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Con solo 28 años, Canosa lidera GOI, con una plantilla de 100 personas y
que genera otros 400 puestos de trabajo. “No soy creativa, soy resolutiva.
Más que ideas ingeniosas, he tenido problemas y he pensado en cómo
solucionarlos”.
Durante los primeros meses de la pandemia adelgazó cinco kilos. El mes del
colapso estaba a punto de cerrar una ronda de financiación de 17 millones de
euros y el pánico al virus paralizó la ampliación en la última fase. Esa en la que
los trabajadores tenían que acceder a casas ajenas para montar muebles,
cocinas o armarios. Yaiza Canosa (A Coruña, 28 años) es la fundadora y CEO
de GOI, operador logístico enfocado en el transporte y montaje e instalación de
mercancías formado por una plantilla de 100 personas y que genera 400
puestos de trabajo indirectos. Su compañía podía seguir operando porque su
actividad estaba catalogada como esencial, pero el pánico siempre es
paralizante. “No estaba preocupada desde el punto de vista operativo, sino de
seguridad; quería averiguar cómo convertir una empresa logística en una firma
en la que todos los trabajadores se sintiesen protegidos”, comenta. Con todo,
consiguió cerrar la ronda de financiación, reconstruir la compañía para seguir
operando con cierta normalidad y llegar a una conclusión que ya intuía: la
empresa es el equipo. “La gran revelación de esa crisis fue confirmar que, si
tienes un equipo comprometido y estás rodeado de buena gente, es imposible
fallar. He fichado a gente con muchísimo talento y cero empatía que han sido
un desastre”.
Su cabeza es como una especie de software ultrarrápido que dispara ideas sin
trazas de arrogancia. Es consciente de su ambición, sus habilidades para los
negocios y también de que no está en deuda con nadie, porque todo ha salido
de su cabeza y de su empeño en convertir conceptos en cosas reales. A los 16
años elaboró un powerpoint en el que explicaba cómo el data —esa palabra,
hace 10 años, era una rareza— podría hacer más competitivo el sector
audiovisual a través de un algoritmo que recogiese los intereses del público y
sirviese para afinar propuestas artísticas. Buscó cinco productoras en Galicia.
Le respondieron dos y una desarrolló su idea.
Es consciente de su talento, pero de forma tranquila: “Se me da bien pensar
ideas y ejecutarlas. Soy malísima con las manualidades, por ejemplo. La clave
es descubrir en qué eres bueno e intentar hacerlo. Ya sea dirigir una empresa o
vender perritos calientes”. Le da alergia el buenismo y cree que el mantra
“Persigue tus sueños” ha dañado ya a varias generaciones. “Estamos rodeados
de pésimos abogados que estudiaron Derecho porque alguien les dijo a los 18
años que el éxito era tener una licenciatura. Y eso es extrapolable a todos los
ámbitos. Es culpa de una sociedad que exige triunfar y un sistema educativo
que no tiene tiempo para explorar las capacidades individuales”.