrial,
el artístico, el ambiental, los bienes culturales, siendo éstos
los monumentos, las obras de arte, etc. La referencia a las
señas de identidad, es consecuencia de la absoluta subje-
tivización del proceso valorativo del Patrimonio Históri-
co, ya que sitúa en el sujeto, en sus necesidades vitales -la
búsqueda de referentes que lo identifiquen como conjun-
to de ciudadanos-, el contenido básico y propiciador del
proceso tutelar.
Es por eso que debemos dejar de circunscribirnos a
un trabajo académico en gabinetes y aulas universitarias,
comprometiéndonos a trabajar con la sociedad en general
y con la población local de cada área de investigación en
particular. De nada nos sirve producir conocimiento sólo

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 281

para que sea transmitido en congresos y revistas de divul-


gación científica. Esto simplemente conduce a una falta de
conciencia real sobre la importancia del respeto que se debe
tener hacia el patrimonio cultural y ambiental.

12. Agradecimientos

Este trabajo fue realizado en el marco del Proyecto de


Investigación Científica y Tecnológica Orientado (PICTO)
financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científi-
ca y Tecnológica y la Universidad Nacional de Cuyo (PIC-
TO 0012-2016 UNCuyo).
A Facundo Rojas y Lucrecia Wagner por los aportes
sustanciales y la elaboración del mapa.
A Federico Soria y la Asamblea de Vecinos Autoconvocados
de Uspallata, por sus aportes y su ejemplo de esfuerzo en
pos de la protección y cuidado del ambiente y el patri-
monio.

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Sobre los/las autores/as /
Sobre os/as autores/as

Adi Estela Lazos-Ruíz


Postdoctoranda en Historia Ambiental. Centro Peninsular
en Humanidades y Ciencias Sociales (CEPHCIS), Universi-
dad Nacional Autónoma de México, trabaja temas de histo-
ria ambiental. Hizo una estancia posdoctoral en el Depar-
tamento de Geografía y Medio Ambiente de la Pontificia
Universidad Católica de Río de Janeiro. Trabajó como téc-
nico en diversos proyectos del Departamento de Ecología
Funcional del Instituto de Ecología, A.C. en Xalapa. Hizo
el doctorado en la Universidad de Alicante y desarrolló su
tesis en la zona costera de Veracruz con comunidades rura-
les. Tiene Maestría Internacional en Desarrollo Rural del
programa Erasmus Mundus e hizo la carrera de Ingeniera
Agrónoma en Producción del ITESM Campus Querétaro.

Cristina Prieto-Olavarría
Doctora en Historia (Universidad Nacional de Córdoba,
Argentina), Arqueóloga y Lic. en Antropología (Universidad
de Chile), y Especialista en Evaluación y Gestión del Patri-
monio Cultural y Arqueología del Paisaje (Universidad de
Santiago de Compostela, España). Es Investigadora Adjunta
de CONICET, IANIGLA. En la Facultad de Filosofía de la
Universidad Nacional de Cuyo, es profesora Asociada de la
Cátedra Metodología y Técnicas en Arqueología, docente
de posgrado, miembro del Instituto de Arqueología y Etno-
logía y Editora de la Revista Anales de Arqueología y Etno-
logía. Sus proyectos en Mendoza (Argentina), se centran
en el desarrollo de la tecnología alfarera y la arqueometría

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288 • Historia ambiental Argentina-Brasil

cerámica; la movilidad y la subsistencia; la dominación


Inca; el desarrollo urbano durante la Colonia y los procesos
de etnogénesis. Por su interés en la arqueología colonial, ha
participado en proyectos internacionales (Bolivia, Chile y
España). Sus investigaciones se extienden a la arqueología
de la minería y temas patrimoniales.

Diogo de Carvalho Cabral


Professor Assistente de História Ambiental do Departa-
mento de História do Trinity College Dublin. Foi Newton
International Fellow no Institute of Latin American Studies,
School of Advanced Study, University of London, Geógrafo
do Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística e Professor
Substituto do Departamento de Geografia da Universidade
Federal do Rio de Janeiro. Possui graduação em Geografia
(2004), mestrado em História Social (2007), e doutorado em
Geografia (2012) pela Universidade Federal do Rio de Janei-
ro. Publicou dezenas de trabalhos, entre artigos, livros e
capítulos de livro, nas áreas de História Ambiental, Geogra-
fia Histórica, e Ecologia Aplicada. Vencedor do Best Paper
Prize 2016 do Journal of Historical Geography e recebedor
de menção honrosa no Prêmio Milton Santos 2017, confe-
rido pela Associação Nacional de Pós-Graduação e Pesquisa
em Planejamento Urbano e Regional.

Dora Shellard Corrêa


Possui graduação em História pela Universidade de São
Paulo, mestrado e doutorado em História Econômica pela
Universidade de São Paulo. Foi professora titular do Cen-
tro Universitário Fieo Unifieo. É pós doutoranda no Ins-
tituto de Estudos Brasileiros – IEB – da Universidade de
São Paulo – USP- e professora do curso de História da
Universidade Estadual de Minas Gerais unidade de Cam-
panha. Coordenou o Centro de Documentação Históri-
ca de Osasco. Tem experiência na área de História, com

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 289

ênfase em História Ambiental, atuando principalmente nos


seguintes temas: história ambiental, historiografia, história
e paisagem.

Facundo Martín
Profesor regular en el Departamento de Geografía de la
Universidad Nacional de Cuyo e Investigador de CONI-
CET en el Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y
Ambientales, Centro Científico Tecnológico de Mendoza.
Es Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos
Aires y Magíster en Estudios Sociales Agrarios de FLAC-
SO/Buenos Aires. Ha sido profesor visitante en la Uni-
versidad Federal Rural de Rio de Janeiro, Universidad de
Connecticut y la Universidad Libre de Berlín. Su traba-
jo e investigación se relaciona con la ecología política, la
historia ambiental y los estudios agrarios críticos en Amé-
rica Latina.

Facundo Rojas
Doctor en Geografía por la Universidad Nacional de Cuyo.
Investigador adjunto del CONICET, integrante del grupo
de Historia Ambiental, en el IANIGLA (CCT Mendoza).
Profesor Adjunto, en Epistemología de la Geografía y en
Sistemas de Información Geográfica II, en la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo.
Especializado en Historia ambiental de los bosques y del
clima, interesado en diferentes abordajes territoriales de la
Ecología política. Sus publicaciones están disponibles en:
http://ianigla.academia.edu/FacundoRojas

Horacio Chiavazza
Doctor en Antropología (Universidad Nacional de La Plata).
Licenciado en Historia (Universidad Nacional de Cuyo) y
Magister en Arqueología Social de Iberoamérica (Univer-

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290 • Historia ambiental Argentina-Brasil

sidad Internacional de Andalucía). Profesor Titular de la


cátedra Ambiente y Cultura en América Prehispánica de la
Universidad Nacional de Cuyo. Allí desde 2016 es direc-
tor del Instituto de Arqueología y Etnología y fue crea-
dor del Laboratorio de Arqueología Histórica, área en la
que se especializa. Dirigió el Área Fundacional de Mendo-
za entre 2008 y 2019 y actualmente lidera un equipo de
arqueología urbana en el Centro de Investigaciones Histó-
rico Arqueológicas Ruinas de San Francisco (Mendoza). Ha
dirigido investigaciones arqueológicas históricas en Santa
Cruz de la Sierra (Bolivia). Actualmente dirige un proyecto
Arqueológico Histórico en Áreas de Montaña (UNCuyo,
Mendoza) y codirige otro en el sitio Concepción del Ber-
mejo (UNNE, Chaco).

Jaime Tadeu Oliva


Bacharel e Licenciado em Geografia, doutor em Geografia
Humana (USP). Atua nos estudos de Geografia Urbana rela-
cionada a questões sociais e culturais das cidades, no ensino
da Geografia, nas questões ambientais e nas discussões epis-
temológicas da Geografia em sua relação com as outras
ciências humanas. Pesquisa e orienta principalmente nos
seguintes temas: cidade, urbanidade, metrópole, moder-
nização e fragmentação urbana, planejamento urbano e
regional, cartografia e representações da paisagem urbana,
relação espaço e meio ambiente, geografia e interdisciplina-
ridade, renovação da geografia e a obra de Milton Santos.
Atualmente é professor e pesquisador do Instituto de Estu-
dos Brasileiros (USP), onde coordena e orienta trabalhos no
Arquivo de Milton Santos. É coordenador do Laboratório
Interdisciplinar, do projeto Como Pensar o Brasil Hoje e do
programa de pós-graduação multidisciplinar em Culturas e
Identidades Brasileiras desse Instituto.

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 291

Juan Manuel Cerda


Profesor de Historia y Doctor de Universidad Nacional
de Quilmes en Ciencias Sociales y Humanidades; Magister
en Historia Europea y Latinoamericana de la Universidad
Torcuato Di Tella y Especialista en Estadística aplicadas a
las Ciencias Sociales de Facultad Latinoamericana de Cien-
cias Sociales. Investigador del CONICET y del Centro de
Estudios de la Argentina Rural de la Universidad Nacional
de Quilmes. Docente de grado y de posgrado en la Uni-
versidad Nacional de Quilmes, también ha dictado cursos
de posgrado en la Universidad de Baja California (México)
y en la Universidad de La República (Uruguay). Líneas de
investigación: el sector vitivinícola en la Argentina y las
condiciones de vida de los sectores rurales a lo largo del
siglo XX. Ha publicado diversos artículos en revistas nacio-
nales e internacionales, una decena de capítulos de libros
y libros; entre los que se destaca Condiciones de vida y
vitivinicultura. Mendoza, 1870- 1950 (UNQ).

Lucrecia Wagner
Licenciada en Diagnóstico y Gestión Ambiental (UNICEN)
y Doctora en Ciencias Sociales y Humanas (Universidad
Nacional de Quilmes-UNQ). Investigadora Adjunta del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET), integrante del grupo de Historia Ambiental
del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias
Ambientales (IANIGLA), Centro Científico-Tecnológico
Mendoza. Profesora del Doctorado en Ciencias Sociales
(Universidad Nacional de Cuyo) y de la Maestría en Polí-
ticas Ambientales y Territoriales (Universidad de Buenos
Aires). Investiga conflictos ambientales, especialmente rela-
cionados a la minería a gran escala y el fracking. Es autora
del libro “Conflictos socio ambientales: la megaminería en
Mendoza, 1884-2011” y co-autora del libro “15 Mitos y
Realidades de la minería transnacional en la Argentina”.

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292 • Historia ambiental Argentina-Brasil

Marcelo Giraud
Lic. en Geografía (Universidad Nacional de Cuyo, Argen-
tina). Profesor Asociado en las cátedras “Geografía de los
Espacios Mundiales”, “Geografía de Mendoza” y “Proble-
mas Ambientales de las Zonas Secas”, del Departamento de
Geografía, Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Uni-
versidad Nacional de Cuyo. Miembro del PICTO “Proble-
mas ambientales y reconfiguraciones socio históricas. Con-
flictos, controversias y agendas sobre la ‘cuestión ambiental’
en Mendoza”. Coautor de “15 mitos y realidades de la mine-
ría transnacional en Argentina” entre otras publicaciones.
Miembro de la Asamblea Popular por el Agua y ex integran-
te de la C.E.I.A.M., Comisión interdisciplinaria que evaluó
los proyectos mineros Potasio Río Colorado y San Jorge.

Marcela Stuker Kropf


Professora adjunta da Universidade Federal da Integração
Latino-Americana (UNILA) na área de Ensino de Biologia.
Pós-doutora em Geografia na PUC-RJ. Doutorado em
Ciências Ambientais e Florestais (UFRRJ), mestrado em
Botânica (UFRJ), especialização em Gestão Ambiental de
Municípios (UTFPR), licenciatura/bacharelado em Ciên-
cias Biológicas (USU). Tem experiência em pesquisa, docên-
cia e consultoria em áreas interdisciplinares que abordem
a relação sociedade e natureza, tais como história ambien-
tal/ecologia histórica, educação ambiental, gestão de áreas
protegidas. Também é mediadora profissional com atuação
em gestão de conflitos.

Osvaldo Sironi
Lic. Prof. en Antropología (Universidad Nacional de Rosa-
rio, Argentina). Doctor en Historia (Universidad Nacional
de Córdoba, Argentina). Se desempeña como docente en
la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo
(Mendoza) y como Investigador Asistente en el Instituto de

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Historia ambiental Argentina-Brasil • 293

Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA)


del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Téc-
nicas (CONICET). Es autor y co-autor de artículos publi-
cados en revistas científicas especializadas e indexadas de
Argentina, Chile, Colombia, EE.UU., España, Países Bajos y
Reino Unido. Sus investigaciones se centran en el análisis
de tecnologías, modos de vida, organización socio laboral
e impacto ambiental de las actividades mineras desarrolla-
das en la región de Cuyo (Mendoza, San Juan y San Luis
-Argentina-) en la larga duración (siglo XVII-XX) desde una
perspectiva histórica-antropológica y ambiental.

Rogério Ribeiro de Oliveira


Fez a sua graduação em Comunicação Social na Pontifícia
Universidade Católica do Rio de Janeiro, o mestrado e o
doutorado em Geografia na Universidade Federal do Rio de
Janeiro e um pós-doutorado em História Ambiental na Uni-
versidade Alpen-Adria, Áustria (2007) e outro em Arqueo-
logia Histórica (2015) no Museu Nacional (UFRJ). Atual-
mente é professor associado do Departamento de Geografia
e Meio Ambiente da PUC-Rio e membro do corpo docente
dos Programas de Pós Graduação em Geografia da PUC-
Rio e de Engenharia Urbana e Ambiental, da PUC-Rio/Uni-
versidade de Braunschweig. Foi colaborador do Programa
de Pós Graduação em Ciências Ambientais e Florestais da
UFRRJ. Seu interesse maior é o estudo das interações entre
sociedade e natureza ao longo do tempo. Suas pesquisas
combinam as abordagens da ecologia histórica, da ecologia
da paisagem e da história ambiental.

Silvia Lilian Ferro


Professora e pesquisadora do Instituto Latino-americano
de Economia, Sociedade e Política da Universidade Federal
da Integração Latino-Americana (UNILA). Tem livros de
autoria única, em co-autoria, co-organização e artigos em

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294 • Historia ambiental Argentina-Brasil

revistas científicas sobre temas de História Agrária, Eco-


nômica e Ambiental Latino-americana, assim como expe-
riência em pesquisas aplicadas (consultorias) publicadas na
área Desenvolvimento Rural para organismos públicos e
privados de Argentina, Bolívia, Brasil e Uruguai e para
organismos internacionais. Possui Pós Doutorado no Pro-
grama Economia, Sociedad y construcción del conocimien-
to en el mundo contemporáneo da Universidad Nacional
de Córdoba-Argentina; Doutora pela Universidad Pablo de
Olavide-Departamento de Ciencias Sociais, Espanha; Revá-
lida na Universidade Estadual de Campinas, Brasil; Maes-
tria en Investigaciones Feministas e Diploma de Estudios
Avanzados, por la Universidad Pablo de Olavide, Espan-
ha; Diploma Superior em Ciências Sociais menção Gênero
e Políticas Públicas (FLACSO-Argentina) e Graduação em
História por la UNLitoral, Argentina.

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Sobre las organizadoras /
Sobre as organizadoras

Ana Marcela França


Licenciada en Historia por la Universidade Estadual de
Londrina (Brasil), tiene maestría en Historia Social de la
Cultura por la Pontifícia Universidade Católica do Rio de
Janeiro – PUC-Rio (Brasil). Doctora en Historia por la Uni-
versidade Federal do Rio de Janeiro (Brasil), con “doctora-
do sandwich” en la Birkbeck College, University of Lon-
don (Reino Unido). Becaria posdoctoral CONICET/ Centro
de Estudios de la Argentina Rural (CEAR) – Universidad
Nacional de Quilmes. Fue profesora de Historia del Arte
y de la Cultura en la Universidade do Estado do Rio de
Janeiro (Brasil) y Pontificia Universidad Católica de Río de
Janeiro, PUC-Rio (Brasil). Sus publicaciones se concentran
en los estudios de la Historia Ambiental, Ruralidades, Pai-
sajes y Patrimonio.

Marina Miraglia
Doctora en Filosofía y Letras con Orientación en Geografía
(Universidad Nacional de Buenos Aires). Docente de grado
y posgrado en Historia Ambiental en la Universidad Nacio-
nal de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Quilmes
y de Sistemas de Información Geográfica en la Universidad
Nacional de General Sarmiento; Investigadora en temas
vinculados a las aplicaciones territoriales de los Sistemas de
información geográfica. Ponencias y disertaciones en even-
tos académicos y científicos desarrollados en Argentina,
Chile, Brasil, USA, México y Colombia en temas relacio-
nados con TIGs, historia ambiental y con la interrelación

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296 • Historia ambiental Argentina-Brasil

entre ambos. Directora de la Tecnicatura Universitaria en


Sistemas de Información Geográfica en modalidades pre-
sencial y a distancia; Coordinadora del Laboratorio de Sis-
temas de Información Geográfica y actualmente Directora
de la Especialización en Cartografía Temática Aplicada al
Análisis Espacial y Coordinadora del Área de Tecnologías
de la Información Geográfica y Análisis Espacial de la Uni-
versidad Nacional de General Sarmiento.

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